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ISSN: 0124-5996
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Universidad Externado de Colombia
Colombia
Revista de Economía Institucional, vol. 10, n.º 19, segundo semestre/2008, pp. 235-264
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El punto de partida
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1
Una revisión del concepto de “instituciones” revela las limitaciones de su uso
en la economía. Según Portes, suele ir acompañado de confusión y olvidos se-
lectivos de la teoría anterior, y “el olvido selectivo disminuye nuestra capacidad
para analizar los fenómenos económicos y ‘económicamente relevantes’ ( Weber,
[1904] 1949), pues ignora distinciones básicas y descuida diferentes niveles de
significancia causal”. Luego afirma: “Quizá influidos por la promesa de colabo-
ración interdisciplinaria como consecuencia de las nuevas ideas, han pasado por
alto un hecho fundamental: los economistas no están entrenados profesionalmente
para tratar los múltiples elementos de la vida social ni su interacción y, en sus
intentos de hacerlo, los confunden elaborando diagnósticos malos o simplemente
erróneos de la realidad”. Concluye: “Es imposible acumular conocimientos cien-
tíficos cuando los conceptos fundamentales representan prácticamente cualquier
cosa” (Portes, 2006, 43-44).
2
Algunos autores critican la simplicidad de esta teoría desde la actualidad del
país: “La idea de que siempre es deseable un Estado con baja capacidad para
expropiar es, como mínimo, desacertada: no cuadra, por ejemplo, con la prioritaria
labor que afronta la sociedad colombiana de extinguir el dominio de tierras y
propiedades de narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares”. “El Estado asistencial,
activo en materia distributiva y activo en políticas antidiscriminatorias, que parece
deseable y recomendable en esta situación, tampoco encaja bien en el esquema,
defendido en el ensayo, de un ejecutivo que simplemente refuerza el statu quo y
los derechos de propiedad existentes” (Rubio, 2006, 293).
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Cuadro 1
Sinopsis de la literatura
Autores Teoría
Influencia de las enfermedades en el desarrollo hu-
MacNeil (1976), Crosby (1986) y
mano; análisis comparado basado en los determinantes
Diamond (1997)
geográficos de la incidencia de la revolución neolítica
Lewis et al. (1962), Robinson y
Diferencias entre las colonias y su efecto en el desem-
Gallagher (1961), Denoon (1983) y
peño económico
Cain y Hopkins (1993)
Influencia de la experiencia colonial en las institu-
F. von Hayek (1960)* ciones (tradición del derecho consuetudinario superior
a la del derecho civil)
Influencia del origen colonial y legal en las institu-
La Porta (1998, 1999)*
ciones actuales
Relación entre la prosperidad de las colonias inglesas,
las instituciones políticas y económicas y la cultura
North, Summerhill y Weigast (1998)*
heredada de Gran Bretaña, en contraste con las colo-
nias españolas y portuguesas
Instituciones y vínculos con la dotación de factores y
Engerman y Sokoloff (1997)*
la desigualdad
Bertocchi y Canova (1996) y Grier
Efecto de ser colonia en el crecimiento de posguerra
(1999)*
Endogeneidad de las instituciones y variables instru-
Mauro (1995) mentales: instrumentalización de la corrupción usando
la fragmentación etnolingüística
Endogeneidad de las instituciones y variables instru-
mentales: distancia al ecuador como instrumento de
Hlla, Jones (1999)
la infraestructura social, correlación con la “influencia
occidental” y buenas instituciones
Montesquieu (1748) y Bloom y Sachs Efecto directo del clima sobre el desempeño económi-
(1998) co
* Trabajos afines al de Acemoglu et al.
Fuente: Acemoglu et al. (2005); para las referencias, ver op. cit.
