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¿Para qué se desarrolló el CIDR?

Ya en 1993 se vio claro que Internet crecía a mayor velocidad de lo que se había previsto.
En aquel momento la solución pasó por abandonar las clases de red en que se dividía el
espacio de direcciones IP en sus orígenes. Cuando se querían conectar a Internet, las
empresas o los usuarios privados debían escoger direcciones IP de la clase adecuada. Cada
clase disponía de un número diferente de octetos (como se denomina a los bloques de cifras
de las direcciones IP) para identificar a las redes. Los octetos restantes determinaban cuántos
hosts (direcciones, dominios) podían alojarse en la red.

Pero, si en lugar de añadir una máscara de subred, se integra en la dirección IP una


especificación o un sufijo con CIDR, no solo se gana visualmente: además de subredes
(subnetting), el CIDR también permite crear superredes (supernetting). Esto quiere decir que
las redes pueden tanto subdividirse como agruparse.

El supernetting podría interesar, por ejemplo, a empresas con varias filiales que quieren
mantener todos los ordenadores en la misma red, porque con esta técnica, también conocida
como route aggregation (agrupación de rutas) podrían agrupar varias redes en una sola ruta.
Con ello los paquetes de datos solo se enviarían a un destino, sin importar dónde estuviera
situado el host físicamente.

Un elemento central del CIDR es la VSLM: la variable length subnet mask (máscara de subred
de longitud variable) permite que también puedan implementarse redes con longitudes
variables y no solo según las categorías establecidas de las clases de redes.

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