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Paisajes de

antropología urbana
María Cátedra
Paisajes de antropología urbana

Colección
Ciencias Sociales y
Humanidades, 6
Para Amparo Pesquera Tomás
Paisajes de antropología urbana

María Cátedra

2012
CÁTEDRA, María
Paisajes de antropología urbana / María Cátedra. – [Cuenca, etc] : Genueve Edi-
ciones, 2012.
296 p.; 24 cm. – (Ciencias Sociales y Humanidades ; 6)
 
ISBN 978-84-940186-2-6
1. Antropología cultural y social. 2. Usos y costumbres. 3. Historia. 4. Ávila. I. Tí-
tulo. II. Serie.
 
39 (460.189 A.)
94 (460.189 A.)
JHMC – IBIC 1.1
1DSEH – IBIC 1.1

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o trasformación de esta


obra solo puede ser realizada con la autorización de Genueve Ediciones, salvo excepción por
prevista por la ley. Diríjase a cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos - www.cedro.
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Director de la colección: Ciencias Sociales y Humanidades


Javier Moreno Luzón

Consejo científico
Antonio Aparicio Pérez Isidoro Reguera
Mª Begoña Arrúe Ugarte Juan Ignacio Palacio Morena
Jaume Roselló Manuel Suárez Cortina
Leonardo Romero Tobar

Diseño de la colección y de la cubierta: Genueve Ediciones por J. A. Perona

© María Cátedra, 2012


© de esta edición: Genueve Ediciones

I.S.B.N.: 978-84-940186-2-6
Composición e impresión: Compobell, S.L.

Impreso en España (U.E.) - Printed in Spain


Índice

Introducción ....................................................................................................... 09

1. Clío y la Antropología .................................................................................... 13

2. La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad ................................... 29

I. Introducción: la Ciudad de los Santos ..................................................... 30


II. Las Procesiones ......................................................................................... 33
III. Llevar la procesión por dentro ..................................................................... 48
IV. Un vistazo al pasado ................................................................................. 57
V. De la muerte a la vida .............................................................................. 67
VI. Conclusión: los peregrinos de la ciudad ................................................... 76

3. La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles ................................................. 83

I. Un poco de historia .................................................................................. 84


II. Teresa y Sonsoles ...................................................................................... 103
III. De promesas y milagros ........................................................................... 109
IV. Rivalidades divinas ................................................................................... 120
V. El culto y las fiestas .................................................................................. 123
VI. Patronato y cofradías ................................................................................ 131
VII. Un sonoro pleito ....................................................................................... 144
V III. Una imagen guerrera ................................................................................ 152
IX. Conclusión: caballeros y agricultores ....................................................... 155

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María Cátedra

4. El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas ................................................. 161

I. La historia ................................................................................................. 162


II. El barrio y su gente .................................................................................. 176
III. Patronato y peñas ...................................................................................... 185
IV. La Virgen de la Mariposa ........................................................................ 198
V. La fiesta .................................................................................................... 202
VI. Conclusión: la ciudad de los obreros ........................................................ 214

5. Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila .. 223

I. La Real Fábrica de Tejidos de Algodón ................................................... 228


II. La polémica de la Fábrica de Harinas ...................................................... 239
III. Se proyecta un puente ............................................................................... 260
IV. Conclusión: un edificio, una ciudad ......................................................... 265

6. A modo de conclusión: ciudad, paisajes, gentes ........................................... 277

Referencias bibliográficas .................................................................................. 281

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Introducción

Este libro ofrece al lector un panorama de diversos paisajes urbanos


abulenses. De la variedad de puntos de vista y disciplinas en que puede
ser explorada una ciudad (desde la historia, la literatura, el urbanismo, la
arquitectura, el arte, la geografía, la sociología, etcétera), la perspectiva
aquí utilizada proviene de la antropología social y cultural y se basa en
los datos provenientes de un trabajo de campo intensivo en Ávila durante
varios años1. He tratado de sugerir una interpretación de la ciudad a partir
de la elección de diferentes aspectos culturales, especie de pinceladas que
iluminan algunos aspectos urbanos claves. Aparentemente los distintos
capítulos de este libro podrían parecer muy dispares y con poco en común:
el culto de dos imágenes –la Virgen de las Vacas y la Virgen de Sonsoles–,
las procesiones de Semana Santa o el análisis de la destrucción de la anti-
gua Fábrica de Harinas. Sin embargo todos ellos, desde distintos ángulos,
ofrecen información sobre problemas urbanos fundamentales: las relacio-
nes del campo y la ciudad, la estratificación urbana, la representación de
la ciudad interna y externamente, y su recreación simbólica.
A Ávila se la ha llamado repetidamente «la ciudad de santos y cantos».
He tomado este lema como una metáfora fructífera para entender aspectos

1 Comencé mi trabajo de campo de forma irregular una fría mañana de enero de 1987 y
viví permanentemente en la ciudad desde junio de 1987 hasta septiembre de 1988. Sin
embargo, intermitentemente he seguido yendo a la ciudad y obteniendo datos concretos
hasta muy recientemente.

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significativos de la vida de la ciudad. Aunque casi todos los capítulos se


basan en figuras religiosas y temas sagrados, este libro no se refiere a la
«corte celestial» sino a la «corte terrenal», es decir, mi interés se ha cen-
trado en lo que los santos «dicen» de quien los venera. Ha sido un ángulo
interesante para entender ideas y actitudes, una cierta visión del mundo
y una forma de actuar y de comportarse. De los cantos (de piedra, no los
musicales) que conforman la muralla se ha publicado un libro (Cátedra y
De Tapia 2007) y de uno de sus santos –el patrón de la ciudad, san Se-
gundo– publiqué otro volumen en su día (Cátedra 1997). Este texto cierra
la trilogía de mi trabajo en Ávila.
Mientras terminaba de analizar mis datos abulenses disfruté de un año
sabático en Évora e inicié una comparación con Ávila que ha sido clave
para la comprensión de ambas ciudades2. Mi interés inicial –cómo se cons-
truye simbólicamente una ciudad– me llevó a considerar y comparar la
mitología de las dos pequeñas urbes3. La mitología encierra una definición
cultural de la comunidad, permite la especificación local, el escrutinio de
su historia, muestra sus aspiraciones y deseos, es la forma de presentarse
al exterior. Una ciudad se da a conocer por la ostentación de sus emble-
mas y mitologías. El conocimiento de otras culturas, y tiempos debería de
partir de la definición de las propias culturas por lo que la representación
de la ciudad es clave o, mejor, las representaciones de las ciudades. Estas
pueden provenir de diferentes perspectivas –desde dentro, desde fuera–,
clases sociales, intereses, etcétera. Varios de los lemas de Ávila (la Ciudad
de las Murallas, de los Santos, de los Caballeros y la del Rey) han sido
estudiados por mí misma o por el equipo que formé en su día. Son una
guía local de aspectos significativos.
Uno se puede topar con esa mitología en cualquier lugar. Por ejemplo
en Ávila el viajero puede leer los nombres de santos, políticos, guerreros

2 Donde permanecí algo menos de año y medio entre 2000-2002 (del 8 de octubre de 2000
a 30 de agosto de 2001, de 1 de marzo de 2002 a 10 de julio de 2002). En la actualidad
realizo trabajo de campo en Évora desde octubre de 2011.
3 Sobre la comparación de ambas mitologías véase Cátedra 1999, 2000, 2004b, Cátedra
(ed.) 2001. Sobre la de Évora 2003a y 2003b.

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Introducción

y escritores rodeando la columna que corona santa Teresa, patrona de


la ciudad (y una de sus más mitificadas figuras) en medio del Mercado
Grande. En esta céntrica plaza hay una segunda estatua de la misma santa
(lo que delata su importancia) al pie de sus célebres murallas y cerca de la
calle de san Segundo, el patrón de la ciudad, un santo que nunca existió.
El monumento está dedicado a las Grandezas de Ávila y su colección de
nombres pretende abarcar la historia de la ciudad o al menos sus más
importantes hitos y símbolos en el momento de su erección –a finales del
siglo xix. Hoy día algunos de estos símbolos están obsoletos y otros han
cambiado de significado –la propia Santa ya no es la «santa de la raza»
como se la denominaba en época franquista porque, ironías del destino,
tenía más de una «raza»; hoy se sabe que tuvo antepasados judíos–. Pero
además, tal como ha mostrado Eduardo Cabezas (2000), sus «antigüeda-
des y grandezas» no son tales, pese al pomposo título que se le atribuye de
«la Ciudad de los Caballeros», puesto que sus «caballeros» ni son antiguos
ni «grandes».
Los distintos capítulos tienen en común una atención especial a la
dimensión histórica. No podía ser de otro modo en una ciudad como
Ávila cuyo rasgo más impactante son sus formidables murallas medievales
que acogen una variedad notable de iglesias, conventos y palacios, estos
últimos del siglo xvi fundamentalmente. Todos los capítulos contienen
sin excepción una mirada al pasado y a su trayectoria histórica. Por ello
apunto aquí, a continuación, una reflexión sobre las relaciones de la an-
tropología y la historia.
En la larga veintena de años que han transcurrido desde que comencé
mi trabajo en Ávila debo mucho a muchas personas. Serafín de Tapia ha
seguido leyendo sabiamente cuanto he escrito y Sonsoles Herrera me ha
ayudado ejerciendo como amiga y abulense, al igual que Gloria Gutiérrez.
Junto a ellos el grupo de maestros y profesores que tan bien me acogie-
ron desde el principio y con los que he compartido vinos y confidencias.
También la «tertulia» de vinos que componía Luis Álvarez Rosa, que ya
no está entre nosotros, Pablo Matías y Rafael Requena, quien me prestó
su casa generosamente una temporada. La atmósfera «visual» proporcio-

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María Cátedra

nada por José Luis Jiménez y Jesús María Sanchidrián con sus magní-
ficas fotografías enriquecen el texto. Agradezco a Javier Moreno Luzón
su constancia e interés para publicar este texto y los comentarios de dos
anónimos evaluadores. Un texto que dedico a mi prima Amparo por su
cariño y solidaridad en los buenos y los malos momentos.

Valle del Corneja, Ávila, junio de 2011 y Évora, octubre de 2011.

La investigación sobre la que se basa este texto ha contado


con las siguientes subvenciones: Proyecto Antropología Urbana
en Contexto: del grupo étnico a la más amplia sociedad. (CICYT
PBS89-0200). Proyecto Antropología Urbana en la Penínsu-
la Ibérica: Perspectiva Comparativa. DGSIC (PB 98-0771) y
actualmente La reutilización de la cultura en las políticas de
intervención social (CSO2008-03427).

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1. Clío y la antropología

Si se me permite el símil sentimental, las relaciones entre Historia y


Antropología son desde la década de los años 80 las de una pareja con
sus más y sus menos, como todas las parejas, pero con convergencia de
intereses, métodos y préstamos recíprocos. En muchos aspectos ambas
disciplinas son coincidentes, si bien hay también algunas cuestiones que
las hacen distintas. Pero esta «unión de hecho» entre dos disciplinas con-
vergentes, aunque diferentes, no siempre tuvo lugar; muy al contrario,
hasta mediados del siglo xx se consideraron dos campos perfectamente
separados. Voy a intentar señalar algunos hitos de este proceso desde la
perspectiva antropológica4.
En el pasado la antropología ha tenido épocas de atención a la his-
toria y épocas a-históricas o anti-históricas. Con todos los defectos que
les hicieron merecedores de la etiqueta de practicantes de la «historia
conjetural», los evolucionistas y difusionistas se encuadran en el primer
grupo de los amantes de la historia (una historia, como se ha destacado
repetidamente, muy sui-generis) junto con Boas y su escuela posteriormen-

4 Este ensayo ha sido cuidadosamente leído y revisado por mi colega y amigo el histo-
riador Serafín de Tapia quien ha mejorado este texto y matizado algunas de mis más
osadas afirmaciones (aunque otras, me temo, aún persisten). Nuestra relación intelec-
tual es, para mí, el mejor ejemplo de colaboración e interdisciplinariedad entre ambas
disciplinas. Una primera versión de este apartado ha sido publicado en un trabajo más
extenso (Cátedra 2004a). Agradezco a Juan Villarías su amable invitación a presentar
estos datos en su día en el CSIC.

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María Cátedra

te; Radcliffe-Brown al intentar excluir la historia conjetural excluye toda


la historia. Así se da la paradoja de que los relatos etnográficos esconden
incluso la historia más reciente de los pueblos que se estudian. Me refiero
concretamente al contacto colonial que en muchas monografías quedó
reducido a un pequeño apartado llamado «cambio social» frente a la «au-
téntica cultura tradicional». Algunos antropólogos nostálgicos incluso se
erigieron como defensores de la pureza prístina, como E. S. Curtis, quien
parece intentó convencer a los indios americanos para que adoptaran el
traje «tradicional», lleno de plumas estilo Hollywood.
Aún cuando se abogaba por la historia, ésta aparecía bajo la rúbrica
de «etnohistoria», un término muy poco inocente que ha escondido una
significación hoy caduca y en entredicho. Creado en 1909 por Clark
Wissler en relación con las tribus de los indios americanos, se refería al
estudio de grupos étnicos a través de documentos que, normalmente,
habían sido producidos por no nativos. En los años 50 florecieron confe-
rencias y sociedades dedicadas al estudio de la etnohistoria de los pueblos
que el antropólogo estudiaba de una manera, por cierto, un tanto aislada.
El término en la actualidad todavía tiene un referente tribal o pagano y
denota exclusión: los grupos tribales o minoritarios tienen «etnohistoria»
y los occidentales simplemente «historia» (Krech 1996).
Desde las dos perspectivas tanto Evans-Pritchard como Braudel plan-
tearon la necesidad de una comunicación mutua entre ambas disciplinas.
En los años 60 Surtervant (1966) destacó una diferencia clave entre ambas.
Los historiadores reconocen que la historiografía conlleva la selección de
algunos hechos frente a otros, y la atribución de significado o significación
a los hechos seleccionados. Pero todavía hay un énfasis en los «sucesos
únicos». Los antropólogos por su parte están demasiado apegados a las
clasificaciones, tipologías y generalizaciones. Surtervant indica que no se
puede distinguir entre historia empírica o especulativa: toda historiografía
es especulativa hasta cierto punto, y toda evidencia histórica es hasta cierto
punto empírica. Plantea pues la necesidad de la evaluación crítica de las
fuentes. Y también indica que no hay una historiografía definitiva: «cada
generación escribe su propia historia». La historiografía es un arte literario

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Clío y la antropología

en el sentido en que la selección de temas interesantes y la evidencia que


soporta la descripción y análisis depende de la imaginación del historiador,
las modas del momento en la historia académica y el ambiente cultural
que le rodea.
Esta posición crítica contrasta con lo que está pasando en el ambiente
antropológico. En los años 60, de la mano del neoevolucionismo y la an-
tropología marxista, se trata de situar las culturas en su contexto econó-
mico y político pero no plenamente histórico. El estudio de la historia se
basaba en documentos de archivo frente a la historia oral, se fijaba en los
que escribieron los documentos y no en los que solo aparecían marginal-
mente en esos documentos, y privilegiaban los documentos oficiales sobre
otros más personales o casuales que podrían ofrecer otra perspectiva de las
relaciones coloniales. Después sin embargo empezarán a aparecer estudios
históricos sobre campesinos, la clase obrera o las mujeres, tres aspectos
hasta entonces poco estudiados. Y se planteará el problema fundamental
de que el objeto de estudio tiene una íntima conexión con la manera como
se estudia ese objeto.
A este respecto es fundamental la aportación de Bernard Cohn, quien
desde los años 60 produce diversos artículos que serán nuevamente edita-
dos ya en los 80 en el texto An anthropologist among the historians and other
essays. Con un tono irónico y divertido, como si se tratara de un trabajo
de campo en la tribu de los historiadores, Cohn va desgranando las dife-
rencias y estereotipos mutuos entre ambas «tribus». Una diferencia clave
es que la investigación en historia se basa en la localización de los datos;
mientras que el antropólogo los crea él mismo. El material (y no tanto las
buenas ideas) sería, pues, lo fundamental para el historiador mientras que
el antropólogo empieza con un problema y debe decidir qué tipo de mate-
rial necesita para investigarlo. En otras palabras, un estudiante de historia
piensa «qué material disponible me permite hacer una tesis» en vez de
«qué problema me interesa».
Ambos grupos tienen estereotipos mutuos falsos: los historiadores
creen a menudo que los antropólogos están excesivamente atados a su
metodología y modelos analíticos y en cambio ponen poca atención a los

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María Cátedra

hechos en sus contextos. Los antropólogos piensan que los historiadores se


aferran a los hechos pero no tienen modelos analíticos5. Son estereotipos
porque el antropólogo no suele tener ningún modelo antes de realizar su
trabajo de campo; construye el modelo al juntar los datos que ha colec-
tado y sitúa este modelo en una teoría general o modelo de la sociedad.
El historiador comienza con un modelo de lo que son las culturas o so-
ciedades y cómo funcionan, y sitúa los hechos en este modelo; termina
su investigación presentando sus datos pero sin discusión del modelo
que está usando. El antropólogo trabaja con la fe de que lo particular
puede ser colocado dentro de un sistema que lo explique. El historiador
a menudo desprecia la significación de estructuras, culturas y relaciones
pensando que son el resultado de sucesos caprichosos. Su sistema consis-
te en sucesos  que pueden ser situados en un orden cronológico (esto es,
en definitiva, la historia). El antropólogo debe crear un nuevo sistema
de ordenar sus observaciones con cada pieza de investigación; empieza
trabajando con un problema que coloca en un marco teórico. Cuando el
historiador habla de un problema es puramente descriptivo (el estudio
de un periodo particular, un suceso, una biografía, la obtención de datos
inéditos). Por ello, según Cohn, los historiadores tienden a no solapar
estudios mientras que esto es más frecuente entre antropólogos que tratan
con la posibilidad de explicaciones múltiples. Un historiador es regular en
sus hábitos de trabajo: fundamentalmente trabaja en archivos y también
con material publicado. El antropólogo trabaja sin horario fijo, atento a
sus informantes y sucesos de la sociedad en cuestión; su material entonces

5 Todavía de vez en cuando aparecen algunos de esos estereotipos por ambas partes. Un
ejemplo reciente desde la historia es el de Jon Mitchell (1997). Según él la antropología
y la historia representan proyectos distintos, con diferentes metodologías e identidades
opuestas. Hay tres falacias en la antropología: el presentismo (se asume el valor del
estudio sincrónico), centrismo (exploración de lo local solo en términos de lo nacional
e internacional) y abstracción (tendencia a explicar procesos socio-culturales solo en
términos de asunciones teóricas). Según este autor, hay que hacer más investigación
orientada a la práctica, no solo a la teoría. Este caso contrasta con historiadores sensibles
a la antropología, como por ejemplo Tapia (1991) y James Amelang (1986) y antropólogos
con sensibilidad por la historia como Susan Tax Freeman (1979) y William Christian
(1997), quienes han trabajado sobre temas ibéricos.

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Clío y la antropología

es potencialmente infinito puesto que lo crea él mismo. Por el contrario,


el material del historiador tiene un carácter finito: puede ser el material de
una biblioteca o archivo o cada documento conocido de un lugar particu-
lar en un tiempo particular; puede hacer un trabajo de carácter exhaustivo
porque solo sobreviven un determinado número de documentos. En cierta
manera es un trabajo standard, en el sentido de que el investigador recorre
las fuentes y piensa que teóricamente un trabajo se puede terminar. No es
el caso del antropólogo, que tiene pilas de material que no siempre utiliza
en sus pequeños manuscritos y publicaciones. La antropología no es una
disciplina acumulativa como lo es la historia. Los avances intelectuales
se producen al hacer nuevas conexiones entre los datos que crea el propio
antropólogo observando las sociedades.
El antropólogo ha convertido su método en algo sagrado: el trabajo
de campo. El hecho central que ha descubierto la antropología es que
la gente tiene vidas llenas de sentido y esos significados solo pueden ser
descu­biertos en el contexto de esas vidas. En el pasado la práctica de la
investigación histórica estuvo dominada por una teoría positivista sim-
plista: hay hechos históricos que se pueden datar, se verifican a través
de la comparación de fuentes para descubrir lo que realmente pasó. La
historia fue durante tiempo la búsqueda del error, error de hechos o de
interpretaciones. Pero la búsqueda del error tiene que ver con la noción
de «autenticidad». Había que ser revisionista, depurar. Junto al método,
está el objeto de estudio. El antropólogo, se dice, estudia cosas insigni-
ficantes que sitúa en términos generales. El historiador estudia un tema
importante y se contenta con ello. Imperceptiblemente se ha producido
una implícita división del trabajo, un estereotipo por el cual el historiador
tradicional ha estudiado a los poderosos y los problemas centrales de las
sociedades centrales mientras que el antropólogo se ha centrado en socie-
dades fuera del tiempo y la historia, en los humildes, en los márgenes de
las sociedades.
Y sin embargo historiadores y antropólogos tienen un mismo objetivo:
el estudio del otro en el tiempo y en el espacio, un interés en el texto
y el contexto y en explicar el significado de las acciones de la gente; en

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María Cátedra

ambos casos se trata de realizar un acto de traducción. Los dos tratan de


comprender y explicar, dan sus resultados en forma literaria y han tratado
de desarrollar marcos de referencia conceptuales para la comparación y el
cambio social. Y aquí es donde se produce la conjunción entre historia y
antropología: según Cohn, la historia puede llegar a ser más histórica al
hacerse antropológica; la antropología puede llegar a ser más antropoló-
gica al devenir más histórica. Al utilizar la antropología una metodología
sincrónica, reifica y objetiviza la sociedad estudiada. Al introducir la his-
toria se descubre que toda la cultura es construida. Puesto que la cultura
es construida y constituida puede ser transformada. Por el contrario, el
proceso de construcción de las culturas se puede estudiar a través de las
representaciones más que en la estructura u organización social. En el
colonialismo lo que se produce es un choque entre diferentes formas de re-
presentación del mundo y de uno mismo. El estudio de un sitio particular
en un período concreto es sobre la construcción de categorías y procesos,
no estrictamente sobre tiempo y espacio.
El archivo y el campo contrastan como dos modos diferentes de
comprensión que cada uno representa. El texto y el contexto se crean
simultáneamente. El historiador necesita de la experiencia directa de
otra cultura, comprender que hay otros sistemas posibles, lógicas cul-
turales, tanta racionalidad como en la propia cultura, otros lenguajes.
Necesita pensar que lo que parece trivial puede ser significativo para
entender cómo se estructuran y construyen otras culturas. Los archivos
son artefactos culturales que incluyen el pasado y el presente: los textos
tienen que ser leídos no solo como hechos o indicaciones sino como
significaciones. El pasado existe no solo en los documentos del pasado,
sino que sobrevive en los edificios, objetos y paisajes de hoy día; su
observación ayuda a construir el contexto. El campo y el archivo son
complementarios.
A partir de estas posiciones, comenzando en la década de 1970
pero con un fuerte impacto hacia finales de los 80, se produce entre los
historiadores el vuelco hacia la historia cultural, un giro que se caracteriza,
según Peter Burke (2006) por el interés por los valores y cultura, la

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Clío y la antropología

dimensión simbólica y su interpretación, y un énfasis en el método más


que en el objeto. Pero este cambio, desde una perspectiva más empirista
o positivista, y una reacción a la historia política y económica que dejaba
de lado la cultura, tiene algunos ilustres y reconocidos antecedentes (J.
Burckhardt, 1860; J. Huizinga, 1919) y especialmente Edward Thompson
(1963) quien en su trabajo sobre la formación de la clase obrera en Inglaterra
inicia el enfoque sobre la cultura popular. Las siguientes décadas serán la
época de mayor cercanía entre ambas disciplinas al emplear el concepto
de cultura antropológico, leerse mutuamente y reconocer influencias de
ciertos antropólogos en eminentes historiadores6, lo que ha producido
una de las más fascinantes aventuras, según indica Burke: «En la última
generación, la historia cultural … ha sido el escenario en el que han tenido
lugar las discusiones más emocionantes e iluminadoras acerca del método
histórico» (2006: 153). Una de estas discusiones desde la década de 1970 es
la microhistoria (C. Ginzburg, G. Levi y E. Grendi, E. Le Roy Ladurie)
una respuesta al encuentro con la antropología, un modelo alternativo, el
estudio de un caso concreto, personas concretas o experiencias locales. Se
trata de una reacción ante el gran relato del progreso, una mirada hacia
otras culturas, historias desde abajo, de una aldea o un individuo (Burke,
2006). El problema es cómo se relaciona el caso individual o la comunidad
y el mundo exterior.
Los antropólogos por su parte volvieron su mirada a la historia tras un
período de énfasis en estructuras, modelos lingüísticos y análisis formales.
M. Sahlins en los años 80 planteó que la historia puede ser diferente en
diferentes sociedades y que no tiene por qué ser la antítesis de la estructu-

6 Según Peter Burke (2006), a quien sigo especialmente en estas líneas para dar una pa-
norámica de la historia cultural. Algunas de esta deudas intelectuales son Franz Boas,
Marcel Mauss y Mary Douglas en A. Gurevich, Antthony Blok, M. Biagioli y Natalie
Davis; Evans-Pritchard en Keith Thomas; Claude Lèvi-Strauss en E. Le Goff, E. Le Roy
Ladurie, y J. Lotman; Cliford Geertz, Victor Turner y Erving Goffman en G. Dening,
R. Darnton y R. Isaac. Geertz especialmente ha influenciado a muy diversos historiado-
res como Carlo Ginzburg, D. Roche, E. Le Roy Ladurie, Davis y Hunt y Medick. La
obra de Caroline Bynum también se ha inspirado en Mary Douglas, Jack Goody y Victor
Turner. Por supuesto hay otros pensadores desde otras disciplinas (filósofos, sociólogos,
politólogos…) que marcan la historia de esos años.

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María Cátedra

ra, sino integrarse mutuamente. En el caso de la muerte del capitán Cook


(1987) los sucesos recapitularon la estructura mítica de las sociedades del
Pacífico. La cultura es precisamente la organización de la situación actual
en términos del pasado; Sahlins ha mostrado la interrelación dinámica
del mito, ritual e historia, pero también se le ha acusado de no considerar
el cambio interno y real de la sociedad en cuestión (su proletarización
por ejemplo, o el cambio al Cristianismo). Algo que, por cierto, sí han
hecho los Comaroff (1985, 1991) tratando de ver a los pueblos indígenas
como agentes activos en sus historias, analizando la poética de la historia
opresiva y las sutilezas de la consciencia colectiva culturalmente codifica-
da. Hoy se considera que la etnohistoria es un método, no una disciplina
y, como he indicado, no precisa de la etiqueta «etno». Los problemas de
investigación actuales son los estilos de pensamiento histórico de los indí-
genas, sus conceptos de tiempo, las invenciones de la cultura o los modos
culturales de conocer o hacer historia. Se ha pasado, en otras palabras, de
la etnohistoria a la historización de la antropología.
La utilización de fuentes poco convencionales, el empleo de la historia
oral y lecturas críticas e imaginativas de documentos históricos clásicos
han permitido llegar a los márgenes de la documentación histórica y
recuperar a los que no tienen voz. Y también poder contemplar con una
nueva luz a los poderosos y los humildes. El estudio de la formación y
desarrollo social de clases, grupos y relaciones proviene de la anterior
tradición marxista estructuralista. Y en otros casos se ha tratado de con-
jugar la investigación de archivos con la investigación etnográfica (como
han mostrado Bernard Cohn o Renato Rosaldo, 1980). En los últimos
tiempos la historia desde abajo hacia arriba se ha dedicado al estudio de
las masas, los explotados, los grupos marginados, las mujeres… grupos
que dejan poca huella con los materiales clásicos. Por ello o han realizado
una lectura diferente de la documentación de archivo o han desarrollado
nuevas fuentes: el uso de tradiciones orales, vidas de santos, el estudio de
rituales, folclore, canciones. La analogía dramatúrgica, el ritual y el mito
han entrado a formar parte del acerbo del historiador, así como un mayor
interés por la teoría y la práctica. Temas como las prácticas cotidianas, los

20
Clío y la antropología

viajes y la lectura, la historia de la memoria y el proceso del recuerdo, el


estudio del cuerpo, las emociones o las narraciones acercan a ambas disci-
plinas7. En definitiva la construcción de la cultura, sistemas de conceptos,
significados y creencias que se incorporan en símbolos.
Por último, la más reciente producción sobre la «invención de la
tradición» apunta a un tema muy crucial: la multiplicidad de construc-
ciones del pasado y los modos de construirlo. Hoy se considera que la
historia oral no es una mera recolección de información sobre sucesos
que no podrían ser documentados de otra manera (la genealogía ha sido
un ejemplo clásico) sino que muestra fundamentalmente la percepción
del pasado de un grupo (es decir, la estructura de la narrativa, la posi-
ción y motivos de los narradores o el tema del poder en la elaboración
de la memoria). Estos estilos y géneros de historicidades son un tema
actual de investigación. Por ejemplo en el estudio del colonialismo, que
hoy los antropólogos estudian desde la perspectiva del colonizado y del
colonizador intentando plasmar la práctica cotidiana de opresión y resis-
tencia. Y no solo se ha estudiado el proceso colonial desde ambos lados,
sino que se ha intentado trazar la formación del conocimiento antro-
pológico con la práctica del colonialismo (Stocking 1991, por ejemplo).
Entre los materiales vistos con una nueva luz está la propia corografía
(Kagan 1995) que bien puede ser considerada como un antecedente
arqueológico de las monografías modernas de los antropólogos, con las
que comparte aspectos positivos y negativos. Entre los primeros es la
perspectiva utilizada, la descripción minuciosa sobre el terreno de las
características locales, una interpretación de la historia del municipio y
la especificación de valores, símbolos y aspiraciones. Entre los negativos

7 Ello no supone una recepción acrítica de la teoría antropológica por parte de los historia-
dores. Hay controversias y reservas, y no solo de empiristas tradicionales, sobre el propio
concepto de cultura, tradición o cultura popular. Una de ellas la de E. Thompson («The
poverty of theory») en 1978. Se critica la concepción tradicional de la cultura como «un
mundo concreto y acotado de creencias y prácticas» puesto que las culturas son escenarios
de conflictos y se hallan solo «débilmente integradas» (Sewell 1990 citado en Burke 2006:
96). También se cuestiona la diferencia de la cultura como texto entre ambas disciplinas,
o los distintos usos del concepto de ritual. Véase Bonnel y Hunt 1999.

21
María Cátedra

el modelo de ciudad aislada y única que resulta (modelo tan familiar en


los clásicos estudios de comunidad…), la descripción interesada (¿cuál
no es?) y la concentración en un segmento mientras se invisibilizan otros.
En cualquier caso la corografía es un discurso que hay que analizar, un
pedazo de historia mítica que ofrece información sobre lo que es la ciu-
dad y cómo quiere ser considerada, una interpretación desde dentro de
la cultura en cuestión. Una se extraña de la poca atención dada a estos
documentos, quizá porque están publicados y quizá también porque se
supone que simplemente refleja una colección de patrañas. La idea de
«autenticidad» está más extendida de lo que suponemos y parte ya de una
extensa tradición: la literatura sobre los falsos cronicones en el pasado y
la de la invención de la tradición en el presente. El problema fundamen-
tal es ¿hay algo en la sociedad y la cultura que no sea inventado?
Y si hablamos de diversas historicidades, Jonathan Friedman (1992)
ha analizado las relaciones entre identidad y las políticas de la cons-
trucción histórica. El hacer historia es un modo de producir identidad,
puesto que produce una relación entre lo que supuestamente ocurrió en
el pasado y el estado actual de las cosas. La construcción de historia
es la construcción de un universo significativo de sucesos y narrativas
sobre un individuo o colectividad. Toda historia, incluyendo la historio-
grafía moderna, es mitología. La construcción del pasado es un acto de
auto-identificación y debe ser interpretado en su autenticidad, es decir,
en términos de su relación existencial entre sujetos y la constitución de
un mundo significativo. La Grecia clásica es un aspecto crucial de la
identidad emergente de Europa. Historia y antropología son formas de
conocimiento propias de la cultura europea. La teoría nativa del tiempo
se transformó en cronología, con la idea de que el tiempo puede ser me-
dido objetivamente y computado en periodos donde tienen lugar sucesos.
Los europeos creen que el mundo tiene un origen que se puede datar.
Así se distinguió durante mucho tiempo entre historia verdadera y mitos
o fábulas. Al inventar la cronología los europeos construyeron un mundo
real fuera del pasado natural y englobante. Para los europeos todo tiene
una historia y descubriéndola, la explicamos. La historia de los europeos

22
Clío y la antropología

ha sido parte de su control del espacio, como ha indicado Furet, y de la


definición y creación de fronteras entre Estados.
Termino con una referencia concreta a Carl E. Schorske, un historia-
dor americano de origen austriaco que ha publicado el libro Pensar con la
historia que recoge algunos ensayos hace tiempo publicados. Schorske es
un autor muy estimulante que ha publicado diversos trabajos sobre ciu-
dades europeas, Budapest (Bender y Schorske 1994) o Viena por ejemplo
(1981). Para él pensar con la historia no es lo mismo que pensar sobre la his-
toria como método general de construcción de significado. Pensar con la
historia supone la utilización del material del pasado, así como el empleo
de las configuraciones en las que lo organizamos y comprendemos para
orientarnos en el presente en que vivimos. Pensamos con las imágenes que
nos formamos del pasado a fin de definirnos a nosotros mismos a través
de la semejanza o la diferencia. En este libro estudia cómo en el siglo xx
se aprendió a pensar sin la historia, a diferencia de la Europa del xix en
que la historia se convirtió en una forma privilegiada de construcción de
significado para las clases ilustradas (pintura, novela histórica, historia del
arte, literatura); la modernización de la economía y la industrialización,
el nacionalismo, provocaron la búsqueda de vínculos con el pasado. Las
ciudades se apropiaron de estilos de tiempos pasados. Al final de siglo
esta práctica cultural se abandona a favor de una modernidad ahistórica.
La ciencia, arquitectura, pintura o música moderna no tienen en cuenta
la historia concebida como tradición. En ambos casos es un intento de
dominar la modernidad con o sin la historia, un mismo intento de dar
forma y significado a la civilización europea. El posmodernismo significa
una vuelta a la historia como un proceso continuo.
En el último capítulo8 Schorske señala que la historia cuenta con una
musa, Clío, gracias a los intelectuales de Alejandría que la asignaron a
este oficio. Como mujer en un mundo de hombres, la historia ha sido
siempre dependiente, compañera, enriqueciendo los resultados de otros.
Indica cómo Clío tiene obsesión por las fechas; el calendario es una

8 Cap. XIII. La historia y el estudio de la cultura.

23
María Cátedra

especie de libro sagrado, pero está mal preparada para la autonomía: la


historia no tiene ni territorio ni principios propios. Describe sus objetos
tremendamente diversos bajo el aspecto del cambio, bajo el mandato del
tiempo. Clío, dicho brevemente, está al lado de la rueca. Hace girar el
hilo en parte a partir de materiales que ha elegido y cardado, pero que
no ha cultivado, y en parte a partir de conceptos que ha adoptado pero
que no ha creado. Su habilidad especial consiste en tejerlos en forma de
explicación con significado en el telar del tiempo –un telar que verdadera-
mente es de su propiedad–. Esta habilidad hace que otros valoren mucho
a Clío…Los rudimentos del oficio de historiador son muy sencillos y sus
intereses respecto a la cultura muy variables e inconstantes, y se renuevan
de acuerdo con su propia situación histórica, su cambiante relación con la
sociedad y las estructuras y problemas de la misma9.
La valiosa compañía de Clío estará presente en las páginas que siguen,
un trabajo de antropología urbana que intenta ofrecer una interpretación
de diversos paisajes de Ávila. La ciudad, con unos 63 000 habitantes en
la actualidad10 es la ciudad más «elevada» (y creo que en varios sentidos)
de la nación. Situada en una escarpada ladera suele ofrecer las mínimas
temperaturas de entre las capitales españolas. El rasgo más característico

9 Estoy segura de que estas líneas son polémicas. El desenfado con que algunos antropólo-
gos nos referimos a la historia denota poca familiaridad con las nuevas ideas y corrientes
de la historiografía actual. En el otro lado sucede algo similar, como el propio Schorske
y sus comentarios en relación a la a-historicidad de la antropología, algo que, como he
tratado de indicar, pertenece al pasado. Concuerdo con Tapia en que hoy día los historia-
dores no solo describen sino que además explican, duplican análisis de estudios históricos
(como por ejemplo, la ingente producción en torno a la revolución francesa o la guerra
civil española) y no solo estudian el cambio sino la continuidad. Véanse sus interesantes
propuestas metodológicas en relación a la investigación de los moriscos que son básicas
para cualquier investigación social (superación del positivismo, el estudio de un grupo de
manera aislada fuera de su contexto, el planteamiento del status de las fuentes utilizadas y
la necesidad de utilizar métodos desarrollados por disciplinas cercanas como la antropo-
logía social). El autor indica concretamente «…las fuentes en realidad son una construcción
epistemológica del historiador (…) somos nosotros, los historiadores, quienes diseñando los obje-
tivos y referencias metodológicas recreamos… inventamos las fuentes de nuestro propio trabajo»
(Tapia 1999: 203-4)
10 Según el Padrón de habitantes del Ayuntamiento (2011). Al iniciar mi investigación tenía
alrededor de 50 000.

24
Clío y la antropología

de su ecología proviene de sus murallas medievales que conserva admira-


blemente y que le ha dado el sobrenombre de «la ciudad de las murallas».
La guerra que conformó la estructura externa de la ciudad dejó también
su huella en el edificio más notable y alto de su interior: su catedral, mitad
iglesia y mitad fortaleza. Si la guerra marca el origen de la ciudad actual
desde el exterior, la mística organiza su estructura interna. La ciudad se
denomina también «la ciudad de los Santos» porque allí vivieron los dos
conocidos místicos, san Juan y especialmente santa Teresa. El itinerario
teresiano –y no me refiero solo al itinerario oficial– cubre la ciudad en su
conjunto. Alguien ha apuntado que delante de cada una de las puertas de
la muralla existe una iglesia, formando pues un anillo simbólico que dupli-
ca a las murallas. Pero además todo el que haya vivido en Ávila recordará
sus despertares asociados al tañido de múltiples campanas que ponen en
comunicación, entre sí y con el cielo, la variedad y cantidad de iglesias y
conventos esparcidos por la ciudad.
Una ciudad fruto de la mística y la guerra no es extraño que cuente con
dos plazas que son a la vez lugares centrales de distinto signo. Una es el
Mercado Chico, una vieja plaza porticada en el centro de la ciudad amu-
rallada, el centro tradicional. Para confusión de los turistas en los mapas
aparece como Plaza de la Victoria11, aunque ningún abulense la llama así.
Sede del Ayuntamiento y del comercio tradicional «de toda la vida», hoy
en día todavía es mercado de verduras y flores los viernes, a donde acuden
los campesinos que rodean a la ciudad para vender sus productos. En el
pasado fue el lugar de las ejecuciones, está no muy lejos de la antigua cár-
cel, de la sede de los militares y de la catedral. En su pavimento todavía
se pueden apreciar los restos de antiguas lápidas funerarias expresando en
piedra las huellas de su historia. Es el escenario de la vieja Ávila murallas
adentro, donde tienen lugar los bailes, pregones, presentación de candida-
tos y otros actos oficiales, y también el lugar donde se congrega la gente

11 En el año 2001 recuperó la clásica denominación de Mercado Chico. Ese mismo año
cambiaron también otras calles. (José Antonio pasó a llamarse Paseo de la Estación;
Onésimo Redondo que cambió por la Calle del Ferrocarril y Generalísimo que fue sus-
tituido por Don Gerónimo).

25
María Cátedra

para dar la bienvenida al brazo incorrupto de santa Teresa. Sin embargo


el centro tradicional se está muriendo al morirse sus viejos habitantes y
al cerrar sus comercios tradicionales. Muy cerca de este lugar, a pocos
metros, hay un modesto vecindario. Por la noche este centro merece los
epítetos dedicados tanto tiempo a la ciudad «dormida» o «muerta».
El Mercado Grande es en cambio el símbolo de la nueva Ávila y su
nombre actual, Plaza de Santa Teresa, es redundante porque es probable
que sea la única plaza en el mundo que tenga dos estatuas dedicadas a la
misma persona: efectivamente a santa Teresa que en Ávila recibe el senci-
llo y significativo nombre de «la Santa». Santa Teresa no constituye el ma-
yor culto de Ávila, a pesar de lo que podría parecer a primera vista, pero sí
es la vecina más ilustre, la mejor embajadora de la ciudad, murallas afuera.
Pues bien, esto es lo que significa esta bella plaza (que es tan antigua
como la propia ciudad), la extensión de la ciudad fuera de los límites de la
muralla, la nueva Ávila desparramándose literalmente por las laderas de
la montaña y alargándose al este hacia la estación de ferrocarril y hacia el
sur a través de nuevos barrios. El Mercado Grande tiene connotaciones fe-
meninas puesto que es un lugar donde solían jugar las niñas, mientras los
muchachos jugaban a guerreros en torno a las murallas. En esta plaza han
vivido gentes muy ilustres y con mucho dinero; su parroquia, San Pedro,
es probablemente la más rica de la ciudad, aunque los grandes palacios de
antaño estén dentro del recinto amurallado. El Mercado Grande ya no
es mercado sino de muy especiales utilidades: aparte de unas ocasionales
ferias del libro y de artesanía, es el centro de esparcimiento donde están
los cafés, quedan los amigos y donde los ganaderos que asisten al mercado
de ganados el viernes cierran sus tratos con un vaso de vino. Alrededor de
esta plaza se ha conformado el nuevo comercio, algunas boutiques y los
barrios más vivos y populares (unos burgueses, como el Paseo de San
Roque y otros más humildes y bullangueros, como el barrio de las Vacas
o San Nicolás). Entre ambas plazas la frontera común sigue siendo la ca-
tedral, mediadora entre estas dos partes diferenciadas, visiones del mundo
opuestas y complementarias que conforman la ciudad. La catedral ha sido
mediadora en más de un sentido; es el lugar por ejemplo donde la gente

26
Clío y la antropología

del campo ha traído a una imagen campesina, la Virgen de Sonsoles, para


que proporcione el agua que necesitan los campos. La catedral pues, a
nivel espiritual, reproduce la función de ambos Mercados, el Chico y el
Grande, de intermediaria con los agricultores y ganaderos que rodean a
la ciudad.
No me negarán pues que el contexto no sea el apropiado para las pro-
cesiones de Semana Santa, en su origen también medievales. Su análisis
nos permitirá entender la ciudad en su conjunto, de un modo amplio. De
ello trata el siguiente capítulo.

27
2. La procesión va por dentro:
Semana Santa y ciudad

Los actos exteriores, ejecutados con dignidad y compostura, aumentan los ac-
tos interiores, despiertan sentimientos piadosos y santos afectos, ayudan al alma
a elevarse al Creador y las cosas celestiales, y a hacer buenas obras.
Liturgia

En 1950 una noticia en el periódico local deplora el desagradable suce-


so de un grupo de mozalbetes que arroja piedrecitas a los encapuchados,
pero uno de estos, «dejando por un momento su condición de penitente»
(Diario de Ávila, 1950) se arremanga el hábito y le ajusta las cuentas a
alguno de ellos que pilla.
Diario de campo 1987

¿Cómo ha de ser la Semana Santa de Ávila?... Será dura y ascética; una


subida espiritual por el sendero del Monte Santo de los celestiales banquetes...
Semana Santa de la «mística ciudad». Programa 1957

Los días más sagrados, Jueves, Viernes y Sábado Santo, tiene lugar
en el Casino una de las actividades aparentemente menos sagradas, «los
borregos», es decir, el juego de azar, naipes y dados. Los abulenses han per-
dido en muchas ocasiones, y ganado en otras menos numerosas, algunas
fortunas. Parece que en algún caso un «penitente» se ha llegado a jugar
a su propia esposa.
Diario de campo 1987

29
María Cátedra

Las procesiones son «Plegarias solemnes que hace el pueblo fiel guiado por
el clero, yendo en orden de un lugar sagrado a otro para excitar la piedad de
los fieles, para recordar los beneficios de Dios y darle gracias por ellos; y para
implorar la ayuda divina».
Canon 1290

Un comentario oído a personas muy pías refiriéndose a un Cristo cuya


imagen pesaba mucho: «éste, o aprende a andar, o al año que viene se
queda en casa».

Téngase buen cuidado en evitar en las procesiones todo desorden, disipación


y hasta escándalo (...) Los párrocos instruyan debidamente a los fieles sobre la
modestia, reverencia y devoción con que a ellas se debe asistir (…) Es muy lau-
dable procurar que las procesiones vayan bien ordenadas, en filas, las mujeres
separadas de los hombres, con compostura, sin bullicio, y, donde sea posible,
llevando velas encendidas y rezando o cantando cánticos adecuados.
Sínodo Diocesano Const. 287-8

…que no se permitan Disciplinantes, Empalados ni otros espectáculos se-


mejantes en las Procesiones de Semana Santa… debiendo los que tuvieren
verdadero afecto de Penitencia elegir otras más racionales y secretas y menos ex-
puestas, con consejos y dirección de sus confesores. Que no consientan procesiones
de noche… saliendo a tiempo que estén recogidas y finalizadas antes de ponerse
el sol, para evitar los perjuicios que de lo contrario pueden resultar. Que no se
toleren bayles en las Iglesias, sus atrios y cementerios…
Juan de Santa María, siglo xviii

I. Introducción: la ciudad de los santos


Esta pequeña colección de perlas, recomendaciones, sucesos y com-
portamientos ilustra sobre la propia naturaleza de la Semana Santa: una
abigarrada mezcla de humor y dolor, ideología y práctica, reverencia sa-
grada y fiesta profana, expresiones divinas y situaciones profundamente
humanas. Esta es una semana «santa» pero también una semana llena de
cultura, una representación de lo que es la denominada «ciudad de los san-
tos» y un buen ángulo para intentar desentrañar sus características princi-

30
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

pales. Es, siguiendo la metáfora teatral, un escenario donde se manifiesta


el tiempo y el espacio, los diferentes grupos de población por sexo, edad,
ocupación y clase social, y su específica visión del mundo12.
La Semana Santa abulense no parece tener ni una gran tradición ni un
esplendor o mérito especial. En 1952 el Programa de la Semana Santa13
decía así:

Mirad el calendario litúrgico, semana de Pasión. Pensad que estáis en


el corazón de la vieja Castilla (...) Y sin flores ni oropeles, sin lujos y sin
saetas, se deslizan las procesiones entre redobles de tambores y sonar de
marchas fúnebres que se van haciendo centenarias. Todo es nuestro, muy
propio y muy distinto de lo que en otras partes has conocido (Pórtico.
Programa 1952).

Efectivamente no voy a tratar de una Semana Santa espectacular, es-


pecialmente significada ni conocida. Ni siquiera se puede aceptar, como
indica la cita previa, que ésta sea tan «propia» ni muy distinta a la de otros
lugares. Estoy segura de que no hay una costumbre de Semana Santa
específicamente abulense ni siquiera una cofradía que no se repita en una
buena parte del país con idéntica denominación. Periodistas y escritores

12 Este ensayo fue preparado originalmente para una conferencia del Curso dirigido por
Luis Díaz Viana Visión antropológica de la Semana Santa organizado por la UIMP y la
Universidad de Castilla-La Mancha que tuvo lugar en Cuenca del 27 al 29 de marzo de
1989. Preparé la conferencia durante una tranquila Semana Santa en un cortijo de Ronda
donde fui invitada por Julian Pitt-Rivers, quien preparaba a su vez su propia conferencia
al mismo curso. Agradezco esta invitación de Luis y dedico este recuerdo a Julian, que
ya no está entre nosotros. He vuelto a retomar el tema quince años después para impartir
una charla en el ciclo organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha dentro de
la licenciatura de Antropología Social. Agradezco a M. Cornejo y a J. García Bressó su
amable invitación. Tras este tiempo he tratado de poner al día los datos de la Semana
Santa que obviamente han cambiado en este largo período, pero he preferido conservar
el análisis original de 1989. Aunque incorporo algunos datos en el texto, la mayor parte
de los cambios vienen en notas a pie de página.
13 Y no solo en 1952. Una idea similar se aprecia en 1994, en el texto del padre F. de las
Heras quien se refiere a los visitantes «que pudieran sentirse atraídos por compartir con
los abulenses el sentido cristiano de estas fechas dentro de un marco acogedor y recoleto a
la vez, pero con una visión digna de los misterios tradicionales, celebrados con el carácter
significativo y severo, propio de la tierra castellana» (1994: 79).

31
María Cátedra

abulenses a los que se encarga periódicamente escriban algunas líneas


sobre esta efemérides, no encuentran ningún motivo de especial mención
respecto a sus signos exteriores aunque –o quizá por ello– sí se refieren a
su «interioridad». Esta opinión aparece en el comentario que sigue:

Si algún historiador quiere dejar noticia para la posteridad de esta


nuestra Semana Santa podría escribir: La Semana Santa de Ávila no es
de procesiones de magníficas y artísticas imágenes; no desfilan por sus
calles carrozas espléndidas radiantes por el brillo de su plata, de sus cirios
y de sus doseles; los mantos de sus Vírgenes no ciegan con el oro de sus
bordados; para eso busquen en otras ciudades este esplendor de esculturas
y de riqueza ornamental. La Semana Santa de Ávila no busca el gozo de
los sentidos sino el del espíritu. (Programa 1957).

Voy a intentar llegar al «goce del espíritu» como indica don Ferreol
Hernández, el autor de estas líneas, a través del goce de los sentidos,
puesto que esta es la manera en que trabaja el antropólogo, aunque este
goce sea, para algunos, modesto y humilde. Y empezaré además hablan-
do del contexto específico, el espacio y el tiempo de esta pequeña ciudad
castellana en la que tiene lugar la Semana Santa con la que, (y vuelvo otra
vez a citar):

La ciudad dormida y silenciosa revive y canta.(...) La Ciudad se ve y


se contempla a sí misma en esas procesiones: Amor y dolor (...) sus calles
y sus plazas.
(J. Muñoz Luengo. Programa 1956)

La ciudad en conjunto es el marco para entender las idas y venidas de


los abulenses con sus imágenes divinas; veamos la composición y trayec-
to de las diez procesiones abulenses de la Semana Santa. Mi análisis se
refiere a 1988 y 1989 fundamentalmente en que salieron las siguientes14:

14 De un año a otro las procesiones cambian de día, itinerario o composición. Me ciño a es-
tos dos años que seguí con cierta intensidad y donde se produjo un nuevo «renacimiento»
de estos rituales.

32
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

II. Las Procesiones


Domingo de Ramos
1. Procesión de las Palmas. Paso: Entrada de Jesús –La Borriquilla–.
Organizada por los Padres Franciscanos y cofradía de San Antonio con
la colaboración de todas las parroquias de la ciudad. Asisten las repre-
sentaciones de las cofradías. La cofradía fue fundada en 1927 y estuvo
organizada durante muchos años por las Juventudes Antonianas, quienes
encargan en 1944 el paso de la Borriquilla. El rasgo más evidente es que
asisten todos los niños de los colegios de primaria con palmas o laurel
junto a sus profesores y catequistas. Acompañan de paisano los integrantes
de la Adoración Nocturna y los de algunas cofradías.
El obispo, al parecer, sugirió adquirir otra talla de madera porque la
existente de escayola era de poco valor, pero la gente le ha tomado cariño

Domingo de Ramos. Procesión de las Palmas. Archicofradía de la Real Esclavitud de Nuestro


Padre Jesús Nazareno. «Medinaceli» y Padres Franciscanos. Año 2011. (Foto J. M. J. Sanchi-
drián).

33
María Cátedra

–«es muy maja» dicen– y les gusta, aunque el obispo ha comentado que
«desmerece»15.
TRAYECTO: El sábado y sin procesión sale de su sede en San An-
tonio para dormir en la Catedral (suele hacer el trayecto en automóvil) de
donde saldrá al día siguiente a las 11.30 de la mañana tras la bendición
de ramos y misa presidida por el señor obispo. El domingo en procesión:
sale de la catedral, recorre el centro clásico y se dirige directamente a la
barriada de San Antonio16. (Véase mapa B)

Lunes Santo
2. Procesión de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli organizada por la
archicofradía del mismo nombre con sede en San Antonio. La talla es de
1947, copia de la de Madrid.
La archicofradía se fundó al mismo tiempo en que empieza a crearse
la propia barriada, La Cacharra, nacida del ensanche en torno a la calle
Valladolid y estación de Ferrocarriles. En 1956 colaboraron en la pro­
cesión la Orden Tercera Franciscana, la Juventud Antoniana y la cofradía
de ferroviarios de San Antonio (el convento es el más cercano a la esta-
ción). En ese mismo año de 1956 salió, además de la talla de Medinaceli,
el paso del Calvario (1946), la Virgen del Mayor Dolor (1947) y la Virgen
de las Lágrimas (1950). Sin embargo después la cofradía dejará de salir
durante muchos años.
En 1988 la formaban empleados y funcionarios de clase media cobran-
do nueva vida, y creciendo como el propio barrio. Ese año salieron 95 en-
capuchados y en 1989, unos 30 más, de los 150 cofrades de cuota que tenía
este último año. Muchos de estos eran mujeres trabajadoras y amas  de

15 Quizá por ello en el 2010 se ha restaurado tras una cuestación en la parroquia de San
Antonio. Se incorporó hace unos años a la procesión una pequeña talla de la Virgen de
los Infantes. Desde la declaración de Interés Turístico Nacional en 2005 crece la asisten-
cia. En total en 2010 en las 14 procesiones de la Semana Santa se indica salieron 6000
nazarenos frente a los 1300 de 2004 (Jiménez 2010).
16 Catedral, San Segundo, Mercado Grande, Duque de Alba, Plaza de Santa Ana, Paseo
de la Estación (antes José Antonio), Calle del Ferrocarril (antes Onésimo Redondo),
Convento de San Antonio.

34
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Lunes Santo. Procesión de la Ilusión. Ilustre Patronato de la Santísima Trinidad de Ntra. Sra.
de las Vacas. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

casa que, según me indicaron, formaban el grueso de los encapuchados,


de hábito y capuchón morado y capa marrón oro. Nótese que estas mujeres
no están ocupando el rol tradicional que les ha correspondido en las proce-
siones ya que en el pasado los encapuchados fueron siempre hombres. En
1988 salieron el martes santo junto con Nuestra Señora de la Esperanza,
pero en 1989 quisieron salir solos y además contar con su propia imagen
femenina, la Virgen del Mayor Dolor, con sede en San Antonio17.
TRAYECTO: a las 9 de la noche realiza un trayecto circular, sale de
la catedral y se cierra en la catedral; recorre la Avenida de Portugal a la
ida y Duque de Alba a la vuelta (ambas calles comerciales), y pasa por el

17 En 2004 salen 1300 nazarenos, lo que indica el crecimiento de la barriada. Cambia el día
(martes) y el trayecto adentrándose en la parte norte de la muralla e incorpora las tallas
de San Pedro Llorando (siglo xv), Nazareno del Perdón (1991) y Cristo Yaciente (1942).

35
María Cátedra

Mercado Grande. Este trayecto incluye la zona nueva comercial de fuera


de la muralla18.

Martes Santo
3. Procesión de Nuestra Señora de la Esperanza, de la hermandad de
Nuestra Señora de la Esperanza (Agentes Comerciales o representantes).
La imagen, de 1954, está en la parroquia de San Juan (la zona comercial
tradicional intramuros).

Martes Santo. Procesión de Medinaceli. Archicofradía de la Real Esclavitud del Nuestro Pa-
dre Jesús Nazareno. «Medianceli». Paso por la Ronda de la Muralla. Año 2010. (Foto J. M. J.
Sanchidrián).

Cofradía gremial réplica de la de Sevilla y sostenida por Agentes


Comerciales en toda España, creada en Ávila en el año 1954 por uno de

18 Catedral, San Segundo, Avenida de Portugal, Paseo del Dos de Mayo, Arévalo, Isaac
Peral, Duque de Alba, Comandante Albarrán, Plaza de Santa Teresa, Don Gerónimo
(antes Generalísimo), Alemania, Plaza de la Catedral.

36
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

ellos, dueño de un bar muy céntrico y conocido. Desde 1969 no salió en


procesión por el escaso número de cofrades, hasta 1988. Es una de las más
pequeñas procesiones, quizá porque hoy hay pocos Agentes Comerciales.
No alcanzan los 50 encapuchados nutridos entre familiares y amigos
de  estos profesionales y algunos más en 1989. Quizá por eso salió con
los de Medinaceli y también con el Cristo Amarrado a la Columna de
la iglesia de la Santa. Visten capa y capuchón en verde y túnica blanca19.
TRAYECTO, como el de Medinaceli.

Miércoles Santo
4. Procesión del Silencio. Pasos: Nuestra Señora de las Angustias y
Cristo de la Agonía. Organizada por la cofradía de Nuestra Señora de las
Angustias con sede en San Nicolás.

Miércoles Santo. Procesión del Silencio. Cofradía de Ntra. Srta. de las Angustias. Año 2011.
(Foto J. M. J. Sanchidrián).

19 En 2004 ha cambiado el día de procesión (lunes) y ha encontrado un nuevo partner más


numeroso, los cofrades de las Vacas que aportan su Cristo de la Ilusión (1990) con los
que se encuentran en el camino y procesionan juntos. Por eso se llama la «Procesión del
encuentro». Entre todos desfilan unos 250 nazarenos.

37
María Cátedra

La cofradía, fundada en 1691 y disuelta en 1918, fue reavivada en 1956.


Mientras la imagen de la Virgen es antigua (de 1591, atribuida a Gregorio
Fernández) el Cristo es moderno, comprado en 1984. La composición de
las imágenes y su distinta edad duplica la de la propia barriada, en 1988 en
drástico cambio al desaparecer las pequeñas, antiguas y modestísimas casi-
tas de las Covachuelas y por el contrario, en plena construcción de nuevas
viviendas de pisos. Esta es una cofradía de barriada y al menos la mitad
de los cofrades viven en la misma, muchos de los restantes han nacido en
el barrio, otros son nuevos vecinos. En 1989 salen 200 encapuchados que
visten túnica azul, capuchón y cordón blanco. Los cofrades son 370.
Es una cofradía de gente humilde: obreros principalmente aunque,
como toda cofradía, presumen de tener también gente del (Mercado)
Grande, es decir gente «grande» (a quien van a pedir cuando falta dinero
o hay gastos extraordinarios).
TRAYECTO: a las 9 de la noche sale de San Nicolás al sur de la ciu-
dad. Desde la barriada entran a la ciudad intramuros y recorren la zona
comercial antigua. Las imágenes «duermen» en Santo Tomé el miércoles
noche hasta el viernes en que acompañan al Santo Sepulcro20.

5. Procesión del Santísimo Cristo de las Batallas, organizada por la


hermandad del mismo nombre, y con ese paso. El Cristo original, del siglo
xv, está en Mosén Rubí y hay una talla nueva con el mismo nombre en
la parroquia de San Pedro, en el Mercado Grande. Como la talla antigua
es pequeña y delicada y se pierde entre la multitud, en 1963 se acuerda la
adquisición de la talla nueva de más de dos metros. La procesión se celebró
a las 11.30 h en 1988, aunque en 1989 salieron ambas tallas: a las 11 h la
nueva y a las 2 de la madrugada la antigua.
Esta hermandad, fundada en 1952 por un sacerdote de trayectoria cas-
trense, en su origen estuvo muy unida a la hermandad de ex-combatien-

20 Plaza de San Nicolás, carretera de Burgohondo, Rollo, Damas, bajada de Sonsoles, Fran-
cisco Gallego, Plaza de Santa Teresa, Don Gerónimo (antes Generalísimo) y Plaza del
teniente Arévalo. En 1988 recorrieron también Caballeros, Reyes Católicos, Catedral y
San Segundo. En 2004 desfilan 460 nazarenos.

38
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Miércoles Santo. Procesión del Santísimo Cristo de las Batallas. Hermandad del Santísimo
Cristo de las Batallas. Año 2011. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

tes. Al ser aprobada por el obispo, se nombra por aclamación a Francisco


Franco hermano mayor del Cabildo de Honor. Se considera el Cristo de
los militares, un colectivo muy clásico e importante en Ávila. La imagen
antigua tiene además resonancias castrenses, ya que se dice que la llevan
los Reyes Católicos en sus campañas de la conquista de Granada. La talla
es una de las pocas que existen de valor.
El hermano mayor en 1988 era un propietario de comercio quien al
terminar la procesión invitaba a chocolate a todos los asistentes. Práctica-
mente era el alma de la hermandad, puesto que en 1988 no había fichas
de los hermanos –aunque se decía que podía haber 200, se reunieron unos
150 capuchones– portando una túnica negra con cíngulo de esparto. Se
considera que esta hermandad es de la zona centro y tiene en sus filas
muchos «caballeros»21.

21 En 2004 salen 350 nazarenos de los 470 hermanos en la procesión de las 23 h. Se adentra
por la catedral.

39
María Cátedra

TRAYECTO: sale de San Pedro a las 11:30, en el Mercado Grande y


vuelve al mismo lugar. Recorre el centro moderno de la ciudad 22.

Jueves Santo
6. Procesión de los Pasos. Santa Cruz (siglo xvi), Cena (1919), Ora-
ción del Huerto (1612, 1952), Prendimiento (1910), Caída (1910), Santa
Faz, Tercera Palabra y Santísimo Cristo de los Ajusticiados (siglo xvi).
Organizada por el ilustre patronato de la Santa Vera Cruz.
El patronato es uno de los más antiguos, fundado en 1536 y en su ori-
gen compuesto por muchos artesanos (cardadores, molineros, mercaderes,
carpinteros, curtidores, zapateros) que entraban en la hermandad previo
reconocimiento físico, ya que los enfermos no eran admitidos (J. Mayoral
1935), aunque más tarde tuvo otra composición más elitista. Entre sus
fines estaba el de asistir a los presos de la cárcel y especialmente a los ajus-
ticiados. El reglamento de 1958 recogía como objeto preferente el «asistir a
los condenados a la última pena» mientras estaban en capilla. Hasta 1957
al menos salían encapuchados el «Jueves de la Cena», recorriendo diferen-
tes iglesias con subasta de pasos entre personas que se encargaban de los
gastos del mismo y su traslado. La Vera Cruz es una cruz de madera con
reliquias, alguna de las cuales se supone es un lignum crucis autentificado.
En 1988 la cruz estaba muy deteriorada y semi-abandonada en la ermita
del Humilladero, su sede, que amenazaba ruina, pero antes debió tener
su importancia ya que salía solemnemente el día 3 de mayo en la fiesta
de la Cruz. La ermita en los años ochenta era una pequeña construcción
cuya fachada estaba decorada con cráneos y con una talla muy realista e
impresionante del Cristo de los Ajusticiados, visible desde la carretera de
Madrid; en los noventa sufrió una remodelación considerable. La ermita
pertenece a San Vicente, pero recibe de los fieles limosnas en un cepillo;

22 Plaza de Santa Teresa, Arco del Alcázar, Don Gerónimo (antes Generalísimo), Alema-
nia, Plaza de la Catedral, Arco del Peso de la Harina, San Segundo, Avda. de Portugal,
Dos de Mayo, Duque de Alba, Comandante Albarrán, Plaza de Santa Teresa.

40
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Un penitente, año 2004. Jueves Santo. Foto María Cátedra.

al parecer la mayoría de ellas dedicadas a las intenciones de los difuntos.


En su día perteneció al convento de San Francisco, hoy rehabilitado.
Los pasos están en la catedral. Algunos de estos pasos parece que
vinieron de Madrid 23. La cofradía estuvo compuesta siempre de gente de
dinero de zona centro, los llamados «industriales», grandes comerciantes
y empresarios. En los años ochenta pagaba a los que llevaban los pasos.
Una familia de varios hermanos se encargaba de su cuidado; el padre fue

23 En las cofradías siempre hay una «señora rica» que regala tallas o cubre otras necesidades,
si bien parece que en este caso fue un señor, Eugenio Alonso Cuesta, quien en 1931 dona
a la catedral tres tronos replicas de Salzillo, procedentes de la iglesia de San Millán. En
1944 se incorpora la Dolorosa y en 1947 el Calvario, que sufraga la Juventud Católica
Antoniana.

41
María Cátedra

secretario de la hermandad durante muchos años. La guardia civil escolta


esta procesión que es la más vistosa y diversa. Llevan túnica y capucha
morada, con cíngulo amarillo.
TRAYECTO: a las 9 de la noche sale de la catedral y vuelve a la
catedral. Parecido trayecto del anterior, triángulo del centro moderno24.

Viernes santo
7. Viacrucis. Paso: Cristo de los Ajusticiados. Organizado por el ilustre
patronato de la Vera Cruz y delegación diocesana de la Juventud.
Se dice también que antes el Viacrucis se realizaba por dentro de la
ciudad pero se prohibió porque la gente no dormía debido a que los cantos
despertaban a todo el mundo. Salen desde 1935 y fue creado por los jóve-
nes de Acción Católica. Antes se guardaba una estricta separación entre
hombres y mujeres –ahora «están todos liados», se me indica–. En 1953
solicitaron un acto de perdón por el que se liberaba a un preso de la cárcel
que acompañaba a la procesión. A partir de este año la procesión recorre
todo el perímetro de las murallas.
Inicia su recorrido a las 5:30 de la madrugada desde la catedral. Se
indica en los programas «Ayuno y abstinencia», algo quizá difícil para
ciertos colectivos, especialmente los jóvenes, su mayor contingente (pro-
bablemente un ochenta por ciento de los asistentes), quienes o beben o
desayunan el clásico chocolate con churros y en algunos casos no terminan
la procesión, perdiéndose por el camino.
Trayecto atípico como la hora en que tiene lugar, recorrido alrededor
de las murallas desde la catedral.
Sermón de las Siete Palabras, poco concurrido, lo realiza un invitado
que propone el obispo, se le paga «a regañadientes» una cantidad entre
40 000 y 60 000 pesetas de 1988. Tiene lugar a las 8 de la tarde frente a
Santo Tomé, iglesia al lado del obispado y expresión de la tutela de esta
institución.

24 Catedral, San Segundo, Av. de Portugal, Dos de Mayo, Arévalo, Isaac Peral, Duque de
Alba, Plaza de Santa Teresa, San Segundo y Catedral.

42
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

8. Pasión y Santo Entierro. Pasos: Cristo de la Agonía, Nuestra Se-


ñora de las Angustias, Santo Sepulcro y Dolorosa. Organizada por el real
e ilustre patronato de Nuestra Señora de las Angustias y Santo Sepulcro
con la colaboración de la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias de
San Nicolás.
El patronato, que ha sido el más elitista y rico de la ciudad, fue fun-
dado en 1756 y tiene su sede en la iglesia de Santo Tomé, actualmente
iglesia de San Ignacio, (antiguo edificio de la Compañía de Jesús hasta
1774); hoy lo forman unos pocos e ilustres nombres, tan pocos que la gente
dice que «nadie» y ello debido a que se «ponía veto» para pertenecer a ella.
El antiguo patronato de Nuestra Señora de las Angustias, con sede en la
iglesia de San Silvestre, procede de un viejo patronato de nobles, un grupo
muy pequeño (13 patronos en 1840 y 19 en 1846). En 1975 sus hermanos
pagan unas cantidades muy superiores a las de otras cofradías y desde
1851 consta como «Real» patronato (Sabe 2000: 241). También el Santo
Sepulcro pone un tope de 32 a sus inscritos. Quizá por su escaso número
y similar composición se fusionan en 1898. En la actualidad cuentan entre
sus miembros con algunos nobles. En 1988 era el ejemplo de cofradía que
pagaba a los que llevaban sus pasos: 3 relevos y 20 hombres pagados en
total. Precisamente por ser pocos se unen a la cofradía más pobre de la
ciudad en el año 1956 (fecha de renacimiento de las Angustias) que es en
cambio muy numerosa. Las dos Vírgenes con idéntica denominación –An-
gustias– representan los opuestos; la de San Nicolás tiene al hijo en brazos,
la del patronato, llamada también Dolorosa, está sola 25. Unos y otros están
encantados por la unión en que ganan respectivamente número y estatus.
Sin embargo se separarán en los años 90.
Los del patronato llevan un hábito lujoso de terciopelo negro con cín-
gulo morado que contrasta con el azul claro de tela sencilla de los de San
Nicolás. Se dice que esta es la procesión «oficial» con las autoridades, y la
«de toda la vida».

25 Probablemente representa un rasgo de la estructura social abulense en que los hijos de los
ricos se marchan de la ciudad, dejando solas a sus madres; y también la numerosa prole
de los proletarios.

43
María Cátedra

TRAYECTO: el centro tradicional, desde el obispado al Mercado


Chico, la catedral y vuelta al obispado26.

9. Procesión de Nuestra Señora de la Soledad. Paso del mismo nom-


bre que está en San Pedro organizada por la asociación de las damas de
la Soledad, imagen de 1958.
A esta asociación solo pertenecen mujeres, en 1989 exactamente 177
en el fichero; me contaban ellas que en 1987 salieron 170 mujeres27. Como
la hermandad del Cristo de las Batallas, la asociación se constituye en
1957 por impulso del mismo cura, del que se dice «las dejó solas», las
«abandonó». Hay tendencia a que si la mujer pertenece a esta cofradía, el
marido pertenezca a la de las Batallas. No hay que olvidar que San Pedro
es una de las más ricas parroquias de la ciudad. También pagan por llevar
los pasos y me indican que ellas no tendrían fuerza para hacerlo. La di-
rectiva y muchas de ellas llevan vestido negro y mantilla española.
Parece que hay una anterior llamada de «Piedad y Caridad» de 1769,
también de mujeres, pero un antecedente seguro es la procesión del Si-
lencio, hoy cofradía de hombres, que hasta 1959 estuvo compuesta de
mujeres. En 1956 ya se denominaba «Procesión de Soledad», se realizaba
el sábado y asistían «señoras y señoritas mayores de 17 años» que se reu-
nían en Santo Tomé al inicio de la procesión (sin permitírseles agregarse
a las filas después) de luto y con velo negro, portando velas encendidas,
sin maquillaje ni detalles «que revelen lujo u ostentación» como alhajas y
adornos. Por último rezarían el rosario y «obedecerán con docilidad las
consignas de la organización», además de desfilar modesta, devota y re-
cogidamente. Sin embargo en 1988 salen a las 11 de la noche del viernes.

26 Plaza del Teniente Arévalo (Santo Tomé), Plá y Deniel, Pedro Dávila, Caballeros, Mer-
cado Chico, Zurraquín, Tomás Luis de Victoria, Catedral, Arco del Peso de la Harina,
San Segundo, Don Gerónimo (antes Generalísimo), Teniente Arévalo. En 2004 salen
los siguientes pasos: Santa Cruz, Virgen de la Esperanza (1954), Prendimiento (1910),
Medinaceli (1947), La Caída (1910), Santa Faz (siglo xviii), Angustias (1551), Santo
Sepulcro (siglo xvii, y Dolorosa (1947).
27 En 2004 salen 225 de las 372 inscritas.

44
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Sábado Santo. Procesión de la Soledad. Asociación de Damas de la Soledad. Año 2010. (Foto
J. M. J. Sanchidrián).

Sábado Santo. Procesión de la Soledad. Asociación de Damas de la Soledad. Acompañamiento


de la Agrupación Musical de la Cofradía de la Adoración del Huerto y la Vera Cruz de Medina
del Campo. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

45
María Cátedra

La presidenta de 1989, una activa mujer de unos 40 años, propietaria


de un bar, estaba intentando darle un nuevo aire a la asociación. Entre
sus planes estaba el sacar una cruz vacía de Cristo (1993) y trasladar la
procesión al sábado (porque en la noche del viernes la gente «está cansada
de tanta procesión»); algo que ya hacen en 1989. Tiene relación con las
damas homónimas de otras ciudades como Valladolid, ciudad a la que
asisten a la procesión en un autocar. Antes de la Semana Santa realizan
un quinario (en 1989, del 13 al 17 de marzo) y un Viacrucis hasta el Cristo
de la Luz.
TRAYECTO: pequeño circuito del Mercado Grande por el centro
comercial volviendo al Mercado Grande. Parece que la Virgen no cabe
por las puertas de la murallas, por lo que no puede entrar en el centro
tradicional como sería su deseo28.

