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EL CONTROL CONSTITUCIONAL PERUANO

I. SISTEMAS-MODELO DE CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD


Podemos señalar que existen, a nivel mundial, dos grandes sistema de control
constitucional, entre ellos: el europeo o de Justicia Constitucional concentrada,
generalizado a partir de la constitución austríaca de 1920 y de la obra de Hans Kelsen, en
el que un órgano autónomo especializado y constitucionalmente designado para ello tiene
la potestad de revisar la constitucionalidad de las normas legales y los actos de poder,
estableciendo al respecto, declaraciones generales ERGA OMNES de plenos efectos
derogatorios. El segundo sistema es el americano o de control difuso (también
denominado de la Judicial Review), permite que sea el mismo órgano jurisdiccional
ordinario el que desarrolle la función de control de la constitucionalidad inaplicando una
norma que contraviene la constitución para el caso en concreto.
Podemos observar que el primer sistema nos ofrece un control más efectivo a efectos que
la norma cuestionada puede ser retirada del ordenamiento jurídico previa pronunciación
del órgano colegiado respectivo, teniendo efectos generales. En cambio, el segundo
sistema nos ofrece una forma de control distinta ya que cabe la posibilidad de implicarse
una norma de inferior nivel alegándose su inconstitucionalidad para el caso en concreto,
es decir, en la causa vista por el juez y sólo para ella, siendo los efectos vinculantes sólo
para las partes.
Es así que el ordenamiento jurídico peruano en materia de control constitucional nos
ofrece un sistema dual o mixto debido a que ambas formas han sido recogidas. En materia
de control concentrado tenemos al Tribunal Constitucional que es un órgano colegiado
reconocido constitucionalmente, encargado de analizar la constitucionalidad de las
diversas normas legales. Por otro lado, tenemos también al control difuso el cual es
ejercido tanto por los órganos judiciales como los administrativos.

II. CONTROL CONCENTRADO

El texto constitucional peruano establece en su artículo 201 que el Tribunal


Constitucional es el órgano de control de control de la constitución, siendo considerado -
en la práctica- como el máximo intérprete de la misma debido a la intensa labor que viene
desarrollando en la actualidad dirimiendo controversias en las cuales estén en juegos
derechos fundamentales o pronunciándose sobre la constitucionalidad de normas legales
de inferior rango como leyes ordinarias, decretos legislativos, decretos, reglamentos,
entre otros.

III. CONTROL DIFUSO


El texto constitucional peruano reconoce en su artículo 138 la segunda forma de control
constitucional, donde se señala que: “En todo proceso, de existir incompatibilidad entre
una norma constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera. Igualmente,
prefieren la norma legal sobre toda otra norma de rango inferior”.
A diferencia del anterior sistema, este nos ofrece más acceso a la justicia constitucional
debido a que un ciudadano no estaría limitado por el artículo 203 de la Constitución. En
este sentido, si un particular inicia un proceso judicial y considera que una norma
contraviene lo dispuesto en la constitución, podrá solicitar que se inaplique la norma. De
igual forma, el juez puede optar por implicarla sin la solicitud de alguna de las partes, lo
cual quiere decir que el control difuso en sede judicial es a pedido de parte o de oficio.

IV. CONTROL LEGISLATIVO


Este tipo de control de la constitucionalidad es distinto a los comentados anteriormente.
Ciertamente, este tipo constituye más un procedimiento o formalismo vinculado a la
dación de normas legales que a un tipo diseñado específicamente para analizar la
constitucionalidad de una norma.
Este procedimiento de control está recogido en los artículos 90 y 91 del Reglamento del
Congreso de la República donde se contemplan procedimientos de control sobre la
legislación delegada (cuando se trata de decretos legislativos) y sobre decretos de
urgencia respectivamente.
Como bien sabemos, los decretos legislativos son una forma distinta de dictarse normas
con rango de ley. Lo característico de esta forma es que el propio Congreso de la
República dicta una ley autoritativa en donde establece un marco de delegación de
facultades para el Poder Ejecutivo. Es con dichas facultades determinadas por ley, que el
Ejecutivo puede dictar normas con fuerza de ley sobre materias que competen
exclusivamente al Congreso de la República. De igual forma, la constitución reconoce en
su artículo 118 inciso 19 que es facultad del Presidente de la República el dictar medidas
extraordinarias, mediante Decretos de Urgencia (los cuales tienen fuerza de ley), en
materia económica y financiera cuando así lo requiera el interés nacional.

V. CONCLUSIÓN
Podemos señalar que en materia de control constitucional el Perú el ordenamiento jurídico
peruano nos ofrece tres formas bien definidas, cada una con sus ventajas y desventajas
pero que, en definitiva, buscan defender la supremacía de la Constitución frente a posibles
normas que contravengan lo dispuesto por ella sea por la forma o por el fondo.
El ordenamiento peruano combina extraordinariamente los dos sistemas más importantes
del mundo occidental contemporáneo. Sumado a esto, se encuentra otra herramienta
jurídica que en el fondo es más un procedimiento regular y obligatorio que un sistema
bien definido. De igual forma cumple una función similar a los sistemas comprendidos
en la Constitución.

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