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2.1.1- Introducción.- 1
En los primeros dos casos las cargas totales de transporte de sedimentos que se aplican en
el diseño de las obras pueden resultar excesivas o deficientes. En el tercero, el pronóstico
hecho en base a la información histórica resulta irreal.
Por las razones expuestas, para lograr un buen diseño de las obras que van a estar
sometidas al efecto de los sedimentos es necesario evaluar, además de la información
histórica existente, la relación que existe entre la cuenca como productora de sedimentos y
el río como conductor de los mismos.
Se entiende por sedimento a todas las partículas de suelo y roca de una cuenca que son
arrastradas y transportadas por una corriente de agua.Según su comportamiento al ser
transportado por el flujo, el sedimento se puede diferenciar en dos grandes grupos: el del
Fondo y el del Lavado o suspensión. Al estudiar un tramo de río, el primero es el material
que forma el fondo o alveo del cauce, y el segundo es el que no se encuentra dentro de ese
material. Este último está formado por partículas muy finas como limos y arcillas que el
agua transporta en suspensión.
Esto no ocurre con el material de lavado. En forma general, un río puede transportar tanto
material de lavado como llegue a él, casi independientemente de las características
hidráulicas de la corriente. Así, dos ríos semejantes con igual material de fondo pero uno
con cuenca protegida o forestada y otro con una cuenca desprotegida con fuertes
1
GARCÍA FLORES, Manuel; MAZA ALVAREZ, José Antonio. Manual de Ingeniería de ríos. Cap. 10:
Transporte de sedimentos. México: UNAM, 1985. pp. 2-10.
pendientes y material suelto sobre su superficie, arrastran cantidades completamente
diferentes de material de lavado, llegando el primero al extremo de no transportar ese
material.
El transporte de lavado siempre tiene lugar en suspensión, y es por eso que también es
conocido como material de suspensión. Mientras tanto, el transporte del material de fondo
puede darse dentro de la capa de fondo o en suspensión. La capa de fondo, como su
nombre lo indica, se encuentra justo arriba del lecho de un cauce. Albert Einstein, quien
introdujo este concepto, le asignó un espesor igual a dos veces el diámetro de la partícula
considerada. Por lo tanto, en una condición real hay tantas capas de fondo como partículas
de diferente tamaño se tengan en el fondo. Ver Lámina (2.1)
Lámina 2.1
Un criterio práctico para separar un origen de otro es por el tamaño de las partículas D=
0.0625 mm. Como mencionamos anteriormente, el material menor a este diámetro procede
mayormente del lavado de la cuenca, mientras el tamaño superior proviene del cauce del
río.
Esto se entiende mejor en el siguiente esquema:
EN SUSPENSIÓN CUENCA
DE FONDO LECHO
2.1.3.1.-Sedimentos en Suspensión4.-
4
IBIDEM
A.- Transporte de Sedimentos de Fondo en Suspensión.-
Este tipo de transporte está formado por el material del fondo del cauce, que es
transportado por la corriente en suspensión, es decir, dentro del seno del líquido, arriba
de la capa de fondo.
El flujo, debido a su velocidad y turbulencia, levanta las partículas del lecho y las
mantiene en suspensión, aunque continuamente se produce un intercambio entre las
partículas que están en la capa de fondo y las que se transportan en suspensión
propiamente dicha.
El material de fondo es granular en la mayoría de los ríos, es decir, está formado por
partículas sueltas de arena, grava o boleos. Las fuerzas que tratan de mover esas
partículas son las de arrastre y sustentación que la corriente ejerce sobre ellas. Las
fuerzas que tratan de oponerse al movimiento son el peso propio de cada partícula y la
fricción que se desarrolla al descansar sobre las otras partículas, la que también es
función del peso. Al ser levantadas y puestas en suspensión, el peso de cada partícula
es la única fuerza actuante para que éstas retornen al fondo puesto que el empuje es
despreciable.
C.-Transporte en Suspensión.-
Está formado por la totalidad de las partículas que son transportadas en suspensión. Por
tanto, el transporte en suspensión es igual a la suma del “de fondo en suspensión “ más
el “de lavado”. Se designa con el subíndice S. Así, se cumple la relación:
Cuando se toma una muestra de agua en una corriente natural, siempre se obtiene la
concentración relacionada al transporte en suspensión porque en ella puede haber
material de lavado y partículas que proceden del fondo.
