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HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS

Unidad 4: Surgimiento y Desarrollo de la Economía Política Marxista

OBJETIVOS

Objetivos conceptuales
Comprender la necesidad histórica de la Economía Política pequeño burguesa.
Objetivos procedimentales
Reconocer las diferencias entre el socialismo utópico y el marxismo.
Objetivos actitudinales
Valorar la importancia de los aportes del marxismo a la teoría económica.

CONTENIDO

1.1. La necesidad histórica de la Economía Política Pequeño Burguesa


1.2. Principales concepciones de los socialistas utópicos
1.2.1.1. Concepciones de Simón de Sismondi
1.2.1.2. Concepciones de Prudhon sobre el socialismo
1.2.1.3. Aportes y limitaciones de R. Owen, C. Fourier
1.3. Economía Política Marxista.
1.3.1. Condiciones objetivas y subjetivas del surgimiento de la Economía Política Marxista
1.3.1.1. La revolución de Marx y Engel en la Economía Política
1.4. Evolución de la filosofía de Hegel a Marx

La economía política pequeño burguesa


La economía política pequeño burguesa surge en Francia, con la Revolución burguesa de 1789 y
el viraje industrial francés. Dentro de los aspectos importantes en su análisis está que los
pequeños productores, propietarios, también plantearon una teoría económica que alcanzó el
grado de doctrina en la Francia revolucionaria.

La necesidad histórica de la economía política pequeño burguesa


El sistema capitalista de producción posee dos clases fundamentales: la capitalista y la clase
obrera. Pero a la par de éstas existe una capa social, la pequeña burguesía, que por su dualidad
económica oscila entre las primeras.

La economía política pequeño burguesa, como doctrina económica se desarrolla de forma


independiente en el modo de producción capitalista. Aparece en Europa Occidental a partir de
la revolución burguesa en Francia (1789) y la Revolución industrial en Inglaterra, que se
extiende a los demás países capitalistas, incluyendo a Francia.

Para la segunda mitad del siglo XVIII en la agricultura francesa se manifiesta la acumulación de
capital, que tomó la forma de capital usurero. Este exprimió al campesino por medio del alto
costo del alquiler de la tierra.

Con la revolución de 1789 - 1794, caen los cimientos del feudalismo y se intensifica el desarrollo
de la agricultura francesa. Las haciendas aristocráticas supervivientes iban convirtiéndose en
granjas capitalistas, y el antiguo arrendamiento feudal adquirió carácter capitalista. Se
intensificó el proceso de diferenciación económica de los campesinos: ricos, y más pobres, que
terminaban transformándose en obrero agrícola. Se hizo sentir la carencia de tierras para los
campesinos.

El desarrollo del capitalismo en el campo dio lugar a un incremento de la producción agrícola:


de 1815 a 1852 la superficie de cultivos aumentó de 23 a 26 millones de hectáreas: se
emplearon 100,733 trilladoras, 10,853 sembradoras mecánicas, 8,907 segadoras, etc. También
se expresó en el crecimiento de la ganadería, etc.

La revolución industrial en Francia se inicia en 1815, con la implementación del desarrollo de la


industria pesada, el desarrollo de las comunicaciones con el ferrocarril, la extracción de carbón,
entre otras, el país pasa a ser agroindustrial.

La concentración y centralización capitalista significa la ruina de pequeños y medianos


productores, y en Francia motivó el surgimiento de las ideas y concepciones que reflejan sus
intereses.

La revolución industrial en Inglaterra representó la creación de la base técnico material de


capitalismo, y con ello, la subordinación del trabajo al capital dejó de ser una subordinación
formal para convertirse en real. En estas condiciones se hizo imposible para el obrero pasar a
pequeño productor, estableciéndose un límite entre la clase obrera y la pequeña burguesía.

La economía política burguesa surge bajo estas condiciones y, sus fundadores fueron el
economista suizo Simón de Sismondi y Proudhon. Estos desplegaron la crítica del régimen
capitalista y de las concepciones de la economía clásica burguesa después de la aparición de la
obra de Smith "Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones", y de
David Ricardo "Principios de la economía política y de la tributación". Esta crítica contribuyó a
la decadencia de la escuela clásica, involuntariamente ayudó a la "formación" de la economía
política vulgar, surgida como consecuencia de la agudización de la lucha de clases entre el
proletariado y la burguesía.

El surgimiento de la doctrina pequeño burguesa se explica por la dualidad de su situación


económica: como poseedores de medios de producción, como pequeños propietarios, luchan
en contra del desarrollo capitalista porque esto significa su ruina. Y como a la vez son
trabajadores, poseen intereses comunes con los obreros asalariados en la lucha contra los
explotadores.

De ahí que se solidarizan con los obreros y les proponen la solución de sus problemas dentro
del marco capitalista (defendiendo la propiedad privada). En ese momento histórico la clase
obrera estaba sujeta a tomar cualquier teoría que defendiera sus intereses.

1. Simón de Sismondi: la reducción del mercado interno como obstáculo al desarrollo del
capitalismo.

Leonardo Simón de Sismondi (1773 - 1842): nació en Ginebra, Suiza Francesa. Vivió varios años
en Inglaterra donde pudo advertir las transformaciones sociales engendradas por la gran
industria. Hijo de un pastor protestante. Relacionado a la aristocracia terrateniente, más tarde
lo llevó a defender el viejo régimen feudal y ser enemigo de la revolución. Su obra principal
"Nuevos principios de economía política" (1819) es una crítica vehemente al capitalismo inglés
y del liberalismo. Al respecto dice:

“Una sola nación contempla sin cesar el contraste de su riqueza aparente con la espantosa
miseria de la décima parte de la población, reducida a vivir de la caridad pública. Pero esta
nación, tan digna, en algunos aspectos, de ser imitada, tan esplendida, incluso en sus faltas, ha
seducido por su ejemplo a todos los hombres de Estado del continente. Y si estas reflexiones no
pueden ya ser útiles a la misma, al menos consideraré haber servido a la humanidad y a mis
compatriotas mostrándoles los peligros del camino que aquella recorre, y demostrando, que su
misma experiencia, que hacer descansar toda la economía política sobre el principio de una
competencia sin límites, equivale a autorizar los esfuerzos de cada uno contra la sociedad y a
sacrificar el interés de la humanidad a la acción simultánea de todas las codicias industriales”.

Nos encontramos, declara, frente a una nueva forma de mercantilismo de la que es necesario
desprenderse: la dominación de la clase capitalista dirigida por los comerciantes y los jefes de
industria sobre la clase de los trabajadores.

El salario de los trabajadores, en efecto, nunca sube por encima de la que necesita el obrero
para vivir; ello no representa, sin duda, la consecuencia de una fatalidad absoluta, como lo creía
Malthus, pero no por ello deja de ser un hecho constante.

Entre la remuneración del trabajador y el valor de lo que produce existe, en consecuencia una
diferencia que Sismondi designa con el término de la mejor valía y en ocasiones la plusvalía:
ella es la responsable de la gran desigualdad de las riquezas, porque únicamente los
empresarios se benefician con la misma.

Además

2. Pedro José Proudhon: concepciones acerca del valor y del dinero.


Después de Sismondi, la teoría pequeño burguesa se desarrolla con Pedro José Proudhon.
Lenin caracteriza su teoría como socialismo pequeño burgués, y en relación a Sismondi, no es
considerado dentro de la economía política clásica francesa.

Pedro José Proudhon (1809 – 1865), descendiente de familia de artesanos, pequeños


burgueses, más tarde dueño de una imprenta. En 1840 publicó su libro "¿Qué es la
propiedad?" donde criticó las relaciones de propiedad capitalista. La afirmación de que "la
propiedad es un robo" hizo que fuera injustamente tildado de revolucionario peligroso, que
minaba las bases del Estado.

La teoría del valor de Prohudon se presenta como la teoría del valor sintético o "constituido".
En su análisis de lógica formal (silogismo) parte de que los fenómenos económicos tienen un
desarrollo (dialéctico) a través de tres momentos: tesis - antítesis - síntesis, donde el segundo
momento niega al primero, y el tercer momento combina las verdades parciales de la tesis y la
antítesis, al tiempo que las supera.

Prohudon plantea que existe una contradicción entre el valor de uso y el valor de cambio, y que
de las necesidades de productos (valor de uso) nace el intercambio de estos (valor de cambio).

Identifica el valor de uso con la oferta y el valor de cambio con la demanda. Al valor de cambio
también le denomina "valor de opinión".

El precio (o valor) resulta de la lucha entre la oferta y demanda, entre la utilidad y la opinión.
Entre el valor de uso y el valor de cambio, entre el productor libre y el comprador libre. De la
solución de esta contradicción, de la realización de las mercancías, es que surge el VALOR
SINTETICO, porque representa la síntesis de la contradicción. Este se forma en el cambio, y
conforma la riqueza social. Los productores que no son admitidos en el cambio quedan al
margen de la riqueza social, no se forma con ellos el valor sintético.

Proudhon plantea que la base del valor está en la proporcionalidad del trabajo entre las ramas
de la producción. Es el trabajo el que crea el "valor sintético", "constituido" o "proporcional".
Es el cambio el que decide si tal o cual trabajo serán incluidos en la proporción general, en el
valor.

Con esto, Proudhon llega a la conclusión de que hay que reformar el cambio, manteniendo la
propiedad privada.

Valoración Crítica
Proudhon utiliza el método metafísico de análisis. Parte del carácter externo del valor de
cambio, fruto de la división del trabajo. Supone la división del trabajo sin establecer el origen y
desarrollo del intercambio.
Proudhon identifica la oferta con la utilidad, y la demanda con la opinión, pero no
necesariamente es así. El que demanda ofrece a su vez dinero; el que ofrece, demanda
también un producto cualquiera. La demanda es al mismo tiempo oferta, y viceversa. Lo que
para Proudhon es valor de uso, para otros es "valor de opinión". La lucha no es entre el valor
de uso y el valor de opinión, es entre el valor de cambio que reclama el vendedor y el valor de
cambio que ofrece el comprador.

Finalmente, no son las necesidades las que determinan la organización de la producción, sino
las necesidades nacen de un estado de cosas basadas en la producción.

La teoría del "valor sintético" no tiene una fundamentación científica, más bien trata de
justificar la necesidad de reorganizar el cambio, expresando el carácter pequeño burgués.

Proudhon propone organizar el cambio, conservando la producción mercantil, pero no el


dinero.

Proponía institucionalizar un Banco Nacional o de cambio ("almacén del pueblo") donde los
productores dejaran el fruto de su trabajo y a cambio recibieran unos certificados por las
mercancías entregadas. A estos certificados les denominó "dinero obrero". Y a cambio de
estos, el propietario de las mercancías podría obtener otras que necesitase. De esta manera se
suprimiría el dinero y las mercancías se venderían por su valor sintético. Habría organización,
se suprimirían los beneficios que no fuesen fruto del trabajo, y el dinero que era el mal de la
sociedad, el capital.

Valoración Crítica
Esta propuesta deja intacta la anarquía de la producción mercantil; y algo ilógico, suprime el
dinero dejando intacto las condiciones de su surgimiento: la producción mercantil. Reduce el
capital a la forma dinero, y el beneficio a la forma interés. Si desaparece el dinero, desaparece
el capital y la explotación.

Planteó que el Banco suprimiría el interés y el crédito sería gratuito, desapareciendo la


explotación, de tal manera que el productor obtenga todo el producto de su trabajo. Se
establecería la armonía entre la producción y la distribución. Desaparecerían la
superproducción y las crisis, y el intercambio sería organizado. No se puede establecer la
armonía en la producción mercantil capitalista si no se elimina la causa: propiedad privada.

