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Libro Del Arte Cennino Cennini PDF
Libro Del Arte Cennino Cennini PDF
— de los materiales y el instrumental, y hace
que la obra de arte destaque frente 2 la inercix de la
naturaleza.
Tras un breve intermedio dedicado a los pinceles, pa-
ralelo al de los lépices que pone fin a la parte dedicada al
dibujo, vienen los capitulos quiza mas famosos del trata-
do. Dedicados a la pintura al fresco, siguen siendo la des-
cripcién mas exhaustiva —hasta la fecha— de una técni-
ca que desde Florencia se fue extendiendo, a lo largo del
siglo XIV, a toda Europa, y que Cennino Cennini nos des-
cribe basandose en experiencias personales realizadas en
el taller de Agnolo Gaddi. En ellas se basa también una
interesante teoria sobre los colores tornasolados (capitu-
los LXXVII y LXXX) que refleja muy especialmente la
tendencia del taller de Agnolo Gaddi a seguir regias cro-
miticas sofisticadas y tardogoticas frente a la rigida plas-
ticidad del color de Gioxto.
Tras los capitulos sobre el fresco, el «Libro del Arte»
trata, en el capitulo LXXXIX, el tema de la pintura al
dieo”” y otras técnicas secundarias. En el capitulo CHIL
vuelve a hablar de Ja pintura sobre tabla, «que es la mas
dulce y la mds nitidan, ademas de sex la mas adecuada,
por su pulcritud y funcionalidad, al rol social del artista
cortesano ™*. El tratado empieza entonces a describir to-
das las técnicas de preparacién de los retablos de fondo
dorado, la pintura en tabla y al temple més comin en la
¥ Acerca del problema de ls pintura al dleo, consulta la nota del
Cap. EXXXIX,
«¥ bas de saber que el trabajo sobve tabla —dice Cennini en el
Cap. CXLV— es propa de idalgon, ge Inliso vistendo eriopelo po-
dras pintar fo que quierass; también las séenicas son clegidas —como
la forma de vivir, ver XXIX— en consonancia con la nueva dignidad
del artista de corte, respecto al antiguo oficio del artesano medieval.
2iTalia del momento, a punto de introducirse a gran es-
cala Ja pintura al dleo sobre lienzo. Esta técnica se inicia~
ra en a Véneto hacia el 1420-30 y alcanzaré inmediata-
mente un gran éxito.
‘A partir del capitulo CL el tratado resulta menos or-
ganico. Se va desperdigando en la deseripeién de las di-
versas técnicas de las artes menores y de la decoracién,
Hegando a ocuparse incluso de la escultura. Resulta espe-
cialmente interesante la parte en que describe procedi-
mientos curiosos, como el de obtencién de moldes de
yeso a partir de figuras vivas 0 de cadaveres, que ofrece
una Panorémica fascinante sobre el realismo trecentesco
y sobre técnicas directamente enlazadas con la escultura
clésica que sigue utilizando la escultura’tardogética y la
del Quattrocento, atin no iniciado cuando Cennini escri-
be su tratado.
Ya hemos dicho que el «Libro del Arte» no contiene
anticipaciones: se limita a reflejar el estado de Ja cuestion
@i un ambiente determinado (el taller de un discipulo de
Giotto, Agnolo Gaddi). Sin embargoyée observa una de-
ficiencia en la obra: no se describe cémo realizar una
perspectiva —palabra jamas utilizada en el «Libro del /
‘Arte»— en un retablo o en un fresco, Sélo se hace una
pequefia alusion en el capitulo LXVII, cuando se ensefia
a tirar lineas con cuerda sobre un fresco. Pero se habla
anicamente de cémo se deben fijar las coordinadas hori-
zomtales y verticales, sirviéndose ademas del compas, sin
escuadra. En otro fragmento dificil y controvertido (ca-
pitulo LKXXVID) se habla de la perspectiva aérea y se re-
comienda poner en pendiente cornisas y lineas de fuga,
sin llegar a nombrar las reglas menos empiricas descritas
por Witelo y uiizadas ya “Jesde hacta tiempo por los dis
cipulos de Giotto y por los sieneses (sobre todo por Am-
brogio Lorenzetti). Cennino Cennini parece no darse
cuenta de la trascendencia del tema, con lo cual demues-
tra un escaso interés por la evolucién futura de las técni-
22
cas artisticas: baste pensar en la multitud de temas y de
problemas de perspectiva que se estdbanplanteando ya,
incluso en Padua, donde escribié el tratado, no tanto en
los frescos del gético-bizantino Guariento o del floren-
tino Giusto de” Menabuoi (cuyo estilo quiza es censura-
do en el capitulo LXVII), como en los del veronés Alti-
chiero. En efecto, este artista retomaba con San Jorge y
el Santo lo mejor de las investigaciones de Giotto sobre
Ja perspeciva, pero Cennini no le presta ninguna aten-
cin.
