E n el mundo de hoy, caracterizando por los cambios
constantes y la vida cada vez más agitada, se nos
dificulta situarnos frente a nuestras propias
expectativas de lo que es la maternidad y la paternidad
frente a todos los desafíos que como padres debemos
enfrentar. Uno de ellos, muy importante, es el balance
entre el trabajo y las responsabilidades de sostener una
familia.
Muchos gurús de la educación y manuales de crianza
plantean objetivos que a veces son difíciles de alcanzar
para un padre que trabaja. En vez de alentarnos a dar lo
mejor de nosotros y ofrecerles a nuestros hijos las
condiciones necesarias para su desarrollo nos llevan a
experimentar culpa y sentir que a pesar de nuestros
esfuerzos, siempre estaremos en falta por el solo hecho
de no poder estar presentes, quizás, como un padre que
tiene la oportunidad de dedicarse a tiempo completo a la
paternidad.
Y la cuestión es, que no por el hecho de trabajar y que esto
ocupe buena parte de nuestro día, dejamos de ser padres
a tiempo completo. Pero es necesario replantear
expectativas y visiones de lo que es ser el padre o la madre
“ideal” y desarrollar estrategias que nos permitan
enfrentar los desafíos de la crianza enfocándonos en
buscar soluciones antes de permitirnos experimentar la
culpa de que las cosas no salgan “como yo quisiera” o
“como creo que deberían de ser”. Somos papas y mamás
reales, que existimos dentro de una circunstancia
concreta y si nuestro objetivo es formar en nuestros hijos
habilidades de vida para el futuro, debemos aprender
hacerlo dentro de estas circunstancias y empoderarnos
(con el conocimiento y mentalidad adecuados) para
utilizar las fortalezas que como padres todos llevamos
dentro.
CONEXIÓN ANTES QUE CORRECCIÓN
Aquí es donde entra el concepto de Disciplina Positiva
(basada en los trabajos de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs).
Quizás uno de los retos más difíciles cuando no se está en
casa es el de disciplinar. La disciplina no es el ejercicio de
la autoridad en la casa ni un conjunto de reglas rígidas que
deben de ser cumplidas porque siempre ha sido así, la
disciplina es el arte de guiar a nuestros hijos a través de
los retos cotidianos hacia las habilidades de vida que les
servirán para enfrentar con éxito el futuro. La Disciplina
Positiva no es la respuesta mágica a todos los problemas,
ni pretende enseñar técnicas o trucos que se puedan
aplicar a toda realidad. Nos presenta principios básicos
que todo padre puede entender y poner en práctica y que
asegurarán que la conexión y el vínculo sean la norma más
sólida en el hogar. Estos principios son:
Priorizar la conexión como requisito para una
interacción adecuada entre las personas.
Descubrir que es posible ser amable y firme al mismo
tiempo.
Buscar la efectividad a largo plazo, entiendo de fondo
a la persona y sus motivos.
Practicar el enfoque en soluciones y el desarrollo de
las habilidades de vida.
Pone el énfasis en que cada niño descubra el uso
constructivo de su poder personal y su autonomía
SENTIMIENTO DE CULPA = SOBRECOMPENSACIÓN Y
GASTO DE ENERGÍA
Sentirnos culpables es natural. Más aún si existe una
aparente incongruencia entre nuestra realidad y nuestras
expectativas ideales. Quizás no nos imaginamos que ser
padres sería de esta manera, quizás nos planteamos
metas que son difíciles de alcanzar debido a nuestras
circunstancias, quizás nuestra familia comparada a las
demás resulte en “falta” en alguno de los puntos más
importantes. Todo esto puede suceder y de hecho nos
sucede. ¿Cuál es la solución? Aunque parezca risible, un
cambio de mentalidad muchas veces es necesario, lo que
no significa que sea fácil. Cambiar de mentalidad implica
hacer el esfuerzo mental de abandonar ciertos
estereotipos e ideas que terminan siendo invalidantes de
nuestro esfuerzo y dedicación, que ponen el dedo en la
llaga sin darle suficiente credibilidad a los aciertos, que
nos hacen enfocarnos en lo que no se puede cambiar más
que en lo que tenemos al alcance de nuestras manos. Y
sentir culpa nos lleva a querer sobrecompensar esa falta
de alguna manera, a querer que las personas a nuestro
alrededor se sientan bien a expensas de nuestra propia
felicidad y termina siendo un gasto innecesario de
energía. Como muchas veces converso con los padres, la
culpa es como un fósforo, debe durar lo suficiente para
encender el fuego del cambio y ya ha cumplido con su
función. Si nos aferramos mucho a ella, como con el
fósforo, terminamos corriendo el riesgo de quemarnos las
manos. Esa energía podríamos dedicarla a algo más
productivo, como enfocarnos en encontrar una solución a
aquello que podemos cambiar.
