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Colección dirigida por:

Beatriz Colombi

ÁLVAR NÚÑEZ
CABEZA DE VACA

NAUFRAGIOS

Selección, introducción y notas


Vanina M. Teglia
PRÓLOGO

por
Vanina M. Teglia

Todos los derechos reservados.

© Ediciones Corregidor, 2013


Rodríguez Peña 452 (1020) Bs. As.
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Introducción

Pasados varios años de la expedición que lo obligó


finalmente a atravesar bosques, desiertos y sierras, y a
padecer naufragios, esclavitud y redención mágica entre
tribus indígenas de América del Norte, el tesorero, soldado
y cronista Álvar Núñez Cabeza de Vaca escribe un relato
sobre sus experiencias, las que parece recordar perfecta-
mente. Elige el tono elevado, usual para describir a los
héroes de la Historia, para representarse a sí mismo y
apela a una retórica descarnada para recrear las imágenes
de la pobreza y del desierto del territorio al norte del Golfo
de México. Necesita desesperadamente ganar el favor del
rey español para retornar al Nuevo Mundo a comienzos de
1540 y para revertir las acusaciones legales en su contra a
partir de 1545. Para esto, echa mano de la escritura cronís-
tica, de los modelos de la historiografía y de los recursos
de la literatura, compañeros éstos y aliados poderosos en
la defensa de los individuos que caían en desgracia y en la
miseria.
Cuando escribe la relación que muchos años después se
llamará Naufragios, rememora la expedición fracasada de
su antiguo capitán Pánfilo de Narváez, las tormentas en el
mar y las tierras “exóticas” que conoció. Como protago-
nista de los hechos, alterna entre el relato de sus infinitos
padecimientos y el asombro por los sucesos maravillosos,
extraordinarios y reveladores que le ocurrieron en su viaje.
Recuerda su encuentro con las tribus indígenas de las
Retrato de Álvar Núñez Cabeza de Vaca Indias Occidentales, humanos que desconocía hasta 1527.
La mayor parte de estos nativos tampoco había visto nunca
a ningún europeo, asiático o africano, ni sus ancestros
tenían memoria de algo similar. Álvar Núñez cayó preso
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de ellos y, al narrar su cautiverio, aún comprende y se son muy imprecisas, se ofrece una útil cronología de los
identifica con esa alteridad extrema a la que las circunstan- hechos relatados. Los treinta y ocho capítulos y el proemio
cias de su viaje lo empujaron. De enviado de la Corona de Naufragios están acompañados de explicaciones y
española en una expedición de exploración y conquista, análisis en nota al pie, indispensables para la comprensión
había pasado a una obligada convivencia con los indios en cabal de un escrito elaborado hace casi quinientos años. El
la que tuvo que adoptar prácticas diferentes de las de su Anexo, finalmente, presenta textos contemporáneos a la
cultura de origen. Si bien es cierto que simuló algunas de obra, directamente vinculados con ella y con su horizonte
ellas para conseguir autoridad entre ellos, auténticamente de producción, que la enriquecen y que, además, son muy
incorporó relaciones distintas con su entorno. Al final de atractivos.
su periplo –entre otras cuestiones que calló–, el personaje
Cabeza de Vaca come carne cruda, duerme en el suelo y
prefiere andar desnudo, porque todo esto le “sienta La mirada puesta en los viajes:
mejor”.1 la biografía del autor de los Naufragios
Por lo enumerado, en esta edición de Naufragios,
hemos puesto especial atención en analizar la densidad Pocos datos de la vida de Álvar Núñez se conocen
retórica del texto, los modelos del conquistador, el tópico antes de su partida a las Indias y esto, en parte, porque los
geográfico del desierto, el relato de viaje, los acuerdos y registros oficiales contienen muchos homónimos de Núñez
tensiones entre Historia y ficción, el encuentro con lo que suelen confundir a los biógrafos. Se sabe que tuvo
exótico, el espacio alegórico español-europeo y el indí- ancestros bastante famosos, que descendía directamente
gena, y el retorno a España del cautivo. Este prólogo de tres generaciones de militares españoles conquista-
analiza todos estos núcleos enumerados. Hace un repaso dores. Así lo declara en el proemio a su relato cuando
por la biografía de Álvar Núñez, las primeras y anteriores alude a las obras y servicios “claros y manifiestos de mis
expediciones a la Tierra Florida y las tradiciones literarias antepasados”. El apellido materno Cabeza de Vaca, llama-
que constituyen el texto. Luego de revisar las lecturas tivo para todos los lectores de hoy, tiene un linaje más
crítico-literarias contemporáneas de la obra y del relato de noble aún que el de Núñez: “Cabeza de Vaca es apellido
viajes, dedica varias páginas al análisis de las representa- de caballeros muy principales”, afirma Sebastián de Cova-
ciones geográficas y alegóricas del espacio americano rrubias en el primer diccionario español, el Tesoro de la
contenidas en esta crónica, así como de su particular figura lengua castellana o española de 1611.2
de cautivo. Por último, como las referencias temporales Existe más de una versión y hasta diferentes leyendas
1
contrarias entre sí acerca del origen de este apellido a
Incluso, el texto se despliega fundamentalmente gracias a estos
núcleos propios de la alteridad, que, en Naufragios, son generado-
comienzos del siglo XIII. Se cree que fue una distinción
res de la escritura. Sobre el tema, véase “El naufragio: alteridad e de la Corona otorgada a partir de un acto de nobleza que
identidad cultural” de Elena Altuna: “la crónica de Álvar Núñez
se funda en aquello que los otros textos niegan: la insistencia en 2 Esta referencia se encuentra en la entrada “vaca” del Tesoro de Co-
la desnudez, el sufrimiento del cuerpo sometido al hambre y a las varrubias. Debemos esta ubicación al estudio de Rolena Adorno y
inclemencias del tiempo, la antropofagia.” (1994: 12) Patrick Charles Pautz sobre Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1999).
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permitió que los castellanos ganaran la batalla de Las nado y el cronista Pedro Mártir de Anglería, fue nombrado
Navas en Tolosa en 1212 en la cruzada impulsada por el consejero del Nuevo Consejo Real y Supremo de Indias
rey Alfonso VIII de Castilla. El mismo Covarrubias relata Occidentales en su formación original de 1523. Es probable
la leyenda que quedó fijada para la Historia: que este vínculo familiar contemporáneo de Álvar Núñez
haya influido en su envío a las Indias.
Yendo a hacer la guerra a los Moros, llegaron [los reyes Por la rama paterna, su abuelo, don Pedro de Vera
de Castilla, de Aragón y de Navarra] con su ejército al Mendoza, quizás haya sido el ancestro del que nuestro
castillo de Castro Ferral, donde, hallando ocupado el autor se sentía más orgulloso y el que le servía de modelo.
paso por los enemigos y puestos en mucho estrecho, se Don Pedro sobresalió en la reconquista de Granada y en la
les representó un pastor, que dijo les pasaría sin ningún conquista de Gran Canaria hacia fines del siglo XV,
peligro, por el lugar donde tenía su ganado, como lo hizo. además de haber sido gobernador de esta isla de 1480 a
Dio por señal a los caballeros que, en cierto paso donde 1491. Fue él quien mató en combate al principal señor
ya estarían en salvo, hallarían una cabeza de vaca nativo de las islas en el momento en que el incipiente
(entiéndese: la calavera de la vaca) que los lobos habían imperio español de los Reyes Católicos comenzaba su
comido aquellos días antes; y hallaron ser así. El rey,
expansión a las tierras próximas al mar Mediterráneo y
cumpliendo con el pastor lo que le había prometido, le
hizo mercedes. Y, armándole caballero, le dio por armas
hacia el Océano Atlántico. Las Canarias fueron un impor-
siete jaqueles rojos en campo de oro y una orla con seis tante antecedente del arribo de los españoles a América y
cabezas de vaca blanca en campo azul. Llamábase el de sus conquistas. Las historias de ambos territorios se
dicho pastor Martín Alhaja3 y de allí adelante tomó el asemejan bastante: fueron motivo de varias disputas entre
apellido de Martín Alhaja Cabeza de Vaca. En la ciudad portugueses y españoles. El historiador y “defensor de los
de Cuenca, hay ciertas posesiones y una fuente que indios” fray Bartolomé de las Casas (1484-1566) describió
llaman de Martín Alhaja. (Covarrubias 1611: 61v) a los habitantes de Canarias de manera similar al modo
como se había representado a los amerindios: hombres
Éste es el primer antecesor del linaje de Cabeza de desnudos, los más inocentes del mundo, que vivían en
Vaca, del que también se destacó posteriormente Fernán medio de una felicidad paradisíaca. Por estas vincula-
Ruiz Cabeza de Vaca (siglo XIII), quien participó en la ciones, la figura del conquistador de Canarias debió haber
reconquista de la ciudad de Córdoba de 1236 como parte sido el verdadero modelo heroico para Álvar Núñez; de él
de la Reconquista española sobre los árabes de la penín- rescata las aptitudes de valentía, arrojo y racionalidad
sula ibérica. Entre otros, Pedro Fernández Cabeza de Vaca noble y cristiana con las que nuestro protagonista también
fue investido con los hábitos de la noble Orden caballe- se construye a sí mismo a lo largo de los Naufragios.
resca del apóstol Santiago en el siglo XIV. Por su parte, Pocos registros parroquiales contienen las iglesias de
Luis Cabeza de Vaca (conde de Pernia y obispo de las islas Jerez de la Frontera, lugar de donde nuestro cronista afir-
Canarias desde 1523), junto con el Dr. Gonzalo de Maldo- maba ser oriundo. Esta ciudad, perteneciente al municipio
de Cádiz dentro de la comunidad de Andalucía, se encuentra
3 Nótese la composición árabe del apellido de este pastor real o cerca de las ciudades de Sevilla y de Sanlúcar de Barrameda,
ficticio. desde donde partía la mayoría de las expediciones de
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ultramar. La proximidad de estas dos villas, que tuvieron Sin embargo, dos fueron los acontecimientos más
un importantísimo desarrollo en el siglo XVI, influyeron importantes y decisivos en su vida: la expedición a la
enormemente en los destinos de los hombres de la región, Florida y su viaje a la ciudad de Asunción –situada en el
quienes se veían tentados diariamente por los comentarios Gran Chaco– como Adelantado de las provincias del Río
enardecidos de los navegantes recién llegados o próximos de la Plata. No resumiremos aquí todo lo que sucedió en
a embarcar hacia destinos exóticos y distantes. En cuanto la vida de Álvar Núñez en su estancia al sur de América
al nacimiento de Núñez, los biógrafos calculan que debió del Norte; el lector podrá informarse leyendo los capítulos
haber sido entre los años 1485 y 1492.4 Es el cuarto de siete de Naufragios. Sólo brindaremos algunos detalles. Cabeza
hijos; su padre fallece en 1506 y su madre, en 1509. de Vaca era parte de la armada de Pánfilo de Narváez, que
Aproximadamente a partir de 1503, Álvar Núñez entra contaba con cinco navíos y 600 hombres aproximada-
al servicio de la casa nobiliaria de Medina Sidonia (de mente. Nuestro cronista había sido designado Tesorero
origen castellano) en Sanlúcar de Barrameda. En ella, Real de la armada (pero no Alguacil Mayor, como declara
sirve todos los años siguientes hasta su partida a las Indias en su texto). Debía encargarse, por lo tanto, de cuidar de
en 1527, con algunas breves ausencias. En 1519, es la recolección de los tributos correspondientes al rey
nombrado camarero del duque de Medina Sidonia, cargo (entre los más importantes, el quinto Real, que consistía en
de importancia para un hidalgo en la carrera de ascenso la quinta parte de lo capturado o descubierto), de las
nobiliario. En esos años, participa en acciones militares cuentas y transacciones comerciales realizadas con el
españolas que se enfrentan a las provocaciones de Luis II dinero de la Corona, de los prisioneros de batalla que se
de Francia, como el sitio de Bolonia en el que Cabeza de enviarían a España como esclavos, del pago de los salarios
Vaca acompaña al conde de Alberto, y la batalla de Rávena a los oficiales reales, así como también del control de toda
de 1512 para la que se alista en la armada del rey Fernando la riqueza en metales preciosos hallada en las tierras
el Católico. En recompensa por estos servicios, es descubiertas.
nombrado alférez de Gaeta, cerca de Nápoles (territorio En América, Álvar Núñez arribó primeramente a la isla
perteneciente al imperio español en aquella época). Allí, de Haití (La Española) en 1527 y luego a Cuba. De
paradójicamente, sirve a la familia de los Guzmanes, que acuerdo con los estudios de Enrique Pupo-Walker (1992),
habían sido acérrimos enemigos de su abuelo Pedro de una primera probanza previa de lo sucedido hasta el
Vera. Algunos biógrafos destacan su participación en la momento –hipotexto de Naufragios– fue escrita en Cuba
revuelta de los comuneros, en la que combatió en la toma en 1527 antes del desembarco en la Florida. En América
del Alcázar de Sevilla, y en la rendición de los comuneros del Norte, recorrió lo que hoy se conoce como Texas y
en Villalar, siempre en defensa del poder del entonces Nuevo México hasta llegar a Culiacán el primero de mayo
joven monarca hispano-flamenco Carlos V. También, se le de 1536. Según estima Trinidad Barrera (1985), fueron
atribuye haber participado en la batalla de Puente de la aproximadamente 18.000 kilómetros los que, luego de
Reina en Navarra contra la ocupación francesa. varios naufragios en el mar Caribe, Cabeza de Vaca
caminó junto a los otros tres sobrevivientes desde 1528
4 Véanse las estimaciones e hipótesis de Enrique Pupo-Walker (1992) hasta 1536. Cuando Álvar Núñez, Andrés Dorantes,
y de Rolena Adorno y Patrick Charles Pautz (1999). Alonso del Castillo y Estebanico llegan a Nueva España,
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los primeros tres (puesto que el testimonio del africano mente y no acepta la invitación de De Soto de integrar su
esclavo no fue considerado) escriben una relación para la armada.5 Para su regocijo, el 18 de marzo de 1540, firma
Corona española y sus instituciones coloniales en las con el rey una capitulación por la que es nombrado gober-
Indias Occidentales sobre los hechos más significativos nador, segundo adelantado y capitán general del Río de la
del periplo. La envían a la audiencia de Santo Domingo en Plata, Paranaguazú y sus anexos. En un momento en que
la isla Española, cabecera jurisdiccional del poder español la Corona española buscaba intensamente reducir el poder
en el Nuevo Mundo. Hoy perdido, el informe se conoce de los conquistadores y encomenderos de las Indias
como la Relación conjunta y se cree que, en ella, los (Adorno y Pautz 1999: 387), es probable que las virtudes
hechos están protagonizados en partes iguales por Núñez, de Núñez relatadas en la Relación conjunta hayan tenido
Dorantes y Castillo. Afortunadamente, el historiador mucho peso en este nombramiento. En aquellos territorios
Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557) tuvo acceso al de América del Sur, Cabeza de Vaca tenía como misión
manuscrito gracias a su cargo de cronista oficial de la socorrer a los posibles sobrevivientes de la expedición de
Corona española y por hallarse radicado en Santo Pedro de Mendoza (1487-1537), quienes habían sido
Domingo. Le dedicó todo el Libro XXXV de la extensa atacados por los indios querandíes en 1536 en la primera
crónica que escribió, en el que resume los acontecimientos Buenos Aires fundada por este capitán. También, debía
sucedidos a los sobrevivientes de la expedición de Pánfilo velar por el cumplimiento de las leyes y decretos de la
de Narváez. A pesar de que Oviedo dejó su impronta en Corona española para el “buen gobierno de las Indias”.
muchos comentarios de estas páginas, se revelan, de todos Con estos propósitos, Cabeza de Vaca parte en 1540 de
modos, las voces de los tres autores originales, mucho más la ciudad de Cádiz –luego de tan sólo 28 meses de estadía
incluso que en el posterior y más personalista Naufragios. en España entre uno y otro viaje– y arriba a la isla brasilera
La Historia General y Natural de las Indias de Fernández de Santa Catalina el 29 de marzo de 1541. Desde allí, tarda
de Oviedo, en donde aparecen –entre otros– los hechos cinco meses en llegar por tierra al fuerte de la ciudad de
referidos a Cabeza de Vaca, fue publicada en diferentes Asunción del Paraguay, sede en ese entonces de la gober-
ediciones a partir del siglo XIX. Incluimos en nuestro nación del Río de la Plata, el 11 de marzo de 1542. En el
anexo algunos fragmentos de esta crónica relativos a los sitio, tiene la suerte de dirigir la primera expedición espa-
hechos. ñola que encuentra y describe las Cataratas del Iguazú y
En 1537, Álvar Núñez regresa a España y allí recibe la que explora el curso del río Paraguay. Algunos biógrafos
noticia de que el emperador Carlos V ya había nombrado enfatizan el hecho de que Álvar Núñez gestionara misiones
el 20 de abril de 1537 a un nuevo adelantado para las de paz entre los indios que se hallaban enemistados, inten-
tierras que él conoció: Hernando de Soto. Éste asumirá la tara corregir los abusos cometidos contra ellos y forzara a
gobernación de Cuba y de toda la región comprendida los españoles residentes a pagar los impuestos requeridos
entre Cape Fear (hoy en Carolina del Norte) y el río de las por la Corona española. Otros, en cambio (entre los que se
Palmas en Nueva España (México). Nuestro cronista cuenta a Gonzalo Fernández de Oviedo), lo culpan de
deseaba el cargo para sí mismo, lo que le permitiría
retornar inmediatamente al territorio que había explorado 5 Sobre el tema, véase, en el anexo de esta edición, el capítulo de la
en las Indias. La decisión del monarca lo afecta profunda- Expedición de Hernando de Soto a Florida del Hidalgo de Elvas.
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haber maltratado a los nativos y de haberse excedido con a lo sucedido en el Río de la Plata hacen que el Consejo
ellos en los castigos; es acusado de haberse enemistado, tome decisiones contradictorias. Culpable de casi todas las
también, con los pacíficos indios guaraníes. A causa de imputaciones en su contra, finalmente, se lo declara en
enfermedades contraídas en esa región del Gran Chaco, libertad, aunque se le quitan todos los títulos que había
debe ausentarse en varias ocasiones de su cargo como ganado, entre ellos, la gobernación. Se le prohíbe su
gobernador. Sumando varias diferencias con capitanes y retorno al Nuevo Mundo a perpetuidad, aunque luego se
colonos españoles, su autoridad es rechazada por éstos. reduce esta prohibición sólo a la jurisdicción del Río de la
Quizás sus políticas en contra de los colonos asentados en Plata. Todo el proceso abarca unos largos ocho años de
la zona lo perjudicaron frente a los primeros conquista- interminables litigios. En ese tiempo, el cronista Oviedo
dores. Pupo-Walker (1992: 36) recoge comentarios sobre describe compasivamente que lo ve, en 1547, “fatigado y
Cabeza de Vaca en los textos de Ulrico Schmidel y de Díaz pobre” y que “sigue su justicia contra sus émulos, y es
de Guzmán. Éstos sugieren que Álvar carecía de astucia mucha lástima oírle e saber lo que en Indias ha padecido”
política y de los dones necesarios para la labor administra- (1959: II-371).
tiva y planificadora. Domingo de Irala lo reemplaza en la Mientras se hallaba en su viaje sudamericano, en 1542,
gobernación el 25 de abril de 1544. se publica, en la ciudad de Zamora, la primera versión de
Finalmente, Cabeza de Vaca es apresado en Asunción los Naufragios, escrita –ahora sí– únicamente por Álvar
por un año y luego enviado a España –encadenado– el 7 de Núñez, pero, al parecer, impresa sin su consentimiento
marzo de 1545. Se sabe que, al llegar a las costas de (Pupo-Walker 1992: 71). El título original de 1542 era: La
Brasil, la carabela que transportaba a Cabeza de Vaca relación que dio Álvar nuñez cabeza de vaca de lo acae-
preso atraviesa una gran tormenta que algunos oficiales cido en las Indias en la armada donde iba por gobernador
abordo interpretan como represalia divina ante las injusti- Pánfilo de Narváez desde el año de veinte y siete hasta el
cias cometidas contra este antiguo gobernador, legítimo año de treinta y seis que volvió a Sevilla con tres de su
representante de la Corona.6 En España, se lo acusa prin- compañía. En 1555, nuestro escritor reside en Sevilla y él
cipalmente de abuso de poder y se le imputan treinta y seis mismo publica en Valladolid –quizás por consejo de
cargos en su contra: entre ellos, el haber abandonado a Fernández de Oviedo y con autorización del rey– la
trece hombres cuando iba camino de la isla de Santa Cata- versión –de mayor trascendencia– que hoy leemos de
lina hacia Asunción y haber destruido y reducido a la Naufragios; quizás para reivindicarse personal e histórica-
población indígena de la jurisdicción del Río de la Plata. mente y limpiar su nombre. El texto todavía no tiene este
Su abogado defensor no encontró pruebas a su favor entre título sino el de Relación y comentarios del gobernador
sus seguidores en Paraguay. El Consejo de Indias, que le Álvar Nuñez cabeza de vaca, de lo acaecido en las dos
abrió juicio a fines del mismo año de 1545, en 1551 lo jornadas que hizo a las indias. La publica junto con el
encuentra culpable de los cargos que le imputaban. A lo relato de sus días en Asunción del Paraguay (los Comen-
largo de todo el proceso, las diferentes versiones referidas tarios), escritos por su secretario Pedro Hernández, quien
fue testigo de los hechos.7 Para revertir la imagen negativa
6 Véase Historia crítica de los mitos de la conquista americana
(1929) de Enrique de Gandía. 7 En los Comentarios, Álvar Núñez cumple el sueño de que sus he-
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que había dejado la estela de acusaciones legales que reca- arribo de los primeros colonos ingleses a comienzos del
yeron sobre su persona, los Comentarios lo representan siglo XVII. La primera colonia inglesa que perduró en el
con una figura “excesivamente habilidosa, excesivamente tiempo venciendo los ataques de los nativos fue la de
bondadosa, excesivamente religiosa y justa” (El Jaber Jamestown en las proximidades del río James fundada en
2012: 54). La denominación “naufragios” no aparece en el 1607 en el actual estado de Virginia. Con ella, comienza
título de la Relación de 1555 sino en el encabezado de sus el proceso que los historiadores llamarán la Frontera
páginas y en su índice: “Tabla de los capítulos contenidos Americana (American Frontier), de avance europeo colo-
en la presente relación y Naufragios del gobernador Álvar nizador con dirección de Este a Oeste sobre las comuni-
Núñez Cabeza de Vaca”. La edición de Andrés González dades indígenas y que finalizará tan sólo a comienzos del
Barcia de 1749 lo titula “Naufragios” por primera vez, y siglo XX.
así aparece en todas las ediciones posteriores. Sin embargo, últimamente, los historiadores de Norte-
Álvar Núñez pasa sus últimos años en Sevilla y se le américa han dado un giro a esta perspectiva y han comen-
atribuyen varios hechos que no han podido encontrar zado a contemplar, en cambio, la frontera que estable-
fundamento. Por ejemplo, el haber asumido el hábito de cieron los avances españoles desde el Golfo de México y
monje o la presidencia del Consejo de Indias. También, México hacia el Norte, un siglo antes de que llegaran los
que viviese sus últimos años en soledad y pobreza, aunque colonizadores ingleses. Se recuerda ahora, por ejemplo,
las últimas investigaciones tienden a contradecir esta que el mismo Thomas Jefferson (1743-1826) –uno de los
imagen. Su fecha de fallecimiento también es incierta: padres de la Independencia de Estados Unidos– instó a su
probablemente hacia 1559 y en Jerez de la Frontera, sobrino, en una carta de 1787, a que aprendiera la lengua
ciudad de origen y residencia de sus antepasados. española, en tanto que parte de la Historia norteamericana
había sido escrita en ese idioma y, además, el vínculo con
la América Española sería fundamental para consolidar el
Antecedentes de exploración y conquista
proceso independentista.
del territorio de la Florida
Los españoles llamaron La Florida o Tierra Florida a
esa extensa región norteamericana. Comprendía los terri-
Tradicionalmente, todas las historias de los Estados
torios que van desde lo que hoy se conoce como la penín-
Unidos comienzan con un breve relato de las poblaciones
nativas que habitaban el territorio norteamericano antes de sula de la Florida hasta el río Soto la Marina (en el estado
la llegada del hombre blanco e, inmediatamente, con el de Tamaulipas, México) e incluía, además, todos los terri-
torios al norte de México y del Golfo de México. En 1605,
chos “gloriosos” y servicios a la Corona española fueran narrados el cronista Inca Garcilaso de la Vega todavía afirmaba:
por otro (Pedro Hernández) y no por él, quien fue su protagonista.
Sobre el tópico de las armas y las letras vinculado con lo expresado La descripción de la gran tierra Florida será cosa dificul-
en el Proemio de Naufragios, véase la nota 10 al texto en esta edi- tosa poderla pintar tan cumplida como la quisiéramos dar
ción. Sobre el problema de autoría y del nombre en los Comenta-
rios, véase Un país malsano (2012) de Loreley El Jaber.
pintada, porque como ella por todas partes sea tan ancha
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y larga, y no esté ganada ni aun después del todo, no se bela. Los indios lo recibieron pacíficamente y, de rescate
sabe qué confines tenga […] no se sabe dónde vaya a –trueque–, le ofrecieron algunos objetos de oro y plata,
parar, si confine con la mar o con otras tierras.8 pero “sin haber hecho el oficio de buen piloto en demarcar
la tierra y tomar el altura” (Garcilaso 2002: 69).
La Florida, que al principio se pensó isla, fue descu- Luego, siete hombres ricos de Santo Domingo –entre
bierta primeramente por el conquistador y gobernador de ellos, el oidor de la ciudad, el licenciado Lucas Vázquez
Puerto Rico, Juan Ponce de León, en 1513. Buscando la de Ayllón– arribaron al cabo que llamaron de Santa Elena
Fuente de la Eterna Juventud, especialmente en la mítica –en lo que hoy es Carolina del Sur– cerca del río que
isla de Bímini, desembarcó cerca del río San Juan en la llamaron Jordán. Los indios trataron amistosamente a los
fecha de la Pascua Florida, lo que inspiró el nombre del españoles y hasta les regalaron “algunos aforros de martas
territorio. Navegó cerca de la costa para evitar la corriente finas, de suyo muy olorosas, y aljófar y plata” (Garcilaso
del Golfo, dio la vuelta a los cayos de la Florida y llegó 2002: 70). Sin embargo, según cuenta el Inca, más de
probablemente hasta la región de Pensacola. A pesar de no ciento treinta indios fueron engañados y llevados prisio-
haber hallado ninguno de los objetivos míticos ni las neros a Santo Domingo en la Española. Perdida una nave
riquezas que se había propuesto, ni de haber podido en el camino, los indios restantes “se dejaron morir de
hacerse de esclavos indios, inmediatamente regresó a tristeza y hambre”. Luego, por su cuenta, en 1524,
España para pedir la gobernación y conquista de aquella Vázquez de Ayllón, con autorización de Carlos V, retornó
tierra. A partir de las noticias que llevó de su descubri- y exploró la provincia de Chicoria –hoy Carolina del Sur–
miento y de exploraciones sucesivas, progresivamente los en busca de un pasaje hacia las islas de las Especias en
mapas impresos de la época registraron la información, lo Oriente. Llevó al piloto Miruelo, quien, como nunca pudo
mismo que los historiadores contemporáneos: Fernández retornar al lugar que había descubierto años atrás, cayó
de Oviedo, Francisco López de Gómara y Pedro Mártir de preso de melancolía y se suicidó. La expedición de Ayllón
Anglería. Finalmente, Ponce de León realizó una segunda continuó recorriendo probablemente la costa de lo que hoy
expedición en 1521 en la que fue atacado mortalmente por es Carolina del Norte. Sin embargo, los indios le jugaron
las flechas envenenadas de los indios seminolas de la costa una mala pasada matando a más de doscientos españoles y
suroccidental de la península. forzando al resto a regresar a Santo Domingo.
Distintas expediciones entre una y otra fecha reco- El primer adelantado y conquistador con orden de
rrieron parcialmente la zona para encontrar riquezas y “poblar” el territorio de la Florida fue Pánfilo de Narváez,
quien partió de España con su armada en 1527. El mapa-
hacerse de esclavos indios. Según el relato del Inca Garci-
mundi de 1527, conocido como Carta universal de 1527 o
laso, se cree que en 1516 el piloto Miruelo9 arribó a la
Mapa de Fernando Colón, tiene escrito, sobre el espacio
Florida a causa de una tormenta que padeció con su cara-
de los territorios ubicados al norte del Golfo de México, el
8 Véase La Florida del Inca (2002: 67), publicada originalmente en
siguiente lema: “Tierra que ahora va a poblar Pánfilo de
1605. Narváez”, lo que no se superpone al Este con la “tierra del
9 Probablemente, fue el tío del Miruelo que formó parte de la expedi- licenciado Ayllón”. El fin de la expedición se detalla en
ción de Pánfilo de Narváez junto con Cabeza de Vaca. Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca; su regreso y
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la expedición posterior, en la crónica del Hidalgo de Elvas. En su largo peregrinar de más de ocho años, Álvar
El territorio fue posteriormente explorado por Hernando Núñez y sus tres compañeros sobrevivientes recorrieron el
de Soto, que había estado en la conquista de Perú bajo las territorio de los actuales estados norteamericanos de
órdenes de Pizarro. Desembarcó el adelantado en la bahía Florida, Luisiana, Texas, Nuevo México, Arizona, Cali-
de Tampa y avanzó sobre la Tierra Firme en busca de las fornia (aquí, probablemente se hallan acercado a las costas
grandes riquezas que prometían las leyendas de la época. del Océano Pacífico, que llamaban Mar del Sur) y los
En 1541, subió por el río Mississippi hasta cerca de lo que estados mexicanos de Sonora y Sinaloa.
hoy se conoce como Memphis. Pasó el invierno cerca de
lo que hoy es Fort Smith hasta que falleció en Padre de las
Aguas. Sus hombres decidieron regresar navegando el Consideraciones críticas sobre los
curso del río Mississippi con barcas construidas por ellos elementos literarios en Naufragios
mismos hasta atravesar el Golfo y arribar a Tampico, luego
de una ausencia de más de cuatro años. Como crónica de un cautivo entre culturas pre-colom-
Otras expediciones españolas famosas que abordaron binas, los historiadores y antropólogos le reconocen a los
el territorio de los actuales estados de Arizona y Nuevo Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca un valor refe-
México fueron las de Fray Marcos de Niza en 1539 y la de rencial que ningún otro texto sobre América del Norte en
el siglo XVI ha sabido ofrecer.10 Sin embargo, toda una
Francisco Vázquez de Coronado en 1540-1542 en busca
serie de ensayos provenientes de la crítica literaria supo
de la riquísima tierra de las Siete Ciudades de Cíbola,
ganarse un lugar entre los estudios sobre Cabeza de Vaca
ambas infructuosas. Morison y Commager (1951: 36)
con suficientes fundamentaciones de peso. El texto ha
interpretan que, al no hallar tesoros ni estrecho alguno en
suscitado una profusa cantidad de bibliografía abocada a
estas exploraciones españolas de América del Norte, el
la consideración de sus aspectos ficticios y literarios.
flujo español de la conquista se volvió hacia América del Muchas de ellas, luego fueron reunidas en una antología
Sur. Sólo en 1565, ante la amenaza de un grupo de piratas muy valiosa que compiló Margo Glantz en 1993: Notas y
franceses que levantaron un fuerte en las proximidades del comentarios sobre Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Vemos
río San Juan, se envió a Pedro Menéndez de Avilés para necesario, para esta edición, el abordaje de algunos de los
que los enfrentara. Éste fundó la ciudad de San Agustín, la estudios que contiene.
más antigua de las ciudades estadounidenses. Del mismo Para comenzar, el artículo “Los Naufragios de Álvar
modo, a fines del siglo XVI, cuando la frontera de los Núñez como construcción narrativa” de David Lagmano-
establecimientos y explotaciones mineras de México se
había llevado tan cerca del río Grande que parecía deseable 10 Los Naufragios forman parte del extenso corpus llamado Crónicas
la conquista de los indios pueblos, Juan de Oñate tomó de Indias, que incluye diarios de viaje, informes o relaciones es-
posesión de la región que nombró Nuevo México en 1598 critas a pedido de la Corona o institución vinculada, Historias ver-
daderas de descubrimientos y conquistas, cartas de tipo narrativo
y que hoy integra los Estados Unidos. Sometidos los referidas al Nuevo Mundo, códices indígenas “mestizos” también
indios, el gobernador Don Pedro de Peralta fundó en 1610 referidos a la Conquista, “comentarios” acerca de relaciones que
la actual ciudad de Santa Fe. tratan sobre el mismo tema, entre otros.
26 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 27

