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CURSO:
DIDACTICA
TÍTULO:
ESTUDIANTE:
PROFESOR
2019
INDICE
I. INTRODUCCION 2
II.CUERPO
II.1 LA CIRCULACION DE LOS TITULOS VALORES 4
II.1.1 DEFINICION 4
II.1.2 FORMAS DE CIRCULACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES 4
II.1.3 FUNCIÓN Y NATURALEZA JURÍDICA DE LA CIRCULACIÓN 5
II.1.4 DETERMINACIÓN Y FORMA DE LA LEY DE CIRCULACIÓN
DE LOS TÍTULOS VALORES 9
III. CONCLUCIONES 22
IV. BIBLIOGRAFIA 23
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I. INTRODUCCION
Como consecuencia del desarrollo de la Edad Media, los títulos valores surgieron y se
convirtieron en herramientas que permitieron transferir créditos, facilitando así la
transmisión de los derechos que representan e incorporan mediante su circulación.
Con el crecimiento de las actividades económicas en el mundo se ha generado la
existencia de diversos documentos cuya posesión otorga a su tenedor la seguridad de
que el derecho o prestación incorporada a estos (ya sea materializado e inclusive
desmaterializado) al momento de ser exigible, genere el cumplimiento inexorable de la
obligación contenida en los términos previstos en dicho documento.
Si ello no fuera así, la actividad mercantil se volvería estática y se entorpecería el
desarrollo comercial, por lo que este encuentra satisfacción a través de los títulos
valores.
Los fines económicos que se persiguen con los títulos valores, solo pueden cumplirse
mediante la transmisión de los derechos en ellos contenidos, con la mayor simplicidad
posible, y por supuesto con la seguridad suficiente de que la persona que adquiere el
derecho expectaticio sepa que es invulnerable frente al acreedor.
La clave entonces de la operatividad de los títulos valores descansa en la incorporación
de los derechos de crédito en un soporte materializado o a través de anotaciones en
cuenta que implican su desmaterialización. En ambos casos se delimitan sus
características y permiten transmitir el derecho incorporado mediante su simple
circulación, produciéndose así una relación entre el título (cosa corporal) y el derecho
que refleja (cosa incorporal), encentrándose el poseedor ya sea del documento o de los
derechos derivados de la anotación en cuenta, legitimado para ejercitar el derecho
incorporado.
La aceptación social de los títulos valores ha traído como consecuencia su masificación.
La gran cantidad de papel que existe en la actividad económica diaria hace difícil su
manejo y, frente a ello, es importante mencionar que la informática ha producido
cambios en la circulación cambiaria y estimamos que la profunda revolución que en los
últimos años se ha producido en la operativa bancaria, con el empleo de la informática
en los medios de pago ha alcanzado también a los títulos valores, intentándose
reemplazar el papel por otros mecanismos de mayor agilidad.
En efecto, si bien las ventajas de estas modernas tecnologías son notorias para las
entidades de crédito y también, aunque en menor medida, para los usuarios, por razones
de tiempo y dinero, debemos señalar que el sistema bajo esos parámetros no estaría
exento de algún tipo de inconvenientes pudiéndose generar tal vez para algunos falta de
seguridad jurídica como consecuencia de un sistema electrónico de circulación
cambiaria.
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II.CUERPO
II.1.1 DEFINICION
Más que hablar de clases de circulación de los títulos valores, se pretende es distinguir
las modalidades o sentidos que adquiere tal fenómeno. En este orden la doctrina
menciona la circulación propia, impropia, regular, anómala, libre y limitada.
Se habla de circulación en sentido propio para indicar aquella forma de circulación que
tiene por objeto directamente el documento como una cosa e indirectamente el derecho.
La circulación será impropia en aquellos eventos en que el desplazamiento del título se
consigue en virtud del traspaso a otra persona de la titularidad del derecho, es decir, la
movilidad de la titularidad del derecho consagrado en el título valor.
De otro lado, la circulación seria regular cuando la adquisición del título sobreviene y
deriva del precedente titular, y es anómala en aquellos casos en que la
Por su parte, se habla de circulación libre o limitada, cuando la adquisición del título
valor produce o no todos sus efectos típicos.