Concepciones de Proudhon acerca del socialismo

Realmente Proudhon se enfrentaba al socialismo. El mismo trató de aclarar la situación a


través de la prensa, afirmando que en su libro no había nada de revolucionario y que no estaba
dirigido contra la propiedad, sino únicamente contra los abusos de la propiedad.
Ante el desarrollo del capitalismo, Proudhon trató de darle una solución pequeño burguesa,
exponiéndolas en su libro "El sistema de las contradicciones económicas o la filosofía de la
miseria" 1846. Ahí proclamó que era necesario suprimir la propiedad manteniendo la posesión
individual de los medios de producción. De esta manera enmascaraba la propiedad privada de
los pequeños productores. Planteaba las reformas del capitalismo en la esfera del cambio,
conservando la propiedad privada, lo que pone al descubierto su posición reaccionaria. De ahí
que Marx denomina a la teoría de Proudhon socialismo pequeño burgués.

Marx y Engels, en "El manifiesto del partido comunista" caracterizan el socialismo pequeño
burgués, cuyo mayor exponente fue Simón de Sismondi:
"Ese socialismo analizó con mucha sagacidad las contradicciones inherentes a las modernas
relaciones de producción. Puso al desnudo las hipotéticas apologías de los economistas.
Demostró de una manera irrefutable los efectos destructores de la maquinaria y de la división
del trabajo, la concentración de los capitales y de la propiedad territorial, la superproducción,
las crisis, la inevitable ruina de los pequeños burgueses y de los campesinos, la miseria del
proletariado, la anarquía en la producción, la escandalosa desigualdad en la distribución de las
riquezas, la exterminadora guerra industrial de las naciones entre sí, la disolución de las viejas
costumbres, de las antiguas relaciones familiares, de las viejas nacionalidades.

Sin embargo, el contenido positivo de ese socialismo consiste, bien en su anhelo de restablecer
los antiguos medios de producción y de cambio, y con ellos las antiguas relaciones de propiedad
y toda la sociedad antigua, bien en querer encajar por la fuerza los medios modernos de
producción y de cambio en el marco de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron
rotas, que fatalmente debían ser rotas por ellos. En uno y otro caso, este socialismo es a la vez
reaccionario y utópico.

Para la manufactura, el sistema gremial; para la agricultura, el régimen patriarcal: he aquí su


última palabra."

Los socialistas utópicos: Saint-Simon y Fourier (Francia) y Owen en Inglaterra

1. Henri Claude de Rouvroy Saint-Simon (1760-1825)

Hijo de la gran revolución francesa (1789), aunque no tuvo participación activa en ella. Muy
instruido, con título de Conde, al que posteriormente renunció. Lucha como voluntario por la
independencia de los Estados Unidos. Escritor brillante, y por falta de recursos copiaba a mano
sus trabajos para enviarlos a diversas personas en solicitud de ayuda económica. Intenta
suicidarse en 1823, debido a la grave situación económica que atravesaba, y muere en 1825.

Sus principales obras fueron publicadas después de su muerte: "Ensayo sobre la ciencia del
hombre", "Acerca del sistema industrial", "En torno al viejo y al nuevo sistema político",
"Catecismo de los industriales", "El nuevo cristianismo", surgiendo grande grupos de discípulos
los que formaron la escuela sansimonista, siendo uno de los más célebres teóricos Saint-Aman-
Bazar, quien expuso de manera exhaustiva, mediante conferencias públicas, la doctrina de
Saint-Simon.

Saint-Simon no fue un ideólogo del proletariado ni un exponente directo de éste. Su doctrina


tuvo un definido carácter antifeudal, orientada al mismo tiempo contra el nuevo sistema
burgués. No supo distinguir las diferencias entre las aspiraciones de los burgueses y las del
proletariado, por lo que los defendía a la vez. Planteaba que la capa dirigente debía ser la de
los industriales (industriales, capitalistas, comerciales y obreros) en contraposición con la vieja
aristocracia. La sociedad ideal era para él la construida por los industriales. Era partidario del
desarrollo industrial, y aunque defendía a los obreros justificaba los ingresos de los capitalistas
considerándolos como remuneración de su trabajo. Consideraba que en el futuro el lugar
dirigente los ocuparían los industriales de mayor talento y experiencia, es decir los grandes
capitalistas.

Pero el mayor mérito de Saint-Simon fue la crítica al capitalismo surgido después de la


revolución francesa, y la preconización de la creación de un nuevo orden social.

Observó que los acontecimientos históricos se desarrollan conforme a determinadas leyes, y


que todo período histórico anterior encierra en sí las premisas del período que le sucede.
Admitió las siguientes formaciones sociales: barbarie, antigüedad, feudalismo, capitalismo y
sociedad de industriales. Que el capitalismo es histórico es un mérito relevante de Saint-
Simon.

La revolución burguesa fue para él una manifestación de lucha de clases, entre la aristocracia, la
burguesía y las masas desposeídas. La división de la sociedad en clases estaba determinada por
la existencia de los que no trabajan (capas parasitarias, representantes del partido antinacional)
y los trabajadores (obreros y empresarios), siendo esta división una limitación en el análisis.

Saint-Simon era partidario de una asociación en la que el propietario de la producción no fuera


el empresario, sino la colectividad. El empresario debería trabajar conforme a las directrices de
la asociación, en interés de ésta como, como persona responsable. En esta asociación
desaparecería la explotación del hombre por el hombre, registrándose únicamente la
explotación de las fuerzas naturales. Que el hombre ya había explotado a sus semejantes:
esclavistas y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, propietarios y arrendatarios,
ociosos y trabajadores, que había sido la historia progresiva de la humanidad.

Consideró que la nueva sociedad utilizaría a los empresarios en interés de la colectividad


entera. Su error consistió en que, al no descubrir la esencia del capitalismo, suponía que el
capitalista era tal porque dirigía la producción, cuando en realidad el capitalista es dirigente de
la producción por ser capitalista.

El problema de la propiedad lo planteó de manera nueva: la propiedad privada es una categoría


histórica, y por eso cambia de contenido en las diferentes etapas del desarrollo. Sus seguidores
se manifestaron en contra de la propiedad privada, sin comprender su base identificaron el
derecho de propiedad con el derecho de herencia. Pidieron la abolición de la herencia y que la
propiedad pasase al Estado.

En "El nuevo cristianismo" aspiró a crear una nueva religión, un nuevo cristianismo. En su
doctrina aparece con gran fuerza el elemento moral y religioso. Exhortaba a la iglesia a utilizar
su poder con el fin de acelerar el mejoramiento de las condiciones de existencia moral y física
de las clases más necesitadas. Hizo llamados no sólo a la burguesía, sino a la iglesia y a la
religión. En sus ideas hay una buena dosis de misticismo.

En la sociedad futura a cada uno según su capacidad y a cada capacidad según sus obras. El
nuevo derecho sería el hombre no explotaría a otros hombres. El reconocimiento es que de
manera original Saint-Simon expresó la esencia del principio socialista de distribución: a cada
cual según la cantidad y calidad de su trabajo. Posteriormente el utopista Luís Blanc, que al
comienzo estuvo influenciado por Saint-Simon, basándose en el principio proclamado por los
primeros comunistas franceses, formuló: "De cada cual según su capacidad, a cada uno según
sus necesidades".

Algunas propuestas y consideraciones que Sismondi hace acerca del desarrollo del capitalismo
son las siguientes:
 La intervención del Estado en la vida económica y la dirección de la producción y
distribución en interés de la pequeña burguesía. Plantea como solución el
desmembramiento de la gran producción.

Esta propuesta la hace a partir de que el pequeño propietario se convierte en obrero producto
del desarrollo del capitalismo, de ahí que se pronuncia en contra de él.

Hay una falta de comprensión de que la pequeña producción mercantil crea inevitablemente el
capitalismo y a los capitalistas, y que se crítica al desarrollo capitalista va en contra del
desarrollo histórico-social, y por tanto peca de reaccionaria.

Sin embargo, tiene como mérito el haber señalado determinadas contradicciones del
capitalismo como la ruina del pequeño productor, y el empeoramiento del trabajador (obrero)
a partir de la utilización de máquinas en la producción, la distribución desigual del Producto
Social Global, etc.

A la clase capitalista la denominaba "riqueza comercial", contraponiéndola a los pequeños


productores, con su producción natural, considerando que el "orden natural" de las sociedad es
la existencia de la pequeña producción. Nuevamente se vuelve a expresar la concepción
reaccionaria de Sismondi, antihistórica, donde excluye a la clase capitalista como clase.

 En el problema de la realización en el capitalismo, Sismondi es de la opinión de que el


desarrollo del capitalismo va acompañado de la reducción del mercado interior.
La gran empresa capitalista lleva a la ruina del pequeño productor y provoca la desigualdad en
la distribución, creando una reducción del mercado interno, un incremento más rápido de la
producción que del consumo, por lo que se crea la necesidad de un mercado exterior. Sigue
planteando que en última instancia el mercado exterior es limitado, porque el desarrollo de las
fuerzas productivas trae consigo insuficiencia de mercados. Por tanto, propone que se debe de
dejar intacto al campesinado medio, con su "bienestar moderado" y sus relaciones patriarcales
con los jornaleros.

Aparentemente el pequeño productor consume más que el obrero, y en esta composición


individual realmente aparece una reducción del consumo (personal), pero analizado a nivel
social y en el contexto del desarrollo capitalista, el consumo más bien aumenta. Esto se explica
a partir del incremento de la productividad del trabajo, que permite producir más con la misma
cantidad de obreros, disminuyendo los precios de los productos e incrementando el consumo.

Sismondi hace una interpretación diferente al incremento de la fuerza de trabajo, pero se le


conoce como mérito explicar el problema de la realización a partir del incremento de la
productividad.

Resume el consumo en general al personal, sin considerar el consumo productivo. El problema


de la realización lo reduce a la imposibilidad de realizarse la plusvalía. Una disminución en el
consumo origina las crisis de superproducción.

Al tratar de darle solución al problema de la realización Sismondi intenta crear su propia


doctrina de las rentas.

Retoma de A. Smith de forma íntegra la teoría del valor-trabajo, sostenía también que la renta y
la ganancia son un "descuento del trabajo", una parte del valor que el trabajador agrega al
producto. Sin embargo no da un paso adelante.

Utilizando los tres tipos de renta: salario, beneficio y renta, engloba en uno solo (en ganancia)
el concepto de renta y ganancia, y plantea que el producto de la sociedad capitalista se
compone de dos partes:

Renta Nacional = ganancia + Medios de subsistencia del obrero

De esta manera Sismondi excluye el capital constante, cae en el dogma, y se ve imposibilitado


de explicar la reproducción.

Presenta como magnitudes iguales a la Renta Nacional y a la producción anual,


equivocadamente.

Renta Nacional = v + p
Producción Anual =c + v + p
Valoración Crítica:

Sismondi no puede explicar el proceso de acumulación y reproducción al identificar los


resultados de la producción con los ingresos, sin considerar el capital constante.

c+v+p=s+g

Identifica la producción social (medios de producción y bienes de consumo) con la producción


de bienes de consumo personal. No diferencia entre el consumo personal y consumo
productivo, limitando la realización al primero.

No ve que la causa de las crisis económicas no es la desproporción entre la producción y el


consumo, sino la contradicción económica fundamental del capitalismo.

Sin embargo, podemos señalarle algunos méritos:


 Señalar la inevitabilidad de las crisis.
 Señalar la contradicción entre la producción y el consumo.
 Señalar, más decididamente que la escuela clásica, que el beneficio y la renta agraria
son una parte del producto del obrero.

Finalmente, Marx considera a Sismondi como el último de la Escuela Clásica Francesa, porque
contribuyó al desarrollo de la economía política, planteando algunos problemas como la
distribución de las rentas, las crisis, etc. Sin embargo, al pretender un retroceso en las
relaciones sociales de producción capitalista muestra su punto de vista pequeño burgués y
reaccionario.

Ideas económicas del socialismo utópico

Esta doctrina surgió en el primer cuarto del siglo XIX, cuando se incrementaba la lucha de clases
entre el proletariado y la burguesía. El poco desarrollo del movimiento obrero permitió el auge
del socialismo utópico, reflejo de las aspiraciones de las amplias masas trabajadoras. Esta
teoría fue una nueva orientación a la crítica de la sociedad burguesa. Algunos socialistas se
basaron en la economía política burguesa clásica.

