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Psicothema, 1996. Vol 8, Supt, pp. 927-951 ISSN 0214-9915 CODEN PSOTEG UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LA PSICOLOGIA’ Mariano Yela 1. Lis Viveisidad Ue la Poivulogio. La psicologia parece hoy, @ primera vista, un Conjunto diverso y dispar de cono- cimientos te6ricos y de procedimientos pricticos. 2Es una ciencia? En qué sentido oes? Y, si lo es, ges una? ,O més bien la palabra designa ciencias distintas y modos de conocer diferentes? ;En qué consiste la diversidad patente de la psicologia actual? Hay algtin fundamento para defender, den- ‘ro de esa diversidad, la unidad basica de 1a ciencia psicol6gica? ‘Son éstas cuestiones vivas v disputadas, vivamente. Todo psicdlogo que aspire a entender lo que hace tiene que enfrentarse con clles. Mi parccor ha sido onpuosto on varios trabajos". A mi juicio, hoy la psicolo- ‘fa es, de hecho, diversa y dispar. Existen, sin embargo, razones, creo que surictentes, para intentar y tal vez. conseguir la elabora- ‘cin de una ciencia psicol6zica capaz de ir superando las disparidades y de coordinar en una unidad bésica la inevitable y conveniente iversided de enfoquce, tbonioas y peropecti vas. Trataré de mostrarios en las péginas que siguen. 1.1. La situaciéa actual La psicologia es hoy una ciencia pleté- rica, frustrante y desunida. 8, desde uego y en primer lugar, pletdrica. Los psicslogos ¥ las investigaciones y précticas psicolégicas crecen sin cesar y aceleradamente, Garvey y Griffith (1971) comprueban que el nimero de pric6logos se duplica cada diez 0 doce afios. La American Psychologi- cal Association empez6 en 1892 con 26 miembros; en 1974 llegaban a 40.000 (Lite, 1975; McKinney, 1976). La Sociedad Espa- fiola de Psicologia se inicié en 1952 con 12 fundadores; ahora cuenta con unos 1.500 afiliados. En 1970, 36 asociaciones naciona- loo portensoian a la Unién Internacional de Psicologia Cientifica, con un total de 50.000 ‘miembros; en 1980 habia ya 44, que reunfan ‘8 mas de’100.000 psicdlogos (Rosenzwetg, 1982), En realidad, el mimero de psicélogos es atin mayor. Por ejemplo, en Espaia la Asociacién cuenta con unos 1.500, pero existen més de 30,000 psiedlogos titulados. Posenaweig calcula que hay mée Ao 300 psicblogos por millén de habitantes en Bn J. Mayor y JL Piillos (Eds 1991), Tratado de Psicologla General. Historia, toria y método (pp 7-90), Magna: Aihara Peicoinama, 1998, 327 MAPIANO YELA los paises desarrollados. Si esta tasa y aquel crecimiento se extienden a todos los pafses, y si nos permitimos jugar con extrapolacio- nes, puede preverse, como hace medio en serio Le Ny (1089), que an el afi 2000 hhabré 4.000 millones de psicélogos y 2.000 millones de consumidores de psicologia, Si cel ntmo sigue, no mucho mas tarde existiran is psicélogos que habitantes en nuestro equefto planeta azul ‘Una proliferacién semejante se da en las publicaciones. La informacién psivolégica se dupliva vada yun v veinte alos (Garvey y Griffith, 1971). En 1969 conté 16.000 entradas en los Psychological Abstracts (Yela, 1971); en 1973 habian ascendido a 24,000 (Montserrat-Esteve, Porta y Vallejo, 1974); ahora hay méo de 30.000. Parecidas tendencias se observan en el crecimiento de revistas, congresos y aplicaciones. En 1946, Carl Seashore, el célebre psicblogo de la misica, me decia en su casa fe Towa «Cuanda yo era estudiante. haba un solo curso de psicologfa, ahora hay cien- tos; en el futuro habré tantos como activida- (es humanas.» ¥ ast va sucediendy. La psicologfa es, sin duda, plet6rica. ‘Mis atin, en algunos de sus campos, como en el psicogenético y en el neuropsicol6gi- co, figura en la vanguardia de la investiga- i6n cientifica La psicologia es también frustrante Suele acontecer, aunque no siempre, que, cuanto més precisa ¢s una investigacién, tanto més limitados y triviales son sus resultados, y a ta inverea, portante es el asunto, més dudosa y polémi- ‘ca es la teorfa, a técnica o la interpretacién de tos resultados. Conocemos muy bien 1a tasa de respuestas de la rata en la caja