Domingo de Resurrección
10. Procesión del Resucitado. Pasos: Santísimo Cristo del Resucitado
(mediados del siglo xx) y Nuestra Señora del Buen Suceso (siglo xvii),
organizada por la cofradía del mismo nombre con sede en la ermita del
Pradillo perteneciente antes a San Andrés y en la actualidad a la parro-
quia de la Sagrada Familia, una nueva parroquia y barriada. La cofradía
resulta de la unión de dos antiguas organizaciones en 1944 (al menos el
Resucitado desde 1669 y el Buen Suceso desde 1698).
Ambas imágenes salen de la Sagrada Familia, la Virgen tapada por un
velo, y al encontrarse con su Hijo se le quita el velo y tocan las campanas,
esto se denomina «el encuentro». La cofradía es «de toda la vida», y hay
unos 500 cofrades, sin hábito. La costumbre tradicional ha sido comer el
hornazo en la explanada de la ermita del Pradillo y echarse novio en la ro-
mería. Se dice que quienes comen juntos el «hornazo del amor» al año que
viene se casan. Esta es la primera romería del año y, quizá por su fecha,
después de la Semana Santa, una de las más populares. En 1904 se alude

28 Plaza de Santa Teresa, Duque de Alba, Dos de Mayo, Portugal, San Vicente, San Se-
gundo y Plaza de Santa Teresa.

46
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Domingo de Resurrección. Procesión del Resucitado. Cofradía del Stmo. Cristo Resucitado.
Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

Domingo de Resurrección. Procesión del Resucitado. «El Encuentro». Año 2004. (Foto María
Cátedra).

47
María Cátedra

en el periódico a las ganas de romería de los abulenses tras un invierno


duro y cómo se puede definir ésta como «amor, baile y hornazo»; en los
puestos se venden avellanas, vino y jamón, y se prodiga con generosidad
el tambor y la dulzaina. Hoy las imágenes las llevan los mozos y no pagan
por hacerlo, lo que se consideraría un escándalo. En el año 1988 cayó ese
día la mayor nevada del año y terminó la Virgen metida en una furgoneta
y el Cristo cubierto de plástico, pero en la calle.
TRAYECTO: a las 10:30 de la mañana en la Sagrada Familia misa
solemne precedida de «El Encuentro» y a continuación la procesión. Como
otras profanas, pone en relación su barriada con el centro tanto antiguo
como moderno y vuelve a la barriada 29.

III. Llevar la procesión por dentro


En 1988 seguí con minuciosidad la Semana Santa abulense y en bue-
na observación participante asistí, bajo un capuchón, a la procesión de
la Pasión y Santo Entierro con el hábito de la cofradía de las Angustias
de San Nicolás. Apañando un poco el proverbio: «llevar la procesión por
dentro» creo que se puede decir que es muy distinta la procesión desde
fuera que desde dentro. Es distinta porque la perspectiva también lo es;
bajo un capuchón la procesión es dinámica y fluida, y la perspectiva es
de conjunto. No siempre una descripción con estricta observación es más
objetiva que participando en ella y, desde luego, esto no es cierto en el caso
que me ocupa. Tras el capuchón se tiene una visión distinta del público,
–al que uno ve pero que no te ven– y captas su rostro y actitudes (desde
algunos jóvenes con un ataque de risa al pasar la imagen, mujeres que se
persignan, extranjeros indiferentes, algunos un poco insultantes, pero en

29 Virgen de la Soterraña, Santa Cruz de Tenerife, Paseo de San Antonio, Calle del Fe-
rrocarril (antes Onésimo Redondo), Paseo de la Estación (antes José Antonio), Plaza de
Santa Ana, Arévalo, Duque de Alba, Comandante Albarrán, Plaza de Santa Teresa, Don
Gerónimo (antes Generalísimo), José Tomé, Alemania, Reyes Católicos, Mercado Chico,
Comuneros de Castilla, Enrique Larreta, Tomás Luis de Victoria, Esteban Domingo,
Lope Núñez, San Vicente, Valladolid, Ermita del Resucitado. En 2004 hay 590 herma-
nos.

48
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

general gente seria y circunspecta)30. Casi podría decirse que es una forma
de disfraz, muy cercano en algunos momentos a los disfraces de carnavales
pero de distinto signo; el disfraz en el contexto de carnavales –la carne y la
alegría– como en el de la Semana Santa –el espíritu y la tristeza–. Quizá
por este sentido de disfraz a los niños les atraiga este suceso doliente. Pero
además la Semana Santa es también un escenario social siguiendo con la
metáfora teatral. Veamos los participantes y sus recorridos.
Los niños son el ingrediente esencial de la procesión de las Palmas
(procesión nº 1), procesión por cierto que se asocia con un animal, la
borriquilla, que llega a dar el nombre popular a la procesión. Los niños
representan la incipiente socialización –como los animales– y el futuro de
Ávila; no es extraño por tanto que la procesión provenga de una nueva y
populosa barriada, San Antonio, al NO y lindando con los límites de la
ciudad, cerca de las huertas que la rodean. La procesión pone en comuni-
cación simbólica el centro monumental y la nueva vida de la periferia. Y
de los niños a sus madres, las nuevas mujeres abulenses trabajadoras tan
numerosas en la procesión de Medinaceli (nº 2). Estas mujeres encapucha-
das están representando un rol hasta hace poco exclusivamente masculino
y muy distinto de la clásica presencia femenina, la cofradía de las Damas
de la Soledad (nº 9). En algunos reglamentos de las cofradías consta la
prohibición expresa de admitir mujeres en las procesiones31. Las Damas
de la Soledad evidentemente representan el rol tradicional de la mujer, a
través de su traje y atuendo (con mantilla, tacones, luto, etcétera); no es

30 Esta dualidad quedaba plasmada en el Programa de 1951 en un pequeño comentario titu-


lado Cuerpo y alma donde el autor desconocido planteaba una diferencia entre el cuerpo,
lo exterior, lo transitivo e inestimable que percibe el forastero (muchedumbre, aparato,
exorno, el bullicio, las largas comitivas solemnes, las luces, flores, músicas, todo el abiga-
rrado conjunto extraño de una ciudad…) y el alma que capta el abulense (la fiesta de la
religión… de los conceptos imponderables: muerte dolor, Dios, Eternidad). Además «la
fiesta es la materialización de la vida y la historia, de la ciudad y el tiempo, del corazón
y la muerte».
31 Por ejemplo, el artículo 9º del Reglamento de la Vera Cruz (1958: 3) se indica: «Se po-
drán admitir por hermanas, las señoras de reconocida piedad, teniendo iguales derechos
y deberes que los hermanos, a excepción de que no podrán asistir a la procesión de Jueves
Santo. No podrán ser admitidas las mujeres que vistan deshonestamente y en el caso de
que ya pertenezcan y amonestadas no se corrijan, serán expulsadas».

49
María Cátedra

pues extraño que se asocie a la de las Batallas (nº 5), que representan el
rol tradicional del hombre, los militares. Durante muchos años las Da-
mas han ejercido el único papel permitido a la mujer. En el programa de
Semana Santa de 1951 se anunciaba un Gran Concurso de la Mantilla
Española-Abulense organizada por una compañía publicitaria, pero ade-
más aparecía un comentario titulado «La mantilla española es una ofrenda
espiritual». Una buena muestra de este aspecto aparece en una fotografía
del programa de 1946 donde aparecen cinco mujeres de mantilla y entre
los comentarios a pie de fotografía se dice:

En estos días solemnes de la Semana Santa la mujer abulense sabe


también honrar el esplendor y la brillantez de las ceremonias religiosas,
tocándose con la bella y tradicional mantilla española. ¡A la belleza y
prestancia de sus mejeres (sic) Ávila, con su austero sentido de la vida,
une el fervor más entrañable y la virtud inigualable de la mujer española:
católica, sencilla y buena!

A esta procesión se la denominaba «la de las viudas» aunque no se está


muy de acuerdo si por el estado civil o por el riguroso luto que era obli-
gado llevar (sin pintarse, sin alhajas y con velo o mantilla). También se
la denominaba de un modo humorístico «la procesión de las cucarachas»
obviamente por el color de sus vestidos, siempre de negro obligatorio. Así
pues la asociación con la «vieja» imagen de la mujer no está solamente en
los ojos del antropólogo, pese al coraje y entusiasmo de la activa mujer que
hoy la dirige32. La cofradía de Damas de la Soledad merecería realizar un
trayecto tradicional pero no es así, realiza uno muy pequeño ya que se
mueve fundamentalmente por el Mercado Grande (que hemos visto está
asociado a las niñas) y roza las murallas. La razón está en que la imagen
que llevan es excesivamente grande para poder pasarla por los arcos de
la muralla, lo que les impide su recorrido por el centro tradicional que
en buena lógica simbólica les correspondería. También participaron las

32 Hay una cierta tendencia a que el negro (o el morado) sea el color preferido de las cofra-
días de gente pudiente, y por el contrario las humildes vistan con otros colores, como el
azul, el verde o el blanco.

50
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

mujeres en las procesiones de Semana Santa en la del Silencio, cofradía


de las Angustias, que salía en solitario la noche del miércoles, y que ha
intercambiado en diferentes épocas a mujeres y hombres. Curiosamente
cuando renace la cofradía (y se activa la organización) las mujeres desapa­
recen de las procesiones. Una última referencia a la división sexual se
aprecia en la frecuencia en que las cofradías incorporan entre sus pasos a
un partner del otro sexo: una talla de Cristo (o al menos una cruz desnuda)
en las procesiones de vírgenes y viceversa. Las dos mitades de la divinidad
quedan de este modo compensadas33.
Las cofradías masculinas, prácticamente todas las demás, ponen de
manifiesto una sociedad estratificada y no precisamente entre las más
antiguas. Dos de las más recientes, y con mayores problemas, la de la Es-
peranza (nº 2) y la de las Batallas (nº 5) trae eco de la oposición medieval
entre ruanos o comerciantes por un lado y serranos o caballeros por otro,
resuelta a favor de los segundos. La procesión de las Batallas está asociada
a dos fechas clave en la historia de España: a la imagen se la supone la lle-
van los Reyes Católicos en la conquista de Granada, y a la fundación de la
hermandad en 1952, que se erige como símbolo de los ex-combatientes; en
ambos casos, asociaciones bélicas. La presencia de los militares en Ávila
ha sido constante e importante en términos simbólicos, desde los viejos
«caballeros» que hicieron posible la existencia de la ciudad a los militares
que han tenido su sede en uno de los palacios de la ciudad. El circuito de
la procesión depende de la imagen que sale; en 1989 se realiza en torno
al Mercado Grande donde está la imagen más reciente; la antigua en
cambio rodea el Mercado Chico y las murallas, el centro tradicional. Por
su parte, la Esperanza (nº 3), cofradía gremial que promueven los agentes
comerciales, representa una visión del mundo diferente y es la expresión
del más amplio contexto económico en que está inmersa la propia Ávila;
su decadencia y escaso número es probable que indique cambios en la
actividad comercial actual (la decadencia de los pequeños comercios e

33 Una excepción es la del Cristo de las Batallas, probablemente porque la guerra se consi-
dera un territorio exclusivamente masculino.

51
María Cátedra

intermediarios en favor de las grandes superficies). Su trayecto es, natu-


ralmente, el nuevo centro comercial.
Otra oposición fundamental y quizá bastante definitiva se establece
entre la procesión del Silencio (nº 4) del miércoles por una parte, y la
de la los Pasos (nº 6) del jueves y la de Pasión y Santo Entierro (nº 8)
del viernes por otra. La primera, de la cofradía de las Angustias de San
Nicolás, está compuesta por la gente más humilde que sale en Semana
Santa, el barrio obrero por excelencia y la periferia de la ciudad al SE.
La de la Vera Cruz que organiza la de los Pasos (nº 6) es en cambio la
cofradía que ha tenido a los más pudientes cofrades de la zona centro, los
que, aparte la nobleza, se consideran «los ricos», la burguesía: la riqueza
que proviene del comercio, los propietarios de negocios y los pequeños
empresarios de la zona centro. Expresión de esa riqueza es la vistosidad
y variedad de sus pasos y también la distintas categorías de cofrades que
aparecen en sus estatutos; una riqueza que en 1988 estaba desapareciendo
o luchando por no desaparecer, evidente en el mal estado de los pasos, de
la propia ermita y el número irregular de cofrades. Cofrades que pagan
por lograr que lleven los pasos. Lo mismo sucede con la más elitista de las
procesiones, la de Pasión y Santo Entierro (nº 8), la oficial, la «de toda la
vida», en la que desfila no solo la élite intelectual o política –la corpora-
ción municipal– sino también la más nutrida de miembros de la nobleza
en algún tiempo. Su presidente era en 1988 el cronista oficial de la villa.
Pues bien, en esta procesión tiene su lugar la representación del sector
humilde de Ávila, ya que desfilan junto a las Angustias de San Nicolás
(nº 4). En la procesión aparecen dos Angustias, dos Cristos, como las dos
clases sociales que desfilan juntas, los ricos muy pocos, los pobres más nu-
merosos. Su recorrido, al igual que la dicotomía que plantean, es el centro
tradicional y quizá el centro jerárquico pues provienen de Santo Tomé, la
iglesia que linda con el obispado. El centro y la periferia, los opuestos de
la sociedad en términos de estratificación social, quedan simbólicamente
unidos y representados.
Otra oposición, y probablemente la más clave para el futuro inmediato
de los abulenses, se aprecia entre los dos actos que realiza el patronato de

52
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

la Vera Cruz: el Jueves Santo la Procesión de los Pasos (nº 6) y el Viacrucis


(nº 7) del viernes de madrugada. En esta última el componente principal
es la gente joven. El Viacrucis es co-organizado con la delegación dioce-
sana de la Juventud, a las 5.30 de la mañana, (una hora quizá adecuada
a los jóvenes, hora joven y excusa para pasar la noche fuera) y se abre
con el mismo Cristo de los Ajusticiados. Es probable que aquí exista la
oposición viejos (Procesión de los Pasos) - jóvenes (Viacrucis). El trayecto
de los mayores es el clásico, mientras que el de los jóvenes es distinto de
todos los demás, ya que recorren el perímetro de la muralla. También es
distinto el comportamiento de los participantes en el Viacrucis, menos cir-
cunspectos que los que asisten a otras procesiones y motivo de crítica para
los mayores o el clero que los acompaña. Parece ser que para los jóvenes la
asistencia es una especie de ritual de paso, ya que alrededor de la pubertad
solicitan permiso de sus padres para asistir con sus amigos (por ejemplo, el
nieto de uno de mis informantes, de 11 años). Y también es un ritual de
trasgresión, por las ocasionales libaciones para combatir el frío y las fugas
de algunos adolescentes.
Y finalmente la procesión fundamental que se opone a todas las demás
es la del Resucitado (nº 10), la que tiene lugar al término de la Semana
Santa. Hombres y mujeres, niños y jóvenes, centro y periferia que mantie-
nen cierta distancia a través de sus respectivas procesiones, se dan cita en
la procesión de la vida. La separación que se observaba entre Vírgenes y
Cristos (obsérvese que en toda la Semana Santa ambas figuras son exclu-
yentes, Vírgenes con el hijo apresado, crucificado, muerto, o desaparecido)
se destruye a través del «encuentro», el pequeño ritual que vuelve a poner
en comunicación la mitad femenina de la divinidad y la mitad masculina.
Todos los símbolos que aparecen en la romería del Pradillo apuntan a
aspectos vitales, la comida y la bebida –el hornazo y el vino–, el amor y el
cortejo; frente a la música fúnebre, el alegre sonido de la dulzaina, frente
a la monótona circunspección de la procesión, la alegre jota castellana. El
itinerario del Resucitado es también el itinerario de la Ávila renovada a
través de sus nuevos barrios, de la nueva parroquia de la Sagrada Familia
(un nombre muy adecuado para expresar la fertilidad y la vida) que susti-

53
María Cátedra

54
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

55
María Cátedra

tuye al patronazgo de antiguos conventos en medio de huertas, un límite


de la antigua ciudad. Así pues la procesión integra viejos límites, borra
fronteras y pone en relación opuestos.
A través de las procesiones abulenses muy diversos colectivos emergen.
Las procesiones son un microcosmos de la propia sociedad en la que están
representados los grupos significativos por sexo y edad (niños, jóvenes,
mujeres y hombres), clases sociales (gremios, ocupaciones y estratificación)
y barrios (centro y periferia). Un análisis de estas agrupaciones puede indi-
car la naturaleza de la sociedad, dónde está y dónde está yendo, a pesar del
distinto origen y fecha de las cofradías, las áreas y colectivos de influencia.
El recorrido de las procesiones a través del espacio ofrece también
mensajes sobre los significados de los distintos lugares y zonas de la ciu-
dad. Los recorridos y los mojones simbólicos de la ciudad, sus iglesias y
capillas, reflejan lo que es la ciudad, la fuerza y pujanza de sus barrios,
sus alianzas, estrategias e historia. Si echamos un vistazo a sus itinerarios
descubrimos una obvia oposición: la de centro y periferia. La mayoría de
las procesiones (nº 2, 3, 5, 6, 8 y 9) se mueve en un estrecho círculo (véase
mapa A) con un casi idéntico itinerario en la mayor parte del circuito, la
zona del Mercado Grande y la catedral. Este área se ha considerado el
centro del poder, la zona más prestigiosa de Ávila, la del nuevo comercio
y donde se encuentra las más rica de sus parroquias, la de San Pedro. Las
procesiones periféricas son la de barrios humildes o industriales como la
de las Palmas (nº 1) y el Resucitado (nº 10) al norte, la del Silencio (nº 4)
al sur, y el Viacrucis (nº 7) que realiza un raro itinerario alrededor de la
muralla. Las cuatro procesiones tienen en común la procedencia modesta
de su población, su periférica situación en la estructura social (incluidos
los jóvenes que por definición no poseen nada propio). Y sin embargo estos
últimos trayectos son afirmaciones del poder de los humildes (si no en ca-
lidad, al menos en cantidad), de la periferia frente al centro, de los jóvenes
frente a los mayores, quienes reclaman con sus itinerarios su derecho a la
ciudad apropiándose de su centro en sus procesiones.
Es intrigante la poca actividad ritual en relación a la ciudad intramu-
ros, pese a la importancia de las murallas como símbolo de la ciudad y su

56
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

adecuación para procesionar por su origen medieval. La única procesión


que recorre una parte de la ciudad intramuros, si bien la más aristocrática,
es la de la Pasión y Santo Entierro cuyos miembros son nobles, algunos
de los cuales todavía mantienen algunos palacios dentro de las murallas.
Evidentemente las rutas indican centros de comercio y actividad o por el
contrario inactividad y decadencia, al igual que su paso, dirección o salida
de centros simbólicos importantes. El centro más vivo de la ciudad ha
quedado fuera de las murallas y por el contrario la ciudad intramuros ha
perdido población y pujanza económica; algo evidente en sus decadentes
viejos comercios o el traslado de otros.
Hasta aquí hemos visto cómo se distribuyen las procesiones en el es-
pacio físico y social de la ciudad. El tiempo también ofrece mensajes muy
significativos: por ejemplo, en relación a los días de la semana en que
sale la procesión –algunos centrales, otros residuales–. Pero echemos un
vistazo a su evolución.

IV. Un vistazo al pasado


En la primera mitad del siglo xx las procesiones se caracterizan en ge-
neral por la pobreza de las mismas y por su irregularidad34. Ávila a prime-
ros de siglo cuenta con 12 000 habitantes y en 1950 apenas llega a 20 000.
Es una de las más pequeñas y tradicionales ciudades de provincia. Duran-
te muchos años no hay procesiones el lunes, martes y miércoles, aunque sí
se celebra modestamente la de Ramos, que se pasea por los claustros de la
catedral organizada por el cabildo. En 1904, por ejemplo, no hay proce-
siones en casi toda la semana sino oficios de cuaresma y tinieblas, de los
que da noticia el diario local al lado de anuncios sobre «limonada gaseosa»
típica de la Semana Santa y surtidos de conservas propios de esta época del
año. El jueves sale la procesión del Santo Entierro a las 5 de la tarde y se
alude al sábado que contempla a las mujeres abulenses luciendo mantilla.

34 Esta escasa presencia de procesiones es parte de una tendencia más general y antigua, la
crisis de la cofradía de mediados del siglo xviii a la que se han referido diversos autores
(Sánchez Herrero 1987, Suárez Fernández 1987).

57
María Cátedra

La semana santa se vivía sin embargo de esta sobria manera. Hablo con
un hombre (H) y su mujer (M) que tienen en 1989 más de 70 años, muy
activos en una modesta cofradía35:

[La Semana Santa debió ser distinta cuando usted era moza]
M: era tan distinta… porque voy a decirla, entonces Dios se moría a
las nueve de la mañana el jueves, ya no trabajaba nadie, nada más que el
medio día, cuando daban la noticia a todos que se había muerto Dios,
dejaba todo el mundo de trabajar, ya se iba a los Monumentos, a las tres de
la tarde, después de comer, a recorrer las estaciones, y ahora sin embargo
hasta las 6 de la tarde que hacen los oficios no se va a la iglesia, a las 7 en
otra, a las 8 en otra, el mismo jueves.
H: Y otra cosa, si trabajaban el jueves por la tarde entonces a partir de
las 10 de la mañana todos tenían carros de vacas y todo el mundo ponía
hierba al cencerro para no tocar las campanas de las vacas [?] Las vacas
llevan un collar, un cencerro, y en cuanto se moría Dios a las diez de la
mañana todos los carros tapaban el cencerro para que no sonara y las
mulas que llevaban un cascabel, nada, se tapaba, a partir de las 10 de la
mañana todas en silencio. Y nosotros mismos que estábamos de guardia,
íbamos con la corporación a recorrer los monumentos, ahora ni corpora-
ción, ni leche, ni nada, ahora no va ninguno, [antes] iba la corporación,
todos los guardias de gala, con el alcalde, los concejales, íbamos a recorrer
la estación, las siete estaciones, y ahora ya no...
M: en Ávila era así la Semana Santa…
[debía ser muy impresionante]
H: lo que pasa es que entonces no iba la gente encapuchada, iba la gen-
te enlutada, las viudas en silencio... y ahora van mucho más de romería…
M: pasa igual que las cofradías
H: si ahora mismo en vez de ir la gente encapuchada tuvieran que ir
con la cara descubierta, en vez de ir en las cofradías 300 irían 100, porque
ahora mismo se viste la gente joven porque les gusta ir en las filas, noso-
tros somos 200 capuchones, me parece que somos».

1935 es una fecha clave en toda España en relación a la recreación de la


Semana Santa como parte de una ideología de redención a través del dolor

35 Mis comentarios y preguntas aparecen entre corchetes. Las citas son literales con un
mínimo trabajo editorial para evitar repeticiones.

58
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

(Andrés-Gallego 1987), probablemente una reacción ideológica a la situa-


ción política del momento. En Ávila el Jueves Santo salió la procesión de la
Vera Cruz desde el Humilladero y recorrió el trayecto entre varias iglesias36.
Es en este año cuando salen los pasos procedentes de la parroquia de San
Millán de Madrid, que se subastan entre personas principales de la ciu-
dad, quienes se encargarán de su cuidado. El Viernes Santo salió la pro-
cesión de la cofradía de las Angustias y Santo Sepulcro37 y finalmente la
del Resucitado el domingo. El obispo Plá y Deniel incluye el Viacrucis de
la madrugada que fue «nutridísimo». Este nuevo impulso tiene una figura
señalada, el padre V. del convento de San Antonio, quien en la década de
los años 30 instituye la procesión de Ramos y la archicofradía de Medi-
naceli en la barriada de San Antonio, el primer ensanche de Ávila hacia
la estación de ferrocarriles, al igual que otro cura (J. M. L.) impulsará la
creación o renovación de cofradías y procesiones en los 50. El clero tuvo en
el pasado un papel activo al organizar o recuperar cofradías y procesiones,
pese a que en la actualidad hay fuertes críticos entre los eclesiásticos sobre
este tipo de actos. La gente hoy se refiere a estas iniciativas de esta manera:

[¿Antes el clero no estaba al margen de las procesiones?] estarían me-


nos al margen pero también, había que estar siempre... es muy difícil [yo
pensé que hubo unos años en que ellos lo estimularon…] no, mira, aquí
vino un consiliar, el Cristo de las Batallas, lo fundó J. M. y don J. M. no
ha fallecido, sigue en Ávila viviendo y lo ha dejao, quiere decir que los
embarcó durante unos años y luego los ha dejao; nosotros nos vamos a
otro lao, don F. H. del Grande, empezamos y nos ha dejao embarcaos,
este es un tema que no se... lo del padre V., él creó la Juventud Antoniana.

Si echamos un vistazo a las fechas de adquisición de los pasos y tallas


de la Semana Santa podremos apreciar que, aparte de una decena de
imágenes de los siglos xv, xvi y xvii y unos pocos a primeros de siglo xx,

36 Santo Tomé el Viejo, la Magdalena, la Catedral, San Juan, Santo Domingo, El Carmen,
San Vicente, San Andrés, La Concepción y San Francisco según indica Mayoral (1935).
37 Así lo observa Ferreol Hernández en el Programa de 1957, quien tras una pequeña in-
vestigación sobre la época indica: «era todo muy pobre».

59
María Cátedra

la mayoría, más de una docena, son de finales de los cuarenta y los años
cincuenta38.
También en 1935 aparecen los primeros ecos turísticos de la Semana
Santa. En la revista Ávila Turista, en un número dedicado a la Semana
Santa, se recomienda ver la procesión de los Pasos, y apreciar el especial
marco de la ciudad, con la siguiente recomendación «¡No debe perderse
el turismo esta procesión!». Un turismo que en el mes de marzo de ese
año había informado a 122 turistas, de ellos 19 extranjeros. Sin embargo
en 1936 no habrá procesiones. Con el tiempo, el aspecto turístico de la
Semana Santa cada vez tendrá mayor importancia, por encima de su na-
turaleza religiosa incluso, tal como aparece en muchos comentarios de los
más píos cofrades, por ejemplo este que sigue:

Pero la Junta pro Semana Santa no es que solamente la compongan


los patronatos con las cofradías, deben constituirla también los medios
de comunicación y las entidades que sean locales, que sean de Ávila, la
Cámara de Comercio, el excelentísimo Ayuntamiento, el CIM Turismo
no sé que… no consiste solamente los patronatos, porque lo que vamos
a hacer nosotros no es un tipo religioso como piensa la gente, es un tipo
cultural, para que Ávila se abra fuera al exterior, como decíamos antes en
Valladolid, en Valladolid es más turista que tipo religioso.

Las procesiones varían en distintos años en complejidad y variedad.


Por ejemplo en 1946 no había procesiones lunes ni martes39. A las 12 de
la mañana del sábado terminaba la Semana Santa puesto que a esa hora

38 Últimamente se han adquirido bastantes Cristos (Cristo de la Agonía 1984, Ilusión 1990,
Nazareno del Perdón 1991, Cristo Arrodillado 1993, Santa Cruz 1993, Cristo de las
Murallas 2000) que acompañan a viejas tallas de la Virgen.
39 El Domingo de Ramos además de procesión por la mañana hubo un Viacrucis a la tarde
por los jardines de San Antonio. El miércoles la procesión del Silencio estuvo acompa-
ñada por los encapuchados de la Juventud Obrera de San Juan Bosco y a ella se unió el
Cristo atado a la Columna de la iglesia de la Santa; todos se dirigieron a la catedral. El
jueves junto a oficios y lavatorios salieron la de los Pasos y la Virgen de los Dolores y el
Señor cargado con la Cruz. El trayecto era muy reducido y abarcaba el centro clásico. A
las 6 de la madrugada del viernes salió el Viacrucis que hizo un recorrido dentro de las
murallas.

60
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

comenzaron a oírse cohetes y dulzaineros. Por la tarde se trasladó al Re-


sucitado desde la ermita del Pradillo a la basílica de San Vicente a través
de la barriada, y después del rosario hubo fuegos artificiales. El domingo
siguió la fiesta con toque de diana de dulzainas, misa, el Encuentro y la
procesión; a la tarde romería con subasta de banzos y regalos y rifa de una
máquina de coser, una cesta y el bodigo. Por la noche continuó la fiesta
en la barriada de San Francisco al norte de la ciudad.
En 1952 en la procesión de Medinaceli hay una novedad, «instalaciones
eléctricas» en los pasos. Este año no hay procesión en lunes ni en sábado40.
La Junta de Semana Santa se crea en 1954 en una reunión de las Cofra-
días de Pasión. Una noticia del periódico en 1960 indicaba que la Junta de
Semana Santa estaba compuesta por el sacerdote, el presidente del Santo
Sepulcro y el de la Vera Cruz, las cofradías más ricas. En 1956 se alude
en el Programa a la «nueva ordenación litúrgica de la Semana Santa» que
influye especialmente en un cambio de los horarios: se celebran los oficios
por la tarde y las Tinieblas por la mañana, y contiene una elaborada des-
cripción de oficios y ritos. Se alude al sábado indicando que es día de gran
luto hasta las 12 de la noche; hay procesiones todos los días.
En 1957 el programa es muy parecido al de 1987. Recientemente
instaurada desfila la procesión del Cristo de las Batallas y se alude a una
«cofradía de señoras» de la iglesia de Santiago, pero ya existe la procesión
de la Soledad que sale de Mosén Rubí a la que asisten señoras y señoritas
vestidas de negro. Además la procesión del «Jueves de la Cena», que sale
del Humilladero organizada por la Vera Cruz y apoyada por la Acción
Católica, Santo Sepulcro y Sagrado Corazón de Jesús. Salen también los
de la Esperanza organizados por los agentes comerciales a la que se une el
Cristo atado a la columna de la Santa. El Resucitado sale de San Vicente
(puesto que todavía no existe la parroquia de la Sagrada Familia) y en el

40 La procesión ese año sale de la iglesia de la Magdalena y le acompaña la Virgen de la


Piedad. El martes la cofradía de Medinaceli saca de la Magdalena la imagen de Jesús Ex-
Cautivo, el miércoles hay una procesión del Silencio que sale de San Nicolás organizada
por la Acción Católica y solo compuesta de señoras y señoritas, el jueves y viernes las de
los Pasos, Viacrucis de madrugada y el Santo Entierro. El domingo, la del Resucitado.

61
María Cátedra

Encuentro con la Virgen del Buen Suceso de San Pedro hay cohetes y todas
las orquestas tocan el himno nacional. Los niños vestidos de nazarenos
llevaban atributos de la pasión y desfilaban en la procesión.
En el año 1960 se editaron 6 000 carteles de turismo, un tercio de los
cuales fueron murales. Sin embargo parece que la actividad procesionaria
empezaba a decaer; un editorial del 16 de abril 1960 indicaba cómo, mien-
tras florecían hermandades nuevas, «decaen otras entidades piadosas de
venerable tradición como el Real Patronato de las Angustias y Santo Se-
pulcro y el de la Vera Cruz». El editorialista, Pedro de Ulaca, se lamentaba
del cambio de las viejas costumbres indicando «qué lejos de la procesión
de antes» en que tras la cruz seguían los judíos negros con banderas negras,
trompetas y tambores destemplados, al menos 30 niños nazarenos con el
gallo, columna, monedas, clavos, flagelos, soldados de escolta y después
los estandartes negros de todas las cofradías en luto. En ese momento,
según el comentarista, ya no aparecen los estandartes negros, porque no
los quiere llevar nadie, ni hay niños nazarenos, asistencia que hasta hace
poco era motivo de orgullo para sus familias.
En 1980 la procesión de Ramos se organiza de un modo local en las
inmediaciones del convento de San Antonio y en 1981, por el entorno de
la catedral. No salen procesiones ni lunes ni martes. En 1987 tampoco
hay procesiones el lunes, martes ni sábado (la Soledad sale el viernes),
pero un nuevo equipo de la Junta de Semana Santa intentará volver a sacar
procesiones y pasos tradicionales. El equipo lo componen, entre otros, dos
jubilados muy activos que reactivan de una forma considerable la Semana
Santa. 1988 es una fecha definitiva que marca el comienzo de este rena-
cimiento; este año hay procesiones todos los días excepto el lunes y al año
siguiente toda la semana. El 12 de febrero de 1989 en El Norte de Castilla
aparece un artículo con el título «Ávila. Buena voluntad y pocos fondos:
componentes de la Semana Santa 89». En dicho artículo se informaba
sobre la falta de medios económicos que impedía por ejemplo la presencia
de  bandas de música y también indicaba desacuerdos entre los miem-
bros de algunas cofradías como la de Medinaceli, bastante numerosa, que
se negaba a desfilar junto a los agentes comerciales de la Esperanza, un

62
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

grupo bastante reducido. También la negativa de la iglesia, por diversas


razones, a sacar algunos valiosos pasos preocupados por su integridad o
la falta de locales para almacenar las carrozas y los pasos. Cuando yo las
conocí, en 1987 las cofradías penitenciales se veían y se deseaban para
mantenerse, disminuyendo en número en la misma proporción que au-
mentaban las profanas. El clero, que las había impulsado en su día, tras el
Concilio Vaticano II se mostraba bastante intolerante o al menos poco en-
tusiasta de estas celebraciones. Por otra parte, el aumento de automóviles
ha permitido a los mejor situados la oportunidad de tener unas pequeñas
vacaciones al sur o junto al mar que rompen el largo invierno abulense.
Los jóvenes por su parte desertan hacia otras cofradías con «más marcha»
y menos dolientes:

Además estamos una cosa, que la Semana Santa ahora en el momento


que estamos, actual, es otro tema distinto que antiguamente, que anti-
guamente no había vehículos y la gente se quedaba en las capitales. Hoy
día se van a Benidorn, estos puentes que hay, desde el miércoles... porque
hoy mismo se van, como sabes que hace frío en Ávila…
[Los antiguos cofrades] sí, vivían por aquí, cerca de por aquí, pero han
ido falleciendo... gente joven no entra… Ahora vamos a intentar, cuando
restauremos todo esto, vamos a intentar contactar con gente joven a ver
si... pero como la gente, como tú sabes está un poco... [volverán a tomar
interés] en Valladolid se han hecho cargo de un paso y la querían sacar dos
veces al año, en Semana Santa y... [¿tenéis relación con ellos?] no, no, lo
que intentamos es restaurar lo que tenemos, que está un poco abandonao...

El estudio de una cofradía puede indicar cómo está la propia ciudad


en un momento determinado. En los años noventa la Semana Santa se
ha revitalizado gracias a un activo grupo de personas que, a diferencia de
años anteriores, no son liderados por el clero, son laicos y se interesan,
aparte del sentido religioso, por la dimensión cultural y turística de la
Semana Santa. Uno de los aspectos principales ha sido considerar como
protagonista el propio marco de la ciudad en estos trayectos rituales. Así
han empezado a cuidar los aspectos estéticos, la puesta en valor turística,
la vistosidad y cuidado de su presentación.

63
María Cátedra

En una de las reuniones de la directiva de Semana Santa en 1989 a la


que asistí, se reunieron con la archicofradía de la Guardia de Honor del
Sagrado Corazón de Jesús para intentar que funcionara nuevamente. Para
volver a reorganizar esta cofradía penitenciaria (de procesión de Semana
Santa) tenían que crear hábitos, carroza e imagen. Había viejas reglas que
obviamente ya no servían –por ejemplo, la prohibición de que la mujer
desfilara bajo capuchón hasta hace pocos años–. Asistieron además de la
directiva y el cura de la Santa cuatro adultos y seis jóvenes. Se sopesaron las
posibilidades de que la iniciativa tuviera éxito. El aspecto más interesante
fue el reconocimiento de la necesidad de un pequeño pero activo grupo de
laicos para poner en marcha las cofradías, que no funcionan cuando deja
de existir ese pequeño grupo. Por esta razón, se dijo, el patronato de Santa
Teresa en ese momento había desaparecido (¡y en Ávila!). Hubo discusión
sobre la salida del Cristo entre el cura y los asistentes; el primero no quería
que saliera el paso aduciendo que Bellas Artes no lo aconsejaba porque se
podía deteriorar la imagen. La gente quería sacarlo en procesión a toda
costa. Un jubilado modesto, muy activo en las cofradías de Semana Santa,
me decía así a mi pregunta de cómo eran las Semanas Santas de antes:

Pues que eran pobres, había que pasar muchas calamidades, pobre por-
que no había dinero como se mueve hoy día, porque hoy día vas a un banco,
pides un préstamo y te dan dinero para una cofradía, avalas tres o cuatro
personas, pero antiguamente había que ir a llorar y llorar a la gente [¿a
las autoridades?] y a los industriales. Date cuenta que nosotros sacábamos
doce pasos o diez pasos, la batería con la que se iluminan las procesiones
cuesta dinero, te las alquilaban, hoy día te las van dejando los medios co-
merciales, pero antiguamente no había tantos medios comerciales como...
porque ya sabes que no había coches, hoy día sí, hay muchos vehículos, pero
antiguamente no había eso, flores no había florería como hoy día, iban los
pasos un poco pobres de flores, todo a base de cariño y de empuje. [¿Había
industriales implicados en la cofradía?] sí, eran hermanos a la vez, pero
intentábamos que cooperaran, que nos dieran telas más baratas, porque oye
tú lo que no puedes hacer es ir a un hermano y a la vez pedirle 6000 ptas
por un capuchón, porque lo vale, es que lo vale, calcula lo que cuesta un
corte, la confección y te dicen «para una vez al año yo no pago 6000 pesetas».

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La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Desde 1990 se han sucedido los cambios. Uno de ellos ha sido la parti-
cipación en la Semana Santa de una de las cofradías más vitales de Ávila,
la de Nuestra Señora de las Vacas, de un barrio modesto y tradicional
del SO de la ciudad pero también el más famoso por la alegría y empeño
en sus festividades. Los de las Vacas, como se denominan en Ávila, han
aportado al lunes santo no solo una concurrida participación sino también
su Cristo de la Ilusión y una banda de música propia, uniéndose a la pe-
queña cofradía de la Esperanza. Esta procesión se denomina El Encuentro
porque ambas figuras, que salen de sus respectivas sedes, se encuentran al
comienzo continuando juntos el trayecto. Así mismo se han recuperado
viejas cofradías y procesiones, como la del patronato de la Purísima Con-
cepción, Santa María Magdalena y Ánimas del Purgatorio que desfilan en
la procesión del Miserere el martes santo con la imagen de la Magdalena
a partir de 1993. O la que inaugura en 2004 la Semana Santa el viernes
anterior (Viernes de Dolores) con una reciente procesión y cofradía (Pro-
cesión Vía Matris, cofradía del Santísimo Cristo de los Afligidos) que sale
de la iglesia de la Santa. Las nuevas procesiones ocupan los primeros días
de la semana, un tiempo periférico en relación a los días centrales –Jueves
y Viernes–. Es más, casi todos los días hay dos procesiones41 a distintas
horas. En muy pocos años no solo se ha cubierto la semana sino que se
han triplicado las procesiones.
Un dato interesante ha sido la tendencia cada vez mayor a procesionar
en la ciudad intramuros. Si comparamos los mapas A y C podremos com-
probar que los cambios de itinerarios o las rutas de las nuevas procesiones
van tomando posiciones en los diversos espacios de la ciudad amurallada,
si bien solo se ocupa la mitad oriental, la más elevada y noble. Este dato
refleja el intento de los abulenses en lo que se ha llamado la «recuperación
y puesta en valor de la muralla» y su apertura42 al turismo. No es de extrañar

41 Cuentan con dos el martes (Medinaceli y Miserere), miércoles (Procesión del Silencio y
Cristo de las Batallas nuevo), jueves (La Madrugada y los Pasos) y viernes (Viacrucis y
Pasión y Santo Entierro).
42 Apertura en más de un sentido. Sobre ello he escrito unas líneas (Cátedra, 2004b).

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66
María Cátedra

Referencias:
2004 - 5 Batallas

2004-3 Esperanza y N.S. Vacas

2004 - 12 Miserere

2004 - 11 Via Matris


La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

que en el año 2000 la Junta de Semana Santa adquiera una talla al escultor
Nicomedes García Piquero denominada Santísimo Cristo de las Murallas.
La Semana Santa ha obtenido algunos premios y ha sido declarada de
Interés Turístico Regional. La lista de colaboradores de la Semana Santa
de 1991 incluyó muy diferentes entidades43. En 1993 se organizó en el
Museo Municipal de Madrid una exposición titulada «Arte de la Semana
Santa de Ávila» que recogía pasos y figuras de varios museos e iglesias
abulenses. En 2004 se celebró el cincuentenario de la Junta de Semana
Santa al mismo tiempo que se preparaba en la ciudad el XVII Encuentro
Nacional de Cofradías Penitenciales de Semana Santa.

V. De la muerte a la vida
Voy a referirme con más atención a dos de las cofradías abulenses, la
Vera Cruz y el Resucitado. Las cofradías, hermandades y patronatos tie-
nen una reglamentación estricta a través de estatutos en que se informa
de fines, composición, forma de afiliarse, etcétera. Los de la Vera Cruz,
aprobados en 1958, pueden ser un ejemplo que nos permite asomarnos a
una cofradía desde dentro. El objeto de este patronato ha sido tanto el
culto a la Cruz como la asistencia a los condenados a la última pena. Para
cumplir la primera se hacía la fiesta profana en mayo y para la segunda
la procesión de Jueves Santo. Los requisitos para ser hermano eran ser
católico, oír misa los festivos, cumplir todos los años con el precepto de
confesión y comunión, observar buena conducta y gozar de buena fama;
la mujeres por su parte debían vestir honestamente. Para entrar en el pa-
tronato, a excepción del hijo de hermano o la beneficiaria viuda, se exigía
una «cuota de entrada» de 10 ptas en dinero de 1958, y si era mayor de 35
años una peseta más por cada año que hubiera cumplido el solicitante. Las
hermanas «de reconocida piedad» se admitían con iguales derechos que

43 El obispo, el gobernador civil, la Academia de Intendencia Militar, Ayuntamiento, Di-


putación, Cultura y Fomento, Cámaras de Comercio e Industria, las Cajas de Ahorros
de Ávila y de Salamanca, empresarios de comercio, hostelería, automóviles, electricidad,
centros de turismo e iniciativas turísticas y el Hogar de Ávila en Madrid.

67
María Cátedra

los hermanos, si bien estaban excluidas de la procesión del Jueves Santo;


las que no vestían honestamente podían llegar a ser expulsadas. Aparte
de esta cuota había otra anual que oscilaba entre las 36 ptas anuales de un
Hermano Honorario y las 6 del Hijo de Hermano, cuotas que se elevarían
si fallecían más de un 4% de hermanos. Si un hermano no podía satisfacer
la cuota se le expulsaba o jubilaba; esta última categoría se aplicaba a quien
tuviera mala salud, edad o «estado decaído de fortuna, imposibilitándole
levantar sus obligaciones con toda decencia» por lo que se le eximía del
pago y asistencia. La organización incluía Consiliario, Presidente, Vice-
presidente, Secretario, Tesorero y 4 vocales. Entre las obligaciones de los
hermanos estaba la de asistir al menos seis de ellos a viáticos, entierros de
hermanos fallecidos y condenados junto con el estandarte; ocho hermanos
a procesiones de otras imágenes (el Corpus, la Virgen de Sonsoles, Santa
Teresa). A cambio se le acompañaba moribundo o muerto, se le propor-
cionaban dos misas en la ermita y abonaban a su viuda 250 pesetas en
concepto de hábito. Pero había bastantes cofrades que usaban su hábito
como mortaja, algo que continúa en 1988. Hablan dos cofrades:

M: no, y de los 200 capuchones, los primitivos que se les hicieron no


se los ponen, se lo dejan a un amigo, a una amiga...
S: bueno eso vamos a dejarlo, mi padre se murió y se le amortajó con
un capuchón, sí mi padre sí. Y ahora pensamos, V, que era un cofrade y
que vivía en la calle Empedrada, ese dijo «mira, a mi me enterráis, que
me muero, a mi me enterráis con capuchón», los antiguos se entierran con
el capuchón que tenían…
[el capuchón de Semana Santa]
M: sí, sí el capuchón ese que llevan ellos
S: el hábito, el hábito, la túnica con el cordón de la cofradía… como el
devoto de la Virgen del Carmen que se muere y dice que le pongan el hábito.
S: mi padre fue el presidente que hubo después de que se fundó en el
año 56, pues se murió con su hábito, se llevó su hábito p’allá, y los que
quedan…

La procesión del Jueves Santo congregaba a los hermanos por riguroso


orden de antigüedad, encapuchados con túnica, capa y capuchón morado,

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La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

zapato y calcetín negro y guante blanco. No se admitía expresamente a


mujeres ni a los que no fueran hermanos del patronato o penitentes de
cualquier clase. Sobre la asistencia a los condenados a la última pena, se
les proporciona socorro espiritual y temporal de acuerdo con el Patronato
de las Ánimas, llevándoles el Cristo de los Ajusticiados a los condenados y
montando guardia dos hermanos que se relevaban cada dos horas hasta el
instante de salir los reos para el suplicio. En este momento una procesión
de hermanos acompañaba al ajusticiado hasta el lugar de la ejecución. Este
acto se recuerda así:

El Cristo de los Ajusticiados cuando es el estado de la muerte –era el


Patronato, la Cofradía de la Santa Vera Cruz, se entregó a esa ermita–,
entonces la Cofradía del Cristo de los Ajusticiados cuando un preso estaba
condenao a muerte iban por la calle nevando, por la noche, iban tocando
una esquililla y decían: «una limosna para el reo que está en capilla» y la gen-
te daba un donativo, entonces dabas la última voluntad, lo que él quería
comer o lo que fuera, y lo que sobraba lo dabas a la familia, el dinero que
sobraba a la familia del reo… (sale en) el rosario de la Aurora, el Cristo
éste es impresionante, es impresionante.

Los estatutos incluyen una de las categorías de hermano, los de «paso»,


que pagaban la mitad que los «activos» (15 ptas) y que estaban obligados
a llevar los pasos en las procesiones; se indica tenían iguales derechos y
obligaciones que los activos, pero sin voz ni voto en las Juntas Generales
ni la posibilidad de tener cargos en la Junta. Había también presidentes de
paso, quienes adquirían tal categoría mediante subasta; se encargaban de
los gastos de traslado y adecentamiento del mismo y se les sustituía si no lo
adecentaban suficientemente. Este dato ilustra sobre el pasado elitista del
patronato de la Veracruz, aunque me dicen que «ya no es lo que era». Es
muy significativo que la cofradía pague a los porteadores de la imágenes,
algo impensable en otras. Quizá porque los ricos escasean y porque ellos
tienen que ser activos al reclutar procesionarios, como aquí se indica:

Entonces se nombraba presidente de esos pasos, y esos presidentes


costeaban los gastos que ocasionaban cada paso de esos y los vestían

69
María Cátedra

ellos, y mantenían ellos los pasos y a su vez, para que se fomentaran las
procesiones y no se decayeran, entonces cada uno se comprometía a bus-
car como mínimo 25 capuchones. Era un conjunto para que el presidente
del patronato no recayera sobre él todo el tema, toda la carga, entonces
cada paso tenía la obligación de cada uno buscar 20 capuchones como
mínimo, y entonces esos veinte capuchones cubrían ese paso, 20 por 10
pasos, tenías ya 100 capuchones seguros en la procesión. Hoy día no, no
puedes porque la gente que lleva un paso no puede económicamente, anda
mal, no anda mal, que cuesta hoy día, porque antiguamente un tío por
llevar a hombros un paso eran cuatro y les dabas 20 duros y ... [¿antes
también se les pagaba?] se les invitaba a merendar, o se les invitaba a una
limonada ... hoy se paga 2000 pesetas por empujar, gente que vaya a la
catedral o gente que saca todos los años los pasos [¿gente de la cofradía?]
no, son gente que no pertenecen a la cofradía, gente de todas las edades,
gente de economía débil, les das dos mil pesetas y dicen «ya tengo para
sacar a los chavales de paseo» y discutes con ellos. [¿Y los cofrades?] pero
contrarrestamos gente también en la procesión ¿eh?, y no hemos pensao
tampoco decirle a un señor, a un capuchón, «oyes, te toca empujar este año»
no sabemos si le gustaría o no le gustaría, porque nosotros el año pasao
mismo hicimos cuarenta capuchones con coste del patronato, nos costó
doscientas y pico mil pesetas y esos están aquí, porque hemos pedido a
la gente cuánto, y de los cuarenta te dicen dos que sí, que los compran,
pero 38 o 35 capuchones te dicen: «yo no los quiero pa na, señora, qué me da
usted encima» pa sacar más capuchones entonces sería que coges el nombre
y que te lo devuelvan el día siguiente, pa sacar más gente. [¿Hay gastos?]
flores, velas –ya sabes que está cara la cera–, nosotros llevamos hachones,
no llevamos luz, llevamos velas.

Esto no sería posible en otras cofradías, como por ejemplo la más mo-
desta de las Angustias de San Nicolás. En la Semana Santa se produce
una división entre las cofradías pobres con voluntarios porteadores y los
patronatos elitistas que les pagan a los suyos. Habla una pareja, mujer (M)
y hombre (H):

[Los pasos ¿los llevan los cofrades en las Angustias?] Sí, sí, los dos
días, ¿eh?, nosotros no nos cobra una perra nadie.

70
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

M: Mi hijo se apunta siempre a tirar del Cristo o de la Virgen, de uno


de ellos.
H: Mira el hijo de éste que ha estado aquí, el secretario, el miércoles
saca (a la Virgen) un padre y una hija desde que se fundó la cofradía,
siempre, que cuando la había que llevar a hombro, con una rueda de una
moto, que había que formar una carroza, la llevan siempre ellos, y desde
que está el Cristo lo llevan el hijo del secretario y A, otro vecino del ba-
rrio, eso lo suben el miércoles [¿sin cobrar?] sin cobrar y luego el viernes…
En otras (cofradías) si no tienen bastantes hermanos, tienen que pagar…
hasta 2000 pesetas o 2500 cada uno.
M: Y pasa en todos los pasos, la Cena y el Beso de Judas, todo eso, el
que va tirando de la carroza, va a cobrar, eso toda la vida.
H: Mira, hay personas en la Santa Vera Cruz que tienen adjudicaos
un paso, entonces el señor que tenga adjudicao un paso es el que paga a
los hombres que empujan, había uno que lo tenía P, otro señor que tenía
una joyería, la Oración del Huerto el señor M, esos algunos de ellos... los
que pagan… el Santo Sepulcro, el que llevan a hombros, el Cristo, son...
Las cofradías más humildes, las lleva la gente y las más ricas, pagan, sí,
sí, nosotros en la nuestra, que es modesta, lo llevamos, en Medinaceli la
llevan, la Esperanza me parece que había que pagar también ¿eh? había
que pagar a los señores que llevan la carroza, Medinaceli la llevaban entre
los hermanos, nosotros lo nuestro no cobra nadie, el miércoles la suben
unos señores y el jueves o el viernes no lo llevan los mismos porque no
les convenga o porque no quieran, pero siempre hay voluntad allí «¿quién
lleva la carroza?» [rápidamente] mi hijo: «yo la saco», mi hijo el pequeño
y mi hermano que siempre la sacan el viernes, llevan la Virgen ellos [¿a
ustedes no les falta gente?] no, no, no, a nosotros nunca nos ha faltao de
tener que decir que se queda aquí por no tener quién la llevar, si ahora
mismo dices «venga, lleva tú al Cristo», deja su vara allí, agarra el Cristo
y no dice nunca media palabra, nadie, no ha dicho nunca hasta ahora.

Frente a la idea de muerte que encierra la cofradía de la Vera Cruz,


la del Resucitado proclama fundamentalmente la vida. Ésta, que cierra
el ciclo de Semana Santa, es rica en símbolos. La Virgen y el Cristo
separados toda la semana «se encuentran» esta mañana, integrándose de
este modo la madre y el hijo. Muestra también la ambivalencia humana
y la alternancia del destino del hombre: detrás de la muerte está la vida.

71
María Cátedra

Uno de los programas abulenses recoge esta dicotomía con estas palabras:
«hay dos semanas importantes, una la de la creación, otra la de la Semana
Santa». Veamos más de cerca la explosión de vida que, en definitiva, es la
fiesta del Resucitado.
La Cofradía perteneció en su día a la parroquia de San Andrés (hoy
filial de San Vicente) y tuvo su sede en la ermita del Pradillo, en los
límites al norte de la ciudad. Un grupo de fieles agrandan un antiguo
humilladero y fundan la ermita en 1686 y hacia 1690 se crea la cofradía,
pero muy pronto desaparece, aunque se vuelve a recuperar más tarde en
la iglesia de la Santa Cruz. El trayecto por la ciudad se inicia en 1753;
hasta entonces solo hace un pequeño recorrido alrededor de la ermita. En
1944 se fusiona con la cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, pese
a que entre ambas cofradías había habido algunos problemas en el pasado.
La gente todavía recuerda cuando la Virgen y el Resucitado se llevaban a
San Vicente y de allí salía la procesión. La ermita, pues, ha pertenecido
a varias parroquias, primero a San Andrés, luego a San Vicente, y hoy a
la Sagrada Familia.
El éxito de esta cofradía aun con tan diferentes sedes no es gratuito.
En primer lugar llama la atención el elevado número de cofrades –571– de
esta cofradía profana frente a los 200 que, como mucho, tienen las peni-
tenciales. De su importancia y salud además da cuenta el saldo bastante
positivo que arroja y que le permite en 1988 comprar la más cara de las
coronas elegidas para la Virgen44. Probablemente su popularidad tiene
que ver con su posición dentro de la Semana Santa –es la más alegre de
las celebraciones– y está compuesta por gente modesta de la periferia. La
ermita en el pasado estaba aislada en medio de huertas y probablemente

44 Son datos de 1989 en que asistí a la asamblea del Resucitado. Se reúnen un domingo en
la iglesia. Asisten 23 personas, la mitad gente mayor. Al empezar, como es usual, se reza
un padrenuestro. Hay 677 158 pesetas de saldo. Se hace un recuento del dinero, gastos
e ingresos. Entre los gastos, los de fallecimiento a 5000 pesetas por difunto, y también
lo donado en la Casa de Ancianos, 13 docenas de cohetes, 12 paquetes de cigarrillos
Celtas y caramelos para los ancianos, y el costo de tamboril y gaitilla. Se produce el
nombramiento de los hermanos más antiguos, 2 hermanas viudas y 6 hermanos. Hay 571
cofrades. El secretario se queja de que lleva 9 años en el puesto y tiene poca colaboración.

72
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

marcaba el límite de la ciudad. Quizá por su ambivalente posición entre


la Pasión y Resurección –el dolor y el amor–, se descuidan algunas obli-
gaciones pías. En 1989 el cura en la asamblea regañó a los cofrades por no
asistir a la misa que se organiza cada dos meses por los difuntos cofrades
y les indicó que cofrade quiere decir cristiano. Cuando se va el cura la
gente empieza a insistir con vehemencia en que «la capilla pertenece a la
cofradía»; esta propiedad parece ser una forma de luchar y de oponerse a
la iglesia institucionalizada y rica. Refleja también el momento álgido de
un sonoro pleito entre el patronato de Sonsoles y el obispo45.
El comienzo de la fiesta se sitúa en el Sábado Santo en que, al atarde-
cer, las camareras visten a la Virgen en la ermita. Sin embargo el Encuentro
de la Virgen y el Resucitado es el momento álgido de la procesión, mar-
cado por un intenso ruido: campanas, aplausos y vítores de los asistentes,
y cohetes especialmente. La procesión parte desde la parroquia de la
Sagrada Familia, tras la misa, al frente de la cual aparecen la directiva
de la cofradía acompañada por los representantes de todas las cofradías
y hermandades de Ávila. El trayecto de la procesión recorre Ávila de un
modo extremadamente ruidoso, gracias a las docenas de cohetes que se
disparan, que contrasta vivamente con el silencio y comedimiento de las
procesiones de Pasión. A partir de este día comenzará a celebrarse el ro-
sario de fiestas que caracterizan a Ávila una tras otra hasta el otoño. Cada
una va hilvanando dentro de la ciudad los distintos barrios con sus centros
simbólicos importantes; cualquier antropólogo que no conozca la ciudad
y el calendario de fiestas puede ir registrándolas simplemente poniendo
el oído y acudiendo rápidamente al lugar de donde proviene el ruido de
cohetes –fue concretamente mi caso–.
La procesión dura toda la mañana que se dedica al recorrido del ba-
rrio, los lugares centrales y especialmente a las «visitas» de las propias
imágenes, «saludos» incluidos, por rigurosa jerarquía, ante todas las ca-
pillas, iglesias y ermitas que encuentran en su paso. Otras paradas dis-
crecionales incluyen el domicilio de enfermos, curas o viejas señoras ricas

45 A ello me refiero en el siguiente capítulo.

73
María Cátedra

que protegen la cofradía con sus donativos cuando es necesario. Acaba


justo antes de irse a comer, pero a media mañana y a mitad de trayecto
hay siempre una parada para «almorzar» el hornazo que se reparte con
generosidad a los invitados. A la caída de la tarde comienza la romería
en el Pradillo –hasta hace poco un prado muy adecuado para la romería,
hoy, gracias a la construcción del área, un espacio bastante pequeño e
incómodo donde se consume el hornazo y tiene lugar la subasta de los
regalos–.
Los objetos ofrecidos al Resucitado y a la Virgen son diversos (dulces
y repostería, botellas de licor y vinos, plantas, animales vivos, objetos de
regalo y decoración). Pero hay otras promesas más consistentes; uno de los
hombres con los que hablé me contó que su mujer había ofrecido un manto
a la Virgen del Buen Suceso por una promesa después de dos operaciones
del corazón. Aseguró haber quedado muy bien, por lo que encargó un
manto a la Virgen (con su correspondiente ropa interior) cuyo valor supe-
raba las 100 000 pesetas (de 1989) y que bordaban unas monjas (del con-
vento de Gracia) con oro y plata. La música de flautilla, bombo, tambor
y dulzaina ameniza la romería. Esta descripción es básicamente idéntica
a la mayor parte de las fiestas de la ciudad. Puede variar el producto que
se consume así como el recorrido y otros detalles de la misma, aunque
conserva la misma estructura.
En 1988 la procesión no se pudo realizar, ni la subasta de regalos,
porque ese día amaneció nevando sin parar. El lunes sin embargo fue el
día del Cofrade. Hacia las 11 de la mañana una veintena de cofrades se
reunía en el Mercado Grande para desayunar pan, lomo, chorizo y tortilla.
A continuación una orquesta popular compuesta de flautilla, bombo, tam-
bor y dulzaina acompañaba a la veintena de cofrades que iban parando en
la decena de bares de la Toledana, San Nicolás y Santiago en pasacalles.
Estos tres barrios son equivalentes en cuanto a su posición económica,
barrios modestos. La mayoría de los cofrades trabajan en la construcción
o en una industria local; al pasar por varias obras se saludaron y salieron
los albañiles. Muchos cofrades o piden unos días libres, sin sueldo, o
emplean sus días de vacaciones. Todos visten pañuelo rojo, gorra blanca

74
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

y algún otro distintivo, y hacen mucho ruido para que se note, algo que
consiguen pues la gente, al oír la gaitilla, sale al balcón. Me explican que
van a visitar («a cumplir con») todos los bares que les han dado algún
donativo o regalo para la Virgen, y aunque la consumición la pagan de
su bolsillo o lo paga la peña, probablemente se gastan mucho más que
el posible donativo. Insisten varias veces que no tocan un céntimo de la
cofradía, que eso lo paga la peña.
La peña es una especie de cofradía dentro de la cofradía. Se crea en el
año 70 y la inician una treintena de cofrades. Los cofrades son de ambos
sexos: 20 matrimonios forman una peña, las mujeres del Buen Suceso, los
hombres del Resucitado. A la peña se entra por votación y tras el escruti-
nio riguroso de costumbres del candidato: que no sea borracho ni penden-
ciero, que lo pueda pagar –los hombres 8000 y las mujeres la mitad– y por
afinidad y amistad. A la cofradía entra todo el mundo que lo desea, pero
en la peña hay bastante control y números clausus. Parece que hay cierta
división de sexos en las actividades que realizan: los hombres desayunan
en el Mercado Grande el lunes, las mujeres cenan el martes en los Cuatro
Postes; los hombres las van a buscar después y se van a bailar a un baile
céntrico, una discoteca. También tienen las mujeres desayunos con churros
y porras. Se invitan mutuamente, los del Resucitado a las mujeres y vice-
versa. Antecedente de las peñas son las agrupaciones de mozos y de niños
que se dan en otras Hermandades y Cofradías. Los ancianos reciben por
último también la atención de los cofrades mediante una visita al asilo. A
las mujeres les dan caramelos y tabaco a los hombres, y unas pastas a to-
dos. Los ancianos del barrio son especialmente saludados; algunos bailan
y otros tocan el tambor.
Un capítulo especial es el de las protectoras de cofradías, normalmen-
te mujeres. El Resucitado ha tenido un singular personaje como tal que
llamaré la duquesa. Todos me indican que, aunque no era creyente, era
la protectora del Resucitado, o más bien una especie de presidenta ho-
norífica, ignoro si por vecindad –el palacio de esta persona estaba cerca
de la parroquia de otro tiempo– o por patronazgo frente a sus vecinos
«pobres». Como en otras cofradías se repite el tema de la capilla que se

75
María Cátedra

estaba derruyendo y la rica dama que se hace cargo de la misma. La du-


quesa que ha sido considerada un símbolo del mal por su poco interés por
las convenciones sociales, compra un manto para la Virgen, colabora en
cualquier necesidad de la cofradía y paga los adornos y las flores. El lunes
de pascua invitaba a los cofrades a vino y pastas. A cambio esta era la única
procesión que pasaba por su calle y paraba delante de su balcón; ella les
echaba un sobre con dinero. Es más, como la ermita está algo separada,
para evitar que la robasen, la duquesa guardaba la ropa de la Virgen y allí
la buscaban unos días antes de la fiesta (dos hermanas vestían a la Virgen
y una camarista ayudaba). Todavía recuerdan cómo, en algunas ocasiones,
la duquesa bailaba las jotas en la fiesta. Dicen también que en los últimos
años, cuando estaba enferma, mandaba al mayordomo a la procesión y
ella todavía se asomaba al balcón para, en un sobre, seguir ofreciendo su
aportación.

VI. Conclusión: los peregrinos de la ciudad


En las páginas precedentes se puede apreciar la importancia de estos
rituales que cubren la geografía española para comunicar aspectos signi-
ficativos de las comunidades donde se realizan. Aparte de algunas muy
conocidas Semanas Santas (Sevilla, León, Cuenca…), que han merecido
más atención (si bien han sido escasamente analizadas en relación con la
ciudad de la que forman parte), poco se ha trabajado sobre otras menos
exóticas Semanas y sus contextos específicos46. Me pregunto por qué no se
han estudiado con más detalle estas celebraciones. Probablemente el poco
interés se deba a la aparente uniformidad y similaridad de la Semana San-
ta que, espero haber mostrado, no es tal a nivel de significados aunque lo
sea en sus aspectos formales. Quizá también se deba al tipo de comunidad
elegida: el caso de Ávila es el de una ciudad que, por su pequeño tamaño,
es factible de analizar en conjunto.

46 La de Sevilla, ver por ejemplo Moreno 1985, Tate trabajó sobre el bizarro San Genarín
en León. Para Ávila hay buenos catálogos históricos de cofradías, como por ejemplo, Sabe
2000, y píos comentarios del tipo de De las Heras 1994.

76
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

Podemos preguntarnos ¿qué hacen los abulenses recorriendo año tras


año similares rutas? ¿qué significado tienen esas idas y venidas desde el
punto de vista antropológico? ¿qué escenario mental recorren gentes tan
diversas? ¿qué une a esos peregrinos urbanos? Obviamente las procesiones
son una forma de representación de la ciudad. A través de sus trayectos
es posible comprender las configuraciones de las barriadas, el estado del
centro, distinguir los nuevos barrios, apreciar su pujanza o decadencia.
Éstas forman un entramado espacial donde se representa la interrelación
del centro y periferia, la unidad de la ciudad y su diversidad interna. Los
itinerarios afirman el poder central, reafirman posiciones de privilegio,
pero también plasman aspiraciones de la periferia y sus grupos para ganar
espacio cualitativo dentro de la ciudad.
Las procesiones conforman también un microcosmos de la sociedad.
Junto a las imágenes desfilan las diferentes categorías de personas de la
ciudad: niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres. Las nuevas tendencias
sociales aparecen representadas como, por ejemplo, en los dos tipos de
mujeres de Ávila que procesionan –las mujeres tradicionales con mantilla,
las nuevas mujeres que hay tras los capuchones, al igual que los hombres–.
También las distintas ocupaciones y los diferentes niveles de estratificación
social: los militares o agentes comerciales, obreros y empresarios, pobres y
ricos. Muchos de los niveles de la sociedad por sexo, edad, barrio u ocu-
pación interactúan de un modo dramático en la arena social que forman
las procesiones de Semana Santa.
También es un microcosmos simbólico donde se produce la alter-
nancia de la muerte y de la vida, quizá el contraste más significativo de
la Semana. Frente al dolor y el sacrificio que implica el Cristo de los
Ajusticiados, el Resucitado y la consiguiente romería está llena de ma-
nifestaciones rotundas de vida: la alegría, el ruido, la comida y el amor.
El Resucitado permite además unir de un modo simbólico otras esferas
humanas –lo masculino y femenino por ejemplo– a través del Encuentro
de la Virgen y el Cristo, o la integración de los distintos grupos y colecti-
vos significativos dentro de la ciudad pese a sus obvias diferencias. Entre
todos ellos ofrecen una lectura de lo que es la ciudad y cómo quiere ser

77
María Cátedra

considerada. Ofrecen  pues una instantánea de sus rasgos, estado de sus


colectivos, historia, tendencias y procesos. Las procesiones reproducen
simbólicamente la ciudad, la reafirman y significan en un determinado
momento. Los trayectos tienden a marcar la importancia y centralidad
del centro de la ciudad, o mejor, sus distintos centros. Por supuesto los
trayectos no tienen la nitidez que a veces pretendemos, ni siguen el orden
lógico que nos gustaría exhibieran; están hechos de retazos de historia y
coyuntura, de azar y oportunidad. Por ejemplo, los itinerarios de 2004 se
han organizado en función de las limitaciones impuestas por la exposición
Las Edades del Hombre. También hay obvias razones espaciales respecto al
tamaño de algunas imágenes: las de la Esperanza y la Soledad no entran
por los arcos de la muralla. Pero marcan tendencias y pueden producir
lecturas insospechadas. El itinerario es tan vivo como la propia ciudad;
hay cambios en el espacio y en el tiempo, épocas de decadencia e impulso
de la actividad ritual, épocas de protagonismo religioso y de afirmaciones
laicas, de redención por el dolor y de «redención» por el turismo.
El estudio de las procesiones se podría enfocar desde varias perspec-
tivas: analizar la estructura de las organizaciones que las llevan a cabo,
la historia de cofradías y procesiones, la relación social que implican, el
análisis de las creencias de sus miembros, las oposiciones manifiestas entre
la jerarquía y los laicos, sus usos como atractivos turísticos, etcétera. Pero
también se podrían considerar como una especie de peregrinaje. Como
ha indicado Eickelman (1998) en todas las religiones el peregrinaje es
un viaje de la imaginación religiosa, movimiento físico de un lugar a
otro, pero también movimiento espiritual o temporal, una definición que
abarca adecuadamente los rituales que he descrito. Los antropólogos han
estudiado su impacto en relación a pequeñas comunidades, pero también
últimamente han tomado contacto con sus dimensiones históricas, doc-
trinales, políticas y trasnacionales. En este caso he tratado de destacar su
dimensión urbana.
El peregrinaje ha sido considerado como una arena donde compiten
discursos religiosos y seculares: los discursos oficiales de captación por un
lado y la recuperación de los significados religiosos no oficiales por otro,

78
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

el conflicto entre ortodoxias y grupos confesionales, confrontación de con-


senso y communitas y contramovimientos frente a la división y la separa-
ción (Eade & Sallnow 1991: 2). En Ávila, a lo largo de la historia se puede
apreciar el impulso eclesiástico en la conformación de cofradías y proce-
siones, pero también la dejadez o censura por parte del mismo colectivo
posteriormente en un fútil intento de racionalización de las costumbres
y un afán religioso de depuración de la religiosidad. En cierta manera la
cofradía ha sido una forma de religiosidad laica que escapa al control de
la jerarquía eclesiástica47. Los presupuestos son diferentes, pues mientras
el clero pone énfasis en la penitencia, la gente marca la expresividad de
la celebración48. La más o menos velada confrontación se aprecia en las
críticas crecientes a estos actos que provienen de una parte del clero, pese
a que, en su tiempo, el propio clero las impulsó. Cierta tensión manifiesta
entre la Junta de Semana Santa y el obispo por cuestión de trayectos y
desfile de imágenes atestigua esta diferencia.

47 Andrés-Gallego ha señalado la paradoja de que la misma actitud que impulsa el auge


cofradiero tras el Concilio de Trento (la doctrina de los sacramentos y el reforzamiento
del poder parroquial) es la que se invoca para intentar reducirlas o suprimirlas. Evidente-
mente la cofradía barroca se va de las manos del clero, se convierte en una organización
autónoma y una isla de libertad laica. Con el movimiento romántico, la exaltación del
sentimiento religioso y la búsqueda de raíces a final de siglo xix se recupera la cofradía y
su historia. En los años veinte vuelve a surgir como parte del movimiento asociativo de
la época y por último a partir de 1935 como parte de una ideología de redención a través
del dolor (Andrés-Gallego 1987).
48 Ello explica que gentes no practicantes e incluso agnósticos participen de estos rituales.
Por otra parte, es frecuente esta discrepancia de planteamientos en otros lugares como
Lourdes, donde mientras la jerarquía pone énfasis en la idea del sacrificio, los fieles lo
plantean sobre el más pragmático discurso del milagro. O la fiesta en otros casos. Esta
tensión viene de lejos y ha motivado algunas crisis de las cofradías como la de mediados
del siglo xviii según diversos autores (Sánchez Herrero 1987, Suárez Fernández 1987)
cuando se pretende el control y sistemática represión de la fiesta popular, incluidas las
procesiones: «…(el viacrucis) se había convertido en el siglo xviii en “verdadera mas-
carada” con escándalos y desórdenes “tanto por la indecencia con que se presentaban
algunos nazarenos, desnudos bajo las túnicas, asaz cortas y transparentes, como por el
bullicio y algaraza que con bromas y risas promovían mujeres de moralidad dudosa… la
gente acudía a divertirse como en feria o verbena, haciendo su agosto los vendedores de
comestibles y bebidas» (citado en Sánchez Herrero 1987: 64).

79
María Cátedra

Las procesiones pueden ser vistas como peregrinajes por la propia ciu-
dad. En las distintas teorías sobre el peregrinaje49 se ha intentado suprimir
la intensa heterogeneidad de este fenómeno, su diversidad y discrepancia
en aras de un modelo estructural fuera del tiempo. Nada más ajeno a lo
que la terca realidad ofrece: se trata de una categoría construida histórica y
culturalmente. Las teorías, a pesar de sus diferencias, comparten una base
común: la idea de que afirman o subvierten el orden social establecido. La
peregrinación no es solo un campo de relaciones sociales sino un universo
de discursos en competición, discursos con múltiples significados y formas
de comprender que portan los peregrinos, los residentes y especialistas
religiosos. También puede ser objeto de diferentes comprensiones e in-
comprensiones como cuando un grupo interpreta al otro de acuerdo a su
discurso específico. Así pues hay un cambio de descripción positivista de
las características y funciones del peregrinaje a la investigación de cómo
se construye la práctica del peregrinaje a través de representaciones con-
flictivas de diferentes sectores.
La noción más importante del peregrinaje es la de lugar sagrado, un
centro aparte del mundo profano donde interseccionan cielo y tierra,
donde se manifiesta lo divino a los humanos, o donde los humanos se
acercan a lo divino. Pero hay muchos centros y profundas diferencias en

49 Uno de los primeros análisis de este ritual proviene del texto clásico de Durkheim Las
formas elementales de la vida religiosa (1912) en su análisis de los grandes festivales re-
ligiosos periódicos como unificadores sociales y regeneraciones morales. La actividad
ritual ha sido crucial a la hora de unir comunidades locales diversas y estratos sociales en
colectividades mayores, proporcionando a los participantes una identidad más inclusiva
(a nivel regional, tribal, nacional). A esta teoría funcionalista y positivista se ha opuesto
una visión marxista del problema indicando cómo los peregrinajes legitiman desigualda-
des o sacralizan relaciones patrón-cliente. Un planteamiento alternativo es el propuesto
por V. Turner & E. Turner (1978) y E. Turner 1987 quienes plantean que el peregrinaje
es un fenómeno liminal anti-estructural que trata de minar la estructura y tiende hacia
la communitas, un estado de asociación igualitaria. Por supuesto no siempre se logra
este ideal y la estructura vuelve a surgir en la práctica. Este modelo ha tenido bastantes
críticas que sostienen que entre los peregrinos frecuentemente se produce el manteni-
miento y refuerzo de las fronteras sociales y distinciones, y no su disolución. Aunque
se aprecian elementos de communitas, no se puede hacer una asociación de peregrinaje y
anti-estructura, ni considerar que es un fenómeno homogéneo. Véase a José Luis García
(et al.) 1991 para una discusión de las teorías sobre ritual.

