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TRABAJO FINAL: Epistemología Proyecto de investigación “Prácticas de oralidad desde el libro

álbum en niños de segundo de primaria”

Por: Diana Elizabeth Gómez Lasso

El leer, escribir y hablar son prácticas cotidianas que se les ha dado un rigor académico desde la teoría, pero
al verlo en el contexto y las posturas de algunos autores puedo concluir que son prácticas sociales. Todo lo
que hacemos está permeado, es decir hay una “cultura escrita”, como lo presenta Margaret Meek en su
libro “Entorno a la cultura escrita” y nosotros somos usuarios de ella. Todo el tiempo leemos, escribimos y
hablamos pero no hay una conciencia de lo que implica estas acciones. Creemos que son una necesidad
inscrita en la sociedad, pero tal vez no las hemos visibilizado desde su importancia por sus afectaciones a
nuestro mundo, desde la movilización que nos genera emocional e intelectualmente.

Considero que en la lectura y escritura y oralidad se establecen unas relaciones de tipo social en la que
somos principales constructores de los mismos. Sin embargo desde la escuela la lectura, escritura y oralidad
en ocasiones se han inscrito como prácticas transmisionistas, mecánicas y repetitivas. Esto dado, tal vez por
antiguos modelos pedagógicos que consideraban a los estudiantes bancos receptores de conocimiento y a
los profesores como quienes transmitían estos saberes. Así mismo puedo suponer que la influencia de una
ciencia moderna que limitó las investigaciones a lo verificable, medible y a la razón humana, puede ser
también una causa de esta visión lineal porque descuidó la praxis y la reflexión de aspectos importantes en
la educación.

A lo largo de este tiempo transcurrido en el estudio de la maestría, se ha notado que desde las
conversaciones de tipo conceptual y experienciales que hemos tenido en el grupo, aún se evidencia que en
las escuelas se conservan visiones tradicionales y estas contrastadas a la luz de aportes teóricos dejan
entrever que es necesario repensar las prácticas docentes en lectura, escritura y oralidad desde lo reflexivo
y posiblemente transformador.

Con esto no estoy dejando de lado demás temáticas que son fundamentales en el ámbito educativo, sino
que como objeto de estudio investigativo me he direccionado a estas prácticas y en especial a la enseñanza
de la oralidad, puesto que siento un vacío conceptual y pedagógico en mi quehacer cotidiano. Además, que
la oralidad ha estado relegada a la lectura y escritura desde su aplicación en ejercicios aislados y poco
frecuentes. De ahí el interés particular de estudiar, entender, comprender, reflexionar, visibilizar y movilizar
conceptos, ideologías y formas de enseñanza – aprendizaje en la escuela sobre la oralidad. Así mismo, cabe
anotar que la oralidad desde mi perspectiva es importante en la medida que el sujeto expresa sus
emociones, pensamientos, ideas y conocimientos, es por medio de la oralidad en la que hay un
empoderamiento del sujeto, puesto que puede ser partícipe activa en la sociedad haciendo que su voz sea
escuchada y por medio de ella puede comunicarse.

Cabe anotar, que desde los lineamientos curriculares o estándares establecidos por el Ministerio de
Educación Nacional apuntan a la enseñanza de la oralidad en términos de ciertos resultados, como por
ejemplo, la lectura en voz alta de los niños (as) de manera fluida y correcta pronunciación, también se
refiere a la oralidad ligada al lenguaje desde las formas en las que el estudiante logra expresar sus ideas y
pensamientos, de manera coherente. Pero queda el vacío teórico y práctico de la enseñanza de la oralidad
desde el academicismo y desde el reconocimiento social que implica para los niños comunicarse por medio
de su voz. De ahí, que se trata de una investigación caracterizada por unos principios metodológicos que
permitirá obtener conocimientos colectivos sobre una realidad. Queda por mencionar que el libro álbum
fue seleccionado como estrategia dado que en el contexto en el que están inmersos los niños (as) de ciclo
uno no han tenido la oportunidad de conocer y acercarse a este tipo de material que les ofrece
perspectivas innovadoras en la medida que es un material que potencia imaginación, creatividad,
emociones, entre otras.
La oralidad es una condición natural de toda persona, desde que nace, se expresa para darse a entender, ya
sea por gestos, llanto o por medio del habla, según su desarrollo. Es una práctica cotidiana en cada una de
las personas, que en la escuela no se le ha dado un rigor o una atención a nivel académico que permita la
construcción de discursos acordes al nivel de cada niño o joven, pero al verlo, en el contexto se puede
afirmar que es una práctica importante a nivel social y cultural y se ha relegado.

