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CONSULTA

DIEGO FERNANDO CASAS LOPEZ

TOPOGRAFIA

¿QUE ES UNA CONSTELACIÓN SATELITAL?

Es un sistema que complementa las capacidades de dos o más satélites en órbita,


a fin de optimizar sus servicios con referencia a aquellos obtenibles por cada satélite
de manera individual.

Los motivos para lo anterior pueden ser varios, dependiendo de la misión en


particular de que se trate. Por ejemplo, tres satélites en órbita geoestacionaria
pueden proporcionar el servicio simultáneo de comunicaciones a prácticamente
todo el planeta, exceptuando los polos (Arthur C. Clarke, 1945). Claro está, estas
posiciones orbitales son altamente demandadas, y las capacidades que los satélites
requieren también son mayores, debido principalmente a la mayor altura de esta
órbita.

Cuando los satélites no estén en órbita geoestacionaria sino en una órbita mas baja,
la velocidad de su órbita es mayor en comparación a la rotación del planeta, lo que
implica tiempos reducidos de cobertura a nivel de superficie terrestre, mientras que
una constelación permitirá mantener la cobertura sobre el mismo punto en
particular. Ejemplo de lo anterior es la constelación

Hay dos tipos de constelaciones básicas: de fase y aleatorias. Las constelaciones


de fase tienen satélites en posiciones constantes relativas entre ellos; este tipo de
constelación necesita un buen control de órbita. Por otro lado, las constelaciones
aleatorias evitan tener un control orbital complejo y pueden usar entonces satélites
mucho menos complejos. Sistemas inalámbricos de comunicación personal.
Domingo Lara Rodríguez. Editorial Marcombo, 2001.
En el diseño de las órbitas a utilizar en una constelación se persigue optimizar el
número de satélites conforme a la cobertura requerida. Para ello existen modelos
como el Método de Walker, de las “calles de cobertura”, o el método de Draim.

Entre los retos que conlleva la operación de una constelación se encuentra las
comunicaciones entre los satélites (inter-satellite links o ISL), mismo que requiere
de equipamiento extra, lo que implica agregar peso y consumo de energía en las
unidades en órbita.

Claro está que cuando los satélites son cubesat, adicionalmente deben respetarse
las normas respectivas.

En mi opinión, la banda S (reservada para aplicaciones satelitales, de la misma


forma que las bandas C, Ku, y Ka, ampliadas y/o modificadas) se ha posicionado
como el recurso para la interconexión en órbita de cubesats, particularmente por
estar definido en un solo rango de frecuencias, con bajos requerimientos de
potencia, así como por su limitada dispersión, al formar parte de la banda de
microondas del espectro radioeléctrico. Inclusive, puede ser un factor para optimizar
equipamiento de telecomunicaciones, ya que al ser poco vulnerable a las
interferencias ambientales, también puede ocuparse para la interconexión con el
segmento terrestre.

También es posible utilizar las frecuencias comerciales de VHF o UHF. Aquí la


dificultad estriba en localizar segmentos disponibles.

La densidad de información también es un factor que se debe analizar, a fin de


implementar una estrategia de distribución de datos en un cluster dinámico, en
concordancia con los traslapes de cobertura entre los equipos de la constelación.
Como estructura para prueba de software, la Technische Universität Berlin tiene
programado para lanzamiento a finales de este año su misión SNET, que permita
desarrollar y probar protocolos adecuados de comunicaciones altamente integrados
para su uso en el espacio.
Una de las aplicaciones en donde es crucial contar con una constelación satelital y
de hecho de las mas exitosas es un sistema de posicionamiento. Básicamente,
determinan la posición del usuario mediante el cálculo del tiempo transcurrido en la
transmisión de una señal de radio, codificada para sincronizar. Al comparar la señal
recibida con su código generado localmente, el receptor determina el tiempo de
propagación. Estos tiempos producen una gran cantidad de puntos, con
coordenadas en tres planos, en los que se podría localizar el receptor. En otras
palabras, se dibuja una esfera imaginaria. Pero si se agregan mas satélites de la
constelación, la ubicación del receptor se precisa considerando solo las
intersecciones entre esferas.

Cada esfera es producto de la medición del tiempo de propagación entre un satélite


y el receptor. (L. E, 2007)

Las constelaciones de satélites de órbita baja para aplicaciones de comunicaciones


tienen la ventaja sobre los satélites geoestacionarios de requerir menos potencia de
transmisión y recepción, así como causar menos retraso en la propagación de las
señales, sin embargo tienen el inconveniente de ser mucho más complejas en su
operación que un sólo satélite geoestacionario. En primer lugar, es necesario lanzar
muchos satélites que deben ocupar órbitas precisas. Esto requiere de mejor
coordinación de los servicios de lanzamiento y operación del segmento espacial que
en el caso de un solo satélite geoestacionario.