Según F. Engels, las numerosas obras que estos escribieron "...enderezaron la teoría ricardiana
del valor y de la plusvalía, en interés del proletariado contra la producción capitalista,
combatiendo a la burguesía con sus propias armas. Todo el comunismo de Owen, en la medida
en que reviste una forma económico-polémica, se basa en Ricardo." Prólogo al II T. El K. p.16-17
Así los socialistas ricardiano dieron un paso más en el desarrollo de la Economía Política como
ciencia.

El objetivo de los socialistas utópicos era la reconstrucción de la sociedad capitalista sin


revolución, tratando de convencer a los ricos de la inmoralidad de la explotación, a través de la
instrucción y la propaganda, y la educación de personas de buena fe. Pero desconocían las
leyes objetivas del desarrollo social, no sabían explicar la esencia de la explotación, ni descubrir
las leyes de su desarrollo, ni hallar la fuerza social capaz de convertirse en el artífice de la nueva
sociedad (Lenin). Tenían claro que la base de su sociedad ideal tendría que ser la propiedad
social y el trabajo colectivo libre. Expusieron las particularidades del desarrollo capitalista y las
perspectivas de la nueva sociedad socialista. Por ello Marx y Engels aceptaron gran parte de su
crítica al capitalismo.

No tenían claro el papel de la lucha de clases como fuerza motriz para la sustitución del
capitalismo por el socialismo, aun cuando expresaron ideas muy interesantes acerca de la lucha
de clases, debido a que no comprendían la dimensión real del antagonismo del proletariado y la
burguesía. Pensaban que los males del capitalismo lo sufrían todas las clases, por eso a veces
invocaban a la burguesía y a la monarquía feudal pidiéndoles su ayuda para reconstruir el
mundo existente.

Las ideas de los grandes socialistas utópicos contribuyeron a la educación de los obreros, a
pesar del divorcio entre ese socialismo y el movimiento obrero. Por eso, a medida que se
desarrollaba la lucha obrera el socialismo utópico fue perdiendo su sentido. El reconocimiento
progresivo de estas doctrinas es a comienzos del siglo, con las ideas de Saint-Simon, Fourier y
Owen, volviéndose luego reaccionarias.

1. Francois-Marie-Charles Fourier (1772-1837)

Hijo de comerciante, y él mismo fue comerciante en Lyon, hasta que fue condenado a muerte
por participar en el levantamiento contra la Convención, logra escapar de la muerte, pero son
confiscados todos sus bienes, viviendo el resto de su vida como empleado comercial
subalterno. Fourier no recibió una instrucción sistemática, fue autodidacta de gran talento, con
una gran fantasía, pero lo valioso es su crítica al sistema social burgués. Se inspiró en las obras
de la Revolución Francesa. Vio que ésta no resolvería los problemas sociales, y aspiró a
resolverlos por la vía pacífica, sin revolución.

El mérito de Fourier reside en que criticó detalladamente la sociedad burguesa existente.


Condenó la especulación, reveló la miseria material y moral del mundo burgués, las deficiencias
de la producción, y especialmente, del comercio. Comprendió el carácter histórico del
desarrollo de la sociedad. Su obra principal "Teoría de los cuatro movimientos y juicios
generales" 1808, donde estudia el desenvolvimiento de la sociedad y la suerte de todo el
mundo.

En otras obras Fourier habla de la creación de un mundo basado en la nueva industria,


reformando las relaciones de la sociedad burguesa, pues consideraba que la industria existente
era falsa, engañosa, repelente, y como antídoto a ella, debía ser creada la industria armónica,
atrayente, basada en la naturalidad, de acuerdo a los intereses del pueblo. Fourier fustigó a los
señores feudales, y especialmente a los comerciantes, pero no a los industriales.
Fourier plantea su teoría sobre las etapas de evolución de la sociedad: salvajismo, barbarie,
patriarcado y civilización. En el estado primitivo no había propiedad y los hombres satisfacían
plenamente sus necesidades. Con el crecimiento de la población la abundancia primitiva se
transforma en hambre y se pasa a la fase del salvajismo, y se inventan las armas. En este
período no existe propiedad agraria, gozando todos de la libertad de caza, pesca, recolección de
frutos, del derecho a utilizar libremente los pastos para el ganado; derecho que fue abolido por
el patriarcado y la civilización. Atribuye una importancia considerable al desenvolvimiento de
las fuerzas productivas y al empleo de nuevos instrumentos de producción, relacionándoles con
la transición de un período a otro, lo que constituye en sí una idea materialista.

Relaciona la aparición del arado a la propiedad privada de la tierra, lo que caracteriza el


régimen feudal. Luego, gracias al progreso de los medios materiales de producción se inicia el
período de la civilización, o capitalismo.

Valoración Crítica
Fourier estudia el capitalismo desde un punto de vista histórico, lo que le permitió comprender
de manera acertada algunos fenómenos económicos de la sociedad burguesa. Sin embargo, la
concepción histórica se halla ligada a conceptos idealistas. Manejaba la dialéctica tanto como
Hegel.

Fourier descubrió el parasitismo del mundo burgués, eran parásitos sociales todos los
funcionarios, el ejército y la marina, los comerciantes y los delincuentes. Los agentes
destructivos son aquellos que realizan trabajo productivo, pero que prácticamente trabajan
para destruir, la producción de armamento, que es improductivo. No comprendió que cada
formación social requiere un criterio específico para delimitar el trabajo productivo.

Critica al comercio, que concentra todos los vicios de la civilización. El comercio subordina a
todos los que producen y a todos los que consumen. El comercio origina la especulación sin fin.

Descubre la explotación de los trabajadores y la contradicción entre las clases, pero pretendía
un cambio sin revolución, a través de la creación de una asociación denominada falange,
donde sus miembros vivirían en un gran edificio común, los capitalistas serían accionistas y
miembros de la falange, las ganancias se dividirían en tres partes: para el capital, al talento y al
trabajo. A pesar de no descubrir a profundidad las contradicciones de la sociedad burguesa,
contribuyó mucho a la crítica del capitalismo.

Consideró que debía desaparecer la civilización burguesa, gradualmente, pasando por tres
grados de desarrollo: garantismo o semiasociación, el acceso a la asociación y al armonismo
como asociación compleja, y después surgiría el socialismo o asociación simple, donde estarían
unidos armónicamente los intereses de las diversas capas y clases de la sociedad.

En el socialismo existiría la producción social descentralizada, donde se trabajaría en la


agricultura y la industria, en forma de comunidades aisladas (falanges) relacionadas entre sí por
la ayuda mutua y el intercambio de productos sobrantes. En esta concepción la industria
desempeña una función secundaria, auxiliar. Un desacierto es que elige el sector de la
producción que no se halla ligado al gran desarrollo del mercado, admitiendo la economía
natural ligada a la agricultura.

2. Roberto Owen (1771-1858).

Hijo de un artesano pobre. Desde los nueve años trabajó durante ocho en diversas empresas
comerciales. A los veinte años dirigía una fábrica de hilados de algodón. Adquirió gran
popularidad entre los fabricantes ingleses, al introducir diversos perfeccionamientos técnicos
(proponiéndose simultáneamente el mejoramiento de la situación de los obreros), y al ser el
primero en emplear el algodón norteamericano, que era bastante más fino que el utilizado
hasta entonces.

"Su fábrica y toda la ciudad de New Lanark, donde se hallaba enclavada, se convirtió en una
colonia modelo, donde no existían las instituciones habituales en el mundo burgués. Allí no
había parlamento, ni policía ni cárceles. Los obreros vivían en condiciones completamente
diferentes a las de otras fábricas. Owen se preocupó de sus salarios, de la elevación del nivel de
vida de los obreros. Impulsó la construcción de viviendas, fundó comités sanitarios, cajas de
ahorro y de seguros. Atendió a los niños de los obreros, organizó toda clase de instituciones
infantiles, guarderías y casas-cuna. Redujo la jornada de trabajo a diez horas treinta minutos
(en aquel tiempo, en otras fábricas, se trabajaba trece y catorce horas diarias). Cuando a causa
de la crisis fue necesario cerrar la fábrica, a los obreros se les continuó pagando el salario
completo. No obstante, la fábrica obtenía beneficios colosales." H.D.E. Karataev, pág.268

En este período Owen no es socialista. Actuaba como fabricante reformador. Se proponía


únicamente organizar su producción de manera que mejorase considerablemente la situación
de los obreros. Los éxitos obtenidos plantearon a Owen nuevos problemas. Advirtió que los
ingresos se obtienen a costa de los obreros, comprendiendo la explotación, escribió en una
ocasión "los obreros son mis esclavos". Engels: "por los cálculos de un hombre de negocios es
cómo surgió el comunismo oweniano".

La gran actividad que desarrolló en pro del mejoramiento de las condiciones de trabajo en la
fábrica le condujo a la lucha por una legislación fabril. Escribió muchos informes y artículos,
reclamando la prohibición del trabajo infantil en las fábricas, la reducción de la jornada laboral
de los adolescentes y la creación de un cuerpo de inspectores fabriles pagados. Parte de estas
reivindicaciones fueron conseguidas, aunque de manera muy limitada. Pero Roberto Owen
comprendía que las reformas parciales no dan los resultados apetecidos, llevándolo a
conclusiones radicales sobre la necesidad de reorganizar por completo todas las condiciones
sociales de la producción.

En 1817, Owen da a conocer su célebre proyecto de lucha contra el paro obrero, que por
entonces hacía estragos en Inglaterra. Propuso crear para los trabajadores en paro forzoso
poblados especiales, construidos con medios del Estado, de las ciudades y de las propiedades
de la Iglesia, y con préstamos de los capitalistas.
En estos poblados, proponía organizar la producción, y la distribución colectiva de los
productos, etc. Y cuanto mayor era el ahínco con que defendía su proyecto, con mayor claridad
comprendía la burguesía su esencia socialista, y con mayor brusquedad lo rechazaba.

Se comenzó amargándole la vida bajo diversos pretextos. Unas veces decían que Owen era un
inmortal, otras que se trataba de un loco. Se intentó, incluso, meterle en la cárcel. Fue
entonces cuando Ricardo, que era miembro de la comisión parlamentaria encargada de
estudiar su proyecto, se manifestó contra Owen. Las dificultades que se crearon fueron tantas,
que se vio obligado a abandonar la fábrica de New Lanark y marcharse a América.

Trata de reorganizar la sociedad creando comunidades cooperativas de las que excluía a los
capitalistas, por ejemplo en los Estados Unidos compró unos terrenos y en 1825 creó una
colonia comunitaria llamada La Nueva Armonía, que finalmente fracasó. Planteó que existían
tres obstáculos principales para la reforma de la sociedad: la propiedad privada, la religión y la
forma contemporánea del matrimonio. Esto hizo que la burguesía rompiera definitivamente
con él, por comunista. Sin embargo no desmayó y en 1832 editó la revista Crisis, planteando la
idea de la cooperación.

Owen desarrolló una vastísima actividad organizadora y de agitación: entre 1826-1837


pronunció cerca de mil discursos en público y escribió cerca de dos mil artículos para periódicos
y revistas, sin grandes resultados prácticos, ya que hasta el final de su vida no pudo comprender
la gran importancia de la lucha de clases para el desarrollo de la sociedad humana.

Roberto Owen no fue en verdad un socialista utópico como Saint-Simon o Fourier en cuento a
producción escrita, sino que, por el contrario, su trascendencia se desprende de que trató de
vaciar en la realidad sus esquemas intelectuales. Las ideas de Owen fueron preparatorias del
derecho del trabajo y del cooperativismo. En su fábrica de textiles emprendió algunas
medidas avanzadas para la época como fijar en diez horas la jornada máxima, prohibir la
contratación de niños menores de diez años de edad, insistir en que los centros de trabajo
tuvieran un mínimo de higiene y de seguridad.