3
El FMI ha adoptado este enfoque simplista y lineal: “El desempeño económico
podría mejorar sustancialmente si los países en desarrollo reforzaran sus institu-
ciones” (Edison, 2003, 35). J. Sachs critica este simplismo, que para él ha llegado
a un “grado peligroso”: “El concepto vago de ‘instituciones’ se ha convertido [...]
en la meta intermedia de toda tentativa por mejorar una economía”. Critica la
unilateralidad de esta óptica que atribuye los logros del desarrollo a “los mensajes
de Occidente acerca de la libertad, los derechos de propiedad y los mercados”;
y señala que el mundo desarrollado no asume su responsabilidad: “el mundo de
los ricos está [...] exento de responsabilidad financiera ante los pobres porque
las fallas del desarrollo son producto de fallas institucionales y no de falta de
recursos” (Sachs, 2003, 38).
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Citado por Posada y Escobar (2003, 2).
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Esto lleva a discutir si las instituciones son causa o consecuencia del creci-
miento económico: “Para el caso específico de Acemoglu et al., Glaeser y sus
coautores cuestionan los resultados empíricos, ya que estos últimos argumentan
que los europeos que llegaron al Nuevo Mundo no solo trajeron instituciones,
sino también su capital humano. Además agregan que fue ese capital humano
[…] lo que impulsó el crecimiento económico” (Bonet y Meisel, 2006, 11).
6
“Mientras no se mire y observe minuciosamente lo que ocurrió desde aba-
jo, en distintas épocas y sociedades, mientras no se abandone el desafortunado
reflejo de creer que para entender los arreglos institucionales basta pensar ‘qué
haría un individuo racional, si llegara, hace unos doscientos años, a un lugar
inhóspito, para colonizarlo’, seguirán las vueltas abstractas e inconsecuentes, con
impresionantes hallazgos econométricos agregados, pero sin avanzar un ápice en
la comprensión de lo que pensaron y acordaron los individuos que contra todo
pronóstico sobrevivieron a unas aventuras irracionales” (Rubio, 2006, 297).
7
Rodrik y Subramanian examinan la relación entre las variables que explican
las diferencias en el nivel ingreso: la geografía, el comercio internacional (o inte-
gración económica) y las instituciones. La geografía afecta directamente el nivel
de ingreso, e indirectamente lo hace a través de la integración económica y las
instituciones. Encuentran que las instituciones son el único determinante positivo
del nivel de ingreso e, igual que Acemoglu et al., asumen que si se mejoran au-
mentará el ingreso per cápita. No obstante, reconocen que hay pruebas “de que
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nos, parecería que la discusión teórica sobre las causas del desarrollo
está agotada y que sólo resta avanzar en la sofisticación técnico-
instrumental para determinar empíricamente el peso relativo de las
instituciones, la geografía y la cultura.
La hipótesis de que la geografía, el tipo de colonización y el sis-
tema de producción que establecieron los colonizadores explica las
diferencias de ingreso per cápita con las metrópolis o con los países
desarrollados que fueron colonias ‘tipo Nueva Inglaterra’ fue some-
tida a prueba por Posada y Escobar (2003, 17). Esta hipótesis, que
ellos llaman historicista, se sometió a una prueba de panel usando la
participación del decil más rico como indicador de la concentración
del ingreso, y sus resultados favorecen la hipótesis ‘historicista’, por
cuanto “la concentración del ingreso vigente en 1820 fue un factor
fundamental determinante del desempeño económico durante la se-
gunda mitad del silgo XX y del producto per cápita al final del siglo”.
Otra prueba, en la que usaron el coeficiente de Gini como medida
de concentración del ingreso, fue desfavorable, pues “los sucesos de la
segunda mitad del siglo XX han sido más importantes en la explicación
del producto per cápita observado al finalizar el siglo”.
Como bien señalan Bonet y Meisel, el análisis empírico es un cam-
po de investigación provechoso porque ayuda a entender el origen de
la riqueza de los países. No obstante, la perspectiva histórica permite
entender el origen de la pobreza de unas regiones como resultado del
juego de factores sociales y decisiones políticas que permitieron la
acumulación de riqueza en las sociedades dominantes más desarro-
lladas desde el punto de vista capitalista, una discusión teórica que
aún no está cerrada8.