de Skinner. Sin embargo. «en el estudio de ‘rocesos mentales superiores [..] Ios resul- tados han sido poco més que una larga Iiiswwiia de Wutas, fusotiaviouce y gencrali- zaciones triviales» (Deese, 1969), y «la cewante ene ime 328 primera ley de Fodor (..] viene a decir: cuanto més global [..] es un proceso cogni- tivo |... tanto menos 1o entiende nadie» (Fodor, 1983, p. 107). Finalmente, la mayor frustracién pro- viene de que la psicologia se muestra como tuna ciencia dividida en una multiplicidad de areas y enfoques Invuneays y, 10 que o> peor, en una diversidad dispar de escuelas que discrepan o se oponen en sus modos de concebir el objeto de su ciencia, el tipo de cuestiones que formulan, los fenémenos a uc aticnden y las manerao do intorvenir on el estudio y solucién de los problemas préc- ticos. ‘La fragmentacién desordenada de la psicologia es reconocida universalmente. La lista, de referencias ceria interminahle? Hay que afiadir, ademés, que la desunién interna de la psicologia no es nueva, Empez6 pron- to. Yaen 1874, el mismo afio en que apare- ci6 Ia edicién completa de Ia Psicologia Jisiolégica. de Wundt, Brentano declaraba ‘en el prefacio de su obra Psicologia desde ‘el punto de vista, empirico que su propésito cera esustituit Tas pofutogtas por ua price logla» (Brentano, 1944). El sistema de Wundt, el primer intento deliberado de construir una psicologia cientifica, contiene ya las tensiones internas ‘que van a provocar y ahondar la fragmenta- cin, Por su objeto, la psicologia es, predo- ‘minantemente, una ciencia cultural (una Geisteswissenschafi) que trata de la con- ciencia y la experiencia inmediata (unmittel- bare Erfahring). Pox en métodn es, 2 In ‘vez, una ciencia natural (una Naturwissens- ‘chafi), es decir, una ciencia experimental de las observaciones introspectivas sobre fend- ‘menos relativamente simples, como la sensacién. la percencién y los afectos ele- mentales, y una Geisteswissenschaft, es decir, una ciencia cultural que estudia los Feuoucuws y lus prorcove aupstiows a través del examen de Ios productos cultura- Peicotema, 1996 UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LA PSICOLOGIA les de los pueblos (Vélkerpsychologie) (Wundt, 1921; Fritsche, 1979). INulpe y Thichener inemuaron eaxteudes cl método de Ia ciencia natural a todos los. fenémenos conscientes, mientras Dilthey negaba la posibilidad de que con tal método pudiera comprenderse ninguno. La polémica cule EUbinghaus y Dilthey acerca dol cardcter natural o cultural de la psicologia, ‘nunca del todo resuelta, fue inmediatamente seguida por la fragmentacién de los dos puntos de vista Fronts al estudio de lor contonidar de Ia conciencia, la indagacién de sus funcio- res, por las diversas corrientes funcionalis- tas. Frente al atomismo asociacionista, 1a psicologia de la forma. Frente a la conside- racién de los fonémenne mentales coma ‘elementos causales en la conciencia, los cenfoques fenomenolégicos que los interpre- tan como intencionalmente dados a 1a con- ciencia, Frente al carécter explicativo de la reiontogia cama ciencia natural. su cardeter ‘comprensivo —verstehende—como ciencia del sentido de las vivencias humanas. Fren- te a ia introspeccton y el menuatlsmv, Is intentos de objetividad de la reflexologla rasa y el conductismo americano. Frente al interés exclusive por la conciencia, Ia bisqueda psicoanalitica de las rafces in- cconscientes del psiquisine. ‘Wundt, Titchener, James, Werthei- ‘mer, Husserl, Dilthey, Pavlov, Watson, Freud... psicologtas, no psicologta. Psico- logias de 1925, Psicologias de 1930 (Mur- chison, 1928, 1930), Sicte psicologias (Heidbreder, 1933)..., ada una con preten- siones de exclusividad y todas intemamen- te divididas, No sélo se han distinguido hasta 140 escuelas psicoterapéuticas (Marshall, 1980); una fragmentacién simi- lar presentan los enfoques presuntamente més cobjetivos». Hay conductismos teoré- ticos y los hay radicalmente empiricos, y cada uno se diversifica en orientaciones Psteotrema, 1996 fisicalistas, operacionales, mediacionales y ccognitivas (Mackenzie, 1977; Yela, 1980). Tur ou lado, las méltiples corrienteo do la Hamada psicologia cognitiva précticamente han renunciado a buscar una teorfa unitaria yy se disgregan en una multitud desazonan- te de microteorias (Mayor, 1980). La ericic de Ia pricologla Rent 1927; Bilhler, 1929; Westland, 1978; Leahey, 1979) parece permanente. Siempre se ha intentado superaria. Nunea se na conseguido. Watson (1913) ofrecié su con- ‘coma Ia sola cana7 de colocar a la psicologfa 0 , es cierto proceso fisico y orgénico como «el hervor de ta sangre en tomo al corazdm —zésis tot peri kardian haimatos—. Mas, de nuevo, e80 no es propiamente Ia ira real, es su componente fisico, su hye. La ira es ‘ese proceso fisico en tanto significa deseo de venganza algo similar; ¢3, al mismo ticm- po, légos y kyle, légos énylos: proceso fisicofisiolégico subjetivamente significativo. Eso es lo que, en cada caso, sea cual fuere su iltima interpretacién, estudia el peie6logo. He, después de todo, «lo que hace cl hombre entero en la entera situacién», como decfa Watson. Es lo que repite Gilgen ‘cuando habia de una physiobenavioral cogn- tive psychology (1970, p. 5) y, casi literal- mente. lo que escribe Komilov: «La conduc- ta de una persona... representa la unidad de forma y contenido de elementos cualitativos Yy cuuialvos y de signitcados blotdgicos y sociales» (1930, p. 269; subrayados mios). 3. Hacia una ciencia psicol6gica unificada No ereo que oe eneuentron dificultades insuperables para aceptar la nocién de con- ducta que he esbozado. Mas dificil serd el acuerdo sobre el término ciencia. 42 ‘Como mace tlempo senalo Bills (1938), no existe ningin decélogo mosaico que dicte lo aue es ciencia v lo que no To es. Ove cada cual estudie, pues, con rigor y sin impos nes autortarias, lo que estime pertinente Que cada uno explore a su manera los hete~ rogéneos psychological fields (Koch, 1974), Y aporte a su estudio sus esfuerzos creativos y libres (Feyerabend, 1970, 1981). Entre todos, tal vez. vayamos comprendiendo al hombre. Bel et bien. Pero, sin necesidad de someterse a paradigmas impuestos ni de coartar Ia creatividad indagadora, parece razonable reconocer el peso de las pruebas acumuladas en la historia del pensamiento y la ciencia, No cerremos los ojos a la historia Las reflexiones del positivismo I6gico, aunque exclusivanmente dirigidas a esclarecer Ja naturaleza abstracta de las ciencias natura- les en estado avanzado, como Ia fisica, arrojaron no poca luz sobre la epistemologia del método cientifico. El desarrollo posterior de la epistemologia, la historia y la sociolo ‘gia de la ciencia, ha puesto de manifiesto tanto la parcial validez del punto de vista neopositivista, especialmente en el llamado contexto de la verificacién, como sus insufi- Fiencine, nepacialmente on al conterta del descubrimiento, El positivismo I6gico es insuficiente Inciuso en el analisis de ta vertticacion, ‘como Popper demostré (1959, 1963, 1972). Las proposiciones universales referidas a hhechos empiticos, como «los A son B», no pueden ser del todo verificadas. Siempre Aine Ia pusililidad de yur ut uucry oul las refute. No es permisible aceptarlas como definitivamente establecidas, sino como, en principios refutables. Las’ proposiciones existenciales 0 particulares, como «algiin A ee Bs, no pueden cer del todo refutadee. Siempre cabe la posibilidad de que un nuevo ‘caso las verifique. UNIDAD Y DVERSIDAD DE LA PSICOLOGIA TEs preciso aftadir que incluso ta rofuta bilidad de las proposiciones universales no es rigurosamente equivoca. Cuando una hipéte- sis resulta refutada, queda siempre la posibi- lidad de, 0 bien modificarla ad hoc pare harerla eancardar can toe secnltadae. a hien atribuir los datos negativos a las condiciones ficticas o instrumentales de la observacién. {Cuando deden considerarse tas modificacto- nes ad hoc como enriquecimiento de la teoria y cudndo como autoengaiios artificio- sos? Cudndo y cémo podemos considerar definitivamente adecuadas las condiciones en que Ia obscrvacién oe scoliza? No hay, a mi entender, en