Y, sin embargo, en estos audaces intentos de adelan-
tarse ya a las grandiosas perspectivas del Quattrocento
tiene mucha mas trascendencia la arquitectura que en fas
soluciones escenogréficas, axonométricas y desequilibra-
das de las «Historias de la Cruz» que pinté Agnolo Gad-
di en Santa Croce. El defecto observado en ef tratado de
Cennini explica, por otra parte, la estrecha dependencia
estilistica del autor con el taller florentino en el que se for-
mé. En efecto, del estilo de los Gaddi nunca se separaria,
y.en la Corte de Francesco dei Carraresi, aunque apren-
di6 el dialecto paduano, no le descubrieron el nuevo len=
aaje pictorico que, iniciado por Giotto, seria enriqueci-
ap por su heterodoxo diseipalo Altichicro de Verona y
ya empezaba a dominar la pintura corvesana de las pe-
quefias capitales del norte de Italia. Estos silencios, estas
omisiones constituyen pruebas significativas de ia fideli-
dad de Cennini a las ensefianzas de su maestro
Coa gran agudeza, Lionello Venturi escribié en
1925: «Bl ejemplo de Giotto se iba difuminando con el
tiempo por el destumbramiento que en ls nyevos ais
produjo el color. Era légico que a Cennini le ocurriera to
‘mismo. La embestida de Giotto contra la tradicién fue
perdiendo poco a poco su virvlencia; se necesitaba la ayn-
da de otro espiritu fuerte, » cvando Cennini escribio su
° L. Venturi, Op. cit, p. 244
23obra dicho espiritu —Masaccio— atin no habia aparecido
en escena, Por eso el «Libro del Arte> no es todavia 1n
tratado del Renacimiento, aunque tampoco es un receta-
rio medieval mds. Giotto y Dante habian abievto hori-
zontes nuevos muy recientemente, y Cennino pronto vol-
veria a su verdadero oficio; pero no sin haber dicho an-
tes, ingenuamente, sin ser plenamente consciente de su va~
lor, palabras muy clevadas, muy especiales, muy Giertas».
La suerte del «Libro del Arte», investigada a fondo en
tun ensayo preparatorio de un trabajo critico mas amplio
por Gian Lorenzo Mellini °, ha sido oscura hasta hace
poco, dado que la primera edicién impresa de la obra es
de 1821; sin embargo, las ideas expresadas en ella por el
autor estén presentes en toda la cultura artistica moder-
na, desde que Vasari realizé el primer perfil biografico de
Cennino Cennini al hablar de Agnolo Gaddi y a través
de las ideas que, tomadas directamente de dicho texto *!,
el gran bidgrafo renacentista transmitié a Occidente.
Ea cultura del siglo XviIl, al mismo tiempo erudita ¢
ilustrada, emprendio la ardua tarea de realizar un inven-
tario exhaustivo de sus fuentes: asi fue recuperando el
«Libro del Arte», que yacia on las bibliotecas humanistas
J femacentistas pricticamence olvidado ¥; sin embargo,
asta I primera mitad de siglo XIX no se empezs aco:
nocer. Tambroni, Milanesi y, sobre todo, Merrifield *
—que lo divulgé en los ambientes prerrafaclistas— lo
compararon con los demés recetarios medievales, que
también habjan caido en el olvido. Obviamente, la lectu-
2 G.L. Mellini, Stedi su Ceronino Cennini en «Critica d’Artew, 1965,
22,75, pp. 48-64.
