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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO:

DIDACTICA

TÍTULO:

LA CIRCULACION DE LOS TITULOS VALORES

ESTUDIANTE:

DICK ANDRE ARONI ALVAREZ


ANGELICA FRIDDA ATOCHE VALVERDE
ANA MARIA CORDOVA CASTRO
LAURA RODRIGUEZ ZORRILLA

PROFESOR

DR, ANDRÉS TEODORO ZAVALETA RODRÍGUEZ

2019
INDICE

I. INTRODUCCION 2

II.CUERPO
II.1 LA CIRCULACION DE LOS TITULOS VALORES 4
II.1.1 DEFINICION 4
II.1.2 FORMAS DE CIRCULACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES 4
II.1.3 FUNCIÓN Y NATURALEZA JURÍDICA DE LA CIRCULACIÓN 5
II.1.4 DETERMINACIÓN Y FORMA DE LA LEY DE CIRCULACIÓN
DE LOS TÍTULOS VALORES 9

II.2 DIVISIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES CONFORME CON LA LEY


DE CIRCULACIÓN 10
II.2.1. TÍTULO AL PORTADOR 10
II.2.2. TITULO A LA ORDEN 13
II.2.3. TÍTULO NOMINATIVO 17

III. CONCLUCIONES 22

IV. BIBLIOGRAFIA 23

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I. INTRODUCCION

Como consecuencia del desarrollo de la Edad Media, los títulos valores surgieron y se
convirtieron en herramientas que permitieron transferir créditos, facilitando así la
transmisión de los derechos que representan e incorporan mediante su circulación.
Con el crecimiento de las actividades económicas en el mundo se ha generado la
existencia de diversos documentos cuya posesión otorga a su tenedor la seguridad de
que el derecho o prestación incorporada a estos (ya sea materializado e inclusive
desmaterializado) al momento de ser exigible, genere el cumplimiento inexorable de la
obligación contenida en los términos previstos en dicho documento.
Si ello no fuera así, la actividad mercantil se volvería estática y se entorpecería el
desarrollo comercial, por lo que este encuentra satisfacción a través de los títulos
valores.
Los fines económicos que se persiguen con los títulos valores, solo pueden cumplirse
mediante la transmisión de los derechos en ellos contenidos, con la mayor simplicidad
posible, y por supuesto con la seguridad suficiente de que la persona que adquiere el
derecho expectaticio sepa que es invulnerable frente al acreedor.
La clave entonces de la operatividad de los títulos valores descansa en la incorporación
de los derechos de crédito en un soporte materializado o a través de anotaciones en
cuenta que implican su desmaterialización. En ambos casos se delimitan sus
características y permiten transmitir el derecho incorporado mediante su simple
circulación, produciéndose así una relación entre el título (cosa corporal) y el derecho
que refleja (cosa incorporal), encentrándose el poseedor ya sea del documento o de los
derechos derivados de la anotación en cuenta, legitimado para ejercitar el derecho
incorporado.
La aceptación social de los títulos valores ha traído como consecuencia su masificación.
La gran cantidad de papel que existe en la actividad económica diaria hace difícil su
manejo y, frente a ello, es importante mencionar que la informática ha producido
cambios en la circulación cambiaria y estimamos que la profunda revolución que en los
últimos años se ha producido en la operativa bancaria, con el empleo de la informática
en los medios de pago ha alcanzado también a los títulos valores, intentándose
reemplazar el papel por otros mecanismos de mayor agilidad.
En efecto, si bien las ventajas de estas modernas tecnologías son notorias para las
entidades de crédito y también, aunque en menor medida, para los usuarios, por razones
de tiempo y dinero, debemos señalar que el sistema bajo esos parámetros no estaría
exento de algún tipo de inconvenientes pudiéndose generar tal vez para algunos falta de
seguridad jurídica como consecuencia de un sistema electrónico de circulación
cambiaria.

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II.CUERPO

II.1 LA CIRCULACION DE LOS TITULOS VALORES

II.1.1 DEFINICION

La circulación constituye un elemento característico especial dentro de los títulos


valores y de esa manera lo concebimos. Elementalmente la circulación tiene relación
con el desplazamiento, con la movilidad, con el traslado del título valor entre las
personas. De circulación podrá hacerse referencia cuando el documento, cuando el título
es entregado entre emisores o tomadores y cuando por cualquier motivo el título llega a
manos diferentes de las anteriores. Basta que haya simple desplazamiento del título para
que se predique la circulación del mismo, sin importar los beneficiarios.

II.1.2 FORMAS DE CIRCULACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES

Más que hablar de clases de circulación de los títulos valores, se pretende es distinguir
las modalidades o sentidos que adquiere tal fenómeno. En este orden la doctrina
menciona la circulación propia, impropia, regular, anómala, libre y limitada.

Se habla de circulación en sentido propio para indicar aquella forma de circulación que
tiene por objeto directamente el documento como una cosa e indirectamente el derecho.
La circulación será impropia en aquellos eventos en que el desplazamiento del título se
consigue en virtud del traspaso a otra persona de la titularidad del derecho, es decir, la
movilidad de la titularidad del derecho consagrado en el título valor.

De otro lado, la circulación seria regular cuando la adquisición del título sobreviene y
deriva del precedente titular, y es anómala en aquellos casos en que la

adquisición del título se produce de modo originario por efecto de la buena fe


adquirente.

