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Después del cese al fuego, y en cooperación con Argentina, Brasil, Chile y los
EUA, Perú y Ecuador comenzaron a demarcar la frontera mutua. Esto demostró
ser una tarea excepcionalmente difícil debido a que una buena parte de la
frontera corre a través de una tupida selva y no sólo está muy distante de
grandes asentamientos de Ecuador y Perú, sino también en áreas sin ningún tipo
de comunicaciones terrestres. La Fuerza Aérea de los EUA puso manos a la obra,
conduciendo una gran operación aérea de información para mapear la entera
zona fronteriza, dado que antes de ese tiempo los mapas disponibles eran
precisos sólo para partes específicas de las áreas fronterizas. De otro lado, el
Protocolo había establecido la línea fronteriza a lo largo del divortium aquarium de
los ríos Santiago y Zamora, lo que era la Cordillera del Cóndor. La misión aérea
de la USAF (United States Air Force) descubrió un nuevo río, sin embargo, el
Cenepa, que corre desde esa cordillera hasta el río Marañón en el norte hasta el
sur. Esta situación fue expuesta al mediador brasileño, Braz Diaz de Aquiar,
quien en 1945 estableció el río Cenepa como ubicado en territorio peruano y la
línea fronteriza a correr a lo largo de la Cordillera del Cóndor.
Perú solía tener una de las más modernas y mejor equipadas fuerzas aéreas de
Latinoamérica. Un cuerpo aéreo militar fue establecido ya en 1919, usando una
mezcla de aviones británicos y franceses. En 1929, el Cuerpo de Aeronáutica del
Perú (CAP) fue formado, con su título cambiando en 1950 a Fuerza Aérea del
Perú (FAP). Durante la guerra con Ecuador en 1941, el Escuadrón Caza 411 del
CAP voló cazas norteamericanos NA-50 Little Bull, mientras que el 11° Escuadrón
de Bombarderos fue equipado con bombarderos Caproni 310 Libeccio. Ambos
tipos eran usados para apoyar fuerzas terrestres. El servicio adquirió Republic P-
47 Thunderbolt, B-25 Mitchell y Lockheed PV-2 Harpoon en los cuarentas, antes de
lanzarse a una campaña de modernización, en 1955, que resultó en la
adquisición de sus primeros aviones jet.
Simultáneamente con los Sabre, Perú también ordenó 16 Hunter F-52 ex RFA. La
venta de los Hunter al Perú fue considerada un triunfo mayor en el RU, dado que
en ese tiempo los EUA no sólo estaban más que ansiosos de proveer aviones
Sabre a cualquier país sudamericano, sino que también tenían un exceso de
aviones y en consecuencia eran más baratos: los aviones que quedaron después
de la Guerra Coreana, así como también contaban con un virtual monopolio en
ventas de equipo militar pesado en la región. Las entregas de aviones Hunter
comenzaron en 1956, y el tipo entró en servicio con el Escuadrón Caza 14, en
Talara. Perú después ordenó un avión adicional Hunter T-62 de doble plaza: junto
con los aviones Sabre, el tipo iba a permanecer como el núcleo de la fuerza caza-
bombardera de la FAP hasta mediados de los setentas.
Finalmente, en 1968, la FAP emitió una cuarta orden para aviones Canberra,
para el suministro de 6 aviones B.Mk-2 ex RFA, repotenciados y modificados al
estándar B(I).Mk-56. La FAP emitió dos órdenes adicionales para aviones
Canberra en los años subsecuentes, aunque no fueron tan significativas como las
previas. La quinta orden fue emitida en 1969, e incluía un simple B(I).Mk-68; y la
sexta orden fue otra vez por un único avión, esta vez otro T.Mk-74.
Los Mirage fueron entregados a Perú entre mayo de 1968 y diciembre de 1969. La
primera entrega consistía de 14 aviones monoplaza Mirage-5P y dos aviones
biplaza de entrenamiento de conversión Mirage-5DP. En 1974 ocho adicionales
Mirage-5P fueron comprados seguidos, dos años después, por otro Mirage-5DP.
Todos entraron en servicio con el Grupo 13, basados en Chiclayo.
El primer caza supersónico en Sudamérica: este Mirage 5P, con serie 183, pertenecía a la
segunda entrega de 8 aviones suministrados en 1974.
En los años siguientes Perú intentó ordenar incluso más Mirage, aunque
aparentemente sin éxito. De hecho, se dio una negativa del Occidente a
suministrar más cazas modernos; para entonces los restantes F-86 todavía
necesitaban ser reemplazados, aunque los EUA estaban ejerciendo presión sobre
potenciales vendedores para no vender cualquier avión moderno a Latinoamérica,
causando que Perú finalmente estableciera contactos con la URSS.
Junto a esto, los Su-22 de la FAP podían cargar inmensas cuentas de artillería.
Su principal problema era el alcance, considerado insuficiente para necesidades
peruanas. Por este propósito la FAP intentó contar con apoyo francés; montar
dispositivos de sondas de reabastecimiento en vuelo (IFR por sus siglas en inglés)
en algunos de sus Sukhoi, con el objetivo de incrementar su alcance y resistencia.
Eventualmente, a pesar de algún éxito, debido a la falta de financiamiento, esta
medida sólo fue evaluada y no fue implementada para la flota entera.
Todos los aviones Mirage actualizados también contaban con sondas IFR de
origen francés, así como sistemas RWR y avanzados ECM4. Diez aviones Mirage-
5P no actualizados fueron vendidos a Argentina en 1982, como señal de la
solidaridad peruana con el país que estaba en guerra con el RU en ese momento.