80
La procesión va por dentro: Semana Santa y ciudad

la conceptualización de los lugares sagrados. Hay centros que se enfocan


en el lugar como espacio y centros enfocados en la persona o divinidad
mítica (La Meca o Santiago), aunque también un centro enfocado en una
persona, un santo vivo, por ejemplo, que puede convertirse a su muerte
en un centro espacial. Y también se puede centrar en un texto sagrado
(Jerusalén y la vida de Cristo) o como en el caso de las procesiones abu-
lenses, un suceso central religioso en el tiempo de la Semana Santa, un
tiempo sagrado, en la llamada Ciudad de los Santos. El centro sagrado
pues puede asumir formas diferentes, formas y variedades cronotópicas,
y hay que estudiar las peculiaridades de su construcción. Aparentemente
la noción de centro sagrado parecería que surge internamente y ejerce un
magnetismo devocional sobre los peregrinos. Pero no es del todo así: el
centro proporciona un espacio ritual para la expresión de una diversidad
de significados que traen e imponen los peregrinos al lugar. Hay diferentes
percepciones del propio lugar dependiendo de sus posiciones, incluso en
una ciudad. El viaje trae a los marginales al centro de la comunidad en su
camino hacia lo sagrado.
Esta facilidad de acomodar diversos significados y prácticas le da pre-
cisamente su carácter universal, por su capacidad de absorber y reflejar la
multiplicidad de discursos religiosos. El universalismo no se constituye
por la unificación de los discursos sino por la capacidad de un culto
de responder a una pluralidad. El peregrinaje estimula transacciones
religiosas y económicas en un sistema más amplio de intercambio, son
bazares culturales, interculturales, de negocios, difunden y redifunden
ideas y prácticas, contribuyen a la difusión de heterodoxia y disidencia.
Aunque los peregrinos consideran que trascienden la comunidad ima-
ginada de su inmediata localidad o grupo, la peregrinación crea nuevas
fronteras y distinciones. En su esperanza de crear nuevos horizontes
o reafirmar el contacto con el centro espiritual se abandona el hogar,
se encuentra a otros y se vuelve con un sentido intenso de diferencia y
similaridad.
En todas las tradiciones religiosas el peregrinaje es algo complejo y
a muchos niveles. Puede subvertir las ortodoxia local pero también unir

81
María Cátedra

las tradiciones locales y regionales a otras más universales, unir prácticas


universales con la imaginación religiosa.
En el próximo capítulo voy a tratar sobre otro peregrinaje que ya no se
produce dentro de la ciudad sino entre la ciudad y su tierra.

82
3. La ciudad y su tierra:
la Virgen de Sonsoles

Es tan antigua esta Santa Imagen, y la mucha devoción que con ella se tiene,
que no ay memoria de su principio… es de largo de vara y quarta, rostro alegre,
y morena, con el niño Iesús en una mano, de gradissima veneración, y devoción,
por cuya intercessión obra el Señor grandes milagros, y assí es frecuentada de
muchas gentes de la Ciudad de Ávila, y de toda su tierra, particularmente el día
de San Marcos, que con grandes limosnas acuden a pedir remedio en sus neces-
sidades. Y en las más urgentes como son pestilencias, faltas de agua, se han visto
encomendándose traer a esta Santísima Imagen, traerla con prucisión general a
la Ciudad, y ponerla en una Perrochia, teniéndola sus novenas, socorriéndoles
en las necessidades. Por lo qual se le hazen ricas ofrendas. Y assí está adornada
de muchos vestidos, joyas, y preseas, de mucho valor, muy bien hornamentada,
con vassos para el culto divino. Su templo de tres nabes, la capilla mayor cerrada
con una hermosa reja, dorada. Y siete lámparas de plata, de a quinientos y a
ochocientos ducados… una muy hermosa casa… para peregrinos… y sus santeros
en otra casa… Su sitio es muy ameno, con arboledas, y fuentes.
ARIZ 1978 [1607] 85-86

En este capítulo voy a referirme a una imagen abulense, la Virgen


de Sonsoles50. Mucho menos conocida que santa Teresa a nivel nacional

50 Una primera versión de este ensayo fue presentado en la AMA de Madrid en 1989 en
el coloquio internacional Aniversarios y Conmemoraciones. Una versión más elaborada (y
algo más breve) fue publicada en 2001. Una nueva y aún más reducida versión ha sido
publicada en inglés (2008).

83
María Cátedra

–murallas afuera– es, sin embargo, la invocación por excelencia murallas


adentro. Es la patrona, defensora y abogada de la tierra de Ávila, protec-
tora de la ciudad y patrona del Valle Amblés. Pese a su importancia en la
ciudad ésta es una Virgen campesina, o mejor, el lazo que une la tierra y
Ávila, el campo y la ciudad, el pasado y el presente.
El santuario de Sonsoles se encuentra a unos 5 kms al sudeste de la
ciudad, en un montecillo que se llama significativamente Serranillos, un
nombre con fuertes resonancias campesinas, frente al Valle Amblés  y
rodeado de álamos y olmos. En este valle han vivido los agricultores
y  ganaderos que surtían a la ciudad con sus productos. A la imagen se
la ha llamado también la Divina Serrana y se la considera la imagen por
excelencia de los labradores, la patrona de la serranía. A través de esta
imagen quedan pues, unidos, la ciudad, el valle y la sierra.

I. Un poco de historia
En el librito Historia de Nª Sª de Sonsoles que en 1930 edita el patro-
nato y firma su presidente, el presbítero Vicente López González 51 hay
noticias sobre su origen –o, como dice el texto– «portentosa invención
de la santa imagen». La imagen se asocia con los momentos importantes
de la historia de la ciudad según distintos autores. En primer lugar se
la supone traída por un discípulo de los apóstoles, san Segundo, primer
obispo de Ávila en el siglo I, aunque también se la relaciona con la re-
conquista de la ciudad a los moros. El pequeño promontorio en el que

51 El libro es una edición de 1930 que recoge diversa información histórica y los milagros
que se empiezan a relatar en el siglo xvii. Está prácticamente copiado del manuscrito
de Fernández Valencia que se conserva en el Santuario y que he consultado. Aunque el
librito tiene varias ediciones que afirman estar «corregidas y aumentadas» siguen bási-
camente el modelo de los años 30. La última edición que conozco, de 1990, incluye un
apéndice fotográfico y una nueva introducción pero conserva el texto original. Este tipo
de publicaciones, muy frecuentes en torno a la guerra civil, que los santuarios siguen
vendiendo en la actualidad, ha sido poco apreciado por algunos estudiosos del tema que
consideran que la «historia» que reflejan es una mera apología de devotos, sin ningún
sentido crítico. Sin embargo en ocasiones éstas son pequeñas monografías que recogen
aspectos significativos de las tradiciones locales y donde hoy el antropólogo, aplicando la
lupa antropológica, puede realizar una lectura del pasado.

84
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

está construido el santuario (antes quizá torre o castillo e iglesia) debió


tener importancia en la reconquista por su situación estratégica, ya que
era la antesala de la ciudad en el camino de Toledo a Ávila. La versión
culta de la leyenda considera que el nombre pudo ser debido al paso por
este lugar de la comitiva que trasladaba el cuerpo de san Zoilo desde
Córdoba a Carrión en el año 1080. Según una historia más popular, la
imagen se aparece a unos pastorcillos de ovejas y tal resplandor rodea
la imagen de la Virgen y el Niño que exclaman «¡Son soles!» y de ahí
su nombre. Así me indican dos hombres de la ciudad uniendo ambas
tradiciones vagamente:

Vamos a Sonsoles: esa (imagen) pequeña que hay ahí, que vemos ahí,
hablamos de la (imagen) de la sacristía, esa fue la que se apareció a los
pastores y por eso se llama Sonsoles; sabes que se apareció en forma de
soles, entonces los pastores: «¡son soles, son soles!», y por eso viene el
nombre de Sonsoles, de sol. Eso cuando se apareció a los pastores, que
dicen que primitivamente eso se llamaba san Zoilo, que era un ermitaño
pequeño… entonces es por eso, es porque se apareció en forma de soles
a los pastores, ¿eh? y entonces junto al ermitaño, se apareció y por eso en
la misma ermita de san Zoilo, ya fue la primera vez que la mandaron a la
ermita, la primera vez.

Ahí es donde dicen que cierto día tomando maitines un monaguillo


vio relucir dos soles y dijo: «son soles» y de ahí Sonsoles, otro dice que
fueron las tropas que traían el cuerpo de san Gil que desde Córdoba
a no sé qué otro sitio, se la encontró ahí. Hay dos versiones una fue el
pastor y otra fue las tropas que conducieron el cuerpo de san Gil desde
Córdoba a no me acuerdo cómo se llama este pueblo, le trasladaron
desde allí a Córdoba; después ya descubrieron la otra versión que fue
el pastorcito, un monaguillo que estaba tocando maitines y dijo: «soles,
soles».

La primera historia extensa de la Virgen aparece en manuscrito en


1686 elaborada por un clérigo, Fernández Valencia, quien escribe varias
historias sacras de la ciudad. La imagen primitiva, según este autor, es una
talla sentada de cinco cuartas. Sin embargo la imagen principal (llamada

85
María Cátedra

la Virgen Grande) que se venera en el santuario es de finales del siglo xii


o principios del xiii, tiene ese tamaño pero no está sentada sino de pie52.
En realidad se desconoce el origen del santuario. Según Rodríguez
Almeida (1981: 75) el nombre de Sonsoles pudo venir de Fons Solis, la
fuente del sol. El nombre se derivaría de la fuente del santuario de la que
mana agua de excelente calidad y pudo tener un origen romano. El culto
cristiano de «origen cronológicamente incierto» podría remontarse, según
este autor, a época pagana. Pero es en un documento de 130353 donde
aparece el nombre de Sant çoles –y no en otra relación anterior de 1250–.
El templo se reconstruye en 1480 aunque se utilizan sillares de una cons-
trucción anterior.
La primitiva ermita está casi derruida en 148054. El 3 de mayo de ese
año, el herrador Andrés Díaz, de la ciudad de Ávila, se dirige al obispado
solicitando permiso para restaurarla junto con otras personas y manifes-
tando tener permiso del cura de San Pedro de Linares en cuya jurisdicción
estaba la ermita. Consiguen 50 000 maravedíes de limosnas en la ciudad
y los pueblos de alrededor, y los propios cofrades levantan las paredes
laterales de la iglesia. Luego se construirá la bóveda de la capilla mayor,

52 El tema se complica porque en el santuario hay una segunda imagen que sí está sentada
pero es mucho más pequeña –la llamada Virgen Chica–. Un autor recientemente ha in-
dicado que pudo haber una imagen anterior a la Virgen Grande, que ésta aparece en la
ermita escondida para protegerla de profanaciones de los árabes y que la imagen pequeña
pudo ser la Virgen de las Aguas (de una ermita propiedad del santuario) o incluso la
primitiva imagen a la que alude Fernández Valencia. Este dato sin embargo se contradice
con lo indicado antes sobre el tamaño (Heras 1998: 18 y 56). Obviamente esta inter-
pretación de la historia es pura especulación y alude a un tema comodín en la aparición
de imágenes de la península del que se hace eco el autor, quien se basa en gran medida
en la Historia publicada en 1930. Félix de las Heras, es rector del santuario y ha escrito
un pequeño y pío volumen, editado por el santuario, para la edificación de hermanos y
peregrinos. Para una más amplia información de apariciones véase la obra de William
Christian y especialmente sus libros de 1990 y 1991.
53 Concretamente en el Becerro de Visitaciones de Casas y Heredades de la catedral
(A.H.N. Sec. Clero. Códice 484 b. Tomo estos datos de Belmonte (1986: 122).
54 Libro de la Administración de la hermandad con la historia de la invención y desarrollo
de la ermita desde sus comienzos 1578-1622 Fol. 1 v. según aparece en Heras (1998: 20 y
24). Nótese que la historia del herrero aparece escrita casi un siglo después de producirse.
Véase también el folleto del patronato, Decretos para una sentencia, p. 26.

86
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

el campanario, la fuente, la casa del santero, el retablo y una hospedería.


Con el dinero sobrante compran casas junto a la parroquia de Santiago
para albergar peregrinos y pasajeros pobres. Hacia 1500 se ha organizado
la hermandad y se ha levantado la ermita.
Tras la fundación de la hermandad en el año 1480 muy pronto se con-
vierte en patronato, tiene su sede en Ávila ciudad y posteriormente van
surgiendo, como las «ramas» de un árbol, las cofradías rurales: las del Valle
Amblés, la de la Sierrecilla y la de la Colilla. Ya en el siglo xvii Fernández
Valencia contrasta a esta imagen con una Virgen ciudadana, la de Soterra-
ña, que es «regia y suntuosa, la de Sonsoles modesta y sencilla, la imagen
de los labradores». Su fuerte naturaleza campesina se aprecia en una cuar-
ta cofradía fundada en 1667 que lleva el nombre de San Marcos y cuyos
treinta miembros debían ofrecer cada año el 25 de abril un toro a la Virgen
–cosa que se hizo tan solo durante tres años– al tiempo que se bendecían
los campos55. Las limosnas son tan abundantes que en 1500 se levanta una
hospedería y un hospital de peregrinos y pobres pasajeros. Este hospital en
1930 todavía funciona y mantiene 5 camas socorriendo por tres días y una
peseta a todo el que lo solicite y tenga sus papeles en regla. Desde 1880
también funciona una escuela para las clases populares. Pero pese a sus
orígenes modestos, pronto comienza a inscribir en sus listas a la nobleza,
fuerzas vivas y autoridades convirtiéndose en un patronato elitista, puesto
que en 1625 se limita a 50 el número de patronos56. Todavía hoy existe la
conciencia de que sigue siéndolo frente a otros cultos más populares de la
ciudad, como la Virgen de las Vacas.
Una buena manera de acceder al significado de la hermandad en sus
primeras andaduras es a través de sus ordenanzas, las reglas que los her-
manos se daban a sí mismos. Las que voy a analizar, del año 1526, no son

55 Aunque no siempre pudieron colaborar, como indica Sabe Andreu (2000: 121) para 1668
en que por la «calamidad de los tiempos» no pueden reunir la limosna que suelen dar los
labradores y piden se le rebaje la cantidad.
56 Sabe Andreu (2000: 109) indica que significativamente muchos autores han exagerado la
aportación de una noble abulense, María Dávila, en la construcción de la ermita, cuando
en realidad su ayuda fue muy escasa.

87
María Cátedra

las primeras, ya que se alude en varios títulos a otras anteriores (un «anti-
guo libro de las hordenanças») pero son interesantes porque llevan la misma
fecha que la Bula concedida por el papa Clemente VII a la hermandad.
El refrendo exterior duplica pues la reelaboración interior.
Las ordenanzas comienzan indicando los propósitos de la hermandad:
«Algunos omes de la noble çibdat de Ávila, aviendo voluntad de servir a
Dios e a la gloriosa señora Santa María, su madre, e acatando que cada uno
dellos no los podría servir por si tan conplidamente en alegría como en ayun-
tándose en alguna hermandat» (p. 10, Introd.). Pero sus reglas van más allá
del servicio religioso; es un modo de vida: «conviene que los que en ella son
o fueren, fagan entre si hordenanças e pongan regla por do se rijan, porque se-
pan cómo an de bevir» (p. 11). Estas asociaciones surgen por iniciativa de
los cofrades y hermanos y especifican derechos y deberes. Básicamente
las ordenanzas contienen una serie de prescripciones y prohibiciones, con
penas de multas muy específicas para el que las incumpla57. Tanto para la
entrada en la hermandad como para la salida se precisa de una cuota o pe-
nalización en metálico y cera. Entre los derechos está el poder trasmitir a
los hijos la pertenencia a la hermandad. Las ordenanzas se publican y leen
en alguno de los tres cabildos anuales. Allí se eligen los cargos directivos
(patronos y tomados) durante dos años. Las ordenanzas son redactadas por
los propios hermanos y patronos, gente del pueblo con escasa preparación
formal, que recogen sus inquietudes y necesidades58. Es un tribunal para
dirimir las disputas de los hermanos, propone reglas de comportamiento

57 He manejado una copia de las ordenanzas que lleva fecha de 1526. El texto se corres-
ponde con la transcrita y publicada por Sobrino (1988: 177-228) quien la considera de
fecha posterior a 1516, probablemente por faltar la primera página del manuscrito del
santuario, ya que en la copia que he manejado aparece claramente título y fecha (Libro
de las Ordenanças de la cofradía de Nuestra Señora de S. Soles llamada de la Buena muerte,
hechas y confirmadas con Bula Apostólica, Año del Señor MDXXVI). Sabe Andreu (2000:
111) considera que llevan fecha de «hacia 1530». Debo la gentileza del envío de esta copia
de las ordenanzas a José Belmonte.
58 Sobre el funcionamiento y características de algunas cofradías de Ávila y su tierra, véase
la introducción de Sobrino (1988) y también su trascripción de documentos sobre anti-
guas hermandades y cofradías. Varias de las prescripciones de Sonsoles aparecen en otras
ordenanzas, como los estatutos del cabildo de San Benito –una agrupación de clérigos–
de c. 1298.

88
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

y es manual de buenas maneras. Por ejemplo uno no debe pujar por un


objeto que esté comprando otro cofrade, no debe llevar armas al recinto
del santuario, no puede descubrir secretos de otro cofrade, ni injuriarle.
Una de las penas ante un insulto a la hermandad «con palabras feas» es
atar al injuriador a un poste dentro de la iglesia mientras los oficiales van
a su casa y se cobran en especie la multa consignada (título 64). He aquí
la deliciosa relación de insultos castigados por las ordenanzas:

Otrosí qualquier cofrade o cofrada desta nuestra hermandat que denostare


a otro su cofrade o cofrada destos denuestos que se siguen o de qualquier dellos:
traydor y traydora, falso o falsa, alevoso o alevosa, puto o fijo de puta, o cornudo
o fijo de cornuda, o fodido o fijo de fodido, o suzio o fijo suzio, o suzia o fija
de suzia, o diablo o fijo del diablo, otros denuestos e palabras injuriosas, feas e
vedadas... (t. 19)

Uno de los motivos principales de las ordenanzas se refiere a la situa-


ción de enfermedad y especialmente a la muerte de los cofrades a los que
se les debe proporcionar oraciones, compañía, asistencia al entierro y ca-
bos de año. En el título 48 se dice: «Porque principalmente para esto fueron
fundadas las hermandades, para enterrar los defunctos e honrralos, e para ganar
las obras de misericordia». Este es un motivo fundamental a lo largo de los
títulos y la ausencia, una causa frecuente de sanciones y apercibimiento de
multas. Incluso deben pagar «escusas» los hermanos que vivan en las aldeas
lejanas (t. 55). No faltan penas para los clérigos y capellanes que no asistan
a los oficios, se ausenten en las fiestas de la hermandad o no celebren misas
con la solemnidad que se requiere.
Pero tras la muerte está la vida. Un importante capítulo lo constituye
la comida de la hermandad, o mejor las comidas, ya que hay distintas
libaciones:

todos los cofrades e cofradas seamos tenudos e obligados de venir a las vísperas
de Santa María de agosto e estar todos dentro de la yglesia fasta que se acaben
las vísperas, e después váyanse todos los cofrades a la casa donde acostunbran a
comer e fazer su fiesta e asiéntanse en sus lugares acostunbrados e después denles
fructa e vino e luego echen el almoneda de la ternera o terneras; e otro día si-

89
María Cátedra

Ofrenda Grande de la Virgen de Sonsoles. Salida de la Virgen en procesión Año 2010. (Foto J.
M. J. Sanchidrián).

Ofrenda Grande de la Virgen de Sonsoles. Procesión alrededor del santuario amenizada con
música de dulzaina y tamboril. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

90
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

Ofrenda Grande de la Virgen de Sonsoles. Procesión alrededor del santuario encabezada por el
escuadra con la bandera. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

Ofrenda Grande de la Virgen de Sonsoles. Baile de la bandera que hace el escuadra delante de
la Virgen. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

91
María Cátedra

Ofrenda Grande de la Virgen de Sonsoles. Subasta de banzos y regalos a la Virgen entre los
peregrinos. Año 2010. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

Conmemoración del 75 aniversario de la coronación de Ntra. Sra. de Sonsoles (1934-2009).


Traslado de la imagen desde su Santuario a la Catedral. Paso por el puente de Sancti Spiritu.
Año 2009. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

92
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

guiente, día de Sancta María de Sançoles, los mayordomos guisen una ayantar
muy honrrada de ternera asada en adobo e ternera cocha con tiçino e fruta e
buen vino, e eso mesmo den raciones a todas las cofradas de carne e vino, e den
a las dueñas entera raçión entera, e a las otras por medieras según la quantía
de los dineros que pagan; e acabada la yantar, todos vayan a la yglesia de Santa
María de Sançoles al responso; e acabado el responso denles a bever e fructa…
(12 v).

Parece que algunos cofrades estaban deseando comer, ya que abando-


nan con premura el servicio religioso para coger sitio, tal como aparece
en el título 70, donde se imponen penas a: «algunos, non acatando al
servicio de Dios… tienen de costumbre mala… que non es acabada la misa a
la qual son tenudos de estar hasta la fyn … se van a sentar a las mesas». La
cofradía posee un asadero de hierro que presta bajo tributo a gente de la
ciudad para sus celebraciones, y los cofrades, tanto clérigos como legos,
deben llevar su propio recipiente para comer. En el título 72 se prohíbe
sacar fuera del comedor pan, vino o carne. Debe haber mala fama en el
ambiente porque el título 57 señala la pena que debe recibir cualquier
cofrade o «cofrada» que diga «en esta nuestra hermandat que son comedores
o bebedores o destruydores los hermanos». Una constante a lo largo de todos
los títulos es el cuidado y control exhaustivo de los bienes de la herman-
dad, estipulándose escrupulosamente la rendición de cuentas y el cuidado
de sus objetos, posesiones y riquezas. Los distintos cargos (mayordomos,
escribanos, abenidores, veedores) y sus funciones son fiscalizados en extre-
mo. Las ofrendas en especie (animales y granos) son muy frecuentes y se
subastan públicamente59.
Cada cofrade paga 100 maravedíes y libra y media de cera para entrar
en la hermandad junto con su esposa. En el título 84 se contempla la
posibilidad de que también pueda entrar algún caballero a los que se les
solicita una mayor cuota (250 maravedíes y una libra y un quarterón de
cera). Se les exime no obstante de las más pesadas obligaciones de la her-

59 En el siglo xvii se ofrece a la Virgen el peso de un individuo en grano o cera. (Sabe


Andreu, 2000: 120).

93
María Cátedra

mandad y se les ruega asistan alguna vez a sus fiestas y actos. En el título
86 se les considera así:

Natural cosa es los cavalleros ser contemplativos e dispuestos al servicio de


Dios. Ca fallamos en las estorias muchos enxemplos de los cavalleros que en
aquel tiempo fueron que siempre les dio Dios grandes victorias en todos los fechos
contra sus enemigos. Ca ser en buena congregación en serviçio de Dios el lidiar
contra el enemigo. Pues no menos oy día lo devemos conseguir e trabajar… E
como en las hermandades, en cuanto dize hermanos, todos somos e devemos
ser eguales, pero en los estados e cantidades mayor es uno que otro, e porque
los menores de derecho deven ser más honrrados con los mayores, e porque la
voluntad de algunos señores cavalleros e dueñas desta cibdad que … quieren…
bevir e estar en buena igualdad, e quieren con obediençia ser nuestros hermanos
en nuestra hermandad, e porque los conoscamos e dellos seamos honrrados en
algunos días señalados ansí por las personas… nos pueden mucho ayudar con
sus oraçiones e dádivas e limosnas para las buenas obras meritorias que se fazen
o fizieren de aquí adelante en esta nuestra hermandad.

Este párrafo indica cierta aspiración de igualdad dentro de la herman-


dad («E como en las hermandades, en cuanto dize hermanos, todos somos e
devemos ser eguales») que es inmediatamente matizada («pero en los estados
e cantidades mayor es uno que otro»). Los cavalleros terminarán tomando el
control de la hermandad. El documento de 1526 se refiere a la elección de
sus directivos: el Cabildo General es la instancia de mayor rango, donde
se eligen los patrones, los directivos de la hermandad, cada dos años de
un modo democrático; además cualquier hermano podía vetar la solicitud
de un nuevo miembro de la hermandad. En 1600 este panorama ha cam-
biado y ello aparece en el último documento anexo de las ordenanzas. La
invitación amable y deferente a los cavalleros a pertenecer a la hermandad
en 1526, es un derecho en 1600 y al menos controlan la mitad de la direc-
tiva. El Hordinario, es decir, el obispo, hace un mandamiento por el que
sean cuatro los patrones de la hermandad «para agora y para siempre» dos
ciudadanos hermanos y dos hijosdalgo o caballeros.
Este cambio no se produjo de un modo suave y ordenado. Por el con-
trario parece haber evidencia de ciertas tensiones y enfrentamientos serios

94
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

entre los cofrades caballeros y los del común, tal como aparece en un plei-
to60 de 1584. A la muerte del hidalgo Hernando Daza, los pecheros, sin
consultar a los caballeros, eligieron a uno de los suyos –un tal Suárez– para
sustituirle en la dirección de la cofradía. Esto produce una gran «discor-
dia» y el pleito se refiere a un «escándalo y alboroto» de consideración que
se espera en la procesión que trae la Virgen a la ciudad. Los caballeros
aluden al antiguo derecho que tienen los de su estado «desde la fundación
de la cofradía» a copar dos de los cargos directores de la cofradía. Los del
común aportan documentación en contra de este supuesto derecho, pero
no les servirá de mucho.
Finalmente, las ordenanzas son un tanto misóginas. El título 56 señala
«Cómo ninguna muger de cofrade non debe ser osada de estar entre ello(s)
nin el día de Santa María nin otra fiesta» si no es en la «cozina»:

Por cuanto non es honesto nin honrroso las mugeres estar en los ajun-
tamientos con los ombres, por quanto a servicio de Dios pro e honrra desta
nuestra hermandat entendemos fablar algunas cosas secreptas a las quales non
conviene estar mugeres, por cuanto el su juyzio e poridad es defícill e non mucho
durable… hordenamos e mandamos que ninguna muger de cofrade non esté en
nuestros ajuntamientos nin a ninguna cosa de las que ovieren de fazer en la
dicha hermandat, salvo la muger del mayordomo, que esté en la cozina donde
guisaren de comer adereçando e ajudando a lo que fuere menester para la honrra
de los dichos señores...

Ni qué decir que se prohíbe acoger o alquilar casas de la hermandad a


las «mujeres del mundo», «para hacer mançebía en ellas» (t. 85) «nin otras
mugeres infamadas o desolutas de sus cuerpos» (t. 118)61.

60 Es un pleito seguido entre Agustín de la Serna, Lorenzo Daza y otros caballeros y el


mercader Juan de Coynbra y Antonio Gómez. Debo la referencia a Serafín de Tapia
(Archivo Diocesano de Ávila, Sección Pleitos 1584, libro xxxiv [54/7/4] leg. 34, doc. 4).
61 En 1627 se renuevan las ordenanzas que recogen las nuevas directrices de Trento ponien-
do más atención a temas devocionales, confesión y comunión frecuentes y el cuidado de
la imagen. A diferencia de las anteriores se prohíben las comidas. Un resumen de estas
ordenanzas aparece en Fernández Valencia. También se trata de limitar a 50 el número
de cofrades e incluso a 40 en 1666, pero no se cumple esta decisión. En 1579 alcanza
su número más alto con 279 hermanos. Un centenar ingresa cada medio siglo, menos

95
María Cátedra

El año en que se datan las ordenanzas, 1526, coincide con la promul-


gación de la bula de Clemente VII, un importante documento en la vida
de la hermandad. Esta bula ha sido llamada «protectora», defensora de
los derechos de la hermandad. No es un título gratuito; el éxito que ha
tenido la aventura del herrador abulense en muy pocos años es codiciado
por diversas instancias eclesiásticas. El primer enfrentamiento sucede muy
pronto, en 1485, al ser arrancados a los pocos días los álamos plantados en
la pradera frente a la ermita que se pretendía pudiera ser utilizada por los
peregrinos. Se vuelven a plantar y vuelven a ser arrancados. El capellán
del monasterio de Santa Escolástica, instigador del atentado, reclama ese
terreno al santuario. Se celebra un juicio y finalmente se falla a favor de
la hermandad62.
El éxito de la hermandad también provoca que el párroco de San Pedro
de Linares reclame derechos parroquiales sobre la ermita que el provisor
eclesiástico le concede en 1523, por el que la hermandad debe abonarle
anualmente un ducado de oro. Ante este hecho los patronos solicitan al
papa mayor autonomía para poder llevar a cabo sus obras y misericordias.
El 22 de mayo de 1526 Clemente VII otorga una bula que un año después
ratifica la posesión de la ermita a la hermandad. Debe haber temores de
anexiones por parte de la autoridad civil o eclesiástica puesto que para
anejar el hospital a la hermandad se utiliza la frase «para que no se entre-
metan a tomarla frailes, ni monjas, ni clérigos (…) ni por cédula de príncipe
ni emperador (…) so pena de excomunión…»63. La bula regula el gobierno
de la cofradía con dos patronos y dos tomados, y concede indulgencias y

a mediados del siglo xviii que solo se cuentan 76 ingresos. La composición de los her-
manos muestra al principio un fuerte ingrediente del estado llano que irá poco a poco
cambiando; en 1579 no hay ningún noble mientras que en el siglo xviii lo son un 47%
de los hermanos (Sabe 2000: 115).
62 La hermandad muestra desde temprano un espíritu combativo que ha continuado hasta
la actualidad. Uno de los patrones de la hermandad en 1512 será el, por un tiempo, co-
munero Francisco Pajares, regidor y protector de la familia de santa Teresa.
63 La cita es de Sabe (p. 110) y proviene del Libro de Cuentas de Sonsoles 1578-1623,
fol. 6.

96
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

perdones. El proceso sin embargo le costará a los patronos la cantidad de


250 ducados de oro.
La hermandad seguirá haciendo mejoras y reformas en el recinto. En
1562 solicita a la ciudad la anexión de un humilladero o pequeña ermita
dedicada a Nuestra Señora de las Aguas, cerca de Santo Tomás. En 1680
se anexiona también la ermita de los Remedios que estaba muy deteriorada
y que los hermanos reconstruyen. En los años siguientes se preocupan de
mantener sus derechos sobre ambas ermitas, derechos quizá amenazados,
ya que en 1753 el prior del convento de Santo Tomás se dirige al obispo
invocando el derecho que tiene desde muchos años a hacer procesión a
la ermita de las Aguas, un derecho que el capellán de Sonsoles pretende
arrogarse defendiendo los derechos de la hermandad. El provisor da la
razón al prior del convento. Sin embargo, en un requerimiento posterior64
se acepta la propuesta del capellán. Similares problemas de jurisdicción
parecen tener con la otra ermita, la de los Remedios frente al convento
de Sancti Spiritus. Tras estas tensiones se encuentra el hecho de que la
cofradía sea la más rica de Ávila. Si bien en sus orígenes recibe abundan-
tes limosnas, pero cuenta con pocas rentas, este panorama cambia en los
siglos siguientes en que las rentas de que dispone le permiten mantenerla
sin precisar de cuotas obligatorias. Especialmente a mediados del siglo
xviii cuenta con enormes ingresos que invierte en nuevas propiedades y
en obras y reformas de los recintos del santuario65.
La guerra de la Independencia tendrá consecuencias muy negativas
para el santuario. Anteriormente en 1801 el santuario se convierte en
almacén de pólvora. La imagen de la Virgen es llevada al convento de
Sancti Spiritus, pero la reclama el párroco de San Pedro de Linares para
el convento de Santo Tomás. El obispo, tras consultar a los patronos, les
da la razón a estos. En 1809 tiene que deshacerse de sus andas y lám-

64 La noticia del pleito aparece en Heras 1998: 53-4. Sin embargo debe haber confusión
de fechas. El requerimiento, aunque está fechado en 29 de marzo de 1763, en la firma
aparece 1753. Esta misma fecha da Heras para la reclamación del prior.
65 Sabe Andreu 2000: 126 y ss.

97
María Cátedra

paras de plata66. Además el recinto del santuario y la ermita misma son


confiscados por los franceses que reconvierten el santuario en establo de
bueyes. Este estado lamentable termina al repetirse la historia de cuatro
siglos antes. En 1812 un vecino de la ciudad solicita permiso para recaudar
limosnas que permitan recuperar el santuario, lo cual se consigue dos años
después, fecha en que la hermandad vuelve a reorganizarse y se traslada
la Virgen a  su santuario. Se pide al obispo bendiga la ermita por haber
sido profanada por la tropa enemiga. El retablo mayor había sido quemado
y los laterales trasladados a algunos pueblos cercanos; estos últimos son
devueltos con la recuperación del santuario. A partir de este momento, y a
lo largo del siglo, se construye un nuevo retablo, se hace una nueva corona
a la imagen y los dos murales de la capilla mayor. En 1904 la cofradía de
la Sierrecilla ofrece unas andas que más tarde se sustituirán por otras en
1955. En 1934 se corona canónicamente a la Virgen. Pero nuevamente du-
rante la guerra civil el alto de Sonsoles albergará un polvorín. En 1956 se
declara Santuario Diocesano a Sonsoles. Los enfrentamientos no cesarán;
en la década de 1980 se produce nuevamente una de las mayores crisis del
santuario a raíz de un litigio entre el obispo de la ciudad y el patronato.
A ello me referiré más adelante.
La rapidez en la reconstrucción del santuario en 1480 y su popularidad
se considera es debida a la realización de diversos milagros de la Virgen,
según recoge el librito Historia de Nª Sª de Sonsoles67. Los milagros re-
flejan los míticos orígenes de la ciudad, la reconquista y la participación
de muchos abulenses en afanes guerreros. El primer milagro es el de un
caballero abulense, cautivo de los moros en Túnez, que se libra de sus
cadenas y llega felizmente a la ciudad en 1396, con ayuda de la misa
que su hermano sacerdote ofrece en el altar de la Virgen. Parece que las
cadenas –los grillos– colgaron de la capilla, aunque hoy día no existen.
Este milagro se parece mucho al tercero, en que el hidalgo cautivo lo es
en Granada, reflejando el éxodo de los caballeros abulenses hacia el sur

66 Sobre el expolio de la plata de las iglesias abulenses véase Blázquez Chamorro 1988.
67 23 milagros que aparecen el en librito de López, 1930.

98
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

tras la reconquista; de este caso sí se conservan, al parecer, las cadenas, y


un cuadro en la iglesia reproduce el episodio. También hay prueba del se-
gundo milagro, tanto pictórica como material. Un caballero abulense, muy
devoto de Sonsoles, caminando por tierras remotas de las Indias, se topó
con un caimán que boca abierta amenazaba con tragarle. Al instante se
encomendó a la Virgen de Sonsoles, prometiendo volver a visitarla, quien
le dio ánimo para esperar al animal con un venablo en la mano que le
quitó la vida. El caimán –hoy se le llama «el cocodrilo»– o «lagarto» –«de
la Virgen de Sonsoles»– ha estado desde entonces colgado de la capilla. Un
enorme cuadro a la izquierda del altar mayor recoge la escena del milagro.
Ambas situaciones, la guerra y la conquista –de tierras más o menos leja-
nas– son mitos de origen de la ciudad. Andando los años la situación de
peligro se produce en la Corte y Villa de Madrid cuando intentan robar
a un caballero abulense (milagro 9º). Es el primer ejemplo de inseguridad
ciudadana en la gran urbe.
En los siguientes milagros los motivos se vuelven menos traumáticos y
más cotidianos atendiendo a problemas de enfermedad y sequía; la socie-
dad abulense mientras tanto se consolida. El cuarto y quinto se dan por
una peste en 1580 (el «catarrillo») y dos años más tarde por una pertinaz
sequía que asola el campo abulense (un motivo que se repetirá a lo largo
de los siglos). El milagro 7º en 1599 se debe también a una «rigurosa
peste» que asola la nación y que se cobra, por ejemplo, 12  000 víctimas
en la vecina Segovia68. En estas situaciones se lleva la Virgen desde su
rústica capilla a la ciudad. La ruta va dibujando los hitos y fronteras entre
el campo y la ciudad: el puente de Sancti-Espiritu, la iglesia de San Juan,
la catedral, Santo Tomé. Uno a uno desfilan cada día ante la imagen los
estamentos importantes de la ciudad, por orden de preferencia: los de la
parroquia de San Pedro, a la que se adscribe la Virgen, el cabildo de la
catedral y el obispo, representantes de los conventos y órdenes religiosas,
ayuntamiento, las cofradías, las señoras nobles, los artesanos («los oficiales
del peine y carda»), los moriscos convertidos, los humildes, los forasteros y

68 Una cifra a todas luces imposible. Véase el artículo de Serafín de Tapia (1988) y las cifras
que da para 1580.

99
María Cátedra

comarcanos, etcétera. La Virgen pernocta en diferentes parroquias y toma


simbólicamente la ciudad; finalmente, con los hospitales vacíos –porque
todos están curados– se la acompaña hasta su ermita. En el milagro quinto
la procesión de la Virgen termina con una pertinaz sequía al aparecer pri-
mero una nubecilla que se asoma por la Sierra de Villatoro y después una
tromba de agua69. A duras penas y empapados los procesionarios llegan
a la parroquia de San Pedro. Este milagro se ha repetido, con idéntico
resultado durante siglos (en el milagro 8º en 1635 las lluvias alcanzan a la
Mancha y a Toledo cuyo cabildo y corregidor felicitan a sus homónimos
abulenses y envían limosnas para la imagen) y también, se dice, ocurre en
la actualidad. Una coplilla indica así:

Virgen de Sonsoles
tú que tienes el poder
quita el candado a las nubes
para que empiece a llover.

El milagro sexto tiene como motivo la situación opuesta que no es muy


frecuente; la abundancia de lluvias en julio y agosto que hacen peligrar
las cosechas por exceso. «Nunca llueve a gusto de todos»; la Virgen, pues,
controla la naturaleza, aunque parece que trabaja más para traer la lluvia
que para evitarla. Igualmente se trae la imagen a la ciudad para este fin y
las distintas corporaciones y cabildos la visitan primero en la iglesia de San
Pedro y luego en la catedral, realizándose sendos novenarios y abundantes
ofrendas y limosnas en alhajas, cera y dinero. Ya en el siglo pasado aparece
la noticia de algún escéptico que se vuelve creyente y se postra ante la
imagen ante un chaparrón de cierta consideración. Hoy día alguna gente
de izquierda opina que era cosa de los curas que leían los partes meteoro-
lógicos antes de organizar las rogativas.
En la mayor parte de los milagros posteriores hay constancia pictórica
en forma de exvotos y casi todos tienen que ver con la curación de enfer-

69 Las nubes vienen de Segovia y más frecuentemente de Villatoro, lo que hace decir a los
de Ávila «Cuando Villatoro abre la bragueta, hay tormenta».

100
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

medades o con accidentes de los que los devotos se libran tras una invoca-
ción; incluso hay varias resurrecciones. Unos y otros son tanto ciudadanos
como campesinos y en algunos casos (milagro 17º) provienen de otras pro-
vincias –la vecina Segovia concretamente–. Ávila no exporta paños pero
exporta milagros. En la actualidad existe un cuarto enteramente lleno de
ofrendas que cada cierto tiempo se van cambiando, especialmente trajes
de novia (eso de casarse parece ser un grave accidente), de la mili, y foto-
grafías de personas que se han curado o han salido ilesas de un accidente.
Pero de la mayoría de las ocasiones por las que se la invoca hoy no hay
pruebas; esta es la Virgen a la que acuden ante los exámenes los escolares
y los opositores. Sin embargo estos milagros deben ser antiguos, ya que los
estudiantes hacen una gran fiesta en Sonsoles en el mes de mayo de 1612
y ofrecen a la Virgen 104 velas de medía libra, aunque no se sabe si con la
misma intención70. Un pequeño aeroplano –cuyo conductor se salva en un
peligroso aterrizaje– cuelga de la iglesia, al igual que el lagarto, sugiriendo
que milagros y exvotos se ponen al día.
Los traslados de la imagen a la ciudad fueron objeto muy temprana-
mente de litigio entre quiénes debían portarla, que no eran los patronos
ciertamente: o bien los oficiales de la carda o los labradores de la ciudad;
gana la «industria» según sentencia en 1671. Hoy este traslado se realiza
a petición de los hombres del campo en épocas de sequía, en este siglo
en varias ocasiones, pero especialmente sonados en 1908 y 1929 en que
siguen aguaceros. El ceremonial para esta ocasional celebración muestra,
de una manera ritualizada, la interacción del campo y la ciudad y el papel
de intermediaria que tiene la ciudad en los asuntos campesinos –nótese
que son estos últimos los que solicitan que se traiga a la ciudad una imagen
campesina–. Me voy a referir a un traslado de 1930, fecha que aparece en
la Historia antes aludida. Esta solicitud formalmente la hacen los labrado-
res a los cuatro patronos mayores; una vez concedida el secretario la pasa al
ayuntamiento de la ciudad quien lo comunica a su vez al obispo y cabildo
de la catedral que determinan día y hora del traslado. Asistirán los cuatro

70 Según indica Heras 1998: 45.

101
María Cátedra

patronos mayores, otros cuatro con sus respectivas enseñas y dos más que
recogen las limosnas de los fieles; los labradores pagan la misa de rogativa
y la procesión del día del traslado. A las 12 de la mañana repican todas
las campanas de la ciudad, pero todo el traslado se realiza acompañado
de algún sonido de campanas: al salir la imagen del santuario suenan dos
de la catedral, al llegar a la Cruz de los Llanos, otras dos, y cuando pasa
por el puente de Sancti-Spiritu repican todas las de la ciudad. En la Tole-
dana, al comienzo de las edificaciones, se incorporan la curia eclesiástica,
los pendones y hermanos de todas las cofradías y patronatos de la ciudad.
Junto a la puerta del Rastro de la muralla está esperando el cabildo de
la catedral y el ayuntamiento con sus autoridades respectivas. Desde ahí
hasta la catedral se cantan las letanías y otros cantos. En los nueve días de
rogativa se celebra misa, novena y salve. Cada uno de los días corresponde
a una de estas corporaciones presidir las funciones (y sigo datos de 1930):

Cabildo catedral
Clero parroquial
Padres dominicos
Padres carmelitas y patronato de santa Teresa de Jesús
Padres franciscanos
Padres paules
Gremio de labradores de san Isidro
Excelentísimo ayuntamiento
Patronato de Nuestra Señora de Sonsoles

La vuelta se realiza desde la catedral por la puerta del norte hasta


el Mercado Grande, donde se despide el cabildo catedral, el clero y el
ayuntamiento, y baja por Gracia, haciendo parada en los conventos a su
paso hasta la Toledana. Aquí, a la salida de la ciudad, se despide la curia
eclesiástica y el patronato. La acompañan hasta su santuario las cofradías
del Valle Amblés y de la Sierrecilla.

102
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

II. Teresa y Sonsoles


La Virgen de Sonsoles, patrona de Ávila y su tierra, muestra una par-
ticular competencia con la patrona de la ciudad, santa Teresa, «la Santa».
En los comentarios de la gente esta pareja aparece con mucha frecuencia.
Cuando se alude a cualquiera de las dos imágenes también se refieren a
la otra71:

Hay una forma de entender, desde luego lo de santa Teresa es algo


muy... la Santa. Yo creo que la misma palabra… aquí nadie habla de santa
Teresa, nadie dice santa Teresa, es que es la Santa o el monasterio, es el
monasterio de la Santa; me parece que eso tiene su importancia. Fíjate yo
creo que he oído hablar más de la Virgen de Sonsoles en aquella época
que de san Juan de la Cruz.

Sí, yo creo que sí, fíjate que santa Teresa es la patrona (de la ciudad)
pero a pedirle cosas se va a la Virgen de Sonsoles, bueno, a Sonsoles hay
una devoción tremenda, tremenda, y no se conoce fuera…

La Santa aparece como una figura universal frente a Sonsoles que re-
presenta un culto local:

Sí, claro, porque la de Sonsoles eso, es una Virgen especial. Está santa
Teresa y Sonsoles que no sabemos cuál ... ¡hombre! como mundialmente
es santa Teresa, por supuesto, como mundialmente, en el mundo, a Son-
soles no la conoce nadie, pero provincialmente en Ávila, Sonsoles.

El abulense hace una distinción entre la santa, alguien típicamente


abulense, como las murallas, que permite la identificación de los abu-
lenses en el exterior, y la devoción a Sonsoles en el interior. La Virgen
hunde sus raíces en la ciudad y las fuerzas vivas de Sonsoles son familias
«enraizadas»:

71 Para distinguirla de otras santas, en adelante santa Teresa aparecerá en el texto como «la
Santa».

103
María Cátedra

Yo no creo que la Santa tenga menos importancia que Sonsoles; son


dos temas distintos, aquí hay mucha devoción, pero es lo que te decía al
hablar de la muralla, nacemos con la muralla y nacemos con la Santa y
entonces yo creo que el Teresianismo le llevamos dentro, tampoco es que
en Ávila los abulenses seamos muy expresivos, entre santa Teresa y Sonso-
les... no me atrevo a decir a quién tenga la gente más devoción, pero está
claro que hablar fuera de Ávila, todos estamos mucho más identificaos
con la Santa que con la Virgen de Sonsoles… pero es un hecho claro que
la gente tiene mucha devoción a Sonsoles aquí en Ávila. En Sonsoles, los
rectores, es el abulense que decíamos un poco antes, el abulense antiguo,
exactamente yo creo, es mi opinión, sobre todo de algunas familias que
están más enraizadas, enraizadas, empeñadas en... pero yo creo que la
asamblea, las bases, son más democráticos.

La diferencia fundamental entre ambas radica en la naturaleza emi-


nentemente humana de Teresa y la cuasi divina de Sonsoles. El nombre de
la primera se emplea en Ávila con gran familiaridad en los más variados
comercios (fábrica de harina, garaje, suministros eléctricos, dulces, etcé-
tera). Quizá la Santa es más una abulense:

Hombre, sí, la Santa es maravillosa, es una mujer extraordinaria, una


maravilla pero... la Virgen es la Virgen. La Santa es una mujer maravillosa
que nos sirve de ejemplo, pero no deja de ser una mujer, y la Virgen es la
Virgen. Oye, yo creo que entre la Santa, por muy santa...

La santa se opone pues a la Virgen porque es «Santa pero no Virgen»,


lo cual se toma de un modo literal –y frecuentemente en minúsculas «santa
pero no virgen»–. Para algunas personas la santa fue un poco casquivana
tanto antes de entrar en el convento como, incluso, después. Los santos
también tienen sus debilidades humanas. Es precisamente en este contex-
to de comparación con la Virgen en donde se resalta la humanidad de la
Santa del siglo xvi por ejemplo en relación a los múltiples novios que se
supone tuvo –el más insólito el propio patrón de la ciudad, san Segundo,
un santo que supuestamente vive en el siglo I –y el propio san Juan de la
Cruz–. Le pregunto a un abulense mayor (X) delante de otros dos, si es
devoto de la Santa:

104
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

X.- sí, hombre, es paisana mía, cómo no voy a ser.


C.- yo le decía, X, que en Ávila le tenemos más devoción a la Virgen
de Sonsoles.
X.- sí, mayormente hay más devoción a la Virgen de Sonsoles… Bueno
es que la Santa... dicen que la Santa fue santa pero no virgen, que andaba
mucho con san Juan de la Cruz, estaban siempre andando por los caminos
y dormían por los pajares y la gente ya dice: es santa pero no es virgen,
bueno, eso es mucho hablar… eso la gente lo decían, que se iba fundando
conventos, contaban eso, que fue santa, no virgen.

Esta competencia entre ambas figuras es consciente entre la gente y ha


llevado a que algunos se pregunten por qué se pone uno u otro nombre
a las abulenses. Los dos nombres, Teresa y Sonsoles, son muy frecuentes
en la ciudad. La paradoja es que ambos nombres se asocian a diferentes
clases sociales; a la clase baja y a la alta respectivamente:

Eso que ha dicho usted, a propósito de Sonsoles, yo solo cuento [que]


en Ávila, las señoritas se llaman Sonsoles pero ninguna Teresa, es curioso.
Esas pequeñas cosas indican muchísimo, y no lo es lo mismo ganarse la
confianza de una persona de baja extracción social que de...

Yo me refiero a nivel de la calle, claro que lo habrá, por supuesto y


damas de Santa Teresa y esas cosas, pero me parece que lo leí en un li-
bro a José Jiménez Lozano, que es un escritor de Ávila, pues ese en un
libro decía eso, que utilizaba más la burguesía los nombres para Sonsoles,
y es verdad, quizá las familias acomodadas utilizaban más poner Sonsoles
y en el pueblo era más normal poner Teresa. Y es que no me acuerdo del
dato porque lo estuvieron sacando en estadística en el ayuntamiento y no
sé si había más Sonsoles o Teresa, pero era muy curioso, porque eran los
dos nombres que más predominaban de mujer.

Y sin embargo la Santa se la asocia a la autoridad civil y a la jerar-


quía eclesiástica, mientras que Sonsoles se asocia al hogar y la familia, al
sentido popular. Quien habla es un militante de base de un partido de
izquierdas:

105
María Cátedra

Mira, la Santa, por supuesto nosotros siempre la hemos visto salir en


procesión el día de la Santa y entonces, con la Santa, van las autoridades:
el gobernador, el alcalde, el obispo, y cuando sale la Virgen de las Vacas
va el cura de la parroquia y el trompón tocando, la gaitilla... lo que yo
quiero decir es que la Santa, con ser la patrona de Ávila y por supuesto
ser algo más tangible que lo de la Virgen... pues no ha tenido nunca un
apoyo popular de este tipo, o sea la Santa pues muy bien, patrona de
los abulenses, está ahí, la ponemos en el altar, y luego nos vamos a la
Virgen de las Vacas o el milagro a la Virgen de Sonsoles, no hay ninguna
imagen de la Santa que haga el milagro de la Virgen de Sonsoles, que
si no pueden traerla a Ávila por no sé cuántos, no pasa del puente de
Santo Espíritu… es la Virgen milagrera, bueno, yo no sé por qué razón
ha sucedido eso, pero en cualquier sitio hubiera sido santa Teresa la
milagrera, la del apoyo popular...

A la asociación de la Santa con la ciudad corresponde la de Sonsoles


con el entorno de la ciudad, la campiña:

Oficialmente yo diría que es santa Teresa, que ha sido la que siempre


se ha vinculao a la parte oficial del gobierno, del Estao y tal, y ahí yo
creo que ha sido santa Teresa; luego la Virgen de Sonsoles está vinculada,
aparte de la población de Ávila, a los alrededores, adornaban los carros y
subían allí y eso hacían… y lo siguen haciendo.

La Santa parece más una hermana, una vecina ciudadana y Sonsoles la


madre que cuida de sus hijos enfermos, y se preocupa de los exámenes de
los pequeños. Este expresivo comentario así parece indicarlo:

Pues una señora mayor, de esas de la Santa de toda la vida y, para


ella, la Santa, estabamos hablando con ella y dije: «yo lo siento mucho,
yo, aunque sea de Ávila, a mi la Santa... la verdad, no me dice mucho»
–yo voy todos los domingos a misa a la Santa ¿eh?, vamos, algunos días
vamos también a Sonsoles, pero si no, a la Santa, casi todos los domingos,
y entro a rezar a la capilla de la Santa–, pero... por ejemplo, estaba un día
con todos mis hijos, que habíamos ido a un bar a tomarnos una cerveza y
dicen: «¿a donde vamos ahora?» y digo: «A Sonsoles, a rezarle un...». Y no
se me ocurre decir: «vamos todos a rezarle un padrenuestro a la Santa»,

106
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

y entonces, comentándolo con esa señora, casi me excomulga. Y yo dije:


«Mira, yo lo siento mucho, tengo una enfermedad, tengo un hijo malo, un
examen, y digo: «¡Ay, Virgen de Sonsoles, ayúdala!» pero no se me ocurre
decir: «¡Santa, ayúdala!», la Virgen es otra cosa. A mí no es que me pase
esto, porque yo digo: «visto a la Virgen y la tengo más devoción» no, yo
toda la vida, pues eso, en los exámenes, y mi madre era toda la vida muy
de la Santa y mi abuela era también muy terciaria, muy de la Santa, o sea
que eran más de la Santa en mi casa que de la Virgen de Sonsoles, pero
cualquier cosa que nos pasaba... todos recurríamos a ella, a la Virgen.

Este papel menos relevante de lo que puede esperarse de la «Santa»


por excelencia, santa Teresa, se aprecia en el dato de que la Santa tiene su
propia madre, la Virgen de la Caridad. Hablan dos mujeres:

A. Y otra a la que se le tiene mucha devoción es a la Virgen de la


Caridad ¿eh?, esta fue la que la Santa, cuando se quedó sin madre, le dijo
que fuera su madre, pero esa también antes más (devoción) que ahora,
porque lo inculcaban más, y porque ahora la gente es menos piadosa y se
va enfriando más...
B. Pero una cosa, se va enfriando la gente, pero a la Virgen de Sonsoles
cada vez va más gente...

Quizá por esta razón, la Santa se saluda y despide deferentemente de


su «maestra y madre» o «madrina» la Virgen de la Caridad, con este pro-
tocolo. Dos hombres mayores charlan en el primer comentario:

A. Siempre, (en) la procesión, va la Virgen la última, y siempre entra


primero la Santa, porque es su casa, el protocolo, y al salir ¿quién se postra
ante quién? la Santa ante la Virgen, se arrodilla, la despedida, hace tres
genuflexiones ante la Virgen de la Caridad.
B. Pues yo llevo 25 años de andero con la Santa y no me ha dado nunca
el preguntar porqué se hace eso.
A. Pues muy fácil, porque primero está Dios y después todos los san-
tos; primero está la Virgen, que es la maestra, y luego está la otra que se
arrodilla, que para eso es santa.

107
María Cátedra

La Virgen de la Caridad es la madrina de la Santa… la Santa siempre


hace juego, nunca sale sola, siempre sale la otra, la de la Caridad… y
cuando se juntan siempre, siempre hacen una reverencia, siempre se hacen
los tres pasos sí, al igual que hacemos en nuestro pueblo…

Así pues hay una estricta jerarquía pero también una división del trabajo
entre Santa y Sonsoles. La madre cuida de sus hijos en el hogar, la Santa an-
dariega los cuida en los caminos. A la Virgen se le suele aplicar con mucha
frecuencia la etiqueta de milagrosa mientras que la Santa es una intercesora,
una especie de embajadora. Por ello cuando el abulense se tiene que marchar
definitivamente echa mano de su paisana. Hablan dos educados abulenses:

La Virgen de Sonsoles no es embajadora, es santa Teresa la embaja-


dora. La Virgen de Sonsoles es la que hace el milagro, es decir este señor
tiene lepra o tiene peste o está con una neumonía que se va a morir y de
pronto, ya viene el médico y dice «no hay nada que hacer, ya está en las
últimas, el coma le va entrar dentro de una hora y tal...». Y si al enfermo
se lo dijesen, y aunque no se lo digan, si él aprecia que se va a ir no se
pone en manos de santa Teresa, no, se ponen en manos de la Virgen de
Sonsoles. Y la prueba es que no hay un exvoto en santa Teresa, no hay un
solo exvoto, ni yo conozco que se hable que haya hecho milagros, habrá
hecho posiblemente, pero yo no los conozco.

Santa Teresa está precisamente para el tránsito, la Virgen de Sonsoles


está para la curación física; si la curación física no es posible entonces ya
desaparece la influencia de la Virgen de Sonsoles, no ha curado la enfer-
medad, no ha sido posible, Dios lo quiere así, entonces ya es santa Teresa
la que ayuda, la embajadora.

A pesar de la fama más universal de Teresa, se dice que la ciudad no


ha tenido mucho interés por su famosa Santa. Un cura me aseguraba que,
pese a su fama, la Santa no parecía tener un culto muy activo en Ávila.
Por ejemplo una vez que se llevó su brazo incorrupto a Segovia convocó
multitudes, mientras en Ávila no llegó a llenar media plaza del Mercado
Chico. En cambio me comentó la especial devoción a la Virgen de Son-
soles. Así decía un hombre:

108
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

Yo creo que no, yo creo que lo de la Santa ha sido más un mito que una
realidad, o una constatación de una persona con amplia personalidad, con
grandes conocimientos y tal, fuera de Ávila... Ávila ha recogido la fama…
pues porque nació aquí, pero convencidísimo de que... como que nadie ha
movido un dedo en Ávila por el tema.

Otras figuras de la ciudad, como san Segundo, parecen tener similares


usos que Sonsoles, la petición de favores, pero mucha menos «devoción»
y trascendencia. Habla una mujer:

Pero todos los días hay caravana a Sonsoles, va gente a diario, por la
cosa de los exámenes. En san Segundo también… entonces no se estu-
diaba tanto como ahora, cada uno pediría lo que creyera conveniente; yo,
para mí, me parecía una juerga y en sí no creo que me haya concedido
lo que le haya pedido nunca (ríe) porque... las chicas jóvenes salíamos de
coser… A Sonsoles no, a Sonsoles yo siempre le pedía muchísimas cosas
y se lo sigo pidiendo, sí, con mucha devoción. En cambio en san Segundo
se iba más en plan de juerga, que tener que meter ahí el pañuelito, que se
sentía sonar el agua de la alcantarilla… La Santa es patrona de Ávila y
Sonsoles tiene mucha gente, mucha, mucha. Tu vas, por ejemplo, todos
los días hay una novena a Sonsoles… ¿cuántas ves que hagan una novena
a la Santa? para una novena a la Santa, hacen treinta a la otra.

Y es más, en aquellas celebraciones (el año mariano por ejemplo) en que


se concentran diferentes imágenes, aparecen sus gradaciones y jerarquías
tal como aquí se indica:

La de Sonsoles tiene preferencia, siempre pasa primera, que está en la


catedral, van todas a la catedral y luego ese día salen todas a despedirla
¿la de las Vacas?, también tiene mucha devoción la gente, pero no, esa es
más pobre. La Virgen más rica de Ávila es la de Sonsoles, hoy por hoy es
la que está mejor ataviada, mejores mantos.

III. De promesas y milagros


La devoción a Sonsoles se debe fundamentalmente hoy como ayer a
su fama de milagrosa. El santuario, como he indicado, tiene una peque-

109
María Cátedra

ña habitación repleta de exvotos de muy distinta índole (trajes de novia,


uniformes de soldados, miembros y partes del cuerpo en cera, pequeños
documentos gráficos, etcétera). He aquí los usos de la Virgen para un
grupo de personas y los usos de los exvotos:

A. Por enfermedad y... ¡oy, novenas a la Virgen de Sonsoles, eso a


montones!; unas veces para pedir y otras en acción de gracias.
B. A mí me aprobó el bachillerato la Virgen de Sonsoles. Y tú el año
pasao hiciste una novena por tu pie… Yo también estuve malita y le pedí
a la Virgen de Sonsoles y vamos, para mí me curó la Virgen de Sonsoles.
C. Cuando terminan el servicio militar pues hay muchos que dejan
allí el gorro, el uniforme o... las muletas, muchísimas muletas también.
Si tienes devoción a la Virgen se lo pides con fe, y luego ya haces lo que
sea, aunque tengas que venir arrastrándote.
A. Viene mucha gente descalza. Y sigue, los días estos de las fiestas,
sube la gente con los pies destrozaos… yo creo que son más devotos los
de los pueblos que los de la ciudad, que vienen con más devoción cuando
es las fiestas d’ellos.

Y eso está bien lleno de brazos, de piernas, de trajes de novia… tu


te casas, entonces tienes el capricho de ofrecer el traje tuyo a la Virgen,
nada más que es por eso, como el ramo de novia, el ramo se lo voy a lle-
var a la Virgen… como este vestido ya no vale para nada, pues lo ofrezco
a la Virgen, ¿entiendes? y si va luego alguno a por un traje, que no tiene
para pagar un traje, para ir de novia, se le dan para que se pongan… al
igual que si te hace falta una muleta, también te la dan… con las que hay
allí, si te hacen falta te la dan. Hay piernas, brazos… esos son de cera, de
un señor que tuvo un accidente y dijo: «Virgen Santísima si me curaras,
Virgen Santísima» el que no le sale de corazón, no le lleva, es el que
cree en la Virgen, si no, no lo lleva, y se le ha curado y manda hacer un
brazo de cera y se lo lleva a la Virgen… había una ropa de un soldado…

No obstante los más irónicos se refieren a Sonsoles como «milagrera» o


«mágica» y al lugar de exvotos como la «sala de ortopedia» como indican
en estos comentarios:

110
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

No es tanto la cuestión de la Santa por los hechos y no sé qué, como


la transmisión mágica que tiene; y cuando vas a Sonsoles lo primero que
contaban en tiempos era lo del avión y lo del no sé, es decir, esa sensación
de milagrera, es una cuestión mágica.

Y ahora mismo pues ha habido alguna situación, tampoco hace tanto


tiempo, de algún problema o de alguna cuestión de enfermedad y tal y yo,
mucho después le dije a la Virgen de Sonsoles que le ponía unas velas y a
rezarle lo que sea… sí, nada más que veas en el santuario de Sonsoles, allí
había toda una sacristía que enseñaban con todo lo que se llevaba como
agradecimiento y tal; bueno, pues aquello parece una sala de ortopedia,
de pelucas y de novias. Bueno, pues a mí me parece que eso es todo un
entorno mágico, yo no sé darte otra definición.

Por la concesión de favores los devotos de la Virgen le ofrecen presentes


de muy diferente valor; desde una humilde planta cuidada con esmero a
un lujoso manto:

Sí, por regla general es por promesas que hacen. Porque oyes a las
señoras que traen tiestos: «Ay, mi tiesto, que me lo saquen pronto, que
me lo coloquen bien, que lo he estado cuidando todo el tiempo porque se
lo prometí a la Virgen…».

Pero en Sonsoles ves gente, hay un manto que le han regalao, un señor
que a mí me ha llegao al alma; lo tenía ofrecido, y este no tenía dinero,
lo quitaron donde trabajaba, de la tienda donde trabajaba le quitaron, se
fue al paro y entonces como le dieron bastante dinero... no sabía si iba a
encontrar trabajo o no iba a encontrar, entonces al recoger el dinero que le
dieron, compró un manto a la Virgen de Sonsoles. Luego ha encontrado
trabajo… Las adoratrices son las que más los hacen, de aquí o en Ma-
drid… Bueno, hay otro señor que vive en Barcelona, que ese lo ha hecho
ella, ella, que son dos hermanas, y entre las dos hermanas. El manto lo
suelen regalar por promesa.

La importancia de los exvotos es que fijan de un modo obvio las mer-


cedes concedidas por la Virgen. A ello contribuye también los dos gran-
des cuadros que decoran el altar mayor, con dos de sus más reconocidos

111
María Cátedra

milagros, pero además los fieles aluden con mucha frecuencia al conocido
librito Historia de Nuestra Señora de Sonsoles que se expende en el santua-
rio. De ahí, y del famoso cuarto de los exvotos, proviene la relación de
milagros que así interpretan:

¡Ah! ¿no sabes la historia del lagarto?, ¿no sabes?… Sí, mira esto es
muy fácil: esto era un caballero abulense, andaba allá por las Indias, sería
un señor ricachón que tendría sus campos, digo yo vamos, eso ya es ima-
ginario, entonces andaba por sus campos y se le apareció un cocodrilo,
iba con su caballo, y entonces él veía la muerte encima y dice la historia
que la fusta del caballo se convirtió en una espada, ¿eh? y le mató con
la espada, y ofreció traérselo aquí, a la Virgen de Sonsoles, porque él se
encomendó a la Virgen de Sonsoles, ¿eh? pero no fue en Ávila, fue en las
Indias, allá en las Indias… Bueno, pero eso es así, ese cocodrilo está ahí,
es un misterio, es un milagro de la Virgen, eso está ahí como milagro.
Hay también un barco, otro milagro, y una avioneta también ahí, sí, la
avioneta la han quitado ya porque eso era de cuando la guerra, esa la he
quitado yo, la he quitado yo y la he puesto en otro sitio, está puesta donde
los recuerdos, atrás, donde están las piernas de palo y todo eso.

Y uno de un rayo, verdad? de una tormenta de un rayo, también lo


leí. Ahí están los más importantes, te voy a explicar ahora mismo, está el
del cocodrilo, el del barco, que está ahí pintado en el coro, otro señor que
naufragaba, se ofreció a la Virgen, le tendió el manto y se salvó. Luego
está también, que es muy importante, muy importarte, es también lo
de las cadenas del cautivo de la morería, hay unas cadenas, esto es muy
primitivo, había un cautivo español en la morería, en África, con los
moros, estaba cautivo y se encomendó a la Virgen y rompió las cadenas y
se escapó. Y ahí están las cadenas. Esos son los más importantes, los más
primitivos que hay de todos: el del cocodrilo, el de las cadenas y el barco
son los más primitivos; este, el de la avioneta es de la guerra pasada,
luego está también el del molinero, un molinero que estaba moliendo, le
engancharon las correas del molino y allí están todas las ropas ¡bueno!…
se encomendó a la Virgen y medio todo mutilado pues, y allí está la ropa,
es una ropa que está hecha un asco, pero allí está todavía la ropa. Otro
está allí que se tragó un alfiler de esos de mariposa, le echó y allí está
también en Sonsoles, se lo ofreció a la Virgen. Hay cosas de esas, hay
muchos milagros… la habitación está llena, llena…

112
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

No solo se recuerdan los antiguos milagros sino los nuevos:

Yo también creo en un milagro de ella, yo creo que el dejar de fumar


fue por ella, porque yo siempre… «Virgen Santísima, a ver si yo pudiera
un día dejar de fumar»… y lo conseguí. Digo yo si sería de ella porque
vamos, ésta (su mujer) ya me conocía, era imposible … me costó mu-
cho. Yo he estado fumando desde niño, yo tendría cuatro años cuando
la primera chupada, iba al baile y las colillas que tiraban en el Mercado
Grande, chupábamos la colilla, desde niño, he fumado piel de patata, he
fumado, he fumado colillas, he fumado de todo, empedernido…Y un día
dije yo: «Virgen Santísima, –le pedí yo–, ayúdame Virgen Santísima, y
aquel día, aquel día fue un día interminable ¡ay que día!, el primer día,
¡ay que día!, yo no, ya digo a mí me costó mucho, ¡tuve un mes! que no
sabía qué hacer ...

Tres son las situaciones en que Sonsoles es especialmente invocada,


que se corresponde con distintos tipos de población. Los niños y jóvenes
acuden al santuario con sus colegios en mayo, época de preparación de
exámenes, solicitando que la Virgen les «ilumine». Sus madres ruegan por
el mismo motivo. El recuerdo de Sonsoles y los apuros de los exámenes
llena los recuerdos de los adultos. Probablemente esta impronta temprana
explique parte de la devoción. Pero además para los chavales ir a Sonsoles
ha sido tradicionalmente toda una excursión:

Cuando los exámenes a Sonsoles, ah sí, del todo, y dejaban libros allí
después cuando habían aprobao, donde estaban los exvotos, pues estaba
lleno de libros de los que suspendían y luego aprobaban.

Luego, pues siempre ha tenido, tiene más importancia en la ciudad,


porque, por ejemplo, en la época en que nosotros estudiábamos en los
colegios –te hablo de la prepa y de toda esa serie de cosas– pues como no
había sitios donde ir, todos los colegios, además había casi... se ponían de
acuerdo entre los directores, yo creo, para que cuando llegaba el mes
de mayo, pues era lo de la ofrenda de flores e ir a pasar un día a Sonsoles y,
si te descuidas, pues era lo único que te dejaban hacer fuera de lo normal,
ir a Sonsoles, y allí te podías evadir en aquello que era muy grande. Y
como todos los chavales y año tras año has ido pasando por Sonsoles, pues

113
María Cátedra

posiblemente tenga más raigambre, porque lo has vivido… con la cosa de


que ¡vamos a Sonsoles!, en ese sentido, «¿Y cuándo os toca a vosotros?,
¡ah! pues mira a ver si coincidimos o tal».

La visita a Sonsoles de los pequeños siempre se recuerda con cierto halo


de misterio debido a los exvotos que colgaban del techo del santuario, –el
barco, el aeroplano y fundamentalmente el cocodrilo–. Especialmente
recordado este último que tan frecuentemente asustaba a los niños y a
la vez los maravillaba. Los mayores utilizan hoy esta imaginería cuando
quieren destacar un lugar lleno de cosas insólitas o raras, un batiburrillo
(«allí te encuentras el cocodrilo de la Virgen Sonsoles»). Antes de 1992 el
cocodrilo estaba tan deteriorado que muchos abulenses lo consideraban de
cartón; sin embargo en esa fecha se traslada el caimán restaurado a una
urna. Pregunto si el cocodrilo es auténtico y mis informantes, devotos de
Sonsoles, no están seguros:

A. No, no, no; es de cartón…


B. ¿Auténtico?, claro que sí… bueno de cartón o de lo que sea, está
desechito (ríen).
C. Pues yo creí que estaba disecao, tu F., ¿qué crees? Cuando era
pequeña me daba un miedo horroroso. Yo me acuerdo de pequeña en mi
casa subíamos todos los años, claro de aquello subiríamos en taxi, con
todos los de la confitería, a comer un día todos allí, nos llevaban siempre.
B. lo del cocodrilo asusta a los niños, yo he visto alguno llorar…

Cuando uno es mayor se acude a Sonsoles fundamentalmente en situa-


ciones de enfermedad de uno mismo o de los hijos. La Virgen en este caso
es solícita como una madre. Al enfermo, que no puede acudir al santuario,
se le coloca metafórica y literalmente bajo el manto de la Virgen:

Como la de Sonsoles, tu sabes que tenía una manto que en un maletín


pequeño se lo dejábamos a las personas que lo pedían… sí, la Virgen de
Sonsoles tiene un manto bendecido y tal en un maletín, que antiguamente
lo pedía un señor que estaba enfermo a ver si le curaba… En Sonsoles en
la sacristía, eso dicen los que se han encomendado a ella y se han curao y
entonces llevan cosas…

114
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

Estos importantes cometidos son muy valorados por la gente de la


ciudad. El santuario es hoy muy visitado cuando viene el buen tiempo.
El trayecto a pie a Sonsoles se ha convertido en una caminata que unos
hacen por devoción –por ejemplo los que acuden a la Misa del Peregrino–
y otros por hacer ejercicio. Humorísticamente hay quien llama a Sonsoles
«la Virgen del Colesterol». Hoy para los vecinos de Ávila el culto a esta
imagen campesina tiene cierto sentido deportivo pues, además de la de-
voción y el sacrificio, la asistencia a la misa de los domingos, concentra
a muchos –especialmente hombres– que realizan el trayecto a pié y con
calzado cómodo:

Es por sacrificio, sí , sí, casi siempre, o muchos quizás no, muchos


llegan a la puerta y no entran y se vuelven, también hay de todo, ¿eh?…
pues porque tienen ganas de un paseo grande pero no les gustaba entrar
a la ermita, pues se han vuelto y no ha entrado, también hay de esos,
también hay de todo. Otros llegan aunque sea nada más que mojar la
mano ahí en la fuente, beber un poquito de agua, entrar a ver a la Virgen
y ya se van con agua de Sonsoles, hay de todo. Pero van muchos, muchos.

Y andando mucha gente, por las mañanas... claro voy muchas veces, y
pasan y... yo suelo llegar a mi trabajo alrededor de las nueve, ves un cordón de
gente que va y vienen a Sonsoles, tienen que andar y esas cosas, pues llegan
hasta el santuario, rezan a la Virgen y vuelven, eso igual que las hormigas.

