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ISSN 0188-3313 pers eclivas acentles UNIVEF SIDAD JUAREZ AUTONOMA DE T perspeciivas dacentes No. 18 ENE-ABRIL DE 1996 CONTENIDO DIRECTORIO eet AVANCE aS Horizonte, Conocimiento Social y Formac, Los desatios dol prevonte para América Latina Gustavo Priege Noriega Hugo Zomoiman Morino, Marcola Gémez Solan Centro de Estucios Socioldqcos de El Colegio de México 3 CONSEJO EDITORIAL De lo Apoditico a la Paralogia, Nuevos signficados de la alabetizecién ambiental de a ciudacania Alicia de Alba Exgar Gonzdloz Gauclano, Alcia de Alba Angel Diaz Barriga Gentro de Capactactn para el Desarrolo SustentablSEMARNAP 10 Graciola Guzman Batalia Inge Castro Ldpez La Edueacién en Derechos Humanos. :Una area imposible? Rafeel Reygades Robles Gil Patricia Mar Velasco Rubén Castilo Rodriguez Centro de Estudios Sobre la Universidad/UNAM 6 “Teresa Bravo Mercado Widolmia S. Andrade Sénchoz ENTORNO eebeatcen tary ~Capacitacién o Educacién? Sus implicaciones en la identidad ‘Maria del Pilar Jiménez, Maria de Lourdes Veldzquez ae ae Centro de Estudios Sobre la Universidad/UNAM 2 : La Psicologia Social de itorvoncién rede 0 de WiCue sees Roberto Manero Brito, Martha P. Casanova C., Rafael Reygadas Universidad Autonoma Metropolitana x REVISION DE ORIGINALES {Ecologia © Medio Ambionto? Algunos apuntes sobre educacion Simbiontal Centro de Comunicacién y Fadro Carlos Guilén Mercadotecnia Centro de Capactacin para el Desarrolo SustentablaSEMARNAP 43 suCESOS DIsENO La Formacién de Valores y su Relacén con el Pensamiento Crtico ‘Armando Rugarela Torres DESE-CEID Universidad Iberoamericana - Golfo Centro. co] Practica y Formacién on una Empresa Campesina Aracol Mingo eee Centro de Estudios Sobre la Universidad/UNAM ss Dr. M.A, Gémez Ventura La Utopia como Modelo de la Accién Pedagégica Carlos A. Espadas Interién Universidad Juarez Auténoma de Tabasco 6 RESENAS La Escuela y los Medios de Comunicacién Masiva ‘Carmen Cortés Rocha Héctor Valencia Reyes Divisién Academica de Ciencias Sociales y Humanidades/UJAT 68 La Posmmodernidad (Explicada alos Ninos) Jean-Francois Lyotard Ramis Ayis Reyes Divisién Académica de Ciencias Sociales y Humanidades/UJAT a PROYECCION UNIVERSITARIA 7 PERSPECTIVAS DOCENTES. Es una publicacién euatimestial de la Univereided Judrez Auténoma de Tabasco. LOS PUNTOS DE VISTA EXPRESADOS EN LOS ESCAITOS SON DE EXCLUSIVA RESPONSABILIOAD DE LOS AUTORES. Se autotza la reproduccién y teduccién {do los rtcuos siempre y cuando se haga mencién del aor y de la fuente, Suscrpciones y correspendencia: DIRECCION DE ESTUDIOS ¥ SERVICIOS EDUCATIVOS. Departamento Go Ivesiganin Eseaiva Tal (5)127869 y (9)12720, Zona dela Cara, Vianemosa, LA PSICOLOGIA SOCIAL DE INTERVENCION INTRODUCCION La definicién de la Psicologia Social en el campo isciplinario de las Ciencias Sociales ha variado signi ficativamente en las Gtimas décadas, De acuerdo a los Giferentos campos de investigacién @ intervencion so. bre el terreno, los miitiples enfoques y referents te6. Ticos, las diversas metodologias y epistemologias en los ‘corpus tesricos de sus corrientes, existe una diversidad y una muttipicacion de tendencias en este campo, de ‘ain reciente formulacion. La Psicologia Social aparece actualmente como un mosaico de corrientes y tendencias tedricas, en el cual seria dificl establecer un predominio mas 0 menos definitvo 0, por lo menos, generaimente aceptado por los investigadores y practicantes en este campo. Esta rapida mutiplicacion puede entenderse y explicarse de diversas maneras, y tiene consecuencias importantes fn tomo al lugar de esta joven ciencia en el panorama de las Ciencias Sociales. Entre dichas consecuencias, y quizas de las ms importantes, se encuentra el problema de la comunica- ion entre tendencias y disciplinas, Los conceptos que componen los corpus tedricos de estas tendencias son, fen muchas ocasiones, trasiadados de otros campos ‘t26ricos y de otro tipo de practicas, y hemos de lamentar que en buena parte de ia produccion de esta disciplina, Bo se ha realizado el ejercicio de discriminacion y Strenciacién en la utlizacién de sus nociones y con cepts. Est tae como resultado que, en la necesaria SetS=amia de los concepts, se conforme una estructura malentendido como elemento fundamental en el Gebate de los problemas tedricos y practicos a los que 2 aboca nuestra disciplina En este articulo, aun bajo el riesgo de presentar una '2e2 equivoca de la tendencia en la cual nos encontra- Pstesres-vestgadores del Departamento de Educacibn y Comu- easen Universidad Auténome Metopallana Xochimilco, x M. Patricia Casanova Cardiel Roberto Manero Brito Rafael Reygadas Robles Gil* Ee a OEIC mos, nos hemos planteado la tarea de sistematizar y presentar esquematicamente las lineas de desarrollo y fuga de nuestro enfoque. Intentamos paiiar las desven- tajas de todo esquematismo a través de un esfuerzo por Presentar, mas que definiciones, problematizaciones Sobre los principales referentes que constituyen el ar maz6n y referente te6rico e histérico de nuestras préc- ticas profesionales y pedagédicas. En el contexto cientifco actual, frente a la evidencia ol fracaso del programa cientfico inaugurado por Ga- lileo,* fracaso representado hoy por hoy por la imposi blidad de unificacién de las discipiinas, frente a los onstantes procesos de especializacién y su efecto de muttipicacion y diversificacién de las disciplinas, frente a la creciente evidencia de incomunicacién entre los distintos grupos disciplinarios y su sometimiento cada vez més profunde a las politicas dominantes del Estado y de la institucién clentiica, el proceso de produccién Cientiica y de constitucién de nuevas discipinas se encuentra situado en una aparente paradoja: por una Parte, el avance cientifico supone dicha especializacion Y generacién de campos isciplinarios nuevos; pero, Por otro lado, la resolucién de los problemas te6ricos y Practicos planteados por la realidad social no es posible Sin el concurso articulado y complementario ‘de las diversas disciplinas, El efecto de esta tensién se ha resuelto en la cons- titucién de campos disciplinarios estructurados a través de supuestos metodologicos y epistemoiégicos distin tos allas formas clasioas. Asi, a partirde cierto momento se van estableciendo nuevas cisciplinas en cuyo niicleo encontramos construcciones de cardcter multirraferen- ial, encruciadas de rettexiones sobre objetos reales y ‘gnoseolégicos imposibles de aprehender bajo las for Mas, clisicas, ya sea como ejes paradigmaticos u Objetos gnoseolégicos claramente delimitados. Mas adelante desarrollaremos esta tematica en lo que se Fefiere a la Psicologia Social de Intervencién Silos parrafos anteriores nos muestran el contexto general de la génesis tedrica,’ la génesis socia? do ES oS i ee nuestra tendencia, como de buena parte de las diferen- tes corrientes que constituyen el mosaico de la Psico- logia Social, se encuentra determinada por el sistema de encargos y demandas que pesan sobre la psicologia, provenientes especialmente de la instituci6n asistenciai y sus analizadores (especialmente las nuevas précticas e promocién, que desarrollaremos mas adelante), asi como de la institucién educativa LOS ORIGENES DE LA PSICOLOGIA SOCIAL DE INTERVENCION La génesis social lejana Todo movimiento y grupo social (ineluidos, eviden- temente, los grupos intelectuales), construyen versio- ‘nes de Sus origenes impulsados por sus proyectos y vocaciones, de tal manera que encuentran en la historia tna serie de continuidades y fliaciones que les permi- ten reconocerse. Es asi que se forma su propio mito, temética del movimiento de dichos grupos y que cons- tituye lo que algunos denominamos su novela institucio- rnal. Esta