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Sabiduría

Padre Santo, vengo delante del trono celestial en el


nombre de tu hijo Jesucristo, Nuestro Salvador y
Redentor.
Padre, delante de tu Trono de Gracia cúbreme con la
sangre de Jesucristo.
Yo confieso tu hermosa Palabra y la guardo en mi
corazón, sabiendo que es la fuente de la sabiduría.
El principio de la sabiduría es el temor al Señor;
Los necios desprecian la sabiduría y la
enseñanza. Proverbios 1:7 RVC

» Yo, la sabiduría, convivo con la cordura; en mí se hallan


el conocimiento y el consejo. Proverbios 8:12 RVC
La soberbia es la madre de las contiendas,
pero en los ingeniosos se halla la sabiduría. Proverbios
13:10 RVC
El necio da rienda suelta a su enojo,
pero el sabio sabe cómo calmarlo. Proverbios 29:11 RVC
» A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en
práctica,
compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca. Mateo 7:24 RVC
Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a
Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en
abundancia y sin hacer ningún reproche. Santiago 1:5
RVC
Pero la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y
además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y
de buenos frutos, ecuánime y genuina Santiago 3:17 RVC
Para que su corazón se anime y para que permanezcan
unidos en amor, hasta que alcancen todas las riquezas que
provienen de la convicción y el entendimiento, para que
conozcan el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en
quien se hallan escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y del conocimiento. Colosenses 2:2-3 RVC
Padre Santo, en el nombre de Jesús resisto la necedad,
la obstinación, la insensatez, el desequilibrio mental, el
doble ánimo, la tibieza espiritual. Líbrame de esas
maldiciones y errores y lléname de tu sabiduría. Declaro
en el nombre de Jesús que tengo un corazón sensible al
toque del Espíritu Santo y que la sabiduría que descubro
en la Santa Palabra de Dios me ilumina el entendimiento,
el razonamiento, me agudiza los sentidos y me hace un
arma eficiente dentro del reino de Dios al manejar mi vida
con el beneficio de esa sabiduría de Dios, más preciada
que todas las riquezas de la tierra.

Padre, en el nombre de Jesús abre mis ojos espirituales.


Padre, en el nombre de Jesús abre mis oídos espirituales.
Padre, en el nombre de Jesús, activa todos los sentidos de
mi espíritu para recibir las riquezas de tu sabiduría.

En el nombre poderoso de Jesús resisto y echo fuera el


espíritu de confusión, de paralización mental, de estupor,
de pereza y percibo el fuego del Espíritu Santo dentro de
todo mi cuerpo, alma y espíritu trayendo a la luz y
dispersando toda tiniebla que trate de oscurecer y torcer
los pasos de mi vida.

Padre, con sinceridad delante de tu presencia inclino mi


oído físico y el espiritual para escuchar tu Palabra y
ponerla por obra y recibir a través de ella la inteligencia
sobrenatural del Espíritu Santo, la sabiduría, el
entendimiento, la ciencia, el conocimiento y toda buena
dádiva que viene de ti a mi espíritu.
A través de tu sabiduría, enséñame Padre a escoger el
camino correcto, a tomar las decisiones sabias de manera
que tu nombre sea glorificado a través de mi vida.

Gracias Padre Santo, por contestar mis oraciones. En el


poderoso nombre de Jesús. Amén.

