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2.1.

- ANTECEDENTES
“Es la acción por excelencia, destinada a conseguir la restitución de la posesión del
bien de la que se ha privado el propietario”.
Castañeda decía:
"Al no extinguirse la propiedad por el no uso, la acción reivindicatoria es
imprescriptible".
“Se basa y fundamenta en el derecho de propiedad, pero sus efectos recaen
en la posesión del bien.
El reivindicante invoca su condición de dueño para obtener o recuperar la
posesión que le corresponde o de que ha sido privado. El reivindicante funda
la acción en su derecho de propiedad; lo que reclama no es la propiedad, sino
la posesión del bien.
Etimológicamente reivindicar proviene del latín "Reivindicare" que significa
reclamar con justicia la posesión de una cosa”.
El derecho justinianeo conserva la reivindicatio, que a través del tiempo ha pasado al
derecho español y de él ha venido al derecho latinoamericano.
La reivindicación sirve para la protección de la propiedad contra una privación o
detención posesoria. Se dirige sobre todo a la recuperación de la cosa, la entrega de los
frutos y la indemnización correspondiente.
1_”La Corte Suprema ha señalado que la reivindicación es el ejercicio de la
persecutoriedad que es una facultad de la cual goza el titular de todo derecho
real de perseguir el bien sobre el cual recae su derecho. Sin embargo, si de lo
actuado en el proceso se acredita que el demandado por reivindicación ha
construido de buena fe en el terreno de propiedad del actor, resulta de
aplicación la norma que contiene el artículo 941 del Código Civil, debiendo
el actor optar, en ejecución de sentencia, entre hacer suyo lo edificado u
obligar al invasor a que le pague el terreno”.
2-“Reivindicación viene de la palabra latina res que significa cosa y vindicare
que significa reclamar con justicia aquello de que se ha desposeído a alguno".
3-“Para Maish Von Humboldt una característica de la propiedad es la
perpetuidad, donde la acción reivindicatoria, debía ser imprescriptible”.
Por el momento se tiene los siguientes trabajos nacionales:
La investigación de Ariano (2011) titulado: Hacia un Proceso Civil flexible. Crítica a
las preclusiones rígidas del Código Procesal Civil Peruano de 1993. Concluye:

1) “Que, el concepto de preclusión es extremadamente controvertido en la


doctrina. Sin embargo, hay un dato constante en todas las nociones que desde
la teorización chiovendiana está presente: ellas implican la pérdida para las
partes de la posibilidad de poder realizar sus actuaciones procesales por no
haberlas realizado (o haberlas realizado parcialmente) en la oportunidad
establecida por la ley”.

2) “El factor «ético-ideológico» ha sido determinante para la organización de


los procesos civiles en base a rígidas preclusiones para las actuaciones de las
partes y, en contrapartida, para la concesión de amplios poderes al juez, en
particular en lo relativo al impulso del proceso. La idea central es las partes
deben estar sometidas a rígidas preclusiones pues es la única forma de que el
proceso sea rápido y eficiente, gracias al impulso del juez. La realidad cotidiana
desmiente tal idea”.

3) “Es imperativo que el planteamiento de cuestiones procesales estén sí


sometidas a preclusiones tempranas. Ello asegura que el proceso se estabilice
y pueda llegar a su acto final válidamente. Pero, si las preclusiones en materia
de «presupuestos procesales» son condición necesaria para ello, no es
condición suficiente. Se requiere que además el juez esté vinculado a sus
decisiones en materia procesal”.

4) “Las preclusiones de alegación establecidas en el CPC de 1993.


Normalmente vienen presentadas como «cargas» (carga de completitud de las
alegaciones; carga de cuestionamiento, etc.), cuales imperativos del propio
interés, según la conocida noción de goldschmidtiana, pero, más presentan la
estructura del deber que de la —poco clara noción de— carga. Las partes en el
proceso no tienen ni deberes ni cargas de alegación: tienen derechos (de acción
y de defensa) y éstos deben ser respetados por la normativa procesal”.
5) “Las preclusiones probatorias establecidas en el CPC de 1993, comprometen
el derecho a la prueba cual componente del derecho constitucional de defensa
y ponen en riesgo la corrección de la decisión final”.