Según Rodríguez (1995) “Mejorar la expresión oral de los alumnos, la compresión y la interpretación de
distintos tipos de mensajes orales” ha sido, desde siempre, uno de los objetivos primordiales de la
enseñanza de la lengua en la escuela; sin embargo raramente los usos y formas de la comunicación oral se
constituyeron en objeto de una enseñanza sistematizada, que tuviera en cuenta las diferencias de lengua
hablada y lengua escrita, como dos modos distintos de comunicación a partir de un mismo sistema
lingüístico. Por lo anterior puedo decir que el interés de direccionar una investigación sobre la oralidad es
el rescatar desde los niños de ciclo uno ese lenguaje oral que yace relegado desde hace tiempo, ya que,
como lo afirma Rodríguez (1995) no se ha prestado una atención adecuada a los estudios de los usos
lingüísticos orales y a su didáctica en la formación y actualización de los docentes. Al igual como lo expone
Reyzabal (1999) La enseñanza y el aprendizaje de la comunicación oral no han sido trabajados ni
evaluados tradicionalmente en el aula con suficiente criterio ni la necesaria sistematización.

El trabajo de investigación tiene una relación entre el sujeto y objeto de conocimiento, en este caso siendo
el espacio un aula educativa, la relación establecida entre los dos es reciproca en la medida que los dos
establecen una interacción continua y constante, podría decir que el sujeto que investiga depende de lo
que pase con el objeto de conocimiento en este caso los estudiantes pero desde las prácticas de oralidad.
No se trata de buscar verdades absolutas, de cuantificar, predecir o comprobar una serie de hipótesis que
establezca como docente investigador por el contrario se da un proceso de análisis y reflexión.

Puesto que, desde la tradición en el método científico se plantearon dos tipos de ciencias acerca de las
condiciones que ha de satisfacer una explicación que se quiera denominar científica: tradición aristotélica y
galileana. Desde la visión de Aristóteles me atrevería a acoger el planteamiento en el que centra la
investigación científica en donde alguien observa un hecho o fenómeno, en este caso desde el
planteamiento del problema anterior como docente plasmé una situación problema que se considera
pertinente para investigar.

Sin embargo, estas formas de investigarse acudían exclusivamente a la razón, comprobación y verificación
sin desconocer algunos intentos de pragmatismo, es decir, buscando siempre responder al por qué y para
qué de un modo causal; no siendo este el caso de la investigación que pretendo realizar. Pero en este caso,
no se trata de partir de lo particular lo general, por el contrario, parte del análisis anteriormente realizado
sobre la necesidad de analizar, orientar y darle un sentido diferente a las prácticas pedagógicas en la
enseñanza de la oralidad, que se han visto relegadas, esto no mencionado únicamente desde la intuición
individual sino desde aportes teóricos que permiten fortalecer tales afirmaciones.

De esta forma, considero que el proyecto de investigación que voy a desarrollar hace parte de una
investigación hermenéutica teniendo en cuenta que se tratará de identificar y analizar las prácticas de
oralidad que se evidencian en un aula de segundo grado de primaria desde el libro álbum, no se aplicarán
métodos cuantitativos, antes bien los elementos investigativos que se van a trabajar están inmersos en la
pregunta problematizadora y los objetivos planteados en la investigación, referente de una metodología
que se apropia al proceso de análisis y visibilización que se ha realizado en un contexto determinado.

Haciendo especial énfasis en la “praxis” reflexiva, dado que las prácticas docentes serán visibilizadas y de la
misma manera analizada. Así mismo, el papel del docente sujeto que va a investigar es importante en la
medida que se convierte en un facilitador y estimulador de experiencias no con la necesidad de controlar
las prácticas pedagógicas y resultados, sino de describirlas, para generar una reflexión pedagógica.
Del mismo modo, puedo mencionar que el interés a trabajar en el proceso de la investigación es el “interés
práctico” (Vasco, 1990), donde busco comprender de forma profunda el quehacer docente frente a la
enseñanza de la oralidad para evidenciar su importancia. Así mismo, puedan sistematizarse estas prácticas,
de modo tal, que en el quehacer pedagógico se reconfiguren: “Lo que el investigador de hermenéutica
estudia, entonces, es lo que la gente en realidad hace cuando está dedicada a las tareas prácticas de la vida
cotidiana…” (Packer, 1985 pág. 12). Considerando así la necesidad de toma de conciencia sobre lo que
hacemos como docentes y la manera en la que nuestros niños son receptivos frente a estos aprendizajes.