novela no Gnicamento es distorsién de los, hechos histéricos, sino que es una fuga de significacion, fs decir, la manera en la cual se expresan otras verda- des, La Psicologia Social de Intervenci6n no es la excepcién. ‘Cuando nos preguntamos sobre los origenes de la Psicologia, normalmente existe ya una respuesta re- ‘construida. En nuestro pais, la Psicologia ha reconocido sus origenes en las experiencias de fray Bernardino Avvarez, fundador del primer hospital destinado a la atencion de lo que después llamariamos enfermedad mental Esta novela de los origenes es altamente reveladora. ‘De acuerdo con ia representacion que todos nos hemos, formado de la Psicologia, as{ como de su significacién social, el campo priviegiado de esta disciplina (tratado del “al ma") es el campo clinico terapéu- tico, y su ambito de accion es ia institucion asistencial. ‘Yan origenes més cercanos, ta historia de la psicologia nos relatard el proceso a través del cual se constitiria como discipi- na cientifica: desde la primera ca- tedra de psicologia a cargo del Dr. Ezequiol Chavez, hastala ox- plosién actual de escuelas de Psicologia, previa legitimacién Por via de su constitucion en fa- cuitad en la UNAM, Es asi como se constituye una novela institucional, version de # los origenes de grupos que indu- dablemente ofrecieron una gran aportacion a la disciplina, y que se constituyeron como polos do- minantes en su desarrollo, Sin embargo, en las secuelas mismas de su novela, aivinamos ya el tipo de practicas sociales que inspiran esta tendencia de la psicologia, Asi, el predominio de tuna psicologja terapéutica y una orientacion academi- ista definirian una psicologia oficial y ecitimada, cuyas caracterisiicas basicas, como lo plantearemos més adelante, serén las que constityyen a una psicologia abstracta, Existiria, como ha sido planteado en diversas oca- siones y actualmente se documenta en diversas inves- tigaciones,? otras historias que, a partir de la diversi ficacion de las précticas de la psicologia social y la ampliacién de sus corpus teéricos, se generan en un campo de contradicciones y debates. ‘As, el tipo de prdcticas que corresponden ala psico- logia social de intervencién oblgan a este campo a reconocerse en érdenes distintos a los que general- mente se vienen planteando. Definigas mucho més por el campo de la promocién que por la asistencia, esias practicas definen otra mitolog, otra historia y otra novela institucional ‘Aunque la nocién de promocién se acufiara propia: mente en el periado poscardenista, nos parece impor- tante sefialar Gnicamente algunas de las concepciones Y practicas sociales que pueden considerarse como Su antecedente. En ese sentido, el trabajo realizado por \Vasco de Quiroga, Toribio de Benavente, por Bartolomé de las Casas y por otros misioneros, forma parte del patrimonio hist6rico que llevar a conformar la nocién de promocién, puesto que mas allé de la l6gica de la ensefianza religiosa 0 de la asistencia, los llevd a procurar siempre la defensa de los derechos de los, indios y la inclusién activa, consciente y diferenciada en la gestion de la vida econémica, social y cuttural de su poca. El trabajo de estos misioneros se constituye 3t - 4 some yuen snaciin dara HERR id venci6n, cuyos efectos sobre el campo han trascendido periodos histéricos, hasta nuestros dias. i aumaroa eee te ea rer a orice nionde orgen dies rasca ohare are ensLarrinmedecies tate tage ae oro pagina, soanant eens meets Learn ond cng enm Sa Freer etc aes pregnada de constelaciones utdpicas® y que "parte de una posicién frente a la situacién social, de una con- Clon ftaton yp ica: bobo ea ae ops seolaalewca cis joriarea neeETEE smoarlafoloe poteooe or ncaa Teen y los sujetos que en ella deben participar."” ‘Sin embargo, todavia en el periodo de la Colonia, encontramos referencias a un autor, el fraile agustino fon caia osc nicncec eae See ci modatcn a meeerneaiesE a Curiel, en su dedicatoria, se refiere a él como el "primer catedratico de psicologia aristotélica en América. 1553."" Efectivamente, como es conocido, la psicologia. aristotélica est en el origen de practicamente todas las oS siglo XIX. Sin embargo, es importante la doble preocu- ee ‘se ocupaba de la psicologia (de las dnimas), esté eee: Se a Re ete se De las Casas 0 de Quiroga, toca aspecios que se conse ice parece erin aS jos que después se definirian como. promocién. Podriamos piantear, con Lourau,* que el desarrollo de los movimientos institucionales se realiza a través de una imaginacién de la estabilidad y una imaginacién radical 0 profética. En la Colonia, origen comin de diversas vertientes de psicologia, encontramos ya esos rasgos y ese conflicto. ae claro que la Psicologia se desarroll6, con mucho mayor Enfasis, en el contexto de la perspectiva mas dirigida al individuo y organizada en torno a la institucion asisten- cial. Asi, e! desarrollo de la psicologia, ya entrada la toderd es cect paso os sont coms disciplina cientifica, estaria cada vez mas atraida hacia la dinamica de la institucién asistencial. Los problemas Sou eens ava eeceret nat as Clerto momento, en una relacién subsidiaria a las polt- ticas estatales que se definian a traves de la gestion de ies El desarrollo de la institucin asistencial, desde la caridad cristiana hasta la gestion de los riesgos, pasan- do por la beneficencia, maroé el encargo estatal hacia la psicologia. A pesar de la autonomia relativa respecto a la construccién de sus objetos gnoseoldgicos, pode- rae errenrcon asad ces tomar ie tes de la psicologia en México han estado, 32 _ . i _ rr Be _ . . permanentemente, asociadas al desarrollo de dicho encargo estat Unaspecto importante, que marcaria profundamente el desarrollo de la psicologia, es la definicién cada vez mas preventiva de la insiitucidn asistencial. Si bien continua a vocaci6n de tutclaje de las recientes pobla- ciones marginadas, la institucién asistencial podria ca- racterizarse por: 1) paliar en sus efectos, mas quo atacar en sus causas, los procesos de rnarginacion de capas cada vez mas extensas de la poblacién; y 2) establacer un proceso de incividualizacion de la nece- sidad. Asi, como tecnologia del Estado para el control cada vez mas fino del tejido social, la institucién asis- tencial estructura sus procesos de tratamiento y pro- vencién de los efectos de la marginalidad mas por motivos de estabilizacién politica y subsistencia del Estado que en beneticio de la poblacion marginada Durante un cierto periodo, los modelos asistenciales estuvieron inspirados en la medicina. Como sabemos, la logica de desarrolio de la asistencia desde el modelo médico evolucioné hacia la prevencion de los factores que permitian la incidencia de diversas enfermedades. Poco a poco, las medidas preventivas fueron despla- zandose del carnpo estrictamente médico al campo ‘social, estableciendo de esta manera una légica de prevencién del riesgo de aparicién de lo que en cierto momento fue caracterizado como patologias sociales: delincuencia, acicciones, enfermedad mental, eto. Co- rrespondi6 a las discipinas de orientacion psicologica la deteccién y sistematizacion de aquellos factores Psicoligicos y Sociales que funcionaban a la manera de recondiciones para la aparicién de dichas patologias. Lainstituci6n asistencial se centrara asi en una gestion de los riesgos,"y serd en el entrecruce de esta institu. nt asistencial y la psicologia que, sogin nuestra hipétesis," se constituiria un “frente psi" en nuestro pais. Pero también fue la condicién que permitiria ol lanzamiento de una psicologia social corno instrumento aleatorio que, conjuntamente con la criminologia, sl psicoandlisis, el trabajo social, algunas sociologias y aniropologias, establecerian