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BARBIE COMO CANON DE BELLEZA

Crisis de la naturaleza simbólica sobre la belleza


femenina.

Nombre: Rosa Morgado Cervera

Fecha: 14/03/2016

Asignatura: Antropología Social

Curso, grupo: 1º curso, grupo 12, no


repetidor.

Correo: rmorgadoc24@gmail.com

Palabras: 2.145

INTRODUCCIÓN

El día 28 de enero de 2016, el periódico El País publica la siguiente noticia: Barbie y sus
nuevas curvas. Tras las numerosas críticas recibidas por parte de las personas que
consideraban que la muñeca Barbie no representaba una mujer real, la compañía
Barbie decidió sacar varias muñecas con diferentes estaturas, siluetas, rostros y tonos
de piel. Además estas muñecas presentan nueva indumentaria, ya no visten solo con
vestidos y tacones, sino que se muestran con mayor naturalidad: vaqueros, zapatillas
deportivas, etc.

Un estudio publicado en la revista Developmental Psychology, en 2006, afirmaba que


las niñas que desde temprana edad jugaban con las muñecas Barbies, presentaban
mayor preocupación por su físico, por su delgadez, en comparación con otras niñas
que jugaban con otro tipo de muñecas.
Otro dato interesante es, que las empresas de marketing comercializan éste producto
de tal manera que enfocan las Barbies como un juego exclusivamente para chicas. En
sus anuncios televisivos y en las revistas que lanzan al público, siempre aparecen
chicas jugando con ellas, pero nunca ningún chico.

La primera muñeca Barbie que salió al mercado fue en 1959, ya lucía curvas perfectas y
extremada delgadez. La reflexión a la que pretendo llegar con el siguiente ensayo es:
¿Por qué la compañía no ha decidido hasta este momento modificar el cuerpo de sus
muñecas, representando así una muñeca más real? ¿Por qué hasta hace muy pocos
años la sociedad no se ha manifestado en contra de la Barbie “tradicional”? ¿Supone
un cambio en la cultura simbólica todo esto? ¿Están cambiando los cánones de belleza
en la actualidad? ¿Qué rol femenino se les atribuye a estas muñecas? ¿Cómo influye la
sociedad para que se tenga ésta visión de mujer perfecta? ¿Nos encontramos ante una
sociedad culturalista o naturalista?
BARBIE TRADICIONAL

La muñeca Barbie siempre ha tenido una figura esbelta, con piernas interminables,
mucho pecho, pelo larguísimo y rubio, rasgos faciales perfectos y siempre se ha
presentado maquillada. Si tomamos las medidas de la muñeca Barbie y las hacemos
reales, las medidas serían: 182 centímetros de altura, pesaría 49 kilos
aproximadamente, tendría la talla 96 de pecho, 45 centímetros de cintura y 83
centímetros de cadera. Sería imposible encontrar una mujer con estas medidas.
Además, las Barbies tradicionales siempre suelen venderse con complementos como:
bolsos, tacones, cepillos para el pelo… intentando demostrar con ello la feminidad de
las muñecas.

En primer lugar, el canon de belleza femenina ha ido variando en el tiempo,


respondiendo a motivos sociales y económicos. Por ejemplo, las mujeres ricas en el pasado
debían ser gordas, porque así se demostraban que tenían dinero y no necesitaban
trabajar para comer. En la actualidad la obesidad constituye un gran problema para la
salud de las personas que la sufren. Lo que hoy día vende es la delgadez, un cuerpo ágil
y esbelto. En realidad, siempre ha habido motivos ocultos detrás de cada canon de
belleza: si por ejemplo, se quiere incrementar el índice de natalidad, el ideal de mujer
es aquella que tiene las caderas anchas, en tiempo de hambruna y crisis el ideal de
belleza es la gordura, si lo que se intenta mostrar es la juventud y buena imagen de la
mujer, las dimensiones perfectas serían 90-60-90, como ocurre en la actualidad.
¿CÓMO Y QUIÉN CONSTRUYE EL IDEAL DE BELLEZA?

En primer lugar, para explicar la concepción que tiene la sociedad sobre el ideal de
belleza femenina debemos estudiar el universo simbólico de nuestra cultura. Un
símbolo, según Cassier en su obra Antropología filosófica, es:

«Una realidad material que indica otra cosa. Es algo sensible que se hace portador de
una significación universal, espiritual […], un contenido individual, sensible, que sin
dejar de ser tal, adquiere el poder de representar algo universalmente válido para la
conciencia» [Cassirer 1972, 1:36-56].