Por su parte, se habla de circulación libre o limitada, cuando la adquisición del título
valor produce o no todos sus efectos típicos.

Si se tienen en cuenta los conceptos que están en la base de tales distinciones, se


observa enseguida que el concepto de circulación del título valor no es homogéneo: La
expresión "circulación" a veces está referida al título, otras, en cambio, al derecho

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mencionado en el mismo. No se trata por lo tanto de diversas formas de circulación del
título valor sino de fenómenos de circulación, jurídicamente diferentes e inconfundibles,
aunque tiendan al mismo resultado práctico. En nuestro criterio puede hablarse de
circulación del título valor en sentido técnico sólo con referencia a la hipótesis en la que
el objeto de la circulación sea el título. En efecto, cuando el título se desplaza de un
sujeto a otro, por efecto de la circulación del derecho al que se refiere, no existe
posibilidad de hablar de circulación autónoma del documento. El desplazamiento del
título se efectúa no por la cualidad de título circulante del documento, ni con los efectos
que le son propios, sino como consecuencia del desplazamiento de la titularidad del
derecho y por las exigencias de la prueba de esta. Todo el fenómeno de la llamada
circulación impropia está, por lo tanto, fuera del campo de los títulos valores y
prescinde del régimen de circulación propio de estos títulos, efectuándose en cambio
según las reglas del derecho común.

Con respecto a la circulación del título valor como tal, deben precisarse los puntos
salientes de su disciplina, o sea, fijar sus modalidades y efectos. Con respecto a la
circulación del título valor deberán establecerse las relaciones que medien con la
circulación del derecho, teniendo en cuenta la FUNCIÓN que sume el título y, en este
aspecto, podrían considerarse aquellas distinciones según las cuales se contrapone una
circulación regular a una anómala, una circulación libre a una limitada.

II.1.3 FUNCIÓN Y NATURALEZA JURÍDICA DE LA CIRCULACIÓN

Sin lugar a equivocarnos tendremos que afirmar que la FUNCIÓN básica de la


circulación de los títulos valores consiste en determinar la legitimación, es decir,
personificar la calidad que tiene el tenedor de un título para ejercer el derecho
incorporado. Por ello circulación y legitimación son figuras conexas. Si partimos del
hecho cierto que el titular del derecho es propietario, poseedor o tenedor del título,
titularidad que se deriva del principio de la autonomía del mismo, tendremos que llegar
a afirmar que la circulación del derecho incorporado en el documento tendrá que
realizarse por medio del fenómeno de la circulación del título valor. Por consiguiente, el
tenedor sucesivo del documento será el titular del derecho incorporado, precisamente en
razón del elemento autónomo, característico de tales documentos. Consecuencialmente,
y por voluntad del creador del título, adquiere la legitimación para el ejercicio del

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derecho contenido la persona que se halle en una posición jurídica determinada en el
documento, en la medida que el título valor fue emitido para circular. La legitimación
en la circulación podrá corresponder a una o varias personas, dependiendo del tipo del
título valor.

La circulación del título valor no implica, en cambio, atribución a un sujeto de la


titularidad del derecho; este es un fenómeno totalmente indiferente con respecto a la
circulación del título y a la legitimación.

Esto es reconocido, dentro de determinados límites, aún por la doctrina corriente. En


efecto, se admite que el título de crédito atribuye la legitimación también cuando circula
contra la voluntad del titular del derecho y aun cuando el negocio de transmisión no sea
válido. No obstante, se agrega que la titularidad del derecho

se adquiere cuando se adquiere la propiedad del título; y sobre esta base se distingue la
hipótesis en la cual se adquiere por parte de otro sujeto la simple posesión del título de
aquellas en las que se adquiere la propiedad del mismo, entendiendo que en el primer
caso se adquiere solamente la legitimación, mientras en el segundo se adquiriría además
la titularidad del derecho.

Esta concepción se enlaza, por un lado, al concepto absoluto de incorporación, corriente


en doctrina, y por el otro lado, se suele justificar sobre la base del principio fijado para
todos los títulos valores, según el cual la acción de reivindicación del título se define
frente al poseedor de buena fe del título.

Contra esta concepción, por otro lado, se da el hecho de que la función del documento
es sólo la de atribuir la legitimación, y no la de atribuir la titularidad. Y ciertamente el
título no despliega una FUNCIÓN diferente con el poseedor de buena fe y con el de
mala fe: en ambos casos el título legitima al poseedor para el ejercicio del derecho
mencionado en el título.

La buena fe en la adquisición tiene sólo influencia en cuanto permite al poseedor


rechazar victoriosamente la reivindicación del documento, o sea, impedir la pérdida de
la legitimación.

La circulación del derecho puede acompañar la circulación de la legitimación, pero para


que esto suceda es necesario un acto de voluntad, que se individualiza en lo que la

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doctrina llama negocio de transmisión del título. La circulación de la legitimación
prescinde, no obstante, de la circulación de la titularidad, y se realiza
independientemente de ella: puede haber circulación de la legitimación sin circulación
del derecho, como puede haber circulación del derecho sin circulación de la
legitimación.