En 1606, España prohibió el cultivo del tabaco durante diez años
(cuyo cultivo tenía mejores posibilidades en América), por temor a
ser desplazada como intermediario por el contrabando. De no ser por
ello, los productores americanos podrían haber conseguido mejores
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Entre abril y septiembre de 1493, el papa Alejandro VI expidió las “Bulas
Alejandrinas”, que donaban a los Reyes Católicos las islas descubiertas y por
descubrir que se encontraran por occidente.
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“La difusión de la autoridad se basaba en una distribución de obligaciones
que reflejaba las distintas manifestaciones de poder real en Indias: administrativa,
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Ese período es profuso en hechos históricos, cuyos resultados (expansión
europea, mercantilismo monopolístico y colonialismo extractivo) y consecuencias,
aún patentes en muchos países, llevan a afirmar que la Carrera de Indias fue
parte decisiva del “complejo de factores que aportaron el nacimiento del capi-
talismo, la Revolución Industrial y la hegemonía de Europa en todo el mundo”
(Bethel, 1990, 84).
13
La llegada de los metales preciosos a Europa ocurrió en un momento de caída
de los precios, debido a que la mayor capacidad productiva de los países más
desarrollados no fue acompañada de un incremento de la producción de metales.
La “revolución de los precios” tuvo significativas consecuencias para el floreciente
capitalismo europeo; para España fue contraproducente (Zuleta, 2004).
14
“El monopolio del comercio con la Indias Occidentales no podía significar gran
cosa, ya que España estaba reducida en lo fundamental al papel de intermediario,
entre las manufacturas europeas y las riquezas americanas. En ese papel obtenía
grandes ganancias que le permitieron sostener su poderío político y militar, pero,
lejos de impulsar con ello el crecimiento de la economía, se creó una situación
cada vez más desfavorable para este. El tesoro americano que fue a parar a las
arcas españolas, resultó ser un factor decisivo en la decadencia de España y una
traba inagotable para el desarrollo de su producción” (ibíd., 23).
15
No obstante, Hamilton muestra que el descubrimiento del Nuevo Mundo y
de la ruta a la Indias Orientales por el Cabo de la Buena Esperanza dio lugar a
grandes transformaciones sociales y económicas: mejoramiento de la navegación,
ampliación de los mercados y de la división del trabajo, aparición de nuevos
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Entre tanto, en el seno del orden feudal europeo hubo una explosión
de fuerzas productivas (ligadas a mercados internos y externos) y de
manufacturas en formación, que al madurar y consolidarse liquidaron
el sistema feudal16. Ese proceso, que avanzó desde finales del siglo XVI,
superaría la renuencia o la resistencia de la aristocracia enquistada en
el poder y aferrada a sus privilegios. En esa transición histórica, los
cambios económicos fueron acompañados de la exigencia de cambios
políticos impulsados por una clase que deseaba autonomía y lucrarse
del capitalismo naciente (burgueses y nuevos nobles). Buscó instalarse
en el poder cubriendo la revolución con un manto puritano. La con-
frontación fue inevitable y violenta. Inglaterra es el caso clásico17. La
instalación del republicanismo en Inglaterra dio aliento ideológico a
una fracción de la población europea asentada en el Nuevo Mundo,
en gran parte formada por gentes que huyeron de la persecución re-
ligiosa, que en el siglo siguiente declaró traidor al representante del
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William H. Drayton, dirigente de Carolina del Sur, citado por Adams (1989,
38).
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Inglaterra se propuso restaurar el principio mercantilista de acumular riqueza
para el imperio, a través del control territorial y administrativo (Adams, 1989).
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Cuadro 2
Diferencias en el tipo de colonización
Colonización de Norteamérica Colonización de Hispanoamérica
Carácter extensivo y de pequeños grupos
Concentración de los inmigrantes en
humanos en un inmenso territorio.
pequeñas franjas del litoral atlántico.