Una muestra que sólo tenga material de lavado se puede obtener en la zona de un río en
el que las velocidades sean muy bajas y el flujo no pueda levantar las partículas del
fondo. Una muestra que contenga únicamente material de fondo en suspensión se
obtiene en un canal de laboratorio con fondo arenoso y donde se use agua limpia. En la
naturaleza, este tipo de muestra se encuentra en algunos afluentes en la zona de
montaña. Pero también en los canales de comunicación que hay entre lagunas costeras
y el mar pues, al subir la marea y entrar el agua de mar, ésta lo suele hacer libre de
arcillas y limos.
Al tomar una muestra de agua-sedimento conviene separar el material que procede del
fondo y el material de lavado. La forma más práctica de hacerlo es pasar la muestra a
través de una malla 200 con una abertura de 0.074 mm. (valor cercano a 0.062 mm,
establecido como separación entre ambos materiales). Las partículas retenidas en la
malla corresponden al material del fondo, y las que pasan y quedan en la charola, al
material de lavado.
El transporte de fondo está formado por el material del fondo transportado por la
corriente, tanto dentro de la capa de fondo como en suspensión. Por tanto, el transporte
de fondo es igual a la suma del Arrastre en la Capa de Fondo más el Transporte de
Fondo en Suspensión. Se designa con el subíndice BT. Así, se cumple la relación:
5
IBIDEM
Arrastre en la capa de Fondo.-
De los resultados obtenidos consiguieron una ecuación general para evaluar el arrastre
en la capa de fondo. Ésta fue dada a conocer en 1948, e incluye los resultados de la
tercera serie de ensayos. La expresión general propuesta es7:
Ec. 2.1.3
6
GARCÍA FLORES, Manuel; MAZA ALVAREZ, José Antonio. op.cit. PP.65-67.
7
Q : Gasto/Caudal Total.
Qb: Gasto o descarga especifica, gasto o caudal que se asocio con el arrastre de sedimentos.
Ésta fue la primera fórmula dimensionalmente correcta dada por Meyer-Peter y Muller
y, por tanto, las constantes que en ella intervienen son adimensionales. Si en lugar de
expresar arrastre como peso sumergido se expresa como peso seco, se debe utilizar la
fórmula de
g´B= gB ((γS – γ)/γS)
Ec. 2.1.4.
O bien:
Ec. .2.1.5
Ec. .2.1.6
Cuando se trabaja en ríos o canales anchos en que B>=40d, se cumplen las ecuaciones
anteriores, en donde se obtiene que RB es aproximadamente igual al radio hidráulico de la
sección. Por lo tanto, se puede escribir:
Ec. .2.1.7
Esto se cumple para el párrafo anterior.
Al despejar el arrastre en la capa de fondo de la ecuación 2.1.5 y teniendo en cuenta la
ecuación 2.1.7, se obtiene:
Ec. .2.1.8
Al sustituir la ecuación de la cortante en la ecuación 2.1.8, esta última toma la siguiente forma:
Ec. 2.1.9
Las ecuaciones 2.1.8 y 2.1.9 expresan la forma explícita y práctica más usual de la
ecuación de Meyer-Peter y Muller. Si la cantidad de partículas transportadas en la capa
de fondo se desea expresar en m3/s, se debe tener en cuenta la ecuación del transporte
unitario. Con ello, el parámetro γS se elimina en las dos últimas ecuaciones.
A continuación presentamos un pequeño gráfico para que el lector se oriente más sobre
los métodos para cuantificar y los tipos de transporte:
Figura 2.18
8
GARCÍA FLORES, Manuel; MAZA ALVAREZ, José Antonio. op.cit. PP. 70
2.2.- SEDIMENTACIÓN DE EMBALSES 9.-
2.2.1.- INTRODUCCIÓN.-
Los embalses son infraestructuras que suponen una clara discontinuidad en el gradiente
longitudinal de procesos propios de los ríos. Junto con el agua, los embalses «regulan»
también los aportes de materiales en suspensión y los arrastres de sólidos transportados
por los ríos. El balance de esta regulación tiene como resultado una retención neta de
todos estos materiales en forma de sedimentos, dando lugar a la colmatación.
