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El aborto en el Perú:

1. El aborto como parte de los derechos sexuales y reproductivos


Para empezar, es en la IV Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo, o Conferencia de El Cairo de 1994, donde se habla por primera vez
de los derechos sexuales y reproductivos. Entre los principios concernientes al
tema destacan la habilitación de la mujer, y el acceso a los servicios de salud
reproductiva y planificación de la familia, partiendo de estas para buscar que las
mujeres tengan control sobre su reproducción. De esta forma, el Plan de Acción
sobre la población y desarrollo aprobado a partir de esta conferencia hace
prevalecer el derecho de los individuos a decidir el número de hijos que desea
frente a la voluntad conjunta que conformaría la pareja. A pesar de tal
reconocimiento, el aborto no es reconocido como una forma de manifestar tal
autonomía. En realidad, el Plan de Acción indica expresamente que el aborto no
debe promoverse como método de planificación familiar (sin instar a que los
países que lo han legalizado lo penalicen) y lo considera una grave afectación a
los derechos sexuales y reproductivos cuando es inducido en condiciones no
adecuadas, por lo cual se debe optimizar la atención médica en tales casos Así,
la Conferencia de El Cairo de 1994 solo cubre como problema al aborto
clandestino, apartando al aborto legal como opción de ejercer los derechos
sexuales y reproductivos.

El Plan de Acción que surge a partir de la Conferencia tiene repercusiones en el


Consenso de Montevideo, realizado en el 2013, en el cual los países revisaron
cuánto habían progresado en materia de desarrollo y población, así como
establecer medidas efectivas para mejorar los resultados A diferencia de la
Conferencia de El Cairo, el Consenso de Montevideo incluye más materias
vinculadas a los derechos sexuales y reproductivos. Entre sus medidas resaltan
la urgencia de promover la educación sexual integral basada en evidencia
científica, así como el acceso de los adolescentes a métodos de planificación
familiar y salud sexual. En cuanto al aborto, el Consenso de Montevideo insta a
los Estados a garantizar, en cuanto sea legal, la atención integral y de calidad
para las mujeres que deciden interrumpir embarazos no deseados, así como
considerar la modificación de la normativa nacional del aborto para evitar la
morbilidad materna que el aborto clandestino e inseguro provoca En otras
palabras, el Consenso de Montevideo vincula una mejor calidad de vida con la
legalización del aborto, pues reconoce que la penalización de este no implica que
no se llevarán a cabo, ya sea de forma segura o no.

Cabe resaltar que tanto en la Conferencia de El Cairo como en el Consenso de


Montevideo no se menciona al aborto en otro ámbito que no sea respecto a los
derechos de las personas con capacidad de gestar, no del concebido. Entre otra
normativa internacional, es importante señalar que incluso la Convención de
Derechos del Niño resalta tal importancia, pues el derecho a la vida no es
absoluto. Ello parte de las observaciones realizadas por el Comité de los Derechos
del Niño, en las cuales resalta la vulneración de derechos de las niñas y
adolescentes embarazadas al penalizar el aborto, especialmente cuando son
víctimas de violación sexual. De esta forma, existe una tendencia a sugerir la
despenalización del aborto bajo las causales más extremas, por las cuales el
aborto clandestino solo ocasiona una mayor vulneración a la salud y vida de las
gestantes, vinculados a los derechos sexuales y reproductor.

El aborto terapéutico está despenalizado en nuestro país desde 1924, siendo las
otras causales sujetas a penas menores si se trata del aborto sentimental o
eugenésico.esar de estar despenalizado desde hace casi un siglo atrás, es en el
2014 cuando se aprueba la “Guía Técnica Nacional para la estandarización del
procedimiento de Atención Integral de la Gestante en la Interrupción Terapéutica
Voluntaria del Embarazo menor de 22 semanas con consentimiento informado en
el marco de los dispuesto en el artículo 119 del Código Penal”, mediante la
Resolución Ministerial No 486-2014/MINSA. Sin embargo, resalta la poca difusión
de oficio de tal derecho de parte del servicio de salud, tanto hacia las personas
que tengan tal opción, como hacia los mismos operadores de salud. Por otro lado,
en cuanto a los abortos incompletos, la Guía Técnica para el Manejo de las
Emergencias Obstétricas según Nivel de Capacidad Resolutiva indica que deben
ser atendidos, lo cual no es posible si las mujeres no acuden por temor a la
ausencia de confidencialidad, a partir del artículo 30° de la Ley General de Salud
En el 2017, el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público registró 343
casos de aborto en su primer trimestre, de las cuales fueron detenidas 117
mujeres. En otras palabras, la despenalización del aborto terapéutico no resuelve
ni erradica las muertes provocadas por abortos en nuestro país.