1
Visualización cabeza-arriba o frontal. Del inglés Head-up display, es una pantalla transparente que
presenta información al usuario de tal forma que éste no deba cambiar su punto de vista para ver dicha
información.
2
Sistema de navegación inercial (del inglés inertial navigation system). Es un sistema de ayuda a la
navegación que usa un computador, sensores de movimiento y sensores de rotación para calcular
continuamente mediante estimación de la posición, orientación y velocidad (dirección y rapidez de
movimiento) de un objeto en movimiento sin necesidad de referencias externas.
3
Receptor de advertencia por radar, es un sistema que detecta las emisiones radiales de los sistemas de
radar. Su principal propósito es emitir una advertencia cuando una señal de radar puede ser una
amenaza.
4
Contramedidas electrónicas. Es un dispositivo electrónico diseñado para engañar a sistemas de radar,
sonar o de detección, como infrarrojos o láser.
El dinero ahorrado por la limitada actualización, y luego por la venta de los 10
Mirage-5 a Argentina, en 1982, fue subsecuentemente usado para la adquisición
de los mucho más avanzados Mirage-2000 P.
Entretanto, la cooperación con Francia siguió siendo buena durante los ochenta.
Consecuentemente, en vez de los MiG-23 ofrecidos por la URSS a un precio
mucho menor, en 1985, Perú ordenó 12 Dassault Mirage-2000 P. Con entregas
del nuevo tipo, la FAP estaba en posesión de un buen rival del venezolano General
Dynamics F-16, suministrados por los EUA entretanto.
Aunque desechara la oferta soviética por los MiG-23, en los ochenta los peruanos
tenían buenas conexiones con algunos países comunistas, incluyendo Cuba, con
la cual hubo algún intercambio de pilotos y oficiales. En parte a través de tales
conexiones Perú llegó a comprar 12 Mi-25 (algunos equipados con filtros de
desfogue), en 1983, así como Mi-8 y Mi-17 de la URSS. En 1990 estos fueron
reforzados por al menos 7 Mi-25 y un número de Mi-8 y Mi-17 adquiridos de
Nicaragua, que no necesitaba de una gran fuerza aérea después del final de la
Guerra de los Contra. Hasta 15 Mi-25 permanecían operativos para 1995.
Los Mirage 5P-4 de la FAP son conocidos también por haber participado en la Guerra del
Cóndor. Muy poco se sabe sobre la naturaleza de sus operaciones, pero se dicen que volaron
cerca de una docena de misiones aire-tierra.
Problemas con la economía
A lo largo de los setenta y la primera parte de los ochenta, Perú había sido capaz
de mantener un muy alto nivel de armas importadas, para los estándares
latinoamericanos. Estas adquisiciones, sin embargo, golpeaban seriamente las
divisas exteriores y resultaron en una considerable deuda externa. Para 1988, la
economía peruana estalló en caos, resultando en una tasa de inflación anual de
más del 2000%.
Por tales razones, la FAP nunca adquirió los misiles aire-aire de medio alcance
Matra Super 530 D para sus Mirage-2000 P: en vez de esto, fueron armados sólo
con Matra R.550 Magic Mk-I. No fue hasta 1998, después de la Guerra del
Cóndor, que Perú adquirió una pequeña cuenta de Mk-II.
Bajo las circunstancias descritas, cuando las hostilidades entre Ecuador y Perú
hicieron erupción, en enero de 1995, las fuerzas armadas peruanas, y la FAP
particularmente, estaban en una mala situación y nada preparadas. En enero de
1995, la FAP tenía unos cuantos aviones operativos, incluyendo 3 Mirage-2000P,
7 Su-22 y Su-22 M, y 4 bombarderos Canberra, 8 A-37 B y 5 Mi-25. La situación
con los sistemas de defensa aérea no era mucho mejor: ninguno de los dos
radares P-12, sólo dos de los cinco P-11, sólo uno de dos P-14, dos de seis P-15,
uno de tres P-37 y dos P-19 estaban operativos. Esto significaba que sólo 8 de un
total de 20 estaciones de radar estaban funcionando: menos del 45%.
Los Su-22M-3K de la FAP (o SU-22M como era oficialmente designado) fueron muy activos
durante la corta guerra con el Ecuador, volando un total de 40 misiones de ataque. Sin
embargo, probaron estar insuficientemente equipados para enfrentar a interceptores mejor
armados y más ágiles, como el Mirage-F1 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana.
5
Air National Guard: la norteamericana Guardia Nacional Aérea.
Mientras tanto, la FAE estuvo en la búsqueda de un caza supersónico a través de
los setenta. La solución preferida fue el IAI Kfir C-2, aunque a causa de un
embargo norteamericano en la transferencia de sus motores General Electric J79
a Latinoamérica, Ecuador se tornó eventualmente a Francia y a Dassault por
Mirage 3 o 5. Las largas negociaciones fueron finalizadas sólo a fines de 1977,
cuando una orden para 16 Mirage-F1 JA (basados en el multirol F-1E) y dos
aviones de entrenamiento de conversión biplaza F-1JE fue emitida. Después de
un entrenamiento de pilotos inicial con EC-5, en Orange, los aviones fueron
entregados entre diciembre de 1978 y diciembre de 1979, con los dos aviones de
entrenamiento entregados en 1980. Entraron en servicio con el Escuadrón Caza
2112 en la recientemente construida base aérea de Taura, a unos 200 km al sur
de Quito, reemplazando al Cessna A-37B. Los Mirage ecuatorianos fueron
equipados a un estándar bastante usual, con VOR6 aéreos y antenas de bala de
Thomson-CSF BF RWR, y a fines de 1980 fueron actualizados con ayuda israelí
para cargar ocho bombas israelíes P-1 (cuatro bajo el fuselaje y el resto bajo las
alas). Al menos cuatro fueron perdidos en diferentes accidentes entre 1980 y
1990.