3 Yer Gls Mellin, Op. cit, pp, 48:49
_™ Este mérito le corresponde a Bandini (1775) y Bettinelli (1793) y
fue subrayado corecarene enn prineraeicin impres de Tambro~
ni (1821).
SYDIA. Meritt A weatse on painting ritten by Cemnini, Lom
doa, 1864
24
ra que se lia ido haciendo a lo largo de los aiios de la obra
de Cennini ha estado muy condicionada por las exigen-
cias culturales del momento: de ahi la interpretacin neo-
historicisca realizada por los epigonos més geniales de la
Escuela de Viena (Schlosser y Antal) y por la cultura
neoidealista italiana (Lionello Venturi, Ragghiandi, Salvi-
ni, Assunto) en Ia primera mitad de este siglo
"A partir de ellos, el cratado ha dejado de relacionarse
con los recetarios medievales para enlazar directamente
con las grandes fuentes culturales medievales y prehuma-
nistas, tras descubrirse los profundos lazos existentes en-
tre Cennino Cennini y fa estética de la época de Dante y
Giotto.
Una edicién divulgativa como la que ahora presenta-
mos no puede olvidar, légicamente, las importantes con-
tribuciones filologicas ¢ historico-criticas realizadas has-
ta la fecha sobre el tema; pero, a lo que se ha desvelado
por ahora sobre fa poética de Cennino Cennini, convie-
ne afiadir, para comprender mejor un texto tan lleno de
ideas y hechos, un comentario actual desde el punto de
wista de la historia de la tecnologéa. Este examen resulta-
ba especialmente aconsejable al tratarse de un recetario
que —reconocen todos ios expertos— pone fin a.un pro-
ceso de renovacion tecnolégica, de los procedimientos y
de los productos que, como acertadamente observa Ar-
gan, habia comenzado en el roménico. A partir de en-
tonces el punto de partida del arce dejarfan de ser los ma-
teriales nobles de fos bizantinos, utilizados como fin en
si mismo, por sus cualidades intrinsecas. La materia em-
ezaria 2 ser elaborada para espiritualizar y revalorizar
Jos elementos mas simples de la naturaleza. Esta renova-
cin consiste «bsicamente en la utilizacién de materiales
poco nobles; si adquieren valor por el tratamiento que re-
ciben o por su elaboracién, tanto mejor; y cuanto més ba~
% Ver Il pungolo dell’Arte, Venezia 1956, pp. 71 y 83.jos son dichos materiales y menos apreciados, mayor es
el mérito del que los revaloriza “°». Esto permite subra-
yar la seriedad y valider cientiica del recetario de Cen-
nini y, por otra parte, insertarlo en esa historia de la cien-
cia que en nuestros dias se intenta a duras penas recons-
truir. Se demuestra asi la necesidad de descubrir las fuen-
tes y evolucion de Jas «ciencias naturales» y se confirma
que la reivindicacion de la pintura como un arte liberal
realizada por Cennini en el proemio a su obra no era
un sinsentido. También se observa la estrecha relacién
existente entre arte y ciencia. Relacién que nosotros jus-
tificamos'y afirmamos con premisas diferentes, menos
miticas 0 escolésticas, pero igual de firmes. Premisas
como la que considera que la obra cognoscitiva no se re-
duce al proceso l6gico-formal y cientifico-matematico,
sino que también es el resultado del trabajo del artista y
del hombre de la calles que el pintor siempre ha sido un
investigador, un hombre de ciencia (y en la actualidad
~tiendé a volver a serlo, al-haber estallado una revolucion
contra el empobresimiento téenco de Jos atmos sighs,
en los que la pintura se habia concentrado casi exclusi-
vamente en la pintura al dleo sobre lienzo), un investiga-
dor sui generis, si se quiere, pero ligado al mundo de la
ciencia y al campo de la economia, atin siendo un cien-
tifico sobre todo del lenguaje y de la expresion. De he-
cho, durante siglos la ciencia, y muy especialmente la qui-
mica, como veremos, ha avanzado no sélo gracias a la in-
vestigacin «pura», sino también a los descubrimientos
intuitivos de pintores que intentaban obtener un rojo 0
un amarillo segan les dictabs su propia expresivided, 0
or obra y gracia de un tintorero empefiado en ganarle
la batalla a la competencia.
