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By: Briam Camilo Real

Estudiante de la facultad de psicología


“IR EN CONTRA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS COSAS ES IR EN CONTRA DE UNO MISMO”.

En una parte de mi vida, justo en el colegio


comencé a andar con un grupo de personas
fanáticas a lo gótico y con pensamientos
oscuros, llegue al punto de cambiar mi
pensamiento y personalidad, me adapte a los
comportamientos de este culto, en ese
entonces no tenia conciencia de lo que hacia,
gracias a ello lastime a muchas personas,
ahora comprendo que en la adolescencia en
alguna parte de la historia todos queremos
ser parte de cualquier grupo o etnia y nos
adaptamos a cualquier situación.

Hoy día observo que en mi entorno parte de


la sociedad es capaz de adaptarse a cualquier
situación y muchas personas se vuelven
conformistas, un claro ejemplo en mi trabajo
una persona que ha pasado por varios
acontecimientos negativos se adapta a la
explotación laboral por miedo a quedarse
sin empleo, lo que no sabe es que él es capaz
de dar lo mejor y conseguir algo mejor y
cómodo para él, ayudare a cambiar ese
pensamiento de miedo y angustia para que
construya un camino mejor.
“Cuando fuerzas algo hacia un fin, produces lo contrario”.

De pequeño cuando estaba en la escuela, siempre


quería ser el primero del salón y me esforzaba por
lograrlo, pero por alguna razón mi
comportamiento no era el adecuado y quedaba
siendo de los del medio, era muy imaginativo y
soñador, cuando hacia algo quería que todo fuera
perfecto pero en la mayoría de veces surgía algo
inesperado y el resultado era totalmente
diferente.
Considero que actualmente en mi trabajo y
estudio si no me esfuerzo, o no doy lo mejor de
mi, no podre obtener los resultados que quisiera,
aunque siempre confió en mi mismo para lograr
mi objetivo en un tiempo estimado, se que las
probabilidades de obtener un buen resultado no
van hacer las misma que si me esfuerzo
continuamente.
En mi trabajo quiero dar lo mejor para lograr un
ascenso, si me descuido perderé confianza y
tendría que volver a comenzar de cero.
“No te opongas a una gran fuerza, retrocede hasta que aquella se debilite,
entonces avanza con resolución.
Retrocedemos solamente ante fuerzas
irresistibles, aquellas que sin duda alguna,
nos superan. Por ende, retroceder delante
de las pequeñas dificultades debilita a la
gente, los vuelve pusilánimes y tímidos.
No retroceder ante grandes fuerzas deja a
la gente propensa a fallos o accidentes. La
prudencia es tomar muestras. El avance
debe ser total cuando esta fuerza en contra
ha disminuido.
Actualmente en mi trabajo no importa
cuantas veces me esfuerce o de lo mejor de
mi siempre existirá el momento en que el
supervisor me haga una retroalimentación
con un tono inadecuado por cosas que en
ocasiones no son de mi deber. Por eso no
discuto con algún superior y les doy la
razón, retrocedo hasta tal punto que
demostrando con mi trabajo que en
verdad no tenían razón
“Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente.”
Se encuentra en este Principio la explicación
de la raíz de la amargura. Esto se convierte en
algo valioso porque constituye ahora en sí
mismo un indicador. El gusto amargo debería
ser suficiente para develar la inversión de los
planes.
Este Principio es tan vivo como la vida misma.
Invita también a la flexibilidad, a la
consideración de esas “otras cosas” a las que
se debe dar respuesta. Todo aquello que no es
nutrido, morirá. Todo aquello que es asfixiado
con demasiada energía, explotará.
En mi entorno social me doy cuenta que no
importa lo mucho que hagamos, en la mayoría
de ocasiones vamos a fracasar.
No importa lo que hagamos... Lo importante
es cómo lo hagamos. De qué energía
disponemos. Qué prioridad le damos, y qué
dejamos de lado movidos por esta producción
o situación.
“Si para ti están bien el día y la noche, el invierno y el verano, has superado
las contradicciones”.
La oposición de situaciones. Sin embargo, tal
oposición podrá ser conciliada si se modifica el
punto de vista con respecto al problema. Entonces,
la compensación nos lleva a su punto opuesto: allí
donde aparezca el sufrimiento, la compensación se
pondrá en marcha, pero no por ello el sufrimiento
mismo será vencido.
Es una tendencia; ponerse en oposición, asociar por
contraste. Lo que uno dice y lo que uno hace se
opone a la palabra del otro, al acto de los demás.
Entonces, tratamos de resolver el conflicto que
nosotros mismo hemos planteado o que aparece
mecánicamente. Pero es como estar dentro de una
mandorla tratando de acercar los dos puntos: la
fuerza del antagonismo aparece aún más fuerte.
La tristeza o la alegría son en esencia lo mismo, se
contienen una a la otra. Sólo la noche me permite
acceder a las estrellas, y la gran estrella fugaz será
el presagio de la madrugada.
No hay que buscar el placer, hay que dejar que se
presente. Agradecer por el “aquí y ahora
presentes”.
Cuando domina la frustración, se confunden los
deseos, las intenciones, las aspiraciones, los
anhelos más profundos. Y esta confusión lleva a la
compensación. En la frustración, uno vuelve al
pasado, buscando repetir las experiencias
placenteras. Y, de hecho, uno se pone a "perseguir"
el placer... y a ¡querer conservarlo!.
Por consiguiente en mi vida acto por conseguir el
placer propio; cuando salgo a caminar en la calle,
soy una persona que se antoja por muchos
alimentos y así no lo necesite o no tenga hambre
compro con el fin se sentir ese placer propio que
me otorga poder conseguirlo.
En parte de mi vida saber que todo llega con calma
y generar esa ansiedad de obtenerlo todo y no
tener con que, llega la frustración.

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