Está en la página 1de 5

LUGARES DE LA REVELACIÓN

Sabiduría 13, 1-9 :: fuego, viento, aire ligero, bóveda estrellada, el agua impetuosa
astros del cielo.
Las criaturas, naturaleza.

HECHOS 17, 22-28:: Sinagogas los que adoraban a Dios, en la predicación

Romanos 1, 19-20 :: lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se


manifiesta a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y divinidad.

Hebreos 1, 1-3 ::por medio de los profetas, por ultimo hablo Dios por medio de sus
hijo..universo.

DEI VERBUM::

la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos manifestó


Siguiendo las huellas de los Conci- lios Tridentino y Vaticano I
la doctrina genuina sobre la divina revelación y sobre su transmisión, para que
todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de salvación; creyendo, espere; y
esperando, amen

en su bondad y sabiduría
Cristo, Verbo encarnado
su gran amor,
palabras y hechos intrínseca- mente conexos entre sí
Dios, creando
El camino de la salvación sobre- natural
La esperanza de la salvación
los Patriarcas
Profetas
palabras y obras, señales y mila- gros, y, sobre todo, con su muerte y resurrección
gloriosa
La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva nunca pasará
Espíritu Santo
Al hablar de revelación de Dios, nos referimos sobre todo a la revelación histórica,
la que tiene lugar en un tiempo y en un espacio determinados, en los que Dios se
convierte en actor de palabras y hechos salvadores.
la revelación histórica no es la única manifestación de Dios a los hombres.
Todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1Tim 2,4),
implica que una cierta forma de conocimiento y de relación con Dios debe ser
accesible a todo hombre.
naturaleza, historia, escatología– forman una uni- dad, en cuanto son como etapas
diversas de un mismo designio revelador y salvador que tiende a su culminación.
La revelación que Dios ofrece al hombre existe ya desde los primeros pa- dres, es
decir, desde el comienzo del hombre,
Entre creación y revelación no hay, por consiguiente, una separación radical.
La creación al recordar que la creación tiene lugar mediante el Logos. «Al crear y
conservar todo por el Verbo
Revelación y creación no son realidades plenamente separadas, tampoco, sin
embargo, se confunden.
La idea de la duali- dad de los órdenes con la idea de la unidad de la acción divina
regida por la palabra, y se produce un engarce dialéctico de los dos planos
enunciativos»
Rom 1,19-21 firma la cognoscibilidad del Dios invisible a partir de la creación
visible. A ese mismo texto acude la constitución Dogmática «Dei Filius» del
Vaticano I, cuando enseña que «Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser
conoci- do con certeza a través de la luz natural de la razón humana, partiendo de
las cosas creadas»

La obra divina de la creación no es sólo un acto único puesto al comienzo y que


dio existencia al mundo para que éste ejerciera su propia activi- dad, sino que es
un obrar constante en el que se fundamenta de manera incesante y permanente
to- do lo creado en su existencia y actividad
A la luz del Nuevo Testamento, la revelación de la creación no es una realidad
cerrada y consis- tente en si misma, sino que está orientada hacia la revelación de
Jesucristo y referida a ella
el Mediador de la creación y de la reconciliación y meta de toda la creación: Él es
la «palabra» por medio de la cual fueron hechas todas las cosas, la luz verdadera
que ilumina a todo hombre (Jn 1,3.9); en Él fueron creadas todas las cosas, es
antes que toda la creación y todas las cosas tienen en Él su consistencia
Dios, a Él quiso constituir, en la plenitud de los tiempos, como cabeza de todo lo
que hay en el cielo y en la tierra. Todo ello significa que la automanifestación de
Dios en la creación tiende a integrarse en la revelación de Cristo.

El Vaticano I distingue entre el conocimiento de Dios por vía natural, y la


revelación de Dios por vía sobrenatural, lo cual parece establecer una diferencia
entre la naturaleza de ambas. Pero por otro lado, designa a la revelación
sobrenatural como «alia via», otra vía, dando a entender un cierto paralelismo
entre la revelación y la manifestación en la naturaleza.

Debido a su desconfianza en las posibilidades de la razón, los fideístas sólo


admitían, como único medio de conocer a Dios, una enseñanza positiva recibida
por revela- ción y transmitida por tradición

El racionalismo, en forma de criticismo kantiano o de positivismo, afirma que la


razón humana es incapaz de llegar a un conocimiento cierto de Dios.

