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Seminario pragmática II
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Pragmática II
Maestría en Lingüística
Octubre, 2018
El lenguaje prefigura nuestra realidad
Muchas de las cosas que ocurren en nuestro cerebro son fruto de asociaciones automáticas,
de emociones e instintos, tendemos a simplificar las cosas, a explicar lo inexplicable por
medio de historias, lo cual nos genera una falsa seguridad. Dada nuestra naturaleza somos
manipulables, tendemos a quedarnos con las primeras percepciones de una idea, aunque
esta no sea tan buena, el efecto halo hace que el orden de las palabras (adjetivo) altere
nuestro juicio de las cosas que forman la realidad.
También ocurre que la percepción que una persona tiene de las cosas sea difícil de cambiar,
a menos que usemos los mecanismos de la emoción. Dicho comportamiento puede jugar a
favor para ser aprovechado en tanto que constituye una poderosa herramienta que impacta
en la mente de otras personas a través de nuestro discurso.
En esta misma línea de ideas, en relación con las emociones, Tal Ben Shahar afirma que sin
lugar a dudas el tema de la felicidad es un aspecto que lejos de ser irrelevante, constituye un
estado ideal de nuestra mente. Dicho aspecto afecta de forma directa las relaciones
interpersonales y la percepción de la vida por parte de los individuos. La calidad de vida
depende directamente de la cantidad de actividades satisfactorias que realicemos, del
tiempo que destinemos a ellas y del tiempo que reservemos para nosotros mismos.
Contrariamente, en muchas ocasiones destinamos nuestras vidas a conseguir la estabilidad
material, en la mayoría de las veces posponemos nuestra felicidad y construimos un mundo
colmado de afanes que nos llenan de ansiedad. El sistema nos ha vendido una falsa idea de
seguridad y estabilidad atravesada por la necesidad apremiante de la adquisición de dinero
y bienes materiales que en muchas ocasiones ni siquiera logramos disfrutar.
Desde otra perspectiva, Daniel Goleman resalta el valor de las emociones y su importancia
para dar valor a la vida. En cuanto a esto se piensa que valdría la pena incluirlas en nuestro
que hacer docente, circunscribir los contenidos parcos, fríos, lejanos y racionales con la
emoción, lo cual permitiría hacer más atrayentes y digeribles los aspectos razonados. Sin
duda alguna, debe existir un engramando del conocimiento en las mentes de nuestros
estudiantes, el acto pedagógico consiste en la generación del equilibrio fundamental de la
razón y la emoción, como partes constituyentes de un todo que funciona en armonía,
parecido a la notas de una canción, ambos aspectos se complementan. No en vano la
emoción ha sido el sustento de nuestra especie desde épocas remotas, con el tiempo se ha
convertido en parte importante de otros procesos superiores como lo son la memoria, la
toma de decisiones y el lenguaje. Por esta razón si lo que buscamos es impactar mediante
nuestro discurso en el aula, dejar huella con nuestras enseñanzas; la posibilidad se
materializa en el momento en que motivamos y gestionamos interacciones relacionadas con
las emociones de nuestros estudiantes.
Los docentes debemos comprender que el acto educativo esta mediado por el vínculo de la
razón y la emoción, que lejos de ser una transmisión plena de saberes, la motivación debe
ser el motor que incite el deseo de aprender. En relación a lo anterior, para generar
emociones es preciso ambientar espacios de interacción en los cuales el individuo se vea
comprometido con sus pares y sus respectivas dificultades. En estos espacios, debe darse la
experimentación y la recreación de situaciones complejas en las que afloren los
sentimientos propios y ajenos de empatía, colaboración, resiliencia, fracaso y triunfo. El
objetivo que se debe trazar la educación es salvar la brecha que existe entre el estudiante y
el docente, haciendo más cercanos los conocimientos a través del filtro de las emociones.
Los docentes debemos generar espacios de investigación que permitan ampliar los
horizontes del conocimiento, claro está teniendo en cuenta que nos encontramos en un
momento histórico donde las verdades no son absolutas, el reinado de la ciencia y la razón
tambalea, ante la idea de que no existe nada imperioso. Hoy en día se ponen en duda los
postulados científicos, los métodos racionales y los modos unidireccionales de hacer
ciencia. Bajo esta premisa se abre un mundo de posibilidades que dejan de lado la
rigurosidad de los modelos estáticos que posiblemente sesgan los procesos de investigación
y por ende sus resultados. En este sentido las posibilidades de explicar el mundo y sus
particularidades son innumerables. Al respecto Watzlawick (1979), plantea que las
versiones de la realidad son el resultado de la comunicación, y no el reflejo de verdades
externas y objetivas. P.7-8
El lenguaje enmarca el mundo de los individuos, impone una perspectiva y una postura de
la realidad. En relación al tema conviene decir que, es a través del lenguaje como se
transmite la educación y se construye la cultura, por ende es el medio idóneo para movilizar
las sensibilidades de los estudiantes, para generar la curiosidad por el conocimiento, para
despertar la pasión por el saber, dejando de lado modelos paquidérmicos y obsoletos que se
revisten de sesgos y posturas amañadas que impiden la negociación de los conocimientos.
Adicionalmente, cada individuo tiene un mapa diferente de la misma realidad, lo que cada
persona percibe depende de sus experiencias, de su visión de mundo y de su propia
subjetividad. No obstante, siempre existe un punto ciego en el cual no se percibe que parte
de la realidad se desconoce. Al respecto, Francois Juliet afirma que, las ideas pueden ser un
lastre, puesto que todo está en constante cambio, inclusive el mismo hombre.
Finalmente se resalta la importancia del docente como agente facilitador para la generación
de inquietudes en los estudiantes, este actor debe tener en cuenta que realidad actual es
altamente cambiante y que obedecemos a un sistema que requiere de su intervención para
inspirar pasión por el conocimiento y emoción por su adquisición.
Referencias: