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VIDA DE APOLONIO
© E D I T O R I A L G R E D O S , S. A.
DE T I A N A Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.
ISBN 84-249-3522-5.
Impreso en España. Printed in Spain.
EDITORIAL GREDOS
Gráficas Cóndor, S. A . , Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6497.
8 VIDA DE APOLONIO
cultura y superstición, un desvanecimiento de los lími- al Imperio los Severos . Se trata de una serie de em-
tes entre lat escuelas filosóficas, como la platónica, la peradores, de origen africano y sirio, que, por serlo, no
estoica y la peripatética, con su búsqueda de un dios se veían ligados a la tradición romana de la vieja casta
desconocido, y la idea inefable e irracional de la divi- senatorial, circunstancia que permitió que salieran a
nidad, que lleva al misticismo o a manifestaciones se- flote una serie de nuevos elementos culturales, antes
cundarias, como la superstición, la magia o el espiritis- soterrados, y se igualaran en importancia a los tradi-
mo. El panteón olímpico se aleja progresivamente del cionales greco-romanos. Es además un momento en el
interés de las conciencias religiosas y la religión se va que los sofistas ocuparon un papel predominante en
volviendo más personal; asimila primero las religiones la sociedad. Son secretarios del emperador o maestros
orientales, mistéricas y de salvación y acaba, andando de la juventud, y su formación se siente atraída hacia
el tiempo, por cubrir sus necesidades con el cristianis- todos los temas, aunque sin profundizar en ninguno
mo que, surgido en principio en zonas absolutamente de ellos. La irreligiosidad inspira aversión, y el Im-
marginales del imperio y en capas sociales antes com- perio se abre a múltiples divinidades nuevas, desde
pletamente marginadas, termina por venir a llenar las Baal y Tanit a Sérapis, y a toda clase de supersticiones,
necesidades espirituales de la mayoría y por imponerse aceptadas sin la menor crítica, mientras que la filosofía
de forma casi absoluta. abandona cada vez más el racionalismo, para intere-
sarse por lo sobrenatural y por la pureza moral. Un
Esta búsqueda se manifiesta asimismo por una insa-
síntoma claro es que las palabras «filosofía» y «filoso-
ciable curiosidad, por un deseo desmesurado por lo
far» se aplican en Filóstrato a múltiples terrenos con
prodigioso, por lo exótico e inaudito, que lleva, tanto
los que antes no tenía nada en común, como aspectos
a descripciones más o menos reales de tierras o pue-
de la historia religiosa o del culto, o incluso la retórica.
blos lejanos, como a fantasías de toda especie sobre
maravillas increíbles. Por ello el gran género popular de
la época es la novela, con sus estupendas aventuras, los
2. Filóstrato y el círculo de Julia Domna
largos e inacabables viajes de sus protagonistas a tie-
rras lejanas, la primacía de lo erótico, de la aventura Es en esta época, pues, cuando ve la luz Filóstrato,
y del final feliz, para un hombre de la calle lo sufi- un autor cuya investigación se ha visto desde el primer
cientemente angustiado por el clima de inseguridad momento dificultada por la identidad de nombres de
física y moral entonces reinante, como para desear eva- varios Filóstratos de la misma familia, así como por la
dirse de la realidad. La literatura se propone ahora escasez de nuestras fuentes y los errores que en ellas
como fin primordial entretener: busca satisfacer la enor- advertimos.
me avidez de su público por lo exótico y pintoresco,
por lo novelesco y lo romántico. 7
Sobre lo cual cf. T . M A N T E R O , Ricerche sull'Heroicos di Filos-
trato, Genova, 1966, p á g s . 21 y sigs.
