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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

ISSN: 1577-3442

Carmen Alemany Bay:


Profesora titular de Literatura his-
panoamericana de la Universidad
de Alicante y directora del Centro
de Estudios Iberoamericanos Mario
Benedetti de la citada Universidad.
Ha sido antóloga y editora de obras
de Miguel Hernández, entre ellas,
la Obra completa. Es autora de
los libros Poética coloquial hispa-
noamericana, El meridiano inte-
SINGULARIDADES DE JOSÉ MARÍA
ARGUEDAS COMO ESCRITOR
lectual en Hispanoamérica, Mario
Benedetti y Residencia en la poe-
sía: poetas latinoamericanos del
siglo XX. Ha publicado numerosos
artículos sobre literatura latinoame-
CARMEN ALEMANY BAY
ricana del siglo XX y es editora de Universidad de Alicante-España
varios números monográficos.

Los críticos dedicados a la obra de José se podía llegar a la aculturación, y ya dejó bien
María Arguedas (1911-1969) han resaltado claro el escritor en su discurso de entrega del
1 su originalidad como narrador y coinciden Premio Inca Garcilaso de la Vega cual era su
Véase, Mario Vargas Llosa, La en que ésta nace, en parte, de la forma cómo posición: «Yo no soy un aculturado; yo soy
utopía arcaica. José María Ar-
guedas y las ficciones del in-
el escritor peruano analizó desde adentro el un peruano que orgullosamente, como un
digenismo, México, FCE, 1997. mundo andino. Un universo que en no po- demonio feliz, habla en cristiano y en indio,
No en los mismos términos pero cas ocasiones aparece articulado a través de en español y en quechua»3.
sí en la misma idea incidía Giu-
seppe Bellini unos años antes en dualidades que atañen tanto a aspectos indivi- Un total de seis novelas y una veintena de
el artículo «Función del símbolo duales como sociales: blanco / indio, español / relatos componen la obra narrativa de José
en Los ríos profundos de J.Mª.
Arguedas»: «Ernesto, como Jo- quechua, mundo de la niñez / mundo adulto, María Arguedas: la primera publicación en
sé María Arguedas, no se en- nación peruana / capitalismo, costa / sierra, libro fueron los cuentos de Agua (1935), y su
cuentra a gusto en el presente,
vive continuamente del pasado
el bien / el mal, etc. Sin embargo, su obra primera novela fue editada en 1941, Yawar
y anhela regresar a él, como significa algo más, y esa significación creemos Fiesta. En la década de los cincuenta verían la
si el pasado fuera una entraña que viene determinada por una serie de singu- luz Diamantes y pedernales (1954) y su mejor
maternal y en ella consistiera
la vida verdadera. Es lo que laridades que van más allá de su obra literaria, narración, Los ríos profundos (1958). En los
irá continuamente insidiando pero que sin duda inciden en ella: la fusión años sesenta publicó El sexto (1961), Todas
al narrador, hasta llevarlo a la
decisión de suicidarse», en Jo- entre su vida y su obra, su formación literaria, las sangres (1964) y Amor mundo y todos los
sé Carlos Rovira (editor), José la inclusión de la antropología y la etnología cuentos (1967); en 1971 conoceríamos su obra
María Arguedas. Indigenismo
y cuestión cultural como crisis
en sus ficciones, la búsqueda de un lenguaje póstuma, El zorro de arriba y el zorro de aba-
contemporánea hispanoame- singular y cómo cada uno de estos aspectos jo, novela inconclusa.
ricana, Barcelona, Anthropos, contribuyen a la creación de un universo na-
1992, pp. 53-54.
rrativo único. En definitiva, la construcción Una obra entre la literatura y la vida
2 de un mundo original donde algunos, sobre
Juan Larco (compilador), Recopi-
lación de textos sobre José Ma- todo Mario Vargas Llosa, han querido ver a A José María Arguedas le gustaba contarse
ría Arguedas, Serie Valoración un escritor en busca de una utopía arcaica1. y ficcionalizar sobre su propia experiencia:
múltiple, La Habana, Casa de las
Américas, 1976, p. 157.
Desde la posición de escritor poco con- recorrer su trayectoria narrativa supone tam-
vencional y desde la convicción de que era bién ir visualizando sus pulsaciones vitales, y
3 «un narrador más intuitivo que erudito», precisamente éste es otro nivel de atracción
José Carlos Rovira (presenta-
ción y selección de textos), José quiso reivindicar la cultura quechua en sus que emanan sus escritos.
María Arguedas. Una recupera- ficciones; pero con el paso de los años intuyó Nacido el 18 de enero de 1911 en An-
ción indigenista del mundo pe-
ruano. Suplementos, Barcelona, que, si bien ésta debía tener un papel prepon- dahuaylas, en el departamento de Apurímac,
Anthropos, 1992, p. 41. derante, no debía obviarse la importancia que fue hijo del abogado Víctor Manuel Arguedas
la cultura española había tenido en la forma- y de Victoria Altamirano, fallecida cuando
ción idiosincrásica de su país. Como él mismo el autor contaba con tres años. Poco tiempo
afirmó: «una integración entre ambos mundos después, el padre contrajo segundas nupcias
que en la realidad histórica no se ha realizado con Grimanesa Arangoitia, viuda de Pache-
Singularidades de José María
Arguedas como escritor
y acaso no culmine jamás»2. Pero al menos el co, quien aportó al matrimonio tres hijos.
CARMEN ALEMANY BAY intento debía realizarse, porque de no ser así Con la madrastra y el hermanastro tendrá