Ya en 1974, Ecuador fue uno de los primeros clientes del SEPECAT Jaguar,
ordenando 10 aviones monoplaza Jaguar International ES y 2 biplaza Jaguar
International EB, con las entregas comenzando en 1977, así como 3 reemplazos
en 1991 (los últimos 3 fueron todos Jaguar GR.Mk-1 ex RFA, repotenciados por
BAe). Desarrollados bajo la base del británico GR.Mk-1, el ecuatoriano Jaguar
International ES estaba impulsado por motores Adour 804 y equipados con
LRMTS (Buscador de alcance por láser y buscador marcador de objetivo, por sus
siglas en inglés) Ferranti ARI23231, así como una prominente antena RWR en la
cola. Como la mayoría de otros clientes, la FAE optó por pilones sobre las alas
para misiles Matra R-550 Magic Mk-I, así como para bombas británicas de 455
kg y Hunting BL.755 CBU. Mientras que la FAE compraba armas no guiadas
para sus Jaguar, dos dispensadores de estática y bengala norteamericanos
AN/ALE-40 fueron ubicados en el fuselaje más bajo de cada avión de la flota.
Los Jaguar reemplazaron a los restantes Canberra, que en los años posteriores de
sus carreras fueron usados como entrenadores de conversión para aviones jet
veloces, aunque también como entrenadores de entrada y bajo nivel para
tripulaciones de Jaguar. Sólo tres aviones quedaban operativos en 1980, y fueron
subsecuentemente almacenados.
6
Siglas de “VHF Omnidirectional Radio Range” (Radiofaro Omnidireccional de Muy Alta
Frecuencia). Se trata de una radioayuda a la navegación que utilizan las aeronaves para
seguir en vuelo una ruta preestablecida
FAE fue realizada muy rápidamente, con el primer grupo retornando de
entrenamiento en Israel el 11 de agosto de 1981, esperando las entregas. El
recientemente establecido Escuadrón 2113 fue declarado operacional del tipo ya
desde el 11 de junio de 1982. Inicialmente desde su entrega, los Kfir ecuatorianos
fueron principalmente usados como interceptores, armados con misiles
relativamente viejos Shafrir Mk-II, a pesar de tener una considerable capacidad
aire-tierra y altamente efectivos sistemas de aviónica de optimización de
misiones.
La flota Jaguar International ES de la FAE fue puesta en reserva durante los años de 1981
y 1995: como los peruanos, los ecuatorianos estaban preocupados por la posibilidad de un
conflicto más amplio, y en ese caso sabían que necesitarían un escuadrón caza adicional
para cubrir otras partes de la larga frontera con Perú. El Jaguar de la figura está
camuflado en “negativo” del camuflaje patente estándar aplicado en los aviones Jaguar
ecuatorianos. También lleva la caricatura de un jaguar en la nariz.
Las tensiones entre Ecuador y Perú ya eran altas desde comienzos de los
ochenta, y los dos países estaban otra vez en guerra en enero de 1981, después
que una patrulla peruana descubriera una infiltración ecuatoriana al sur de la
Cordillera del Cóndor, donde militares ecuatorianos capturaron el puesto de
observación peruano N° 22 y establecieron un nuevo puesto, llamado Paquisha (el
mismo nombro de otro puesto ecuatoriano al norte de la Cordillera del Cóndor).
El gobierno peruano denunció la infiltración como agresión y clamó que Paquisha
era un puesto ilegal de acuerdo al Protocolo de Río, dándole el nombre de Falso
Paquisha para distinguirlo de otro puesto bien establecido en territorio peruano.
Sin importar si era Paquisha o Falso Paquisha, todos estos puntos en disputa en
1981, así como en 1995, eran algo apenas que simples puestos militares
consistentes de un claro en la jungla lo suficientemente grande para permitir
aterrizajes de helicópteros y algún tipo de cuartel para una pequeña guarnición.
No había aldeas en la región: unas cuantas pequeñas tribus indias apenas
habitan esta área. No obstante, los militares peruanos prepararon una operación
bien planeada con el objetivo de expulsar a las tropas ecuatorianas de sus
posiciones. Desplegando un gran número de helicópteros Mi-8 TV de la Aviación
del Ejército del Perú (AEP) y el Grupo Aéreo N° 3 de la FAP para apoyar su
Brigada de la Jungla, los peruanos fueron capaces de poner al Falso Paquisha
bajo su control con pocas bajas. Los ecuatorianos retrocedieron, y el Presidente
peruano Fernando Belaúnde visitó la zona de combate unos días después,
exhibiendo a la prensa algo del equipo capturado, incluyendo algunas
ametralladoras antiaéreas, como estuvieron montadas en semiorugas del Ejército
Norteamericano M-16, en la II Guerra Mundial. Como ellos fueron los únicos en el
campo de batalla para cuando la lucha cesó, los peruanos fueron considerados
victoriosos.