INTRODUCCIÓN 13
14 VIDA DE APOLONIO
ocasiones, plantea no pocas dificultades para su tra- en Roma ; en la otra nos cuenta cómo a Caracalla «le
ducción agradaban tanto los magos y hechiceros, que a Apolonio
Este es, pues, a grandes rasgos, el autor de la Vida el capadocio, que floreció en época de Domiciano y fue
de Apolonio, pero ¿quién fue este Apolonio, que me- un consumado hechicero y mago, lo ensalzaba y honra-
19
reció la atención de los círculos cercanos a la corte im- ba, e incluso le construyó un heroon» . También los
perial de Roma, como para consagrarle una biografía escritores de la Historia Augusta se refieren a él. Así,
20
tan extensa como ésta? se nos cuenta que, cuando Aureliano se disponía a
destruir Tiana, se le apareció Apolonio y lo convenció
para que respetara su ciudad natal. Asimismo se nos
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morir, de acuerdo con Filóstrato, en la época de Nerva, tica descripción del falso profeta Alejandro, dice que
esto es, entre los años 96 y 98. Algunas voces, sin de- fue discípulo de Apolonio y agrega: «¡Ya ves qué clase
masiado fundamento, han dudado de esta cronología, de escuela tenía el individuo del que hablo!» Presumi-
según veremos en esta misma Introducción, § 5, pero blemente debía estar escrito en tonos parecidos el libro
no han conseguido ofrecer una propuesta alternativa de Merágenes sobre Apolonio, del que nos habla el pro-
suficientemente basada como para convencer. Poca fue pio Filóstrato . 23
en sus biografías tardías, como las de Porfió y Yámbli- narración, como en boca de Apolonio . No obstante,
co: un taumaturgo, relacionado con la sabiduría caldea pese a sus buenos propósitos, los rasgos con los que
y egipcia, entre cuyos saberes se incluían nociones filo- nos presenta su figura hacen asomar aquí y allá ine-
sóficas, unidas a prácticas ascéticas, veneración reli- vitablemente la figura del taumaturgo. Apolonio hace
giosa y la capacidad de obrar maravillas. La relación milagros (IV 25, VI 27), resucita a una muerta o, al
es particularmente estrecha entre la Vida de Apolonio menos, aparentemente muerta (IV 45), hace profecías
y la Vida de Pitágoras de Yámblico, entre las que se han (I 10, IV 4, 34, VI 32, etc.), expulsa démones (IV 20,
señalado numerosas analogías. Dado que sabemos que 25, VI 27), sana enfermos (IV 4), aparta la peste (IV 10),
Apolonio escribió una biografía de Pitágoras (citada, evoca muertos (IV 16), aparece súbitamente en un lu-
entre otros, por el propio Yámblico, Vid. Pit., 254), se gar apartado (IV 10, VIII 10), ve lo que sucede en lu-
ha llegado a pensar que Filóstrato pudo usarla como gares lejanos (VIII 26), habla lenguas sin haberlas apren-
fuente, atribuyéndole al Tianeo rasgos o anécdotas que dido (I 19), posee la capacidad de comprender a los
Apolonio refería acerca de Pitágoras, lo que explica las animales (I 20) y un largo etcétera de poderes, algunos
coincidencias con Yámblico, que se sirvió igualmente de ellos íntimamente relacionados con lo chamánico.
de ella como fuente para su biografía de Pitágoras . 2S De otra parte, hay aspectos más propiamente religiosos
que filosóficos (si bien la distinción entre ambos, como
El propósito primordial de Filóstrato es negar en su
ya he dicho, se va borrando progresivamente en esta
biografía que Apolonio fuera un góes, un brujo o prac-
época), como son su vida de predicador, así como sus
visitas a los templos y su afán por reformar sus cul-
estudios, cf., por ejemplo, P. M E R L A N , en A. H . ARMSTRONG (ed.), tos, etc.
The Cambridge History of Later Greek and Early Medieval Philo-
sophy, Cambridge, 1967, p á g . IOS, nota 4. De los intentos recien- En realidad cabe decir que hay dos Apolonios, el
tes de fijar la personalidad de Apolonio, destacamos los estudios filósofo y el taumaturgo, sin que el autor logre con-
de Miller, V a n Groningen y Hopfner citados en la B i b l i o g r a f í a .