Solo la circulación de la legitimación tiene eficacia con respecto al deudor: quien está
legitimado puede exigir aunque no sea titular, mientras quien no está legitimado no
puede exigir la prestación aunque sea titular. Todo el sistema de los títulos valores esta
precisamente construido sobre tal dualidad y autonomía de conceptos; y más aún sobre
la relevancia de la legitimación y sobre la irrelevancia de la titularidad.

Naturalmente la indiferencia de la titularidad con relación a la legitimación también en


el campo de la circulación se efectúa con respecto al deudor: esto es, con relación al
cual la legitimación está destinada a operar, en dependencia del acto de creación del
título. La titularidad, en cambio, influye sobre la legitimación en las relaciones entre los
sucesivos portadores del título, dado que en estas relaciones el acto de la creación no es
vinculante. Por lo tanto, cuando el negocio de transmisión no es válido o cuando la
circulación de la legitimación se efectúa contra la voluntad del titular, es decisiva la
titularidad del derecho, y le está permitido al titular del derecho obtener la restitución
del medio de legitimación o la reivindicación del mismo, precisamente por la
circunstancia de que la titularidad del derecho no se transfirió.

Es verdad que la posibilidad de restitución o de reivindicación cesa con relación al


poseedor de buena fe del título que lo haya adquirido de conformidad con las normas
que disciplinan su circulación, pero esto deriva del hecho de que, realizándose la
circulación de la legitimación según un régimen de circulación análogo al que rige para
las cosas muebles y en cambio la circulación de la titularidad según el régimen de
circulación de los créditos, es posible que se adquiera la propiedad del documento sin
que se adquiera la titularidad del derecho.

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La posesión de buena fe permite rechazar la acción de reivindicación· del titular del
derecho, pero no porque el titular haya perdido su derecho de crédito, sino porque el
poseedor ha adquirido la propiedad de la cosa y por consiguiente la legitimación.

De hecho, es como si el titular del derecho lo hubiese perdido y el poseedor de buena fe


lo hubiera adquirido, pero jurídicamente él es un titular sin legitimación y sin
posibilidad de re adquirirla, mientras el poseedor de buena fe es un no titular
legitimado.

No carece de interés aclarar que la circulación del título valor implica circulación de la
legitimación y no del derecho.

Ante todo permite explicar cómo la posesión de cada uno de los portadores del título es
independiente de los otros: la circulación del título no conlleva atribución del derecho a
un sujeto diferente, sino sustitución de la persona del legitimado. La relación entre
legitimado y deudor, no es, en efecto, una relación derivada de los precedentes
portadores del título, sino una relación directa. La derivación puede referirse al título, o
sea, al medio de legitimación.

En segundo lugar, permite explicar cómo, para los derechos emergentes del título de
crédito, junto a la circulación de la legitimación puede existir la circulación del derecho
de crédito. La posibilidad de una coexistencia de la circulación del crédito a la par de la
circulación del título no se explica si no se hace depender el derecho del título: en
efecto, no se consigue justificar la coexistencia de dos regímenes de circulación
completamente diferente y no se consigue explicar cómo el derecho, que en el sistema
de los títulos valores serla solamente un accesorio del documento, puede en un
determinado momento circular autónomamente, y es más, determinar la adquisición del
documento. La circulación se aclara en cambio, teniendo en cuenta que la accesoria del
documento es sólo la legitimación, mientras, respecto a la titularidad del derecho, el
documento es siempre un accesorio.

Es perfectamente admisible, por lo tanto, una circulación del derecho a la que siga la
adquisición del documento, junto a una circulación del documento a la cual siga la
adquisición de la legitimación.

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II.1.4 DETERMINACIÓN Y FORMA DE LA LEY DE CIRCULACIÓN DE LOS
TÍTULOS VALORES

La ley de circulación no es más que la forma o el procedimiento a través del cual los
títulos valores se transfieren, se negocian o circulan. Cuando se habla de ley de
circulación, en materia cambiaria, se está haciendo alusión a unos procedimientos
especiales, diferentes de aquellos que se aplican para transferencia de los contratos o la
transferencia de otra serie de derechos o de créditos; en otras palabras, la ley de
circulación de títulos valores tiene sus propias reglas, muy especiales, sumamente
simples, como lo veremos.

La ley de circulación la determina, desde su creación, el emisor del título. Obviamente


este tiene libertad absoluta para darle una determinada ley de circulación a cualquier
título valor, toda vez que se debe mover dentro de los parámetros que en cada caso la
propia ley le señala, y entonces habrá ocasiones en que la ley permite que un título valor
pueda ser indistintamente creado bajo la norma nominativa, a la orden o al portador,
evento en el cual el creador o emisor podría elegir una cualquiera de esas modalidades,
coma sucedería con el bono de prenda y el certificado de depósito, en donde la ley dice
que pueden ser nominativos, a la orden o al portador; o coma sucedería con el
conocimiento de embarque, y con la carta de porte, en donde la ley tolera que puedan
ser nominativos, a la orden o al portador. Pero en otros casos la ley solamente admite
dos modalidades, coma sucede con la letra, con el cheque y con el pagan, los cuales solo
pueden tener la forma a la orden o al portador, y en consecuencia, solamente dentro de
esa opción podría elegir el librador u otorgante del respectivo título valor.