Para la gente del campo en cambio Sonsoles tiene una utilidad muy
básica y práctica para sus necesidades agrícolas. La Virgen trae el agua si
se la lleva a la ciudad y se le hace una novena:

Suelen bajar para pedir el agua, bueno cuando la llevan a la catedral,


¡la gente..!, bueno, una cosa de miedo. Cuando hay sequía y lo piden los
labradores. Lo piden al Patronato y... por una calamidad, por una sequía
grande, y se pide permiso al Cabildo de la Catedral y entonces se la trae
y se la entrega al cabildo durante la novena, que se hace un novenario y
salen al Rastro, el cabildo, a recibirla.

¡Uy!, este año ha habido muchísimo problema [de agua] en Ávila…


lo necesiten o no lo necesiten, cuando viene la Virgen de Sonsoles… –y

115
María Cátedra

además normalmente antes de los nueve días, llueve ¿eh?, eso yo creo que
es casi seguro ¿eh?, acaba la novena y acaba lloviendo–.

Resulta una paradoja que cuando los labradores necesitan agua para sus
campos traigan a una imagen campesina a la ciudad. Un agricultor (A) y
su mujer (B) me explicaban la razón de esta práctica (yo soy M). Aparte
del sacrificio que supone, a la Virgen se la traslada para que «vea» lo secos
que están los campos:

M: a mí lo que me llama la atención es que cuando ustedes necesitan


agua no van a Sonsoles directamente, sino que cogen a la Virgen y la
llevan a la ciudad… en la ciudad no necesitan tanto el agua…
A. Mira, se va cantando y claro, como va por pleno campo, va viendo
los campos ¿eh?, tiene importancia…
B. tiene su explicación, porque va por el campo y se para y se va can-
tando…Claro, porque es el campo el que lo necesita…
A. Sí, y en acción de gracias hacemos también ese sacrificio de bajarla,
que no es poco, hacer ese sacrificio de bajarla a la catedral, que se tarda
tres horas en llegar, son tres horas que echamos hasta Ávila con ella.

Para estos informantes campesinos la situación es parecida a la bendi-


ción de los campos, como aquí se indica:

Antes... ya no se hace tampoco, se ha perdido me parece, San Miguel,


el San Miguel de mayo se salía, el día del santo, a bendecir los panes… a
la orilla del pueblo, de cada campo, el cura bendecía todos los panes, los
campos, los trigos, los trigales, los trigales –eso se llama el pan, el trigo,
el pan, sí, sí, y se hacía siempre… el pan de la tierra–. Si es que aquí hay
costumbre, miras a una tierra que lleva buen trigo y: «¡vaya pan que lleva
la tierra!», «¡que pan tiene esa tierra!».

El traslado de la Virgen forma parte de un elaborado ritual. El trayecto


sigue una ruta fija72. Las autoridades civiles y eclesiásticas se hacen cargo

72 «La Virgen cuando viene a Ávila sube por la Toledana para arriba, entra por el arco del
Rastro… claro, entonces pasa por el Rastro sigue por el Mercado Chico a entrar por ahí
por las puertas de la catedral. Y luego cuando sale, sale por la puerta del norte, da vuelta

116
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

de la imagen de un modo muy formal y a cambio de un presente en cera.


La Virgen ocupa el mayor templo de Ávila, la catedral. Se la devuelve de
la misma manera formal:

Cuando viene la Virgen de Sonsoles la baja el patronato, la entregamos


en la entrada del Rastro, la recibe el ayuntamiento, la corporación muni-
cipal bajo maza y el cabildo catedralicio que se hace cargo de la Virgen.
Y entonces durante esos días el que tiene la obligación de hacerle culto es
la catedral y el cabildo, los días que esté aquí, tres días un tríduo o una
novena. Y a la salida la devuelve la Virgen en el Mercao Grande y a su
vez el ayuntamiento se despide y nos da dos arrobas y media de cera, tiene
que ir el ayuntamiento igual, bajo maza, que esta vez no ha ido, ha ido el
cabildo, pero el cabildo no sabía nada, no le habían... y entonces nosotros
hacemos una gestión con la cera, siempre que viene la Virgen de Sonsoles
siempre se entrega cera.

Y también por la cosa del agua, sí, a través del ayuntamiento se pide a
la junta de Sonsoles, el ayuntamiento y cabildo hace la petición al patro-
nato y el patronato lo concede o no lo concede. Y entonces se hace cargo
de la entrada en el Rastro bajo notario, que el notario es el cabildo, y se
hace cargo y se entrega la Virgen de Sonsoles y el patronato firma.

Durante el tiempo que permanezca en la ciudad, en su «residencia»


tiene permanentemente a su servicio al santero del santuario que solo la
dejará para dormir:

Y la llevamos también cuando no llueve, haciéndola rogativas, pidien-


do a Dios que llueva… que hay sequía, lo piden los labradores: «Vamos a
sacar la Virgen a ver si llueve y tal», entonces se lo concede el patronato
y la Virgen se lleva hasta Ávila, hasta la catedral que es su residencia…
Se la lleva a la catedral, al coro, al altar mayor, donde se pone siempre y
allí luego el santero con ella, si es una novena… el santero está allí, si la

por este otro arco de aquí, de la calle San Segundo, de la calle San Segundo abajo a la
plaza de Santa Teresa, el Mercado Grande, allí se hace una parada, se despide la Virgen
de Ávila y sigue para abajo, a coger otra vez la Toledana, a coger la carretera para irse a
la ermita. En un camión se la lleva las andas que tiene para... una especie de ruedas que
tiene, un carruaje que tiene ...».

117
María Cátedra

Virgen está dieciocho días, está allí con ella, siempre, vamos, por la noche
se cierra y se acabó, sí, pero si no, está allí siempre… Entonces está allí,
si alguno quiere, lleva también las velas, si alguno quiere poner velas por
la Virgen, él las pone.

El lenguaje que se emplea cuando las imágenes se trasladan a la ciudad


es muy humano. La Virgen «duerme» en una iglesia, «está a la hora de
la comida» en otra, «saluda» a otras imágenes y tiene o no «preferencia»
como en este caso.

Este año mariano la han traído ahora, el año pasado, sí, sí, la bajan
a hombros. La llevamos nosotros, todos. Mira el caso este, la última vez
que la bajamos, casi la bajamos solos, porque siempre va todo el pueblo
en masa, pero esta vez… cuando se va con la Virgen de Sonsoles, ella
tiene preferencia en la catedral y tiene su trono en el altar mayor, ahí la
ponemos... Bajamos hasta el puente de Santi Espíritu, el primer relevo me
lo hicieron en el puente Santi Espíritu a mí…

Una de las facetas más humanas es el cuidado por sus vestidos. En


cualquier fiesta, o cuando sale fuera la Virgen debe ir «bien vestida» y
«guapa». Repetidamente se me ha indicado que el declinar del culto a la
Virgen de la Soterraña es precisamente por descubrir y reparar la imagen
de madera y dejar de vestirla como se hacía antes. Las de Sonsoles (las dos
imágenes, la Chica y la Grande) tienen un elegante vestuario y un selecto
grupo de camareras a su servicio. Habla un matrimonio y la hermana del
marido:

A. Y a la Virgen se la sigue vistiendo de morao, toda la cuaresma, tal


como antes que todas las Vírgenes estaban vestidas de morao... vestidos
tiene porque últimamente le han regalao muchos [?] le regalan a la gran-
de, a la grande. Algunos años han regalao a la pequeña, pero por regla
general a la grande. [?] Bueno lo de la grande yo tampoco lo he entendido
(ríe), la que sacan en procesión siempre es la grande, la pequeña nunca. Y
luego, para todas estas fiestas se la cambia el traje. Hay trajes ya intermi-
nables. Para la fiesta del Patronato tiene su traje que se le pone siempre…
el Patronato el rojo, el de la reina, ¿no?, el que regaló Isabel II, es rojo de

118
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

terciopelo, es el más bonito que tiene, todo bordao en oro. Y alguna vez
que alguien le ha regalao un traje y se ha cambiao, la gente no le gusta,
siempre dicen que está más fea la Virgen, la verdad es que el mejor traje
es el otro. Luego tiene otro verde de terciopelo, también muy antiguo, que
ese se le suele poner para una fiesta, en octubre; se la cambia el sábado y
se la tiene esa semana y luego el sábado siguiente se la vuelve a cambiar,
pues eso últimamente la han regalado varios y ya se la va poniendo lo que
la van regalando... Y la pequeñita también se la cambia, también… hay
algunos trajes que los tiene iguales; el rojo lo tiene igual, el verde igual,
el morao ahora también se la pone de morao; sí, a las dos, las vestimos
a las dos. Somos cinco, cinco somos las que las vestimos ahora, tenemos
dos que están medio cojas las pobres. Por ejemplo, si hay que vestir a la
pequeña, dos visten a la pequeña y dos a la grande, y otra va alcanzando
las cosas y luego ese señor (su marido) va poniendo las faltas, porque la
vestía con su madre toda la vida y su abuela la vistió, la vistió su abuela,
luego su madre, y luego tenía que haber pasado a esta señora, pero como
vive en Madrid, creo que se lo perdió (todos ríen). Yo, al día siguiente de
casarme empecé a vestir a la Virgen de Sonsoles, allí donde me llevaron.
B. Yo lo hubiera hecho con mucho gusto, pero como estaba en Madrid
ya no podía, que cuando era pequeña también...
A. Es una Virgen muy vestida, la verdad es que la vestimos mucho,
el l5 de agosto también, el día de la Virgen, es la coronación, que se la
coronó. Pues el martes la vamos a poner de mora [¿de mora?] no, de
morao (reímos).
C. aunque es un poco moreneta también…

En ocasiones una misma familia se repartía un grupo de imágenes,


como la de esta informante, tres hermanas que se encargan de vestir a
tres imágenes:
Bueno, en mi casa ha habido de todo, porque en casa era mamá la que
vestía a la Virgen de Sonsoles, tía María toda la vida vestía a la Santa, y
a la Virgen de Sonsoles también… a la Santa no se la viste más que para
las fiestas de octubre, el manto ese que la ponen y X. a la Virgen de la
Soterraña, ahí en San Vicente, bajando a la cripta, –esa ya se ha perdido,
pero había mucha devoción a la Virgen de la Soterraña–. Así es que eran
tres hermanas que vestían a las tres, pero en conjunto, cuando había que
vestir a la Virgen de Sonsoles, se venían casi siempre las tres, porque no

119
María Cátedra

coincidía el día –tía María ayudaba muchísimo, era del patronato– So-
terraña era una Virgen muy de las señoras antiguas, pero ahora... bueno,
ahora ya no se la puede vestir porque l’han pintao, l’han puesto como si
fuera antigua... una talla; era talla, pero a pesar de que era talla, la vestían,
estaba estropeada y ahora l’han restaurao… se le hace una novena todos
los años, ahora, devoción como la de Sonsoles, yo creo que no, ahora que
a la novena también iba mucha gente.

IV. Rivalidades divinas


Algunas creencias relacionadas con la imagen de Sonsoles expresan la
rivalidad por territorios y competencias divinas. Antes he indicado la exis-
tencia de dos imágenes de la Virgen de Sonsoles en el santuario, la Gran-
de y la Chica. La primera es la imagen principal, la que está en el altar
mayor y la que se saca en procesión. La más pequeña, llamada la Chica,
está semi-oculta. Para poder observar esta pequeña talla, que está colocada
sobre un pequeño altar y tras una mampara en la sacristía, hay que mirar
por una pequeña ventana de cristal. El hecho de que haya dos imágenes,
una pública y otra en cierto modo privada, una en el altar mayor y otra en
lo más recóndito de la sacristía, se corresponde con un comportamiento
muy distinto. La Grande es la imagen que sale en procesión y la que va a
la ciudad en las rogativas; parece ser que la pequeña imagen no se la puede
mover con tanta facilidad de la ermita. Según me han asegurado gente de
todo tipo y condición, la Chica no quiere entrar en la ciudad y pese a su
pequeño tamaño, se hace tan pesada que no hay quien pueda traspasar con
ella los límites de Ávila. La gente asegura que si se la traslada en un carro,
el carro se rompe, y si la lleva la gente justo en el cruce con el puente del
Sancti-Spiritu, la entrada simbólica de la ciudad, su enorme peso impide
el movimiento a los porteadores. La Virgen, pues, al llegar al territorio de
la ciudad, no quiere entrar en ella.

Lo que yo he oído decir de la Virgen de Sonsoles es que la Virgen


chiquitilla, la que tienen en la capillita, que la bajaban en procesión de
rogativa o algo, y al llegar a la Cruz de los Llanos, que de ahí no pasaba…
Sales del puente de Santi Espíritu hacia Sonsoles, el primer puente a la

120
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

izquierda para adelante, antes de dar la vuelta; pues hay una cruz ahí, ahí
está la cruz, la entrada hacia Ávila… y decían que se hacía pesada la Vir-
gen y que no pasaba, y que no pasaba y no pasaba; nosotros no lo hemos
visto, ni en leyenda ni nada, pero eso siempre lo han dicho… he oído que
había roto un carro… que la Virgen no quería pasar, se hacia pesada y no
quería pasar [¿y por qué no quería pasar?] porque no quería venir a Ávila,
se quería quedar en el santuario.

Para muchos cofrades y hermanos precisamente esta pequeña imagen


es la primitiva imagen, la «auténtica» que se apareció a los pastores, mien-
tras que la grande es la Virgen de las Aguas. El dato es consistente con su
función; a la Virgen Grande se la trae para que traiga agua, luego es la
Virgen de las Aguas:

Esta Virgen no es la que vemos en el altar, sino la que hay ahí, peque-
ñita, en la sacristía, esa es la auténtica Virgen, que data del siglo XII, esa
imagen es la auténtica Virgen, pequeñita y milagrosa, esa es la que se ha
aparecido. [Y sin embargo la tienen medio escondida…] no, pero sí que
está muy arregladita. Dicen, –que yo esto no...– que nunca la han podido
sacar de allí… que siempre pasa algo cuando la sacan de allí, creo que
siempre pasa alguna cosa que no se puede… que no quiere, como si no
quisiera salir. Vamos, yo eso no doy fe porque no lo he visto nunca, pero
sí... porque ésta que hay aquí, la que hay aquí en el altar, esa imagen más
mayor, esa principal estaba en... ¿sabes en la ermita que hay ahí derruida,
aquí por la carretera vieja, por donde la deportiva?, ahí hay una casita, al
lado del río, muy pequeñita… la casa de las aguas, y es la Virgen de las
Aguas… La pequeña, que es la que se apareció…

La razón de su negativa a cruzar los límites de la ciudad me la insi-


nuaron varias veces con comentarios del tipo de: «Como han nombrado
en Ávila patrona a santa Teresa… no quiere ir a Ávila..». O «la Virgen de
Sonsoles está enfadada porque nombraron patrona a santa Teresa y por
eso no le gusta ir a Ávila». Esta idea aparece en el siguiente cuadro de
conversación entre dos personas:

X. Dicen que no se la puede sacar, que se hacía pesada, que al llegar


a la cuesta se hacía pesada, ¿eh?

121
María Cátedra

Z. Eso es que no lo probarían nunca.


X. Oye, lo habrán probao, cuando lo han dicho... antiguamente la
bajarían ahí y pasaría eso. Yo he oído que es por santa Teresa…
Z. no, eso no (ríe), que eran rivales… no, eso no; pues a lo mejor eso
se lo ha inventao la gente, los partidarios de santa Teresa, digo yo, porque
cuando bajan la Virgen de Sonsoles…
X. yo solo he oído decir que se hacía pesada, y pesada, y no podían
con ella.

Cada imagen tiene su propia jurisdicción y distintas reglas en distintos


espacios. Al entrar o salir de la ciudad rigen otras leyes. Por ejemplo, se
dice que la Virgen de las Vacas solo la pueden llevar los solteros, los llama-
dos «mozos de Virgen»; sin embargo cuanto esta imagen sale de la ciudad,
por ejemplo a Sonsoles, la puede llevar cualquier cofrade. En este caso las
Vírgenes están en territorio ajeno y dependiendo de otras reglas. Un grupo
de cofrades de la cofradía de las Vacas se refería a ambas de esta manera:

Se ha comentao siempre que la pequeña (Sonsoles) desde la cruz del


Campo de Aviación que no baja… Ningún cofrade puede llevar a la
Virgen (de las Vacas) –ya le he explicao– están los mozos de Virgen…
excepto el día que va a Sonsoles y pasa el puente de Sancti Spiritu, cuando
pasa los límites de lo que es la capital [?]… cuando pasa los límites de lo
que es la capital, ahí sí, ahí sí la pueden coger los cofrades, cuando va a
subir en peregrinación a Sonsoles, pero hasta ahí nada, eso es zona de los
mozos; le dice el presidente: «tuya es» y se hacen responsables, ellos son
los responsables… Los mozos de Virgen son chicos solteros; según se van
casando se les entrega una medalla y la vela, y ya pasan a ser cofrades y
luego ya no pueden llevar la Virgen.

Hay diferentes opiniones sobre los límites que la pequeña imagen no


puede cruzar (el santuario, la cruz de los Llanos, el campo de aviación, el
puente de Sancti Spiritu)73. En cualquier caso este dato de la Virgen Chica

73 Una noticia curiosa que probablemente no tiene ninguna relación con esta creencia es que
en octubre de 1666, al bajar la imagen a la ciudad, se decide no volver a portar el trono
de plata que se le ha hecho debido al enorme peso del mismo (Heras, 1998: 46). Hoy no
existe ese trono.

122
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

es una especie de misterio o milagro para unos, y para otros algo que les
gustaría comprobar:

No sube porque siempre pasa algo… que se disponen a sacarla y pasa


algo, que… que la han sacado alguna vez y no han podido sacarla, nunca
no ha pasado de la puerta para afuera… de la puerta del circuito, del re-
cinto para afuera, por lo que sea… que no quiere salir, eso es un misterio
que yo no te puedo... ahí no te puedo decir nada, si yo te dijera: «pues
bueno, la hemos sacado una vez y pasó esto y esto y esto»; es que yo no
sé, ahí no te puedo decir… igual que te digo que he sacado muchas, he
llevado muchas a Ávila, a la mayor la he sacado yo por lo menos tres o
cuatro... muchas veces, y he ayudado siempre.

También dicen que la Virgen chiquitita, que llega a la Cruz de los


Llanos y que dice que no pasa de ahí… que no pasa, y yo también quisiera
que la trajeran un día, a ver si pasaba o no.

V. El culto y las fiestas


Frente a otras imágenes Sonsoles ha aumentado considerablemente su
popularidad en asistencia y misas. Uno de los motivos de este aumento de
culto ha sido la generalización de los automóviles. La misa, por ejemplo,
es ahora diaria e incluso hay tres en domingo frente a la única dominical
de antaño. Antes el traslado se realizaba en carro o a pie, y más tarde en
taxi las familias más acomodadas o en autobús colectivo el día de la fies-
ta. La mayor facilidad en los transportes ha ocasionado que disminuya la
frecuencia de peregrinos el día de la fiesta (antes se me dice, y creo que sin
exageración, acudía un tercio de la población) y por el contrario aumente
el resto del año. La gente alude a la afluencia de fieles durante todo el
año, cuando antes se iba por lo común una vez o unas pocas veces al año:

Es santa Teresa patrona y sin embargo yo, por mí, tengo más devoción
a la Virgen de Sonsoles. Es que mi padre tenía mucha fe en la Virgen y
todos los años ofrecía dos misas, porque entonces no había que pedir por
recomendación las misas como ahora, entonces tu ibas, la encargabas y te
la decían el día que tu quisieras, y ahora hay que ir por recomendación

123
María Cátedra

como todas las cosas. Había menos gente que encargaba la misa y ahora
hay gente que te dice «A Sonsoles, a misa» –y a la Santa son contaos– y
allí todos los días, todos los días. Antiguamente siendo yo niña y más
mayor, tal día como hoy, que estamos en Semana Santa, íbamos el miér-
coles del Rastro para abajo a Sonsoles, al entierro de la sardina, los mozos
y las mozas, y no se decía misa, era cantar una salve y volver caminando a
tu casa, antes andando, andando. Me parecía que era una judíada, que era
perder la devoción el ir en coche, y ahora claro, ya no voy si no es en coche.

Todos los años íbamos a Sonsoles. Mi padre vendía leche y tenía los
serones de las aguaderas, dejaba los cántaros en casa y en cada serón nos
metía a los hijos, de pequeños que éramos, cuando íbamos a Sonsoles.
Hemos ido muchísimo.

La revolución que ha supuesto la mayor movilidad que proporciona el


coche ha implicado un mayor contingente de cofrades y una mayor pros-
peridad para el santuario, como indica a continuación un hombre de la
provincia y un ciudadano respectivamente:

Entonces este pueblo con la Virgen, de siempre; yo tengo sesenta y


seis años y de siempre y de antes siempre la Virgen de Sonsoles, lo que
pasa es que no había tantos cofrades como hoy, no había tantos, eso por
supuesto que no había tantos. Igual iba a Sonsoles, igual había gente que
iba una vez en su vida, o dos veces o tres veces, porque no tenía medios
para ir, no había esa costumbre de ir como ahora con el coche. Pero
ahora dices: «voy a hacer un novenario a la Virgen de Sonsoles o vamos
esta tarde a rezar un rosario a la Virgen»… viene mucha gente, sí, viene
mucha gente con coches.

Ha habido un montón de tiempo que no ha funcionao (el santuario),


tendrían poco dinero, en la época de la guerra a lo mejor recaudarían
poco... ahora ha tomado más auge que antes... ahora todo el mundo tiene
coche, a cualquier hora que vayas al santuario hay gente, siempre, un día
corriente que pases allí a las cuatro de la tarde, hay mucha gente que se
va todos los días a ver a la Virgen, claro, ahora tienen coche y pum; esta
mañana mismo, había pues mucha gente y entonces ponen las lamparillas
a la Virgen, entonces ya echan una limosna, claro, tienen más dinero el

124
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

patronato... que antes, que había que ir andando o en carros, y el día de la


fiesta ponían un autobús y antiguamente solo había misas los domingos,
ahora hay misas todos los días. Los domingos hay tres misas, a las l0 la
de peregrinos, luego a las l2 y a las 6 de la tarde.

El culto de la ermita incluye la misa durante todos los domingos del


año pero además se ha convertido en un lugar de celebraciones particula-
res gracias al restaurante que los patronos de Sonsoles construyeron en la
última década dentro del mismo santuario:

Es que es distinta gente la que viene; a las 10 va la gente del patrona-


to, a las 12 la gente de Ávila y a las 6 también… De los pueblos yo creo
que así trasladarse a Sonsoles, yo creo que no, no siendo la fiesta, no van;
bueno, creo que en verano sí que vienen, yo creo que en verano, así de los
pueblos de alrededor sí se acercan a misa, por ejemplo a las 6 de la tarde.

Y tomar la comunión allí, a montones, y casarse gente y llevar el ramo


a la Virgen. En casa tomó la comunión esta... yo por ejemplo, en mi casa
mi madre tampoco era muy devota de la Virgen de Sonsoles, bueno sí lo
era, yo tengo un hermano sacerdote y la primera misa vino a decirla aquí
a la Virgen de Sonsoles, ¡eh!, no se fue a la Santa... Bueno, los curas del
Opus –éste es cura del Opus– los curas del Opus, muchos dicen la prime-
ra misa en Sonsoles. A la romería suelen ir muchos del Opus74.

San Cristóbal, el de los taxistas. Pero vienen ahí, dicen la misa en


Sonsoles a su patrono, ahí comen, luego torean la vaquilla y lo pasan
estupendamente, los taxistas o los camioneros, o la excursión tal o cual,
mucha gente, de eso he visto mucho. Ahora últimamente también ha
habido vaquillas el día del patronato.

Aparte de las misas dominicales, las actividades de Sonsoles incluyen el


miércoles de ceniza en que se celebra rosario, salve y viacrucis. Hay tam-
bién viacrucis los viernes de cuaresma y diversos actos a lo largo del mes

74 Parece ser que Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei) realizó varias veces el tra-
yecto a Sonsoles a pie, la primera vez en 1935 y la última en 1969, según indica Ecos del
Santuario de N. S. de Sonsoles 1996 nº 5: 2.

125
María Cátedra

de mayo. En este mes «se hace un día a la Virgen», es decir, los colegios
organizan una excursión con los niños. También hay peregrinaciones de
distintas organizaciones (cursillos de Cristiandad, Amas de Casa, enfer-
meras del Hospital Provincial, el Ejército Azul, Casa Social Católica,
etcétera). El 15 de agosto se celebra el aniversario de la coronación de la
Virgen. El patronato y su componente ciudadano tiene su fiesta principal
en el mes de julio, pero en cambio las cofradías campesinas las tienen al
acabar las cosechas, en octubre. Estas son las mayores celebraciones:

Primer domingo de julio, Fiesta del Patronato.


Primer domingo de octubre, Ofrenda Chica, Cofradía de la Sierrecilla.
Segundo domingo de octubre, Ofrenda Grande, Cofradía del Valle Am-
blés.
Tercer domingo de octubre, Ofrenda de La Colilla.

De estas cuatro fiestas, la primera es típicamente ciudadana, mientras


que las otras tres, las ofrendas, son fiestas campesinas. Empezaré por la
fiesta del patronato. Comienza el sábado por la tarde con diversos actos
eclesiásticos y civiles. El Ayuntamiento es invitado formalmente a parti-
cipar. El primer acto es la ofrenda de un ramo de flores del alcalde, o los
representantes de la ciudad, a la Virgen, y también la entrega de títulos
de Hermano Patrono de Honor y medallas a los hermanos más antiguos,
seguida de una salve. Esto tiene lugar en una misa del Peregrino (nor-
malmente hombres que vienen a pie), a la que sigue otra misa Mayor (a
veces presidida por el obispo), que suele incluir una coral, procesión por el
recinto del santuario y subasta de ofrendas y banzos. Paralelamente hay un
repique de campanas al empezar la misa de Peregrinos y, en algunos años,
la concentración de caballos y carruajes en el mercado de ganados de Ávila
para acudir a la ermita. Diversos actos (concursos, exposiciones, juegos
infantiles, romances o sacramentos a la Virgen, actuación de grupos mu-
sicales y vaquillas) se suceden a lo largo del día. Hay una comida de her-
mandad el domingo a medio día, a veces un aperitivo (patatas revolconas)
a media mañana y una limonada mañana o tarde. La fiesta termina, como
en todas las celebraciones abulenses, con una traca final. Al día siguiente

126
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

o una semana después se celebra una misa por los hermanos difuntos. En
la celebración de estas fiestas colaboran distintas entidades significativas
de la ciudad (la Junta de Castilla y León, la Diputación y el Ayuntamiento
de Ávila, las Cajas de Ahorros, el Casino abulense y el propio restaurante
del santuario, Peña Taurina, Junta de Semana Santa, etcétera) aparte de
algunos comerciantes y propietarios de bares.
Las ofrendas tienen lugar en los tres primeros domingos de octubre.
Estas fiestas están organizadas a través de los escuadras, que se encargan
de las celebraciones y son fijos u ocasionales, al mando de los cuales hay
un Escuadra Mayor, cargo anual por turno entre los distintos pueblos. En
los tres casos hay una misa del Peregrino, misa Mayor, procesión, y en las
dos primeras, subasta de ofrendas y de banzos. La cofradía de la Sierrecilla
está compuesta por catorce pueblos, la del Valle Amblés por otros catorce
y la de La Colilla, por un solo pueblo75. Hay también una agrupación en
una parroquia de Madrid llamada Sonsoles que acude a Ávila todos los
años. La cofradía más importante por la vitalidad de sus pueblos y parti-
cipación es la del Valle Amblés, que se encarga de la Ofrenda Grande. Si
la fiesta del patronato es, como se dice repetidamente, la «más señorial»,
oficial y ciudadana, la de la Ofrenda Grande es la más grande, popular y
campesina. He aquí como se comparan:

La fiesta más grande es la Ofrenda Grande, la Ofrenda Grande; viene


muchísima gente de todos los pueblos del Valle Amblés, viene muchísima
gente, de no poder entrar, a pesar de que haga malo, ahí se vuelca la gente.

Sí, en las tres fiestas, en la fiesta del patronato es la que va más gente
de Ávila, la que más baja, y luego la última, la del tercer domingo de
octubre, esa es la que va menos gente, es la de un pueblo de aquí de al
lao, que se llama la Colilla; esa se venían con los carros, las caballerías y

75 La cofradía de la Sierrecilla la forman La Venta, Tolbaños, La Alameda, Cortos, Ga-


llegos, Saornil, Los Patos, Berrocalejo, Mediana, Bernuy Salinero, Vicolozano, Urraca
Miguel, Brieva y Escalonilla. Los de la cofradía del Valle Amblés son: El Fresno, Aldea
del Rey, Gemuño, Cabañas, Niharra, La Serrada, Muñopepe, Padiernos, Muñogalindo,
Santa María del Arroyo, Duruelo, Martiherrero, Tornadizos y Narrillos de San Leonar-
do. La cofradía de La Colilla la forma únicamente esta pequeña localidad.

127
María Cátedra

hacían noche en el santuario, y también hay un salón que si hace malo, se


suben al salón a comer arriba. A todas las fiestas va la gaitilla y el tambor.
Y lo que siempre ha habido han sido toros ¿eh?, toros… dicen que es de
las plazas más antiguas de Ávila.

El patronato es la fiesta mayor de la Virgen, se suele decir, aunque sea


más pequeño que la Ofrenda Grande, que es la más grande de todas, pero
el patronato es, podemos decir, la fiesta de la Virgen… justamente, es la
fiesta oficial. Luego vienen las ofrendas…

La cofradía del Valle Amblés tiene un presidente que se va eligiendo


rotando cada año por los pueblos que la componen. Además en cada uno
de los pueblos hay un representante76. Frente a la vitalidad de la Ofrenda
Grande, la Ofrenda Chica es mucho más modesta y apenas tienen or-
ganización. Las ofrendas son un índice del progreso y desarrollo de los
pueblos implicados, pueblos de sierra a los que irónicamente un agricultor
del Valle de Amblés les llama «los Estados Unidos» y a los que se refiere
de esta manera:

El primer domingo es la ofrenda pequeña, la Ofrenda Chica, que son


todos estos pueblos de aquí que yo llamo de los Estados Unidos, que son
Berrocalejo, Bernui, Saurnil, Tobaños y etcétera… no lo sé, por­que mu-
chos de los que hay ya tampoco existen, hoy va muy poquita gente de
cada pueblo, no van en masa no. Para las ofrendas, pues están de acuerdo
mucha gente de Ávila y engrandan la fiesta ... y es una ofrenda pequeña,
pues son pueblos pequeños, todos esos pueblos… hoy no hay presidente,
esos van como pueden.

La Ofrenda Chica es la primera que viene, esa tiene poca gente… pero
ellos no hacen cuentas ni nada… ellos va uno de cada pueblo y entregan a
la Virgen equis pesetas o lo que sea pero nada más, ahí no hacen cuentas
de nada: «¿vas a ir este año a Sonsoles?», «pues mira, sí», «pues toma lleva
a la Virgen mil pesetas» y ese se encarga, y si van diez pueblos, pues de

76 En Tornadizos, uno de los pequeños pueblos del Valle de Amblés, había 125 cofrades de
Sonsoles en 1991. También muy numerosos eran los de Martiherrero.

128
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

cada pueblo lleva quinientas o mil o dos mil o tres mil, eso lo entregan
ahí en la mesa… pero nada más.

Cualquiera de las celebraciones tiene fuertes resonancias campesinas.


Pese al protagonismo del patronato ciudadano, la romería ha sido tradi-
cionalmente considerada una fiesta de labradores:

En Sonsoles se sigue celebrando la romería de Sonsoles el día 4 de


julio, que ahora es una romería muy descafeinada, pero hace muchos
años la gente subía andando y yo te puedo asegurar que todo Ávila subía
el primer domingo de julio, un tercio de la población, a ver la Virgen de
Sonsoles y a celebrar la romería, y sin embargo a santa Teresa no se le ha
hecho un festejo de esos... la Virgen de Sonsoles –aparte de las personas
de la capital, que quizá haya mucho más fervor aquí en las Vacas de la
capital, y ahora el que tiene coche pues se marcha allí– pero antiguamente
yo creo que era más de los romeros, de la parte esta de los pueblos, de
los caseríos, como san Isidro, era más una fiesta de labradores como esa.

En las fiestas se subastan diversos productos. Los del patronato sue-


len ser productos ciudadanos: botellas de bebida, artesanías, macetas con
plantas o la puja por los banzos de la Virgen. En las ofrendas hay más
productos agrícolas:

Pues esto después de las misas, pues se hace la subasta. Primero se


subastan los banzos, las andas, el entrar a la Virgen (a la iglesia)… son
l6 banzos, pues suele valer alrededor de los 20  000 duros; y luego pues
lo que traen, traen corderos, traen tiestos, palomas, conejos, fruta, cajas
de fruta, sandías, melocotones y luego traen también muchas cosas de
trabajos hechos por la gente, las alforjas esas de ganchillo de medía que
hacen, los tiestos más bonitos que tengan ellos, alegrías, cóleos. [¿Traen
de la cosecha?] no, antiguamente sí, pero ahora ya no, bueno algunas ve-
ces traen unos kilos de garbanzos, de judías; antiguamente lo que traían
eran los productos de casa. [¿Quién subasta?] el patronato; puede ser el
administrador, el que subasta: «¡a la una, a las dos, quién da más!», –se
ponen como locos– (ríen).

129
María Cátedra

Sí, también hubo épocas en que le llevaban grano. ¡Hombre! allí (san-
tuario) sí que hay una romana de esas que hay antiguas de las pesas, con
los pomos. Sí, mandaban, incluso mandaban ovejas, algún cordero o bo-
rrego y mandaban también, eso también me lo han contado en estos pue-
blos, si le mandaban una fanega de cebada o eso, pero bueno, luego eso se
subastaba siempre y para la Virgen… eso era de la gente de los pueblos…
En Ávila, ahora mismo el día del patronato pues la entregan tiestos, cosas,
eso es ahora igual en Ávila que en los pueblos, eso es igual. Pero que te
diga yo, eso luego llega la ofrenda, esto es más de las ofrendas…

La ofrenda de La Colilla es la más modesta de todas las celebraciones.


El santuario está iluminado con todas las velas encendidas, pero se nota
claramente que es una celebración menor. Tras la misa del Peregrino hay
una misa Mayor al término de la cual un grupo de hombres de la Colilla
pasean la imagen. Acompañándoles hay varios estandartes de pueblos
cercanos que pertenecen al Valle Amblés (Aldea del Rey Niño, Tornadi-
zos de Ávila, El Fresno) que llevan las chicas de esas localidades. Delante
de todos ellos la gaitilla y dos tambores que tocan al salir la imagen, la
gente aplaude a la entrada y salida del templo y da un pequeño paseo por
el recinto del santuario. Los del pueblo después suben por una pequeña
puerta a un lado del santuario a una sala a comer. Aunque hoy día se
quedan menos a comer en el santuario, todavía había allí 3 o 4 grandes
mesas llenas de cestas de comida. La gente de La Colilla, me dicen, viene
a pedir agua y salud77. Sin embargo de la modestia de la organización de
este único pueblo da cuenta el siguiente relato de un agricultor del Valle:

En La Colilla tampoco existe (escuadra), por no tener no tienen ni


estandarte, es un pueblo solo que está ahí de frente a Ávila, ese blan-
quito… el otro año hablé yo con la alcaldesa de La Colilla, fui también
yo a la ofrenda de La Colilla porque quedó ese día también para coger
nuestro estandarte –que los cogen todos–, y yo entonces me puse un
poquito diplomático, yo me puse al pelo: «¿Cómo es usted tan joven?»,
estuve hablando con ella, muy simpático y tal, y le digo: «yo lo que me

77 Un señor de unos 65 años me indicó que de pequeño le trajeron con una mortaja porque
lo sanó la Virgen.

130
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

choca mucho en vosotros es que no tengáis estandarte, a mí no es que me


importe que cojáis el mío, ni el de la Aldea ni el otro, si a mí no me im-
porta nada, lo podéis coger –digo–, pero es que a mí me daría vergüenza
coger el de otro», –pero con mucha diplomacia, ¿entiendes? (ríe)– «a mí
me daría mucha vergüenza coger el estandarte de otro pueblo y no tener
el de mi pueblo». «Pues sí que tiene usted razón» , y le estuve explicando
un poco cómo funcionaba porque no tenía ni idea. «¡Pues a ver si tenéis
estandarte, ¡hombre! que me alegraría mucho. Yo os digo dónde lo tenéis
que hacer, yo os ayudo». Eso lo hacen en Madrid, en una casa que hacen
cosas de iglesia y cosas de esas, ¡cuesta mucho! un estandarte igual te
cuesta allá por las doscientas o ciento cincuenta… el año pasado regalaron
uno en Cabañas y qué bonito. La Colilla va casi todo el pueblo en masa a
la ofrenda, van muchos. Sí, les gusta mucho comer en Sonsoles. Esto son
todo romerías, las ofrendas a la Virgen.

VI. Patronato y cofradías


Sonsoles se asocia al verano, época en que Ávila empieza a salir de su
letargo invernal. Sin embargo el automóvil que ha generalizado las visitas
al santuario ha motivado también que se permanezca menos tiempo y se
viva de un modo distinto:

Mira, yo recuerdo el día del patronato de Nuestra Señora de Sonso-


les, mira yo calculo que por muy poca gente que iba durante el día, yo
calculo que irían más de diez mil personas. Ahora van durante todo el
año, y antes no, el día del patronato salían coches, autobuses, había colas
esperando en el Rastro para ir a Sonsoles, te costaba un duro o dos duros,
no recuerdo exactamente cuánto valía, y empezaban a salir a las 8 de la
mañana y hasta las 10 de la noche, ida y vuelta, ida y vuelta, y hoy día no,
porque, como tu dices, hay mucho vehículo, a Sonsoles se va cuando... ya
no es como antiguamente y entonces... el día del patronato por ejemplo
ha perdido mucho Sonsoles porque, porque la gente dice: «ese día me voy
al pantano y a la vuelta entro en Sonsoles», y entonces antiguamente la
gente se iba a pasar el día a Sonsoles porque no había los medios que hay
hoy en día, económicos y de transporte, y entonces «vamos a pasar toda
la familia el día a Sonsoles» y entonces se llevaban la manta, la estiraban
allí, se llevaban la comida y pasaban todo el día en Sonsoles, el día del
patronato, y eso se está quitando.

131
María Cátedra

Ya, mira la ofrenda ha perdido... la romería ha perdido con los coches,


ha perdido la romería… porque ya todo el mundo… porque toda la gente
va en coche y luego ya se vienen a comer a sus casas… la auténtica romería
era cuando se iba con caballos… cuando se iba a la ofrenda, ¿eh? era la de
entonces cuando se iba por la vera con los caballos, con los burros y otros
andando, los bueyes con el carro de la comida, esa era la auténtica rome-
ría. Ahora con el coche pues muchos se quedan, muchos pues se vienen
a comer a su casa, la mayoría… Y sin embargo ha aumentado muchísimo
las visitas, eso sí,… y andando muchísima gente…

Los domingos del año, a primera hora, un grupo de caminantes


hacen el recorrido desde la ciudad al santuario independientemente de
las inclemencias del tiempo –aunque la presencia es más numerosa en
los soleados días de primavera y en el verano–. Una de las obligaciones
de los hermanos del patronato es precisamente la asistencia a la misa
de Peregrinos, a las 10 de la mañana y preferentemente recorriendo el
trayecto a pie. Todos los años se impone una medalla a aquellos asiduos
asistentes a la misa durante un largo periodo:

La misa de Peregrinos, que son los domingos y van a las 10 de la


mañana y van todos andando ¿eh?… sí, casi todos andando, todos son
hombres, pues puede haber... la mayoría son hombres. A Sonsoles van
más hombres que mujeres. Es una devoción un poco, un poco sui-generis,
porque por ejemplo, esta mañana había unos cuantos que habían ido an-
dando, pero, pero no querían entrar en misa porque el cura que iba a decir
la misa no era el de otros días (todos ríen), no sé quien lo ha dicho, y ya
dijo un señor, «Hombre, entrad que...»

En Sonsoles suele ser por familias, están todos los de una familia…
pero a la misa esta de Peregrinos, por regla general casi todos son hom-
bres… cuando disteis las medallas esas que les impusisteis a los peregrinos
yo creo que no había más que una mujer… yo no me acuerdo el tiempo
que hacía que acudían habitualmente todos los domingos, yo me paece
que eran tres años, tres años seguidos, todos los domingos, haga bueno,
haga calor o haga frío.

132
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

No solo los asistentes son hermanos y en su mayoría hombres. También


la organización del patronato es principalmente masculina, como indica
una mujer con cierto humor:

Sí, él (marido) está en la Junta también, nos lo quedamos todo en casa


(ríe)… Hay un presidente, un vicepresidente –que es él–, un tesorero, un
administrador y luego ya no me acuerdo, un número de vocales; eso el re-
glamento lo pone y eso lo llevamos con acuerdo al reglamento, y luego con
los cambios cada cuatro años. Bueno, siempre ahí solía haber un sacerdote,
porque esto se va cambiando, una vez el presidente es un sacerdote, el
vicepresidente es un seglar; cuando termina el mandato del presidente,
pasa a presidente el vicepresidente, y luego el vicepresidente para que se
vaya alternando una vez seglar y otra vez sacerdote… se eligen entre los
miembros; la Junta propone... la Junta de gobierno, la Junta del patronato,
pues en la Junta General propone a los candidatos que haya vacantes y los
aprueba la Junta General… bueno, hay cargos que no se pueden renovar…
Todos son hombres, hasta ahora no hay ninguna señora … las señoras a
vestir a la Virgen (ríen); nos tienen muy discriminadas a las señoras.

Aunque se dice que cualquiera puede pertenecer al patronato, no todos


opinan así ya que hay quien considera que todavía es una hermandad eli-
tista aunque, como indican los abulenses, «ya no es lo que era». La primera
cita proviene de un cofrade de una cofradía popular abulense; el segundo
comentario pertenece a un miembro del patronato:

Y de la que tengo muchas ganas de serlo es de la de Sonsoles, es que


la de Sonsoles por lo visto hay... hay que solicitarlo y eso lo someten ellos
a aprobación... aquí [otra cofradía] se aceptan a todos, no hay pegas para
nadie. Ahí [Sonsoles] hay que hacer una solicitud y entonces los miembros
de la Junta Directiva son los que...

[obligaciones y derechos] obligaciones… yo creo que nada (ríen). No, yo


creo que eso es por devoción, se hace del patronato por devoción a la Vir-
gen, pero no te liga a nada. Pero no lo tienen muy hecho porque no sabe
la gente que te puedes apuntar al patronato…o sea, que hay mucha gente
que es muy devota a la Virgen de Sonsoles, que va mucho y a lo mejor no
es del patronato, no quiere decir que solamente vaya la gente del patronato.

133
María Cátedra

A: Dicen que en Sonsoles tampoco entra cualquiera, tiene que ser… y


los que están, que tienen que llevar a dos socios.
B… eso ya también se ha dejado un poco, el patronato de Sonsoles ya
no es lo que era…

Los motivos son distintos, según se me indica aquí. Hablo yo (M) con
un devoto de Sonsoles (A):

M: Yo soy cofrade, pero a mí que me han dicho que en Sonsoles no


todo el mundo puede entrar…
A: Lo que no se puede entrar es sin camisa.
M: ¿Qué es eso?
A: Que sin camisa no puedes entrar, o en traje de baño (ríe)
M: No, pero que me han dicho que no a todo el mundo lo aceptan en
el patronato.
A: ¡Ah! eso no sé yo… ¿que no le aceptan?, a todo el mundo, a todo
el mundo, si no huele a hierbas malas… a todo el mundo aceptan, ahora
si a ti te huelen que... me refiero a gente, si va un señor X, que le huelen
que es un comunista o que es contrario al régimen, pues para qué le va
a apuntar, pero no siendo un caso de esos, a todo el mundo apuntan, yo
quiero ser del patronato, pues vaya al santero…

Esta fama de elitista le viene dada por sus supuestas riquezas, como
indica esta conversación entre dos hombres:

A. Todas las cofradías es de gente humilde, igual que las barriadas,


todas, todas. Lo que pasa es que la Virgen de Sonsoles… es que ahí hay
gente devota que es de dinero ¿eh?, es más bien en la fiesta del patronato,
es en julio, ahí sacan mucha pasta, de doscientas y pico mil pesetas lo de
la subasta de banzos –yo he visto banzos subastar hasta veintitantas mil
pesetas, 8 banzos–. Es la mejor fiesta, la más señorial, la del patronato.
Ahí hay de todo... mira, el presidente es X, el secretario es ahora Y, el
de B, y el tesorero es Z… El patronato se ha gastado mucho dinero, que
la Virgen de Sonsoles es un chorreo; a nosotros p’al Cristo nos dio 5000
duros.
B. Sí, en este terreno se gastan un dineral… De todos modos, aquí
entre nosotros, X es un cacique, también hay gente ahí que válgame Dios,
Z y compañía, ese es un mandarín.

134
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

A. No lo sé, nosotros nos ha ayudao pa la junta de Semana Santa, ha


dao un donativo, una ayuda, una colaboración… sí, hay dinero, si es un
chorreo de velas todos los días, hombre, ahí velas deben venir en camio-
nes, y regalos, todo, muchas cosas.

El patronato de Sonsoles también tiene cierto peso social; es una de


esas asociaciones claves para la relación con el «Ávila» significativa. Así
lo indica una mujer casada con un abulense de una buena posición social:

Yo me metí en Ávila, te voy a decir porqué detalle más tonto, cuando


empieces a ir a los entierros de la gente, cuantos más entierros vayas, más
vinculada estarás a Ávila, yo lo he notao; pues a mí eso me ha dao la pauta,
es una conclusión mía, pero es importante. Pertenecer a ciertas entidades
de aquí, por ejemplo, el patronato de la Virgen de Sonsoles, por ejemplo,
las damas de la Soledad, luego viene lo religioso, lo deportivo, lo cultural.

Y así lo corroboran estos informantes, un hombre y su esposa (H y E)


de clase modesta ciudadana para quienes la fiesta del patronato es la «más
señorial» de todas las celebraciones:

H. El domingo pasado fue la fiesta del patronato, me invitaron, ellos


invitan a las fiestas del patronato, invitan a la cofradía, nosotros vamos
a Sonsoles, todas las cofradías (de la ciudad) van… fue una fiesta... hubo
hasta corrida de toros, de vaquillas, en la plaza y exposición de caballos…
la fiesta esta, es la más señorial de todas las fiestas de Sonsoles.
E. Entonces lo era, ahora ya se está haciendo chabacana… antes era
más señorial. Antes, iban los hombres a caballo con las bandas, caravanas
de caballos, porque era más señorial toda la gente, antes se distinguía
más la gente rica con la pobre y ahora todos iguales, aquí somos todos
iguales en la calle. Y era muy bonita, entonces, la del patronato. Luego,
las ofrendas eran también muy bonitas. Y la de la Ofrenda Grande venían
todos a caballo, montados a caballo, con bandera, juraban bandera ante
la Virgen, era muy bonito, pero ahora ya no viene nadie tampoco, ni el
caballo, sino que cada uno viene en su coche, hacen la misa y se van a su
casa a comer, y ahí se comía en el campo. Y en cada pueblo le tocaba jurar
la bandera, y entonces se hacía una fiesta como una boda, se comía en el
campo, traían pollos asados, traían de todo, y allí en el campo, como no

135
María Cátedra

había esas mesas, que entonces no había esas mesas, tiraban una manta,
el mantel y todo el mundo del pueblo comiendo, y se lo pasaba uno muy
bien. Yo he ido muchísimos años, desde muy chiquitita porque mi padre
tenía esta costumbre: un día decía una misa, que entonces había sacerdotes
pa decir misa, porque ahora tiene que ser una misa pa diez y allí a mi
padre le decían la misa el día que él decía, y se le decía una por devoción
de todos los años y otra por algo que ofrecía él; todos los años íbamos dos
veces al patronato.

La relación entre los dos colectivos y sus respectivas fiestas –los ciuda-
danos y la fiesta del patronato, los campesinos y sus ofrendas– no confor-
man exactamente una relación de iguales. Los de las cofradías rurales se
quejan veladamente del control ciudadano y de su asociación con los más
ricos, pese a sus humildes orígenes:

Allí los que tienen más protagonismo son los de la ciudad de Ávila…
encájalo como quieras, tú ya... siempre estuvo mandada por la ciudad…
nosotros siempre hemos ido, pero los que mantienen la Virgen, siempre ha
sido mandada por la ciudad y los que lo llevan todo son los de la ciudad…
Pero esto siempre ha pertenecido a san Pedro, a la parroquia de san Pedro,
¿sabes cuál es?, esa del Mercado Grande... la mejor parroquia de Ávila, la
más rica… siempre estuvo mandado desde Ávila y luego las tradiciones
de unos pasan a otros, los mandos, los mandatos... Este patronato nació
porque un maestro herrador, siendo un señor avistó a la Virgen, siendo de
oficio herrador, dice: «¡hombre! ¡cómo está esto de mal y tal!» y hablaría
con el cura o con quien fuera de ellos: «¡oye mira, mira, pues si queríais
haceros cargo de ello... avisa a Fulano y a Mengano, y oye lo ponemos a
vuestro nombre» y así nació el patronato, así nació el patronato.

Sin embargo pese a este control, también se afirma que precisamente


las cofradías rurales son las que proporcionan la grandeza de Sonsoles y
la mayor parte de sus riquezas:

Que Sonsoles es más grande porque abarca todos los pueblos de la pro-
vincia de Ávila. Sí, porque Sonsoles tiene tres ofrendas; vienen del Valle
del Tiétar, de los pueblos de la Moraña y del Valle Amblés. Sonsoles es
tan grande por eso, porque coge todo el contorno ese.

136
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

Nosotros, la nuestra, que es la Ofrenda Grande, que es la fiesta más


grande, es cuando más gana dinero la Virgen, ese día, no hay fiesta que
saque más dinero.

Los cofrades campesinos tienen en común el culto a Sonsoles y aparte


las propias devociones de sus pueblos respectivos. Hablan dos cofrades del
Valle Amblés y su testimonio alude a la mezcla de devoción y de relación
que contienen las cofradías y su finalidad básica:

Mira yo tengo a Sonsoles, tengo esta del Rosario, también tengo un


poco de devoción a san Isidro, pero más que nada es por... por la cosa
del campo, pero escúchame, es por el campo y más que por el campo,
es porque tengo también un amigo que también lleva esa cofradía, y allí
hacen chuletas y hacen cosas el día san Isidro, el día después, en el Soto,
hacen ahí una especie de merienda para todos los cofrades, y me ha
invitado y digo pues mira: «¿me invitas?, pues ponme de cofrade». Pero,
vamos, es más de cara al amíguete mío que es el que lleva la cofradía
que otra cosa. Aquí somos de la santa Veracruz, ahí apuntan a todos, la
cofradía del Cristo que llamamos. Aquí tenemos la de la Virgen y ésta,
la del Cristo. La del Cristo, todo el mundo cuando nace le apuntan y
tiene luego enterradores, honoríficamente, sí. Yo fui enterrador un año,
cada año se sacan cuatro enterradores, ahora yo no, ahora ya les pagan,
hace un año o dos que ya les pagan a quien quiere ser enterrador, para
enterrar a los difuntos, cuando se muere alguien. No había hasta ahora,
siempre enterraban los que se iban casando, los más jóvenes, los cofra-
des. Se hacía el hoyo, se tapaba y se acabó y nada más. Cada año se
casaban seis, siete, pues cuatro eran los enterradores y al año siguiente,
los nombraba el cura, o sea todos los que se casan han pasado todos por
enterrador, sí los de la santa Veracruz. Enterrábamos a los nuestros.

Aquí tenemos la Virgen del Rosario que es el primer domingo de oc-


tubre sí, y el patrón es san Miguel, es el veintinueve de septiembre. Aquí
también se la saca en procesión y también se subastan los banzos y todo, y
también hay cofrades de la Virgen del pueblo… pero normalmente casi sí,
casi siempre más… la de Sonsoles. Todo el mundo: «vamos de excursión
a la Virgen de Sonsoles que nos lleve por buen camino», casi siempre ha
salido Sonsoles. La Virgen del Rosario… ¡hombre! también la queremos,

137
María Cátedra

mira yo también soy cofrade de la Virgen del Rosario, sí, pero se va más
a la Virgen de Sonsoles, yo creo.

En estos casos Sonsoles es el lazo de unión de los campesinos con la


ciudad. El conocimiento de otros cultos o cofradías ciudadanas es muy
limitado:

A Sonsoles voy siempre (a todas las fiestas). Hay gente de dinero en


el patronato y gente muy competente, aquí había gente muy competente,
muy buena [¿y en la Santa también?] yo de la Santa no tengo idea, de ahí
yo no te puedo contar nada, de la Santa nada, porque no, nunca me he
pasado por la Santa, sé que es de Ávila y me sé su historia, como la sabes
tu, igual, pero nada más… De cómo funciona, no lo sé. Ahí se casó mi
hija la mayor, ahí los casamos en la Santa, pero que no sabemos, yo cómo
funciona no lo sé [y de otras Vírgenes en Ávila ¿tienen ustedes devoción?
¿San Segundo, por ejemplo?] no, no, de esos nada, fuera de la de Sonsoles
nada.

Es interesante destacar cómo un mismo culto funciona como patronato


ciudadano y cofradía rural. Uno de mis informantes rurales explicaba así
esta dualidad y hacía esta apasionada defensa de la Virgen campera que
hunde sus raíces en la propia tierra:

Es como un árbol con las ramas, es igual. Las cofradías son las ramas
del árbol, el árbol es el patronato… –bueno, es que en realidad yo también
soy un poco poeta–… Ahí puedes poner que son tres ramas que nacieron a
la vez: las cofradías han nacido desde que se inventó el patronato… nació
entonces, más o menos, porque las cofradías han nacido de la influencia
de la Virgen, empezó ahí uno a hacer una visita a la Virgen, como yo iba
con mi abuela cuando iba montado en el burro o con la yegua atrás…

Las cofradías al igual que las ramas del patronato, son las raíces de
todo alrededor. Es que es así… bueno, la Virgen de Sonsoles, por supuesto
está puesta en la sierrecilla, también le llamaban la Virgen de la Sierreci-
lla en tiempos o la ermita de la sierrecilla porque está en una sierrecilla,
pero la Virgen nació campera porque la descubrieron pastores, así que es
campera, es así. La Virgen nació, la descubrieron dos pastores, fueron dos

138
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

pastorcitos, tiene su casa en el campo, podía estar pegada a la capital pero


tiene su casa en el campo, pues entonces mantiene todas las ofrendas del
campo y si llueve, y si le hacen unas rogativas para si llueve o no llueve,
sacar a la Virgen, pues tiene mucho que ver en el campo y tiene mucho
que ver con todos los aldeanos que tanto la quieren y tanto la veneran,
tanto la ofrecen siempre a la Virgen de Sonsoles, o sea, está vinculada
totalmente con el campo.

Y otro con humor distinguía entre:

Somos padre, hijo y espíritu santo, para que lo entiendas, padre, hijo
y espíritu santo. El padre es el patronato, ese tiene montado su cabildo,
sus jefes, son siete. Dentro de los cofrades del patronato luego tienes estas
cofradías, ese es el hijo, eso es aparte del patronato. Las cofradías no tie-
nen que ver nada con el patronato… todos pertenecemos a la Virgen pero
cada cofradía es distinta al patronato… y soy de la cofradía de Sonsoles
de Z, pero no soy del patronato, vamos soy de la Virgen, pero no soy de
la cofradía del patronato. Y el espíritu santo es La Colilla (reímos).

Una de las costumbres más llamativas de la Ofrenda Grande es el juego


de la bandera que llevan a cabo las escuadras. Estos son los representan-
tes de las cofradías en actos públicos así denominados por la bandera o
estandarte que «juegan» o «dan» en una serie de vistosos ejercicios. Habla
primero un miembro del patronato y después un agricultor. Nótese en el
segundo caso el protagonismo que se les supone:

Eso es la Ofrenda Grande, jugar a la bandera. [?] Pues eso es una


bandera que la traen enroscada, la bandera de la Virgen, eso cada año
le toca a un pueblo, va pasando de un pueblo a otro, tantos pueblos de
por ahí, y entonces jugar la bandera, que la juegan en tres sitios. Primero
antes de empezar la función religiosa, que se van a una cruz y consiste en
desenrollar la bandera haciendo ejercicios, la van bailando, hasta ponerse
de rodillas y la van desenrollando y vuelta a enrollarla otra vez. Y eso lo
hacen antes y después de la procesión tres veces, los jóvenes… Salen del
santuario y lo hacen frente, justo un camino que hay frente, cruzando la
carretera, en un cruce de caminos. Dicen que en el santuario confluyen
dos valles… los escuadras, esos vienen con sus bandoleras.

139
María Cátedra

Jugar la bandera… tiene que pasar por los pies, por el cinturón, de ro-
dillas, tumbado, sentado... etcétera, sin dar en el suelo, eso se hace delante
de la Virgen, una vez que sacan a la Virgen afuera. Primeramente vamos a
la Cruz de Algaín… y allí antes de misa vamos y ya dan a la bandera [?]
darla o recibirla, es una tradición, en aquella cruz. Es como si fuese una
especie de entrada a Sonsoles, ¿entiendes? Entonces luego ya hasta que no
venimos con la bandera no se empieza la misa Mayor, entonces nosotros
pasamos a preferencia aquel día… Luego ya se da la bandera y vamos a
la misa Mayor, después de misa se da la procesión, se acaba la misa, nos
invita el patronato a tomar ahí unas... una copita de vino y alguna pasta,
nos invitan ahí en la sacristía, y después viene la procesión y luego en la
procesión tienen que dar otras dos veces la bandera: una dentro del re-
cinto, una frente de la fuente que hay arriba, enfrentito de la fuente ahí
se da la primera vez, y sigue otra vez para adelante, delante de la Virgen,
y luego otra vez en la plaza de toros, ahí otra vez, entonces ahí termina.

Ser escuadra es un honor y al menos en el pasado se celebraba como


una festividad:

Entonces antiguamente íbamos allí en caballerías y burros… una ro-


mería, y los que llevaban las escuadras, pues llevaban la merienda para
toda la familia, invitaban a sus hermanos, a sus sobrinos y llevaban un
carro con bueyes con la merienda, y los de las escuadras a caballo. El que
llevaba la escuadra siempre llevaba un caballo, si no lo tenías te lo prestaba
el vecino o el que fuera... mucha gente andando, mucha gente andando
o en borrico, la gente joven todos iban andando, si está muy cerquita de
aquí a Sonsoles, hay unos... no debe haber no sé si llegará a tres o cuatro
kilómetros, a campo traviés nada más… no se tarda una hora, una hora
corta…

El escuadra podía ser nombrado por rotación, por subasta o por un


ofrecimiento a la Virgen:

Antes el día de la ofrenda cuando se venía, ibas al ayuntamiento (del


pueblo) cuando volvíamos ya por la tarde, y se invitaba a todos, a los co-
frades se invitaba otra vez, y si no había bastante vino se iba a por más, y
todo por la cofradía, ¿eh?, costaba cuatro perras. Pero ahora lo hacemos

140
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

al ladito de la ofrenda ya, por ejemplo, que te diría yo, si la ofrenda es


un domingo, pues el sábado a rematarla en el ayuntamiento, siempre, nos
dan la llave, va el alcalde y allí lo hacemos. El alcalde va como un cofrade
pero nada más, nada más. Hay muchos pueblos que yo sé que en lugar de
rematarlo, si son cuarenta van por lista y van dando la vuelta a todos los
cofrades, si este año la ha llevado el ocho, este año la va a llevar el nueve
y el once, al año que viene la lleva el doce y trece, o sea que van dando
así la vuelta y ahí no hay subasta ni hay nada, en la mayor parte de los
pueblos. En este pueblo siempre ha sido subastado, siempre. Hay veces
que hay mandas. Si este año: «a ver si puedo llevar una escuadra que yo
tengo ... mandé que tuvo mi hijo esa enfermedad o tal». Sí, una manda a la
Virgen, una ofrenda de gracias. Y le prometen: «bueno si yo ...» por cosas
de salud o porque vino nuestro hijo bien de la mili, como antiguamente
cuando iban a África y muchas cosas de esas, pues porque tuvo aquella
vaca de parto y se salvó la vaca, por muchas cosas.

Pero la organización de la cofradía rural es más compleja y tiene sus


propios símbolos o «insignias» –además de la bandera, la alabarda y el
bastón– funciona de un modo rotativo, repartiendo colectivamente dere-
chos y deberes y uniendo a todos los pueblos que la componen. La Virgen
representa a la colectividad, es su bandera. Así lo explica un presidente de
la cofradía del Valle Amblés:

La bandera... aquí hay tres insignias: la bandera, la alabarda y el bas-


tón, en la Ofrenda Grande ¿eh?, hablamos de la Ofrenda Grande. Enton-
ces eso del bastón va cada pueblo un año, se acaba los trece pueblos y se
hace un sorteo, te puede tocar otra vez el primero o te puede tocar dentro
de trece años, eso va legalmente… sigue la lista, igual la alabarda, igual lo
hace la bandera, lo mismo. Así que se termina por todos los pueblos, otra
vez surge otro sorteo. Bueno mira, pues la bandera es como… la bandera
representa todas las cofradías del Valle Amblés, como si fuera la Virgen,
igual que la bandera de España (representa) al regimiento, eso representa
la bandera. La alabarda representa como un alabardero que va guardando
la bandera. Es como un pincho, puede ir como un soldado que va prote-
giendo a la bandera, una escolta que lleva la bandera, y el bastón de mando
ese es el que manda en Sonsoles, el bastón representa el mando de todas
las cofradías cada año… cada año va un pueblo, no va el mismo pueblo

141
María Cátedra

cada año. Yo, por ejemplo voy a ir ahora. La bandera pasa, este mes está
encerrada, luego allá ellos (en los pueblos), allá se entiendan si la quieren
sortear o la llevan por familias, o ven que este muchacho joven no la puede
dar o la puede dar, porque la bandera no todo el mundo la puede dar…
[?] es lo de jugar la bandera.

En la Ofrenda Grande los trece pueblos se reúnen y organizan las


cuentas y los turnos para el año dirigidos por uno de ellos:

Mira en cada pueblo hay tres bandas, que llaman,[?] eso que llevamos
de bandolera ¿no lo has visto? hay dos bandas y si hay estandarte hay tres,
–hay pueblos que no tienen estandarte–. Ahora llevo ya cinco años o seis
años que llevo esto, que antes lo llevaba otro señor que se hizo mayor, ya
con ochenta años para arriba y me dijo el patronato: «Mira X, si lo deja
Z, lo tienes que hacer tú». Llevo ya muchos años ligado a eso, muy ligado
con todo, además con mucho cariño lo hago todo. Luego es que lo vivo,
si no lo viviera no lo haría. Bueno pues entonces, mientras ellos subastan
los banzos yo me subo arriba, a una sala que hay arriba para las sesiones…
Nos saludamos, rezamos un padrenuestro por el difunto cofrade, eso lo
primero, con todos los pueblos y entonces: «la bandera estaba en tal sitio,
pasa a tal pueblo», ¿eh?, «el bastón estaba en tal sitio pasa a tal sitio», se
cambia de pueblo, y siempre lo lleva pues el que lleva la bandera o el que
lleva las bandas, se encarga de pagar la cuota que ponemos cada año…
una cuota pequeñita, mira aquí la tienes, es muy pequeñita y si hay una
defunción, yo reintegro el dinero para que digan una misa al difunto, al
cofrade… esto se hace muy deprisa. Ves, por ejemplo: «Bueno ¿cuántos
cofrades tiene?, ochenta, a cincuenta pesetas la cuota, total cuatro mil
pesetas. ¿Quiere usted alguna misa?». «Pues no señor, pues ninguna,
hasta otro año», ¡ala! reintegro. Cabañas: cuarenta, misas, cuota, total,
digo cofrades, cuota cincuenta pesetas, total, misas tenía una, se le abo-
nó quinientas pesetas para la misa, y así todo y esto es la marcha; si se
ha muerto algún difunto, pues quinientas pesetas, si cuesta más, más.
Entonces, después de misa, mientras se rematan las bandos, hacemos las
cuentas, como te he dicho antes, acabamos, nos damos la mano y hasta
otro año, y cambiamos la bandera a otro pueblo, se cambia el bastón y se
cambia la alabarda, con todos los pueblos del Valle Amblés…

142
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

En el recuento anual hay cierta competencia entre los pueblos expresa-


da por el número de cofrades respectivos, que a veces se aumenta con una
pequeña trampa, como en este caso:

El (pueblo) que más cofrades tiene de todos… siempre hemos tenido


mucha gente, Aldea del Rey y nosotros, con los cofrades, siempre… es
que siempre hemos sido los que más hemos tenido cofrades, pero como la
Aldea del Rey Niño siempre se han hecho las cuentas, –primero la Aldea y
Tornadizos, siempre somos los últimos que hacemos las cuentas–. Bueno,
pues la Aldea ha puesto ochenta, pues nosotros vamos a poner ochenta y
dos u ochenta y cinco, siempre... (ríe)… la competencia … así que: «Niño,
tienes que apuntarte tú porque hemos puesto otros dos más que no había»
y eso, y se ponían dos niños más, o sea niños, aquí hay cofrades desde
pequeñajos. A Ávila ya sacamos ya mucha ventaja, porque yo llevo aquí
de presidente en esta cofradía, esta, desde que me casé, hace ya treinta y
tantos años llevo yo aquí en esta cofradía.

Los recuerdos de los más mayores sobre las romerías de Sonsoles son
muy nostálgicos. Muy frecuentes fueron las tradicionales ofrendas en cera
tan necesarias en los tiempos en que no había electricidad:

Y llevaba una vela porque allí no había vela ni había nada, aquello
era como una cueva de Luis Candelas… una vela de año en año para
ponérsela a la Virgen, ahí ni vendían velas ni nada, le ponían una vela a
la Virgen… mi abuela compraba las velas en Ávila o igual venían por ahí
vendiendo también los cereros con burro o mulas, y les compraban las
velas: «estas que son más bonitas para el Santísimo, estas para la Virgen»,
y se las ofrecían en acción de gracias, «vamos a llevar una vela a la Virgen
dando gracias por esto o por lo otro, vamos a hacer una visita a la Virgen»,
al igual que cuando la guerra que unos también... tenía yo unos primos
que también estuvieron en la guerra, pues fuimos allí un día también a
comer, llevamos velas a la Virgen y allí comimos, pero allí en medio del
campo no había tabernas ni había nada.

La comida ha sido siempre un importante ingrediente de la romería. Es


más, parece que existía un menú exclusivo para la ocasión acompañado de

143
María Cátedra

unas arrobas de vino, según me indican en un pueblo del Valle Amblés.


Esta es la descripción de una romería rural:

Pues mira hay una cosa, hay otra cosa típica. La comida típica de
ofrenda, siempre llevábamos mantas de campo que llamamos, se exten-
dían por allí por el circuito y allí sentados como reyes… pero hay dos
comidas que esas no fallaban nunca, que son típicas para... que era pollo
con tomate, el mejor pollo o el mejor gallo del corral se mataba para ir a
la ofrenda, eso por supuesto… aquí en los pueblos, te hablo de mi pueblo.
Se echaba la gallina, se criaban los pollitos con trigo y el mejor pollo o un
gallo, ese se hacía con tomate, este y la ensalada de pimientos morrones
asados, eso no fallaba nunca, y las tortillas de patatas hechas a la lumbre,
esos tres platos, luego habría más cosas, pero la comida típica era esa…
Era por familias y si uno tenía la bandera, el que tenía la bandera invitaba
a toda la familia y todos llevaban, pues para hacer la merienda, unos hue-
vos... uno daba un pollo: «toma este pollo para la merienda, o toma estos
huevos para que hagas la tortilla», o sea que todo el mundo cooperaba,
¿eh? y luego aparte de eso también llevábamos vino por la cofradía, se
llevaba una cántara para... para los de nuestro pueblo. Se lleva vino por
las cofradías, o sea yo y el presidente –siempre son dos–, el presidente y el
tesorero íbamos a la taberna y a ver: «dos arrobas de vino», y las tenía que
llevar el que llevaba la escuadra, tenía que llevar el vino, era una costum-
bre, y luego, a la hora de comer pues llevaba una jarra, que la llevaba un
chaval y se repartía, pasaban las jarras, pasaba a nosotros, al que llevaba la
cofradía, venga una jarra en cada mesa: «¿tú eres cofrade?», «sí»; «¿cuántos
cofrades vais?», «tantos», «pues venga toma tanto»… un cuartillo y así se
iba dando por todas las mesas. ¿Sobraba vino?, pues luego en el camino,
tu verás, para allá todo el mundo iba de pie, pero para acá, que entonces la
gente no bebía vino, muchos venían atravesados en los burros, atravesados
venían (reímos).

VII. Un sonoro pleito


En febrero de 1988 asistí a la Asamblea General de Sonsoles. Fue un
día frío y desapacible, cubierto de nieve. Por ello la asistencia a la asam-
blea fue especialmente escasa –no llegó a la veintena del total de los 1855
hermanos del momento–. Comenzó rezándose un avemaría como sucede

144
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

en casi todas estas reuniones. Entre otras cuestiones ese día se trató de la
construcción de un bar restaurante en Sonsoles y se adjudicaron las obras
a un constructor y hermano cofrade. En la reunión también se pidió au-
torización para que un antiguo monaguillo citara sus vivencias en forma
de versos a la Virgen. Se hicieron varios comentarios y se dieron algunas
informaciones (que en la misa de Peregrinos casi siempre iban los mismos,
que antiguamente había existido un hospital de peregrinos que daban por
dos días de comer y vestir a un transeúnte…). Por último se dio cuenta
de gastos e ingresos78. Lo más llamativo de esta reunión giró en torno al
pleito que el patronato tenía con el obispo de la ciudad. El presidente en
ese momento era un sacerdote y se refirió con calor y admiración a las
hermandades y cofradías, organizaciones de laicos que habían logrado
valientemente resistir cinco siglos en algunos casos79. Hubo también, por
parte de todos, bastantes críticas al obispo, con el que mantenían un so-
noro pleito. Ni qué decir tiene que quedé bastante sorprendida de estos
comentarios en la católica Ávila.
Voy a referirme a este conflicto reciente que se gesta en los años 80. El
patronato editará un folleto (Patronato 1989) en que se narra el proceso
seguido entre el obispo de la ciudad y el patronato de Sonsoles. El 14 de
septiembre de 1981 el obispo de Ávila emite un decreto estableciendo
la separación de los bienes y de las administraciones del santuario y del
patronato, y nombrando por su cuenta un nuevo rector del santuario. El
patronato impugna el decreto, aludiendo a la bula pontificia de Clemente
VII del 22 de mayo de 1526, acude a los tribunales civiles y eclesiásticos
españoles que se declaran incompetentes por lo que recurre a la Congre-
gación Romana del Clero. El 18 de julio de 1984 un decreto de esta Con-
gregación da la razón al obispo. Muy significativamente firma el decreto el
obispo de Ávila. Un mes después el presidente del patronato (el sacerdote
antes aludido) recurre contra este decreto pidiendo su nulidad a la Signa-

78 Se habló de 11 millones de pesetas de ingresos y la estimación de la obra a realizar por


20 millones.
79 Este sacerdote, don Teodomiro Martín González, me comentó estaba realizando una
tesis doctoral sobre Sonsoles, pero falleció poco después.