De hecho, dada la naturaleza del conflicto, la FAP estaba utilizando sus aparatos
muy cuidadosamente. Inicialmente, sólo los A-37 B del Grupo N° 7 fueron usados
para volar unas cuantas misiones. Pero, con el tiempo se les unió los Mirage-5P
del Grupo N° 6, basados en la base aérea de Chiclayo, que fungieron de escoltas.
La mayoría de los Sukhoi del Grupo N° 11 fueron retenidos en la región costera,
en reserva y como fuerza disuasiva. No obstante, volaron algunos ataques
también, y en total los peruanos registraron que el 1111° Escuadrón voló no
menos de 79 horas de combate durante esta guerra, incluyendo algunas misiones
de defensa aérea y de reconocimiento.
La FAE también fue cuidadosa, con sus cazas aventurándose apenas por algún
lugar cercano a la zona de combate. Esto fue probado cuando un Mirage-F1
volado por el Tte. Coronel William Birkett Mórtola cayó bajo ataque de antiaéreos
peruanos, y tuvo que evadirlo con una difícil maniobra, a fines de enero de 1981.
Los Jaguar ecuatorianos fueron retenidos: su única contribución en la lucha fue
una misión apuntada a encontrar una estación de radar peruana ubicada en la
región noroccidental del Amazonas. Volada por el Capitán César Naranjo Anda a
un nivel muy bajo y profundo dentro del espacio aéreo peruano, los resultados de
esta incursión fueron considerados como exitosos, aunque subsecuentemente los
Jaguar fueron puestos como reserva; aunque sus tripulaciones fueron informadas
para posibles ataques contra aeródromos de la FAP, no volaron ninguna misión
de combate.
Sólo dos encuentros aéreos entre los cazas de la FAE y la FAP son conocidos. El
28 de enero, el ecuatoriano A-37 B FAE 384, volado por el Capitán Rommel Romo
y el Tte. Jorge Gabela, acompañado por el A-27 B FAE 381 volado por el Tte.
Víctor Peña y Tte. Galo Chico, se enfrentaron a dos A-37 B de la FAP cerca de la
Cordillera del Cóndor. En la resultante lucha entre oponentes iguales, el Capitán
Romo maniobró detrás de uno de los cazas FAP disparando en el proceso hasta
que su munición se agotó sin causar daños. Mientras tanto, el Dragonfly del Tte.
Peña fue alcanzado por el otro caza peruano y forzado a huir. Su A-37 B fue
subsecuentemente reparado. En otro caso, un ecuatoriano Mirage-F1 se enfrentó
a un peruano Su-22, disparando un único misil Matra R550 Magic Mk-1 contra
un objetivo que se estaba moviendo a gran velocidad a lo largo de disparos de
estática. Sin sorpresa, el pequeño Magic perdió el objetivo y falló.
Después del choque de 1981, ambos lados establecieron una cadena de bases en
la jungla en el área de la Cordillera del Cóndor, a lo largo de este corredor de
78km de longitud entre los ríos Zamora y Santiago. Una cadena de muy
altamente levantados puestos de observaciones apoyaba estas bases. Algunos de
estos puestos y bases estaban muy cerca la una del otro, y muchas escaramuzas
se dieron regularmente. La mayoría de estas ocurrían súbitamente y a rangos
muy cortos, dado que la jungla hacía la detección extremadamente problemática
más allá de una distancia de 200 metros.
Para suministrar los puestos del ejército peruano en el área, la FAP estableció un
puente aéreo regular, usando los Antonov An-32 del 842° Escuadrón para volar
suministros de Lima al aeropuerto El Valor de Bagua, cerca de Jaén, desde donde
estos eran llevados con transportes ligeros Antonov An-72 y Shanxy Y-12 hasta
Ciro Alegría y Galilea, estaciones en el Amazonas donde las tropas peruanas
recibían también uniformes tropicales y otro equipo requerido para combate y
supervivencia en la jungla. Desde Ciro Alegría y Galilea, las tropas y suministros
eran boladas por helicópteros Mi-8, Mi-17 y Bell 212 a varios puntos en la
Cordillera del Cóndor, mayormente a la base designada como PV-1, en el valle del
río Cenepa, así como al helipuerto de asalto ubicado en el área del Alto Cenepa.
Algunas veces algunos botes eran usados para transportar tropas y suministros.
Volar sobre las cordilleras entre la Cordillera del Cóndor y Ciro Alegría es siempre
extremadamente peligroso. El clima puede cambiar en materia de minutos y
ninguna estación de radar puede cubrir el área entera: las pocas unidades
disponibles en ambos lados sólo pueden cubrir el espacio aéreo sobre los picos de
las montañas circundantes. La disponibilidad de helicópteros de rescate y equipo
siempre dependió de los elementos, y las oportunidades de encontrar sitios de
accidentes aéreos o tripulaciones perdidas en la espesa jungla entre los altos
picos montañosos eran menos de mínimas.
Mi-8 de la AEP visto en Ciro Alegría, junto con refuerzos del ejército peruano a punto de
abordar. A esta base también llegaban aviones de la FAP Harbin Y-12
Batalla de Tiwinza
La tarde del 9 de enero, cerca de las 17:30 horas, una patrulla de cuatro hombres
del 25° Batallón “Callao” del Ejército Peruano fue atrapada por una patrulla del
63° Batallón “Gualaquiza” del Ejército Ecuatoriano – mientras transitaba
territorio peruano. Las tropas peruanas fueron capturadas y desarmadas, pero
las hicieron volver al comandante del puesto militar peruano “Soldado Pastor”
(PV-1) al día siguiente. Considerando este incidente, los peruanos despacharon
otra patrulla en la misma área la mañana del 11 de enero. Cerca de las 1300
horas, esta patrulla, en esta oportunidad con al menos 10 tropas, cayó bajo otra
emboscada ecuatoriana: cuando los ecuatorianos ordenaron que arrojaran sus
armas los peruanos se negaron. Un corto intercambio de disparos siguió,
resultando en la patrulla peruana siendo dispersada y las tropas dejando su
equipo detrás.