Consecuencia de la persona que fija la ley de circulación es que la modificación de esa


ley de circulación no pueda hacerse sin el consentimiento del creador; por eso el Código
de Comercio dice que el tenedor de un título valor no podría cambiar la ley de
circulación del mismo, sin el consentimiento del emisor.

También en materia de ley de circulación, desde ahora es importante advertir que para
que los títulos valores se transfieran o se negocien, con efectos cambiarios, tal
negociación debe realizarse por los procedimientos que la ley establece para cada uno
de ellos. Es lo que en la doctrina se llama circulación cambiaria o circulación normal o
circulación propia, por oposición a la circulación anómala, a la circulación impropia o a
la circulación sin efectos cambiarios. Entonces, aunque la ley establece unas especiales

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reglas o procedimientos para negociar un título valor, ello no descarta la posibilidad de
que el tenedor o titular del mismo y un adquirente, en lugar de sujetarse a dichas reglas,
opte por aplicar otras reglas, por ejemplo, de la cesión, evento en el cual están
transfiriendo los títulos en forma impropia, en forma anómala, pero es una transferencia
que produce efectos jurídicos, no los mismos de la circulación normal sino los efectos
propios de la cesión, dado que por recurrir a la circulación anómala o impropia del título
valor, conlleve a que se pierda la autonomía y, obviamente, que esa negociación
simplemente subrogue al adquirente en los derechos que tenía su tradente o su
transmisor.

II.2. DIVISIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES CONFORME CON LA LEY DE


CIRCULACIÓN

II.2.1. TÍTULO AL PORTADOR

-Concepto de Título al Portador y Forma de Transmisión

Es aquel en que no figura el nombre de persona determinada como su titular. Solo se


indica que es al portador o sea que quien lo posee materialmente es reputado como su
legítimo dueño. Sí, no obstante tal indicación, se interesa el nombre de persona
determinada, esto no alteraría la naturaleza del título) art. 22.

Mediante esta clase de títulos se ha logrado hacer realidad el propósito de dotar a la


obligación de un valor desvinculado del sujeto, incorporándola a una forma material que
habilita para la transmisión como un derecho de propiedad, asegurando al adquiriente de
buena fe que no le serán opuesta las excepciones derivadas del negocio básico, ni,
tampoco, por causa de enriquecimiento injusto.

La facilidad y rapidez de su circulación quedan promovidos por el hecho de la falta de


indicación de un sujeto que sea el dueño del título, lo que se vincula con la transmisión
eficaz, con poder de exigibilidad, mediante la simple transmisión.

De lo dispuesto en el art. 22 de la ley resultan los siguientes efectos:

a. en cuanto a la transmisión, la simple tradición material del título al portador


representa su ley de circulación y la posibilidad del ejercicio del derecho que de
él emerge.

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b. en cuanto al hecho de la atestación del título a favor de persona determinada,
ello no altera su naturaleza. Por esto, para evitar que se confunda este título con
el nominativo debe colocarse la cláusula al portador, que resulte así de inserción
obligatoria.

Al expresar el art. 22 que la transmisión del título se efectúa por la simple tradición,
quiere decir algo más que transferencia de la posesión. Ello comporta un acto traslativo.

El título valor no pierde su naturaleza como tal, si en el mismo se indica el nombre de


una persona determinada. Por otra parte, la persona que se menciona no adquiere
ninguna clase de obligaciones a menos que se trate de una intervención para asumir
alguna obligación, según lo dispone el art. 22 .2.

Sin embargo, en el caso del cheque, la ley en su art. 177.2 considera que cuando el
cheque emitido a la orden de una persona determinada contenga también la mención “al
portador”, vale como cheque a la orden de dicha persona.

-Limitaciones a la Emisión de Títulos al Portador

Si los títulos contienen la obligación de pagar sumas de dinero, la limitación (art.23) se


justifica porque de otro modo se daría lugar a que los particulares emitieran documentos
que harían las veces de papel-moneda, lo cual es privilegio del estado.

La contravención a la prohibición origina que al título emitido no se le asigne la


condición de título valor, aparte de la sanción pecuniaria al emisor consistente en una
multa por una cantidad igual al importe del título emitido, que constituye ingreso del
Poder Judicial.

La emisión de cheques al portador se admite dada sus características propias, entre ellas
las de tener una vida corta y estar respaldados por lo fondos de que debe disponer el
girador para que se haga efectivos. La emisión de otros títulos de esta clase requiere
autorización legal.

-Circulación Irregular del Título al Portador

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Se ha expresado que el título valor tiene como destino la circulación. Esta característica
se acentúa tratándose de los títulos al portador debido a que su transmisión solo requiere
la entrega del título.

Para este efecto, la emisión es el acto en virtud del cual el título sale del poder de
disposición del suscriptor o emitente para pasar a otros sujetos (tomador) en forma
idónea para legitimar al poseedor, de modo que pueda valerse del título.

La emisión puede efectuarse en forma voluntaria o involuntaria. La primera tiene por


base un negocio valido de emisión y se produce por la entrega del documento
(tradición) a una determinada persona relacionada con la obligación fundamental que el
propio documento expreso. La segunda supone un negocio inválido o que el titulo ha
entrado a la circulación contra la voluntad del emitente.

El negocio de emisión, que los italianos, liga la relación fundamental y la cartular que
nacen de la emisión del título y constituyo interpartesla iusta causa traditionis, capaz
de transferir el derecho real sobre el título.