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una relación tormentosa de maltratos físicos implicando –a través de otros nombres– en


y psicológicos que marcarán el resto de su una misma realidad.
vida y que serán recordados en más de una Un autobiografismo más directo y menos
ocasión en sus novelas y relatos. Elocuentes a ficcional se hará presente en El Sexto, obra
este respecto son las palabras que José María en la que, como ya reseñamos, nos cuenta la
Arguedas pronunció en su «Intervención en experiencia vivida en una de las cárceles más
Arequipa»: «Voy a hacerles una confesión un agresivas del país; aunque el autobiografismo
poco curiosa: yo soy hechura de mi madastra más puro lo reservará para su última novela.
[…] Mi niñez pasó quemada entre el fuego y En ella Arguedas va barajando la realidad
el amor […] Pero no solamente he sido he- de la costa con sus diarios para relatarnos
chura de mi madastra, hubo otro modelador con detalle la agonía de sus últimos años,
tan eficaz como ella, un poco más bruto: mi su voluntad de suicidarse –que empezaría a
hermanastro»4. aflorar en 1966– y la imposibilidad de seguir
Desde Agua hasta El zorro de arriba y escribiendo. La novela va creciendo a medida 4
el zorro de abajo conocemos una biografía que su espíritu se va consumiendo hasta lo- José María Arguedas, «Interven-
entrelazada con la literatura en la que nos va grar poner el punto final a su vida; sin duda, ción en Arequipa», en Primer
Encuentro de Narradores Pe-
relatando su infancia en una cocina india, la su trágica muerte será el capítulo final de El ruanos. Arequipa 1965, Lima,
intransigencia de su madrastra, los viajes con zorro de arriba y el zorro de abajo. Casa de la Cultura, 1969. Toma-
mos la referencia de Rovira, José
su padre por la sierra peruana, el ingreso en La múltiple personalidad de Arguedas, María Arguedas, op. cit., p. 9.
el colegio de Abancay o sus experiencias en sus inquietudes más íntimas, quedarán plas-
5
Viseca y Puquio. Después vendrán otras vi- madas en los nombres ficcionalizados que Una cronología de la vida de
vencias que no siempre formarán parte de sus hemos citado; pero también recordará, para José María Arguedas puede
obras, como su estancia en Lima para estudiar conformar un cuadro más complejo, a otros consultarse en Carmen Alemany
Bay, «Cronología de José María
en la Universidad de San Marcos, su ingreso personajes que fueron decisivos en su vida. Arguedas», ibid., pp. 27-29.
en la cárcel, sus primeras nupcias con Celia Don Felipe Maywa y don Víctor Pusa serán
Bustamante Bernal y las segundas con Sybila mencionados en Los ríos profundos con el fin
Arredondo, su trabajo como antropólogo y de homenajear los valores humanos que le
finalmente su obsesión por el suicidio5. trasmitieron durante su estancia en Viseca y
La hacienda de Viseca descrita en los cuen- en Utek. También será recordado, pero desde
tos de Agua, ciudades como Puquio en Yawar la amargura en este caso, la experiencia trau-
Fiesta, Abancay y los pueblos de la sierra pe- mática que vivió con su hermanastro Pablo
ruana en Los ríos profundos, Lima en El Sexto Pacheco y que relatará en el cuento «El horno
o el puerto de Chimbote en El zorro de arriba viejo» de Amor mundo: en el citado relato
y el zorro de abajo conformarán sus espacios el protagonista es obligado por un misti a
ficcionales que no son más que el resultado de acompañarlo en un intento de seducción. Esta
lo vivido. Pero si los espacios estaban deter- misma vivencia, pero con sutiles matices, ya
minados y fijados por su conocimiento vital, había sido recreada en uno de sus primeros
no menos desconocidos serán para el lector cuentos, específicamente en «Warma kuyay»,
que haya indagado en la vida de Arguedas y repetida en otro perteneciente a Amor mun-
los personajes que aparecen y reaparecen en do, «Don Antonio».
sus ficciones. El escritor peruano proyectó el Los ejemplos señalados aquí son los más
niño que fue en Ernesto, personaje principal significativos que podemos encontrar en un
de algunos cuentos de Agua (el que da nom- rastreo por las ficciones arguedianas, pero
bre al libro y el titulado «Warma kuyay»), y a cada paso el lector puede hallar múltiples
también el protagonista de la novela Los ríos referencias personales, y hasta podría resultar
profundos. Otros yo del autor se harán tangi- ocioso la recopilación de todo el anecdotario
bles en el personaje de Juan, del cuento «Los vivencial que encontramos en los escritos de
escoleros» (Agua); o en Santiago, el motor este autor. Con todo ello, cualquier acerca-
de la acción de los relatos de Amor mundo. miento a su obra debe tener muy presente
Todos ellos, al igual que el autor, son hijos de la no disociación entre vida y ficción, pero
un misti y han sido criados por los sirvientes, también no se debe olvidar que el suyo fue
como también el niño anónimo que aparece un caso extremo; como nos declara en El
en «Doña Cayetana», los personajes inno- zorro de arriba y el zorro de abajo, vivió para
Singularidades de José María
minados de «Orovilca» o «La muerte de los la literatura y para su creación. Cuando sus Arguedas como escritor
Arango»; ejemplos en los que el autor se va temas se fueron agotando y la imposibilidad CARMEN ALEMANY BAY