Trató de que en el medio empresarial se aplicaran las anteriores medidas, y exigió al


Parlamento que dictara las leyes necesarias para proteger al trabajador, dado que en el siglo
XIX la situación de los obreros ingleses era muy crítica: Inglaterra era el país más poderoso del
orbe. El Imperio Británico abarcaba los cinco continentes; la Metrópoli era el proveedor de
productos manufacturados desde la Revolución Industrial, que transformó los factores de la
producción.

Del mundo había más demanda de los productos industriales ingleses, las empresas
modernizaban su maquinaria, generando desempleo de la fuerza de trabajo, exigiendo al
trabajador mayor jornada para aumentar la producción, sin elevar los salarios, determinados
por las leyes del mercado. Especialmente las condiciones obreras de los mineros eran
infrahumanas. Al trabajador no se le protegía contra los accidentes de trabajo o enfermedades
profesionales disminuyendo la capacidad de trabajo de los mismos, la capacidad de ganancia y
la capacidad de obtener más salario. El resultado era una terrible indigencia. Esta circunstancia
ocasionó el valeroso movimiento obrero del Cartismo, que encabezó Owen, que dio algunos
puntos preparatorios de la legislación laboral y la previsión social.

Para Owen el hombre es el producto del marco social individual que le tocó vivir, y si se
quiere cambiar al hombre es preciso cambiar a la sociedad organizándola en cooperativas en
la cual no exista el beneficio. Para eso estableció el sistema de "bonos del trabajo", los que el
hombre podrá recibir más bonos mientras más trabaje, pudiendo comprar con ellos lo que
necesitara.

Estas organizaciones deberían de tener entre 700 y 2000 habitantes; prioriza la actividad
agrícola y desprecia un tanto la industria, y no considera necesarios a los comerciantes. El
precio de los productos sería fijado por el costo de producción; y no es muy claro al hablar del
resto de factores de producción. No aconseja que se expropie al capital privado sino que se
cree el capital socializado, la maquinaria, la tierra, para evitar la apropiación de la riqueza.
Aconsejó que los obreros se aglutinaran en sindicatos para que tengan fuerza suficiente para
exigir una mejoría en sus peticiones ante los empresarios y capitalistas.

"En el legado de Owen hallamos, por tanto, dos aspectos: uno progresivo (su crítica del sistema
burgués, el llamamiento a la transformación del mundo capitalista) y otro utópico y
reaccionario (su idea sobre la necesidad de renunciar a la lucha de clases, a la lucha
revolucionaria para el cambio de las relaciones existentes, la propagación de la filantropía y del
amor general). No obstante, los méritos contraídos por Owen ante la clase obrera son grandes.
Contribuyó a la unificación de los obreros ingleses en un sindicato único. Fue el primero en
crear sociedades cooperativistas. Con su ayuda y gracias a su esfuerzo fue promulgada un ley
que limitaba la jornada de trabajo de las mujeres y los niños en las fábricas. De esta manera
planteó por primera vez el problema de la legislación fabril."

Economía Política Marxista

Condiciones objetivas y subjetivas del surgimiento de la Economía Política Marxista

El marxismo surge en la década de 1840, cuando el capitalismo había triunfado sobre el


feudalismo y la clase obrera interviene por primera vez en los acontecimientos históricos como
una fuerza política independiente. El marxismo es la ideología de la clase obrera y la doctrina
de la dictadura del proletariado. Las partes integrantes del marxismo son: el materialismo
dialectico y el materialismo histórico, la doctrina económica y la teoría del socialismo científico,
que conforman una doctrina consecuente y acabada.

La aparición del modo de producción capitalista se dio en Europa de forma desigual:

El primer país en adoptar el modo de producción capitalista fue Inglaterra que desde el siglo XVI
la manufactura constituía la forma característica de la producción industrial. En el siglo XVII se
da la revolución burguesa que crea las condiciones favorables para el desarrollo del capitalismo,
se da la revolución agraria que trae como consecuencia la casi desaparición de los campesinos y
su trasformación en proletariado. En los últimos tres decenios del siglo XVIII se da la revolución
industrial que culmina en 1830 que consolida la estructuración del régimen capitalista de
producción y el triunfo sobre las demás formas de producción pre capitalista.

En Francia, aunque comenzó el proceso desde el SXVI, fue mucho mas lento, en el SXVIII
comenzó la crisis del régimen feudal que es rematado con la revolución burguesa de 1789-1794
que prepara las condiciones para el desarrollo libre del capitalismo.

En Alemania, a comienzos del SXIX imperaban aun las relaciones feudales, siendo la agricultura
la rama fundamental de su economía; pero a partir ce 1835 se acelera notablemente el ritmo
de desarrollo del capitalismo, iniciándose la revolución industrial.

En Rusia, para la primera mitad del SXIX, seguía siendo un país feudal. En 1830 la industria rusa
comienza a utilizar la maquinaria de forma sistemática, lo que indica el comienzo de la
revolución industrial. El capitalismo penetra poco a poco en la agricultura transformando las
propiedades en haciendas capitalistas.

En América del Norte, también el desarrollo del capitalismo dio su mayor salto en el SXIX,
aunque ya desde el SXVII surgen elementos de relaciones capitalistas. En el norte de EE.UU la
industria se desarrolla con rapidez, en el Occidente se desarrollan las granjas e tipo capitalista y
en el Sur las plantaciones esclavistas.

Hacia la década de 1840 el capitalismo triunfa totalmente sobre el feudalismo en Inglaterra y


Francia: en Alemania, Rusia y Austria predominan relaciones feudales pero su desaparición es
ya una necesidad económica.

Al mismo tiempo que se desarrollaba el capitalismo se iban haciendo mas profundas sus
contradicciones: surge y crece la contradicción entre el carácter social de la producción y la
apropiación privada de los beneficios que se manifiesta concretamente en la contradicción
entre la tendencia de la producción capitalista hacia la ampliación ilimitada y la escasa
capacidad adquisitiva de los trabajadores que daba lugar a la depauperación de la clase obrera
y la campesina. La explosión de estas contradicciones se da con las crisis de 1825, 1836 y 1847.

El desarrollo del capitalismo creo las condiciones objetivas para estudiar las leyes que rigen este
sistema y sus contradicciones. Estas leyes solo podían ser estudiadas una vez que el capitalismo
alcanzara cierto grado de madurez, es decir cuando sus rasgos característicos se habían puesto
totalmente de manifiesto. Por eso el desarrollo del capitalismo fue la premisa mas importante
para la aparición del marxismo. Cuando el capitalismo se desarrolla y crece la clase obrera Marx
y Engels surgieron como sus dirigentes e ideólogos.

El triunfo del capitalismo produjo un cambio en la estructura de clase de la sociedad: la


burguesía y el proletariado se convierten en las clases fundamentales de la sociedad. La
explotación de la clase obrera constituye la principal fuente de enriquecimiento del capitalista y
cuanto mas se desarrolla la producción capitalista mayor es el grado de explotación y el
desempleo para la clase trabajadora, haciéndose mas necesaria la lucha en común de clase
obrera en contra de sus explotadores. Las primeras manifestaciones se presentaron como
motines obreros espontaneas y luego acciones violentas de los obreros en contra de las
maquinas, sin comprender que la culpa no era de las maquinas sino la utilización capitalista de
las mismas.

Poco a poco el movimiento obrero comienza adoptar formas mas coherentes con la
conformación de los sindicatos 1 permitiendo a la clase obrera intervenir en la escena histórica
como fuerza independiente de lucha en contra de su enemigo inmediato: la burguesía.

`Engels señala que la sublevación de Lyon y el cartismo constituyen un viraje fundamental en la


interpretación del desarrollo histórico ya que precisamente, a partir de entonces,”…la lucha de
clase entre la burguesía y el proletariado paso a ocupar el primer puesto en la historia de los
países mas desarrollados de Europa”

Sublevaciones se dieron también en Alemania de los obreros textiles de Silesia que aunque fue
sofocada permitió la divulgación de las ideas socialistas y la formación de la clase obrera en las
concepciones de Marx y Engels, que no habrían podido surgir de no haberse creado una clase
revolucionaria: la clase obrera y de no haberse descubierto las contradicciones antagónicas del
capitalismo. Cuando la lucha de la clase obrera no había alcanzado su grado de madurez
correspondieron teorías no maduras: las teorías del socialismo utópico, pero cuando la lucha
del proletariado se agudizo, las teorías de los socialistas tópicos perdieron su carácter
progresista y quedaron al margen del movimiento obrero.

Surgimiento del marxismo

La aparición del marxismo se da por el desarrollo precedente de las ciencias sociales. Lenin
señala que el marxismo es el verdadero sucesor de lo mejor que creo la humanidad en la
filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés y le llamo las tres fuentes
integrantes del marxismo.

La filosofía burguesa alcanzo su mayor desarrollo en Alemania con Hegel y Feuerbach. El logro
mas importante de la filosofía alemana fue la dialéctica que constituye la doctrina del
desarrollo en su forma mas completa y profunda. Pero Hegel, autor de esta doctrina, era
idealista y no le dio preponderancia al desarrollo de los hechos reales sino al espíritu, a la idea
absoluta. El otro precursor, Feuerbach, en contraposición a las ideas idealistas mantenía la tesis

1 Las primeras organizaciones obreras datan del SXVIII, cuando la burguesía utiliza al movimiento obrero
para combatir a sus enemigos los señores feudales, inculcándoles la idea de que lograrían mejorar su
situación económica. Una vez que triunfa el capitalismo sobre el feudalismo a la burguesía le fue difícil
engañar a los obreros. Estos comenzaron a comprender que tras las consignas de igualdad, libertad y
fraternidad se esconde en realidad la arbitrariedad, la miseria y el hambre de las masas populares.
de que la existencia mantenía un papel preponderante con respecto al pensamiento, afirmando
que el mundo es cognoscible. A pesar de ello Feuerbach era idealista con respecto a la
interpretación de los fenómenos sociales y no logra superar los efectos del materialismo de los
siglos XVII y XVIII como son la metafísica y el antihistorisismo.

La economía política burguesa clásica, alcanza su punto culminante en Inglaterra con las
doctrinas de Smith y Ricardo que crearon las bases de la teoría valor trabajo e iniciaron el
análisis del capital de la plusvalía. Sin embargo, no fueron capaces de resolver el problema de la
plusvalía. Al analizar los fenómenos económicos solo cuantitativamente, creían que las leyes y
categorías del capitalismo eran eternas y naturales. Consideraban que el salario es el precio del
trabajo por eso no fueron capaces de explicar a base de la teoría valor trabajo, como se realiza
el cambio entre el trabajo y el capital. Al no descubrir la relación entre el valor y el precio no
logran determinar el problema del beneficio medio.

Al agudizarse la lucha de clase entre el proletariado y la burguesía comienza la descomposición


de la economía política burguesa que se enfrento con contradicciones para ella difícil de
resolver.

La tercera fuente, del marxismo es el socialismo utópico francés, que criticaban el capitalismo
y fueron los primeros en decir que no era una forma de producción eterna, sino transitoria,
pero interpretaban de forma idealista el desarrollo de la sociedad no logrando descubrir las
contradicciones y las leyes que rigen el capitalismo ni determinar las premisas materiales y
objetivas de su derrumbamiento. Tampoco vieron la necesidad de la lucha revolucionaria para
construir el socialismo, por lo que sus teorías no pudieron servir al proletariado de instrumento
ideológico en su lucha por el socialismo.

La aparición del marxismo estuvo preparada por todo el proceso de desarrollo histórico. Sus
premisas económico sociales fueron las trasformación del capitalismo en una formación
económico social especifica, la profundización de las contradicciones del modo de producción
capitalista, el crecimiento de la clase obrera y el desarrollo de la lucha revolucionaria. De aquí
se desprende que el marxismo, es por su contenido y origen, la doctrina internacional del
proletariado.