145
María Cátedra

tura Apostólica (Tribunal Supremo, sección administrativa contenciosa).


y la suspensión de su ejecución. El día 14 de febrero de 1985 se decreta
la suspensión de ejecución del decreto. Sin embargo no es admitido este
decreto de suspensión por parte del obispo. Se vuelve a insistir ante el
Supremo (1 de marzo de 1985) en la suspensión de la ejecución del decreto
que nuevamente se ratifica, pero el obispo no suspende la ejecución. Se
solicita entonces se declare ilegal el decreto del obispo y la Congregación.
La Plenaria de cardenales del Supremo daba la sentencia definitiva el 15
de abril de 1989 dando la razón al patronato y declarando ilegal el de-
creto de la Congregación por estar en contra de la bula de 1526. En el
escrito del patronato se hace un pequeño repaso histórico de la creación
y desarrollo de la hermandad, narra los tempranos intentos de párrocos y
monjes por hacerse con el control del santuario y los derechos y deberes
concedidos mediante la bula. La bula dispone la unión perpetua, anexión
e incorporación de ermita y hospital con sus bienes y rentas, el gobierno
por dos patronos y dos tomados de la hermandad elegidos por ellos mis-
mos, la facultad de redactar y cambiar estatutos, la obligación de reparar
la ermita y la concesión de indulgencias. Expresamente se declara nulo el
traspaso de bienes y rentas a otras entidades.
En definitiva este conflicto trataba de una lucha de intereses entre
obispo y patronato. La bula de 1526 había unido el patronato, la ermita y
la administración de sus bienes de manera que solo el papa podría revocar
esta unión. El obispo trata de separar los bienes del santuario y el patro-
nato para que sean administrados separadamente: los del santuario por
un rector nombrado por él mismo y los del patronato por los patronos. El
obispado nombrará una comisión que junto a la directiva de la «cofradía»
lleve a cabo la división de bienes. Se trata en definitiva de hacerse con el
control de los bienes del patronato. Las alegaciones del Obispo se des-
prenden del texto: se trata de un tema de pastoral y no se puede dejar que
un santuario quede en manos de los laicos. A esto se contesta que no es
cuestión de pastoral sino de justicia, y que no es ninguna garantía que esté
en manos de clérigos, tal como indican este expresivo párrafo: «La verdad
es que en la diócesis ha habido otros santuarios en manos del clero. Aho-

146
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

ra, por las causas que fueren, están convertidos en nidos de aguiluchos,
abandonados con sus piedras de sillería esfacelándose y derrumbándose
en lluvia de arenilla. Este, no solo no está desintegrándose, sino que sus
titulares lo han convertido en un santuario mariano, de peregrinación, de
adoración, durante siglos… Pensamos que es una institución modélica…»
(Patronato 1989: 9). La clave de este proceso aparece en las posibilidades
económicas del patronato que colabora «en el orden de ayudas vocaciona-
les, de peregrinos, de ayuda a iglesias pobres, restauración de santuarios,
edición y propagación de catecismos, etcétera».
No obstante hay que decir que no es exactamente un enfrentamiento
entre obispo y patronato cuanto una oposición entre dos líneas eclesiásti-
cas. Poco después del fallo a favor del patronato murió su presidente, un
sacerdote al que se le dedica la frase «artífice del gran triunfador del pleito
que (en) el siglo xx mantuvo el patronato»80. Por su parte el obispo fue
trasladado de sede poco después del fallo definitivo. Hay quien asegura que
Sonsoles le costó su puesto al obispo (aunque hay otros temas relacionados
con el Carmelo que se suponen fueron más decisivos en este traslado81).
El pleito ha sido muy comentado en Ávila y las noticias del mismo y
las distintas etapas del proceso han ocupado páginas de la prensa local,
conversaciones privadas y públicas e incluso parte de los sermones de
algunos púlpitos. En su mayor parte la gente de Ávila tomó partido por
el patronato y se hizo en buena medida experta en historia, derecho ecle-
siástico y bulas:

Pues esto es un patronato que está desde el año mil cuatrocientos... no


me acuerdo. Siempre ha sido civil. Hace muchos años ya hubo una bula
del papa Clemente VII en la que también hubo otro pleito. Clemente VII
debió de ser por el siglo xvi por ahí, y ahora ya hace 5 años que llegó el
obispo que tenemos ahora, actual, pues dijo que no, que esto no, que tenía
que ser una cofradía… La cofradía depende del clero y el patronato pues

80 Ángel Córcoles Bordera. El Diario de Ávila, 24 de marzo de 1991.


81 «No ha sido solamente con Sonsoles… lo de san Juan de la Cruz y otro párroco que venía
también de Madrid y muchas cosas… lo de san Juan de la Cruz pues más o menos como
en Sonsoles, y en Fontiveros hay también una...».

147
María Cátedra

no. El patronato es siempre civil, está jurídicamente reconocido como


patronato.

Ahora te lo explico. Este pleito que ha habido aquí en Sonsoles, el


pleito... esto ha ido al papa y ha vuelto y... Cuando hicieron estos casero-
nes de Sonsoles, eso fue hospital de peregrinos… pues entonces también
hubo un asunto de perras, por lo visto, y el cura que entonces estaba en
(la parroquia de) San Pedro pues también quería la teta, quería tetita
también y fue cuando en aquella época había un papa que era Clemente
VII, que había uno en el patronato que era familia del papa, que era un
papa español… entonces ahí gente del patronato tenían alguna ligadura
con él, bien fuera pariente o amigos y hubo un pleito con San Pedro
a cuenta del cura de San Pedro que se quería llevar también a ella (la
Virgen), o sea que la quería, y fue cuando Clemente VII hizo una bula
perpetua que no siendo él papa, eso no lo podía tocar nadie, y por esa
bula hay un pleito ahora, por esa bula. Eso no siendo un papa no lo
puede tocar nadie.

Al poco de llegar a Ávila hablé un día con un devoto (A) que ocupaba
un cargo en el patronato. Estaba presente su mujer (B) y otros miembros
de su familia, entre ellos una hermana (H). Normalmente no se habla de
estos temas de conflictos con gente ajena a las cofradías, pero en este caso
insinué tímidamente que había oído había «un poco de enfrentamiento
con el obispo» y obtuve esta contundente, extensa e interesante respuesta:

A. No, no, un poco no… un muchísimo, un muchísimo enfrentamien-


to, un muchísimo, hasta que hemos llegao a tener penas de excomunión
(ríen)… sí, una carta escrita del obispo a cada uno... yo creo que le han
informao mal y no ha tenido un poquito de mano izquierda, que si hu-
biera tenido un poquito de mano izquierda pues hubiésemos hecho lo que
hubiera querido él, pero salió un día después de tener una reunión con
nosotros, nos salió con un decreto nombrando un rector y un director y
entonces pues ya... Sí, él decía que quería separar los bienes de la iglesia
con los bienes del patronato, y nosotros creemos que no hay separación
de los bienes de la iglesia con los bienes del patronato, porque si nosotros
separamos los bienes de la iglesia, nosotros qué pintamos allí, pa qué
queremos el patronato nosotros, qué pintamos nosotros.

148
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

H. Sí, yo creo que, a lo mejor, la gente daría menos si fuera de la


iglesia que...
A. Sí, mira, ya ha habido gente que da a lo mejor para una misa y va
a dar una limosna y dice: «¿Esto es para el patronato o para el obispo?»,
sí, porque la gente dan para que se mantenga eso (el santuario) vivo pero
en el momento que pasara eso a la iglesia, considerarían que era una pa-
rroquia más y ya perdería mucho.
A. El litigio en realidad empezó porque como iba tanta gente, tanta
gente, y no teníamos sitio para aparcar y era un problema; y entonces el
obispao tiene muchos terrenos alrededor del santuario –que seguramente
si fuésemos a muy antiguo, muy antiguo, a lo mejor habían sido antes de
Sonsoles… seguramente que los dejó la gente a la Virgen de Sonsoles…
pero los tiene el obispao, bueno–. Y entonces le hicimos la propuesta
al obispao de que nos vendiese eso y nos dijeron que sí, por escrito nos
dijeron que nos vendían un montón de metros, yo creo que son casi dos
hectáreas de terreno para poder aparcar. Nosotros cogimos, le dimos un
millón de pesetas, no el total, que nos vendían a tanto –no me acuerdo a
lo que fuese el metro– una cantidad de dinero que les hacía falta a ellos
para arreglar el tejao del seminario –no sé si eran dos o tres, si cuanto– y
nosotros le dimos un millón y luego el otro millón se lo dábamos al firmar
las escrituras. Y al llegar a firmar las escrituras el obispo este nos dice que
no, que él no lo vende al patronato, que se lo vende al santuario.
B. Se lo vendía a él mismo, mira qué listo.
A. A la iglesia, se lo vendía al santuario, ¿nosotros sabemos quién
es el santuario?, ¿quien es el santuario?… –él mudo–, pues la Virgen de
Sonsoles, ¡a ver!
H. Bueno, pues eso quien lo ha mantenido es el patronato, porque eso
si llega a ser una cosa de la Iglesia... si hay parroquias por aquí cerca, en
la misma ciudad de Ávila, que están en muy malas condiciones, si hay
necesidad de arreglarlo no van a ir a Sonsoles, arreglarían las iglesias de
Ávila, luego aquello estaría totalmente abandonao, yo creo.
B. Eso se mantiene por el patronato, nada más.
H. Lo han arreglao mucho, han arreglao mucho el paseito ese que
hicieron, han pintao la iglesia… cuando van teniendo dinero van haciendo
cosas.
A. Ahora teníamos un proyecto para hacer allí un alto, una cafetería,
un bar, porque los días que va allí la gente no tienen donde... y antes he-
mos hecho los planos y todo.

149
María Cátedra

Los hermanos suelen enfatizar la existencia del santuario gracias a la


generosidad del humilde herrero y un grupo de hermanos que lo recons-
truyeron en el pasado. También se refieren repetidamente al hospital de
peregrinos que soportaba la hermandad antiguamente y a las caridades
que hoy mantiene y que el obispo no les quiso aceptar, algo muy comen-
tado y de lo que se sintieron muy dolidos:

Ahí había una hospedería, donde está el santero. Una hospedería y


hospital de peregrinos que en aquella época a los que pasaban por aquí se
les daba hospedaje y se les daba... nosotros hace un año hemos empezado
a dar una cantidad, el patronato, lo quisimos dar a lo que han abierto
ahora de... Cáritas, mil pesetas diarias, pero como se enteró el obispo
que éramos nosotros los que lo dábamos, pues lo devolvió, lo devolvió…
¡qué burro! ¿no? (todos ríen). Ahora lo estamos dando a la Cruz Roja, mil
pesetas al día.

Ya sabes que el patronato cuando se fundó en mil cuatrocientos y pico,


más o menos, que los curas no lo querían y se lo dieron ahí a unos señores,
uno era herrador de oficio y todas esas cosas, eso ya lo sabes tú… bueno,
pues eso, así se formó el patronato. Entonces Sonsoles estuvo hasta ahora
mismo, ya han pasado muchos tiempos, han pasado años por él y lo han
cogido unos, lo han cogido otros. Pero luego ya cuando cogió el patronato
es cuando empezó a estar un poquito más, mejor y además…

Los motivos principales del conflicto pueden reducirse a dos, su in-


dependencia y sus medios económicos que quedan resumidos en la frase
siguiente «Eso es lo que el clero lo quiere porque es muy rica ella (Son-
soles)... como siempre ha sido independiente de todas las iglesias». Un día
hablando con los miembros de otra hermandad abulense, me decían así:

Esto es un patronato, siempre ha sido patronato [¿cómo Sonsoles?] es


más antiguo que Sonsoles. Para ser patronato tiene que ser aprobao por
la Santa Sede… el pleito lo ha ganao... no, con nosotros no se han me-
tido porque saben... como no tenemos dinero...(ríen). Con nosotros han
llegado a decir, como nosotros no tenemos dinero, porque la verdad, este
patronato no tiene dinero y cuando tiene, así a lo mejor cuatro pesetas las

150
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

emplea, por ejemplo, estos adornos, el piso, la calefacción; cuando hace


falta una cosa, si hay dinero, a lo mejor cincuenta o sesenta mil pesetas,
pues se gastan, que es lo que tiene el patronato, aquí no hay riquezas. No
es como Sonsoles, que Sonsoles sí tiene riquezas porque Sonsoles perte-
nece el Valle del Tiétar, el valle la Moraña, el Valle Amblés.

Esta especial tensión entre laicos y eclesiásticos se aprecia en esta


confidencia por parte del representante de una cofradía rural de Sonsoles:

Y aquí tengo el dinero restante, esto es lo que tengo de la cofradía. Yo


lo que me sobra aquí de las cuentas lo entrego todo para la Virgen, si han
quedado diez mil pesetas o doce mil pesetas, yo dejo tres o cuatro mil
pesetas para sellos o lo que me hace falta, el resto pasa para el patronato
para la Virgen. Yo nunca tengo dinero aquí, no me gusta tener dinero,
por eso pasó lo que pasó que en el patronato... había unas perras… por
ahí empezó… Aquí en mi pueblo subastamos las bandas y el que más dé
se la lleva, al igual que si es la bandera... Aquí lo subastamos y el dinero
para los gastos de la cofradía o para lo que sea… si yo la cuota no la cobro
porque yo mientras tenga perras, por ejemplo sale el presupuesto de ban-
das y saco perras para pagar el día que hacemos las cuentas de Sonsoles…
pues no, que no cobro, si hay dinero no cobro la cuota, porque no quiero
tener dinero… aquí ha habido años que también había que hacer cuentas
con el cura del pueblo, pero una vez consulté con X: «Tu no tienes que
hacer cuentas con el cura para nada, para nada ¿eh?…anda, anda», y eso lo
he conseguido yo... olían a perras, ¿entiendes? y te limpiaban, ¿entiendes?
por eso ahora no hay dinero, ahora que no hay dinero, no hay guerra,
¿entiendes?… esa guerra ha habido allí (patronato) igual, eso se retiró por
eso… sí, sí, claro, nos enseñan quien nos enseña y por eso llevo ya unos
quince años que ya no hago cuentas con este cura ni nada…

Aparte del dinero y las riquezas del santuario probablemente la espita


del conflicto pudo saltar al conocerse los planes de construir no solo un
aparcamiento sino un bar, restaurante y hotel, como aquí se indica:

Y por eso le siguen llevando el patronato, está legalizado y todo, está pa-
sado por Hacienda y por todo, está todo legalizado, que decía luego el señor
obispo que si esto era una taberna, es mentira es un patronato legalizado.

151
María Cátedra

Sí, ha perdido el obispao, habían peleao y yo hace pocos días me he


enterao que ellos han ganao, buena prueba de ello es que van a hacer un
restaurante, abajo, donde están los urinarios, van a hacer un restaurante
con su bar y todo, incluso va a hacer el hotel pa camas y todo.

En definitiva la propia gente apostilla las tensiones entre el clero y los


laicos y también los conflictos dentro del clero:

Aquí hay una cosa que se ve en la historia, aunque sea una ciudad muy
religiosa en la que predomina mucho la iglesia, por lo que sea, siempre
que la iglesia ha intentado salir del tiesto, ha habido problemas, porque
no sé si tiene documentación de la última que ha habido con Sonsoles,
que no ha llegado al público... yo tengo fotocopia de la sentencia, una
batalla campal...

Este año se anda P moviendo con estos, el padre X, me parece que...


el obispo no quiere... vamos, no me ha dicho na, pero parece que no debe
andar la cosa muy... pues todos tienen sus más y sus menos ¿eh? que los
curas las tienen muy soberanas y se tiran... se tiran a degüello.

VIII. Una imagen guerrera


A la Virgen de Sonsoles se la asocia con la guerra civil española. Parece
ser que el campo de aviación estuvo al lado del santuario y un polvorín
en el mismo, sin que sufriera grandes daños. Una avioneta de pequeño
tamaño se encontraba en la propia iglesia como recuerdo de este posible
milagro:

Sonsoles siempre ha tenido, quizá yo no sé… el mito de cuando yo era


chaval, pues posiblemente estaba todo el tema de la guerra civil y de los
rojos y de los azules, y Sonsoles fuese un patrimonio y que si allí se llegó
a salvar algo, como se decía.

Ahora, milagro… (dubitativo) que al fin y al cabo tampoco los bom-


bardeos hicieron mucho peligro de matar a la gente cuando... bueno, se
murieron cuatro o cinco personas nada más, muy pocas, para estar ahí el
campo de aviación… y hubo un bombardeo grave, lo que pudo pasar fue

152
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

porque en el cerro de Sonsoles estaban todos los polvorines, bombardea-


ron encima y cayeron algunas bombas sin explotar ni nada, y no tocaron
ni a Sonsoles ni a nada. Y por eso tuvieron un avión pequeñito colgado
en la iglesia, pero luego ya cuando han quitado el campanario le quita-
ron… ese avión ya le han quitado, pero le tienen dentro donde tienen las
mandas, que llevan cera y llevan trajes de novia y cosas...

Hay quien considera que el exvoto del avión pudo tener otro origen:

[¿Y el avión, de qué viene?] Pues un aviador español cuando la guerra


que también se vio... no sé si cayó en poder de los rojos, que llamaban
entonces –ahora ya no existe ni rojo ni blanco–, y se ofreció a la Virgen
de Sonsoles y salió bien y luego hizo una avioneta, era un piloto y la trajo
aquí… no sé yo bien la historia de la avioneta, pero eso fue un piloto
que se vio obligado a tirarse por el paracaídas o que cayera en zona roja
o que, claro esto fue zona nacional, porque no iba a ser del otro bando
que era contrario a las imágenes religiosas. Tuvo que ser algo de eso,
bien que se vio obligado, él estaba en el aire y algo le pasó, bien que se
tirara o que se le averiara el avión, algo de eso y después trajo la avioneta
igual que el del barco.

Cuando hicieron ahí el campo de aviación, hicieron a la Virgen pa-


trona del campo de aviación, y ha habido un avión colgao... en época de
guerra que la Virgen de Sonsoles, ahí donde el campo de aviación, o se
apareció… no, que va ¿o era santa Teresa?

Una Novena a la Santísima Virgen de Sonsoles que se publica en 1939


lleva un subtítulo elocuente En acción de gracias por el triunfo definitivo de
nuestro ejército. La redacción de la novena abunda en frases alusivas a la
guerra civil («las ofensas, ultrajes y agravios cometidos… por los enemi-
gos de la Religión y de la Patria… proclamando el Estado sin Dios…
los asesinatos cometidos en las personas de nuestros Obispos, Sacerdotes,
Religiosos y demás católicos… profanaciones cometidas con las Sagradas
imágenes»). La Virgen de Sonsoles defiende la ciudad es estos momentos
a través de la Santa: «Tú, desde tu Santuario… has velado constantemente
por tus hijos y ahora, en medio del inminente peligro, hiciste aún más so-

153
María Cátedra

licita que Ávila no cayera en el abismo. Oíste, sin duda, la súplica ferviente
que te dirigió desde el cielo tu hija predilecta, Santa Teresa de Jesús».
Parece ser que la propia imagen de la Virgen de Sonsoles tuvo algo que
ver en este «milagro» y no solo con la protección de los bombardeos o la
salvación de un piloto. La Virgen se aparece en forma de viejecita82 a las
tropas rojas y les comunica que la ciudad está perfectamente defendida y
que marchar sobre ella supondría una segura derrota. Las «hordas mar-
xistas» huyen ante tales informaciones. He aquí el suceso y un testimonio
de la posterior represión contada por dos personas de muy diferentes
filiaciones políticas:

Dicen que cuando la guerra que se apareció (la Virgen), cuando la


guerra vino el general Mangada por la zona roja llegó a ir hasta Sonso-
les y dicen que se apareció una señora con un borriquillo con un... esa
la tiene pintada don Juan Costa, que murió, que esté en gloria, la tenía
pintada, parecía una señora con un gorro de campesina y decía: «¿Dónde
van ustedes?», «Pues vamos a tomar Ávila», y les dijo: «Pues no vayan, no
se les ocurra que está llena, está llenita de tropas, no se puede ni entrar
siquiera», y dicen que se volvió, dicen que fue un milagro de la Virgen,
dicen, claro, luego hay las creencias de cada uno...

Aquí ha habido una represión... pero aquí no llegó la guerra (irónica-


mente). Un milagro de la Virgen de Sonsoles, dicen –había un letrero a
la puerta que decía que la Virgen de Sonsoles impidió la entrada de las
hordas marxistas en Ávila–. Para ser una capital que no hubo guerra y que
no pasó por aquí, sí que hubo represión, el día l de septiembre fusilaron
32 rojos, que decían. El titular en el 36 era un requeté, un requeté que
cuando se produjo el alzamiento salió a la calle, la gente en la cárcel y al
mismo tiempo que empezaban los fusilamientos empezaban las recomen-
daciones. Y este tío hizo una manifestación en Ávila que el que fuera a
pedir una recomendación que iba a ocupar el puesto del fusilao. Habían
fusilao al gobernador.

82 En otras versiones hay dudas sobre la identidad de la viejecita –o bien la Virgen de Son-
soles o santa Teresa–.

154
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

IX. Conclusión: caballeros y agricultores


Un abulense diría que en el batiburrillo que acabo de reflejar se en-
cuentra de todo, hasta el cocodrilo de la Virgen de Sonsoles. Tres imá-
genes divinas, Sonsoles, la Virgen de la Caridad y la Santa, un cocodrilo
colgando de una iglesia al lado de una avioneta y un barco, la creencia
sobre una imagen que no quiere entrar en la ciudad, los celos divinos,
escuadras bailando una bandera y la Virgen de Sonsoles vestida de vie-
jecita. He tratado de ofrecer una visión en tiempo y espacio de lo que es
un símbolo importante de identidad murallas adentro. Parece irónico que
ese símbolo tan de dentro esté fuera. La Virgen más importante de la
ciudad, el culto más extendido y enraizado, es significativo sea una ima-
gen campesina y una imagen casi desconocida para el que no es de Ávila.
La asociación que normalmente se ha realizado de Ávila con la Santa
corresponde a un problema de contexto: la Santa es la hija, o la her-
mana más conocida, la vecina ilustre, la embajadora ante el mundo, la
andariega cuya leyenda continúa andando. La Santa además se asocia a
los Cuatro Postes y al centro de la ciudad, pero especialmente al norte
donde está la Encarnación, la parte más fría, más ascética de la ciudad.
Sonsoles por su parte es la madre, la que cuida la enfermedad de sus
hijos, sus exámenes y también la protectora de la tierra y responsable de
su fecundidad; por ello no es extraño que se encuentre al sur, en la zona
más soleada y amable de la tierra, la zona agricultora por excelencia. Las
dos figuras son complementarias, pese a los celos divinos y a los recelos
humanos. El papel de hija de Teresa se refuerza con su asociación con la
Virgen de la Caridad que es maestra, madre y madrina. Esta redundancia
de roles maternales reafirma el papel de hija y también las característi-
cas que se le atribuyen a ésta –su humanidad–. Los celos entre Teresa y
Sonsoles muestran las jerarquías divinas y sus respectivas jurisdicciones
y competencias. Muestran también cuan humanos son los sentimientos y
comportamientos de las figuras divinas tal como se aprecia en el despe­
cho y el rígido protocolo, la coquetería en el vestir, la preferencia en sus
habitaciones en la ciudad, sus mayores posesiones o las personas a su
servicio –camareras y santero–.

155
María Cátedra

Sonsoles es la imagen de la nueva sociedad y la antigua. La historia


de la hermandad refleja los esfuerzos de los abulenses por organizarse a
través de distintas categorías: una procedencia común en la repoblación,
por un trabajo común (tintoreros, canteros…), una barriada o, como en
este caso, alrededor de un culto. Las ordenanzas muestran la importancia
de la cultura y los valores sociales que contienen estas instituciones. Son a
la vez un instrumento para que los tratos sean más fiables, una forma de
suavizar la agresividad entre los hombres, tribunales populares para diri-
mir diferencias, manual de buenas maneras y reglas de comportamiento.
Se trata en suma de que las relaciones humanas y divinas sean más armó-
nicas y menos conflictivas. Aunque su función principal se dirija hacia la
enfermedad y la muerte proporcionando al que se va oraciones, compañía,
asistencia y recuerdo, sin embargo también muestran a través de sus fies-
tas, comidas y libaciones las necesidades de los vivos, cierta alegría de vivir
y quizá también un hambre endémica que se palia con estas celebraciones.
Al igual que la alhóndiga proporciona grano en épocas de hambre y malas
cosechas, la hermandad ofrece comidas a sus miembros de un modo pe-
riódico, colectivamente. A juzgar por el éxito de la cofradía, en muy pocos
años, parece que la unión beneficia a todos. Esto se consigue a través del
cuidadoso examen de las cuentas, la compleja fiscalización y cuidado de
los bienes comunes, el control exhaustivo de rentas y propiedades. El que
estas instituciones hayan durado siglos es la mejor prueba de su idoneidad;
muy frecuentemente una buena manera de proteger bienes comunes de la
voracidad de las instancias eclesiásticas.
Estos enfrentamientos entre laicos y eclesiásticos son evidentes a lo
largo de la historia de Sonsoles. Algunos comentarios de las ordenanzas
sugieren las críticas de curas y frailes a los supuestos «excesos» que, hoy
como ayer, tienen que ver con la comensalidad. En 1526 se resienten de
ser considerados «comedores o bebedores»; la construcción de un bar res-
taurante es la espita del enfrentamiento de 1981. Las proclamaciones de
pureza religiosa del clero son pues aspiraciones ya antiguas; ese intento por
separar las cuestiones sagradas y profanas (¡cómo si eso fuera posible…!)
por distinguir tajantemente entre comunión y comensalidad. Detrás de

156
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

estas prescripciones y enfrentamientos antiguos y modernos está el inten-


to de control por parte del estamento eclesiástico de las organizaciones
laicas y las subsiguientes declaraciones de independencia y autonomía de
esos obstinados hermanos. Y fundamentalmente de lo que se trata es del
control económico de estas instituciones. La historia de la hermandad se
puede seguir a través de los innumerables pleitos, problemas de jurisdic-
ción, reclamación de derechos que se mantienen con diferentes instancias
(frailes, clero, capellanes, obispo…) hasta llegar a las más altas competen-
cias. La bula de 1526 es necesariamente «protectora». Lo que está en juego
son las abundantes limosnas que se recogen en el santuario y el uso que se
hace de ellas, el destino de excedentes y caridades.
Pero no se puede pensar en una nítida oposición entre un conjunto de
pobres hermanos y un grupo de codiciosos clérigos. Ni todos los hermanos
son pobres ni los clérigos forman un bloque. Desde muy temprano los
patrones de Sonsoles dejan de ser pobres; a la invitación cortés e intere-
sada a los caballeros a pertenecer a la hermandad y a aportar sus buenas
limosnas en 1526, seguirá el derecho formal de estos a controlar la mitad
de la directiva en 1600. A lo largo del siglo xvi se produce este cambio de
protagonismo, un mayor control de las fuerzas de «los de siempre»83 que,
de un modo similar, aparece en otros contextos de la ciudad84. En 1625
se trata de limitar a 50 el número de sus patronos; en la actualidad toda-
vía hay eco de esa vieja pertenencia de clase. Por otra parte también hay
clérigos, capellanes y abogados eclesiásticos dentro del propio patronato.
Tanto tras la petición de bula al papa como en el litigio con el obispo se
encuentran diferentes eclesiásticos. La norma actual que alterna como
presidente y vicepresidente un laico y un sacerdote plasma con rotundidad
la mezcla de los dos estamentos.
Pero quizá la mayor oposición no se produce dentro de distintos co-
lectivos de la ciudad sino entre ésta y su tierra o en términos del culto a

83 El término común en Ávila designa la élite de la ciudad y es el título del libro de Eduardo
Cabezas sobre los grupos de poder durante la Restauración (2000).
84 Por ejemplo la cofradía de san Segundo en la barriada de la Puente. Sobre ello véase
Cátedra (1997).

157
María Cátedra

Sonsoles entre el señorial y ciudadano patronato y las más modestas cofra-


días rurales. Sonsoles ofrece una perspectiva simbólica de las jerárquicas
relaciones entre el campo y la ciudad, de la dependencia que el campo y los
campesinos tienen de la ciudad. Ésta se convierte en la mediadora entre
una Virgen paradójicamente campesina y los propios agricultores quienes,
para pedirle agua para sus campos, la llevan a la catedral. No es desde su
morada campesina sino en su trayecto a la ciudad donde la Virgen puede
apreciar cuán secos están los campos. Pero quizá, después de todo y pese
a su sentido jerárquico, a través de Sonsoles se reconoce también de un
modo simbólico la dependencia en sentido opuesto, la que tiene la ciudad
–que le «parecía Constantinopla» a Jiménez Lozano– de su ruralía, el re-
conocimiento de su intrínseca naturaleza rural o de que un día fue rural.
O quizá su complementariedad. La plaza más íntima de Ávila, el Mercado
Chico, la Plaza Mayor que alberga el ayuntamiento, se llena cada viernes
de igual modo con un mercado de frutas y verduras; la Virgen campesina
recorre la ciudad cuando se precisa de ella y se alberga en la catedral. Los
campesinos tienen que venir a vender sus productos a la ciudad pero ésta
también precisa de ellos para su supervivencia. El poder está en la ciudad,
en el ayuntamiento y la catedral; esta es la expresión de la cultura, de la
organización social. Sonsoles es también, como las frutas y verduras, un
«producto» campesino, la expresión del poder de la naturaleza.
Sonsoles logra unir hábitats muy distintos, la ciudad, el valle y la mon-
taña o incluso un pequeño pueblo. En torno a esta imagen se logra una
confederación de comunidades unidas a través de las ofrendas, que luchan
por su continuidad. Nótese que estos grupos de pueblos están juntos pero
no mezclados, y que cada una de las entidades tiene su propia fiesta, con-
serva sus propias características y especificidad. El juego de la bandera por
parte de las cofradías rurales es una afirmación simbólica de su identidad,
no en vano lo juegan los escuadras –los representantes de los pueblos de
la sierra y el valle–. Las ofrendas en especie son también signos de sus
productos y modos de vida.
Los nuevos usos del campo y la ruralía están hoy en contradicción. La
imagen de Sonsoles proporciona a la ciudad un lenguaje para expresar a

158
La ciudad y su tierra: la Virgen de Sonsoles

la vez su despegue del campo y la vuelta al campo. Los nuevos usos de


Sonsoles, su vitalidad, la continua afluencia de fieles está asociada a una
nueva significación de lo urbano y rural, una deliberada búsqueda de lo
rural en lo urbano, el proceso de urbanización del campo, una mayor mo-
vilidad. Los campesinos llevan años emigrando a la ciudad, algunos por
trabajo, otros para pasar lo más difícil de los crudos inviernos en las más
confortables viviendas ciudadanas. Al mismo tiempo los ciudadanos han
recorrido el camino inverso al habilitar viejas construcciones rurales para
sus viviendas permanentes o de fin de semana. La Virgen de Son­soles
ejemplifica a tantas madres rurales que han visto a sus hijos tener que
abandonar la tierra pero que vuelven finalmente a ella. La situación del
Santuario en el campo enseña a los ciudadanos la necesidad de ir «más
allá» de la ciudad, traspasar las murallas, unirse a la naturaleza, reconocer
la interconexión de Ávila y su tierra. E incluso la irónica etiqueta de la
Virgen del Colesterol parece indicar que no hay salud sin el respeto por
la naturaleza.
El protagonismo masculino antiguo y moderno de la directiva del
santuario y la casi exclusiva frecuencia de asistencia masculina a Sonsoles
en la misa del Peregrino, a pesar de la usual asociación de la iglesia con
la mujer, quizá está reproduciendo el antiguo modelo de relación de la
ciudad con el exterior. El hombre salía fuera de los límites de la ciudad a
conquistar mientras la mujer se quedaba murallas adentro. En una leyenda
Ximena Blázquez, una noble abulense, libra a la ciudad de una invasión
de los moros (mientras los hombres guerrean en otros lugares) colocando a
todas las mujeres de la ciudad con sombreros masculinos en las almenas de
las murallas. Al ver tan defendida a la ciudad los moros huyen temiendo la
derrota. La Virgen de Sonsoles realiza una treta similar en la última gue-
rra civil; al aparecerse con forma de viejecilla a las tropas rojas e indicarles
que no pisen Ávila, ya que está fuertemente defendida y pertrechada. Las
«hordas marxistas», temerosas, no se acercan a la ciudad. Este halo guerre-
ro de Sonsoles reproduce su agitada historia, la frecuencia de desastres que
sufre el santuario y la lucha por salir una y otra vez de sus cenizas. Pero
también sugiere cierta relación con una determinada ideología. Algunos

159
María Cátedra

abulenses progresistas (laicos y clérigos) se quejan del conservadurismo


de estas instituciones, y en los nuevos tiempos se han tratado de retirar
aquellos exvotos o carteles que explicitan esas asociaciones, incluir a las
mujeres en puestos de más responsabilidad, abrir el santuario a diferentes
colectivos. En cierto modo el santuario sigue apegado a la tradición pero
también se adapta a nuevas formas de sociabilidad, refleja los cambios
en el modo de vida, ensaya nuevas formas de definirse en la ciudad. Las
peregrinaciones a Sonsoles y la celebración de esta imagen no solo pro-
duce movimiento de gente, grupos y comunidades sino principalmente de
significados, poderes, ideales, debilidades y mundos en conflicto. Se trata
de  descubrir contenidos llenos de significado para el presente, y cam-
bios de lugar llenos de sentido, a través de la invocación ritual del pasado.

160
4. El barrio y la ciudad:
la Virgen de las Vacas

El 11 de mayo de 1987 llevaba unos pocos meses en la ciudad de Ávila


realizando trabajo de campo con estancias intermitentes; acababa de al-
quilar un piso en la ciudad. A las 7.30 de la mañana me despertaron unos
ruidosos cohetes. Ya sabía que cualquier celebración en Ávila iba acompa-
ñada de pólvora y ruido85, pero en este caso era especialmente atronador.
Me vestí y salí rápidamente a comprobar qué o quienes producían tal
ruido. Me costó encontrarlos puesto que los cohetes se movían por toda
la ciudad y con ellos una alegre comitiva con tambor y gaitilla. Eran los
de las Vacas, la cofradía más ruidosa de Ávila.
Ciertos ángulos permiten comprender aspectos esenciales de la com-
plejidad urbana, como por ejemplo la interrelación del barrio y la ciudad
y su expresión en la estratificación social. Voy a referirme a una imagen
ciudadana, la Virgen de las Vacas. La imagen es una de las más antiguas

85 Un acompañamiento típico de las fiestas abulenses. Una vecina contaba divertida que su
nieta de dos años cada vez que le decían «¿Cómo es Ávila?», exclamaba «¡Pum, Pum!».
Mi cuaderno de campo repetidamente recoge observaciones como estas: Hoy he ido a las
Vacas. Escribo a las 12 de la noche y no paran los cohetes, probablemente de los mozos de las
Vacas (4 de mayo de 1988). Los de las Vacas siguen armando ruido como siempre, todos los mayo
son para ellos, hoy es víspera de la Trinidad. El ruido que hace esta gente en la ciudad. (28 de
mayo 1988). Los datos que aquí empleo se refieren fundamentalmente a los años 1987,
1988 y 1989, aunque también utilizo datos posteriores. Este texto fue presentado en el III
Encuentro de Antropólogos Ibéricos titulado En-clave Ibérica. Agradezco a José María
Uribe su amable invitación a participar en el mismo. Fue publicado en 2007. También
formó parte de una conferencia de CIOFF en 2005 y publicado posteriormente en 2006.

161
María Cátedra

de la ciudad y una de las más populares86. Tiene su sede en el barrio de


las Vacas, una antigua barriada muy viva de obreros y trabajadores de
clase media y baja. La hermandad de las Vacas se hace muy visible dentro
de la ciudad, a base de la presencia de sus miembros rodeados de música,
cohetes y jarana.

I. La historia
Quien podrá dezir algo de lo mucho que hay que dezir de la gran devoción
que el pueblo Christiano ha tenido, en siglos passados, con la madre de Dios de
las Vacas (…) Por ser tan antigua esta Imagen, no podemos hallar papeles, que
nos manifiesten que principio tuvo… (Ariz 1978 [1607], 1ª p.: 42V)

Pese a ser un culto netamente ciudadano, su propio nombre y circuns-


tancias de su aparición aluden a motivos y situaciones campesinas. Una
teoría es la de un devoto labrador que se encontraba arando con un par de
vacas y que, al oír el toque de misa, acudió a la ermita dejando su labor;
al finalizar los oficios las vacas había terminado el trabajo por sí mismas.
Otro origen cuenta que la imagen se aparece a un carbonero en un corral
o en un prado donde pastaban las vacas que se arrodillarán ante ella87. Las
teorías varían con el tiempo, comenzando por Ariz, el primero que escribe
sobre la Virgen en 1607 aludiendo únicamente al labrador; la ermita ya
existe pero cambia de nombre frente al milagro sucedido:

Un labrador devoto, siempre que oya tañer a Missa, donde quiera que
estuviesse trabajando, dexaba la labor y acudia a la Yglesia. Y assi fue, que
harando con unas vacas, junto a la dicha hermita, se las dejo, y acudio a oyr
Missa, y quando torno a la pieça, hallo las vacas harando, y acabada su labor.
Visto este milagro, le pusieron el nombre, de nuestra Señora de las Vacas(…)
(Ariz, 1978 [1607])

86 Si no la más popular, al decir de algunos. Nicolás González (El Diario de Ávila 25-6-
1988) indica: «esta ermita y cofradía de las Vacas es la expresión más característica de la
religiosidad popular en Ávila (…) un dato sociológico excepcional».
87 Según Sabe (2000) la imagen actual es de 1854 y no se conserva la talla antigua.

162
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

Y sin embargo Fernández Valencia en 1676 ya recoge ambas leyendas


e incluso se decanta por la del carbonero. Hablando del templo:

Está dedicado a la milagrosa imagen de nuestra Señora, con el título


de las Vacas, que se le pusieron o por haberse aparecido a un sencillo
carbonero en un corral de vacas (de que son indicios grandes las señales
del carbón que tiene en su sagrado cuello), según la tradición más común;
o por el milagroso caso de un devoto labrador que, siempre que en este
templo hacían señal a Misa, dejaba al punto la labor y acudía a oirla, y
luego se volvía a su heredad y hallaba las vacas arando y acabada su tarea.
Lo primero es lo más cierto y recibido en el sentir y opinión de todos los
vecinos de su ciudad y pueblos de su comarca y de los historiadores que
han escrito de esta ciudad. (Fernández Valencia 1992 [1676]: 98)

Moreno Guijarro, un caballero noble del siglo xix, también une ambas
leyendas pero además añade un detalle significativo. El protagonismo del
agricultor o carbonero está compartido con su «amo», un intermediario
entre el rústico humilde y la sagrada imagen, quien lleva a cabo la cons-
trucción del templo. En esta versión las propias vacas son más «devotas»
y conscientes que el «humilde criado y carbonero»:

Esta aparición la cuenta la tradición de esta manera, que siquiera sea


sucintamente voy a referir. Estando en dicho corral o cercado para verde
con las vacas el mencionado Carbonero, se le apareció de una manera o
modo maravilloso esta santa imagen, presentándosele repetidas veces en el
mismo punto. Él en su sencillez o ignorancia no sabía lo que esto era, ni
lo que significaba, púsolo en conocimiento de su amo, y un día en una de
estas mencionadas apariciones al poner el rústico sus manos en la sagrada
imagen, se obró el sorprendente milagro de arrodillarse ante ella las Vacas
que allí estaban pastando. Al ver esto su amo, que estaba allí presente,
conoció que era la Virgen Santísima o su imagen, se arrodilló y la veneró;
por esto desde entonces se la dio a esta venerable imagen el nombre de las
Vacas; y el amo determinó levantar en ese mismo sitio un templo… Esta
aparición la comprueba un antiguo cuadro de grandes dimensiones en
que está pintado lo mismo que se ha referido, regalado por Don Martín
de Aguirre, Patrono de Nuestra Señora de las Vacas que murió en 24 de
junio de 1685 (Moreno 1875: 13-14).

163
María Cátedra

De todas las versiones, la más popular parece ser la del carbonero que
deja su huella en el cuello de la imagen. Unos versos, los Gozos de Nuestra
Señora de las Vacas (Moreno 1875: 44-5), recogen así este origen:

A un humilde Carbonero
Señora te apareciste
Y pruebas así nos diste
De tu celestial poder:
De una muñeca en figura
Guardas tu ser verdadero
Y con ansia el carbonero
La muñeca va a coger.

Y tu burlando su afán
Y su deseo liviano,
Huyes de su tosca mano
Saltando luego veloz:
Mas al fin logra él asirte
Sobre su Divino cuello;
Y aún se conserva aquel sello
Que el carbonero estampó.

Dos vacas que allí pastaban,


A tu vista, se postraron;
Y como fieles guardaron
Aquel tesoro sin par.
Entonces la fe cristiana
De tal milagro asombrada
Te levanta una morada
Con un templo y un altar.

Los investigadores actuales señalan también esta más prosaica razón


de la denominación:

Se ignora el origen de esta ermita... Puede ser que el nombre proceda,


igualmente, de alguna donación de ganado que se hiciera a la Virgen,
práctica que se continuó con los tiempos, pues aún en el siglo xviii las
vacas de la Virgen iban a pastar a la dehesa de la ciudad. (Ruiz Ayúcar
et al. 1987: 7)

164
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

No se sabe con certeza el origen del culto y la ermita, aunque se la


considera de gran antigüedad, probablemente de mediados del siglo xiii
según Sabe, quien ha investigado en la historia de la cofradía (2000: 65
y ss.) y a quien sigo en estas líneas. Más antigua incluso parece ser la pa-
rroquia de la Trinidad, a la que pertenecía la ermita de las Vacas, que se
la supone del tiempo del conde de Galicia, Ramón de Borgoña, y figura
en la concordia de las 16 parroquias de 1254 (Moreno 1875). Después la
Trinidad pasará a ser ermita, desde el siglo xvi al menos, hasta su demo-
lición, a comienzos del siglo xix. Parece que se viene abajo tras la guerra
con los franceses (Carramolino, citado en Moreno 1875: 27). Esta es la
opinión que tienen hoy día los propios cofrades:

Y esa ermita, en el año 1810 estaba en ruinas, como entraron los fran-
ceses y robaron al patronato nuestro aquí, pues nos dejaron desmantelaos,
porque las ideas que tenían, según los libros, la perspectiva que tenía el
Patronato era arreglar la Santísima Trinidad. Entonces al robarlos y de-
jarlos sin nada, pues la ermita de la Santísima Trinidad se abandonó y se
vino abajo.

La cofradía de la Trinidad a mediados del siglo xv ya está funcio-


nando plenamente con ordenanzas redactadas y una gran cantidad de
posesiones. En 1423 el obispo de Ávila Juan de Guzmán autorizó a
la  cofradía de la Trinidad la reparación de la ermita de las Vacas que
estaba en estado ruinoso; desde mediados de siglo la cofradía aparecerá
en la documentación con los dos nombres unidos, Trinidad y Vacas. En
unas ordenanzas de 1443 se organizan ya las fiestas y las procesiones de
la Virgen de las Vacas y en 1469 Juan Núñez Dávila reedifica la ermita.
El barrio de las Vacas era una populosa barriada de callejuelas intrin-
cadas que conformaba el barrio de la morería. En esa época más de la
mitad de sus habitantes eran moros –moriscos después–, los más acau-
dalados de su comunidad, alternando con cristianos que eran, por el
contrario, de los más pobres de la población (Serafín de Tapia, citado en
Ruiz Ayúcar y otros 1987: 7). La mayoría eran artesanos, especialmente
caldereros, y también agricultores.

165
María Cátedra

En el territorio de la parroquia de la Trinidad, además de la ermita de


las Vacas, se encontraba también la ermita del Santo Sepulcro (o Cristo
de la Luz) que dependía de la orden del Santo Sepulcro, en la que surgió
la cofradía del mismo nombre. Según parece la ermita de las Vacas era
una encomienda de esta orden desde 125888. Entre finales del siglo xv y
comienzos del xvi habrá una fuerte disputa entre orden y cofradía sobre
la posesión de las ermitas de la Trinidad y las Vacas. Parece ser que la
orden no se ocupaba como debiera del mantenimiento de las ermitas. En
1494 tiene lugar la unión de las cofradías del Santo Sepulcro, las Vacas y
la Trinidad, una especie de estratagema de los cofrades para librarse del
poder de la orden, que terminará con la absorción de la cofradía del Santo
Sepulcro. Hasta bien entrado el siglo xvi, concretamente en 1519, hay
fuertes tensiones y reclamaciones con la orden, pero los cofrades muestran
una determinación considerable en la defensa de la posesión de sus ermi-
tas89. En 1582 el clérigo Alonso Díaz hace fortuna en Indias y deja en su
testamento 10 000 ducados para rehacer la capilla mayor de la ermita de
las Vacas y otras obras que le darán la fisonomía que tiene en la actualidad
(Ruiz Ayúcar 1987, Sabe 2000). Según parece, en las negociaciones hubo
cofrades que temían perder sus libertades al imponerles ciertas obligacio-
nes y cargas. Y en otros momentos los cofrades exigen el cumplimiento
de las mismas a fin de concluir armónicamente los trabajos de la ermita
(Sabe, 2000: 69-70).
La fiesta de la Trinidad es la fiesta principal de la cofradía en el siglo
xvi, pero con el tiempo irá ganando protagonismo la de Santa María de
las Vacas. Una parada tradicional en la procesión era la del convento del
Carmen, cuyos religiosos acompañaban a la Virgen en su recorrido. En
1704 el prior del Carmen pone algunas exigencias y condiciones para su
asistencia, por lo que los cofrades deciden cambiar de ruta y dirigirse al
convento de la Encarnación. Se trata en suma de un acto de libertad frente

88 Ariz indica que en 1258 era una encomienda puesto que en 1296 muere Sebastián Díaz,
«comendador de las Vacas».
89 Sobre las circunstancias de esta unión de las cofradías y oposición entre cofradía y orden,
véase Sabe (2000: 67).

166
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

a ataduras y servidumbres eclesiásticas. Los aspectos profanos de las fiestas


se cuidan con todo detalle, empleándose más de un tercio de su capital
anual. Las corridas de toros, música sacra y popular, danzas muy vistosas
y bailes, así como el empleo de pólvora y cohetes se llevan una buena par-
te del presupuesto. Pero especialmente las comidas que se prodigan con
liberalidad a vaqueros, danzantes, religiosos, predicadores, camaristas de
la Virgen, patronos, etcétera, y que serán objeto de ataques por parte del
estamento eclesiástico considerándolas «un exceso y un dispendio» (Sabe,
2000: 77-8).
Las ordenanzas del siglo xvi proporcionan información sobre los dis-
tintos cargos de gobierno de la cofradía (tomados, avenidores, veedores,
mayordomo, escribano…) y su renovación por mitades la víspera de la
fiesta de la Trinidad, además de los tres cabildos que se celebran, a los que
sigue una abundante colación. La hermandad también celebra almoneda,
en que los veedores compran terneras para ser subastadas en las fiestas
marianas (15 de agosto y 8 de septiembre)90. Hay también las llamadas
«vacas de la Virgen», animales que pertenecen a la cofradía y pastan en
la dehesa cuidadas por la devoción de sus patronos. Con el importe de su
venta se sufragan gastos o se adquieren objetos de culto. En la primera
época aparecen muchos censos sobre casas por donaciones y compras; la
cofradía era dueña de gran parte de las casas del barrio en que se asentaba.
Más adelante se recogerán numerosas limosnas, almonedas y granos.
Como otras cofradías se dedica una especial atención a los difuntos,
con la vela del cadáver o moribundo, asistencia al entierro y a las misas
a ellos dedicadas, y sepultura en las ermitas de la Trinidad o las Vacas.
Además la hermandad cuenta con un hospital para pobres91. Los aspi-
rantes a entrar en la hermandad deben ser presentados por un hermano y
se decide colectivamente su admisión. Se admite a mujeres, aunque este
antiguo derecho se restringe en los siglos xvii y xviii. También pueden

90 Según Sabe, las ordenanzas son muy parecidas a las de Sonsoles en las que probablemente
se basaron (2000: 70).
91 Fernández Valencia indica que existía un hospital de «pobres, peregrinos y pasageros»
que consta en las ordenanzas de 1443, arruinado ya en 1676 cuando él escribe.

167
María Cátedra

entrar caballeros y dueñas, ingreso que se incrementará a finales del siglo


xvii y en el siguiente siglo; los nobles se convertirán en mayoría92. Sabe
señala la transformación social que tiene lugar entre una cofradía popular
en su composición, costumbres y manifestaciones en el siglo xvi y una
elitista agrupación en el xviii que ha olvidado almonedas, comidas y en-
tierros pero que aporta a cambio grandes sumas a la hermandad, aunque
disminuyen en épocas de recesión económica. No obstante «no se renuncia
a los aspectos festivos más llamativos y queridos por los cofrades, como
los cohetes, las danzas, etcétera» (Sabe, 2000: 75) y la participación de los
humildes es muy numerosa. En 1875 Moreno indicaba a este respecto:
«fiesta que es verdaderamente popular, pues toda la población toma parte
de ella, es una verdadera romería. (…) En tiempos pasados era tanto el
entusiasmo y suntuosidad con que celebran su fiesta principal, que hubo
año gastaron diez mil reales en la función según consta en las cuentas»
(Moreno 1875: 20-21).
La gente de la cofradía de las Vacas es muy consciente de su larga his-
toria. La historia se «saca» de los libros antiguos y se «hace» («según los
libros que hay ahí –ahora que Manolo ha estao haciendo la historia–»). Se
sigue con interés los avatares históricos de la ermita y tratan de probar los
distintos acontecimientos a través de los restos tangibles del lugar («aquel
es el fundador (señala el cuadro de un clérigo) –el cura que fundó la er-
mita esta y entonces ahí tenía su casa y tenía también la casa el sacristán,
el santero»).

Antiguamente ofrecían por lo visto el grano, ofrecían ganao [¿ofrecían


vacas?] antes sí las ofrecían, ahora ya no, prueba de ello son los archivos
que tenemos ahí –hay archivos del año 1463– pues el patronato era muy
rico, tenía muchas propiedades, tenía ahí en el barrio de la Toledana –que
era el barrio de la Morería que se llamaba– era propiedad la mayoría de

92 Sabe indica que, entre 1685 y 1699, ingresan en la cofradía 9 eclesíasticos, 20 nobles y
5 hombres; en la lista de nobles de 1713 aparecen 3 marqueses, 16 nobles y 1 licenciado.
La autora señala «Es muy curiosa la acumulación de gentes de posición elevada en esta
cofradía, que a buen seguro en sus orígenes estaría formada por personas de barrio de
condición humilde» (Sabe, 2000: 72).

168
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

las casas del patronato, porque aquí ha habido un presidente moro –cuan-
do ha estado aquí M., ella estuvo recopilando la historia del patronato y
entonces ella sacó que en aquella época hubo un presidente moro en el
patronato– sí, en aquella época había aquí mucho moro por lo visto, por
los apellidos…

Ahora cuando ha ido sacando la historia es curioso, porque nos ha ido


contando cosas que nosotros no sabíamos, porque un libro tiene una letra
que nosotros no entendíamos, y él si la entiende, y nos ha ido contando
cosas como esa que le he dicho de 1810, que es cuando entraron los fran-
ceses, fueron a la casa del sacristán, le trajeron escoltao aquí, le dijeron
que abriera la ermita, se llevaron candelabros, cruces, todo lo que había
de plata y dejaron el patronato arruinao.

Como casi todas las cofradías, en todas las rememoraciones se alude a


las glorias pasadas, riquezas que sufren un descalabro con la mítica guerra
de Independencia contra los franceses que supuestamente arruina tanto
templo de Ávila (y de la península) pero quizá también por el egoísmo y
voracidad de los de dentro:

Según los libros que hay ahí quizás fueran los más ricos... de Ávila, esas
riquezas han desaparecido, porque tenían fincas e incluso tenían barrios, el
barrio la Toledana yo creo que era casi del patronato, tenía muchísimas pro-
piedades, pero muchísimas. Donaciones que hacían devotos de la Virgen,
uno donaba una casa, otro donaba una finca...[¿ahora?] no, ahora no, ya hay
más egoísmo, más egoísmo, y ya no hay donaciones de esa clase.

Según los libros que había aquí, cuando venían a ofrecer, uno ofrecía
una finca, otro una casa, una vaca, otro ofrecía trigo, muchísimas cosas,
hacían ofrendas grandísimas, por eso según los libros, en aquella época,
tenía el patronato unas riquezas grandísimas, incluso ahí ha aparecido que
la dehesa de Bermeja, con su correspondiente ganadería, era del patrona-
to, está el barrio de la Toledana, que ahí tenían no sé cuántas casas, el
Salobrar, las Berlanas, tenían muchísimas propiedades, lo que pasa es que
no sabemos, no sabemos que es lo que ha pasao aquí…
– (Otro apunta): eso es que el obispao se ha querido quedar con todo…

169
María Cátedra

Ermita de Nuestra Señora de las Vacas


1989 (Foto J. L. Jiménez).

Procesión de la Virgen de las Vacas. Sali-


da de la ermita. Año 2009. (Foto J. M. J.
Sanchidrián).

170
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

Procesión de la Virgen de las Vacas. Paso por la Ronda de la Muralla. Año 2010. (Foto J. M. J.
Sanchidrián).

Procesión de la Virgen de las Vacas. Paso por la Ronda de la Muralla. Año 2009. (Foto J. M. J.
Sanchidrián).

171
María Cátedra

Procesión de la Virgen de las Vacas. Paso hacia el Monasterio de la Encarnación. Año 2010.
(Foto J. M. J. Sanchidrián).

Procesión de la Virgen de las Vacas. Parada en Palacio de Polentinos. Antigua Academia de


Intendencia y actual Archivo Militar. Año 2009. (Foto J. M. J. Sanchidrián).

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El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

Devotos de Las Vacas, con la imagen. Año 1989 (Foto J. L. Jiménez).

173
María Cátedra

A lo largo de la historia la ermita ha sido tutelada por gente rica, en


otro tiempo patronos poderosos que dejaban mandas y obras pías, y en la
actualidad solícitos devotos cuyo nombre se consigna en la ermita:

Aquí hubo unas señoras que se llamaban las señoritas de Albarrán,


que aquellas mujeres fueron muy... –yo no las he conocido– pero he oído
contar, que han hecho muchísimo por la ermita, incluso, cuando hubo que
hacer arreglos, pues ellas eran las que daban el dinero para los arreglos;
eran dos mujeres mayores solteras, solteronas, vivían ahí en el Mercao
Grande, al lao de la Caja de Ahorros, eran muy devotas, siempre que hacía
falta algo iba allí, siempre a pedir allí, que se lo daban. Pero quitando eso,
cuando se ha necesitao, nos hemos lanzao... nos llaman que somos unos
pidones (ríe), es la misión que siempre hemos tenido, hacer las cosas sin
nada, pero la gente responde porque tiene mucha devoción a la Virgen, a
la ermita, y entonces pues se han portao siempre muy bien, siempre, con
nosotros93.

Pero también destacan con frecuencia la solidaridad e independencia


de los antiguos cofrades frente a los poderosos:

Aquí ha habido un obispo en el año mil setecientos y pico –ahora que


M. ha estao haciendo la historia– un tal Mendoza no fue el que donó
el sagrario, que quiso despropiar al patronato, y entonces los cofra... los
patronos que se llamaban entonces –al ser patronato son patronos los her-

93 Una de las inscripciones de la ermita se dedica a estas personas «EL PATRONATO


DE Nª Sª DE LAS VACAS DEDICA ESTE RECUERDO A LAS HERMANAS
ISABEL Y VICTORIA ALBARRAN EN AGRADECIMIENTO A CUANTO HI-
CIERON EN FAVOR DEL MISMO A LO LARGO DE SU VIDA. MAYO 1971».
Pero también aparecen otras inscripciones más antiguas:
«JIL SANCHEZ CANTE Y GRAZIA SU MUGER DEJARON EN ESTA IGLE-
SIA TRHES MISAS CANTADAS CON VIGILIA CADA AÑO DIA DE NUES-
TRA SEÑORA DE LA CONZICION Y DIA DEL ROSARIO Y DIA DE SAN
ANTONIO DE PADUA Y ZINCO REs A LA HERMANDAD Y PARA ESO
DEJARON DOS PARES DE CASAS A SUS HEREDEROS CON ESTA CARGA
Y NO LO CUMPLIENDOLAS PUEDA TOMAR LA HERMANDAD CON LA
MISMA CARGA. ESTAN ESTAS CASAS A LAS BACAS»
«ESTA HERMANDAD ESTA OBLIGADA A HACER DECIR BISPERA I MISA
CON DIACONOS EL DIA DE LA ANUNCIACION POR JUDEÇNARI SU MU-
GER»

174
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

manos cofrades– y cogieron, hicieron una llamada, se encerraron dentro


de la ermita y se tuvieron que marchar y no cedieron el patronato.

Quizá el episodio más conocido de su historia tiene lugar poco antes


de la guerra civil española. La Virgen de las Vacas fue, se dice, la única
imagen de la ciudad que salió en procesión en tiempo de la república que
había prohibido las procesiones religiosas en España94:

En el año 36 (duda) cuando la guerra, entonces no dejaban sacar nin-


guna imagen a la calle (traen un recorte de periódico) esto está sacado el
día 14 del 5 de 1936, de los archivos del periódico del YA de Madrid (…)
entonces en aquella época, no dejaban sacar ninguna imagen porque...
sentían el peligro de que, como estaban quemando ermitas, iglesias y todo
eso, entonces aquí se pusieron de acuerdo, la Junta de aquí, la que había
en aquellas fechas, está todo aquí, cómo salió todo, y pidieron permiso,
y entonces el Sr. Gobernador les dijo que por su cuenta y riesgo que...
saliera, y salió, salió por las calles de Ávila, na más que se dé cuenta (de
la cantidad de gente) ésta es la foto.

La razón de esta excepcionalidad se debió probablemente a que los que


pudieron impedir que la imagen saliera eran los propios cofrades en un
barrio obrero por excelencia. Se comenta incluso que en ese momento el
vicepresidente de la cofradía era precisamente el jefe de la Casa del Pueblo
y «aunque él mandaba apedrear imágenes, aseguró que a la de las Vacas
no la iba a tocar nadie»:

Sí, siempre ha habido muchos cofrades, en realidad siempre ha sido


la cofradía que más bulla ha tenido, ha hecho grandes fiestas, por eso ha

94 Según la noticia que reproduce El Diario de Ávila (14-15-1987) una comisión de her-
manos se entrevistó con el gobernador insistiendo en sacar la imagen en procesión. El
gobernador no se quiso responsabilizar y recomendó hacer el trayecto por la barriada,
pero los cofrades deciden hacer el recorrido completo. La noticia sale en el diario ABC
(14-5-1936) no en YA como indica el informante. Belmonte cita un relato de Sánchez-
Albornoz sobre este tema. El gobernador en este relato informa a los de las Vacas que no
les puede autorizar porque la ermita está enfrente de la Casa del Pueblo y pueden chocar
con los socialistas. Los de las Vacas le tranquilizan: «Nosotros todos somos socialistas»
(Belmonte 2001: 286).

175
María Cátedra

pasao lo de la guerra, la gente se ha volcao, por eso pasó lo de la guerra,


porque si llega a ser cuando lo de la guerra civil, otra Virgen, a lo mejor
no había salido, pero aquí la sacaron por lo que era; lo primero porque
estaba la Casa del Pueblo enfrente y entonces todos eran cofrades, era un
barrio obrero y ellos no iban a permitir que ese día no saliera la Virgen;
tampoco tenía que ver una cosa con la otra.

II. El barrio y su gente


«Las gentes sencillas del pueblo, llevadas o movidas por la devoción a
María Santísima, han construido sus casitas en gran multitud formando
un barrio junto a Ntra. Sra. para disfrutar más de cerca de sus mercedes
y protectora acción» (Moreno 1875: 29).

A diferencia de otros cultos ésta es la imagen de los pobres en un barrio


obrero, o como decía José Moreno de las «gentes sencillas del pueblo».
Hoy día es probablemente el barrio más conocido, más vivo y con más
personalidad en el conjunto de la ciudad y el que muestra una más fuerte
identidad. El barrio hasta hace poco ha conservado cierto carácter cam-
pesino. Un hombre de mediana edad me comentaba:

Tú bajas a los barrios y bueno, para ir a la fiesta de las Vacas, tiene


una fuerza grande en el barrio y tal, la gente es ... sí, yo lo he llegado a
conocer, porque yo atravesaba –desde casa de mis padres para ir a casa de
mis abuelos– ese barrio y sé que en una obra no tan reciente, yo tendría a
lo mejor trece o catorce años o más, delante de la ermita había un pilón,
un pilón enorme donde subían todas las vacas a beber y eso se lo cargaron
y, claro, todas las casas que había por allí eran antiguas casas de labranza...

El barrio de las Vacas ocupa la zona del sur de Ávila, la zona más
soleada de la ciudad, un lugar de antiguas huertas y de pequeños agricul-
tores. A toda la zona se la denomina la Toledana, y se compone de varios
barrios –Las Vacas, Santiago y San Nicolás–. Hoy es la zona de expansión
de las clases populares y está en plena remodelación, pero los de las Vacas
tienen su barrio «muy controlao»:

176
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

Hay varios barrios pero quizá las Vacas sería uno de los que tienen una
gran personalidad, porque lleva muchos años constituido como barrio, se
creó ya hace muchos años extramuros de la ciudad, quizá ese fuera uno
de los primeros, pero quizá también el barrio de San Nicolás, hay ahí una
zona muy arraigada en la ciudad. Las Vacas se va conservando un poco la
zona que está al lado de la ermita, es un barrio muy unido, eso sí que es
verdad, la gente lo viven mucho, eso une mucho, yo pienso que si no llega
a ser por la ermita posiblemente el barrio sería completamente diferente.
Hay expansión hacia el sur, pero es un barrio que está muy controlao las
Vacas, controlao en el sentido que ellos lo tienen muy delimitao, éste es
el barrio de las Vacas y de aquí p’allá ya no es el barrio de las Vacas, y...
nada más hay que darse una vuelta por allí, el ochenta o el noventa por
ciento ya son casas renovadas.

Hasta hace poco tiempo contaba también con ciertas zonas de dudosa
reputación, al decir respectivamente de un guardia urbano y un escritor
local:

(Las Vacas) era lo mejor, era donde estaban todos los tugurios de tías y
todo, en aquellos tiempos, barrio chino. Había... los Berrocales, la Calleja,
el Huerto, el 13, casas de furcias… yo era guardia ya, no se me olvida,
hará unos diez y ocho o veinte años, esas pobres mujeres que no saben
leer ni escribir, y entonces yo hacía los padrones, que estuve cinco años
en ese distrito de guardia…

Es que Ávila es un caso. Yo tengo alguna... ahí cito una cosa… no digo
a quién va dirigido porque no quiero… una especie de petición que iba
dirigida a un eclesiástico, yo no sé si era al vicario de la diócesis de en-
tonces o era el prior de la Santa, o algo así, de un grupo de fieles de Ávila
para que quiten unas casas de prostitución de... las Covachuelas, como lo
de las Vacas, es una delicia. Es una delicia, ¿no? Porque dicen que si están
sentadas en el cantón... y luego, que si estás sentado en el cantón a medio
día, es una cosa intolerable (risas) ...

Algún eco de esta situación aparece en el comentario de este abulense


de clase media alta y de mediana edad sobre la interacción de los distintos
segmentos de clase. Parece ser que ciertos «señoritos» abulenses bajaban

177
María Cátedra

con cierta frecuencia a las fiestas de un barrio tan jaranero, aunque no las
«señoritas»:

[¿Había distinción entre las clases?] mucho, mucho, es decir e incluso,


qué te voy a decir yo, la gente bien de Ávila cuando bajaba a las fiestas
de los barrios, diríamos tenían derecho de pernada, por decirlo de alguna
manera, en el sentido de que iban a bailar con la gente que iba a eso, y
la gente por ejemplo, las niñas bien de Ávila no bajaban a bailar a las
fiestas de los barrios, es decir no estaba como muy bien visto [¿derecho
de pernada, has dicho?] No, ¡hombre! [¿en el sentido metafórico?] en el
sentido metafórico, de que parecía que el señorito podía darse la fiesta
con la chica que bajaba al barrio, era de una persona de escala superior
hacia otra inferior… por ejemplo, cuando te digo que la gente bien era
que los niños bien podían bajar a los barrios, las niñas ya no, es decir que
había sus diferencias, y que no se te vea y tal y cual, y más por ejemplo en
las verbenas nocturnas de los barrios, al baile de por la noche, las niñas
absolutamente prohibido bajar y ...

La diferencia de clase se aprecia de igual modo en el contraste entre las


figuras divinas. En este caso se hace una comparación entre la aristocrática
santa Teresa y la humildad de la Virgen de las Vacas:

[¿Qué imagen tiene más devoción la gente de Ávila?] la Virgen de


las Vacas sobretodo, pero una cosa es esa, que la Academia hace a santa
Teresa la patrona, y otra lo que hace el pueblo, que los de las Vacas, que
ahora en Ávila están más diluidos, pero antes, hace 30 años, eran los de
las Vacas y punto y era su Virgencita las Vacas y de santa Teresa pasaban.
El barrio más popular, las Vacas, yo lo conceptúo así porque siempre han
mantenido esa tradición. Oficialmente yo diría que es santa Teresa, que
ha sido la que siempre se ha vinculao a la parte oficial del gobierno, del
Estao y tal, y ahí yo creo que ha sido santa Teresa; luego la Virgen de
Sonsoles está vinculada, aparte de la población de Ávila, a los alrededores.

Dentro de la ciudad la imagen de las Vacas es la más popular frente a


otros cultos y fuera comparte devoción con la Virgen de Sonsoles. Y sin
embargo ambas representan opuestos en cuanto a su posición social. De
los hermanos de Sonsoles se dice «son gente de otra clase»:

178
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

También tiene mucha devoción la gente a la de las Vacas, quizá haya


mucho más fervor aquí en las Vacas de (gente de) la capital, pero es más
pobre. La Virgen más rica de Ávila es la de Sonsoles, hoy por hoy es la
que está mejor ataviada, mejores mantos…

Las Vacas también se refieren a una devoción un poco especial, o fa-


natismo, llámalo como quieras, entre la clase humilde, sí, pero humilde
y humilde alta, te diría la clase media, no lo sé, clase media para abajo,
porque si has tenido ocasión de bajar un día a alguna novena, entonces
sabrás que no es solamente las Vacas la gente humilde, la manifestación
más externa en cuanto a los cultos, la procesión sí será más, pero lo que te
decía de la novena, el día de la fiesta hay gente a otro nivel que se identifi-
ca con las Vacas, porque a la procesión ya no (van) porque hay que ser un
verdadero fanático o llámalo como quieras, si viste el otro día (…) ¿viste
los bailes de la Ronda? cada año dura un poco más… porque realmente es
bonito, emocionante incluso desde el punto de vista del no creyente ¿no?

Las Vacas ha sido el barrio más alegre donde nunca ha faltado la mú-
sica. Los de las Vacas son famosos por sus ganas de fiesta, el ruido y al-
boroto con que se hacen notar, su entusiasmo y por la organización de sus
celebraciones. A ello no debe ser ajeno la cofradía del barrio, la más viva
y numerosa de la ciudad; hacia 1987 contaba con cerca de 800 cofrades
hombres y algunas viudas.

Aquí siempre ha habido banda de música, la banda de música no falta.


Lo bueno que tenemos es que hay muchos cofrades y los cofrades son
conscientes de que ese día hay que ir a acompañar a la Virgen. Mire esta
fiesta del domingo (Trinidad) es pequeña, pero viene todo el mundo, [¿a
qué hora?] el sábado las vísperas a las doce, y luego el domingo misa a las
diez y media y baile con gaiteros.

Pero fundamentalmente a la gente se la conoce por el entusiasmo y


alegría de vivir que muestran. Los de Ávila dicen de ellos «les gusta hacer
ruido», «son unos festivaleros». Y es más, incluso han organizado por su
cuenta sus propios carnavales:

179
María Cátedra

A mí me gusta mucho la jota castellana, es como la sevillana, o yo qué


sé, en esos momentos sientes o necesitas y te apetece, yo bailar la jota... me
encanta, la Virgen de las Vacas es la gran desconocida en ese aspecto, es la
que mas tirón tiene sin lugar a dudas porque además son unos festivaleros.

...ahí lo tienes en los Carnavales, para cuarenta mil habitantes montan tres
carnavales paralelos: Ayuntamiento, Las Vacas y San Esteban.

Se considera que es un ejemplo de unión, solidaridad, consciencia de


sus fronteras y de su pertenencia. Un político reconocía así la personalidad
del barrio:

Y luego hombre, histórico, histórico quizá no, pero sí que conserva


bastante su sabor es la zona de las Vacas, eso sí, yo creo que ese es el que
más identidad de barrio puede tener ahora en Ávila, estoy convencido. Sí,
y es una zona que, con la parte de Santiago, era la parte donde estaba el
barrio morisco, y bueno las señas de identidad se conservan también en el
centro, pero yo creo que ahí no hay una identidad como barrio.

Una buena prueba de esta identidad es la utilización de motes como si


fuera una pequeña comunidad:

Hay mucho mote en las Vacas, reminiscencias que te decía, no sé si


conoces pueblos pequeños, prácticamente todos tienen su mote y en Ávila
y no solo en las Vacas, en Ávila, los abulenses de siempre, cada uno tiene
su mote, cuando la ciudad era más pequeña que prácticamente todos se
conocían y de hecho todavía hay muchas personas...

…el hijo del Picardías que quiere ser cofrade…[¿es un mote?] (ríen) bue-
no, ahora hay pocos, pero antes (se conocían) más por el mote que por el
nombre; en aquella época ponían nombre a cualquiera, ahora no, ahora yo
creo que la gente es más educada, no es como antes. Bueno, aquí había un
personaje, cuando yo era pequeño, que era famoso en toda Ávila, el famo-
so Merejo, fue muy famoso aquí en el barrio las Vacas, era el limpiabotas.

Cualquier decisión urbanística que les afecte debe ser consultada o


puede haber problemas; los políticos sopesan con cuidado sus actuaciones

180
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

en el barrio. Decía un vecino de las Vacas: «aquí, en este barrio el presi-


dente (de la cofradía) es el alcalde (del barrio)». El barrio tiene fama de
duro y de ser visitado con mucha frecuencia con los políticos y autoridades
para tenerlos contentos. Por su parte ellos llevan un estricto control del
comportamiento de las autoridades. Por ejemplo, en 1989 se quejaban de
que si bien el alcalde había ido a la misa de difuntos (porque otros días no
había asistido por estar ausente) «había llegado tarde». Los políticos están
atentos a las peticiones de estas organizaciones y especialmente de las de
las Vacas. Uno de ellos me decía así:

Naturalmente, sin duda alguna, eso, las peñas, las cofradías, todas
estas cosas ayudan a que la gente de los barrios se unan, les cojan más
cariño a su pueblo, a su barrio, y la consecuencia directa es que cuidan
más sus barrios, son más sensibles a las agresiones que puedan padecer
sus barrios, agresiones urbanísticas, agresiones visuales [pero también hay
más problemas] eso son cuestiones menores, que en un momento venga el
presidente de las Vacas y diga «no, que queremos que pasen los coches»,
y en el ayuntamiento, «no, que no pasen», al final se llegue a un acuerdo, y
en última instancia, salvo en cuestiones fundamentales para el desarrollo
de la ciudad, aquí tampoco estás para imponer nada, si los ciudadanos
quieren que mejor su casco estuviera todo pintao de verde, es un ejemplo
exagerao, dirías ¡coño!, pues a lo mejor es que hay que pintar las aceras
de verde, hombre como esto no va a ocurrir, porque los ciudadanos no
son personas tontas, pero si dicen pues esta plaza, que se pongan árboles,
pues que se pongan árboles, por qué me voy a empeñar yo en no poner
árboles, o al revés, que se quiten, pues chico si quieren que se quiten,
pues que se quiten, si dentro de 10 años a lo mejor vienen y quieren que
se pongan, una vez que se han puesto ya no se quitan, quiero decir que
por eso son cuestiones menores, que viene una sociedad que se pavimente
esto y la acera tal que se haga más alta o más baja, pues que se haga más
alta o más baja.

Pero también frente a otras instancias de poder, en este caso la propia


Iglesia:

[¿Con ustedes no hay pleito?] el pleito lo ha ganao... no, con nosotros


no se han metido porque saben... como no tenemos dinero... (ríen) con

181
María Cátedra

nosotros han llegado a decir, como nosotros no tenemos dinero, porque


la verdad, este patronato no tiene dinero y cuando tiene, así a lo mejor
cuatro pesetas, las emplea, por ejemplo, estos adornos, el piso, la calefac-
ción; cuando hace falta una cosa, si hay dinero, a lo mejor cincuenta o
sesenta mil pesetas, pues se gastan, que es lo que tiene el patronato, aquí
no hay riquezas. No es como Sonsoles, que Sonsoles sí tiene riquezas
porque Sonsoles pertenece el Valle del Tiétar, el valle la Moraña, el Valle
Amblés... Con nosotros no se mete el obispao porque saben que nosotros
llevamos una administración en condiciones; que hace falta hacer una
reforma, nosotros no pedimos nada al obispao pa hacer reforma, nosotros
nos apañamos como sea, si no tenemos dinero lo buscamos, pedimos
donativos que es lo que hemos hecho siempre, que es lo que estamos ha-
ciendo. Por ejemplo, cuando hemos hecho el retablo, pues es una obra que
ha costado casi un millón de pesetas; nosotros no disponemos de millones
aquí, entonces por mediación de menear las cosas, pues se ha conseguido
que nos arreglaran el retablo. Cuando el tejao, pues nosotros no teníamos
dinero, lo que pasa es que nosotros somos gente muy decidida y nos hemos
lanzado a buscar a donde haya sido.