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mencionado en el mismo. No se trata por lo tanto de diversas formas de circulación del
título valor sino de fenómenos de circulación, jurídicamente diferentes e inconfundibles,
aunque tiendan al mismo resultado práctico. En nuestro criterio puede hablarse de
circulación del título valor en sentido técnico sólo con referencia a la hipótesis en la que
el objeto de la circulación sea el título. En efecto, cuando el título se desplaza de un
sujeto a otro, por efecto de la circulación del derecho al que se refiere, no existe
posibilidad de hablar de circulación autónoma del documento. El desplazamiento del
título se efectúa no por la cualidad de título circulante del documento, ni con los efectos
que le son propios, sino como consecuencia del desplazamiento de la titularidad del
derecho y por las exigencias de la prueba de esta. Todo el fenómeno de la llamada
circulación impropia está, por lo tanto, fuera del campo de los títulos valores y
prescinde del régimen de circulación propio de estos títulos, efectuándose en cambio
según las reglas del derecho común.
Con respecto a la circulación del título valor como tal, deben precisarse los puntos
salientes de su disciplina, o sea, fijar sus modalidades y efectos. Con respecto a la
circulación del título valor deberán establecerse las relaciones que medien con la
circulación del derecho, teniendo en cuenta la FUNCIÓN que sume el título y, en este
aspecto, podrían considerarse aquellas distinciones según las cuales se contrapone una
circulación regular a una anómala, una circulación libre a una limitada.
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derecho contenido la persona que se halle en una posición jurídica determinada en el
documento, en la medida que el título valor fue emitido para circular. La legitimación
en la circulación podrá corresponder a una o varias personas, dependiendo del tipo del
título valor.
se adquiere cuando se adquiere la propiedad del título; y sobre esta base se distingue la
hipótesis en la cual se adquiere por parte de otro sujeto la simple posesión del título de
aquellas en las que se adquiere la propiedad del mismo, entendiendo que en el primer
caso se adquiere solamente la legitimación, mientras en el segundo se adquiriría además
la titularidad del derecho.
Contra esta concepción, por otro lado, se da el hecho de que la función del documento
es sólo la de atribuir la legitimación, y no la de atribuir la titularidad. Y ciertamente el
título no despliega una FUNCIÓN diferente con el poseedor de buena fe y con el de
mala fe: en ambos casos el título legitima al poseedor para el ejercicio del derecho
mencionado en el título.
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doctrina llama negocio de transmisión del título. La circulación de la legitimación
prescinde, no obstante, de la circulación de la titularidad, y se realiza
independientemente de ella: puede haber circulación de la legitimación sin circulación
del derecho, como puede haber circulación del derecho sin circulación de la
legitimación.
Solo la circulación de la legitimación tiene eficacia con respecto al deudor: quien está
legitimado puede exigir aunque no sea titular, mientras quien no está legitimado no
puede exigir la prestación aunque sea titular. Todo el sistema de los títulos valores esta
precisamente construido sobre tal dualidad y autonomía de conceptos; y más aún sobre
la relevancia de la legitimación y sobre la irrelevancia de la titularidad.
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La posesión de buena fe permite rechazar la acción de reivindicación· del titular del
derecho, pero no porque el titular haya perdido su derecho de crédito, sino porque el
poseedor ha adquirido la propiedad de la cosa y por consiguiente la legitimación.
No carece de interés aclarar que la circulación del título valor implica circulación de la
legitimación y no del derecho.
Ante todo permite explicar cómo la posesión de cada uno de los portadores del título es
independiente de los otros: la circulación del título no conlleva atribución del derecho a
un sujeto diferente, sino sustitución de la persona del legitimado. La relación entre
legitimado y deudor, no es, en efecto, una relación derivada de los precedentes
portadores del título, sino una relación directa. La derivación puede referirse al título, o
sea, al medio de legitimación.