Alemania fue la patria del socialismo científico, hacia 1840 esta se hallaba en vísperas de la
revolución burguesa en la que el proletariado debía desempeñar el papel decisivo. En virtud de
esta circunstancia el centro del movimiento revolucionario se traslada a Alemania, siendo Marx
y Engels los dirigentes del proletariado internacional y los creadores del socialismo científico.

Marx y Engels estudiaron con mucho detalle las obras de sus antecesores y reelaboraron desde
un punto de vista critico las teorías de sus mas destacados filósofos y economistas burgueses:
así como de los socialistas utópicos.

Apoyados en la filosofía de Hegel y Feuerbach crearon el materialismo dialectico, con un


método totalmente opuesto al de Hegel y superando el carácter metafísico y antehistórico del
materialismo de Feuerbach e investigaron desde posiciones materialistas la historia de la
sociedad.

Marx utilizo la mayor aportación de la economía política clásica de Inglaterra “la teoría valor
trabajo” pero la reestructura totalmente, la desarrolla y la fundamenta. Marx fue el primero en
descubrir que tras las relaciones entre los objetos se encierran relaciones entre las personas y
muestra el carácter transitorio de las relaciones de producción. Crea la doctrina de la plusvalía
y analizo de forma exhaustiva el régimen capitalista de producción, llegando a la conclusión
fundamentada de la inevitabilidad histórica del socialismo y del papel de la clase obrera como
creadora de esa nueva sociedad. A partir de ahí el socialismo dejo de ser una utopía para
convertirse en ciencia.

Karl Heinrich Marx

Karl Heinrich Marx, nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la Prusia Renana (a la que
también pertenecían Bonn y Colonia). Aunque su familia era de origen judío se habían
convertido al protestantismo en 1824. Su padre, Heinrich Marx, era abogado en Tréveris. En
dicha ciudad cursó sus estudios de Bachillerato, iniciando luego sus estudios universitarios en
Bonn, que proseguiría en Berlín, donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en una
época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era predominante. Marx terminaría
sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. En Berlín entró en
contacto con los llamados "Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de Doctores. De esa
época data su amistad con Bruno Bauer, uno de los miembros destacados del club.
En 1842 comenzó su colaboración con la revista "Rheinische Zeitung", (Gaceta Renana),
dedicada cuestiones de "política, comercio e industria", que destacó por su carácter crítico, y de
la que posteriormente sería redactor jefe, en Colonia, actividad que le puso en contacto directo
con los problemas políticos y sociales de la época en Alemania. Consecuencia de tal contacto, y
del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en su pensamiento, que le
llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel.
El 19 de junio de1843 se casa con Jenny von Westphalen, joven perteneciente a la nobleza
prusiana (cuyo hermano sería Ministro de Interior en uno de los períodos más reaccionarios,
después de la revolución de 1848). A raíz del cierre de la revista, en 1843, censurada por las
autoridades, Marx se traslada con Jenny a París, donde colaborará con Arnold Ruge en los
"Anales franco-alemanes, revista de la que se llegaría a publicar un sólo número, en la que
publicará su "Crítica de la filosofía hegeliana del Derecho". En París entrará en contacto con el
movimiento socialista francés, a través de Proudhon y Louis Blanc, dos de sus destacados
líderes, conociendo también al anarquista ruso Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la
economía política inglesa, sumergiéndose en la obra de Adam Smith y Ricardo, lo que supondrá
un nuevo giro en su pensamiento.
En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, a quien había conocido anteriormente,
llegado a París procedente de Inglaterra, iniciándose una colaboración duradera entre ambos,
que dará su primer fruto en 1845, con la publicación de "La sagrada familia", una obra crítica
en contra de las posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores.
En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad
política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología
alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero
que contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia.
En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con Engels, redacta los
principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista", que sería
publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa.
Marx será expulsado de Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin contemplaciones,
dirigiéndose a Francia, invitado por el gobierno provisional. Marx y Engels deciden regresar a
Alemania, para participar en la que se producía allí, y que se saldará con un fracaso. Marx
editará en Colonia la "Neue Rheinische Zeitung", por cuyos artículos se le llevará ante los
tribunales de justicia juzgado, pero será absuelto. Tras las derrotas de las insurrecciones de
mayo de 1849 se trasladará de nuevo a París, pero será nuevamente expulsado de Francia, en
1849, por lo que se dirigirá a Londres, donde establecerá su residencia, aunque realizará
algunos viajes, relacionados con la salud y visitas familiares, a Francia y a Alemania.
En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual, (son conocidas sus intensas sesiones
de trabajo en la biblioteca del Museo Británico), que le llevará a la realización de su obra
cumbre, "El capital", colaborando también en el "New-York Tribune". En 1859 publica, como
fruto de sus trabajos sobre economía, la "Contribución a la crítica de la Economía política",
donde expone su teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus estudios sobre
el capital. No obstante, Marx no deja completamente al margen su actividad política en el
movimiento comunista internacional, de la que será una muestra su participación en la
creación, en 1864, de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), que sería conocida
también como la Iª Internacional. Las divergencias en el seno de la AIT con los anarquistas, así
como con los socialistas franceses y alemanes, sobre todo respecto a la hegemonía del Consejo
General, se saldará con lo que se ha considerado un fracaso político para Marx, quien no
consigue imponer sus tesis sino formalmente, aunque gracias a la situación de poder de la que
sigue gozando, consigue que la sede de la Internacional sea trasladada a Nueva York.
En 1867 se publicará la primera edición del primer tomo de "El capital". Los 2 restantes
volúmenes serán publicados póstumamente por Engels, en 1885 y 1894. En 1871, tras la
revolución que lleva a la Comuna de París, Marx organiza manifestaciones de apoyo y escribe
"La guerra civil en Francia", que interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la
dictadura del proletariado.
Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate.

Entre sus obras principales están:

 El Kapital (1867- 1894)


 El Manifiesto Comunista ( 1848)
 La ideología Alemana (1846)
 Salario, precio y ganancia
 Miseria de la filosofía
 Contribución a la crítica de la economía política (1859)
Los levantamientos populares desde finales de 1847

La doctrina de Marx

Marx se reconocía en un principio como discípulo de Hegel, en la época en que esperaba con
“Los Jóvenes Hegelianos” convencer al rey de Prusia de realizar reformas sociales.
Decepcionado de esta esperanza emprende una crítica de la filosofía de Hegel a la cual
reprocha el haberle metido en un “callejón sin salida”. Rechaza la filosofía de Hegel porque dice
no propone una verdadera solución al problema social.

En esta búsqueda Marx utiliza los estudios de Ludwig Feuerbach que sostenía que Hegel no
reconocía la verdadera realidad de la naturaleza. Feuerbach se proclamaba materialista y sobre
esa base se esforzaba en construir una doctrina social humanista. El Hombre decía “debe
liberarse de todas las ilusiones que le incumbran y alienan, especialmente de la ilusión religiosa,
entonces cada individuo comprenderá que existe solo como representante de una especie
natural, la especie humana, y hallará la felicidad integrándose a la vida de la colectividad”
A pesar de que este filósofo nunca haya atacado directamente la propiedad privada y existía
gran estancia entre este “humanismo” y la “doctrina comunista”. Marx desde 1844 admite que
hay que disponer de una fuerza para transformar la sociedad y piensa que esta fuerza se hallará
entre los obreros oprimidos.

Ahora bien, Marx aprende de los economistas, por una parte, que el valor de las cosas se debe
al trabajo necesario para su producción y por otra, que los trabajadores no consumen nunca lo
que es estrictamente necesario para su subsistencia. De este análisis saca unas conclusiones
mucho más radicales que los socialistas utópicos: afirma que la economía política prueba la
necesidad de la supresión de la propiedad privada.

En efecto, al demostrar que el valor de las cosas depende del trabajo, Marx piensa que la
economía política demuestra que la “esencia de la propiedad está en el trabajo. Lo que nos
apropiamos al poseer una cosa es trabajo. Pero al mismo tiempo vemos que el trabajador no
dispone del producto de su trabajo. Recibe apenas lo que le es necesario para no morir de
hambre. Ello significa que la propiedad privada provoca, no la realización del ser humano, sino
por el contrario su perdida, su “alienación”.

Sin embargo, a los ojos de Marx la alienación del hombre no se manifiesta solamente en la
miseria de los trabajadores. Volviendo sobre un tema ya desarrollado por Rousseau, Fichte y
Hegel, expone que el capitalista está también alienado, deshumanizado por su culto al dinero.
Además asegura que es inútil imaginar que los conflictos nacidos de esta alienación puedan ser
resueltos por la intervención del Estado. Puesto que el propio estado no es más que un
producto de esta alienación, ya que es una fuerza organizada por los propietarios para la
defensa de sus privilegios.

Después de esto, Marx se impone una conclusión: hay que suprimir la propiedad privada y el
Estado, como piden los comunistas, y como deberían pedirlo socialistas tales como Proudhon, si
fuesen consecuentes consigo mismos.

Marx dice que una transformación profunda de la sociedad exige el recurso a la fuerza:
“Es evidente, escribe, que el arma de la crítica no sabría sustituir la crítica de las armas; la
fuerza material no puede ser abatida más que por la fuerza material; pero la teoría se
transforma también en fuerza material, desde que penetra en las masas…”

¿Dónde hallar pues esta fuerza material que pueda cambiar la sociedad? Marx dice que se halla
en el proletariado.

Así queda fundamentada y propuesta al mundo, “La doctrina de la revolución social por el
proletariado” doctrina opuesta a la de Hegel pero que le debe mucho a la obra del filósofo. La
gran novedad de la doctrina de Marx es que no constituye solamente una teoría general de las
revoluciones (ya que esta fue dada por Hegel) sino que la presente situación del mundo deduce
la necesidad de una nueva revolución (que Hegel no había previsto) y además, designa a la
clase social que hará esta revolución.

Marx y el Materialismo Histórico (1845-1848)

Antes de ese período, el comunismo de Marx se fundamentaba en la teoría de la alienación por


la existencia de la propiedad, dejando a la historia un lugar relativamente pequeño. No
obstante, tenía muy al tanto de los acontecimientos contemporáneos. Pero no había intentado
explicar por qué proceso histórico la humanidad había llegado a esta alienación. La propiedad
privada era para él una catástrofe que había sorprendido a la humanidad en unas condiciones
que parecían misteriosas. La explicación del proceso histórico que ha desembocado en el
estado actual, piensa hallarlo en el hecho de la división del trabajo que se ha desarrollado
“naturalmente” debido al hecho de que las necesidades humanas se multiplican
“naturalmente” y que la humanidad tiende “naturalmente” a aumentar su capacidad de
satisfacer sus necesidades.

“Una vez satisfecha la primera necesidad, ella misma conduce la acción de la satisfacción y el
instrumento ya adquirido a la satisfacción de nuevas necesidades… y esta producción de nuevas
necesidades es el primer acto histórico”

”La división del trabajo provoca la posibilidad, e incluso la realidad (de hecho) de que la
actividad espiritual y material, el goce y el trabajo, la producción y el consumo, recaigan en
individuos distintos” (La ideología Alemana, I parte, K. Marx, 1937, pág. 166).
Marx enfatiza rotundamente que solo le interesa la realidad sensible y no lo que pasa en la
conciencia, pero reconoce que la conciencia no puede ser negada hay que considerarlas como
un producto de las condiciones de vida reales del hombre.

“la moral, la religión, la metafísica y el resto de la ideología así como las formas
correspondiente de la conciencia no conservan, pues, ya por mucho tiempo la apariencia de la
independencia. No tienen historia, no tienen un desarrollo, pero los hombres que desarrollan
su producción material y su comercio material modifican, al mismo tiempo que esta realidad
que le es propia, igualmente sus formas de pensar. No es la conciencia quien determina la vida
es la vida quien determina la conciencia” (Ibid p. 154).