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de seguir escribiendo resultó apremiante de- por ello dejará de sentir admiración en su ju-
cidió, el 28 de noviembre de 1969, que ese era ventud por autores peruanos –y seguimos con
el momento de poner punto y final a su vida: la respuesta del autor– como Manuel Gonzá-
su existencia no tenía sentido si ésta no iba lez Prada (1844-1918) y en especial su soneto
acompañada de la creación. «El amor». Otro poeta, José María Eguren
(1874-1942), será uno de sus predilectos. In-
La campana María Angola. Algunos datos sobre la formación literaria tuimos que esta afinidad con Eguren proviene
arguediana de que el autor de Simbólicas supo reflejar
en sus versos el espíritu de la costa peruana;
6
Larco, op. cit., p. 22.
Pocos son los datos que tenemos sobre pero este poeta simbolista también imprimió
las lecturas que realizó José María Arguedas, en sus versos una conciencia herida que tuvo
7 tampoco él se prodigó en dejarnos demasia- su origen en la infancia y que no supo suturar
Id. En otra ocasión afirmó que
«a medida que fui aprendiendo dos testimonios en las entrevistas que conce- a pesar del paso del tiempo, un caso sin duda
la literatura occidental, y leyen- dió a lo largo de su vida, y ni siquiera su obra comparable al de nuestro autor.
do los clásicos, especialmente
españoles y rusos, decidí es- es transparente en este sentido. Seguramente, El libro Paisajes peruanos –compuesto
cribir, no con el propósito muy quien se creía no ser un escritor profesional, entre 1912 y 1915 y dado a conocer frag-
expreso de publicar, sino de
desahogar mi estado de amar-
como confesó en El zorro de arriba y el zorro mentariamente entre 1926 y 1941– de José de
gura, de descontento, casi de de abajo, se preocupó más por realizar lec- la Riva-Agüero (1885-1944) dejó probable-
irritación contra esta descripción turas orientadas a perfeccionar su creación, mente alguna mella en la obra de Arguedas,
totalmente falsa que se hacía de
la población indígena», en «La o a tomar posibles modelos para aquello que específicamente en Los ríos profundos, ya que
narrativa en el Perú contempo- deseaba transmitir, que hacer una lectura sis- en aquella obra se describían con suntuosos
ráneo», Rovira, José María Ar-
guedas, op. cit., p. 43. El texto temática de los referentes imprescindibles o detalles los paisajes desde Cuzco hasta Lima
pertenece a una conferencia que canónicos de la literatura. pasando por el río Apurímac y por Abancay.
Arguedas pronunció en un ciclo
sobre narrativa latinoamericana
En verdad José María Arguedas no nece- No sólo hay algunas identificaciones de los
actual organizado por la Casa sitó amarrarse a fuentes de las que abrevar espacios sino que existen algunas pruebas que
de las Américas de Cuba del posibles temas, ya que la propia experiencia nos indican que conocía el mencionado texto
16 de enero al 22 de febrero
de 1968. vivencial y sus intensas investigaciones an- porque fue citado en una ponencia que sobre
tropológicas y etnológicas eran materiales la cultura mestiza en Ayacucho pronunció
8
En «La narrativa en el Perú con- lo suficientemente sugerentes y penetrantes nuestro autor. Sin embargo, esta identifica-
temporáneo», op.cit., p. 43. En para configurar una obra de indudable ori- ción ficcional no significaba que Arguedas
«Intervención de Arequipa» dirá
a este respecto: «Yo comencé a
ginalidad. Desde nuestro punto de vista, lo compartiese los puntos de vista de quien
escribir cuando leí las primeras que en realidad buscaba el narrador peruano él consideró un «hispanista» por defender
narraciones sobre los indios, los en la obra de otros escritores es cómo poder un mestizaje en el que preponderaba la raíz
describían de una forma tan fal-
sa escritores a quien yo respeto, representar con la mayor fidelidad su propia hispánica, la cristiana y la occidental en detri-
de quienes he recibido leccio- vida y, sobre todo, reflejar la complejidad del mento de la quechua.
nes como López Albújar, como
Ventura Calderón […] En estos mundo andino. De ahí que la literatura oral A quienes sí leerá con intensidad en los
relatos estaba tan desfigurado quechua, como manifestó en una entrevista años universitarios será a Enrique López
el indio y tan meloso y tonto el
paisaje o tan extraño que dije:
del año 1969, le sirvió desde sus primeras Albújar (1871-1966) y a Ventura García
`No, yo lo tengo que escribir tal obras para encontrar un nuevo estilo. Ante Calderón (1886-1959), autores que al igual
cual es, porque yo lo he gozado, la pregunta «¿Cómo empezó su relación que Arguedas describieron algunos usos y
yo lo he sufrido´», op. cit., 9.
con la literatura?» responderá: «Creo que costumbres de las comunidades indígenas
al escuchar los cuentos quechuas que eran peruanas; aunque las posiciones que toma-
narrados por algunas mujeres y hombres ron estos respecto al mundo indígena tam-
que eran muy queridos en los pueblos de poco fueron del agrado de nuestro escritor.
San Juan de Lucanas y Puquio, por la gracia Son suyas expresiones como las siguientes:
con que cautivaban a los oyentes. Creo que «Me sentí tan indignado, tan extrañado, tan
influyó mucho la belleza de la letra de las defraudado que consideré que era impres-
canciones quechuas que aprendí durante la cindible hacer un esfuerzo por describir al
niñez»6. hombre andino tal como era y tal como yo
Con esta base fundamental para sus escri- lo había conocido a través de una conviven-
tos, muy tempranamente comprenderá que cia muy directa»8. A pesar de las diferencias
«los modelos de la literatura castellana no me evidenciadas por nuestro autor, lo cierto es
servían para interpretar el mundo que anhe- que la lectura de los mencionados escritores
Singularidades de José María
Arguedas como escritor laba revelar»7. Ni los modelos de la literatura sirvió para dar un nuevo impulso a Arguedas
CARMEN ALEMANY BAY castellana, ni los de otras literaturas; pero no en su intento de describir desde dentro y con

