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TEORÍA DE

FUNCIONES
DE VARIABLE
COMPLEJA

A. L. Cauchy (1789–1857)

Editado por
Bienvenido Cuartero y Francisco J. Ruiz
sobre apuntes del Área de Análisis matemático
B. Riemann (1826–1866) K. Weierstrass (1815–1897)

“La teorı́a moderna de las funciones analı́ticas ha tenido cuatro fundadores: Gauss,
Cauchy, Riemann y Weierstrass.
Gauss no publicó nada en vida; por ası́ decir, no habı́a comunicado nada a nadie y sus
manuscritos no se han reencontrado hasta mucho después de su muerte. No ha ejercido
por ello ninguna influencia.
Los otros tres geómetras que han contribuido a crear la noción nueva de función han
seguido caminos bien diferentes.
Cauchy ha precedido a los otros y les ha mostrado el camino; pero no obstante las tres
concepciones se mantienen distintas y esto es una gran suerte, pues tenemos ası́ tres
instrumentos entre los que podemos elegir y cuya acción podemos combinar a menudo.
...
La teorı́a de Cauchy contenı́a en germen a la vez la concepción geométrica de Riemann y la
concepción aritmética de Weierstrass, y es fácil comprender como podı́a, al desarrollarse
en dos sentidos diferentes, dar nacimiento a una y a otra.
Para Riemann, la imagen geométrica juega el papel dominante; una función no es más que
una de las leyes según las cuales pueden transformarse las superficies; uno busca repre-
sentarse estas transformaciones y no analizarlas; su posibilidad misma no es establecida
más que por un razonamiento sumario al que no se ha podido, mucho más tarde, dar rigor
más que al precio de modificaciones profundas y rodeos complicados.
Weierstrass se sitúa en el extremo opuesto; el punto de partida es la serie de potencias, el
elemento de la función que está confinado en un cı́rculo de convergencia; para proseguir la
función fuera de este cı́rculo, tenemos el procedimiento de la continuación analı́tica; todo
deviene ası́ una consecuencia de la teoria de series y esta teorı́a está establecida sobre
bases aritméticas y sólidas. Nos desembarazamos de las dudas que, en el siglo pasado
y en la primera mitad de éste, asaltaban a menudo a los pensadores a propósito de los
principios del cálculo infinitesimal, y también de las que podı́a provocar por sus lagunas
la teorı́a de funciones analı́ticas de Lagrange . . . ”
(Henri Poincaré, ‘La obra matemática de Weierstrass’, en Acta mathematica 22 (1899),
pp. 1–18.)
INDICE

0 NÚMEROS COMPLEJOS: CONOCIMIENTOS PREVIOS


1. Introducción
2. Propiedades algebraicas de los números complejos
3. El plano complejo
4. Raices n-ésimas de un número complejo
5. La topología de C
6. Compactificación de C
7. Continuidad de las funciones de variable compleja
1 FUNCIONES HOLOMORFAS
1. Introducción
2. Derivabilidad de las funciones de variable compleja
3. Condiciones de Cauchy-Riemann
4. Funciones holomorfas. Funciones armónicas
5. Apéndice: cálculo de armónicas conjugadas y método de Milne-
Thomson
2 FUNCIONES ANALÍTICAS
1. Introducción
2. Series en C: generalidades
3. Series de potencias
4. Funciones analíticas
5. Principio de prolongación analítica
3 FUNCIONES ELEMENTALES BÁSICAS
1. Introducción
2. Función exponencial
3. Funciones seno y coseno
4. Determinaciones del argumento y del logaritmo
5. Exponenciales y potencias arbitrarias
6. Otras funciones elementales
4 INTEGRACIÓN DE CAMINOS
1. Introducción
2. Integración de funciones complejas en intervalos reales
3. Curvas y caminos en C
4. Integración de funciones complejas sobre caminos
5. Integrales dependientes de un parámetro complejo
5 INDICE DE UN PUNTO RESPECTO DE UN CAMINO CERRADO
1. Introducción
2. Definición y primeras propiedades
3. Interpretación geométrica del índice
4. Ejemplos y ejercicios
5. Apéndice: superficies de Riemann
6 TEORÍA LOCAL DE CAUCHY
1. Introducción
2. Teorema y fórmula de Cauchy
3. Consecuencias de la fórmula de Cauchy
4. Avance: el teorema de Cauchy y el cálculo de integrales reales
5. Apéndice: sumación de series.
7 TEORÍA GLOBAL DE CAUCHY
1. Introducción
2. Ciclos. Homología
3. Teorema nomológico de Cauchy
4. Conexión simple
8 CEROS Y SINGULARIDADES. SERIES DE LAURENT
1. Introducción
2. Ceros de una función holomorfa
3. Singularidades aisladas
4. Funciones meromorfas
5. Singularidades en el infinito
6. Series de Laurent
7. Ejercicios resueltos
9 TEOREMA DE LOS RESIDUOS. APLICACIONES
1. Introducción
2. Prólogo: residuos
3. El teorema de los residuos
4. Aplicación al cálculo de integrales y a la sumación de series
5. Aplicaciones a la localización de ceros
6. Valores locales de una función holomorfa
7. Teorema de la aplicación abierta
8. Teoremas de la función inversa
9. Ejercicios resueltos
CAPÍTULO 0

Números complejos:
conocimientos previos.
0.1 INTRODUCCIÓN

Recopilamos en este capı́tulo las propiedades básicas de los números complejos,


ya vistas a lo largo de cursos anteriores. Como libros de consulta pueden usar-
se, por ejemplo, Apostol, T.M.: Análisis Matemático (segunda edición). Reverté,
Barcelona (1991) (algunas explicaciones están más detalladas en Apostol, T.M.:
Calculus, vol. I (segunda edición). Reverté, Barcelona (1989)); para practicar con
operaciones y representaciones gráficas, Spiegel, M.R.: Variable compleja. Mc-
Graw Hill (colección Schaum) (1971).

Comencemos recordando que se definı́a

C = {(a, b) : a, b ∈ R}

con las operaciones


SUMA: (a, b) + (c, d) = (a + c, b + d)
PRODUCTO: (a, b).(c, d) = (ac − bd, bc + ad)
Obsérvese que, como conjunto, C es en realidad R2 . La novedad (y lo intere-
sante como veremos) está en introducir el producto, pues se comprueba fácilmente
que C con las dos operaciones anteriores se obtiene un cuerpo conmutativo, con
(0, 0) y (1, 0) como elementos neutros respectivos.
Además, el cuerpo C contiene al cuerpo R. Precisemos esta afirmación:
- La aplicación a ∈ R −→ (a, 0) ∈ C es un homomorfismo inyectivo de
cuerpos.
Esta identificación de R como subcuerpo de C nos permite usar la notación
simplificada a = (a, 0), y observando que todo elemento (a, b) ∈ C se puede
escribir como
(a, b) = (a, 0).(1, 0) + (b, 0)(0, 1),
si denotamos i = (0, 1), con esta nueva nomenclatura, tenemos

(a, b) = a + ib.

1
2 Números complejos: conocimientos previos.

Esta forma de escribir un número complejo (forma binómica) hace más facil
la multiplicación. En efecto, teniendo en cuenta que

i 2 = (0, 1).(0, 1) = (−1, 0) = −1

comprobamos que

(a, b).(c, d) = (ac − bd, bc + ad)

se traduce en
(a + ib).(c + id) = ac − bd + i(bc + ad),
donde para hacer esta operación sólo hace falta recordar las reglas habituales de la
multiplicación y las identificaciones anteriores.
Cuando se utiliza una sola letra para denotar un número complejo, se suele
elegir la z, y si z = a + ib con a, b ∈ R, los números a, b se llaman partes real e
imaginaria de z, respectivamente. Escribiremos entonces a = e z, b = m z.
Desde el punto de vista algebraico, la principal ventaja de C es que soluciona
el defecto algebraico de R de no ser algebraicamente cerrado, es decir, de que
existan ecuaciones polinómicas con coeficientes reales que no tienen soluciones
reales. El ejemplo más aparente es x 2 + 1 = 0. Esto ya no va a ocurrir en C.

0.2 PROPIEDADES ALGEBRAICAS DE LOS NÚMEROS COMPLEJOS

Recogiendo de manera abreviada lo que acabamos de exponer, resulta:

1. C es un espacio vectorial sobre R de dimensión 2 ({1, i} es la base canónica).


2. C es un cuerpo conmutativo que contiene un subcuerpo isomorfo a R.
3. Existe un elemento de C solución de z 2 + 1 (precisamente i es solución).
Pero, mucho más general, C es algebraicamente cerrado, i.e., todo polinomio
con coeficientes complejos tiene una solución en C.
Este hecho no es fácil de demostrar con argumentos elementales pero, más
adelante, será una consecuencia sencilla del análisis que desarrollaremos sobre C.
Además, C es el menor cuerpo algebraicamente cerrado que contiene a R.
Con mayor precisión, si un cuerpo algebraicamente cerrado contiene un subcuerpo
isomorfo a R, debe contener un subcuerpo isomorfo a C.
4. Aplicación conjugación. La aplicación de C en C definida por

z = a + ib −→ z = a − ib
Números complejos: conocimientos previos. 3

tiene las siguientes propiedades:


4.1. Es un isomorfismo de cuerpo (z + w = z + w, zw = zw).
4.2. Es una proyección (z = z).
4.3. Deja fijo el cuerpo R (z = z si y solo si z ∈ R).
5. Aplicación módulo. La aplicación de C en R+ definida por
√ 
z = a + ib −→ |z| = + zz = + a 2 + b2

tiene las siguientes propiedades:


5.1. |z| ≥ 0, |z| = 0 ⇔ z = 0.
5.2. |z + w| ≤ |z| + |w| (desigualdad triangular).
5.3. |zw| = |z||w|.
Una consecuencia de estas propiedades es la que suele llamarse desigualdad
triangular inversa,
5.4. |z − w| ≥ ||z| − |w||.
6. En C no existe un orden total compatible con la estructura algebraica que
extienda el orden de R.
En efecto, si éste fuera el caso los elementos i y 0 deberı́an ser comparables.
Entonces, ó i > 0, en cuyo caso por la compatibilidad con el producto tendrı́amos
i 2 = −1 > 0, ó i < 0, en cuyo caso y por la misma razón, también se tendrı́a
i 2 = −1 > 0, con lo cual, obviamente, no se extiende el orden de R.

Observaciones.
1. En la construcción de los números se busca siempre solucionar un defecto,
pero con una propiedad de minimalidad. Ası́, en los contenidos

N ⊂ Z ⊂ Q ⊂ R ⊂ C,

Z es el menor grupo que contiene a N, Q es el menor cuerpo que contiene a


Z, R es el menor cuerpo completo que contiene a Q y C es el menor cuerpo
algebraicamente cerrado que contiene a R.
2. Hay otros contextos matemáticos que llevan a construcciones de C, es decir
a la construcción de cuerpos isomorfos a nuestro C. Dos ejemplos son los
siguientes:
4 Números complejos: conocimientos previos.

i) Sea R[x] el anillo de polinomios en una variable con coeficientes reales


(con las operaciones habituales). Sea I el ideal maximal generado por el
polinomio x 2 +1. Entonces, el espacio cociente R/I, con las operaciones
inducidas, resulta ser un cuerpo conmutativo isomorfo a C.
ii) Sea M(2 × 2; R) el anillo de las matrices 2 × 2 con coeficientes reales,
con las operaciones habituales. El subanillo
 
a b
M={ : a, b ∈ R}
−b a

es un cuerpo conmutativo isomorfo a C.

0.3 EL PLANO COMPLEJO

Debido a la identificación entre C y R2 , todo número complejo z = a + ib lo pode-


mos representar en el plano como el punto de coordenadas (a, b). Pero además,
es de gran interés la llamada representación polar de un número complejo. Ob-
servemos que todo punto del plano z
= 0 queda unı́vocamente determinado por
su distancia al origen y por el ángulo que forma el segmento [0, z] con el eje real.
Dicha distancia ya sabemos que es el módulo, y el ángulo va a dar lugar al concepto
de argumento de un número complejo.
Mirando la figura, tenemos las igual-
dades
e z = |z| cos φ, m z = |z| sen φ,
de donde
z = |z|(cos φ + i sen φ) = |z|eiφ .
Aquı́ hemos utilizado la notación
z=(a,b ) eiφ = cos φ + i sen φ.
|z | De momento, la igualdad anterior se
b= Im z debe interpretar como una definición,
φ aunque más adelante se corresponderá
O a = Re z con el valor en iφ de la función expo-
nencial compleja.

Notemos que en este punto damos por bueno que las funciones seno y coseno
del Análisis matemático se corresponden con las funciones definidas gráficamente
en Trigonometrı́a, sin que para ello tengamos ninguna justificación rigurosa. Para
ser totalmente honestos, ni siquiera tenemos hasta ahora una definición rigurosa
de las funciones seno y coseno: nos hemos conformado con admitir su existen-
cia y propiedades. Volveremos sobre este punto cuando estudiemos las funciones
elementales básicas.
Números complejos: conocimientos previos. 5

Observación importante.
La definición de módulo no plantea ninguna ambigüedad, pero no ası́ la del
ángulo (o argumento) puesto que φ y φ + 2kπ con k ∈ Z hacen el mismo papel.
Esto nos hace abordar las siguientes precisiones sobre la definición de argumento.
Definición. Dado z ∈ C \ {0},
arg z = {φ ∈ R : cos φ = e z/|z|, sen φ = m z/|z|}.
Por tanto, arg z es un conjunto! Pero ‘es obvio’ que es de la forma
{φ0 + 2kπ : φ0 ∈ arg z, k ∈ Z}.
Es decir, conocido un argumento de z, cualquier otro se diferencia de éste
en un múltiplo entero de 2π . De esta forma, en cualquier intervalo semiabierto
de longitud 2π, [α, α + 2π) o (α, α + 2π ], α ∈ R, existe un único elemento
perteneciente al conjunto arg z. A este elemento se le denota por
Arg[α,α+2π) z (respectivamente, por Arg(α,α+2π ] z).
Normalmente, se toma el intervalo (−π, π ] y se escribe simplemente
Arg(−π,π ] z = Arg z.
A este argumento se le llama argumento principal (precaución: en algunos
textos se llama argumento principal al que está en el intervalo [0, 2π )).
La expresión eiφ , φ ∈ R (recuérdese que, de momento, es cos φ + i sen φ por
definición) tiene las mismas propiedades algebraicas que la exponencial real.
eiφ eiψ = ei(φ+ψ) , φ, ψ ∈ R,
(eiφ )n = einφ , φ ∈ R, n ∈ N,
(eiφ )−1 = ei(−φ) , φ ∈ R.

0.4 RAÍCES n-ÉSIMAS DE UN NÚMERO COMPLEJO

La representación polar tiene especial importancia en este estudio, pues usándola,


es fácil ver que, dado z
= 0 y n ∈ N, la ecuación w n = z tiene exactamente n
soluciones, que son:
Arg z+2kπ
w = |z|1/n ei , k = 0, 1, 2, . . . , n − 1.
n


Si queremos alguna notación, n z deberı́a denotar el conjunto de estos n
√ Arg z
elementos, aunque en algunos textos, n z indica solamente el valor |z|1/n ei n (que
nosotros llamaremos raı́z n-ésima principal).
6 Números complejos: conocimientos previos.

0.5 LA TOPOLOGÍA DE C

La topologı́a (estándar) en C viene dada por la aplicación módulo, que al cumplir


las propiedades 5.1, 5.2 y 5.3, tiene las propiedades de una norma y como tal da
lugar a una distancia
d(z, w) = |z − w|
Mirado en R2 , ésta es la distancia euclı́dea. Por tanto, la topologı́a de C es,
exactamente, la topologı́a euclı́dea de R2 . Nos limitaremos a recordar los aspectos
de esta topologı́a que serán de interés en el desarrollo de la asignatura.