A las 7:45 a.m. del 28 de enero de 1995, los peruanos atacaron las posiciones
ecuatorianas en Tiwinza. El primer asalto fue rechazado, aunque los atacantes se
reagruparon y lo intentaron otra vez a las 11:05 horas, esta vez apoyados por
helicópteros Mi-8 y Mi-17, armados con cohetes y ametralladoras. Después de
otro fracaso, y un clamor ecuatoriano de haber golpeado un helicóptero peruano
que pasó bajo sobre Tiwinza, apoyo aéreo fue requerido y alrededor de las 12:05
horas los primeros cazabombarderos de la FAP aparecieron, intentando
identificar las posiciones debajo. En cuanto dos interceptores de la FAE se
aproximaron al área, sin embargo, los cazabombarderos peruanos se retiraron.
Peruanos ocupados
El trabajo del lado ecuatoriano no fue más fácil, a pesar que la FAE estaba en
mejor condición que la FAP, especialmente en el aspecto de las capacidades
operacionales y el mantenimiento de sus aviones. Al tiempo de la Guerra del
Cóndor, los ecuatorianos podían agrupar 12 Mirage-F1 JA, 10 Kfir-C2, 10 Jaguar
y 10 A-37B. Como principal fuerza de ataque, los Jaguar fueron retenidos como
reserva: la FAE quería tenerlos listos y libres para atacar en lo profundo del Perú
si era necesario. Por el resto de la guerra, en consecuencia, los Jaguar se
quedaron en estado de alerta, desplegados en aeródromos de la región costera,
armados y listos.
Aunque multirol por diseño, los Mirage y los Kfir iban a ser usados como
interceptores. La FAE inicialmente los tuvo atrás para propósitos defensivos
aéreos: no fue hasta algunos días de la guerra que un pequeño número de ambos
tipos fue liberado para deberes en el área de combate. Hasta entonces, y
aprendiendo las lecciones de 1981, en los primeros días de la guerra los
ecuatorianos desplegaron un gran número de tropas comando equipadas con
MANPAD7 británicos Blowpipe y rusos SA-16 en el área de la Cordillera del
Cóndor. Estos estaban conectados con COS-1 y así podían disminuir la presión
sobre los interceptores de la fuerza aérea, así como preparar algunas amargas
sorpresas para los peruanos.
Un Mi-17 de la FAP en deberes en la guerra con el Ecuador. Junto a los Mi-8 de la AEP
fueron desplegados en roles de transporte, ataque y MEDEVAC (evacuación médica). El
Ejército perdió 2 Mi-8TV, mientras que se dice que la FAP perdió 2 Mi-17, aunque tal cifra
no está aún confirmada.
La lucha de desgaste
7
Sistema de defensa aérea portátil, por sus siglas en inglés.
Blowpipe. Una de ellas derribó al Mi-8TV EP-587, que estaba en camino entre la
Base Sur y Coangos, cerca del fuerte ecuatoriano conocido como Tte. Ortiz,
matando a la tripulación consistente del Capitán Luis García Rojas, Tte. Augusto
Gutiérrez Mendoza, Tco. Victoriano Velarde, así como a los soldados Rubén De la
Cruz Huarcaya y Gustavo Begazo Gonzáles. Otro Mi-8 fue aclamado como
derribado cerca de Tiwinza, pero nunca fue confirmado. Por su parte, los
peruanos clamaron capturados a tres fuertes ecuatorianos, aunque estos lo
negaron, de hecho admitieron una pérdida de un muerto, siete heridos y seis
desaparecidos.
La lucha menguó en los días siguientes, mientras ambos lados llevaban incluso
más suministros a sus unidades de avanzada, aprovechando la pausa causada
por los intentos internacionales por negociar. Los vuelos en consecuencia nunca
cesaron, ni fueron menos peligrosos que antes. La mañana del 5 de febrero, seis
AT-27 de la FAP entregaron un feroz ataque contra Base Sur, y en la noche del 6
de febrero, un Canberra B-Mk.68 de la FAP fue aclamado como derribado por
antiaéreos ecuatorianos, matando aparentemente al piloto Capitán Percy Phillips
y a su navegante, Capitán Miguel Alegre. Otras fuentes claman que el
bombardero colisionó con una montaña por mal clima. Dado que sus cuerpos no
han sido hallados hasta la fecha, ambos fueron declarados como desaparecidos
en acción. La aparición de aviones Canberra, no obstante, muestra que la FAP
comenzaba a considerar a este conflicto como un asunto serio, mientras buscaba
soluciones para traer un incrementado tonelaje de armas frente a la creciente
amenaza MANPAD en la zona de combate. Los Canberra eran ciertamente más
rápidos que los helicópteros o A-37B, y en consecuencia han sido considerados
como menos vulnerables a la amenaza; la pérdida del precioso bombardero fue
definitivamente un duro golpe para la FAP.
8
Interceptación controlada en tierra, por sus siglas en inglés.
