Está en la página 1de 2

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en

función de realizarnos como personas. Son guías que nos dan determinada
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.

hay valores que son imprescindibles conocer y sentir, y uno de ellos es la gratitud.
Practicar la gratitud es una de las actitudes más importantes que puedes adquirir y
una de las que más aportan a la vida.

practicar la gratitud, consiste en reconocer, en darnos cuenta y en sentirnos


agradecidos por todo lo que tenemos y obtenemos, en vez de centrarnos en todo
aquello que nos falta. La gratitud es detenerse para tomar conciencia y valorar las
cosas que solemos dar por sentadas, por ejemplo, tener un lugar donde vivir,
comida, agua potable, amigos, familia etc. Es tomarse un momento para reflexionar
lo afortunados que somos cuando algo bueno ocurre, ya sea importante o
intrascendente.

Una persona puede sentir agradecimiento por la ayuda económica, por el trabajo
ofrecido, la prestación de un objeto que necesita, la asistencia en una enfermedad
o momento de convalecencia, entre otros. En este sentido, también se puede sentir
gratitud por quien ofrece su amistad o amor.

Hay personas que parecen capaces de agradecer todo lo que la vida les pone en
su camino, y sin embargo hay otras a las que les cuesta mucho porque todavía no
han aprendido cómo hacerlo. Muchas de estas últimas parecen incapaces de
practicar la gratitud porque casi nunca están conformes ni contentas con lo que
tienen y les sucede, por no hablar de que siempre quieren más y nunca se sienten
satisfechas. Para mí la gratitud es una actitud que nace de la humildad, por lo
tanto, para ser agradecido hay que ser primero humilde, cualidad de la que las
personas permanentemente insatisfechas suelen carecer. Ser humilde implica:
Reconocer nuestros errores y limitaciones, Admitir que necesitamos a los demás,
Reconocer las obras de los otros y Aceptar que muchas de las cosas buenas que
tenemos se deben a lo que otras personas nos han dado: amor, protección, cuidados,
talento, sabiduría.

La gratitud no solo nos hace sentir bien, ya que sentirnos agradecidos


habitualmente puede tener un impacto enorme en nuestras vidas. Las
investigaciones muestran que las emociones positivas son buenas para
nuestro cuerpo y cerebro, así como para nuestra mente. practicar la
gratitud aprendiendo a dar las gracias, tanto por lo que tenemos como
por lo que nos dan, me parece un buen ejercicio y una gran fuente de
bienestar, porque además de hacernos sentir bien a nosotros mismos y a los
demás, es algo que nos ancla al presente, permitiéndonos abordar el cambio
y la mejora desde la consciencia y la serenidad, alejándonos de las urgencias.

Si conseguimos poco a poco sentirnos agradecidos, estaremos consiguiendo mucho para


nuestro bienestar, aunque sólo sea con intenciones prácticas.Pero además, si deseamos
emprender o hemos emprendido un camino de crecimiento, la gratitud será uno de
nuestros pilares fundamentales.Es evidente que podemos sentirnos desafortunados por
acontecimientos que nos tocaron o tocan vivir: alguna pérdida, alguna desilusión, algún
sueño roto, carencias...y tantas y tantas circunstancias que no deseamos. Pero a pesar de
todo ello, si nos detenemos y reflexionamos un poco, cada uno podrá encontrar muchos
motivos para sonreir y sentirse afortunado de verdad: una familia que te quiere
incondicionalmente, o una persona que te acompaña y te apoya en todo momento, un
amigo/s al cual le importas como tal vez no imaginas, el cariño de la gente que te conoce...y
tantos y tantos motivos por los cuales uno puede sentirse pleno y agradecido. Agradece
cada día, exteriorízalo: detente y piensa todos los motivos por los que puedes sentir ese
sentimiento tan profundo y sanador; siéntelo poco a poco y familiarízate con él; anota tus
motivos en una hoja en blanco y repásala a menudo, y siéntete agradecido por todo lo que
hoy posees, que es mucho.

También podría gustarte