El trabajo de Díaz (2013) titulado: La nulidad procesal como causa de dilación de los
procesos por causal, cuyas conclusiones fueron:

1) “La dilación en los procesos de Reivindicación por causal analizados, se


debió a que se incurrió en nulidad en la tramitación de los mismos; lo cual
trajo como consecuencia que dichos procesos terminaran en un promedio de
7 años, cuando en circunstancias normales, éstos podrían haber culminado en
2 años aproximadamente”

2) “Es innegable que la carga procesal excesiva es uno de los factores por los
que un proceso cualquiera se resuelve con mucha dilación; ello hasta cierto
punto es aceptable, por cuanto no se puede exigir a los Jueces ni a los
auxiliares jurisdiccionales, que tramiten con mayor rapidez los procesos
cuando la carga procesal que tienen es inmanejable y por más esfuerzos
denodados que realicen, sencillamente no lo pueden evitar; además, el tener
más o menos carga no depende de ellos, sino de los litigios existentes;
correspondiendo a las altas autoridades del Poder Judicial, reorientarla o dotar
de mayor personal a aquellos órganos jurisdiccionales donde lo requieran”.

3) “Lo que sí depende de ellos, es evitar incurrir en nulidades procesales que


vician el proceso, sobre todo del Juez, ya que conforme a lo previsto en el
artículo 50 del Código Procesal Civil, es el Director del Proceso y además
debe velar por su rápida solución; lo que implica que es él, el encargado de
verificar que todos los actos procesales realizados al interior del proceso se
hayan realizados conforme a Ley; lo que puede hacer cada vez que el
secretario de la causa le dé cuenta de algún requerimiento efectuado por las
partes y al firmar cualquier decreto y/o resolución; ello ahorraría el tiempo
que se pierde cuando se incurre en una nulidad insubsanable, la cual debe
declararse en aras de garantizar el debido proceso”.
4) “Para evitar incurrir en nulidades procesales, las Cortes Superiores de
Justicia deberían promover mayores programas de capacitación para sus
integrantes, y además, cada Juez o Secretario Judicial también debería tomar
conciencia de los puntos en los que debe capacitarse para mejorar su
desempeño funcional”.

5) “Con el fin de no incurrir en nulidades procesales, los procesos deben


tramitarse con el mayor cuidado posible; es decir, cada acto procesal por más
sencillo que sea, que puede ser desde una notificación, hasta calificación de
demandas, proveídos de escritos, sentencias, entre otros deben realizarse en
forma adecuada desde el principio y seguir una secuencia en ese sentido”.

6) “Si todos los procesos se tramitaran en forma adecuada, no habría motivo


para que las Salas Superiores declaren la nulidad de los procesos por defectos
formales, ya que los procesos estarían bien tramitados; por tanto, tendrían que
emitir pronunciamiento sobre el fondo”.

7) “De igual manera, si el pronunciamiento de la Sala Superior fuera


impugnado y remitido en Casación a la Corte Suprema, alegando el
impugnante la causal de contravención debido proceso por un supuesto
defecto procesal, definitivamente el recurso de casación no prosperaría,
porque tal defecto no existiría, por haberse tramitado en forma debida el
proceso”.

8) “La consecuencia lógica de ello sería que, el justiciable, tendría resuelto su


conflicto jurídico, en menos tiempo, quizás en la mitad de lo que se toma
ahora para resolver aquellos procesos, donde existen una serie de errores
procesales; lo cual sería beneficioso no sólo para el justiciable sino también
para la imagen del Poder Judicial”.

9) “Conforme a los plazos máximos del tipo de proceso estudiado en el


presente trabajo (Conocimiento), establecidos en el artículo 478 del Código
Procesal Civil, se tiene 30 días para contestar la demanda y reconvenir cuando
se emplaza a persona determinada y 60 ó 90, en los casos señalados en el
tercer párrafo del artículo 435 del Código acotado, 60 cuando el emplazado
se encuentre en el país, y 90 si está fuera de él o si se trata de persona
indeterminada o incierta; es decir el plazo máximo de emplazamiento es de
90 días”.

10) “Asimismo, se tiene 30 días para contestar la reconvención, 10 para


formular excepciones, 10 para contestarlas, 10 para realizar la audiencia de
saneamiento, 50 para la audiencia de pruebas, 5 para presentar alegatos, 50
para emitir sentencia y 10 para apelar la sentencia; siendo en total, 265 días
hábiles (considerando el emplazamiento máximo), que equivale a 12 meses
aproximadamente; tiempo al que debe adicionarse aquél que se tarda en
calificar la demanda y demás recursos del proceso, así como en efectuar las
notificaciones de Ley; que sería un aproximado de 1 año más o quizás menos;
lo que arroja un total de 2 años aproximadamente”.