Cuan peligrosa era la Cordillera del Cóndor para los helicópteros fue ilustrado al
día siguiente, 7 de febrero. Cerca de las 1420 horas algunos Mi-25 de la FAP
atacaron posiciones ecuatorianas en la Base Sur, cuando fueron confrontados
por múltiples SA-16. Uno de los helicópteros fue derribado por no menos dos o
tres misiles, matando a la tripulación, consistente del Tte. Coronel Marco
Schenone Oliva, Capitán Raúl Vera Collahuazo, y el Soldado Erick Díaz.
Aproximadamente por este tiempo, los ecuatorianos clamaron también como
derribados a un Boeing CH-47 y a un Bell-212, sin confirmación emitida jamás.
Como parece, la FAP nunca desplegó algún CH-47 durante la crisis, mientras que
los Bell-212 eran usados principalmente como controladores aéreos de avanzada
y permanecían fuera de la zona de peligro la mayoría de las veces.
AT-37B de la FAP, visto en la zona de guerra. Aunque un efectivo avión ligero de ataque,
aún camuflados, los Dragonfly peruanos no estaban preparados para operaciones en la
selva y en áreas donde los interceptores ecuatorianos eran activos.
Despegando a las 12:49 horas, los dos Mirage, volados por el Mayor Raúl
Banderas (FAE-807) y el Capitán Carlos Uzcategui Soli (FAE-806), se
aproximaban a la zona de combate primero, seguidos por un par de Kfir-C2,
volados por el Capitán Mauricio Mata (FAE-905) y el Capitán Wilfrido Moya (FAE-
909). Mientras los interceptores volaban al sureste, a las 12:55 horas, el COMAC
llamó al FAE T-34C que actuaba como FAC, lejos de la Cordillera del Cóndor,
para prevenir un posible enfrentamiento. Mientras tanto, a las 12:53 horas, dos
A-37 basados en Macas fueron alertados.
Esta vez los interceptores de la FAE llegaron a tiempo para incluso hacer unas
cuantas patrullas antes de chocar; la diferencia de eventos previos fue que
algunos cazas FAP, probablemente Mirage-2000P, estaban volando alto,
exponiéndose así a la detección de los radares de la FAE. De hecho, el Mayor
Banderas después estableció que tenía en la mira de su radar al primer caza
enemigo unos 8 minutos después del despegue. Los aviones que su radar Cyrano-
IV detectó eran dos Su-22 de la FAP, volados por el Tte. Coronel Manuel
Maldonado Begazo y el Mayor Enrique Caballero Orrego Poeta, del 111°
Escuadrón FAP Caza “Los Tigres”. Estos cortaron la esquina de la frontera,
penetrando profundamente 16 km en el espacio aéreo ecuatoriano antes de tomar
curso paralelo hacia la frontera para luego descender a un nivel de 600 metros
sobre el terreno en preparación de un ataque contra Tiwinza.
Bandera seleccionó acelerar los posquemadores y volteó de tal forma para traer a
su Mirage y al de su alero a una profunda posición de reloj de seis detrás de los
Sukhoi. Al hacerlo, su RWR le advirtió que su avión había sido detectado y
rastreado por el radar de un caza enemigo. A las 13:15 horas, ignorando las
advertencias, el Capitán Uzcategui se aproximó a distancia de disparo y lanzó un
R.550 Magic, iniciando lo que se iba a convertir en el primer inédito combate aire-
aire entre dos cazas capaces de Mach 2 en la historia latinoamericana. Su misil
golpeó al Sukhoi volado por el Tte. Coronel Maldonado Begazo, forzándolo a
eyectarse antes de que su caza se estrellara en la jungla. Mientras tanto,
Banderas logró también un tiro contra el Su-22M de Orrego, aunque el obstinado
Sukhoi continuó volando. Apresuradamente debido a las advertencias de su RWR,
Banderas rápidamente seleccionó el segundo Magic y disparó de nuevo, con esta
vez el misil cortando al caza peruano en dos, cayendo los restos en el terreno.
Los dos pilotos de la FAP nunca supieron que estaban bajo ataque: sus cazas no
estaban equipados con RWR. El Tte. Coronel Maldonado Begazo eyectó a salvo,
aunque se hirió con el paracaídas en la jungla. Sobrevivió por ocho días en la
jungla sin comida ni medicinas, aunque finalmente sucumbió por sus heridas: su
cuerpo, y los restos de su caza fueron hallados el 26 de febrero de 1995; el cuerpo
del Mayor Orrego y los restos de su caza fueron encontrados sólo cinco años
después. La FAP nunca montó una operación de búsqueda y rescate para los dos
pilotos Sukhoi dado que no hubo señal de que sobrevivieran a la interceptación:
sus radios SABRE no pudieron penetrar simplemente la espesa selva a su
alrededor.
Con sus RWR aún dando advertencias de estar siendo rastreados por cazas
enemigos, los dos victoriosos Mirage descendieron por la jungla y aceleraron a
velocidad supersónica, restallando en su camino. Ni Banderas ni Uzcategui vieron
a ninguno de los dos Mirage de la FAP que obviamente los siguieron por casi 30
segundos, ni volvieron a verlos en acción (Carlos Uzcategui Soli murió en un
accidente aéreo en el 2002, en los años posteriores a su servicio un problema con
su visión fue detectado, lo que le previno de volar jet veloces).