Frente a otras cofradías que languidecen e incluso desaparecen, la de las


Vacas tiene una gran vitalidad. La gente dice: «Sí, esto se ha mantenido
porque aquí ha habido siempre muchas ganas de trabajar, mucha ilusión».
Y también buena administración: «Aquí andamos de limosna siempre».
Cuando se ha necesitado reparar la ermita, los obreros han sido los propios
vecinos quienes han puesto gratuitamente su especialidad al servicio de
la comunidad. Un hombre y su mujer me comentaban que los del barrio
habían sacado en Semana Santa su recién comprado Cristo de la Ilusión
y hablaban así:

H: Las Vacas ha tenido un auge, que para qué…


M: como las Vacas hay pocos,
H: como las Vacas hay muy pocos,
M: en la cofradía, trabajando, en todo. La ermita la han dejado pre-
ciosa…
H: sale el Cristo de la Ilusión, se le pidió el año pasado (que saliera en
procesión), ya salió el año pasao... salieron más de sesenta capuchones y
este año irán ciento y pico, cerca de doscientos

182
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

M: es el que más. Luego el Cristo lo llevan a hombros, cuarenta o


cincuenta costaleros,
H: es el único que va, que pierde un poco el ritmo de la procesión
porque las otras (imágenes) van en carroza, y además es que a las Vacas le
va el ambiente de juerga, no le va el ambiente de pasión...
M: no, no, pero valen para todo,
H: las Vacas valen... (para procesión) profana. Llevan saliendo dos
años, el año pasado y este.
M: Y han arreglado la ermita entre ellos, el que es carpintero, como
el que es albañil, todos, en la mano de obra no les ha costado un duro,
solo los materiales, lo demás lo han hecho ellos. Y ¡cómo está la ermita
de preciosa!, han arrimado el hombro, ya lo creo.
H: es una cofradía a la que le va la juerga, y si hay que trabajar, traba-
jan como lobos, y si hay que poner un duro, se pone un duro, y abajo no
pidas un duro a nadie, que no te le dan.... Porque el Cristo –se ha hecho
un Cristo ahora–, no sé si habrá sido unas seiscientas treinta mil pesetas…
M: –que han comprado un Cristo, en bronce–
H: las Vacas ha hecho una banda de música con cuarenta y tantos tíos.

En esta conversación hay contenidos tres temas importantes para defi-


nir la cofradía: la solidaridad que muestran y su grado de organización, sus
ganas de divertirse y hacerse notar en la ciudad, y en tercer lugar el trabajo
que realizan altruísticamente en la ermita. La solidaridad de la gente de
las Vacas es única dentro de la ciudad, como afirman desde dentro los
cofrades y desde afuera los abulenses:

Aquí en el barrio es volcarse porque aquí por ejemplo, cuando se ha


necesitao la ayuda económica para arreglo de la iglesia, pero no solamente
del barrio, a nivel de toda Ávila, porque aquí se hizo una obra grande que
fue la cubierta del tejao, pues esa... desde febrero hasta el mes de abril,
se tiró el tejao completo, se hizo todo nuevo, hermanos cofrades todos, y
luego la diputación nos mandó cuatro o cinco obreros, y además se hizo
una llamada para que la gente aportara económicamente, y fabuloso, con-
tribuyó muy bien, por eso la digo que es una cosa muy buena, cuando se
hace una llamada al barrio, se vuelca.

La Virgen de las Vacas es cofradía… La de las Vacas es muy an-


tigua... el otro día salió por televisión que les han dado dos o tres

183
María Cátedra

millones para arreglar la plaza, bueno, esa la arreglan ellos, arreglaron


el edificio el año pasao todos los cofrades, el tejao, la pintaron entre
ellos, a horas.

Una buena prueba de esa solidaridad y mimo con las cosas de la cofra-
día es esta respuesta ante mi pregunta de si sienten temor de que les roben
en la iglesia, algo común en otros casos:

No se atreven, no. Yo siempre he oído decir que el robar en la ermita


esta ya pueden salir corriendo muy deprisa (ríe); está la gente muy pen-
diente, aparte de que está muy bien preparao... Hubo una época que por
lo visto les dio por robar por las iglesias. Aquí en el contorno este está la
ermita del Cubillo, que la robaron tres o cuatro veces, está aislada, por eso
le digo que la gente que venga a robar aquí tiene que ser... salir volando
porque si no, no les daría mucho tiempo a salir, aparte de que de cerra-
duras y todo eso estamos muy bien.

Pese a ser una cofradía de barrio, se considera que los cofrades vie-
nen de toda la ciudad. Pero hay una cierta tensión entre barrio y ciudad.
Una carta dirigida a El Diario de Ávila (15-4-1987) con el título «Sobre
la devo­ción a la Virgen de las Vacas» manifestaba la protesta frente a
una  infor­mación aparecida dos días antes en que se indicaba que los
vecinos del barrio de las Vacas habían sentido anhelo de ver a su Virgen
de vuelta a casa. En la carta el autor afirmaba que, pese a no ser vecino
del barrio, había sentido el mismo anhelo e indicaba que la devoción a la
imagen rebasa los límites del barrio y de la propia capital. Ambigüedad
que aparece aquí veladamente:

[¿Los cofrades viven en las Vacas?] no, no, no, normalmente es gente
de toda Ávila [¿gente nacida en las Vacas?] bueno, gente nacida... cuan-
do llega la fiesta suelen darse muchas altas, gente que viene a la fiesta,
que esta fiesta tiene un auge grandísimo, y entonces le gusta y... pero no
es que sean exclusivamente que hayan nacido aquí, no, no [¿pero hay aquí
más devoción?] bueno... normalmente, devoción la sienten los del barrio,
pero yo creo que la sienten todo el mundo hoy día a la Virgen...

184
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

III. Patronato y peñas


«Hay una cofradía o patronato que lleva el nombre de Nuestra Señora de
las Vacas, erigido de muy antiguo y del que han formado siempre parte per-
sonas ilustres y de las más principales de esta ciudad» (Moreno 1875: 20-21).

En torno a la Virgen de las Vacas la gente se ha organizado en muy


diferentes agrupaciones. La principal es, por supuesto, la cofradía, o más
propiamente el Ilustre Patronato de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora
de las Vacas. Debido al nombre de la imagen se denominan «vaqueros» a
los cofrades que han nacido y criado en el barrio y por extensión a sus
devotos. La junta directiva la componen nueve personas: presidente, vi-
cepresidente, secretario, tesorero y cinco contadores. Hay también otros
cargos, como el de cohetero mayor para manejar los cohetes de las fiestas.
La misión de la junta es atender la ermita y preparar las celebraciones y las
fiestas «de un año a otro, que no sean de mayor a menor, sino de menor a
mayor, ir superándose». Una labor muy difícil, ya que la cuota de los her-
manos es muy pequeña, por lo que los de las Vacas «se tienen que mover».
Cada cofrade en 1987 pagaba 200 ptas al año, pero sus fiestas son las más
importantes de la ciudad, lo que consiguen a base de una gran actividad.
No solo a través de subastas y lotería, de solicitar limosnas, sino también
a base de pedir a los poderes públicos todo tipo de ayudas y subvenciones.
Los resultados de estos afanes son espléndidos ya que han consiguen a
base de peonadas personales y gratuitas de los propios cofrades reparar la
ermita y mantenerla en un envidiable estado de conservación.

Sí, mire, aquí en este momento somos 750 cofrades; de la cuota de


hermanos cofrades, si se tuviera que hacer la fiesta que se hace hoy día,
no se hacía concretamente nada, porque se saca muy poquito dinero;
son 200 pesetas al año de cada hermano, se viene sacando unas 130 000
de los hermanos cofrades. Con esas 130  000 pesetas hay que pagar al
cobrador que se lleva unas 30  000 ptas. Entonces nosotros, la misión
nuestra es de hacer una lotería, que se hace la lotería de Navidad, el
programa, luego se saca de bandeja de procesión, de velas, de todo eso,
pero claro, nosotros tenemos aquí un gasto muy grande y todo lo que se
va sacando se va compaginando para hacer la fiesta y para ir arreglando

185
María Cátedra

la ermita, porque la ermita, desde hace diez años para acá es cuando se
ha ido reformando.

El cargo de presidente cambia todos los años y normalmente el vicepre-


sidente se convierte en presidente al año siguiente. El secretario es elegido
por dos años pero, a excepción del presidente, todos los demás cargos
pueden ser reelegidos nuevamente, algo bastante común. En la asamblea
general, el primer domingo de febrero, se eligen los miembros que perte-
necerán a la junta mediante voto secreto y una elección democrática.

El día de la asamblea se nombra en primer lugar el vicepresidente y en se-


gundo lugar los cargos que se van a dejar, y acto seguido se van diciendo actos
a celebrar en la fiesta, lectura de cuentas, lectura de presupuesto y entonces
se somete a votación, y entonces es la asamblea la que punto por punto es la
que va aprobando... la junta directiva siempre trae una terna, tres presidentes,
gente que se vea que son responsables, que sean responsables, que sean cons-
cientes de la situación, del puesto que van a coger, gente que se vea que vienen
por aquí, porque no se puede escoger un presidente o un tesorero que no apa-
rezca, que no sea responsable del puesto y del trabajo que va a realizar. Lleva
mucho tiempo, porque aquí hay mucho trabajo por hacer, se escoge la terna,
y luego si hay alguno de los de la asamblea que quiere presentarse voluntario,
se pregunta, y se somete a una votación cerrada, oculta, se da un papelito a
cada miembro presente de la junta y cada uno vota.

En un posterior acto formal, tras la fiesta principal, el segundo domin-


go de mayo, el presidente cede la medalla de oro al vicepresidente en la
sacristía de la ermita. Con cada presidente que llega se hace algo especial,
uno limpia la sacristía, otro arregla el tejado, etcétera; hay una especie de
competición de no ser menos que el anterior. Pero la labor del presidente
es fundamentalmente de representación, mientras que otros dos cargos
son claves al decir de los cofrades: el secretario, que lleva todo el papeleo,
y especialmente el tesorero, que se encarga de controlar ingresos y gastos,
un puesto importante en cualquier cofradía95:

95 El énfasis se debe a que muchas de las mayores tensiones en todas las cofradías provie-
nen de la mala administración e incluso pequeños hurtos de tesoreros o contadores en
épocas de penuria económica.

186
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

Nadie quería ser tesorero [¿hay que contar mucho?] no, aquí se lleva
todo contao al día. Yo me voy porque quiero descansar un poco, a lo mejor
un poquito más tarde vuelvo, con otro cargo [¿presidente?] no, no, tiene
muchos inconvenientes ser presidente, muchas obligaciones, asiste a todas
las procesiones de todas las cofradías de la ciudad, la procesión de la Santa
y la procesión del Corpus, tiene por obligación que asistir, salvo causa de
fuerza mayor. El presidente es el jefe, tiene que asistir a las juntas, asam-
bleas generales. El vicepresidente actúa muy poco, solo en caso de enfer-
medad del presidente, si no nada, de por sí normalmente, sin desmerecer
a los presidentes, el trabajo más fuerte lo llevan el secretario y el tesorero.
El secretario lleva todo el tema de papeles y actas y de organización tam-
bién, él es el que tiene que ordenar, informar al presidente de lo que se va
a hacer, el presidente es el que da el visto bueno y luego el secretario es el
que avisa a todos los demás miembros de la junta para realizar cualquier
junta o cualquier acto, el tesorero tiene que llevar su contabilidad, que no
le falte un duro, eso es lo principal (ríen), que es lo importante.

La cofradía exige mucho esfuerzo y trabajo, tal como indica este hom-
bre:

Sí, sí, yo nada más que trabajo en esta (cofradía) y es bastante, porque
aquí hay que ser muy consciente para estar en ella, porque aquí este pa-
tronato requiere muchísimo tiempo para llevarlo bien. Sí, aquí nosotros,
nueve que estamos... solemos reunirnos una vez cada mes, la última sema-
na de mes, y se hace un balance de los veleros (velas) y de las misas –lo de
las misas va todo pa los curas, nosotros no sacamos nada– y entonces nos
reunimos una vez al mes, si hace falta más, si hace falta hacer limpieza,
hacemos limpieza, lo que haga falta.

La cofradía se caracteriza por el trabajo en común a pesar de los dis-


tintos cargos. Estos tienen cierta continuidad de padres a hijos:

Pues los nueve miembros que estamos en la directiva, pues nuestra


misión es atender la ermita, tenerla todo lo mejor posible, ir preparando
las fiestas [¿el presidente manda?] aquí mandamos todos. Aquí nos lle-
vamos muy bien todos porque solemos trabajar todos en grupo y por eso
nos salen las cosas tan bien, nos distribuimos el trabajo entre todos. El

187
María Cátedra

presidente vive en el Mercao Chico, pero nacido en el barrio. Éste siempre


tuvo mucha ilusión porque su padre fue presidente, es la ilusión que hay
aquí de padres a hijos. Ha visto aquí el caso del chico que ha venido aho-
ra –el hijo del P. que quiere ser cofrade– ha fallecido su padre y él quiere
seguir la tradición de su padre.

Ahora se lleva muy bien esto, porque se está trabajando prácticamente,


no individualmente sino en grupo, en equipo, se trabaja en equipo, esto
mismamente que estamos haciendo nosotros no es una labor nuestra, sería
una labor de secretaría, pero como nosotros estamos tan bien coordinaos,
que nos coordinamos muy bien, pues que hay que hacer el programa, ese
es un trabajo de presidente, pues lo realizamos y lo componemos toda
la junta directiva, cada uno se reparte su zona, coge sus anuncios –ayer
tuvimos nuestra junta y se trajo aquí ya, cada uno trajo sus anuncios–, a
partir de ahora se empieza a recopilar ya.

Aparte de la junta directiva existe el nombramiento de hermanos ho-


noríficos con el que los de las Vacas juegan con el poder. Es esta una
forma simbólica de pagar favores a los políticos y a la administración. Así
nombraron para este cargo a Adolfo Suárez, al alcalde, al presidente de la
diputación y al de la institución Gran Duque de Alba:

Suárez es hermano honorífico y su mujer... se le nombró cuando...


su mujer es camarista, pero no ha vuelto a venir más, vino en el año 82.
Este año se ha hecho hermanos honoríficos al presidente de la diputación,
a don Carmelo de la institución Gran Duque de Alba, porque nos ha
ayudao en el tema del retablo, al alcalde don Mario, que nos ha ayudao
muchísimo también para hacer la plazuela, que estaba de pena y creíamos
que no podríamos celebrar la fiesta; se les concede una medalla con la
fecha grabada y todo.

[hermanos honoríficos] eso lo hacen ellos por las razones que sean, el año
pasao hicieron al presidente de la diputación, a Jesús Terciado, porque
colaboró en una situación, bueno es lógico, como colaboró la diputación
con la restauración del retablo, y no sé si algo más y bueno, la verdad es
que (en) el ayuntamiento nos portamos bien con ellos pero tampoco tuvo
un mérito... por eso me gustó más que me hicieran, porque al fin y al cabo

188
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

si das un millón y te hacen, hombre, teníamos especial cuidado porque,


qué te voy a decir, llegaba la fiesta, pues les ponías la plaza bien, pero eso
todos los días.

En la hermandad hay hermanos de número, hermanas de número,


cofrades infantiles y hermanos honorarios, estos últimos los mayores,
jubilados. Dentro de la ciudad las Vacas es la cofradía más numerosa96,
compuesta casi exclusivamente por hombres, si bien también se admite de
un modo simbólico a las viudas de los cofrades al morir su marido. La
viuda recibe un estipendio, «el hábito» o tres misas dedicadas al cofrade
difunto. Si hay hijos, estos sustituyen a su padre como miembros de la
cofradía. Todo ello queda reflejado en esta situación que tuvo lugar en
la ermita cuando hablaba con varios miembros de la cofradía:

(Entra un chaval –Ch– de unos veinte años)


Ch: Hola, venía a cambiarme por mi padre, a hacerme cofrade.
X: ¿ve?, este chiquito falleció su padre y pasa él de cofrade, en el puesto
de su padre, o sea, que son tradiciones que van pasando de...
[¿porqué te cambias?, ¿no podías hacerte antes?]
Ch: No me había dao, y ahora me cambio por mi padre...
X: Mira, coge el nombre, porque el secretario está de vacaciones, está
en Francia, toma nota José, y luego se lo damos a él, y como tu padre hay
que darle de baja, pasas tú.
[¿Cuáles son las obligaciones con los cofrades difuntos?] Bueno, al
fallecer el cofrade se le paga un hábito, un estipendio que se llama, un
hábito, y si la viuda no lo quiere coger, pues se le dicen tres misas. (Al
chaval) Oye, ¿tenéis apuntadas las misas?
Ch: no, todavía no.
X: ¿o vino tu madre por el hábito?, pregúntaselo, díselo a tu madre,
que se pase ella por aquí a por el dinero o que le apuntemos tres misas.

96 Es mayor el patronato de Sonsoles, pero abarca una zona mayor que la ciudad, como bien
se encargan de señalar los cofrades: «Cofrades somos en la actualidad 750. Sonsoles es
más grande porque abarca todos los pueblos de la provincia de Ávila. Sí, porque Sonsoles
tiene tres ofrendas: una que hace el Valle del Tiétar, otra ofrenda que hacen los pueblos
de la Moraña y luego otra que hace el Valle de Amblés. Sonsoles es tan grande por eso,
porque coge todo el contorno ese». En 1994 ya eran 1150 cofrades.

189
María Cátedra

Normalmente es lo que hacemos ahora, se están diciendo tres misas, tres


sábados o tres domingos, como ellos quieran mejor. (Al chico: ) eh, y la
dices si quiere seguir siendo cofrade ella también, como viuda, o sea, que
a lo mejor tu madre no lo sabe, pasan ellas, la mujer de los hermanos,
pasan, si ellas lo quiere, pasan a ser como hermana viuda, díselo y se lo
dices lo de la misa, ¿de acuerdo?, hasta luego, gracias.

Las viudas no tienen voz ni voto en la cofradía, lo que motiva que se


sugiera que los de las Vacas «son un poco machistas». Hay también co-
frades infantiles, incluidos los recién nacidos desde hace unos años (antes
no podían ser cofrades hasta que no tomaran la primera comunión) pero
todos ellos son varones. Pregunto con candidez97 sobre el tema a un grupo
de cofrades de la directiva (L y J) y también a alguna mujer (M) en una
relajada conversación:

[He oído que solo hay hombres]


L: no, aquí las mujeres también... lo que pasa es que las mujeres no tie-
nen voto, en las reuniones las mujeres no pueden participar porque  no
tienen voto. Siempre ha habido mujeres, suelen pasar, o sea cuando se
quedan viudas, van quedando ellas [¿pero las viudas votan?] no, tampoco.
Por ejemplo, aquí se muere un hermano cofrade y entonces a ella se le
comunica si ella quiere seguir siendo miembro del patronato como viuda.
Ese cuadro que hay ahí... pues ese cuadro es de mil ochocientos y pico,
son hermanos, mire, pone viudas y todo.
J: (en broma) bueno, lo bueno aquí es que hay muchos cofrades y no
hay mujeres, porque las mujeres estropean...
M: pues hay muchísimas más mujeres que hombres en la novena, no
digas que no.
L: es que en los bancos de los cofrades solo se pueden sentar ellos,
aunque haya hermanas no se pueden sentar en los bancos.
J: la tradición es que vosotras debéis ir detrás de la Virgen y os estáis
pasando un poco las reglas, detrás de la Virgen es donde debéis ir las mu-

97 No hay tal candidez porque sufrí en carne propia la discriminación al intentar asistir
a una de sus asambleas generales. Parece que no hubo otro motivo que ser mujer; tres
de los asistentes a la asamblea se negaron, y las decisiones tienen que ser tomadas por
unanimidad. Agradezco al padre Aranda, nacido en el barrio, su posterior ayuda con la
gente de la cofradía que me facilitó todo tipo de datos.

190
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

jeres, y ahora se está permitiendo, y desde entonces es cuando la procesión


va más descolocada.
M: detrás de la Virgen, de eso nada, si vamos muy bien delante la
Virgen, bien colocaditas, claro.
J: de eso nada, si vais siempre «mira el traje nuevo», «mira como va
aquel»
L: éste es muy machista.

El papel tradicional de la mujer en la cofradía es el de camarista, la


camarera de la Virgen, a la que visten y adecentan con asiduidad fuera
de las miradas de los extraños. El cargo es muy apetecido y se sucede de
madres a hijas:

Las camaristas, me paece que son siete o ocho, pero que vengan, vienen
cuatro. Normalmente la Virgen la vienen cambiando... pues muy poco, va-
mos, una vez cada dos meses. Durante la novena, los nueve días de la nove-
na, cada día tiene un manto, esos nueve días siempre se la cambia de manto,
tiene ropa distinta y ropa nueva. Precisamente el manto que tiene ahora se
lo han regalao, pues son devotos de aquí de la Virgen [¿por promesas?] sí,
esto ha sido por una promesa de un accidente que tuvo un hermano de un
chiquito –el que la ha regalao–, tuvo un accidente con un coche y salió del
accidente, y salió bien, y él prometió regalar un manto a la Virgen.

[¿cómo se eligen las camaristas?] bueno, a las camaristas las propone la


junta directiva, que es la que tiene voz y voto para elegirlas, lo que pasa es
que esas señoras que se le eligen se someten a la junta general, y si la junta
general las aprueba, entonces pasan ya a ser camaristas y pasan al libro de
actas. Esas mujeres ya lo han solicitado con tiempo... por ejemplo, ahora
hay lista de espera, lo que pasa es que las camaristas llevan muchos años.
Por ejemplo, la camarista mayor llevará treinta años... vienen el jueves,
porque el jueves se la cambia de ropa, no dejan estar a nadie, cuando están
vistiendo a la Virgen, no les gusta que entre nadie a verla, por eso, por el
efecto que hace así ver a la Virgen sin ropa...

El nombramiento tiene o ha tenido cierto peso social y continuidad, e


incluso un equivalente en femenino al hermano honorífico. Por ejemplo,
en su día se nombró camarista a la mujer del presidente Suárez:

191
María Cátedra

Sí, yo pienso que las cofradías, sobre todo en estas ciudades, tienen
un poco de folclore también, porque pasa igual con la Virgen de las
Vacas, las camaristas, las hay y cada vez menos casi, casi del abulense
de toda la vida, un poco por arriba, en ese sentido, sin entrar en otras
valoraciones, se la utilizaba como acto social o como forma de expresar...
pues a lo mejor socialmente yo creo que en Ávila era importante decir
que eras camarista de las Vacas, la gente un poco de élite de Ávila, e
incluso se sucedían por las mismas, moría la madre y la hija era la que
seguía siendo camarista.

En 1989 fueron seis las mujeres de distintas edades, entre los 60 y


35, que cambiaban a la Virgen, limpiaban bancos, ponían flores y reto-
caban a la imagen. Me mostraron con orgullo los mantos de la imagen
que planchaban allí mismo cuidadosamente. Comentaban que se reunían
cada quince días y durante la novena todos los días. Son todas del barrio
aunque hayan pasado temporadas fuera. Me dijeron también que ellas
nunca friegan la iglesia, «solo pasan un trapito», porque son los hombres
quienes limpian a fondo; aunque ellas mismas se han brindado a hacerlo
o les han propuesto contratar a una mujer, no quieren aceptar. «En casa
no hacen nada –me indican– pero en la iglesia ellos son los que limpian».
Y resignadamente añaden: «aquí las mujeres no tenemos nada que hacer».
Además de estos órganos formales hay varios colectivos que toman
en cuenta los diferentes grupos de edad y de estado. Empezando por los
«pequemozos», que a principios de los 90 eran una veintena de niños de un
máximo de 15 años. La organización es idéntica a la de los mayores, pero
son los menos sexistas de todos los colectivos: hay presidente y presidenta,
vicepresidente y vicepresidenta, secretario y secretaria, tesorero y tesorera
y también cohetero y cohetera. Realizan sus votaciones con voto secreto y
«con papel». Los coheteros llevan unos cohetes pequeñitos que suben unos
quince metros y explotan haciendo un pequeño ruido, de menor tamaño
pero igual que el de los mayores. Y también, como ellos, hacen pequeños
recorridos, alrededor del barrio, o en el Mercado Grande con un bombo
haciéndose notar. Llevan un pañuelo al cuello y fajín morado, vaqueros y
camisa blanca y tienen dos mascotas: Macario y Snoopy. Haciendo escote

192
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

a 100 ptas cada uno compraron un elegante ramo de flores para la Virgen.
Me pidieron que les hiciera una fotografía, pero insistieron en que fuera
«delante de la Virgen». Los pequemozos ayudan a hacer las cadenetas, los
adornos para la calle, por encargo de los mozos; el patronato pone el papel
y la imprenta corta las cadenetas.
A partir de los 16 años hay una peña de mozos y mozas, pero el prota-
gonismo recae en los llamados «mozos de Virgen» o «mozos de la Virgen».
Los mozos son los encargados de llevar la Virgen en la fiesta principal y de
«bailar la Virgen»98. Los que «bailan la Virgen», a ritmo de pasodoble (la
parte más importante de la procesión a tenor de las lágrimas y la emoción
que provoca) son cuatro mozos que normalmente son o los más antiguos
o los que se van a casar próximamente. Aunque también alguna de las
calles más cuestas de la ciudad se sube por alguna promesa. De los cuatro
que bailaron la Virgen había al menos uno que estaba algo borracho, pero
aguantó el tipo en el baile y al final lloraba. Muy significativamente los
únicos que pueden llevar la imagen son los solteros, como aquí se explica:

Hay también una tradición muy bonita y es los mozos de la Virgen. A


la Virgen no la toca nadie más que los mozos, cuando sale en procesión,
ellos vienen el sábado, la víspera, a pedir al señor presidente la Virgen, y
ellos, no toca nadie a la Virgen más que ellos, nada más que los mozos de
Virgen que son los solteros, tienen que ser solteros, casaos nada [¿cuántos
son?] pues yo no sé, habrá unos... veinte aproximadamente, y el pasodoble
la bailan los más antiguos, según los mozos lo bailan los más antiguos.

[¿Los mozos de Virgen están en la peña?] sí, chicos solteros y mujeres,


pero nada más lo pueden llevar los hombres; según se van casando se
les entrega una medalla y la vela y ya pasan a ser cofrades, y luego ya no
pueden llevar la Virgen, excepto casos límites que tienen que hacer una

98 Aparte de otros cometidos como adornar la plaza y calles en las fiestas y tocar las cam-
panas: «Yo nací en Santo Tomás y de ahí, pues como pilla todo eso, siempre, toda la vida
aquí, desde que tengo uso de razón siempre metido en la plaza, yo siempre a las doce
menos cinco bajaba de la Academia de Intendencia aquí, a tocar las campanas, se tocan
las campanas siempre a las vísperas a las 12 de la mañana y luego por la tarde a la hora de
la novena, todos los días de la novena y ahí vienen a tocarla los mozos de Virgen, antes
eran los mozos de la Virgen, ahora han hecho una peña, pues vale».

193
María Cátedra

instancia –era uno que hizo una promesa de llevar la Virgen siendo casao–
pero es muy difícil, es casi imposible que se lo den, un caso límite... [¿por
qué solteros?] porque los casaos somos cofrades. Eso es una tradición de
muchos años y entonces esa tradición no se puede saltar.

Hay sin embargo una excepción al salir de los límites de la ciudad,


donde rigen otras reglas, por ejemplo en las periódicas visitas que las
imágenes abulenses realizan al santuario de Sonsoles, fuera de la ciu-
dad:

Ningún cofrade puede llevar a la Virgen –ya le he explicao– están los


mozos de Virgen para llevarla, excepto el día que va a Sonsoles y pasa el
puente de Sancti Spiritu, cuando pasa los límites de lo que es la capital,
ahí sí, ahí sí la pueden coger los cofrades, cuando va a subir en peregri-
nación a Sonsoles, pero en la ciudad nada, eso es zona de los mozos; le
dice el presidente (de la cofradía al presidente de los mozos): «tuya es»,
y se hacen responsables, ellos son los responsables. [¿Ha pasado alguna
vez algo?] no, nunca, no pasa nada, porque ellos llevan la Virgen con una
cosa que paece que... No, ellos cuando está la Virgen aquí ya hacen lo
que quieren, pero estando con la Virgen no... [¿nadie ha bebido más de la
cuenta?] ¡no!, se controlan muy bien, luego, cuando la meten (en la ermita)
ya son irreconocibles, pero antes no.

Los mozos también tienen similar organización que la cofradía y aun-


que tienen su propio local y sus propias cuotas, mantienen relación con la
cofradía.

Ahora están reunidos todo el año y tienen ahí una casa que no sabemos
de quién será, si será nuestra o de quién será, están allí reunidos. Los mo-
zos tienen su casa allí, es su local, que es la casa de... donde vivió el cura,
don Alonso Díaz, que es donde vivía el sacristán [¿vienen por aquí?] esos
sí estuvieron el otro día (en la asamblea general)... suelen elegir a un par
de ellos y vienen a informarse, si hay algo en contra de ellos, a ver cómo se
realiza la asamblea, si hay alguna cosa en contra de ellos... porque ese local
se lo tiene cedido el patronato para sus actos culturales durante un año,
cada año se les va renovando, y ellos se tienen que hacer cargo de todos los
desperfectos, si hay alguna cosa que no sea del agrado de los demás pues...

194
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

se los llama la atención, pero vamos ellos son independientes, los mozos
son independientes, ellos nada más que vienen la víspera... ellos tienen su
presidente y su secretario y su tesorero, esos le eligen cuando pasa la Tri-
nidad, es cuando eligen su presidente nuevo, cada año van cambiando de
presidente... lo mismo serán 20... [¿son cofrades?] no, algunos sí, ahora ya
se van haciendo cofrades, antes no podían serlo, antes cuando se casaban
es cuando pasaban a ser cofrades, por ejemplo si se casan aquí –hay mu-
chos que no se casan aquí– el mismo día de la ceremonia de la boda, se le
hace cofrade, porque se le impone la medalla y se le da la vela y entonces
desde ese mismo momento ya pasa a ser cofrade, pero ahora ya pasa a ser
cofrade antes, puede ser cofrade ahora niños, incluso recién nacidos, antes
no lo podían ser hasta que no tomaran la primera comunión... es por lo
que le he dicho que los estatutos están muy desfasaos…

Parece ser que su libertad e independencia molesta a algunos vecinos


que tachan a las chicas de frívolas y acusan a los mozos de beber dema-
siado. Aunque algunos cofrades sugieren nostálgicamente: «por eso nos
quejamos mucho de ellos, porque nos da envidia de no llevarla (a la Vir-
gen) «que mal lo hacéis, coño, llevarla bien» (decimos) a los solteros». La
mayoría son bastante más tolerantes y se les considera jóvenes, activos y
con ganas de divertirse; los mozos de hoy serán los cofrades de mañana:

Son chicos muy abiertos, lo que pasa es que claro, son jóvenes, ahí
hacen sus bailes, sus juergas, han hecho sus carnavales, que no se or-
ganiza nada en Ávila si no lo organizan ellos. Ayer fue precioso, todos
los que iban eran de aquí. Y luego a partir del 2 de enero es cuando
empiezan ellos a preparar lo de los Reyes Magos, se ponen aquí en el
portalillo [¿van por el barrio?] no, no, van a colegios, van a la residencia
de ancianos, son unos chicos muy activos [¿hasta que edad?] hasta que
se casan, luego ya... [¿solo son chicos?] sí, aquí somos muy machistas
(reímos); en la peña sí (hay chicas), pagan su cuota, pa sus gastos, para
ellos. Aquí el patronato normalmente les suele ayudar, cuando se estuvo
arreglando el tejao se les echó una mano, ahora normalmente son 18 o
20, aunque en la fiesta aparecen como hormigas, luego viene la fiesta y
hay 50, antes eran mozos del barrio, ahora no, son amigos o hijos de
cofrades.

195
María Cátedra

Quizá para salir al paso del machismo al que alude este informante
se ha organizado por parte de un grupo de jóvenes matrimonios una
asociación cultural denominada Jarana Vaquera que formaba un grupo
de 25 personas a finales de la década de los 80. Jarana tienen un local
al lado de la ermita adornado por ellas y ellos, y han adoptado un uni-
forme igual para hombre que para mujer: blusa blanca, pantalón blanco,
chaqueta roja, pañuelo verde y fajín verde. Se crea este grupo porque hay
un espacio entre los cofrades –exclusivamente hombres– y los mozos –a
los que ya no pueden pertenecer al casarse– hueco que ocupan ellos; son
pues intermediarios en más de un sentido. Me dicen las mujeres que no
estaban dispuestas a quedarse en casa mientras sus maridos se iban a andar
por ahí. En 1988 organizaban en las fiestas diferentes juegos, concursos,
exposiciones y cine forum. En el local hay una fotografía de todo el grupo
vestidos de moros en carnavales, disfraz que se hicieron ellos mismos. Tie-
nen un cuarteto de viento, bombo, flautilla y recorren la ciudad en grupo.
Algunos de los pequemozos son sus propios hijos a quienes, por ejemplo,
les prestan su bombo.
Aunque esta asociación sugiere un nuevo protagonismo de la mujer
en las Vacas hay cierto eco del pasado. Una de las mujeres me cuenta los
recuerdos de una vieja familiar suya: el lunes después de la fiesta las mu-
jeres del barrio iban a lavar al río y sus maridos y novios las iban a buscar
allí con la gaitilla, organizándose un baile y terminando al parecer en el
agua. En la actualidad hay también reuniones mixtas el mismo lunes, para
comer y cenar. El presidente además invita un día a todas las esposas de
los miembros de la junta directiva a tomar un chocolate.
La distinción de los grupos estaba clara el lunes siguiente a la fiesta, que
hubo una misa de difuntos a las 8 de la mañana, con bastante asistencia,
y después un desayuno a las 10 de la mañana en la plazuela. El día de la
fiesta es una celebración de todos, incluidos los forasteros, pero el lunes
pertenece a los de las Vacas, que se reúnen a rezar a sus propios difuntos.
Tras la misa, delante de la iglesia, en el mismo atrio se colocaron las mesas
de los cofrades, unos 30 hombres en total, con toda la junta directiva. Me
habían invitado a desayunar con ellos, cosa que hacen en algunas ocasiones

196
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

con ciertas personas –un muy querido cura del barrio, algunos políticos y
autoridades–, como aquí se indica:

A. preside la procesión, desde que es cura preside la procesión todos los


años. Y el lunes por la mañana, después del funeral, se queda con nosotros
a comer patatas con bacalao. Eso luego cada uno costea su parte corres-
pondiente, el patronato no paga nada ¿eh?, eso lo pagamos nosotros... si
baja el alcalde, o el presidente de la diputación, pues esos están invitaos.
Es tradición, se desayunaba patatas con bacalao antiguamente sí, y las
sopas de ajo. Eso lleva muchos años.

Antes me tocó sufrir una lluvia de cohetes; me contaban muy di-


vertidos que un año hicieron correr a una periodista de la radio; yo,
claro está, aguanté el tipo. A uno de los cofrades se le quemaron los
pantalones. El propio presidente había sido el primero en inaugurar el
día lanzando un cohete. El menú del desayuno era bastante consistente:
patatas picantes con bacalao en fuentes de las que comen varias personas
con cuchara, un guiso excelente que hizo Jovita, la propietaria de un bar
de la plaza, acompañado de ensalada y vino. Al acabar la gente asistente
pagó una cantidad –creo que fueron 500 pesetas–. A mí no me dejaron
pagar, pese a mis ofrecimientos, señalando deferencia pero también que
no pertenezco al grupo; me indicaron que yo «no tengo el derecho de
pagar».
Al mismo tiempo la gente de Jarana Vaquera tiene su propio desayuno
también en la plaza, pero en otro lugar, a la derecha de la ermita, servi-
dos por el bar las Vacas y con un menú diferente, huevos con bacon. Por
su parte los mozos están desaparecidos de la plaza –y del control– muy
probablemente durmiendo y recuperándose de la fiesta. Los niños proba-
blemente han vuelto al colegio. Pero la fiesta continúa: «La cofradía tiene
su tradición de siempre del lunes, después de comer las patatas, cogerse la
gaita, juntarse ahí quince o veinte y salir de juerga por ahí».

197
María Cátedra

IV. La Virgen de la Mariposa


Santa Virgen, en tu manto
Todos los años se posa
Una esbelta Mariposa
Con sus alas de rubí:
Y quieta se permanece
Sin ser en nada molesta;
Y mientras dura la fiesta
Inmóvil se la ve allí.

Y cuando la tarde ya
Al ocaso se declina
La Mariposa (divina)99 camina
Volar fugaz se la ve:
En raudo vuelo se lanza
Del espacio al azul cielo;
Ella se lleva un consuelo,

Gozos de la Virgen, (Moreno 1875)

Hay quien llama a la Virgen de las Vacas, Nuestra Señora de la Mari-


posa por una curiosa tradición. Desde muy antiguo se supone que la víspe-
ra de la fiesta una o más mariposas se posan en el manto de la Virgen y allí
permanecen hasta que terminan las ceremonias. Los mantos de la Virgen
llevan bordadas varias mariposas en recuerdo de este repetido suceso. La
mariposa es según un escritor local «signo de ventura y de bienes tempora-
les, de paz, de abundancia, de salud pública… y la tristeza y el desconsuelo
se apoderan de las gentes cuando no ven que la alegre crisálida viene a
participar de la fiesta» (Carramolino). Ya en 1607 Fernández de Valencia
se refiere al tema, si bien cambia el lugar donde aparece la mariposa. A la
Virgen se la traslada en procesión hasta el «monesterio» del Carmen. «Y

99 En el texto aparece «divina» si bien entre las erratas se señala «camina». Es probable que
la corrección envuelva algún tipo de censura que tenga que ver con la supuesta «divini-
dad» de la mariposa, puesto que éstas no «caminan» sino que «vuelan» como indica la
siguiente estrofa.

198
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

sucede en esta fiesta una cosa digna de admiración, y es que todos los años
viene la víspera una mariposa hermosísima y de varios colores, y entrando
en este templo se asienta en las vasquiñas de la imagen y asiste en aquella
parte toda la tarde hasta el siguiente día, que la procesión vuelve a su casa
y la mariposa se ausenta (p. 99)100. La extensión de la creencia «milagrosa»
de la mariposa debió ser considerable en otros tiempos, tal como indica
Martín Carramolino, quien así afirma:

Pero la moderna historia de esta mariposa reclama una más extensa en


nuestra narración histórica para evitar que, por una simple indicación, que
aquí se hiciera, se repute al autor por unas gentes de incrédulo y poco ti-
morato, y por otras de demasiado timorato y crédulo. (…) Así pues y como
la historia de la Mariposa es la relación de un hecho repetido muchas
veces en el presente siglo y los anteriores, de cuya verdad testifican cuantos
habitantes cuenta Ávila, y dan razón circunstanciada de él varias personas
graves, discretas y sesudas de mi familia o de mi más íntima amistad,
como puro hecho lo expongo. (…) (a la Virgen) dejándola en la parroquia,
de la cual, terminada la fiesta, es por la tarde devuelta a su ermita. Hasta
aquí nada de misterioso ni de singular, lo singular y misterioso es que no
siempre sino muchos años suele aparecerse una hermosa mariposa Corpu-
lanta, de grandes alas y de muy variados colores, ya durante las vísperas,
ya en la mañana de la fiesta en la Ermita, ya en el curso de la procesión,
y que frecuentemente se para en el manto de la virgen del cual no suele
levantarse durante toda la festividad. Este es el hecho que escita en unos
la piedad, la curiosidad en otros y en todos los concurrentes su conocido
interés. La reverente tradición explica la presencia de esta mariposa, que
todo el mundo confiesa que es mucho mayor y más bella que las que se
conocen en el país,(…) y no hay persona en Ávila que, llamada a deponer
sobre la veracidad de todo este relato, no lo dé por cierto. Tan antigua
es esta creencia que en memoria de la Mariposa viva, lleve ya la santa
imagen bordada alguna en el manto, como testimonio que nos ha legado
perenne uno y otro siglo; y la tristeza y el desconsuelo se apoderan de las
gentes cuando no ven que la alegre crisálida viene a participar de la fiesta.
(Martín Carramolino 1872, tomo 1: 558-559 y tomo 3: 30-31).

100 Esto debió durar hasta 1704 en que se sustituye la parada del monasterio del Carmen por
la de la Encarnación, trasladándose también, al parecer, la propia mariposa.

199
María Cátedra

Hace muchos años también, al decir de los cofrades, la mariposa ha


servido para elegir al que será el presidente de los mozos en el año en
cuestión. Cada uno de los mozos cogía una mariposa de las muchas que
entraban en el templo y colocaba en sus alas una pequeña anilla con un
color determinado; después las soltaban en el campo y el propietario de
aquella que volvía al manto de la Virgen era el elegido como presidente.

La historia de las mariposas es que del año mil ochocientos y algo, por
lo visto, pues los mozos cogían cada uno su mariposa –porque la mariposa
era de muchísimo tiempo– [¿la cogían de dónde?] se postraban aquí en el
manto, venían las mariposas al manto [¿por qué?] eso no se sabe, eso no
se ha llegao por lo visto a descubrir porque, porque prueba de ello es que
la historia de la mariposa debe ser de muchísimo tiempo porque todos es-
tos mantos tienen su mariposa (señala algunos cuadros antiguos). Suelen
venir todos los años. Entraban antes por el campanario y la reja que había
en la puerta, y entraban y se posaban en el manto de la Virgen. Y entonces
hubo una época en que los mozos cogían cada uno una mariposa, de las
mariposas que se posaban en el manto, cogían cada uno una mariposa y
le ponían una anilla en el ala, y entonces se iban a un pueblo que se llama
El Fresno, aquí cerca, y a lo mejor cogían cincuenta o sesenta mariposas,
que venían muchísimas –si tenemos ahí mantos hechos una mierda de la
cagada de la mariposa, estropeaos, sí, sí, sí– y entonces cogía cada uno una
mariposa, le ponía una anilla, cada uno de su color, y la soltaba allí, en el
Fresno, y entonces la primera mariposa que se posara en el manto, ese era
presidente. Volvían las mariposas y la primera mariposa que se posaba, ese
era el presidente del año.

Las mariposas siguen apareciendo, como aquí se indica, si bien no


tienen precisamente un final feliz:

[¿Hay alguna razón porque venga tanta mariposa?] pues es que yo


no lo sé, porque este año han venido tres; pues vino una el primer día
de la novena [¿entró en la iglesia?] sí, sí, sí, y luego han venido otras dos
[¿las han visto?] no, si las hemos tenido que coger en una caja y todo, en
una caja se las ha llevao precisamente el señor T. porque luego las diseca
(señala una) [¿y tan grandes o pequeñitas?] como esa, como esa, todas
como esa; he tenido una viva, mire los cachos de ala, por aquí (señala una

200
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

vitrina) [¿es la época de las mariposas?] sí es la época, primeros de abril


a últimos de mayo, luego ya no vuelven, porque hemos tenido dos sueltas
por aquí y han estado mucho tiempo, lo que pasa es que las hemos quitao
porque... [¿vienen a otras imágenes?] no, no, es solamente la Virgen de las
Vacas, solo. [¿No habrá huevos en la iglesia?] no, no, porque precisamente
ahora, cuando se ha hecho la restauración del retablo, por la parte de atrás,
han aparecido mariposas muertas. Precisamente hay un libro, que no me
acuerdo cuál es, que habla de las mariposas...

Uno de los años en las Vacas no hubo mariposas y en cambio sí hubo


en la fiesta de la imagen del Socorro, cuyos cofrades la cogieron y la pu-
sieron en el manto a imitación de las Vacas. Un cofrade de las Vacas me
indicó que probablemente no hubo mariposas por el tiempo, demasiado
frío, «porque este año ha caído la fiesta muy pronto». Y si no aparecen se
debe, al decir de algunos, al «progreso»:

Porque antes venían muchas mariposas, hay mantos por ahí que esta-
ban todos estropeaos; ahora ya no hay tanta mariposa, por tanto DDT, la
están exterminando todas, pero yo me acuerdo de pequeño… este año han
venido tres. Luego ya no se vuelven a ver, ¿verdad?, pero en estas fechas
es que no falla, ¿eh?, no falla, y ya le he dicho, esos cuadros son antiguos
y ya están las mariposas…

El tema de la mariposa se considera una divertida historia con la que


algunos se muestran dudosos, como estas tres personas educadas de fuera
del barrio:

P= en cuanto llega la fiesta de las Vacas, las mariposas aparecen y ya


no se le quitan del manto. Este año tres.
M= ¿pero es leyenda eso? (ríe), ¿pero qué son, mariposas mensajeras?,
¿eso me lo cuentas como leyenda o verídico?
P= a mí mi madre me dice que dicen en el barrio de las Vacas que es
verdad, que ella desde luego las ha visto, lo que no ha hecho es ir allí todos
los días a ver si estaba allí la mariposa (ríe).
M= y son polillas, a ver si se comen el manto.
P= eso es tradicional, sí, es muy antiguo.
E= bueno, muchas veces, mariposas de ese tipo se quedan en las telas…

201
María Cátedra

En algún caso francamente incrédulas. Una de estas personas la califica


irónicamente como «milagro»:

F= Y la de las Vacas yo siempre la que he conocido, ahora, hay siempre


historias para todos los gustos, como siempre se repiten los milagros, y se
hacen los milagros y tal, pues llega un cofrade de las Vacas que es religioso
o parte, religioso a medias y la novena, y entonces hay allí una claraboya
y es en el mes de mayo, y encienden las luces y entonces todos los años
ocurre la misma cosa: sale la mariposa, empieza a revolotear, se prende
del manto de la Virgen... bueno, eso habría que verlo (ríe).
V= sí que es verdad, dice la gente: «mira, ya está ahí la mariposa...»
lo único que digo muchas veces, casi todos los días lo repito: «qué pena
que los católicos españoles no sean cristianos, porque los comunistas no
habrían nacido».

V. La fiesta
«Despuéblase la ciudad para acudir a venerarla y reverenciarla en este
Santuario, no viéndose este desocupado en toda la tarde de fieles devotos,
de multitud de personas de todas las clases sociales. Fuera de la iglesia y
en sus alrededores se ve la animación y el contento más indecible y encan-
tador: por un lado las campanas alegrando con sus ecos sonoros al barrio
entero, y por otro en la plazuela de la Ermita o en otra inmediata, el baile
al toque del tamboril y la gaitilla, instrumentos festivos que tanto albo-
rozo producen en la gente del pueblo. Vense en la plazuela de la Ermita
tiendas o puestos de vendedores de dulces y otras cosillas, como naranjas,
avellanas, etcétera (…) una verdadera fiesta popular (…) que suele prolon-
garse en los tres días consecutivos, puesto que no deja de sentirse en ese
barrio, por esos días, el ruido del baile al sonido del tambor y gaita como
continuación de la fiesta…» (Moreno 1875: 23-24)

En 1875 la fiesta principal de las Vacas, el segundo domingo de mayo,


era muy parecida a la actual101. La celebración comenzaba a las doce del
sábado entre el sonido de la dulzaina que recorría las calles de la ciudad y
el tañido atronador de las campanas. Por la tarde había vísperas, rosario

101 La descripción y citas textuales son de Moreno (1875: 20-24).

202
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

y salve. El domingo a las siete de la mañana se celebraba una misa rezada


a la que asistían todos los cofrades y posteriormente salían todos con velas
encendidas acompañando la imagen llevada en sus andas en hombros de
los cofrades y precedidos por el pendón de la Trinidad y la dulzaina. La
procesión se dirigía a diversos conventos, ermitas y parroquias (conventos
de las Gordillas, Santa Ana, San José, parroquia de San Pedro y convento
de la Encarnación, pasando por la basílica de San Vicente). Si coincidía
con la festividad de san Segundo, se encontraba en el trayecto con el cabil-
do catedral que en otro tiempo hacía una donación a la Virgen de cuatro
fanegas de trigo. De la Encarnación se dirigía a Mosén Rubí. «Es de notar
que todos los conventos obsequian a la Imagen cantando las religiosas
algún himno o villancico en su honor». Por último a las once de la maña-
na llegaba la procesión a la parroquia de San Juan en el Mercado Chico,
donde se la colocaba en el altar mayor y se celebraba una misa solemne.
Por la tarde a las cuatro regresaba a su ermita, pasando por la catedral y
visitando igualmente otros conventos (la Magdalena y las Agustinas del
convento de Gracia). Al bajar por la cuesta de Gracia pasaba por las ruinas
de la ermita de la Trinidad y finalmente entraba en su ermita en pleno
repique de campanas. Fuera de la iglesia había baile de tamboril y gaita.
El trayecto cubría toda la Ávila del siglo xix, desde el sur donde se situaba
la ermita hasta el norte la zona del convento de la Encarnación, y la zona
amurallada al oeste. El ensanche del este todavía no había sido construido,
y con él los nuevos barrios en torno a la estación de ferrocarriles.
En la actualidad los días anteriores a la fiesta se celebra una novena102 a
la caída de la tarde precedida por una misa. Normalmente está la iglesia a

102 En estas líneas solo me voy a referir a la novena y procesión, aunque hay muchos más
actos de todo tipo. Por ejemplo, en 1990 se celebraba la procesión el día 13 de mayo pero
desde el día 5 había un apretado programa: ese día un partido de fútbol entre el equipo
de la guardia civil y los mozos de las Vacas, aparte de un concierto de música popular
castellana; el 7 actuación de coros y danzas, un torneo de futbito y una sesión de obras
de teatro; el 10 actúa un mago y una tonadillera; el 11 un humorista y una vocalista; la
fiesta continúa el 13, 14 y 15. Todas las noches hay baile.

203
María Cátedra

rebosar103. Los cofrades portan una vela que encienden y apagan en distin-
tos momentos de la celebración. Cuando se acaba la misa el cura entra en
la sacristía con el presidente de la cofradía, secretario y tesorero; vuelven
con la custodia, se hace la adoración, la novena y finalmente, todos en pie
cantan una salve, importante momento ritual. Es interesante que mien-
tras se canta la salve los miembros de la junta están enfrente de la Virgen
ocupando la mitad del espacio del altar, mientras que en la otra mitad
permanecen el cura y los monaguillos, en una simbolización espacial de
los dos estamentos y su papel. Al terminar, los cofrades ofrecen unos vasos
de vino y pastas a los asistentes.
Uno de los días, el viernes anterior a la fiesta, hay una ofrenda de flores,
organizándose una cola muy numerosa de niños, jóvenes y mujeres con
ramilletes de claveles que se van colocando en una gran estructura con
forma de mariposa situada frente a la Virgen. Por último ofrecen ramos
la esposa del comandante de la guardia civil, representantes del ayunta-
miento, gobierno civil, los pequemozos (chico y chica), Jarana Vaquera (un
hombre y un niño) y la mujer del presidente del patronato.
En época de fiestas el barrio se engalana y se llena de adornos festivos.
Frente a la iglesia se erige un florido arco. Los bares de la plaza se llenan
de gente. Los vaqueros se ufanan de recibir visitas el día de la fiesta no
solo de los naturales que están fuera, sino también del extranjero:

Aquí viene mucha gente pa las fiestas, Pepe ese viene de Valencia
todos los años, ese no falla, y ha habido gente de la época en que se
iban a trabajar a Alemania que cogían 8 o 10 días. Yo mismo, yo era
uno de los que procuraba coger siempre las vacaciones pa las fiestas,
pa estar libre. Hay gente que está fuera y viene aquí a pasar su fiesta.
Hay uno inglés que el año pasao ya dijo que no podía venir, pero ese
viene todos los años; ese un año vino aquí de turista, se hizo cofrade
y hasta la fecha. Y hay también otra que es hermana de Manolo A.

103 En1988 la iglesia estaba abarrotada. Las mujeres ocupaban los bancos a ambos lados de
la iglesia; los hombres los del pasillo. Cuento unos 120 en los bancos, 60 cofrades en el
medio y otras 60 personas en el coro, con mucho chiquillo pero casi ningún joven, como
señalará uno de los curas.

204
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

que también se ha criado aquí en el barrio, que está en Puerto Rico,


está en la embajada, esta se la manda todos los años el programa, creo
que se emociona mucho, aunque no puede asistir... hay un sevillano
también...

Hay siempre una competencia sobre la superación de las fiestas respec-


to al año anterior. Así me comentaban dos hombres ante mi pregunta de
cómo iban a ser las de ese año; realmente unas fiestas «sonadas»:

T. ¡Hombre!, se trata de mejorar un poquillo, no empeorar sino mejo-


rar, bueno eso está también en los ánimos del presidente, si tiene muchos
ánimos para trabajar...
P. como hay mucho dinero, eso, a gastarlo, éstos (tesorero y contado-
res) a conservar el dinero, a recuperarlo, nosotros a gastarlo; yo este año
pienso dejar esto de bancarrota, todo en cohetes, todo.
T. mi mujer me llamó a la oficina y me dijo «que tiran cohetes en las
Vacas no sé si les habrá tocao la lotería». Tenemos un cohetista aquí que
es más enredao pa eso de los cohetes... ha sido presidente del patronato,
es soltero, tiene 58 años, ese es vaquero sí.

El domingo el sonido de los cohetes es el primer indicio del largo día


que se avecina, atronando desde muy temprano. A las 8 de la mañana
hay una misa solemne que presiden el presidente y el vicepresidente sen-
tados en medio del pasillo frente al altar. Después del ofertorio y antes de
la consagración la banda de música toca el himno nacional. Al finalizar la
misa comienza la procesión. A la Virgen la sacan de la ermita los mozos
nuevos y en cambio la meterán los veteranos, y especialmente aquellos que
se van a casar en el año. A diferencia de otras imágenes que recorren una
barriada, o una zona más o menos amplia, la Virgen de las Vacas recorre
en procesión prácticamente toda Ávila, en un recorrido casi idéntico al del
siglo xix. La Virgen empieza a «visitar» entrando en iglesias y conventos,
«se vuelve» en el domicilio de determinadas personas señaladas pero tam-
bién frente a la casa de aquellos que «lo piden», los que están enfermos
por ejemplo. En palabras de los cofrades:

205
María Cátedra

Bueno, en primer lugar la banda que se trae a las 7 va a buscar al pre-


sidente a su casa y le trae la banda aquí. Se dice la misa a las 8, y luego
se hace la misa, la misa se hace muy deprisa y corriendo porque hay que
hacer... se termina la misa y se hacen los preparativos de la procesión. Pues
se sale a las 9 de la mañana, se sale de procesión y la primera entrada que
hace la Virgen es en el Hospital Provincial, entonces ahí la rezan la salve
las monjas y de ahí va a Santo Tomás [pero yo noté que la paran en casas
particulares] porque lo piden, a lo mejor lo piden una hermana de esas
viudas que a lo mejor ha sido el marido muchos años cofrade, o si hay al-
gún enfermo, van a pedirlo al presidente «volverme la Virgen o tal», volver
a la Virgen, se dice así. Luego entra en Santo Tomás, la reciben los frailes,
se reza la salve y se sube p’arriba y ahí en la Milagrosa, ahí también se la
vuelve a las monjas también [y paró en casa de un cura] ¡ah!, en casa de
don F., el presidente nato, porque el párroco de San Pedro es el presidente
nato de aquí, claro como esto pertenece a la parroquia de San Pedro...
Luego se sube la cuesta p’arriba y se va derecho al convento de las Madres
de San José; ahí se mete también la Virgen, la reciben las monjas desde el
claustro y ahí también la cantan ellas [¿una salve?] no... normalmente lo
que... esas saben mucho, esas no son como nosotros, esas... bah… y de ahí
se sale y se coge la calle del Duque de Alba y se vuelve a la Virgen en las
Adoratrices, y ahí también la rezan las monjas, y de ahí se baja al Mercao
Grande, se sube por la avenida de San Segundo a San Vicente, todo San
Vicente para abajo hasta donde estaba la inclusa, San Andrés.

En su camino la gente la va regalando diferentes presentes en dinero y


especies que se subastarán al terminar el día:

Cuando yo era pequeño pues venía a por un regalito, que nos daban
diez céntimos o cinco céntimos por estar todo el día a lo mejor con el
regalo que nos daban. Es que antiguamente los regalos que se hacían a la
Virgen se paseaban en la procesión, en medio de la procesión había una
fila de muchachos y cada uno llevaba un regalo, una gallina, un conejo,
ahora hacen tantos regalos que a lo mejor no había chicos suficientes para
llevarlos, que a lo mejor vienen aquí trescientos regalos, a lo mejor se em-
piezan a recoger un mes antes, se van guardando ahí, ahí no se toca nada
y luego el día de la fiesta o la víspera mucha de la gente suele traer sus re-
galos, sus tiestos –porque normalmente los tiestos no se pueden tener aquí
muchos días, o los corderos. No hace tanto que eso terminó, dieciocho o

206
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

veinte años, los niños iban justo en medio de la procesión en fila india con
un tiesto, lo que fuera, y les daban una limosna luego aquí, el patronato,
a los niños que llevaban los regalos, el que había estado toda la mañana
diez, el que menos, cinco céntimos. Ahora también se sigue llevando si
no esa tradición, se nombra cuatro niños, se escoge cuatro niños para que
ayuden a los cuatro comisionados de regalos a traer los regalos aquí, en-
tonces se les prepara un sobrecito con dinero y cuando se termina, se les
da su sobre. Durante el recorrido que hace aquí la Virgen –la Virgen sale
aquí a las nueve de la mañana– y durante todo el recorrido van cogiendo
regalos y los van bajando a la ermita o los llevan a la Encarnación o los
dejan en un sitio de confianza. Las señoritas de la plaza de la iglesia deja-
ban una peseta de papel –un dineral en aquellos tiempos– cuando pasaba
la procesión por su casa.

La procesión alcanza su punto medio en el monasterio de la Encarna-


ción, donde los cofrades dedican un tiempo a reponer fuerzas. Hoy día
las mujeres son las encargadas de llevar comida y bebida participando en
el baile de jota y pasodoble que allí tiene lugar104. Al llegar a la barriada
sus mozos –los mozos de la Misericordia o de la Ascensión105– realizan
un intercambio ritual con los mozos de las Vacas. Frente al monasterio los
cofrades reponen fuerzas, comen, beben y bailan:

Y cuando se llega a la Encarnación, ahí los mozos de la Ascensión


hacen un intercambio, con los mozos de aquí, de la Virgen (de las Vacas);
estos de aquí dejan la Virgen a los mozos de allí y desde allí bajan los
mozos de la Encarnación la Virgen hasta el monasterio de la Encarnación,
ellos allí regalan una arroba de vino, un paquete de cohetes, y un ramo
de flores a la Virgen. Eso es tradicional de toda la vida. [¿Porque cree
usted que pasa eso?] cómo se pasaba por su zona pues... pues vete a saber

104 Pareceser que antes se llevaba el desayuno en un carro y las mujeres solo se unían a la
procesión en la Ronda, al iniciarse el pasodoble. Es un dato que aparece en la portada de
El Diario de Ávila (9 de mayo de 1988), «La Virgen de las Vacas recorrió los barrios
de Ávila».
105 El antiguo patronato de Nuestra Señora de la Misericordia y San Martín tiene su sede
en la iglesia de San Martín, también llamada de la Ascensión puesto que celebra su fiesta
el día de la Ascensión (Sabe 2000: 156).

207
María Cátedra

lo que pasó pues... no se sabe, eso es tradicional. Luego cuando se llega


a la Encarnación se deja la Virgen y allí hacemos la juerga, allí se hace
la romería. Cada uno lleva su bocadillo, su hornazo, su vino, y luego ya
allí se baila el pasodoble, la jota. Y una vez que termina la romería allí en
la Encarnación, pues ya se coge la Virgen y se baja otra vez p’abajo, toda la
Ronda, y se entra en la ermita de la Misericordia y en Santa María de
la Cabeza, se la visita a la capilla, dentro; en todas las iglesias y capillas
y monasterios entra la Virgen y se la reza dentro, entra por una puerta y
sale por otra.

A su vez los mozos de la Misericordia dejarán su imagen a los de las


Vacas en el día de su fiesta recibiendo a cambio una garrafa de dieciséis li-
tros de vino, un ramo de flores para la Virgen –con un lema muy claro que
dice «mozos de las Vacas»– y tres docenas de cohetes. Los de la Misericor-
dia afirman que su Virgen pesa más que la de las Vacas porque tiene andas
de plata (y apostillan «por eso la bailan, porque pesa poco, a la nuestra no
la baila ni Dios»). Llevan a la Virgen desde el Mercado Grande a la plaza
de Santa Ana, en la confluencia con la avenida de Portugal, arreciando los
cohetes cuando la cogen y cuando la dejan. En cuanto la cogen los mozos
de las Vacas, su estandarte y el representante de esta cofradía, el presidente
con su vara de mando, pasan a ocupar el primer lugar delante de la Virgen
sustituyendo al estandarte y presidente de la Misericordia.
Este barrio tiene menos jóvenes que en las Vacas, pero tienen su dig-
nidad; uno de los años en que participé solo eran ocho mozos para llevar
la Virgen, pero se negaron a que las llevaran otros cofrades «aunque re-
ventemos». Los de la Encarnación sueltan tres palomas al salir de misa y
otras tres en el Mercado Grande al encontrarse con la gente de las Vacas,
mediante un dispositivo que tienen bajo el manto de la Virgen. La relación
del barrio con el convento es muy estrecha. Las monjas regalan mantelitos
y el bodigo (una tarta grande de varios pisos) para subastar, ambos muy
preciados por los que pujan. A su vez los mozos y mozas entran en el
locutorio y ofrecen una comida a las monjas. Dicen que las monjas cantan
a «su» Virgen de la Misericordia. En el convento se guardan las andas,
la corona y las joyas de la Virgen para no dejarlas en la ermita –menos
segura–. Este barrio no es el único con el que existe intercambio, también

208
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

se ha hecho con un barrio muy cercano; tienen en común su vecindad y


similar composición social:

[¿Algún otro barrio?] sí, la cogen también los que vienen el domingo,
el día de la Trinidad, lo cogen los de Pentecostés, los de la parroquia de
Santiago, estos na más que dan un ramo de flores, y estos se la dejan ahí
abajo en el barrio de la Toledana, y ahí se la dejan llevar un poco, hasta
la parte de abajo, muy poquito, unos doscientos metros. Estos llevan muy
poco tiempo. La tradición es de la Misericordia, que eso es de muchísimo
tiempo. El día de la fiesta hizo los 300 años, pues trescientos años seguro
que hará; trescientos años bajando a la Virgen a la Encarnación, hizo el
10 de mayo. Es la imagen que más recorrido tiene y la que entra en todas
las ermitas y la mayoría de las iglesias.

Con cada visita a ermitas e iglesias las Vírgenes se saludan educada-


mente. Y también la Virgen, solícita, se acuerda de los enfermos:

Lo que pasa es que realizan las visitas por todas las ermitas que van
pasando, abren las iglesias y se saludan las dos, por iglesias, conventos, por
otros patronatos [¿y por las casas?] bueno, es que aquí hay tradición que
la Virgen la piden los enfermos, hay gente que lo pide que se la vuelva, la
procesión de la tarde que dura una media hora... dura dos horas y media
a consecuencia de las paradas que hace. Se lo pide al presidente que es la
máxima autoridad, va diciéndolo el secretario, que va por delante; es el
que tiene que ir al tanto de estos temas. Mire, aquí la Virgen sale a las 7
de la mañana y no vuelve a entrar hasta las 7 de la tarde.

El clímax de la fiesta de las Vacas tiene lugar en la Ronda, al pie de las


murallas, donde se «baila» a la Virgen. Los mozos veteranos que llevan
los banzos de la Virgen bailan con ella a ritmo de pasodoble mientras el
presidente de los mozos controla el ritmo del movimiento. El baile se rea-
liza con una gran emoción, y a veces mozos y cofrades terminan llorando:

Y una vez que en esas dos ermitas ha terminao de entrar se sube arriba
y en la Ronda ahí ya se coloca la gente y ahí ya la cogen los mozos más
antiguos, pa bailar el pasodoble y ahí se la baja [¿el presidente la coge?]
no, el presidente no la baila, el presidente es el que dirige, claro es el que

209
María Cátedra

tiene que ir dirigiendo los cuatro que la van a llevar, la puede coger en el
trayecto sí, pero ahí no, ese es el que tiene que decirlos cómo se tiene que
bailar el pasodoble…

Hay algunos que indican que el baile de la Virgen comienza hacia 1936
para atajar, con la procesión, en el trayecto desde la Encarnación al río
Adaja y para ir más rápido, tocan un pasodoble. Pero para la mayoría esta
es «una tradición de toda la vida», esa categoría tan usada en cualquier
manifestación ritual:

Sí, eso es una tradición de toda la vida, yo lo he conocido de toda la vida,


sí; los dos somos de Ávila, en la Ronda, sí, es donde se empezaba a bailar el
pasodoble... antes iba hasta pasao el Puente Adaja bailando, iba hasta un bar
que le llaman la casa de Patas, que existe todavía, hasta allí, daba la vuelta
y subía otra vez [¿solo ahí?] la Ronda, eso se baila nada más ahí, después
de hacer la romería que se hace en la Encarnación, que este año ha sido
precisamente el tercer centenario de la bajada de la Virgen al monasterio.

Y luego se baja toda la Ronda y cuando se llega al arco de abajo, luego


ya se sube p’arriba, toda la Ronda por la calle Villasespín p’arriba y se entra
a la Virgen del Consuelo, la ermita de San Esteban, ahí también entra la
Virgen dentro (de la iglesia), sale el presidente también y sale a recibirla
y la da un ramo de flores y todo eso, y en la Academia salen los militares
a recibirla, la rinden honores y tocan el himno nacional. Y desde la Aca-
demia se va a Mosén Rubí y de Mosén Rubí a San Juan. Y luego en San
Juan se deja la Virgen, y luego hasta las 5 de la tarde está allí la Virgen.

Todos los años hay cierta preocupación sobre la integridad de la imagen


que se mueve a ritmo de pasodoble. Es más, parece que el Niño hace años
se desprendió de la Virgen mientras la bailaban, si bien no se hizo nada
«milagrosamente». También se le se quema un manto, lo que motiva que
los cofrades «lloren a moco tendido» si bien «por uno que se quema le
regalan tres». El baile es demasiado enérgico y especialmente excesiva la
cantidad de pólvora y cohetes que se utilizan generosamente en la fiesta.
La ermita ha albergado durante años el traje quemado de uno de los co-
heteros al que «no le pasó nada»:

210
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

En la Academia hay una anécdota, tiraron un cohete y la mala suerte


que dio en el cable de la luz, volvió a caer el cohete sin explotar, cayó a
los pies del alférez de guardia que estaba firme, el cohete explotó a sus
pies, y el no se movió, él estaba firme con el arma reglamentaria, no se
movió, ni él ni nadie.

Aquí hace tres años pues pasó también una cosa muy curiosa, la vís-
pera, cuando empezaba la fiesta, pues se tiró un cohete para arriba y pegó
en la cuerda de la cadeneta y el chaval que llevaba los cohetes llevaba 28
docenas de cohetes, y el cohete se metió en la bolsa y explotaron todos
los cohetes y no pasó nada, y estaba de gente... hasta el bar de la Jovita
entraron los cohetes, no pasó nada, salieron cohetes para todos los sitios,
no pasó absolutamente nada, nada.

Cuando conocí la fiesta el cura que acompañaba la procesión había


nacido en el barrio. Había ayudado además a restaurar el retablo de la
ermita, por lo que era muy querido y respetado en la cofradía. En la
procesión y el baile de la Ronda se le veía emocionado, probablemente
acordándose de cuando él mismo era «mozo de Virgen». No era el caso de
otros sacerdotes bastante menos pacientes con la fiesta. Parece que hoy día
se ha simplificado el trayecto. En algún caso por traslado y cambio de uso
de los conventos de la ciudad («antes, antiguamente entraba en las Gordillas
y en Santa Ana también, y al marcharse las monjas... ya no») y en otros por
imperativos eclesiásticos al decir de algunos:

Y antiguamente cruzaba el puente Adaja, que está el bar Patas que


se llama, eso se cortó no sabemos porqué... cosa de los curas de aquellos
tiempos, pero como nosotros somos muy cabezotas dijimos que no, y
suprimimos na más cruzar el puente, es lo único que suprimimos, no nos
dejaban bajar a la Encarnación tampoco, tenía que ser por el barrio, hacer
la procesión por el barrio, nada más.

Según la gente a los curas no les gustan demasiado las procesiones. He


comprobado que a menudo el cura desaparece antes de finalizarla, quizá
porque tiene que celebrar misa en otro lugar. En una ocasión dos pías
mujeres, madres de familia, que no faltan a una misa, me comentaban

211
María Cátedra

divertidas cómo el cura quería hacer avanzar la procesión y la gente hacía


exactamente lo contrario, los monaguillos incluso se hacían los remolones
ante la premura del cura. Y es más, un año parece que comenzó la pro-
cesión sin cura porque no venía y las mujeres decían riendo: «parecíamos
republicanos, sin cura y con la guardia civil». Este comentario abunda en
el mismo tema:

La mayor parte de los pasos no son de la iglesia, es de la cofradía... lo


que pasa es que el clero no colabora lo que tenía que colaborar. A veces
se ha hecho la procesión sin cura también como las Vacas el año pasao…
porque habían discutido con X., el cura, pero eso se lo dijeron a don F. y
el dijo «eso es mentira» y dijeron «que eso es mentira, han salido los de
las Vacas sin cura este año», y dijo, «haberme avisao a mí y habría salido
yo», pero ha de salir el párroco que le corresponde... los curas, no habrás
visto un cura viendo una procesión nunca...

Uno de los motivos del poco entusiasmo de los curas por las procesio-
nes es probablemente el para ellos excesivo amor a la Madre en detrimento
del Hijo. En una de las novenas de las Vacas que asistí, en 1988, el cura en
la homilía aprovechó que se había comprado un nuevo crucifijo de tamaño
natural (El Cristo de la Ilusión) para felicitarse por ello porque, según dijo
«la Virgen es solo un instrumento, una mediadora, una criatura, en cam-
bio Cristo es Dios». Con ello estaba protestando por el énfasis excesivo
en la Virgen, apuntando «que no sea un culto desviado», «que ninguna
imagen, por muy hermosa que sea, nos haga distraer de la Eucaristía». La
gente reconoce esta preferencia («Pues sí, las devociones a las vírgenes de
los barrios, las Vacas es la que más… devoción fuerte a Cristos, no hay,
no»). La mayor popularidad de las vírgenes (y su mayor ligereza) se aprecia
en estos comentarios:

Sí, aquí el cura este X. nos dijo un día: «No sé si os habéis fijado, que
coronas, qué mantos y qué alhajas a la Virgen y ahí tenéis un Cristo que le
tenéis desnudo» y es más, dice: «yo estoy por apostarme que si aquí vienen
y roban la Virgen de las Vacas, se la llevan de aquí, y estáis todos revo-
lucionaos, y estoy por apostarme que, si se llevan el Cristo, os quedáis...»

212
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

(ríen), que nos volcamos con la Virgen, y él dice, claro, «la Virgen fue su
madre...»

Yo tengo experiencia de llevar imágenes porque he llevao muchísimas


y llevo 24 años llevando a la Santa y se sufre muchísimo, pero yo jamás he
sufrido tanto como he sufrido este año con el Cristo de las Batallas,
he teni­do el hombro morao no sé cuántos días, eso era una burrada [¿más
que las vírgenes?] ¡mucho más!, por eso le dije un día a L., le dije: «fíjate,
yo he llevao vírgenes, y no he notao la pesadez d’ellas, y he llevao cristos,
¡y que pesaos se hacen! (ríe).