La praxis diaria nos confirma estos razonamientos, al
GC Arg, Stone delle Lealens, Firenze 1968, vl.
P.
26
igual que un libro simple y aparentemente «sin letras»
como éste. Por eso los comentarios realizados por un his-
toriador de la ciencia como Franco Brunello, que pon-
gan de relieve los descubrimientos cientificos contenidos
en este tratado y lo que investigaciones posteriores han
ratificado o invalidado, son, en nuestra opinion, un com-
plemenco aclaratorio del texto que desborda, légicamen-
te, los limites de une interpretacién didactica, Sin embar-
go, permite incluir este estudio en el campo de la inves-
tigacidn filolégica y de la critica de textos, justificando el
esluerzo editorial de la empresa; y, sobre todo, permite
preparar material nuevo que haga més hincapié en los
Contenidos técnicos y cientificos de la obra, a ia espera
de una nueva edicion critica de ésta y de un juicio mas
actual sobre este excepcional escritor, que inaugura [a his-
toria de la literatura del arte en Ttalia.
Licisco Magagnato
27RO OQO, OO OE ee
Prologo
E] Libro del Arte, escrito a finales del siglo XIV, es un
documento fundamental para la historia def arte, y desde
este punto de vista ha sido examinado preferentemente
or criticos de arte, historiadores y literatos, que se han
: jimitado a subrayar su valor histérico, estilistico o filo-
ldgico. Sin embargo, quisiera decir que también es un mo-
numento para la historia de la técnica, por las precisas in-
formaciones que ofrece sobre la preparacién y empleo, de
“Tos colores, las tizas, las colas y sobre los trabajos de las
attés figurativas en genéral. Y es que este tratado no es
sdlo un cédigo para pintores, sino también una guia para
Ia ensefianza en esos maravillosos laboratorios medieva-
les en los que se realizaba cualquier tipo de trabajo de-
corativo y donde con el mismo inverés, con la misma de-
dicacién se pintaba un retablo para un altar que se deco-
raban un estandarte, un bail o telas estampadas. Aunque
no constituye el primer ejemplo del género, el Libro del
Arte se diferencia de otros tratados anteriores por las nue-
vas ideas que en él se adivinan. Se le ha intentado com-
parsr con Schedula diversarum artium del monje Ted- ~~
lo (siglo x11), con la Herméneia del monje Dionisio (si
glo XIV), con el De coloribus faciendis de Pedro de S.
Omer (siglo xili)'¥'ton el De coloribus diversis de Al-
i cherius (1398), de los que indudablemente Cennini obtu-
29™
vo informacion, si no directamente, al menos a través de
Tas tradiciones transmnitidas por sus macsttos, :
Sin embargo, estas comparacionés confirman que Cen-
nino pertenece ya a un mundo distinto, casi a una éivili-
zacién diferente de la que dio origen 2 esos productos cul-
turales. Ante todo, es un texto claro, mientras que los
otros son oscuros, confusos, escritos en un latin setokci-
doy Vago. Cennini es iin estritor limpio, sintético, inte-
‘esado mas por el contenido que por Ia forma. Inchuso el
Libro de los colores, escrito en italiano vulgar”én él si-
glo XV, tiene un lenguaje farragoso'y aiid frente a la
prosa clara y 4gil de Ceanini, oe
"Estos rasgos de la Obra cenniniana, junto con los va-
lores espirituales resaltados por Venturi y Schlosser, si-
ttian al Libro del Arte entce dos periods, con una clara
proyeccién hacia e! Renacimiento. Desde este punto de
vista, y considerado en el ambito de [a historia de la téc-
nica, se puede decir que el libro de Cennini constituye el
ptimer ejemplo de obra tecnoldgica renacentista, precur-
fora de la sere de tratados sobre las diferentes artes in-
dustriales que se escribieron en Italia en los siglos XV
XVI, asegurando 2 este pais durante mucho tiempo la pri
macia en el campo de {fa quimica aplicada,
Con el fin de subrayar la importancia del Libro del
‘Arte como primer ejemplo de tatado séenicd°err tenga
vrilgar, el comentario crtico de esta nueva edicion tiene
come objetivo primordial informar al lector no especia-
lizado sobre la haturaleza, preparacién y formes de apli
cacin de muchas materias primas citadas por Cennint en
el campo del arte. También se intenta reconstruir, acla-
rando su significado original, una terminglogfa artistica a
menudo aun vigente entre nosotros, aunque otras veces
haya sido borrada de nuestro vocabularie por el inexo-
rable paso del tiempo.