1. Dado un punto z 0 ∈ C y un ε > 0,


D(z 0 ; ε) = {z ∈ C : |z − z 0 | < ε}
se llama disco (abierto) de centro z 0 y radio ε. Es lo que en espacios métricos
abstractos se denomina bola. La familia de todas las bolas centradas en un
punto z 0 , (D(z 0 ; ε))ε>0 es una base de entornos del punto z 0 .
2. Un subconjunto  de C es abierto si es entorno de todos sus puntos. Es decir,
si
∀z ∈ , ∃ε > 0 tal que D(z; ε) ⊆ .
3. Una sucesión z n −→ z 0 si (por definición)
∀ε > 0, ∃n 0 ∈ N  ∀n ≥ n 0 , |z n − z 0 | < ε.
Es muy fácil comprobar que
z n −→ z 0 ⇐⇒ e z n −→ e z 0 ∧ m z n −→ m z 0 .
Por tanto, la convergencia de una sucesión de números complejos se remite
al estudio de la convergencia de dos sucesiones de números reales. A partir
de aquı́ es sencillo ver que (C, d) es un espacio métrico completo. Es decir,
toda sucesión de Cauchy es una sucesión convergente.
4. Un subconjunto A ⊆ C es cerrado si su complementario es abierto, o equi-
valentemente, coincide con su clausura A. Recordemos que z ∈ A si
∀ε > 0, D(z; ε) ∩ A
= ∅.
Como estamos en un espacio métrico, es interesante observar que esta propie-
dad se puede caracterizar por sucesiones:
z ∈ A ⇐⇒ ∃(z n ) ⊆ A  z n → z.
5. Un subconjunto A ⊆ C es compacto si y solo si es cerrado y acotado. Como
consecuencia se cumple el teorema de Bolzano-Weierstrass:
Toda sucesión acotada posee una subsucesión convergente.
6. Conexión. Recordemos la definición, en general.
Números complejos: conocimientos previos. 7

Definición. Un espacio topológico X se dice conexo si no es unión de dos conjuntos


abiertos no vacı́os disjuntos (o, equivalentemente, si los únicos subconjuntos de X
cerrados y abiertos a la vez son ∅ y X ).
Un subconjunto X ⊆ C se considera espacio topológico con la topologı́a
inducida (o relativa) de C. Los abiertos en X son la intersección de los abiertos de
C con X .
Para el concepto de conexión por arcos, hace falta recordar algún concepto
previo.
i) Una curva en C es una aplicación γ : [a, b] −→ C continua. γ (a) y γ (b)
son los puntos inicial y final de la curva (se dice también que la curva une los
puntos γ (a) y γ (b)). El subconjunto de C, γ ([a, b]) se llama soporte de la
curva. Se dice que la curva está contenida en un subconjunto A de C, si lo
está el soporte.
ii) Un arco es una curva inyectiva.
iii) Dados z, w ∈ C, z
= w, el arco γ : [0, 1] −→ C tal que t → (1 − t)z + tw,
se llama segmento de extremos z y w. Efectivamente, el soporte de este arco
es el segmento con dichos extremos.
Esta notación que usamos confunde la curva con su soporte, lo cual no es muy
conveniente como se verá en capı́tulos posteriores. Pero, para los aspectos que
estamos aquı́ tratando no importa esta confusión.
iv) Dados z 1 , z 2 , . . . z n ∈ C, llamaremos poligonal de vértices z 1 , z 2 , . . . z n a la
unión de los n − 1 segmentos consecutivos que unen z i y z i+1 . Es fácil ver
que esta unión corresponde a una curva y si los segmentos no se cruzan es un
arco.
v) Un conjunto A ⊆ C se dice conexo por arcos si dos cualesquiera de sus
puntos pueden unirse por un arco contenido en A. Análogamente se puede dar
la definición más especı́fica de conexo por poligonales.

γ (b) . w
z2
zn
• γ (a) z z1

O O O

En C y para abiertos, tenemos el siguiente:


8 Números complejos: conocimientos previos.

Teorema. Sea  abierto de C. Son equivalentes:


i)  es conexo.
ii)  es conexo por arcos.
iii)  es conexo por poligonales.
También podrı́amos haber añadido  es conexo por poligonales de lados
paralelos a los ejes.
Es importante la hipótesis de que  sea abierto. Si la quitamos, la implicación
ii) ⇒ i) sigue siendo cierta, pero el subconjunto de C,
A = [−i, i] ∪ {x + i y : y = sen(1/x), x ∈ (0, 1)}
es un conjunto conexo que no es conexo por arcos.
7. Componentes conexas. Sea ∅
= X ⊆ C. Una componente conexa (o,
simplemente, componente) de X es un subconjunto conexo de X y maximal.
Es decir, X 1 es componente conexa de X si X 1 ⊆ X , X 1 es conexo y no existe
A conexo tal que X 1 ⊂ A ⊆ X .
Sobre componentes conexas recordaremos lo siguiente:
7.1. Si X es conexo, su única componente conexa es X .
7.2 Las componentes son disjuntas.
7.3 Cada subconjunto conexo de X está contenido en una (y solo una) com-
ponente.
7.4 Si  ⊆ C es abierto, cada componente conexa de  es un abierto de C
y existen, a lo más, un número contable de componentes conexas.
7.5 Si X ⊆ C es un conjunto acotado, C\X = X c posee una sola componente
no acotada.

0.6 COMPACTIFICACIÓN DE C

En este apartado, vamos a introducir ‘el punto del infinito complejo’, ∞, con el
objetivo de manejar conceptos como
lim z n = ∞, lim f (z) = α, lim f (z) = ∞.
z→∞ z→z 0

En C sólo aparecerá un punto del ∞. Los conceptos +∞ y −∞ están asociados


a R debido a que es un cuerpo totalmente ordenado.
La forma rigurosa de proceder es utilizando el teorema de compactificación
de Alexandrov de topologı́a general, aunque posteriormente el concepto se maneja
con facilidad. El resultado general dice lo siguiente:
Números complejos: conocimientos previos. 9

Teorema. Cualquier espacio topológico localmente compacto puede ser sumergido


en un espacio compacto X̂ , de forma que X̂ \ X consta de un solo punto.
Dicho de otra forma, al espacio X le podemos añadir un punto que no está en
X , al que se suele denotar ∞, y al espacio X ∪ {∞} se le dota de una topologı́a
que restringida a X es la de X , y además con esta topologı́a X ∪ {∞} es un espacio
compacto.
Examinemos los detalles de este procedimiento para nuestro caso particular
de C.
- C es un espacio localmente compacto (es Hausdorff y cada punto tiene un
entorno relativamente compacto).
- Añadimos un punto ∞ y denotaremos C∞ = C ∪ {∞}.
- Si G es la topologı́a de C, es decir, G es el conjunto de los abiertos de C,
definimos la topologı́a en C∞ como

G∞ = G ∪ {C∞ \ K : K compacto de C}.

Nótese que estos conjuntos que añadimos son los entornos abiertos del punto
del ∞.
Se comprueban, sin mucha dificultad, los siguientes hechos:
a. G∞ es una topologı́a en C∞ .
b. G∞ |C = G.
c. (C∞ ,G∞ ) es compacto.
La descripción de esta topologı́a por base de entornos es muy sencilla:
- Si el punto es un z 0 ∈ C, una base de entornos son los discos D(z 0 , ε).
- Si el punto es ∞, una base de entornos es {C∞ \ D(0, R)} R>0 .
Teniendo en cuenta como es esta base de entornos del punto del ∞, veamos
que significa z n → ∞, cuando {z n } ⊂ C.

z n → ∞ ⇐⇒ ∀R > 0, ∃n 0 ∈ N  ∀n ≥ n 0 , z n ∈ C∞ \ D(0, R).

Como z n ∈ C∞ \ D(0, R) significa |z n | > R, la definición anterior es equivalente


a que la sucesión de números reales |z n | tienda a +∞.
10 Números complejos: conocimientos previos.

Observación.
Es un hecho teórico importante que esta topologı́a de C∞ es metrizable. Es
decir, se puede definir una métrica en C∞ que da lugar a dicha topologı́a. No es
fácil describir una tal métrica, de hecho, no tiene mucho que ver con la métrica
de C. Se puede demostrar que no existe ninguna métrica en C∞ que de lugar a la
topologı́a de C∞ y que extienda la métrica de C. No obstante, y por completar este
estudio, en el siguiente apartado obtendremos una de estas métricas.
9. Representación geométrica de C∞ . La esfera de Riemann.
El plano no puede ser una representación geométrica de C∞ , pues no queda
sitio para dibujar el punto del ∞. No obstante, en la práctica, conviene imaginarse
al punto del ∞ como algo que está más allá en todas las direcciones, es decir, como
la circunferencia de un cı́rculo imaginario de centro el origen y radio +∞.
Una buena representación geométrica la dió Riemann utilizando la esfera
unidad de R3 . Denotamos por
S = {(x1 , x2 , x3 ) ∈ R3 : x12 + x22 + x32 = 1}
a dicha esfera y la dotamos de la topologı́a relativa que le da la euclı́dea de R3 .
Vamos a identificar C∞ con S algebraicamente (obteniendo una biyección entre
ambos) y topológicamente (dicha biyección será homeomorfismo).
La biyección es muy intui-
tiva si nos fijamos en la figura
(0,0,1)
adjunta. Se proyectan los puntos
s = ( x1 , x 2 , x 3) (x1 , x2 , x3 ) de S desde el “polo
norte” (0, 0, 1) sobre el “plano
del ecuador” x3 = 0 y a (0, 0, 1)
0 ) [único punto que queda sin ima-
x1 x2
π(s) = ( , ,
1 – x3 1 – x3 gen] se le asocia el punto del in-
finito ∞ ∈ C∞ .
Denotando por π : S −→ C∞ a esta biyección, es un sencillo problema de
geometrı́a elemental obtener expresiones explı́citas de π y π −1 :
x1 + i x2
π(x1 , x2 , x3 ) = , si (x1 , x2 , x3 ) ∈ S \ {(0, 0, 1)},
1 − x3
y π(0, 0, 1) = ∞.
−1 2e z 2m z |z|2 − 1
π (z) = ( 2 , , )
|z| + 1 |z|2 + 1 |z|2 + 1
y π −1 (∞) = (0, 0, 1).
Se prueba que:
Números complejos: conocimientos previos. 11

Teorema. La aplicación π , llamada proyección estereográfica, es un isomorfismo


entre los espacios topológicos S (con la topologı́a euclı́dea relativa de R3 ) y C∞
(con la topologı́a G∞ ).
Una vez tenemos este resultado, como S es métrico (con la métrica euclı́dea
d3 ), podemos tener una métrica sobre C∞ como imagen de la euclı́dea por la
aplicación π,
d∞ (z 1 , z 2 ) = d3 (π −1 (z 1 ), π −1 (z 2 )).
Esta métrica se denomina distancia cordal (es la longitud de la cuerda que une los
puntos π −1 (z 1 ), π −1 (z 2 )).
Haciendo las operaciones tenemos:
Proposición. C∞ es metrizable y una de las métricas que origina su topologı́a es

2|z 1 − z 2 |
d∞ (z 1 , z 2 ) = , z 1 , z 2 ∈ C,
((1 + |z 1 |2 )(1 + |z 2 |2 ))1/2

2
d∞ (z, ∞) = , z ∈ C,
(1 + |z|2 )1/2
d∞ (∞, ∞) = 0.

0.7 CONTINUIDAD DE LAS FUNCIONES DE VARIABLE COMPLEJA

Por función compleja de variable compleja, entendemos una función cuyo do-
minio es un subconjunto de C y los valores que toma están en C. Es decir,

f : A ⊆ C −→ C.

Asociadas a f aparecen las funciones reales de variable compleja,

u(z) = e f (z), v(z) = m f (z).

Identificando C con R2 , las funciones u y v pueden ser vistas como funciones


de dos variables reales que toman valores en R y, ası́, es muy frecuente escribir

f (z) = u(x, y) + iv(x, y), z = x + i y ∈ A.

Es decir, tener una función compleja de variable compleja es tener dos funciones
reales de dos variables reales.
Los conceptos de lı́mite y continuidad de funciones son totalmente análogos
a los ya conocidos para R, ası́ como sus propiedades, ya que en la definición de
12 Números complejos: conocimientos previos.

éstos sólo interviene el módulo, que tiene las mismas propiedades tanto en R como
en C.
Sea f : A ⊆ C −→ C y sea z 0 ∈ C un punto de acumulación de A. Es decir,

D(z 0 ; ε) ∩ (A \ {z 0 })
= ∅, ∀ε > 0

(nótese que el punto z 0 puede pertenecer al dominio A o no).


Diremos que
lim f (z) = α ∈ C
Az→z 0

si (por definición)

∀ε > 0, ∃δ > 0  (0 < |z − z 0 | < δ ∧ z ∈ A) ⇒ | f (z) − α| < ε.

Como C es un espacio métrico, esta definición (ε, δ) es equivalente a la definición


por sucesiones. Es decir, a que ocurra

∀(z n ) ⊂ A \ {z 0 }  z n → z 0 ⇒ f (z n ) → α.

Con las notaciones anteriores, diremos que f es continua en z 0 ∈ A si

∃ lim f (z) = f (z 0 ).
Az→z 0

Nótese que en este caso z 0 debe estar en el dominio de la función.

Observación.
Principalmente, trataremos con funciones f :  ⊆ C −→ C, definidas en 
abierto de C. Entonces, todo punto z 0 ∈  es de acumulación de  y considerando
δ’s suficientemente pequeños, no nos tenemos que preocupar de que los z’s estén
el dominio. En este caso, acudiendo a la definición, tendremos:
f es continua en z 0 ∈  si y solo si
∀ε > 0 ∃δ > 0 tal que D(z 0 ; δ) ⊆  y |z − z 0 | < δ ⇒ | f (z) − f (z 0 )| < ε.
Diremos que f es continua en  si lo es en z 0 , ∀z 0 ∈ .

A partir de ahora, supondremos que el dominio de las funciones es siempre


un abierto de C.
Números complejos: conocimientos previos. 13

Las propiedades de los lı́mites y funciones continuas (con demostraciones


análogas a la de R) se pueden resumir en los siguientes apartados.

Sean f, g :  ⊆ C −→ C y z 0 ∈  tal que

lim f (z) = α, lim g(z) = β.


z→z 0 z→z 0

Entonces:
1. Si f (z) = u(z) + iv(z) = u(x, y) + iv(x, y), z = x + i y ∈ , z 0 = x0 + i y0 ,

lim f (z) = α ⇐⇒ lim u(x, y) = e α ∧ lim v(x, y) = m α.


z→z 0 (x,y)→(x0 ,y0 ) (x,y)→(x0 ,y0 )

2.  
lim f (z) + g(z) = α + β.
z→z 0

3.  
lim f (z) · g(z) = α · β.
z→z 0

4. Si β
= 0,
f (z) α
lim = .
z→z 0 g(z) β

5. Si f y g son continuas en z 0 , también lo son las funciones f + g y f · g.


Asimismo, lo es f /g siempre que g(z 0 )
= 0.
Observación.
Cualquier otra propiedad conocida en R que solo tenga que ver con el uso
del módulo y la estructura de cuerpo, también será cierta en C. Por ejemplo, el
lı́mite del producto de una función que tienda a 0 por otra función acotada en un
entorno del punto, es 0. No son ciertas, porque ni siquiera tienen sentido en general,
propiedades que tienen que ver con el orden, como la regla del sandwich.

Lı́mites infinitos y en el infinito.


Sea f : A ⊆ C −→ C, tal que ∞ es punto de acumulación del dominio A.
Por la definición de los entornos del ∞ vista anteriormente, esto querrá decir que:

∀R > 0, A ∩ (C \ D(0; R))


= ∅
14 Números complejos: conocimientos previos.

En estas condiciones, podemos hablar de lı́mites en el ∞, considerando la topologı́a


de C∞ .

6. Diremos que
lim f (z) = α ∈ C
Az→∞

si (por definición)

∀ε > 0, ∃R > 0  (|z| > R ∧ z ∈ A) ⇒ | f (z) − α| < ε

o, equivalentemente, por ser C∞ espacio métrico, la definición por sucesiones,

∀(z n ) ⊂ A  z n → ∞ ⇒ f (z n ) → α.