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fidelidad los valores que él había aprendido ni más exacta que la que hace Pedro Cieza de 9
En «La narrativa en el Perú con-
de su experiencia en contacto con los indí- León»11. temporáneo», op. cit., p. 43.
genas. Fuera ya de su país, pero sin salirnos
10
Será otro escritor peruano, César Vallejo del ámbito latinoamericano, nuestro autor Véase, ibid., p. 46.
(1892-1938), con el que Arguedas se sentirá confiesa que Don Segundo Sombra (1926),
plenamente identificado, pero no por sus del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927), 11
José María Arguedas, «La sierra
impresionantes versos sino por la novela El será otra de las lecturas que le «alumbraron en el proceso de la cultura pe-
tungsteno (1931) en la que el autor de Poemas el camino». Seguramente porque esta obra ruana», en Formación de una
cultura nacional indoamericana
humanos denuncia la situación de abuso sobre define la esencialidad de las raíces argentinas, (prólogo de Ángel Rama), Méxi-
el indígena en las minas peruanas. Asimismo, porque recoge las costumbres de la pampa y la co, Siglo XXI, 1975, p. 9.
con el autor de Trilce compartirá lecturas: las sabiduría popular de los gauchos y fundamen- 12
obras de José Carlos Mariátegui (1894-1930) talmente porque Güiraldes está describiendo En el suplemento dominical del
y, en la misma coordenada política, las de el final de una época y también de una forma periódico limeño El Comercio,
José María Arguedas publicó
Lenin; ambos, pero sobre todo el primero, le de vida en la pampa. Y precisamente, esta mis- el 8 de mayo de 1960 una elo-
sirvieron para adquirir una conciencia política ma intencionalidad es la que intuimos en los giosa reflexión sobre Juan Rulfo
titulada «Reflexiones peruanas
y social, aunque el socialismo no mató en él lo escritos arguedianos: preservar culturalmente sobre un narrador mexicano
mágico como se apresuró a afirmar. lo que se sabe que con la marcha de los tiem- (Juan Rulfo)».
Sin duda, otra de las lecturas continuadas pos está condenado a desaparecer. 13
serán las obras de Ciro Alegría (1909-1967), a Otros escritores más coetáneos serán tam- De esta manera expresa Argue-
quien le unía la misma devoción por el mundo bién referentes del escritor. Admirará a Juan das sus querencias y desavenen-
cias con los escritores citados:
indígena, aunque cada uno lo reflejase desde Rulfo (1918-1986) por su personalidad y «A Onetti lo vi en México. An-
diferentes perspectivas. Obras como La ser- porque en su obra describió la entraña misma daba con bastón, atendido por
algunos que le conocían. Yo no
piente de oro (1935), Los perros hambrientos de lo mexicano, otra realidad ajena a las tribu- había leído nada de él. Lástima.
(1939) y sobre todo El mundo es ancho y laciones de la Ciudad de México. A este autor Le hubiera saludado: a don Ale-
jo [Carpentier] no me atreví a
ajeno (1941) son referencias obligadas de la le dedicará párrafos afectuosos en el «Primer acercarme, me lo presentaron
literatura peruana y también lo fueron para diario» de El zorro de arriba y el zorro de dos veces. Dicen que es tímido,
Arguedas: «lo que ocurre –como apuntó el abajo y con anterioridad, en el año 1960, pero sentía, o lo sentía como a
un europeo muy ilustre que ha-
autor de Los ríos profundos– es que en las no- escribió un efusivo comentario sobre Pedro blaba castellano. Muy ilustre, de
velas de Ciro Alegría aparece un indio que es Páramo12. También recordará en el citado esos ilustres que aprecian lo indí-
gena americano, medidamente
tal desde el punto de vista social, pero no lo es diario al uruguayo Juan Carlos Onetti (1909- […] Carlos Fuentes es mucho
desde el punto de vista cultural; entonces no 1994) con especial simpatía, y al colombiano artificio, como sus ademanes. De
Cortázar sólo he leído cuentos.
tiene todas estas características, tan distintas, Gabriel García Márquez (1928) lo comparará, Me asustaron las instrucciones
tan originales, como las del indio del sur»9. En por su forma de contar historias, con doña que pone para leer Rayuela.
cualquier caso, ambos pretendieron, a pesar Carmen Taripha, vecina del pueblo de Maran- Quedé, pues, merecidamente
eliminado, por el momento, de
de no ser maestros en técnicas narrativas, re- ganí (Cuzco). Lo que Arguedas destacará de entrar en ese palacio», en José
flejar de manera fidedigna el mundo quechua la obra de los escritores antes mencionados, María Arguedas, El zorro de
arriba y el zorro de abajo,
con todas sus cargas espirituales y de una como también de la del brasileño Joao Gui- Buenos Aires, Losada, 1971, pp.
forma directa, diversa y múltiple10. marâes Rosa (1908-1967), es que ellos, al igual 17-18. De Fuentes dirá más ade-
lante: «¡Ah! La última vez que
Siguiendo en el ámbito peruano, pero que él, escriben por pasión literaria. vi a Carlos Fuentes, lo encontré
remontándonos unos siglos atrás, hay dos Menos simpatías le reportarán la obra de escribiendo como a un albañil
autores que tendrán una notable significación Alejo Carpentier (1904-1980), la de José Le- que trabaja a destajo. Tenía
que entregar la novela a plazo
en su formación literaria: el Inca Garcilaso de zama Lima (1910-1976), la de Carlos Fuentes fijo. Almorzando, rápido, en su
la Vega (1539-1616) y Pedro Cieza de León (1928) y, sobre todo, la de Julio Cortázar casa. Él tenía que volver a la
máquina», p. 26.
(1520-1560). Del primero aprenderá la histo- (1914-1984), con quien mantuvo una ardua
ria de su país y también el valor del mestizaje, polémica13. A todos ellos les recriminará ser
encarnado en la vida y obra de este autor, pero escritores profesionales y tener como único
sobre todo el intento de Garcilaso de imitar el mérito el aplicar «una técnica que se ha apren-
lenguaje de la vida real, los sonidos propios de dido y se ejerce específicamente, orondamen-
la lengua y algunas alteraciones fonéticas de te, para ganar plata».
determinadas regiones del Perú. De Cieza de Fuera ya de la literatura latinoamericana
León, mencionado en el discurso de entrega confesará en diversas entrevistas que leyó
del Premio Inca Garcilaso, le deslumbraron con gusto a algunos novelistas franceses y
las descripciones que este español, historiador rusos; entre los primeros destacará a Víctor
Singularidades de José María
del Perú, realizó en sus escritos: «ninguna Hugo (1802-1885) y específicamente dos de Arguedas como escritor
descripción del Perú nos parece más hermosa sus obras, Los miserables (1862) y sobre to- CARMEN ALEMANY BAY