vich fue pionero en este sentido. Publicado en 1978, se La segunda parte del artículo se dedica a delimitar una
propuso lo que nadie había hecho hasta el momento: serie de cuentos o relatos intercalados dentro de la crónica,
relevar en los Naufragios los elementos heredados de la que, para Lagmanovich, pueden ser agrupados según una
tradición literaria y demostrar que Núñez, en parte, se sale clasificación moderna de los relatos. Paragona, por ejemplo,
del modelo de la crónica que relata hechos verídicos suce- el episodio real-maravilloso de la tempestad y el areíto con
didos en la Historia, para dar cuenta de una trama elabo- modos de narrar propios de la literatura de Carpentier y de
rada con materiales propios de la ficción literaria. Reco- García Márquez. Reconoce, luego, al cuento extraño en
noce, en este sentido, un valor inaugural al escrito de algunos de los episodios que narran los milagros inespe-
Cabeza de Vaca que antecede varios de los géneros de la rados de las curaciones chamánicas. En tercer lugar, el
literatura latinoamericana posterior. Hasta ese momento – cuento de Mala Cosa es, para este crítico, de rango fantás-
plantea el mismo Lagmanovich– sólo se habían contem- tico. Lo llama de esta manera, porque aquí el mundo de lo
plado el valor histórico y el etnográfico del texto. En fantástico deja consecuencias perturbadoras en los hombres
primer lugar, reconoce en los Naufragios una “endeblez al “atravesar” la realidad. También, considera Lagmano-
cronológica” (baches temporales y focalización o detalle vich, se elaboraron “cuentos” del tipo testimonial, en los
exhaustivo de algunos sucesos escogidos) que representa que prima el tono realista, la objetividad y la mención de
un problema serio desde el punto de vista histórico. Entre la presencia y participación de testigos-personajes de los
los elementos literarios, enumera los siguientes: el compo- hechos. Por último, el relato intercalado profético de la
nente del presagio, evidente en las señales que anuncian la Mora de Hornachos, junto con los naufragios del comienzo,
tormenta padecida por la armada de De Narváez en el enmarca todo el texto hasta quebrar su linealidad y otor-
puerto cubano de Trinidad y, también, en el areíto nativo garle un final propio de las ficciones literarias y no de una
que sucede simultáneamente. Juntos constituyen el crónica.11 De esta manera, Lagmanovich concluye que no
presagio del desastre generalizado que padecerá la expedi- podemos referirnos a esta crónica de Indias exclusivamente
ción. El segundo elemento es el del reconocimiento, de como documento histórico ni únicamente como discurso
tradición muy antigua y occidental (presente, por ejemplo, literario sino que es evidente una tensión genérica entre lo
en el episodio de retorno de Ulises a Ítaca). En dos histórico y lo literario.
ocasiones, Cabeza de Vaca es reconocido por los suyos: en La propuesta de Lagmanovich resultó muy atractiva e,
la isla de Mal Hado, cuando encuentra a los otros sobrevi- incluso, contribuyó con la comprensión del texto, si bien
vientes, y en las proximidades de Sinaloa, cuando halla a 11 Hayden White (1992) define al género cronístico como antecedente
los hombres de Nuño de Guzmán. El tercer elemento es la del género historiográfico propiamente dicho y una forma poste-
inversión, que, entre otros, “hace mucho por la tensión rior y “superior” respecto de los anales. Sus características son la
narrativa” (Lagmanovich 1978: 26). El recurso implica perseverancia de la cronología como principio organizador de su
todo aquello que se muestra “del revés”: españoles discurso y su promesa –siempre incumplida– de un cierre. Respec-
to de esta condición cronística, White sostiene que pasa al lector la
esclavos y antropófagos, indios compasivos, sobrevi- tarea de reflexionar retrospectivamente sobre los vínculos entre el
vientes occidentales vestidos como indios y, finalmente, inicio del relato y su desenlace; se espera del lector que elabore un
“convertidos” en conquistadores pacíficos, entre otros. sentido final.
28 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 29

debemos pensarla anclada en una perspectiva crítica insu- que, a raíz del fracaso de la expedición, Cabeza de Vaca
ficiente para dar cuenta de su complejidad. No pasaron tuvo que construir un relato de calidad narrativa atractiva
muchos años para que la crítica literaria se hiciera cargo (incluso, cercano a las “historias mentirosas” de caballe-
de este reclamo e interés. A lo largo de la década de los 80 rías) que ganara el favor y las mercedes del monarca
y hasta principios de los 90, aparecieron varios artículos español. Entre los elementos y técnicas analizados por
que iluminaron el texto desde este mismo enfoque. Luisa Lagmanovich, Lewis se detiene en la “endeblez cronoló-
Pranzetti publicó, en 1980, “El naufragio como metáfora”. gica” de la relación: diecinueve capítulos dedicados al
El título anuncia las categorías de las que se sirve para el relato de lo sucedido en ocho años, y dieciocho, a los
análisis: el naufragio y el viaje, como metáforas y motivos últimos dos años de la travesía. Considera que la “narra-
propios de los modelos de la literatura de naufragios, que ción personal autobiográfica” de esta crónica construye
representan una frontera entre el espacio organizado una imagen heroica e idealizada de su autor proyectada
(España) y la cultura aparentemente desorganizada (el sobre el texto. Del mismo modo, repara –entre los
Nuevo Mundo). En segundo lugar, analiza las operaciones elementos narrativos– sobre el “laconismo excesivo” del
del narrador, que “se imagina como un héroe” y que orga- estilo de Álvar Núñez y el tratamiento “ambivalente” de
niza el texto en cuatro macrosecuencias narrativas: choque, las curaciones milagrosas.
encuentro, integración y retorno. Como el texto fue escrito Beatriz Pastor, en el marco de un libro trascendente
luego de varios años de sucedidos los hechos, su autor – para los estudios en literatura colonial, Discurso narrativo
plantea Pranzetti– únicamente puede recrear personajes, de la conquista de América (1983), incluyó sus reflexiones
metáforas e imágenes sensoriales de su experiencia pasada. sobre Álvar Núñez. En la segunda parte de su texto, define
Su coherencia sólo puede desplegarse intratextualmente y con claridad el objetivo de Cabeza de Vaca: eludir la
sus determinantes se encuentran sólo en el contexto de responsabilidad en el fracaso de la expedición a la Florida
escritura, varios años luego de que ocurriera el viaje. y transformarla metafóricamente en un viaje “espiritual”
Poco tiempo después de publicado el texto de Pran- en el que la figura del conquistador consigue humanizarse.
zetti, también aparecen dos artículos cuyas propuestas Es decir, al buscar oponerse al discurso triunfal imperia-
fueron referentes importantes para estos enfoques: “Los lista y guerrero que dirige la escritura de los textos de
Naufragios de Álvar Núñez: Historia y ficción” de Robert Indias, el cronista Cabeza de Vaca debe redefinir su
Lewis (1982) y “Desmitificación y crítica en la Relación vivencia personal recurriendo a ciertos elementos narra-
de los Naufragios” de Beatriz Pastor (1983). El primero se tivos y estructurales. Algunos de ellos son: la estructura
hace cargo directamente de la discusión planteada por profética que subordina el relato del fracaso a los desig-
Lagmanovich para responder que –en verdad– no existe tal nios caprichosos del infortunio, la utilización del presagio
tensión en el texto entre el género historiográfico y el para desarrollar una atmósfera de suspenso, el tratamiento
literario. Habría, para este crítico, un muy desarrollado novelesco de los motivos del hambre y la falta de vestido
fictive impulse identificado en el fondo de toda obra histó- para crear un tono de dramatismo, y la intercalación de
rica. Toma esta categoría de análisis de Hayden White, que relatos de carácter “claramente ficcional o fantástico”
refiere a la creación de un argumento narrativo que hace (como el fantástico/mágico indígena de Mala Cosa, que da
posible la ordenación y el “sentido” de una trama. Explica lugar a la intervención evangelizadora y correctora cris-
30 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 31