Franco Brunello
30
FI Libro del Arte
Comienza el libro del arte, escrito y elaborado por Cie-
nino da Colle en alabanza a Dios y a la Virgen Maria, a
San Eustaguio y a San Francisco, a San Juan Bautista y
a San Antonio de Padua, y en general a todos los Santos
y Santas de nuestro Senor, » en honor a Giotto, « Taddeo
¥y @ Agnolo, maestro de Ciennino, y para que sea de utt-
lidad, provecho y beneficio de quien quieva dedicarse a di-
cho arte.
Capitulo 1
En el inicio, cuando Dios omnipotence creé el cielo y
la tierra, por encima de todos los animales y elementos
creé al hombre y a l2 mujer a su imagen y semejanza, do-
tandoles de todas las virtudes. Luego, por envidia, hizo
Lucifer caer en desgracia a Adén, induciéndole con su
malicia y astucia a cometer pecado contra ¢] mandamien-
to de Dios (primero a Eva, y luego a Eva y Adan), por
Io cual Dios se indispuso con Adin ¢ hizo que el angel
los arrojase, a él y a su compaiiera, fuera del paraiso, di-
ciéndoles: Por haber desobedecido el mandamiento
que vuestro Dios os encomends, habréis de transcurrir
el resto de vuestra vida entre avatares y fatigas. Por lo
31cual, conociendo Adan la falta por él cometida, y habien-
do sido dotado por Dios de un espiritu tan noble, como.
corresponde a la raiz primaria y al padre de todos noso-
tros, Ifegé a la conclusién de que era necesario encontrar
una forma de vivir manualmente, y asi se pusieron ma-
nos a la obra, él con la azada y Eva con la rueca, Luego
emprendié muchas artes necesarias y diferentes las unas
del
as otras; requiriendo unas mayor habilidad que otras,
que no podian ser todas iguales: pues la mas digna es la
ciencia; aprendida aquélla, prosiguié con algunas que de-
rivaban de ella, ya que es conveniente que aquélla se fun-
damente en la operacién manual: y es éste un arte que se
Hama pintar, en el que conviene tener fantasia y destreza
de mano, para captar cosas no vistas, haciéndolas parecer
naturales y apresindolas con la mano, consiguiendo asi
que sea aquéllo que no es. Y con razén merece ser colo-
cada en segundo lugar después de la ciencia y coronarla
con la poesia. La razén es la siguiente: que ef poeta, con
la ciencia originaria que posee, se hace digno y libre de
componer y ligar el si y el no como le plazca, segan su
voluntad. De la misma manera, el pintor es libre para re-
presentar una figura erguida, sentada, mitad hombre y
mitad caballo, tal como Te plazca, segdin su fantasia ', Por
todo ello tengo en gran estima a todas las personas que
sienten la necesidad de encontrar la forma de poder ador-
nar estas ciencias principales con alguna joya, aunque se
pongan a ello con escasa pericia, poniendo al servicio de
dichas ciencias el poco saber que Dios les haya dado.