7. Diremos que
lim f (z) = ∞
Az→∞

si (por definición)

∀S > 0, ∃R > 0  (|z| > R ∧ z ∈ A) ⇒ | f (z)| > S.

o, equivalentemente,

∀(z n ) ⊂ A  z n → ∞ ⇒ f (z n ) → ∞.

8. Si f : A ⊆ C −→ C y z 0 es un punto de acumulación de A, diremos que

lim f (z) = ∞
Az→z 0

si (por definición)

∀R > 0, ∃δ > 0  (0 < |z − z 0 | < δ ∧ z ∈ A) ⇒ | f (z)| > R.

o, equivalentemente,

∀(z n ) ⊂ A \ {z 0 }  z n → z 0 ⇒ f (z n ) → ∞.

También se cumplen las propiedades habituales, de las que señalamos como


muestra las dos siguientes:
Números complejos: conocimientos previos. 15

i) Si
lim f (z) = α ∈ C \ {0} y lim g(z) = 0
z→z 0 z→z 0

entonces
f (z)
lim = ∞.
z→z 0 g(z)

ii) Si
lim f (z) = α ∈ C \ {0} y lim g(z) = ∞
z→z 0 z→z 0

entonces  
lim f (z)g(z) = ∞.
z→z 0

Y también se producen los casos de indeterminación habituales.


Es un buen ejercicio listar todas estas propiedades y demostrar, siguiendo las
definiciones, algunas de ellas.

Ejemplos.
1. Las funciones constantes ( f (z) = C, ∀z ∈ C) y la función identidad
( f (z) = z, ∀z ∈ C) son funciones continuas en todo punto de C.
2. Por operaciones con funciones continuas (suma y multiplicación), todo poli-
nomio
Pn (z) = an z n + an−1 z n−1 + . . . a1 z + a0 , ai ∈ C
es una función contı́nua en todo C.
3. Toda función racional, puesta como cociente de dos polinomios, R(z) =
P(z)/Q(z), en forma irreducible, es continua en C salvo en los ceros del
polinomio Q.
4. En el mismo ejemplo anterior, si α es un cero de Q, entonces P(α)
= 0 y

P(z)
lim = ∞.
z→α Q(z)

5.
3z + 5 6z 3 + 5
lim = 0, lim = 3.
z→∞ z 2 + 1 z→∞ 2z 3 + 4z + 1

6. La función argumento principal

Arg : z ∈ C \ {0} −→ Arg z ∈ (−π, π ](⊂ C)


16 Números complejos: conocimientos previos.

es continua en C \ (−∞, 0].


En cualquier punto z 0 ∈ (−∞, 0) no es continua, pues si

z n −→ z 0  m z n > 0, entonces Arg z n −→ π

y si
z n −→ z 0  m z n < 0, entonces Arg z n −→ −π.

De forma análoga, la función Arg[α,α+2π ) es continua en C \ {r eiα : r ≥ 0}.

Imágenes continuas de conexos y compactos


Finalmente, recordemos un par de resultados topológicos que usaremos con
frecuencia.
Sea f : A ⊆ C → C continua y X ⊆ A. Si X es conexo, f (X ) es conexo. Si
X es compacto, f (X ) es compacto.
CAPÍTULO 1

Funciones holomorfas
1.1 INTRODUCCIÓN

La definición y primeras propiedades de la derivación de funciones complejas son


muy similares a las correspondientes para las funciones reales (exceptuando, como
siempre, las ligadas directamente a la relación de orden en R, como por ejemplo
el teorema del valor medio). Sin embargo, iremos comprobando poco a poco que
la derivabilidad compleja es una condición mucho más fuerte que la derivabilidad
real, o incluso que la diferenciabilidad de las funciones de dos variables reales. La
explicación final la encontraremos en resultados posteriores.
Para las primeras secciones de este capı́tulo puede usarse como libro de con-
sulta el texto de Open University: Complex Numbers / Continuous Functions /
Differentiation. The Open University Press, Milton Keynes (1974); para las finales,
ver Duncan, J.: The elements of complex analysis. Wiley, London (1968).

1.2 DERIVABILIDAD DE LAS FUNCIONES DE VARIABLE COMPLEJA

1. Definición y primeras propiedades.


Como C es un cuerpo y tiene sentido la división, podemos imitar literalmente
la definición de derivabilidad de funciones reales.
Definición. Sea  abierto de C. Sea f :  −→ C y sea z 0 ∈ . Diremos que f
es derivable en z 0 si existe

f (z) − f (z 0 )
lim = f  (z 0 ) ∈ C.
z→z 0 z − z0

Al valor de dicho lı́mite f  (z 0 ) lo llamaremos derivada de f en z 0 .


Observación. Aunque, formalmente, la definición es como en R, la existencia
de lı́mite es aquı́ más exigente, al tener que existir de cualquier modo que nos
acerquemos a z 0 por el plano. Esto hará que las funciones derivables en C sean
mejores que las derivables en R, y que podamos desarrollar una teorı́a mucho más
redonda para éstas.
Para empezar, listamos las propiedades de derivabilidad que se demuestran
imitando punto por punto lo que se hace en R.

17
18 Funciones holomorfas

1. f derivable en z 0 ⇒ f continua en z 0 .
2. Si f y g son derivables en z 0 ,
i) f + g es derivable en z 0 y ( f + g) (z 0 ) = f  (z 0 ) + g  (z 0 ).
ii) f · g es derivable en z 0 y ( f · g) (z 0 ) = f  (z 0 )g(z 0 ) + g  (z 0 ) f (z 0 ).
iii) (Si f (z 0 ) = 0), 1/ f es derivable en z 0 y (1/ f ) (z 0 ) = − f  (z 0 )/ f (z 0 )2 .
3. Regla de la cadena. Sean f : 1 −→ C, g : 2 −→ C con f (1 ) ⊆ 2 .
Si f derivable en z 0 y g es derivable en f (z 0 ), entonces g ◦ f es derivable en
z0, y
(g ◦ f ) (z 0 ) = g  ( f (z 0 )) f  (z 0 ).

4. Derivación de la función inversa en un punto. Sea f :  −→ C inyectiva,


derivable en z 0 con f  (z 0 ) = 0. Supongamos además que f () es abierto y
que f −1 es continua en f (z 0 ). Entonces, f −1 es derivable en f (z 0 ) y
  1
( f −1 ) f (z 0 ) = .
f  (z 0 )

Veamos, a modo de ejemplo, cómo este último resultado se prueba igual que
para funciones reales:
La derivabilidad de f en z 0 es equivalente a la continuidad en z 0 de la función
g :  → C dada por
 f (z) − f (z )
0
si z ∈  \ {z 0 };
g(z) = z − z0
f  (z 0 ) si z = z 0 .

Esta función permite escribir para todo z ∈ 

f (z) − f (z 0 ) = g(z)(z − z 0 ),

y como ahora g es continua en z 0 con g(z 0 ) = f  (z 0 ) = 0, se verificará g(z) = 0


en un entorno de z 0 . Poniendo w0 = f (z 0 ), si tomamos w ∈ f () y z = f −1 (w),
  
w − w0 = g f −1 (w) f −1 (w) − f −1 (w0 ) ,

y, teniendo en cuenta que f −1 es continua en w0 , para w en un entorno reducido


de w0 ,
1 f −1 (w) − f −1 (w0 )
 = ;
g f −1 (w) w − w0
Funciones holomorfas 19

usando nuevamente la continuidad de f −1 en w0 y la de g en z 0 = f −1 (w0 ), vemos


que existe
f −1 (w) − f −1 (w0 ) 1
lim =  .
w→w0 w − w0 f (z 0 )

Ejemplos de funciones derivables.


1. Las funciones constantes son derivables en todo punto de C con derivada 0.
La función identidad es derivable en todo C y su derivada es constantemente
1.
2. Por operaciones algebraicas con funciones derivables, todo polinomio es deri-
vable en C y su derivada tiene la misma expresión que en R. Del mismo modo,
toda función racional, puesta en forma irreducible, es derivable en todo C
salvo los ceros del denominador.

1.3 CONDICIONES DE CAUCHY-RIEMANN

El problema que ahora vamos a tratar es exclusivo del contexto de C. Ya sabemos


que dar una función de variable compleja es dar dos funciones reales de dos variables
reales. Nos vamos a preguntar por la relación que existe entre la derivabilidad de
la función compleja y la diferenciabilidad de estas dos funciones.
En este apartado emplearemos sin más comentarios la notación:

f :  −→ C, f (z) = u(z) + iv(z) = u(x, y) + iv(x, y),


z = x + i y ∈ , z 0 = x0 + i y0 ∈ .

Tenemos:
Teorema. f es derivable en z 0 si y solo si
i) u , v son diferenciables en (x0 , y0 ).
ii) Se cumplen las llamadas condiciones de Cauchy-Riemann:

∂u  ∂v  ∂u  ∂v 
 =  ,  =−  .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )

Demostración. Antes de entrar en ella, modifiquemos un poco las notaciones.


Primero, es claro que f derivable en z 0 se puede escribir de la forma

f (z 0 + h) − f (z 0 ) − h. f  (z 0 )
lim = 0. (1)
h→0 h
20 Funciones holomorfas

Por otra parte, recordemos la noción de diferenciabilidad. u diferenciable en


(x0 , y0 ) significa que existe una forma lineal

L : R2 −→ R (k, l) −→ L(k, l) = ak + bl

tal que
u(x0 + k, y0 + l) − u(x0 , y0 ) − L(k, l)
lim √ = 0.
(k,l)→(0,0) k2 + l2

Recuérdese además que

∂u  ∂u 
a=  , b=  .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 )

⇒) Supongamos que f es derivable en z 0 y sea su derivada f  (z 0 ) = α + iβ.


Escribimos h = k + il para el parámetro complejo h.
(1) implica que

f (z 0 + h) − f (z 0 ) − h. f  (z 0 )
lim = 0. (2)
h→0 |h|

porque (2) se obtiene de (1) multiplicando por h/|h| que es una función acotada.
Ahora,

f (z 0 + h) − f (z 0 ) − h. f  (z 0 ) u(x0 + k, y0 + l) − u(x0 , y0 ) − (αk − βl)


= √
|h| k2 + l2
v(x0 + k, y0 + l) − v(x0 , y0 ) − (βk + αl)
+i √
k2 + l2
(3)
luego, las partes real e imaginaria de esta expresión tienen que tender a 0 cuando
h → 0 (o, lo que es lo mismo (k, l) → (0, 0)).
Pero esto quiere decir exactamente que u y v son diferenciables en (x0 , y0 )
con
∂u  ∂v  ∂u  ∂v 
 =α=  y  = −β = −  .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )

⇐) Si u y v son diferenciables en (x0 , y0 ) y se cumplen las condiciones de Cauchy-


Riemann, llamamos
∂u  ∂v  ∂u  ∂v 
 =α=  y  = −β = − 
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )
Funciones holomorfas 21

y se tiene que cumplir que la expresión en (3) tiende a 0.


Por tanto, se cumple (2) y de aquı́ (1) (otra vez porque (1) se obtiene de (2)
multiplicando por |h|/ h). Ası́, f es derivable en z 0 con derivada f  (z 0 ) = α + iβ.

Observación.
De paso, hemos visto en la demostración que la derivada de f se puede obtener
a partir de las derivadas parciales de u y de v,

 ∂u  ∂u  ∂v  ∂u 
f (z 0 ) =  −i  =  −i 
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 )
∂u  ∂v  ∂v  ∂v 
=  +i  =  +i  .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )

Observación.
En el teorema anterior vemos que el concepto de derivabilidad compleja es
más exigente que el de diferenciabilidad real. Si miramos a f como función de R2
en R2 , ser diferenciable significa sin más que lo sean sus dos componentes u y v,
mientras que ser derivable exige, además de esto, que se cumplan las condiciones
sobre las derivadas parciales de u y v que establecen las ecuaciones de Cauchy-
Riemann. Algunas de las consecuencias de este hecho se verán al final del capı́tulo.
NOTA. En Levinson, N.; Redheffer, R.M.: Curso de variable compleja. Reverté,
Barcelona (1990), págs. 77 y ss. se da una interpretación fı́sica de las condiciones
de Cauchy-Riemann, en términos del estudio del flujo bidimensional de un fluido
ideal.
Para una interpretación geométrica de las condiciones de Cauchy-Riemann y
otras muchas consideraciones interesantes sobre la derivada y demás conceptos,
con un enfoque muy original, v. Needham, T.: Visual Complex Analysis. Clarendon
Press, Oxford (1997).

1.4 FUNCIONES HOLOMORFAS. FUNCIONES ARMÓNICAS.

Definición. Sea  abierto de C. Sea f :  −→ C. Diremos que f es holomorfa


en un punto z 0 ∈  (o también, que z 0 es un punto regular para f ) si f es derivable
en todos los puntos de un entorno de z 0 . Diremos que f es holomorfa en  si f es
holomorfa en z 0 , ∀z 0 ∈ .
Claramente, f es holomorfa en  ⇐⇒ f es derivable en todos los puntos de
 (pues al ser  abierto, es entorno de todos sus puntos).
22 Funciones holomorfas

Denotaremos

H() = { f :  −→ C : f es holomorfa en }.

Por otra parte, recordemos el concepto de función armónica.


Definición. Sea  abierto de R2 . Sea u :  −→ R. Diremos que u es armónica
en  si u es de clase C 2 (i.e., u tiene derivadas parciales hasta el orden 2 y son
continuas) y cumple
∂ 2u ∂ 2u
u = 2 + 2 = 0
∂x ∂y
en todo punto del abierto .
Gracias a las condiciones de Cauchy-Riemann tenemos:
Corolario. Si f ∈ H(), f = u + iv , y u , v son de clase C 2 , entonces u , v son
armónicas en .
Demostración. Por las condiciones de Cauchy-Riemann, se tiene
       
∂ 2u ∂ ∂u ∂ ∂v ∂ 2u ∂ ∂u ∂ ∂v
= = , = =−
∂x2 ∂x ∂x ∂x ∂y ∂ y2 ∂y ∂y ∂y ∂x

y, como u es de clase C 2 , las derivadas cruzadas coinciden y tenemos que u es


armónica. Análogamente se razona con v.
Observación.
Veremos más adelante que si f ∈ H() entonces f es indefinidamente deri-
vable, lo cual implicará que la hipótesis C 2 del corolario es innecesaria.
Las condiciones de Cauchy-Riemann nos van a permitir obtener funciones
holomorfas a partir de funciones armónicas en abiertos de R2 . Empecemos con la
siguiente definición:
Definición. Dada u armónica en un abierto de R2 , diremos que v es armónica
conjugada de u en  si f = u + iv es holomorfa en . O, equivalentemente, por
las condiciones de Cauchy-Riemann, v satisface las condiciones

vx = −u y , v y = u x

en todo punto de .
Es inmediato demostrar que una función armónica conjugada de otra es,
asimismo, armónica.
Funciones holomorfas 23

Ejemplo 1.
Tomemos la función
u(x, y) = e x cos y.
Es una comprobación inmediata que dicha función es armónica en todo R2 . Para
tratar de encontrar una armónica conjugada, planteamos las ecuaciones:

vx (x, y) = −u y (x, y) = e x sen y

v y (x, y) = u x (x, y) = e x cos y


Es fácil resolver este sistema, obteniendo que la función

v(x, y) = e x sen y

es solución en todo R2 . Por tanto, hemos obtenido que la función

f (z) = e x cos y + ie x sen y, z = x + i y

es una función holomorfa en todo C. Si utilizamos la notación polar, podemos


poner
f (z) = e x ei y
Con lo que esta función compleja parece tener derecho a llamarse la función
exponencial compleja. En efecto lo será, aunque la introduciremos de forma oficial
con las series de potencias.