Uno de los principales problemas que a menudo afectan a los embalses, es su pérdida
de capacidad debido al depósito del sedimento en su interior. Independientemente de
que, parte del diseño de embalses es disponer de un volumen para almacenar dichos
azolves, muchas veces rebasado de forma rápida y con la consecuente pérdida de
volumen útil en el embalse. En otras presas, aunque el volumen reservado para los
azolves no haya sido sobre pasado, la velocidad con la que se pierde hace prever que el
embalse perderá capacidad de almacenamiento antes de lo previsto, con la consiguiente
disminución de disponibilidad de agua. En algunos casos extremos, como es el caso del
reservorio de Poechos, el embalse puede ser inutilizado parcial y totalmente.
Si además se considera que los costos para evitar la erosión de las cuencas son
elevados y con resultados a largo plazo, y que también lo son los costos de extracción
del material depositado, entonces se entenderá por qué en muchas ocasiones es mejor
construir un nuevo embalse en lugar de rehabilitar el azolvado. Esta rehabilitación no
siempre es posible, pues además de las altas inversiones económicas, cada vez son más
escasos los sitios donde es posible construir una nueva cortina.
9
GRACIA SÁNCHEZ, Jesús. Manual de Ingeniería de Ríos. Capítulo 18: Sedimentación de Embalses.
México: UNAM, 1986. pp. 1-5.
El sedimento más fino continuará hacia adentro del vaso como una corriente de
densidad para posteriormente, al detenerse, depositarse en el fondo del mismo.
Existen embalses en los que tal corriente no llega a formarse y se produce en el vaso, o
en gran parte del mismo, una turbidez generalizada que evolucionará según la dinámica
particular del almacenamiento.
El delta se moverá hacia adentro del embalse según las características de las avenidas y
la variación de los niveles en el vaso. En los grandes embalses, la importancia de la
formación del delta radica en el efecto que causa aguas arriba del rió, y por el volumen
que ocupa dentro del vaso puede llegar a ser tan acentuada como para poner en peligro
las instalaciones en la cortina.
Cuando la presa no es muy grande y sus extracciones o derrames son muy frecuentes,
es posible que el delta ocupe gran parte del vaso, y en tal caso el sedimento grueso sí
constituye la principal pérdida de capacidad, ya que gran parte del material fino es muy
probable que no sea retenido, pues continuará aguas abajo.
El material que se deposita en el fondo del embalse estará sujeto a una compactación al
transcurrir el tiempo. Este efecto se verá acentuado al cambiar sensiblemente los
niveles en el vaso, haciendo que se produzca un alternado secado y humedecimiento
del material sedimentado. Esto induce a dos problemas importantes: uno es el cambio
de volumen depositado a través del tiempo, que repercute en la cantidad de agua
almacenada. Y el otro es la dificultad de remover sedimento altamente compactado.
Las corrientes de densidad, aunque son un fenómeno que fácilmente se puede generar
en un laboratorio, sufren grandes dificultades para ser detectadas en campo. Por esta
razón no ha sido posible definir una clara relación entre los trabajos teóricos y el
fenómeno real. Esto es particularmente importante, porque el manejo de una corriente
de densidad permitiría, en algunos vasos, aliviar el problema de sedimentación. Y es
que, al conocer su comportamiento, tal vez podrían extraerse del embalse antes de que
el material que transportan se sedimentara.
Cuando la corriente de densidad no llega a formarse y solamente genera turbidez en el
embalse, lo que generalmente ocurre con concentraciones bajas de sedimento, el
problema principal no radica en la cantidad depositada, sino en la afectación de la
calidad del agua.
Dicho problema se vuelve fundamental desde el punto de vista ecológico, pues muchas
veces se producen alteraciones de la flora y la fauna del almacenamiento en cuestión. Y
esto altera la calidad del agua que, en condiciones, se emplea como potable para una
población.
Determinar la cantidad de material sólido que entra en un vaso es, sin duda, uno de los
aspectos más importantes en el estudio del problema de sedimentación de un embalse.
Pero también es la parte más difícil de evaluar, y donde se ha logrado menos avances.
El principal medio para evitar el problema de pérdida de capacidad de un embalse es
disminuir la erosión en las cuencas. Ésta, incluso, es la principal solución recomendada
por diferentes autores.
En el caso del material de lavado es más difícil la predicción, por lo cual se recomienda
aforo directo. Tal procedimiento consiste en aforar de manera regular el material sólido
que transporta una corriente durante cada año, al menos durante la época de avenidas.
La bibliografía disponible para realizar tales mediciones es extensa. Sin embargo, en la
práctica aun existen serias dificultades para hacer compatibles las mediciones de
campo con los criterios existentes para calcular la cantidad de sedimento transportado.