Tierras de propiedad de los señores
Tierra de propiedad de los colonos
(señoreaje)
Migración básicamente masculina,rígida
Promoción privada de la inmigración;
y restrictiva: control de inmigrantes.
emigración abierta, amplia y diversa
Centralización burocrática
Extractiva y de asentamiento expansivo
Asentamiento concentrado y desarrollo
y baja capacidad de desarrollo de
de los mercados
mercados
Dominio acorde con la debilidad
Dominio basado en la superioridad
industrial y garantizado por medidas
industrial y la fuerza militar
políticas y militares
Exportación de materias primas y
bienes agrícolas. Intermediación entre
Exportación de bienes manufacturados
el capitalismo europeo y las Indias
Occidentales
Gran influencia de la ideología Monopolios mercantiles y controles en
económica liberal todos los campos
Libertad y pluralismo religioso Dominio religioso del catolicismo
Trasplante de las técnicas más avanzadas
Adopción de las técnicas de producción
y creación de nuevas formas de
locales. Modo de explotación de castas
producción. Explotación por unidades
señoriales y servidumbre
familiares
Fuente: Zuleta (2004, 34 y ss.).
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Instituciones del capitalismo, como la de la propiedad, encontraron en Nor-
teamérica las condiciones propicias para impulsar el tipo de desarrollo propio de
este modo de producción. La obligación de poner a producir la tierra en cierto
tiempo, la inexistencia del derecho de mayorazgo, la moderación de los impuestos
y la disposición de un mercado más amplio para realizar los excedentes productivos
crearon un marco institucional y político favorable para elevar la productividad de
la tierra y para el desarrollo capitalista de la colonia. Refiriéndose al desarrollo
de las colonias inglesas, Adam Smith expresó que “Las dos grandes causas de la
prosperidad de toda nueva colonia son la abundancia de buena tierra y la libertad
para administrar sus asuntos a su manera” (Smith, 2004, 578).
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La Revolución Industrial
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Bairoch (1979) muestra que la agricultura fue esencial para la Revolución
Industrial pues aportó alimentos y trabajadores, impulsó la revolución demográ-
fica, dio nacimiento a la industria textil y del hierro, al inicio suministró gran
parte del capital y empresarios que animaron sectores clave. La mecanización
del trabajo textil se derivó del intercambio de bienes de consumo proveniente
del aumento de recursos agrícolas. La industria produjo más bienes y materias
primas agrícolas. Este proceso fue complejo y tuvo amplias consecuencias sociales,
económicas y técnicas.
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“Por grandes que fueran los abusos cometidos con las mujeres el aspecto más
desagradable del nuevo sistema fabril fue el empleo general de niños. El peor de
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los males estuvo relacionado con la utilización de los aprendices mendigos […]
las autoridades que administraban los bienes de la beneficencia comenzaron a
arrendarlos como aprendices de los manufactureros […] El único freno para los
patronos era el temor a la inanición, las epidemias o una mortalidad tan terrible
que determinase escasez de trabajadores […] Algunas de las peores condiciones
reveladas por las investigaciones en diversas factorías fueron precisamente las
dominantes entre estos desdichados aprendices […] ‘los niños vivían la vida de
la máquina cuando trabajaban, y cuando no, la de las bestias’” (Barnes, 1980,
363).
23
Los criollos descendían de los colonizadores y se diferenciaban de los indíge-
nas, negros y otros emigrantes. Hijos de españoles, nacidos en el Nuevo Mundo,
también se diferenciaban de los peninsulares. Formaban parte de la aristocracia
latifundista y de la burguesía mercantil. Aunque los cargos de responsabilidad
política eran para los peninsulares (chapetones), los criollos participaban en el
ejército y se les extendieron “los derechos e inmunidades que gozaban los mi-
litares españoles. No solo adquirieron un nuevo fuero, sino también un sentido
de identidad militar y confianza, nacidos del conocimiento de que la defensa del
país estaba en sus manos” (Lynch, 1985, 19).
24
“A finales del siglo XVII Hispanoamérica se había emancipado de su inicial
dependencia de España. El primitivo imperialismo del siglo XVI no podía durar.
