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Insuficiencia renal
La insuficiencia renal es un trastorno parcial o
completo de la función renal.
Existe incapacidad para excretar los productos
metabólicos residuales y el agua y, asimismo,
aparece un trastorno funcional de todos los
órganos y sistemas del organismo. La
insuficiencia renal puede ser aguda o crónica.
Las causas de la IRA son múltiples y complejas. Puede aparecer tras episodios de
hipovolemia, hipotensión grave y prolongada o tras la exposición a un agente
nefrotóxico. Las dos causas más comunes de la IRA:
La causa que más incidencia de casos provoca es la isquemia renal, que al disminuir la
perfusión renal no llega ni oxígeno ni nutrientes para el metabolismo celular, lo que
puede provocar necrosis renal. También puede deberse a otros cuadros clínicos como:
Traumatismos
Sepsis
Administración de sangre de diferente grupo
Lesiones musculares graves (se desprende mioglobulina)
Evolución de la IRA:
Fase inicial de agresión o lesión: Esta fase tiene importancia, ya que si se actúa
inmediatamente es posible resolver o prevenir la disfunción renal posterior. Esta
fase puede durar desde horas a días. En esta fase aparecen los síntomas
urémicos.
Fase oligúrica: La oliguria es el primer síntoma que aparece en esta
enfermedad, pudiendo durar de 8 a 14 días. En esta fase el gasto urinario se ve
disminuido notablemente (por debajo de 400 ml/día)
Fase diurética: Suele durar unos 10 días y señala la recuperación de las
nefronas y de la capacidad para excretar la orina. Por lo general, la diuresis
comienza antes de que las nefronas se hayan recuperado por completo, por lo
que se sigue manteniendo la azoemia.
Fase de recuperación: Representa la mejora de la función renal y puede
prolongarse hasta 6 meses. Lo último que se recupera es la capacidad para
concentrar la orina.
Valoración
El estado del paciente es crítico
Desequilibrios electrolíticos: debilidad muscular y arritmias
Hipervolemia: oliguria, edema, hipertensión arterial, edema pulmonar
Acidosis metabólica
Uremia
Sistema gastrointestinal: náuseas, vómitos, diarrea, distensión intestinal,
anorexia, aliento olor a orina (hedor urémico)…
Infección: urinaria, pulmonar, peritonitis, septicemia
Exploración física: palidez, edema, ingurgitación venas yugulares,
crepitaciones, elevación de T.A. en hipervolemias.
Antecedentes: exposición a sustancias nefrotóxicas, transfusión sanguínea
reciente, episodios prolongados de hipotensión o disminución de la perfusión
renal, sepsis, administración de medios de contraste o hipertrofia prostática
Sustancias nefrotóxicas:
Aminoglucósidos: tobramicina, gentamicina,…
Contrastes radiopacos
Metales pesados: plomo o mercurio
Solventes y productos químicos
AINEs
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
Pruebas diagnósticas:
Pruebas diagnósticas comunes para la IRA e IRC
Aclaramiento de creatinina
Creatina sérica y nitrógeno ureico sanguíneo
Ecografía renal.
Gammagrafía renal
Tomografía computarizada
Pruebas diagnósticas para IRA
Análisis de orina
Osmolalidad urinaria y valores de Na+ urinario
Urografía retrógrada
Tratamientos:
Restricción de líquidos
Farmacoterapia: diuréticos; antihipertensivos; fijadores del fósforo (para el
control de la hiperfosfatemia); resinas de intercambio catiónico (para control
hiperpotasemia), suplementos de calcio o de vitamina D; bicarbonato sódico
(para tratar la acidosis metabólica)
Concentrado de eritrocitos, si hemorragia activa anemia mal tolerada
Dieta: rica en hidratos de carbono, baja en sodio, restricción de K+, fósforo y
proteínas. Rica en HC y bajo en proteínas para que no se produzca tanto el
metabolismo de las proteínas y ocasionen productos de desecho que fuercen más
al riñón.
Alimentos ricos en potasio: plátanos, chocolate, alubias, guisantes,
tomate, boniato, naranjas, etc
Alimentos ricos en fósforo: guisantes, huevos, pescados, carnes sobre
todo vísceras (cerebro, hígado, riñones), leche y derivados, frutos secos,
semillas, granos enteros, etc.
Nutrición parenteral total
Diálisis peritoneal o hemodiálisis
Diagnósticos de enfermería:
Riesgo de infección r/c factores de riesgo asociados a la uremia.