De este modo, mi proyecto de investigación desde la hermenéutica pretende la interpretación de un


contexto desde la situación problema planteada al inicio del presente texto, con el fin que mediante la
reconstrucción de sentido a diferentes estudios teórico – prácticos y la identificación de las prácticas
cotidianas sobre la enseñanza de la oralidad en niños y niñas de educación inicial se aporten criterios
específicos de discusión para entender la manera cómo se aborda en el aula la oralidad.

Mi aprendizaje en la cátedra epistemología:

En un principio la palabra epistemología causaba en mi extrañeza y consideré que sería compleja en el


sentido de poder entender tal término. Sin embargo, durante el transcurso de las clases y la manera en que
se abordaron las temáticas entendí que el significado era “teoría filosófica del conocimiento”, desde la cual
podría entender los distintos caminos forjados en búsqueda del camino de la “verdad”. Del mismo modo,
encargada del origen, la naturaleza, los límites del conocimiento científico. En este proceso, encontré
diferentes corrientes teóricas, diversos pensamientos y exponentes que explicaban desde sus estudios la
forma en la que se investiga científicamente, desde una época determinada en la historia. De ahí que todas
las temáticas se refirieron a la relación establecida entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento.
Allí se visibiliza como el sujeto ejerce la acción y se atribuye el derecho a interrogar la verdad de formas
objetivas.

De esta forma, entendí que desde la sociedad moderna y postmoderna la forma de investigar y de dar
veracidad a conocimientos científicos se dio por medio de dos tradiciones la aristotélica y galileana. En ellas
era importante el uso instrumental de la razón, donde los estudios que se realizaban debían ser
comprobados, verificados desde lo medible y cuantificable. De ahí, que pude comprender la forma en la
que mi experiencia académica en la primaria hacían especial énfasis en los conocimientos que podrían
comprobarse, desde ahí, las hipótesis y un proceso de aplicación de un método científico. Posteriormente,
surgen resistencias a tales formas de estudio positivistas, surge el neopositivismo, el racionalismo crítico,
teoría crítica, pensamiento de exponentes como Thomas S. Kuhn, Lakatos y Paul Feyerabend y el
pensamiento complejo. Allí se pueden evidenciar unas crisis es decir unas rupturas de tipo social, político e
histórico que trascienden en estas formas de explicar el conocimiento. Además, que en todo esto se
establecen unas relaciones de poder afectadas por unas órdenes políticas, económicas, culturales de la
sociedad.

Además el curso me brindó la posibilidad de repensarme desde lo personal, profesional y emocional. En un


principio mis intereses frente a la maestría radicaban en transformar mi quehacer pedagógico y tener un
reconocimiento económico mayor. Si bien estos intereses no han cambiado han sido reforzados y
complementados desde la necesidad de crear en mi un pensamiento más crítico y reflexivo sobre lo que
hago en el aula con mis estudiantes. Siento que en ciertos momentos quede encerrado por una visión
controladora en la que pretendo que mis estudiantes actúen de la manera que creo correcta. Pero por
medio de los diversas temáticas, entiendo que el ser humano busca verdades absolutas, sin reflexionar
sobre su contexto y la manera como construye su subjetividad. Además, no lo había visto desde la
necesidad de un docente investigador para conocer y aportar a mi sociedad, pero ahora que entiendo la
importancia del conocimiento en la historia puedo afirmar que este abre puertas al sentido de la
reconfiguración y movilización de saberes.

Estamos afectados por relaciones de poder y sistemas de gobierno controladores que siguen en visiones de
vigilar y castigar como lo argumenta Foucault, más aun, en la escuela cuando el termino de castigo y
vigilancia son parte del lenguaje cotidiano de los docentes y de las familias. Aun creo en los límites, pero en
aquellos consensuados y pensados desde la reflexión individual y colectiva. El curso me enseñó que la
investigación permite comprender y posiblemente transformar subjetividades y por ende contextos.

Bibliografía:

Rodríguez. M. (1995) “Hablar” en la escuela: ¿para qué? … ¿Cómo? Revista latinoamericana de lectura
“Lectura y Vida”.

Gutiérrez. Y. (2014) Concepciones y Practicas sobre la oralidad en la Educación media Colombiana.


Colección de Tesis Doctoral.

Reyzabal. V. (1999) La comunicación oral y su didáctica. Madrid, España: La Muralla S.A.

Vasco. E. (1990) Tres estilos de trabajo en las ciencias sociales. Edición. CINEP Centro de Investigación y
educación popular PREAMBULO.

Packer. M. 1985 La investigación hermenéutica en el estudio de la conducta humana. California Bekerley.


Traducción Psicología Cultural. Universidad del Valle.

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