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Valentina Arturo Rivas

Informe de lectura #8
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Pensamiento fronterizo y diferencia colonial

En este texto Walter Mignolo expone una discusión acerca de dos conceptos
fundamentales: modernidad/colonial, para abordar la historia de las relaciones
económicas y políticas entre continentes y países, o lo que es lo mismo la perspectiva
del sistema-mundo. Está aproximación nos acerca a las maneras cómo en cierto
momento de la historia, con el encuentro de América y Europa, se empezó a
configurar un orden a nivel mundial, unas relaciones específicas en donde, como
hemos visto, fue necesario construir todo diseño epistemológico a nivel global, que
justificara el saqueo de unos a otros.

Mignolo empieza haciendo énfasis en la necesidad de vincular la modernidad y la


colonialidad como procesos conjuntos e inseparables, pues según este autor, si
pensamos esto desde la perspectiva americana, podremos comprobar que para este
continente la colonialidad es constitutiva de la modernidad, pero ¿Por que suelen
tomarse por separado? ¿Cual es la diferencia entre considerar, por ejemplo, lo
colonial como un periodo histórico y no un proceso que trasciende al mismo?

El modelo de análisis del sistema-mundo moderno emerge a partir, como ya


mencionamos, de la conexión económica y financiera crucial, entre el mediterráneo y
el atlántico. Este canal comercial implicó también la constitución de un imaginario, en
el que América por su ubicación al occidente, y por el hecho de ser “descubierta” se
convertía en una extensión de España y Europa, más no en su diferencia, como sí lo
fueron Asia y África. (Mignolo, 2003) Este acontecimiento, significó hechos distintos
entre el interior y exterior de Europa, para el primero implicó la modernidad, para el
segundo la era de la colonialidad. Lo que esto sugiere, es que la modernidad, el
crecimiento y desarrollo económico del sistema-mundo, no habría sido posible sin
América, o más exactamente sin la apropiación espacial, económica, epistemológica
por parte de España y los imperios.

Mignolo nutre esta discusión con otros planteamientos de intelectuales decoloniales.


Quijano por ejemplo, y su concepto de “colonialidad del poder”. Con el cual buscaba
develar en su momento, las distintas relaciones entre la colonialidad y el sistema
capitalista, es decir, la organización geoeconómica del planeta, y la manera se
gestionaba la diferencia colonial. Señalando de esta manera, el enmarañamiento del
colonialismo, con prácticas más localizadas, como el trabajo o como sistemas de
clasificación como la raza.
Un punto fundamental en este análisis es el de que el occidentalismo fue el imaginario
englobador del sistema mundo moderno y la máquina de subalterniazción del
conocimiento (Mignolo, 2003) lo cual implica todo un movimiento intelectual y
epistemológico en pro de definir donde se ubica cada continente con respecto al
desarrollo del conocimiento, más específicamente a los paradigmas europeos. Sin
embargo, este tuvo en vigor según Mignolo, hasta el momento histórico de inflexión
que sufrió en continente Europeo: el declive de España y portugal como potencias.
Como consecuencia surgen fenómenos como el orientalismo.

A pesar de esto, Mignolo señala que no dejaron de emerger, de la misma manera,


distintos modos de pensamiento desde la diferencia colonial, nuevas formas de
habitar el mundo que no responden o no cabían dentro de las categorías y
movimientos europeos como la ilustración; el autor les llama “pensamiento fronterizo”
y se ubican no como un imaginario histórico y global, sino como historias locales,
fuerzas que no necesariamente se encuentran fuera de territorios imperiales, pero
que si escapan y atraviesan epistemologías hegemonicas.

Mignolo señala que para lograr acercarnos al pensamiento fronterizo, al “pensamiento


otro” es necesario ubicarse desde la frontera de la colonialidad del poder, es decir,
considerando las diferentes hisorias locales y sus relaciones de poder particulares
(Mignolo, 2003) y llevar a cabo un ejercicio de “doble crítica” para liberación de los
conocimientos oprimidos, es decir, un primer momento se consideren las tradiciones,
se critiquen los discursos imperiales, y posteriormente pensar fuera de ellas, situarnos
en la frontera y así abrir espacio a ese “pensamiento otro”. Lo que esto implica según
Mignolo, es una redistribución geopolítica del conocimiento y una crítica constante a
los discursos y proyectos de nación, que buscan declarar una identidad y definir las
diferencias.

Otro punto importante que menciona Mignolo siguiendo a Khatibi el de “pensar en


lenguas” una propuesta que busca cuestionar la manera como los conocimientos, las
ciencias y la tecnología pretenden inseparabilidad de ciertas lenguas hegemónicas.
Una de las trampas a mi parecer, es la de considerar la traducción como una cuestión
puramente de igualación entre conceptos, e ignorar que el encuentro con
pensamientos otros, implica un relacionamiento a diferentes niveles, un acercamiento
a epistemologías, y con ello una reconstrucción de sentidos y creación de nuevos
mundos, que va más allá de la fidelidad y pureza de la lengua y los textos. Lo cual
finalmente es una consideración del monolingüismo que opera en las ciencias
sociales como lo señala el autor, para referirse a aquella pretensión de los enfoques
y lenguas hegemónicas.

El concepto de criollización que Mignolo cita de Glissant, se refiere un poco a lo que


mencionamos. A las posibilidades que se abren en los encuentros entre distintos
pensamientos y lenguas, “la criollización no es una síntesis o un simple mecanismo
de unión de cosas, va mucho más allá en el sentido de que crea algo nuevo,
desconocido e inesperado” (Glissant en Mignolo, 2003)

En conclusión mencionó dos ideas que me parecen fundamentales: el potencial


epistemológico y ético del concepto de pensamiento fronterizo. Epistemológico
porque busca construirse sobre la crítica de las limitaciones de las tradiciones y en
ese ejercicio no busca edificarse y sobreponerse a otros modos de conocimiento,
proporcionandonos así una salida ética. La ventaja del pensamiento fronterizo, es que
al situarse “entre” se encamina hacía la fragmentación y no a la definición y
consumación del mismo. El pensamiento fronterizo en ese sentido, está siempre
inacabado, se sitúa en la frontera del sistema mundo moderno colonial y su esencia
crítica, nos invita a no perder la perspectiva histórica de la colonialidad del poder, las
maneras cómo este se transforma y con ello toma nuevas formas y movimientos.

Fuentes:

Mignolo, W. (2003). Pensamiento fronterizo y diferencia colonial. Walter Mignolo,


Historias locales/diseños globales. Colonialidad, conocimientos subalternos y
pensamiento fronterizo, Madrid: AKAL. Colección Cuestiones de antagonismos, 101-
157.

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