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ANÁLISIS SINTÁCTICO TEOLÓGICO

I. ASUNTOS PRELIMINARES Y EL ANÁLISIS CONTEXTUAL1.

¿En dónde empezará el exegeta? El buen proceder exegético exige que se vean los
detalles a la luz del contexto total. A menos que el exegeta sepa dónde el pensamiento
del texto principia y cómo se desarrolla, todos los detalles pueden valer muy poco. Uno
de los pasos más cruciales es el expresar lo que cada sección de un libro está diciendo
y cómo los párrafos de cada sección contribuyen a ese argumento.

Así que, el problema no es simplemente el error común de olvidar el contexto inmediato,


sino el error más serio de desmenuzar el texto y entonces presumir que el significado
puede hallarse en frases, oraciones o aun párrafos aislados del resto del contexto.
Algunos van al extremo de atribuirle a cada palabra o frase un significado propio, aparte
de su contexto. Sin consideración dejan que esto pase a un uso casi mágico de las
palabras de la Escritura, donde éstas pueden desprenderse de su contexto y usarse al
antojo del exegeta, con tal que se haga con fines espirituales y esté en armonía con la
enseñanza de la Escritura en otra parte.

Pero nosotros no queremos nada de este mal negocio. Si la verdad que nos interesa de
veras se enseña en otra parte de la Biblia, entonces procedamos inmediatamente a ese
contexto para el mensaje. No debemos hacer un pretexto de la exégesis de un texto,
tan solo porque nos guste cómo reza. Esto sería engañar a la congregación, pues
creerían que estábamos señalando como autoritativo ese texto respecto del asunto bajo
consideración.

A. ASUNTOS PRELIMINARES.

Para caer en el error antes mencionado, el exegeta primeramente lleva a cabo una
investigación de la paternidad literaria, fecha, cultura e historia, propósito, y aún el
género literario del libro bíblico en cuestión. Además se deberá incluir un bosquejo
breve y la preparación del texto, es decir, alguna frase o un texto difícil de
comprender o que sea muy importante y necesario clarificar. A esto se le conoce
como “Introducción General o asuntos preliminares”.

B. ANÁLISIS CONTEXTUAL.

Estudiaremos tres niveles de contexto:

1. Contexto Seccional.

Se compone la palabra contexto de dos elementos latinos, con (junto) y textus (tejido).
Así que, cuando hablamos del contexto, estamos refiriéndonos a la conexión de
pensamiento que corre por el pasaje, aquellos enlaces que lo tejen en una sola pieza.

1
Traducción de Esteban Hikcs del Libro Hacia Una Teología del AT por Walter Kaiser Jr.
El exegeta debe sentir que su obligación primaria es hallar este hilo de pensamiento
que corre entrelazando las partes menores y mayores de cada pasaje. Si uno falla en
encontrar, o simplemente no busca esta conexión, es más que probable que no verá el
alcance, el fin, el propósito y el plan total por los cuales el autor ordenó las varias partes
de su obra.

¿Cómo pues, nos acercamos al estudio de contexto? Primero, debe haber una lectura
preliminar del libro, notando si el autor ha afirmado explícitamente en el prefacio, la
conclusión, y/o los refranes constantes a través de todo el libro lo que fue su intención.
Lo demás del libro puede ser hojeado para notar cómo este propósito explícitamente
expresado ha sido llevado a cabo.

Sin embargo, si el alcance de la obra no ha sido expuesto claramente, entonces uno


tiene que usar un método de radiografía. Uno echará mano de una variedad de
evidencias para encontrar las costuras que señalan las secciones específicas del libro.

Por ejemplo:
a) Una palabra, frase, cláusula u oración que se repite puede servir como la
introducción de cada sección o como su conclusión.
b) Frecuentemente habrá pistas gramaticales, tales como conjunciones transicionales
o adverbios; por ejemplo, "entonces, por tanto, así que, pero, sin embargo, mientras
que."
c) Una pregunta retórica podría señalar un cambio a otro tema y sección.
d) Un cambio en la hora, el día o el lugar es un método frecuente, especialmente en
contextos narrativas, para indicar un nuevo tema y sección.
e) Una fórmula invocatoria deliberadamente mostrando un cambio de enfoque de un
grupo a otro constituye uno de los métodos más importantes. Se usa a menudo en
la literatura epistolar.
f) Un cambio en el tiempo, el modo o estado del verbo, quizás aun con un cambio en
el sujeto o complemento puede ser otra clave que se está principiando una nueva
sección.
g) La repetición de la misma palabra, preposición o concepto clave pudiera indicar los
límites de una sección.
h) En unos cuantos casos, el tema de cada sección será anunciado corno el título de
esa sección. En esos casos raros el intérprete sólo necesita asegurar que todo el
contenido de la sección sea juzgado a la luz del propósito expresado del autor.

Tal vez parezca raro irrumpir al asunto de contexto por el proceder de desarmar un libro
en sus componentes mayores, tal corno un mecánico trabajando con un auto. Pero,
igual al mecánico, el exegeta quiere saber cómo funciona el libro. De la conexión y
organización de sus partes, se aprenden la unidad y el funcionamiento del todo,
preparándolo para ser usado. Sólo inspeccionando toda la obra puede uno conocer el
tema unificador y declararlo en una sola oración.
Ejemplos bíblicos de la aplicación de los 8 principios para descubrir las secciones.

a) Se descubre el esqueleto del son las generaciones de...", el libro: 2:4; 5:1; 6:9;
cabeza la sección que sigue.
b) Mateo cerró 5 secciones didácticas con el refrán, "y cuando terminó Jesús estas
palabras...", 7: 28; 11:1; 13:53; 19:1';' 26:1.
c) Semejantemente Salomón empleó un refrán repetido como colofón para señalar las
4 secciones de Eclesiastés: "No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y
beba,..." 2:24; 5:18; 8:15.
d) Otros ejemplos:
- Romanos 6:1,15; 7:7. (Pregunta retórica) Malaquías 1:2, 6, 7; 2:14,17; 3:8,13
(preguntas retóricas libro total) Miqueas 1:2; 3:1; evocatoria) Isaías 48:22; 57:21;
- No hay paz...) Amós 1 y 2 (vocabulario repetido para señalar secciones) Amós 3-
5 (nueve preguntas retóricas = causa y efecto) Amós - sección transicional 5:18;
6:11,4 y 5:21 (equivalente funcional) Amós 7-9 cinco visiones 7:1, 4,7; 8:1; 9:1.

2. Contexto del Libro - Cuatro maneras de averiguar la intención del escritor respecto
de su plan general.

a) Buscar alguna declaración de propósito del autor en el prefacio, la conclusión o el


cuerpo. Eclesiastés 2:13; Lucas 1:1-4; Juan 20:30-31.
b) Estudiar las secciones exhortatorias, especialmente de las epístolas para determinar
qué aplicaciones el mismo autor hizo de las porciones doctrinales de texto. General-
mente las exhortaciones del autor surgirán de su propósito especial. Hebreos 4:1,
11; 6:1; 10:35-3 6; 12:1; 13:15.
c) Como clave al propósito total del escritor en recolectar y editar historia o narración,
observar qué detalles él escogió para incluir y cómo los arregló. Ruth por ejemplo.
d) Cuando no hay otras pistas disponibles, el intérprete debe laborar su propia
declaración del propósito del autor. Empezará estudiando cómo las oraciones de
asunto de los párrafos individuales funcionan juntas para explicar el tema de alguna
sección. Entonces procederá a estudiar los temas de todas las secciones y a evaluar
las conexiones entre y dentro de las secciones. Sólo cuando se ha terminado esto
experimentará el intérprete un sentido de confianza en exponer lo que es el tema
implicado que tenía en mente el autor.

3. Contexto Inmediato - Análisis de párrafos o estrofas.

Es preciso conocer la conexión entre el párrafo bajo estudio y la sección del libro en
que se encuentra. Ejemplo de Éxodo 6:14-25, viendo (1) vv. 10-12 y 28-30; (2) sólo
Rubén, Simeón y Levi - v. 26 Hay varios tipos de conexión entre párrafos y su contexto
inmediato:

a) Histórico - conexión de datos, eventos o acontecimientos en tiempo y espacio.


b) Teológico - una doctrina puede depender de algún hecho histórico o alguna
circunstancia histórica.
c) Lógico - un párrafo puede ligarse con un argumento o línea de pensamiento que
está bajo desarrollo en la sección.
d) Psicológico - Algo en la precedente línea de razonamiento puede de repente,
suscitar una idea relacionada. El resultado es frecuentemente un paréntesis.

Solo el conocimiento del contexto inmediato evitará que el intérprete se hunda con
pasajes difíciles (Gálatas 5:4). El autor tiene el derecho de definir sus palabras como él
desea y el contexto es la llave para abrir una parte de ese significado.

EJEMPLO DE UN ASUNTOS PRELIMINARES Y ANALISIS


CONTEXTUAL DE 1ª Pedro 1:13-25

A. Asuntos preliminares
1. Introducción.
Autor.
Desde el comienzo ha sido prácticamente unánime entre los Padres de la iglesia que el
apóstol Pedro fue el autor de la epístola. La opinión unánime permaneció inalterable
hasta la época moderna de la exégesis bíblica cuando se introdujeron ciertas
objeciones contra esto (Eugene, p. 55).
Evidencias internas.
a. Según 1ª Pedro 1:1, el autor de la epístola es Pedro, quien se identifica como
“apóstol de Jesucristo”. En 5:1, donde se dirige a los ancianos de las
congregaciones cristianas, declara que “es anciano también con ellos, y testigo de
los padecimientos de Cristo”. Aparte de éstas indicaciones, no hay otros detalles
explícitamente autobiográficos en la epístola (Green, p. 23).

b. Realmente hay muchos problemas y dificultades que presenta la carta, referentes a


su autenticidad petrina. El encabezamiento, “Pedro” (1:1), presenta ya un problema.
¿Simón se llamaba a sí mismo Pedro? Realmente él no debió llamarse a sí mismo
Simón (en griego) o Simeón (en arameo), mientras que Kefas fue ya desde el
principio su sobrenombre, traducido al griego por petrós en un estudio posterior de
la tradición, y sólo más tarde y en boca de otros pasó de sobrenombre a nombre
propio (Herman, p. 20).

c. Además de esto hay otros problemas: la carta está escrita en un buen estilo griego,
y con un gran sentido de la lengua. El autor usa algunos recursos retóricos, juegos
de palabras, comparaciones e imágenes. Aún más Pedro cita con frecuencia el
Antiguo Testamento, pero lo hace siempre citando la LXX, pero ¿puede atribuirse al
apóstol Pedro una familiaridad tan grande con el idioma griego y la Biblia griega? La
verdad de todo es que quedan muchas preguntas que hacen imposible entender si
1 Pedro es una carta escrita por el apóstol Pedro. Pero, ¿se halla la carta en
relación tan lejana de Pedro que no puede llevar con todo derecho su nombre?
Nunca lo sabremos. Su valor, sin embargo, no sufre por ese menoscabo (Herman,
p. 23).
Evidencias externas.

a. Las pruebas externas refrendan vigorosamente la autenticidad de la carta. Si bien


Irineo (130-216) fue el primero que citó a Pedro por su nombre, también se ha
encontrado alusiones a 1ª Pedro en la carta de Bernabé (80 d. C.), además en la
obra de Clemente de Roma (95-87 d. C.), en el Pastor de Hermas (comienzos del
siglo segundo), y en escritos patrísticos posteriores. Policarpo, quien fue martirizado
en el año 155, cita a 1 Pedro, si bien no menciona al autor.

b. Eusebio (324 d. C.) dice que Papías (quien escribió alrededor de 130-140 d. C)
“empleó testimonios de la primera carta de Pedro”. Menciona a 1ª Pedro entre los
libros que toda la iglesia aceptaba sin duda alguna.

c. Además, 1ª Pedro se encuentra en la versión Siria de la Biblia, llamada la Peshita, y


en las versiones copta, etiópica, armenia y árabe. Las pruebas externas son en
verdad sólidas, y refrendan lo que la carta afirma de la paternidad literaria del apóstol
Pedro (Payne, p. 486).

