llega a la hacienda de su padre procedente de la ciudad de Lima, en forma inesperada. Se queda en la hacienda y como sirvienta le ponen a una vieja esclava Casilda, para que la atienda.
María luz se siente fastidiada y deprimida por
el ambiente que respira y por las costumbres de las personas del lugar. Una mañana, José Manuel “Matalache” saludo a la señorita María luz, quien se encontraba en el balcón de su recámara. Ella se interesa por José Manuel y empieza a investigar sobre su persona y su oficio de “Padrillo”.
Una mañana, la hija de don Francisco recorre la
fábrica de jabones y cueros en compañía de Matalache y de la esclava Casilda. Al terminar el paseo descubre inesperadamente la “alcoba” de la reproducción.
En medio de la inmensa soledad, le viene al
recuerdo la imagen del negro mulato. Esto se va tornando una terrible obsesión que el devora el alma a la dulce María luz.