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ALUMNA:
I SEMESTRE
DOCENTE:
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA
2019
Hablar de salud metal se extiende a niveles multidimensional, dado a que abarca
diversos aspectos y generaliza en la vida de la persona de forma evidente como
individuo e integrante de una comunidad. La salud mental abarca una amplia gama de
actividades directa o indirectamente relacionadas con el componente de bienestar
mental incluido en la definición de salud que da la OMS: «un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades». Está relacionada con la promoción del bienestar, la prevención de
trastornos mentales y el tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por
dichos trastornos.
En este marco, resulta sencillo deducir que la salud mental tiene un papel
determinante en el bienestar personal. La Organización Mundial de la Salud define
salud mental como “un estado de bienestar en el que la persona materializa sus
capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de
forma productiva y de contribuir al desarrollo de su comunidad” (OMS, 2013: 42).
Alrededor de 450 millones de personas sufren cada año enfermedades mentales. Esto
significa que uno de cada cuatro individuos desarrollará un problema mental o de
conducta al menos una vez en la vida, según datos de Gómez Parada (2017)
basándose en la OMS. Queda patente, por tanto, la importancia de atender a la salud
mental como parte de los programas generales de salud de las poblaciones.
La intervención del Trabajo Social en Salud Mental, siempre dentro del equipo
multidisciplinar, se centra primordialmente sobre el individuo, sobre lo que la persones
capaz de hacer o podría llegar a hacer, tratando de que la persona alcance los más
altos niveles de funcionamiento e integración posibles. Para alcanzar este objetivo la
intervención se articula a través de un proyecto individualizado que combine el
entrenamiento y desarrollo de habilidades y competencias personales y actuaciones
sobre el ambiente, tanto familiar como en el contexto social (Garcés Trullenque, 2010).
Y de acuerdo a los criterios de la OMS, el planteamiento para cualquier plan de salud
mental debe regirse en las siguientes indicaciones: Cobertura sanitaria universal,
derechos humanos, practica basada en evidencia, enfoque que abarque la totalidad del
ciclo vital y enfoque multisectorial.