Considerando lo último, en el 2014 se presenta una iniciativa ciudadana del


proyecto de ley que buscaba despenalizar el aborto por violación sexual o
inseminación artificial o transferencia de óvulos no consentida, la cual finalmente
fue rechazada por mayoría en noviembre del 2015 en la Comisión de Constitución
y Reglamento bajo argumentos como el del congresista José León Rivera,
señalando que “no se puede resolver la violencia con más violencia”; el del
congresista Juan Carlos Eguren, quien afirmó que “el primer derecho
constitucional es el de la vida y que en cualquier ponderación se debe tener en
cuenta eso”; o el de la congresista Martha Chávez, la cual indicó que tal propuesta
solo “buscaba la impunidad de los agresores”. En otras palabras, el proyecto de
ley fue rechazado por considerar que vulnera derechos, en oposición a lo
planteado respecto al aborto como parte de los derechos sexuales y
reproductivos, especialmente bajo situaciones como las de violación sexual y el
peligro que ocasione continuar el embarazo.

El 12 de diciembre del 2016, se presenta el proyecto de ley No 387-2016, “Ley


que despenaliza el aborto en los casos de embarazos a consecuencia de una
violación sexual, inseminación artificial o transferencia de óvulos no consentidas
y malformaciones incompatibles con la vida”, a iniciativa de las congresistas
Indira Huilca y Marisa Galve, que actualmente se encuentra en la Comisión de
Constitución y Reglamento, así como en la Comisión de Justicia y Derechos
Humanos.

Lo cierto es que la normativa actual del aborto es cuestionable y anticuada, al


diferenciar al aborto cometido producto de una violación fuera del matrimonio
del que se dio dentro de este, así como mantiene la afectación de la salud mental
de las personas que llevan un embarazo forzado producto de la violación
mediante una sanción simbólica.

Las consecuencias psicosociales que presenta una víctima suelen variar


dependiendo al contexto en el cual viven. Según Fernández, en algunos casos,
las víctimas pueden ver su proyecto de vida interrumpido o vacío, así como su
relación con los demás, situación que se agrava cuando se tratan de menores,
sobre todas las víctimas de incesto, las cuales no encuentran a quién contar lo
que viven con el temor a las represalias de parte de su familia. En el Perú, el
INEI señala que, en el 2017, 4 menores de 15 años quedan embarazadas al día,
cifra que cubre los casos de violación no denunciados. Esa cifra también se debe
a la falta de garantía de los derechos sexuales y reproductivos como la educación
sexual integral o el acceso a métodos anticonceptivos.

Viendo el panorama actual, el proyecto de ley No 387-2016 busca despenalizar


el aborto sin diferenciar entre la condición de casada que tenga la víctima, así
como salvaguardar su integridad y autonomía al ser, finalmente, su decisión la
de continuar o no con el embarazo, más ello no significa que sea la única medida
que se deba tomar en materia de derechos sexuales y reproductivos.

CONCLUSIÓN

A partir de lo planteado, resulta claro que existe una tendencia internacional a


tratar el aborto en cuanto se trate de los derechos de las personas con capacidad
de gestar, y existe el reconocimiento de su despenalización como una garantía
de los derechos de tales personas cuando se trate de casos en los cuales exista
algún tipo de afectación a su salud, ya sea física o mental, las cuales cubren
principalmente al terapéutico, eugenésico y el que sea producto de una violación
sexual. Respecto al aborto libre, se muestra neutral. A diferencia de los debates
y argumentos para rechazar el proyecto de ley del 2014 en el Perú, la normativa
internacional recae más en la realidad actual, dirigiendo el problema a las
consecuencias del aborto clandestino, así como la falta de garantías de
confidencialidad con la persecución del delito del aborto, los cuales efectivamente
provocan daños en la salud y vida las personas que no ven otra opción más que
recurrir a la interrupción del embarazo de forma insegura. El Perú aún presenta
inconvenientes con el único tipo de aborto que permite, lo cual, sumado a la
prohibición de las otras causales, así como la resistencia a ofrecer una educación
sexual integral basada en evidencia científica y el acceso a métodos de
planificación familiar, los cuales podrían reducir las cifras de abortos clandestinos,
generan una vulneración a los derechos sexuales y reproductivos, en cuya base
se encuentra la salud, la vida y dignidad de las mujeres, niñas y adolescentes.

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