En segundo lugar, permite explicar cómo, para los derechos emergentes del título de
crédito, junto a la circulación de la legitimación puede existir la circulación del derecho
de crédito. La posibilidad de una coexistencia de la circulación del crédito a la par de la
circulación del título no se explica si no se hace depender el derecho del título: en
efecto, no se consigue justificar la coexistencia de dos regímenes de circulación
completamente diferente y no se consigue explicar cómo el derecho, que en el sistema
de los títulos valores serla solamente un accesorio del documento, puede en un
determinado momento circular autónomamente, y es más, determinar la adquisición del
documento. La circulación se aclara en cambio, teniendo en cuenta que la accesoria del
documento es sólo la legitimación, mientras, respecto a la titularidad del derecho, el
documento es siempre un accesorio.
Es perfectamente admisible, por lo tanto, una circulación del derecho a la que siga la
adquisición del documento, junto a una circulación del documento a la cual siga la
adquisición de la legitimación.
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II.1.4 DETERMINACIÓN Y FORMA DE LA LEY DE CIRCULACIÓN DE LOS
TÍTULOS VALORES
La ley de circulación no es más que la forma o el procedimiento a través del cual los
títulos valores se transfieren, se negocian o circulan. Cuando se habla de ley de
circulación, en materia cambiaria, se está haciendo alusión a unos procedimientos
especiales, diferentes de aquellos que se aplican para transferencia de los contratos o la
transferencia de otra serie de derechos o de créditos; en otras palabras, la ley de
circulación de títulos valores tiene sus propias reglas, muy especiales, sumamente
simples, como lo veremos.
También en materia de ley de circulación, desde ahora es importante advertir que para
que los títulos valores se transfieran o se negocien, con efectos cambiarios, tal
negociación debe realizarse por los procedimientos que la ley establece para cada uno
de ellos. Es lo que en la doctrina se llama circulación cambiaria o circulación normal o
circulación propia, por oposición a la circulación anómala, a la circulación impropia o a
la circulación sin efectos cambiarios. Entonces, aunque la ley establece unas especiales
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reglas o procedimientos para negociar un título valor, ello no descarta la posibilidad de
que el tenedor o titular del mismo y un adquirente, en lugar de sujetarse a dichas reglas,
opte por aplicar otras reglas, por ejemplo, de la cesión, evento en el cual están
transfiriendo los títulos en forma impropia, en forma anómala, pero es una transferencia
que produce efectos jurídicos, no los mismos de la circulación normal sino los efectos
propios de la cesión, dado que por recurrir a la circulación anómala o impropia del título
valor, conlleve a que se pierda la autonomía y, obviamente, que esa negociación
simplemente subrogue al adquirente en los derechos que tenía su tradente o su
transmisor.
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b. en cuanto al hecho de la atestación del título a favor de persona determinada,
ello no altera su naturaleza. Por esto, para evitar que se confunda este título con
el nominativo debe colocarse la cláusula al portador, que resulte así de inserción
obligatoria.
Al expresar el art. 22 que la transmisión del título se efectúa por la simple tradición,
quiere decir algo más que transferencia de la posesión. Ello comporta un acto traslativo.
Sin embargo, en el caso del cheque, la ley en su art. 177.2 considera que cuando el
cheque emitido a la orden de una persona determinada contenga también la mención “al
portador”, vale como cheque a la orden de dicha persona.
La emisión de cheques al portador se admite dada sus características propias, entre ellas
las de tener una vida corta y estar respaldados por lo fondos de que debe disponer el
girador para que se haga efectivos. La emisión de otros títulos de esta clase requiere
autorización legal.
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Se ha expresado que el título valor tiene como destino la circulación. Esta característica
se acentúa tratándose de los títulos al portador debido a que su transmisión solo requiere
la entrega del título.
Para este efecto, la emisión es el acto en virtud del cual el título sale del poder de
disposición del suscriptor o emitente para pasar a otros sujetos (tomador) en forma
idónea para legitimar al poseedor, de modo que pueda valerse del título.
El negocio de emisión, que los italianos, liga la relación fundamental y la cartular que
nacen de la emisión del título y constituyo interpartesla iusta causa traditionis, capaz
de transferir el derecho real sobre el título.