El material que viaja por el fondo es, en especial, difícil de medir, y generalmente hay
grandes discrepancias con los criterios de cálculo, como por ejemplo el de Meyer-Peter
o el de Einstein-Brown, entre otros.
Es necesario señalar que en muchos casos se considera que existe una relación fija
entre el transporte de fondo y el que viaja en suspensión. Sin embargo, esto algunas
veces puede ser muy variable debido a factores geológicos y climáticos. Hay que
recordar que, mientras el transporte de fondo y el que viaja en suspensión dependen de
las características hidráulicas de la corriente, existe otra gran parte de sedimento,
llamado de lavado, que viaja en suspensión con la corriente. Este sedimento puede ser
sensiblemente diferente y dependerá de las características erosivas de la lluvia.
Existe una clara tendencia en la práctica a determinar relaciones para cada caso
particular, entre el gasto y el transporte de sedimento. Esto ha sido satisfactorio en
algunos casos, pero en otros no.
Visto de otra manera, en los nuevos proyectos (embalses), donde las mediciones de
transporte de sedimento no son suficientes o bien no existen, el problema de
determinar el aporte de sedimento se vuelve difícil. Por esta razón se han desarrollado
diversos métodos para determinar, a partir de las características de la cuenca y del
régimen de lluvias, el posible aporte de sedimento. Lamentablemente, estos criterios no
han sido suficientemente desarrollados, y los errores que pueden cometerse en el
cálculo pueden llegar a ser muy grandes.
El criterio que hasta el momento parece ser el más prometedor es la Fórmula Universal
de Pérdida de Suelos (FUPS), propuesta por Wischmeier y Smith. Este criterio,
originalmente empleado para determinar el aporte de sedimento en pequeñas
extensiones de terreno, ha sido modificado para emplearse en cuencas.
2.3.- SEDIMENTACIÓN ACELERADA DE EMBALSES10.-
2.3.1.- INTRODUCCIÓN.-
Para el aprovechamiento de los cursos de agua se requiere, en muchos casos, de la
construcción de presas de embalse, como es el caso de la Región Piura. El objeto de
éstas es regular el caudal del río mediante la creación de un lago artificial que
proporciona un volumen de almacenamiento. Así, se obtiene el agua en la cantidad y
oportunidad requerida para su uso en un proyecto.
En general, los embalses creados al construirse una presa son de dos tipos: los ubicados
sobre el lecho del río y los laterales.
Cuando se construye una presa en el lecho de un río, ésta actúa como una trampa de
sedimentos. Una parte de los sólidos transportados por la corriente queda retenida en el
embalse, disminuyendo así el volumen de almacenamiento. Por esta razón se considera
en el diseño un volumen de embalse adicional al requerido, para satisfacer las
necesidades del proyecto y que así sirva para el depósito de los sólidos depositados en
el embalse.
Este volumen se llenará con el transcurso del tiempo. A este volumen adicional se le
conoce con el nombre de “volumen muerto”. Pero este término es equívoco. Podría
decirse, para mayor precisión, que es el volumen muerto por sedimentación, y no por
cota de derivación.
10
ROCHA F., Arturo. Sedimentación acelerada de Embalses. Lima: revista EL INGENIERO CIVIL. Julio-
agosto, 1983. pp. 10-17.
Cuando la reducción de su volumen útil alcanza un cierto valor crítico, característico de
cada proyecto, se ha llegado al fracaso económico. Es la existencia misma del proyecto
la que está en juego. Cada metro cúbico de sedimentos depositado fuera del lugar
previsto representa un metro cúbico menos de volumen de regulación y, en algunos
casos, varios metros cúbicos menos de volumen regulado.
Son varios los factores que intervienen en la determinación del Volumen Muerto, que
debe considerarse en un proyecto de embalse. Sin embargo, todos ellos giran en torno a
una idea principal: saber cuál es la cantidad de sedimentos que traerá el río en los años
futuros y calcular qué porcentaje de esa cantidad quedará retenido en el embalse. Todo
esto para un periodo dado. Como generalmente las cantidades de sólidos se expresan
en peso (a partir de concentraciones o de fórmulas de transporte), habrá que trasformar
el peso a volumen, lo cual no es nada fácil de determinar porque puede variar dentro de
grandes rangos.
11
ROCHA F., Arturo. op. cit. pp. 13
La diferencia entre el aporte y la evacuación de sólidos a lo largo de la vida asignada al
proyecto es lo que nos da el Volumen Muerto a considerarse en los cálculos. Éste
servirá, finalmente, como uno de los elementos para obtener la altura de la presa.