Al llegar la imagen a la ermita comienza la subasta de los muchos


presentes que donan sus fieles: plantas, objetos de artesanía, embutidos,
botellas de licor, etcétera. Hay tal cantidad de regalos que algunos se dejan
para la fiesta siguiente, la de la Trinidad, a finales del mes de mayo, una
celebración mucho más modesta y circunscrita a la barriada que cierra las
fiestas del año106:

[Había mucho en la subasta…] ¡Uy, pues queda todavía ahí...! Esto es


para la subasta del domingo, que es la Trinidad. Esta es una fiesta muy
pequeñita, na más que nos acompañan los cofrades y los devotos de la
Virgen. Esta fiesta normalmente antes no se celebraba, a partir de ocho
años es cuando se ha empezado a dar más auge a la fiesta, por el tema de
hacer otra pequeña fiesta para no perder la costumbre, pero antes no se
hacía. Se hacía la fiesta mayor que era la principal, y luego salía la fiesta
de la Trinidad, y no se daba baile ni nada de nada. Y entonces ahora se
hace su subasta, se hace su baile, su novena, sus fuegos. Esta fiesta se saca
la Virgen en el contorno de toda la barriada de aquí.

106 El recorrido de la Trinidad es: Caravaca, Cruz, Cuesta antigua, Jesús del Gran Poder,
Nª Sª de Sonsoles, Rufino Martín, Fray Gil, Zaragoza, Cruz de Santiago, Berrocales,
Travesía de la Paz, Patio vecinos San José Obrero, Jesus Galán. Lo más interesante es el
cambio de la Virgen, en la Calle de las Damas, con los de la cofradía del Socorro, peña
de la Cruz, que llevan a la misma a cambio de un ramo de flores en que se lee «Socorro»;
en la bajada de Nª Sª de Sonsoles se dan la mano los dos presidentes y se intercambian
los banzos.

213
María Cátedra

La mitad del camino de la fiesta de la Trinidad se produce desde hace


unos años a la llegada a un patio de vecinos, San José Obrero, un edificio
modesto donde son mayoría los cofrades de las Vacas. Los vecinos erigen
un arco a la entrada al patio, llenan el suelo de plantas olorosas y erigen un
altar con manteles bordados donde está un Niño Jesús. Del arco cuelgan
plátanos y cerezas además de 2 salchichones (que más tarde los mozos
descolgarán para la merienda, pero que «hasta que no sale la Virgen nadie
los toca»). La Virgen entra en el patio y se la canta una salve. Al final la
procesión se acerca a la ermita; en la plaza los mozos insisten en pasar
la Virgen por el arco y los cohetes atronan. Me cuenta el cohetero joven
(quizá exagerando un poco) que se han gastado en las fiestas de las Vacas y
la Trinidad 10 000 cohetes. Suena el himno nacional, se entra a la Virgen
en la ermita de espaldas. La gente recoge y se lleva a su casa los ramos de
tomillo que estaban esparcidos por la plaza. A la tarde la gente vocifera y
baila como si fuera, que lo son en realidad, las últimas horas de fiesta. El
cohetero mayor me presenta a su novia. Por todas partes se oye: «tómese
algo que estamos de fiesta».

VI. Conclusión: La ciudad de los obreros


Y luego te diré también que los barrios… es muy característico en
Ávila que los barrios cada uno tiene su pequeña cofradía, incluso en los
barrios modernos, la verdad es que son muchísimas, yo no me las sabría
todas de memoria, probablemente te las sabrás tú mejor que yo, cada ba-
rrio tiene su fiesta, ahora estamos en pleno apogeo, ya ha habido varias,
así las de las Vacas… que se haya mantenido, parece increíble, en otras
ciudades más modernas prácticamente se ha perdido...

El culto de la Virgen de las Vacas es un buen ángulo para la reflexión


de lo que es una ciudad. La devoción a esta imagen pone de manifiesto
la relación de una barriada con el conjunto ciudadano, la lógica de sus
unidades, la interrelación de sus segmentos. Podría alguien preguntarse
la razón de la utilización de símbolos religiosos para el estudio de estas
cuestiones profanas. Obviamente esta es una elección desde dentro de la

214
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

cultura en cuestión, el lenguaje empleado por la gente de «la ciudad de los


santos». Pero lo más interesante es que los santos dicen mucho de quien
los venera, de quienes representa. Además este ángulo tiene en cuenta la
historia local; la cofradía ha sido una organización práctica con más de
500 años a sus espaldas que defiende el común. Es un idioma que hay
que leer.
Fundamentalmente el culto pone de manifiesto la estratificación so-
cial urbana. La imagen evoca lo que se puede denominar «la ciudad de
los  obreros» en contraste con el conocido lema abulense de «la ciudad
de los caballeros». Se podría decir que ésta es la Virgen «de los pobres»
porque la imagen es un poderoso símbolo que representa y en el que se
encuentran implicadas las barriadas más populares, los núcleos más mo-
destos: la barriada de las Vacas, pero también el barrio de la Encarnación,
Santiago o San Esteban. El recorrido de la imagen abarca toda la ciudad
porque, sencillamente, hay pobres en toda ella. El Diario de Ávila de 9 de
mayo de 1988, en un artículo titulado «La Virgen de las Vacas recorrió los
barrios de Ávila», entre otras razones que se aducía para explicar la mayor
popularidad de la fiesta de las Vacas, se indicaba a este respecto: «Tampo-
co puede olvidarse la importancia que tiene el hecho de que la procesión
recorra toda la ciudad… Es como el saludo del barrio de las Vacas al resto
de los que integran la ciudad».
La Virgen de las Vacas, y el propio nombre de la imagen, desde sus
inicios, tiene resonancias campesinas derivadas de la ubicación del barrio
fuera del centro amurallado, frente al fértil Valle Amblés. En el pasado
era un barrio humilde, de moriscos, artesanos y agricultores. Las circuns-
tancias de la aparición y la personalidad del descubridor, un agricultor o
carbonero, reincide en esa mezcla de rusticidad y humildad y en su carác-
ter semi-rural. La Virgen se aparece en la periferia (en su sentido espacial
y social) y no en el centro, aunque en la actualidad, ironías del destino, la
ermita dependa de la parroquia de San Pedro, la más rica de la ciudad. Las
fuentes antiguas hablan de un «sencillo carbonero», un «humilde criado
y carbonero» «un rústico» que descubre la imagen «con sencillez e igno-
rancia». Sin embargo Moreno, en el siglo xix introduce un intermediario

215
María Cátedra

entre el rústico ignorante y la divinidad: el amo, que es quien conoce lo


que sucede y tiene la posibilidad de erigir un templo.
Esta versión aristocrática es una lectura de lo que pudo pasar, un re-
flejo del cambio producido desde una cofradía popular en el siglo xvi a la
transformación aristocrática del xviii. A lo largo de los años se producen
y reproducen continuos enfrentamientos entre clases, iglesias y estamen-
tos, pero también sobresale la obstinación de los cofrades con sus deseos
de independencia, rechazando ataduras y servidumbres. Pese a ser una
organización tutelada por la iglesia, no es fácil de manipular, a tenor de
las  conflictivas relaciones antiguas y modernas con curas y frailes. Los
de las Vacas realizan actividades que en otros lugares correspondería a la
Iglesia y sus ministros: organizarse, arreglar en común su ermita, admi-
nistrar colectivamente las limosnas –una manera de mantener su indepen-
dencia y unión–. Al hacer esto están construyendo su propia identidad y
su ideología. Las distintas cofradías se oponen entre sí como se oponen
las clases que se representan. Así las comparaciones de sus respectivas
comitivas con la aristocrática Santa (Teresa), seguida de gobernador, al-
calde y obispo, frente a las Vacas con su ruidosa combinación de cura de
la parroquia, trombón y gaitilla. No es de extrañar que fuera la única
imagen en salir durante el gobierno del Frente Popular en 1936. Este
dato y la composición humilde de su directiva expresa que, aparte de su
dimensión urbana, la cofradía y sus rituales son elementos cruciales en la
construcción de las relaciones de poder. El ritual (esa «acción envuelta en
un tejido de simbolismo» como la ha denominado Kertzer, 1988) siempre
proporciona significados de varias clases y está cruzado por el poder, un
factor clave en la construcción de dominación contra-hegemónica. Aun-
que está expresado en términos religiosos, tiene un enorme ingrediente
político, trascendiendo la vieja dicotomía sagrado/profano y mostrando la
conexión del poder y lo sagrado.
Pero no son mundos estancos: la cofradía mantiene también una expre-
siva relación con los ricos y las autoridades, un juego dinámico con el poder
que araña beneficios («pidones», «aquí andamos de limosna siempre»…)
y que actúa como control de ese poder. Como ellos mismos indican, el

216
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

presidente de la cofradía «es» el alcalde del barrio pero además seducen a


las autoridades temporales y espirituales a través de los cargos honoríficos
(sin ningún poder de decisión) haciendo hermanos y camaristas a quienes
les benefician, pero manteniendo celosamente su independencia: ellos son
«muy suyos». Pero evidentemente las relaciones nunca fueron de iguales,
como se evidencia en la imagen de un barrio vivo, obrero, donde «bajan»
los señoritos a divertirse, un barrio «bajo» en más de un sentido, con pros-
titución pero también con mucha alegría y personalidad.
Ello se consigue a través de la unión y la solidaridad107 en torno a un
símbolo y de una antigua organización democrática e igualitaria que, pese
a ser tradicional y aparentemente rígida, sin embargo permite la creación
de otros grupos, de nuevos colectivos que responden a nuevas situaciones.
Sin duda la cofradía es una organización exclusivamente masculina, un
tanto machista, ya que la mujer solo tiene protagonismo como camarista,
un rol tradicional, o como viuda de cofrade, sin voz ni voto. Los hombres
en su exclusividad incluso se encargan de labores consideradas femeninas,
como limpiar y fregar la ermita –y solo en la ermita–. Incluso entre los
jóvenes hay únicamente «mozos de Virgen» –no mozas–.
Pero los tiempos cambian. La organización informal se ha diversificado
para incluir a niños y parejas, pero también a las mujeres o los jubilados.
La Virgen recorre el barrio deteniéndose en casa de aquellos que lo solici-
taron, los enfermos, a los que se les murió el marido o la mujer, situaciones
que provocan mucha emoción al paso de la imagen. Especialmente en
casos de muerte de los padres, la Virgen evoca el recuerdo de la infan-
cia más feliz, del tiempo pasado y mejor, trae la memoria de la madre.
También hay hermanos honorarios (jubilados) y la misa de difuntos en la

107 Unejemplo lo constituye la creación de una banda de música (compuesta a primeros de


los 90 por 56 miembros) y la numerosa asistencia a las cofradías de Semana Santa («se
les invitaron y aceptaron, bien venidos sean. Son muy dominantes, son muy suyos, se
dijo que si había saetas, que los pasos no pararan y no hubo nada que hacer, pero como
trabajadores y colaboradores al cien por cien [la banda] están aprendiendo a tocar, cuesta
mucho de mantenerla... el ayuntamiento les da 80 000 ptas cada día que salen). Cada año
aumenta el número de cofrades y en 1992 eran ya 1150. Tenían diversos planes («Y luego
andamos detrás de la coronación canónica de la Virgen, se ha nombrado una comisión,
entre ellos estoy yo, y tenemos una entrevista con el obispo ahora...»).

217
María Cátedra

celebración del lunes. Los de las Vacas se organizan incluyendo todos los
tipos de edad y colectivos. A través de los niños y las jóvenes parejas se
asoma la nueva Ávila, los nuevos valores sobre la mujer y su participación
en la sociedad actual. Los niños, pero especialmente los mozos de virgen,
son el futuro, una forma de reproducción social. El protagonismo de los
jóvenes se aprecia al ser los únicos que pueden portar el símbolo más pre-
ciado de la cofradía, de la colectividad, y permitirles al mismo tiempo su
independencia y libertad.
La estrecha relación de la imagen con los mozos de virgen es muy sig-
nificativa. En el pasado la propia imagen «elegía» a su presidente de mozos
del año a través de su particular mariposa, mientras que en la elección del
presidente de la cofradía se destacan valores sociales como la responsabi-
lidad y la consciencia. Pero además el hecho de que solo puedan llevar –y
bailar– a la Virgen los mozos solteros dentro de la ciudad sugiere que el
mozo es «la pareja de la Virgen», el que puede «bailar» con ella. Por otra
parte, al poderla llevar los casados solo fuera de los límites de la ciudad
sugiere que ésta, la ciudad, pertenece simbólicamente a los jóvenes. La
cofradía por su parte refrenda la mayoría de edad, al miembro pleno de
la comunidad, sanciona la edad adulta, el matrimonio y sus compromisos,
pero con ello se deja algo detrás. El baile de la Virgen con los jóvenes hace
a la imagen casi humana, aparte de las connotaciones psicoanalíticas inhe-
rentes. Quizá por ello crea cierta incomodidad a los curas, quienes tratan
de dirigir la atención hacia Cristo y sus imágenes, y quizá ello explique la
substitución de la Trinidad, un concepto un tanto lejano, por la «guapa»
imagen de las Vacas, más tangible y accesible.
La procesión recorre una buena parte de Ávila, el norte, el sur y la
zona intramuros, si bien queda fuera el ensanche de Ávila al este, la zona
del ferrocarril. Se trata de un recorrido que incluía en el siglo xix toda
la ciudad y hoy día los barrios tradicionales. Sus hitos son los conventos,
iglesias y capillas de la ciudad, tan abundantes en Ávila, donde las vírge-
nes se visitan mutuamente y se saludan con cortesía. Sin embargo, hay un
especial intercambio ritual con algunos barrios tradicionales, como el de la
Encarnación. Este barrio ocupa el lugar opuesto al de las Vacas, en el as-

218
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

cético norte de la ciudad. La gente se expresa así al respecto: «el barrio ese
de la Encarnación es un barrio triste, la gente es de pocas palabras, muy
serios, muy introspectivos. En cambio llegas a toda esta parte, el barrio de
las Vacas, Santo Tomás, son gente distinta, es el sol». Y sin embargo es la
parada principal, la referencia importante en el trayecto de la procesión de
las Vacas. Al llegar a este barrio los mozos ceden la imagen a los mozos
de la Ascensión, quienes la portan por su territorio a cambio de vino (para
los mozos), un ramo de flores (para la Virgen) y docenas de cohetes (para
hacerse notar en la ciudad). De un modo similar hay reciprocidad cuando
los de la Encarnación ceden su imagen de la Ascensión a los de las Vacas.
En los dos casos hay una asociación de las vírgenes con animales: la Vir-
gen de las Vacas con la mariposa en una asociación clásica, y palomas en
la Misericordia, en ambos casos mensajeras divinas, señales del cielo. El
intercambio ritual, pese a la distinta vitalidad de ambos barrios, sugiere
una similaridad de estructura: son barrios idénticos en cuanto a su compo-
sición social en el norte y sur respectivamente, barrios obreros, de huertas
que rodean la ciudad, «dos barrios humildes». No es el único caso con el
que los de las Vacas se intercambian: otras barriadas similares son San Es-
teban, Santiago, o San José Obrero en la fiesta de la Trinidad. El vínculo
ritual no se encuentra en otros barrios modestos relativamente modernos,
como los de la Cacharra y la Estación, o la zona de la Toledana donde, por
cierto, han surgido las primeras asociaciones vecinales en contraste con la
cofradía que, en el caso de las Vacas, cumple parecida función.
En este ensayo he tratado de mostrar que el culto y el ritual no se pue-
den encuadrar, como suele suceder, en materias estrictamente religiosas:
por el contrario muestran una dimensión urbana y también eminentemen-
te política. El ritual bajo este punto de vista es un elemento crucial en la
construcción de las relaciones de poder en la sociedad.
No siempre ha sido considerado así. Según Émile Benveniste la eti-
mología de rito viene de ritus, que significa orden establecido, el orden
del cosmos, de las relaciones de dioses y hombres, de los hombres entre
sí (Segalen 2005: 13). Esta consideración del rito, paralela a la visión
durkheniana, ha influido en gran medida en los antropólogos, quienes lo

219
María Cátedra

han estudiado tradicionalmente, a menudo usándolo como sinónimo de la


religión, como la santificación de la estructura social, tan integral para la
reproducción de los sistemas tradicionales más allá del tiempo. El ritual
desde este punto de vista garantizaba la coherencia de las sociedades tra-
dicionales en las que la cosmología reflejaba la comunidad y viceversa. La
propia definición de ritual (la conducta formal dirigida hacia «poderes o
seres místicos» (Turner 1967: 19; Tambiah 1990: 5) impedía su reconoci-
miento en sociedades laicas y secularizadas. El ritual ha sido considerado
la quintaesencia de la tradición y por tanto desaparecería en condiciones
de inestabilidad y cambio; el ritual producía homeostasis y no hacía his-
toria. Al desacreditarse el modelo de sociedad y cultura ahistórico, se ha
reconocido el potencial histórico del ritual. El ritual, en pocas palabras, se
ha bajado del pedestal donde estaba condenado a trasmitir píos sentimien-
tos sin posibilidad de discusión y referentes trascendentes, y se ha puesto
en el mundo. La religión es una entre muchas formas de acción ritual, no
tiene porqué tener el monopolio del significado social; hay otros modos
cotidianos de creatividad simbólica (Kelly y Kaplan 1990). El ritual está
conectado a la tradición y a lo sagrado pero no es estático, el ritual forma
parte del proceso político: no solo representa la estructura social sino que
la cambia y actúa sobre ella: son lugares significativos de lucha política
entre diferentes grupos sociales La relación del ritual con los procesos
sociales (Van Gennep, Turner, Gluckman) y la inevitable interrelación
entre ritual e historia ha llevado a comprender cómo el ritual reorganiza
la experiencia, pero también crea nueva experiencia. El análisis contem-
poráneo gira en cómo el ritual es un complejo campo de batalla en lucha
por la hegemonía (Gramsci) y en la emergencia de la contra-hegemonía.
El ritual conecta lo dominante, lo residual y lo emergente.
Este ensayo intenta mostrar también la importancia de las dimensiones
performativas y simbólicas junto con el reconocimiento de los contextos
históricos de las actuaciones rituales. El ritual es un proceso dinámico en
términos simbólicos, espaciales y temporales, reorganizando la sociedad
y la experiencia, reafirmando el orden social y transformándolo en un
instrumento de construcción del poder. Puesto que contienen símbolos,

220
El barrio y la ciudad: la Virgen de las Vacas

los rituales son maleables, conducen al cambio tanto como evocan tradi-
ción y continuidad. El ritual es un ordenamiento formal y estructurado
de comunicación, información y experiencia, está en relación dialéctica
con el caos espontáneo, mundano e indeterminado de la vida cotidiana.
Es una declaración de forma contra lo informe e indeterminado: reafirma
conexiones, significado, explicación y comprensibilidad.
El ritual es productivo, crea nuevas asociaciones, afirma el derecho
de significar el mundo, incluso impugnando sus establecidas definiciones
o apariencias (Comaroff 1985). Su productividad está en su capacidad
de crear experiencia cargada de moral, hablar con y sin palabras, en
diversos registros sensoriales y a través de canales múltiples (Tambiah
1985). Los ritos nunca trabajan con signos vacíos, siempre replantean
significados hechos en otros dominios de práctica, su poesía intensifica
percepciones, invocando nuevos sujetos que presuponen nuevos objetos.
En este sentido el ritual es intensamente pragmático. No solo hace y
rehace a sus actores, sino que les fuerza a hacer y rehacer mundos.
Aparte del ritual, otros ángulos y perspectivas de la ciudad son claves
para entenderla. Por ejemplo, la polémica sobre un edificio en ruinas, de
lo que trata el siguiente capítulo.

221
5. Las desventuras de un edificio singular:
la Fábrica de Harinas de Ávila

«Si Ávila quiere estar en el futuro ha de saber mirar todo su pasado, no solo
una parte del mismo»
Manqueospese

¿Cómo decide una sociedad lo que debe o no debe conservar y trasmitir


a las generaciones venideras? ¿Qué criterios se manejan por los que ciertos
edificios o zonas de la ciudad deben ser eliminadas o preservadas? ¿Quién,
en definitiva, tiene la responsabilidad de hacerlo? ¿Qué se considera pa-
trimonio de una cultura? El concepto de patrimonio cultural ha sido un
concepto clave en esta discusión, pero contiene mucha ambigüedad. Exis-
ten cruciales diferencias en cuanto a sus distintas definiciones, y el propio
concepto de patrimonio, al igual que sucede con el de cultura, no es algo
unitario y monolítico. Por el contrario en los diferentes colectivos existe
al respecto más de un sentido; no solo la gente, o mejor las gentes, tienen
diferentes significados, también la administración –las administraciones–
los suyos y, por supuesto, el o los de los investigadores. Se impone pues
una negociación de sentidos, en definitiva la tarea más realista y crucial
en la definición y contenido del patrimonio cultural. Pero no siempre la
negociación es posible, ya que ciertos grupos imponen sus propios sig-
nificados sobre los de los demás. Siempre hay, en cualquier estudio, en
cualquier colectivo, una manipulación (o elaboración si se prefiere una
palabra más aséptica) de algún tipo. Hay autores que consideran que la

223
María Cátedra

noción de manipulación, por estar asociada a la de «autenticidad», debería


ser eliminada del escrutinio antropológico. Por el contrario, creo que es
lo más relevante de esta discusión. Hay que empezar aclarando cuáles son
los intereses de todo tipo y de todo colectivo, los portadores de la cultura
y la administración. Creo que una vez que uno se enfrente abiertamente
a estos intereses y los reconozca será más fácil la labor. Eso, al menos,
supone una investigación que explore cuáles son esos intereses y qué for-
mas toman (especulación económica, planteamientos políticos, imágenes
y símbolos, etcétera).
El concepto de patrimonio cultural en su acepción popular, y en al-
gunos casos el mantenido por parte de la administración, contiene ecos
de la vieja teoría decimonónica del progreso que hacía la equivalencia
de «cultura» y «civilización». Desde este punto de vista se piensa que la
cultura es algo que se puede incentivar, crear, recuperar, reactivar y mani-
pular. El patrimonio cultural sería el conjunto de productos de la cultura:
ideas, objetos, capacidades. Y sin embargo, en sentido estricto, el objeto
patrimonial es el conocimiento elaborado y sistematizado de la cultura.
Una referencia impactante y ya clásica en el tema que me ocupa es la
colección que editan E. Hobsbawm & T. Ranger, The Invention of Tradi-
tion (1983) donde se indica que las tradiciones que parecen ser antiguas
son en realidad bastante recientes o inventadas. La tradición inventada
se refiere a un conjunto de prácticas con reglas tácitamente aceptadas y
un ritual simbólico que pretende inculcar una serie de valores y normas
de comportamiento por repetición que, automáticamente, implica conti-
nuidad con el pasado. No solo entran en este conjunto las políticas de la
tradición y el conservadurismo, sino también las revoluciones y los movi-
mientos progresistas que, aunque pretenden romper con el pasado, tienen,
por definición, su propio relevante pasado. La invención de la tradición
incluye tanto la glorificación del pasado como su negación o selección, y
también la utilización simbólica y ritual de objetos y comportamientos
cuando pierden su uso práctico.
Voy a tratar de describir un proceso de creación y destrucción de uno
de estos objetos simbólicos, un edificio abulense llamado localmente la

224
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 1. Fábrica de Harinas. (Foto: José Luis Jiménez).

Figura 2. Fábrica de Harinas. Autor: (Foto: José Luis Jiménez).

225
María Cátedra

Fábrica de Harinas108. El tema ha provocado una fuerte polémica en la


ciudad que tuvo su momento más crítico entre 1994 y 1996, fechas del
derribo parcial y la demolición total de este emblemático edificio. Soy
consciente de la dificultad de adentrarse, con cierta objetividad, en un
tema intrincado y complejo como pocos donde se manejan criterios histó-
ricos, estéticos, políticos, urbanísticos, personales, utilitarios y conceptos
de tráfico, modernidad, usos de la memoria, el progreso y la conservación.
Creo sin embargo que éste es un tema crucial que ilumina la naturaleza
de la ciudad, su complejo mundo interior y su presentación al exterior.
En definitiva es un buen ángulo de observación de procesos y situaciones
urbanas.
En este capítulo me voy a referir a la historia del edificio y la polémica
más reciente. El material que empleo proviene de trabajos históricos, ar-
tículos en la prensa local y nacional y otros escritos (manifiestos, comuni-
cados, boletines, correspondencia, etcétera) elaborados por los partidarios
y detractores de la demolición. Este tipo de material es importante en la
ciudad y tiene que tomarse en cuenta en la investigación antropológica,
aunque no solo. Una buena parte de la información, la más significativa,
proviene de la información etnográfica proporcionada por un buen núme-
ro de abulenses; he hablado con muy diferentes personas y colectivos sobre
el tema que aquí me ocupa109.
Unas palabras sobre la Fábrica. Cuando inicié mi trabajo de campo en
Ávila la Fábrica de Harinas «Santa Teresa» se había quemado un par de
años antes de mi llegada. Cuando lo vi por primera vez era un edificio
rectangular (Figura nº 1 y 2), de cuatro pisos, lleno de ventanas y enorme,
sin techo y en mal estado, aunque sus muros transmitían una sensación
de solidez. En su interior anidaban docenas de pájaros. El edificio se
encontraba junto al río Adaja, en zona de molinos y batanes, junto a un

108 Una primera versión de este capítulo fue publicada en 1998a y también 1998b.
109 He tratado aquí de ser concisa y exponer la problemática, evitando en lo posible juicios
de valor, dado que el tema ha suscitado posicionamientos radicales. Agradezco mucho las
opiniones que, a favor y en contra, me han ofrecido mis informantes que, en esta ocasión,
mantengo en el anonimato.

226
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 3. Vista de Ávila hacia 1860. En el círculo la Fábrica de Harinas.

conjunto de almacenes, casas deshabitadas, un gracioso palomar y en el


entorno de la ermita románica de san Segundo. En su día éste fue un po-
puloso barrio lleno de vida, el arrabal del Puente, una de las principales
entradas de la ciudad110 (Figura nº 3). En aquel momento no sabía que
este edificio industrial fue la Casa de Máquinas de la Real Fábrica111 de

110 Sobre el edificio y su entorno he escrito unas páginas en M. Cátedra (1997). Ávila fue
muy laboriosa en otro tiempo, con una alta proporción de población activa en el siglo xv
y una boyante industria textil en el siglo xvi, época que marca su clímax de poder y el
comienzo de su decadencia. Una decadencia de la que no se ha recuperado del todo ya que
los planes industriales han fallado uno tras otro en el siglo xx. A pesar de su bien ganada
reputación de ser la ciudad más fría de España, su población es la más vieja también y
proviene en buena parte del éxodo rural. La proximidad de Madrid tampoco ha ayudado
demasiado. Ávila es una ciudad de servicios, funcionarios y pensionistas. Alguien dijo
una vez con tristeza: Ávila es «tierra de santos y de cantos pero no de empresarios, tierra
de ideales antes que de acciones, de oraciones antes que de contabilidades, de pobreza en
fin y de éxodo rural» («Ávila de Espaldas» en Diario de Ávila 20-6-84).
111 En adelante emplearé Fábrica, Real Fábrica o Fábrica de Harinas con mayúscula para
designar este edificio y distinguirlo de otras fábricas.

227
María Cátedra

Tejidos de Algodón Estampado, construido sobre un viejo molino en el


siglo xviii. A su historia me refiero a continuación.

I. La Real Fábrica de Tejidos de Algodón


«De quánta importancia sea esto en una ciudad pobre y falta de ocupa-
ciones útiles, abandonada de sus poderosos propietarios que tanto pudie-
ran fomentar la floreciente agricultura y las artes, que apenas se conocen
en ella, cargada desatinadamente de iglesias y monasterios, trabada y opri-
mida por todas partes con el peso de la desamortización, acercándose cada
día más a su despoblación y a su ruina, no es difícil calcular y valorar»112.

El primer trabajo monográfico sobre la Real Fábrica de Tejidos de Al-


godón estampados se publica en 1922 por el padre Enrique Herrera Oria,
miembro de la Academia de Estudios Histórico-sociales de Valladolid113.
En 1950 Nicolás García Martín publica otro pequeño trabajo sobre el
tema114. Es sin embargo un último autor, Gonzalo Martín García, quien
escribe dos monografías en 1983 y 1989, que suponen el trabajo más com-
pleto y exhaustivo sobre la antigua Fábrica115. En los tres casos se trata
de estudios históricos y en ellos me baso para resumir los aspectos más
significativos de su historia, especialmente en los dos trabajos de Martín
García.
La creación de la Fábrica se enmarca en el clima industrioso que los
borbones propugnan para el país y que se manifiesta especialmente en la
protección de la industria que Carlos III propone (cédula 18 de marzo de

112 Informede Carvajal de 4 de junio de 1798. AGS, Secretaría de Hacienda, 758. Citado
en Martín García 1989: 213.
113 Detendencia católica y paternalista, opuesto a las «alucinadoras promesas de un socialismo
materialista» esta asociación tiene como presidente al arzobispo de Valladolid y como
campo de estudio los Gremios de Castilla. (Herrera Oria 1922).
114 García Martín (1950), y se titulaba Artesanía textil abulense 1787-1806. Este folleto fue
gratuito, impulsado por la Falange abulense, la organización sindical, y dedicado a Fran-
cisco Franco.
115 Son
respectivamente las tesis de licenciatura y doctorado del autor. Martín García (1983
y 1989). Me temo que al resumir estos trabajos simplificaré en exceso estas excelentes
monografías.

228
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

1783) al declarar que no solo el oficio de curtidor sino todos los demás
artes y oficios eran «honestos y honrados». No debe ser ajeno a esta de-
claración el ambiente de industria y progreso de las fábricas de Inglaterra,
Francia y Holanda. Obviamente el marco más general es el de la indus-
trialización o Revolución Industrial y en particular la industria algodo-
nera inglesa. Las Sociedades Económicas de Amigos del País abrazan
con entusiasmo el impulso para el «adelantamiento» de la Agricultura, la
Industria y los Oficios116.
La industria textil española sufre a lo largo del siglo xviii una si-
tuación precaria y regresiva y su escasa producción, de poca calidad, se
consume en el ámbito local, rural y comarcal117. Son necesarias, pues, las
importaciones de tejidos extranjeros para cubrir el mercado nacional y las
colonias de ultramar. Existen grandes esperanzas en las posibilidades de
esta industria, dada la abundancia de materias primas –lana, seda y lino
en España y algodón en las colonias americanas– si bien también existen
intereses gremiales y particulares entre los ganaderos y revendedores de
lana en torno a la exportación de materias primas; se trata de una vieja
pugna entre exportadores y fabricantes. Los problemas de esta industria
son serios y difíciles de superar; entre otros, una tecnología obsoleta,
trabajadores poco especializados y métodos rutinarios de trabajo, difíciles
comunicaciones, poca productividad, ausencia de capitales y de organiza-
ción mercantil, falta de atractivos para la actividad industrial y descrédito
del trabajo (Martín García, 1989: 37). Sin embargo el siglo xviii se carac-
teriza por la política reformista de los gobiernos y sus intentos de sanear
la economía, mejorar la administración e impulsar las obras públicas y el
comercio. Para ello fue muy importante la intervención del Estado en la
economía y concretamente en el sector textil. Se establecen una serie de
medidas de protección (fomento de producción nacional, exenciones fis-
cales, mejora de la calidad técnica) junto a leyes y prohibiciones de apoyo

116 Aunque
la modesta Ávila no tuvo apenas actividad en el ámbito industrial. Véase George
Demerson (1968).
117 La industria en general había sufrido una involución. Según el catastro de Ensenada
(1993 [1751]) la industria representaba el 10,9% del total de la renta generada en Castilla.

229
María Cátedra

a la industria española. Pero además se aprecia la necesidad de mejorar la


calidad de los tejidos y se vuelve la mirada a la industria extranjera que
tenía un mayor potencial técnico.
Para ello se necesita abrir el país al exterior y atraer técnicos cualifica-
dos que manejen la maquinaria, enseñen su uso y regeneren la industria. A
España llegan bastantes extranjeros que se comprometen a montar indus-
trias que puedan competir con otras europeas. Dos de ellos, los ingleses
John Berry y Thomas Milne proponen en 1787 al embajador español en
París, el conde de Aranda «llevar consigo sus secretos y hacer valer sus
talentos» en España (Herrera Oria 1922: 11); se comprometen a construir
la maquinaria adecuada y poner en marcha una Fábrica de Tejidos de
algodón estampados, una manufactura estatal dependiente de la Real Ha-
cienda. Tras visitar varias ciudades castellanas, Berry elige Ávila en 1788.
Aunque el tipo de producción de tejido de algodón es nuevo en Ávila,
éste no es sin embargo el primer intento de industria para la ciudad en
este siglo ya que, en 1775, el irlandés Patricio Boulger propuso establecer
y dirigir unas modernas fábricas de tejidos de lana y el catalán Francisco
Salernou se ofreció al Común de la ciudad para establecer ocho telares.
Se aceptó la dirección de Boulger y la propuesta de Salernou y se creó una
Junta de Fábricas municipal para supervisar la instalación de los edificios
y maquinaria –el almacén de lanas, batán, prensas, tinte y una máquina
de satinar–. La ciudad adelantaba la materia prima, pagaba los alquileres
de las casas y proporcionaba los medios de producción a los fabricantes.
En 1777 comenzó la fabricación de diversos paños y en 1778 había ya em-
pleados 680 operarios en todas las operaciones de la manufactura (Martín
García, 89: 171). Sin embargo la calidad de la producción no respondió a
las expectativas y ello, unido a la malversación de los fondos, escasez de
capital y la oposición a la fábrica de vecinos influyentes de la ciudad118,
condujo primero al traspaso de la manufactura a un particular y su defi-
nitivo fracaso en 1785. Antes había habido alguna otra propuesta similar
por parte del segoviano José Ramiro.

118 Talcomo relata G. Martín García en el interesante artículo «Reformismo en Ávila en el


siglo xviii: el arbitrio sobre los pastos de los baldíos» (1990).

230
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Estas experiencias probablemente se tienen en cuenta al elegir Ávila


para la instalación de la Real Fábrica de algodón por reunir ciertas condi-
ciones y «mucha gente sin trabajo, con lo que resultará económica la mano
de obra» (Herrera Oria 1922: 13). En este momento (1780-90) Ávila pasa
por uno de sus peores momentos de su historia, con poca población –poco
más de 4000 habitantes– y la mayoría viviendo de la caridad eclesiástica119.
La pujante tradición artesana y comercial de Ávila en los siglos xv y xvi,
a fines del xviii ha desaparecido. La ciudad, como señala un autor, «se
hallaba en el último apuro y miseria, caminando a toda prisa a su ruina
total» ya que «muchos buenos oficiales menestrales y de otros oficios se
echaron a pordioseros» (Herrera Oria 1922: 14) tras el fracaso de la fábrica
del Común. Larruga, escribiendo por este tiempo, se refiere a la penosa
situación de la ciudad y las esperanzas puesta en las nuevas manufacturas:
«Es una ciudad infeliz, y nadie duda que esta infelicidad la ha ocasionado
la extinción de la fábrica, y que solo su restablecimiento la puede reparar...
se ha experimentado tal decadencia en el número de vecinos ... que se
ha reducido a mucho menos de la mitad... están constituidos en miseria;
puede ser que las manufacturas de algodón nuevamente establecidas en
esta ciudad restablezcan los buenos efectos... pero será empresa esta, si
sale bien, que merecerá el mayor aprecio...» (Larruga 1792). El obispo de
Ávila recibe la noticia del establecimiento de la nueva Fábrica con entu-
siasmo puesto que «resolvía al prelado el gravísimo problema social de dar
ocupación a tantos centenares de vagabundos como se veían por las calles
y plazas de la ciudad» (Herrera Oria 1922: 13) que vivían de las limosnas
de conventos y fundaciones religiosas. Sin embargo, el último cuarto del
siglo es también un periodo de fuerte actividad reformadora: seculariza-
ción de la enseñanza e inauguración de escuelas públicas, mejora de la
beneficiencia, proyecto de creación del hospicio y concentración de hos-

119 En 1751, según el Catastro de Ensenada, había en Ávila 400 pobres de solemnidad y 640
individuos del clero de los 1944 individuos que componían la población activa abulense.
Había 344 dedicados a las artes mecánicas y 290 labradores y jornaleros. Véase Ávila 1751
Según las respuestas Generales del Catastro de Ensenada (1993). Nicolás Sánchez-Albornoz,
que escribe la Introducción, indica que Ávila tendría unos 5500 habitantes.

231
María Cátedra

pitales, actividad municipal y urbanística, junto a diversas iniciativas de


industrialización por parte de los poderes públicos (Martín García 1995).
Una de las razones para establecer la fábrica es la existencia de edificios
adecuados para las labores, varios de los cuales se arriendan (la Casa de la
Academia Militar, la Villa de la Serna). También se compra un molino a
orillas del río Adaja donde se construirá la Casa de Máquinas, el edificio
más representativo del complejo industrial que, con diversas remodelaciones
y usos, ha llegado hasta nuestros días. La Casa de la Academia (hoy Pala-
cio de Justicia o de Núñez Vela) albergó el alojamiento de Berry y Milne,
telares, almacenes y oficinas. La Villa de la Serna era un complejo fuera de
la ciudad consistente en palacio, casas, estanque y tierras que iba a ser el
lugar de diversas faenas (tintes, blanquerías) y viviendas de operarios. Allí
se construyó una Casa del Batán y Tintes, un edificio grande de dos pisos,
y varios estanques120. Sin embargo la necesidad de agua hace que se pro-
yecte la Casa de Máquinas, la imponente construcción, a orillas del Adaja;
esta casa albergará las máquinas de cardar e hilar el algodón. Este edificio
resultó bastante más elaborado y costoso de lo inicialmente proyectado. La
estilizada construcción tenía un canal que daba a una nueva presa de piedras
en el río que producía una fuerza de 18 caballos capaz de mover la rueda de
las máquinas. Era de estilo neoclásico propio de la Ilustración.
A principios de 1792 finalizan las obras de los locales de la Fábrica
que habían comenzado hacia 1788. En 1790 estaban empleados en su
construcción 195 personas, de ellos 130 en destajo de albañilería. El costo
de las obras en total alcanzó la considerable cifra de 2 334 920 reales pa-
gados por la Real Hacienda, que además aportó otros fondos para poner
en marcha el proceso de manufactura. Los trabajos de fabricación de las
telas comenzaron de un modo paulatino desde 1789, aunque la aparición
de los primeros tejidos estampados coincide con la fecha en que se ter-
minan las obras. La Fábrica de Ávila pretendía cubrir todo el proceso de
fabricación, desde la preparación de la materia prima hasta el estampado

120 LaDehesa o Villa de la Serna, a cuatro kilómetros de la ciudad, próxima a la aldea del
Rey Niño es conocida desde el siglo xvi ya que la compra Lorenzo de Cepeda, hermano
de santa Teresa, al volver de Lima (García Martín 1950: 23).

232
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

de telas, en consonancia con la práctica de la industria moderna que con-


centra el proceso de producción, frente a la dispersión gremial de la vieja
industria artesanal. En cierto sentido, y en determinados momentos, fue
un modelo para la industria española por su organización y complejidad
y por la incorporación de tecnología puntera. Fue esta una empresa ur-
bana con relaciones nacionales e internacionales. Por ejemplo, se trajo de
Cataluña un grupo de técnicos en estampación al mando de un colorista
afamado. Las máquinas fueron construidas ex-profeso por maquinistas
ingleses. En enero de 1792 había 69 máquinas en la Casa del Puente, 148
telares repartidos entre la Casa de la Academia y las casas particulares de
la ciudad, 324 empleados y 1581 piezas tejidas. Una primera remesa de
telas de diferentes calidades se llevan a la corte para que las examine el rey.
En total estuvieron ocupadas en la ciudad entre construcción y manu-
factura más de 600 personas, una octava parte de la población total de la
ciudad. Esto produjo de inmediato un evidente progreso, una significativa
disminución de mendigos y un aumento de la población de la ciudad. «La
Fábrica va poblando y reviviendo toda aquella ciudad que estaba casi ani-
quilada, y ha remediado la miseria y mendiguez que la afligía» indica un
vecino (Martín García 1983: 112). Un instrumento para ocupar a ociosos
y vagabundos fue la creación de escuelas de hilazas donde se producían
las primeras operaciones del proceso de producción, y concretamente el
hilado por parte de muchachos y muchachas de corta edad.
Sin embargo no debió ser fácil su implantación dados los valores nega-
tivos asociados a fabricantes y artesanos por parte del «pertinaz arraigo del
espíritu caballeresco en la ciudad» (Martín García, 1989: 158); diversos
fabricantes solicitan que ellos mismos y sus obreros fueran tratados con
decoro y respeto121. No era la primera vez que esto sucedía; Patricio Boul-

121 Otroautor, el barón de Bourgoing, un diplomático francés, acusa a los abulenses de ame-
nazas de apaleamiento, insultos y menosprecio hacia los fabricantes ingleses por no ser
católicos. Martín García considera esta información parcial y exagerada (Martín García,
1989: 227). Probablemente lo era, ya que uno de los ingleses, John Berry, antes de morir
en Ávila el 29 de agosto de 1793, abjuró de su credo calvinista y se convirtió al catolicismo
ordenando que su cuerpo fuera enterrado en la iglesia de Santa Teresa. Martín García
apostilla que esta conversión fue hecha «parece que sinceramente» ... «convencido de los
errores en que se hallaba por su educación» (1989: 233 y nota 110).

233
María Cátedra

guer, que había protagonizado el anterior intento de la fábrica del común


de la ciudad indicaba que «... desde el punto en que puso su pie en Ávila,
halló un ejército de fieras dispuesto a desgarrarle porque no se conforma-
ba con sus ideas la industria que iba a plantificar» (García Martín 1989:
176-7). Las fábricas encapsulaban las reformas ilustradas y ponían en
peligro los privilegios de distintos colectivos. En este ambiente se explica
la relativa ausencia de fabricantes y empresarios locales y, por el contrario,
las iniciativas abanderadas por parte de forasteros.
En 1798 se ocupan en las labores de la Fábrica o a jornal en sus propias
casas unas 816 personas, la sexta parte de la población de Ávila, un núme-
ro excesivo para la rentabilidad del negocio. De ellos, la Casa del Puente
tenía 217 trabajadores dedicados a las distintas operaciones del hilado,
193 trabajaban en la Casa de la Academia y solo había 13 en la Villa de la
Serna (Martín García 1989: 284). El resto trabajaba en sus casas donde,
en ese mismo año, llegó a haber 234 telares. Parece ser que sus sueldos
eran algo más altos que los de otras fábricas españolas y las condiciones de
trabajo, aceptables. Hay un episodio en 1797 que sugiere cierta conciencia
de clase: frente a un intento de bajar los precios a los tejedores, aparecen
en las puertas de la Casa del Puente y la Academia sendos pasquines con
amenazas y dos dibujos que representan una cabeza con una espada en el
cuello y otra a la que dispara una escopeta; se declara culpable a un ofi-
cial, el único sospechoso que sabía escribir (Martín García 1989: 318-9).
Se creó incluso una incipiente «asistencia social»: la institución Amor al
Prójimo para ayudar a los trabajadores que caían enfermos. Sin embargo,
frente a los cuantiosos desembolsos de la Hacienda Real –cerca de quince
millones de reales– los resultados en términos económicos no fueron los
esperados. Además los operarios ni tenían una buena preparación técnica
ni mostraban un excesivo interés por el trabajo, poco acostumbrados a la
disciplina laboral. En 1800 la cifra de operarios ha bajado a 250 personas.
En conjunto, en términos económicos, teniendo en cuenta la inversión, las
ventas y el dinero reintegrado, la Fábrica se ha reconocido «un auténtico
fracaso» (Martín García 1989: 423). La rentabilidad social ofrece mejores
dividendos: se frenó, si bien momentáneamente, la ruina de la ciudad y el

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Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

desempleo de los trabajadores, se detuvo el proceso de despoblación y se


elevó el nivel de vida en la ciudad y la comarca.
La industria textil española conoce en el último cuarto del siglo xviii
un desarrollo extraordinario pero también, en la última década, una pro-
funda crisis y el comienzo de la depresión. Hay crisis económicas y polí-
ticas: situaciones bélicas graves, como la guerra contra Inglaterra, fluctua-
ciones agrarias y desajuste de los precios. También problemas derivados
de una excesiva reglamentación, lenta renovación técnica, poca formación
profesional y mal sistema de comunicaciones que encarecen unos produc-
tos de escasa calidad y poco competitivos (Martín García 1989: 59). La
guerra de la Independencia a primeros de siglo sume al país en el marasmo
económico.
En este contexto la Fábrica fue un breve sueño. Tras la muerte de uno
de los fabricantes y la sustitución del otro por su hermano, la ineficacia
de éste, la sucesión de directores, graves deficiencias de organización, la
malversación de fondos y otras irregularidades, en el año 1800 la Fábrica
cesa de ser gestionada por el Estado y se traspasa a fabricantes parti-
culares; el primero de los cuales es Agustín de Bethancourt. El Estado
conservó la propiedad de los edificios y los cedió en usufructo mediante
ciertas condiciones, entre ellas, la obligación de seguir con la fabricación
textil. Bethancourt intentó racionalizar la Fábrica pero algunas medidas,
como el despido de operarios, le suponen graves críticas y acusaciones
por parte de la ciudad; permanece 7 años al frente de la Fábrica aunque
compagina este trabajo con otras muchas ocupaciones y cargos. Continúa
después el inglés Ingram Binns, quien con graves problemas económicos y
una seria situación política –la irrupción de la guerra de la Independencia–
se arruina. El segoviano Bartolomé Ortiz de Paz reconvierte la Fábrica
para la producción de lana, pero un incendio en su fábrica de Segovia le
arruina también. En 1844 se concede la propiedad de los edificios de la
Fábrica a Francisco Mazarredo, quien había instalado una fábrica de lino
en 1831. Pese a los esfuerzos e inversiones realizadas, la guerra carlista y
un incendio acaecido en la Casa de Tintes en la Villa de la Serna frenan
el despegue de la Fábrica. No obstante en 1841 hay más de trescientas

235
María Cátedra

personas trabajando en la Fábrica y Mazarredo, ya dueño de los edificios,


crea una sociedad con su sobrino, La Perseverante… que no perseveró. En
1850 cesa la fabricación de textil en la ciudad.
La Fábrica de tejidos desaparece. Entre las razones aducidas para ex-
plicar su desaparición se encuentra la propia existencia de la Fábrica de
tejidos de algodón en un lugar donde no existe tal materia prima122 y la
localización de Ávila en el centro de la península que, por su lejanía de los
puertos y las vías de comunicación, encarecía necesariamente el producto.
No obstante ello se paliaba por su proximidad a la corte y su potencial de
demanda. Otras graves situaciones fueron los periodos bélicos, el colapso
del comercio de ultramar, la importación de tejidos extranjeros y el hecho
de que las telas no fueron competitivas y se vendiera poco. Pero como ha
indicado Martín García (1989: 424-5), no solo fracasó la Real Fábrica sino
todas las demás iniciativas privadas, lo cual indica que había «deficiencias
estructurales para la industria... de la ciudad y su entorno: Ávila carecía de
bases sólidas en que cimentar el crecimiento y el desarrollo de la industria
textil... Faltaba dinero, faltaba demanda y faltaba espíritu de empresa» y,
por el contrario, existían «estructuras socioeconómicas arcaicas, tradicio-
nales e inmovilistas»... «La Real Fábrica fue una creación artificial... Los
beneficios... no sirvieron para generar nuevas posibilidades de desarrollo
y de progreso, sino solo para remediar las carencias y los problemas... la
miseria y la mendicidad a la que volvieron los operarios cuando la fábrica
fracasó». Muy significativamente tras ese fracaso los capitales volvieron
hacia la compra de tierras y el sector agrario. «Los molinos y las fábricas
de harina serían hasta bien entrado el siglo xx las únicas actividades in-
dustriales dignas de mención» (Martín García 1989: 426).
Mientras los ilustrados, como Larruga, siguen con atención la Fábrica,
los escritores posteriores del finales del siglo xix123 dan pocas noticias

122 Lamateria prima llegaba desde América hasta Cádiz y desde ahí era transportada por
mulos hasta Ávila.
123 J.Martín Carramolino en 1873 trata de la iniciación de la Real Fábrica y sus avatares
pero no se refiere al edificio. E. Ballesteros en su historia de la ciudad (1896) ni cita esta
empresa.

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Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

sobre el tema, excepto la relación de fracasos. De esta aventura industrial


quedó como símbolo la Casa de Máquinas, el edificio del Puente, que ha
ejemplificado con nitidez y eficacia la función industrial para la que fue
creado. Este edificio amplio, de cuatro plantas, con grandes ventanas y
mucha luz, concentra una buena parte de la historia industrial de la ciu-
dad124. Construido en el lugar donde antes hubo un molino harinero, al-
bergó diferentes tipos de fábricas textiles: algodón, lana, lino y finalmente
recuperó el eco de su primitiva función como molino, al albergar la Fá-
brica de Harinas hasta octubre de 1984, en que «como ya había ocurrido
en otra ocasión a comienzos de siglo, fue destruido parcialmente por un
incendio» (Martín García 1989: 215).
Con ocasión del primer incendio (todavía recordado por los más ma-
yores) en 1924, el edificio sufre un recrecimiento realizado por Emilio
González Álvarez al aumentar una planta el proyecto original, aunque ya
existía en el siglo xix un último piso en forma de ático retranqueado que
desaparece en 1924. También se prolonga la edificación hacia el este (Fi-
gura nº 4). Entre 1850 y 1950 se construyen diversos edificios que rodean
la Fábrica. En 1950 un autor (García Martín 1950: 51) sugiere utilizar los
edificios e instalaciones de la Dehesa de la Serna como Lavadero Pro-
vincial de Lanas, un uso que «históricamente recordarían los finísimos
trabajos de los antepasados», pero esta sugerencia no se lleva a efecto. En
ese mismo año sin embargo el edificio del Puente, la Fábrica de Harinas,

124 JoséLuis Gutiérrez Robledo se ha referido a este edificio en su tesis doctoral de donde
provienen los datos que siguen (Informe de 26 de octubre de 1993 al alcalde de Ávila).
El molino harinero de 5 ruedas y la presa eran propiedad de los frailes de la Antigua.
El proyecto de construcción lo redactan los arquitectos Ceferino de la Serna y Juan de
Medina. El edificio tenía una planta semienterrada de sillería para las máquinas del
molino y sobre ella otras tres plantas de 11 pies de alto (poco más de tres metros). La
construcción se planeó en mampostería, con sillería en esquinales, cornisas e impostas,
y en dinteles y batientes de los huecos. Las dimensiones de la planta eran 81 por 21,4
pies. En el transcurso de la obra se amplía la longitud de la planta en 16 pies y la altura
de cada piso un pie más. Fue un edificio estrictamente funcional, adornado únicamente
por una sillería apiconada en las zonas que era preciso reforzar y con una organización
en la que la simetría regularizaba todo. Dos únicas preocupaciones parecen haber guiado
a Serna y Medina: lograr un edificio fuerte y bien iluminado. Con ello lograron la mejor
muestra arquitectónica que la ilustración y el neoclasicismo tienen en la ciudad.

237
María Cátedra

Figura 4. Planta y alzado de Emilio González en 1924 para la reforma y ampliación de la Fábrica
de Harinas.

alberga la industria más importante de la ciudad, si bien su producción es


para el consumo local y de su inmediato entorno125.
La Fábrica se incendia nuevamente una madrugada de octubre de
1984, el mismo día que comenzaba la tramitación legal de expediente
para la declaración de su maquinaria como Bien de Interés Cultural.
Una enorme llamarada al anochecer alertó a un buen número de abu-
lenses y su maquinaria ardió como una tea en el edificio principal del
siglo xviii. Los rumores sobre esta «casualidad» se extendieron por la
ciudad. Durante unos años el entorno de la vieja Fábrica, sin tejado y

125 IEAL, (1951: 25-29). Del total de la población obrera, apenas 700 operarios, la industria
más importante es la Fábrica de Harinas, que cuenta con el mayor contingente de obreros
(41 de un total de 63 operarios dedicados a esta actividad). Está catalogada en la categoría
D (industria media y grande) frente a la característica industria artesana y de pequeños
talleres de la ciudad.

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Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

sin uso, se va deteriorando poco a poco. Después vuelve a surgir el tema


de la Fábrica.

II. La polémica de la Fábrica de Harinas


«Su ubicación, su posible valor histórico o artístico, la proximidad a
la muralla; todo ello aderezado con unas notas de enfrentamiento políti-
co, componen esta polémica...Todos estos enfrentamientos no se estarían
dando si hace diez años un incendio no hubiera destruido todo el interior
del edificio... El incendio, aún no esclarecido suficientemente, redujo a
cenizas la maquinaria y únicamente respetó los muros exteriores y el solar,
que fue comprado hace unos años por el ayuntamiento a sus propietarios.
Para que nada faltase en esta polémica hay que señalar que la fábrica se
encuentra al lado de donde debe ir ubicado el nuevo puente sobre el río
Adaja… si finalmente se construye» (L. Sánchez 1994: 25)

El 2 de junio de 1991 un reconocido historiador del arte126 abulense


dirige una carta al presidente de la Ponencia Técnica de la Comisión del
Patrimonio (a la que él mismo pertenece), manifestando su preocupación
por la noticia recientemente aparecida en la prensa sobre el próximo de-
rribo del edificio de la Fábrica de Harinas. Destaca cómo este edificio
es el único exponente de arquitectura industrial significativo de la ciu-
dad, a pesar de los dos incendios sufridos, y solicita que la Comisión y
Ponencia Técnica examine, como es preceptivo, la propuesta de derribo
y las edifica­ciones anexas que incluye diversas construcciones, desde ga-
lerías  del siglo xvi a casas del xx. Propone una alternativa que salve lo
esencial del conjunto arquitectónico.
Ese mismo año un profesor de filosofía y antropología escribe en el
periódico local (Tomé, 1991) un artículo de opinión donde recoge cla-
ramente las dos posturas en torno a la Fábrica: derribarla o conservarla.
En el primer caso se aducen un conjunto de «razones estético-higiénico-
ecológicas»; la estéticas se refieren a que el derribo despeja la vista de
la muralla en su lienzo oeste y con ello se acrecienta la oferta turística; la

126 José Luis Gutiérrez Robledo en instancia al Presidente de la Ponencia Técnica.

239
María Cátedra

higiénica tiene que ver con el mal estado del entorno del edificio, lleno
de suciedad y abandono; y por último se necesitan parques en la ciudad,
por los que claman continuamente asociaciones de vecinos y ecologistas.
Según este profesor esta postura «enmascara un determinado estilo de
vida cuyo fundamento es la glorificación del presente y el desprecio más
absoluto del pasado». En contra de estas supuestas razones opone que la
oferta turística es mayor con la Fábrica que sin ella, que no es costosa la
rehabilitación del edificio y la limpieza del área, y que no es necesario
derribar el edificio para construir un parque. «La Fábrica –afirma– es
uno de los elementos simbólicos de la ciudad», hay razones conservadoras
y desprecio por «cualquier cosa que pueda significar cambio o transfor-
mación, como en su época lo supuso la fábrica... una actitud de verdadero
progreso pasa por la defensa a ultranza de este edificio».
Se suceden los artículos de opinión sobre el tema127. El Diario de Ávila
de fecha 10-4-1992 recoge un escrito acompañado de 81 firmas con el
siguiente título: Por la Protección y Rehabilitación de la Fábrica de Harinas
en el que se solicita al ayuntamiento que inicie el expediente de declara-
ción de Bien de Interés Cultural y se realice un proyecto de rehabilitación
integral. En el escrito se alude a su valor histórico y urbano, se cita la
Constitución española en materia de Patrimonio Histórico y se señala que
existen diversos informes municipales y territoriales favorables a su con-
servación. La mayoría de los firmantes son profesionales de la enseñanza
y abundan entre ellos las posiciones de izquierda128.
En junio de 1993 se organizan unas Jornadas sobre la Fábrica de Ha-
rinas y su entorno por parte de la Asociación Cultural Manqueospese la

127 Uno de los más firmes defensores de la opción de rehabilitación es el historiador Sera-
fín de Tapia, que es el autor de varios de los escritos editados por la Asociación Cultural
Manqueospese la Veré.
128 Casi todas las firmas incluyen las profesiones de los que apoyan tal documento: la mayo-
ría, aproximadamente la mitad, son profesores y maestros. No sobresalen otras profesio-
nes, aunque se cuentan una veintena entre arqueólogos, arquitectos, pintores, abogados
y otros. El resto de los firmantes son funcionarios, auxiliares, autónomos, industriales y
diversos trabajadores.

240
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Veré creada en defensa del patrimonio cultural129. El programa incluye


tres días de conferencias y una mesa redonda sobre el entorno natural y
la arquitectura de la Fábrica, la historia de la Real Fábrica y el entorno
histórico del Barrio de la Puente. Las jornadas suponen un esfuerzo por
realizar una labor divulgativa considerable. Un folleto de 14 páginas reco-
ge un resumen de la historia de este edificio y su entorno, y un relato de
ficción que evoca la visita a la Fábrica de un imaginario viajero inglés en
1877; una pequeña carpeta contiene 5 grabados y fotografías de la ciudad
con la Fábrica visible a la derecha130. La asociación Manqueospese, aunque
existía anteriormente, a partir de este momento será protagonista en la
defensa de la Fábrica y aglutinará a un amplio colectivo de abulenses.
Los fines de la asociación incluyen el servir de foro de opinión sobre el
patrimonio, promover el conocimiento y recuperación del patrimonio no
protegido, denunciar las agresiones y facilitar su uso y disfrute131. El sello
de esta asociación es precisamente la fachada oeste de la Fábrica, el dibujo
del edificio de cuatro pisos con doce ventanas. El propio nombre de la aso-
ciación implica conflicto, es provocativo y sugiere, de partida, una cierta

129 Parasufragar los exiguos gastos de las Jornadas se edita un Bono de Ayuda en defensa
de la Fábrica de Harinas por valor de 1000 ptas. Se editan carpetas, carteles y folletos
sobre la Fábrica.
130 Intervienen Rafael Sánchez, Julio García, Ovidio Pérez Martín, Gonzalo García Martín
y Serafín de Tapia. En la Mesa están invitados grupos políticos, diversas asociaciones,
instituciones y miembros de la administración. También interviene el alcalde de la ciu-
dad. Tienen lugar entre el 29 de junio y el 3 de julio en la Escuela Universitaria de Magis-
terio. Un buen grupo de los profesores de esta Escuela son partidarios de la rehabilitación
del edificio.
131 1.Ser foro de opinión para debatir sobre el patrimonio histórico, artístico, cultural y natural de
Ávila.
2. Promover el conocimiento y la recuperación de ese otro patrimonio urbano y rural carente de
reconocimiento y suficiente protección por parte de las administraciones correspondientes.
3. Hacer posible la creación y difusión de una conciencia que valore y proteja de manera integral
ese patrimonio.
4. Denunciar las agresiones que contra el patrimonio se produzcan desde los diferentes ámbitos
particulares, administrativos e institucionales.
5. Proponer medidas de protección, mejoramiento y uso del patrimonio.
6. Facilitar el disfrute del patrimonio. En Boletín nº 1 de Manqueospese la veré, pág. 8. No
tiene fecha pero se publica probablemente entre septiembre y octubre de 1995.

241
María Cátedra

oposición al poder132. En la presentación de las jornadas se indica que un


grupo de ciudadanos se propone dar cuenta de un patrimonio olvidado.
«Ávila –escriben– no es solo sus murallas, sus iglesias, sus palacios» sino
también este ejemplar de arquitectura industrial.
El Alcalde de Ávila, Ángel Acebes, solicita diversas opiniones por
escrito a distintos especialistas. Uno de ellos133 en sus conclusiones mani-
fiesta: «Creo que no se puede tirar parte de nuestra historia para permitir
una mejor vista de otra parte y no comparto el afán por dejar los edificios
históricos (las murallas ahora) totalmente aislados, logrando una discuti-
ble visión panorámica a base de suprimir otras construcciones que tienen
su interés. Es decir, no creo que deba arrasarse toda la Real Fábrica».
Propone suprimir los añadidos al edificio original y las edificaciones que
rodean la Fábrica si se comprueba no son de especial interés.
Un suceso agudizará la polémica que estalla en marzo y abril de 1994
y que continúa a lo largo del verano. Voy a describir la controversia tal
como sucede cronológicamente. El día 21 de marzo Manqueospese escribe
una carta al alcalde donde se queja de las numerosas pintadas que unos
desconocidos, partidarios del derribo, han realizado en la propia Fábrica
y edificios colindantes, entre ellas una dedicada a la propia asociación. La
asociación se queja del ensañamiento que supone tal actividad, el peligro
para la zona en general y solicita se borren tales «muestras de barbarie
y de insensibilidad». Entre otras pintadas destacan en el propio edificio
estas frases: «Esto no es un monumento, es una ruina», «¡Demolición ya!»,

132 Se refiere a una antigua leyenda abulense sobre un padre que no permite que el preten-
diente de su hija vea a ésta, encerrándola en una torre. «Manque os pese la veré» es la res-
puesta del joven ante tal imposición, y para ello construye un castillo desde donde divisa
a su enamorada. Parece ser que el dar ese nombre a la asociación y el sentido de oposición
al poder no fue algo premeditado. En el origen de la misma está un grupo de personas
reunidas casualmente donde se comentó el mal estado en que se encontraba el castillo de
Manqueospese, de propiedad privada y en trance de una dudosa rehabilitación. De ahí
se habló de la necesidad de organizarse para proteger el patrimonio. Rafael Sánchez será
su presidente desde su constitución y Serafín de Tapia uno de los miembros más activos,
siendo elegido más adelante concejal por IU (Izquierda Unida).
133 Laconclusión es de Gutiérrez Robledo, quien expone su opinión por escrito el 26 de
octubre de 1993 al alcalde.

242
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

«Espacios verdes», «¿Ruinas? No, gracias». También hay una amenaza de


pintar las murallas si no se derriba la Fábrica.
Dos días después, un periodista escribe en la prensa local134 un peque-
ño artículo titulado Una demolición necesaria donde indica que, aunque no
aprueba las pintadas, considera «no son más que el clamor popular que
pide también la demolición» de «esa fea ruina». Según el autor es irónico
que los partidarios de la conservación planteen razones de tipo histórico
cuando lo único que se conserva, tras sucesivos incendios, son los cimien-
tos y algún trozo de algún muro. Solicita al equipo de gobierno del ayun-
tamiento «que tiene mayoría absoluta» tome la decisión del derribo. Entre
las razones aludidas, se indica el despejar la vista de la muralla, retirar la
carretera de la cercanía de las murallas, mejorar el tráfico y eliminar una
«ruina inservible» que no merece la pena rehabilitar.
El 7 de abril de 1994, el mismo periodista anuncia la noticia de que el
ayuntamiento ha aprobado el día anterior el derribo de las «ruinas» de la
Fábrica135. Un subtítulo de la noticia indicaba: «Por el momento se conserva-
rá una parte de la misma, para ver el efecto posterior». El acuerdo fue tomado
con los votos del PP y del CDS, estando ausente el concejal de IU136. El
alcalde dio cuenta de varios informes de historiadores, y anunció que se
iban a derribar todos los elementos sin valor histórico (edificios anejos,
cuerpo este de la Fábrica, planta superior del cuerpo oeste). Se dejará el
resto que «según algunos informes, pudieran pertenecer a la Real Fábrica
de Algodón». Según el alcalde estos derribos aligeran «el problema de
mala imagen que ofrecen estas ruinas». El portavoz socialista indica que

134 Fernando Alda, «Una demolición necesaria», El Diario de Ávila 23-III-94.


135 «Elayuntamiento aprobó el derribo de las ruinas de la Fábrica de Harinas», El Diario de
Ávila, 7-4-94: pp. 1 y 3.
136 En sesión de 6-IV-1994. Se indica en el acta: «Una vez conocido el estado de abandono y
deterioro que sufre la zona, agravado últimamente con la aparición de pintadas...» «conside-
rando la conveniencia de limpiar todo el entorno ...y evitar en lo sucesivo las «pintadas» que se
han producido»... El artículo indicaba que el PSOE «aun cuando se mostraba a favor de la
propuesta municipal, solicitaba que se rehabilitase la parte que se iba a mantener, cuestión que no
fue aceptada por el PP, por lo que los socialistas votaron en contra». Fernando Alda, El Diario
de Ávila, 7-4-1994, pp. 1 y 3.

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María Cátedra

«no hay que dar la imagen de que se actúa bajo presiones» refiriéndose a
las pintadas. En el solar resultante se construirá una zona verde, un parque
público y a la vez un retranqueo hacia el río de la carretera de circunvala-
ción, y pavimentanción del puente romano haciéndolo peatonal.
El día 8 de abril un comunicado de Manqueospese muestra su desacuerdo
ante el derribo. «Ávila necesita la consolidación de su patrimonio, no su
destrucción» –indican– «derribar las edificaciones y dejar tan solo una
zona verde y de tránsito de vehículos, podrá beneficiar a unos pocos
pero no al conjunto de la población». Entre los usos que se proponen
al edificio rehabilitado se citan: centro social, eco-museo, escuela taller,
albergue juvenil, etcétera. Se afirma que un buen número de asociaciones,
incluidas las ecologistas, y muchos otros ciudadanos son favorables a la
rehabilitación. Muy al contrario, El Diario de Ávila ese mismo día señala
en un pequeño texto, «Posturas valientes», que la mayor parte de los
abulenses (y de los informes históricos) están a favor del derribo137.
El 10 de abril el periódico local recoge una opinión en contra del
derribo y otra a favor. Esta última es la del presidente de la asociación
de vecinos de San Esteban, la agrupación más cercana a la Fábrica. El
Presidente se muestra de acuerdo en el derribo de las «ruinas» de la Fá-
brica y de los demás edificios de la barriada, y en la construcción de un
nuevo puente y demás proyectos. En contra del derribo se manifiesta el
concejal de Izquierda Unida en el ayuntamiento138, quien además rechaza
el proyecto del nuevo puente ya que perjudicaría el entorno histórico de la
Fábrica, y propone un proyecto global sobre la zona, con recuperación de

137 El título refleja la acusación de tibieza en la votación que dedican al PSOE «por temor a
las críticas que puedan recibir de una asociación» en clara referencia a Manqueospese. Se
refieren a sus concejales como «los pilatos políticos de turno». Viene acompañado el texto
con 6 fotografías de la Fábrica.
138 Elconcejal señala que la protección del patrimonio histórico-artístico de la ciudad, tanto
el catalogado como el no catalogado, ya fue recogido en su programa electoral en julio
de 1991. En ese mismo año IU (y posteriormente en diciembre de 1993) propuso un
concurso de ideas para aprovechar los edificios de la Fábrica. También se refiere a otro
edificio industrial –la Fábrica de la Luz– pidiendo sea cedido al municipio para darle un
uso comunitario.

244
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

edificios. Por último manifiesta su sorpresa de que se haya tomado una


decisión urgente bajo la presión ejercida por las «pintadas».
El día 12 de abril se producen en el Diario nuevas adhesiones al de-
rribo por parte de la Cámara de Comercio de Ávila y la Confederación
Abulense de Empresarios (CONFAE). En este último caso el acuerdo se
tomó «dos o tres meses antes» por parte del órgano ejecutivo de la confe-
deración139. En la misma página aparecen otros dos artículos dedicados al
mismo tema. Uno de ellos, muy breve, indica que el PP y el CDS desesti-
man dos mociones presentadas por IU, con apoyo del PSOE. Una propo-
ne que cualquier decisión sobre la Fábrica se adopte en el pleno y no solo
en la comisión de urbanismo. La otra es una reprobación de las «pintadas»;
ambas son denegadas. El otro texto, anónimo, es una contestación a una
nota de prensa del PSOE («El PP critica al PSOE por oponerse al derribo
de la Fábrica de Harinas») y reitera los dos argumentos principales de los
partidarios del derribo: favorece la visión de la muralla y facilita la entrada
a la ciudad. Se defiende de las acusaciones vertidas contra su partido (en
el sentido de ser «un atentado de la derecha al patrimonio») y proponen
«someternos gustosos a los abulenses para que decidan por sí mismos en
qué ciudad queremos vivir y trasmitir a nuestros hijos».
Un artículo de tono más histórico, pero partidario del derribo, se pu-
blica en El Diario de Ávila el día 14 de abril con el título «Entremos en
la polémica... La fábrica de harinas Santa Teresa»140. El autor encuadra
adecuadamente la Fábrica considerándola «una verdadera joya de la in-
dustrialización de Ávila»... si no se hubiera quemado. Hoy solo quedan
«unas venerables ruinas», un «mamotreto» que «dejando aparte sentimen-
talismos» no merece la pena rehabilitar por los motivos estéticos y los
problemas de circulación rodada aludidos.

139 Noobstante el titular de la columna (La Cámara de Comercio de Ávila se pronunció a favor
de derruir la fábrica), el texto aparece ambiguo ya que se indica que el acuerdo adoptado
por la asamblea es «Apoyar el derribo de la fábrica de harinas. Que se restauren (?) o tiren
todos los edificios que se encuentran en los aledaños, lo mismo que los que se encuentran
en ruinas en el Puente Adaja, que se restauren o se tiren». Se pide la instalación de un
puente nuevo y la peatonalización del puente romano.
140 El autor es Antonio de la Cruz Vaquero.

245
María Cátedra

El 15 de abril la prensa nacional se hace eco del problema y aparece


un extenso texto141 titulado «La antigua Fábrica de Harinas enfrenta a los
partidarios del derribo con los rehabilitadores». El tono de este artículo
es más informativo y menos valorativo que los aparecidos en el periódico
local. El autor define la polémica, hace una breve historia de la Fábrica y
aporta opiniones a favor y en contra del derribo. Refiriéndose al incendio
de 1984 indica: «Como fábrica de harinas... se mantuvo hasta que hace
diez años, ya por entonces sin producción, se incendió sin que se hayan
aclarado muy bien las causas. En concreto, el incendio se produjo la noche
anterior a que su maquinaria iba a ser declarada por la Junta de Castilla
y León bien de interés cultural». Según el alcalde los informes solicita-
dos son contradictorios y algunos estiman que el edificio no tiene valor
–como por ejemplo el emitido por el cronista oficial de la ciudad–. Indica
que el alcalde se defiende de la acusación de no tener un proyecto para
la zona y también de querer derribarlo todo, con el comentario siguiente:
«Si quisiéramos derribarlo, ya lo habríamos hecho y no tendríamos ahora
estos problemas». Esta frase sugiere que la Fábrica verdaderamente se ha
convertido en un tema molesto para el ayuntamiento.
Sendos artículos aparecen también los días 18 y 27 de abril en la pren-
sa regional y nacional142. El primero de ellos está firmado por Gonzalo
Martín, un especialista de la Real Fábrica. En este mesurado artículo sale
al paso de opiniones que ponen en duda el valor histórico del edificio. En
el otro texto se resume así el problema: «Su ubicación, su posible valor
histórico o artístico, la proximidad a la muralla; todo ello aderezado con
unas notas de enfrentamiento político componen esta polémica». «Todos
estos enfrentamientos no se estarían dando si hace diez años un incendio
no hubiera destruido todo el interior del edificio... El incendio, aún no

141 Aparece en el periódico El Mundo en su sección de Castilla y León (p. 8) un extenso


texto firmado por Maximiliano Fernández.
142 Gonzalo Martín García (en el Suplemento Regional del periódico El Mundo) propone la
conservación de los restos; si por el contrario se decide la demolición, plantea se explique
con honestidad tal decisión. El artículo del 27 de abril pertenece al El Norte de Castilla
en un texto firmado por el corresponsal Luis Sánchez que lleva por título De fábrica de
harinas a viejo edificio de valor histórico.