2 4
ciliar muy bien a ambos, a más de que Filóstrato, pese
Cf. J . B O M P A I R E , Luden écrivain: imitation et création, Pa-
r í s , 1958, 615 sigs.
a sus intenciones declaradas de limpiar la figura de
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Algunas a n a l o g í a s s e ñ a l a b l e s son, por ejemplo, el encuentro Apolonio de sus aspectos mágicos, no puede evitar la
de P i t á g o r a s y F á l a r i s con el que hay entre Apolonio y Domicia- tentación de lo maravilloso, tan del gusto del público
no, a s í como el nacimiento de P i t á g o r a s y el de Apolonio, cf.
de la época. En suma, lo que pretende ofrecernos Filós-
F. G R O S S O , «La 'Vita di Apolonio di Tiana' come fonte storica»,
Acmé 7 (1954), 486491, con abundante b i b l i o g r a f í a , y M A N T E R O ,
Ricerche..., p á g . 38, nota 2. 26
Cf. Vid. Apol. I 26, V 12, V I I 39, y especialmente la defensa
de Apolonio en VIII 7.
INTRODUCCIÓN 21
22 VIDA DE APOLONIO
deres sobrehumanos hacen confundirse al hombre con recibía culto bajo la advocación de Heracles Tutelar ,
la esfera de lo divino, además de que, ya P l a t ó n pen- 29 y asimismo habla de los adoradores de Apolonio, entre
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acuñado por Juliano el teurgo, el concepto de teurgia , 10 de la propia biografía , se evidencia claramente que
heredado luego por Porfirio y el Neoplatonismo. La las opiniones políticas del de Tiana contienen más del
punto de vista filostrateo que del atribuible a Apolo-
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2 7
nio , y otro tanto cabe decir de las opiniones artísti-
L . G I L , Therapeia. La medicina popular en él mundo clásico, 3S
nifiesto por Hopfner y Treloar . 36 por Estobeo . En la propia Vida de Apolonio se men-
En cambio sí podemos atribuirle a Apolonio, porque ciona la existencia de una colección diferente de cartas.
coincide perfectamente con las creencias pitagóricas, En todo caso, si bien la autenticidad de esta colección
la consideración de las prácticas del sacrificio sangrien- epistolar no es segura, tampoco hay motivos decisivos
to como inapropiadas para los dioses. Un sumario de para negársela. Posiblemente hay algunas auténticas,
las creencias religiosas de Apolonio podemos hallarlo, unidas a falsificaciones. El tema ha sido objeto de un
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ducción literaria. El detalle de este punto podemos re- las referencias contenidas en la Vida de Apolonio* ,
construirlo en parte gracias a una noticia del ya citado pero hemos de considerar falsas las atribuciones del
léxico Suda, aparte de algunas menciones, principalmen- discurso apologético de Apolonio en VIII 7, que es
te en la propia Vida de Apolonio, además de los textos claramente obra de Filóstrato, y de un tratado Sobre
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que se nos han conservado como suyos. las horas del día y de la noche .
El Suda comienza por citar su obra Sobre los sa- Es difícil saber cómo era Apolonio en realidad, dado
crificios, mencionada, además de por Eusebio, al reco- que la de Filóstrato es una visión parcial e interesada.
ger un fragmento de la misma, por Porfirio y por el pro- Parece evidente que hemos de admitir entre sus ras-
M
pio Filóstrato . Enumera asimismo un Testamento —al gos básicos que era un pitagórico que quiso ser un
que se alude como fuente en Vida de Apolonio I 3— retrato viviente de Pitágoras, preocupado por conservar
unos Oráculos, la ya citada Vida de Pitágoras y unas puros sus preceptos: vegetarianismo, abstinencia sexual,
Cartas. De estas últimas se conserva una colección de uso de vestimenta de lino y calzado de corteza, etc.,
setenta y siete, de las que hemos de descontar la 53, interesado por la moralización del culto a los dioses,
que es de Claudio al senado de Tiana; la 59, del rey y amante de la cultura griega, además de ser, como lo
babilonio Garmo a Neogindes, rey de los indios, y la define Bowersock **, un inconformista, cuya persecución
62, de los lacedemonios a Apolonio, pero a las que he- 3 9
PORFIRIO, Acerca de ta Éstige, en ESTOBEO, Florilegio I 3, 56;
mos de añadir una citada por Porfirio y varias referidas ESTOBEO, Florilegio X 64, etc. C o n estos fragmentos se llega a 97
cartas, editadas por Kayser tras la Vida de Apolonio, e igualmen-
te por Conybeare, tras la Vida, con t r a d u c c i ó n inglesa.