tiana de Álvar Núñez y sus compañeros sobre las creen- tamientos, la imposición de lo ajeno sobre el personaje, el
cias de los nativos). Estos elementos, finalmente, son los determinismo profético de la crónica de Álvar Núñez se
que imprimen un carácter subjetivo y atemporal a los corresponde con el socio-cultural que transforma al héroe
Naufragios. de la picaresca. Por último, las narraciones son significati-
Retomando aquella hibridez entre la retórica de la vamente autobiográficas.
Historia y la de la ficción, Antonio Carreño publica, en Silvia Molloy, en 1987, publica un ensayo revelador de
1987, el artículo “Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de varios de los problemas de los Naufragios: “Alteridad y
Vaca: una retórica de la crónica colonial”. Argumenta que reconocimiento en los Naufragios de Álvar Núñez Cabeza
las vacilaciones entre realidad “vivida” y “fabulada” son de Vaca”. Se propone –siguiendo la crítica ya analizada–
propias de las crónicas de Indias, y que esto hizo que relevar el carácter literario de la crónica, aunque echa
fueran una anticipación del género picaresco. Algunas de mano de una perspectiva más amplia. Para esta autora, el
sus estructuras formales, la dinámica relación biográfica carácter “insólito” del texto, que “crea la aventura narrán-
entre autor, personaje y narrador, el hecho de situarse en la dola”, hace de los Naufragios definitivamente “un hecho
frontera entre la Historia y la ficción, el tener como eje la de letras”. El motivo de esta decisión del autor es, nueva-
metáfora del viaje, y el despliegue pendiente de lo circuns- mente, el fracaso de la expedición; los propósitos heroicos
tancial son, para Carreño, características determinantes de e imperiales no cumplidos de conquistar y gobernar lo
ambos géneros y de su vinculación. En el plano de lo llevaron a la “hazaña retórica” de informar y convencer
formal, están próximos: suelen caracterizarse por la frag- para constituir al relato mismo en un servicio a la Corona
mentación temporal y espacial, en la que lo episódico es española. De esta manera, Molloy describe las estrategias
determinante. Existen, sin embargo, algunas cuestiones que llevan a erigir la eficacia de Cabeza de Vaca como
que distancian a la crónica de la picaresca: el fin de esta testigo y relator. Justamente, el valor de este artículo está
última suele ser la denuncia, mientras que el de la primera en haber dado cuenta de la densidad de las operaciones de
es la exaltación o idealización. Así, el protagonista de la representación del narrador y del personaje. Detecta cómo
segunda suele ser un antihéroe y el de la primera, un héroe el texto se organiza principalmente en torno a las transfor-
(esto explica que la “conversión” de Núñez en los Naufra- maciones del yo narrador y del actor del relato. En este
gios al mundo indígena sea transitoria, mientras que la del proceso, distingue tres etapas: la diferenciación, el despo-
pícaro siempre es definitiva). En la crónica, el protagonista jamiento y el traslado. En la primera, el efecto de distin-
mueve los episodios, mientras que en la picaresca el prota- ción se consigue a través de un uso particular de los
gonista es resultado de todo lo que le sucede. Específica- pronombres que releva al yo contra un fondo notable de
mente, entre la picaresca y el texto de Cabeza de Vaca, desorganización y desconcierto. Las operaciones de
existe mayor cantidad de semejanzas en lo relativo a la suspenso o de dilatación en la resolución de algún aconte-
obsesión por el hambre, que se realza como elemento cimiento –como el abandono de los navíos en la costa
documental de veracidad junto con la utilización de la oeste de la Florida– también buscan la diferenciación. El
primera persona. En ambos, la metáfora del viaje es un despojamiento, cifrado en la imagen del desnudamiento
condicionamiento básico, son relatos de una iniciación, de del personaje, implica que tanto éste como el narrador
una conversión y de un proceso radical de cambios y ajus- abandonan, en su recorrido geográfico e identitario, el
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código del conquistador. El objetivo fabuloso del oro ción personalizada para reivindicar prerrogativas indivi-
también cede su lugar a la búsqueda del maíz, nuevo duales. Para Pupo-Walker, el registro descriptivo de los
objeto de deseo, nueva cifra de esperanzas y obsesiones, Naufragios confirma este proceso amplificativo y, para dar
como signo del aprendizaje de la cultura del Otro. Por cuenta de esto, analiza los tópicos del singular proemio de
esto, el fin último de la crónica –según Molloy– es dar esta crónica: la alabanza al monarca, la alusión a la
cuenta de incontables traslados. El traslado físico ocupa Fortuna, la preterición o paralipsis, la afectación de
todo el texto de los Naufragios y es metáfora que repercute modestia, la confesión de incapacidad, la relación (el
en otros traslados: de una meta a otra y de una cultura a relato del discurso forense) como obligación debida al
otra, entre las que el yo puede mediar. Como Lewis, monarca, la referencia literal y metafórica a la memoria
Molloy concluye que existe de fondo un impulso narrativo para la recuperación del pasado, entre otros. Del mismo
que determina expansiones y contracciones para valorizar modo, se evidencia una intensificación de la proyección
aspectos del relato, entre los que principalmente se autobiográfica, más aún si se compara Naufragios con, por
encuentra el de la autovaloración. Sin embargo, la autora ejemplo, la versión del cronista Fernández de Oviedo
no se cierra únicamente en lecturas de la crítica literaria basada en la Relación conjunta. El yo se diferencia y varía
sino que su enfoque es interdisciplinario: recurre a de tal manera hasta llegar al punto en que el pasado que se
reflexiones de la antropología para el análisis de la cultura relata acerca de toda la expedición a la Florida es, cada vez
de la alteridad, por ejemplo, y a la especificidad discursi- más, únicamente el pasado del narrador. La autorreferen-
vo-historiográfica de las crónicas de Indias. cialidad de la escritura en los Naufragios, también incre-
En “Notas para la caracterización de un texto seminal: mentada a partir de las reescrituras sucesivas del texto,
los Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca” (1990), llevó a su autor a construir un texto híbrido, aunque
Enrique Pupo-Walker separa definitivamente a las crónicas fundante de una tradición en varios aspectos.
de Indias de las tradiciones historiográficas y literarias Seguramente, la discusión sobre estos tópicos no se
occidentales. La crónica novomundista, más que un agota con este repaso bibliográfico. Algunas producciones
híbrido, supera tanto el programa de la crónica medieval posteriores y contemporáneas fueron reveladoras de los
como las codificaciones de la historiografía clásica, al “problemas” del texto. Pero queríamos esbozar un reco-
tiempo que exige distinción respecto de la literatura. Atri- rrido sobre estas cuestiones que sedujeron profundamente
buye toda esta particularización a la excepcionalidad del a los estudiosos de la literatura, especialmente a los que se
referente americano, a la diversidad de objetivos y a las dedican al archivo literario latinoamericano. El aporte de
novedosas exigencias colectivas y personales que esta línea de estudio ha sido contundente. La detección de
asumieron conquistadores, soldados y adelantados en las la trama, episodios y elementos propios de la literatura
tierras tan “lejanas” de las Indias, más allá de su obliga- permitieron iluminar la densidad retórica y representa-
ción de informar a la Corona. En segundo lugar, se refiere cional de Naufragios. Sin dudas, entre las razones que
a la directriz autobiográfica de las crónicas de Indias. Ante motivaron esta escritura tan subjetiva, se encuentra el
la excepcionalidad de lo que se relataba, muchos cronistas hecho determinante del fracaso de la expedición de Pánfilo
buscaban la confirmación testimonial que otorgaba el de Narváez, hecho que Álvar Núñez deseaba conjurar de
recurso de la primera persona; otros optaron por la redac- su propia figura. Sin embargo, sostenemos que la tan
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mentada tensión entre los géneros historiográfico y lite- común entre Historia y literatura: ambas se construyen con
rario es una falsa dicotomía, pues el vínculo tenía ya una parámetros retóricos que definen determinados tipos de
tradición asentada12 y las Crónicas de Indias contribu- mímesis de la realidad. Por esto, para alcanzar mayor
yeron estupendamente con ella. Leonardo Funes (2008) ha precisión, muchos intelectuales en el campo prefieren
hecho una historización de los vínculos tradicionales entre aludir a “discurso colonial”13 o utilizar la expresión “lite-
Historia y literatura con conclusiones muy interesantes. A ratura colonial” en un sentido muy amplio. Finalmente,
fines de la década de 1980, varios estudiosos plantearon sostenemos que la perspectiva de análisis de las crónicas
que era necesario esbozar una poética del relato propia- de Indias debe ser histórico-literaria y trabajada desde la
mente histórico. R. H. Canary y H. Kozicky consideran interdisciplinariedad. Un último desafío planteado en rela-
que es una de las formas de la épica en prosa, por esto el ción con estas cuestiones estaría en poder descifrar, en
género no plantearía diferencias a tener en cuenta respecto estos textos, cuánto contienen de “literatura” o de
de la literatura. Para Ramón Menéndez Pidal, las crónicas “Historia” indígena, cuánto incorporan del imaginario
–específicamente– son un testimonio secundario de la nativo pre-colombino y mestizo posterior a los descubri-
poesía épica: por eso las llama “catálogo de poemas mientos y conquistas y cómo se relacionan con el pensa-
épicos” (Funes 1997: 138). En la Edad Media, la Historia miento y las tradiciones discursivas occidentales que
era una parte del fenómeno literario y, desde otra corriente, producen los textos de la colonia hispanoamericana.
la literatura podía pasar a ser una parte de la Historia,
puesto que se consideraba a la ficción como camino alter-
nativo para alcanzar la verdad de lo sucedido. El Renaci- Naufragios como literatura de viajes
miento retoma los modelos clásicos de Cicerón y Quinti-
liano, para los que resultaba fundamental el arte retórico o Hemos visto cómo la obra de Álvar Núñez fue exami-
arte de la representación para la descripción de hechos nada desde diversos puntos de vista que la conciben como
históricos. El historiador es pensado como un escritor. discurso literario en tensión con la historiografía. Sin
Tan sólo a fines de las últimas expresiones del Roman- embargo, habría que considerar previamente que Naufra-
ticismo se separan claramente Historia y literatura, y esta gios pertenece a la tradición de los relatos o crónicas de
última se reserva para el recinto de la belleza, la espiritua- viajes. Ésta se remonta a la épica de la Antigüedad clásica
lidad y la genialidad. A pesar de esto, sigue habiendo hoy y resulta no del todo aprehensible en su especificidad.14
en día, para los enfoques de los estudiosos, un terreno
13 El texto de Rolena Adorno de 1988: “Nuevas perspectivas en los
12 Por ejemplo, la tradición en la que se inserta Naufragios es la misma estudios literarios coloniales hispanoamericanos” es fundador y de-
que la de los Viajes de Marco Polo, también conocido como El libro terminante en este sentido.
de las maravillas. A caballo entre la Historia y la ficción, este últi- 14 Blanca López de Mariscal definió al relato de viajes como: “género
mo relata el itinerario de este diplomático, de grandes habilidades híbrido, en el cual se pueden incluir: relaciones de descubrimiento,
narrativas, por las singularidades y maravillas del imperio mongol. relaciones de viaje, crónicas de la conquista, cartas de relación, cró-
El libro sirvió a Cristóbal Colón como guía geográfica y etnográfica nicas misioneras, relatos de sobrevivientes de diversas catástrofes,
en su viaje hacia el Oriente con dirección Oeste a través del Océano como son los naufragios y las persecuciones, y bitácoras de viaje
Atlántico. propiamente dichas.” (2004: 30-31)
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Sin embargo, pueden localizarse algunas tradiciones lite- progresivamente perdiendo su importancia militar. Sus
rarias que constituyeron al relato de viaje –en diálogo y valores encuentran un último refugio en las novelas fabu-
modificación permanente entre sí–, vigentes o contempo- losas –es decir, ficticias– de caballerías del siglo XVI.15
ráneas de la relación de Álvar Núñez. Nos referimos a los En los primeros años de la conquista de América, los espa-
libros de caballerías, al relato de peregrinación y a la ñoles se embarcaban hacia el Nuevo Mundo con espe-
novela bizantina. Los primeros dos géneros oscilaban ranzas de ascender socialmente al rango de caballeros
entre la historiografía y la ficción (o relato fabuloso). El andantes, y el imaginario de estas novelas estaba presente
tercero es decididamente ficcional, aunque puede –en en sus expectativas. Sin embargo, en 1531, el emperador
algunos casos– haberse inspirado en episodios reales. español Carlos V redacta un edicto por el que prohíbe la
Además de observar sus tópicos y características, un breve importación de estas novelas al Nuevo Mundo y, posterior-
examen de estas tradiciones nos permitirá notar los proce- mente, irá quitando a los conquistadores los premios de
dimientos retóricos utilizados y el tipo de público al que nobleza que les había prometido. El sueño caballeresco de
estaban dirigidos y sus demandas específicas. Sólo resu- soldados y capitanes en las Indias se ve ofuscado por esta
miremos las características útiles para la estimación gené- resolución y por la irrupción de las nuevas figuras auspi-
rica y el análisis del texto de Álvar Núñez. ciadas por la Corona: mercaderes, frailes y funcionarios de
Si bien de ningún modo puede afirmarse que Naufra- corte que arribarán a las Indias por estos mismos años.
gios sea un relato ficticio de caballerías, es cierto que, En segundo lugar, debemos considerar el relato de
discursivamente, algunos de sus valores y tópicos –que peregrinación. Suele estar siempre presente, en un plano
sirvieron en su origen para construir y edificar a la clase secundario, en el vagabundeo caballeresco. Pero, al
noble europea medieval– constituyen su textualidad. El contrario de éste, el peregrino tipo suele ser un hombre
caballero andante lleva una vida nómada y solitaria en extraño y miserable. Corta relación con su ciudad o pueblo
tierras alejadas del centro de poder que representa el rey. de origen; por lo general, un lugar impío. Una de las pere-
Este modo de vivir constituyó una de las instituciones del grinaciones usuales instaurada por la Iglesia en la Alta
reinado del rey Arturo, pasado mítico al que indefectible- Edad Media era la penitencial, que solía imponerse a los
mente remite toda la caballería. El caballero rechaza tanto pecadores. Un resto de esta práctica perdura en nuestros
la ciudad como la soberbia de los orgullosos, codiciosos y días –al menos, simbólicamente– en la representación
brutales. Sus virtudes caballerescas –por el contrario– son católica del vía crucis, que debe exhibirse delante de los
la inquietud por el bien común, la resistencia física, la que profesan la fe como penitencia y “castigo ejemplar”.
vigilancia y la perseverancia. Simbólicamente, a través del El camino suele simbolizar una progresión desde las tinie-
caballero, el rey se enfrenta de forma figurada al universo blas del pecado hasta la luz de la purificación del alma.
y procura el sometimiento o la integración del espacio Esto se explica en el hecho de que el espacio geográfico
exterior y de sus habitantes. Por esto, cruza de manera –como también el cuerpo martirizado del peregrino– es
errante el territorio extranjero y desconocido y todo lo que
le acontece es de naturaleza espacial, como si tratara de 15 La más representativa de ellas es Amadís de Gaula, publicada en
levantar allí un acta de propiedad o un trazado cartográ- 1508 y luego satirizada incansablemente en el Quijote de Miguel de
fico. Entre 1300 y 1500, sin embargo, la caballería va Cervantes.
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entendido alegóricamente. Seguir el camino y alcanzar la C. Sus principales modelos genéricos suelen tomarse de
meta anhelada –por lo general, un lugar santo, un santuario– los escritores Heliodoro de Émesa –autor de Las etió-
implican la obtención de una gracia o de una mayor espe- picas– y Aquiles Tacio –autor de Leucipa y Clitofonte. En
ranza; en este viaje, funciona una “terapia del espacio” España, como literatura dirigida a un incipiente público
(Zumthor 1993: 181). En algunos de los caminos insti- renacentista de masas que se consolidará en el Barroco,17
tuidos para la práctica de la peregrinación, el peregrino, esta narrativa de entretenimiento evidencia la aparición
semejante a un santo, se enfrenta con manifestaciones progresiva de mecanismos de manipulación de la lectura
diabólicas, que debe sofocar, y divinas –los “milagros”–, (González Rovira 1996: 98). Para esto, se sirve de dos
que lo animan a continuar. Los monjes de la Alta Edad recursos principales: la interpolación narrativa y el efecto
Media fueron los primeros en convertir la peregrinación en de la intriga. La novela bizantina fragmenta constante-
la imagen de toda una vida cristiana. La vestimenta que mente el relato, sobre todo, mediante la dislocación de la
cubre el cuerpo del peregrino también se carga de signos o cronología lineal. Heliodoro, por ejemplo, se servía de
insignias que lo identifican con precisión: el bastón, la saltos temporales, interpolaciones, relatos convergentes y
bolsa o zurrón, la calabaza para el agua, entre otros. Son anagnórisis para captar el interés del lector. Esta práctica
elementos que anuncian los rigores del viaje. Cristóbal de intercalación de episodios narrativos –por otra parte–
Colón será uno de los últimos auto-poclamados peregrinos era funcional a la preocupación por la variedad de temas
de la cruzada por la recuperación de la ciudad de Jerusalén que exigía el Renacimiento. Entre otros recursos desta-
para la Cristiandad. En su cuarto viaje a las Indias Occi- cados, se encuentra también el de la suspensión de la
dentales, asegura a los Reyes Católicos que el oro de atención del lector o el efecto de la intriga: es la dilatación
Veragua –en la región occidental de la actual Panamá– de la resolución de un episodio o el abandono momen-
financiaría la última cruzada que recuperaría las reliquias táneo de uno de los elementos de la trama para despla-
del Santo Sepulcro y se arrojarían, con esto, más almas al zarse hacia otro. Este procedimiento, que hoy puede
Paraíso celestial. asociarse con el de suspense, persigue capturar la curio-
Si bien el relato del peregrino suele asimilarse en sidad del lector y alcanzar el efecto de sorpresa y de lo
varias ocasiones con la tradición de la novela bizantina, inesperado.
griega o helenística, esta última posee ciertas caracterís- El argumento básico de la novela bizantina tiene como
ticas que la singularizan e independizan.16 Fue amplia- protagonistas a dos enamorados, cuyo amor es ideal y
mente desarrollada en España en los siglos XVI y XVII y casto. Éste sería uno de los pocos elementos del género
tiene sus orígenes en la novela helenística del siglo III d. que no podemos encontrar entre los tópicos de Naufragios.
Sin embargo, el motivo de la castidad, el castigo del amor
16 Pupo-Walker (1992) vio cierta influencia de la novela bizantina en sensual –o, al menos, la ausencia de referencias sensuales
el sesgo apocalíptico de las descripciones de tormentas en Naufra-
gios y Rolena Adorno (1993), en lo típico del viaje largo y los re- 17 Sobre la relación entre literatura española de los siglos XVI y XVII
pentinos cambios de fortuna. Sin embargo, creemos que la influen- y la transformación de sus mecanismos retóricos a partir de la apa-
cia de este género ha sido mayor y decisiva para la elaboración de rición de la imprenta y de un público lector masivo, véase La novela
esta crónica y debe considerarse más extensamente. bizantina de la Edad de Oro de Javier González Rovira (1996).
40 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 41