Exceso volumen de líquidos r/c el deterioro de los mecanismos reguladores
debido a la disfunción renal: fase oligúrica
Riesgo de déficit de volumen de líquidos asociado a pérdidas hídricas activas
secundarias a una producción urinaria excesiva: fase diurética
Desequilibrio nutricional r/c náuseas, vómitos, …
Protección ineficaz r/c alteraciones cardíacas, musculoesquéticas y
neurosensoriales secundarias a la uremia, el desequilibrio electrolítico y la
acidosis metabólica
Cuidados de enfermería:
Control del equilibrio hidroelectrolítico: monitorizar las constantes vitales, el
equilibrio hidroelectrolítico y las entradas y salidas.
Valorar los signos y síntomas de hipervolemia, hipovolemia, de los trastornos
del sodio y potasio; y otros trastornos hidroelectrolíticos. La hiperpotasemia es
la principal causa de muerte durante la fase oligúrica. Se manifiesta por arritmias
cardíacas y trastornos de la función neuromuscular.
Prevenir la aparición de complicaciones respiratorias: administrar oxígeno
humidificado, espirometría incentivada, deambulación y conseguir que el
paciente tosa, se gire y haga inspiraciones profundas.
Cuidados de la piel y a los mecanismos de prevención de úlceras por presión.
Cuidado bucal para prevenir la estomatitis.
Dieta: alto contenido calórico y se deben ajustar la ingesta de proteínas y
potasio según la función renal
Valoración:
Anormalidades de la volemia
Desequilibrios electrolíticos: debilidad muscular, arritmias, prurito,
irritabilidad neuromuscular, tetania.
Uremia y retención de productos de desecho metabólico
Acidosis metabólica: respiraciones profundas, letargia, dolor de cabeza.
Posibles complicaciones agudas: insuficiencia cardiaca, pericarditis,…
Exploración física: palidez, piel seca y descolorida, edema, elevación T.A. si
hipervolemia.
Antecedentes: Glomerulonefritis, diabetes mellitus, enfermedad de los riñones
poliquísticos, pielonefritis crónica, hipertensión,...
Signos y síntomas:
Neurológicos: debilidad y fatiga, incapacidad para concentrarse, desorientación,
temblores,…
Integumentarios: piel de color bronceado-grisáceo, piel seca y escamosa,
prurito, equimosis, púrpura, uñas delgadas y quebradizas, pelo crespo y escaso
Cardiovasculares: hipertensión, edema,…
Pulmonares: estertores crepitantes, disnea, taquipnea,…
Gastrointestinales: aliento con olor a amoniaco “fetor urémico”, sabor
metálico, ulceración y sangrado bucales,…
Hematológicos: anemia, trombocitopenia
Reproductores: amenorrea, atrofia testicular, infertilidad, disminución de la
líbido
Musculoesqueléticos: calambres musculares, pérdida de fuerza muscular,
osteodistrofia renal, dolor óseo, fracturas de huesos, pie flácido
Tratamientos interdependientes:
Dieta
Restricción de líquidos
Farmacoterapia: fijadores de fósforo, antihipertensivos, multivitaminas y ácido
fólico, tratamiento para la anemia, Difenhidramina (prurito), bicarbonato sódico,
suplementos de calcio y vitamina D.
Concentrado de eritrocitos
Trasplante renal o diálisis
Diagnósticos de enfermería
Intolerancia a la actividad: r/c debilidad generalizada secundaria a la anemia y
la uremia
Deterioro de la integridad cutánea r/c prurito y sequedad de piel secundarios a
uremia y edema.
Conocimientos deficientes: controles T.A., medicación, control diabetes
Cuidados de enfermería:
Controlar la función renal, en caso de necesitar suministrar un fármaco
nefrotóxico.
Educación para la salud: fármacos, cuidados d seguimiento, el paciente deberá
ser capaz de pesarse y medir la presión arterial diariamente, así como identificar
los signos y síntomas de sobrecarga de líquidos, hiperpotasemia y otros
trastornos hidroelectrolíticos, así como llevar un cumplimiento estricto de la
dieta.
Cuando el tratamiento conservador ya no es efectivo, las opciones son la diálisis
peritoneal, la hemodiálisis y el trasplante (Cuidados en los próximos temas).
Tanto el paciente como su familia necesitan una explicación clara de lo que implica la
diálisis y el trasplante. Proporcionar información acerca de las opciones de tratamiento
permitirá a paciente participar en el proceso de toma de decisiones y le dará una cierta
sensación de control. Se debe informar al paciente que aunque elija diálisis, siempre
existe la opción del trasplante, y en caso de que el trasplante fracase, siempre se puede
volver a la diálisis, o hacer otro trasplante.