estrategias de interven cién para la gestin de los riesgos. La poblacién, los diferentes sujetos colectivos, apa- recen para la gestién asistencial como un objeto, en el cual interesa mas la caracterizacién de la relacién entre las costumbres, cosmogonias, y caracteristicas relacio: nales de! colectivo en tanto factor de riesgo para la eventual aparicién, en /os individuos, de las patologias sociales, que como espacio de gestidn auténoma de la vida cotidiana. Las ciencias “psi* tomarian, a partir de este momento, como programa privilegiado el estudio de las relaciones que establece el individuo ‘con la colectividad, mas que los sujetos sociales mismos, entendidos en tanto actores y autores de un devenit histérico-social, Frente a la primera sintesis aparecida con fray Alonso de la Veracruz, aparoce este segundo momen to, momento de la prevencién, en el cual algunos de los elementos provenientes de la otra tradicién, mas proté- tica, serian recuperados en funcién de poliicas de Control social establecidas por el Estado por via de la institucién asistencial. Se establece, de esta manera, un eje paradigmatico que definiria y vertebraria, curvar- dola, la vocacion de toda Psicologia, especialmente la Psicologia Social. Los campos de accién de la disciplina las orientaciones de su intervencién se encontraron, asi, definidos de antemano a partir de las demandas sociales reinterpretadas por el Estado, a partir de una logica de estabilizacién, y con las tareas mas inmedia- tas de mediatizar y neutralizar, es decir, silenciar, la accion negativa en sentido dialéctico- de los analiza- dores sociales. "* ‘Como podemos observar, la gestion asistencia! expropia a los sujetos sociales su cualidad de sujetos, esio es, en términos de Guattar® Ia capacidad de ‘enunciar su propia ley, es decir, su direccién hacia la ‘autonomia. En contraste, lo que tenemos como encargo de la institucién asistencial es la de concebir lo colectivo ‘como matriz, en su relacién con los individuos, de Fiesgos sociales, que se constituye desde entonces ‘como objeto de la accién del Estado para su eventual correccién, rehabilitacion o reinserci6n Evidentemente, esta caracterizacién modema de la Psicologia orientada hacia el encargo estatal, estaria ontestada por diversas corrientes, inspiradas en un analizador importante de la institucién asistencial: los procesos de promocién. En tomnoa éstos, esta pendien- te una relacién detallada de su desarrollo durante la Colonia 0 el periodo de constitucién de nuestra nacion. ‘Sin embargo, si podemos plantear que a partir de cierto momento, en nuestro pals, en un principio al abrigo de diversas iglesias, pero posteriormente como emergen- cia de la sociedad civil, las practicas promocionales no Gnicamente representan una negacién simple de la institucién asistencial, es decir, no sélo plantean otra forma de hacer asistencia, sino que se constituyen como unidad negativa, como nagacién dal proyecto mismo de la asistencia. En tanto proyecto, como expusimos mas arriba, las practicas promocionales representan un distanciamien- to definitive con la idea de un Estado benefactor y necesario, a través de la recuperacién de los sujetos Ccolectives en tanto grupos sujeto. Y no por ello estas, practicas estén exentas de peligros y contradicciones: el principal, la reconstitucién, a ia manera de un Esta- do-inconsciente, de la misma légica estatal, de la ena- jenacién de la autonomia, en los nuevos sujetos sociales, Desde estas practicas, la vocacién de una Psicologia ‘Social cambia radicaimente: los objetos gnoseoldgicos Privilegiados no pueden ser los mismos, los objetos reales pertinentes a la investigacion son otros, el tipo de obstéculos y problemas de la realidad no son los, mismos, y esto afecta esencialmente a las formas me- todolégicas y epistemotégicas de la disciplina. Es en este contexto y con relacion a este proyecto que situa. ‘mos la Psicologia Social de intervencién, LA GENESIS SOCIAL PROXIMA Podriamos plantear el origen mas préximo de esta tendencia a partir de las experiencias y reflexiones que surgen en nuestro pals durante el periodo contracultu- ral, en los afios 70. Como resultado de la reversion de los movimientos sociales de la década anterior sobre la cultura, se realizaron aportaciones muy importantes y formas originales de contestacién de la ciencia institui- da."* Como resultado de la reforma educativa en el periodo de Echeverria, y los proyectos para la educa- ién superior inspirados por Pablo Gonzalez Casano- va, se establecieron centros universitarios con proyectos que rescataban, aunque de manera més 0 menos domesticada, algunos elementos presentes en los movimientos del 68. En el plano de la psicologia social, las practicas dominantes en aquel periodo, son las que podriamos llamar las de una psicologia abstracta, es decrr, una psicologia que parte de una ruptura entre sus espacios de intervencién y conceptualizacién. La proyeccién so- bre lo social de elementos cognoscitives (pensamiento Social, interaccién social, ete), generados desde una 33 tradicion posttvista y funcionalista, eran las formas mas aceptadas para la construccién e investigacién en psi: cologia social. Asimismo, las aproximaciones positvistas, funciona- listas y experimentalistas habian sustituido aproxima- ciones de un psicoandlisis inaccesible para psicdlogos, yen el que éstos velan su panorama reducido frente a fa actividad del médico psiquietra, Con ei conductismo, se inauguraba un estatuto pro- pio del psicélogo, que a partir de entonces se discrimi- haba con mayor nitidez del campo propiamente médico. En los origenes de nuestra tendencia, encontramos la critica del conductismo y el funcionalismo, pero esta vvez orientada desde un psicoanalisis social, originado en experiencias sumiamente importantes realizacas en econo sur, y el cual partia de un proyecto de poner al servicio de las mayorias los beneficios del psicoandiisis. Esto no podria efectuarse sin la necesaria revision de Ja teoria, para lo cual el paradigma de la posible articu- lacién entre el psicoanalsis y el marxismo planteaba el campo tedrico privilegiado para tal proyecto. Una psicologia social inspirada en el planteamiento psicoanalitico desde esta perspectiva progresista per- ‘mitia, al mismo tiempo, oponerse al conductismo domi- nante en la psicologia, a través de un aparato tedrico ‘sumamente desarrollado, de ampliatradicion, y desern- barazado de muchos elementos que en momentos anteriores habian obstaculizado su generalizacion en las universidades, y vehiculizar, aunque sea parcial- mente, algunas de las expectativas sociales que s2- uian imprimiendo su dinamica en este momento de nuestra sociedad, ‘Aun sin reconocer sus propias contradicoiones prao- ticas, ol psicoandlisis en esta versién se retomaba como la expresién de un proyecto de articular los procesos de iransformacién objetivos con las experiencias de un ‘cambio subjetivo profundo. El estudio del aparato pst- ‘quico aparecia como la condicién para entender la capacidad de un sistema social de atrapar a los indivi- duos en sus redes ideol6gicas, generando, en un mis- mo movimiento, el saldo de sumision necesaria para el funcionamiento del sistema. Las posibilidades de libe- racion social eran también las posibiiidades de adquirir conciencia de nuestro atrapamiento ideologico, y esto se traducia como la posibiitad de hacer conscientes las formas inconscientemente determinadas de nuestra sumisién. Este proyecto también trajo consigo formas de tra- bajo en dimensiones grupales. Los grupos operativos, llegados a México en este momento, venian envueltos en una retérica del cambio sumamente atractiva para la estructuracion de una psicologia social, Conformados en la