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14 do Los trabajadores del mar (1866); y entre la voluntad de transmitirlos a la literatura,


Véase, «Introducción» a Los ríos
profundos (edición de Ricardo los rusos a Fedor Dostoievsky y su obra El transformándolos en materia ficcional.
González Vigil), Madrid, Cáte- sepulcro de los vivos. Mención mucho más Por lo dicho hasta estos momentos, se
dra, 1998, pp. 89-91.
general tendrán otros escritores que sin du- intuye que la tarea de investigación antropo-
15 da pertenecen al ámbito de la universalidad: lógica y etnológica ocupó gran parte de su
Una visión más extensa sobre vida, pero fue entre 1953 y 1963 el período en
este aspecto puede verse en Car-
Sófocles, William Shakespeare, Edgar Allan
men Alemany Bay, «José María Poe, Herman Melville, Arthur Rimbaud, Walt el que se concentran la mayoría de sus publi-
Arguedas y su acercamiento a lo Whitman, Tomas S. Eliot, Brecht o Albert caciones en este campo, ya que en las citadas
español a través de la antropolo-
gía, la etnología y la literatura», Camus; entre los españoles citará a Francisco fechas ocupó el cargo de Jefe del Instituto de
Relaciones entre la literatura de Quevedo y recordará El Quijote en su Estudios Etnológicos del Museo de Cultura.
española e hispanoamericana
en el siglo XX. América sin nom-
novela El Sexto. De entre todas las investigaciones antro-
bre, 3 (2002), pp. 5-13. Tampoco se nos escapa su lectura de algu- pológicas y etnológicas queremos señalar su
16
nas obras de William Faulkner (1897-1962), libro Las comunidades de España y del Perú
Puede verse la relación de artícu- autor decisivo para los escritores del boom, (1968), un trabajo por el que se recibió como
los que sobre este tema publicó y fundamentalmente Las palmeras salvajes doctor en Etnología en 1963 por la Univer-
el autor en Carmen Alemany
Bay, «Bibliografía de y sobre (1939), novela decisiva para la configuración sidad de San Marcos de Lima. Se trata de un
José María Arguedas», en Ro- de Los ríos profundos. El entusiasmo por esta estudio comparativo entre dos pueblos agrí-
vira, José María Arguedas.
Una recuperación indigenista,
obra quedó manifiesto en una carta que envió colas de la región de Zamora pertenecientes
pp.136-137. a Manuel Moreno Jimeno el 4 de abril de 1941 al partido judicial de Sayago, Bermillo y La
donde, por otra parte, admite su ignorancia de Muga, y algunas regiones del Perú andino. La
la «literatura americana»14. investigación fue realizada en 1958, y las po-
Si algún sentido tiene elaborar el elenco blaciones citadas fueron elegidas por el perua-
de escritores destacados por el propio José no por ser pueblos aislados y con un acusado
María Arguedas, es por las posibles conclu- retraso social respecto a otras comunidades
siones que de éstas pueden derivarse. Desde españolas. José María Arguedas quedó sor-
nuestro punto de vista, intentó sacar de cada prendido por las múltiples semejanzas entre
una de estas lecturas una experiencia abocada estas y las poblaciones de la sierra peruana.
a extraer aquello que le sirviese para contar Su experiencia en tierras españolas y sus
su mundo desde adentro; de ahí que sea fun- investigaciones en esta zona tendrán al menos
damental la lectura de autores universales y dos aspectos reseñables. En su estadía en Es-
también de escritores latinoamericanos que paña conoció y le entusiasmaron dos ensayos
como él intentaron acercarse a un mundo de Joaquín Costa citados con frecuencia en
similar al suyo, a los que entienden la lite- Las comunidades de España y del Perú, nos
ratura como necesidad y no como profesio- referimos a Colectivismo agrario y a Derecho
nalidad. consuetudinario. Es curioso que un neoindi-
genista como José María Arguedas lea con
La antropología y etnología en la narrativa profundidad a un krausista como Joaquín
arguediana15 Costa, tal como lo hiciera años antes en Es-
paña otro narrador, el indigenista boliviano
La verdadera fuerza de la narrativa de José Alcides Arguedas, quien compartió las ideas
María Arguedas, en cualquier caso, no nace de krausistas españolas y las consideró como
sus conocimientos literarios sino de la utiliza- modelo para solucionar el problema indígena
ción que él hace de sus estudios etnológicos y en su país. Por otro lado, y este aspecto sí
antropológicos, así como de la aplicación de fue muy decisivo para su pensamiento y su
estos a su narrativa. Desde nuestro punto de obra, se dio cuenta de que el futuro, y tam-
vista, aquello debe ser considerado como una bién el pasado, de los pueblos andinos tienen
originalidad y no como una diferenciación que tener indispensablemente en cuenta –y
marginal. Sus estudios y publicaciones en este no siempre de forma negativa– el referente
campo16 siguen siendo hoy en día referentes, español, idea que plasmó de forma definitiva
y es que el autor de Los ríos profundos estuvo en Los ríos profundos que fue publicada en el
siempre al tanto de los avances de estas disci- mismo año de su estancia en España.
plinas. Asimismo, estas investigaciones, que Las novelas y cuentos de José María Ar-
formarán parte de su trabajo como docente y guedas, a medida que van avanzando sus
Singularidades de José María
Arguedas como escritor como investigador, concurrirán en un mismo conocimientos sobre la cultura española –gra-
CARMEN ALEMANY BAY fin: el conocimiento de la cultura quechua y cias, insistimos, a sus estudios de antropo-

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logía y etnología– evolucionarán hacia la rios que al menos en el lenguaje español o se 17