3 4
T. H O P F N E R , « A p o l l o n i u s von Tyana und P h i l o s t r a t u s » , Semi- " Cf. VIII 20.
4 1
narium Kondakovianum 4 (1931), 143, nota 31; A. TRELOAR, «Aethio- F . L o CASCIO, Sulla autenticità delle epistole di Apollonio
p i a n s » , Prudentia 4 (1972), 42-50. Tianeo, Palermo, 1978.
5 7 « I 14, III 41 y V i l i 19.
EUSEBIO, Preparación para él Evangelio I V 13. 4 3
3 1
Recogido en l a e d i c i ó n de F . B O L L del tomo 7 del Catalogas
PORFIRIO, Acerca de la Abstinencia 163.15; FILÓSTRATO, Vid.
Codicum Astrologorum, Bruselas, 1908, p á g s . 175-181.
Apol. I V 19. 4 4
E n su breve, pero excelente i n t r o d u c c i ó n al libro PHILOSTRA-
TTJS, Lije oj Apollonius, trad. C P. JONES, Penguin Books, 1970,
p á g . 9.
INTRODUCCION 25
26 VIDA DE APOLONIO
y sus cambiantes relaciones con los emperadores, el desde Baur, en 1832 , se comenzó a poner en duda la
personaje ideal para una biografía novelesca, como la cuestión, dudas que han ido acrecentándose entre va-
que emprende Filóstrato. Para ello contó sin duda con rios autores posteriores, aunque con variantes, desde
una serie de materiales. quienes creen una mera ficción literaria, tanto el ma-
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nuscrito como su autor , hasta quienes defienden la
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existencia de Damis y su relato , pasando por quienes
4. Las fuentes de la «Vida de Apolonio de Tiana» creen que Filóstrato accedió a un relato anterior, pero
4S 49
Al principio de la obra (I 2-3), el propio Filóstrato blema . La desconfianza de algunos autores ha llegado
enumera cuáles son sus fuentes de información para incluso a negar la existencia del escrito de Máximo
configurar la biografía de Apolonio: tradiciones orales de Egas y a considerarlo como un texto complementa-
locales, textos del propio Apolonio, concretamente sus 4 S
F . C. B A U R , « A p o l l o n i u s von Tyana und C h r i s t u s » , Tüb.
cartas y su testamento, y diversos escritos sobre el de Zeitsch. f. Theol. 4 (1832), 111 sigs.
Tiana, entre los cuales menciona un libro de Máximo 4 4
E . S C H W A R T Z , Fünf Vorträge über den griechischen Roman,
de Egas sobre la estancia del sabio en Egas, otro de Berlin, 1896, p á g s . 124 sigs.; J . M I L L E R S. v. Apollonius von Tyana,
cuatro volúmenes de Merágenes, y especialmente un en PAULY-WISSOWA, R. E., I I 1, 1896, col. 146 sigs.; especialmente
E . M E Y E R , « A p o l l o n i u s von Tyana und die Biographie des Philos-
relato del propio Damis, el asirio compañero insepara-
t r a t o s » , Hermes 52 (1917), 372 sigs.; F . SOLMSEN S. V . Philostratos
ble de Apolonio. Ninguna de estas tres obras se nos 10, en PAULY-WISSOWA, R. E., X X 1, 1941, col. 147-152.