interferencia de las instituciones terapéutica y educativa, los grupos operatives permitian una definicién ideolégica progresista y, en ciertos ca- 0s, revolucionaria. Situaron su campo de andlisis en la articulaci6n posible del Psicoandiisis y el Marxismo, pero estableciendo las condiciones de articulacion de otros corpus teéricos provenientes de otros campos disciplinarios 0, incluso, de tendencias de psicologia social y grupal venidas de otras tradiciones. Asimismo, a través de los grupos operativos se pretendia una sintesis de la dificil y contradictoria posi- ién del intelectual: sostenerse en tanto especialista en la busqueda de procesos de consecucién de una mayor autonomia de los grupos para los que trabajaba. La labor profesional del psiodlogo, a través de los grupos: operatives, permitia pensar la articulaci6n entre una labor profesional critica con una posicién ideolégica y polltica que definia al psicélago como operador de un ‘cambio social: se trataba de la profesionalizacion de la figura del agente del cambio. Sin embargo, tanto en el psicoanélisis social como en los grupos operatives, sus procesos de instituciona- lizaci6n en nuestro pais dejaron huella en los alcances reales de su implementacion, sin que por ello dejemos de reconocer los amplios aportes que realizaron en la definicién de alternativas cientficas y profesionales en el campo que nos ocupa. Efectivamente, tanto por la definicién de sus objetos te6ricos como por las practicas sociales y profesionales que promovieron, tanto el psicoandlisis social traido de Sudamérica como los grupos operatives evidenciaron €l fracaso de su proyecto, como condicién de su inst- tucionalizaci6n en las universidades."* En 15 anos, en el contexto de la desconstruccién de la reforma educa- tiva echeverrista y del Dr. Pablo Gonzalez Casanova, el psicoandlisis social implantado en las universidades se transformé en un nuevo impulso a la tradicional definici6n del profesionista liberal. Asimismo, los gru- ‘pos operativos fueron perdiendo su retérica revolucio- naria, y modificados hasta convertirse en nuevos y meros instrumentos técnicos destinados a la neutral zacién de las resistencias al cambio de colectivos ob- jeto de la accién politica y asistencial del Estadio, Efectivamente, en el caso del psicoanalisis social, allado de a liberaizacién de la disciplina, sus definicio- nes teéricas tuvieron otros efectos. incapacitado para comprender la l6gica de los sujetos colectivos (incapa- Cidad que con claridad desiumbrante aparece ya en la Psicologia de las masas de Freud), la logica de la individualizaci6n del vinculo social que aparece en la teoria se articulaba perfectamente con la indi dualizacién, es decir, desarticulacién de los colectivos, de la que parte la institucién asistencial. Esta concicién de su teoria estaria documentada, ademas, con el importante trabajo de Robert Castel sobre el psicoana- lismo,"* Sin negar las valiosas aportaciones que el ‘trabajo de distinguidos psicoanalistas (clinicos y grupa- les) han realizado en ta documentacion de los efectos, psicolégicos de las querras de baja intensidad, de los, desplazamientos obligatorios de poblaciones enteras, delos ciimas de terror instaurados por los estados como estrategia de reduccién de ndcieos rebeldes, de las formas de opresi6n y violencia sobre las mujeres y los nifios, de la tortura, etc., lo cierto es que tambien sus ee partes en el campo de la criminologia, de la gestion ‘Statal de los riesgos, etc., marchan de la mano de la politica de desarticulacién de las resistencias colectivas £9 los campos directamente microsociales. La institucionalizacién de los grupos operatives, es- ecialmente en las universidades, en ciertos programas estatales (especialmente en el programa Solidaridad, 2si como en la gestion de las consultas ciudadanas) y, or qué no, también en ciertos espacios de la sociedad Givil (proyectos de educacién popular, procesos de ‘abajo en algunos organismos no gubernamentales), muestran también la evidencia del fracaso de su pro- yecto. Cercenados de los elementos ideol6gicos y retéricos {que en cierto momento permitian consideraciones im. Portantes en torno al proyecto poltico implicto en su formulacién, por lo menos en la version que conocimos fen México, los grupos operativos sufrieron un proceso que podriamos descrivir como el desarrollo que irfa de la constitucion de grupos instituyentes, en ruptura con lo instituido, hasta la instrumentaci6n misma de lo ins- tituido en los espacios microsociales. El problema de la resistencia del grupo muestra con toda nitidez este proceso. Curiosamente, este proceso se desarrolaria parale- lamente @ una reduccién en la teoria. Etectivamente, Poco desarrollé esta corriente en lo que conciarne la elucidacién de los procesos colectives para la aprehen- si6n, el aprendizaje y la transformacion del mundo. Al Contrario, nuevamente el grupo aparecié como espacio privilegiado para la proyeccién y reduccién de lo colec- tivo a la logica de la psicologia individual. Asi, la teoria ‘la concepcion operativa de los grupos fue incapaz de salir de las logicas de las interacciones o, en todo caso, de una intersubjetividad, entencida como articulacién y tua accion de las subjetividades individuales. El Analisis Institucional, redefinido de su lugar com- plementario respecto de los grupos operatives, funda- ment6 la criica de las fases anteriores, rompiendo Gierios automatismos y cuestionando actividades que Se impusieron bésicamente a partir de la costumbre. Mucho menos institucionalizado que el psicoanalisis 0 los grupos operativos, esta corriente no necesariamen- te logra escapar a los procesos de domesticacién y Neutralizacion de los que fueron objeto sus anteceso- res. Sin embargo, en sus practicas profesionales y ‘educativas priva una enorme diferencia: su vocacién, or el andlisis de las implicaciones, teéricas y practicas, ‘que se desprenden de su actividad. Si para los grupos Operatives y el psicoandlisis social, los analizadores de ‘sulinstitucionalizacién son cotidiana y sisteméticamente ‘educidos a la indiferencia, para el andlsis institucional se constituyen como el objeto propio de su reflexién, Por lo pronto, en tanto génesis social proxima, la psicologia social de intervencién se origina, como he- Mos visto, en espacios de interferencia Ge métodos de intervencién diversos y colectivos: grupales, institucio- ales, comunitarios, y hasta documentales. LA GENESIS TEORICA Toda disciplina cientifica se constituye a través de Un proceso en el cual, previo a su delimitacién més 0 ‘menos definitiva, procede a una serie de préstamos y redefiniciones conceptuales con disciplinas vecinas, reapropiacion y reestructuracién de practicas y proce. dimientos metodolégicos, etc., que dejan su huella en su corpus tedrico. La psicologia social de intervencién no es la excepcion. La referencia inicial de esta tendencia, como muchas otras, es el Psicoandliss, especialmente la Psicologia de las masas y andlisis del yo. Efectivamente, el estudio de las dimensiones inconscientes de la subje- tividad permitié a Freud plantear su famosa maxima: toda psicologia es, en sentido am- lio pero plenamente justificado, psicologia social Para Freud, el inconsciente tiene perma- ‘nentemente integrado, a efectos de la cons- titucion psiquica del sujeto, al otro. Ast, el inconsciente es plenamente debate interior. Pero este debate no est dado en condicio- ‘nes de igualdad para sus personajes. Como Claramente fue visto por Rozitchner,"” la Constitucién del aparato psiquico, como condicién del actuar en el mundo del sujeto, trae consigo la marca del despotismo dei Estado, La plena insercién del individuo en las instituciones supone la esiructuracién despotica