Ángel Rama, «Diez problemas
convicción de que la fusión de culturas es desconocía o se había olvidado. para el novelista latinoamerica-
imprescindible para entender el pasado del El convencimiento de que la fusión de no», Casa de las Américas, 26
(octubre-noviembre de 1964),
Perú, pero también para construir un sólido ambas lenguas, aunque con predominio del p. 22.
futuro exento de aculturación. Es por ello que castellano, era una forma legítima de explicar
la obra arguediana, que empezó con marcadas la realidad del mundo andino fue expresado 18
Este proceso de asimilación y de
diferencias entre las culturas que integran el sin paliativos en un artículo del año 1939, catadura de nuevos lenguajes se
Perú, pasará por un proceso de necesaria in- «Entre el kechwa y el español». En esas pá- irá configurando, fundamental-
mente, a través de dos etapas si
tegración y, tras esa aceptación, sus ficciones ginas destacó que el primero era un idioma seguimos lo dicho por William
derivarán hacia los profundos cambios de su «sin prestancia y sin valor universal» para la Rowe en Mito e ideología en
la obra de José María Argue-
país en los años sesenta. literatura, y que por ello el mejor camino era das, Lima, Instituto Nacional de
la construcción de una lengua literaria mixta, Cultura, 1979, pp. 61-63. En la
La búsqueda de un lenguaje singular hecha fundamentalmente de habla española primera, en la que se incluirían
los cuentos de Agua y su novela
pero con sintaxis, palabras y frases prove- Yawar Fiesta, Arguedas intentó
Si la formación literaria de José María nientes del quechua; en palabras de Arguedas, una mezcla lingüística del espa-
ñol y del quechua, aunque desde
Arguedas lo dota de originalidad, así como «encontrar los sutiles desordenamientos que el punto de vista cultural predo-
la integración de elementos antropológicos harían del castellano el molde justo, el instru- minase la cultura indígena. En la
segunda, a partir de Diamantes
y culturales a sus textos, de trascendente po- mento adecuado»18. y pedernales y de manera plena
dríamos calificar la búsqueda de un lenguaje Si estos son los objetivos19, necesario es en Los ríos profundos, Arguedas
singular que sin duda sorprende a cualquier aclarar los procedimientos. Ya se han señalado optó por introducir mecanismos
más sutiles en ese intento de que-
lector que se acerque a sus obras. No es ex- algunos, pero cabría insistir en la alteración chuización de la lengua castella-
traño por tanto que la crítica haya insistido del orden lógico de la frase por la dislocada na. Estos se resumirían, según el
citado crítico, en la variación del
en este aspecto de la obra arguediana. Los sintaxis y el reiterado empleo del gerundio orden gramatical y en un orden
trabajos de Alberto Tauro, Sebastián Salazar que frena el ritmo temporal creando la sensa- especial de las palabras que
aparecen determinados por el
Bondy, Edmundo Bendezú, Juana Martínez y, ción de lentitud; asimismo, se favorece cierta continuo uso del asíndeton y de
sobre todo, Alberto Escobar, William Rowe y ambigüedad en la concordancia de las pala- las repeticiones.
José Antonio Rodríguez Garrido nos señalan bras y se incluyen vocablos quechuas en el 19
la importancia del intento de quechuización interior de los textos. Para que aquellos sean Según Antonio Cornejo Polar, la
del español que intentó José María Arguedas traducibles por el lector, Arguedas utiliza va- búsqueda de ese nuevo lenguaje
se proyectaría hacia dos metas.
y sus repercusiones en la literatura latinoa- rios recursos que van desde la introducción de Por una parte, que el lenguaje
mericana como valor de modernización. Este palabras o frases en quechua, y a continuación tenga la capacidad de men-
cionar las dimensiones inéditas
aprovechamiento literario de su condición de la traducción al español; hasta la explicación del hombre y del mundo, es
bilingüe será, según Ángel Rama, la empresa semántica del término quechua y a partir de decir, revelar lo que aún no se
«más difícil que ha intentado un novelista en ésta la introducción de descripciones que ha revelado: la intimidad del
mundo indio; y otra, que esta
América»17. en ocasiones nos remiten a su labor como revelación no se limite a la ex-
El conocimiento del quechua antes que etnólogo; el caso más paradigmático es el presión sino que se resuelva en
comunicación, en «El sentido de
del castellano («mi lengua predominante era comienzo del capítulo VI de Los ríos profun- la narrativa de Arguedas», Re-
el quechua. Hasta los nueve años hablaba dos. El resultado es lo que Juana Martínez ha vista Peruana de Cultura, 13-14
(diciembre de 1970), p. 40.
muy poco español y dominaba el quechua»), denominado la «transcripción simultánea» al
capacitó excepcionalmente a nuestro autor español de las palabras quechuas: se interviene 20
para crear una lengua en la que se estableciese en quechua pero la voz se deja oír en español. Juana Martínez, «Acerca de Los
ríos profundos y José María Ar-
una íntima relación entre la experiencia y el De esta forma no hay dificultad para com- guedas», en José María Argue-
lenguaje, buscando siempre la armonía entre prender el texto y el lector acaba aceptando das, Los ríos profundos (edición
de Juana Martínez), Madrid,
las dos lenguas y que el resultado fuese, en estas transformaciones de forma natural20. Anaya & Mario Muchnik, 1995,
la medida de lo posible, un lenguaje unívo- Esta lengua ficticia, artificial, nos puede p. 311.
co y universal. Esta experimentación y este dar impresión de realidad; pero no debemos
atrevimiento verbal suponen la sacralización caer en el engaño, ya que se trata de un recur-
del lenguaje y sacar a éste de su uso normal, so lingüístico en el que José María Arguedas
no sólo para expresar a través de la escritura buscó la forma de trasmitir su cultura princi-
el pensamiento y las costumbres quechuas, pal, la quechua. No sólo ésta fue su intención,
sino desde el convencimiento de que se le sino que pretendió que su visión del mundo
está dando a la literatura una nueva vida. Con fuese conocida como una realidad más de ese
esta proeza lingüística Arguedas consiguió la complejo mundo que es América Latina.
Singularidades de José María
creación de un lenguaje y un universo litera- Arguedas como escritor
CARMEN ALEMANY BAY

