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La Educación en Colombia

En Colombia, en lugar de desarrollar competencias comunicativas esenciales para la


vida, como leer, escribir o elaborar discursos orales coherentes, seguimos haciendo
el énfasis sobre cosas tan impertinentes para los niños como las reglas gramaticales
y ortográficas, que no dominan ni nuestros más grandes escritores. Los problemas
que hoy por hoy resuelven los estudiantes en matemáticas y ciencias, son
aterradoramente aburridos, mecánicos e irrelevantes, para ellos y para el país.
Seguimos dedicados a transmitir informaciones tan insustanciales como las
fórmulas, los accidentes geográficos o las fechas históricas, que nadie podría
transferir a la vida cotidiana en pleno siglo XXI. Es absurdo que la educación
colombiana siga dedicada a transmitir informaciones que la mayoría de los
estudiantes encuentran fácilmente en la red. Es incomprensible que usemos tanto
tiempo para enseñar algoritmos que hoy día pueden hacer en segundos con el apoyo
de una calculadora. Es lamentable que sigamos dedicados a recordar símbolos
químicos que en el mejor de los casos sirven para llenar crucigramas y resolver los
exámenes de los profesores de química. Lo más inexplicable es que nuestra
educación básica actual no esté dedicada a lo más importante: a desarrollar
competencias transversales para pensar, convivir, interpretar, leer y escribir.

La manera de lograr mejores resultados es bastante sencilla, pero supone un cambio


profundo en el sistema educativo. Necesitamos dedicar la educación básica a
desarrollar la capacidad de pensamiento, la creatividad, la resolución de problemas,
el análisis y las competencias para comunicarse y convivir. Desafortunadamente
esto no será posible mientras no transformemos de manera completa la actual
formación de los docentes, el currículo y el modelo pedagógico que sigue vigente en
la mayoría de instituciones educativas de Colombia.

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