del aparato psiquico, como con- = dicién misma de normalidad. sees a Ee oe __ Este punto de partida nos coloca en situaciones ciferentes a los postulados ciasicos de las hipdtesis de ‘iiberacién" originadas en diversas corrientes de inspi racién psicoanaltica y manxista: no Gnicamente se tra- tarla de cambiar de *signo” la dictacura despética del supery6, estableciendo un Yo ideal y un ideal del yo de sentido contrario a la hip6crita moral de la burguesia. Se trataria de generar una nueva relacion entre dichas instancias, @ través de una accién en el mundo que permitiera caminar en dicha direcoi6n. La moral burgue- ‘sa deberla ser sustituida por una ética social, integrada intimamente en nuestra subjetividad, que supondria, necesariamente, transformaciones importantes en la sociedad misma y sus instituciones. Sin embargo, en esta légica, el psicoandlisis realiza aportaciones importantes en lo que concieme el vinculo social. A pesar de las enormes consecuencias de su reduccién de las formaciones colectivas," su descrip- Cién del vinculo psicolégico entre los individuos y la masa, fue el punto de partida de las mas diversas teorias sobre los grupos. Mas adelante desarrollaremos, este tema, Ei campo antropolégico, interlocutor permanente de la produccién psicoanalitca, también ha tenido fuerte influencia en la estructuracién de la psicologia social de intervencién. Tanto en la tradicién de la escuela webe- riana como durkheimiana (que a través de Marcel Mauss se desarrolié con autores tan importantes como Cailois, Bataille 0 Leis), [a antropologia y la etnologia han aportado importantes concepciones alrededor de los sujetos colectivos. Mas alld del estudio de los individuos, el interés antropol6gico y etnol6gico por las culturas “exéticas* (que lieve a Lourau a plantear el terreno antropolégico ‘como una sociologia de sociedades exéticas) puso el acento en la construceién de las formas de constitucién y determinacién de los imaginarios colectivos. Asi, el estudio de 10s mitos, de los rituales de posesion, de mesianismos y milenarismos se piantearon, en estas escuelas, como vias de comprensién de realidades sociales que aparecan completamente ajenas a nues- tra cotidianidad, No obstante, lo que estas corrientes ponen de manifesto, es la enorme potencia con la que estas ideas, estas formas de imaginacion colectiva, movilzan y-dan forma a las socledades y sus instituciones. En este sentido, y ya en la tradicién etnopsiquidtrica y etnopsicoanalitica que inauguraran Geza Roheim y Georges Devereux, Laplantine planteard que existe luna matriz imaginaria que, expresada como rituales, mesianismos 0 utopias, subtendera la accion de los sujetos histéricos 0 colectivos en las transformaciones, sociales, Por esta misma via, los aportes de Henri Desroche mostrarian las constelaciones imaginarias que estan presentes en diferentes proyectos de trans- formacién social, especialmente en el marxismo, resca- tando del olvido muchos elementos de la obra de Engels. 36 Mas en la vertiente weberiana, los aportes de Mahl- mann y las discusiones que generé su obra, especial- mente en las criticas de Pereira de Queiroz, han signiticado aproximaciones decisivas para la psicologia social de intervenci6n. Los planteamientos en torno al fracaso de la protecia de los movimientos como condi- cién necesaria para la institucionalizacién, asi como su muy original definicién en esta ocasién propiamente psicol6gica- dei movimiento, han permitido poner de relieve la enorme produccion imaginaria que se da en 1 proceso instituyente y en los procesos de institucio- nalizacion de los movimientos sociales. Estas dimen- siones imaginarias que la antropologia y la etnologia onen de manifiesto en lo que concierne los movimien- tos sociales, serian ampliamente sintetizadas y desa- rrolladas por Castoriacis, en esta ocasién desde una perspectiva floséfica, afios después. Por su parte, no podemos dejar de lado los originales aportes de Mircea Eliade, con el cual el estudio de los movimientos religiosos, de las religiones y de las igle- sias apareceria como una de las vias regias para la exploracién de las formas imaginarias colectivas. Como en Caillois, Leiris y muy especialmente en Bataille, los icleos o dimensiones sagradas en la constitucién de tuna forma social, limese comunidad, institucién, gru- Po, nos ponen en contacto con formas espectticas de ‘traduccion de las representaciones de lo colectivo 0, de otra manera, con las formas de significacién social imaginaria de las colectividades. Se trata de hombres que fabrican dioses que fabrican hombres, segin la ‘eliz expresién de Desrache. A riesgo de resuiter redundante, la enorme apor cién de la antropoogia y la etnologa a la psicologia social de intervencién consiste basicamente en la valo- racién de los fenémenos imaginarios que permanente- mente acomparian alos sujetos sociales, como fuerzas, con el mismo estatuto que cualquier fuerza social, en la transformacién y estructuracién de las formas sociales. Porsu parte, aproximadamente a fines de la segunda osguerra, Kurt Lewin, padre de la dindmica de grupos, hizo una aportacién en el campo de la psicologia que result6 definitiva para el planteamiento de cualquier psicologia social El primero de sus aportes se refiere a la concepcién del grupo como tal. En Lewin, encontramos por primera vez en el campo de ia psicologia -en este caso inspira- do en la psicologia de la Gestalt- una formulacién no reduccionista del grupo. Para Lewin, el grupo es una tunidad de andlisis no reductibie a ia suma 0 el producto de sus integrantes. El ‘comportamiento" de un grupo no se puede analizar a partir de sus integrantes, sino como 2 movimiento de una totalidad, que él intent6 analizar partir de analogias propiamente fsicas, tales como los, ‘campos electromagnéticos. En el grupo aparecen tam- bién campos de atraccién y repulsién, barreras y con- ductos que permiten analizario en tanto totalidad, Por otra parte, ya exiliado en jos Estados Unidos, Lewin planted métodos de investigacién en el terreno, que se diferenciaban de los métodos antropolégicos (basados en los informantes, como el caso de Margaret Mead, y en el diario de campo de Malinowski), que fueron autizados con el nombre de investigaci6n-ac- cién. Esta légica de investigacién permitié a Lewin salir de las formas abstractas predominantes en la sociolo- gla, centrando el proceso investigativo en el feed-back (etroalimentacién), elemento que revolucioné las me- fodologias de buena parte de las ciencias sociales. Asimismo, después reconoceriamos que este método se sittia en una tradiciOn paralela a la tradicién dor ante de los métodos abstractos, tan vieja o més que tos (como fo documentaria Antoine Savoye en el caso dela invencién de las monogratias de familia de Frédé- ric Le Play). La investigacién-accién concibié la inves- tigacién como un método en el cual la intima relacién. con el terreno permitia que los principales conceptos que posibilitaban la explicacién 0 elucidacién de ios, fenémenos de la realidad procedieran del campo mismo de la investigacién, mas que del escritorio del sujeto:in- vestigador. Iniciada como un proceso con finalidades especificas (la mas conocida, fue la investigacién que realz6 para cambiar las costumbres gastronémicas de las amas de casa norteamericanas, a efecto de que comieran visceras, en el contexto de la segunda guerra, mundial), la investigaci6n-accién mostraba que un co- nnocimiento profundo de las realidades estudiadas s6lo ‘ra posible a traves de su transformacién. ‘Sin embargo, también a partir de los planteamientos de Lewin, fue posible iniciar la tradicién experimentalis- ta en el estudio de los grupos. A partir de una concep- cin de liderazgo opuesta