Todo esto supone la emisión voluntaria del título. Pero este puede entrar en circulación
sin la voluntad e incluso contra la voluntad del suscriptor, teniendo por base un contrato
de entrega o expedición no valido, o directamente sin contrato de expedición, como en
los casos de sustracción, robo o pérdida del título.

En los supuestos enunciados, falta la iusta causa traditionis y, por tanto, la propiedad
del título y la consiguiente titularidad del derecho no pasan al accipiens inmediato.

El art. 24 de la ley reconoce el derecho del tenedor de buena fe para reclamar del
emitente el pago respectivo, aunque el título hubiese entrado en circulación contra la
voluntad de este. Es el mismo principio que inspiro los art. 1802 y 1803 del código civil
de 1936 cuando estableció que el poseedor de un bono hipotecario al portador puede
reclamar del emisor la prestación debida, quedando este liberado si la cumple frente a
cualquier comprador siempre que no hubiese sido notificado judicialmente para retener
el pago; y que la obligación del emisor subsiste aunque el título hubiese entrado en
circulación sin su voluntad.

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-Identificación del Último Tenedor

En caso del título al portador se presume que el tenedor del título es el propietario, y
que su transferencia es mediante su simple entrega sin requerirse de identificación. El
art. 25 requiere la identificación del tenedor que exija la prestación representada en el
titulo valor, con lo que se pierde el anonimato, característica propia de los títulos
valores.

Este artículo recoge una práctica bancaria de requerir la identificación de quien se


presente para el cobro de un cheque al portador.

El aspecto referente a la identificación está contemplado en diversos artículos de la ley.


El que requiere el cumplimiento de la obligación, el tenedor del título que lo presenta,
tienen la obligación de identificarse, según el art. 16.1 de la ley.

Por otra parte, quien paga está en la obligación de constatar el nombre, documento
oficial de identidad y firma de quien presenta el título como último tenedor, así como la
continuidad ininterrumpida de los endosos, según el art. 46 de la ley.

II.2.2. TITULO A LA ORDEN

La cláusula a la orden.- en el título a la orden debe de figurar el nombre de persona


determinada y en general la cláusula a la orden. En algunos casos la ley permite que
esta se omita, conforme se detalla más adelante.

De acuerdo a lo expresado en el art. 26 de la ley, el título a la orden debe tener las


siguientes menciones:

a.- la cláusula a la orden, salvo los casos en que la ley permite su supresión; y,

b.- estar extendido a nombre de persona determinada.

La cláusula a la orden puede figurar en forma expresa, o estar contenida en forma


implícita, así lo señala el art. 26.2. Es el caso del título de cambio (art. 125.1); el cheque
(art.176.1´ a´) el certificado bancario en moneda extranjera (art. 218) el certificado
bancario en moneda nacional (art.223), el certificado de depósito (art. 224.1), y el
warrant (art.231.1); así también se disponía en el caso del título agrario (ley N° 14509).

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Estos títulos no necesitan contener la cláusula a la orden para que puedan transmitirse
por endoso.

La circunstancia de que deba expresarse el nombre del adquiriente no significa que el


titulo deba confundirse con el nominativo el que también figura el nombre del titular.

Hay entre ambas clases de documentos una distinción que se relacionan con la forma de
circulación. Mientras que en los títulos a la orden el título se transmite por endoso,
según resulta de lo dispuesto al final de la primera parte del art 26.1, los títulos
nominativos requieren la anotación en el título y la inscripción en los registros del
emisor.

En los títulos a la orden, el emisor no interviene para nada en el endoso y la transmisión


del título. El hecho de haber puesto en circulación un instrumento de crédito a favor de
personas determinada con la cláusula a la orden, confiere a esa persona la facultad de
hacerse sustituir designando otro acreedor, y este puede transferirlo a otro y así
sucesivamente; de modo que el deudor no conoce quien llegara a ser su acreedor cuando
se le exija el cumplimiento de la obligación. También en cuanto a los efectos del título
existen diferencias entre títulos nominativos y títulos a la orden pues mientras en los
primeros el cedente no asuma obligación personal de pagarlos, en los títulos a la orden
cambiarios el endosante asume la obligación personal y solidaria de responder por su
importe, según se reconoce en los art. 11 y 29 de la ley.

En los títulos a la orden, para el efecto de la transmisión no basta el endoso para


legitimar al poseedor del título. Se necesitara siempre la tradición.

El art. 26.3 permite prescindir de la entrega física al endosatario del título valor
endosado a este, previo pacto entre endosante y endosatario. Esta medida responde a la
necesidad de evitar el desplazamiento físico de los documentos entre instituciones
financieras, cuando se trata de título valores sujetos a pago mediante el cargo en cuenta
corriente u otras cuentas que me mantengan en empresas del sistema financiero
nacional.

En ese sentido, deberá tenerse presente que el art. 215 de la ley (infra N° 250) dispone
que las empresas del sistema financiero podrán utilizar medios y procedimientos
mecánicos o electrónicos para el truncamiento del cheque y

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demás títulos valores en el proceso de sus cobranzas, debiendo para tal efecto acordar
procedimientos especiales o sustitutorios del endoso en procuración.