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21 Las ficciones de José María Arguedas natural y que pase a ser un ingrediente más de
El autor afirmó en «La narrativa
en el Perú contemporáneo» que la visión de su mundo.
«en este pequeño libro de relatos Como ya hemos señalado, José María Será en Los ríos profundos24 cuando José
están descritos dos elementos
del mundo andino: el odio y la
Arguedas, a través de sus novelas y relatos, María Arguedas logre la plena integración de
ternura. El odio, odia, odia con se convirtió en un intérprete del mundo an- ambas culturas: la española y la quechua. A
todas sus fuerzas a los que lo partir de una serie de imágenes que el autor
explotan y a los que lo odian a
dino en sus primeras obras y, poco a poco,
su vez, pero hay un hecho que su punto de mira se fue ampliando al integrar incluye en el primer capítulo podemos llegar
es muy importante: en los indios en este proceso literario su visión sobre lo a la conclusión de que Arguedas aboga por
el odio no es más grande que
la ternura, porque entre ellos se español con el fin de explicar su país a tra- un Perú mestizo, fuertemente cargado de he-
aman intensamente, y esto hace vés de la fusión de culturas. En sus últimas rencia indígena, pero también con presencia
que el odio sea verdaderamente
un odio de tipo fecundo y no
obras, en cambio, nos ofrecerá una visión de lo hispánico: el muro incaico y la María
un odio perturbador», op. cit., integral del Perú, y en todo este proceso Angola, el Viejo y el adolescente Ernesto, el
p. 43. pongo y el Cristo de la Catedral, o la Catedral
serán fundamentales los aportes de cada una
22 de las singularidades que hemos señalado y la alegría de los ríos. No sólo los espacios
Antonio Cornejo Polar, «Un con anterioridad. son decisivos, también el lenguaje a través
ensayo sobre `los zorros´ de
Arguedas», en José María Ar- Con la publicación de su primer libro de la fusión del español y el quechua. Como
guedas, El zorro de arriba y de cuentos, Agua, el autor va desgranando el mismo autor subrayó, en Los ríos pro-
el zorro de abajo (edición crí-
tica de Eve-Marie Fell), Madrid,
un universo, el andino, en donde muestra fundos halló «los sutiles desordenamientos»
CSIC, Colección Archivos, 1990, claramente una posición política a través de que hacían del castellano «el molde justo, el
p. 297. instrumento adecuado» para conseguir sus
la descripción de la vida en el pueblecito de
23 San Juan de Lucanas. En apariencia, poca ori- propósitos: acercar al lector no familiarizado
Rita Gnutzmann, Novela y cuen- ginalidad encontramos en estos tres cuentos con el mundo andino a las cosas que él vivió
to del siglo XX en el Perú,
Alicante, Cuadernos de América de factura cuantitativamente asimétrica, sin y conoció en profundidad.
sin nombre, 2007, p. 85. Ello no embargo, concurren algunos rasgos que mar- El niño Ernesto nos describirá en las pri-
es óbice, como sigue apuntando
Gnutzmann, para que «el capí-
carán su obra posterior y que serán identifica- meras páginas de la novela la sensación de
tulo II, `El despojo´, se convierta tivos de su producción literaria21. Entre ellos, vida que transmite el muro inca, y frente a
en un verdadero ensayo socio- esa emoción encontramos otras sensaciones,
lógico sobre el abuso (robos de
la inclusión de un protagonista infantil, blan-
los mistis, rebelión de los indios co, que vive en la sierra peruana y, como ha ahora de sufrimiento y de tristeza, que trans-
y el consiguiente escarmiento». señalado Antonio Cornejo Polar, será a partir mite el sonido de la campana de la catedral,
Y como se advierte a pie de
página, en la novela «existe una de estos cuentos cuando se diseñe la persona- la «María Angola». Su sonido, lleno de poder
auténtica estratificación y ampli- lidad cultural de Arguedas como personaje22. trasformador y de una significación muy es-
ficación social: mistis (principales
y menos principales), comuneros
De manera específica, uno de los cuentos de pecial para los cuzqueños, se oye en los gran-
(indios de ayllus y, los inferiores, Agua, «Warma kuyay» –que previsiblemente des lagos donde «a su canto triste –nos dice el
punarunas y los concertados), narrador– salen del agua toros de fuego, o de
además los «chalos», emigrantes
fue escrito antes de «Los escoleros» y del que
aculturados venidos de Lima con da título al libro–, podríamos considerarlo oro, arrastrando cadenas» (p. 17). Estos toros
ideas socialistas (mariateguia- como precedente de su novela Yawar Fiesta. –símbolo español– serían antiguas serpientes
nas). Pero también se distinguen
los «mistis» socio-culturalmente: Además, el autor describe en las páginas de –amarus– convertidas por «María Angola»:
el tradicionalista don Julián, in- este relato algunos juegos indígenas propios «Pensé que esas campanas debían ser illas,
fluido por la cultura indígena
frente a los terratenientes moder-
de la sierra peruana, lo que supone la inclu- reflejos de la María Angola, que convertiría
nos unidos al poder y al dinero sión de observaciones que nacen de su labor a los amarus en toros. Desde el centro del
exteriores a la sierra». mundo la voz de la campana, hundiéndose en
como antropólogo y que pasará a ser una
24 constante en títulos posteriores. No debemos los lagos, habría transformado a las antiguas
Algunos de los argumentos ex- olvidar, por otra parte, que la fusión de fic- criaturas» (p. 17). No será la primera ni la úl-
puestos en la explicación de
Los ríos profundos proceden del ción y antropología era inédita en la novela tima vez que José María Arguedas haga refe-
artículo escrito en colaboración indigenista. rencia a los amarus, en un artículo publicado
con José Carlos Rovira y titula-
do «Sobre algunas visiones de
Su primera novela, Yawar Fiesta, supo- en Cultura y Pueblo los define de la siguiente
lo español y una perspectiva ne una superación del esquema indigenista, manera: «Antiguo dios, el Amaru, que tenía
indigenista», en Actes du Co- forma de serpiente y vivía en el fondo de
lloque Almoreal. Espagnols et
ya que la lucha entre los dos poderes no se
Hispano-Américains des XIXº et centra en lo social, sino en la reivindicación los lagos, fue trasformado en toro, según las
XXº siécles: représentations réci- cultural23. Pero podríamos añadir algo más, creencias indígenas». Una mutación en la que
proques, Le Mans, Université du
Maine, 1990; específicamente Arguedas se aleja en esta entrega de los un símbolo propiamente incaico se ha trans-
las pp. 103-105. conflictos socioeconómicos presentes en la culturado en un símbolo español.
novela indigenista y opta por incorporar un No menos significación tendrá la catedral,
Singularidades de José María
Arguedas como escritor planteamiento de índole telúrica que ayuda a construida, como dice el padre de Ernesto
CARMEN ALEMANY BAY que la presencia de lo español sea mucho más en la novela, por «el español, con la piedra