Lugar y fecha de redacción.

Pedro escribió la carta desde “la iglesia que está en Babilonia” (5:13). Babilonia la
ciudad de Roma. La confirmación de esta posición procede de Eusebio, quien además
relata que Pedro llegó a Roma y ahí fue crucificado cabeza abajo. Esto se ratifica por
una tradición antigua que afirma que Pedro sufrió martirio en Roma durante la
persecución de Nerón. Si ésta historia es de confiar, entonces debe afirmarse que
Pedro estuvo en Roma, lo cual hace más probable que este fuera el lugar donde
escribió la carta (Green, p. 33).

Respecto a la fecha de composición, realmente no se puede determinar. Pero algo es


seguro, la composición del documento tiene que ser antes de la muerte del apóstol.
Una tradición muy antigua ubica a Pedro en Roma a finales de su vida y testifica de su
martirio en aquella ciudad durante los días de Nerón. Muchos autores han señalado que
1ª Pedro 2:13-17 es evidencia suficiente que Pedro escribió antes del comienzo de la
persecución de Nerón que se inició en otoño del 64 d. C. Por ello, si decimos que el
apóstol escribió 2ª Pedro en vísperas de su muerte, quizás entre los años 63-64 d. C.,
la fecha más temprana para la composición de 1ª Pedro sería entre los años 62 y 63 d.
C. (Green, p. 34).

Método.
Prosa; archivo, carta apostólica. El mensaje de 1ª Pedro se presenta en forma de carta.
La mejor evidencia es que en su comunicación Pedro usa la estructura común de la
correspondencia en el mundo antiguo. A diferencia de las cartas modernas, era la
costumbre poner primeramente el nombre del autor, luego el nombre del destinatario, y
después un saludo. Al final el autor incluía una despedida. Así 1ª Pedro es una unidad
literaria epistolar (Green, p. 44).
Destinatarios.
La 1ª Pedro va dirigida a “los peregrinos de la diáspora en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia” (1:1). Pero se plantea el problema de saber si los nombres
designan regiones o provincias romanas. Lo segundo es más probable, pues los
nombres dan el orden de las provincias de Asia Menor. Pero resulta confuso saber si el
orden de la lista de los nombres es casual u obedece a alguna intención determinada.
Por ello cabe la pregunta, ¿se extendía ya la misión a toda Asia Menor en el tiempo del
apóstol Pedro? Aunque se sabe que en la época de la actividad misionera de Pablo el
evangelio se extendió rápidamente, y en poco tiempo se crearon comunidades a las
que Pablo no predicó. De esta manera, parece quedar en suspenso la cuestión de si los
destinatarios de de 1ª Pedro 1:1, concuerdan con lo que se sabe de la difusión
alcanzada por el cristianismo en Asia Menor en tiempo del apóstol Pedro. Además la
carta deja en suspenso la cuestión de saber si los lectores eran de origen judío o
pagano, aunque la carta presupone claramente como lectores a antiguos cristianos
convertidos del paganismo (Hermann, p. 4).

Propósito.
La carta deja ver muy claramente que el autor tuvo presentes a los cristianos gentiles,
pues les recuerda que si bien “antes no eran pueblo, ahora son el pueblo de Dios”
(2:10). Pero, ¿por qué este interés de Pedro? Muchos en estas provincias de Asia
habían escuchado su sermón en el Pentecostés, y muchos habían sido regresados a
sus respectivos territorios como colonos espirituales. Y ahora Pedro, quien ya había
sufrido azotes, y había visto de cerca la muerte a manos de Herodes, alienta y fortalece
a sus queridos hermanos de Asia Menor para que hagan frente al calvario inminente
que Pedro –quizás ya envuelto en la cruel persecución neroniana- vio que se les
aproximaba (Payne, p. 486).

Bosquejo breve.
I. Introducción (1:1-12)
II. Llamamiento a la santidad cristiana (1:13-2:10)
III. Consejos particulares a los cristianos (2:11-4:11)
IV. Estímulo en tiempo de tribulación (4:12-5:11)
V. Conclusión (5:12-14) (Eugene, p. 59).

2. Preparación del texto.


La versión Reina Valera 60 en 1ª Pedro 1:13 apunta: “Por tanto, ceñid los lomos de
vuestro entendimiento, sed sobrios y esperad por completo en la gracia que se os traerá
cuando Jesucristo sea manifestado”.

¿Cómo aparece la expresión: “ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios”
en otras versiones?

1. La Biblia Latinoamericana (BL)


“tengan listo su espíritu y estén alerta”
2. La Nueva Versión Internacional (NVI)
“dispónganse para actuar con inteligencia, tengan dominio propio”
3. La Biblia Casa de América (BCA)
“manténganse alerta; sean sobrios”
4. La Biblia Dios Habla Hoy (DHH)
“estén preparados y usen de su buen juicio”
5. La Biblia Torres Amat (TA)
“bien apercibido y preparado vuestro ánimo”

Conclusión: “manténganse alerta para actuar con inteligencia, y usen de su buen


juicio.”

B. Análisis contextual
1. Contexto seccional.
I. Consuelo y seguridad en el sufrimiento (1:1-25).

A. Saludo (1:1-2).
B. Garantía en los hechos cumplidos del evangelio de Cristo (1:3-12).
C. Garantía en la santidad de vida que Dios da (1:13-25).

II. La respuesta purificada de la santidad práctica (2:1- 3:22).

A. Las bases negativa y positiva de la santidad (2:1-3)

B. Participación de los lectores en la comunidad santa, la Iglesia (2:4-10)


C. La vida irreprochable, respuesta a la persecución (2:11-3:13).
1. Deferencia para los estatutos, oficiales, conciudadanos (2:11-17).
2. Sumisión de los criados, incluso en la injusticia (2:18-25).
3. Deferencia de las esposas para los esposos (3:1-6).
4. Consideración para con las esposas (3:7).
5. El amor divino entre los santos (3:8-13).

D. Triunfo en el sufrimiento injusto (3:14-22)


1. Bendición básica, libertad del terror (3:14-15ª).
2. Defensa respetuosa basada en la probidad de la vida (3:15b-17).
3. Cristo, ejemplo del creyente (3:18-21).
4. Cristo, garantía del creyente (3:22).

III. Significado espiritual del sufrimiento (4:1-19).


A. El sufrimiento físico, forma de muerte a la vida carnal (4:1-6).
1. La muerte de Cristo, ejemplo y fortalecimiento (4:1ª).
2. Muerte al pecado; vivir para Dios (4:1b-6).

B. La vida crucificada caracterizada por el amor de Dios (4:7-11).


C. Los fuegos de la persecución como purificadores (4:12-19).

IV. El amor divino como guía en la vida de la iglesia (5:1- 11).


A. Los ancianos han de dirigir con amor (5:1-7).
B. Resistir al diablo con la gracia divina (5:8-11).

V. Saludos finales y bendición (5:12-14) (Payne, p. 487).

2. Contexto del libro.


Las enseñanzas que contiene la carta aparecen más bien como el indispensable
soporte de una exhortación pastoral. Después de un breve saludo (1:1–2), el autor
introduce el tema general del plan de redención dispuesto por Dios (1:10–12) para
quienes ponen su fe en Jesucristo, una fe que es «mucho más preciosa que el oro»
(1:7) y cuya meta «es la salvación de [nuestras] almas» (1:9). Dirige luego una serie de
consejos y recomendaciones a los creyentes (1:13–2.10), (2:9), para luego alentarlos a
actuar de tal forma que en todo sean ejemplo (2:11–4.6), incluso en situaciones en que
su buena conducta podría resultar incomprensible a la vista del mundo y reportarles
menosprecio y hostilidad. Contiene también esta sección consejos referentes al
cumplimiento del deber en los diversos casos que plantean las relaciones humanas
(2:13–14, 17, 18; 3:1–7), y al comportamiento que corresponde a una verdadera
comunión fraternal en el ámbito de la iglesia (3:8–4.6). Esta comunión tiene como base
el amor, y debe ser objeto de la mayor solicitud porque «el fin de todas las cosas se
acerca» (4:7). La parte última de la carta incluye una nueva exhortación a mantener
firme el testimonio de la fe. Los creyentes, siendo «participantes de los padecimientos
de Cristo», también lo serán de su gloriosa revelación (4:12–19) (Leighton, p. 1067).

1. Contexto inmediato
Sección I C
Párrafo: 1:13-25
Conexión: Lógica

II. ANÁLISIS SINTÁCTICO.

Tradicionalmente, siguiendo la definición de Karl A.G. Keil, se le ha llamado a la tarea


exegética, el "método gramático histórico". Su fin es determinar el sentido requerido por
las leyes de la gramática y los hechos de la historia. Su principio más fundamental es
que las palabras y oraciones pueden tener sólo un significado en una sola conexión. El
problema en los últimos años es que muchos quieren ver, "lo que el texto me dice a mí."

Por tanto proponemos un nuevo nombre para la tarea y la misión de la interpretación


bíblica, el método sintáctico teológico de la exégesis. No porque haya nada malo en el
antiguo nombre, sino para describir más claramente lo que es la función principal de la
exégesis.

En la exégesis sintáctico teológico el énfasis cae sobre dos partes claves del proceso
exegético. La primera parte enfatiza que la sintaxis, que es la manera en que se unen
las palabras para formar frases, cláusulas y oraciones, nos auxiliará en descubrir el
patrón de sentido del autor. El análisis sintáctico opera de tres bases: (1) el concepto,
(2) la proposición, y (3) el párrafo. Es por medio de la manera precisa en que estas tres
unidades están organizadas y arregladas que el exegeta recibe todos los datos que
necesita para comenzar a transportarse del texto al destino de usar el texto en una
situación de predicación o enseñanza.

La segunda parte del nuevo programa es el análisis teológico. La disciplina de la


teología bíblica, si se mantiene en un patrón distintivamente diacrónico donde la
teología acumulativa se estudia y se clasifica en su época en que ocurrió, será la
contribuidora principal a la exégesis teológica del pasaje. El exegeta usará la teología
bíblica cuando un concepto, una palabra, una cita o un evento en el pasaje indican que
había originalmente tanto un reconocimiento de su relación a un núcleo precedente de
fe, corno la intención de contribuir a ese núcleo. Identificación de esta viva
conversación, que los escritores bíblicos tenían con aquellos que fueron antes de ellos,
introduce legítimamente los intereses de la teología e instruye al exegeta sobre cómo él
puede dirigir su propia formulación de sentidos y aplicaciones. La teología bíblica es,
pues, una de las herramientas gemelas de la exégesis además de ser la contribuidora
principal a la teología sistemática.

A. La Forma Literaria
Antes de comenzar la profundización en el párrafo, hay un paso preliminar, el cual
es la identificación del tipo de composición literaria que tenemos delante. Hay cinco
formas literarias básicas que fueron usados por los escritores bíblicos:

1. Prosa - lo más básico de la comunicación bíblica. La palabra prosa viene del Latín
prosus o prorsus que significa "derecho". Es, pues, el hablar sin mucho adorno,
derecho, sin acudir a las reglas de la poesía. Se puede dividir en tres clases:

a. Discursos (sermones y oraciones en prosa), incluyendo discursos proféticos.