a la que trabajarian después los psicbiogos de orientacién analtica, se iniciaron ex- periencias sobre el efecto de distintos dispositivos de liderazgo en jos grupos. desbordamiento del dspost vvo experimental de la cing a de grupos, produjo = dispositive de los T. groups ‘que se constituyeron como e! modelo paradigmatico de tra- bajo grupal para buena parte de las corrientes de psicolo- gia grupal, incluidas las co- ttientes psicoanaiticas, El psicoandlisis aplicado 2 lasituacién grupal organizada por los grupos T permitié la elaboracién de importantes avances en la comprension de los sujetos colectivos. En ._ este plano destaca el aporte * de Bion, en lo que conciere a la elaboracién de sus su- puestos bésicos. Mas allé de fe las angustias y ansiedades = presentes en los. individuos “Ss: €n una sesién de trabajo -te- rapéutico~ grupal, Bion ob- sserva que hay un fenémeno curioso en ol grupo: todos Jos integrantes actiian como si se pusieran de acuerdo en cierta postura frente al analista. Asi, este autor plantearé la existencia de supuesto basico de depend- fencia, de ataque-fugay de apareamiento. Para justificar tal inclinacién de fos integrantes, se verd obligado a plantear la nocién de valencia, especie de tropismo protomental que actuaria en tal sentido (lo que no deja de recordamos el Alma colectiva de Le Bon). El grupo staré permanentemente tensionado por dos instan- cias: la del grupo de supuesto basico y la del grupo de trabajo, que establece su estratogia a partir de los, procesos secundarios. Quizas, el aporte fundamental de Bion a la psicologia social de intervencién, consiste en la prolongacién de su pensamiento, en el sentido de que, a partirde sus observaciones, el grupo es un sujeto colectivo, capaz de generar un imaginario grupal que no es reductible alas representaciones de sus integran- tes. Laescuela francesa de los seminarios de formacién, representada por Anzieu, Kaés, Bejarano y otros, tam- bign ha planteado importantes aportes a la cuestion ‘grupal. Bastenos mencionarrlos conceptos de organiza- Gores psiquices y organizadores sociocuiturales de ta ‘cuestion grupal. ‘Sin embargo, consideramos que uno de los aportes fundamentales para dicha cuestién fue la escuela argentina de los grupos operativos. Como rebasamiento de la teoria psicoanalttica, los grupos operativos tienen la originalidad de plantear, tanto en su dispositivo de intervencién como en sus formas de conceptualizacién, una ruptura del binomio (grupo-lider, presente de diversas formas en todas las formulaciones anteriores. Asi, el rianqulo coordinador- 7 grupo-tarea permitiria una mayor claridad en las formu- laciones alrededor del imaginario grupal. Desde esta teoria, el grupo daviene grupo en la medida en la que aborda su tarea. Y esto es posible por la instalacién de Un imaginario grupal, que se traducird como un mito que cabalgard, en adelante, sobre el grupo real. Este ima- ginario no nicamente es determinacién de supuestos bésioos que subtienden y en ocasiones distorsionan al grupo de trabajo. Este imaginario sera la condicion misma de posibilidad de constitucién del sujeto grupal, es decir, condicién de operacion sobre la tarea. Enten: dida de esta manera, las latencias grupales se entien- den en relacién a los procesos de aprehensién y aprendizaje de la realidad, entendidos como procesos de transformacién de la realidad externa al grupo y al mismo tiempo transformacién del grupo mismo. A tra- vvés de los grupos operativos, se hizo posible pensar que los procesos imaginarios del grupo serian constitu- vyentes necesarios de una subjetividad colectiva, en los rocesos de conocimiento del mundo. Es desde los {grupos operatives que se formularia, por primera vez, la hipétesis del psiquismo individual como grupo inter ‘no, Cortelato necesario de la intuicidn sobre el sujeto colectivo. La escuela francesa replantea esta nocién ‘con su maxima, segin la cual “el inconsciente esta estructurado como un grup. ‘Como lo hemos venido planteando, la l6gica del trabajo grupal se desprende del postulado lewiniano del ‘grupo como totalidad. Este postulado seria fuertemente erticado por Sartre, en la introduccién a su Critica de la raz6n dialéctica, ttulada *Cuestiones de método*. Para Sartre, no hay tal, Fiela cierto postulado marxista, para este autor no hay mas que hombres y retaciones entre los hombres. Cuaiquier totalidad que pudiera pensarse puede ser Unicamente totalidad social-historica, y ésta apareceria en tanto “totalidad destotalizada’. En su ya famosa "génesis ideal", que es una forma \égica-dialéctica de abordar la problemdtica, Sartre plantea al grupo como un proceso que va de la serial dad alo practico-inerte, pasando por diversos estadios (usin, juramento,fraternidad-terror, organizacién, ins- ‘ttuci6n...), 6s decir, que el lugar del grupo, tal como fue ‘conocido a partir de la propuesta lewiniana, sélo corres- onde @ un momento de un proceso sumamente am- plo, que rebasa y contiene de forma sintética lo que para Lewin era una totalidad, La idea del tercero-me- diador como discriminacién de la alteridad abstracta, asi como la permanente presencia del proyecio como praxis, replantearon las aproximaciones a la problem- {ica grupal Etectivamente, en la nocién de proyecto, esta pro- sent la dimension imaginaria. Para Sartre, el proyecto fs negacién activa de lo existente en funcién de la afirmacion de algo que no existe, pero que esta prefi- {gurado en la imaginacion del sujeto (0 los sujetos). Esta Gimensién filoséfica del proyecto estara presente en las ‘Nuevas formulaciones del pensamiento sobre los colec- tivos, especialmente en lo que concierne el andlisis institucional Si Sartre planted la criica teérica y flosética a los fundamentos de los grupos T, y con esto a practicamen. te todas las Corrientes de psicologia grupal, correspon- dea Lapassade ol mérito de establecer otra crica, esta vez en toro al dispositive y el sentido politico de dicha practica. Frecuentemente utlizados para fines propia- mente pedagégions, los grupos T significaron una ver- dadera “revolucién pedagogica’ en el émbito de la ensefianza. A partir de su invencidn, la idea que cl aprendizaje se debia fundamentalmente a la capacidad docente de transmision de las ideas se fue desplazando hacia la capacidad del sujeto grupal de aprehender a realidad, y en primer término su propia realidad. Sin embargo, Lapassade nos pone en guardia frente a lo que puede ser nada més un espejismo. Sucede Que, en jos grupos T,, Ia heteronomia instituida de su propio dispositive contrasta y contradice los procesos de autonomia que se producen al interior de! propio grupo, Esta crtica iniciaria lo que Lapassade bautiz6 Como Analisis Institucional. Y, en la obra de Lapassade, influenciada més por Sartre que por Castoriacis, la instancia instituyente del grupo sera siempre imagi- nara. Situado desde otra postura, Guattari establece una dindmica convergente con las apreciaciones de Lapas- sade. Al retomar las ideas de grupo objeio y grupo sujefo, enunciadas por vez primera por Sartre, Guattari ampli, desde otra perspectiva, la logica desde la que viene trabajando Lapassade. El grupo no encuentra en si mismo su propio sujeto. El sujeto del grupo es pro- piamente extragrupal, y esta determinado por lo quo llamaria el indice de transversalidad, es decir, la capa- Cidad del grupo de situar su aqui y ahora en relacién a la realidad social que le da sentido. Su capacidad instituyente, en téminos lapassadianos, estaria en re- lacion no Gnicamente con su proyecto, en tanto capaci- dad imaginativa, sino en el reconocimiento de su PosiciOn frente a lo real, es decir, frente a la eventual- dad cada vez mas evidente de su disolucién. Este tipo de reflexiones