Todo esto supone la emisión voluntaria del título. Pero este puede entrar en circulación
sin la voluntad e incluso contra la voluntad del suscriptor, teniendo por base un contrato
de entrega o expedición no valido, o directamente sin contrato de expedición, como en
los casos de sustracción, robo o pérdida del título.
En los supuestos enunciados, falta la iusta causa traditionis y, por tanto, la propiedad
del título y la consiguiente titularidad del derecho no pasan al accipiens inmediato.
El art. 24 de la ley reconoce el derecho del tenedor de buena fe para reclamar del
emitente el pago respectivo, aunque el título hubiese entrado en circulación contra la
voluntad de este. Es el mismo principio que inspiro los art. 1802 y 1803 del código civil
de 1936 cuando estableció que el poseedor de un bono hipotecario al portador puede
reclamar del emisor la prestación debida, quedando este liberado si la cumple frente a
cualquier comprador siempre que no hubiese sido notificado judicialmente para retener
el pago; y que la obligación del emisor subsiste aunque el título hubiese entrado en
circulación sin su voluntad.
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-Identificación del Último Tenedor
En caso del título al portador se presume que el tenedor del título es el propietario, y
que su transferencia es mediante su simple entrega sin requerirse de identificación. El
art. 25 requiere la identificación del tenedor que exija la prestación representada en el
titulo valor, con lo que se pierde el anonimato, característica propia de los títulos
valores.
Por otra parte, quien paga está en la obligación de constatar el nombre, documento
oficial de identidad y firma de quien presenta el título como último tenedor, así como la
continuidad ininterrumpida de los endosos, según el art. 46 de la ley.
a.- la cláusula a la orden, salvo los casos en que la ley permite su supresión; y,
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Estos títulos no necesitan contener la cláusula a la orden para que puedan transmitirse
por endoso.
Hay entre ambas clases de documentos una distinción que se relacionan con la forma de
circulación. Mientras que en los títulos a la orden el título se transmite por endoso,
según resulta de lo dispuesto al final de la primera parte del art 26.1, los títulos
nominativos requieren la anotación en el título y la inscripción en los registros del
emisor.
El art. 26.3 permite prescindir de la entrega física al endosatario del título valor
endosado a este, previo pacto entre endosante y endosatario. Esta medida responde a la
necesidad de evitar el desplazamiento físico de los documentos entre instituciones
financieras, cuando se trata de título valores sujetos a pago mediante el cargo en cuenta
corriente u otras cuentas que me mantengan en empresas del sistema financiero
nacional.
En ese sentido, deberá tenerse presente que el art. 215 de la ley (infra N° 250) dispone
que las empresas del sistema financiero podrán utilizar medios y procedimientos
mecánicos o electrónicos para el truncamiento del cheque y
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demás títulos valores en el proceso de sus cobranzas, debiendo para tal efecto acordar
procedimientos especiales o sustitutorios del endoso en procuración.
Por su parte, la ley define al truncamiento, en su art. 279, como el proceso que permite
detener en poder de una empresa del sistema financiero nacional un título valor,
prosiguiendo su trámite de cobranza o pagos de derechos que el título represente, así
como las constancias de rechazo o incumplimiento total o parcial, por medios
mecánicos, electrónicos, u otros, prescindiendo de su entrega física previo a los
acuerdos que al efecto adopten las empresas involucradas.
El título valor a la orden puede transmitirse por un medio diverso del endoso, como
sería la cesión, que produce el efecto de atribuir al cesionario el mismo derecho del
cedente y no hay un derecho autónomo, y, por tanto, permite al deudor oponer al
cesionario las excepciones personales oponibles al transferente, como expreso el art. 27
de la ley. Lo mismo ocurre si se emplea otro medio legal diverso del endoso, como la
herencia, donación, etc.
El art. 27.1 de la ley alude, pues, a una cesión en virtud de la cual se produce una
adquisición del crédito a título derivativo, es decir, que un acreedor sucede a otro,
quedando sin modificar la relación en su sustancia objetiva. En este caso, no interesa
tanto la enajenación o la transferencia del derecho de crédito, cuanto la sustitución en la
titularidad del crédito, o sea la sustitución subjetiva.