Para .interpretar a los profetas, vemos que presentaban dos alternativas:
bendición y juicio. La que vendría dependía de si los oidores se arrepintieran. Era
igual para el individuo o para la comunidad creyente. Ambos tenían que volver o
retornar al Señor. 1º Reyes 21:21-22,27; Zacarías 1:4; Jeremías 18:7-10; 2º
Crónicas 7:14; Amós 4: 1-12. Cp. Levítico 2 y Deuteronomio 28.

b. Archivos (contratos, cartas, listas, leyes, observancias rituales).

c. Narraciones históricas (véase el no. 3 abajo).

2. Poesía - ocupa una tercer parte del Antiguo Testamento. Sólo siete libros del
Antiguo Testamento no la contienen (Levítico, Rut., Esdras, Nehemías., Ester,
Hageo, Malaquías), y cinco de ellos vienen del período postexílico.

Fue el obispo inglés, Robert Lowth, quien en 1753 describió el paralelismo


semántico de la poesía hebrea, así identificando un elemento de importancia
mayor tanto para identificar la forma literaria como para llegar a su sentido. La
idea básica del paralelismo es que dos o más líneas de poesía expresan o una
idea sinónima por el uso de una palabra equivalente pero distinta, o una idea
antitética por algún tipo de contraste. Puede que el paralelismo sea semántico
(tratando de sentido) o gramático (perteneciente a la forma). El procedimiento
básico para la exégesis de poesía será:

a. Identificar la extensión total del poema.


b. Dividir el poema en estrofas.
c. Localizar la línea temática o la afirmación básica en la estructura paralela.
d. Mostrar cómo la proposición temática es desarrollada o explicada.
e. Reafirmar este tema en un principio no restringido por tiempo, personas,
culturas o lugares. También debe ser expresado en una forma que invite
alguna clase de respuesta del oidor al Señor viviente quien primeramente dio
esa palabra.

3. Narración histórica.
Es, desde luego, un tipo de prosa, y para propósitos de análisis, sigue la mayor parte de
las reglas para prosa. La dificultad no está en entender lo dicho, sino en atravesar la
sima entre el "entonces" y el "ahora" de la congregación contemporánea. El problema
principal es relacionar la verdad histórica y la enseñanza teológica.

4. Sapiencia.
Hay dos tipos de escritos sapienciales. El primero es una clase de sabiduría reflexiva o
filosófica que tiende a sostener su argumento a través de un pasaje extenso.

El segundo tipo es una clase prudencial consistiendo en unidades de pensamiento no


muy extensas, las cuales están desconectadas y frecuentemente aisladas
contextualmente (Salmos 1, 37, 49, 112; Proverbios 10-11; Santiago).

5. Apocalíptica.
Los llamados libros apocalípticos son característicos del judaísmo y surgen en tiempos
difíciles de persecución e incertidumbre. Toda esta literatura es una serie de obras que
aparecieron durante el período comprendido entre los años 210 a.C. y el año 200 d.C.
Esta literatura tiene varias características muy importantes, entre ellas: (1) Un
simbolismo profuso, involucrando ángeles, demonios, animales, aves y hombres; (2) se
indica que la revelación vino por medio de visiones o sueños; (3) existen
conversaciones frecuentes entre el "vidente" y algún ser celestial quien le revela los
secretos de Dios; (4) mención de catástrofes cósmicas y convulsiones, etc.

Puesto que la Biblia no fue escrita en una sola forma literaria, uno debe prestar atención
especial a cada una de estas cinco formas. Frecuentemente la clave al uso y la función
del lenguaje es la forma literaria en que fue vertido. Además, la forma literaria sugerirá
una gama de propósitos, oidores, o efectos y respuestas deseados por el autor original.

B. El Párrafo
Una vez que el exegeta ha determinado las divisiones naturales y la forma literaria del
libro, ya empezará a examinar el pasaje escogido. Generalmente el trozo constará de
una, dos, o tres párrafos. Para delimitar el párrafo los criterios son:
1. Un tema unificador, indicado frecuentemente por el repetido uso de la misma
palabra o concepto (1ª Corintio 13; 2:6-8).
2. Preguntas retóricas frecuentemente introducen un nuevo párrafo (Romanos 6:1).
3. Una fórmula invocatoria (Colosenses 3:18-4:1).
4. Cambios abruptos de actor o participante, modo, tiempo o voz de un verbo,
escenario o tema.
5. Conjunción, preposición, o pronombre relativo muy resaltado.

Así que, el marco para expresar y desarrollar un sola idea es el párrafo. Trata
generalmente de un solo tema, o una serie de eventos que se relacionan con un actor
o participante en el mismo sitio y tiempo. Puede concluirse que un párrafo consiste en la
afirmación de una proposición temática juntamente con unas proposiciones auxiliares.

El párrafo está compuesto por cláusulas, y las hay de dos clases: según su tipo y según
su función gramatical.

Según su tipo, éstas se clasifican en: (1) independientes o principales (que expresa
una idea completa y puede estar sola); (2) coordinadoras (forma parte de una oración
compuesta); y dependiente o subordinado (no expresa un pensamiento completo y no
puede estar sola). Uno así puede reconocer estos tipos de cláusula y debe estar alerta
a algunas de las palabras usadas para introducirlas: (1) conjunciones coordinadoras (y,
o, ni... no, pues, más, no solamente... sino también; adversativas: pero, excepto;
consecuentes: por tanto, así que, conque; transicionales: y, además); (2) conjunciones
que subordinan (cuando, porque, desde, si, aunque, que, donde). (3) pronombres
relativos que subordinan (quien, cuyo, cual, que).

En la clasificación por función gramatical, podemos reconocer, (1) cláusulas


sustantivas (que funcionan como sustantivos, cp. 1º Samuel 23:13; Génesis 6:5;
Deuteronomio 13:14); (2) cláusulas relativas (funcionan como adjetivos, calificando un
nombre); (3) cláusulas adverbiales (funcionan como adverbios, modificando verbos,
adjetivos, adverbios, o frases preposicionales).

1) Proposición Temática.
Dentro de esta sección se deberá definir el tema del autor o la proposición temática.
Para llegar a una correcta interpretación y aplicación del pasaje debemos conocer cuál
es el tema que se propuso desarrollar el autor en su escrito. Este paso es importante
por dos razones. Primero, el contexto es la mejor fuente de datos para determinar cuál
de los varios posibles significados de una palabra fue en significado que tomó el autor.
En segundo lugar, a menos que un pasaje sea puesto dentro de la perspectiva de su
contexto se corre el peligro de estar tan invo1ucrado en ciertos "tecnicismos" del
Análisis Sintáctico que uno puede perder fácilmente la idea principal del autor, "los
árboles no dejan ver el bosque."

2) Divisiones Naturales.
La división en versículos y capítulos en la que nuestra Biblia está acomodada no fue
una parte original de las Escrituras; estas divisiones fueron añadidas muchos siglos
después de que la Biblia fue escrita, como una ayuda para localizar un determinado
pasaje rápidamente2. A pesar de que estas divisiones sirven para este propósito, esta
misma división llega a ser una desventaja pues divide los pensamientos del autor de
una manera no-natural.

En el estilo de prosa moderno estamos acostumbrados a la división de pensamientos


en unidades de pensamiento por medio del uso de oraciones y párrafos. La primera
oración de un párrafo sirve tanto como una transición de un concepto al siguiente o
como la idea clave que será desarrollada más adelante. De la misma manera, debemos
tratar de descubrir cuáles fueron las unidades de pensamiento del autor bíblico y llegar
así a estructurar su idea.

C. El Mostrador Sintáctico
Para que el exegeta estudie un párrafo según su operación interna y sus interrelaciones
externas, sugerimos el uso de un mostrador sintáctico o diagrama. Se escribe cada
proposición, cláusula y frase en el orden natural del texto. Cada unidad sintáctica (hasta
el componente más pequeño que representa una unidad semántica) es aislada en una
línea aparte. Se coloca la proposición temática junto al margen izquierdo. Se colocan
las unidades sintácticas que califican directamente a la proposición temática a un
espacio adentro (a la derecha). Se escribe el material que califica las unidades
subordinadas a la proposición temática a otro paso más adentro. Queda claro que todas
las cláusulas y frases subordinadas estarán ligadas a algún otro elemento gramatical en
la oración, así calificándolo. Se indica gráficamente a qué elemento van ligadas con el
uso de flechas a la izquierda de todas las unidades sintácticas (preferentemente).

D. Transición Entre Párrafos


Una vez que el Exegeta ha dominado el análisis del párrafo, el siguiente paso es buscar
con semejante diligencia las conexiones que hay entre ese párrafo y cualesquier otros
de su texto. Se aplican las mismas reglas como para la sección o el párrafo. La mejor
señal es una conjunción, partícula conectadora, o algo relacionado. Un cambio de
persona, modo, número o tiempo en el verbo puede indicar el rumbo del nuevo párrafo.
Donde no hay conectadores ni otro indicador explícito, el enlazamiento de las palabras
o ideas puede servir como seña de la relación entre párrafos. Es tan importante
observar las conexiones entre párrafos como observar las conexiones dentro del
párrafo.

III. ANALISIS VERBAL.

Introducción

2
Las primeras divisiones se le hicieron al Pentateuco (586 a. de C:) en 154
agrupaciones para facilitar su lectura en un plan de tres años. La división
de la Biblia en capítulos data de 1227 y se debió a Esteban Langdon profesor
de la Universidad de Paris y más tarde Arzobispo de Canterbury. Las primeras
divisiones en versículos ampliamente aceptadas aparecieron alrededor de 900
d.C. La Vulgata Latina fue la primera Biblia que incorporó la división tanto
en capítulos como en versículos en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Las palabras son los elementos lingüísticos más básicos medio de la acumulación de
palabras un escritor expresa el pensamiento distintivo que él tenia en mente.
Usualmente el significado especial que una palabra tiene en una situación particular es
señalado claramente por las construcciones gramaticales en las cuales aparece. Los
lingüistas modernos se refieren a esto como "la señal sintáctica de sentido."

En otras situaciones, el significado de una palabra puede ser indicado por la interacción
de esa palabra con el significado de los términos que la rodean. El elemento clave aquí
no es el uso gramatical de la palabra, sino una aplicación llamativa de esa palabra en
.un contexto totalmente nuevo, con el resultado que se 'trasmite un nuevo sentido.

1. El Significado de las Palabras


La mayoría de las palabras que han sobrevivido el paso del tiempo en la historia de un
idioma adquieren un "sentido de denotación" (significado especifico) y un "sentido de
connotación" (significado adicional o de implicación). Aparte de su significado
especifico, las palabras tienen una variedad de significados adicionales, los cuales son
encontrados en una conversación ordinaria. Considere el siguiente ejemplo con la
palabra "pan."

"Comeremos pan" -- "pan" está describiendo comida.


"Mi tía es un pan" -- "pan" significa la bondad y docilidad de una persona.
"Esto es pan comido" -- "pan" significa la facilidad con que se logrará algo.

Así, las palabras o las frases pueden tener tanto un sentido técnico como un sentido
popular. El significado original de una palabra puede llevar a un uso metafórico. Por
ejemplo, la palabra "verde" designa un color; pero usado metafóricamente, la palabra
puede significar algo inmaduro o que no está apto para algo: "Juan está "verde" para
desempeñar ese puesto." Las palabras también pueden estar cargadas de emociones o
sentimientos que lo expresarán dependiendo del uso de la palabra en su contexto.

