Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fue una de las adiciones a la facción II del articulo 107 constitucional y a la ley de
amparo, publicadas en el Diario Oficial el 4 de febrero de 1963, siendo la primera
vez que se usa el termino de materia agraria para hacer referencia al trato
preferencial que se le da a ejidatarios, comuneros y núcleos de población ejidal o
comunal, que intervienen como parte en los juicios de garantías en defensa de sus
derechos agrarios. No fue hasta la publicación del 29 de junio de 1976, que se dio
cabida a esta materia en particular con modalidades especificas en lo que hoy
conocemos como amparo en materia agraria. Sus disposiciones se agruparon
respectivamente en el Libro Segundo, que incluye los arts. 212-234 del
ordenamiento reglamentario.
La segunda sección se dedica, exclusivamente, a fijar las normas estructurales y
reglas especiales de procedimiento que los órganos de control están obligados a
observar en los juicios de amparo en que figuren, como quejosos o terceros
perjudicados, los ejidos o comunidades como entes colectivos, o los ejidatarios o
comuneros en lo individual, e incluso, los aspirantes a tener este último carácter.
El primer numeral de este Libro Segundo es categórico en cuanto al objetivo que se
persigue con la aplicación de las normas relativas al amparo agrario, ya que este se
hizo con la finalidad de tutelar a los núcleos de población ejidal o comunal y a los
ejidatarios y comuneros en sus derechos agrarios, así como en su pretensión de
derechos a quienes pertenezcan a la clase campesina, teniendo como objetivo,
crear un sistema de derecho que tuviera como valor supremo la consecución de la
justicia rural o agraria, mediante la aplicación de normas que a simple vista pudieran
parecer contrarias a la equidad procesal, pero cuya vigencia está socialmente
justificada, por ajustarse o resultar acorde con la realidad económica, política y
cultural.
Entidades o individuos en favor de quienes deben aplicarse.
Es cierto que en el primer párrafo del art. 212 se establecen como beneficiarios de
estas disposiciones a quienes pertenezcan a la clase campesina, en el sentido de
que las normas tuteladoras sólo se aplicarán a quienes hayan demandado o hecho
valer sus derechos agrarios ante las autoridades como aspirantes a ejidatarios o
comuneros, por lo que en tal virtud no debe entenderse que con esto se protege a
todos los campesinos, sino sólo a estos últimos, es decir, los que demandaron
derechos agrarios con el carácter de aspirantes a ejidatarios o comuneros.
Copias de la demanda.
El art. 221 señala que al exhibir las demandas de amparo en que se impugnen actos
afecten derechos agrarios de cualquier índole, deberán mostrar las copias para las
partes que intervendrán en el juicio de garantías, aunque no es obstáculo para la
demanda.
Conforme a la “nueva” Ley de Amparo, en el amparo agrario son partes (art. 5o.): 1.
El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho subjetivo o
de un interés legítimo individual o colectivo, y quien aduce ser titular de un derecho
subjetivo que se afecte de manera personal y directa con los actos o resoluciones
provenientes de tribunales agrarios. 2. El tercero interesado, contraparte del
quejoso cuando el acto reclamado emane de un juicio o controversia del orden
agrario. El plazo para interponer la demanda de amparo es de siete años, contados
a partir de que, de manera indubitable, la autoridad responsable notifique el acto a
los grupos agrarios (art. 17, frac. III). La autoridad que lo conozca debe suplir la
deficiencia de los conceptos de violación o agravios en favor de los ejidatarios y
comuneros, en particular cuando el acto reclamado afecte sus bienes o derechos
agrarios (art. 79). Se tiene por interpuesta la demanda, a pesar de no exhibir las
copias correspondientes (art. 100). El amparo indirecto procede contra actos de
tribunales agrarios realizados fuera de juicio o después de concluido (art. 107, frac.
IV). La autoridad responsable, en su informe con justificación, además de los
criterios generales, debe expresar el nombre y el domicilio del tercero interesado,
los preceptos legales que justifiquen los actos que en realidad hayan ejecutado o
pretendan ejecutar y si las responsables son autoridades agrarias, la fecha en que
se hayan dictado las resoluciones que amparen los derechos agrarios del quejoso
y del tercero, en su caso, y la forma y términos en que las mismas hayan sido
ejecutadas, así como los actos por virtud de los cuales aquéllos hayan adquirido sus
derechos, de todo lo cual deben acompañar al informe copias certificadas, así como
de las actas de posesión, planos de ejecución, censos agrarios, certificados de
derechos agrarios, títulos de parcela y demás constancias necesarias para precisar
los derechos de las partes (art. 117, párrafo quinto). La suspensión del acto
reclamado procede de oficio y de plano (art. 126, párrafo tercero). Contra las
sentencias de organismos jurisdiccionales especializados en esta materia procede
el amparo directo, por lo que la materia agraria se ha incorporado al sector del
amparo contra resoluciones judiciales o amparo casación (art. 170), tal y como
acontecía con la ley abrogada.
Finalmente, el desarrollo que actualmente presenta no debe omitir el origen de su
existencia, por lo que es conveniente destacar que después de la conquista, el
amparo novohispano o colonial se erigió como interdicto de los derechos agrarios,
o bien como un proceso constitucional de la libertad remoto en esta materia. Un
ejemplo de aquél se originó con la demanda de amparo de los habitantes de
Santiago Tlatelolco, quienes invocaban a la autoridad virreinal: “…suplicamos a
Vuestra Majestad, pues somos leales Vasallos e Servidores mande sean restituidos
e seamos amparados en nuestra posesión…”.