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‘que vengo exponiendo conlleva también otra serie de proble- ‘mas en los que no me voy a detener ahora. Se impone, con todo, el cargar con los problemas teéricos y de otros tipos que supone un filosofar asumido como instru- intea la necesidad de tener que ‘No es el mismo que pens6 Kant ; No es el mismo que pensé Sa- ico, politico y social es comple- \ericana que nos toca pensar a noso- losofica mundial ha aportado hasta ahora. Nada, al contrario, pareciera que ésa es la exigencia: poner en obra toda la tradici6n filoséfica mundial. sTermino esta propuesta que lanzo aqui en forma muy apre- tada, muy condensada, diciendo que es imposible pens tear que la filosofia latinoamericana sea una. Hay m Variantes en ella. Hay muchos modos de asumir estos pr ‘mas y éstos también crean diferencias y “opciones" para el filo. sofar latinoamericanista contemporaneo. En otras palabras, si ustedes quieren, y parafraseando a Aristoteles, se dice “filoso- fia” y *ilosofar*latinoamericano, de muchas maneras. Se pue- de entender éste de muchas maneras. No se le puede enten- der univocamente, aunque no todos los modos de entenderlo sean igualmente validos. Muchas gracias. ‘ Sao aiee, masala 1s UNE ANDERSON, Perry, Consideraciones sobre el marxismo occidental”) Siglo XX1, México, 1981. ¥y evolucion de las ideas filosoficas en Amé- ina’, ponencia en el IX Congreso Interamericano 76. Universidad Autonoma, Departamento de Filosofia del Derecho, Madrid, s/f. ; Barres, Roger, Las redes imaginarias del poder politico, Era, Mexico, 1981. Betavat, Ivén, “La derecha hegeliana’, en América Latina’, en Sistema, 1982. socioldgica de la religion, Kairés, nam. 49, Madrid, Bercen, Peter, Para un Barcelona, 1981, 2a. ed. y Thomas Luckmann, La construccién social de la rea- Tidad, Amorrortu, Buenos Aires, 1978, 4a. reimp. am)

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