Es por esto que el exegeta debe tener cuidado en investigar cuál fue el sentido y el uso
que el autor bíblico utilizó para una determinada palabra o expresión. Las palabras
usadas por los autores bíblicos ciertamente tenían un sentido de "denotación" pero muy
probablemente esta palabra estaba cargada de un sentido de "connotación." Así que
debemos desarrollar una metodología para descubrir el significado que el autor bíblico
le quiso imprimir a una oración, frase o palabra.

2. Clasificación del Uso de las Palabras


Para poder llegar a determinar cuál fue el uso de determinada palabra en un escrito,
éstas las podemos investigar bajo tres clasificaciones de su uso.

A. El Significado Original de una Palabra


1. El significado de las palabras es determinado por la costumbre y el uso 'general
en los tiempos del autor. Para tener un claro sentido del significado de una
palabra debemos conocer qué significó para el autor.
2. Algunas veces podremos conocer claramente el significado de una palabra o
frase porque el mismo autor la ha definido. Por ejemplo, el escritor de la Epístola
a los Hebreos define "perfecto" en 5:14.
3. El significado de una palabra puede ser explicado por una aclaración posterior.
Por ejemplo, en Efesios 2:1 Pablo afirma que los efesios estaban "muertos", pero
añade inmediatamente la explicación "en sus delitos y pecados."
4. El significado de algunas palabras será determinado por contrastes contextuales
(2ª Corintios 3:6-14; Romanos 8:5-8).
5. Una comparación cuidadosa de pasajes paralelos puede ayudar a un exegeta.
Un escritor bíblico tal vez haya tratado en otra parte de sus escritos la misma
palabra o el mismo tema.

B. Términos Culturales
Hay una multitud de detalles culturales involucrados: alimentos, ropa, instituciones, la
sociedad, la economía, la política y las costumbres. Donde éstos son simplemente el
vehículo de la verdad que contiene, la tarea del exegeta es claro. En tales situaciones
el estudiante bíblico debe reconocer los aspectos culturales sin perder la revelación
divina que llevan. Esto es más fácil decir que lograr. (Ver "El Vacío Cultural").

Algunos principios para acercarse a los términos culturales.


1. Aquellos asuntos que reflejen los tiempos, la cultura y las formas temporales en
que el mensaje fue dado.
2. El exegeta debe hacer una distinción entre la forma cultural y su contenido, es
decir, poder distinguir entre la verdad intemporal de lo que es temporal.
a) El exegeta tendrá que decidir si el pasaje está enseñando un principio
teológico, moral o práctico por medio de una ilustración dela cultura de
su tiempo. En este caso, el principio permanece aunque la costumbre
cultural no (1ª Corintios 16:20).
b) El exegeta debe preguntarse si el mismo principio teológico no se
reconocería tan plenamente hoy usando un medio equivalente pero no
culturalmente idéntico.
3. Si se da una razón por una práctica o por lo menos que parece ser un mandato
culturalmente condicionado, y esa razón se ubica en la naturaleza inmutable de
Dios, entonces el mandato o la práctica es de relevancia permanente para los
creyentes de todas las edades.

C. Expresiones Figurativas
En todas las lenguas, las palabras funcionan tan regularmente que podemos describir lo
que generalmente les pasa como "las leyes de la gramática." Sin embargo, para
incrementar el poder y la capacidad imaginativa de ciertas palabras, el autor utilizará
algunas "expresiones figuradas" o "figuras de dicción."

¿Qué son las expresiones figuradas? Una definición sencilla diría que es el uso de las
palabras en algún sentido no usual. En otras palabras, es una manera de expresar
alguna idea en términos de otra que tenga una semejanza a la primera, real o
imaginada. Que la Biblia contenga lenguaje figurado no quiere decir que contenga algo
falso. Usamos lenguaje figurado en nuestro diario hablar sin ningún propósito de
engañar. Los escritores bíblicos lo usaron de la misma manera. Las figuras de dicción
se usan comúnmente para dar efectos especiales al lenguaje: para introducir una idea
novedosa o para darle fuerza; para comunicar cierto matiz de significado; para darle
belleza; para suavizar algún pensamiento y hacerlo aceptable.

Además de transmitir un significado, las figuras pintan un cuadro para el lector u oyente.
Así, podemos clasificar las figuras en:

1. Figuras de comparación
Símil- una comparación expresada o formal entre dos cosas (Salmos 1:3)
Metáfora- una comparación implicada o no expresada (Lucas 13:32).

2. Figuras de adición
Pleonasmo-una redundancia por efecto (Génesis 40:23).
Paronomasia- Una semejanza fonética entre dos vocablos muy parecidos pero de
significado distinto (Isaías 5:7).
Hipérbole. Una exageración para impresionar (Salmos 6:6).

3. Figuras de relación.
Sinécdoque- Tomar una parte por el todo, o el todo por una parte (Lucas 2:1).
Metonimia- Designar una cosa con el nombre de otra (Lucas 16:29).

4. Figuras de contraste.
Ironía. Sarcasmo que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice (Génesis
3:22).
Eufemismo- Cambiar una expresión ruda o desagradable por una más suave o modesta
(1ª Samuel 24:3).

Al identificar una figura, nuestro trabajo apenas comenzó. Debemos darle nombre,
definirla e identificar las claves textuales que nos hicieron pensar que era esa figura.
Sobre todo uno debe decir "lo que la figura representa." Para ayudarnos en esta tarea,
podemos recomendar la excelente obra de E.W. Bullinger y F. Lacueva, Diccionario de
Figuras de Dicción usadas en la Biblia, Editorial CLIE, la cual es de sumo valor en la
identificación e interpretación del lenguaje figurado de la Biblia.

D. Pasajes Paralelos
Cuando el contexto inmediato de palabras y oraciones asociadas
no ayuda al intérprete en descubrir el significado de un pasaje, es posible usar pasajes
paralelos. Hay dos clases de pasajes paralelos, paralelos verbales y paralelos tópicos.
Los paralelos verbales son aquellos que hacen uso de la misma palabra en una
conexión parecida o con referencia al mismo tema. Los paralelos tópicos tratan de
datos, temas, sentimientos o doctrinas semejantes, aunque las palabras, frases y
cláusulas en el pasaje son diferentes.

E. Enlistar Términos Teológicos Claves


Muchas palabras fueron investidas de tal significancia, en el momento de su primera
aparición o en subsiguientes, que llegaron a funcionar como una seña, para llamar a la
mente de los oyentes o lectores la teología antecedente. Estas palabras son
especialmente importantes en pasajes que presentan la doctrina del Mesías o de la
salvación. Son tales palabras como simiente, siervo, santo, renuevo, tierra, descanso,
herencia, casa (dinastía), día del Señor, temor de Dios, creer, carne, vida eterna,
salvación, etc. Son términos que tienen “peso” teológico, y que obligan al exegeta a
analizarlas.
EJEMPLO DE UN ANALISIS VERBAL

III. Análisis Verbal de 1ª Pedro 1:13-25

A. Significado original
1. Peregrinación (v. 17). En el Antiguo Testamento la frase común es megurim
significa literalmente “tierra de residencias o de extranjeros” se encuentra en los
pasajes típicos de Génesis 17:8; 28:4; 36:7; Éxodo 6:4., en Génesis 47:9 se
traduce como peregrinación, y su paralelo el Salmo 119:54 “casa de extranjero y
peregrinaciones”. En el Nuevo Testamento, peregrino es un término que se
aplica al que anda de paso, y habita sólo temporalmente en un lugar. Pedro
describe a los cristianos como peregrinos, a fin de recordarles que su vida actual
no es destino definitivo, sino que su hogar permanente está junto al Padre (1ª
Pedro 1:17). Así Pedro exhorta a sus lectores a andar, conducirse, de una
determinada forma, mostrando en la vida terrenal una vida ética intachable
(Gonzáles, p. 504).

2. Sobrios (v. 13). La palabra enkratteia es usada en la LXX para referirse al


control de José sobre sus afectos e impulsos hacia sus hermanos (Génesis
43:31). Dios ha dado al creyente un espíritu de dominio propio, contrastando así
con la conducta destructora y desordenada. Dios ha dado al creyente un espíritu
de sobriedad que regule el comportamiento moral. Para los griegos la sobriedad
figuraba principalmente entre las virtudes de un carácter maduro. El término
sobrio (gr. nepho) en sentido literal, habla de aquello que es contrario a la
intoxicación. Pero en el sentido en que lo está usando Pedro, describe una
actitud de expectativa en los “cinco sentidos”. Pedro está llamando a “una
cordura en la forma de pensar y actuar”. Pedro invita a tener la cabeza sobre los
hombros (Abreu, p. 172).

3. Almas (v. 22). El término en el Antiguo Testamento es traducción común del


sustantivo nefesh, que a su vez se deriva del verbo nafash (canal de la
respiración) o cuello (Salmos 69:1; Jonás 2:7). De allí viene el sentido de “soplo
de vida”. Así en un sentido más amplio nefesh define a un ser vivo en la totalidad
de su existencia. De esta manera en el Nuevo Testamento se usa el vocablo
psyjé que indica el asiento de una vida que trasciende la vida terrenal. Por ello,
Pedro puede afirmar con plena convicción que en Cristo Jesús y su muerte
redentora, la vida del creyente va más allá de lo terrenal (Hanks, p. 24).

B. Términos culturales
1. Ceñid los lomos (v. 13). Los lomos es la parte del cuerpo que se relaciona
con la capacidad reproductora del hombre (Génesis 35:11; 46:26; 1º Reyes
8:19; Hebreos 7:5). También se conceptuaba como el asiento de la fuerza.
“Ceñir los lomos” significaba prepararse para una tarea difícil (1º Reyes
18:46; Proverbios 31:17; Efesios 6:14; 1ª Pedro 1:13) (Rengifo, p. 384).

El término ceñirse (gr. anazonnymi) describe la acción de ponerse un cinturón o un


ceñidor de lienzo o de cuero que sirve para recogerse la túnica y así tener libertad de
movimientos. De aquí la expresión “ceñirse” adquiere el sentido de “estar preparado”.
De esta manera Pedro anima a sus lectores a mejorar sus actitudes mentales. Pedro
llama a una concentración del entendimiento, a una transformación de la mente, para
llevar una vida de santidad. Todo empieza en una mente preparada, renovada y
disciplinada. La santidad de acción nace de una renovación y una preparación de las
ideas. Debemos concentrar nuestra mente y renovar nuestras ideas.

2. Juzga (v. 17). Dios aparece en el Antiguo Testamento muy frecuentemente


en el papel de “juez de toda la tierra” (Génesis 18:25), o más generalmente
como el “Dios de Justicia” (Malaquías 2:17; Deuteronomio 1:17). El juicio no
significa simplemente una ponderación imparcial y objetiva del bien y el mal,
sino que más bien incluye la idea de la acción vigorosa en contra del mal. El
juicio de Dios no es impersonal. Está ligado a su carácter misericordioso,
pues en justicia muestra su amor para con sus hijos (Vila, p. 641).

Pedro destaca la condición de juez de nuestro Dios. El “juzgar” (gr. kríno) era un
término que culturalmente era usado en las cortes, y literalmente quiere decir, “conducir
a las cortés” y así emitir un veredicto por las acciones del hombre. Cada cristiano debe
vivir su vida a la luz de esta verdad. Dios juzga las acciones secretas de los hombres,
sentimientos y pensamientos, nadie puede escapar de su ojo crítico (Liedke, p. 770)

4. Fuiste rescatados (v. 18). En el Antiguo Testamento es principalmente


traducción del término Koper, literalmente “una cubierta”, palabra traducida
“expiación” (Salmos 49:7). Éste término aparece en Éxodo 30:12. En el
Nuevo Testamento los términos son lutron o antilutron “soltar o liberar”. La
palabra “rescate” (gr. lytro) es término cultural que proviene del mercado de
esclavos de los días de Pedro, y se refiere al precio que pagaba una persona
para redimir a un esclavo; es decir, el cambio de estado de esclavitud a
libertad de una persona por un precio pagado. Pedro urge a sus hermanos a
recordar como ellos han llegado a donde estaban en su fe cristiana. Así, los
cristianos han sido redimidos de esa vana manera de vivir. Así la vida
presente debe corresponder al maravilloso hecho de ser rescatados por
Jesucristo (Vila, p. 1000).