Número dos, un esfuerzo constante por obedecer lo que


Dios ha dicho en su palabra. Hablando de esto, Efesios
4:22-24 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme
a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de
vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
Es una exhortación a dejar lo que es propio de la vida vieja
e incorporar lo que es propio de la nueva vida. Luego el
apóstol Pablo habla de desechar la mentira, desechar la ira,
desechar el robo, y desechar el vocabulario soez.
Esencialmente está hablando de vivir en santidad. El
Espíritu Santo es la tercera persona de la trinidad, quien
viene a morar en la vida de los creyentes el momento que
éstos reciben a Cristo como su Salvador. Eso se desprende
del testimonio bíblico.
En 1ª Corintios 6:19 leemos lo siguiente: “O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?”
Esta es una obra que Dios hace a favor del creyente,
independientemente de la voluntad del creyente. Ningún
creyente necesita por tanto orar o implorar que el Espíritu
Santo venga a morar en su vida. Todo verdadero creyente
tiene el Espíritu Santo morando en su vida. Esto es lo que
enseña la Biblia.
Sin embargo, el hecho que el Espíritu Santo esté morando
en todo creyente, no significa que todo creyente esté lleno
del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo depende
de la voluntad del creyente y por tanto es otra
característica de la vida auténticamente Cristiana.
A medida que vamos avanzando en el desarrollo de este
asunto, se hará evidente lo que significa ser lleno del
Espíritu Santo.
En primer lugar, consideremos el mandato a ser llenos del
Espíritu Santo. Se encuentra en Efesios 5: 18 donde
dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay
disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”.
La llenura del Espíritu Santo tiene que ver con el control
de la conducta del creyente. Esto se desprende de la
ilustración que utiliza el apóstol Pablo al hablar sobre la
llenura del Espíritu Santo. Cuando una persona ingiere
alguna bebida alcohólica, casi inmediatamente el alcohol
llega a su torrente sanguíneo. Si la concentración de
alcohol en la sangre llega a determinado nivel, la persona
comenzará a sentir inmediatamente sus efectos. Estos
efectos tienen que ver principalmente con el cambio de
conducta.
La persona deja de ser como normalmente es, cuando está
sobria, y comienza a manifestar una conducta que Pablo
ha llamado disolución. Esta palabra, que es traducción de
la palabra griega “asotía”, significa exceso, derroche,
desmán, habla de sobrepasar los límites de lo decente y
entrar al campo de lo indecente. Tiene que ver con la
conducta de una persona en estado de ebriedad.
Pero ¿por qué es que la persona ebria actúa de esta manera
tan irracional? Pues porque voluntariamente ha cedido el
control de su conducta al alcohol en su sangre. Pablo
condena esto y dice: En lugar de ello: sed llenos del
Espíritu Santo.
En otras palabras está diciendo: No permita que el alcohol
de un bebida alcohólica controle su conducta, más bien
permita que el Espíritu Santo controle su conducta.
Cuando el Espíritu Santo está controlando la conducta de
un creyente, decimos entonces que ese creyente está lleno
del Espíritu Santo.
Ahora que tenemos en claro lo que significa ser lleno del
Espíritu Santo, notemos que es un mandato. Pablo no está
diciendo: Si le parece sea lleno del Espíritu Santo, o si
quiere sea lleno del Espíritu Santo, o si siente que debe
hacerlo sea lleno del Espíritu Santo. Nada de esto. Pablo
está dando órdenes. Sed llenos del Espíritu Santo. Es decir
que no tenemos más opción sino obedecer lo que Dios ha
dicho por medio de Pablo. Si no estamos llenos del
Espíritu Santo estamos en desobediencia a algo que Dios
ha ordenado.
Una vez que hemos considerado el mandato a ser llenos
del Espíritu Santo, consideremos la manera de ser llenos
del Espíritu Santo. No es cuestión de querer o desear
solamente. Tampoco es cuestión de que alguien nos haga
algo y como resultado comenzamos a ser llenos del
Espíritu Santo. Tampoco es cuestión de orar con fervor
para ser llenos del Espíritu Santo.
La llenura del Espíritu Santo es el resultado de varias
acciones en conjunto.
Número uno, un acto voluntario de ceder el control de la
vida a Dios. Esto es lo que tenemos en Romanos 12:1-2
donde dice: “Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
La llenura del Espíritu Santo comienza cuando
consagramos nuestra vida a Dios. Es un acto voluntario
por el cual estamos diciendo al Señor: Aquí estoy, todo lo
que soy y todo lo que tengo te lo ofrezco a ti. Toma mi
vida y haz de mí lo que tú quieras.
Número dos, un esfuerzo constante por obedecer lo que
Dios ha dicho en su palabra. Hablando de esto, Efesios
4:22-24 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme
a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de
vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
Es una exhortación a dejar lo que es propio de la vida vieja
e incorporar lo que es propio de la nueva vida. Luego el
apóstol Pablo habla de desechar la mentira, desechar la ira,
desechar el robo, y desechar el vocabulario soez.
Esencialmente está hablando de vivir en santidad.
Pero observe con atención lo que dice a continuación.
Efesios 4:30 “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención”.
Qué interesante. Los pecados citados anteriormente, y en
general todo pecado, hace que se contriste el Espíritu
Santo, o que el creyente deje de estar lleno del Espíritu
Santo.
La conclusión es obvia. La llenura del Espíritu Santo está
en directa proporción a la obediencia a la palabra de Dios.
En la medida que obedezco lo que dice la Biblia, estoy
lleno del Espíritu Santo. Si desobedezco lo que dice Dios
en su palabra, no estaré lleno del Espíritu Santo, aunque
me haya consagrado, aunque ore pidiendo ser lleno del
Espíritu Santo, aunque ayune y aunque haga cualquier otra
cosa o me hagan cualquier otra cosa.
Número tres, una dependencia total y absoluta del Espíritu
Santo. En Gálatas 5:16-17 leemos: “Digo, pues: Andad
en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el
del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre
sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Andar en el Espíritu significa una dependencia absoluta
del Espíritu Santo para todos los asuntos de la vida.
Hemos considerado hasta aquí el mandato a ser llenos del
Espíritu Santo y la manera de ser llenos del Espíritu Santo.
Ahora vamos a considerar la manifestación de la llenura
del Espíritu Santo. ¿Cuáles son las evidencias de un
creyente lleno del Espíritu Santo? En esto existe no poca
confusión entre los creyentes.
Casi siempre se piensa que un creyente lleno del Espíritu
Santo será capaz de hacer todo tipo de obras
sobrenaturales. Si Usted piensa así, siento mucho
desilusionarle. Una iglesia donde hubo una amplia
manifestación de obras sobrenaturales fue la iglesia en
Corinto. Sin embargo, no había muchos creyentes que
estuvieran llenos del Espíritu Santo. Esto lo sabemos
porque esta iglesia estaba plagada de todo tipo de
desórdenes.
Un cuidadoso examen de la manera como se manifiesta un
creyente lleno del Espíritu Santo, mostrará el fruto del
Espíritu Santo. De esto nos habla Gálatas 5:22-23 donde
dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Al comparar estas virtudes con las que Cristo manifestó,
se encuentra que son idénticas. Cristo vivió lleno del
Espíritu Santo. Un creyente lleno del Espíritu Santo
manifestará un carácter semejante al de Cristo. Además,
un creyente lleno del Espíritu Santo lo manifestará en una
vida de adoración y alabanza a Dios.
Luego de dar la orden de ser llenos del Espíritu Santo, el
apóstol Pablo prosigue diciendo lo que tenemos en Efesios
5:19 donde dice: “hablando entre vosotros con salmos,
con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones.”
La adoración y alabanza es típica de los creyentes llenos
del Espíritu Santo. Esto no es cuestión de gritar ¡Aleluya!
a todo pulmón cuando alguien está predicando o cuando se
está cantando en un culto. Es cuestión de hacer de todo un
motivo de alabanza y adoración al Señor en el diario vivir.
También, un creyente lleno del Espíritu Santo, lo mostrará
mediante una vida de constante agradecimiento a Dios.
Efesios 5:20 dice: “dando siempre gracias por todo al
Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo.”
La gratitud a Dios es característica de los creyentes llenos
del Espíritu Santo. No son ese tipo de creyentes que todos
conocemos que viven quejándose de todo. Que la vida está
cara, que el sueldo no alcanza, que hace mucho frío, que
hace mucho calor, que todos me miran mal, que Dios es
injusto, etc.
Dice Dios en su palabra que debemos ser agradecidos en
todo. Es fácil dar gracias a Dios cuando todo marcha como
pensamos que debe marchar. Pero ¿cuándo las cosas no
salen como pensábamos? Allí es cuando nos llenamos de
amargura y se nos hace difícil agradecer a Dios. Pero un
creyente lleno del Espíritu Santo encontrará que inclusive
una prueba difícil es buen motivo para agradecer a Dios,
porque las pruebas son solamente oportunidades para que
Dios muestre su poder y su gloria.
Por último, la llenura del Espíritu Santo se manifiesta en
una vida de sumisión a otros. Efesios 5:21
dice: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” La
sumisión, o el ubicarnos en el lugar que nos
corresponde dentro de una cadena de autoridad, es
contraria al deseo muy carnal de estar siempre encima
de todos. Pero el creyente lleno del Espíritu Santo no
tendrá ningún problema en someterse a los demás.
La llenura del Espíritu Santo es otra característica de la
vida auténticamente cristiana. Que por la gracia de Dios
nos sintamos desafiados a buscar la llenura del Espíritu
Santo.