generaron, al calor del mo- vimiento del 68 francés, drésticos cambios en tomo al dispositivo de intervencién. Situado aun en la logica de los procesos de investigacién-accién, pero en esta oca- sign mucho mas fundamentados en tanto una posicion. crtica a la clencia instituida, el dispositive de los grupos T fue sustituido por el dispositivo socioanalitco, que parte de una Asamblea General Socioanalitca, Este desplazamiento fue de graves consecuencias, ya que 1 andlisis del sujeto grupal se veria desplazado hacia la provocacién 0, en todo caso, la emergencia de 1o nnegativo en la institucion, por via de los analizadores. A través de la Asamblea General Socioanaliica, y el Cconfficto artificial generado por ella, era posible el ana- lisis de la dimension politica de la organizacién, en desmedro de la emergencia del imaginario grupal, Sees oo _ a8 2 . ss Las dimensiones del sujeto colectivo que emergian con el socioandlisis nos referian mas a su constitucién Propiamente politica, en tanto fuerzas instituyentes, con fo que se ponia de relieve la cuestién sartreana del proyecto, que el mito espectticamente grupal, ana- lizado como latencia en la intervencion grupal. Es desde aqui que Lapassade habiaria de la instancia insituyente de los grupos como algo estrictamente imaginario, Sin embargo, ol aporte del Analisis Institucional a {a Psicologia social se profundizaria enormemente a Parti del andilsis de los procesos de institucionaliz ién. El papel preponderante de los procesos ima narios, de los proyectos y su fracaso en dichos procesos, piantearian una via regia para el andlisis no sélo de las formas sociales, sino del destino y la orientacion subjetiva, es decir, en tanto sujetos de cconocimiento del mundo y de su accion transtormaco- ra sobre éste, de lo que desde ciertas sociologias y Psicosociologias denominarian "grupos naturales’ Es a través de los procesos de institucionalizacion {que los imaginarios analizados en las fases preceden- tes, el imaginario antropolégico, el imaginario grupal y el imaginario institucional, cobran sentido en tanto dimensiones distintas, evocadas por los dispositives, de un proceso sintético de los colectivos. La importancia de los fenomenos imaginarics seria fuertemente destacada por Castoriadis. Para este au- tor, el imaginario es magma inagotable de procuccién de representaciones yy significaciones sociales imagi- rrarias. No podemos confundir este imaginario (que él denomina imaginaro radical), con lo efectivamente imaginado o representado. El imaginario radical es capacidad de creacién, es aquello por lo cual y en lo cual somos capaces de representar o significar cual- Quier cosa. Es capacidad y potencialidad, que en tanto "psiqué/soma", es flujo permanente de repre- sentaciones, flujo irreductibie a cualquier teoria de los instintos o pulsiones; en tanto socialfhistorioo, es pro- duccién permanente de significaciones sociales imagi- narias, de posibiidades de pensarfhacer en el mundo. Para Castoriadis, existe entre el sujeto individual y los sujetos colectivos o sociales, un abismo, un cambio de cualidad, que hacen imposible cualquier proyecci6n de los primeros a los segundos. No podemos hablar de representaciones sociales 0 colectivas. Hablariamos mas bien de significaciones sociales imaginarias. LA PSICOLOGIA SOCIAL DE INTERVENCION Como podemos observar a lo largo de estas pagi- ‘nas, la tendencia que ahora exponemos estd constitu da, mas que como elaboracién original de un conjunto de nociones y conceptos, como una encrucijada de practicas y saberes sobre la psicologia colectiva, Esta ‘muttipicidad y diversidad de saberes no podria ser situada Gnicamente como yuxtaposicién (muitidiscipi- nariedad), 0 elaboracion de un super-saber por encima de los saberes disciplinarios (inter y transdisciplinarie- dad), ni mucho menos como una aproximacién eclécti- ca al campo. De acuerdo a la tradicién de Ardoino, pPlantearfamos una posicién multireferencial, en la cual fo son los grandes cuerpos tedricos los que establece- tian sus relaciones de vecindad, complementariedad 0 contradictoriedad, sino que mas bien se estructura, a Parti de trabajos de distincién, discriminacién, conjuga- ion, etc., procesos de elucidacién de problematicas complejas, planteando momentos légicos de comple- ‘mentariedad y articulaciones posibles, y coniradictorie- dad, por ejemplo, en sus implicaciones practicas. Nos referimos més a ciencias de la implicaciGn que a cien- ‘ias de la explicacién, EI objeto que se dibuja en la Psicologia Social de Intervencién se sitia propiamente en instancias colec- tivas. Como hemos repasado atin demasiado superfi- Cialmente, estas formas colectivas son irreductibies a las individuales. Y apuntamos al problema de la subje- tividad. Pero esta subjetividad no la pensamos en tér- minos de interacciones (como en el caso de las. Perspectivas positivistas y funcionalistas) o de intersub- jetividad (como en el caso de las vertientes psicoanali- 39 ticas y algunas aproximaciones filoséficas). En estas versiones, la subjetividad colectiva se encuentra opa- cada u ccutta tras la proyeccién sobre los colectivos de reprasentaciones sobre la subjetividad individual, 0, en términos de Castoriadis, de la imaginacién radical Desce Arist6teles hasta nuestros dias, el problema de a subjetividad es un problema asociado a la cuestion del conocimiento y la transformacién del mundo. El proceso de conocimiento sittia un sistema en el cual Sujeto y objeto son los polos de un proceso de conoci- miento y transformacién del mundo, En este contexto, la subjetividad fue apareciendo, en la historia de la filosofia, como aquellas condiciones de los sujetos cog- oscentes que permitian la aprehensién de los objetos de la realidad. La pregunta por el conocimiento (enten- dido éste como transformacién de lo dado) esta en el crigen del problerna de la subjetividad, Por eso, el problema de la subjetividad nos remite de inmediato al Sujeto, en tanto sujeto de conocimiento y sujeto de la accién. ‘Sin embargo, a este sujeto cognoscente, sujeto filosético, pronto se afadié el sujeto historico, es decir, el sujeto colectivo en quien recaia una cierta misién hist6rica, el sujeto de la transformacion de las socieda- des de acuerdo al desarrollo de sus contradicciones estructurales, Tanto en Hegel como en Marx, este ssujeto seria el sujeto negativo, aquel que produciria ios procesos a partir de la negacién dialéctica de lo ya dado. El sujeto hist6rico, en Marx, subsume la categoria, del sujeto cognoscente, Tal es la categoria de la *con- ciencia de clase’, Asi, en el sujeto histérico aparece, a diferencia del momento anterior, un énfasis en la acci6n transformadora de lo social-histérico. Pero, y eso est claro, dicha accién transformadora supone Un conoc miento distinto de la realidad, de cierta manera desem- barazado de tas mitficaciones, mistiicaciones, de a “faisa conciencia” engendrada por el sistema ideolégico especifico de un cierto modo de produccién. El conoci- mmiento producido por la accién del sujeto histérico, que € ya un sujeto colectivo, es necesarlamente un cono- ‘imiento critco. Indudablemente, Freud y Piaget hicieron enormes ‘aportaciones respecto de esta problemdtica. Elplantea- miento de las condiciones cognoscitivas del sujeto en la teorla piagetana, informaria al pensamiento y al mun- do de las ideas sobre las posibilidades individuales & histéricas para la produccién del conocimiento, Por su parte, Freud aporta a la problematica una complejidad asomibrosa en los procesos a través de los cuales el sujeto se relaciona con la realidad que transiormara a través de su conocimiento, La dialéctica de la vida siquica descrita por Freud, en la cual el pensamiento formal, desorito