4. Purificación (v. 22). En la ley mosaica se indicaban cuatro maneras de


purificarse de contaminaciones: 1) Purificación de la contaminación contraída
al tocar a un muerto (Números 19). 2) Purificación de la impureza debida a
emisiones corporales (Levítico 15). 3) Purificación de la parturienta (Levítico
12:-18). 4) Purificación del leproso (Levítico 14). A estos los fariseos
añadieron muchas otras purificaciones, como el lavamiento de manos antes
de comer, lavamiento de vasijas y platos (Baltensweiler, p. 1139).
Según Pedro el creyente ha sido purificado (gr. agnizo) por el Señor. Y de esta manera
se describe al creyente como intachable. Pues la purificación en los cristianos no se
refiere tanto a las prescripciones relacionadas al culto, sino más bien adquiere un nuevo
significado como expresión de la integridad moral, que va asociada por el cambio
operado por Jesucristo (Vila, p. 970).

5. Evangelio (v. 25). (Buenas o gratas nuevas). Todo lo digno de este título tiene
que provenir de Dios. No siempre tuvo el mismo carácter. La grata nueva
para Adán y Eva fue que la simiente de la mujer heriría la cabeza de la
serpiente. La grata nueva a Noé fue, cuando se le anunció que iba a destruir
toda carne, que él y su familia sería salvada en el arca, que Dios establecería
un pacto con él. Así fue con Abraham (Génesis 15:6) con Moisés y el pueblo
de Israel (Éxodo 4:31). En la literatura clásica ésta palabra designaba la
recompensa que se daba al portador de buenas noticias. También indicaba el
mensaje mismo, originalmente el anuncio de una victoria, pero aplicado
posteriormente a otros mensajes que proporcionaban gozo. El evangelio
constituye las buenas nuevas de que Dios en Jesucristo ha cumplido sus
promesas para con Israel, y de que se ha abierto el camino de salvación para
todos. El evangelio es el cumplimiento de la promesa dada en el Antiguo
Testamento, para todos los creyentes en cristo Jesús (Vila, p. 347).

C. Expresiones figurativas
1. Como hijos obedientes (v. 14). Literalmente dice “como hijos de
obediencia”, éste es un hebraismo llamado “modismo de filiación”. Este
modismo describe a una persona como “hijo de algo o alguien para indicar la
relación entre los dos”. La obediencia viene de la misma raíz que significa
“oír”. El modelo por excelencia de la obediencia es Jesucristo, quien se hizo
obediente hasta la muerte y muerte de cruz. De tal manera que si se oye una
orden, se debe cumplir. Como sus hijos debemos ser obedientes. Así Pedro
usa un hebraísmo corriente para dirigirse a sus lectores, para decir, que la
naturaleza de Dios quien es el Padre de todo creyente se debe trasmitir a sus
hijos (Henry, p. 1845).

2. Toda carne es como la hierba (v. 24). Esta expresión es una figura de
comparación llamada símil, pues compara la “carne” con la “hierba”. Pedro
utiliza ésta comparación pues supone que sus lectores, aún siendo de
extracción pagana, están familiarizados con el texto de Isaías 40:6, y así
recordarles cual es la condición de todo ser humano en comparación con la
Palabra del Dios vivo y verdadero que permanece para siempre, la cual les ha
sido ya anunciada (Henry, p. 1847).

D. Pasajes paralelos (buscas una referencia en la biblia donde aparezca la


palabra y la anotas en el espacio de referencia). Hay unos ejemplos.
Términos elegidos Referencia bíblica
Peregrinación
Sobrios
Almas
Ceñid vuestros lomos Efesios 6:14
Rescatados
Evangelio Romanos 1:1; 1:9; Efesios 1:13; Colosenses 1:5,23;
Filemón 13.
Juzga Romanos 2:16; Colosenses 2:16
Purificación
Hijos de desobediencia
Carne como la hierba

E. Términos teológicos claves


1. Gracia (v. 13)
2. Santo (v. 16)
3. Cordero (v. 19)
4. Resucitó (v. 21ª)
5. Esperanza (v. 21b)

IV. ANÁLISIS TEOLÓGICO


La herramienta más frecuentemente extraviada por el exegeta es la exégesis teológica.
Para una exégesis exitosa, debe haber algún procedimiento para identificar el mensaje
central del pasaje bajo estudios.

La pregunta básica en el Análisis Teológico es "¿Cómo cuadra el pasaje en estudio


dentro del patrón total de la revelación de Dios?" A partir de aquí, surge inmediatamente
otra pregunta que debe ser contestada primeramente, "¿Cuál es el patrón de la
revelación de Dios? Esta pregunta es sumamente importante y la respuesta será
determinante para la interpretación teológica de un pasaje.

Una vez que el patrón de la revelación bíblica ha sido tratado, analizado y aceptado, la
pregunta de cómo cuadra un pasaje particular es mucho más fácil de responder.
Para poder realizar una Análisis Teológico serio, debemos seguir los siguientes pasos.

A. Escoger palabras que tengan "peso" teológico (previamente hecho en el AV)


Se define como una palabra significativa:
a) Si juega un papel clave en el pasaje que se está estudiando.
b) Si ha aparecido frecuentemente en contextos previos, pues ciertas palabras ya
adquirieron un significado especial en la historia de la revelación y han
comenzado a tener calidad de "términos técnicos." Por ejemplo, simiente, siervo,
santo, renuevo, herencia, casa (descendencia), día del Señor, temor del Señor,
misericordia, reconciliar, etc. 3.

3
En el Antiguo Testamento se pueden identificar cuatro conexiones cruciales para entender el desarrollo de la
Teología Bíblica:
1. La Bendición Pre-Patriarcal y la Promesa Patriarcal.
2. La Promesa Patriarcal y la Ley Mosaica.
3. El Deuteronomio Pre-Monarquial y la Promesa Davídica.
B. Definir teológicamente la palabra escogida según su función en el contexto
inmediato.
Se debe considerar otros usos de la misma palabra en el mismo libro, primero en
la sección inmediata y moviendo a otras secciones como en circulos concéntricos.

Para realizar este paso es necesario contar con Diccionarios Teológicos de la


Biblia o del Antiguo y del Nuevo Testamento4. Estas herramientas son valiosas pues
buscan definir los conceptos principales por trazar: (1) el significado que estas palabras
tienen en los varios contextos donde mayormente se desarrollan, y (2) la historia de las
mismas palabras a través de la literatura bíblica.

Muchas veces también son de gran ayuda comentarios sobre el pasaje en


cuestión. Se recomiendan comentarios exegéticos y no de tipo devocional.

C. Examinar los usos de la misma palabra por otros escritores de la misma época.
La teología que Dios estaba revelando a un escritor bíblico no era privativa ni
particular, el Señor lo estaba haciendo con escritores de la misma época5. Ver diagrama
de Centro Canónico-Teológico.

D. Relacionar la teología de la palabra del pasaje con la teología revelada


anteriormente.
Lo que estamos presentando es el uso completo de la teología bíblica como parte
de nuestra exégesis. Hay un centro canónico de la teología del Antiguo y Nuevo

4. La Teología Sapiencial y la Promesa Profética. (Walter C. Kaiser. Toward an Old Testament Theology, 55-56.

Existe una gran variedad de teor1as respecto a la manera de conceptualizar la naturaleza de la relación de Dios con
el hombre. Algunas teorías son "discontinuas," es decir, ven ciertas interrupciones en la revelación de Dios y en la
forma de tratar al hombre en diferentes épocas (Interpretación Dispensacional). Otras teorías son "continuas" pues
ven una progresión en la revelación de Dios desde el principio hasta la culminación de la manifestación de Dios
(Interpretación de Pacto o Promesa).
Aquellos que entienden la historia de la salvación como primariamente "continua" generalmente ven toda la
Escritura como relevante para el creyente hoy, puesto que ven una unidad básica entre ellos y los creyentes a quienes
fue dirigido en Antiguo y Nuevo Testamento. Por el otro lado, aquellos que interpretan la revelación de Dios como
"discontinua" tienden a considerar que solamente el libro de Hechos y las cartas a las iglesias poseen relevancia
primaria para la iglesia de hoy (Henry A. Virkler. Hermeneutics: PrincipIes and Processes of Biblical Interpretation,
119-20).
4
Es muy provechoso estudiar la etimología de la palabra escogida, pero debe hacerse con precaución. Las raíces
cambian mucho en su significado sobre la historia de su desarrollo y porque muchas veces nadie sabe cuál haya sido
la etimología de una palabra dada. También es posible que el autor esté pensando más en un sentido “connotativo"
que “denotativo”.
5
Para este paso son muy provechosas las concordancias de la Biblia. Lo ideal es usar una concordancia en el idioma
original (Hebreo para el Antiguo Testamento y Griego para el Nuevo), pero si no se tiene acceso a estas, si se
recomienda una Concordancia Exhaustiva. En una Concordancia se puede averiguar: (a) cuántas veces aparece una
palabra en la Biblia; (b) en qué periodo se usó más; (c) si hay un contexto con un número extraordinario de usos.
Testamento. Es la palabra de bendición de Dios o su Promesa de ser el Dios de Israel y
hacer algo por ellos y por medio de ellos para todas las naciones.

EJEMPLO DE UN ANÁLISIS TEOLÓGICO

IV. Análisis Teológico de 1ª Pedro 1:13-25.


A. Palabras significativas.
1. Gracia (v. 13)
2. Santo (v. 16)
3. Cordero (v. 19)
4. Resucitó (v. 21a)
5. Esperanza (v. 21b)

B. Definir las palabras teológicas escogidas y su función en el texto y contexto.


1. Gracia (v. 13).
(heb., hen; gr., charis). Término utilizado por los escritores bíblicos en el Antiguo
Testamento con una considerable variedad de significados: (1) Propiamente dicho,
aquello que da gozo, placer, deleite, encanto, dulzura, hermosura; (2) buena voluntad,
bondad, misericordia, etc.; (3) la bondad de un amo hacia un esclavo (Douglas, p. 453).
Como el atributo inseparable de Dios, la gracia no existe independiente como si
fuese una entidad por sí sola, pues es la actitud de Dios hacia el hombre. Es la
generosidad o la magnanimidad de Dios hacia el ser humano, ser rebelde y pecador. En
el Nuevo Testamento la gracia de Dios está centrada en la persona de Jesucristo (1ª
Pedro 1:13). Él es la gracia manifestada por acción de la voluntad divina, y el hombre
no puede merecerla, más bien debe esperarla como un regalo de Dios mismo. La gracia
posibilita la fe (1ª Pedro 1:10). La vida cristiana en su totalidad está contenida en la
gracia de Dios. La santificación, crecimiento y maduración del creyente no se efectúa a
partir de la gracia, sino dentro de ella (2ª Pedro 3:18), por lo tanto, el creyente debe
conducirse en santidad en toda su manera de vivir, con la esperanza de que ese Jesús
sea manifestado en gloria en su segunda venida (Gattinoni, p. 465).