¡ORACIÓN PARA EL DERRAMAMIENTO DEL


ESPÍRITU SANTO, PARA UN INDIVIDUO O
IGLESIA! Pastor Nahum Rosario
IGLESIA CENTRO INT. MARANATHA
PANAMA·LUNES, 23 DE MAYO DE 2016
Hechos 1:13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde
moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás,
Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote
y Judas hermano de Jacobo. 1:14 Todos éstos
perseveraban unánimes en oración y ruego, con las
mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus
hermanos.
Tenemos que orar como lo hicieron los apóstoles en el
aposento alto, para recibir el bautismo del Espíritu Santo y
así poder llevar la palabra de Dios que fue impartida por
Jesús.
Oremos como en el aposento alto
1. Hay que orar con un solo propósito, el de recibir el
derramamiento y el bautismo del espíritu santo y
recibir su llenura, para obtener todo poder y autoridad
y así disuadir todas las obras del maligno.
2. Oremos con una oración enfatizada en las promesas
del padre, para así impartirla a otros y al mismo
tiempo recordarle a Dios su pacto con sus hijos.
3.Oremos reconociendo la carencia de que necesitamos
más de Jesús. Nada nos saciará más que su presencia y
está presencia nos ayudará para influenciar a nuestro
entorno o individuo.
4. Su oración era precedida de una gran humillación, y
esta oración no era para exaltarse ante los hombres o
figurar, sino para llamar la atención de Dios.
5. La llenura del espíritu santo, vendrá cuando estemos
todos unidos como hermanos de toda la iglesia.
6. En el aposento alto no hubo discriminación, por lo
tanto, todos empezando por los apóstoles, ministros y
pastores tenemos que orar juntos por ese avivamiento,
alejando la prepotencia.
7. Orando sin llamar la atención ante los demás, sino solo
con la única intención y esmero de que el Padre y el Hijo
nos vean.
8. Con una oración de fe, perseverante y con el interés de
conseguir la respuesta, sin prestarle atención a las
adversidades o estados de ánimos.
9. La oración que está buscando al espíritu santo, no tanto
para un beneficio principal, sino para evitar todas las
corrientes que hay en la actualidad en las iglesias. Pero
además para que despierte a los dormidos, para la
salvación de las almas del mundo por medio de tu poder y
la palabra de Dios que nos es revelada.
10. Orar de la forma tradicional y sencilla y no la busca
palabras rebuscadas o doctrinales con un tono no usual.
Empecemos a orar desde lo más profundo de nuestro
corazón, con gemidos y suplicas para saciar esa hambre y
sed que solo puede llenar su presencia. Jehová nos va
responder porque su pacto es con sus hijos, pero, sobre
todo porque Dios no miente y mucho menos es hijo de
hombre para que se arrepienta y lo que él dijo de ti lo
cumplirá.
Oremos en todo tiempo y con perseverancia, sin importar
quien quiera impedírtelo.
Mil bendiciones.

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