En la obra dirigida por Carmelo Lisón Tolosana (Antropología Horizontes Simbólicos), la


autora Petra Mª Pérez Alonso-Geta, considera que:

«Los símbolos forman parte de nuestro contexto cultural, se incorporan a las


estructuras cognitivas a través del proceso de enseñanzas-aprendizaje. Desde muy
pronto los niños empiezan a formar parte de ese universo simbólico para poder
orientarse y actuar en la vida. Cuentos, narraciones, juegos y juguetes (Huizinga, 1987),
ponen a los niños en contacto con el imaginario simbólico cultural, y a través de él, la
idea del bien y del mal, las normas y formas de comportarnos… La utilización de
símbolos no va a aparecer, sin más, a lo largo del desarrollo, sino que está ligada al
contexto cultural, a los procesos de socialización y educación, mediante los cuales, se
adquiere ese conjunto complejo de referencias espacio-temporales, cognitivas,
morales, emocionales, etc.» [Antropología Horizontes Simbólicos, 2014, 16-17].

A través de estas lecturas, podemos responder a la pregunta de por qué no es hasta


este momento cuando se produce una denuncia social a la empresa Barbie por crear
ese tipo de muñecas. Según Peter Berger y Luckman, en su obra La construcción social
de la realidad, la sociedad es un producto humano, es una realidad objetiva y el
hombre es un producto de la sociedad. Desde que nacemos, se nos presentan una
serie de instituciones que son externas a nosotros, que parecen históricas y a través de
la objetivación vamos a concebir como naturales. Estas instituciones están formadas a
través de tipificaciones, la repetición de una conducta entre los individuos de una
sociedad produce su institucionalización. Las tipificaciones crean roles, papeles que
esperamos que otra persona desempeñe y que ellos esperan que nosotros
desempeñemos. Por lo tanto debido a la institucionalización de la idea de que la Barbie
es el ideal de belleza femenina, y que ésta institucionalización lleva en nuestra cultura
muchos años y la hemos concebido como natural, no se ha producido hasta este
momento un cuestionamiento de si éste debe ser el ideal de belleza femenino.
Las características que representan la belleza femenina en nuestra sociedad es aquella
que se presenta en rasgos como extremada delgadez, pelo largo, excesivo maquillaje,
etc. Por ello la empresa Barbie como otras tantas empresas de juguetes han creado sus
muñecas en base a esta concepción de belleza. Tanto todas las personas que trabajan
en la empresa productora de dichas muñecas, como los padres que compran las
muñecas, como los niños que juegan con ellas, conciben a la muñeca como el ideal de
belleza, ya que desde que nacemos es lo que nos han enseñado. Legitimamos esa idea,
no la ponemos en cuestión.

También debemos aclarar que tras la tipificación de una conducta, surgen una serie de
roles. En este caso se da un rol de género.

La idea de institucionalización y creación de roles está también desarrollada por Peter


Berger y Luckman en “La construcción social de la realidad”:

«El origen de los roles reside en el mismo proceso fundamental de habituación y


objetivación que el origen de las instituciones. Los “roles” aparecen tan pronto como se
inicia el proceso de formación de un acopio común de conocimiento que contenga
tipificaciones reciprocas de comportamiento. […] Todo comportamiento
institucionalizado involucra roles y éstos comparten así el carácter controlador de la
institucionalización. »

O como también dice Claudia Alonso González en su obra “La construcción de la


identidad de género”:

«Cada nuevo sujeto, hombre o mujer, es socializado en el sistema de géneros que le


corresponde a su cultura y es entrenado para reproducirlo. Padres y madres transmiten
el mandato para las nuevas generaciones. La familia no es la única institución
encargada de esta tarea, otras instituciones tienen un lugar fundamental: la Iglesia, el
Estado, el sistema educativo, los medios de comunicación…»

Uno de los roles que debe desempeñarse en la cultura europea es aquel que exige a la
mujer estar arreglada, que luzca guapa y que cuide su físico y su peinado. La imagen
personal se convierte en uno de los aspectos más importantes para la mujer. Las
Barbies tradicionales están maquilladas y bien peinadas, llevan bonitos vestidos y
tacones. Como se trata de un rol de género, durante mucho tiempo no hemos puesto
en cuestión esta idea, porque hemos considerado que uno de los papeles que cumplen
las mujeres es ese.

En el caso de las Barbies, también se cumplen alguno de los roles de género que están
presentes en la sociedad sobre la mujer, es aquel que exige a la mujer estar arreglada,
que luzca guapa y que cuide su físico y su peinado. La imagen personal se convierte en
uno de los aspectos más importantes para la mujer.
Cabe destacar en este ensayo el proceso de legitimación de una idea.