Por su parte, la ley define al truncamiento, en su art. 279, como el proceso que permite
detener en poder de una empresa del sistema financiero nacional un título valor,
prosiguiendo su trámite de cobranza o pagos de derechos que el título represente, así
como las constancias de rechazo o incumplimiento total o parcial, por medios
mecánicos, electrónicos, u otros, prescindiendo de su entrega física previo a los
acuerdos que al efecto adopten las empresas involucradas.

-Formas de Transmisión Diferentes del Endoso

El título valor a la orden puede transmitirse por un medio diverso del endoso, como
sería la cesión, que produce el efecto de atribuir al cesionario el mismo derecho del
cedente y no hay un derecho autónomo, y, por tanto, permite al deudor oponer al
cesionario las excepciones personales oponibles al transferente, como expreso el art. 27
de la ley. Lo mismo ocurre si se emplea otro medio legal diverso del endoso, como la
herencia, donación, etc.

Por su parte el cesionario tiene derecho a exigir la entrega del título.

De lo expresado derivan, las consecuencias de que la cesación o transferencias por otros


medios que no sean el endoso, exige la notificación al deudor y, además, que el cedente
o transferente responde tan solo de la veritas nominis, pero no de la bonitas.

El art. 27.1 de la ley alude, pues, a una cesión en virtud de la cual se produce una
adquisición del crédito a título derivativo, es decir, que un acreedor sucede a otro,
quedando sin modificar la relación en su sustancia objetiva. En este caso, no interesa
tanto la enajenación o la transferencia del derecho de crédito, cuanto la sustitución en la
titularidad del crédito, o sea la sustitución subjetiva.

Para que la cesión tenga efecto frente al deudor cedido, que se supone ajeno a la
relación e ignorante de ella, es necesaria la notificación judicial o la aceptación de parte
de dicho deudor.

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Otro efecto de la cesión es que el cedente del crédito no responde de la solvencia del
deudor sino cuando se hubiese obligado a ello y solamente hasta la cantidad que recibió
como precio (art 1213 del cód. civil).

Por su parte el art. 27.2 establece la obligación del cedente o transferente de entregar el
título al cesionario o adquiriente, la negativa dará lugar a las acciones judiciales, las que
también pueden referirse a la indemnización por daño y perjuicio que ocasione tal
actitud. En cuanto a las principales diferencias que existen entre el endoso y la cesión se
señala las siguientes:

A. La cesión tiene naturaleza contractual y, consiguientemente, es un acto bilateral,


el endoso es un acto unilateral.
B. La cesión puede hacerse constar o no en el título, el endoso forzosamente debe
constar en el titulo o en hoja adherida al mismo.
C. La cesión puede sujetarse a condición, el endoso debe ser puro y simple,
incondicionado.
D. La cesión de los derechos consignados en un título puede ser parcial, el endoso
parcial es nulo.
E. En la cesión pueden oponerse al adquiriente o cesionario las excepciones que los
obligados pudieran tener contra el cedente o autor de la transmisión, en el caso
de transmisión de un título por endoso – en propiedad o en garantía, los
obligados no pueden oponer al endosatario, en virtud del principio de la
autonomía, la excepciones personales que pudieran tener contra el endosante.
F. El cedente responde por la existencia y legitimidad del crédito al tiempo en que
se realiza la cesión, no respondiendo de la solvencia del deudor, salvo pacto en
contrario, en el endoso, el firmante se hace solidariamente responsable de la
obligación cambiaria.
G. La cesión le otorga al cesionario un derecho derivado, con todos los vicios y
defectos que puedan acumularse durante las anteriores transferencias del crédito,
mientras el endoso le otorga al endosatario un derecho original y autónomo.
H. En una sucesión de cesiones, resulta necesario que todas sean válidas y
realizadas por sus legítimos titulares, respecto del endoso, mientras la serie sea
regular e ininterrumpida desde el punto de vista formal, ella legitima al portador
del título, aunque tales endosos sean extendido por quienes no son realmente los

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propietarios de la letra, ´´ya que una de las características de la cambial es la
posibilidad de adquirirlas a non domino´´.
En los casos de transmisión de los títulos de crédito por cesión ordinaria o por
medios legales distintos del endoso, el adquiriente tiene el derecho de exigir la
entrega del título y que el juez, en vía de jurisdicción voluntaria, haga constar la
transmisión en el documento mismo o en hoja adherida a él.

-Constancia de la Transmisión Fuera del Título

Si bien el medio idóneo de transmisión del título valor a la orden es el endoso, puede
ocurrir que la transferencia se efectué por medio diferentes, según se ha visto.

Así, puede tratarse el caso de transmisión mortis causa o de adquisición en virtud de


haberse vendido el título por orden judicial, en el supuesto de haberse sacado a remate
por el acreedor a quien se hubiera prendado el título.

Para estos supuestos el art. 28 de la ley establece el derecho del adquiriente del título
para exigir que el juez haga constar la transmisión en el documento mismo o en hoja
adherida a él.
La ley ha querido proveer al titular de un medio rápido para que logre su objetivo,
señalando que el trámite con arreglo al cual debe seguirse la oposición que se formule,
es el que corresponde al proceso sumarísimo.

Si se trata de adjudicación en virtud de un remate judicial, es evidente que la anotación


vendría a ser un trámite del procedimiento de ejecución de sentencia y, por lo tanto, no
cabría admitir oposición.