ha conservado, y en cuanto a sus autores, poco ó nada 4 7
R. REITZENSTEIN, Hellenistische Wundererzählungen, Leipzig,
es lo que sabemos. Respecto a Máximo de Egas, sabe- 1906, p á g s . 40 sigs.; J . S . P H I L L I M O R E , Philostratus. In honour of
Apollonius of Tyana, Oxford, 1912, p á g . X X I ; H O P F N E R , «Apollo-
mos que ocupó el cargo de ab epistulis Graecis, una es-
n i u s . . . » ; GROSSO, «La Vita...»; G . PETZKE, Die Traditionen über
pecie de secretario del emperador, con la misión de Apollonius von Tyana und das Neue Testament, Leiden, 1970;
ocuparse de su correspondencia en griego. A Merágenes F . L o CASCIO, La forma letteraria della Vita di Apollonio Tianeo,
lo cita también Orígenes, y de su referencia parece de- Palermo, 1974.
4 8
ducirse que la visión que en su obra se daba de Apo- E . ZEIXER, Die Philosophie der Griechen in ihrer geschichtli-
chen Entwicklung, Leipzig, 1903, p á g . 167, n. 1.
lonio era contrapuesta a la de Filóstrato, probablemente 4 9
J . M I L L E R , « D i e Damispapiere in Philostratos' Apolloniosbio-
incorporando el punto de vista del gran enemigo de g r a p h i e » , Philologus 66 (1907), 5 l l sigs., quien identifica al Damis
Apolonio, Eufrates. De ahí que el autor de la Vida le de F i l ó s t r a t o con Damigeron de A P U L E Y O , Apología 90, cf. E. NOR-
niegue toda validez como testimonio. En cuanto a Da- DEN, Agnostos Theos, B e r l í n y Lepzig, 1913, p á g . 37.
5 0
J . M E S K , « D i e Damisquelle des Philostratus i n der Biographie
mis, se han suscitado grandes dudas y múltiples tra- des Apollonius von T y a n a » , Wiener Studien 41 (1919), 121 sigs.;
bajos en torno al tema, sin que se haya llegado a una J . H E M P E L , « U n t e r s u c h u n g e n zur Ü b e r l i e f e r u n g von Apollonius
von T y a n a » , Beiträge z. Relig. 4 (1920), 3 sigs.
INTRODUCCIÓN 27
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mente segura de los hechos sabidos por el gran público, balance de los errores y aciertos . En todo caso, el
que los conocía y podía, en cualquier caso, controlar- testimonio de Filóstrato no desmerece de los de los
los, guiándose por las obras historiográficas mayores» . 54 historiadores de esta época, como Suetonio o Dión Casio,
Además de que, señala Grosso, Filóstrato está empeñado pues casi siempre que podemos apoyar sus afirmacio-
en hacer verosímil su nueva visión de Apolonio, y para nes por otro testimonio, existe coincidencia entre ellos.
ello necesitaba guardar el mayor respeto por los hechos Particular atención dedica Filóstrato a la cronología,
conocidos como históricamente ciertos. Es más, se pue- manteniendo su promesa de dar «una visión exacta de
den registrar coincidencias con los historiadores, allá ese hombre en los momentos en los que dijo o hizo
donde se refieren a los mismos hechos, especialmente cada cosa». No obstante, varios autores han discutido
con Dión Casio, lo cual es lógico, dado que ambos son la cronología ofrecida por nuestro sofista respecto a
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griegos y comparten un ambiente cortesano semejante. los años en los que vivió Apolonio. Así, Phillimore si-
túa su nacimiento entre el 37 y el 41 d. C, casi cuarenta
5 5
E n estas notas de c a r á c t e r h i s t ó r i c o soy fundamentalmente
B O W E R S O C K , en su I n t r o d u c c i ó n , p á g s . 17-8. deudor de la enorme masa de datos suministrados por G R O S S O ,
GROSSO, «La V i t a . . . » . «La V i t a . . . » , si bien, para evitar una excesiva a c u m u l a c i ó n de
Ibídem, pág. 512. citas no lo menciono expresamente en cada o c a s i ó n .
* PHILLIMORE, Phüostratus..., I, p á g s . C V sigs.
INTRODUCCIÓN 31
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