Asi, como humilde miembro que ejerce el arte de la
pintura?,'yo, Cennino d’Andrea Cennini, nacido en Co-
2 Segiin su fantasia: ver Introduccién, pag. 12.
Asi, como bumilde miembro que ejerce el arte de pintar: Cennini
reconoce sus limitaciones como artista, aunque al mismo tiempo es
Consciente de haber aprendido de Agnolo Gadd lo sufciente come para
ser capzz de ensenar la técnica «2 todos aquellos que quieran acogerse
al artes; por otra parte, al reivindicar la descendencia de Agnolo Gaddi
32
le di Valdelsa, fui adiestrado en dicho arte durante doce
afios por Agnoto di Tadeo, de Florencia, mi maestro, el
cual a su vez aprendi6 dicho arte de Taddeo, su padre;
este dltimo fue bautizado por Giotto y fue discipule suyo
durante veinticuatro afios. Y fue Giotto el que hizo evo-
Iucionar el arte de pintar de lo griego alo lating) y por
fin a lo moderno; y consiguié el arte mas perfecto que
nunca nadie haya tenido. Para animar a todos aquellos
que quieran acogerse al arte, dejaré constancia de aquéllo
que me fue ensefiado por el mencionado Agnolo, mi
maestro, y de aguéllo que he comprobado con mis pro-
pias manos; invocando principalmente al altisimo Dios
omnipotente, es decir, Padre, Hijo y Espiritu Santo; en
segundo lugar a la amada defensora de todos los pecado-
res, la Virgen Maria, y a San Lucas evangelista, el primer
pintor cristiang’*,y 2 mi patron San Eustaquio y, en ge-
neral, a todos fos Santos y Santas del Paraiso. Amen
presende resakar, si bien indirectamente, su «giottismo», para mayor
prestigio de su arte. Ver también Incroduceién, pag, 14
» Fue Giotto el que hizo evolucionar el arte de pintar de lo griego a
4 latina: este juicio critico acerca del abandono por parte de Giono de
los modos bizantinos, tanto desde cl punto de vista formal como tée-
nico, permanece invariable hasta Vasari y es identificado aqui con
concepto mismo de modernidad. Ver también Cap. LXVII, nota 16.
cA San Lucas evangelista, el primer pintor cristiano: ia tradicién que
presenta aS. Lucas como pintor. se femonta a Teodoro el Lector, el
Gaal, escribiendo hacia 1 £30 (sogin In informacion recogiis por el
monje bizantino Niceforo Calixto Xanthopulo (1256-1335), autor de
‘una Historia Eclesidsica en 18 volimenes) relaca que la emperatniz. Eu
dosia envi6.a Pulqueria, en Constantinopla, una imagen de Ja Virgen
pintada por Lucas y hallada por aquélla en Jerusalen. Del Lucas pintor
se habia también en ¢! Monologio de Basilio Ul, que data del 980. En
base a esta tradicién, la iconogeafia medieval represents a menudo 2
S, Lucas en el acto de pintar. Hay que destacar que entre los santos in-
vocados en elteulo def capitulo 9e encuentra tabicn Sam Anni, in
duda en recuerdo de la estancia de Cenaino eri Padua (v. Nota biogri-
fear page 238.
33Capitulo IL
De cémo, entre los que se dedican al arte, unos lo hacen
por amor y otros por lucro
No sin razén algunos se sienten atrafdos hacia el arte
.or amor, sintiendo hacia él una inclinacién natural. El
intelecto se deleita por principio en el dibujo, ya que la
naturaleza misma incita a ello, sin contar con la guia de
tun maestro, por simple inclinaciéa; y por este placer, to-
man la decision de encontrar maestro y se someten a sus
indicaciones con amor y obediencia, manteniéndose su-
misos para alcanzar la perfeccién. Luego hay algunos que
se dedican a ello a causa de la pobreza y las necesidades
de la vida, tanto por lucro como también por amor al
arte; pero, sobre todos, son dignos de elogio aquéllos que
se inclinan hacia el arte por amor y nobleza.
Capitulo IIL
De cémo se debe proveer al principio el que se dedica a
este arte
Pues bien, ti, que con dnimo noble eres amante de esta
virtud, con la cual al arte te acercas, adérnate antes con
los siguientes atributos: amor, temor, obediencia y per-
severancia. Y, lo antes posible, ponte en manos de un
maestro? para aprender; separate de él lo mas tarde
posible.
1 Ponte en manos de xn maestro: se mantiene aqui, como he subra~
yado acertadamente L. Venturi (Op. at., p. 240), el concepto medieval
‘expresado con realismo por Dionisio de Fourna en su Hermentia, don
de dice que la meta del pintor es copiar los «exempla» del Maestro Ema-
nue] Famslinos, Aung este consee te corige y s press con Ja que
Se dice a propésito de scopiat del naturale (en el Cap. XXVIII.