II.2.3. TÍTULO NOMINATIVO

-Caracteres y Efectos del Título Nominativo:

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En esta clase de títulos, al igual que en los ´´a la orden´´, figura el nombre de persona
determinada como su titular, pero se diferencia que no aparece la cláusula ´´a la orden´´.

Hay otra diferencia entre títulos a la orden y títulos nominativos. Ella radica en que
mientras los títulos a la orden solo pueden ser emitidos en forma singular, los títulos
nominativos pueden ser emitidos en dicha forma o en serie.
En tanto que los títulos a la orden son completos, en los nominativos no se puede
prescindir de la referencia a la intestación en la matricula, que debe ser conforme a lo
expresado en el título. Si así no fuere, prevalece lo que resulte del registro. Esto no hace
perder su carácter literal al título valor, pues la referencia al registro esta expresada en el
documento.

Existen ciertos títulos que según la ley solo pueden ser emitidos en forma nominativa
como es el caso de las acciones (art. 257.1). En esta clase de títulos, señala la última
parte del art. 29.1, la inclusión de la cláusula a la orden no significa que se conviertan en
tales.

-Transferencia de los Títulos Nominativos

La transferencia del título nominativo requiere, según el art. 29.2, de una doble
operación: anotación del nombre del adquiriente sobre el título mismo y en la matricula
del emitente, tratándose de valor con representación por anotación en cuenta, la cesión
debe ser inscrita en la ICLV correspondiente. Para efectuar esta segunda operación es
necesario notificar por escrito al emisor del título, sin perjuicio de lo establecido en el
texto de dicho documento o en el contrato que hubiese dado lugar a su emisión; y es
solo desde entonces que la transmisión surte efecto contra el emisor.

-Constancia de la Transferencia

El art. 30.1 permite que la cesión de los títulos valores nominativos puede constar en el
mismo documento o en documento aparte, salvo disposición contractual o legal distinta,
la misma que debe constar en el texto del mismo título.
Así mismo se refiere a las facultades del tenedor, señalando que está en su potestad
requerir la entrega del título transferido, así como exigir la certificación de la

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autenticidad de la firma de la cedente, hecha ya sea por intermediario autorizado o por
fedatario de la Ley.

La transferencia del título reviste ciertas formalidades. El art. 30.2 establece que debe
indicarse cierta información al transferirse el título valor, la misma que comprende: a)
nombre del cesionario; b) naturaleza; en su caso, las condiciones de la transferencia; c)
fecha de la cesión; y; d) nombre, el número del Documento Oficial de Identidad y firma
del cedente.
En lo que se refiere a la naturaleza, la cesión puede ser propiedad, en garantía, en
procuración o en fideicomiso, aunque en cada caso se deberá tener presente la
naturaleza del título. Así, el cheque no puede ser cedido en garantía; el fideicomiso
funciona siempre que el sujeto que recibe los títulos sea una empresa del sistema
financiero para actuar como empresa fiduciaria etc. Por otro lado, no es cedible lo que
se entregó con la cláusula de intransferible. ¿Cuál es el efecto de dicha cesión?
Debemos entender que la limitación está referida a los efectos en la responsabilidad,
pero no puede prohibirse el derecho de ceder; en todo caso, la cesión cubre su efecto
con las limitaciones que derivan de la responsabilidad en el pago.

De los requisitos señalados, los mencionados en los incisos “a” y “d” son de carácter
esencial, señala el artículo 30.3, la falta de los mismo determina que el titulo valor deje
de ser tal.

En cuanto a la falta de indicación de la naturaleza de la transferencia, que señala el


inciso “b”, la ley presume que el cesionario adquiere la propiedad plena del título, y si
es que no se indicó la fecha de la cesión se presume que la cesión se efectuó en la fecha
de la comunicación de ella al emisor.

En lo que se refiere a la transferencia de los valores con representaciones en cuenta, se


deberá observar la ley de la materia, señala el art. 30.4. En este sentido, la LMV, en su
art. 213, segundo párrafo indica que la transmisión de valores representados por
anotaciones en cuenta opera por transferencia contable. La inscripción favor de un
adquiriente tiene el mismo efecto como si

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título fuese entregado y es oponible a terceros desde el momento en que se efectúa.

-Anotación de la Transferencia del Título Nominativo

La trasferencia del título nominativo debe anotarse por el emisor en la respectiva


matricula o registro, debiendo firmar la constancia el cedente, y observando las demás
formalidades contempladas en el art. 30. En el caso de títulos valores con representación
por anotación en cuenta el registro deberá hacerse en la correspondiente Institución de
Compensación y Liquidación de Valores.
La Ley (art. 31) exige una declaración escrita de la voluntad del enajenante, bien sea
firmado la constancia respectiva en el registro del emitente, o expidiendo un documento
autentico que acredite la trasferencia si no comparece.
El art. 32.2, contempla la situación del transferente que no comparece a firmar la
matricula o el registro, o, cuando el beneficiario del derecho carezca de documento
indubitable que contenga el derecho constituido, en esta situación el beneficiario podrá
solicitar su anotación o registro judicialmente, mediante el proceso sumarísimo.