2. Santo (v. 16).


En el Antiguo Testamento, Qadosh, su significado es cortar o separar, denota
entonces apartamiento y de allí la separación de una cosa o persona de su uso común
o profano para ser divino. La terminología en el Nuevo Testamento sugiere una
distinción entre la santidad que es el propio ser de Dios y la santidad que pone de
manifiesto el carácter de su pueblo. El Nuevo Testamento emplea el término hagios,
que en ocasiones significa separado, consagrado, puesto aparte (Lucas 2:23), pero con
mayor frecuencia “puro.” Ser santo es ser sin “mácula, ni arruga ni cosa semejante”
(Efesios 5:26-27). Así, el nuevo pueblo de Dios es la continuidad del pueblo santo. En
1ª Pedro, Efesios, Filemón, la santidad no es un privilegio u obligación de algunos ya
que todos los creyentes son llamados santos y a santificarse. Ésta es una santidad
según el modelo de Cristo (1ª Pedro 1:16) hasta la plena realización de esa santidad en
el reino (2ª Pedro 3:13). El apóstol quiere enfatizar el tipo de vida, basado en normas
éticas y morales de muy alta calidad. El interés del Señor está en la totalidad de la
conducta de sus hijos y no solamente en aspectos rituales y cúlticos (Finlayson, Pp.
1252-1254).

3. Cordero (v. 19).


En el Antiguo Testamento, se refiere a la cría de la oveja o de la cabra (Éxodo 12:5) y
parece que a veces también incluye ejemplares adultos. La carne de cordero era
considerada una exquisitez por los antiguos hebreos (Deuteronomio 32:14; 2 Samuel
12:3-6; Amós 6:4). Los corderos eran usados para sacrificios desde muy temprano
(Génesis 4:4; 22:7). El cordero era un elemento básico en el sistema de holocaustos de
Moisés. Un cordero era ofrecido como ofrenda quemada continua cada mañana y cada
tarde (Éxodo 29:38-42), y el día sábado era el doble (Números 28:9). El primer día de
cada mes (Números 28:11), durante los siete días de la Pascua (Números 28:16, 19),
en la fiesta de las Semanas (Números 28:26, 27), en la fiesta de Trompetas (Números
29:1, 2), en el día de la Expiación (Números 29:7, 8) y en la fiesta de Tabernáculos
(Douglas. P. 343).

En el Nuevo Testamento, es el título que se aplica exclusivamente al Señor


Jesucristo. Aparece en el Nuevo Testamento en Juan 1:29,36 como el Redentor
enviado de Dios. El cordero simboliza a Cristo, quien en el calvario se ofreció así
mismo, en sacrificio vivo, para llevar nuestros pecados sobre su cuerpo (1ª Pedro 2:24).
Pablo se refiere a Cristo como nuestro cordero pascual (1ª Corintios 1:5-7). La misma
idea del sacrificado por nosotros para perdón, redención, purificación y salvación,
aparece en 1ª Pedro 1:18,19. Pedro está pensando en el sistema sacrificial del Antiguo
Testamento, en donde el cordero para el sacrificio debería ser sin ninguna imperfección.
El cordero moría para expiar o cubrir los pecados del pueblo. De la misma manera
Jesús pagó como “cordero sin mancha” un precio muy alto por nuestra liberación
(Payne, p. 489).

4. Resucitó (v. 21a).


En el Antiguo Testamento, el pasaje más explícito sobre la resurrección es Daniel
12:2. Casi igualmente explícito es Isaías 26:19. En su contexto, este v. es paralelo a los
vv. 11-15 (Job 19:23-27) (Douglas, p. 545).

En el Nuevo Testamento es el momento esencial en la historia de la salvación


durante el cual Jesús, pocos días después de haber muerto en la cruz del calvario y de
haber sido puesto en el sepulcro en la tarde del viernes santo, fue levantado
corporalmente para iniciar una nueva orden de vida. Este tremendo acto del poder
creador de Dios no se produjo ante testigos ni es descrito en el Nuevo Testamento,
pero a lo largo de todo el Nuevo Testamento se proclama como un hecho indubitable o
se propone como base innegable de muchas bendiciones actuales y futuras. La
característica más extraordinaria de la predicación cristiana es el acento que se pone en
la resurrección. Los primeros predicadores estaban seguros de que Cristo se había
levantado de entre los muertos, y seguros, en consecuencia de que los creyentes
también serían resucitados en el día señalado (Wilton, p. 550).
Puesto que Jesucristo ha resucitado de los muertos, Pedro puede pensar en varias
cosas: 1. Ya que Cristo resucitó, nuestra seguridad de resurrección está segura. El es la
primicia de los que durmieron; 2. Ya que Cristo resucitó, la vida de santidad debe ser
real. El pudo vivir una vida de santidad absoluta, y su experiencia se aplica a la vida, y;
3. Ya que Cristo resucitó, es posible enfrentar con toda seguridad y confianza las
persecuciones en la vida. La esperanza está depositada en Jesucristo por lo tanto es
segura pues el está vivo (Gonzáles, p. 14).

6. Esperanza (v. 21b).


La esperanza es una necesidad psicológica para el hombre para tener una idea en
cuanto al futuro. Pero la esperanza en el sentido bíblico específico es posible cuando se
cree en el Dios viviente, que actúa e interviene en la vida humana, y en quien podemos
confiar en que llevará acabo lo que ha prometido. Esta esperanza no es producto del
temperamento, ni está condicionada por las circunstancias. No depende del hombre
mismo o de lo que otro puede hacer por él, sino que depende de su Creador. Pero el
creyente en Jesucristo sólo funda su vida en la esperanza (gr. elpís). El evento de la
resurrección de Jesucristo fundamenta la esperanza del cristiano. La esperanza del
cristiano nunca se orienta en sentido egocéntrico sino siempre cristológico y
teocéntricamente. Puesto que Cristo vive y resucitó, nuestra esperanza es viva y
dinámica. Nuestra esperanza está en el futuro de Dios, cuando Jesucristo sea
manifestado. Nuestra esperanza está cifrada completamente en el actuar de Dios (Otto,
p. 208).

C. Examinar los usos de las palabras por otros escritores de la misma época.
1. Gracia (v. 13).
La palabra gracia ocupa un lugar prominente en las salutaciones y bendiciones
paulinas. En Romanos 3:21, el hombres es justificado por gracia a pesar de se
pecador. La fe es la respuesta a la gracia divina (Efesios 2:8-9). La gracia es un
don de Dios. El creyente vive bajo la gracia divina (Efesios 2:8-9). La obediencia
es la manera de responder a esa gracia (Romanos 12:1-2) (Robinson, p. 564).

2. Santo (v. 16).


En Romanos 15:16; Colosenses 1:2; Filemón 7; se ve el nuevo pueblo de Dios
como la continuidad del pueblo santo por medio de Cristo Jesús. Y los miembros
de éste pueblo deben consagrar la totalidad de su vida en ofrenda a Dios
(Romanos 12:1; Efesios 4:30; Colosenses 1:22). La santidad no es un privilegio
de algunos ya que todos los creyentes son llamados a ser santos. A su vez, esto
significa, que todos los creyentes son llamados a vivir en santidad según el
modelo de Cristo (Efesios 1:14) (Migues, p. 595).

3. Cordero (v. 19).


Sólo Pedro por su trasfondo judío utiliza dicho término.

4. Resurrección (v. 21a).


Romanos 5:18; 6:5; Efesios 1:20; Colosenses 2:12; son una clara descripción
de como el cristiano ha sido injertado en Cristo por la semejanza de su muerte, y
que también lo será por su resurrección, la resurrección no es obra de la
casualidad, más bien es obra de Cristo, por medio de la cual la esperanza de la
vida eterna es segura (Harrison, p. 460).

5. Esperanza (v. 21b).


Tanto en Romanos 3:23; 5:2; Efesios 1:8; Colosenses 1:5; se describe como el
hombre está privado de la gloria de Dios, pero el cristiano puede gloriarse de
tener la esperanza de participar de la gloria de Dios. Ésta esperanza no es
terrenal, sino que es futura, eterna y está en los cielos (Cohenen, p. 45)

D. Relacionar la teología antecedente


1. Gracia (v. 13).
La gracia comprende otros temas tales como el perdón, la salvación, la
regeneración, el arrepentimiento y el amor de Dios. En el Antiguo Testamento la palabra
“hesed” se traduce como misericordia, bondad, favor, benevolencia. Este es un vocablo
que funciona en dos direcciones, y puede usarse y aplicarse tanto a Dios como al
hombre. Por otra parte la palabra “hen” traducida como favor, se usa en relación con la
acción de un superior, humano o divino, para con un inferior. Expresa un favor
inmerecido; la “hen” del hombre (Génesis 33:8; Rut 2:2;), la “hen” de Dios (Jeremías
31:2). La palabra “hen” no se encuentra en los salmos, y “hesed” se encuentra muy a
menudo (5:7; 57:3). Sin embargo, como atributo inseparable de Dios, la gracia no existe
independiente como una entidad por sí sola, pues la actitud de Dios hacia el hombre
como un favor (Oseas 14:4; Deuteronomio 7:7; Salmos 103:4; Jonás 4:2) (Robinson, p.
563).
El apóstol Pedro pone de relieve la gracia en los capítulos 1-2 de su primera
carta, mediante las variantes usuales de la elección y la herencia según el pacto; 3:7
tiene la frase poco usual “la gracia de la vida”. La palabra “gracia” se usa también en
5:10 en relación con el futuro glorioso del creyente. Y en su segunda carta 1:2 y 3:18,
Pedro habla de la gracia como algo progresivo en lo cual el creyente debe perseverar,
como algo que está en el presente pero con consecuencias futuras (Robinson, p. 565).

2. Santo (v. 16).


qadosh “Santo”. La idea radical de la palabra hebrea, religiosamente
considerada, es la de separación y consagración. Separación de lo común o inmundo,
consagración a lo que es divino, sagrado y puro. Por variados que sean sus aspectos
“la santidad”, es siempre una manifestación de fuerza; toda la fuerza en el Antiguo
Testamento se concentra en Jehová, fuera del cual la vida es imposible. Esto significa
que la santidad explica una característica de Dios. Jehová es el Santo por excelencia.
La raíz qdsh, que se halla en la mayor parte de las lenguas semíticas, expresa muy
probablemente el corte, la separación. En hebreo la raíz qdsh aparece una y otra vez
como el centro gramatical de todo el Antiguo Testamento. La santidad se somete a
Jehová, de tal manera que Jehová es definido como el Santo, siendo un sinónimo de
”divino” (Jacob, p. 89).
En el Antiguo Testamento Dios es Santo (Salmos 99:9) o Santo es su nombre
(Salmos 111:9). Como tal él es distinto con relación a la creación (Génesis 28:16; 1º
Samuel 6:19; Isaías 6:57; Oseas 11:9; Ezequiel 1:36). Al miso tiempo, su santidad se
expresa manifestándose, dándose a conocer, llamando al hombre a participar en lo que
él hace (Deuteronomio 7:6; Levítico 11:44; Números 15:40). La santidad de Dios no es
simplemente lo misterioso, sino su perfección moral (Habacuc 1:13). Las cosas nos son
santas en sí mismas, sino por estar colocadas al servicio a Dios. Así son los lugares
donde Dios se da a conocer (Éxodo 3:5), el arca del pacto (2º Crónicas 35:3), el día de
reposo (Éxodo 20:8), las vestimentas y utensilios para el culto (Éxodo 28:2), las fiestas
(Isaías 30:29). Dios congrega a un pueblo, que por ser separado para él, es santo
Levítico 21:6-8). Por serlo, debe santificar a Dios en el culto, la observancia de la Ley y
el ejercicio de la justicia y la misericordia. La santidad requerida del pueblo tiene así un
contenido religioso y ético, individual y social (Migues, 594).
Para pedro el retorno inminente de Cristo, la esperanza preciosa del creyente, es
un gran incentivo para la santidad. Hay que recordar que el mismísimo Pedro cayó en la
cuenta de su condición pecadora cuando se encontró frente a Cristo resucitado una
mañana en que se hallaba pescando en el Mar de Galilea. Ésta imagen de cómo ese
Señor Santo lo llamó por primera vez, está presente en sus dos cartas. De tal manera
que el vivir, la conducta debe corresponder al Dios quien llamó. Ser santo entonces es
un mandato bien conocido de todos los que estaban familiarizados con el Pentateuco.
Pedro por su trasfondo judío emplea frecuentemente dicha palabra (1ª Pedro 1:15; 2:9;
2ª Pedro 2:21; 3:11) (Payne, p. 489).

