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Igualdad de género en la región Caribe.

El presente documento propone una vista a la desigualdad de género, desde el punto de vista político y
social en la región Caribe. Los anteriores, como factores que alteran la equidad en la sociedad, al tratarse
de un fenómeno que ocurre cuando un colectivo social resta privilegios a una población determinada por
razón de su género, llevando a las sociedades a sesgar política, económica y socialmente al género
afectado.

Como punto de partida, tomamos la ley 581 del año 2000, decretada por el gobierno nacional en el
periodo presidencial de Andrés Pastrana, por causa de la crisis social que tuvo lugar entre los años 1853
y 2000, en el que un grupo de mujeres (entre ellas Soledad Acosta de Samper), quien fue una de las
principales precursoras de los derechos de las mujeres, tomó una lucha donde se lograron varios puntos
a favor del género femenino, entre ellos, el decreto que dicta que las mujeres por ley, deben ocupar el
30% de los cargos políticos o públicos.

Frente a este antecedente, era necesario tomar acciones para mitigar la segregación política y social a
la que históricamente se han visto enfrentadas las mujeres, en razón a su género; y a partir de allí,
producir cambios que proporcionarán el correcto comportamiento social, en el que debe darse el libre
desarrollo de la personalidad que erige con fortaleza el artículo 16 de nuestra constitución política, el
cual declara: “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más
limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.

Hoy en día, en materia de gobernabilidad democrática, se ocupan sólo alrededor de un 23% de estos
cargos en el senado y un 18% en la cámara, lo cual, al no ser un porcentaje igualitario, de cualquier
manera, denigra al género femenino, pues al estar hablando de igualdad de género debería darse un
50% en estos.

En lo que respecta a la región Caribe, “las mujeres son minoría entre la población indígena y ligeramente
minoritarias entre la afrodescendiente, mientras son ligeramente mayoritarias o representan alrededor
de la mitad de la población restante”, hay un menor porcentaje de mujeres indígenas y afrodescendientes
debido a que en las regiones en las cuales habitan, como es el caso de las palenqueras en la Costa
Caribe colombiana, donde no hay servicios de salud adecuados para las mujeres y al no contar con un
empleo que les permita tener un servicio de salud privado, gran parte de las mujeres sufre de
enfermedades reproductivas; y que por otra parte, con el nuevo Código de Policía, se hayan visto
gravemente afectadas muchas de las mujeres de la región, puesto que al trabajar como vendedoras
ambulantes se han visto perseguidas por la policía, sin contar con que este haya sido el único medio por
el cual pudieron llevar un sustento a sus familias históricamente y que durante generaciones se han
dedicado por tradición a este oficio.

En la política ocurre que de “las listas a las asambleas de los siete departamentos de la Costa, en las
que del total de 591 candidatos, 222 son mujeres, lo que corresponde a un 37.5%, una cifra que enmarca
el panorama de la representatividad política de la mujer en la región”1 lo anterior representa una sociedad
machista, donde algunas mujeres culturalmente todavía se denominan como un objeto el cual está
destinado para cumplir con funciones reproductivas y cumplir con las labores del hogar y muchas de
ellas no se atreven a tomar parte en un cargo político o público.

Lilia Manga, actual diputada del Atlántico, afirma que es preocupante que las mujeres de la región no
hagan uso de su derecho a ocupar cargos políticos, ya que de por sí, la ley 581 del año 2000, reconoce
el derecho al género femenino a ocupar el 30% de los cargos políticos en los gobiernos, lo cual facilita
un derecho a medias y con el cual la mayoría de mujeres no se siente conforme, pero ninguna se atreve
a tomar medidas al respecto, ni siquiera a ocupar los escasos 30% de los cargos actuales.

En el año 2015 Esther Molinares, integrante del Concejo de Barranquilla, señaló que ella nunca se ha
visto discriminada en ningún momento por el hecho de ser mujer y que ha desempeñado su papel
libremente. Aseguró que las puertas a la política están abiertas a todos los géneros pero que son las
mismas mujeres las que le temen a no ser aceptadas y por tal razón ven la política como algo lejano y
no ocupan la misma cantidad de puestos dentro del medio, es por falta de iniciativa propia.

“A pesar de todos los avances, las mujeres en América Latina y el Caribe continúan sufriendo
discriminación en el acceso al trabajo, activos económicos y la participación en privado y público de toma
de decisiones, en particular las comunidades y zonas pobres rurales” 2 lo anterior, para resaltar que en
algunos casos no es tomado en cuenta que el género femenino a través de los años ha sufrido múltiples
maltratos y se ha denigrado de múltiples maneras, lo que ha llevado a una diferenciación de ambos
sexos, a pesar de los avances que se han tenido al respecto la modernidad en la que vivimos,
lastimosamente no se ha promovido este pensamiento en todas las regiones y aún tenemos

1
Diario El Heraldo, La política en el Caribe, ¿Cosa de hombres?, publicado el 2 de agosto de 2015.
2
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “PNUD” www.latinamerica.undp.org
conocimiento de que en muchos sitios como lo son la Guajira, el Cesar, Córdoba y Magdalena, entre
muchos otros de la Región Caribe, todavía no son implementadas medidas para la inclusión de las
mujeres, no solamente en el ámbito político, sino que además, se les ven vulnerados varios derechos
fundamentales como lo son el acceso a un servicio de salud funcional, el derecho a un trato digno e
igualitario o el derecho a la educación, entre otros.

Como antecedente a todo el proceso educativo en la Región Caribe, el cual es de suma importancia
hablando de un cambio en la perspectiva política y social, el 7 de septiembre de 2016 fue realizada en
la Universidad de la Guajira, el primer encuentro de igualdad de género al cual asistieron expertos
nacionales en tal espacio, y se debatieron las posiciones que proponen una corriente de pensamiento
igualitario; así, en el mismo encuentro, se hizo un diagnóstico y posibles soluciones a los problemas de
igualdad.

“Mirar las universidades desde las perspectivas de género es un principio de justicia y equidad, en el
concepto entre la diferencia de un país que quiere transformarse y construir la democracia como tal” 3
indicó Rafaela vos obeso, rectora de la universidad del atlántico; en gran medida sabemos que parte de
cómo nos desenvolvemos en el mundo adulto, como lo son los cargos político-públicos a los que se
espera llegar a lograr una uniformidad en las cifras, tiene que ver con cómo fuimos educados, por tal
razón mientras que eduquemos sin machismo y siendo equitativos desde la formación que se recibe en
el colegio o la universidad.

3
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, “CEPAL”, Políticas públicas para la igualdad
de género, https://repositorio.cepal.org

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