Los sucesivos endosatarios de un título nominativo no se vinculan al derecho de su


antecesor, sino a través del tenor literal del documento, de modo que cada nuevo
adquiriente es un nuevo y distinto acreedor a quien no pueden oponérsele las
excepciones que podrían hacerse valer frente al anterior.

La notificación al emisor del título y la obligación de la inscripción en el registro, son


formalidades, pues el emisor no puede oponerse a ellas sin incurrir en
responsabilidades, ni puede oponerle al adquiriente las excepciones o defensa
extracartulares que podría haber invocado frente al tradens.

No se afecta, en consecuencia la libre circulación del título. Quedan vigentes los


principios de literalidad y autonomía que son notas esenciales de los títulos valores.

El art. 31.2 en su segundo párrafo contiene dos supuestos:

a) Anotación del cambio del titular en el mismo título; y.

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b) Otorgamiento de un nuevo título si el anterior queda sin efecto.
En el supuesto b) puede originarse gastos correspondientes al otorgamiento del nuevo
título. En este caso dichos gastos son de cuenta del cesionario.

-Constitución de Derecho sobre un Título valor Nominativo

El título valor incorpora los derechos en él expresados, para la constitución de los


mismos, señala el art. 32.1, que deberá observar las mismas reglas que a la
comunicación, la constancia de la transmisión en el mismo documento o en documento
aparte, de no ser así se deberá indicar esta situación en el mismo título, y, finalmente su
matrícula o registro.

El titular del documento, deudor en la relación con el tercero, debe firmar la matricula o
registro, en caso que no concurra, la anotación o registro, debe solicitarse por el
beneficiario judicialmente vía proceso sumarísimo; igual procedimiento deberá emplear
este último cuando se carezca de documento indubitable que contenga el derecho
constituido.

-Responsabilidad por el Registro y Anotación de Derechos

Con referencia a la legitimación pasiva, en relación con el emisor o la ICLV, el art. 33.,
establece que si han hecho la anotación sujetándose a las disposiciones de la Ley,
quedan exonerados de toda responsabilidad, salvo el caso de mala fe.

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III. CONCLUCIONES

 Los títulos valores permiten actualmente la movilización de fondos y patrimonios a


nivel de las operaciones comerciales entre particulares y entre bancos, entidades
financieras, bolsas de valores, cámaras de compensación y cualquier otra entidad
sujeta a movimientos financieros y a la vez económicos a nivel mundial.

 Nuestra legislación vigente ha recogido con acierto el real concepto de los títulos
valores, ya que estos pueden ser valores materializados o desmaterializados que
representan o incorporan derechos patrimoniales, están destinados a la circulación y
reúnen los requisitos formales esenciales que por imperio de la ley les corresponden.
Tratándose de valores desmaterializados, se requiere de su representación por
anotación en cuenta y registro ante la Institución de Compensación y Liquidación de
Valores.
 Los títulos valores nacen para circular, pero el hecho de que no lo hagan por alguna
circunstancia, no significa que pierdan su condición de tales, por ello es que su ley de
circulación determina el alcance en cada caso de sus efectos jurídicos cambiarios.

 Los títulos valores al portador que contienen la cláusula al portador, tienen como ley
de circulación la tradición o entrega, cuyo efecto es el de darle la calidad de titular de
los derechos que ese título valor representa a su legítimo poseedor, quien para tal
efecto deberá identificarse de manera plena.

 Los títulos valores a la orden, con cláusula a la orden y con indicación expresa del
nombre de persona determinada, quien se considera como su legítimo titular,
permiten adquirir los derechos inherentes a este mediante su ley de circulación
denominada endoso, cuyo efecto es el de transferir de manera integral los derechos
derivados del título en sí, garantizándose como consecuencia de ese acto unilateral,
no solo el derecho contenido sino la solvencia del deudor y respondiendo en virtud
de la solidaridad cambiaría frente al acreedor. Los títulos valores a la orden pueden
tener otra forma de circulación distinta del endoso, como la cesión, en cuyo caso, si
bien el cesionario adquiere todos los derechos inherentes al título valor, lo sujeta a
todas las excepciones personales y medios de defensa que el obligado habría podido
oponer al cedente antes de la transmisión, situación que no sucede con el endoso.
 Los títulos valores nominativos que se emiten a favor de persona determinada que se
considera como su titular, tienen como ley de circulación la cesión de derechos, por
lo que para que surta efectos dicha ley de circulación frente a terceros y al emisor, se
requiere que la misma sea comunicada a este para su anotación en el registro o
matrícula.

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IV. BIBLIOGRAFIA

 GACETA JURIDICA (2004) “Tratado – Derecho mercantil”. Tomo II. Títulos


valores. Primera edición, Lima.pag. 131-161.

 RICARDO BEAUMONT (2000) “Comentarios a la Nueva Ley de Títulos


Valores”. primera edición, Lima. Pág. 161-209.

 GACETA JURIDICA (2007) “Guía Práctica de docentes empresariales,


contadores & empresas”. Principios cambiarios. Primera edición, Lima.pag. 46-
67.
 MONTOYA MANFREDI ,ULISES (2005 )”Comentarios a la ley de Titulos
valores”. Séptima edición aumentada y actualizada por Ulises y hermano
Montoya Alberti. editorial jurídica grijley , Lima .

 SANCHEZ CALERO (2000) “Principios del Derecho Mercantil”. Lima.

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