Que hayamos podido resolver el sistema en el ejemplo anterior no ha sido


casual. En efecto, vamos a ver en el siguiente resultado que para ciertos abiertos
de C, una función armónica siempre tiene armónica conjugada.
Teorema. Sea  abierto estrellado de R2 . Sea u armónica en . Entonces, existe
v armónica conjugada de u en .
Demostración. El resultado es una simple aplicación del lema de Poincaré para
abiertos estrellados. Recordemos que este resultado dice que toda forma diferencial
cerrada es exacta. Entonces, dada nuestra función u, consideramos la forma

ω(x, y) = −u y (x, y)d x + u x (x, y)dy

El ser u armónica implica que ω es una forma cerrada. Entonces, es exacta, lo


cual quiere decir (por definición) que existe una función v diferenciable tal que
vx = −u y y v y = u x . Luego v es armónica conjugada de u.
24 Funciones holomorfas

Observación.
Más adelante veremos que el teorema anterior es cierto en abiertos más gene-
rales (los simplemente conexos). Pero, con el siguiente ejemplo, vamos a demostrar
que no es ampliable a abiertos cualesquiera.
Ejemplo 2.
Sea el abierto  = C \ {0} y sea la función

1
u(x, y) = log(x 2 + y 2 )
2
que se comprueba sin dificultad que es armónica en .
Esta función u no tiene armónica conjugada en .
En efecto, si existiera v armónica conjugada de u en , consideramos la
función de variable real

g(t) = v(cos t, sen t), t ∈ [0, 2π ].

g es una función continua en [0, 2π ] (por composición de funciones continuas). La


derivamos por la regla de la cadena para funciones de varias variables y utilizamos
las ecuaciones de Cauchy-Riemann, obteniendo

g  (t) = −vx (cos t, sen t) sen t + v y (cos t, sen t) cos t


= u y (cos t, sen t) sen t + u x (cos t, sen t) cos t = 1.

Esto implica que g(t) = t + C, lo cual no puede ser porque g(0) = g(2π ).
Sin embargo, en un abierto estrellado como C \ (−∞, 0], por el teorema ya
probado, la función anterior debe tener armónica conjugada o, lo que es lo mismo,
ser la parte real de una función holomorfa. Esta función holomorfa cuya parte real
es u veremos más adelante que es la función logaritmo principal.

4. Consecuencias de las condiciones de Cauchy-Riemann.

Las condiciones de Cauchy-Riemann nos permiten obtener con facilidad va-


rios resultados para funciones holomorfas, apoyándonos en el conocimiento de
funciones reales de dos variables.
1. Sea  una región (i.e., abierto y conexo) de C. Si f es holomorfa en  y
f  (z) = 0 para todo z ∈ , entonces f es constante.
Funciones holomorfas 25

En efecto, si f = u + iv, f  = u x − iu y = v y + ivx = 0 en  implica que


u x = u y = v y = vx = 0 y esto, ya sabemos que implica u, v constantes y,
por tanto f constante.
2. Sea  región. Si f es holomorfa en  y e f (z) = C (ó m f (z) = C ) para
todo z ∈ , entonces f es constante.
En efecto, si u = cte, entonces u x = u y = 0. Luego, por Cauchy-Riemann,
también será vx = v y = 0, lo que implica v =cte. Por tanto, f es constante.
Análogamente se razonarı́a si fuera constante la parte imaginaria.
3. Sea  región. Si f es holomorfa en  y | f (z)| = C para todo z ∈ , entonces
f es constante.
En efecto, la hipótesis es u 2 + v 2 = cte. Derivando en esta expresión con
respecto a x e y, tenemos

2uu x + 2vvx = 0, 2uu y + 2vv y = 0.

Si utilizamos las ecuaciones de Cauchy-Riemann tendremos

2uu x − 2vu y = 0, 2uu y + 2vu x = 0

Multiplicando la primera × u y la segunda × v, nos da

(u 2 + v 2 )u x = 0,

de donde u x = 0. De forma parecida se obtiene u y = vx = v y = 0. Por tanto,


u y v son constantes y en consecuencia lo es f .

Observación.
Nótese cómo las condiciones de Cauchy-Riemann impiden que una función
holomorfa pueda tomar valores de forma caprichosa. A poco que exista una ligazón
entre las partes real e imaginaria, ésta fuerza a que la función holomorfa sea cons-
tante.
Por ejemplo, resultados de esta naturaleza serı́an:
i) Si f = u + iv es holomorfa en  región y u 3 = v entonces f ≡ C .
ii) Si f = u + iv es holomorfa en  región y 5u + 2v = cte entonces f ≡ C .
Comprobamos ası́ que la derivabilidad en C es muy exigente, y no sólo a nivel
local.
26 Funciones holomorfas

1.5 APÉNDICE: CÁLCULO DE ARMÓNICAS CONJUGADAS


Y MÉTODO DE MILNE-THOMSON

La Teorı́a de funciones analı́ticas constituye un auténtico filón


de métodos de gran eficacia para resolver importantes problemas
de Electroestática, Conducción del calor, Difusión, Gravitación,
Elasticidad y Flujo de corrientes eléctricas. La gran potencia del
Análisis de variable compleja en tales campos se debe, principal-
mente, al hecho de que las partes real e imaginaria de una función
analı́tica satisfacen la ecuación de Laplace.

Este párrafo, tomado de Levinson–Redheffer, loc. cit., pág. 77, da idea de que la
búsqueda de funciones holomorfas con parte real (o parte imaginaria) conocidas
es una cuestión importante en muchas aplicaciones de la teorı́a de funciones de
variable compleja.
Hemos visto una solución de este problema mediante el cálculo de funciones
armónicas conjugadas siguiendo lo que, a falta de otro nombre mejor, podemos
denominar “el método real”: dada una función u armónica en un abierto conexo 
de R2 , nos son conocidas las derivadas parciales de su armónica conjugada v (¡si
existe!) a través de las condiciones de Cauchy-Riemann, de manera que el cálculo de
primitivas de funciones reales de una variable real [o, equivalentemente, el cálculo
de las funciones potenciales de la forma diferencial −u y (x, y) d x + u x (x, y) dy]
nos lleva, en casos sencillos al menos, a expresiones explı́citas para la(s) funcion(es)
v. Este procedimiento es fácilmente “automatizable”, y resulta cómodo llevarlo a
cabo mediante programas de cálculo simbólico como Mathematica.
Esquemáticamente, podrı́amos proceder ası́: dada u(x, y),
1.- calcular la derivada parcial de u respecto de x, u x (x, y);
2.- calcular la derivada parcial de u respecto de y, u y (x, y);
3.- “integrar −u y (x, y) respecto de x”, es decir, obtener una primitiva W (x, y)
de −u y (x, y) como función sólo de x;
4.- calcular su derivada parcial respecto de y, W y (x, y);
5.- calcular ϕ(y) = u x (x, y) − W y (x, y)
6.- “integrar ϕ(y) respecto de y”, es decir, obtener una primitiva (y) de ϕ(y);
7.- calcular W (x, y) − (y): esta será una función v(x, y) armónica conjugada
de u (y las demás diferirán de ella en la adición de una constante real).

Téngase en cuenta que Mathematica no proporciona “constantes de integración”.


Además, el número de funciones cuyas primitivas puede calcular “explı́citamente”
es limitado.
Funciones holomorfas 27

Hay también un “método complejo” para tratar el problema, el denominado


método de MILNE-THOMSON (ver Phillips, E.G.: Funciones de variable com-
pleja. Dossat, Madrid (1963), p. 17–18, y Needham, T.: Visual Complex Analysis.
Clarendon Press, Oxford (1997), pp. 512–513), que, aunque precise ciertas condi-
ciones restrictivas, proporciona directamente las funciones holomorfas f con parte
real prefijada u. Su justificación se basa en resultados importantes que probaremos
posteriormente: toda función holomorfa es analı́tica (y su derivada también), y dos
funciones analı́ticas en un abierto conexo  son iguales si y sólo si coinciden en
un conjunto de puntos de  que tenga al menos un punto de acumulación dentro
de ; por ejemplo, en un segmento abierto (principio de prolongación analı́tica).
Sea, pues,  un abierto conexo de R2 que corte al eje real, con lo cual la
intersección de  con R contendrá al menos un segmento abierto (¿por qué?)
Dada entonces una función u armónica en , notemos que la función g dada
en  por f 1 (x + i y) = u x (x, y) − i u y (x, y) es holomorfa en  (¿por qué?).
Supongamos que sabemos encontrar una función g holomorfa en  tal que g  (x) =
f 1 (x) = u x (x, 0)−i u y (x, 0) para todo x ≡ (x, 0) ∈ ∩R: entonces g  (z) = f 1 (z)
por el principio de prolongación analı́tica, y la parte real de g difiere de u en una
constante real (¿por qué?). La función f = g + C, para una constante real C
adecuada, tiene como parte real u.
El método de Milne-Thompson es también fácilmente “traducible” a Mathe-
matica. Pero tanto si se usa este método como el anterior, sigue siendo necesario
verificar los resultados obtenidos y valorar el alcance de los procedimientos em-
pleados, muy especialmente debido a que los programas de cálculo simbólico, en
general, no tienen en cuenta el dominio de las funciones que intervienen, mani-
pulando tan sólo “nombres” de funciones o “funciones dadas por fórmulas”, por
decirlo de alguna manera. Como ejemplo recomendamos vivamente al lector que
pruebe a aplicar los métodos descritos a la ‘malvada’ función u(x, y) = ln(x 2 + y 2 ),
definida y armónica en R2 \ {(0, 0)}. ¿Cuáles son sus armónicas conjugadas, según
Mathematica?
NOTA. El método de Milne-Thompson puede esquematizarse ası́: dada u(x, y),
1.- calcular la derivada parcial de u respecto de x, u x (x, y);
2.- calcular la derivada parcial de u respecto de y, u y (x, y);
3.- calcular u x (x, 0), es decir, “sustituir y por 0” en u x (x, y);
4.- calcular u y (x, 0), es decir, “sustituir y por 0” en u y (x, y);
5.- “sustituir x por z” en u x (x, 0) − i u y (x, 0) para obtener f 1 (z);
6.- “integrar f 1 (z) respecto de z”, es decir, obtener una primitiva g(z) de f 1 (z);
7.- calcular f (z) = g(z) − e g(x0 ) + u(x0 , 0) para cualquier x0 ∈  ∩ R.
Entonces f (z) + ic, c ∈ R, son las funciones holomorfas con parte real u;
8.- si se busca una función armónica conjugada de u, hallar la parte imaginaria
de f (z).
CAPÍTULO 2

Funciones analı́ticas
2.1 INTRODUCCIÓN

Para definir las series de potencias y la noción de analiticidad a que conducen, sólo
se necesitan las operaciones de suma y multiplicación y el concepto de lı́mite. Esto
nos dice que las series de potencias en C son otro concepto que podemos definir
exactamente igual que en R y gozará de las mismas propiedades y con idénticas
demostraciones que en R (¡si no dependen de la ordenación de R!).
Por tanto, este capı́tulo (al menos, los dos primeros apartados) va a ser un sim-
ple repaso de lo que conocemos en R, pero puesto en el contexto de C. Los detalles
pueden consultarse en Apostol, T.M.: Análisis Matemático (segunda edición). Re-
verté, Barcelona (1991).

2.2 SERIES EN C: GENERALIDADES.




1. Dada una sucesión (z n )∞
n=0 ⊂ C, la serie infinita z n se dice convergente
n=0
si

N
∃ lim z n ∈ C.
N →∞
n=0


Al valor de dicho lı́mite se le denota también por z n y se le llama suma
n=0
de la serie.
2. Criterio de convergencia de Cauchy.
 

∞ n 
 
z n converge ⇔ ∀ε > 0, ∃n 0 ∈ N  si n > m > n 0 ,  z k  < ε.
n=0
k=m 



3. Decimos que la serie z n converge absolutamente si converge la serie de
n=0


números reales |z n | (recordemos que podemos poner más abreviadamente
n=0


|z n | < +∞).
n=0

28
Funciones analı́ticas 29

Toda serie absolutamente convergente es convergente, pero el recı́proco no es


cierto.


4. La serie z n converge si y solo si convergen las dos series de números reales
n=0

∞ 

e z n y
m z n . Además
n=0 n=0


∞ 
∞ 

zn = e z n + i
m z n .
n=0 n=0 n=0

5. Producto de Cauchy de series.



∞ 

Consideremos dos series de números complejos, an , bn . Para cada
n=0 n=0
k ∈ N ∪ {0}, definimos
 
k
ck = an bm = an bn−k = a0 bk + a1 bk−1 + . . . + ak b0 .
n+m=k n=0


∞ 
∞ 

La serie ck se llama producto de Cauchy de las series an y bn .
k=0 n=0 n=0

En principio, ésta es una definición formal, que no atiende a la convergencia


de las series que intervienen. Si efectuáramos “la multiplicación de las sumas
infinitas” de an y bm , colocando todos los “sumandos del producto” an bm en una
tabla (infinita) de doble entrada, asociándolos según las diagonales secundarias, el
resultado es la serie producto de Cauchy de las iniciales; cada “sumando producto”
an bm interviene una y una sola vez, sin ausencias ni repeticiones. Cabe esperar, por
tanto, que cuando sea lı́cito reagrupar términos (si disponemos de las propiedades
conmutativa y asociativa), partiendo de series convergentes lleguemos a una serie
convergente con suma el producto de las sumas. Un resultado bastante satisfactorio,
que será todo lo que necesitemos, es el siguiente.
∞ 

Teorema (Mertens). Si las series an y bn son absolutamente convergentes,
n=0 n=0


entonces la serie ck es absolutamente convergente y además,
k=0
  
∞ 
∞ 

an bn = ck .
n=0 n=0 k=0
30 Funciones analı́ticas

6. Convergencia uniforme. Criterio M de Weierstrass.


Recordemos la siguiente:
Definición. Sean f n , f : A ⊆ C −→ C. Diremos que f n −→ f uniformemente
en A si

∀ε > 0, ∃n 0 ∈ N  si n ≥ n 0 , | f n (z) − f (z)| < ε, ∀z ∈ A,

Equivalentemente
sup | f n (z) − f (z)| −→ 0.
z∈A

Es claro que la convergencia uniforme implica la convergencia puntual en


cada punto de A.
Definición. Dado  abierto de C, y f n , f :  −→ C, diremos que f n −→ f
casi uniformemente en  si f n −→ f uniformemente sobre cada subconjunto
compacto de .
Como el lı́mite uniforme de funciones continuas es una función continua y la
continuidad es una propiedad local, tenemos:
Proposición. Sea  abierto de C, y f n , f :  −→ C. Si para cada n ∈ N, las
funciones f n son continuas en  y f n −→ f casi uniformemente en , entonces
f es continua en .
Para series de funciones, se tienen las definiciones análogas (como limite de
las funciones sumas parciales).
El siguiente resultado será de uso frecuente.
Criterio M de Weierstrass. Dadas f n : A ⊂ C −→ C. Si podemos encontrar
una sucesión (Mn ) de números positivos tal que



| f n (z)| ≤ Mn , ∀z ∈ A ∧ Mn < +∞
n=0



entonces, f n (z) converge uniformemente y absolutamente en A.
n=0
Funciones analı́ticas 31

2.3 SERIES DE POTENCIAS

Definición. Dado a ∈ C, llamaremos serie de potencias centrada en a a toda


serie de la forma



an (z − a)n = a0 + a1 (z − a) + a2 (z − a)2 + . . . ,
n=0

donde los coeficientes (an ) ⊂ C.


El primer problema es saber para qué puntos de C converge. Es claro que,
sean cuales sean los coeficientes, una serie de potencias siempre converge en a.
El siguiente resultado (con demostración totalmente análoga a la de R) deja
claro este problema de convergencia de una serie de potencias.
En el enunciado utilizamos la notación D(a; +∞) = C.

Teorema 1 (Abel). Sea ∞ n=0 an (z − a) una serie de potencias centrada en a .
n

Entonces, existe un número R ∈ [0, +∞] tal que


∞
n=0 an (z−a) converge absolutamente y casi uniformemente en D(a; R).
n
1.
∞
n=0 an (z − a) no converge en C \ D(a; R).
n
2.
 −1
3. Fórmula de Cauchy-Hadamard: R = lim sup |an |1/n .