La explicación de la historia, según Marx, debe descansar, pues, sobre el estudio del desarrollo
de las necesidades humanas y de las fuerzas productivas del hombre. Y esta aplicación
permitirá por primera vez comprender las revoluciones sociales. Ahora bien, estas no son otra
cosa que el efecto de contradicciones que aparecen necesariamente entre las instituciones
sociales y las fuerzas productivas, debido a que estas fuerzas productivas no cesan de
desarrollarse.

“En la producción social de su existencia, los hombres entran en unas relaciones determinadas,
necesarias, independiente de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un
grado de desarrollo dado de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones
de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
eleva una superestructura jurídica y política, y a las que corresponde una forma de conciencia
social determinada… en una cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad
entran en contradicción con las relaciones de producción existente, de las que no son más que
la expresión jurídica, las relaciones de propiedad en cuyo interior se estaban transformando
hasta entonces. De forma evolutiva que era, estas relaciones se convierten en obstáculos de
esta fuerza. Entonces se obre una era de revolución social” (Contribución a la Crítica de la
Economía Política, K. Marx, 1959, P 171).

Marx cree, pues, más que nunca en el papel decisivo del proletariado y define la sociedad
futura como una sociedad comunista que triunfa por la organización voluntaria de las tareas de
la división social del trabajo.

“En la sociedad comunista- escribe- en la que cada uno no tiene un circulo exclusivo de
actividad, sino que puede perfeccionarse en cualquier rama, la sociedad reglamenta la
producción general y me ofrece así la posibilidad de hacer hoy esto, mañana aquello, de cazar
por la mañana, pescar por la tarde, cuidar ganado por la noche incluso criticar la alimentación,
sin jamás convertirme en cazador, pescador o pastor o crítico, siguiendo mis gustos”

Cree en la difusión del maquinismo, pide que llegue pronto, para hacer saltar la sociedad actual
y mantiene, por otra parte, que una vez hecha la revolución las fuerzas productivas deberán
continuar su crecimiento afín de que se pueda autorizar al individuo a cambiar de ocupación a
su gusto.
“ Un gran desarrollo de las fuerzas productivas es un presupuesto practico, absolutamente
necesario ya que sin él, la escasez podría generalizarse, y en consecuencia, con la necesidad
deberá volver a empezar la lucha por lo necesario y establecerse toda la antigua inmundicia”
(Ibid, p. 176).

Marx ve que la simple supresión de la propiedad privada no resuelve el problema social.


Reconoce que hay que reglamentar la producción, pero que esta reglamentación no será
opresiva para el individuo y le dejará prácticamente libre para comportarse a su gusto, a
condición de que el desarrollo de las fuerzas productivas haga reinar la abundancia.

En el manifiesto de 1946 el pensamiento de Marx se precisa más. La historia no ha sido hasta


nuestros días sino la historia de las luchas de clase, y en esta historia la burguesía ha jugado un
papel revolucionario “destruyendo las relaciones feudales”. Pero ahora ha sonado la hora del
proletariado. Puesto que el maquinismo que la burguesía ha introducido entra en contradicción
con su poder. Periódicamente estallan las crisis, que demuestran que el régimen no puede
utilizar plena y continuamente las fuerzas productivas existentes. Al mismo tiempo el paro y la
depauperización aumentan, de forma que hay que mantener sin trabajo a una masa de gente.

El capital La crítica de la economía política,

El Capital es la obra básica fundamental de K. Marx en que se expone su teoría del socialismo
científico. En él está contenida la exposición de la doctrina de Marx, que consiste en mostrar la
Ley del desarrollo de la sociedad contemporánea. Considera el desarrollo de la FES como un
proceso histórico-Natural. Por lo que en el Capital llega a investigar plenamente la fisiología de
la sociedad burguesa, el desarrollo del capitalismo comenzando por sus primeras fases para
terminar con la fundamentación de su ineludible desaparición.

Con la publicación del El Capital se da un cambio total en la economía Política, Marx expone ahí
su doctrina de la plusvalía, que para Lenin es la piedra angular de la teoría económica del
Marxismo.

En esta doctrina Marx descubre la Ley Económica Fundamental del capitalismo y explica el
secreto de la explotación capitalista. Así mismo descubre otras leyes como la Ley universal de la
Acumulación Capitalista, La Ley capitalista de la población, entre otras.

También examina la lucha de clases y el papel que desempeña el Estado Burgués y critica a la
ideología burguesa y se ofrece una síntesis profunda de la experiencia práctica del movimiento
obrero internacional.

El Método Marxista
El Capital, además de ser una obra político- económica, es también una obra filosófica. En ella
el materialismo dialectico e histórico adquiere plena aplicación. Puso de manifiesto que las
leyes y categorías económicas son la expresión de la relaciones de producción y que estas
últimas están determinadas por las fuerzas productivas, por su carácter y nivel de desarrollo. En
una determinada etapa el desarrollo de las fuerzas productivas hace cambiar necesariamente
las relaciones de producción. Junto con el cambio de las relaciones de producción varían
también las leyes y categorías económicas que las expresan. Es decir, Marx fue el primero en
descubrir las que las categorías económicas no son eternas e invariables como suponían sus
predecesores, sino históricas y transitorias.

Plantea que la vida de la sociedad se basa en la producción material, que esta desempeña un
papel determinante respecto a la distribución, el cambio y el consumo. Sus predecesores, en
cambio, atribuían el primer lugar la distribución y al cambio y consideraban que la economía
política debía ocuparse del estudio de las leyes de la distribución de la riqueza. Marx fue el
primero en establecer que el carácter y la forma de la distribución vienen determinadas única y
exclusivamente por la producción.

El enfoque materialista del estudio de los procesos económicos significa el reconocimiento de


que el mundo material es lo primero y la conciencia lo secundario. La conciencia es secundaria
puesto que no es otra cosa que un reflejo de la existencia.

Mar inicia el análisis del capitalismo partiendo de la producción simple de mercancía y de la


circulación. Pero es aquí donde comienza la historia del capitalismo, que surgió de la
producción simple de mercancía. Marx investiga el desarrollo de las formas del valor,
comenzando por la más simple y casual y terminando por la monetaria. Este proceso refleja el
desarrollo real de la producción mercantil y del cambio.

“En el análisis de las formas económicas –escribe Marx- de nada sirven de nada sirven el
microscopio y los reactivos químicos. El único medio de que disponemos, en este terreno es la
capacidad de abstracción”

Solamente con ayuda de la abstracción, haciendo caso omiso de los rasgos secundarios y
después de haber calado en lo más hondo de los fenómenos y los procesos, se pueden buscar
los rasgos fundamentales, descubrir las leyes rectoras. Este aislamiento de os rasgos generales
en los procesos y fenómenos se consigue con la abstracción que refleja profundamente la
realidad y determina las leyes y categorías económicas, expresión teórica de las relaciones de
producción que existen y se desarrollan en la práctica.

Mediante la abstracción científica, Marx no solo llegó a conocer la esencia de los fenómenos
característicos del modo capitalista de producción, sino que demostró bajo qué forma se
manifiesta esta esencia.

Los predecesores de Marx consideraban el capitalismo como una forma eterna y natural de la
producción. Estimaban también que las categorías económicas del modo capitalista de
producción son invariables y corresponden a la naturaleza humana (este es el método
metafísico). En cambio, Marx señala que cada forma existente era considerada por él en su
dinámica y, por consiguiente, teniendo en cuenta sus facetas transitorias.

Marx fue el primero en señalar que el desarrollo posee una forma cuantitativa y otra
cualitativa, y que es un proceso de transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos.
Demostrando que el desarrollo es un proceso de constante negación de lo viejo y aparición de
lo nuevo. En El Capital, describe la trayectoria real de la dinámica de la sociedad. Se “trata de
“un desarrollo que parece repetir las fases ya pasadas pero que las repite de un modo distinto,
sobre una base más elevada (“negación de la negación”) un desarrollo que se produce en
espiral y no es en línea recta”.

La esencia del capitalismo: la explotación de la fuerza de trabajo por el capital

Fundamentándose en los trabajos de los Economistas Clásicos, Marx emprende en El Capital, la


tarea de demostrar que la economía moderna es una forma histórica de producción: el sistema
capitalista, cuya esencia es la explotación de la fuerza de trabajo por el capital. La sociedad ha
creado una situación talque la sociedad está dividida en dos grandes clases: la que posee los
medios de producción y la que no posee otra cosa que su fuerza de trabajo. Los capitalistas
compran la fuerza de trabajo de los proletarios y dirigen la producción de las mercancías. Los
beneficios resultados de la venta de las mercancías les permiten aumentar su capital, al mismo
tiempo que consumir. Tienden así a desarrollar la productividad del trabajo y el empleo en la
gran industria y en la agricultura capitalista.

La economía moderna descansa sobre el intercambio de mercancías. Una mercancía posee ante
todo un valor de uso, una utilidad para quién la posee, posee después un valor de cambio. Los
dos valores están ligados, dado que un objeto no se vende si no tiene valor para alguien. Y sin
embargo, no es posible referir el valor en cambio a la utilidad, puesto que no es cierto que una
mercancía tenga tanto más valor, cuanto más útil sea. El valor en cambio representa la
cantidad de trabajo necesaria para su producción. Solo los objetos producidos regularmente
para la venta en el mercado (la mercancía) poseen un valor en cambio.

Igual que Ricardo, Marx precisa que el trabajo dedicado a la fabricación de materiales y de
instrumentos de producción forma parte del valor del producto acabado. El trabajo que forma
el valor en cambio es el trabajo socialmente necesario para la producción, es decir, el trabajo
gastado en promedio en la sociedad considerada. No es el trabajo necesario en tal o cual
empresa. Es evidente que el trabajo realizado por tal individuo que pertenece a tal profesión,
no es idéntico al realizado por otro individuo ya que los trabajos concretos difieren unos de
otro, pero justamente el proceso de formación del valor en cambio, somete todos los trabajo
concretos al ”trabajo abstracto”. Ello no significa sin embargo, que todos los trabajadores
proporcionen en un mismo tiempo la misma cantidad de trabajo abstracto. Esa sociedad tiene
en cuenta su cualificación y también la intensidad de su trabajo puesto que paga salarios
distintos a los distintos trabajadores. La cantidad de “trabajo simple” ofrecida por una fuerza
de “trabajo compleja” o por un individuo que trabaja en forma más intensa, es proporcional a
la relación que existe entre el salario pagado por este trabajo y el trabajo pagado por el trabajo
simple de intensidad normal.

Finalmente Marx precisa que el trabajo que está representado en el valor en cambio de los
productos es el “trabajo productivo”. Igual que Smith considera a los funcionarios y a los
servidores domésticos como improductivos pero contrariamente a Smith considera que la
actividad puramente comercial es improductiva. No es posible que el tiempo gastado por un
vendedor en obtener un precio un poco más elevado aumente el valor de la mercancía. Por el
contrario el trabajador ocupado en una empresa que produce unos servicios (servicio de
transporte por ejemplo) es un trabajador productivo.

Enunciada de nuevo por Marx la teoría inglesa clásica del valor queda notablemente mejorada.
Ricardo no pudo resolver la dificultad de la no proporcionalidad con relación al trabajo del
capital necesario en las diversas producciones.

Los “precios de mercado” dependen de la oferta y de la demanda. Los precios normales se


alcanzan cuando se igualan las tasas de salario, así como las tasas de beneficio.
Ricardo vio claramente que estos precios normales no reflejan exactamente los valores puesto
que los beneficios dependen de la cantidad de capital invertido. De dos bienes que han costado
la misma cantidad de trabajo (directo e indirecto) uno se vende normalmente más caro si la
producción exige la inversión de un capital más importante.
La solución de Marx fue la siguiente:
Si dividimos el capital productivo de una nación por su renta nacional obtendremos el
“coeficiente de capital medio” de esta nación. Se puede distinguir entonces, tres categorías de
producciones:
a. Las producciones en que el coeficiente de capital es superior a la media
b. Las producciones en que el coeficiente de capital es igual a la media
c. Las producciones en que el coeficiente de capital es inferior a la media

Cuando dos productos se obtienen con unos coeficientes de capital distintos sus precios
normales no están exactamente en la misma relación que sus costes en trabajo. Pero desde el
punto de vista del conjunto de la economía la diferencia entre precios y costes en trabajo se
compensan.