34
Capitulo 1V
Criteria con el que se establecen las partes y elementos
en que se dividen las artes
El fundamento del arte y el principio de todos estos
trabajos manuales es el dibujo y el colorido. Estas dos
pattes requieren fo siguiente, a saber: saber titer, 0
en moler, encolar, aparejar, enyesar, alisar el yeso y pu-
liclo, realzar con yeso, aplicar el bol, dorar, brufir 2,
templar, conseguir relieves, desempolvar, rascar, granear,
o bien agamuzar *, recortar *, colorear, adornar y barni-
zar en tabla o en cona °. Al trabajar en'un muro hay que
humedecer, imprimar, revocar, pulir, dibujar, colorear al
fresco, acabar en seco’, templar, adornar y acabar el
2 Bal: bajo el nombre de Boles o tierras bolares se incluyen algunas
arcillas de color rojo mas 0 menos intenso, debido a Ja presencia de ses-
quidxido de hierro (Fe,0;), similares a los almagres.
Las tierras bolares mis conocidas son el bol armenio, citado 4 me-
nudo por Cennini, que antiguamente procedia exclusivamente de Ar-
meniao de Persia, y la tierra sigilata o tierra de Lemnos, extcaida pre~
cisamente de las canteras de Lemnos (Grecia).
Silaes al bol armenio son a snopie (ver Cap. XX, noua D y el
hol de Bohemia. Por el contrario, e! bol blanco es una arcillacaolinifera
mas 0 menos deparada
En las pinturas antiguas el bol armenio se aplicaba sobre todo como
fondo para el dorado (ver Cap. CXXXI y CXXXiD).
2 Bruitir: Sacar brilo 2 la superficie de una tabla con piedra de aigata
© dieme de jabali
> Agamuzar: En este caso significa: dar un granulado suave, delica-
do, ala superficie dorada, produciendo un denso punteado por medio
dean hierro punzante.
* Recorter: marcar los contornos de una figura por medio de un
hierro punzante.
5 Coma: ancona, tabla para pintar, del griego, de donde deriva tam-
bign Ta palabra icono.
Acabar en seco: retocar en seco; este paso nos permite comprender
cémo antiguamente lo pintores retocaban a menado al temple (on fre
£08, una ver. que estahan secos Ala misma conciusién ce ha llegado
tras el examen técnico de los antiguos frescos. Encontraremos una con
firmacién de esto en el Cap. LXXVIL.
35
EEmuro. Esta es la ordenacién de las partes anteriormente
mencionadas, sobre las cuales yo, con los escasos cono-
cimientos que he adquirido, informaré paso a paso.
Capitulo V
De como empezar a dibujar en tablilla y con qué orden
Como ya se ha dicho, empieza por el dibujo. Con-
viene que, al principio, sigas este orden: ante todo, con-
sigue una’ tablilla de boj, del tamafio de tu puto con el,
pulgar estirado (por ambas caras); bien limpia y lisa, es
decir lavada con agua clara; alisada y pulida con se-
ia ', del tipo de las que utilizan los orfebres para gra-
ar. ¥ cuando dicha tabla esté bien seca, coge hueso tri~
turado ?, durante dos horas, muy fino, que cuanto més
fino esté, tanto mejor sera. Recégelo, guardalo y consér-
valo envuelto en papel seco: cuando lo necesites para pre-
parar la tablilla, aparta un pufiadito pequefio, mézclalo
fon saliva, y ve extendiéndolo con los dedos sobre la ta.
blilla; antes de que se seque, coge la tabla con la mano
izquierda y, con las yemas de los dedos de la mano de-
recha, insiste sobre ella hasta que veas que esti bien seca.
Asi debe ser cubierta uniformemente de polvo de hueso
por ambas caras.
Sepia: hueso de sepia,
ues0 triturado: hucso calcinado y pulverizado, segin las indica-
ciones contenidas en el Cap. VIE.