3. Cordero (v. 19).


En los tiempos del Antiguo Testamento el cordero era el animal siempre sin
mancha que los israelitas solían usar para el sacrificio, debido a su inocencia y a su
carácter humilde y sumiso. Se le sacrificaba todos los días en las ofrendas de la
mañana y de la tarde, y en ocasiones especiales (pascua Éxodo 12:3-13; Levítico 4:32)
(Robleto, p. 130).
Pedro sólo usa ésta expresión en 1ª Pedro 1:19, y esto para recordarnos el
precio de nuestra redención. Así, como buen judío Pedro emplea una figura muy bien
conocida por los cristianos de su época (Gonzáles, p. 14).

4. Resurrección (v. 21ª).


Aunque es verdad que la concepción de la resurrección no se desarrolló en forma
completa en Israel, y no se hace frecuente alusión a la resurrección del cuerpo en el
Antiguo Testamento, la verdad es que se deja entrever la resurrección como tal.
Ciertamente había alguna idea de la posibilidad de la resurrección aún en los días de
los patriarcas, porque cuando Abraham ofrendó a Isaac, estaba convencido que Dios le
iba a resucitar de los muertos. En aquel remoto periodo el concepto era expresado con
frases tales como “dormir con los padres” (Génesis 47:39; Deuteronomio 31:16), y como
dormir infiere un despertar de un sueño, así la sepultación implicaba una resurrección
de los muertos. El autor de Hebreos 11:35, al hablar de las mujeres que recibieron a
sus muertos por resurrección, sin duda se estaba refiriendo a las tres resurrecciones
que ocurren los días de los Reyes (1º Reyes 17:7-24; 2º Reyes 4:18-37; 13:20-25). Sea
cual fuere la exacta traducción del difícil pasaje de Job 19:26-27 hay en él una fuerte
convicción de la verdad de la resurrección de entre los muertos (Wilton, p. 714).
El Pasaje más importante sobre la resurrección en el Antiguo Testamento es la
conclusión de Isaías 26:16-19; con esto están ligados Oseas 6:1-2; Ezequiel 37:1-14.
Es verdad que en el sentido 39 primario de estos versículos es una restauración de
Israel; sin embargo, no habría habido consuelo para el antiguo Israel en tales
predicciones si los israelitas de la antigüedad no fueran participar en la futura
restauración, y si es así, tendrán que resucitar entre los muertos. La misma enseñanza
se presenta en Daniel 12:2, que ciertamente se refiere al fin de la era, y sea cual fuere
su sentido simbólico o tipo presenta enfáticamente la creencia en una resurrección de
cuerpos del polvo de la tierra. Además de estos pasajes bíblicos, la iglesia primitiva
usaba otros pasajes del Antiguo Testamento como profecías o prefiguraciones típicas
de la resurrección de Cristo (Jeremías 18:3-6 y Salmo 88:10) (Harrison, p. 460).
Sólo en 1:21 y 3:21, Pedro emplea dicho término y esto para hacer énfasis en las
consecuencias de la resurrección a favor de los creyentes, pues por medio de ella es
posible nuestra salvación. Pedro muestras así su fe como judío cristiano, dando
evidencias de su convicción de aquel resucitado que él mismo vio y experimentó (Vila,
1002).
5. Esperanza (v. 21b).
De los 146 pasajes en el Antiguo Testamento, que los verbos qiwwah designan
esperar o esperanza hablan en un sentido profano. De los 73 pasajes en que los hijos
de Israel expresan su esperanza mediante un verbo o un nombre, se presenta a Jehová
como la meta. De modo que Yahvé es la garantía de la esperanza de su pueblo. El
horizonte de la esperanza en el Antiguo Testamento sobrepasa con mucho los límites
visibles en la mayoría de los testimonios de esperanza personal, y anuncia la venida de
Jehová en gloria, para establecer su reino, sobre una nueva tierra.
Para los escritores del Antiguo Testamento, Dios es la esperanza de Israel
(Jeremías 14:8). Confían en él (17:7), descansan pasivamente en él (Salmo 42:5) o
anticipan activamente la bendición divina (Salmo 62:5). La religión del Antiguo
Testamento es la religión de la esperanza, cuya garantía es el pacto de Jehová
(Nehemías 1:5), confirmado por sus gloriosos actos a favor de su pueblo. La esperanza
anima la posesión de Canaán (Génesis 15:7; Éxodo 3:8-17), y una vez lograda ésta se
espera siempre la protección de Jehová (Esdras 9:9). En el pensamiento del Antiguo
Testamento, la esperanza no aparece sólo en la necesidad; está siempre presente por
su afirmación en el pacto. Abarca las situaciones más desesperantes y los proyectos
nacionales más audaces (Isaías 2:2,4; Miqueas 4:1-4). Es símbolo de vida; por tanto,
sólo los vivos tienen esperanza, pues ellos contemplan a Dios y le conocen; no así los
muertos (Job 16:11; Eclesiastés 9:4; Lamentaciones 3:4-9). El justo tiene plena
esperanza y ésta se le tornará en alegría (Proverbios 10:28) (Wilton, p. 208).

La LXX utiliza elpizo para describir la esperanza. Todo el judaísmo tardío se caracteriza
por los múltiples anhelos escatológicos orientados a la venida del Mesías y la
restauración del reino de Israel. En el judaísmo helénico la esperanza mesiánica pasó a
un segundo plano en favor de la idea de la inmortalidad del alma (Cohenen, p. 45).

La fe cristiana es esencialmente “fe” en el Dios que resucitó a Jesús de entre los


muertos (1ª Pedro 1:21). Por la resurrección de Jesús el cristiano tiene esperanza, la
cual está guardada en los cielos (1ª Pedro 1:13). La esperanza con la gracia para
Pedro, la esperanza con el amor misericordioso de Dios, son inseparables y van de la
mano en la vida de todo creyente. Sin embargo, en su segunda carta Pedro omite por
completo mencionar la esperanza puesto que su mensaje y propósito es distinto a la de
la primera carta (Allmen, p. 460).

V. ANALISIS HOMlLÉTICO.
La exégesis nunca es un fin en sí. No se realizan sus propósitos hasta que empiecen
a tomarse en cuenta los problemas de pasar lo aprendido del texto a la iglesia
aguardadora.
No puede el exegeta olvidarse de la respuesta que quiere de sí mismo y de sus
oidores.
La mayoría de los textos no se encuentran en una forma directamente didáctica. Sus
problemas son más complejos. Como hemos visto ya, el intérprete deberá poder
resumir en una oración concisa el significado de cada párrafo en el trozo de la Escritura
sobre el cual piensa predicar. El intérprete se asegurará que su enfoque es idéntico con
lo que fue la intención del autor. Por tanto, será propio designar la oración concisa
resumiendo el párrafo como la proposición del autor.
Es de suma importancia que el tema reafirmado no sea simplemente una narración
descriptiva de eventos pasados. Esto inmediatamente predispondrá a la gente actual
en contra de prestarle su atención. Así que es preciso que cada punto evite el uso del
tiempo pasado del verbo y el uso de todos los nombres propios (con la excepción de
los nombres de Dios).
Entonces el exegeta procederá a la universalización del texto. Con esto en mente,
déjenos definir "universalización." "Universalizar" es declarar las proposiciones, los
argumentos, las narraciones y las ilustraciones del autor en la forma de verdades
eternas, con un enfoque especial sobre la aplicación de estas verdades a las
necesidades actuales de la iglesia. Hay que seguir varios pasos para universalizar un
pasaje:

A. El Tema del Texto


El primer paso en el proceso de universalización es hallar el tema del pasaje
bíblico (y de ahí el mensaje que ser predicado). Debe reflejar el interés principal del
escritor antiguo. Es mejor expresar ese interés en una forma que muestre cómo el
mismo interés es compartido por la mayor parte de la humanidad.
Para describir lo que es el tema de un exegeta debe retroceder un poco y preguntar
qué está enseñando el libro total. Hay que libro según su género y su tema.
Entonces, uno estudiará las secciones principales del libro nuevamente, notando si
hay progreso o desarrollo en el argumento.
Pero, nuestro interés como intérpretes y predicadores de la Palabra debe restringirse
mucho más si hemos de hacer un análisis intensivo y detallado del texto. Es difícil hacer
un buen trabajo de exégesis con un pasaje de más de dos o tres párrafos,
generalmente con material didáctico es majar trabajar con seis u ocho versículos. El
paso más cruciales el decidir cuál es el tema de esos dos o tres párrafos.
Debe el exegeta resistir la tentación a imponerle al texto un molde de nuestros
intereses o prejuicios. Más bien el exegeta cuidadoso reunirá los siguientes datos para
identificar el tema del pasaje: (1) la proposición temática de cada uno de los párrafos;
(2) términos repetidos, los cuales son definidos, o enfatizados, o dan al texto un sabor
especial (esto es más notorio al observar el mostrador sintáctico).
Por ejemplo, si uno predicara sobre Números 22, sus puntos principales pudieran ser
una narración histórica de interés pasajero sin un desafío contemporáneo:
1. Balaam buscó - Números 22:1-20
2. Balaam peleó - Números 22:21-27
3. Balaam enseñó - Números 22:28-38.

Sería un mensaje más o menos bueno si lo predicáramos a Balaam, pero, ¿podemos


esperar que el pueblo de Dios hoy en día responda a tal mensaje? Antes, sugiriéramos
que hay un tema en el pasaje, el cual es relevante a Balaam y a nosotros hoy. Es el
problema de, "Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios." Hay tres maneras en que
podemos conocer y hacer la voluntad de Dios:
1. Recordando los planes que Dios ya reveló Números 22:1-7
2. Obedeciendo a la voz de Dios - Números 22:8-21
3. Reconociendo los obstáculos - Números 22:22-35

B. El Énfasis del Texto


El siguiente paso es hallar el énfasis del texto bajo consideración. Dentro del pasaje
seleccionado habrá palabras importantes y términos claves. Estas palabras y estos
términos pueden ser identificados por su uso frecuente en el grupo de párrafos siendo
estudiado, o pueden encontrarse en una posición estratégica. A veces los conceptos
guiadores del autor son distinguidos por un vocabulario especial. En los casos donde el
escritor ha señalado los conceptos que él quiere enfatizar, le conviene al intérprete
seguir su patrón.
Cuando una serie de oraciones o cláusulas son ligadas por la misma palabra
introductoria (porque, pues, por tanto), puede ser posible organizar el mensaje
alrededor de estas palabras claves. En este caso cada punto mayor en el sermón será
un desarrollo del tema de la misma perspectiva. Por ejemplo, si uno encuentra la
palabra "por tanto" distribuida al través del pasaje, entonces podemos hacer nuestros
puntos principales una discusión de las consecuencias del tema anunciado. Por otra
parte, si la palabra "porque" se repite frecuentemente, podemos desarrollar el mensaje
alrededor de una serie de razones.
Es conveniente decir, que debido al minucioso estudio que se espera al seguir éste
método, es casi imposible predicar todo el resultado de nuestra investigación. Por lo
tanto, el exegeta decidirá cual será su énfasis en la predicación. Un mensaje que trate
de enfatizar todos estos temas sería extremadamente largo.