y sexuales– y la perfección moral, más común en la las numerosas aventuras y hallazgos de otros personajes
versión española del género, sí están presentes en la contribuyen literariamente con la ampliación de las refe-
crónica de Cabeza de Vaca. También está el cautiverio, rencias a regiones incógnitas y situaciones exóticas. Se
como instancia de prueba del cristianismo de los héroes. conjuga lo maravilloso con lo verosímil; la novela bizan-
Tanto en la novela bizantina como en Naufragios, el disi- tina busca deleitar al lector aprovechando tanto los
mulo, la prudencia, la ocultación y la manipulación de las motivos mágicos como los sobrenaturales. Hay escenas
apariencias suelen ser utilizados por los protagonistas para mágicas y hasta resurrecciones. Sin embargo, en Naufra-
huir de los numerosos cautiverios en los que caen, y gios –como analizaremos más adelante–, la cuestión es
retornar y reencontrar la restauración de una dignidad más compleja en tanto no es pura ficción y uno de sus
perdida. Suele ocurrir, particularmente en la novela bizan- intertextos es el amerindio. El tema de la astrología parti-
tina, que ciertos enemigos musulmanes intentan imponer cipa de ambos, suelen ser tópicos estructuradores del
su religión islámica a los personajes (tanto como los indí- relato y estimuladores de intriga.
genas querían imponer sus prácticas religiosas sobre los Por último, uno de los motivos fundamentales del
personajes de Naufragios). La resolución, en ambos casos, género narrativo bizantino actualizado por el Renaci-
es la inversión: los protagonistas realizan finalmente una miento español es el de la navegación como fuente de
fructífera labor evangelizadora multitudinaria sobre los aventuras. La narrativa de naufragios, desastres y pirate-
Otros.18 De este modo, el final es optimista y gratificante rías resultaba muy atractiva en la época; el género tuvo un
para el lector,19 se opone a la acumulación de desventuras alto impacto en los lectores. Tanto es así que la Historia
de los personajes, reiteradas a lo largo del relato. De General de Oviedo, publicada en parte en 1535, incluyó
hecho, el esquema básico de la novela bizantina es el de: un libro completo sobre naufragios en el Nuevo Mundo.
encuentro-separación-encuentro. El final, además, resti- González Rovira considera que el mar atrae y repele a un
tuye al personaje a su identidad originaria.20 En el medio, mismo tiempo, es camino abierto al triunfo y al fracaso.
Viva imagen del destino humano, renueva la tradición
18 También los Comentarios contienen repetidas escenas en las que, poética horaciana en la que el mar es símbolo de la inesta-
luego de las batallas, los indios guaraníes ruegan a Álvar Núñez ser bilidad de la Fortuna. En la trama estereotipada de la
evangelizados. Sobre los finales de “consenso” en los Comentarios,
véase El Jaber (2012).
“peregrinación marítima”, aparecían ciertas dificultades
19 González Rovira (1996: 118) encuentra que este tipo de catarsis con recurrencia: los piratas, las tormentas (usualmente
literaria de la novela bizantina puede ponerse en relación con la “es- acompañadas de la desorientación del piloto y del
tructura de consolación” que detecta Umberto Eco en los géneros naufragio) y las islas (motivos de la geografía exótica y del
populares de evasión, en los que el final feliz “alivia” al lector de las aislamiento de los náufragos en medio de una Naturaleza
tensiones provocadas por el relato. adversa). González Rovira, acerca de la novela bizantina
20 Mijail Bajtín reflexiona sobre la novela griega: “Todo vuelve a su
comienzo; todo vuelve a su lugar. Como conclusión de la larga no-
en general, concluye: “el viaje representa el enfrenta-
vela, el héroe se casa con su novia. Sin embargo, las personas y las miento del individuo consigo mismo y con el mundo,
cosas han pasado a través de algo que, es verdad, no los ha modifi-
cado; pero precisamente por eso, por decirlo así, los ha confirmado, constancia. […] El producto resiste la prueba. En eso consiste el
los ha verificado, y ha establecido su identidad, su fortaleza y su sentido artístico e ideológico de la novela griega.” (1989: 259-260)
42 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 43

enfrentamiento del que sólo los seres más perfectos salen viaje con la práctica expansionista e imperial. Por último,
definitivamente salvados con la ayuda de la Gracia divina.” queremos evocar algunas pocas reflexiones de Blanca
(1996: 152-153). López de Mariscal –específicas sobre las crónicas de
Frente a las tradiciones de los libros de caballerías, el Indias– publicadas en Relatos y Relaciones de Viaje al
relato de peregrinación y la novela bizantina que confluyen Nuevo Mundo en el siglo XVI (2004). Para esta autora, el
en la literatura de viajes, los eruditos han deducido ciertos encuentro de los cronistas de Indias con lo inusitado de
parámetros comunes del género. Así, Miguel Ángel Pérez América se ajustaba al propósito del género viajero de dar
Priego, en “Estudio literario de los libros de viajes medie- cuenta de lo extraño y lo excepcional, con sus tópicos del
vales” (1984), advirtió acerca de la importancia de la arti- gran peligro, lo maravilloso, lo monstruoso y lo demo-
culación de la narración sobre un itinerario geográfico y, níaco. Sin embargo, por otro lado, el propósito sincero de
en segundo lugar, sobre una cronología. Entre los procedi- estos cronistas de dar cuenta de la diversidad resultó en
mientos, la descripción es el más utilizado. Suelen aparecer una actitud nueva frente al mundo y al conocimiento.
episodios intercalados, especialmente cuando se refieren a Sobre la fuerza que hacía que los viajeros repitieran tradi-
acontecimientos o hallazgos maravillosos. Sofía Carrizo ciones, se erigía otra que los llevó a otorgarle, poco a poco,
Rueda, por su parte, en Poética del relato de viajes (1997) mayor valor al testimonio y a la experiencia personal.
distingue ciertas claves de la trama de los viajes. En ellos,
el material se organiza alrededor de núcleos de clímax que
responden a intereses de los lectores imaginados y a prin- Espacio real y espacio alegórico del viaje
cipios de selección y jerarquización situados en la situa- de Cabeza de Vaca
ción de enunciación. Así, por ejemplo, como hemos visto,
el deseo de Álvar Núñez de regresar a las Indias un tiempo Feliz en sueños, de sufrir contento,
después y de construir una imagen altamente valorizada de de abrazar sombras y perseguir la brisa del estío,
sí mismo ante el rey en la década de 1540 y los años poste- nado en un mar que no tiene fondo ni orilla,
riores moldearon profundamente los Naufragios. aro en el agua, construyo en la arena y escribo en el viento.
Beatriz Colombi (2010), en “El viaje, de la práctica al Francesco Petrarca, soneto 212, Cancionero.
género”, se cuestiona acerca de la especificidad del relato
de viaje, que –dada su riqueza– admite rasgos formales y Todo relato de viaje –de esta manera– describe un
propiedades literarias. Observa varios elementos de este itinerario geográfico. Su trama narrativa resulta del cruce
tipo, tales como sus núcleos narrativos situados sobre el de coordenadas temporales y espaciales, aunque principal-
desplazamiento del sujeto y sus transformaciones conse- mente espaciales. La narrativa de viajes –como género– se
cuentes. Las tramas de la tragedia y la sátira, usuales en el acerca notablemente al trazado cartográfico mucho más
género, se hallan sometidas a un régimen tropológico de que a la crónica, que observa detenidamente el orden de
metáforas, metonimias, sinécdoques, hipérboles y usos de los tiempos. Beatriz Colombi (2010), en su caracterización
la ironía y la alabanza. Hay, del mismo modo, subtópicos, del género del relato de viaje, se refiere a la sintaxis del
entre los que nos interesan, particularmente, el de la abun- camino, que alude a la organización de este tipo de texto
dancia y el exotismo, así como la relación del relato de en unidades contiguas y coincidentes con espacios geográ-
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ficos determinados. Álvar Núñez Cabeza de Vaca, años muy grande”, a poblados de indios de lengua incompren-
después de partida la expedición que comandaba Pánfilo sible (“ciertas casas y habitaciones de indios”) y a algunas
de Narváez, relata retrospectivamente lo que sucedió: pocas descripciones de “la tierra adentro”. El piloto
Miruelo –inexperto y de mala fama según comentario de
A 17 días del mes de junio de 1527 partió del puerto de Cabeza de Vaca– se desorienta al comenzar las explora-
Sant Lúcar de Barrameda el gobernador Pánfilo de ciones de la costa occidental de la península. Yerra el
Narváez con poder y mandado de Vuestra Majestad para camino, pierde la ubicación del puerto de la bahía de
conquistar y gobernar las provincias que están desde el Tampa y, finalmente, ninguno de los hombres sabe dónde
río de las Palmas hasta el cabo de la Florida. (cap. I)
se encuentra. Se comprende, por otra parte, que la falta de
precisión se deba a que habían sido pocas las expediciones
El relato comienza con el señalamiento del lugar preciso
anteriores que habían brindado información exacta de la
–la ubicación en el mapa– desde donde partía la mayoría
región.
de las expediciones españolas de ultramar. Al estilo de los
En este punto, al tiempo que las identificaciones topo-
portulanos útiles a los navegantes, Cabeza de Vaca
menciona el enclave portuario de Sanlúcar de Barrameda, nímica y geográfica disminuyen, se profundiza, en cambio,
punto de inicio del viaje y del relato. A continuación, lo que llamamos la referencia al espacio por medio de la
Álvar resume el derrotero geográfico completo: “las descripción de los padecimientos y transformaciones que
provincias que están desde el río de las Palmas hasta el él impone sobre los sujetos del relato. Pasa a un primer
cabo de la Florida”, que harán desplegar la densidad plano la percepción subjetiva de la geografía del territorio
textual completa de Naufragios. Sin embargo, como bien desconocido. Para estas distinciones intratextuales, nos
observó Silvia Molloy (1987), el capitán Pánfilo de servimos, en primer lugar, de las aclaraciones de Roberto
Narváez –aparentemente sin explicación alguna o porque González Echevarría (1984), para quien las crónicas de
se hallaba muy desorientado– inicia un itinerario que es el Indias alternaban entre el modelo de la historiografía
reverso del mandato real: se dirige al bastante desconocido humanística del siglo XVI y el de la relación de fechos
territorio de la Florida y, desde allí, parte hacia el enclave cercana a las narraciones de los documentos legales. La
español del Río de las Palmas. Esta decisión redunda, en primera, de estilo elegante y retórico, elegía como temas
el texto, en la inevitable caracterización del capitán De los momentos culminantes y trascendentes de la Historia,
Narváez como vasallo desleal. cuyos hechos eran protagonizados por militares y hombres
A medida que avanza el relato, las referencias tempo- del poder. La segunda, en cambio, consistía en el relato
rales y espaciales se reproducen: la armada llega a la minucioso de verdades más contingentes, incidentes de la
ciudad de Santo Domingo de la isla Española, luego a la vida cotidiana que se desprendían del contacto de un “yo”
Habana, Santiago de Cuba y La Florida. Pero, al arribar a con una realidad. Así, la mayoría de los capítulos de los
esta península, el texto se torna ambiguo y pierde preci- Naufragios adscriben a este segundo modelo de la rela-
sión en los planos referenciales temporales y espaciales. ción de fechos, en tanto que cobra protagonismo la
Las observaciones geográficas aluden ya no a espacios descripción del espacio a partir de lo padecido por el
geográficos determinados sino, por ejemplo, a “una bahía sujeto y se alude, más bien, a detalles acerca de la natura-
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leza del territorio indígena, que a una descripción geográ- La apropiación del espacio mediante el nombramiento
fica abstracta que los elide. toponímico (el “bautismo” cristiano que inventa mapas21
El capítulo VIII, “Cómo partimos de Aute”, es un buen geográficos) no es un objetivo para Álvar Núñez protago-
ejemplo de esta transición estructural en Naufragios. nista y narrador. Pero sí solía serlo para los descubridores
Narra los hechos posteriores a la desilusión por no haber y conquistadores como Cristóbal Colón y Hernán Cortés,
hallado las riquezas que prometía la región de Apalache. por ejemplo. La pulsión nominal identificadora de
Inicia marcadamente el abandono de un tono que quería poblados, ríos y otros accidentes geográficos se inte-
ser grandioso y triunfal, y que es retomado sólo en algunos rrumpe en Naufragios; la descripción de lo percibido
capítulos finales. Para narrar el fracaso, la crónica, aquí, se reduce su horizonte. Hay también una transformación de
apropia de las características de la relación. Los hombres estilo: del diario o crónica de viaje se pasa a la relación
de Pánfilo de Narváez ya no buscan, a partir de entonces, hagiográfica de méritos y servicios que roza el lamento
las riquezas que prometen las Indias; se preocupan más enaltecedor propio de las Vidas de santos y mártires. La
bien por sobrevivir. Naufragios, de esta manera y más allá mirada del viajero se encoge y, de este modo, se detiene
de su valor descriptivo-protoetnográfico, es en su mayor sobre todo lo que afecta al yo y a los otros personajes,
parte un relato de las peripecias de los sobrevivientes como individualidades duplicadas del yo. La mirada
(cuyo protagonista principal es Cabeza de Vaca) y del amplia y previsora, recurrente en las escrituras de conquista
“camino en extremo trabajoso” de regreso a España. Entre –en actas, planos y sueños fundacionales– que Ángel
las dificultades que se enumeran, están las enfermedades Rama (2004) observó como fenómeno que antecedía y
que contraen los soldados, el abandono que inician diseñaba las ciudades americanas en el proceso de coloni-
algunos de los de la expedición (“entre la gente de caballo zación, no se observa en la mayoría de los capítulos de los
se comenzó la mayor parte de ellos a ir secretamente, Naufragios. Esta teorización simbólica mediante signos
pensando hallar ellos por sí remedio, y desamparar al que planifica el espacio está ausente en la vivencia que
gobernador”), la construcción de las barcas –esfuerzo asume el personaje Álvar Núñez. Su actitud es diferente.
enorme que Cabeza de Vaca detalla en extremo, pues Graciela Silvestri, en su propósito de elaborar una
enumera todo aquello de lo que carecían (“ni había herra- Historia de la mirada paisajística que se concreta en el
mienta, ni hierro, ni fragua, ni estopa, ni pez, ni jarcias, siglo XIX, resume los distintos inicios del paisaje que
finalmente, ni cosa ninguna de tantas como son menester, tradicionalmente lo han conformado y concebido como
ni quien supiese nada para dar industria en ello”). También, invención y producto de diversas perspectivas históricas.
merecen mención aparte los costosos enfrentamientos con La descripción del espacio puede ser analizable en motivos
los indios de los españoles para proveerse de maíz, históricos y fijos que han devenido, finalmente, en tópicos
palmitos y mariscos, el uso del cuero de los caballos, la culturales. Por ejemplo, el mar suele ser descripto literaria
muerte de varios hombres y, finalmente, el riesgoso aden- y tópicamente por los peligros y embates que representa
trarse en el mar del Caribe con las barcas. Como dijimos para los que se embarcan; el bosque es tanto el lugar ideal
más arriba, la descripción del espacio se torna minuciosa
y se colma de los detalles de lo sensorial que percibe un 21 El mismo concepto de mapa implica abstracción del espacio natural
sujeto de su realidad espacial. y fraccionamiento.
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de reposo como el lugar de ensueño en el que el alma se tiempo que es cruzado por representaciones indígenas y
extravía; finalmente, en el desierto, son recurrentes las cualidades “imprevistas” que desvían la representación
revelaciones que se muestran ante los devotos de la fe estereotipada. De esta manera, queremos precisar el reco-
cristiana. La naturaleza es un documento de cultura, un rrido sensual, simbólico y marcadamente subjetivo que
conjunto de “motivos lo suficientemente estables en la traza el náufrago, cautivo exiliado y luego –en parte– líder
percepción humana para atravesar culturas disímiles, de los indígenas pacificados Alvar Núñez Cabeza de Vaca
períodos larguísimos y grupos sociales opuestos” (Silvestri por mar, bosque, desierto y, finalmente, tierra poblada de
1999: 232). A medida que los motivos culturales se multi- indios cristianizados.
plican, el espacio desconocido del Otro va siendo aprehen-
dido y decodificado para la mirada española y occidental El mar
bajo un mismo paradigma. La descripción de la naturaleza
y sus fenómenos –a través de estos motivos fijados por la El primer naufragio en el mar sucede cuando todavía la
tradición– es una forma de conocimiento y apropiación de flota de naves estaba al mando de Pánfilo de Narváez y en
un “nuevo” territorio.22 Ahora bien, al tiempo que existe las proximidades de la ciudad de Trinidad de Cuba. Los
una saturación de convenciones literarias y culturales, presagios que anuncian el desastre son tópicos convencio-
éstas varían y son modificadas con interpretaciones nove- nales que crean el clima supersticioso del “mal agüero”.
dosas. El caso de los Naufragios de Álvar Núñez es muy Así, ya desde el primer capítulo, los pilotos urgen a
interesante en este sentido, puesto que –demostraremos– Cabeza de Vaca (y no al capitán gobernador) a abandonar
las cosmovisiones indígenas atraviesan de modo particular el mal puerto en el que se habían instalado con otras naves,
los motivos de la tradición occidental de descripción del porque: “se solían perder muchos navíos en él”. En ese
espacio. entonces: “comenzó el tiempo a no dar buena señal”. El
Para resumir, consideramos que el espacio en los narrador va acumulando detalles que, como presagios,
Naufragios de Álvar Núñez no asume –en su mayoría– las señalan el fin funesto del desastre en el mar. También, son
ambiciones geográficas de los relatos típicamente conquis- varias las canoas con vecinos españoles anónimos que se
tadores y, en cambio, se detiene en detalles minuciosos de acercan para insistir a Núñez que abandone los navíos. A
la experiencia del yo (o del “nosotros”) con la naturaleza. pesar de demostrar estoicismo y responsabilidad, final-
Por otro lado, se sirve de motivos tradicionales de la mente, el protagonista deja las naves por pedido de los
cultura occidental que fijan el espacio americano, al colonos del lugar. Tan sólo una hora después, el mar
comienza a agitarse muy bravamente y deviene en una
22 Este proceso fue estudiado de esta manera por numerosos investi- tormenta fatal en la que mueren sesenta tripulantes y se
gadores del tema, quienes observaron este tipo de fenómenos en to- pierden veinte caballos; dos naves, además, son destruidas
dos los lenguajes del discurso colonial de la conquista de América. totalmente. El episodio –como varios otros de los Naufra-
Sólo por mencionar a algunos: Enrique Dussel (El encubrimiento gios– pierde cierta dosis de verosimilitud: entre otras
del Otro), Walter Mignolo (The darker side of the Renaissance: li-
teracy, territoriality and colonization), Beatriz Pastor (El jardín y razones, por el anonimato de los pilotos y vecinos que
el peregrino), Leonard Irving (Los libros del conquistador), entre requieren a Álvar abandonar las naves, por la exactitud
otros. horaria de la sucesión temporal de los hechos y por la
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dependencia de las acciones del protagonista que nece- todos estos motivos tradicionales del peligro en el mar
sitan los fenómenos naturales para su aparición. Sin sirviéndose de las posibilidades que le brindan el paisaje
embargo, el relato gana efectividad emotiva y, al recurrir a insular del Caribe y el modo de relación de los nativos con
ciertos tópicos convencionales del presagio, se consigue la naturaleza. Esto aporta –sin dudas– mayor extrañeza, ya
un aceleramiento de la lectura que se precipita sobre el que el componente de lo desconocido y lo salvaje, presente
final anunciado del desastre. como amenaza en la literatura de viajes de la época, suma
En el relato y descripción de la tormenta, que luego se efectos de temor al episodio. Llamativamente, no aparecen
transforma en huracán, Cabeza de Vaca ofrece las primeras en el texto los ruegos a la Providencia Divina y a la
noticias de los indios, aunque sin mencionarlos explícita- clemencia de Dios y, muy especialmente, de la virgen,
mente y a quienes representa a distancia: “oímos toda la propios del tópico del naufragio. El vocerío que suele –en
noche, especialmente desde el medio de ella, mucho la literatura de viajes cristiana– ser reemplazado por la
estruendo grande y ruido de voces, y gran sonido de casca- “algarabía de plegarias a Dios” (Herrero Massari 1997:
beles y de flautas y tamborinos y otros instrumentos, que 210) son sustituidos aquí por el ruido de las voces de los
duraron hasta la mañana, que la tormenta cesó.” (cap. I). nativos y el “gran sonido” de sus instrumentos musicales
La referencia se muestra extraña por el oxímoron que empleados para el areíto. Debemos referirnos, de esta
conjuga la práctica festiva al tiempo que sucede el manera, a la constitución de una escena mestiza de
temporal destructivo. Como explicamos en las notas al naufragio.
texto, quizás se haya tratado de un areíto amerindio prac- Lo que se relata a continuación de la tormenta-huracán
ticado en el Caribe para ahuyentar este huracán de 1527. es el mundo del revés. El mar con su embestida tiene la
Esta “fiesta” constituía una forma instituida y compleja capacidad de dar vueltas las naves y de desestabilizar
(Fernando Ortiz 1993: 45), cuya realización cumplía también ciertos órdenes culturales que, finalmente y por
varias funciones rituales entre los nativos, entre ellas: la acción del naufragio, se evidencian como endebles
vinculación social del grupo y el enfrentamiento con
maderos que sostienen a los viajeros. Son trastocados el
enemigos y con fenómenos regidos por leyes descono-
espacio y sus representaciones usuales. Así, al otro día:
cidas para la tribu.
Ahora bien, más allá de que el areíto haya sido reali-
El lunes por la mañana bajamos al puerto y no hallamos
zado verdaderamente por nativos cubanos, su descripción los navíos; vimos las boyas de ellos en el agua, adonde
se apropia de la alteridad por medio del uso de los motivos conocimos ser perdidos, y anduvimos por la costa por ver
de la tradición del naufragio. Herrero Massari (1997: 206) si hallaríamos alguna cosa de ellos; y como ninguno
enumera los tópicos del naufragio que fueron fijados en la hallásemos, metímonos por los montes, y andando por
literatura de viajes desde la Eneida; entre ellos: el ellos un cuarto de legua de agua hallamos la barquilla de
estruendo y vocerío del barco, la oscuridad de la noche, el un navío puesta sobre unos árboles, y diez leguas de allí
retumbar de truenos y relámpagos, la dispersión de la por la costa, se hallaron dos personas de mi navío y ciertas
carga por el mar y los sentimientos de compasión, horror, tapas de cajas, y las personas tan desfiguradas de los golpes
sufrimiento y consuelo entre los implicados. En el texto de de las peñas, que no se podían conocer. (cap. I)
Álvar Núñez, el episodio de tempestad-huracán incluye
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Cabeza de Vaca detalla aquí un breve recorrido que dilata barquillas improvisadas con la madera del lugar. En esta
la descripción final de los espacios, trastocados al punto de construcción y espera, en tanto, mueren más de cuarenta
que no pueden ser reconocidos. En el mar, sólo encuentra hombres de enfermedad y hambre, y se sienten obligados
las boyas, que perdieron, con la tormenta, su función a comer la carne de todos los caballos (aunque Álvar se
original de señalar la ubicación o el anclaje de las naves en abstiene de hacerlo). Lanzados al mar y luego de desenten-
el puerto. Erráticamente, Álvar Núñez y otros tripulantes dimientos profundos entre los tripulantes de las tres
se desvían hacia los montes, en donde sí localizan –muy barcas, especialmente, con el capitán Pánfilo de Narváez,23
alejados de la costa– restos de la armada y una barquilla se separan en el mar y la de Cabeza de Vaca va a parar a la
que se encuentra simbólica y literalmente en el cielo sobre isla que llamará del Mal Hado, territorio de los indios
unos árboles (“hallamos la barquilla de un navío puesta carancaguas. Allí, vuelven a embarcarse, pero padecen el
sobre unos árboles”). Todo ha sido dado vuelta hasta último naufragio en el que el mar los golpea fuertemente
alcanzar una visión que, acompañando la mirada sin hasta “trastornar” la barca:
rumbo y desconcertada del protagonista, sorprende por su
inverosimilitud y alcance hiperbólico. Lo mismo con los Y así embarcados, a dos tiros de ballesta dentro en la
rostros de los cadáveres encontrados en los montes: están mar, nos dio tal golpe de agua que nos mojó a todos; y
tan desfigurados por los golpes de las peñas que no pueden como íbamos desnudos y el frío que hacía era muy
ser identificados. La expresión exacta que utiliza es: “no grande, soltamos los remos de las manos, y a otro golpe
se podían conocer”. El desconocimiento vale tanto para que la mar nos dio, trastornó la barca; el veedor y otros
los cuerpos de las personas maltratadas por el huracán dos se asieron de ella para escaparse; mas sucedió muy al
como para el espacio: todo ha sido trastornado al punto del revés, que la barca los tomó debajo y se ahogaron. Como
cataclismo. la costa es muy brava, el mar de un tumbo echó a todos
Aquel primer abandono de las naves prefigura y los otros, envueltos en las olas y medio ahogados, en la
anuncia otro momento del relato: la pérdida total de las costa de la misma isla, sin que faltasen más de los tres
que la barca había tomado debajo. (cap. XII)
embarcaciones en la costa occidental de la península de la
Florida. En busca de la tierra rica de Apalache, Pánfilo de
Narváez lleva a la mayor parte de sus soldados y oficiales El mar descripto en los Naufragios se construye –como se
a entrar en la tierra firme, abandonar el viaje marítimo y evidencia aquí y en la escena anterior– como el suelo
regresar luego al río de las Palmas. Por error, el capitán y 23 Para un análisis acerca del proceso de distanciamiento entre el capi-
sus hombres pensaban que este río, ubicado en territorio tán y el protagonista, y acerca de cómo éste debe asumir el mando
mexicano, estaba próximo a la Florida. Desconociendo el de los hombres que quedaron en su barca, véase el artículo de Silvia
territorio, sin preparación –según el testimonio del texto– Molloy (1987: 428, 429 y 431): “La distinción del yo se produce
y sin los bastimentos necesarios, el desencuentro era contra un fondo de notable desorganización y desconcierto. […] En
previsible. Al arribar a la costa en las proximidades de la las primeras páginas del texto la diferenciación del yo se establece
concretamente con respecto a un individuo: el jefe de la expedición.
bahía de Apalache, el desconcierto de los hombres de De […] A la liberación del subalterno desautorizado por Narváez co-
Narváez es grandísimo. Para escapar de la tierra pobrísima rresponde la liberación del narrador: tomar el leme es hacerse cargo
y del asedio de los indios flecheros, deciden construir de la empresa y también autorizar el texto.”.
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movedizo que, intempestivamente, invierte el control de la ñoles en las Indias. Es también la visión opuesta del agua
situación y, por esto, todo sucede “muy al revés”. La calma y “bien temperada” que había fijado Cristóbal
embarcación, que serviría para escapar flotando del movi- Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo para la mar
miento violento de las olas, en cambio, los hunde más océana.
hasta ahogar a algunos de ellos. En estos episodios, los Naufragios son el reverso del
Como propone Jaime Concha (1986), el náufrago – discurso triunfal de las cartas y del Diario del Almirante,
tanto como el cautivo– son, por un lapso de tiempo, una entre otras crónicas de Indias. Estos textos, por lo general,
excepción al modelo triunfante del conquistador. Son los
daban cuenta, por ejemplo, de una fascinación por la
que padecen todos los “reveses” imaginables del éxito.
desnudez de los indios25 que ha sido muy bien analizada,
Luego de que la barca se les diera vuelta y retornaran
semi-ahogados a la playa de Mal Hado, los sobrevivientes entre otros, por Noé Jitrik (1992) y por Michel de Certeau
parecen figuras de la muerte y todo lo que traen, que era (1999). Implicaba tanto una visión edénica del Nuevo
muy poco, vale mucho para ellos en la situación de miseria Mundo como la construcción de objetos de reprobación
en que se encuentran. La figura del cuerpo desfalleciente, para la moral cristiana. Asimismo, como sinécdoque de
como también la del mundo del revés, será una represen- todas estas tierras descubiertas, la desnudez de los nativos
tación común en el Renacimiento. La recurrente imagen era también observada con mentalidad ocupante y posesiva.
de la muerte en la época se convierte en memento mori, es El objeto de conquista es también el objeto de deseo y de
decir, en severa advertencia sobre el más allá, pero apropiación. Por esto, podríamos suponer que la situación
también sirve como elemento que provoca una dolorosa (narrada en primera persona, por otra parte) en que se
revulsión que lleva a un apego apasionado por la vida y representa a los náufragos de la crónica que analizamos,
una conciencia dolorosa del fracaso al que está condenada luego de que la barca quedara dada vuelta: “Los que
cada vida de hombre.24 Esto explica mejor todo lo que
quedamos escapados, desnudos como nacimos y perdido
evoca la siguiente expresión de Cabeza de Vaca: “está-
bamos hechos propia figura de la muerte” (cap. XII). todo lo que traíamos.” (cap. XII), tuvo efectos devastadores
Remite a esas imágenes del trasmundo, en suma, visiones y hasta inverosímiles. Margo Glantz (1993) asocia esta
macabras de dolor y peligro siempre en situación de imagen de desnudez con la caída en desgracia paradigmática
acecho. Son imágenes del todo contrarias a imágenes de y primigenia de Adán y Eva, que traslada a los náufragos
vitalidad, poder y triunfo en vida. Así representa Álvar a un estado primitivo-infantil (“desnudos como nacimos”),
Núñez las consecuencias del mar que asedian a los espa- que usualmente también servía para representar a los
24 Sobre estos temas, véase La cultura del Barroco de Antonio Mara- 25 “Todos, así mujeres como hombres, andan desnudos como sus ma-
vall (1975) y El hombre ante la muerte de Philippe Ariès: “El cadá- dres los parió” (Colón 2012: 304) es una frase recurrente en los pri-
ver a medias descompuesto va a convertirse en el tipo más frecuente meros escritos colombinos, que se ha reproducido en otras crónicas
de representación de la muerte: el transido [fatigado, acongojado o de Indias y hasta en la iconografía contemporánea y posterior. La
consumido de alguna penalidad, angustia o necesidad. Ej: ‘Transido visión se corresponde con el registro que elabora de las “faltas”, en
de hambre, de dolor’.] […] es el principal figurante de la iconogra- los indios, de armas, religión y hasta de ley y de gobierno; condicio-
fía macabra de los siglos XIV-XVI.” (1983: 100). nes que autorizan, sin más, la conquista.
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amerindios. Se pensaba que estos últimos eran casi niños el conocimiento del Otro, que le permitirá moverse con
que debían madurar en civilidad26 y religión. mayor soltura entre amerindios del Norte.
Antonello Gerbi (1978: 301) considera que el naufragio Ahora bien, si el naufragio transforma a estos cris-
hace del sobreviviente “un simple ser de naturaleza”. En tianos en “seres de naturaleza”, por contraposición, los
consonancia, para Luisa Pranzetti (1993: 60): indios aparecen en figuraciones también invertidas y
sorprendentes:
El naufragio subraya la frontera entre una cultura organi-
zada (el espacio de procedencia) y una cultura desorgani- Los indios, de ver el desastre que nos había venido y el
zada (el espacio de la conquista), donde la superación de desastre en que estábamos, con tanta desventura y
esa frontera constituye el paso de un estado social a un miseria, se sentaron entre nosotros, y con el gran dolor y
estado de naturaleza. lástima que hubieron de vernos en tanta fortuna, comen-
zaron todos a llorar recio, y tan de verdad, que lejos de
Si bien es cierto que Cabeza de Vaca nunca abandona allí se podía oír, y esto les duró más de media hora; y
completamente su cultura de procedencia como tabla de cierto ver que estos hombres tan sin razón y tan crudos,
a manera de brutos, se dolían tanto de nosotros, hizo que
salvación en el naufragio que le representa su viaje por en mí y en otros de la compañía creciese más la pasión y
Norteamérica, también es cierto que, para sobrevivir, debe la consideración de nuestra desdicha. (cap. XII)
incorporar las costumbres nativas y algunas de sus concep-
ciones culturales. Como en la antigua novela bizantina o La mención a la Fortuna –que ya se había hecho en el
griega, el protagonista se somete a pruebas, pero, a dife- proemio– se vincula estrechamente con la situación para-
rencia de ésta, la superación de las pruebas redunda en una dojal que somete, en esta situación, tanto a españoles
transformación de las identidades: la maduración, el como a indios. Se refiere a ellos como hombres “crudos”
aprendizaje y el fortalecimiento de su identidad. Narra las y “sin razón”, es decir, “en estado natural”, primitivos y
peripecias de un proceso que encadena aprendizajes del faltos de la vera nobilitas (son “a manera de brutos”). Sin
protagonista. Su “juventud” está simbolizada en la infancia embargo, con su extenso llanto, se compadecen increíble-
a la que lo obliga el despojamiento y su “maduración” por mente –para la visión del texto– tanto o más que un cris-
26
tiano. Fray Bartolomé de las Casas, a partir del relato de
En el Debate escolástico de Valladolid (1550-1551) acerca de la
naturaleza de los nativos americanos, estaba en juego el derecho
Álvar Núñez valora también la dignidad de los indios
de la Corona española a conquistar y controlar los territorios des- evidente en su hospitalidad y compasión. Cuando el fraile
cubiertos. Sus principales protagonistas fueron fray Bartolomé de se refiere a las buenas costumbres de los indios de Cíbola,
las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. Para resolver esta cuestión, provee como argumento “el recibimiento y abrigo que
se debatió acerca de si los indios se comportaban racionalmente (es hicieron a Cabeza de Vaca y a sus tres compañeros”.27 Las
decir, de acuerdo con los valores del Cristianismo), si poseían la
capacidad de razonar, si tenían costumbres cercanas a la razón y ale-
representaciones circulares de los seres regidos por la
jadas de la violencia, si se valían de un lenguaje complejo, si podían rueda de la Fortuna son siempre diametralmente opuestas.
gobernarse a sí mismos y vivir organizados en ciudades. Véanse,
sobre este tema, especialmente los trabajos de Lewis Hanke (1949 y 27 En Apologética Historia de las Indias (sic: Apologética Historia
1985) y de Rolena Adorno (1992b). Sumaria) de Fray Bartolomé de las Casas (1909: 550).
58 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 59