Para que la cesión tenga efecto frente al deudor cedido, que se supone ajeno a la
relación e ignorante de ella, es necesaria la notificación judicial o la aceptación de parte
de dicho deudor.
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Otro efecto de la cesión es que el cedente del crédito no responde de la solvencia del
deudor sino cuando se hubiese obligado a ello y solamente hasta la cantidad que recibió
como precio (art 1213 del cód. civil).
Por su parte el art. 27.2 establece la obligación del cedente o transferente de entregar el
título al cesionario o adquiriente, la negativa dará lugar a las acciones judiciales, las que
también pueden referirse a la indemnización por daño y perjuicio que ocasione tal
actitud. En cuanto a las principales diferencias que existen entre el endoso y la cesión se
señala las siguientes:
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propietarios de la letra, ´´ya que una de las características de la cambial es la
posibilidad de adquirirlas a non domino´´.
En los casos de transmisión de los títulos de crédito por cesión ordinaria o por
medios legales distintos del endoso, el adquiriente tiene el derecho de exigir la
entrega del título y que el juez, en vía de jurisdicción voluntaria, haga constar la
transmisión en el documento mismo o en hoja adherida a él.
Si bien el medio idóneo de transmisión del título valor a la orden es el endoso, puede
ocurrir que la transferencia se efectué por medio diferentes, según se ha visto.
Para estos supuestos el art. 28 de la ley establece el derecho del adquiriente del título
para exigir que el juez haga constar la transmisión en el documento mismo o en hoja
adherida a él.
La ley ha querido proveer al titular de un medio rápido para que logre su objetivo,
señalando que el trámite con arreglo al cual debe seguirse la oposición que se formule,
es el que corresponde al proceso sumarísimo.
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En esta clase de títulos, al igual que en los ´´a la orden´´, figura el nombre de persona
determinada como su titular, pero se diferencia que no aparece la cláusula ´´a la orden´´.
Hay otra diferencia entre títulos a la orden y títulos nominativos. Ella radica en que
mientras los títulos a la orden solo pueden ser emitidos en forma singular, los títulos
nominativos pueden ser emitidos en dicha forma o en serie.
En tanto que los títulos a la orden son completos, en los nominativos no se puede
prescindir de la referencia a la intestación en la matricula, que debe ser conforme a lo
expresado en el título. Si así no fuere, prevalece lo que resulte del registro. Esto no hace
perder su carácter literal al título valor, pues la referencia al registro esta expresada en el
documento.
Existen ciertos títulos que según la ley solo pueden ser emitidos en forma nominativa
como es el caso de las acciones (art. 257.1). En esta clase de títulos, señala la última
parte del art. 29.1, la inclusión de la cláusula a la orden no significa que se conviertan en
tales.
La transferencia del título nominativo requiere, según el art. 29.2, de una doble
operación: anotación del nombre del adquiriente sobre el título mismo y en la matricula
del emitente, tratándose de valor con representación por anotación en cuenta, la cesión
debe ser inscrita en la ICLV correspondiente. Para efectuar esta segunda operación es
necesario notificar por escrito al emisor del título, sin perjuicio de lo establecido en el
texto de dicho documento o en el contrato que hubiese dado lugar a su emisión; y es
solo desde entonces que la transmisión surte efecto contra el emisor.
-Constancia de la Transferencia
El art. 30.1 permite que la cesión de los títulos valores nominativos puede constar en el
mismo documento o en documento aparte, salvo disposición contractual o legal distinta,
la misma que debe constar en el texto del mismo título.
Así mismo se refiere a las facultades del tenedor, señalando que está en su potestad
requerir la entrega del título transferido, así como exigir la certificación de la
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autenticidad de la firma de la cedente, hecha ya sea por intermediario autorizado o por
fedatario de la Ley.
La transferencia del título reviste ciertas formalidades. El art. 30.2 establece que debe
indicarse cierta información al transferirse el título valor, la misma que comprende: a)
nombre del cesionario; b) naturaleza; en su caso, las condiciones de la transferencia; c)
fecha de la cesión; y; d) nombre, el número del Documento Oficial de Identidad y firma
del cedente.