Observaciones.
i) R se llama radio de convergencia de la serie de potencias y D(a; R) disco
de convergencia. Si R = 0, la serie sólo converge en z = a, y si R = +∞,
la serie converge en todo punto de C.
En los casos intermedios 0 < R < +∞, el teorema asegura que la serie
converge en el disco abierto, y no converge en el exterior del disco. No se
afirma nada en relación a lo que ocurre en la frontera {z : |z − a| = R}. Este
problema del comportamiento en la frontera de una serie de potencias, debe
ser analizado en cada caso particular.
ii) Nótese que R no depende de a. A efectos de convergencia, lo que le ocurre a
la serie viene determinado por los coeficientes
 (an ). Por ello, es suficiente que
n
 en 0, ann z , pues los resultados se trasladarán
estudiemos series centradas
de forma obvia a la serie an (z − a) .
32 Funciones analı́ticas

iii) Toda serie de potencias con radio R > 0, define una función


f (z) = an (z − a)n , z ∈ D(a; R),
n=0
que, al ser lı́mite casi uniforme de funciones continuas, es una función continua
en D(a; R).
iv) En muchos casos, la fórmula de Cauchy-Hadamard se simplifica, si recor-
damos el siguiente resultado sobre lı́mites.
Dada una sucesión (an ), con an = 0, ∀n, si
|an+1 |
∃ lim ∈ [0, +∞],
n→∞ |an |

el valor de dicho lı́mite coincide con lim sup |an |1/n . Por tanto, en los casos en
que esto ocurra (en la práctica será frecuente), tendremos la siguiente fórmula
para el radio de convergencia,
|an |
R = lim .
n→∞ |an+1 |

v) Aún en casos en que no sepamos calcular el radio por la fórmula de Cauchy-


Hadamard, las dos primeras partes del teorema de Abel dan muy buena infor-
mación.
Por ejemplo, si sabemos que la serie converge en un punto concreto z 0 ∈ C,
forzosamente debe ocurrir que R ≥ |a − z 0 |.
Del mismo modo, si la serie no converge en un punto z 1 ∈ C, forzosamente
R ≤ |a − z 1 |.
Para estudiar el comportamiento de una serie de potencias en los puntos de la
frontera de su cı́rculo de convergencia es suficiente en los casos más sencillos el
siguiente criterio.

 Sea (an ) una sucesión de números reales, no creciente y


Criterio de Dirichlet.
convergente a 0. Sea bn una serie de números complejos cuyas sumas parciales
forman una sucesión acotada. Entonces la serie an bn es convergente.

En lo que sigue, por abreviar notación y teniendo en cuenta la observación ii),


bastará que consideremos series de potencias centradas en 0. El número R colocado
sin más al lado de la serie, será su radio de convergencia.
El primer resultado que vemos a continuación nos indica que las series de
potencias, definen funciones muy buenas desde un punto de vista analı́tico (son
indefinidamente derivables) y desde un punto de vista algebraico (se puede derivar
término a término).
Funciones analı́ticas 33
∞ ∞
n=0 an z , R ∈ (0, +∞]. Sea f (z) = an z n , |z| < R .
n
Teorema 2. Sea n=0
Entonces,
i) f es derivable en D(0; R), y además




f (z) = nan z n−1 , |z| < R.
n=1

ii) f es indefinidamente derivable en D(0; R), y para cada k ∈ N,



(k)
f (z) = n(n − 1) . . . (n − k + 1)an z n−k , |z| < R.
n=k

iii) Para cada k ∈ N ∪ {0},


f (k) (0)
ak = .
k!

iv) La serie “antiderivada” o “primitiva término a término”

∞
an n+1
z
n=0
n + 1

converge en D(0; R) a una función cuya derivada es f .


Observación.
Nótese que las distintas series que aparecen en el enunciado tienen el mismo
radio de convergencia que la de partida, pues es muy sencillo probar que:

Si ∞ n=0 an z tiene radio R y P es cualquier polinomio y k ∈ N, las series
n


∞ 

an+k z ,
n
P(n)an z n
n=0 n=0

tienen radio R.
El apartado iii) del teorema nos dice que los coeficientes vienen determinados
por el valor de las derivadas sucesivas de f en 0. Como para conocer éstas, sólo
hace falta conocer f en un entorno de 0, es inmediato el siguiente
34 Funciones analı́ticas
 ∞
Corolario. Si dos series de potencias ∞ a
n=0 n z n
y n=0 bn z con radios R1 , R2 >
n

0 son tales que coinciden en un entorno de 0, entonces

an = bn , ∀n ∈ N ∪ {0}.

Hemos ignorado en lo anterior el comportamiento en la frontera del cı́rculo


de convergencia. Si la serie converge en un punto z tal que |z| = R ¿hay alguna
relación entre la suma de la serie en tal punto y la suma en los puntos interiores?
He aquı́ una respuesta parcial.

Teorema del lı́mite de Abel. Sea f (z) = ∞ n=0 an z , |z| < R , R ∈ (0, +∞).
n

Supongamos que la serie converge también para z = R . Entonces existe el lı́mite


radial (a través del segmento (0, R)) de la función f y vale



lim f (x) = an R n .
x→R n=0
0<x<R

Operaciones con series de potencias.


∞ ∞
Sean f (z) = n=0 an z , R1 ; g(z) =
n
n=0 bn z n , R2 .
1. Suma.


f (z) + g(z) = (an + bn )z n , R ≥ min{R1 , R2 }.
n=0

2. Producto.

∞ 
n
f (z) · g(z) = cn z , c n =
n
ak bn−k , R ≥ min{R1 , R2 }.
n=0 k=0

3. División. Si f (0) = 0 entonces ∃δ > 0 tal que

1 ∞
= γn z n , |z| < δ.
f (z) n=0

Este resultado afirma que la función 1/ f es una serie de potencias en un


entorno del origen. Pero no es fácil dar una expresión explı́cita de los
coeficientes γn en términos de los an .
Funciones analı́ticas 35



4. Composición. Si para un z ∈ D(0; R2 ), |bn z n | < R1 , entonces tiene
n=0
sentido la función composición f ◦ g, y además


f ◦ g(z) = δk z k
n=0

en un entorno del origen.


La demostración de estos dos últimos resultados es bastante farragosa.
Teóricamente nos dicen que la división y composición de series de poten-
cias son series de potencias, pero en la práctica son de difı́cil aplicación.

4. Cambio de centro. Sea f (z) = ∞ n=0 an z , R > 0 y sea b ∈ D(0; R).
n

Entonces, ∃δ > 0 tal que




f (z) = bn (z − b)n , |z − b| < δ.
n=0

Es decir, dada una serie de potencias, en cualquier punto de su disco de


convergencia, se puede poner como otra serie de potencias centrada en
ese punto.

Principio de identidad de series de potencias.


∞
Teorema 3. Sea f (z) = n=0 an z n , R > 0. Sea E = {z ∈ D(0; R) : f (z) = 0}.
Son equivalentes:
i) E = D(0; R) (es decir, f es idénticamente nula).
ii) an = 0, ∀n
iii) E  ∩ D(0; R) = ∅ (i.e., E tiene puntos de acumulación en D(0; R)).
Demostración. i) ⇔ ii) es consecuencia inmediata del corolario del teorema
2 y la implicación i) ⇒ iii) es obvia.
Veamos que iii) ⇒ i). Llamemos A = E  ∩ D(0; R) = ∅. A es cerrado en
la topologı́a relativa de D(0; R) porque E  siempre es un cerrado de C. Si vemos
que también A es abierto en D(0; R) (o, lo que es lo mismo, en C, pues D(0; R)
es abierto), por conexión tendremos que A = D(0; R) y de aquı́ es muy fácil ver
que E = D(0; R), lo que concluirı́a la demostración.
Sea pues a ∈ A (notemos que, por continuidad, f (a) = 0) y veamos que a
es un punto interior, es decir, existe un disco D(a; δ) ⊂ A.
36 Funciones analı́ticas

Por el cambio de centro, f será una serie de potencias en un entorno de a,



f (z) = bn (z − a)n , en D(a; δ) ⊂ D(0; R)
n=1

(la serie empieza en 1, pues f (a) = 0).


Si bn = 0, ∀n tendremos claramente que D(a; δ) ⊂ A.
En otro caso, sea bk el primer coeficiente que no se anula. Entonces,

f (z) = (z − a) k
bn (z − a)n−k = (z − a)k g(z)
n=k

donde g es una función continua (pues es una serie de potencias) con g(a) = 0, lo
que implica que g(z) = 0 en un entorno U de a. Por tanto, f (z) = 0 en U \ {a},
lo que contradice que a ∈ E  . Luego, forzosamente, tiene que ocurrir bn = 0, ∀n,
y esto demuestra el resultado.
El teorema anterior afirma que si una serie de potencias se anula en un sub-
conjunto del disco abierto de convergencia que tenga algún punto de acumulación
en dicho abierto, entonces la serie es idénticamente nula.

2.4 FUNCIONES ANALÍTICAS

Definición. Sea  = ∅ un abierto de C. Una función f :  −→ C se dice


analı́tica en a ∈ , si existe una serie de potencias centrada en a con radio R > 0
tal que
∞
f (z) = an (z − a)n , |z − a| < δ.
n=0

Es decir, f coincide con una serie de potencias en un entorno de a .


f se dice analı́tica en  si lo es en cada punto a ∈ .

Ejemplos.
1. Todo polinomio es una función analı́tica en C. En efecto, siempre podemos
cambiar de base y expresar, para cualquier a ∈ C,

P(z) = a0 + a1 z + . . . + an z n = b0 + b1 (z − a) + . . . + bn (z − a)n .
Funciones analı́ticas 37

2. Gracias al resultado de cambio de centro, toda serie de potencias f (z) =




an z n con radio R > 0 es analı́tica en D(0; R). Análogamente, f (z) =
n=0


an (z − a)n es analı́tica en D(a; R).
n=0
1
3. La función racional f (z) = es analı́tica en C \ {1}. En efecto, es claro
1−z
que es analı́tica en 0, pues
1 ∞
= z n , |z| < 1.
1−z n=0
Pero, utilizando esta misma suma, si a ∈ C \ {1},
1 1 1 1
= =
1−z 1 − a − (z − a) 1 − a 1 − ( 1−a
z−a
)
∞ 
1  z−a n  ∞
(z − a)n
=
1 − a n=0 1 − a n=0
(1 − a)n+1
 
z − a
siempre que   < 1. Es decir, en el entorno de a, |z − a| < |1 − a|.
1 − a
De forma parecida, descomponiendo en fracciones simples, no es difı́cil probar
que toda función racional es analı́tica en su dominio de definición, esto es, en
todo C menos los ceros del denominador.
Proposición. Si f es analı́tica en  entonces f es holomorfa. Es más, f es
indefinidamente derivable en .
Demostración. Es claro, pues la derivabilidad es una propiedad local y ya sabemos
que una serie de potencias es indefinidamente derivable.

Operaciones con funciones analı́ticas.


1. La suma y el producto de funciones analı́ticas son analı́ticas.
2. Si f es analı́tica en a y f (a) = 0 entonces 1/ f es analı́tica en a.
3. Sean f :  −→ C, g : 1 −→ C con f () ⊆ 1 . Si f es analı́tica en a y g
es analı́tica en f (a), entonces g ◦ f es analı́tica en a.
Observación.
Estos resultados son consecuencia de las correspondientes operaciones para
serie de potencias. No merece la pena insistir en la demostración porque, más
adelante, veremos que, en C, una función es analı́tica si y solo si es holomorfa, y
para funciones holomorfas ya conocemos las propiedades 1, 2 y 3.
38 Funciones analı́ticas

2.5 PRINCIPIO DE PROLONGACIÓN ANALÍTICA

El siguiente resultado va a ser consecuencia del principio de identidad de series de


potencias.
Teorema (P.P.A.). Sea  una región de C. Sea f :  −→ C analı́tica en . Son
equivalentes:
i) f ≡ 0 en .
ii) ∃a ∈  con f (n) (a) = 0, ∀n ∈ N ∪ {0}.
iii) f = 0 en un subconjunto de  con punto de acumulación en .
Demostración.
i) ⇒ ii) Inmediato.
ii) ⇒ iii) En un entorno de a, D(a; δ),



f (n) (a)
f (z) = an (z − a) y an =
n
.
n=0
n!

Ası́, f = 0 en todo D(a; δ) al menos, y obviamente D(a; δ) ⊆  tiene punto de


acumulación en .
iii) ⇒ i) Por hipótesis, un subconjunto de E = f −1 (0) ⊆  tiene puntos de
acumulación en , luego también los tiene el propio E, de modo que E  ∩  = ∅.
Usemos el clásico argumento de conexión.
E  ∩  es cerrado en .
E  ∩  es abierto en . En efecto, sea a ∈ E  ∩ . En un entorno de a,
D(a; δ) ⊆ ,


f (z) = an (z − a)n .
n=0

Esta serie se anula en un conjunto con punto de acumulación en D(a; δ) (precisa-


mente el punto a ∈ E  ∩ D(a; δ)). Por tanto, por el principio de identidad para
series de potencias la serie es nula. Ası́, f = 0 en D(a; δ), es decir, D(a; δ) ⊆ E,
de donde se deduce fácilmente que D(a; δ) ⊆ E  ∩ .
Entonces, como  es conexo, E  ∩  = . Luego todo z ∈  está en E  y de
aquı́, como f es continua, f (z) = 0.
Funciones analı́ticas 39

Corolario. Sea  una región de C. Sean f y g funciones analı́ticas en . Son


equivalentes:
i) f ≡ g en .
ii) ∃a ∈  con f (n) (a) = g (n) (a), ∀n ∈ N ∪ {0}.
iii) f = g en un subconjunto de  con punto de acumulación en .
Demostración. Basta tomar la función f − g.
Si denotamos, para  abierto

A() = { f :  −→ C : f es analitica en },

tenemos esta otra consecuencia:


Corolario. Sea  región. Sean f, g ∈ A() tales que la función f g ≡ 0 en .
Entonces, ó f ≡ 0 en , ó g ≡ 0 en . Dicho de otra manera, A() es un dominio
de integridad.
Demostración. Si para un z 0 ∈ , f (z 0 ) = 0, entonces, por continuidad, f = 0 en
un entorno de z 0 . Luego debe ser g = 0 en dicho entorno, y como éste tiene puntos
de acumulación en , por el teorema, g ≡ 0 en .
Observación.
Según la definición, si f ∈ A(), en un punto a ∈ , coincide en un entorno
de a con una serie de potencias centrada en a con R > 0. A su vez, esta serie
también es analı́tica y, por tanto, por el P.P.A., tendremos que la igualdad


f (z) = an (z − a)n
n=0

es válida en la componente conexa de  ∩ D(a; R) que contiene al punto a.

(Cuidado: aunque  y D(a; R) son


conexos, su intersección  ∩ D(a; R) no
tiene por qué serlo, como se ve en la figura,

a . de manera que hay que evitar la tentación


‘natural’ de escribir la igualdad para todo
z de la intersección; puede haber desigual-
dad en los puntos de las componentes co-
nexas de la intersección que no contengan
Ω al punto a.)
CAPÍTULO 3

Funciones elementales básicas

3.1 INTRODUCCIÓN

La familiaridad que hemos llegado a tener con funciones como la exponencial,


el logaritmo, las funciones trigonométricas, pueden habernos hecho olvidar que
en realidad nunca hemos establecido una definición ‘analı́tica’ rigurosa de ellas.
Mediante consideraciones gráficas, en algunos casos, o confiando en la autoridad
de turno en otros, hemos aceptado ciertas propiedades (entre ellas, nada menos que
su existencia), de las que hemos ido deduciendo las demás.
Con nuestros conocimientos actuales, este es un buen momento y un buen
lugar para ofrecer esa definición rigurosa mediante series de potencias en el campo
complejo y mostrar cómo de la definición van saliendo las propiedades que nos
son tan ‘conocidas’. No es ésta, desde luego, la única via de construcción posible
(pueden introducirse también mediante integrales indefinidas, o como soluciones
de ciertas ecuaciones —o sistemas de ecuaciones— diferenciales), pero indudable-
mente es la más adecuada al presente curso.

