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TEATRO

Bizancio todavía permanecerá en pie hasta el siglo X, al contrario que su hermana de occidente, hecho
que da comienzo a la Edad Media. La Iglesia Bizantina aniquiló cualquier representación por
considerarla una ofensa a Dios y su corte de intelectuales elaboró una nueva cultura en la que el teatro
no tenía cabida. El teatro es un don, un don que da a la gente libertad, una libertad que no se puede
conceder al que no quieres que piense.

Pero con el paso del tiempo el telón se volvió a abrir. Tirando de las cuerdas para correrlo estaba la
Iglesia, su enemiga desde hace tanto tiempo. La distorsión romana fue ignorada y la tradición griega
tomada como base, los monasterios restauraron la gran tragedia griega, pero con temática cristiana. El
pueblo era analfabeto y las historias de la Biblia debían ser difundidas, para eso el teatro era el mejor
medio. Quizás puedan considerarse las primeras representaciones teatrales a los Tropos, una tanda de
preguntas y respuestas entre el sacerdote y los fieles durante las fiestas especiales.

La falta de espacio en las Iglesias obligó a trasladar las representaciones, cada vez más numerosas,
primero a los pórticos y después a la plaza de la iglesia.

A pesar de que la Iglesia revive al teatro, lo hace con condiciones. Lo cómico esta prohibido en las
obras, la risa no se acepta dentro del templo. Como siempre el poder se representa con Tragedia frente
a las preferencias cómicas del pueblo. Hay que esperar hasta que se produzca la separación ente el
poder y la Iglesia para que la comedia cobre auge. Se pide a los sacerdotes que escriban solo para las
misas. Aparece el teatro de calle con un humor muy absurdo y ridículo, y nace la fiesta carnavalesca,
todo sin texto e improvisado.

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