En este caso, cuanta mayor compasión y altura emocional ficas y a la comprensión solo de aquello sobre lo que se
demuestran los nativos, tanto mayor entonces es la tenían grandes expectativas.
desdicha, el despojamiento en varios sentidos y caída en El episodio que citamos contiene frases altamente
desgracia que redunda en los españoles sobrevivientes. significativas que representan paradigmáticamente algunas
de las situaciones de descubrimiento y conquista. La expli-
El bosque cación sobre las condiciones de Apalache ejemplifica el
diálogo de sordos o desencuentro comunicativo recurrente
Entre los dos naufragios que referimos, hay un inter- en la Conquista, desde los textos colombinos. Los conquis-
medio en el relato que trata acerca del bosque fantástico de tadores, ávidos de oro, preguntan a los indios acerca de la
Apalache, que los indios señalaban ubicado en la penín- localización de la fuente de las riquezas. Los indios no
sula de la Florida en torno a la cuenca del río Apalache. En comprenden el idioma y las señas con las que se los
su búsqueda, los españoles abandonan definitivamente los inquiere. Responden de alguna manera a alguna pregunta
navíos grandes. Como se verá en el texto, esta región está que ciertamente han formulado en su imaginación y en la
representada con los motivos tradicionales de las tierras que poco han intervenido los verdaderos intereses de los
fabulosas y riquísimas, tan caras a las crónicas de Indias. españoles. Éstos, por su parte, interpretan los símbolos
Constituían las ciudades del oro, que fanatizaban a los como si refirieran a la realidad que han formulado a partir
conquistadores y a los soldados en busca de ascenso y de sus deseos y de la tradición literaria que fue moldeando
riquezas para sus herederos. En muchas ocasiones, los los espacios mentales occidentales. Por esto, el autor
europeos llegados al Nuevo Mundo tenían noticias de ellas afirma con una lucidez lingüística involuntaria: “[los
a partir de las mismas referencias de los indígenas. Así, indios] hacían seña de haber [en Apalache] muy gran
por ejemplo, en el capítulo IV, Cabeza de Vaca relata: cantidad de todo lo que nosotros estimamos en algo”.
Indios y españoles hablan y hacen señas que indican –en
Hallamos también pedazos de lienzo y de paño, penachos cambio– a sus propios referentes mentales, señalan sus
que parecían de la Nueva España; hallamos también propios mapas y espacios conocidos esbozados por las
muestras de oro. Por señas preguntamos a los indios de tradiciones, la convivencia con determinada naturaleza y
adónde habían habido aquellas cosas; señaláronnos que las convenciones de cada cultura. De hecho, los españoles
muy lejos de allí había una provincia que se decía –imbuidos del pensamiento de “las ciudades del oro”–
Apalache, en la cual había mucho oro, y hacían seña de transforman la “provincia de Apalache” en “comarca”
haber muy gran cantidad de todo lo que nosotros esti- (que significaba “confín”- DAut) y en el “pueblo mayor”
mamos en algo. (cap. IV) de la región, unos pocos capítulos después. Del mismo
modo, los pedazos de lienzo, de paño y de oro, y los pena-
La lengua de señas era la lengua de necesidad que se utili- chos no son, para ellos, signos de probables naufragios
zaba en los primeros contactos entre los indios y adelan- españoles sino que remiten sin mediación a la ciudad de
tados y conquistadores. En muchas ocasiones, llevaban al Apalache, tan rica como la Nueva España. En la imposibi-
malentendido, a cometer errores en las travesías geográ- lidad de comunicación, cada uno segmenta las expresiones
60 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 61

del Otro hasta hacer corresponder las unidades resultantes Álvar Núñez, como personaje, se atribuye, antes y
con los significados existentes en los discursos propios. durante el ingreso a tierra apalache, el deber de advertir a
Estos mapas y escenografías mentales interactúan a su los hombres sobre los riesgos a los que Pánfilo de Narváez
manera con la naturaleza encontrada. El 25 de junio, día los exponía: “Sobre todo, [porque] íbamos mudos y sin
posterior a la fiesta de San Juan, la armada de Pánfilo de lengua, por donde mal nos podíamos entender con los
Narváez llega a la tierra prometida de Apalache. Padecen indios, ni saber lo que de la tierra queríamos” (cap. IV). En
mucha hambre y deben atravesar muchos peligros para este contexto, opera el modelo del discurso hagiográfico.
ingresar a este bosque. Los indios flecheros los acosan Muchos elementos pertenecen a la tradición del género de
constantemente, hay lagunas “trabajosas de pasar” y los las Vidas de Santos y de Elegidos por la Providencia.
árboles altos y caídos les entorpecen el camino. La entrada Pupo-Walker (1987) ha analizado muy bien cómo este
a los bosques solía ser particularmente dificultosa para la modelo ha constituido la trama de los Naufragios, que, en
imaginación medieval occidental. Para el caballero, solía varios de sus sentidos, consiste en un “bregar de pere-
ser el mundo de la aventura pero, también, el sitio lleno de grino” hasta alcanzar el rumbo correcto que lo llevará a la
amenazas, de peligros imaginarios o reales: “El bosque es redención del mártir. Una de las tareas esenciales de los
una frontera natural, el no man’s land, la tierra de nadie verdaderos santos consistía en distinguir lo verdadero de
por excelencia. De su ‘opacidad’ temible, surgen brusca- lo falso. El santo advertía a los hombres de todo aquello
mente los lobos hambrientos, los bandidos, los caballeros que podía hacerles errar el camino, perjudicarlos y condu-
saqueadores.” (Le Goff 1969: 187). La imaginación cirlos a la fatalidad. De este modo, el “camino” tampoco
todavía medieval de los hombres de Pánfilo de Narváez y era entendido en un sentido unívoco. Para el pensamiento
de Cabeza de Vaca, en particular, representa a los indios todavía medieval cristiano que sostenía estos textos, “la
como caballeros saqueadores y como bestias acechantes, realidad era la Cristiandad” (Le Goff 1969: 195) y, por lo
porque también “la imaginación medieval confunde a la tanto, también la realidad geográfica debía leerse en
bestia con el hombre semi-salvaje” (Le Goff 1969: 187): términos alegóricos.28 De esta manera, el recorrido por el