3.2 FUNCIÓN EXPONENCIAL

Función exponencial

+∞ n
z
La serie de potencias tiene radio de convergencia +∞, por lo que podemos
n=0
n!
definir en todo C una función como suma de tal serie.

Definición 3.1. Se llama función exponencial a la definida por


+∞ n
z
exp : z ∈ C → exp(z) = ∈ C.
n=0
n!

El número exp(1) se denota por e, y suele escribirse e z en lugar de exp(z)


[notación justificada por la propiedad que probaremos a continuación en (1.4)].

40
Funciones elementales básicas 41

Propiedades de la exponencial compleja.


(1.1) La función exponencial es derivable (indefinidamente) y su derivada es ella
misma: para cada z ∈ C,
exp (z) = exp(z).
(1.2) exp(0) = 1.
(1.3) Para cada z ∈ C,
1
exp(−z) =
exp(z)
con lo que, en particular, exp(z) = 0. Además, para cualesquiera z , w ∈ C,
exp(z + w) = exp(z) exp(w).
(1.4) Dados n ∈ N y z ∈ C, exp(nz) es el producto de n factores iguales a exp(z),
n
exp(nz) = exp(z) · · · exp(z);
n
en particular, exp(n) = e · · · e.
(1.5) Para cada x ∈ R, también exp(x) ∈ R.
Demostración. (1.1) Basta aplicar la regla de derivación de una función definida
mediante una serie de potencias.
(1.2) Obvio.
(1.3) Puede verse directamente a partir de la definición y de la multiplicación de
series de potencias. Otra demostración que usa sólo las ‘propiedades diferenciales’
de la exponencial es la siguiente:
Para un w cualquiera en C previamente fijado, definamos
f : z ∈ C → f (z) = exp(−z) exp(z + w) ∈ C.
Derivando de acuerdo con (1.1),
f  (z) = − exp(−z) exp(z + w) + exp(−z) exp(z + w) = 0,
luego como C es conexo, f toma constantemente el valor f (0) = exp(w).
Si el w elegido es 0, esto significa que exp(−z) exp(z) = 1 cualquiera que
sea z ∈ C. Por consiguiente, volviendo al caso general, de exp(−z) exp(z + w) =
f (0) = exp(w) podemos despejar
exp(z + w) = exp(z) exp(w).
(1.4) Se prueba por inducción sobre n utilizando (1.3).
(1.5) Si x ∈ R, los términos de la serie que define exp(x) son todos reales.

La restricción de exp a R puede verse entonces como una aplicación de R en R.


Denotaremos provisionalmente por Exp esta función, de modo que Exp : R → R,
y la llamaremos exponencial real. Recogemos sus propiedades más importantes.
42 Funciones elementales básicas

Propiedades de la exponencial real.


(1.6) Para cada x ∈ R,
Exp(x) > 0.
(1.7) La función exponencial real es estrictamente creciente y convexa. En particu-
lar, es inyectiva.
(1.8) Se tiene
lim Exp(x) = +∞ , lim Exp(x) = 0.
x→+∞ x→−∞

En consecuencia, el conjunto imagen de la función exponencial real es (0, +∞).


Demostración. (1.6) Exp(x) = (Exp(x/2))2 ≥ 0 y Exp(x) = 0.
(1.7) La derivada primera y la derivada segunda de la función exponencial
real (que son iguales a ella misma) son estrictamente positivas.
(1.8) Puesto que la función exponencial real es estrictamente creciente,
e = Exp(1) > Exp(0) = 1,
luego lim Exp(n) = +∞. Nuevamente por la monotonı́a de la función exponencial,
n
esto basta para probar que
lim Exp(x) = +∞.
x→+∞

Finalmente,
1
lim Exp(x) = lim Exp(−y) = lim = 0.
x→−∞ y→+∞ y→+∞ Exp(y)

Aplicando el teorema de los valores intermedios (Darboux) se sigue que la


función exponencial aplica R sobre (0, +∞).
Obsérvese que, según la exposición anterior, todas las propiedades básicas de
la función exponencial se deducen realmente de (1.1) y (1.2), que en este sentido
pueden ser consideradas sus propiedades “fundamentales”. Esto no es tan sorpren-
dente sin pensamos en la unicidad de solución de la ecuación diferencial y  = y
con la condición inicial y(0) = 1.
En lo que sigue volveremos ya a la notación tradicional, e z , para la exponencial
de z.
Función logarı́tmica real
Una vez conocidas las propiedades básicas de la función exponencial real, pode-
mos definir la función logarı́tmica real como su función inversa, y deducir de ahı́
sus propiedades. No puede procederse de la misma manera con la exponencial
compleja, como se verá más adelante.
Funciones elementales básicas 43

Definición 3.2. La función logarı́tmica real

ln : x ∈ (0, +∞) → ln x ∈ R

es la inversa de la función exponencial, de modo que ln x = y si y sólo si e y = x.


Por tanto, está caracterizada por cumplir

ln(e x ) = x cualquiera que sea x ∈ R

y
eln x = x cualquiera que sea x ∈ (0, +∞) .
Sus propiedades son consecuencia de las de la función exponencial.
Propiedades del logaritmo real.
(2.1) La función logarı́tmica real es derivable indefinidamente, y su derivada es la
función 1/x .
(2.2) ln 1 = 0, ln e = 1.
(2.3) Para cada x ∈ (0, +∞),
1
ln = − ln x .
x
(2.4) Dados x, y ∈ (0, +∞),

ln(x y) = ln x + ln y .

(2.5) Dados n ∈ N y x ∈ (0, +∞),

ln(x n ) = n ln x .

(2.6) El conjunto imagen de la función logarı́tmica real es R.


(2.7) La función logarı́tmica real es estrictamente creciente y cóncava. En particular,
es inyectiva.
(2.8) Se tiene
lim ln x = +∞, lim ln x = −∞ .
x→+∞ x→0+

Demostración. Recordar las propiedades de la función inversa estudiadas para


funciones reales de variable real.
44 Funciones elementales básicas

3.3 FUNCIONES SENO Y COSENO

Funciones complejas seno y coseno

Definición 3.3. La función seno está definida por



(−1)n z 2n+1
sen : z ∈ C → sen z = ∈C,
n=0
(2n + 1)!

y la función coseno por



(−1)n z 2n
cos : z ∈ C → cos z = ∈C.
n=0
(2n)!

Estas funciones están bien definidas, pues las series de potencias que figuran
en las fórmulas tienen radio de convergencia +∞. Recordando la definición de la
función exponencial, las relaciones siguientes son inmediatas:

ei z − e−i z ei z + e−i z
sen z = , cos z =
2i 2

para cada z ∈ C, con lo que la función exponencial aparece como “más elemental”
que el seno y el coseno, en el sentido de que éstas son combinaciones lineales de
exponenciales.
Propiedades del seno y coseno complejos.
(3.1) El seno y el coseno son funciones derivables indefinidamente y se cumple
para todo z ∈ C

sen (z) = cos z, cos (z) = − sen z.

(3.2) El seno es una función impar, mientras que el coseno es una función par: es
decir, cualquiera que sea z ∈ C se tiene

sen(−z) = − sen z, cos(−z) = cos z .

(3.3) Para todos z , w ∈ C,

sen(z + w) = sen z cos w + cos z sen w,


cos(z + w) = cos z cos w − sen z sen w.
Funciones elementales básicas 45

(3.4) Para cada z ∈ C es


sen2 z + cos2 z = 1 .
Demostración. (3.1), (3.2), (3.3)
Se siguen directamente de la definición mediante series de potencias o a partir
de la expresión en términos de exponenciales.
(3.4)
Se deduce de (3.2) y (3.3), tomando w = −z.
Es instructivo ver cómo también puede probarse esta identidad usando derivación:
definiendo f : z ∈ C → f (z) = sen2 z + cos2 z ∈ C, a partir de (3.1) obtenemos

f  (z) = 2 sen z cos z − 2 cos z sen z = 0

para todo z de C, luego f toma constantemente el valor f (0) = 1.


De las fórmulas anteriores se deducen mediante los cálculos de costumbre
otras muchas frecuentemente utilizadas; por ejemplo, las que se recogen en el
siguiente ejercicio.
Ejercicio. Dados z, w ∈ C, comprobar que
sen(z − w) = sen z cos w − cos z sen w;
cos(z − w) = cos z cos w + sen z sen w;
1
sen z cos w = [sen(z + w) + sen(z − w)];
2
1
sen z sen w = − [cos(z + w) − cos(z − w)];
2
1
cos z cos w = [cos(z + w) + cos(z − w)];
2
sen 2z = 2 sen z cos z;
cos 2z = cos2 z − sen2 z = 2 cos2 z − 1;
sen 3z = 3 sen z − 4 sen3 z;
cos 3z = 4 cos3 z − 3 cos z
y cualquier otra de las relaciones conocidas sobre las funciones seno y coseno.
Funciones seno y coseno reales
Las funciones seno y coseno toman valores reales sobre R, luego podemos ver
las restricciones de estas funciones a R como funciones reales de variable real.
Estudiemos sus propiedades, para comprobar que coinciden con las que se les
atribuyen habitualmente. Ya hemos encontrado algunas de ellas. Para continuar, lo
primero que necesitamos es definir el número real π .
46 Funciones elementales básicas

Propiedades del seno y coseno reales.


(4.1) La función seno tiene ceros reales positivos, es decir,

{x > 0 : sen x = 0} = ∅ .

Este conjunto posee un elemento mı́nimo, que denotaremos por π :

def
π = min{x > 0 : sen x = 0} .

En el intervalo (0, π ), el seno toma valores estrictamente positivos.


π π
(4.2) cos π = −1; cos = 0; sen = 1.
2 2
(4.3) Para
 π conocer la función seno en R es suficiente conocerla en el intervalo
0, . En concreto,
2
(4.3.1) para cada x ∈ R es

sen (π − x) = sen x = − sen(x + π );

(4.3.2) para cualesquiera x ∈ R y k ∈ Z,

sen(x + 2kπ ) = sen x,

es decir, el seno real es una función periódica de periodo 2π .


(4.4) Para
 πconocer
 la función coseno en R es suficiente conocerla en el intervalo
0, . En concreto,
2
(4.4.1) para cada x ∈ R es

cos (π − x) = − cos x = cos(x + π );

(4.4.2) para cualesquiera x ∈ R y k ∈ Z,

cos(x + 2kπ ) = cos x,

es decir, el coseno real es una función periódica


 π deπ periodo
 2π .
(4.5) La restricción de la función seno al intervalo − , es una aplicación
2 2
estrictamente creciente (en particular, inyectiva) sobre el intervalo [−1, 1].
(4.6) La restricción de la función coseno al intervalo [0, π ] es una aplicación es-
trictamente decreciente (en particular, inyectiva) sobre el intervalo [−1, 1].
(4.7) Dado x ∈ R, se verifica sen x = 0 si y sólo si para algún k ∈ Z es x = kπ .
Funciones elementales básicas 47
π
+kπ .
(4.8) Dado x ∈ R, se verifica cos x = 0 si y sólo si para algún k ∈ Z es x =
2
Demostración. (4.1) Agrupando sumandos convenientemente, es claro que
x3
sen x > x − >0 siempre que 0 < x ≤ 1
3!
y que
43 45 47 49
sen 4 < 4 − + − + < 0,
3! 5! 7! 9!
de donde se deduce que el seno no se anula en (0, 1] pero que, según el teorema de
Bolzano, debe anularse al menos en un punto comprendido entre 1 y 4. Por tanto,
está perfectamente determinado el número real

π = inf{x > 0 : sen x = 0}

y es mayor o igual que 1 (luego > 0). Para asegurar que π es el mı́nimo del conjunto,
o sea, que pertenece a él, basta tener en cuenta que es punto adherente del conjunto
y emplear la continuidad del seno.
Ası́ sen x = 0 para todo x ∈ (0, π) y por continuidad el seno debe mantener
el signo en todo este intervalo. De acuerdo con la primera desigualdad que hemos
escrito, debe ser estrictamente positivo en él.
(4.2) Como sen2 π + cos2 π = 1, se deduce que cos2 π = 1 y por tanto
cos π = 1 o cos π = −1. Pero si cos π = 1, como cos 0 = 1, el teorema de Rolle
darı́a la existencia de algún punto t ∈ (0, π) en el que se anuları́a la derivada del
coseno, con lo cual serı́a sen t = 0 contra lo que acabamos de probar.
π π
Puesto que cos π = 2 cos2 − 1, debe ser cos = 0, lo que obliga a que
2 2
2 π π π
sen = 1. Como 0 < < π, sen debe ser positivo y por tanto igual a 1.
2 2 2
(4.3) Las igualdades de (4.3.1) son consecuencia de las fórmulas de adición y
de los valores previamente calculados. La de (4.3.2) se comprueba  por inducción.
π
Con esto, conociendo los valores del seno en el intervalo 0, , podemos
π  2
obtener los valores en el intervalo , π usando que sen x = sen (π − x); por ser
2
el seno impar, pasamos entonces a todo el intervalo [−π, π ] y ya por periodicidad
a todo R.
(4.4) Similar al apartado anterior.
(4.5) Para cada x ∈ R la igualdad sen2 x +cos

2
x = 1 asegura que | sen x| ≤ 1,
π π
| cos x| ≤ 1. Como sen = 1 y por tanto sen − = −1, la continuidad del seno
2 2  π π
y la propiedad de Darboux dan como conjunto imagen de − , exactamente
2 2
el intervalo [−1, 1].
48 Funciones elementales básicas

 π Paraπ
demostrar que el seno (que es continua) es estrictamente creciente en
− , , usamos que es estrictamente positiva en (0, π). En consecuencia, el
2 2
coseno (que en cada punto x tiene por derivada − sen x) será estrictamente decre-
 π en [0, π], lo que permite afirmar queπlos valores que alcanza en el intervalo
ciente
0, son estrictamente mayores que cos = 0; como el coseno es par, lo mismo
2 
π π
2
vale en − , ; y finalmente, como el coseno es la derivada del seno, vemos
2 2  π π
que éste último es estrictamente creciente en − , .
2 2
(4.6) Repasar la demostración anterior.
(4.7) Es inmediato que si para algún k ∈ Z es x = kπ , se verifica que
sen x = 0.
  sea x∈ R tal que sen x = 0. Para un k∈ Z será
Recı́procamente,

1 1 π π
x ∈ k− π, k + π . Entonces t = x − kπ ∈ − , y sen t =
2 2 2 2
sen x cos kπ − cos x sen kπ = 0, luego forzosamente t = 0 y x = kπ .
(4.8) Similar a la anterior.
Funciones trigonométricas y Trigonometrı́a
Tenemos ahora dos versiones de las funciones seno y coseno: la ‘versión analı́tica’
que venimos explorando y la ‘versión geométrica’ de la Trigonometrı́a (=medida de
ángulos). La coherencia entre ambas versiones la prueba la siguiente proposición,
que a su vez justifica las afirmaciones que hicimos al definir los argumentos de un
número complejo no nulo.
Proposición. Dados x , y ∈ R tales que x 2 + y 2 = 1, existe un α ∈ R de modo
que
cos α = x, sen α = y .
Además, para que un β ∈ R cumpla igualmente que

cos β = x, sen β = y,

es necesario y suficiente que exista un k ∈ Z tal que β = α + 2kπ .


Demostración. Como x ∈ [−1, 1], existe al menos un t ∈ R tal que cos t = x.
Entonces sen2 t = y 2 , de donde o bien sen t = y, y tomarı́amos α = t, o bien
sen t = −y, y bastarı́a tomar α = −t.
Por periodicidad, igualmente cos(α + 2kπ ) = x, sen(α + 2kπ ) = y para todo
k ∈ Z.
Supongamos ahora que encontramos β ∈ R para el que cos β = x, sen β = y.
Entonces
sen(β − α) = y x − x y = 0,
Funciones elementales básicas 49

luego por (4.7) existirá un m ∈ Z tal que β − α = mπ . Si m fuese de la forma


2k + 1, k ∈ Z, resultarı́a cos(β − α) = −1, mientras que

cos(β − α) = x x + y y = x 2 + y 2 = 1,

por lo que debe ser m = 2k para algún k ∈ Z y finalmente β = α + 2kπ .


