Está en la página 1de 1

Tema No.

7
QUE SEAN UNO

Proverbios 4:23
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.

Romanos 16:17
Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de
la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.

Jesús fue también un ser de carne y espíritu, pero no cedió a la tentación Al buscar unidad y
paz dentro de nosotros, podemos volvernos a Jesucristo porque Él comprende; comprende
qué significa afrontar la lucha y también cómo ganarla. Como dijo Pablo: “…no tenemos un
sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Lo más importante es que podemos acudir a Jesús para que nos ayude a restaurar la unión
interior de nuestras almas cuando hayamos caído ante el pecado y destruido nuestra paz.
Poco después de Su súplica intercesora para que fuésemos “perfectos en unidad”, Jesús
sufrió y dio Su vida para expiar el pecado. El poder de Su expiación puede eliminar los
efectos del pecado. Cuando nos arrepentimos, Su gracia expiadora nos justifica y purifica. Es
como si no hubiéramos sucumbido, como si no hubiéramos cedido a la tentación.
Al esforzarnos día a día y semana tras semana por seguir el camino de Cristo, nuestro
espíritu afirma su preeminencia, la pugna interior decrece y las tentaciones cesan de causar
preocupación. Hay una armonía cada vez mayor entre lo espiritual y lo físico hasta que
nuestros cuerpos físicos se transforman, como dijo Pablo, de “instrumentos de iniquidad” en
“instrumentos de justicia.

APLICACIÓN: Debo de tener una sola visión en Cristo Jesús, para tener el mismo sentir
que el Espíritu santo y nuestra visión es id y haced discípulos a todos los chichicastecos y
amar a las almas como Dios no amo a nosotros.

También podría gustarte