Cuantos indios vimos desde la Florida aquí todos son 28 Jacques Le Goff ha explicado claramente la conexión geográfica
flecheros; y como son tan crecidos de cuerpo y andan y alegórica que se pensaba que existía: “El horizonte geográfico
desnudos, desde lejos parecen gigantes […] se metían en [en la Alta Edad Media] se limita a un horizonte espiritual, el de
la laguna [o en el bosque], y desde allí nos herían la gente la Cristiandad. Más que la imprecisión de los conocimientos que
posean los doctos en materia de cosmografía, resulta notable la
y caballos (Álvar Núñez, cap. VII).
fantasía que informa la geografía medieval más allá de Europa y
de la cuenca mediterránea. […] Material y espiritualmente no hay
Los árboles gigantes suelen ser una hipérbole recurrente en compartimientos estancos entre el mundo terrestre y el más allá. Sin
la literatura de viajes y en las descripciones de las tierras duda, existen grados, que representan fosos que se han de franquear,
fabulosas del Nuevo Mundo; se pensaba que escondían saltos que se han de dar. Pero la cosmografía y la ascesis mística
manifiesta por igual que, siguiendo las etapas a lo largo de una ruta,
grandes riquezas. La frase “es tierra muy trabajosa de andar de la gran ruta de la peregrinación del alma, del itinerario, para usar
y maravillosa de ver” (cap. V) concentra dos de los motivos el término elegido por San Buenaventura, se llega a Dios.” (1969:
principales que constituían el tópico del bosque. 193 y 206).
62 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 63

espacio geográfico es también la vía indicada por los La descripción del territorio contempla el detalle del
elegidos de la Providencia Divina para alcanzar la salva- terreno, la calidad de los árboles, el recurso del agua dulce,
ción por la fe. la existencia de tierras de cultivo y de los animales para el
Esta representación y concepciones del espacio auto- alimento. Responde al modo usual en que era descripta la
rizan –en este texto– todas las lecturas alegóricas acerca de naturaleza en las relaciones o informes dirigidos al rey.
la naturaleza que corren paralelas con lecturas literales. Los escritos referidos a las Indias debían responder a
Álvar Núñez recorrió, a veces solo y a veces acompañado pedidos y encuestas formulados por la Corona para el
de otros españoles, de indios y de un africano, el emplaza- conocimiento e incorporación a su Imperio de las naciones
miento actual del sur de los Estados Unidos y norte de exploradas y conquistadas.30 Ésta es la razón de que se
México. En el capítulo siete, que describe “de la manera ofrezca toda una enumeración acerca de la vegetación y de
que es la tierra” de la Florida, la descripción se torna los animales.
incomprensible por momentos:
ciones con quien conversé y viví, y todas las otras particularidades
La tierra, por la mayor parte, desde donde desembar- que pude alcanzar y conocer, que de ello en alguna manera Vuestra
camos hasta este pueblo y tierra de Apalache, es llana; el Majestad será servido.” [el subrayado es nuestro]
suelo, de arena y tierra firme; por toda ella hay muy 30 Todo el proceso de escritura de la versión que hoy disponemos
grandes árboles y montes claros, donde hay nogales y de Naufragios duró desde 1536 hasta su publicación en 1555. Por
laureles, y otros que se llaman liquidámbares, cedros, aquellos años y en tiempos posteriores, la Corona española pide a
sabinas y encinas y pinos y robles, palmitos bajos, de la los cronistas de Indias que informen la “verdad”, esto es: las utili-
manera de los de Castilla. Por toda ella hay muchas dades y las novedades de lo que viesen en tierras conquistadas. El
Consejo de Indias, establecido oficialmente en 1524 establece un
lagunas grandes y pequeñas, algunas muy trabajosas de nuevo criterio articulador y centralizador que procuraba promover
pasar, parte por la mucha hondura, parte por tantos la recolección sistemática de información sobre los nuevos territo-
árboles como por ellas están caídos. El suelo de ellas es rios americanos. Se trata de un proceso de diez años (hasta 1533) en
arena, y las que en la comarca de Apalache hallamos son el que se agregan los intereses de lo que se conocería como “historia
muy mayores que las de hasta allí. Hay en esta provincia natural” e “historia moral” a las cédulas reales (aunque su primer
muchos maizales […] Los animales que en ellas vimos interés había sido la descripción de la tierra y el censo de sus ha-
son: venados de tres maneras, conejos y liebres, osos y bitantes y recursos). Veamos el contenido de lo que pedían estas
leones, y otras salvajinas […] Por allí la tierra es muy cédulas acerca de la naturaleza y el paisaje: “Porque queremos te-
ner entera noticia de las cosas de essa tierra y calidades della, vos
fría; tiene muy buenos pastos para ganados; hay aves de mando que […] hagays hazer vna muy larga y particular relación
muchas maneras. (cap. VII)29 de la grandeza de essa tierra, ansi de ancho como de largo, y de
sus límites, poniéndolos muy especificadamente por sus nombres
29 En el proemio de su relación, Cabeza de Vaca prometió ofrecer esta propios, y como se confina y amojona por ellos, y ansí mismo de las
información: “no me quedó lugar para hacer más servicio de éste calidades y extrañezas que en ella ay […] y qué animales y aues se
que es traer a Vuestra Majestad relación de lo que en diez años que crían en ella, y de qué calidad son.” (Bustamante 2000: 44) Enviado
por muchas y muy extrañas tierras que anduve perdido y en cueros, en su momento a todas las partes ya conquistadas de las Indias, este
pudiese saber y ver, así en el sitio de las tierras y provincias y distan- texto lleva implícito el pedido de hacer el inventario de los “recursos
cias de ellas, como en los mantenimientos y animales que en ellas naturales” –con sus “nombres propios”– con que cuenta la tierra
se crían, y las diversas costumbres de muchas y muy bárbaras na- americana.
64 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 65

Más allá de este cumplimiento, el fragmento que Si los españoles esperaban encontrar, en la región de
citamos del capítulo VII desconcertó a más de un editor. Apalache, una tierra del oro que los colmara infinitamente,
Trinidad Barrera, por ejemplo, nota una profunda contra- Álvar Núñez registra, conviviendo como cautivo entre
dicción entre la descripción de la zona como paraíso indios, que éstos también esperan –a su manera– determi-
terrenal, por su múltiple variedad de especies, y el gran nada época del año para dirigirse a la tierra riquísima de
hambre que padecen los españoles. La sorpresa se incre- las tunas. A lo largo del periplo por el sur de los actuales
menta aún más con un comentario posterior de Cabeza de Estados Unidos, las tunas, aunque la tierra posea muchas
Vaca: “Nosotros, vista la pobreza de la tierra, […] acor- aves y hasta antílopes, parecen ser el único alimento
damos de partir de allí”. Barrera propone: “nos inclinamos saciador de hambre y sed. En esta instancia del relato,
a pensar que se trata de una descripción literaturizada.” Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo, Andrés Dorantes y
(Barrera 1985: 81). También, el fragmento desconcertó a Estebanico se encuentran probablemente en las proximi-
Pupo-Walker; en particular, la siguiente observación de dades de la Bahía de Matagorda entre los indios mariames,
Álvar: “Por allí la tierra es muy fría”. “No se comprende de los que escaparán inmediatamente después. Todavía
esa afirmación de Núñez, ya que esa región en agosto es cumplen arduos trabajos de esclavos y mercaderes y los
extremadamente calurosa” anota Pupo-Walker (1992: indios aún no los han “hecho físicos”, con excepción de
201). Nosotros consideramos, más bien, que en la repre- una oportunidad entre los indios carancaguas en el capí-
sentación de la naturaleza, justamente en este punto bisagra tulo XV. Para los mariames, la época de las tunas es “el
de los Naufragios, entran en colisión distintos modelos de mejor tiempo”, en ese entonces no tienen hambre y “se les
descripción del territorio. Éste es el momento en que se pasa en bailar, y comen de ellas de noche y de día”:
fractura el relato que llamamos “de la conquista” para pasar
al de caída en desgracia y cautiverio. Por más que el texto Muchas veces estando con éstos, nos aconteció tres o
haya sido escrito varios años después, conserva estas dife- cuatro días estar sin comer porque no lo había; ellos, por
rencias de estilo que acompañan a los temas de conquista alegrarnos, nos decían que no estuviésemos tristes; que
y, luego, a la narración del mártir y peregrino. No habrá presto habría tunas y comeríamos muchas y beberíamos
otro capítulo que se refiera específicamente a la descripción del zumo de ellas, y tendríamos las barrigas muy grandes
del territorio como éste, cuyo título es “la manera que es y estaríamos muy contentos y alegres y sin hambre
la tierra”. La pobreza y la frialdad del espacio responden a alguna. (cap. XVIII)
la descripción de la naturaleza que acompañará a los prota-
gonistas en su deambular pobre y sacrificado por tierra Esta tierra alegre de los indios recuerda ciertos pasajes
“extraña”; será su escenografía usual. Mientras, la visión de la literatura medieval y renacentista referida a la tierra
de abundancia y belleza de la naturaleza responden a otro de Jauja o de Cucaña, con excepción de la crítica abierta
patrón: son las cualidades del espacio deseado por el al exceso y al resentimiento implícito en el mundo imagi-
imperio, cuya tradición es la del locus amoenus. Este tópico nario “del revés” que contenía usualmente esta tradición.
se retomará sólo hacia el final del relato, en los capítulos Varias son las obras que emergen en el siglo XV y XVI
XXXII a XXXIV, cuando se relate el regreso a las tierras referidas a este país fabuloso. Maravall (1982) consigna el
ya conquistadas de la Nueva España. poema inglés “The land of Cokaygne” del siglo XIV y un
66 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 67

poema español anónimo de fines del XVI, “El país de una visión de futuro. La época de las tunas no es, para
Cucaña”. Isaac Pardo (1992), por su parte, registra refe- estos nativos, como podría pensarse en un primer momento
rencias precisas en la famosa colección de cantos goliardos –y como la habría interpretado quizás Álvar Núñez–, una
del siglo XIII, Carmina Burana, en donde aparece un época “de oro” ante la que sienten nostalgia. Es un espacio
personaje del clero bajo con estas características del que les asegura una recurrente promesa de felicidad
exceso de satisfacciones, gula y ambición desmedida. terrenal, física y vital. Quizás, por eso, afirma Cabeza de
También aparecen las voces “Cocagne” en francés, Vaca: “es gente muy alegre; por mucha hambre que
“Cockaigne” en inglés y “Cuccagana” en italiano (Pardo, tengan, por eso no dejan de bailar ni de hacer sus fiestas y
1992: 624). Se trata de un país fabuloso en el que, como areítos” (cap. XVIII). Ante esta visión del tiempo y del
explica Maravall, existe: “una abundancia fantástica cuya
espacio indígena, Álvar ofrece la suya propia por contraste.
extrañeza consiste en que en él se tiene todo sin esfuerzo
Para él, la época de las tunas es un período que se vive
alguno” (1982:13). En el poema del siglo XIV llamado
The land of Cockayne (El país de Jauja), se relata que los también padeciendo mucha hambre y escasez tanto como
asados de ganso se pasean por los alrededores anunciando los otros meses de espera. En particular, no puede distin-
que son comestibles (Frye 1982:73). Judith Shklar, en vez guir las tunas buenas de las malas, las pasadas y las verdes,
de utilizar el concepto de “Cucaña”, prefiere referirse a porque la necesidad de alimento se lo impide. Registra en
“edad de oro de la imaginación popular” en la que “la cambio que, durante este tiempo, deben enfrentar el cons-
mayor alegría era la comida –cantidades de ella” (1982: tante acoso de los mosquitos, que deforman los cuerpos de
145). tal manera que parecieran haberse enfermado de lepra.
A diferencia de Jauja, la tierra de las tunas de los Esta misma tierra de los mariames debería, en cambio,
mariames no es un lugar escondido, de difícil acceso, y ser “aprovechada”. Así lo afirma el autor por lo menos en
tampoco –una vez hallada– representa la felicidad y la dos ocasiones: “Ninguna cosa siembran que se pueda
satisfacción eternas. Las tunas aparecen solo dos o tres aprovechar […] paréceme que sería tierra muy fructífera si
veces al año. Proveen una felicidad que combina tiempo fuese labrada y habitada de gente de razón.” (cap. XVIII).
esperado y espacio buscado. Estos nativos, a pesar de este Para estos años de principios del siglo XVI y, sobre todo,
tiempo feliz de baile y “barrigas grandes”, son un pueblo en la época en que Cabeza de Vaca está escribiendo este
austero que soporta largos períodos de escasez. Recor-
relato, se está gestando en España la polémica sobre la
demos las palabras de aliento que dan los indios a Álvar
Núñez y a los otros: “ellos, por alegrarnos, nos decían que naturaleza del indio que tuvo su punto de ebullición
no estuviésemos tristes; que presto habría tunas”. En el máximo en las acaloradas jornadas de Valladolid de 1550.
consuelo, se advierten algunas concepciones culturales de Juan Ginés de Sepúlveda –el principal contendiente en el
los mariames en relación con su espacio y su alimenta- tema, a favor de los derechos de la Corona– en su Demo-
ción. En primer lugar, subsisten a partir de lo que les crates secundus, escrito probablemente en 1544 ó 1545,
provee la naturaleza. Se adaptan a sus ciclos de fertilidad sostenía que el fracaso de los indios en el cultivo prove-
y por esto también beben “agua llovediza”. En segundo choso de la tierra, entre otras cuestiones como la idolatría,
lugar, viven el presente proyectándose y consolándose con iba contra los derechos y las gracias que Dios les había
68 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 69

concedido.31 De fondo, se evidencia la urgencia por la comprender el concepto de desierto en los Naufragios. De
utilización de técnicas de transformación de la naturaleza todos modos, se presuponía también la condición yerma
que promueven las necesidades incipientes de la Moder- del territorio, puesto que sólo en un terreno de este tipo
nidad. Por esto, en el comentario de Núñez que citamos podía originarse la despoblación y el nomadismo. Si bien
del capítulo XVIII, están las marcas de su contexto: el en la segunda parte del relato escasean más aún las
debate el verdadero aprovechamiento del espacio ameri- descripciones espaciales, la naturaleza del lugar está
cano. Los Naufragios reúnen y detallan objetivos prove- caracterizada a partir de los frutos que produce: mayor-
nientes de distintos grupos encontrados. Su autor –que mente, tunas (el fruto del cactus) y mesquite (que suele
nunca abandona los intereses del Imperio español– sostiene prosperar en terrenos altamente áridos).
que la labranza debería ser lo que haría más fructífera la En esta parte, los tres españoles y el esclavo negro
tierra. Mientras, los indios se hallan imbuidos en ideas de cambian su situación de esclavos y comienzan a ser bien
resignación alegre que satisfacen sus necesidades mínimas tratados y mirados como hombres que pueden curar y
a partir de las posibilidades que les brinda la naturaleza hacer milagros. Al comienzo de este camino de regreso a
para sobrevivir. Otros españoles, representados en parte la tierra conquistada por cristianos, sucede un episodio
por Pánfilo de Narváez, creían, en cambio, que las Indias muy significativo para todo el relato, la pérdida de Álvar
debían ser una fuente de riquezas maravillosas e increí- en medio del desierto:
bles, lugar propicio, además, para la aventura.
aquella noche me perdí, y plugo a Dios que hallé un árbol
El desierto ardiendo, y al fuego de él pasé aquel frío aquella noche,
y a la mañana yo me cargué la leña y tomé dos tizones, y
Luego del episodio de las tunas, Núñez, Castillo, volví a buscarlos, y anduve de esta manera cinco días,
Dorantes y Estebanico huyen hacia el Oeste, al territorio siempre con mi lumbre y carga de leña, porque si el fuego
ocupado por los indios avavares a la altura del desierto de se me matase en parte donde no tuviese leña, como en
Texas. Como se explica en las notas de esta edición, en el muchas partes no la había, tuviese de qué hacer otros
tizones y no me quedase sin lumbre, porque para el frío
castellano de la época, la palabra desierto no tenía el signi-
yo no tenía otro remedio, por andar desnudo como nací.
ficado actual de “territorio arenoso o pedregoso, que por la Y para las noches yo tenía este remedio, que me iba a las
falta casi total de lluvias carece de vegetación o la tiene matas del monte, que estaban cerca de los ríos, y paraba
muy escasa.” (DRAE). Más bien, el término aludía a: en ellas antes que el sol se pusiese, y en la tierra hacía un
“lugar, paraje o sitio que está despoblado de edificios, hoyo y en él echaba mucha leña, que se cría en muchos
casas y gentes, y sólo habitado de fieras.” (DAut, 1732: árboles, de que por allí hay muy gran cantidad y juntaba
185-2). Incluso, las tierras habitadas por tribus nómadas mucha leña de la que estaba caída y seca de los árboles,
también eran consideradas desérticas, es decir, despo- y al derredor de aquel hoyo hacía cuatro fuegos en cruz,
bladas. La falta de asentamiento sedentario es la clave para y yo tenía cargo y cuidado de rehacer el fuego de rato en
rato, y hacía unas gavillas de paja larga que por allí hay,
31 Para un análisis exhaustivo de estas ideas en disputa, véase La caída con que me cubría en aquel hoyo, y de esta manera me
del hombre natural de Anthony Pagden (1988). amparaba del frío de las noches; y una de ellas el fuego
70 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 71

cayó en la paja con que yo estaba cubierto, y estando yo Goff 2008: 43). Es también el lugar de las pruebas y las
durmiendo en el hoyo, comenzó a arder muy recio, y por tentaciones que debe superar estoicamente el santo. En
mucha prisa que yo me di a salir, todavía saqué señal en este sentido leemos los padecimientos extremos a los que
los cabellos del peligro en que había estado. En todo este es sometido Álvar solo en medio del desierto. Si antes
tiempo no comí bocado ni hallé cosa que pudiese comer; comía muy poco, en estos cinco días de peregrinación, “no
y como traía los pies descalzos, corrióme de ellos mucha prueba bocado”, se le ensangrientan los pies por andar
sangre, y Dios usó conmigo de misericordia, que en todo
este tiempo no ventó el norte, porque de otra manera
descalzo y “saca señal” en el cabello de un fuego que cayó
ningún remedio había de yo vivir. Y a cabo de cinco días en el pozo en donde solía dormir. El lector –sobre todo el
llegué a una ribera de un río, donde yo hallé a mis indios, de nuestros días– comienza a sospechar acerca de la vero-
que ellos y los cristianos me contaban ya por muerto […] similitud del relato, que linda en sus recursos con el
y otro día partimos de allí, y fuimos donde hallamos género de lo que será la narrativa maravillosa. Se pregunta
muchas tunas, con que todos satisficieron su gran cómo es que Cabeza de Vaca ha podido sobrevivir a una
hambre, y nosotros dimos muchas gracias a nuestro situación tan extrema y que el fuego que encontró se haya
Señor porque nunca nos faltaba remedio. (cap. XXI) mantenido siempre encendido. Recordemos, sin embargo,
que la naturaleza y lo geográfico, por pervivencia del
El episodio, que no fue reproducido en la versión de pensamiento medieval, estaban atravesados por lo alegó-
Fernández de Oviedo basada en la Relación conjunta que rico cristiano, concebidos en términos de realidades mate-
escribieron Núñez, Catillo y Dorantes, ha sido muy bien riales y espirituales entrelazadas.
analizado, entre otros, por Pupo-Walker (1987) como El camino sacrificado del peregrino ya se viene anun-
momento de máxima alusión al modelo hagiográfico que ciando desde la ida a la tierra de Apalache, en donde las
eleva al personaje de Álvar al lugar de figura ejemplar. La llagas que padecen los cuerpos son estigmas del sufri-
desnudez, los padecimientos extremos y el itinerario miento corporal de Cristo, de aparición recurrente en las
austero de los peregrinos constituían elementos usuales Vidas de los santos.32 Álvar Núñez reúne, aquí, todas las
del género, cuyo referente principal eran los textos características del ermitaño. Si antes había iniciado un
bíblicos. Para Molloy (1987: 441), la privación extrema proceso que lo diferenciaba del inepto capitán Pánfilo de
que padece el personaje en esta situación debe leerse más Narváez y de sus hombres cercanos, aquí también se
allá del sufrimiento personal: como prueba divina y como singulariza de sus compañeros, últimos sobrevivientes, y
preparación para la larga marcha mesiánica de la segunda también de las tribus indígenas que tan mal lo habían
parte de los Naufragios. tratado al comienzo de su periplo. El eremitismo, desde el
El desierto era el lugar propicio para huir y aislarse del siglo IV, mostraba un desprecio del mundo y por todo lo
mundo. Era la escenografía que enmarcaba el tópico material, es el tópico del contemptus mundi. Los ermitaños
medieval de la fuga mundi. En él, el ermitaño se desconec- se presentaban como guías y ejemplos para los demás:
taba de los hombres, de su cultura y de sus costumbres manifiestaban pureza y humildad. Es decir, las actitudes
para aprender de la naturaleza. En este tipo de episodios,
por lo general epifánicos, se concebía al entorno natural 32 “muchos había entre nosotros que, allende del mucho cansancio y
como libro de enseñanza primordial del Dios-creador (Le hambre, llevaban hechas llagas en las espaldas.” (Núñez, cap. V)
72 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 73