Gráficamente, esta proposición significa que para cada punto sobre la circun-
ferencia T de centro el origen y radio unidad, hay un número real que mide el
ángulo que forma el radio correspondiente al punto con el eje de abscisas, y que
dicho número está unı́vocamente determinado salvo múltiplos enteros de 2π . Una
interpretación algebraica nos dirı́a que la aplicación t ∈ R → eit ∈ T (que es un
homomorfismo entre el grupo aditivo R y el grupo multiplicativo T) es suprayectiva
y tiene por núcleo el semigrupo 2π Z, de modo que T es isomorfo al grupo cociente
R/2πZ (para este enfoque, ver Cartan, H.: Théorie élémentaire des fonctions
analytiques d’une ou plusieurs variables complexes. Hermann, Paris (1961).)

3.4 DETERMINACIONES DEL ARGUMENTO Y DEL LOGARITMO.

Querrı́amos definir la función logaritmo como la inversa de la función exponencial.


Pero nos encontramos con el problema, a diferencia de R, de que la función expo-
nencial no es inyectiva en C. Puesto que el logaritmo es una potente herramienta
en la teorı́a de funciones de variable compleja, vamos a estudiarlo en todo detalle.
Valores de la exponencial compleja

Proposición.
(5.1) Dado z ∈ C, sea x = e z , y =
m z . Entonces

e z = e x+i y = e x (cos y + i sen y)

(5.2) Para cada z ∈ C



e e z = e e z cos(
m z),
m e z = e e z sen(
m z),
z

e = e e z ,
m z ∈ arg e z .

(5.3) La exponencial compleja no es inyectiva: es periódica de periodo 2πi . Con


mayor precisión, dados z , w ∈ C, se tiene e z = ew si y sólo si z = w + 2kπi
para algún k ∈ Z.
(5.4) El conjunto imagen de C mediante la exponencial es C \ {0}. Además, para
cada w ∈ C \ {0}, e z = w si y sólo si

z = ln |w| + i(φ + 2kπ ), k ∈ Z, φ ∈ arg w.


50 Funciones elementales básicas

Demostración. (5.1) Según la fórmula de adición


e z = e x ei y ,
y las fórmulas que ligan seno y coseno con exponenciales dan
cos y + i sen y = ei y .
(5.2) Aplicar lo anterior.
(5.3) Si z = w + 2kπi para algún k ∈ Z, e z = ew e2kπi = ew .
Recı́procamente, sea e z = ew . Tomando módulos,
z
e e z
= e = |ew | = e e w ,
luego por la inyectividad de la exponencial real
e z = e w.
Pero entonces
cos(
m z) + i sen(
m z) = cos(
m w) + i sen(
m w),
o sea
cos(
m z) = cos(
m w), sen(
m z) = sen(
m w),
lo que, según hemos visto en la proposición anterior, sólo es posible si
m z =

m w + 2kπ para algún k ∈ Z.


(5.4) Dado w ∈ C \ {0}, sea φ ∈ arg w y
z = ln |w| + iφ.
Obviamente e z = w, y cualquier otro complejo cuya exponencial coincida con w
será de la forma z + 2kπi para algún k ∈ Z por lo que acabamos de probar en
(5.3).
Esta información engloba asimismo información sobre el comportamiento de
otras funciones. Por ejemplo:
Corolario. Los únicos ceros del seno y el coseno son sus ceros reales. Expresado
de otro modo, si z ∈ C,
π
sen z = 0 ⇐⇒ z = kπ, k ∈ Z, cos z = 0 ⇐⇒ z = + kπ, k ∈ Z.
2
Demostración. Nótese que
sen z = 0 ⇐⇒ ei z = e−i z ⇐⇒ e2i z = 1 = e0 ,
cos z = 0 ⇐⇒ ei z = −e−i z ⇐⇒ e2i z = −1 = eiπ .

Determinaciones del argumento y del logaritmo.


La no inyectividad de la función exponencial C obliga a ser muy cuidadosos a la
hora de abordar una definición de logaritmo.
Funciones elementales básicas 51

Definición. Dado 0 = z ∈ C, diremos que w es un logaritmo de z si exp w = z .


Por tanto, un número complejo tiene infinitos logaritmos, pero sabemos a
qué fórmula responden: misma parte real (el logaritmo real de |z|) y como parte
imaginaria un argumento de z,

exp w = z ⇐⇒ w = ln |z| + i(φ + 2kπ ), k ∈ Z, φ ∈ arg z.

Podrı́amos definir el conjunto

log z = {w : exp w = z}

y se tendrá la igualdad entre conjuntos,

log z = ln |z| + i arg z

Cuando queramos tener una función logaritmo, bastará fijar una ‘función argu-
mento’. Por ejemplo, si tomamos el argumento principal, tendrı́amos la función
logaritmo principal. Sin embargo, necesitamos conceptos más flexibles.
Definición. Sea ∅ =  región, tal que 0 ∈
/ .
1. Diremos que φ :  −→ R es una determinación del argumento en  si:
i) φ es continua en .
z
ii) φ(z) ∈ arg z, ∀z ∈ , (i.e., eiφ(z) = ).
|z|
2. Diremos que f :  −→ C es una determinación del logaritmo en  si:
i) f es continua en .
ii) f (z) ∈ log z, ∀z ∈ , (i.e., e f (z) = z ).
Estos dos conceptos están muy relacionados. En efecto,
Proposición 1. Sea ∅ =  región, tal que 0 ∈
/ . Entonces,
φ es una determinación del argumento ⇐⇒ f (z) = ln |z| + iφ(z) es una determi-
nación del logaritmo.
Demostración.
⇒) Si φ es continua, es claro que f (z) = ln |z| + iφ(z) es continua, y

e f (z) = |z|eiφ(z) = |z|(z/|z|) = z.


52 Funciones elementales básicas

⇐) Si f es una determinación del logaritmo, en cada z ∈ , su parte real debe


f (z) − ln |z|
ser ln |z| y su parte imaginaria φ(z) = es una determinación del
i
argumento, pues es continua y

eiφ(z) = e f (z) e− ln |z| = z/|z|.

Proposición 2. Sea ∅ =  región, tal que 0 ∈


/ .
i) Si φ1 , φ2 son dos determinaciones del argumento, entonces

∃k ∈ Z, φ1 (z) = φ2 (z) + 2kπ, ∀z ∈ .

ii) Si f 1 , f 2 son dos determinaciones del logaritmo, entonces

∃k ∈ Z, f 1 (z) = f 2 (z) + 2kπi, ∀z ∈ .

Demostración. i) Si φ1 (z), φ2 (z) ∈ arg z entonces, para cada z ∈ , φ1 (z) −


φ2 (z) = 2k(z)π, con k(z) entero. La función k :  −→ Z es continua, y como 
es región, su rango debe ser conexo y subconjunto de Z, luego solo puede ser un
punto. Es decir, k(z) ≡ k es constante.
ii) Consecuencia de i), o directamente de forma similar.
Ejemplos.
1. El ejemplo más aparente es Arg z, que es una determinación del argumento
en la región C \ (−∞, 0].
La correspondiente determinación del logaritmo en C \ (−∞, 0]

Log z = ln |z| + i Arg z

se llama función logaritmo principal.


Nótese que el dominio de definición de esta función es C \ {0}, pero sólo es
continua en C \ (−∞, 0]. Su restricción a (0, +∞) es el logaritmo real.
2. Análogamente, fijado α ∈ R, la función Arg[α,α+2π ) es una determinación del
argumento en C \ {r eiα : r ≥ 0}. Y, la correspondiente determinación del
logaritmo es Log[α,α+2π) z = ln |z| + i Arg[α,α+2π ) .
3. Las anteriores no son, obviamente, las únicas determinaciones del argumento
y del logaritmo. Veamos algún ejemplo más:
Funciones elementales básicas 53

La función φ :  −→ R, definida por


φ(z) = Arg z, si z ∈ A,
Α φ(z) = Arg z + 2π, si z ∈ B,
(el segmento de R− lo debemos incluir
en A), es continua en  y, en cada punto,
Β Β φ(z) ∈ arg z. Por tanto, es una determi-
nación del argumento en .
Ω=Α∪Β
4.
γ Sea  = C \ γ , (γ une continuamente
0 e ∞).
Α La función φ :  −→ R, definida por
Β φ(z) = Arg z, si z ∈ A,
φ(z) = Arg z + 2π , si z ∈ B,
es una determinación del argumento en
.
5.
Sea  = D(0; 2) \ D(0; 1). En  no
Ω existe determinación continua del argu-
mento. Supongamos que φ :  −→ R
lo es. En la región ∗ =  \ R− , φ y
Arg z son dos determinaciones del ar-
gumento y, por tanto, para algún k ∈ Z
φ(z) = Arg z + 2kπ, z ∈ ∗ .

Pero entonces, φ no puede ser continua en  porque si z 0 ∈ (−2, −1), los lı́mites de
φ(z) para z → z 0 a través de {z ∈  :
m z > 0} o a través de {z ∈  :
m z < 0}
difieren en 2π .
Proposición. Si f es una determinación del logaritmo en  entonces f es holo-
morfa en . Además,
1
f  (z) = , ∀z ∈ .
z
Demostración. Fijemos un punto z 0 ∈ . Como la derivada de la función expo-
nencial es 1 en el punto 0, se tiene
ew − 1
lim = 1.
w→0 w
54 Funciones elementales básicas

A partir de aquı́, deducimos,



w
∀ε > 0, ∃δ > 0  |w| < δ ⇒ w − 1 < ε|z 0 |.
e −1

Por otro lado, como f es continua en z 0 , se tiene,

∃δ1 > 0  |h| < δ1 ⇒ | f (z 0 + h) − f (z 0 )| < δ.

Juntando estos dos hechos, y usando que e f (z) = z, si |h| < δ1 ,



f (z 0 + h) − f (z 0 ) 1 f (z 0 + h) − f (z 0 ) 1
− = −
h z 0 e f (z0 +h) − e f (z0 ) e f (z0 )

1 f (z 0 + h) − f (z 0 )
< ε.
= (z +h)− (z )
− 1
|z 0 | e f 0 f 0 −1

Luego, f es derivable en z 0 con derivada 1/z 0 .


Todavı́a tenemos mucho más.
Proposición. Si f es una determinación del logaritmo en  entonces f es analı́tica
en .
Demostración. Sea z 0 ∈ . Se verifica

∞
n (z − z 0 )
n
1 1 1
= = (−1) , |z − z 0 | < |z 0 |.
z z0 1 + z − z0 n=0 z n+1
0
z0

Por tanto, la serie de potencias “primitiva término a término” de la anterior



(z − z 0 )n+1
(−1) n

n=0 (n + 1)z 0n+1

es derivable en D(z 0 ; |z 0 |) y su derivada es 1/z. Como éste también es el caso de


f en un entorno (conexo) de z 0 , tendremos

∞
n (z − z 0 )
n+1
f (z) = C + (−1)
n=0 (n + 1)z 0n+1

en un entorno de z 0 . Por tanto, f es analı́tica en z 0 .


Funciones elementales básicas 55

Observación.
La función Log(1 + z) es holomorfa (y analı́tica) en C \ (−∞, −1], por
composición. Por cambios de variable, o bien, repitiendo la demostración anterior,
obtenemos que el desarrollo en un entorno de 0 es:



z n+1
Log(1 + z) = C + (−1)n , |z| < 1
n=0
n+1

Evaluando la igualdad en z = 0, vemos que el valor de la constante es C = Log 1 =


0.
Finalmente, cambiando el parámetro de sumación,



zn
Log(1 + z) = (−1)n+1 , |z| < 1.
n=1
n

El criterio de Dirichlet garantiza la convergencia de la serie también para


|z| = 1, z = −1. La suma en tales puntos sigue siendo Log(1 + z) (¿por qué?).
Observación.
En la práctica, convendrá tener cuidado con el siguiente aspecto. Es claro
que si φ ∈ arg z, ψ ∈ arg w, entonces φ + ψ ∈ arg(zw), pero al particularizar
a determinaciones concretas del argumento no siempre se traduce ésto en una
igualdad. Ası́, en general,

Arg z + Arg w = Arg(zw).

De forma análoga, en general,

Log z + Log w = Log(zw),


por ejemplo Log(−1) + Log(−1) = 2πi = 0 = Log (−1)(−1) , aunque siempre


ocurre que
Log z + Log w ∈ log(zw).

3.5 EXPONENCIALES Y POTENCIAS ARBITRARIAS

Al tener concepto de logaritmo, podemos definir la potenciación.


56 Funciones elementales básicas

Definición. Dados u, v ∈ C, con u = 0, se define el conjunto

u v = {exp(vα) : α ∈ log u}

Podrı́amos poner brevemente (igualdad entre conjuntos),

u v = exp(v log u)

Los elementos del conjunto u v son, por tanto,

exp{v(ln |u| + i Arg u + 2kπi)}, k ∈ Z.

Este conjunto consta, en general, de infinitos elementos. Pero, debido a la periodici-


dad de la función exponencial, estos elementos podrı́an repetirse y dar un conjunto
finito. De hecho, es muy fácil probar que:
i) Si n ∈ N, u n consta de un solo elemento. Precisamente, u.u. . . .n) u.
ii) u 0 = 1.
1
iii) Si n ∈ Z− , u n = .
u −n
iv) Si n ∈ N, u 1/n consta de n elementos, justamente las n raı́ces n-ésimas de u.
Ahora, bastará precisar la elección de logaritmos para tener funciones expo-
nenciales y potenciales
1. Dado a = 0, la función

f (z) = a z = exp(z Log a)

es la función exponencial de base a. Es decir, a no ser que se indique lo


contrario, la expresión a z indicará que estamos tomando el logaritmo principal.
Es claro que es una función entera (de hecho, analı́tica en C), pues sólo se
diferencia de la exponencial por el factor constante Log a.
2. Dado α ∈ C, también usaremos la notación z α para indicar la elección del
logaritmo principal.

f (z) = z α = exp(α Log z), z ∈ C \ {0}.

Su dominio de definición es C\{0}, pero solamente es holomorfa (y analı́tica),


por composición de ellas, en C \ (−∞, 0].
Funciones elementales básicas 57

Cuando el parámetro α es entero, es claro que, de hecho z α es holomorfa en


C \ {0}. Y si es natural, es holomorfa en C (definiéndola como 0 en 0). En
cualquier otro caso, no puede ser holomorfa más allá de C \ R− , pues es fácil
ver que en los puntos de R− no es contı́nua.
Desarrollo de (1 + z)α en serie de potencias centrada en 0.
Por razones obvias, se considera (1+z)α (y no z α ) para desarrollar en potencias
de z. En todo caso, es claro que simples cambios de variable llevan la información
de una función a otra.
Denotemos

f (z) = (1 + z)α = exp(α Log(1 + z)), z = −1.

Esta función es analı́tica en C \ (−∞, −1] (por composición de analı́ticas) y, por


tanto, es analı́tica en 0. Esto, teóricamente, nos dice que existe una serie de potencias
centrada en 0 con radio R > 0, tal que



f (z) = an z n
n=0

en un entorno de 0. Si derivamos por la regla de la cadena,

α f (z)
f  (z) =
1+z
y, ası́, se debe cumplir la ecuación

(1 + z) f  (z) − α f (z) = 0. (1)

Por otra parte, la derivada de f es




f (z) = an nz n−1
n=1

Entonces, la ecuación (1) queda


∞ 
∞ 

an nz n−1
+ an nz − α
n
an z n
n=1 n=1 n=0


= (a1 − αa0 ) + ((n + 1)an+1 + (n − α)an )z n = 0
n=1
58 Funciones elementales básicas

en un entorno del origen. Luego todos los coeficientes deben ser 0, o sea,

(n + 1)an+1 = (α − n)an , n = 0, 1, 2, . . .

Empezando con a0 = f (0) = 1, es fácil comprobar por inducción que

α(α − 1) . . . (α − n + 1)
an =
n!

