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Una de las propuestas puede ser la generación de elementos alrededor de una política en la que la

salud sea un elemento integrador en la construcción de políticas públicas para lo que significa vivir
en una gran ciudad como Bogotá. El simple hecho de vivir en una ciudad no debería entrañar esos
riesgos para nuestra salud, sobre todo porque son perfectamente evitables.

La salud obviamente entendida más allá de la ausencia de enfermedad, con un criterio holístico y
amplio se forja en lo local en lo cercano a la gente y requiere del compromiso de los gobernantes,
apoyando en primera instancia las poblaciones que necesitan mayor protección y apoyo para la
plena realización de su potencial y capacidades.

Una gestión horizontal que reúna elementos de todos los sectores centrada en el desarrollo de
procesos en sincronía con objetivos de salud nacionales y mundiales, partiendo de un ejercicio
transectorial rompiendo con la dinámica actual de cada quien en su toldo. La salud no será
responsabilidad de

Una ciudad que responde a las necesidades básicas de sus habitantes es una ciudad que transita la
senda que protege sus niños, invierte en salud, educación y servicios sociales asequibles sin
barreras.

Espacios amigables y seguros atractivos y agradables para la practica de actividad física, movilidad
urbana sostenible, los desplazamientos a pie y la actividad física a través de barrios atractivos y
respetuosos con el medio ambiente, infraestructuras para un transporte activo, leyes robustas sobre
seguridad vial y la accesibilidad de las instalaciones de juego y ocio.

Políticas sobre la inocuidad y sostenibilidad de los alimentos que potencien el acceso a alimentos
asequibles y saludables y a agua potable, reduzcan la ingesta de azúcar y sal, y reduzcan el consumo
perjudicial de alcohol, tabaco y sustancias alucinógenas, especialmente a través de la
reglamentación, e incentivos a los diferentes sectores incluyendo por ejemplo los comercios y
expendios que tengan acciones protectoras ligadas a acciones de educación y combinado con
rebajas en gravámenes fiscales (rebajas en impuestos a establecimientos que promuevan la
reducción de consumo de sal y otros).

Respecto a los costos:

El mundo prevé la reducción del un 3% de las defunciones causadas |por enfermedades infecciosas
y carencias nutricionales durante los próximos 10 años, de otro lado las defunciones por
enfermedades crónicas en especial las cardiopatías, los ACV. El cáncer, las enfermedades
respiratorias crónicas y la diabetes aumentarán en un 17%. (Gallardo Solarte, Benavides Acosta, &
Rosales Jímenez, 2016)

Las enfermedades que generan el 65% de los costos al sistema de salud, son las cardiovasculares,
las neoplasias y la insuficiencia renal, y de ese porcentaje el 30% se ha gastado en pacientes que
fallecieron durante el tratamiento. Lo anterior sin contar el alto costo directo a indirecto generado
por otras patologías como la diabetes tipo II que consume recursos importantes para su diagnóstico
tratamiento y control alrededor de US$847.
El costo aproximado de los servicios médicos ocasionados por un paciente cardiovascular es de
aproximadamente 12,8 millones de pesos colombianos, superando en un 50% el costo generado
por pacientes con enfermedades neoplásicas. Si se toma en cuenta este número y lo relacionamos
todos los pacientes que tienen enfermedad de origen cardiovascular …el costo de atención de los
pacientes con ECNT llega a 13,2 billones de pesos…

Los eventos catastróficos están fuera de toda posibilidad de ponderación, pero inflan los costos de
manera exorbitante.

Existen otros costos no tenidos en cuenta, la inversión de otras agencias, costos administrativos de
actores más allá del sistema de prestación de servicios de salud, los gastos de bolsillo, los
transportes, fotocopias para autorizaciones, cuotas moderadoras, medicamentos, no se cuantifican.

La artritis reumatoidea, representa 20 mil millones anuales, al estado colombiano superando incluso
a los costos generados por otras enfermedades consideradas de alto costo sin contar con la
disminución de la función social, incremento de la incapacidad laboral, utilización de servicios de
salud y estrés sicológico de quienes la padecen y está concentrada en mujeres de 41 a 60 años. El
costo promedio para la enfermedad leve (US$ 1689), moderada (US$ 1.805), y grave (US$ 23.441)
donde el 86% del costo deriva de los costos de los medicamentos, el 10% de los laboratorios y el 4%
de la atención médica. (Gallardo Solarte, Benavides Acosta, & Rosales Jímenez, 2016)

En México un estudio revela que de cada US$ 100 que gasta un paciente US$52 vienen de su bolsillo
y US$ 42 vienen del sistema de salud. En 2011 el costo de atención fu de US$ 5.733.350.92.
(Arredondo & Aviles, 2014)

Bogotá (prevalencia) (CUENTA DE ALTO COSTO, 2017)

Diabetes tipo II: 211.778 de 1.099.471 país

HTA 704.890 de 3.776.893 país

Daibetes y HTA: 148.935 de 782.368 país

ERC: 298.599 de 1.406.364 país


(CUENTA DE ALTO COSTO, 2017)

Bibliografía
Arredondo, A., & Aviles, R. (2014). Hupertensión and its effects on the economy of the systema
fota patients an society; suggestions for developing conuntries . American journal of
Hypertension, 635.

CUENTA DE ALTO COSTO. (2017). Situación de la enfermedad renal crónica, hipertensión arterial y
la diabetes mellitus en Colombia.

Gallardo Solarte, K., Benavides Acosta, F., & Rosales Jímenez, R. (2016). Costos de la enfermedad
crónica no transmisibles, la realidad colombiana. Revista de ciencias de la salud, 14(1),
103-114.

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