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Micaela Conde San Pablo 2do 3

La importancia de la entrada en calor

Muchas veces no se le da la importancia necesaria a la entrada en calor, ya que puede resultar


tediosa o aburrida. Sin embargo, es una parte fundamental para el cuerpo, ya que es necesario
prepararlo antes de realizar una actividad física.
La entrada en calor favorece a la circulación de la sangre y aporta oxígeno a los músculos, los
cuales toman temperatura, logrando una mayor elasticidad y eficiencia.

Además de ayudar a la musculatura, una preparación apropiada prepara también los sistemas
cardio-respiratorio (corazón y pulmones) y neuromuscular (nervioso y muscular), acelerando los
latidos del corazón y aumentando la transpiración.
También, para evitar alguna lesión en el músculo es recomendable que la entrada en calor
dure aproximadamente 15 minutos.

Ejercicios de entrada en calor


Algunos de los ejercicios para entrar en calor son:

Girar la cabeza intentado completar un círculo.

De pie, inclinarse hasta tocar las puntas de los pies con los dos brazos.

Apoyar el brazo en una pared y girar suavemente todo el cuerpo en el otro sentido.

Mover la cabeza hacia un lado y juntar las dos manos, estirando al mismo tiempo
cuello y brazo.

Una mano toma el codo de la otra, que busca el omoplato opuesto.

Sentarse, unir las dos plantas de los pies y acercar las rodillas al piso lo más
posible.

Sentado, estirar una pierna y flexionar la otra. Buscar tocar la punta del pie
estirado.

Posarse en cuclillas e intentar aguantar la posición.

Sentado, con una pierna extendida y la otra flexionada (pasando por arriba de la
extendida) girar el cuerpo y buscar estirar hombros y piernas a la vez.
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Apoyar ambos brazos sobre el marco de una puerta e imitar el movimiento de


atravesar la puerta.
Tomar un tobillo con las dos manos y llevarlo a la altura del pecho, o la frente, con
el otro pie estirado.

Apoyado una mano contra una pared, intentar llevar con la otra la punta del pie a la
cola, y aguantar esa posición.

Hacer sentadillas.

Estirar los brazos hacia lo alto y tomar una muñeca con la otra mano, luego
inclinarse hacia el costado.

Acostado con las piernas flexionadas, agarrar la cabeza y levantarla hasta sentir
una tensión suave en la región de la nunca.

Con ambas manos pegadas a una valla o pared, dejar caer la mitad superior del
cuerpo.

Entrelazar las manos y estirarlas hacia arriba.

Levantar una pierna y estirarla, inclinando el cuerpo de costado hacia ella.

Acostado con las piernas flexionadas, extender ambos brazos en diferente sentido.

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