el método cientifico, ni reglas légicas suficientes para solventar estas cues- tiones, ni hechos objetivos que absolutamen- te las resuelvan. ion, poo si la ciancia ne ee reduce a reglas légicas y hechos objetivos incontami- nados por Ia teorias gdependeré tan sélo de as decisiones subjetivas det tnvestigador 0 de paradigmas © modelos adoptedos por la comunidad cientifica por motivos en gran parte psicosociales? (Koch, 1981; Kuhn, 1962). ‘Creo, come Kendler (1981), que hay un tertium quid. Ni pura I6gica y objetividad, ni decisiones puramente convencionales. Més bien, desarrollo histérico autocritico y auto- correctivo del conocimitento dentro del con- texta da ta Magica y da Ine hecho Ta ciencia es algo mas que ldgica y hechos, pero la légica y los hechos constituyen su micleo Tundamental (Carpiniero, 1973, 1976; Kendler, 1981; Kuhn, 1970, 1977; Pelecha- 1no, 1980; Pinillos, 1975, 1980, 1983; Popper, 1959, 1963, 1972; Seoane, 1980; Staats, 1983a; Suppe, 1977; Toulmin, 1972; Yela, 1963, 19748, 1980; Zubiri, 1983, 1986). El pensamiento creador del psicSlogo, que acontece siempre en unas determinadas condiciones sociales © histéricas, elabora cesbozos libres, formula cuestiones y pre- guntas, dirign « aheervacién hacia ciertas Pstcotnoma, 1996, segularidadso, solocciona aopoctoa que dee cribe y cuyo significado capta 0 conjetura, ‘dea explicaciones hipotéticas y construye teorias. La légica es la herramienta mas poderosa para coordinar, sin contradicciones 6 inconsistencins, Tas euestiones. las des- cripciones, las hipétesis y las teorfas. Los sistemas te6ricos coherentes tienen implica Clones logicas y coneaioues de sentido que conducen al investigador a buscar ciertos hechos y sucesos en ciertas condiciones. Estos hechos, sucesos y condiciones no son independientes de la teoria. Si no fuera por ‘no co buscarfan. Pero esto no quiere decir que los hechos y sucesos carezcan de importancia para Ia ciencia. Son, por el ccontrario, lo que la ciencia busca y el tun- damento més firme en que se apoya. Unas veces los halla y otras no. Desde luego. los hechos y sucesos no estén ahf hablando en vor. alta para que los escuchemos. Sélo Inablan Cuandy se les pregunta y sus Late taciones dependen de las preguntas que les hacemos. Pero, finalmente, responden a ellas con un sf, un no o un quizds, tal vez siempre, como dije, provisionales. La cien- cia ee un método de indagacién intermina ble. Pero es también una empresa autoco- rrectiva. Es Ja historia 1a que nos aconseja euéndo, por la acumulacién de hechos y sucesns ahservadas. confirmados y esclare- cidos, es pertinente mantener y acrecentar este 0 aquel sistemas de leyes empiricas y wwurlas, y cudindu, por ta avunulavicn de fallas, ambigedades y contradicciones, no lo es. Los resultados hist6ricamente reitera- dos y fecundos proceden no s6lo de su valor pragmético, sino también de la inte- raociGa entre of pencamiento y la intuicién inventivos, la coherencia l6gica, los hechos observables y los sucesos descriptibles. Este modo de proceder, que se apoya finalmente cen la comprobacién empirica 0 estrictamen- te experimental. hace posible. aunque no 343 MARIANO YELA necesariamente seguro, el progreso auto- rectivo de la ciencia, mediante Io que tecientemente viene Hlaméndove programas de indagacion (Lakatos, 1970; Kendler, 1981), desarrollo de disciplinas, dominios y campos (Toulmin, 1972; Shapere, 1977; Darden, 1976) y competicién de paradig- mas conmensurabler (Kuhn, 1070, 1977) Resulta, sin embargo, desgraciadamen- te cierto que, aun admitiendo todo to dicho, la psicologia sigue siendo tna ciencia atvt- dida y dispar. Incluso permanecen vivas las polémicas acerca de si es una ciencia s6lo incoada y preparadigmdtica (Briskman, 1972; Mackenzie, 1977; Staats, 19832: Staats y Naiwws, 1905, Warren, 1971; Wat son, R.L., 1967), multiparadigmdtica (Buss, 1979; Caparrés, 1978, 1979, 1980; Master- man, 1970; Scriven, 1969), 0 en ella se suceden diversos paradigmas (Palermo, 1071; Weimer y Palermo, 1973) GEs posible su futura unificacién? Yo creo que sf, aunque