Hasta aquí el problema es bastante complejo. Se complica aun más cuando notamos
que no basta identificar el Volumen Muerto como un “volumen”, sino también como
un “lugar”. Debemos conocer el Volumen Muerto como un cierto número de metros
cúbicos, pero también hay que predecir el lugar del embalse donde se va a depositar ese
volumen.
Es decir, cuando el aporte sólido cubre una extensa gama de diámetros (desde arcillas
hasta piedras) y la presa da lugar a un volumen y consiguiente curva de remanso
importante, entonces las piedras, las gravas y una parte de las arenas gruesas
sedimentarán escalonadamente, aguas arriba en “la cola del embalse”.
Pero el material más fino, constituido por una parte de las arenas y por los limos y
arcillas, penetrará más en el embalse. Finalmente, la porción más fina puede no
sedimentar y seguir aguas abajo.
Es decir en un embalse dado, existe para, cada porción granulométrica y para cada
condición de operación una determinada eficiencia de retención que varia de 100% a
0%. Es por eso que es importantísimo saber la curva granulométrica del material que
ingresa al embalse y de sus propiedades físicas. El material sedimentado ocupa un
volumen y un lugar.
Para el cálculo del volumen muerto es muy importante la correcta estimación del
“peso especifico” de los sedimentos. Es decir, del volumen que corresponde a un peso
dado de sedimentos.
12
ROCHA F., Arturo. op. cit. pp. 16
Este peso específico del material sedimentado depende de varios factores como el
tiempo, composición granulométrica y régimen de operación del embalse. Su
determinación es bastante difícil y constituye una importante fuente de error para el
cálculo del volumen muerto. Veamos a modo ilustrativo dos casos extremos:
- Un embalse que esta vació mucho tiempo (sedimentos aireados), en el que estos
están constituidos por arena y grava. El peso especifico al cabo de 50
Años seria de 2080 Kg./m3.
Esto significa que un millón de toneladas de material sólido (obtenidas por cálculo o
medición), luego de depositar en una embalse pueden alcanzar al cabo de 50 años un
volumen de 1.56 millones de m3 o de 0.48 millones de m3.
El volumen útil es el que sirve para las necesidades del Proyecto. Hay grandes
aprovechamientos hidráulicos que se hacen sin obras de regulación, porque las
condiciones naturales lo permiten. Pero hay otros, como los que nos ocupan, en los que
es necesario “corregir a la naturaleza” para tener agua a voluntad a lo largo del año. Es
acá donde aparecen las presas, como elementos extraños, al río, insertados en él, que
provocan varias respuestas. Una de ellas es la colmatación del embalse creado y la
pérdida de su volumen útil.
13
ROCHA F., Arturo. op. cit. pp. 17
El error en la estimación del volumen para una altura dada puede ser muy importante.
Así por ejemplo, si en un embalse cuyo volumen total es de 200 mmc, y en el que el
volumen muerto se ha estimado en 100 mmc, se hubiera cometido un error del 10% en
el calculo del volumen total y si admitimos que el volumen muerto se llena en la
forma, cantidad y tiempo previsto (en lo que puede haber un error muchísimo mayor
que el 10%), entonces el volumen útil tendría una variación del 20% como puede
comprobarse fácilmente.
Estos cálculos simples nos hacen ver la necesidad de disponer de datos topográficos
muy precisos, desde las etapas iniciales de un estudio. No debemos caer en el error de
basar un proyecto en “curvas de altura-volumen” obtenidas a nivel de factibilidad, pues
esta expresión carece de sentido real. La calidad de la información topográfica esta
asociada a un error, y éste, a un costo o incertidumbre que debe evaluarse según la
importancia y las características del proyecto.
En los embalses en los que el Volumen muerto es pequeño con respecto al volumen
total de almacenamiento se puede ser menos exigente en su exactitud. Pero en los
embalses en los que el volumen muerto representa un porcentaje apreciable del total
se debe de poner mucho cuidado en su cálculo, y adoptar necesariamente, soluciones
flexibles. En estimaciones de cantidades de sólidos los errores del orden del 100%
están dentro del orden de magnitud que debemos de manejar. La curva A ilustra la
situación del embalse sin sedimentos.
Figura 2.514
14
ROCHA F., Arturo. op. cit. pp. 18
2.3.5.- Métodos para aumentar la vida del embalse15.-
15
IBIDEM