El conocimiento natural de Dios no es, sin embargo, exclusivamente racional. La


búsqueda de Dios por el hombre «exige del hombre todo el esfuer- zo de su
inteligencia, la rectitud de su voluntad, «un corazón recto» y también el
testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios» (Catecismo, 30

La «revelación» natural, o revelación de la creación, precede lógicamente a la


revelación sobre- natural. Esto significa que le corresponde una fun- ción de
presupuesto

El conocimiento natural, que nunca es una pura posición humana, llega a un


Dios perso- nal, libre y trascendente al hombre. Por la revela- ción, Dios se
muestra como Dios-amor, y a partir de Cristo, se entiende de modo preciso cómo
se han de entender teológicamente los atributos del Dios de la razón.

A partir de la relación entre la creación y Cristo, no hay motivo para mantener una
oposición radical entre conocimiento natural y sobrenatural de Dios, con la
consiguiente anulación de la teología natural. Lutero, por ejemplo, oponía, como
ya se ha visto8, la theologia crucis y la theologia gloriae. La primera contendría la
auténtica revelación de Dios que tiene lugar en la Cruz de Cristo. La segunda, en
cambio, sería la teología de los filósofos, según la cual Dios sólo se expresa en lo
perfecto: infinitud, impasibilidad, etc.

REVELACION HISTORICA

A diferencia de la revelación de la creación, la revelación que consiste en la


automanifestación de Dios se caracteriza por tener lugar en la historia, de forma
que la historia resulta ser la condición básica de la que llamamos revelación
sobrenatural

la revelación de Dios en la historia es un acontecimiento localizado en el tiempo y


en el espacio, en un contexto cultural y lingüístico de- terminados (in illo
tempore). Dios se hace presente en la historia humana por su acción y su palabra,
en un momento concreto.
La historia es el «medio» de la revelación, la cual se presenta como tal revelación
en la historia y como historia. Al mismo tiempo, la revelación no se confunde con
la historia, sino que man- tiene una reserva respecto a ella.

La historia de la revelación es una economía, una disposición, un designio de la


sabiduría divina. Se dirige a un fin: es una teleología»

REVELACIÓN ESCATOLÓGICA
La dimensión escatológica de la fe y de la salvación que lleva a reconocer la
realidad de la salvaLción, pero no su plena realización en al historia («ya»... pero
«todavía no») desaparecerá cuando la historia y el hombre lleguen a la
escatología misma.

La salvación definitiva de Dios se realizará al final, y esa salvación escatológica


comprenderá también la revelación escatológica, es decir, la manifestación plena
de las realidades que percibimos por la fe, no ya a través de palabras o signos,
sino en sí mismas, como tales realidades
El conocimiento «cara a cara» al final de los tiempos será directo, intuitivo,
inmediato, claro.

La Sagrada Escritura describe el conocimiento a que da lugar la revelación


escatológica como visión (1Jn 3,3) y como conocimiento perfecto, que no es ya
simple gnosis, sino «epignosis»
La revelación escatológica será una «revelación de Jesucristo», una «revelación
de su gloria»

4. UNIDAD DE LA REVELACIÓN
Una vez presentados los tres momentos de la re- velación de Dios a los hombres –
en la creación, en la historia, en la gloria– se puede establecer la rela- ción que
hay entre ello
unidad está implicada en cier- ta manera a través del progreso entre las tres eta-
pas de la revelación.
a revelación en la historia exige, como ya se ha visto, la revelación en la creación,
y es a su vez el comienzo de la que tendrá su plenitud en la escatología.

La revelación en la naturaleza es una revelación mediata, es decir, tiene lugar de


modo distinto a la palabra y al testimonio que se dirigen de una per- sona a otra
A pesar de todo, la revelación natural y la histó- rica no deben ser pensadas como
realidades yuxta- puestas, porque entre ellas hay un relación muy ín- tima
No puede ser considerada, sin embar- go, como un término medio, porque
pertenece, como la visión en la gloria, al orden de la gracia.

5. LUZ DEL CONOCIMIENTO DE LA REVELACIÓN

la revelación natural es recibida por la luz de la inteligencia, y, a través de las


cosas creadas, se ac- cede con ella a Dios como causa. Esto exige en el hombre
una actitud de adoración.
La revelación por la palabra profética y apostólica en la historia, transmitida por la
Iglesia, es recibida con la luz de la fe. Por medio de las palabras y acontecimientos
reveladores se accede al misterio de Dios, lo cual conlleva una actitud de piedad
filial. La revelación escatológica, finalmente, es captada con la luz de la gloria, la
cual permite la visión del misterio de Dios.

También podría gustarte