La riqueza mineral era un patrimonio decreciente, e invariablemente engendraba
otras actividades. Las sociedades americanas adquirieron gradualmente identidad,
desarrollando más fuentes de riqueza, reinvirtiendo en la producción, mejorando
su economía de subsistencia […] El crecimiento económico fue acompañado de
cambio social, formándose una élite criolla de terratenientes y otros, cuyos inte-
reses no siempre coincidían con los de la metrópoli” (ibíd., 10).
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Que incluía tres estrategias: política: aumentar el control metropolitano,
recuperar el poder y la posición geopolítica; económica: monopolio del tabaco,
administración directa de la alcabala, parcelación de latifundios, liquidación de
privilegios de pastos, aumento del comercio ultramarino; social: mayor movilidad
social (ibíd.).
26
El tránsito de los Habsburgo a los Borbones llevó al florecimiento económi-
co de España: la economía de las colonias creció 700 veces, la navegación entre
La Habana y la Península Ibérica pasó de seis barcos en 1760 a 200 en 1778,
Buenos Aires pasó de producir 150 mil cueros a 800 mil. “Inevitablemente se
llega a la conclusión de que no fue por la pobreza o la miseria, sino por la pé-
sima distribución de la riqueza, que aún subsiste, que surgió la rebeldía contra
la metrópoli” (López, 2007).
27
“Las manufacturas y productos americanos que copiaban las importaciones
europeas se hallaban sin esencial protección gracias a la política borbónica […]
La política española creó un dilema de intereses entre los exportadores agrícolas
y los manufactureros locales, un conflicto entre libre comercio y protección que
fue transferido casi intacto a las nuevas repúblicas” (Lynch, 1985, 23-24).
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“Los criollos eran muy conscientes de la presión social que venía de abajo y
se esforzaban en mantener a la gente de color a distancia. Los prejuicios de raza
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rió a Chile como ‘el más fértil de América y el más adecuado para la humana
felicidad’” (Lynch, 1985, 43-44).
31
“Pensar el territorio colombiano implica, entonces, definirlo a través de sus
múltiples antagonismos. Entrecruces de demandas y reivindicaciones políticas de la
población que históricamente se han expresado en prácticas de actores enfrentados,
haciendo que la conformación de sus territorios se delimite en razón del conjunto
de prácticas y vínculos de dominio, de poder, de pertenencia o de apropiación
que se ejercen sobre espacios geográficos específicos” (Pérez, 2004, 61).
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La Santa Alianza fue suscrita por Rusia, Prusia y Austria el 26 de septiembre
de 1815 y luego, con excepción de Gran Bretaña y El Vaticano, por todos los
monarcas europeos. Fue el símbolo de la renovación del absolutismo en Europa,
cuyo reflejo en Hispanoamérica fue determinante en la dirección y los resultados
de las guerras de independencia. Para España, significó el regreso del más puro
absolutismo después del trienio constitucional de 1820-1823.
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33
“En esto pensaba Sucre cuando dijo en 1827, refiriéndose a Bolivia: ‘Nuestros
edificios políticos están construidos sobre arena, por más solidez que pongamos en
las paredes, por más adornos que se les hagan, no salvamos el mal de sus bases
[…] Estoy persuadido que el terreno sobre el que trabajo es fango y arena; que
sobre tal base ningún edificio puede subsistir’” (Dieterich, 1978, 252).
34
Esta calificación supera la simplificación de considerar al terrateniente como
retardatario por oponerse a un nuevo modo de producción. Lo que estaba en
juego eran los intereses de una clase que se sentía perjudicada por el cambio.
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CONCLUSIONES
35
Bolívar reconoció su fracaso: “a partir de las condiciones geográficas, cul-
turales, históricas y políticas, predijo con gran sentido visionario las formas de
gobierno por las que se regirán estos países una vez lograda la independencia y
las dificultades que esto conllevaría” (Kossok, 1989, 162).
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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