Además, para prestar sus servicios, es preciso que los satélites se comuniquen
constantemente entre si y se coordinen de manera compleja, ya que el paso de un
satélite por una región dada dura unos cuantos minutos. Esto quiere decir que la
comunicación con los usuarios en Tierra debe de pasar constantemente de un
satélite a otro para que no se produzcan interrupciones. Una forma de
conceptualizar a las constelaciones de satélites de comunicaciones de órbita baja
es como si fueran torres de un sistema de telefonía celular, con la particularidad de
que en vez de que estén fijas, se están moviendo en relación a la Tierra. Es así que
al igual que los servicios de telefonía celular terrestre son más complejos que los
servicios de telefonía fija, las constelaciones de satélites de comunicaciones de
órbita baja son más complejas que un solo satélite geoestacionario, tanto en el
segmento espacial como en el terrestre. Esta complejidad explica el porqué las
constelaciones de satélites de comunicaciones aparecieron mucho después que los
satélites geoestacionarios.

Es fácil darse cuenta que, a diferencia de los satélites geoestacionarios, no existe


una sola solución en términos de una constelación para dar servicio de
comunicaciones a una región dada. En el caso de los satélites geoestacionarios, de
manera muy simplista solamente se requiere definir un solo parámetro: la longitud
geográfica o posición orbital en donde se alojará el satélite. Este único parámetro
define la cobertura geográfica del sistema de comunicaciones. Para el caso de una
constelación de satélites de órbita baja hay muchos más parámetros que escoger,
tales como la altura e inclinación de las órbitas y el número de satélites en cada
órbita, entre otros, para asegurar la cobertura y la calidad del servicio de las
comunicaciones.
En la actualidad, existen varias constelaciones de satélites de órbita baja en
operación que ofrecen servicios de comunicaciones. Entre las más conocidas están
la de Iridium y la de GlobalStar, por lo que daremos una breve reseña de cada una
de ellas.

Constelación Iridium

La constelación de Iridium fue el primer proyecto diseñando para dar servicio de


comunicaciones inalámbricas globales por satélite utilizando satélites órbita baja.
Se empezó a desarrollar en la década de los 90 del siglo pasado bajo la dirección
de la empresa Motorola y se convirtió en el proyecto espacial civil más ambiciosos
de su tiempo. La constelación se concibió originalmente con 77 satélites y de ahí
tomó el nombre de Iridium, en referencia al elemento Iridio que tiene el número
atómico 77 y los satélites que evocan la imagen del modelo atómico de Bohr, en
donde los satélites son análogos a electrones que orbitan alrededor de la Tierra
como su núcleo. Con el tiempo, el número de satélites se limitó a 66 satélites activos
más algunos de repuesto.

La constelación de satélites Iridium proporciona servicios de voz y datos a


terminales satelitales en todas las regiones de la Tierra. La constelación consta de
66 satélites activos en órbita y satélites de repuesto adicionales para servir en caso
de falla. Los satélites se encuentran en órbita terrestre baja a una altura de
aproximadamente 780 km y a una inclinación de 86.4°. Los satélites se comunican
entre si a través de enlaces en banda K por medio de cuatro enlaces inter-
satelitales: dos con sus vecinos de adelante y atrás en el mismo plano orbital y dos
con satélites en planos contiguos a ambos lados. Los satélites orbitan en órbitas
polares que tienen un periodo de aproximadamente 100 minutos. Los 66 satélites
activos están distribuidos en 6 planos orbitales espaciados 30°, con 11 satélites en
cada plano (sin contar los repuestos). En su conjunto, los 66 satélites son suficientes
para cubrir toda la superficie de la Tierra en todo momento. El siguiente video
muestra cómo están conformados los satélites en la constelación Iridium.

Constelación GlobalStar

La constelación GlobalStar consta de 48 satélites de órbita baja con cuatro satélites


adicionales de repuesto.

Cada satélite de GlobalStar consta de una antena, un cuerpo trapezoidal y dos


paneles solares. En la Figura 1 se muestra la conformación de un satélite típico de
GlobalStar. Los satélites operan a una altura de 1,414 kilómetros y están colocados
en 8 planos orbitales de seis satélites cada uno, inclinados a 52° con respecto al
ecuador. En estas condiciones la constelación es capaz de proporcionar servicios
de comunicaciones en la Tierra desde los 70° de latitud norte hasta 70° de latitud
sur. En la Tabla 1 se muestra un resumen de las características de la constelación
GlobalStar.

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