246
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

esclarecido suficientemente, redujo a cenizas la maquinaria y únicamente


respetó los muros exteriores y el solar que fue comprado hace unos años
por el ayuntamiento a sus propietarios. Para que nada faltase en esta po-
lémica hay que señalar que la fábrica se encuentra al lado de donde debe
ir ubicado el nuevo puente sobre el río Adaja... si finalmente se construye».
La revista Ávila Semanal, entre el 22-28 de abril, recoge en su portada
una fotografía de la fachada oeste de la Fábrica y el título «La fábrica de
harinas se tambalea. Reportaje gráfico del interior del edificio». En este
número aparecen diversas referencias143 al tema. Dos artículos llaman la
atención; uno de ellos («Fábrica de Harinas: un valor testimonial y otros
interrogantes») incide en el escaso valor arquitectónico de la Fábrica tras el
incendio, y la modestia de sus almacenes y anejos, frente a su importante
valor testimonial o histórico. En resumen el autor está de acuerdo con la
solución intermedia propuesta por el alcalde –el derribo parcial– pero sal-
vando y rehabilitando el edificio principal. Pero además plantea el proble-
ma de la responsabilidad no suficientemente aclarada sobre el incendio144.
En abril de 1994 la asociación Manqueospese redacta una hoja infor-
mativa. Los responsables se habían percatado de que muchos abulenses
desconocían el valor de la Fábrica de Harinas y su importancia histórica.
Por ello hacen un breve resumen histórico de este edificio y su entorno.
Un argumento sin embargo llama la atención. Se indica: «Recientemente
se ha desatado una campaña contra la Fábrica de Harinas y su entorno,
básicamente apoyada en el argumento de su escaso valor artístico. Convie-
ne decir a este respecto que la mayoría de los abulenses todavía poseemos
una concepción del Patrimonio Histórico-Artístico demasiado restrictiva
de forma que, si nos atenemos a la arquitectura, tenemos tendencia a

143 Se
repiten algunas noticias aparecidas en el Diario de Ávila y en el artículo de Gonzalo
Martín publicado en El Mundo.
144 Dice así: «Totalmente marginada queda una gran cuestión a la que debería haberse pres-
tado atención en las instancias pertinentes; la del incendio de la Fábrica de Harinas la
noche antes a que fuera sometida a la aprobación de la Junta su declaración como bien
de interés cultural, por la calidad de su maquinaria, un bien que, con el fuego quedó
sustraído a los abulenses y al resto de la Humanidad. ¿Se ha preguntado o investigado
por los órganos competentes si pudo haber responsabilidades? ...» (p. 5).

247
María Cátedra

considerar que solo merece respeto y admiración la arquitectura suntuaria


(palacios, iglesias, etcétera); sin embargo la vigente Ley de Patrimonio
incluye bajo su protección no solo los inmuebles artísticos sino también
los de interés histórico, científico o técnico (art. 1, 2). Este es el caso del
conjunto que estamos considerando...». Entre los usos que se proponen al
edificio rehabilitado se citan: centro social, museo de escultura, albergue
juvenil, museo etnográfico provincial, etcétera. Se apunta también que
aunque haya una necesidad urbanística –y especialmente la de tráfico– los
derribos nunca deberían ser indiscriminados145.
El 23 de junio se informa a los socios de Manqueospese que la Comisión
Técnica de Patrimonio ha rechazado el proyecto de derribo presentado
por el ayuntamiento «por lo que éste tiene que redactar uno nuevo en el
que se contemple un estudio de cada uno de los edificios del conjunto y se
valoren, desde el punto de vista histórico y arquitectónico, antes de tomar
una decisión». La asociación se pone en contacto en el mes de junio y
julio con la UNESCO146, con diversos grupos parlamentarios de Castilla
y León; los alcaldes de Santiago, Salamanca, Cáceres, Toledo y Segovia;
medios de comunicación locales y nacionales –prensa y radio–, presidente
de Hispania Nostra, Casa Real española, Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, Real Academia de la Historia, Subdirección General
del Patrimonio, Subdirección General de Monumentos y Arqueología,
Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y Círculo
de Bellas Artes. La actividad de la asociación continúa y ni siquiera el
verano frena la labor emprendida.
El 15 de julio de 1994 aparece en el Boletín Oficial de la Provincia
un anuncio sobre las obras de demolición de las edificaciones anejas y
añadidos de la Fábrica, limpieza del entorno y pavimentación del puen-

145 Aparte de otras gestiones, como la realizada en la Escuela Superior de Arquitectura de


Valladolid en mayo de 1994, para que se dieran a conocer los proyectos realizados por
los alumnos de 6º sobre la zona de la Fábrica.
146 Este organismo solicita a su vez información al Ministerio de Cultura que deriva a la
Junta de Castilla y León al estar transferida la competencia. El 23 de agosto sale de
la Junta la contestación al Ministerio que, a su vez, deriva a la UNESCO, cuando ya se
ha realizado el derribo parcial.

248
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 5.

te romano147. El día 19, la Comisión Provincial de Patrimonio informa


favorablemente la propuesta municipal de derribo gracias a los votos de
funcionarios y cargos políticos y con la oposición de los tres técnicos de la
misma. La hoja informativa de Manqueospese se convierte en un díptico
que firma conjuntamente con la asociación Amigos de la ciudad y del que
se reparten 12  500 ejemplares por toda la ciudad. También se reparten
unas pegatinas con el membrete de la asociación, el sello de la Fábrica y
la leyenda ¡SALVÉMOSLA! (Fig. nº 5). El 27 de julio se presenta un
recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia
de Castilla y León solicitando la suspensión del acuerdo de derribo.

147 Seconvoca la obra por 8 427 878 pesetas en un plazo de ejecución de tres meses. El 26
de julio aparece en el B.O. de Castilla y León (pág. 4013-4).

249
María Cátedra

El 12 de agosto se trata de llegar a un entendimiento con el alcalde


Acebes ofreciéndole la retirada del recurso contencioso-administrativo a
cambio de que acepte o bien someter el destino del barrio al dictamen
vinculante de una comisión (formada por un urbanista, un arquitecto y
un historiador) o bien limitar el derribo a las casas paralelas a la muralla
y garantizar la rehabilitación del resto. Tales propuestas no se tienen en
cuenta, pero el alcalde se compromete a la transparencia del proceso. El
Director General de Patrimonio aprueba el derribo parcial148. La comisión
de gobierno adjudica las obras el día 2 de septiembre.
En las primeras horas del sábado 3 de septiembre –a las 5 de la ma-
ñana concretamente– «Con el inicio del alba, potentes excavadoras y un
martillo neumático de gran tamaño»149 comienzan la demolición parcial
que seguirá en los siguientes días. Además de las edificaciones anejas, se
derriba el ala este y el último piso del ala oeste del edificio principal, que
constituyen los añadidos posteriores a la Real Fábrica (Figura nº 6). El
mismo día 3, Manqueospese y Amigos de la ciudad envían una indignada
nota informativa a la prensa local en la que se pide la dimisión del al-
calde150. Y también el PSOE e IU hacen un comunicado de protesta. El

148 Con dos prescripciones: que durante el derribo se realice un seguimiento arqueológico y
que antes de intervenir en el edificio original había que hacer una propuesta de mante-
nimiento, algo que no se ha hecho. Véase R. Sánchez en Crónica de un derribo anunciado
(en memoria de la Real Fábrica de Algodón) Boletín de Manqueospese la Veré nº 2, noviembre
1996.
149 El Diario de Ávila (4-9-1994, Portada).
150 Que no se publica pero de la que se hace eco El Diario de Ávila al día siguiente. En el
comunicado se vierten, entre otras opiniones, estas frases «El ayuntamiento ha demolido
en el día de hoy uno de los conjuntos simbólicos de nuestra ciudad»... «apenas unas horas
después de una más que sospechosa adjudicación de obras y casi con nocturnidad y ale-
vosía...» El alcalde «haciendo uso de una gran prepotencia e incumpliendo sus promesas
de transparencia...» y sin «el más elemental respeto hacia el poder judicial ya que las aso-
ciaciones que suscriben habíamos presentado en el mes de julio un recurso contencioso-
administrativo...». También se pide su dimisión como presidente del grupo de ciudades
españolas Patrimonio de la Humanidad. El alcalde se defiende el día siguiente en El
Diario indicando que el acuerdo es de abril y que se ha hecho de noche para cortar el
tráfico en el puente Adaja durante 5 horas. Se pregunta «¿por qué algunos querían saber
cuándo íbamos a tirar la fábrica? a toda costa, tal vez para tomar medidas que impidiesen
un derribo que tiene todos los permisos».

250
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 6. Derribo parcial de la Fábrica de Harinas. (Foto: José Luis Jiménez).

Diario de Ávila recoge la noticia del derribo el día 4 y un editorial en que


se manifiesta que la decisión ha sido respaldada por los representantes
municipales abulenses151. La postura de este diario está clara: «Desde este
periódico hemos de aplaudir la decisión municipal de limpiar la muralla
de un pegote que la tapaba y que hacía muy peligrosa la circulación ro-
dada...». Tres artículos son especialmente virulentos, todos escritos por
la misma mano y que aparecen en la última página de El Diario, en la
sección El Zumbo en diferentes días152. Uno de ellos («La muralla se im-
pone a las ruinas») informa que algunos vecinos del Arrabal del Puente
prorrumpieron en aplausos al ser despertados por las máquinas del derribo

151 Alno haber unanimidad en la Comisión de Patrimonio el acuerdo municipal fue tomado
por el PP y el CDS que contaban con 16 concejales frente a 4 del PSOE y 1 de IU.
152 Los firma Alonso de Ávila, un pseudónimo. El propio nombre de la sección –El Zum-
bo– tiene el significado de toque de atención y reorientación tal como se indica: «Una
campana de la torre de la parroquia de San Juan Bautista de Ávila tocaba durante toda
la noche para que, por su sonido, los extraviados pudieran orientarse. Es EL ZUMBO».

251
María Cátedra

y que «El pequeño grupo que hizo de estas ruinas su estandarte (aludiendo
a Manqueospese) fue cogido fuera de juego... Bien hizo el alcalde... en orde-
nar el derribo… sin avisar a prácticamente a nadie. De esta forma se han
evitado problemas... encadenamientos, medidas de presión, incluyendo la
fuerza física y la violencia... se ha evitado el numerito». El cronista de la
ciudad, partidario del derribo, con 87 años y dificultad para andar, es lle-
vado en coche a la zona para contemplar la «hermosa vista» de la muralla
que se aprecia tras el derribo153.
El lunes 5 aparece este titular: «Satisfacción entre los abulenses por el
derribo de la vieja Fábrica de Harinas», que indica el tono del artículo. El
autor califica a lo derribado de «edificios sin mérito ninguno» y al edificio
principal de «viejo edificio con mérito de piqueta». Informa que cientos de
abulenses acudieron a la zona el fin de semana mostrando su «satisfacción»
por los consabidos motivos estéticos y de circulación y también hace una
crítica a los que considera autores de la polémica, los miembros de Man-
queospese, apoyados por algunos grupos políticos de izquierda154. Al día
siguiente, y en el mismo diario, se lee en un nuevo texto: «Las Asociacio-
nes de Vecinos de Ávila, a favor del derribo de la Fábrica de Harinas»155.

153 Uno de los apartados de este artículo «Un arquitecto hecho una fiera» se ensaña con un
técnico, responsable del patrimonio abulense, que trató de parar el derribo y solicitar
los permisos correspondientes. Se pone en duda incluso su poder de decisión: «¿Qué
hace un funcionario votando en una comisión como la del Patrimonio, junto con los
representantes del pueblo? Vamos, que esas comisiones precisan una reforma total... Los
técnicos están para informar y para cumplir lo que ordenan, conforme a ley, los superiores
políticos...». Y se sugieren medidas: «Un funcionario que actúa de esta forma precisa ser
llamado al orden y relevado de sus funciones». Al parecer se iniciaron posteriormente los
trámites previos al expediente de este técnico.
154 Lo firma Juan Ruiz-Ayúcar, pág. 3. Dice concretamente: «satisfacción por la demolición
de un edificio que tapaba la visión de la muralla en su lienzo occidental y añadía
un problema de tráfico al impedir que la calzada permitiera la circulación cómoda
de vehículos»... «Eliminada la polémica que provocó casi exclusivamente la asociación
‘Manque os pese la veré’, apoyada por ediles socialistas y el único de IU...».
155 Diario de Ávila, 6-9-1994. Esta firmado por F. J. Rodríguez. De la lectura del texto se
deduce que quienes se manifiestan son los Presidentes de las Asociaciones y que lo hacen
a título personal.

252
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

En la misma página una pequeña columna156 indica: «La empresa que


está llevando a cabo las tareas de demolición recibe amenazas», al parecer
mediante llamadas telefónicas anónimas que amenazan con quemar la
maquinaria utilizada en la demolición. Se recoge la noticia de la rotura
de un cristal de la cabina de una excavadora. También se indica que Man-
queospese ha organizado durante el fin de semana actos de protesta muy
minoritarios («seguidos por cerca de una veintena de personas») y colocado
carteles alusivos, mientras el alcalde ha recibido «muchísimas muestras de
apoyo». Parece que el derribo no tuvo tanta unanimidad y por el contra-
rio se produjeron ciertos incidentes serios157. El Mundo, en su sección de
Castilla y León, recoge la noticia del derribo el día 5 de septiembre con
el sugestivo título «La maldición de la fábrica de harinas» y se refiere a
la polémica en que está envuelta. El autor enumera los distintos avatares
a lo largo de su historia, sus cambios e incluye una pequeña columna que
encabeza así: «Acaba la triste historia de un fracaso industrial»158.
El día 14 de septiembre El Diario de Ávila recoge la noticia de que el
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha desestimado el recurso
contencioso-administrativo presentado por Manqueospese para suspender
la demolición, si bien ésta ya se había producido cuando se emite el auto

156 Firmado por Fernando Alda. En el mismo número y día este autor escribe otra columna
titulada «Los pirómanos andan sueltos» donde protesta por la amenaza de quemar las
máquinas que derriban la Fábrica de Harinas. Otro periodista, Javier Rodríguez, señala
el revuelo provocado en la ciudad.
157 Un artículo anónimo en el apartado «Rosas y espinas» del Diario de Ávila de ese mismo
día es especialmente duro con el funcionario antes aludido: «Espinas arquitectónicas y
contundentes para el arquitecto territorial de la Junta de Castilla y León en Ávila... por
la deplorable e impresentable actitud demostrada el pasado sábado, tratando de impedir,
con malos modos y menos educación, el derribo de las ruinas de la Fábrica de Harinas
de Ávila Capital. Este técnico intentó paralizar la obra, atribuyéndose unas competencias
que él no tiene, intentando presionar al responsable de la empresa y al propio alcalde de
la Ciudad. ¿Desde cuándo puede ser él único guardián del Patrimonio Histórico abu-
lense o desde cuándo puede él paralizar una obra? Otras personas son las que toman las
decisiones, y en este caso su director general ya la había tomado: demoler la fábrica»
158 Firmada por Maximiliano Fernández.

253
María Cátedra

(que lleva fecha de 5 de septiembre y fue notificado el día 7)159. Al día


siguiente (15-9-1994) el alcalde se muestra en El Diario satisfecho de la
resolución judicial y proclama la legalidad del proceso. Otro artículo de
El Zumbo (Diario de Ávila) «Decisiones judiciales acertadas» aplaude la
reciente decisión del tribunal al tiempo que desliza algunas sospechas
hacia «unos poquitos», el grupo que «recurrió a los tribunales», «han orga-
nizado la protesta»... «sin apenas apoyos»160. También se refiere al recurso
el periódico El Mundo en su edición regional, recogiendo la crítica de
Manqueospese por haber adjudicado y ejecutado la demolición sin conocer
el pronunciamiento del tribunal. Informa además que un miembro del
equipo municipal ha recomendado que la gente no se acerque al edificio
por el posible riesgo de derrumbe tras la demolición parcial (probablemen-
te debido a la potencia del «martillo neumático»). La noticia del derribo
aparece en los medios de comunicación. Por ejemplo, El Carabo (Suple-
mento de El Diario de Ávila) en el día 8 de septiembre se refiere a éste
como un «acontecimiento» y dedica este titular: «En defensa del patri-
monio abulense. Derribada la cochambrosa Fábrica de Harinas», edificio
al que define como «antiguo adefesio». También califica implícitamente
a Manqueospese de antidemócrata y de intentar imponer criterios «román-
ticos» y sugiere «cambiar el nombre de alguna asociación, por obsoleto y
chulesco». Manqueospese sigue atentamente el derribo y sus consecuencias.
En un tercer artículo de El Zumbo, –«La ribera del Adaja tendrá vida»–
el autor vuelve a referirse al derribo con estas palabras irónicas: «sigue
calentito el asunto... aunque son pocos, muy pocos, intentan imponer sus
ideas, por las buenas o por las malas... buscan ahora, hasta debajo de las
piedras, las más extrañas historias... se han derribado muros de una ‘valio-
sísima’ iglesia y del molino medieval de la Antigua, casas de hace siglos,

159 Diariode Ávila, 14-9-1994. La noticia aparece en la portada y continúa en la pág. 4. Fir-
ma Fernando Alda quien al día siguiente (15-9-1994) escribe una columna –«Más claro
todavía»– en la que trata a Manqueospese de grupo de presión y le acusa de demagogia,
manipular la verdad y no entender la democracia.
160 Del mismo autor, Alonso de Ávila, en el nº 30 312.

254
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

un barrio de 900 años de antigüedad... una galería de columnas...», aparte


de algunas contundentes descalificaciones161.
Hay adhesiones a favor y en contra del derribo. El 14 de octubre el
Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando felicita al
alcalde «por los derribos realizados que han dejado a la vista una perspectiva
espléndida de las murallas». La información es recogida por El Diario de
Ávila el 22 de octubre162. Más adelante, este director enviará un nuevo in-
forme sobre el edificio principal. Manqueospese muestra el 13 de diciembre
de 1994 su apoyo al Director del Círculo de Bellas Artes y a una locutora
de Onda Cero que han sido demandados por El Diario de Ávila por ex-
poner el primero su opinión sobre el tema en esta emisora. También se
inicia un expediente a un funcionario163. La asociación el día 20 de enero
de 1995 en su circular denuncia el veto de sus comunicados por parte del
periódico local, la presentación de una denuncia en los Juzgados de Ávila
contra el derribo parcial de la Fábrica, al mismo tiempo que se retira
el contencioso-administrativo por lo lento y costoso del procedimiento.
La denuncia contra el ayuntamiento (presentada junto con la asociación
Amigos de la ciudad) está basada en dos supuestos delitos: uno contra el

161 Entre otras, esta frase como muestra: «Intereses, lo que se dice intereses y ‘bastardos’
los que defienden unos pocos... los de aquellos que hacen de la mentira, el chantaje y la
presión psicológica sus instrumentos para acobardar a quien ha de decidir».
162 Manqueospese responde el 25 de noviembre remitiendo a varios académicos de Bellas
Artes una carta en que se da cuenta de la «sorprendente y sospechosa premura con que
se estaba actuando en este asunto durante las últimas semanas...». Denuncian el derribo
del conjunto sin dirección técnica y sin la preceptiva recuperación de materiales. También
se alude a la noticia publicada en la prensa local que recoge la felicitación del Presidente
de la Real Academia de Bellas Artes por estos derribos. Se solicita a los académicos que
intenten averiguar si esta felicitación es a título particular o de la Institución. El arquitec-
to Chueca Goitia responde el 30 de noviembre indicando que la Sección de Arquitectura
de la Real Academia solo había acordado que se derribara la parte más moderna de la
fábrica. Indican que seguirán estudiando el tema. El 26 de junio de 1995 el Director de
la Academia envía a la nueva alcaldesa (al tiempo que la felicita por su elección) un nuevo
informe que básicamente resume así: «solo puede tener interés conservar ese edificio, del
que prácticamente solo quedan las cuatro paredes, si se puede dar una finalidad útil que
compense los cuantiosos gastos de una restauración que vendrá a tener el coste de un
edificio nuevo».
163 Según indica Alonso de Ávila en la sección El Zumbo de El Diario de Ávila, nº 30 332.

255
María Cátedra

patrimonio y otro por prevaricación al haberse supuestamente notificado


a la empresa que realizó el derribo la adjudicación de obras después de
haber comenzado el trabajo de derribo. El juzgado admitió a trámite la
demanda, aunque finalmente sería archivada.
Entre septiembre y octubre de 1995 se publica el número 1 del Boletín
de Manqueospese. Uno de los textos («Aniversario del derribo de la Fá-
brica de Harinas»), un año después del derribo se dice que, a pesar de la
premura en el derribo, el Arrabal del Puente está «profundamente envile-
cido por el abandono, la desidia...»... «Esta Asociación cultural... que hizo
de la Fábrica de Harinas un estandarte, una postura ante la vida, firme
como sus bases y respetuosa con la historia, no olvida este aniversario». El
Boletín explicita los fines de la asociación.
El 8 de noviembre de 1995 un concejal del grupo independiente del
ayuntamiento informa que ha votado, junto al PP, un llamado «Proyecto
de recuperación del entorno de la Fábrica de Harinas» que, pese a su nom-
bre, incluye el derribo del edificio principal. No obstante, solicita hacer un
estudio de toda la zona «por ser esta una zona emblemática para Ávila». El
19 de noviembre de 1995, Manqueospese vuelve a enviar cartas a diversos
especialistas y medios de comunicación. En la última Comisión de Ur-
banismo del ayuntamiento (31 de octubre de 1995) se había aprobado el
proyecto de derribo de la Fábrica y el adecentamiento del lugar164. En di-
ciembre de 1995 Manqueospese edita un folleto informativo con un dibujo
que recoge dos perspectivas posibles de la zona. En una de ellas se aprecia
un solar vacío y un gran volumen de tráfico que lo rodea, con un puente
nuevo a la derecha; la otra perspectiva (visible cambiando de posición la
hoja) muestra un parque con una graciosa Fábrica restaurada y sin tráfico.
A los lados se lee: «¿qué prefieres? ...la fábrica de harinas...» (Figura nº 7).
Suscriben el folleto Manqueospese, Amigos de la ciudad, Asociación de artistas

164 Con un coste de 86 millones, el proyecto se aprueba con los 14 votos del PP y el del
AIAV (antiguo CDS) y el rechazo del PSOE e IU, con 3 concejales cada uno de ellos. El
siguiente paso es que el tema sea tratado en la Comisión Provincial de Patrimonio (donde
hay mayoría de miembros de la administración). A mediados de diciembre se espera que
el Director General de Patrimonio de la Junta sancione el derribo.

256
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 7.

plásticos, IU, PSOE, UGT, CC.OO y Consejo de la Juventud de Ávila. El


folleto contiene una breve exposición de su significado histórico, la reva-
lorización de la arqueología industrial en Europa, los posibles usos de la
Fábrica y el proceso paulatino de demolición.
El número 2 del Boletín se publica en noviembre de 1996 y como pri-
mer titular se lee «El derribo de la Fábrica de Harinas o la historia de una
tropelía». El editorial incluye este comentario: «...están ocurriendo muchas
cosas –todas muy negativas– respecto al patrimonio abulense. Parece que,
ante la próxima aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de
Ávila y del Plan Especial, se están dando prisa el Ayuntamiento y algunos
constructores en destruir algunos elementos muy interesantes del patri-
monio arquitectónico abulense, quizás previniendo que algunos de estos
edificios pudieran ser objeto de protección. De todos ellos el caso más
grave es sin duda la destrucción del edificio neoclásico que albergó la Real
Fábrica de Algodón». Un extenso texto «Crónica de un derribo anunciado
(En memoria de la Real Fábrica de Algodón)» describe el proceso y los
últimos momentos de la Fábrica, demolida en la madrugada del 26 de
marzo de 1996 (Figura nº 8).
Las circunstancias de esta definitiva demolición son anteriores. El 31
de octubre de 1995 la Comisión de Urbanismo del ayuntamiento presenta

257
María Cátedra

Figura 8. Derribo total de la Fábrica de Harinas.

un proyecto de derribo que es aprobado con los votos del PP y AIAV


con la oposición del PSOE e IU. Manqueospese, el día 2 de noviembre
solicita a la Comisión Territorial de Patrimonio se devuelva al ayunta-
miento por no haber incluido la propuesta de mantenimiento prescrita.
La comisión solicita un informe previo no vinculante a Ponencia Técnica
del Patrimonio (formada por técnicos de las Consejerías de Fomento,
Medio Ambiente, Cultura y del ayuntamiento) quienes son contrarios
al derribo. Sin embargo en la Comisión, formada por dos técnicos y seis
políticos (del Ayuntamiento, Junta y Diputación –todos del PP–) hay
mayoría de los partidarios del derribo. El expediente pasa entonces a la
Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León donde es
examinado por miembros de Manqueospese que comprueban la existencia
de posibles irregularidades (lo llegan a calificar de «burda manipulación»).
Según indican, en el expediente aparecen únicamente aquellos informes
partidarios del derribo y no se incluyen en cambio los informes favorables

258
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

a su mantenimiento y rehabilitación165; además el proyecto de derribo está


firmado por el ingeniero municipal de caminos y no por los arquitectos
municipales166. Las movilizaciones se extienden. Entre los partidarios de
la rehabilitación se encuentran los partidos PSOE e IU, los sindicatos
CC.OO. y UGT, las asociaciones Manqueospese, Amigos de la ciudad, Aso-
ciación de artistas plásticos y el Consejo de la Juventud que, coordinadas por
Manqueospese, realizan diferentes gestiones frente a diversos organismos
(Confederación Hidrográfica del Duero, Ministra de Cultura, Director de
la Academia de Bellas Artes de San Fernando, UNESCO, Presidente de
la Junta de Castilla y León) que no tienen resultado. El Director General
de Patrimonio el 22 de marzo de 1996 aprueba el derribo que tiene lugar
cuatro días después, al alba. El mismo día en que tiene lugar el derribo, el
26 de marzo, el portavoz de IU en el ayuntamiento firma una dura nota
de protesta manifestando «vergüenza de formar parte de una Corpora-
ción que ha ordenado destruir un edificio tan significativo» y denuncian
la «ignorancia e insensibilidad» al sacrificar la Fábrica en nombre de una
supuesta y torpe «modernización». A Manqueospese llega la resolución
(comunicando que se puede interponer recurso ordinario contra la misma)
el mismo día en que se ha producido el derribo. Manqueospese finaliza su
comentario con estas palabras: «Con la desaparición del edificio... hemos
perdido una seña única de identidad, y los promotores del derribo han pri-
vado... de un conocimiento más profundo de nuestra historia, impidiendo
para el futuro la contemplación y disfrute de una arquitectura –la indus-
trial– en auge de reconocimiento y valoración... Si Ávila quiere estar en el
futuro ha de saber mirar todo su pasado, no solo una parte del mismo»167.

165 Entre los primeros un arquitecto, dos historiadores y una arqueóloga, algunos de ellos
militantes del PP como el portavoz del PP en el Senado o familiares de los militantes,
como el padre de la entonces alcaldesa. Entre los segundos hay tres académicos de las
Reales Academias de Bellas Artes y de Historia, un catedrático de geografía y el director
de una Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
166 Al parecer no está visado por la oficina técnica del ayuntamiento sino por la de infraestructu-
ras, es muy breve –tiene 5 páginas– y no hace mención a la arquitectura e historia del edificio.
167 Sánchez, Rafael 1996. En la página siguiente hay un texto titulado «El otro patrimonio»
una reflexión sobre aquellos lugares «con sabor» no catalogados en las guías de viajes.

259
María Cátedra

La noticia fue recogida por diversos medios de comunicación tanto locales


como nacionales168.

III. Se proyecta un puente


«La polémica, los lectores lo recordarán, empezó por el puente que
iba a construir sobre el Adaja el Ministerio de Obras Públicas. Las obras
ya estaban adjudicadas y la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla
y León había dado su aprobación al proyecto. Ésta fue recurrida ante el
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Los jueces acordaron
suspender cautelarmente las obras...»169.

Estas palabras de un periodista local, refiriéndose a la Fábrica de Ha-


rinas, sugieren la asociación de la polémica de la Fábrica con el proyecto
de un nuevo puente en el río Adaja. Efectivamente, una de las más recu-
rrentes razones aducidas para el derribo de la Fábrica fue, aparte de los
motivos estéticos, la necesidad de organizar el tráfico en la zona. Éste es
el contexto en que se enmarca la polémica de la Fábrica de Harinas. Voy
a resumir brevemente el proyecto.
En diciembre de 1992, el Ministerio de Obras Públicas, a petición del
ayuntamiento de Ávila, aprueba la construcción de un nuevo puente sobre
el río Adaja y una nueva ordenación del tráfico rodado a la ciudad. El
puente debería ir situado a la derecha de la Fábrica, por lo que ésta que-
daría situada en una especie de isleta (véase fig. nº 9), enfrente mismo de
la muralla. El tema sin embargo no se da a conocer hasta agosto de 1993,
en que el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León autoriza la

168 Porejemplo en El País (3 de abril de 1996) firmado por C.M./F.S. «El Ayuntamiento de
Ávila derriba una fábrica del siglo xviii». Los autores aluden a los informes de la Real
Academia de San Fernando y de la Historia a favor de su rehabilitación y a la opinión de
un especialista en el tema. También recogen la opinión de la alcaldesa, considerándolo
un «pegote». La polémica seguirá durante un tiempo. El 2 de abril de 1996 un vecino
publica en una Carta al director una irónica nota titulada «¿Protestar por el derribo del
«Real Pegotengendro Fábrica de Harinas?».
169 Aparece en septiembre de 1994 en el artículo «Decisiones judiciales acertadas» que es-
cribe Alonso de Ávila en El Zumbo (El Diario de Ávila).

260
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

Figura 9. Proyecto del nuevo puente.

261
María Cátedra

construcción del nuevo puente, a pesar de los informes negativos de la


comisión técnica de la Comisión Provincial de Patrimonio y de la Direc-
ción General. La directora general de Patrimonio Cultural de Castilla y
León, partidaria de la conservación de la Fábrica y contraria al proyecto
del nuevo puente, presenta su dimisión por este motivo. La noticia la
recoge El País en su sección de Cultura170. En septiembre Manqueospese
y Amigos de la ciudad suscriben un boletín informativo171 donde aparece
el artículo titulado Una nueva mirada sobre la ciudad en el que se hace
un intento de «reinterpretación crítica de la ciudad existente». El nuevo
puente «supondrá la alteración más grave del conjunto histórico» y concre-
tamente está situado sobre un azud (o pequeña presa medieval del antiguo
molino sobre el que se construye la Real Fábrica), obliga a canalizar todo
el tráfico «por una calle angosta de 6 metros de ancho entre la muralla
y el recinto de la antigua Real Fábrica» y crea una rotonda entre ambos
puentes que encierra el puente romano y la Fábrica, que quedan aislados
e incomunicados por la circulación de vehículos. El tráfico procedente de
las carreteras de Salamanca, Béjar, Plasencia y Talavera tendría que pasar
junto a la muralla e impediría un paseo peatonal proyectado («a no ser que
se derribara el entono de la Fábrica de Harinas»); ésta es pues una opción
a favor del tráfico rodado, un valor urbano que parece preeminente en el
ayuntamiento. Puesto que ya está proyectada la carretera de circunvalación
que solventará en el futuro el problema del tráfico (ya que se estima el 86%

170 El País (9-8-1993) publica un amplio artículo «El entorno de las murallas de Ávila,
amenazado por la construcción de un nuevo puente. La directora del patrimonio de
Castilla y León dimite en protesta por el proyecto». En él se vierte la opinión del con-
sejero de Cultura que indica: «Había que establecer un equilibrio entre la protección de
las murallas y una obra absolutamente necesaria para solventar los problemas de tráfico
de la ciudad. No se puede condenar a Ávila a ser una ciudad medieval». Y también la del
concejal de urbanismo quien opina que «hay que ser un poco funcional»; el nuevo puente
es necesario porque los fines de semana hay grandes colas de vehículos. En una columna
titulada Manqueospese La Veré esta asociación opina que este «no es un buen modelo de
desarrollo urbano» y más concretamente que es una «barbaridad».
171 Titulado «Sobre el proyectado nuevo puente» Año 1, nº 0, Septiembre 1993. También se
edita una hoja manifiesto breve. Suscriben este escrito asociaciones juveniles, de músicos,
de Acción Católica, objetores de conciencia, objetores fiscales, consumidores, sindicatos,
ecologistas e IU.

262
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

del tráfico sería absorbido por ésta), la solución es transitoria y el gasto,


valorado en 300 millones de pesetas, se considera un despilfarro.
El puente además tiene un diseño moderno que, en caso de hacerse
«es absolutamente necesario variar»; estas son las palabras del secretario
de la Real Academia de la Historia172 que se muestra partidario de que no
se construya, ya que el entorno «se perjudicaría mucho estéticamente con
la aparición de un puente de traza y concepción muy modernas... con una
enorme luz de 67 metros... dos enormes ménsulas que se tocan por sus
extremos. Esto, como alarde ingenieril es interesante... pero perjudica el
ambiente... el audaz proyecto... se acompaña de unos pretiles, barandillas,
farolas o báculos de iluminación, todos ellos de un diseño supermoderno
que contrasta violentamente con la fisonomía tradicional de la ciudad
y con sus murallas medievales». El 13 de enero la Academia de Bellas
Artes de San Fernando informa al director del Círculo de Bellas Artes
de la elaboración de un informe y de gestiones con la administración (el
Ministro, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y el director general
de Política Ambiental) que han dado como resultado la suspensión de la
licitación del puente. Al conocer la noticia Manqueospese y Amigos de la
Ciudad editan una hoja-manifiesto en la que se indica que los informes
técnicos han sido claramente negativos al proyecto173 y se organiza una
rueda de prensa donde se informa de la próxima presentación de un recur-
so contencioso-administrativo, que tendrá fecha de abril de 1994. Antes,
en agosto de 1993 se había presentado un recurso contra la licitación ante
el consejero de Cultura, que es desestimado. También se recogen 1600
firmas en contra del nuevo puente. El 31 de enero de 1994 la Fundación
Diario de Ávila organiza una mesa redonda sobre el proyecto del nuevo
puente a la que fueron invitadas instituciones partidarias del mismo y
Manqueospese, pero no otras asociaciones opuestas al proyecto; la opinión

172 Informe con fecha 29 de noviembre de 1993.


173 Porejemplo el de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de 1 de noviembre
de 1993. También rechazan el puente la Real Academia de la Historia, Círculo de Bellas
Artes, Grupo Parlamentario del PSOE en las cortes regionales (no así el PSOE local), y
la UNESCO.

263
María Cátedra

de la asociación es que su presencia solo sirvió «de coartada, de legitima-


ción de una opción... previamente tomada a favor del nuevo puente»174. En
este caso, al igual que en el tema de la Fábrica pero en menor medida, se
suceden las adhesiones locales a favor del puente, que recoge con detalle
El Diario de Ávila, y otras en contra175.
En junio de 1994 el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León
suspende la ejecución de las obras de construcción del nuevo puente, opo-
niéndose a la resolución favorable del consejero de Cultura de la Junta de
Castilla y León. Paralelamente el Ministerio de Obras Públicas paraliza
la contratación de las obras del nuevo puente, promete un nuevo estudio,
y pone en marcha la contratación de la nueva carretera de circunvalación.
Manqueospese en una circular de 23 de junio de 1994 informa a sus socios
del rechazo por parte del MOPTMA de realizar el nuevo puente en el
lugar previsto.
Manqueospese no solo se ha dedicado a estos dos temas. Ha probado
ser una asociación extremadamente celosa en la vigilancia del patrimo-
nio. Entre otras actividades y denuncias que ha realizado se cuentan las
relacionadas con las obras de excavación o vaciado dentro del recinto de
la muralla sin el preceptivo estudio arqueológico176, la modificación  del
proyecto de encauzamiento del río Adaja a fin de no alterar el cauce
del río177 y la construcción de una gasolinera frente a la muralla, en la
carretera de Madrid, en el límite del perímetro del Conjunto Histórico-
Artístico178, que perjudica la vista de las murallas. Este último proyecto

174 R. Sánchez y S. de Tapia, «Más sobre el puente... desde la otra orilla». Ávila Semanal nº
82, 18-24 febrero de 1994. El Diario de Ávila recoge la noticia (1-2-1994).
175 Por ejemplo, 3-4-1994 que firma F. J. Rodríguez / F. A. «Ninguna asociación de vecinos
de Ávila se ha mostrado en contra del nuevo puente. Aunque hay dos que mantienen
reservas al respecto y otra no se ha pronunciado». Entre las asociaciones opuestas al
proyecto, se encuentra Hispania Nostra.
176 En al menos dos lugares: en la calle Marqués de Santo Domingo (23-12-1994) y finca
del Palacio de los Velada (9-1-1995).
177 Se informa el 23-6-1994, planteado junto a dos asociaciones ecologistas (ADECAB y
Colectivo Cantueso), se llega a un acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Duero.
178 Se concede licencia de obra el 20-4-1990, pero se construye muy posteriormente, en 1995.

264
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

provoca algunos artículos, como el titulado «Inquietud por el proyecto de


ubicar una gasolinera ante las murallas» en el que se plantea la paradoja
de que, frente a los motivos estéticos aducidos para derribar los anejos de
la Fábrica, se haya dado permiso para instalar este establecimiento a 200
metros de la muralla179.

IV. Conclusión: un edificio, una ciudad


«Corría el año de 1877... De inmediato tuve ante mis ojos un enorme
y cuadrangular edificio que llamaba la atención por su monumentalidad
y su perfección... recorrí el interior de la Fábrica... Aquello tuvo que ser
importante para la ciudad, me dije... Di un paseo por los alrededores...
me sentía solidario con los arrabales... aquella zona había tenido vida…
Mi interés por la industria textil me había llevado a conocer otra Ávila,
la Ávila de los arrabales, la Ávila que había estado unida a la incipiente
y optimista industria del algodón. Aquella Ávila tuvo para mí mucha
importancia y la recuerdo con más cariño que esa otra de fría nobleza
y fidelidad religiosa. En la memoria, como en un grabado romántico,
próximo al puente, veo aquel enorme edificio, deficitáriamente usado... Y
a veinte años de aquel intenso viaje, me pregunto qué habrá sido de aquel
edificio... que será de él»180.

Este recorrido por la historia lejana y cercana de la Real Fábrica, la


Fábrica de Harinas, ilustra sobre el impacto que la creación y destrucción
de este edificio ha tenido en la vieja ciudad castellana. El significado de
la Fábrica en el pasado, el afán modernizador que movió a quienes pro-
yectaron la Fábrica, a finales del siglo xviii, contrastaba vivamente con un

179 Firmadopor M.F/I.P. (pág. 11), Ávila Semanal 23-28 abril, su subtítulo es «El represen-
tante de la sociedad es hermano de José María Monforte» –un procurador del CDS–.
Manqueospese hará un vehemente comunicado protestando por el mismo tema el 21 de
octubre de 1994 (después del derribo parcial) en el que, por ejemplo afirma: «En el caso
de que este ‘obstáculo para la vista de la muralla’ al final se levante, exigimos del ayun-
tamiento que ejecute su derribo y limpie la zona con la misma efectividad y rapidez que
empleó recientemente con los edificios de la Fábrica de Harinas».
180 Pedro Ogalla es el autor de este pequeño relato de ficción de un viajero inglés del siglo
xix. Ob. cit. Jornadas La Fábrica de Harinas y su entorno editado por Manqueospese (Ávila,
29 de junio a 2 de julio de 1993) pp. 9-12.

265
María Cátedra

panorama desolador, una ciudad despoblada, en ruinas, con una población


dedicada a la religión y la mendicidad. Larruga la describió con pesimis-
mo: «La ciudad de Ávila... hoy apenas llega a 4200 personas y como han
quedado el mismo número de parroquias y conventos, se puede decir que
esta es ciudad casi eclesiástica: sus limosnas entretienen mucho número
de pobres...».
La Fábrica supuso la apertura al exterior, la esperanza de impregnar la
ciudad con el nuevo espíritu de progreso, los aires ilustrados que recorren
Europa, la salida del ensimismamiento, la decadencia, la miseria y el olvi-
do. Intento tras intento se ve a la ciudad y a sus animosos promotores lu-
char con las adversidades, los desastres económicos y bélicos. Pero llama la
atención el elevado número de forasteros que llevan a cabo estos intentos,
frente a los escasos empresarios locales. Aparte de los extranjeros, algunos
de los más emprendedores proceden de otras regiones españolas. Como ha
indicado Belmonte «siempre estuvieron ausentes los creadores y empren-
dedores de riqueza que fueron tristemente reemplazados por los donantes
y los limosneros... En Ávila, sus estamentos, el eclesiástico y la nobleza,
no fueron nunca capaces de creaciones económicas perdurables. Fueron
hábiles en montar un artilugio inmenso de obras pías y fundaciones para
repartir el pan de cada día... pero los caudales de estos estamentos nunca
se volcaron en una empresa de producción de riqueza...»181.
Es significativo que sean precisamente estos forasteros quienes quedan
excluidos del gobierno de la ciudad, tras el fracaso de la aventura indus-
trial, volviendo a las viejas aspiraciones que priman la posesión de tierras
y castigan las actividades comerciales e industriales182. Esto parece un eco
de la primacía de los valores aristocráticos y guerreros que estuvieron en el
comienzo medieval de la ciudad –las luchas de los antiguos serranos frente
a los ruanos–, herencia de una sociedad que sigue viviendo de la interpre-
tación de su pasado bélico, de las viejas glorias que ensalzan el triunfo de

181 José Belmonte (1986, pp. 329-330).


182 La elección de regidores trienales, una medida reformadora de la Ilustración, ligada al
desarrollo de la Fábrica, terminó con ésta, tendiendo a la perpetuación del cargo. Véase
G. Martín García, 1995 (ob. cit.).

266
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

la guerra frente al trabajo y a la industria183. El hecho de que Carlos III


tuviera que decretar la honestidad y honradez de los curtidores y de otras
artes y oficios dice mucho sobre la sociedad de la época, agravada en el
caso de Ávila, que guarda con celo la miseria de unos y los privilegios de
otros. En este contexto, la Fábrica –el ímpetu de diferentes individuos y
su impulso– es verdaderamente un milagro y una amenaza que trastoca la
tradicional composición y orden dentro de una sociedad estratificada. No
es de extrañar la oposición con que se topan los forasteros y empresarios.
Pese a su importancia simbólica, como se ha indicado184, todas las
Reales Fábricas castellanas del siglo xviii (Segovia, Ezcaray, León, Ávila,
La Granja) constituyeron, sin una sola excepción, un rotundo fracaso que
dejó poca o nula huella en la economía regional pese a las enormes inver-
siones estatales realizadas. Pero, en el caso de Ávila, también fracasaron
las fábricas privadas, incluso estando en manos de empresarios tan em-
prendedores como Bethancourt, Ortiz de Paz o Mazarredo. De toda esta
aventura lo que queda en la ciudad es el edificio de la Casa del Puente,
de cuya funcionalidad da cuenta el hecho de no haber perdido su carácter
industrial hasta la actualidad.
Desde esta perspectiva es muy significativa la polémica que se organiza
en torno a este edificio, las vicisitudes y desventuras que sufre y su final,
que son mensajes sobre la propia ciudad, sus características, oposiciones
y grupos. Sorprende a primera vista la propia polémica, ya que la preten-
sión de rehabilitar es razonable. Por poner un ejemplo, poco después del
derribo de la Fábrica de Ávila, aparecía en la prensa185 la noticia de que
la antigua Fábrica de Harinas de Valladolid (de menor antigüedad) iba a
ser rehabilitada como Museo de la Ciencia; o la Real Fábrica de paños

183 VéaseM. Cátedra y S. de Tapia, 1997. «Imágenes mitológicas e históricas del tiempo y el
espacio: las murallas de Ávila» en Política y Sociedad nº 25, mayo-agosto 1997, pp. 151-184.
184 J.
Helguera Quijano, «La economía» (en Historia de Castilla y León nº 8, Valladolid,
Ámbito) pp. 80 y ss.
185 ElNorte de Castilla (2-7-1996) firmada por R. Manteca. La noticia indica que el ayun-
tamiento invertirá 454 millones en el mismo, y el proyecto ha sido redactado por Rafael
Moneo, Enrique de Teresa y Juan José de Echevarría. Según mis noticias el proyecto
contaba además con fondos FEDER.

267
María Cátedra

de Ezcaray, que hoy es un albergue. Parece realmente que este edificio,


como indicaba un periodista, tuviera una «maldición». Al incendio parcial
de primeros de siglo sigue el definitivo en 1984. Como indican diversas
voces, este último suceso no queda suficientemente aclarado. Oficialmente
el incendio lo produjo una persona demente que se había refugiado en sus
instalaciones. Pero la casualidad de que el incendio se produjera la noche
del mismo día en que iba a ser declarada su maquinaria Bien de Interés
Cultural hizo correr un gran número de rumores y especulaciones. La Fá-
brica en ese momento acababa de cerrar sus puertas y, como muchas otras
en este tiempo, había dejado de ser rentable su producción. El incendio
facilitó su declaración de siniestro y evitó, según comentan algunos, el
pago de indemnizaciones a los trabajadores186.
La polémica de la Fábrica pone de manifiesto el juego del pasado y
el presente, la tradición, el progreso y la modernidad. Los partidarios de
la rehabilitación acusan a los del derribo de glorificar el presente y por
el contrario despreciar el pasado en nombre del progreso y la moder-
nidad. La paradoja en este caso es que los políticamente conservadores
son partidarios del «progreso» y por el contrario, los progresistas son
conservacionistas. Esta paradoja se aprecia especialmente en el interés
por el puente y su moderno diseño que impulsan los primeros frente al
rechazo de los segundos de tal modernidad y su interés continuo... por
el puente romano. Y su afirmación de que «el verdadero progreso pasa
por la defensa a ultranza» del viejo edificio. Probablemente esta postura
tiene que ver con el hecho de que entre los rehabilitadores hay bastantes
historiadores, arqueólogos y profesores y, uno de ellos probablemente su
más firme impulsor187. A esto el equipo del ayuntamiento respondería

186 Lavaguedad es la norma entre los comentarios del suceso, como por ejemplo: «Cuando se
quemó, no sé, ya estaba despedido el personal y lo habían comprado o estaba en tratos, para
haber hecho un museo, porque la maquinaria era típica, no era metálica, era de madera,
correas anchas, las poleas de madera, era una obra de arte, eso no tenía precio. Estaba
vendido y de la noche a la mañana se quemó, no se sabe si mala intención... hay rumores;
que si un atentado, que si pudo ser por cobrar el seguro, ahí nadie sabe la verdad».
187 Serafín
de Tapia, un reconocido historiador y en su momento concejal de IU en el ayun-
tamiento.

268
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

indicando que también cuentan con un plantel de tales profesionales en


sus filas188 y que el sacrificio de la Fábrica es debido a su opción de hacer
resaltar precisamente las edificaciones históricas de la ciudad –la muralla
propiamente–. Este argumento en sí mismo contiene una determinada
concepción estética –el intento por dejar las murallas exentas y considerar
los monumentos como algo nítido que debe ser contemplado desde lejos–.
Las murallas –y la vista de las murallas– han sido motivo para la supresión
de muy distintos edificios que habían ido creciendo en el entorno de la
muralla a lo largo de los años. Por supuesto no es la única supresión en
la historia; la demolición es una práctica antigua. En 1927 se derriba la
Casa del Arco del Alcázar, pegada a la muralla, acto que es alabado por
Antonio Veredas en la prensa local. Veredas felicita a las Academias de la
Historia y Bellas Artes y a la Comisión de Monumentos por la aprobación
del derribo del citado edificio e indica: «Por fin fue extirpada la horrible
verruga del rostro de la bella»189. La frase podría haber sido pronunciada
referida a la propia Fábrica, pero casi 70 años más tarde. La razón de esta
«inmaculada concepción del monumento» la explica así un reconocido
arquitecto abulense:

«La muralla de Ávila es un edificio en constante transformación... Cu-


riosamente es a partir de la declaración como Monumento de la muralla
cuando se produce, en la práctica, el anquilosamiento en su evolución
creativa... El conflicto se plantea en los puntos de contacto entre la mura-
lla y su entorno. Parece que se concibe la muralla como un anillo ideal que
rodea la ciudad sin tocarla ni mancharla. En una especie de sublimación
del monumento, poco a poco, desaparecen las piezas que relacionan la
muralla con la ciudad: el Alcázar, sus puertas interiores, el Palacio Viejo
o la Alhóndiga, camuflando las huellas de su vinculación en busca de una

188 Laalcaldesa, en ese momento, era hija del cronista de la villa (un conocido historiador
conservador), y hermana de otra historiadora de temas de la ciudad.
189 Citadoen J. M. Serrano Álvarez, 1997, Un periódico al servicio de una provincia: El Diario
de Ávila Ávila DPDA, IGDDA, pp. 296. Indica también que Veredas sería nombrado
posteriormente delegado regio de Bellas Artes en Ávila. También se derriba la casa nº
21 de la Plaza del Mercado Grande con el mismo argumento «la satisfacción de ver des-
cubierto ese lienzo de muralla».

269
María Cátedra

mayor apariencia de perfección... La tensión entre la Comisión de mo-


numentos y otras fuerzas vivas de la ciudad –a las que acabará apoyando
el Ayuntamiento, accediendo al derribo– da idea de dos concepciones
graciosamente contrapuestas: los que quieren dejar el monumento aislado
solo por el exterior y quienes pretenden aislarlo por completo. Este criterio
perdura aún hoy en el ámbito local. A pesar de la evolución en el conoci-
miento de los conjuntos históricos y de las metodologías a emplear en su
conservación, en 1981 se materializa la eliminación de un nuevo tramo
de edificaciones adosadas a la muralla en la calle San Segundo, tras una
costosísima expropiación. En nuestros días culmina la labor inmaculadora
de la muralla por parte del ayuntamiento, iniciando los trámites para el
derribo del conjunto de la Real Fábrica del Puente Adaja»190.

Precisamente son estas mismas razones estéticas las que aducen los
habitantes del otro lado del río. Un conocido restaurante, situado en un
antiguo almacén de la zona, ha construido una amplia cristalera en el co-
medor para apreciar el panorama, lo que considera un atractivo importante
de su oferta. También enfrente de la Fábrica, al otro lado del río, hay una
colonia de chalets adosados que, por el color en que están pintados, se les
denomina popularmente «las casas rosas». Algunos propietarios de estas
casas se quejaban de que la Fábrica y sus anejos impedía la vista de la tota-
lidad de las murallas en toda su espectacularidad. Hay quien rumorea que
la iniciativa de las pintadas provino de algunos vecinos de este colectivo,
tras una reunión, aunque obviamente ellos lo niegan. Lo que sí parece
cierto es que algún concejal que vivía en las casas era uno de los más in-
teresados en el derribo de los restos, abanderando las quejas de los vecinos.
Pero, con toda su importancia, los motivos estéticos no son más rele-
vantes que otras consideraciones ideológicas. Los rehabilitadores acusan a
sus oponentes de ensañarse con la Fábrica por las características intrín-
secas de tal edificio –concretamente por ser un edificio industrial– y no
un palacio o una iglesia. Esto se debe a un doble motivo. Por una parte
hay razones conservadoras no solo porque la Fábrica significó en su día
«cambio y transformación» sino porque la rehabilitación del edificio su-

190 Hernández Díaz, Ángel. 1996: 161-179.

270
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

pone dejar constancia del pasado industrial de Ávila frente a su imagen


nobiliaria y suntuaria. Apunta pues este motivo a la imagen que se quiere
trasmitir de la ciudad, o como se ha indicado antes, a «un determinado
estilo de vida» a la ciudad en que «los abulenses... queremos vivir»: quizá
aquí se plantea la dicotomía entre la «ciudad de los caballeros» frente a
una hipotética «ciudad de los obreros». Además los rehabilitadores acusan
a los partidarios del derribo de tener una idea trasnochada (o «demasiado
restrictiva») del Patrimonio Cultural: la arqueología industrial –se afirma
repetidamente– lleva años practicándose en Europa, y el objeto patrimo-
nial no solo es el catalogado oficialmente; hay otro patrimonio (de interés
científico o técnico) que hay que enseñar a valorar y conservar. Este motivo
ideológico aparece de un modo expresivo en otros contextos. La Fábrica
aparece con frecuencia escrita con minúsculas entre los partidarios del de-
rribo y con mayúsculas entre los rehabilitadores; en el primer caso siempre
referido a «fábrica de harinas» y entre los segundos, de un modo irónico a
la «Real Fábrica».
La Fábrica plantea también un problema de tráfico, como señalan repe-
tidamente tanto los partidarios como los detractores del edificio. Efectiva-
mente existe el problema de la entrada a la ciudad y el embotellamiento de
vehículos en este nudo los fines de semana, con molestas colas que tienen
que sufrir, en primer lugar, los propios abulenses. La Fábrica –especial-
mente con el añadido de 1924– está peligrosamente cercana a la carretera
que pasa justo paralela a la muralla. El nuevo puente crearía una rotonda
donde circularía con más fluidez el tráfico de vehículos; sin embargo el
edificio impediría la visibilidad, que es característica de esas rotondas, y
no tiene mucho sentido dejarlo incomunicado dentro de una isleta. Desde
este punto de vista la demolición sería una consecuencia necesaria del
tráfico rodado. Al dar mayor importancia a la carretera y al tráfico, las
edificaciones anexas a la Fábrica también estorbarían el proyectado paseo
peatonal alrededor de la muralla que se acepta unánimemente. Sin em-
bargo, los rehabilitadores o demoledores se diferencian en que otorgan un
diferente peso a la importancia de este elemento de tráfico. Los primeros
opinan que una ciudad antigua como Ávila no puede ni debe subordinar

271
María Cátedra

su urbanismo a la circulación de vehículos. Para los segundos, ésta es una


idea romántica –un sentimentalismo– que no se adecua a las condiciones del
progreso («una obra absolutamente necesaria para solventar los problemas
de tráfico de la ciudad. No se puede condenar a Ávila a ser una ciudad
medieval»). Mientras los primeros consideran que el edificio puede tener
un uso social importante (centro social, albergue juvenil, eco-museo) para
los segundos solo es un «pegote», un «mamotreto» y una «ruina» que
impide el tráfico y la instalación de una zona verde. No se pueden olvi-
dar las implicaciones políticas de todo este caso. Se trata en definitiva, y
nada menos, que de la definición del patrimonio cultural, algo que, como
hemos visto, se decide por el poder. Las pintadas dejan bien claro cómo
se califica a la Fábrica, («esto no es un monumento, es una ruina»). Ruina
será el término más utilizado por los partidarios del derribo («fea ruina,
ruina inservible»); una vez definida de este modo, la Fábrica tiene «mérito
de piqueta» es «un adefesio», «cochambrosa».
El problema de la destrucción de la Fábrica está directamente relacio-
nado con la construcción del nuevo puente sobre el río Adaja, cuyo pro-
yecto se empieza a gestar paralelo a las primeras noticias de derribo de la
Fábrica. Si comparamos las fechas en que se agudizan las tensiones encon-
traremos interesantes concatenaciones y paralelismos; para el puente estas
fechas clave son agosto-septiembre del 93 (se da a conocer en la prensa
local y nacional, dimisión de la directora general de Patrimonio, escrito
de Manquospese y recurso ante el consejero de Cultura) y enero-abril del
94 (rueda de prensa de Manqueospese, recurso contencioso-administrativo,
recogida de firmas, suspensión de la licitación). Para la Fábrica, estas
fechas son abril del 92 (escrito de 81 firmas, artículos partidarios de la
rehabilitación), junio del 93 (Jornadas sobre la Fábrica de Harina), marzo-
abril del 94 (pintadas, aprobación del derribo) y polémica que continúa
desde esa fecha a septiembre del 94 (demolición parcial). Estas fechas
parecen sugerir que cuando el ayuntamiento pierde la batalla del puente
se agudiza la guerra de la Fábrica. Hay que tener en cuenta que el PP, con
mayoría absoluta en la corporación municipal, pudo llegar a sentirse un
tanto incómodo por haber perdido, de cara a la opinión pública, un pro-

272
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

yecto que abanderaba frente a un pequeño grupo de izquierdas. Por ello, la


Fábrica, que probablemente no presentaba tanta unanimidad, se convirtió
en un medio de mostrar realmente «quien mandaba en Ávila». He oído
en varias ocasiones decir que el alcalde, personalmente, de buena gana
hubiera rehabilitado la Fábrica («se lo pedía el cuerpo»). Sin embargo, la
prensa local afirma una y otra vez la mayoría absoluta de los partidarios
de la demolición frente a los minoritarios revoltosos que se oponen a ella.
El detonante son las pintadas en el edificio que espolean el periódico e
impulsan a tomar una decisión. Cuando se decide el derribo parcial, éste
se hace tan rápidamente191 que sugiere que la controversia de la Fábrica se
ha convertido en un tema difícil y oscuro, que se puede ir de las manos,
algo que hay que suprimir con celeridad.
Tras el éxito de la campaña del nuevo puente, la Fábrica llega a ser ver-
daderamente un símbolo para la ciudad y una bandera para Manqueospese,
que cobra nuevo impulso y afianza su identidad a través de este edificio,
cuyo logotipo y defensa adopta con entusiasmo. Pese al pequeño número
de concejales de izquierda en la corporación, esta asociación, de más am-
plio espectro, ha sabido ganar una batalla importante en la ciudad, aunque
se haya perdido la Fábrica. En el otro lado, el periódico local se convierte
en un activo portavoz de los partidarios del derribo. El Diario de Ávila
pasa a ser parte interesada en la polémica, conforme se aviva ésta, desta-
cando adhesiones al derribo y, en menor medida, opiniones en contra. En
medio de la refriega, Manqueospese se queja en varias ocasiones del veto
que este medio de comunicación somete a sus comunicados y su necesidad
por tanto de acudir a la prensa nacional o las emisoras radiofónicas. Un
periodista local llega a insinuar que la culpa de la polémica, en parte, es

191 Probablemente para evitar el retraso que había motivado que el puente no se hiciera fi-
nalmente. Serafín de Tapia en 20 de enero de 1994 escribe al presidente del Parlamento
Europeo en Luxemburgo para denunciar el caso del puente. Un párrafo indica lo siguien-
te: «Como resultado de la resistencia ciudadana los trabajos aún no han comenzado, a
pesar de que los plazos de licitación de obras hace meses que concluyeron y de que ya está
seleccionada la empresa adjudicataria. En estos momentos el MOPTMA, la Consejería
de Cultura y el propio Ayuntamiento de Ávila dudan respecto a qué decisión adoptar.
Pero esta situación puede cambiar de un momento a otro».

273
María Cátedra

del propio periódico por prestar sus páginas a «gente tan poco represen-
tativa». En un determinado momento, una locutora de radio y el director
del Círculo de Bellas Artes tienen que hacer frente a una demanda del
Diario por las opiniones vertidas en una entrevista radiofónica. Especial-
mente duras son las opiniones vertidas en una sección del periódico –El
Zumbo– utilizando argumentos ad hominem para sugerir con cierta insidia
confabulaciones y oscuros intereses, y también pidiendo explícitamente
represalias contra algunos funcionarios señalados. Bien distinto es el tra-
tamiento dado al problema por la prensa regional y nacional mucho más
moderada, informativa y neutral. En cierta forma la Fábrica se «tambalea»
a través de la prensa local, pese a los esfuerzos divulgativos de Manqueos-
pese que trata de contrarrestar –a través de folletos, hojas informativas,
manifiestos y boletines– la hegemonía informativa –el cuarto poder– del
periódico local. Por supuesto, también se vierten opiniones duras por parte
de Manqueospese192, pero la disparidad de medios es evidente.
La polémica sin embargo hace mella en el edificio desnudo que no solo
sufre agresión de la piqueta y que tiene sus días contados. La Fábrica se
ha convertido en un asunto candente que hay que suprimir cuanto antes
porque mina también la moral de sus detractores, plantea contradicciones
y acusaciones de ignorancia, suscita críticas a la gestión municipal y se ha
convertido en bandera y «totem» de otros grupos que quieren intervenir
–otra Ávila en definitiva–193. La Fábrica es realmente un complejo símbolo
que sigue funcionando aún reducida a sus cimientos; estos, según parece,
y la obra hidráulica aneja, van a respetarse e integrarse en el parque pro-
yectado. Según distintas personas me han indicado, hay «un antes y un
después» de la Fábrica de Harinas.

192 Porejemplo: «ante la próxima aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de
Ávila y del Plan Especial, se están dando prisa el ayuntamiento y algunos constructores
en destruir algunos elementos muy interesantes del patrimonio arquitectónico abulense,
quizás previniendo que algunos de estos edificios pudieran ser objeto de protección».
193 Me dejaron tres fotografías cuando se estaba derribando la Fábrica en las que aparecían
escritas en su parte posterior estos comentarios irónicos sobre el movimiento de camiones
y grúas: «Un alacrán aniquila los restos del totem», «Desfile del pelotón de ejecución ante
el clan de Rodrigo Rato», «Cautiva y desarmada las fuerzas nacionales han conseguido
sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Manque os pese también».

274
Las desventuras de un edificio singular: la Fábrica de Harinas de Ávila

En cierta forma la Fábrica es una tradición inventada, un proceso de


formalización y ritualización caracterizado por referencia al pasado. El
desarrollo de estas tradiciones tiene lugar más frecuentemente cuando la
sociedad sufre una rápida transformación que pone en peligro o destruye
viejos patrones para los que se contaba con viejas tradiciones. Dados los
enormes cambios de los últimos años, se han producido en las sociedades
modernas abundantes procesos de este tipo. Esto ha supuesto que viejos
usos se adapten a nuevas condiciones y que modelos antiguos se adapten
a nuevas circunstancias. Algunas instituciones que proclaman continui-
dad, de hecho se convierten en algo muy diferente. Es muy interesante el
uso de viejos materiales para construir tradiciones inventadas para nuevos
propósitos, como por ejemplo el nacionalismo y su complejo ritual. Mu-
chas instituciones políticas, movimientos ideológicos y grupos tienen que
inventarse un pasado o crear nuevos símbolos, o negarlos. Una ciudad
tiene mucho de construcción.
Es interesante destacar la cantidad de organismos, individuos, especia-
listas, ciudades, grupos, instituciones y niveles de la administración que
entran a opinar, decidir o informar en el tema de la Fábrica y las ramifi-
caciones que desata la polémica en pro o en contra del derribo. En último
extremo es probable que la decisión ni siquiera haya sido tomada por los
responsables técnicos y políticos de la comunidad, sino en otras instancias
o niveles más globales. Depende también del contexto concreto y el mo-
mento en que tiene lugar y las expectativas y dividendos que supone para
los distintos colectivos. Este es un ejemplo de la interrelación del nivel
local y nacional, e incluso internacional (a través de instituciones como la
UNESCO o el Parlamento Europeo), que entra en el juego de intereses
de una pequeña ciudad, pese a lo «cerrada» que pueda parecer, a primera
vista, tras sus imponentes murallas.

275
6. A modo de conclusión.
Ciudad, paisajes y gentes

Los distintos capítulos aquí contenidos, independientemente de la te-


mática elegida, son ángulos para entender la ciudad, escenarios del tiempo
y el espacio, perspectivas de representación de la ciudad, miradas detalla-
das y de conjunto.
El primer capítulo, Clío y la antropología es un intento de reflexión
teórica del enfoque empleado en este trabajo que contiene una especial
atención a la historia. Historiadores y antropólogos compartimos un simi-
lar interés por el estudio del otro en tiempo y espacio, por comprender y
explicar, por el texto y el contexto. Pero fundamentalmente, dentro de la
historia cultural y la antropología simbólica, un interés común en valores
y en cultura, en la dimensión simbólica y el análisis de los significados de
ideas y comportamientos. Este planteamiento básico es evidente a lo largo
de todo el texto.
Un texto que comienza con el estudio de las procesiones de Semana
Santa (y no solo las cofradías) porque plasman de un modo único el
conjunto de la ciudad. Como indicaba alguien «La ciudad se ve y se con-
templa a sí misma en estas procesiones… sus calles y sus plazas» (Muñoz
Luengo 1956). Sus dinámicos desfiles son escenarios sociales que revelan
la centralidad, la pugna entre el centro y la periferia, itinerarios vivos que
expresan los conflictos sociales, declaraciones de poder central y aspiracio-
nes de la periferia para ganar el espacio cualitativo de la ciudad. Las pro-
cesiones ofrecen a la vez unidad y diversidad, muestran la configuración de

277
María Cátedra

los viejos barrios, la visibilidad de los nuevos y sus colectivos, su pujanza o


decadencia, sus alianzas y desacuerdos. Las nuevas tendencias y cambios
dentro de la ciudad son evidentes en su composición, número y trayecto.
Los distintos grupos de población por sexo, edad, ocupación y clase
social, aparecen reflejados en las idas y venidas de los abulenses por la geo-
grafía de su ciudad. Pero también aparecen las nuevas situaciones sociales,
como el papel activo de la mujer o la decadencia de ciertas ideologías, pro-
duciéndose una interacción dramática de colectivos diversos y diferentes
categorías de personas en la arena social. Además reproducen simbólica-
mente la ciudad, la reafirman y significan. Mediante el ritual se produce
el encuentro entre los sexos, la superación de la muerte y reafirmación de
la vida, la unión de opuestos –la religión y el turismo– y la integración
de grupos pese a sus diferencias. Las procesiones pueden ser vistas como
especie de peregrinaciones, ritos de passage anuales que acompañan los
cambios de los individuos y colectividades. Los peregrinos de la ciudad
se topan con la trascendencia (humana o divina trascendencia, según los
casos) en sus andanzas por la ciudad.
Peregrinaciones que también se producen en el caso de Sonsoles, la
imagen campesina mediadora entre el campo y la ciudad. La Virgen
recorre el mismo camino pero en sentido inverso al de los ciudadanos:
si la imagen trae agua a los campos, protege la naturaleza, la visita a su
santuario trae salud a más de un nivel para los peregrinos. Por ejemplo
en otros tiempos alimentando sus cuerpos a través de fiestas, comidas y
libaciones, hoy en la puesta en forma de los peregrinos.
Es muy significativo cómo este símbolo logra unir de un modo único
habitats muy dispares, el valle y la montaña, una confederación de comu-
nidades de muy distinto peso y composición, la ciudad y su entorno. Sin
embargo y obviamente la unión no significa igualdad. A través de esta
imagen podemos observar las relaciones jerárquicas que se establecen entre
el patronato ciudadano y las cofradías rurales, sus reglas, conflictos y depen-
dencias. Pese a los orígenes populares de este culto, asociado a un herrador
y unos pastorcillos pero especialmente a los labradores, desde el siglo xvii
se convierte en un patronato elitista en que los nobles toman el control y lo

278
A modo de conclusión. Ciudad, paisajes y gentes

defienden en las más altas instancias. Hoy todavía Sonsoles se asocia al ho-
gar y a la familia, a la clase alta y «señorial», y a una ideología conservadora
(relacionada por ejemplo con la guerra civil o con el Opus Dei). La imagen
se considera la «más rica», con mayores rentas y limosnas de la ciudad. Se
podría decir que el patronato representa a los «caballeros» como las cofradías
rurales representan a los agricultores, y ambas asociaciones a la compleja
interacción entre ambos. Pese a ser una organización acogida dentro de
la Iglesia, la historia de Sonsoles muestra, tanto en el pasado como en los
últimos años, multitud de pleitos y enfrentamientos con distintas instancias
eclesiásticas que intentan controlar estas asociaciones laicas, «depurar» li-
cencias y supuestos desmanes, acaparar sus rentas y limosnas.
En ello se parece mucho a la Virgen de las Vacas, que comparte con
la de Sonsoles el humilde origen del fundador (un labrador, carbonero o
criado), los problemas con diversos estamentos religiosos, las críticas a
sus abundantes comidas y libaciones («un exceso y un dispendio») y un
similar cambio de composición del siglo xvi al xviii desde una cofradía
popular a un patronato elitista. Sin embargo, a diferencia de la anterior,
la de las Vacas consigue ser en la actualidad una cofradía verdaderamente
popular, asociada a la clase obrera y a la gente humilde. Las dos Vírge-
nes pues representan polos opuestos en cuanto a estratificación social se
refiere, pero también ofrecen cierto contraste ideológico. A diferencia de
la de Sonsoles, aliada al bando ganador de la guerra civil y su defensora, la
de las Vacas se la asocia a la Casa del Pueblo y la república, ya que es la
única imagen en salir en procesión en ese tiempo.
La Virgen de las Vacas ilumina un aspecto esencial en antropología
urbana: la relación entre el barrio y la ciudad, la barriada y el conjunto
urbano. A través del trayecto de su procesión, de su intercambio ritual con
otros barrios e imágenes podemos entender el poder de este símbolo que
implica las barriadas más populares, especialmente el barrio homónimo
de la Encarnación, en dirección opuesta a las Vacas, pero también otros de
similar clase y composición (Santiago, San Esteban, San José Obrero…).
Por otra parte, a través de sus organizaciones afines (pequemozos, peñas,
Jarana Vaquera...) logran incluir a grupos que de otro modo quedarían

279
María Cátedra

fuera o en un papel muy marginal. Ello y la atención hacia los enfermos e


incluso los ancianos del asilo convierte a la cofradía en una institución que
engloba a todas las categorías. Su capacidad de organización y entusiasmo
en todas las celebraciones, su necesidad de hacerse oír a través del ruido
y la música, dice mucho sobre su reafirmación frente al conjunto de la
ciudad; sus dotes persuasivas frente a las autoridades, el juego del poder,
son mensajes para que la ciudad cuente con ellos.
Pero no siempre hay una asociación religiosa tras los movimientos ritua-
les. En el caso de la Fábrica de Harinas podemos observar cómo surgen o
se aglutinan ciertos grupos en defensa de un edificio singular y especial-
mente Manqueospese. La polémica sobre la Fábrica ofrece un mensaje sobre
la propia ciudad, sus características, oposiciones y grupos. Los medios
en que se plasma la polémica (prensa, radio, comunicados, manifiestos,
boletines…), son los canales propios de la ciudad, formas de expresión ciu-
dadanas. La creación del edificio en su día en una ciudad de mendigos y
eclesiásticos, aludía al progreso, al afán modernizador de los ilustrados pese
a la oposición de los de adentro y sus suspicacias al cambio. Irónicamente,
en su destrucción, también aparecen nociones de progreso y modernidad,
de romper con un pasado… para reconocer otro. Motivos estéticos e ideo-
lógicos aparecen enredados dentro de la polémica por parte de unos y otros.
Las características del edificio, su naturaleza industrial, contiene en sí mis-
mo un mensaje que quizá no se produciría en otro tipo de edificios (una
iglesia, un palacio) en la bien proclamada «ciudad de los caballeros», en su
imagen nobiliaria y suntuaria que refleja la muralla. La paradoja es que en
la polémica los conservadores no conservan, mientras los progresistas son
conservacionistas. Detrás de la polémica se encuentra la propia imagen
de los defensores y detractores de la Fábrica y en definitiva, la definición
de lo que es la ciudad, cómo quiere ser considerada y cómo se presenta al
exterior. Y tras los planes de la zona, el peso diferente atribuido al tráfico
y la circulación de vehículos por unos y otros, se encuentra la propia defi-
nición de patrimonio, algo que, como sabemos, es decidido por el poder.
Este capítulo cierra el análisis aquí realizado poniendo en comunicación la
ciudad en su contexto más amplio, marcando la interrelación del nivel local
con el nivel nacional e internacional.

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Enero, 2012
Colección Ciencias Sociales y Humanidades

1. Walter Lippmann. El público fantasma.

2. Alessandro Roncaglia. El mito de la mano invisible.

3. Diego Palacios Cerezales. A culatazos. Protesta popular y orden público


en el Portugal contemporáneo.

4. Joseba Louzao Villar. Soldados de la fe o amantes del progreso. Catolicismo


y modernidad en Vizcaya (1890-1923).

5. Jesús de Felipe Redondo. Trabajadores. Lenguaje y experiencia en la


formación del movimiento obrero español.

6. María Cátedra. Paisajes de antropología urbana.


Este libro explora diversos paisajes de la ciudad de
Ávila desde la perspectiva de la antropología social
y cultural. A través del recorrido en tiempo y espa-
cio de diferentes aspectos culturales, e inesperados
ángulos, se iluminan temas urbanos fundamentales:
las relaciones del campo y la ciudad, la estratifica-
ción urbana, la representación de la ciudad interna
y externamente, y su recreación simbólica. Aunque
algunos de estos ángulos —las procesiones de Sema-
na Santa, el culto de la Virgen de Sonsoles o la Vir-
gen de las Vacas— aparentemente aluden a la «corte
celestial», este libro trata sobre la «corte terrenal»,
sobre lo que los santos «dicen» de quien los venera.

A través de los distintos capítulos se ofrece una mi-


rada del conjunto de la ciudad y de sus barrios, la
pugna entre el centro y la periferia por ganar el
espacio cualitativo de la ciudad, el tema del poder y
la representación, grupos, conflictos y oposiciones,
definición desde dentro y desde fuera de lo que es
la ciudad y su presentación al exterior. Este texto
trata, en definitiva, de mostrar cuánto de construc-
ción simbólica tienen las ciudades.

ISBN 978-84-938557-8-9 15 E
18 E
Colección
Ciencias Sociales y
Humanidades

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