de reclusión del ermitaño, junto con su escenografía parti- para fabricar pan, alimento noble desde el punto de vista
cular, evocaban por aquel entonces la situación propia de de los pueblos occidentales. Junto a los indígenas, persi-
refugio de los ideales del Cristianismo. Los Naufragios guen desesperadamente las tunas, único alimento en
bien pueden interpretarse como la descripción de un algunas zonas del desierto. Una vez que los cuatro sobre-
proceso ritual de purificación. Su protagonista “desciende vivientes consiguen escapar de sus esclavistas nativos,
a los infiernos” de lo salvaje indígena y, luego de pruebas, buscan la tierra americana ya conquistada para regresar
padecimientos sucesivos y de luchas contra fenómenos de con los españoles. Los objetivos se hallan determinados
la naturaleza, retorna “purificado”: es decir, más fuerte por el contexto.
como cristiano. Son varias, además, las singularidades que En camino de retorno y reencuentro, se advierten
lo asemejan con Cristo y su modelo de vida: en primer algunas transformaciones: los cuatro sobrevivientes ya no
lugar, los estigmas (“Saqué señal del peligro”, “corrióme son los mismos, se distinguen claramente de los cristianos
[de los pies descalzos] mucha sangre”). Segundo, casi españoles, como el conquistador Nuño de Guzmán, cuya
como Cristo, encarna la misión de salvar a sus indios de la codicia lo llevó a esclavizar y a diezmar a muchos indios
infidelidad religiosa, deber que le manifiesta este episodio de las poblaciones de la Nueva Galicia. Al mismo tiempo,
epifánico por resonancia con el pasaje bíblico de la zarza también los nativos que los acompañaban en este camino
ardiente que se le presenta a Moisés como señal de su son modificados significativamente. En primer lugar,
obligación de salvación del pueblo judío. Por último, la incorporan a sus creencias la religión cristiana en desmedro
multiplicación de los panes en versión indígena: “hallamos de sus propias religiones o, en muchos casos, elaboran
muchas tunas, con que todos satisficieron su gran hambre”. formas de sincretismo religioso que les permiten conservar
El desierto es siempre el lugar de la revelación de lo de manera diferenciada sus antiguas devociones. Por esto,
“verdadero”, porque obliga al sujeto a retornar a un en Naufragios, el autor narra como los indios piden ser
estadio primitivo (desnudez, alimentos crudos, habitación bautizados en la religión cristiana y como clavan cruces en
precaria y casi salvaje) que, junto con la posesión de la fe todas sus villas:
cristiana, lleva a vivir en un estado de despojamiento
significativo y ejemplar. Nosotros les dijimos que Aquel que ellos decían, noso-
tros lo llamábamos Dios, y que así lo llamasen ellos, y lo
Cruce de la última frontera sirviesen y adorasen como mandábamos, y ellos se halla-
rían muy bien de ello. Respondieron que todo lo tenían
En un principio, los hombres de De Narváez –y entre muy bien entendido, y que así lo harían. […] cuando
ellos Cabeza de Vaca– buscaban la Tierra del Oro en la viniesen allí los cristianos, los saliesen a recibir con las
Florida. Embargados de ilusiones de riqueza y distinción, cruces en las manos. (cap. XXXV)
como muchos de los que participaron en el proceso
conquistador, desfilaron en pos de una quimera. Luego, En segundo lugar, por pedido de los españoles, los indios
con el transcurrir de los hechos (y de los naufragios), los bajan de las sierras –en las que se refugiaban de los espa-
objetivos pasaron a ser otros: el maíz en segundo lugar, ñoles– y comienzan a poblar los lugares “llanos”. Esto
cereal que –aunque autóctonamente americano– servía significa que abandonan su nomadismo y comienzan a
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afincarse en los valles. Adoptan, de esta manera, las han cumplido sus utopías: los primeros atribuyeron a los
formas de vida y producción sedentarias, tal como prefieren cristianos “virtudes” mágicas que los “curaban” y les
sus colonizadores, y renuncian a las posibilidades de una daban la vida; los segundos han conseguido tener villas de
vida serrana: indios cristianos conversos sujetos económica e ideológi-
camente al imperio. En los Naufragios, como define Le
Llegó Alcaraz con los cristianos que habían ido en Goff (1969) para la literatura de la Alta Edad Media, el
aquella entrada, y contaron al capitán cómo eran bajados mar, el bosque y el desierto son espacios equivalentes en
de las sierras los indios, y habían poblado en lo llano, y tanto que son los lugares de la barbarie y el afuera, en
habían hallado pueblos con mucha gente, que de primero suma, son el espacio de la alteridad. De esta manera, el
estaban despoblados y desiertos, y que los indios les viaje de Cabeza de Vaca finaliza con un triunfo y la cele-
salieron a recibir con cruces en las manos. (cap. XXXVI) bración de los valores dominantes sobre este espacio. El
recorrido le ha mostrado caminos, mapas y bifurcaciones
Los indios cambian también su relación con la naturaleza tentadores que ha sabido sortear hasta distinguir las direc-
y con el más allá sobrenatural imbricados. Truecan sus ciones y las alegorías apropiadas. En tanto, el sujeto ha
modos de producción y su arquitectura: “hacían iglesias y brindado una representación del espacio en sus detalles, ha
cruces, y llevaron [a los españoles] a sus casas” (cap. observado el espacio como se presentaba a las culturas
XXXVI). precolombinas y ha dado paso a escenas y concepciones
La crítica33 ha visto en Naufragios la historia de un indígenas y mestizas que han trasformado a las comuni-
fracaso de la conquista de América y la habilidad de su dades y a sus culturas.
cronista para ofrecer, en cambio, una relación útil para el
rey que consiguiera revertir la imagen negativa que le
habían atribuido luego de su desempeño en el Gran Chaco El cautiverio de Álvar Núñez
en Sudamérica. Si bien es cierto que el tono del lamento
tiñe la mayoría de los capítulos desde la captatio benevo- Venía del desierto, de Tierra Adentro
lentiae del exordio,34 el final concluye en un cierre de y todo parecía quedarle chico: las puertas,
gloria y de triunfo, de “pacificación” de los indios y de las paredes, los muebles.
control de su nomadismo, idolatría, huida y resistencia en Jorge Luis Borges, “Historia del guerrero y de la cautiva”
los montes y escasez de técnicas para dominar la natura-
leza. Tanto los españoles sobrevivientes como los nativos El protagonista de Naufragios es cautivo de los nativos
de América del Norte en los años en que atraviesa la zona
33 Entre otros, Beatriz Pastor (1983), Robert Lewis (1982) y Silvia comprendida entre la isla que llama de Mal Hado y las
Molloy (1987), por ejemplo. últimas poblaciones de los mariames, regiones descriptas
34 En el Proemio: “y por nuestros pecados permitiese Dios que de en los capítulos XII a XIX, aunque él se declara “en cauti-
cuantas armadas a aquellas tierras han ido ninguna se viese en tan
grandes peligros ni tuviese tan miserable y desastrado fin, no me verio” hasta el momento de su reencuentro con los espa-
quedó lugar para hacer más servicio de éste, que es traer a Vuestra ñoles que acompañaban a Nuño de Guzmán en Nueva
Majestad relación”. Galicia. Luego del último naufragio, los sobrevivientes
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quedan desnudos y despojados de todo lo que traían cautivo no sólo como aquel que ha cruzado la frontera y
consigo. Los indios se compadecen de ellos, los alimentan, arribado a un mundo diferente del suyo propio sino,
les dan refugio, pero los hacen prisioneros y los someten a también, como la figura que porta en sí mismo los sentidos
esclavitud. Por la importancia del tema, dedicamos aquí a veces contradictorios que emergen en el contacto de las
una sección aparte para analizar el problema del cautiverio culturas. En la violencia de la ida, el cautivo queda atra-
en la época de la Conquista y de los viajes europeos colo- pado y prisionero de las reglas y decisiones del Otro.
nizadores. Ahora bien, si, a causa de la compasión de sus captores o
En Historias de la frontera. El cautiverio en la América de sus habilidades e ingenio, consigue escapar, el cautivo
Hispana (2011), Fernando Operé coloca el tema de los retorna transformado a su mundo y culturas originales. Ya
límites geográficos en el centro de los estudios sobre lite- no es el mismo, presenta las marcas de su vivencia entre
ratura de cautivos. La frontera es tanto un punto de los Otros. Si no las exhibe de manera evidente, se estima
encuentro como de intercambio social y cultural. Es a que las oculta. El que cruza la frontera en situaciones de
veces un período o momento en las historias de dos o más violencia y dominación y luego retorna pasa de ser cautivo
comunidades o naciones y, otras, es simplemente un texto a ser un sospechoso o, en el mejor de los casos, un sujeto
en el que confluyen dos o más culturas, lenguas distintas marginado en su sociedad que llevará de por vida el
o registros discursivos diferentes –como la oralidad y la estigma de la otredad.38 En ambos espacios, es temido y
escritura–35; en suma, es el punto de contacto de mundos de él se llega a esperar lo impensable.
encontrados con sus visiones constituidas por tradiciones En el contexto discursivo-cultural del proceso de
e imaginarios diversos.36 Más o menos pacíficas y abiertas conquista española de las Indias, las fronteras estaban en
al diálogo, las zonas de contacto –como las zonas fronte- parte determinadas por el imaginario cristiano y caballe-
rizas de los Estados en la actualidad– contienen la amenaza resco-medieval que pervivió en los siglos XV, XVI y
latente de la violencia, cuyo origen es el deseo de imposi- XVII. Este pensamiento definía el ideal humano en
ción de lo que se piensa como “central” sobre la diferencia términos de virtud, conducta caballeresca y razón. Esta
y la alteridad.37 Con estas ideas, se puede concebir al auto-representación favorable marcaba sus límites ante los
“bárbaros” y los “salvajes”. Los primeros, por definición,
35 Sobre el tema, véanse los ya clásicos análisis de Antonio Cornejo eran los extranjeros, mientras que, los segundos eran los
Polar en Escribir en el aire. Ensayo sobre la heterogeneidad cultu-
ral en las literaturas andinas (1994). dominación y subordinación, tales como el colonialismo, la esclavi-
36 Así, Elena Altuna define a las fronteras como: “lugares donde en- tud o sus consecuencias.” (2011: 31).
tran en contacto cuerpos, ideologías, visiones de mundo, lenguas y 38 Históricamente, esto sucedía recurrentemente con las cautivas mu-
no meramente espacios geográficos” (2004: 14). jeres. Así lo registra Operé en su estudio sobre los cautivos en las
37 De este modo lo concibe Fernando Operé: “entiendo la frontera colonias hispanoamericanas y hasta el siglo XIX: “Los excautivos
como una zona de interacción o ‘tierra en disputa’” (2012) y Mary no recibían ningún tipo de tratamiento especial a su regreso. Más
Louise Pratt, quien ha definido el concepto de “zona de contacto” que héroes venían a ser sujetos marginados en la sociedad de la que
desde la perspectiva de los estudios discursivo-literarios: “Es el habían sido arrancados. El contacto con los indios había dejado en
espacio social donde culturas dispares se encuentran, chocan y se ellos un estigma que los marcaba de por vida, especialmente a las
enfrentan, a menudo dentro de relaciones altamente asimétricas de mujeres.” (2012: 26)
78 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 79

que carecían del conocimiento de la fe cristiana, que les tirlos al Cristianismo y que pagaran tributo al Rey a
infundía los “altos” valores de nobleza del comporta- cambio de protección. En los hechos, es cierto que España
miento caballeresco. Con el tiempo, esta oposición se autorizaba a los conquistadores a apresar como esclavos a
transformaría en la prolífica dicotomía civilización y los nativos vencidos en batalla si se resistían a admitir el
barbarie. Sin embargo, antes del siglo XVIII, lo contrario poder del emperador o si cometían sacrificios humanos o
de lo salvaje era lo caballeresco (Zumthor 1993:266), practicaban la idolatría o el canibalismo (actos conside-
representado en el ser medido, razonable y prudente. rados como infidelidades a Dios). Por esto es que el
También, dentro del pensamiento que emanaba el centro discurso del poder español, en primer lugar, consideraba
de poder imperial español del siglo XVI, lo razonable y “fracasos” a las historias de cautivos y no estaba intere-
prudente se traducía en los valores de fidelidad estoica a la sado en ellas. Distinta es la tradición literaria anglosajona,
Corona, a la religión católica y a sus costumbres sociales que, interesada en el tema, elaboró desde sus años colo-
y modos de relación entre los individuos y con la natura- niales un arquetipo del cautivo, muy atractivo literaria-
leza. Estas costumbres, básicamente, se referían al uso del mente.39 Por esto, varias bibliotecas norteamericanas
vestido occidental-europeo, a su alimentación y a los contienen, en su sección de archivos, una inmensa cantidad
modos de aprovechamiento, incipientemente capitalista, de relatos de cautivos manuscritos y publicados antes de
del entorno. De acuerdo con los planteos de Ramón 1880. Por otro lado, en las comunidades amerindias, el
Sánchez expuestos en “The first captivity narrative: Álvar intercambio de cautivos era costumbre usual. Entre sus
Núñez Cabeza de Vaca’s 1542 La relación”, el tema del bienes y materias primas, trocaban asimismo cautivos –
cautiverio emergía –en este contexto del siglo XVI sobre todo, mujeres– luego de una batalla o con fines
español– junto con el temor de la traición: a la fe en Dios, reproductivos exogámicos y como objetos de riqueza.40
a la cultura de origen y al Rey. Es decir, la posibilidad de Las costumbres eran diferentes en España y luego en
haberse convertido en el Otro en la época en que el cautivo Hispanoamérica; su producción en literatura con tema de
estuvo preso entre “salvajes” siempre traía aparejada la cautiverio tan sólo comienza a crecer una vez avanzado el
sospecha de haber burlado en el pasado (y como estigma, período de conformación de las naciones independientes.
en el presente) la cuidada lealtad a los valores de la propia Por todas estas razones, la Relación o Naufragios de
cultura. Álvar Núñez Cabeza de Vaca es un texto anómalo dentro
Por estos motivos que implicaban a la moral y al poder del corpus de Crónicas de Indias. Es el relato de un
cristiano del imperio español en los siglos XVI y XVII, la
producción de la literatura de cautivos es escasa en Hispa- 39 “Los puritanos supieron sacar ventajas de la experiencia analizan-
noamérica. Fernando Operé lo expresa claramente: “Los do el dramático episodio como un acto permitido por Dios del que
cautivos en la América hispana ni escribieron ni se les podían extraerse importantes lecciones. Es común en los textos de
animó a que lo hicieran. […] La historia de un cautivo era cautivos las citas de pasajes bíblicos.” (Operé 2012: 30).
40 “Para las comunidades indígenas del continente, el cautiverio era
la historia de un fracaso que nada añadía al glorioso
un tipo de actividad institucionalizada y común, y los cautivos obje-
memorial de la España imperial” (2012: 28, 31-32). El tos deseables y fuente de riqueza. El cautiverio de niños, mujeres e
proyecto utópico del Imperio Español anhelaba incorporar incluso varones adultos estaba muy extendido, y está extensamente
a los indios como vasallos de la Corona castellana, conver- documentado.” (Operé 2012: 52).
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cautivo, pero, al haberse producido dentro del contexto formas de vida de los indígenas, incorporan la mayoría de
hispanoamericano de principios del XVI, contiene recu- sus costumbres y renuncian a las posibilidades de retorno.
rrentes marcas de borramiento y de corrección que Sánchez también trae a cuento al famoso soldado “rene-
buscaban eludir la sospecha de haber caído en la otredad gado” Gonzalo Guerrero, quien naufragó en la conquista
y, por lo tanto, en la traición. Ya hemos visto más arriba de Yucatán y fue apresado por los nativos. Luego de ser su
cómo el final de esta historia de cautivos revierte el fracaso esclavo, con el tiempo pasa a ser uno de sus líderes.
para representarlo justamente como la incorporación pací- Cuando el español Francisco de Montejo le ruega que
fica y triunfante al vasallaje español de varias comuni- regrese a las tropas españolas recordándole su identidad
dades indígenas de América del Norte bajo el poder impe- cristiana, Guerrero elige de todos modos quedarse. En ese
rial español y la religión cristiana. El fin estratégico y momento, ya tiene un nombre nativo, Nachancan, habla la
militar no puede comprobarse a lo largo del texto, a pesar lengua de la tribu, su cuerpo está profusamente tatuado y
de estar anunciado en el proemio: “La relación es aviso, a mutilado, como se estilaba entre los guerreros de aquella
mi parecer, no liviano, para los que en su nombre fueren a nación indígena, ejecutaba sacrificios humanos y se había
conquistar aquellas tierras y juntamente traerlos a conoci- unido a una mujer nativa. Se cree que, en 1528, fue asesi-
miento de la verdadera fe y verdadero señor y servicio de nado por el español Alonso de Ávila en batalla.
Vuestra Majestad.” Sus imprecisiones geográficas y su Casi en esa misma dirección, se encuentra el personaje
escasez de informaciones lingüísticas no eran verdadera- de Estebanico. Doblemente cautivo, de los españoles
mente útiles al imperio para conocer las fuerzas del primero y de los indios después, se lo encontrará luego
“enemigo” ni para avanzar en territorio indígena con como protagonista en otra crónica de Indias: Descubri-
certezas. miento de las siete ciudades. Aquí se narra como el perso-
Para analizar las operaciones de Cabeza de Vaca, es
naje africano de los Naufragios convence a fray Marcos de
necesario detenerse en lo que afirma con énfasis y, del
Niza de que, al sur de América del Norte, se encuentran las
mismo modo, en algunos de sus silencios detectados.41
riquísimas Siete Ciudades de Cíbola. Nuevamente, el que
Para esto, el cotejo con otros cautivos puede ser ilumi-
relata no es Estebanico sino el fraile, quien describirá al
nador. Ramón Sánchez (1992), por ejemplo, detecta dife-
rencias claras entre Álvar y los personajes de Teodoro y negro ingresando con el intento de “hacer las paces y
Lope de Oviedo en los Naufragios, de quienes –en los curarlos” a la región de las ciudades de Cíbola. Todo resul-
capítulos IX y XVI respectivamente– se relata que deciden tará en un gran engaño: no se encuentran las riquezas ni
permanecer entre las tribus americanas. Habituados a las las ciudades; la región alberga algunas de las comunidades
más pobres del continente. Por su honda condición de
41 De hecho, Álvar Núñez y Andrés Dorantes hicieron un pacto de cautivo y subordinado, Estebanico no manifiesta su cultura
silencio (¿muchos silencios?) al arribar a Nueva España sobre al- de origen ni con su identidad ni con sus costumbres. En
gunas cuestiones sucedidas en su viaje. El Hidalgo de Elvas, en su cambio, reproduce acentuada e hiperbólicamente las
relato de la expedición de Hernando de Soto a la Florida, interpreta
que estos silencios se refieren a la gran cantidad de riquezas que
creencias de las culturas que lo han sometido: el relato
vieron en la región, pero esto es sólo una hipótesis. Véase el texto indígena de la ciudad o ciudades de oro y el relato
en el anexo de esta edición. conquistador del imperio cristiano español.
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Nada de esto ni de este modo sucede con Álvar Núñez porque ofrecen una representación de ellos mismos como
o al menos así lo cuenta. Desde el comienzo de su periplo, “elegidos por la Providencia Divina”. La aclaración final
reafirma su fidelidad al emperador, al que le dedica su refuerza la fidelidad constante al emperador y a la fe de
escrito como autor y todas sus acciones como protago- Dios en los años de cautiverio, además de que reconstruye
nista. Jamás practica la antropofagia, como otros espa- una escena de declaración legal con testigos (“mis compa-
ñoles que –hambrientos en extremo– se comieron entre sí. ñeros”) que pueden certificar el pronunciamiento.
Si tiene que seguir los caminos elegidos por los nativos y Si los cuatro sobrevivientes, muy probablemente,
practicar algunas de sus costumbres, es porque no le dejan tuvieron relaciones sexuales con indias, e incluso hijos
otra opción para sobrevivir. Si consigue junto a sus mestizos con ellas, éste es uno de los silencios del relato
compañeros curar a algunos indios y hasta resucitar a (también en la versión de Oviedo basada en la Relación
alguno de ellos mediante prácticas claramente chamá- conjunta). Creemos que la explicación se encuentra –nueva-
nicas, Núñez –en su relato– traduce los hechos en términos mente– en el anhelo por edificar una imagen de sí fiel a los
de “milagros” de Dios: valores de la cultura occidental española. La moral caste-
llana rechazaba la “mezcla de naciones”. Si bien la Corona
Otro día de mañana vinieron allí muchos indios y traían española, en algunas ocasiones, favoreció el mestizaje
cinco enfermos que estaban tullidos y muy malos, y español-indígena para detener la mortalidad de los indios,
venían en busca de Castillo que los curase, y cada uno de lo permitía en el marco de su jurisdicción. Todos los nacidos
los enfermos ofreció su arco y flechas, y él los recibió, y en territorio controlado por el poder español serían sus
a puesta de sol los santiguó y encomendó a Dios nuestro vasallos y tributarios. De ninguna manera favorecería la
Señor, y todos le suplicamos con la mejor manera que sexualidad de “mezcla” en territorios que no estuvieran aún
podíamos les enviase salud, pues él veía que no había conquistados. Por otra parte, para salir de su situación de
otro remedio para que aquella gente nos ayudase y salié-
semos de tan miserable vida. Y él lo hizo tan misericor-
esclavos, los sobrevivientes –y sobre todo Cabeza de Vaca–
diosamente que, venida la mañana, todos amanecieron comienzan a ejercer la profesión de mercaderes entre los
tan buenos y sanos, y se fueron tan recios como si nunca indios, sólo ejecutada en las tribus por las mujeres y los
hubieran tenido mal ninguno. Esto causó entre ellos muy “amarionados, hombres impotentes”:
gran admiración, y a nosotros despertó que diésemos
muchas gracias a nuestro Señor, a que más enteramente En el tiempo que así estaba, entre éstos vi una diablura,
conociésemos su bondad, y tuviésemos firme esperanza y es que vi un hombre casado con otro, y éstos son unos
que nos había de librar y traer donde le pudiésemos hombres amarionados, impotentes, y andan tapados como
servir. Y de mí sé decir que siempre tuve esperanza en su mujeres y hacen oficio de mujeres, y tiran arco y llevan
misericordia que me había de sacar de aquella cauti- muy gran carga. (capítulo XXVI)
vidad, y así yo lo hablé siempre a mis compañeros. (capí-
tulo XXII, el subrayado es nuestro) Estos comentarios sobre la “sodomía” indígena son los
únicos referidos al tema de la sexualidad en los Naufragios.
Cabeza de Vaca no deja de narrar las curaciones que reali- Al respecto, hay grandes silencios a lo largo de todo el
zaron entre los indios, por lo extraordinario de la acción y relato. Los sobrevivientes españoles pudieron haber sido
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sometidos o haber decidido practicar la homosexualidad. encuentra y éstos no pueden aunar las palabras que éste
Al respecto, nada dicen los Naufragios, aunque quizás algo habla en español con su aspecto aindiado. Es la lengua,
esté sugerido en la figura de Mala Cosa, probable repre- entonces, y la fe cristiana las que constituyen las pruebas
sentación de los españoles elaborada y proyectada por los de la identidad española. Sin embargo, en la vuelta de todo
indígenas. De este ser amenazante, los nativos afirmaban: viaje, el sujeto siempre regresa cambiado (De Certeau
“era pequeño de cuerpo y tenía barbas […] ponía las manos 1997). Ciertas transformaciones operadas sobre los sobre-
sobre las heridas y decíannos que luego quedaban sanos, y vivientes –las suficientes para testimoniar la larga dura-
que muchas veces cuando bailaban aparecía entre ellos, en ción del viaje– se dejan ver en los personajes que retornan.
hábito de mujer unas veces, y otras como hombre.” (capítulo No aparecen vestidos como cristianos:
XXII).
alcancé cuatro cristianos de caballo, que recibieron gran
El retorno al mundo occidental se da en la escena de
alteración de verme tan extrañamente vestido y en
reencuentro con los españoles en lo que ya era Nueva compañía de indios. Estuviéronme mirando mucho
Galicia, en las proximidades de los actuales Sinaloa y espacio de tiempo, tan atónitos, que ni me hablaban ni
Oroconi. El episodio se sirve del tópico de la anagnórisis acertaban a preguntarme nada. (capítulo XXXIII)
o agnición: el reconocimiento de aquellos que, por haber
estado mucho tiempo de viaje y alejados de su nación, En los últimos años, también se acostumbran a comer
aparecen irreconocibles a sus familiares y a su antiguo carne cruda y a dormir sobre el suelo. Más aún, se sienten
entorno cercano.42 Es aquí donde se comprueba la fide- incómodos vestidos con las ropas españolas y durmiendo
lidad al imperio: Álvar Núñez les habla a los soldados que sobre camas.
La vestimenta, entre otras cosas, es también la dife-
42 Mijail Bajtín define los sentidos del (re)encuentro en la literatura rencia que registran los indios en los sobrevivientes:
(específicamente, en la novela griega o bizantina) y lo liga al del
reconocimiento y a la epifanía: “En diversas obras, el motivo del
“[decían que] nosotros veníamos desnudos y descalzos, y
encuentro adquiere diferentes matices concretos, incluyendo los ellos [los otros españoles de la Nueva Galicia] vestidos y
emotivos-valorativos (el encuentro puede ser deseado o no deseado, en caballos y con lanzas” (capítulo XXXIV).43 El relato
alegre o triste, algunas veces horrible, y también ambivalente). […] deja ver ciertos cambios que el cautiverio operó en los
El motivo del encuentro está también ligado estrechamente a otros
motivos importantes, especialmente al motivo del reconocimien-
sobrevivientes. Estas condiciones, además de ser las
to-no reconocimiento, que ha jugado un enorme papel en la litera- pruebas de la duración del viaje, son los elementos que
tura (por ejemplo, en la tragedia antigua). El motivo del encuentro
es uno de los más universales, no sólo en literatura sino también en 43 Tzvetan Todorov (2003: 209) supo ver que Álvar Núñez y sus com-
otros dominios de la cultura. […] En la esfera mitológica y religio- pañeros blancos y negro transformaron su identidad en el viaje (ya
sa, el motivo del encuentro juega naturalmente uno de los papeles no son totalmente españoles), al tiempo que jamás se identificaron
principales: en la tradición sagrada y en las Sagradas Escrituras completamente con los indios. Para Silvia Molloy: “La desnudez
(tanto en la cristiana –por ejemplo, en los Evangelios–, como en la ha integrado al yo dentro de un sistema; lo ha desclasificado de
budista), y en los ritos religiosos; en la esfera religiosa el motivo del otro, volviéndolo un híbrido incongruente –aindiado pero no indio;
encuentro se asocia a otros motivos, por ejemplo, al motivo de la hispanohablante pero no español– que desconcierta por su peculia-
‘aparición’ (‘epifanía’)”. (1989: 250-251). ridad.” (1987: 447)
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ellos aprovecharán para referirse a sí mismos como media- cautivo, para ofrecer una visión detallada y “comprensiva”
dores, “pacificadores” y “evangelizadores” de los indios. de su Otro, debe primero escapar de su situación de prisio-
Son reconocidos por los indios como figuras en las que nero y regresar a su mundo y a su cultura. Todo confina-
ellos pueden confiar. miento es vivido con violencia y el sujeto se ve obligado a
Se encuentran ahora en la frontera entre españoles e adaptarse y a asumir las formas de la alteridad para no
indios. Por esto, los sobrevivientes, como suele pasarles a padecer aún más la violencia sobre su propia diferencia.
los traductores, estarán sospechados de silenciar, de Únicamente el retorno “cambiado” a su antiguo espacio de
deformar el discurso y hasta de traicionar a ambas culturas. enunciación será lo que le permita optar por la interpreta-
Desde otra perspectiva, la traducción es siempre la que ción y la traducción de lo que ha vivido.
permite que se escuchen ambas voces. Todo viajero, a su
retorno, se siente autorizado a hablar en nombre del Otro
y a hacerse creer (De Certeau 1997). Algunos viajes y el
cautiverio permiten que el sujeto de una de las culturas
pueda verdaderamente observar las diferencias que tiene
con los Otros.44 Sobre este tema, Jaime Concha se refiere
a la posibilidad de la comprensión interétnica que abre el
cautiverio; el “milagro cultural” (1986: 7) y el intercambio
de valores y de costumbres una vez que, con el tiempo, se
interrumpe el ejercicio permanente de la violencia. Espe-
cíficamente sobre Álvar Núñez, Fernando Operé señala un
cambio de tono en el texto cuando se inicia la narración de
su cautiverio: “se describe con mucho más detalle y cierto
grado de admiración, la vida y las costumbres de los trascendentes en el campo: las de Cliffod Geertz y de Claude Lé-
indios” (2012: 69). Si hay etnografía o proto-etnografía en vi-Strauss. El primero (basado en Gilbert Ryle) propone en 1973,
los Naufragios, es porque el cautiverio obligó a su prota- para la labor etnográfica, un tipo de “descripción densa”, que con-
gonista a interpretar y a traducir los signos de las comuni- siste en una especulación o esfuerzo intelectual de interpretación de
las estructuras conceptuales complejas, algunas extrañas e irregula-
dades nativas del Sur norteamericano.45 Sin embargo, todo res, no explícitas: “tratar de leer un manuscrito extranjero, borroso,
plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas enmiendas y
44 En este punto, Naufragios se distancia de la novela bizantina. El de comentarios tendenciosos y además escrito, no en las grafías
cautiverio de los personajes de este género –por lo general, argelino convencionales de representación sonora sino en ejemplos volátiles
o en Constantinopla– usualmente no daba cuenta de una aproxima- de conducta modelada” (La interpretación de las culturas, 2003:
ción real a un mundo distinto. En ella, son escasas –por no decir 24). Lévi-Strauss, para quien Europa se abrió al conocimiento et-
nulas–, por ejemplo, las noticias sobre el espacio argelino u oriental. nográfico a partir del “descubrimiento” del Nuevo Mundo, afirmaba
El ambiente no difiere de otras cortes y el exotismo es pretendido en 1974: “El etnólogo es como un lector que debe descifrar un com-
(Gonzalez Rovira 1996: 142). plejo mensaje que se hace presente en su experiencia, y la cultura
45 No definiremos aquí cuáles son las prácticas del antropólogo, pero extraña es ese mensaje que transmite, por diferencia, una variante
evocaremos únicamente dos de las reflexiones al respecto más más del tema ‘humanidad’.” (Antropología estructural, 1987: 17).
Cronología de los episodios de Naufragios
de Álvar Núñez Cabeza de Vaca