36
Capitulo VT
De las diversas tablas en las que se puede dibujar
Con este fin, también es buena Ja tabla de higuera vie~
ja, asi como ciertas tablillas que usan los mercaderes, las
cuales son de pergamino enyesado y dadas de albayalde
al dleo; en todas ellas hay que dar el polvo de hueso,
como te he ensefiado.
Capitulo VIL
Qué tipo de hueso es bueno para blanquear las tablas
Hay que saber qué tipo de hueso es bueno. Utiliza hue-
sos del muslo y de Jas alas de gallinas y capones; cuanto
mis viejos sean, tanto mejor. Segiin los vayas encontran-
do bajo la mesa, échalos al fuego; y cuando veas que s-
tan mas blancos que la ceniza, sécalos y muélelos bien so-
bre porfido '; utiizalos como he indicado anceriormente
Capitulo VEIL
De como debes empezar a dibajar cn exile, 9 con qué
nz
El hueso de la pierna de carnero también es bueno, al
igual que el de Ia paletilia; en ambos casos, deben cocerse
como te he dicho. Posteriormente, coge un estilo de pla
> Pérfido: piedra eruptiva muy compacta y durisima sobre la cual se
muelen los colores.
37ta, 0 de latén, 0 de lo que sea, con tal de que la punta
sea de plata, fina, limpia y bella. Empieza entonces a di-
bujar con cuidado las cosas més agradables que se ce
ocurran: asi irés acostumbrando 2 ta mano a mover el ¢s-
tilo sobre la superficie de la tablilla, sin apenas ver al prin-
cipio lo que haces, marcando los trazos poco a poco y
volviendo varias veces sobre ellos para crear sombras. $i
en los extremos quieres hacerlas mas oscuras, insiste mas
en ellos; por el contrario, en los relieves no insistas mu-
cho. El timén y la guia de esta técnica son la luz del so},
Ta luz de tu ojo y tu mano; pues la razén nada puede ha-
cer sin la ayuda de estas tres cosas. Sin embargo, convie-
ne que cuando dibujes la luz sea suave, y el sol te ilumi-
ne por la izquierda ': y con esta precaucion empieza a
gjercitarte en el dibujo, tratando un poco cada dia para
que no ve fatigues ni te envicies.
Capitulo IX
De como, segiin la procedencia de la luz, debes dar
claro y oscuro ! a tus figuras para dotarlas de relieve
Si por casualidad ocurriese que, al dibujar en una ca-
pila © pintar en un lugar poco a propdsito, n te dera
la luz del lado que desees, ni puedas mejorarla, da relieve
a tus figuras o dibujalas guiandote por la que entre por
las ventanas existentes en dichos lugares. Y asi, siguiendo
Ia luz, venga de donde venga, da relieve y volumen am
dibujo, como ya se ha dicho. Y, si se diera el caso de que
Cap. VOL
"Te ilumine por la izquierda: ver Introduccion, pig. 18.
Cap. IX
» Claro y oscuro: ver Introduccién, nota 15.
38
VISTA DE COLLE VAL D’ELSA
(de un antiguo grabado del s. xvti)
39CENNINO CENNINIL
VIRGEN CON EL NINO
(Depositado en la Galleria degli Uffizi - Florencia - en la Fortezza).
40
+
la luz te diera de frente 0, como decimos, en majestad,
sigue dando relieve a base de claros y oscuros segin te
he indicado. $i la luz viniera con mas intensidad de una
ventana que de las otras en estos sitios ®, guiate siempre por
la mejor; intenta, en la medida de lo posible, captarla y
seguirla, ya que, de lo contrario, tu trabajo no tendria
ningdn relieve, y resultaria simple y poco trabajado.
Capitulo X
De como 9 som qué orden, dibnia en pergaino 0 en
papel de algodén, y dar sombras con aguada
Volviendo a nuestro camino, te diré que también pue-
des dibujar en pergamino y papel de algodon #. Con el
> Sila luz viniera con més intensidad de una ventana que de las otras
en extos sitios: Ver Introduccion, pig. 18.
Cap. X
» Papel de algodén: exa el papel que se fabricabe con los restos det
algodén y que en el original es Hamado También podría gustarte