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-|LA MARCA
-|CORPORATIVA
eli) BPS) Os
SIMBOLOS Y LOGOTIPOS
PAIDGS ESTUDIOS DE COMUNICACION 171. Definiciones
1.1. ¢Qué es un signo identificador?
La historia de la identificaci6n institucional es milenaria
yarranca con la primera necesidad humana de ser socialmen-
te reconocido como uno y distinto. A lo largo de esa historia
se han ido acumulando miiltiples tipos de significantes
convencionalizados como identificadores institucionales.
El ambito institucional actual, ademas del identificador por
excelencia —el nombre-, cuenta con un repertorio extenso de
signos-tipo que se utilizan aislada y/o combinadamente: el lo-
gotipo (Coca-Cola), el simbolo (Ia “pipa” de Nike), la masco-
ta (el mufeco “Bibendum” de Michelin), el color institucional
(el amarillo de Kodak), la grafica complementaria (la trama
escocesa de Burberrys), las tipografias normalizadas (la “Fu-
tura” de Swissair), los signos actisticos (la cortina musical de
algunas radioemisoras), la arquitectura (el edificio del museo
Guggenheim de Bilbao) . Todos ellos son signos identificadores
por cuanto sus propietarios los utilizan con ese fin y el ptibli-
co los asume conscientemente como tales.
Dentro de este repertorio tienen un amplio predominio
los identificadores visuales, y entre ellos los estrictamente gra-
ficos. Practicamente ninguna entidad prescinde hoy de un
signo grafico normalizado como identificador institucional.
Este predominio ha hecho que el propio concepto de iden-
tidad institucional 0 corporativa haya quedado asociado casi
15exclusivamente al sistema de identificacién grafica, que es el
campo del presente trabajo.
En nuestro contexto, entendemos por identificador cor-
porativo o marca grafica el signo visual de cualquier tipo
(logotipo, simbolo, monograma, mascota, etcétera) cuya fun-
ci6n especifica sea la de individualizar a una entidad. La fun-
cién primordial del identificador grafico es exactamente la
misma que la del nombre propio. El identificador visual -sea
ono de naturaleza verbal, como lo es, por ejemplo, el logoti-
po-constituye una suerte de sinénimo visual del nombre. Un
identificador no verbal abstracto (como el simbolo de Mer
cedes Benz) 0 icénico (como el de Apple) cumple la misma
funcién que los respectivos nombres (“Mercedes-Ben2” y
“Apple”) y sus respectivos logotipos.
Que su funcién sea esencialmente denominativa significa
que, por encima de toda otra utilidad, el identificador sirve
para indicar emisor (quién es el que habla), propiedad
(quién es el dueito 0 usuario) 0 autorfa (quién es el produc-
tor de aquello que Hleva esa marca). Indica, por lo tanto, el
protagonismo de un sujeto institucional en el discurso, las
actividades, los bienes y los lugares. Se trata de una “firma”;
término que cuenta entre sus acepciones, precisamente, la
de “compafifa” o “empresa”.
Tal como ocurre con el nombre, el nticleo denominativo
del identificador se rodea de una serie de referencias seman-
ticas que enriquecen la funcién puramente denominativa
con funciones atributivas: rasgos descriptivos y/o valorativos
que amplian la significaci6n del identificador.
Esta carga semantica se produce inexorablemente como
resultado del proceso de posicionamiento social de la enti-
dad, efecto espontaneo de.la mera interaccién con sus pti-
blicos: los atributos que se le van asignando a la entidad se
adhieren a sus identificadores.
La empresa Ferrari, con su actividad a lo largo de! tiem-
po, ha impregnado de significados al “cavallino rampante”,
y ya no es posible escindir o disociar esos significados de la
forma grafica de la marca, pero esto no significa que los atri-
butos que se le asignan a Ferrari provengan de la “lectura”
de su identificador visual.
16Cuando se habla de “capital marcario” se esté haciendo
referencia a este fendmeno en su sentido positivo: la acumu-
lacién de valores asignados a la organizaci6n que, por la ten-
dencia natural hacia la economia, propia de la comunicacién
humana, se ha condensado en su “marca” conceptual y gra-
fica (identificador).
La “identificacién’”, transcurrido un tiempo de existenciay
presencia social de la institucién, se cumple entonces en su
doble acepcién habitual: indicacién puramente denominativa
(quién es) y alusion de atributos (qué y como es). (Véase el
apartado 1.5. “Identificaci6n, posicionamiento y marca”.)
1.2. Identificaci6én espontanea e identificacién planeada
Nadie plane6 que la torre Eiffel funcionara como identifi-
cador visual de la ciudad de Paris: se trata de una suerte de
bautismo icénico_espontaneo, La singularidad de la forma
del objeto, su caracter de pieza tinica y su funcién puramen-
te simbélica han hecho que una construcci6n efimera con-
cebida para un evento se transformara en un icono con clara
funcién identificadora, hoy ya indemolible.
La torre Eiffel funciona como identificador en aquella do-
ble acepcién: no sdlo alude a Paris sino que también evoca
sus caracteristicas. El icono se ha contagiado de la personali-
dad de su referente involuntario: nada hay en él que “descri-
ba” a Paris, pero la asociacién por contigiiidad, una vez
establecida como convencién, es inevitable. Algo muy simi-
lar ocurre con los signos de toda institucin.
Cuando los fundadores de la empresa argentina Alparga-
tas, fabricantes de este calzado popular por excelencia, la bau-
tizaron con ese honesto y sencillo término genérico, jamas
pensaron que el éxito los convertiria en la primera marca de
la industria textil del pais, entre cuyos productos se encuen-
tra, ademas de una extensa gama de tejidos, una auténtica
antipoda de la alpargata: el actual calzado deportivo técnica-
mente sofisticado. “Alpargatas”, en la sociedad argentina, sig-
nifica hoy esa empresa: el término ha sido resignificado
esponténeamente. El signo original aludia directamente al
17producto de la empresa; pero la historia disolvié esa asocia-
ciOn y creé otra.
Cuando los fundadores de la empresa espanola El Corte
Inglés escogieron ese nombre (sencillamente descriptivo de
un estilo de la sastreria masculina), jamds pensaron que, con
el tiempo, la empresa evolucionaria hasta convertirse en una
tienda por departamentos, que incluye un supermercado y
enyasa productos alimentarios con esa marca. En la actualidad,
nadie asocia El Corte Inglés, a pesar de lo crudamente des-
criptivo de su nombre, a una sastreria. Su nombre se ha
resignificado espontaneamente a lo largo de la trayectoria de
la empresa. Y, a pesar de su clara alusi6n a otro negocio, no es
menos funcional que la Rinascente o Lafayette, nombres més
abiertos y versatiles de similares tiendas de Italia y Francia res-
pectivamente.