Los precios normales de la categoría a) son más elevados de lo que serían si su coeficiente de
capital fuese igual a la media.
Pero los precios normales delos productos de la categoría c) son más bajos, que no serían si su
coeficiente de capital fuese igual a la media. Este último fenómeno se explica por el primero.

Cada precio, es pues, la expresión de un gasto de trabajo y no hay ninguna otra fuente del valor
en cambio que el trabajo. Ciertos productos se venden a unos precios que parecen representar
algo distinto al trabajo. Pero ello en realidad no es posible más que si otros productos se
venden a unos precios que no representan completamente el trabajo gastado en su
producción. Es el trabajo no representado en el precio de los segundos que se halla expresado
en el precio de los primeros.

Se ha demostrado así que el trabajo es la única fuente de valor y la teoría clásica del valor se
halla definitivamente justificada. Marx saca unas conclusiones que van mucho más lejos que las
de los economistas clásicos, cuando aborda el problema de la distribución de las rentas.

Los capitalistas y los propietarios agrícolas obtienen unas rentas a pesar de que no trabajan. Es
porque opera una detracción sobre el valor creado por el trabajo. Smith y Ricardo lo admiten. Y
los socialistas proclaman entonces, que los detentores de capital roban a los obreros al
comprarles el trabajo por debajo de su verdadero valor.

Esta forma de plantear el problema en el terreno de la moral no parece válido a Marx. Hay que
comprender dice, que el beneficio y la renta de la tierra no son unos elementos accidentales
(como puede ser un robo) sino que pertenecen a la esencia misma del capitalismo.

Marx plantea que no es el trabajo lo comprado por el capitalista sino la fuerza de trabajo o la
capacidad de trabajo del obrero. Esta fuerza de trabajo es pagada en “su valor” según las
normas de la economía capitalista. En efecto, el salario es lo que permite mantener y
reproducir la fuerza de trabajo, es pues la expresión monetaria de su coste en trabajo o de la
cantidad de trabajo que la sociedad debe dedicar al mantenimiento y a la reproducción de la
fuerza de trabajo.

Pero la fuerza de trabajo puede ofrecer más trabajo de lo que cuesta. La diferencia entre la
cantidad de trabajo ofrecida por la mano de obra y la cantidad de trabajo representada por su
coste queda en manos del capitalista, Marx le denomina Plusvalía.

El beneficio del capital y la renta de la tierra, son la expresión monetaria de esa plusvalía. No
hay que analizarlos como el efecto de un robo, sino como una consecuencia necesaria de la
propiedad privada de los medios de producción y del salario. Sin embargo, dado que es cierto
que los capitalistas y propietarios de la tierra buscan constantemente aumentar sus rentas
disminuyendo la de los trabajadores, la apropiación de la plusvalía sobre el producto del
trabajo se analiza como una explotación de la fuerza de trabajo por el capital.

La contradicción no reconocida entre la esencia y la apariencia en el sistema capitalista: el


fetichismo de la mercancía.

Los economistas ingleses clásicos han admitido que los precios y las rentas, es decir, todos los
fenómenos económicos de una economía moderna deberían explicarse a partir de la idea de
que el valor de una mercancía depende de su coste en trabajo. Esto a los ojos de Marx tiene un
gran mérito. Sin embargo, Marx piensa que no pudieron comprender la relación que existe
entre el proceso esencial por una parte, que representa la formación del valor y de la plusvalía,
y por otra, los fenómenos concretos observables en el mundo capitalista.
A pesar, de que los economistas ingleses hayan dicho, a veces, que el beneficio y la renta de la
tierra son unas detracciones sobre el fruto del trabajo, han admitido que estas detracciones son
plenamente naturales, puesto que para ellos es natural que el trabajador reciba solamente lo
que le es necesario para su subsistencia, y también porque encuentran natural que el
propietario de un terreno más fértil que otro, reciba un arriendo más elevado. Marx por el
contrario, piensa haber demostrado que la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía
es la consecuencia de un proceso histórico determinado y que la Ley del Valor lejos de
confirmar el carácter “natural” de las rentas capitalistas revela su carácter histórico. Bajo la
apariencia de rentas naturales, el análisis hace descubrir la realidad esencial de la explotación.

La realidad posee una esencia que se expresa en unas apariencias, unos fenómenos que a
menudo contradicen esta esencia. Pero hay que referirse a la esencia para comprender la
realidad.
Así para Marx la esencia de la realidad capitalista es la formación del valor y la extorsión de la
plusvalía por el capital. Y no se puede comprender el beneficio del capital y la renta de la tierra
sin comprender que estas rentas son la expresión de la plusvalía. Pero no es esncial que cada
producto se venda a un precio que corresponda a su valor. Algunos se venden por debajo, otros
por encima. Cuando hay venta por encima del valor existe más plusvalía realizada que la
plusvalía creada en el sector considerado. Pero al mismo tiempo en otro sector se produce la
inversa. La insuficiencia de la plusvalía realizada aquí compensa el excedente realizado allí. Lo
esencial es que para el conjunto (o lo que es lo mismo, en promedio) la venta de los productos
realice la plusvalía creada por el trabajo.

A menudo se ha querido refutar la teoría valor trabajo diciendo que el coste en trabajo de una
mercancía no es prácticamente medible, debido principalmente a las diferencias que existen
entre las cualidades del trabajo ofrecido por distintas categorías de individuos. Pero hay que
comprender que en todos los casos la esencia de la realidad escapa a la mediación. No
medimos nunca nada más que las apariencias, los fenómenos. Pero no podemos quedarnos ahí
si queremos comprender la realidad. Hay que captar la esencia que, sin embargo, no puede ser
nunca medida, ni fotografiada.

Los análisis de Marx pueden ser considerados como un remate de los análisis fundamentales de
la Economía Política Inglesa Clásica. Pero que conducen al establecimiento de un juicio sobre la
naturaleza de la economía capitalista muy distinta a la de Smith y Ricardo.
Cuando los individuos intercambian unas mercancías en realidad intercambian el trabajo que
estas contienen. La propia moneda no es más que la “cristalización” de una cierta cantidad de
trabajo, la que ha sido necesaria para producir la pieza de oro o de plata que circula, o lo que es
lo mismo, la cantidad de oro o de plata que representa o sustituye un billete de banco.

La renta de los individuos proviene enteramente del trabajo ofrecido por la mano de obra cuyo
capital compra la fuerza. Finalmente el propio capital no es más que trabajo incorporado tanto
en los instrumentos de producción, como en las sumas de dinero.
La economía política revela pues, la verdadera naturaleza de las relaciones sociales en la
economía capitalista: la explotación de la fuerza de trabajo “viviente” por los detentores del
trabajo “pasado” convertido en reserva, realización del trabajo por la venta de los productos,
distribución del trabajo contenida en los productos entre las distintas clases de la sociedad.

Pero los miembros de la sociedad capitalista ignoran la economía política. Creen poseer en sus
actividades económicas, solamente las cosas en sí misma. Y además, tratan a la fuerza de
trabajo como una simple cosa. Ello es el que da el carácter enteramente inhumano, en el
sentido más literal del término, del capitalismo. En la conciencia de los individuos, la vida
económica no está ya formada de relaciones entre los hombres, sino que consiste en un simple
movimiento de objetos, de cosas, movimiento que domina la vida de cada individuo.

Estas cosas a sus ojos, están dotadas de propiedades misteriosas que no intentan dilucidar. Los
productos tienen u precio. Los medios de producción engendran unos beneficios. La tierra
genera renta, La moneda tiene un poder de compra y proporciona unos intereses. Todos estos
hechos están aceptados como “naturales” sin intentar explicarlos, los movimientos de los
precios, de las rentas, del poder adquisitivo de la moneda. Los individuos soportan los
fenómenos económicos como si fuesen el efecto de una fatalidad ciega. Por ejemplo soportan
la baja de los precios debido a un flujo excesivo de mercancías en el mercado. Las mercancías y
sobre todo el dinero son para ellos verdaderos “fetiches” “El carácter fetichista de la mercancía
y su secreto” (K. Marx, El Capital, TI, CI, SIV).

El desarrollo de las contradicciones en el seno de los fenómenos económicos

En el mundo capitalista, la esencia del sistema de producción es ignorada, incluso por los
economistas que han analizado la categoría del valor puesto que no han sabido sacar realmente
partido a este análisis.

Resulta que en el seno de los fenómenos, en el medio económico concreto, se desarrollan unas
contradicciones que no pueden ser comprendidas y dominadas por la voluntad de los hombres.
Estas contradicciones tienden entonces a hacer imposible el funcionamiento del sistema: deben
crear las ocasiones favorables para la conquista del poder por el proletariado.
1. La depauperización de la clase obrera y la agravación de la lucha de clases. Los
trabajadores creadores de la riqueza se encuentran reducidos a unas condiciones
miserables, esta contradicción tiende acentuarse con el tiempo. Esto debe conducir al
proletariado a levantarse y conquistar el poder político para construir una sociedad
socialista fundamentada en la propiedad colectiva de los medios de producción. Pero la
posibilidad de éxito de los asalariados en esta lucha permanente, dependen de las
circunstancias que rigen la evolución de la oferta y la demanda de la fuerza de trabajo.
Parece que si la oferta aumenta más rápidamente que la demanda, existen grandes
posibilidades para que el salario disminuya, e inversamente.

La oferta de la fuerza de trabajo depende de la evolución demográfica. La demanda de


la fuerza de trabajo depende de la cantidad de capital invertido en la economía y de las
técnicas de producción empleadas. Oponiéndose a Malthus y Ricardo, Marx admite que
si las técnicas de producción no cambian el aumento de la demanda de fuerza de trabajo
será más rápida que el crecimiento de la oferta y que el salario tendrá que aumentar.
Pero, el progreso técnico, dice, es inherente al régimen capitalista, dado que los
detentores del capital tienen interés en emplear unos métodos de producción nuevos
que aumenten la rentabilidad de sus capitales.

De ello resulta una disminución considerable del crecimiento de la demanda de fuerza


de trabajo. Entonces, debe llegar un momento en el que el ritmo de crecimiento de la
demanda de la fuerza de trabajo es inferior al ritmo de crecimiento de la oferta. Esta es
una situación muy desfavorable a los asalariados. Marx insiste sobre todo en el hecho de
que una parte de la clase obrera está reducida a la miseria porque está privada de la
posibilidad de trabajar. Y sostiene que este paro es una condición de la expansión de la
economía capitalista, ya que los capitalistas deben de tener a su disposición este
“ejercito industrial de reserva” desde que las circunstancias les sean favorable a la
expansión.

Pero a medida que aumenta la importancia económica del proletariado sometido al


régimen de la gran industria, el volumen de este ejército de parados aumenta, y por
tanto se extiende la miseria en la clase obrera. El progreso del maquinismo tiene por
efecto hacer el trabajo más penoso en la gran industria. “cualquiera que sea la tasa de
los salarios, alta o baja, la condición del trabajador debe empeorar a media que el
capital se acumula”.

“La ley que siempre equilibra el progreso de la acumulación y el de la superpoblación


relativa une al trabajador al capital más sólidamente que las marcas de Vulcano unían a
Prometeo a su roca. Esta Ley es la que establece una correlación fatal entre la
acumulación del capital y la acumulación de la miseria, de tal forma que la acumulación
de la riqueza en un polo, es igual a la acumulación de pobreza, sufrimiento, ignorancia,
embrutecimiento, degradación moral, Esclavitud en el polo opuesto, al lado de la clase
que produce el propio capital”.

“A medida que disminuye el número de detentores del capital que usurpan y


monopolizan todas las ventajas de este período de evolución social, se acrecienta la
miseria, la presión, la esclavitud, la degradación, la explotación, pero también crece la
resistencia de la clase obrera ampliándose sin cesar y cada vez más disciplinada, unida y
organizada, por el propio mecanismo de la producción capitalista. El monopolio del
capital se convierte en una traba para el sistema de producción que se ha ampliado y ha
prosperado con él y bajo sus auspicios. La socialización del trabajo y la centralización de
sus recursos materiales llegan a un punto en que no puede permanecer ya en su funda
capitalista. Esta funda se rompe, estalla. La hora de la propiedad capitalista ha sonado.
Los expropiadores son a su vez expropiados”.
Si bien es cierto, el curso de los acontecimientos no confirmo las visiones de Marx,
puesto que en los países más avanzados, la voluntad revolucionaria no fue generalizada
en la clase obrera, pues, esta clase en general se “aburguesó”. Sin embargo, ello no
significa que la concepción marxista de la naturaleza y de los efectos del capitalismo sea
falsa. Puesto que es cierto, que el desarrollo del capitalismo ha generado una miseria
creciente. Pero esta miseria no está localizada donde Marx pensaba. Se la encuentra en
las regiones del mundo de las que los países capitalistas avanzados han hecho regiones
satélites que les proporcionan mercados para su producción industrial y
aprovisionamiento.

No es posible actualmente hacer un juicio de la tesis de Marx considerando solamente la


situación de la clase asalariada en los países adelantados. Desde hace siglos el
capitalismo ha penetrado progresivamente en todas las regiones del mundo. Y por otra
parte, en las regiones subdesarrolladas se encuentra un proletariado cuyas condiciones
de vida son todavía peores que las del proletariado (inglés y francés) de mitad del siglo
XIX. La expansión del capitalino por otra parte ha conducido simultáneamente a un
formidable desarrollo de la miseria entre el campesinado en las regiones no
desarrolladas. Hay que considerar el conjunto de estos fenómenos si se quiere apreciar
hoy las consecuencias de la acumulación de capital. Estas han sido mucho más
complejas de lo que Marx pensaba.

2. La imposibilidad del mantenimiento permanente del equilibrio entre las dos grandes
sectores de la economía capitalista

Marx descubre que Smith y Ricardo han cometido un error fundamental al considerar
que la producción nacional se compone únicamente de bienes de consumo. En realidad
comprende también el valor de los medios de producción. Durante el año estos medios
de producción están destinados, o bien a sustituir los equipos usados en el curso del año
o bien a sumarse al equipo existente.

En el segundo caso, es evidente, que se comete u error no contándolos en la producción


anual. Pero es igualmente erróneo en el análisis económico no distinguir de una forma u
otra la producción de medios de producción “de sustitución” de la producción de los
bienes de consumo.

En efecto, la operación de sustitución de los medios de producción usados no se realiza


de forma necesaria y automática; exige unas decisiones particulares; puede ser
retrasada; y es incluso posible que una sociedad cese completamente de renovar sus
equipos usados durante algún tiempo más o menos largo. Si se quieren tener en cuenta
estos hechos esenciales, hay que distinguir cuidadosamente entre el trabajo de los años
anteriores incorporados a los medios de producción usados, trabajo que contribuye a
formar en el transcurso del año el valor de los productos, del trabajo del año en curso
que es gastado para la fabricación de medios de producción “de sustitución”. Puesto
que estas dos cantidades de trabajo no son necesariamente iguales.
Esto es lo que realizamos al distinguir, por una parte, la producción nacional neta que
contiene el valor de los bienes de consumo producidos y de los equipos adicionales, y
por otra parte la producción nacional bruta que contiene además el valor de los medios
de producción destinado a la sustitución de los equipos usados.

El “valor producido” es a lo que actualmente denominamos “la producción nacional


neta”; el “valor de los productos” es a lo que denominamos la “producción nacional
bruta”. Al haber aclarado por primera vez este punto esencial, Marx construye un nuevo
esquema que le permite demostrar la ley fundamental según la cual la salida normal de
los bienes de consumo producidos no puede realizarse más que si se produce
simultáneamente un volumen suficiente de medios de producción.

El valor de la producción dice Marx se divide en tres elementos:

 El valor del capital gastado en forma de uso del material (y eventualmente de la


disminución de los stocks de materias primas) Marx llama a eso Capital
Constante gastado C.
 El valor del capital gastado en forma de pago de los salarios, Marx llama a eso
capital variable gastado V
 La plusvalía P

Marx divide la esfera total de la producción en dos sectores. El primero comprenderá las
ramas o las empresas que fabrican los medios de producción. El segundo sector
comprará las ramas o las empresas que fabrican los bienes de consumo.

La composición del valor de la producción de cada uno de los sectores de la producción


es análoga a la de la producción del valor total.

En el sector I el valor de la producción es igual a C1 +V1 +P1


En el sector II el valor de la producción es igual a C2 +V2 +P2

Si queremos que el valor de los productos sea completamente realizado, ante todo hay
que conseguir que todas las sumas gastadas por las empresas sean utilizadas por los que
se benefician de ellas para comprar productos. En este caso, la demanda global de
productos, como diríamos actualmente, será igual a la oferta global (que es el valor de lo
producido). Ello implica esencialmente que no existirá atesoramiento ni por parte de las
empresas que constituyen reservas para la sustitución de su equipo, ni por parte de los
capitalistas que ahorran una parte de su renta.

Si excluimos el atesoramiento, hay que considerar también que para cada uno de los
sectores de la producción la demanda de productos es igual a la oferta.
La demanda de medios de producción es igual al montante de las cantidades para
amortización (C1 + C2), más la fracción de la plusvalía ahorrada por los capitalistas, que
podemos asignar por α (P1 +P2)

Así, pues, la igualdad entre la oferta y la demanda de la producción del sector I se


expresa por la ecuación

C1 + V1 + P1 = C1 + C2 + α (P1 +P2)

La demanda de bienes de consumo es igual al montante de los salarios (V1 + V2) (si no
es considerado el ahorro de los asalariados), más la fracción consumida de la plusvalía,
igual a (1 - α ) (P1 +P2).

Así pues, la igualdad entre la oferta y la demanda de la producción del sector II se


expresa por la ecuación

C2 + V2 + P2 = V1 + V2 + a (1 - α) (P1 +P2)

Visto esto se puede observar que en la hipótesis en que la oferta global es igual a la
demanda global, la realización de la igualdad de la oferta con la demanda en un sector
garantiza la realización de esta igualdad en el otro. En efecto se tiene:

Oferta de I + la oferta de II = demanda de I + demanda de II

Se tiene

Oferta de I = demanda de I

Se tiene también

Oferta de II = a demanda de II

Y se puede añadir también (lo cual nos servirá más adelante) que si se tiene

Oferta de I < demanda de I

Obligatoriamente se tiene

Oferta de II > demanda de II

Dado que la realización del equilibrio en un sector garantiza (en nuestra hipótesis) la
realización del equilibrio en el otro sector, basta, para hacer aparecer la condición de
equilibrio general buscar cómo se define el equilibrio en uno u otro de los dos sectores.
Partiendo de la ecuación que define el equilibrio del sector I:
C1 + V1 + P1 = C1 + C2 + α (P1 +P2)

El miembro de la izquierda de esta expresión designa la inversión bruta en la economía


(el valor total de los medios de producción durante el año).
El miembro de la derecha de la ecuación designa el ahorro bruto (reserva para
amortización en los dos sectores más ahorro de los capitalistas).
La igualdad así planteada significa, pues, que la inversión bruta es igual al ahorro bruto.
Ahora bien, sabemos, que si esta igualdad se realiza, el equilibrio existe también en el
sector II, es decir, que la demanda de bienes de consumo es igual a la oferta de bienes
de consumo. En nuestra hipótesis la igualdad de la inversión bruta y del ahorro bruto, es
la condición necesaria y suficiente del equilibrio en el mercado de los bienes de
consumo.

Pero esta condición puede ser expresada bajo otra forma. En efecto, se puede observar
que el ahorro bruto es una fracción determinada del valor de la producción total dado
que, C1, C2, P1, P2 son magnitudes proporcionales al valor de los medios de producción
producidos. Así pues, para que la inversión bruta sea igual al ahorro bruto es necesario
que represente una fracción determinada del valor total de la producción.

Esta es la conclusión formulada por Marx, que de paso plantea la condición keynesiana
del equilibrio económico, la igualdad de la inversión y del ahorro, con la sola diferencia
de que considera la inversión bruta y el ahorro bruto y no la inversión neta y el ahorro
neto.
Los análisis de Keynes son actualmente el fundamento de la teoría que tienden a
explicar las crisis de superproducción. Marx intentó ya explicar las crisis gracias a sus
esquemas de la reproducción sesenta años antes que Keynes.

Si la inversión es inferior al ahorro, es decir, si se tiene


C1+ V1 + P1 < C1+ C2 + α (P1 +P2)
Se tiene necesariamente por otra parte una insuficiencia de la demanda de mercancías
consumibles respecto a la oferta. Existe pues, superproducción de mercancías.

La causa inmediata de las crisis es, pues, la insuficiencia de la inversión, las crisis deben
producirse porque la inversión no puede permaneces fija al nivel exigido. Debe ser a
veces demasiada elevada y a veces demasiada débil.

En efecto, la inversión está determinada por la voluntad de los capitalistas de realizar


unos beneficios al desarrollar su equipo. Las inversiones no se realizan para satisfacer las
demandas de los consumidores, sino para permitir a ciertas personas el realizar unos
beneficios. Este es un elemento esencial de la deshumanización de las relaciones
económicas en el capitalismo.
No obstante el capitalismo contiene debido a esto una contradicción. Ya que la
realización de los beneficios exige que los productos fabricados puedan ser vendidos a
su valor, y ello supone como hemos visto, que la inversión y el consumo estén en una
relación determinada.

La crisis de superproducción no es, pues otra cosa que la manifestación de la


contradicción debido al hecho de que en el capitalismo la construcción del equipo
productivo, que solo puede utilizarse para la satisfacción de las necesidades humanas,
es decidido, fura de toda consideración de las necesidades por unos hombres que
buscan solamente realizar unos beneficios.

Hay que insistir en el hecho de que este análisis marxista, y luego keynesiano, de las
causas de la superproducción no puede ser admitida más que si se acepta una teoría
objetiva del valor que no puede ser otra que la teoría valor trabajo.

Todo el análisis, de hecho, descansa sobre la idea de que dado el valor de la moneda, la
producción nacional debe venderse a su precio normal. Pero ello no puede definirse de
forma precisa más que si se concibe como la relación de la cantidad total de trabajo
incorporado en la producción con la cantidad de trabajo contenida en cada unidad
monetaria o representada por una unidad monetaria, es decir, como la expresión del
valor de la producción nacional.

3. La tendencia a la baja de la tasa de beneficio


Desde Adam Smith la atención de los economistas se ha dedicado preferencialmente a
un fenómeno cuya importancia es en efecto considerable: La tendencia de la tasa de
beneficio a la baja. La conclusión de los economistas es que tarde o temprano la
acumulación del capital cesará y se entrará en una fase estacionaria. Marx ve con interés
este análisis y se dedica a él, tratando de dar una explicación más satisfactoria del
fenómeno y deduciendo unas conclusiones completamente distintas. A sus ojos, queda
excluida que una economía capitalista se instale de forma permanente en un estado
estacionario.

La baja de la tasa de beneficio deberá generar por el contrario una situación


eminentemente inestable y explosiva de subempleo de las fuerzas productivas.
Situación que conducirá al cambio del sistema. Para Marx:

El progreso de las técnicas de producción tiene como efecto elevar la relación del capital
constante con el capital variable o la “composición orgánica del capital”. Si la tasa de
plusvalía permanece invariable, la tasa de beneficio bajo necesariamente.
4.

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