1527: En el mes de junio, salida de Sanlúcar de Barra-


meda con la armada de Pánfilo de Narváez y llegada a las
Indias (Santo Domingo, isla de la Española) en el mes de
agosto (cap. I).

1527-1528: Estadía en la isla de Cuba y padecimiento


de una fuerte tormenta o huracán que dejó 50 muertos,
pérdidas de provisiones y de dos embarcaciones. (caps. I y
II).

1528: El 12 de abril, llegada a la costa de la Florida


cerca de la bahía de Tampa y encuentro con los indios
calusas (caps. II y III).
Ingreso tierra adentro hasta al extremo norte de la
península, cerca de lo que hoy es Tallahassee, en búsqueda
de la tierra de Apalache (caps. IV-VIII).
En Aute, los sobrevivientes de la esforzada expedición
construyen embarcaciones para dirigirse a Nueva España
(México) (caps. VIII- IX).
Separación de los navíos y desaparición de la embarca-
ción de Pánfilo de Narváez, por lo que Núñez debe asumir
la capitanía. Desembarco forzoso en la isla de Mal Hado
(Galveston) (cap. X).
Los sobrevivientes se hallan entre las tribus de los
indios carancaguas, al este de lo que hoy es el estado de
90 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA NAUFRAGIOS 91

Texas. Construyen nuevas embarcaciones que naufragan Comienzan los saqueos a las tribus perpetrados por los
inmediatamente (caps. XI y XII). indios que acompañan a los españoles (cap. XXVIII).
Curación del indio de la flecha en el pecho (cap.
1529: Álvar Núñez y algunos sobrevivientes perma- XXIX).
necen entre los indios carancaguas en la isla de Mal Hado Núñez y sus compañeros ingresan en territorio de
y sus territorios próximos (caps. XII-XVI). tribus de filiación uto-azteca. Unos indios los reciben de
Los carancaguas les exigen que se comporten como espaldas y con los ojos bajos (cap. XXX).
chamanes (físicos) (cap. XV). Los españoles se dirigen hacia el Sur en vez de hacia el
Los sobrevivientes españoles parten (entre ellos, Oeste, vuelven a alimentarse de maíz y comienzan a evan-
Dorantes, Castillo y Estebanico) y dejan –enfermos– a gelizar a “sus” indios (cap. XXXI).
Cabeza de Vaca, Alaníz y Lope de Oviedo con los indios Llegan al “pueblo de los corazones”. Reciben las
(cap. XVI). primeras noticias acerca de las conquistas de Nuño de
Guzmán (cap. XXXII).
1529-1531: Núñez permanece como esclavo entre
tribus de filiación carancagua y, luego, con los cados 1536: Reencuentro con españoles (compañía de Diego
(carrucos) (cap. XVI). de Alcaraz) cerca de Sinaloa y Ocoroni (caps. XXXIII y
Se hace mercader entre los indios (cap. XVI). XXXIV).
Arriban a la región de Culiacán y se encuentran con el
1532-1533: Reencuentro en Tierra Firme de Núñez con alcalde Melchior Díaz (cap. XXXV).
Andrés Dorantes, Alonso del Castillo y Estebanico entre El 1ro. de abril llegan a la villa de Culiacán y se reúnen
los indios mariames de filiación coahuilteca, que también con el gobernador de Nueva Galicia, Nuño de Guzmán
se sirven de ellos como esclavos (caps. XVII y XIX). (cap. XXXVI).
Relato intercalado de Esquivel (caps. XVII y XVIII).
1537: Luego de descansar en México y pasado el
1534: Los cuatro sobrevivientes huyen de los indios invierno, Álvar Núñez pasa a la ciudad de Veracruz (cap.
mariames y llegan a los avavares en las proximidades del XXXVII).
río Colorado (cap. XX). Entre abril y mayo, Cabeza de Vaca viaja a la Habana
(cap. XXXVII).
1534-1535: Hacen curaciones entre indios coahuiltecas El 2 de junio, parte de Cuba con rumbo a España (cap.
y continúan su huida a “tierra de cristianos” con dirección XXXVII).
de Este a Oeste y, luego, hacia el Sur atravesando ríos, El 1ro. de julio, su embarcación se aproxima a las islas
meseta y sierras (caps. XXI-XXXII). Azores (portuguesas) en la costa africana. Episodio de los
Episodio de la “epifanía” de Núñez en las proximi- corsarios franceses (cap. XXXVII).
dades desérticas del valle del río Llanos (cap. XXI). El 9 de agosto, arriba a Lisboa (cap. XXXVII).
Resucitación del indio y relato intercalado del mito de
Mala Cosa (cap. XXII).
Criterios de esta edición

Para confeccionar este libro, nos servimos de la edición


de Valladolid de 1555 de La relación y comentarios del
gobernador Álvar Núñez Cabeza de Vaca de lo acaecido
en las dos jornadas que hizo a las Indias (digitalizada por
la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional
de España), pues los manuscritos originales se hallan
perdidos y la edición príncipe de la ciudad de Zamora de
1542 fue impresa sin autorización de Álvar Núñez. Por
otra parte, la de 1555 es la última versión corregida por el
autor y publicada por él mismo. Repetimos de ella su
puntuación, división de capítulos y escasa división en
párrafos. Hemos modernizado la ortografía, la acentua-
ción, el uso de mayúsculas y minúsculas, la división de
palabras, algunos arcaísmos y, en ocasiones, la sintaxis del
siglo XVI. Luego del título de cada capítulo, insertamos
entre corchetes los títulos de los capítulos que aparecen en
la “Tabla de los capítulos contenidos en la presente rela-
ción y Naufragios del gobernador Álvar Núñez Cabeza de
Vaca” de la edición de 1555.
En nota al pie, cotejamos algunos episodios fundamen-
tales del texto con la versión que elaboró Gonzalo
Fernández de Oviedo para su Historia General y Natural
de las Indias sobre el manuscrito de la Relación conjunta
de 1537. Para aclarar el significado de algunos términos
del español del siglo XVI (o las acepciones que han caído
en desuso), nos hemos servido del Diccionario de Autori-
dades (DAut) de la Real Academia Española, lo que
repone en gran medida el contexto lingüístico de aquellos
94 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA

años; operación necesaria para que los lectores de hoy


podamos comprender cabalmente las obras de la época.
En el resto de las notas, se explicitan algunos datos del
contexto histórico y situacional, así como, también, preci-
siones culturales, temporales y espaciales. Hemos identifi- Agradecimientos
cado –a pesar de la dificultad– las principales tribus
nativas que habitaban lo que hoy es el sur de Estados
Unidos y norte de México. También, introdujimos
exámenes específicos de las modulaciones del narra- Hace ya varios años, cuando todavía era estudiante de
dor-personaje Álvar Núñez y señalamientos acerca de la Universidad de Buenos Aires, Stephanie Schmidt, hoy
tópicos, valores etimológicos y recursos retóricos y narra- colega de la University of Tulsa en Oklahoma, me sugirió
tivo-descriptivos. Por último, es necesario aclarar que, la fascinante lectura de los Naufragios de Cabeza de Vaca.
dado que el autor de Naufragios ha prestado especial aten- Pasado cierto tiempo y varios libros, mi primer acerca-
ción al cuidado de la escritura, esta edición asume una miento a la obra se dio ya como profesora de la cátedra de
perspectiva de análisis crítico-literario para elaborar sus Literatura Latinoamericana I-A de la UBA, dirigida por la
notas editoriales. Dra. Beatriz Colombi, en el marco del programa sobre
Una versión previa de esta edición de Naufragios ha representaciones discursivas. En ese momento, la lectura
sido publicada en 2012 por la editorial Caligrafías en la de esta crónica me introdujo en zonas reveladoras y en
ciudad de La Plata, versión que aquí presentamos corre- posibilidades de análisis retóricos y discursivos que desco-
gida y ampliada. nocía aún en mis investigaciones sobre crónicas de Indias.
Se abrieron, para mí, nuevos espacios sorprendentes en el
trabajo interno de la cátedra, con la lectura de muy buena
bibliografía referida a la obra, la escucha de las clases
teóricas y el trabajo posterior con los alumnos, tan intere-
sados como yo en el texto, pero portadores de otros cues-
tionamientos que enriquecieron mis puntos de vista. Final-
mente, la posibilidad de confección de esta edición me
otorgó nuevos momentos de lectura y de reflexión placen-
teros acerca de un libro que –inagotable– sigue cautivando
tras casi quinientos años de su publicación.
Por todo esto, quería agradecer a Beatriz Colombi,
titular de la materia, directora de mi tesis de doctorado y
directora de esta colección, “La inteligencia americana”,
en la que se publican estos Naufragios; por la formación
que me brindó y por autorizar la elaboración de esta
edición. En segundo lugar, va un agradecimiento especial
96 ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA

para la Dra. Daniela Chazarreta de la Universidad Nacional


de La Plata, quien me incentivó para que confeccionara la
primera versión en CD de este libro en 2012. Agradezco
que, en esa ocasión, participara en el dossier también la
Dra. Elena Altuna de la Universidad Nacional de Salta, Ediciones consultadas de Naufragios
quien continúa hasta el día de hoy colaborando conmigo
desinteresadamente. También va mi reconocimiento a mis
compañeros de cátedra, los actuales y los que han elegido
otros caminos, por su generosidad y disposición para el (1542) La relación que dio Álvar nuñez cabeza de vaca
intercambio y el enriquecimiento mutuo. A mis alumnos, de lo acaecido en las Indias en la armada donde iba por
motor principal y último de todos mis aprendizajes. Del gobernador Pánfilo de Narváez desde el año de veinte y
mismo modo, quería agradecer a los responsables de la siete hasta el año de treinta y seis que volvió a Sevilla con
Editorial Corregidor, que han apostado por esta colección, tres de su compañía, Zamora.
que ya se ve en sólido crecimiento. También, un reconoci- (ca. 1542) Relación del viaje de Pánfilo de Narváez al
miento merecido al Instituto de Literatura Hispanoameri- Río de las Palmas hasta la punta de la Florida, hecha por
cana de la UBA dirigido por Noé Jitrik, espacio que me ha el thesorero Cabeza de Vaca (año de 1527) [A.G.I. Patro-
facilitado varias de las ediciones que consulté de Naufra- nato 20, nro. 5, Ramo 3].
gios y en el que tienen lugar investigaciones pasadas y (1555) La relación y comentarios del gobernador
futuras de alto impacto en el campo de la literatura. Por Álvar Núñez Cabeza de Vaca de lo acaecido en las dos
último, un agradecimiento muy especial a Lucas Teglia y jornadas que hizo a las Indias, Valladolid.
a Juan Rodríguez Piñero, que me ayudaron con los mapas (1749) Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Baca en
y la fijación del texto. Historiadores primitivos de las Indias Occidentales, vol. I.
A mis padres, que disfrutan de su travesía por el Viejo Edición cuidada por Andrés González Barcia, Madrid.
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