como proceso secundario, no es mas {que la punta visible de complejos procesos psicol6gi- os, constituye indudablemente un aporte fundamental a la problematica de la constitucion del sujeto. La sub- jetividad, es decit, aquellos procesos que se realizan en ‘21 sujeto como actividad cognoscente y transformadora del mundo, a partir de Freud, aparece como e! gran analizador de la légica conjuntista-identitaria, lOgica funcional de nuestros dias, No obstante, también a partir de Freud, el problema de la subjetividad pierde propiamente su objeto. Pian- teado como objeto, el sujeto, la subjetividad en tanto proceso de accién sobre e! mundo, se transforma en afecto, sentimiento, pulsién, fantasma y fantasia, repre- sentacion pulsional en el cual el poio de la realidad tiende cada vez més a abstraerse. Hablar de subjetvi ad, asi como hablar de una teoria del alma, nos remite mds ala vivencia interior, a los procesos inconscientes, 2 la realidad distorsionada on la representacién, que es necesario corregit para el conocimiento objetivo (es decir, sin subjetividad, tal como es el objeto...) de la realidad, Pero, como lo plantearfa Castoriadis, Freud no porta respuesta alguna a las interrogantes pianteadas or Aristoteles. Su gran virtud es la de plantear la problemdtica en otro campo, a partir del cual resulta inevitable. Un segundo efecto es que, a partir de Freud, asist- mos a una nueva privatizacion de la problematica de la subjetividad. A partic del campo de probiematizacion del Psicoandisis, el sujeto hist6rico deberd ser puesto entre paréntesis, para la emergencia del sujeto psicolégico. Y este movimiento estara lleno de consecuencias. El problema de la subjetividad no competerd mas al sujeto histérico; al contrario, éste verfa su "subjetividad’ redu- ida, como Io hace Freud en su Psicologia de las ‘masas, al entrecruce de singulares procesos individua- les. El problema no es la inexistencia de esos procesos. Toda teoria grupal ha constatado de diversas maneras la justeza de esas ideas. El problema aparece en la reduetiblidad. El sujeto colectivo no es nada mas esa red descrita por Freud. Es una nueva cualidad de la realidad, es otra dimensién de complejidad, aprehendi- da especialmente por los antropdlogos, y diticilmente observable desde las categorias propiamente psicoa- nalticas. La emergencia del sujeto psicolégico fue po- sible a partir del eclipse del sujeto histérico, y de los sujetos colectivos. En un tercer momento, vernos la emergencia de espacios 0 instancias colectivas que no pueden ser reducidas a la dinamica relacional de sus miembros. Aparece, aunque sea de manera fugaz, quizés ras como eventos, nuevos sujetos, sujetos colectivos, so- bre los cuales se despliaga el andlisis reductor, Los grupos, las instituciones, los movimientos sociales, las Comunidades ~desde diversas definiciones~ muestran ‘elementos y procesos de conocimiento y transtorma- ‘in del mundo en tanto unidades de andlisis La psicologia social de intervencién recorta de esta manera su objeto: fos procesos de constitucién de! sujeto colectivo. Es decir, directamente la subjetividad ‘colectiva, en tanto unidad de andlisis no reductible a las interacciones 0 la intersubjetividad de los individuos que componen al sujeto colectivo, aS rr — RSS onEE 0 Es en este contexto que los objetos que se plantea ‘est4n més relacionados con la forma y constitucién de los imaginarios colectivos (grupales, institucionales, tt) as fuerzas que los componen, que con las clasicas definiciones que pueden reducirse, finalmente, a la articulaci6n del individuo con dichos colectivos. Plantoado de esta manera su objeto, Ia pscologia ‘social de intervencién debe generar sus propios proce- Gimientos para la olucdacion de dicho objeto, En ese sentido, estamos situados més en la 16gca de los métodos de investigacién-accién, en una ligica inter- \enconista, Con esto queremos deck que construimos nuestro conocimiento a partir de una intervencién del bservasor en el objeto dbservado, apart dela ans: formacién suttida por el objeto debido a la intervencién, Gol observador, Esta intervencion, por 1 general, Se realiza a través de dispositivos de andlisis o de investi- ‘gacién, que buscan producir cierto tipo de fenémenos observables pero que, normaimente, son rebasados, esbordados, estalados 0 desviados por la nega dad del objeto. Asi, la intervencién debe entenderse Como fa estructuracion 0 Gefincion de un campo en el Gual ol sujoto os, a su vez, objeto de conocimento, 2 partir de la accion reciproca con el objeto. Esto nos sitéa. directamente en una aproximacion clinica al conoci- miento de la realidad Dentro de la problemdtica sobre las formas de consirur el conociiento, ol efecto Weber y el efecto Lukacs descritos por el andlisis institucional resultan de Primordial importancia. En relacién al efecto Lukacs, Hess y Savoye dicen: ‘Este efecto, obtenido por R. Lourau de Georg Lukacs, trata sobre la falsificacién del momento fundador de una cienca, A medida que pro- {gresa, la ciencia olvida también progresivamente las, Bases materiales y sociales de donde procede, y da cada vor mas la espalda a la totalidad’, Este efecto significa que el conocimiento de los procesos sociales a través de fos cuales la ciencia es 0 no posible escapa a la ciencia No por insuficiencia, o porque la ciencia fuese por esencia mala, sino porque su génesis ‘social se vuelve mas opaca en la medida en la que se afinan sus instrumentos, La clencia vaen el sentido de una espe- Cialzacién continua, Pierde de Wisi a totaldad de a que for- ma parte.*” Por su parte, en relation al efecto Weber, ma: nifiestan: "Este efecto, obteni- Go por R. Lourau de Max Weber, trata sobre la imposi- bilidad’ para el ciudadano de entender y manejar el funco- ramisrto técnico de las soie- Gades desarroliadas: "Mas la = CM sociedad esta evolucionada, racionalizada, més se ‘wuelve opaca, incognoscible, para los individuos que la ‘componen, a tal punto que el ‘salvaje’ sabe mas sobre ‘su tecnologia y sus instituciones que nosotros sobre las nuestras’. Este efecto significa que mientras mas pro- ‘gresan el derecho y la tecnologia, la sociedad se welve més incognoscible para los individuos, los grupos, las clases sociales, Lo que nos toca directamente se vuelve extrafio. La constatacién que hace Max Weber a partir de una observacién del Occidente capitalista tomo una legitimicad planetaria. El desarrollo de la modernidad y de la racionalizacién de la vida social pasa por la institucionalizacién del desconocimiento en el proceso de trabajo y en el conjunto de las relaciones sociales," Desde esta perspectiva, el proyecto de conocimiento desde nuestra tendencia tenderia a luchar contra esos efectos, a partir de una colectivizacién del saber, De ‘ierta manera, este proyecto desplaza el lugar del su- jeto de conocimiento. Este sujeto siempre es un sujeto colectivo, y en ocasiones no es facil descubrirlo. En tanto “sujetos" de un proyecto de investigacion, somos aparentemente el sujeto del sistema observador-obser- vado. Sin embargo, la profundizacion en el andlisis de Jas implicaciones nos muestra que el verdadero sujeto est4 en otro lado, normalmente donde menos lo imag namos: es la insttucién. Asimismo, resulta claro que el ‘efecto de conocimiento sobre una situacién o un objeto dado no procede de los mecanismos 0 métodos de conocimiento que utlicemos: es el producto de un proceso colectivo, en el cual el investigador u observa- dor no es mas que uno de ios elementos, posiblemente necesario, para tal proceso, El andlisis de la situacion std dado por los analizadores, no por el anaiista quien, al contrario, normalmente obtura las enormes posibil- a

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