La corte castellana envió en 1515 a Juan Díaz de Solís a explorar la costa
sudamericana, y tal vez a buscar un paso hacia las Indias Orientales. Solís costeó el litoral de lo que en la actualidad es Brasil y entró en el Río de la Plata el 20 de enero de 1516, reconociendo la bahía de Montevideo y la isla de Martín García. Su muerte en una emboscada que le tendieron los indígenas en la costa norte del río que había llamado mar Dulce, provocó el regreso de la expedición. Sebastiano Caboto, navegante italiano al servicio de España, penetró en el Río de la Plata en abril de 1527, exploró el río Uruguay y remontó el Paraná, levantando cerca de la desembocadura del Carcarañá el fuerte de Sancti Spiritus, primer asiento europeo en el Plata. Descubrió luego los ríos Paraguay y Pilcomayo. Caboto, que no abandonó la región durante casi cuatro años, obtuvo plata de los nativos, un metal que pronto sirvió para nombrar a la cuenca de estos ríos y a la mayor parte de las regiones circundantes. Hacia 1534 Pedro de Mendoza, noble y rico cortesano, aunque de poca experiencia marítima, pidió “encarecidamente” a Carlos V le concediera una “Jornada a Indias” a su costo. A Mendoza no sólo le entusiasmaba la idea de participar en la colonización (con el fin de contrarrestar los avances portugueses en el Río de la Plata), sino que llegaba a las Indias con la esperanza de encontrar una cura contra su sífilis. En febrero de 1536, Mendoza fundó a orillas del Riachuelo el fuerte de Santa María del Buen Aire, nombre que se transformaría con el tiempo en Buenos Aires. Sin embargo, la falta de alimentos y la hostilidad de los nativos provocaron que los conquistadores abandonaran el lugar cinco años después. En 1537, uno de los lugartenientes de Mendoza, Juan Salazar de Espinosa, fundó Asunción (en la actualidad, capital de Paraguay), que fue el primer asentamiento permanente en la cuenca del Río de la Plata. Desde su base en Asunción, los españoles fueron gradualmente controlando todo el territorio situado entre los ríos Paraná y Paraguay. Entretanto, las favorables condiciones naturales hicieron que los pequeños rebaños de ganado traídos desde España se multiplicaran y extendieran por la Pampa, creando una situación apta para una economía agrícola estable. Santiago del Estero, el primer asentamiento permanente de lo que hoy es territorio argentino, fue fundado en 1553 por colonizadores españoles procedentes de Perú. En 1573 fueron fundadas Córdoba y Santa Fe, y en 1580 Juan de Garay inició la segunda y definitiva fundación de Buenos Aires