«La legitimación produce nuevos significados que sirven para integrar los ya atribuidos
a procesos institucionales dispares. La función de legitimación consiste en lograr que
las objetivaciones de “primer orden” ya institucionalizadas lleguen a ser objetivamente
disponibles y subjetivamente plausibles. » [Peter Berger y Luckman]

Para que se produzca la legitimación de una idea, son necesarios una serie de
instrumentos. En la actualidad esos instrumentos son principalmente los medios de
comunicación. Hasta este momento, el canon de belleza ha sido y es la delgadez en la
mujer. Los medios de comunicación explotan esta idea a través de los personajes
televisivos que aparecen en numerosos programas, la mayoría de mujeres son
delgadas y se muestran siempre excesivamente maquilladas, muy bien vestidas, con
altos tacones, etc. También aparecen pasarelas de modas dónde las modelos usan
como máximo la talla 32. Rara es la ocasión que se utiliza modelos de tallas “grandes”.
Aparecen numerosos anuncios sobre productos para cuidar la belleza femenina. Todo
esto produce la legitimación de la idea de belleza femenina.

Pero en toda sociedad se pueden producir nuevas tipificaciones, pueden concebir la


realidad de forma diferente. Por eso mismo surgen las nuevas muñecas Barbies. Las
personas se cuestionan si ese debe ser el verdadero canon de belleza y empiezan a
producirse una serie de denuncias sociales contra estas instituciones. Estas nuevas
instituciones no tienen el mismo status que las anteriores, pero representan un gran
cambio en la cultura simbólica de la sociedad. Con ésta aclaración respondemos a la
pregunta de por qué no surgen hasta este momento las nuevas muñecas barbies. En
otras palabras, las nuevas muñecas Barbies serían el indicio de una nueva institución
que se muestra contraria a una anterior.

En último lugar, ¿Se trataría de una sociedad culturalista o naturalista?

Se defendería la teoría de los culturalistas, los cuales defienden que las personas nos
hacemos en sociedad, por ello en Europa existe un canon de belleza y un rol de género
femenino, que ha ido variando en el tiempo dependiendo de cada etapa. En este caso,
se justificaría que hasta este momento nadie haya criticado la silueta tradicional de la
Barbie y que los niños desde la infancia se hayan identificado con esta muñeca, porque
ha sido a partir de ésta socialización de género cuando nosotros hemos considerado la
figura de la Barbie como lo normal y deseable. Cada sociedad tiene su particular visión
de las cosas, en otros lugares del mundo, el ideal de belleza es diferente y las mujeres
no tienen los mismos roles de género. Por lo tanto, se trata de una cuestión de cultura
y no de naturaleza.
CONCLUSIÓN

En definitiva, las nuevas Barbies suponen un ejemplo de la actual construcción social


de la realidad y de cómo el universo simbólico es cambiante. En este ensayo se
muestra la evolución que ha experimentado el ideal de belleza femenina a lo largo del
tiempo y el rol de género que está presente en nuestra sociedad. El proceso de
legitimización de las ideas a través de los medios de comunicación y la gran influencia
que éste tiene en las personas, también aparece la gran importancia que tienen los
símbolos y el proceso de creación de roles a través de la institucionalización de ideas.
La compañía juguetera Barbie ha tenido la obligación de mostrar una transformación
en el físico de sus muñecas debido al cambio que se está produciendo del universo
simbólico. En este ensayo puede verse un claro ejemplo del proceso de legitimación e
institucionalización de una idea que defiende Peter Berger y Luckman en su obra “La
construcción social de la realidad”.

Una posible ampliación de este ensayo sería como es considerada la Barbie en otras
culturas, y si su delgadez es vista como un problema para la sociedad, poder analizar la
reacción de las personas ante esta muñeca y estudiar sus cánones de belleza
femenina.
BIBLIOGRAFÍA

http://elpais.com/elpais/2016/01/28/estilo/1453987700_466352.html

http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero34/canonbe.html

Camelo Lisón Tolosana, Antropología Horizontes Simbólicos, Tirant lo Blanch 2014

Peter Berger y Luckman, La construcción social de la realidad. Buenos Aires:

Amorrortu.

Cassirer 1972, Antropología filosófica, Introducción a una filosofía de la cultura,

México: Fondo de Cultura Económica.

Claudia Alonso González, La construcción de la identidad de género. Aguascalientes


(México)

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