11) “No debe dejarse de lado el tiempo que demora el trámite en las demás
instancias (Sala Superior en caso de apelación de la sentencia de primera
instancia y Sala Suprema cuando se interponga recurso de casación contra la
sentencia de vista). En la Sala Superior, el trámite aproximado es 6 meses y
en Sala Suprema, dependiendo de la calificación del recurso de casación, si
éste es declarado improcedente el trámite terminaría en menos de 1 año, pero
si se lo declara procedente, puede superar dicho término; por lo que, en ambas
instancias, el trámite podría durar aproximadamente año y medio; lo que
significa que el proceso de conocimiento terminaría en 3 años y medio
aproximadamente”.

12) “Sin embargo, considerando un proceso de conocimiento en el que, el


emplazamiento es de 30 días, no hay reconvención, y la intervención de los
operadores del derecho es más ágil, en el sentido de no extenderse demasiado
en la emisión de los actos procesales que les corresponda emitir y tampoco
incurrir en defectos en la tramitación que generen nulidad; el proceso podría
terminar en 2 años aproximadamente o incluso en menos tiempo”.

Respecto a los requisitos para ejercitar la acción de reivindicación, justinianeo precisa


que:
a) “El reivindicante deberá ser el dueño de la cosa;

b) El dueño deberá haber perdido la posesión de la cosa;

c) Otro requisito de la acción reivindicatoria es que sea una cosa singular la


que se reivindica. No se comprenden en esta acción las universalidades
jurídicas, como el patrimonio y la herencia. Esta se recupera por medio de la
acción de petición de herencia. Según este requisito de identidad, la cosa que
es materia de reivindicación, es necesario acreditarla en tal forma que no dé
lugar a que sea confundida con otra de su especie;

d) Es también indispensable que se demuestre la posesión de la cosa que se


reclama por quien es el demandado en el juicio de reivindicación, ya que si
es persona distinta la sentencia que se pronunciará no tendría efecto contra
ella, desde que a nadie puede privársele de una cosa sin ser oído y vencido en
juicio. Asimismo, si el poseedor en el juicio de reivindicación apoya su
posesión en un título debe pedirse que se declare previamente la nulidad del
título por virtud del cual posee”.

Asimismo, Ramírez precisa que para que el demandante salga victorioso en la acción
reivindicatoria, debe probar:

a) “el dominio;

b) la falta de derecho a poseer del demandado;

c) la posesión del poseedor; y

d) la identidad del bien”.

Respecto a los caracteres de la acción reivindicatoria, Ramírez observa los siguientes.

a) “Es una acción de naturaleza real, porque recae sobre una cosa.

b) Es una acción recuperatoria, puesto que frente al despojo de que ha sido


víctima el propietario, tiene por fin la reintegración o restitución de la cosa
(específicamente de su posesión).
c) Es una acción de condena, ya que el fallo, en la hipótesis de ser favorable,
impone al poseedor vencido ―un determinado comportamiento de
restitución

d) Es una acción imprescriptible”

Gonzáles, J. (2006), en Chile, investigo: La fundamentación de las sentencias y la sana


crítica, y sus conclusiones fueron:

a) “La sana crítica en el ordenamiento jurídico Chileno, ha pasado de ser un


sistema residual de valoración de la prueba a uno que se ha abierto paso en
muchas e importantes materias, y; que, seguramente pasará a ser la regla
general cuando se apruebe el nuevo Código Procesal Civil.

b) Que, sus elementos esenciales son los principios de la lógica, las máximas
de la experiencia, los conocimientos científicamente afianzados y la
fundamentación de las decisiones.

c) La forma en que la sana crítica se ha empleado por los tribunales no puede


continuar ya que desgraciadamente muchos jueces amparados en este sistema
no cumplen con su deber ineludible de fundamentar adecuadamente sus
sentencias. Las consecuencias de esta práctica socavan el sistema judicial
mismo desde que, entre otros aspectos, no prestigia a los jueces, estos se ven
más expuestos a la crítica interesada y fácil de la parte perdedora y, además,
muchas veces produce la indefensión de las partes pues estas no sabrán cómo
fundamentar sus recursos ante instancias superiores al no conocer los
razonamientos del sentenciador”.