no estoy seguro de que se logre. Para avanzar nacta elta pienso que es imprescindible distinguir claramente entre Io que llamamos ciencia y lo que no oes. La cuestién estd lejos de ser clara. Yo considero que la metodologia de la ciencia poivuldgiva vomsiste en un programa de investigacién que, a través de procedimien- tos miltiples, comprensivos de significado y explicativos de hechos, recibe su sancién ‘iltima en Ia comprobacién empitica y la experimentacién. Confio, de entre tal tipo de programas iré predomi- nando el que resulte hist6ricamente més abarcador, tecundo y autocorrectivo. Esta metodologia no tiene por qué suponerse incompatible con otros modos de estudiar al hombre y de explorar Ia realidad y la histo- ria, Quizés existen cuestiones insoslayables aulne of seatido dltimo de la conducta y de Ia autorrealizacién solidaria del hombre con los otros. Yo creo que existen. No acierto a ver, sin embargo, cémo cuestiones de esta ssimioma, an qe on {indole pueden abordarse con la metodologta {que aqut he llamado cientifica. No pidamos «In ciendia lo que Ta ciencia no puede dar No confundamos lo que en el curso de la historia se ha venido a lamar ciencia con otros. posibles modos de conocer. Si 10 confundimos, sélo obtendremos confusién. Hay que reconocer. asimismo. ave la unificacién de Ia psicologfa tiene un cierto cardcter utépico. La unidad de la psicologia © ut6piva cu ol semtidy Je que no puede lograrse por un fiat externo, ya sea éste una filosofia politicamente impuesta 0 un para- digma convencional adoptado por la comu- nidad cientifica (Kendler, 1981; Koch, 1974; Zaazo, 1082). Sélo ci lor esfuerzos de la investigacién libre convergen hacia ‘una misma concepcién del objeto y método psicologicos se podra inventar y descubrir esa unidad 0 acercarse, tal vez asintotica- mente. a ella En todo caso, serfa una unidad en la dliversidad. Diversidad de datos de observa- ‘iG eatcita y eapesicuvia privadas diversi dad de niveles, de campos, de contextos; diversidad de enfoques, perspectivas y ‘€cnicas. Pero diversidad que puede avanzar hacia la coordinacién y complementacién interna ci hay unidad bdsion de objeto (tal vez la conducta como accin fisica signifi- cativa) y una bésica unidad de método (tal ‘vez el sometimiento ultimo a la comproba- cin empirica y experimental en la conducta observable. cualesauiera aue sean los proce- dimientos utilizados en los pasos iniciales ¢ intermedios). Flnalurente, wy hay que ulvidas que la actividad cientfica acontece en un contexto social. El que ahora existe en el campo psicol6gico favorece més bien la desunién, como minuciosamente ha demostrado Staats (19236). A loe pricslogos nor urge Ia tazea de idear estrategias que favorezcan la uni- dad en el modo de elaborar coordinadamen- te teorias, de someter a prueba hipotesis UNIDAD Y DVERSIDAD DE LA PSICOLOGIA diversas en puntos conflictivos, de organizar la publicacién de resultados sin exclusivis- mos de escuela y de organtzar coherente- mente el trabajo profesional. Porque si la unidad es posible. merece la pena trabajar por ella (Staats, 19833; Staats y Naitoh, 1985; Richelle, 1982). Por supucsw, la warepriGn ayut cole zada de la conducta y de la ciencia que la cestudia deja al aire muchas cuestiones y requiere, sin duda, desarrollos més porme- norizados. Muestra, sin embargo, @ mi ver, que la unidad de la ciencia psicolégica es posible. Si sabremos alcanzaria y cémo y cuando, el futuro lo diré: ai posteri ardua sentenca, Referencias ‘Anmin, B Bong, E.G. y Watson, KA (1908). Important psychologists: 16001967, Journal History of Behavioral Sciences, 4, 303-315, Association de Psychologie Scientifique de Lan- ‘gue Francaise (1968). Le comportement Paris: Presses Universities de France. Bentley, M, (1927). The major categories of psychology. Psychological Review, 33, Bertlanffy, L. von (1970). General systems theory and psychology, en JR. Royce (ed.) Toward unification in peychology (P- 219-223). Toronto: Univesity of Toronto Press. Dill, 8.0. 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