TIEMPO DE CALIDAD VS CANTIDAD DE TIEMPO
El tiempo es limitado, no podemos tener más tiempo si así
lo quisiéramos, solo podemos decidir que hacer con el
tiempo que tenemos. Cuantas veces vivimos nuestra vida
como si esto no fuese cierto, y olvidamos que la calidad
del tiempo que pasamos en familia está por encima de si
ese tiempo es de una hora al día, a la semana o al mes.
Cada familia es diferente en su uso del tiempo, pero todas
nos podemos beneficiar de esta verdad: Hacer del tiempo
que pasamos tiempo de calidad es fundamental. Para esto
la Disciplina Positiva nos propone hacer el esfuerzo de
tener reuniones familiares. Si el tiempo que tenemos es
limitado, démonos el espacio de aprovecharlo
conectando con nuestra familia y asumiendo las
responsabilidades familiares trabajando en equipo. Las
reuniones familiares dentro del enfoque de la Disciplina
Positiva son espacios semanales de conexión y enfoque
en soluciones que nos permitirán abordar los retos del día
a día desde el aporte de la responsabilidad individual,
aplicando los principios que ya hemos descrito.
TRABAJO EN EQUIPO Y CREATIVIDAD
Hemos hablado de la culpa, y la culpa muchas veces nos
encierra en nosotros mismos y nos genera vergüenza de
pedir ayuda, ya que sentimos que tenemos que ser
nosotros quienes solucionemos las cosas. Antes las
dificultades de la vida, esto no solamente es absurdo sino
también poco práctico. Los padres que trabajamos
tenemos la posibilidad de contar con nuestras redes de
apoyo, ya sean familiares, compañeros de trabajo, o las
personas que trabajan en nuestro hogar, y que podemos
involucrar para que nos ayuden con información,
compartiendo nuestra autoridad, y manteniendo nuestra
presencia en el hogar a pesar de que físicamente no
estemos ahí tanto tiempo como quisiéramos. Así como
hablábamos de los gurus y manuales sobre la crianza,
existen recursos disponibles que podemos aprovechar
para aprender y desarrollar nuestras habilidades como
padres. Las personas que nos ayuda no solamente ocupan
pasivamente nuestro lugar cuando estamos fuera del
hogar, pueden trabajar en equipo con nosotros y nosotros
podemos empoderarlas para que ejerzan una autoridad
respetuosa en nuestro lugar. Podemos utilizar los
beneficios de la tecnología (servicios de mensajería,
videollamadas, etc.) para estar presentes y acompañar a
nuestros hijos en el desafío de cumplir con las
responsabilidad, rutinas y normas del hogar. La
información y las herramientas están ahí, pero muchas
veces no sabemos cómo utilizarlas. El trabajo en equipo
cobra un sentido especial cuando hablamos de las parejas
y cómo enfrentan juntas el desafío de la crianza. El tener
criterios en común, colaborar en los roles del hogar y estar
en la misma página cuando se trata de aplicar los
principios de la Disciplina Positiva en casa es fundamental.
El camino no es fácil, pero hemos tomado una decisión
por nuestros hijos que nos abre a una serie de desafíos,
que con estrategias basadas en principios que tengan en
cuenta el respeto que merece toda persona, y
herramientas prácticas que nos ayuden a navegar por
estos desafíos, podemos estar seguros de que estamos
haciendo todo lo posible por aprender día a día a vivir el
enorme privilegio de ser padres y madres que se
esfuerzan y trabajan por el bien de la familia.
RECOMENDACIONES FINALES:
La disciplina positiva nos enseña herramientas de
conexión basadas en el respeto mutuo, que permiten
interacciones positivas enfocadas en soluciones y en
desarrollo de habilidades de vida.
Mantener el balance entre las necesidades del
trabajo y de la parentalidad es una ardua labor con
sus propias exigencias y oportunidades.
La culpa nos lleva a la sobrecompensación y nos quita
energía para poder actuar en vez de reaccionar, no
nos permite enfocarnos en soluciones.
La autoridad no requiere de la presencia física de las
personas, siempre y cuando empoderemos a las
personas que nos ayudan a mantener rutinas,
establecer límites y alentar el cumplimiento de los
acuerdos.
Entender las diferencias entre calidad y cantidad nos
permitirá priorizar la conexión y el tiempo que
podemos compartir con nuestros hijos.
Ante la adversidad, la creatividad es nuestro mejor
camino, por ejemplo, para utilizar los medios digitales
y las herramientas a nuestro alcance.
Si deseas participar de nuestros talleres para padres
y madres de Disciplina Positiva, comunícate con nosotros
a través de informes@crianzapositiva.org y VIVE LA
EXPERIENCIA DE EDUCAR CON DISCIPLINA POSITIVA. informes@crianzapositiva.org
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