Sarango, H. (2008), en Ecuador; investigó: El debido proceso y el principio de la


motivación de las resoluciones/sentencias judiciales; en éste trabajo, en base a
resoluciones expedidas en causas ciertas, el autor sostiene que:
a) “Es evidente que ni el debido proceso ni las garantías fundamentales
relacionadas con los derechos humanos carecen de efectividad y de aplicación
práctica por lo que, necesariamente, deben ser acatados y respetados por
todos, de lo contrario se estaría violentando las garantías fundamentales que
consagra el Código Político.
b) Las constituciones, los tratados internacionales sobre derechos humanos,
la legislación secundaria y las declaraciones y las resoluciones
internacionales sobre derechos humanos reconocen un amplio catálogo de
garantías del debido proceso, cuyos titulares tienen a su disponibilidad —
demandante y demandado— para invocar su aplicación en todo tipo de
procedimientos en que se deba decidir sobre la protección de sus derechos y
libertades fundamentales.
c) El debido proceso legal —judicial y administrativo— está reconocido en
el derecho interno e internacional como una garantía fundamental para
asegurar la protección de los derechos fundamentales, en toda circunstancia.
d) Los Estados están obligados, al amparo de los derechos humanos y el
derecho constitucional, a garantizar el debido proceso legal en toda
circunstancia, y respeto de toda persona, sin excepciones,
independientemente de la materia de que se trate, ya sea ésta de carácter
constitucional, penal, civil, de familia, laboral, mercantil o de otra índole, lo
cual implica el aseguramiento y la vigencia efectiva de los principios jurídicos
que informan el debido proceso y las garantías fundamentales, a fin de
garantizar la protección debida a los derechos y libertades de las partes, y no
limitarlos más allá de lo estrictamente necesario y permitido por la ley.
e) El desafío actual constituye, en definitiva, la apropiación de la cultura del
debido proceso por parte de los operadores judiciales, y su puesta en práctica
en todos los procesos, con el fin de que ello se refleje en una actuación judicial
ética, independiente e imparcial, apegada a la normatividad constitucional y
a la normativa internacional de los derechos humanos.
f) La motivación de la sentencia, al obligar al juez a hacer explícito el curso
argumental seguido para adoptar determinado razonamiento, es una
condición necesaria para la interdicción de la arbitrariedad, posibilitando, por
lo ya dicho, la realización plena del principio de inocencia del imputado. Para
ello es indispensable el control que actúa como un reaseguro de aquel
propósito.
g) Motivación y control vienen a convertirse, por ende, en un binomio
inseparable.
h) Es de vital importancia que en nuestro país la motivación sea una
característica general en los fallos de quienes, de una u otra manera,
administran justicia y no una excepción, como acontece incluso en los
actuales momentos. Cabe resaltar que ha sido la Primera Sala de lo Civil y
Mercantil de la Corte de1997 la que mantuvo una teoría doctrinaria respecto
de la motivación, tal como se puede observar en los innumerables fallos
expedidos por esta Sala.
i) Se puede agregar ,que es de exigencia y obligatorio cumplimiento la
fundamentación de las resoluciones y fallos judiciales tanto para atender la
necesidad de garantizar la defensa de las partes en el debido proceso, como
para atender el respeto a uno de los pilares básicos del Estado de Derecho y
del sistema republicano, que fundado en la publicidad de los actos de
gobierno y de sus autoridades y funcionarios que son responsables por sus
decisiones, demanda que se conozcan las razones que amparan y legitiman
tales decisiones. Por ello, las resoluciones judiciales, para cumplir con el
precepto constitucional requieren de la concurrencia de dos condiciones: por
un lado, debe consignarse expresamente el material probatorio en el que se
fundan las conclusiones a que se arriba, describiendo el contenido de cada
elemento de prueba; y por otro, es preciso que éstos sean merituados, tratando
de demostrar su ligazón racional con las afirmaciones o negaciones que se
admitan en el fallo. Ambos aspectos deben concurrir simultáneamente para
que pueda considerarse que la sentencia se encuentra motivada, de faltar uno
de ellos, no hay fundamentación y la resolución es nula. El desafío actual
constituye la apropiación de la cultura del debido proceso por parte de los
operadores judiciales y de los poderes públicos y su puesta en práctica de
todos los procesos, con el fin de que se refleje en una actuación judicial ética,
independiente e imparcial, apegada a la normatividad constitucional y a la
normativa internacional de los derechos humanos. (…)”.

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