En lo que se refiere a la naturaleza, la cesión puede ser propiedad, en garantía, en
procuración o en fideicomiso, aunque en cada caso se deberá tener presente la
naturaleza del título. Así, el cheque no puede ser cedido en garantía; el fideicomiso
funciona siempre que el sujeto que recibe los títulos sea una empresa del sistema
financiero para actuar como empresa fiduciaria etc. Por otro lado, no es cedible lo que
se entregó con la cláusula de intransferible. ¿Cuál es el efecto de dicha cesión?
Debemos entender que la limitación está referida a los efectos en la responsabilidad,
pero no puede prohibirse el derecho de ceder; en todo caso, la cesión cubre su efecto
con las limitaciones que derivan de la responsabilidad en el pago.
De los requisitos señalados, los mencionados en los incisos “a” y “d” son de carácter
esencial, señala el artículo 30.3, la falta de los mismo determina que el titulo valor deje
de ser tal.
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título fuese entregado y es oponible a terceros desde el momento en que se efectúa.
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b) Otorgamiento de un nuevo título si el anterior queda sin efecto.
En el supuesto b) puede originarse gastos correspondientes al otorgamiento del nuevo
título. En este caso dichos gastos son de cuenta del cesionario.
El titular del documento, deudor en la relación con el tercero, debe firmar la matricula o
registro, en caso que no concurra, la anotación o registro, debe solicitarse por el
beneficiario judicialmente vía proceso sumarísimo; igual procedimiento deberá emplear
este último cuando se carezca de documento indubitable que contenga el derecho
constituido.
Con referencia a la legitimación pasiva, en relación con el emisor o la ICLV, el art. 33.,
establece que si han hecho la anotación sujetándose a las disposiciones de la Ley,
quedan exonerados de toda responsabilidad, salvo el caso de mala fe.
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III. CONCLUCIONES
Nuestra legislación vigente ha recogido con acierto el real concepto de los títulos
valores, ya que estos pueden ser valores materializados o desmaterializados que
representan o incorporan derechos patrimoniales, están destinados a la circulación y
reúnen los requisitos formales esenciales que por imperio de la ley les corresponden.
Tratándose de valores desmaterializados, se requiere de su representación por
anotación en cuenta y registro ante la Institución de Compensación y Liquidación de
Valores.
Los títulos valores nacen para circular, pero el hecho de que no lo hagan por alguna
circunstancia, no significa que pierdan su condición de tales, por ello es que su ley de
circulación determina el alcance en cada caso de sus efectos jurídicos cambiarios.
Los títulos valores al portador que contienen la cláusula al portador, tienen como ley
de circulación la tradición o entrega, cuyo efecto es el de darle la calidad de titular de
los derechos que ese título valor representa a su legítimo poseedor, quien para tal
efecto deberá identificarse de manera plena.
Los títulos valores a la orden, con cláusula a la orden y con indicación expresa del
nombre de persona determinada, quien se considera como su legítimo titular,
permiten adquirir los derechos inherentes a este mediante su ley de circulación
denominada endoso, cuyo efecto es el de transferir de manera integral los derechos
derivados del título en sí, garantizándose como consecuencia de ese acto unilateral,
no solo el derecho contenido sino la solvencia del deudor y respondiendo en virtud
de la solidaridad cambiaría frente al acreedor. Los títulos valores a la orden pueden
tener otra forma de circulación distinta del endoso, como la cesión, en cuyo caso, si
bien el cesionario adquiere todos los derechos inherentes al título valor, lo sujeta a
todas las excepciones personales y medios de defensa que el obligado habría podido
oponer al cedente antes de la transmisión, situación que no sucede con el endoso.
Los títulos valores nominativos que se emiten a favor de persona determinada que se
considera como su titular, tienen como ley de circulación la cesión de derechos, por
lo que para que surta efectos dicha ley de circulación frente a terceros y al emisor, se
requiere que la misma sea comunicada a este para su anotación en el registro o
matrícula.
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IV. BIBLIOGRAFIA
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