C. Los Puntos Principales del Mensaje


Ahora podemos comenzar a determinar los puntos principales del estudio o mensaje.
En este paso es muy conveniente que ya haya hecho el exegeta un mostrador
sintáctico. Las ventajas de analizar cada párrafo en un mostrador mecánico que traza
las conexiones entre oraciones,
Se debe recordar que los puntos principales del sermón, igual que el tema y el
énfasis, deben estar universalizados.

D. Los Subpuntos del Mensaje


Lo siguiente que considerar son las subdivisiones de los puntos principales. Aquí
estamos involucrados en la lógica y el desarrollo de una lección o un mensaje. Y aquí el
análisis sintáctico de cada párrafo empezará a rendir intereses.
El método para extraer los subpuntos de los puntos principales será semejante al
método usado para formular éstos. De hecho, los diferentes niveles de subordinación
indicados en el mostrador sintáctico nos ayudarán a decidir cuáles frases, cláusulas o
aun oraciones serán resaltadas en los subpuntos. Sólo prestando mucha atención a la
gramática y la sintaxis serán nuestros ojos y corazones dirigidos a seguir el hilo de la
intención del autor original.
Es mejor limitar el número de subdivisiones para que el bosquejo no haga parecer el
texto más complejo que es. El objetivo es simplificar la estructura para proveer a cada
oidor una penetración en el esqueleto y los ligamentos del texto.

E. La Teología del Texto. .


Una vez que el Mostrador Sintáctico ha provisto la estructura básica-original del
pasaje y la universalización ha dado su relevancia contemporánea, la Teología del
Texto provee "la carne y los músculos" del serm6n. La Teología provee para el
intérprete la llave a todos los énfasis, aplicaciones, exhortaciones, ofrecimientos de
esperanza o advertencias que quiera hacer a su iglesia. Incorporar la Teología al texto
es básico y por eso llamamos a este método de exégesis "Sintáctico-Teológico," pues
sin estas dos funciones, el mensaje caerá como un abortivo y la iglesia quedará confusa
y sin alimento sólido.

F. Introducción y Conclusión del Mensaje.


La introducción tiene como propósito hacer que los oyentes sean "dóciles, benévolos
y atentos." Así, la introducción sirve para que los oyentes tengan buena voluntad para
con el predicador mismo, que le presten su atención, y que estén dispuestos a recibir la
enseñanza y la exhortación que él les quiere impartir.
De acuerdo a James Crane, la introducción debe ser apropiada, es decir, debe estar
en armonía con el tema y el énfasis del texto. También debe ser interesante, capaz de
captar la atención y despertar el interés desde el principio del sermón. La tercera
cualidad de la introducci6n es que debe ser breve, no debiendo ocupar más del 15% de
la extensi6n del sermón. Por último, debe ser cuidadosamente preparada.
Por su parte, la conclusión es el último paso de la universalizaci6n. En estos años
recientes hemos tendido a especializarnos en introducciones. Es necesario hacer un
equilibrio entre introducción y conclusión. Buena parte de nuestras energías y tiempo
debemos dedicarlas a la preparación de una buena conclusión.

Se recomienda que la conclusi6n sea escrita en su totalidad, que sea de una extensión
mínima de 1/2 página y puede ser leída textualmente. La conclusión es el punto al que
queremos llegar en el sermón y esta puede constar de un breve resumen de lo dicho
en el sermón, una exhortación derivada del texto mismo y una invitación a la iglesia.
Una buena conclusión es tan imperiosa como una buena preparación exegética y
Homilético.
EJEMPLO DE UN ANÁLISIS HOMILÉTICO

V. Análisis Homilético de 1ª Pedro 1:13-25

A. Tema. Los cristianos debemos tener plena seguridad y convicción de que Dios
siempre tiene lo justo para nuestra vida; por ello, cuando nos llama a la santidad
debemos obedecer su Palabra.
B. Énfasis. Que los hermanos acepten la invitación, las demandas, las
advertencias y los recordatorios que el Señor Santo nos hace; si hacemos tal
cosa podremos confiar en él a pesar de las circunstancias adversas.
C. Puntos principales
I. Debemos estar listos para entender su voluntad (vv. 13-16)
II. Debemos estar listos a vivir en su voluntad (vv. 17-23)
III. Debemos estar dispuestos a aceptar su voluntad (vv. 24-25)

D. Subpuntos
I.
A. Permaneciendo sobrios en el presente (v. 13ª)
B. Teniendo plena certidumbre en el futuro (v. 13b-14b)
C. Manifestando la nueva vida en Cristo (v. 15b-16)

II.
A. Pues el juez eterno nos observa (v. 17a)
B. Pues el sacrificio de Cristo nos exige (17b-21)
C. Pues la vida práctica nos caracteriza (v. 22-23)
III.
A. Nuestra vida es pasajera (v. 24)
B. Nuestro fundamento es eterno (25)

E. Teología
I.
1. Gracia (v. 13).
Como el atributo inseparable de Dios, la gracia no existe independiente como si
fuese una entidad por sí sola, pues es la actitud de Dios hacia el hombre. Es la
generosidad o la magnanimidad de Dios hacia nosotros, seres rebeldes y
pecadores. En el Nuevo Testamento la gracia de Dios está centrada en la persona
de Jesucristo (1ª Pedro 1:13). Él es la gracia manifestada por acción de la voluntad
divina, y el hombre no puede merecerla, más bien debe esperarla como un regalo de
Dios mismo. La gracia posibilita la fe (1ª Pedro 1:13) y por lo tanto, el creyente debe
conducirse en santidad en toda su manera de vivir, con la esperanza de que ese
Jesús sea manifestado en gloria en su segunda venida (Gattinoni, p. 465).

2. Esperanza (v. 13).


Parecería que la esperanza es una necesidad psicológica para el hombre para tener
una idea en cuanto al futuro. Pero la esperanza en el sentido bíblico específico es
posible cuando se cree en el Dios viviente, que actúa e interviene en la vida humana, y
en quien podemos confiar en que llevará acabo lo que ha prometido. Esta esperanza no
es producto del temperamento, ni está condicionada por las circunstancias. No depende
del hombre mismo o de lo que otro puede hacer por él, sino que depende de su
Creador. Pero el creyente en Jesucristo sólo funda su vida en la esperanza (gr. elpís).
El evento de la resurrección de Jesucristo fundamenta la esperanza del cristiano. La
esperanza del cristiano nunca se orienta en sentido egocéntrico sino siempre
Cristológica y teocéntricamente. Puesto que Cristo vive y resucitó, nuestra esperanza
es viva y dinámica. Nuestra esperanza está en el futuro de Dios, cuando Jesucristo sea
manifestado. Nuestra esperanza está cifrada completamente en el actuar de Dios (Otto,
p. 208).

II.
3. Santo (v. 16).
Qadosh, su significado es cortar o separar, denota entonces apartamiento y de allí
la separación de una cosa o persona de su uso común o profano para ser divino. La
terminología en el Nuevo Testamento sugiere una distinción entre la santidad que es el
propio ser de Dios y la santidad que pone de manifiesto el carácter de su pueblo. El
Nuevo Testamento emplea el término hagios, que en ocasiones significa separado,
consagrado, puesto aparte (Lucas 2:23), pero con mayor frecuencia “puro.” Ser santo
es ser sin “mácula, ni arruga ni cosa semejante” (Efesios 5:26-27). Así, el nuevo pueblo
de Dios es la continuidad del pueblo santo. En 1ª Pedro, Efesios, Filemón, la santidad
no es un privilegio u obligación de algunos ya que todos los creyentes son llamados
santos y a santificarse. Ésta es una santidad según el modelo de Cristo (1ª Pedro 1:16)
hasta la plena realización de esa santidad en el reino (2ª Pedro 3:13). El apóstol quiere
enfatizar el tipo de vida, basado en normas éticas y morales de muy alta calidad. El
interés del Señor está en la totalidad de la conducta de sus hijos y no solamente en
aspectos rituales y cúlticos (Finlayson, Pp. 1252-1254).

III.
4. Cordero (v. 19).
Título que se aplica exclusivamente a nuestro Señor Jesucristo. Aparece en el
Nuevo Testamento en Juan 1:29,36 como el Redentor enviado de Dios. El cordero
simboliza a Cristo, quien en el calvario se ofreció así mismo, en sacrificio vivo, para
llevar nuestros pecados sobre su cuerpo (1ª Pedro 2:24). Pablo se refiere a Cristo como
nuestro cordero pascual (1ª Corintios 1:5-7). La misma idea del sacrificado por nosotros
para perdón, redención, purificación y salvación, aparece en 1ª Pedro 1:18,19. Pedro
está pensando en el sistema sacrificial del Antiguo Testamento, en donde el cordero
para el sacrificio debería ser sin ninguna imperfección. El cordero moría para expiar o
cubrir los pecados del pueblo. De la misma manera Jesús pagó como “cordero sin
mancha” un precio muy alto por nuestra liberación (Payne, p. 489).

5. Resucitó (v. 21a).


Momento esencial en la historia de la salvación durante el cual Jesús, pocos días
después de haber muerto en la cruz del calvario y de haber sido puesto en el sepulcro
en la tarde del viernes santo, fue levantado corporalmente para iniciar una nueva orden
de vida. Este tremendo acto del poder creador de Dios no se produjo ante testigos ni es
descrito en el Nuevo Testamento, pero a lo largo de todo el Nuevo Testamento se
proclama como un hecho indubitable o se propone como base innegable de muchas
bendiciones actuales y futuras. La característica más extraordinaria de la predicación
cristiana es el acento que se pone en la resurrección. Los primeros predicadores
estaban seguros de que Cristo se había levantado de entre los muertos, y seguros, en
consecuencia de que los creyentes también serían resucitados en el día señalado
(Wilton, p. 550).

Puesto que Jesucristo ha resucitado de los muertos, Pedro puede pensar en varias
cosas: 1. Ya que Cristo resucitó, nuestra seguridad de resurrección está segura. El es la
primicia de los que durmieron; 2. Ya que Cristo resucitó, nuestra vida de santidad debe
ser real. El pudo vivir una vida de santidad absoluta, y su experiencia se aplica a
nuestras vidas, y; 3. Ya que Cristo resucitó, podemos enfrentar con toda seguridad y
confianza las persecuciones en la vida. Nuestra esperanza está depositada en
Jesucristo por lo tanto es segura pues el está vivo (Gonzáles, p. 14).

E. Conclusión.
Hermanos, el mundo de nuestro tiempo al igual que el de Pedro está sumergido
en una crisis moral, social, espiritual, política, económica. Éste es un mundo sin
esperanza, incapaz de sostener una vida íntegra.
Pero tal parece que ésta crisis también ha invadido a la iglesia a los cristianos del
siglo XXI. La Biblia ahora es relativa, pues depende “con el cristal con que se mire”.

Hermanos, necesitamos urgentemente hacer un alto en nuestra vida cristiana y


ver las verdades absolutas de Jesucristo. Hoy más que nunca debemos estar
convencidos de esto.
Hermanos, el Señor tres veces santo nos desafía a entender, vivir y a aceptar
su voluntad. ¡Atendamos pues al Santo de Israel! ¡No os hagáis!

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