La ponencia realizada este miércoles en la Corte Constitucional derivó en
la no aprobación de la Ley de Financiamiento. Esta ley busca solventar una parte del presupuesto destinado para el año en curso, hacer reformas en materia tributaria y obtener ingresos para los diferentes programas del Gobierno Nacional.
La mayoría de los magistrados coincidieron en que esta ley presenta
violaciones en principios claves como: publicidad, consecutividad y deliberación en las leyes. El fallo de inconstitucionalidad decretado solo producirá efectos hacia el futuro, sin afectar en ningún caso las situaciones jurídicas consolidadas.
El objetivo de dicha ley es cubrir el hueco fiscal que tiene el país.
Básicamente se define como una reforma tributaria que busca sanear las deudas del Estado, en donde, a finales del año pasado, se estipuló que la Nación requeriría $14 billones para equilibrar el presupuesto y la Ley de Financiamiento pretendía aportar la mitad de los recursos, unos $7,13 billones aproximadamente.
El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, manifestó que esta
determinación le costaría al país cerca de mil billones de pesos en los próximos 10 años.
Cabe la pena recordar que, una sentencia de inconstitucionalidad diferida,
o de constitucionalidad temporal, es aquella por medio de la cual el juez constitucional constata que la ley sometida a control es inconstitucional, pero decide no retirarla inmediatamente del ordenamiento, por lo cual el Tribunal Constitucional establece un plazo prudencial para que el legislador corrija la inconstitucionalidad que ha sido constatada.
Debido a lo anterior, la ley tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre del
presente año y, en conformidad con el alto tribunal, se dará un espacio para que el Gobierno actual presente un plan B antes de finalizar el año, el cual entraría en rigor a partir del 2020. De lo contrario, a partir del 01 de enero de 2020, entrarían en vigencia (de forma simultánea) las normas derogadas o modificadas por la Ley 1943 de 2018.