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incaica y las manos de los indios»; mestizaje centrado fundamentalmente en el mensaje, ya 25


José María Arguedas, Indios,
entre lo indio y lo español o un sincretismo que intenta ofrecernos una visión totalizadora mestizos y señores (compila-
cristiano con aporte andino. Y aquí podría- de la situación social, política, cultural y eco- ción e introducción de Sybila
Arredondo de Arguedas), Lima,
mos sacar nuevamente a colación otro texto nómica de Perú mediante un diseño ficcional Horizonte, 1985.
en el que Arguedas relaciona la ficción con en el que se entremezclan la realidad y la
la investigación. Nos referimos a «El nuevo utopía. La diferencia insalvable que entre los 26
Véase, Martínez, op. cit., p.
sentido histórico del Cuzco», reproducido en indios y los blancos aparecía en sus primeros 301.
Indios, mestizos y señores, y en donde el au- escritos se convierte en esta novela en un
27
tor reflexiona sobre el sincretismo de algunas mestizaje casi ideal que podría vislumbrarse José María Arguedas, «No soy
construcciones cuzqueñas como la catedral: como posible solución al galopante proceso un aculturado»; palabras pro-
nunciadas en el acto de entrega
de aculturación que según el autor estaba del Premio Inca Garcilaso. To-
[los españoles] no pudieron o no quisieron derruir sufriendo su país. mamos la referencia de Rovira,
los cimientos de algunos templos o residencias; sin De diferente talante será su última fic- José María Arguedas, op. cit.,
p. 40.
sospechar que esto también llegaría a ser un símbolo ción, publicada póstumamente, El zorro de
y una imagen del futuro mundo peruano. [...] En arriba y el zorro de abajo. La novela se
los siglos duros y brutales de la Colonia germinó desarrolla en el costeño puerto de Chim-
un nuevo Perú que hoy parece muy próximo a su bote, paradigma del nuevo Perú y a su vez
definición. El pueblo español llegó para fecundar el un universo degradado por las constantes
Nuevo Mundo, no sólo para conquistarlo25. transformaciones industriales que han traído
consigo la desintegración social y cultural
Y el niño Ernesto sale del Cuzco entre las de los indios y de los sectores marginados.
imágenes de la tristeza que auditivamente le Este hilo argumentativo se entremezcla con
ha trasmitido la campana, o visualmente el cuatro diarios y un epílogo autobiográficos
Cristo arguediano. Pero esta imagen del Cru- e insiste sobre todo en la imposibilidad de
cificado sintoniza con la visión que del indio seguir escribiendo y, como consecuencia, el
tiene Arguedas, y así lo dejó explicitado en incansable deseo de poner fin a su vida. Los
«El valor poético y documental de los him- citados fragmentos se fusionan con otro re-
nos religiosos quechuas», incluido en Indios, lato, una leyenda indígena que fue escrita en
mestizos y señores, o en el culto del indio a la quechua y que da título al libro.
cruz («La fiesta de la Cruz») perteneciente al El autor de Los ríos profundos, quizá a
citado libro. esas alturas, al borde del suicidio, fue cons-
En definitiva, como apuntó el autor en ciente de las dificultades reales de llevar a
«La sierra en el proceso de la cultura perua- cabo un mestizaje auténtico, sin acultura-
na», cuando una cultura es invadida por otra, ción, máxime cuando otras fuerzas imperio-
pero la sometida tiene una profunda historia sas e imperialistas estaban rearticulando la
«el sometimiento al estado de servidumbre no idiosincrasia del país. A pesar de ello, en su
la destruye, se produce un inevitable estado discurso de entrega del Premio Inca Garcila-
de intercambio, de mestizaje con la cultura so, que fue incluido en El zorro de arriba y
invasora»26. No sólo eso queda plasmado en el zorro de abajo, insistirá en la integración
Los ríos profundos, José María Arguedas ha de las dos culturas principales del Perú, la de
logrado además introducir en su justa medida la sierra y la de la costa, y también en otra
todo aquello por lo que venía luchando desde de orden superior, la quechua y la española;
hacía años: un lenguaje preciso, la fusión de pero más allá de todo ello: «Contagiado para
la literatura y la antropología, la interacción siempre de los cantos y los mitos, llevado
de dos culturas, la lucha de los indígenas por la fortuna hasta la Universidad de San
representadas por las chicheras y la revela- Marcos, hablando por vida el quechua, bien
ción del espacio autobiográfico de su niñez incorporado al mundo de los cercadores, vi-
y juventud. sitante feliz de grandes ciudades extranjeras,
Su siguiente novela, Todas las sangres, intenté convertir en lenguaje escrito lo que
supone otro intento de superación narrativa era como individuo»27.

Singularidades de José María


Arguedas como escritor
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