Gráfico del Mirage-F1 JA “FAE-806”. Fue uno de los dos Mirage ecuatorianos que
participaron en el choque del 10 de febrero de 1995. Fue volado por el Capitán
Uzcategui ese día, y desde entonces lleva una marca de derribado por un Su-22 de
la FAP (representado con una pequeña insignia oval color verde sobre el título
Mirage F1-JA). El ecuatoriano Mirage-F1 eventualmente estableció una suerte de
supremacía aérea local en el área del campo de batalla, debido aparentemente al
cauto comportamiento de los Mirage-2000 de la FAP.
Nueva investigación revela que uno de los dos Sukhoi FAP derribados el 11 de febrero
habría sido designado 014, con esta foto llevando la insignia del 111° Escuadrón Caza “Los
Tigres”. Hay bastante confusión con la apropiada designación de estos aviones en el
servicio peruano, entonces – al menos oficialmente – lo que realmente era el Su-20M fue
enviado al Perú como “Su-22”, y la versión que realmente era el Su-22M-3K fue enviada
como “Su-22M”.
El Ataque de los “Cachorros de León”
El intento de los dos peruanos Mirage-2000 por interceptar los ecuatorianos F-1
fue obviamente un error, dado que entonces los demás cazabombarderos FAP
activos sobre la Cordillera del Cóndor se quedaron sin cubierta aérea. Los otros
dos interceptores de la FAE, el par de Kfir, todavía en el área, siguieron el
desarrollo del encuentro entre los Mirage y los Sukhoi. De hecho, alcanzaron su
estación CAP quince minutos antes de que el GCI los ubicara para interceptar
una formación de A-37B de la FAP que estaban por atacar posiciones
ecuatorianas en la zona de combate.
Los pilotos peruanos avistaron a sus enemigos cuando casi estaban dentro del
alcance de los misiles. Valladares y Hoyos rompieron su orden, descendieron y
ejecutaron un giro de combate, intentando enfrentar a los Kfir y así negarles una
oportunidad para tiros de misiles. Los Kfir fueron más veloces, sin embargo: el
Capitán Moya disparó un Shafrir Mk-II desde un alcance máximo, dado que su
objetivo no estaba a menos de 90° y giró. Antes de ser capaz de completar su giro,
Valladares avistó al misil aproximándose y luego sintió un golpe pesado. Ambos
motores se apagaron instantáneamente y el control de timón se dañó, cayendo
secamente el A-37 dando volteretas. Mientras su piloto estaba luchando por
recuperar el control del mortalmente herido Dragonfly, Mendiola notó que
estaban invertidos y cayendo, decidiendo finalmente halar la manilla y eyectarlos
al cielo. Ambos pilotos aterrizaron a salvo y fueron recogidos después por un
helicóptero de la FAP. Mientras tanto, Hoyos evadió ataques adicionales de los
dos Kfir ejecutando una serie de giros quebrados a un nivel muy bajo alrededor
de los picos montañosos circundantes, y huyó a salvo.
Con la pérdida de este A-37B, se ordenó que los demás aviones y helicópteros de
la FAP dejaran el área: la FAE así estableció superioridad aérea local sobre el
campo de batalla. Ciertamente, la caída de los tres cazabombarderos peruanos
presentó un inmenso triunfo para los militares ecuatorianos, sin lugar a dudas.
Kfir FAE-905 C-2, camuflado y con las marcas que participó en la guerra de 1995. Este
avión fue volado por el Capitán Mata (en la foto) el 10 de febrero de 1995, cuando derribó a
un Dragonfly peruano A-37B. Nótese la marca de derribo – en la forma de una pequeña
silueta de un AT-37B, junto con el distintivo peruano, aplicado bajo la parte delantera de la
cabina. De interés es la carga de tres tanques desechables supersónicos – algo de inusual
aparición fuera de Ecuador. Cuando estaban bajo sus alas, estos tanques podían ser
configurados para llevar dos bombas de 100 kg cada uno. Durante la batalla aérea del 10
de febrero de 1995, este caza, y el Kfir-C2 FAE-909 fueron armados con misiles Shafrir Mk-
II, llevados fuera de los pilones bajo las alas (no mostrados aquí).
Los A-37 de la FAP llevaron el peso de la acción durante la guerra de 1995. Principalmente
armados con bombas Mk-81 y Mk-82, algunas veces guiadas también con cohetes sin guía,
volaron docenas de ataques sobre posiciones ecuatorianas. Sin embargo, camuflados con
colores desérticos, los Dragonfly FAP demostraron no estar preparados para combates
aéreos sobre la jungla y dos fueron fácilmente avistados desde rango considerable (más de
8,000 metros) por pilotos Kfir FAE, a pesar de su diminuto tamaño y vuelo de bajo nivel. La
serie exacta del A-37B derribado por Kfir ecuatorianos sigue siendo desconocida; la imagen
muestra la serie “151” y fue entregada en 1977.
La FAE contraataca
Subsecuentes reportes indicaron que un Kfir pudo haber sido dañado en cambio,
pero la FAE no parece haber usado al tipo en un rol aire-tierra, prefiriendo
desplegarlo como interceptor o escolta de ataque. Apropiadamente, con el control
del aire en manos enemigas, las tropas peruanas tuvieron que atrincherarse al
frente de las posiciones ecuatorianas en la Base Sur, Tiwinza y Cueva de los
Tallos. Era tiempo de contraatacar para la FAE, y fue tarea de los A-37 del Grupo
Aéreo Amazónico basados en Macas. Permanentemente guiados por el FAC T-34,
los Dragonfly ecuatorianos volaron una serie de ataques el 12 de febrero (esta
unidad voló un total de 160 horas de combate durante el conflicto). Alrededor de
las 1430 horas, uno de los cazabombarderos ecuatorianos fue aclamado como
derribado por un SA-16 peruano, esta vez disparado por el técnico FAP Jesús
Abal Yabar. Apenas media hora después, los peruanos clamaron un Kfir C-2 de la
FAE alcanzado por un SA-16. No existe sin embargo confirmación ecuatoriana de
alguna pérdida similar.
Imagen del A-37B “FAE-392”, dañado por un MANPAD el 14 de febrero de 1995. El avión fue
llamado desde entonces “Tiwinza” en recuerdo a esa misión, y recientemente fue retirado
del servicio con el Escuadrón 2311
Durante esta corta, pero amarga y sangrienta guerra, el Ejército Peruano sufrió
una pérdida de unas 300 tropas muertas, heridas o desaparecidas, así como al
menos dos Mi-8TV de la AEP derribado. La FAP perdió un Mi-25, dos Su-22 y un
A-37B, así como un Canberra B-Mk.68. Mientras que es posible que pérdidas
adicionales ocurrieran (el número de helicópteros reportados perdidos puede ser
unos cinco), esto nunca fue confirmado. Considerando el hecho que la FAP voló
unas 160 misiones de combate, mientras que los helicópteros de la AEP
realizaron cientos de misiones adicionales de transporte, ataque y MEDEVAC, la
tasa total de pérdidas sigue siendo muy baja, muy por debajo del 2%. Debido a
los bajos rangos de mantenimiento en la FAP en el tiempo de guerra, y la cercana
relación dentro de la comunidad peruana de pilotos, cada pérdida, especialmente
alguna sufrida en combate aire-aire, fue seriamente sentida. Los reportes sobre
pérdidas ciertamente significativas de las fuerzas terrestres peruanas no ayudan
a mejorar la moral de la fuerza aérea. Esta es probablemente la razón principal
para la decisión en Lima de abandonar la lucha y declarar un cese al fuego
unilateral.
Los ecuatorianos claman no haber perdido avión alguno: dos A-37B y un Kfir
fueron dañados posiblemente por MANPAD peruanos, delineando la amenaza de
estas armas incluso contra aviones relativamente modernos. No obstante, la FAE
perdió un T-33A que se estrelló cerca de Mancas en un accidente no relacionado
al combate durante la guerra: la tripulación, el Capitán Garzón y Díaz, se eyectó
a un nivel muy bajo y murió. El Ejército Ecuatoriano debió haber perdido un
helicóptero Aerospatiale SA-342 Gazelle, bajo circunstancias desconocidas,
además de sufrir más de cien bajas.
El ejército ecuatoriano opera una pequeña ala aérea, equipada con unos cuantos
transportes ligeros y helicópteros Aerospatiale SA-342 Gazelle. Éste está equipado con
misiles antitanque guiados por calor. Se dice que uno de estos helicópteros se perdió
durante la guerra bajo circunstancias desconocidas.
Conclusiones
Las demás armas usadas durante esta guerra pertenecen a una generación más
antigua. A pesar de las relativamente frescas experiencias argentinas de la
Guerra de las Falkland, la FAP no sólo fue impactada por la pobre situación
económica, sino también obviamente fue cogida durmiendo: no tenía nada mejor
que el R.550 Mk-I, mientras que el resto de R-35 en stock estaban probablemente
inútiles para 1995.
El Shafrir Mk-II, llevado por los Kfir C-2 de la FAE, pertenecía realmente a una
generación más antigua de misiles aire-aire, originalmente desarrollados a fines
de los sesenta. Demostraron ser más efectivos y significativamente más simples
de mantener que las marcas contemporáneas de los norteamericanos AIM-9
Sidewinder, y también al menos iguales si no decididamente superiores al R.550
Mk-I, proveyendo a los interceptores ecuatorianos con una alta capacidad “fuera
de mira” no disponible para los peruanos. Sin considerar cuan maniobrables
fueron los cazas desplegados por ambos lados durante esta guerra, la FAE tuvo
un margen considerable en combate aire-aire durante la guerra de 1995.
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Supresión de defensas antiaéreas terrestres, por sus siglas en inglés.
peruanos consiguieron mejorar la condición de su red de radares, aunque es muy
probable que algo fuera realizado en el curso de la modernización introducida a
finales de los noventa.
Ciertamente, ambos lados pudieron haberlo hecho mucho mejor con la ayuda de
los sistemas aerotransportados de alerta temprana, como el avión Embraer EMB-
145 AEW-C, introducido al servicio en Brasil primero. Parece, sin embargo, que
tales plataformas estuvieron fuera de las capacidades financieras de ambos,
Ecuador y Perú, por lo que ningún avión similar fue adquirido
subsecuentemente.
10
Dispositivos Infrarrojos delanteros, por sus siglas en inglés.
Finalmente, la Guerra del Alto Cenepa demostró la vulnerabilidad de los
helicópteros en operaciones a altos niveles sobre el nivel del mar, así como en
operaciones sobre la jungla, es más en áreas donde el enemigo estaba bien
suministrado con MANPAD. Especialmente la FAP sufrió de inmensos problemas
con los Blowpipe ecuatorianos (descritos como “inútiles” después de su
despliegue en las Falkland y Afganistán, en los ochenta), pero también SA-16,
mientras que los aviones ecuatorianos demostraron ser vulnerables incluso a los
peruanos SA-16.
Siendo también una típica guerra limitada, luchada por dos países sobre un
límite mutuo, en consecuencia esta guerra merece ser estudiada más
cercanamente.