Llamaremos a esta última cantidad número combinatorio generalizado y deno-


taremos (para α ∈ C)
   
α α(α − 1) . . . (α − n + 1) α
= , n ∈ N; = 1.
n n! 0

Por tanto, hemos obtenido

∞  

α α
(1 + z) = zn , (2)
n=0
n

en un entorno del origen.


Por último, observemos que si α es un número natural, αn = 0 si n > α y la


ecuación (2) no es otra cosa que la fórmula del binomio de Newton.
En otro caso, es fácil ver que la serie en (2) tiene radio R = 1. Tanto f como
la serie son analı́ticas en D(0; 1) y coinciden en un entorno del origen. Entonces,
por el P.P.A. tendremos

∞  

α α
(1 + z) = z n , |z| < 1.
n=0
n

Raı́z cuadrada principal.


Cuando se particulariza lo anterior para el exponente α = 1/2, obtenemos
el conjunto de las raı́ces cuadradas y la raı́z cuadrada principal. Nos encontramos

ahora con un buen lı́o de notación: ¿qué significa z 1/2 ? ¿qué significa z? Los
convenios utilizados varı́an de unos textos a otros, por lo cual, ante la menor
ambigüedad, merece la pena explicitar el significado atribuido a los signos que se
estén empleando.
Funciones elementales básicas 59

En√todo lo que sigue, salvo que se diga expresamente otra cosa, pondremos:
(i) ± z para el conjunto de las raı́ces cuadradas de z, es decir,
√ def
± z = {w ∈ C : w2 = z}.

(Ojo: no es una notación estándar). Tiene sentido para todo z ∈ C, incluido


z = 0.
√ 1
(ii) z o z 2 para la raı́z cuadrada principal de z, es decir,

z = z 2 = e(1/2) Log z .
def 1 def

Tiene sentido para todo z ∈ C \√ {0}, aunque por comodidad puede ser conve-
1
niente a veces escribir también 0 = 0 2 = 0.
(ii.1) Según este convenio, para todo z ∈ C es
√ √ √ 1 1
± z = { z, − z} = {z 2 , −z 2 }.

(ii.2) Cuando z sea un número real no negativo, z ∈ [0, +∞), como z = 0 o


Arg z = 0 se obtiene como raı́z cuadrada principal de z justamente su
raı́z cuadrada real no negativa, con lo cual las notaciones introducidas
son consistentes con las que empleamos para números reales.

Por lo que a desarrollos en serie de potencias respecta, bien repitiendo el


proceso visto anteriormente o bien calculando
 
1/2 1 · 3 · 5 · · · (2n − 3)
= (−1)n−1 , n ≥ 2,
n 2 · 4 · 6 · · · (2n)

que suele abreviarse mediante factoriales dobles en


 
1/2 (2n − 3)!!
= (−1)n−1 ,
n (2n)!!

queda, incluso si |z| = 1 (los coeficientes son del tamaño de n −3/2 ),

√ 1 ∞
(2n − 3)!! n
1+z =1+ z+ (−1)n−1 z
2 n=2
(2n)!!
1 1 1 5 4
= 1 + z − z2 + z3 − z + ..., |z| ≤ 1.
2 8 16 128
60 Funciones elementales básicas

1
Otro desarrollo importante, correspondiente a α = − , es
2

1 

(2n − 1)!! n
√ =1+ (−1)n z
1+z n=1
(2n)!!
1 3 5
= 1 − z + z2 − z3 + . . . , |z| < 1.
2 8 16
Del criterio de Dirichlet y el teorema del lı́mite de Abel se sigue que el
desarrollo es válido siempre que |z| ≤ 1, z = −1.

3.6 OTRAS FUNCIONES ELEMENTALES

Funciones trigonométricas e hiperbólicas complejas.


Funciones trigonométricas como la tangente, cotangente, secante y cosecante, ası́
como las funciones hiperbólicas, se pueden definir en C usando las fórmulas que
las definen en R. Las funciones obtenidas son las únicas extensiones analı́ticas al
dominio correspondiente de las funciones reales del mismo nombre. De entre las
muchas relaciones y propiedades que podemos deducir fácilmente, nos limitamos
a señalar un par de ellas que ligan funciones de distinto ‘grupo’.
Proposición. Dado z ∈ C,

Sh z = −i sen(i z), Ch z = cos(i z).

Otras funciones inversas


La función arco tangente compleja.
Para su definición, de nuevo tendremos que tomar precauciones, porque la
función tangente en C no es inyectiva. Tendremos que empezar por resolver la
ecuación
tan w = z
para z ∈ C fijado. Aplicando la definición
 
 eiw + e−iw = 0  e2iw = −1
tan w = z ⇐⇒ eiw − e−iw ⇐⇒ e2iw − 1
 iw = i z  = iz
e + e−iw e2iw + 1

z = i, −i
2iw ∗ 1 + iz
⇐⇒ (1 − i z) e = 1 + i z ⇐⇒
e2iw = [⇒= −1]
1 − iz
Funciones elementales básicas 61

Observamos en ∗ que si z = i ó z = −i no puede haber solución. Si z no es uno


de estos valores, las soluciones w son tales que
   
1 + iz 1 1 + iz
2iw ∈ log ⇔w∈ log
1 − iz 2i 1 − iz

Hemos demostrado con ésto que la función tangente


π
tan : C \ { + kπ : k ∈ Z} −→ C \ {i, −i}
2
es suprayectiva, y dado z ∈ C \ {i, −i},
 
1 1 + iz
tan w = z ⇔ w ∈ log
2i 1 − iz

Ası́, podrı́amos escribir, para z ∈ C \ {i, −i}, el conjunto


 
1 1 + iz
arctan z = log
2i 1 − iz

y, para tener una función, elegimos algún logaritmo. Por supuesto, lo más lógico es
trabajar (casi siempre) con el principal. Ası́, la función arco tangente principal,
que escribiremos Arctan z, será
 
1 1 + iz
Arctan z = Log , z = i, −i.
2i 1 − iz

El dominio de definición es C\{i, −i}. Veamos dónde es analı́tica. Por composición


de analı́ticas lo será en todos los puntos, salvo a lo más en aquéllos en que

1 + iz
∈ R− .
1 − iz
Hallemos estos z’s:
1 + iz 1−λ
= λ ⇐⇒ z = i .
1 − iz 1+λ
Cuando λ recorre los números reales negativos, z recorre el conjunto

I = {i x : x ∈ (−∞, −1) ∪ [1, +∞)}.

Por tanto, la función Arctan z es analı́tica en el abierto  = C \ I . (Que no lo es


en los puntos de I se prueba como siempre.)
62 Funciones elementales básicas

.
Notemos que, en particular, es analı́tica
I
i en el disco unidad. Vamos a hallar su
desarrollo en serie de potencias de z.
Por la regla de la cadena, es fácil llegar
a que
O 1
Arctan (z) = , z ∈ .

.-i
1
=
∞
1 + z2
Si tenemos en cuenta que

(−1)n z 2n , |z| < 1,


1+z 2
n=0
por igualdad de derivadas en D(0; 1) (conexo),
∞ 2n+1
n z
Arctan z = (−1) , |z| < 1,
n=0
2n + 1
salvo la adición de una constante C, de valor C = Arctan 0 = 0.
La función Arctan es una extensión analı́tica (la única posible en ) de la
función arco tangente real arc tg, inversa de la restricción de la tangente al intervalo
(−π/2, π/2). (¿Por qué?)

Argumento principal y arco tangente real.


Para ciertos cálculos que efectuaremos posteriormente conviene disponer de
expresiones del argumento principal más manejables que su definición. Para cada
z = 0 se tiene
x = e z = |z| cos(Arg z), y =
m z = |z| sen(Arg z),
luego tg (Arg z) = y/x si x = 0. Examinando los rangos de Arg y Arctan, se sigue
 y

 Arctan si x > 0;

 x

 y
Arg(x + i y) = Arctan + π si x < 0, y ≥ 0;

 x

 y

 Arctan − π si x < 0, y < 0;
x
en esquema, repartido por cuadrantes,
Arg(x + i y) = Arg(x + i y) =
y y
Arctan + π Arctan
x x
Arg(x + i y) = Arg(x + i y) =
y y
Arctan − π Arctan
x x
Funciones elementales básicas 63

La función arco seno compleja.


Fijado z ∈ C, tenemos que resolver la ecuación sen w = z. Con nuestra
notación

sen w = z ⇔ eiw − e−iw = 2i z ⇔ (eiw )2 − 2i zeiw − 1 = 0



⇔ eiw ∈ i z ± 1 − z 2 . (1)

Nótese que ± 1 − z 2 representa dos valores (los dos que elevados al cuadrado
nos dan 1 − z 2 ).

Sea cual sea z ∈ C, ninguno de los dos valores de i z ± 1 − z 2 es 0, ya que

i z ∈ ± 1 − z 2 ⇐⇒ −z 2 = 1 − z 2 .

Por tanto, la ecuación (1) siempre tiene solución, a saber, aquellos w tales que

1 
w ∈ log(i z ± 1 − z 2 ).
i
Hemos demostrado entonces que

sen : C −→ C

es suprayectiva, y además, para cada z ∈ C, podemos definir el conjunto

1 
arcsen z = log(i z ± 1 − z 2 )
i

donde, insistimos, por cada uno de los valores de z hay dos de 1 − z2.
Si queremos una función Arcsen z, elegiremos las ramas principales, tanto en
el logaritmo, como en la raiz interior.

1 
Arcsen z = Log(i z + 1 − z 2 ), z ∈ C.
i

El dominio de esta función es todo C (si z = ±1, entendemos 0 = 0).
Veamos dónde es analı́tica. Empezamos por la raı́z interior. Será analı́tica,
excepto a lo más en los z’s tales que

1 − z 2 ∈ (−∞, 0] ⇔ z 2 ∈ [1, +∞) ⇔ z ∈ [1, +∞) ∪ (−∞, −1].


64 Funciones elementales básicas

Por tanto, la determinación principal de 1 − z 2 es analı́tica en C \ ([1, +∞) ∪
(−∞, −1]).
Ahora,
√ en lo que −
respecta al logaritmo exterior, debemos quitar los z’s tales
que i z + 1 − z 2 ∈ R . Pero,
 

i z + 1 − z = λ ∈ R ⇔ 1 − z2 = λ − i z
2 (2)
De aquı́, tiene que ser
 
1 − λ2
1 − z 2 = (λ − i z)2 ⇒ z = i . (3)

Al elevar al cuadrado, se pueden añadir soluciones. Entonces, tenemos que llevar
la expresión (3) a (2) y tenemos
 
(1 − λ2 )2 1 − λ2 (1 + λ2 )2 1 + λ2
1+ =λ+ ⇒ = .
4λ2 2λ 4λ2 2λ
Pero, comprobamos que la raiz principal de este número es el número positivo
(1 + λ2 )/2|λ|, de donde
(1 + λ2 ) 1 + λ2
= ⇒ λ = |λ| = −λ.
2|λ| 2λ

Este argumento ha demostrado que nunca sucede i z + 1 − z 2 ∈ R− . Por tanto,
la única limitación es la del principio, y concluimos que:
La función Arcsen es analı́tica en C \ ([1, +∞) ∪ (−∞, −1]).
En particular, lo es en D(0; 1). Para hallar el correspondiente desarrollo en
serie, primero, comprobamos por la regla de la cadena que
1
Arcsen (z) = √ , z ∈ C \ ([1, +∞) ∪ (−∞, −1]).
1 − z2
Por otro lado,
∞  
1 −1/2
√ = (1 − z 2 )−1/2 = (−1)n z 2n , |z| < 1.
1− z2 n=0
n
Integrando, (de nuevo la constante es C = Arcsen 0 = 0),
∞  
−1/2 n z
2n+1
Arcsen z = (−1) , |z| < 1.
n=0
n 2n + 1

La función Arcsen es una extensión analı́tica (la única posible en


C \ ([1, +∞) ∪ (−∞, −1])) de la función arco seno real. (¿Por qué?)
CAPÍTULO 4

Integración sobre caminos


4.1 INTRODUCCIÓN

La integración sobre caminos fue el instrumento principal del que se sirvió Cauchy
para crear la teorı́a de funciones analı́ticas de variable compleja, estableciendo lo
que actualmente suele denominarse ‘teorı́a de Cauchy’, para distinguirlo de los en-
foques posteriores de Riemann (con una visión más geométrica) y de Weierstrass
(basado en los desarrollos locales en serie de potencias). Gracias a la representación
(bajo ciertas condiciones) de una función holomorfa mediante una integral depen-
diente de un parámetro, Cauchy logró probar que, en C, las nociones de holomorfı́a
y analiticidad son las mismas, culminando su obra con lo que él donominó ‘cálculo
de residuos’. De todo esto nos ocuparemos más adelante.
El concepto de integral sobre un camino está muy relacionado con el de
integración sobre caminos de formas diferenciales reales de dos variables. Esto
hace que los resultados iniciales (y sus demostraciones) sean bastante parecidos a
lo ya estudiado en la teorı́a de funciones de varias variables reales.

4.2 INTEGRACIÓN DE FUNCIONES COMPLEJAS


EN INTERVALOS REALES

Empecemos recordando algún concepto previo de derivabilidad e integrabilidad


para funciones de variable real, pero con valores complejos. Lo más destacable
en este punto es que la variable toma solamente valores reales.
Sea g : [a, b] ⊆ R −→ C.
1. g es derivable en t0 ∈ [a, b] si

g(t) − g(t0 )
∃ lim = g  (t0 ) ∈ C
t→t0 t − t0

(cuando t0 = a ó t0 = b, los lı́mites son laterales).


No estamos introduciendo ninguna definición nueva de derivabilidad: la nove-
dad estriba en la naturaleza del dominio de la función, que excepcionalmente
no es un abierto del plano complejo sino un intervalo compacto real, lo que
nos sitúa más cercanos a la derivación en R. De hecho, la definición anterior

65
66 Integración sobre caminos

es equivalente a que las dos funciones reales e g, m g : [a, b] ⊆ R → R


sean derivables en t0 , siendo en tal caso

g  (t0 ) = (e g) (t0 ) + i(m g) (t0 ).

2. Sea g : [a, b] ⊆ R −→ C y f :  −→ C con  abierto de C y g([a, b]) ⊂ .


Si g es derivable en t0 (definición actual) y f es derivable en g(t0 ) (definición
anterior), entonces f ◦ g es derivable en t0 y

( f ◦ g) (t0 ) = f  (g(t0 ))g  (t0 ).

Esto es un sencillo ejercicio, que puede abordarse directamente o usando la


regla de la cadena para funciones de varias variables y las ecuaciones de
Cauchy-Riemann.

3. g es integrable (Lebesgue) en [a, b] si, por definición, lo son e g e m g, y


el valor de la integral es
 b  b  b
g(t) dt = e g(t) dt + i m g(t) dt.
a a a

Para estas funciones con valores complejos, siguen siendo ciertos los resulta-
dos importantes de integración. Resaltamos los que más utilizaremos:

Acotación.   
 b  b
 g(t) dt  ≤ |g(t)| dt.

a a

(No es tan obvio como puede parecer: inténtelo el lector por su cuenta antes
de ver la demostración que sigue.)
b
Para probarlo, sea z = a g(t) dt. Entonces existe c ∈ C con |c| = 1 tal que
|z| = c z. Pongamos u = e (c g), con lo cual u ≤ |c g| = |g|. Ası́
     
 b  b b

b b
 g(t) dt  = |z| = c g(t) dt = c g(t) dt = u(t) dt ≤ |g(t)| dt,

a a a a a

∗ b
verificándose = porqueteniendo en cuenta que a c g(t) dt = |z| ∈ R, se deduce
b b b  
que a c g(t) dt = e a c g(t) dt = a e c g(t) dt.
Integración sobre caminos 67

Regla de Barrow ‘ampliada’. Si g : [a, b] −→ C es continua y existe una


partición t0 = a < t1 < t2 < · · · < tn = b de [a, b] de manera que g es
derivable en cada (tk−1 , tk ), 1 ≤ k ≤ n y g  (extendida arbitrariamente a los
puntos tk ) es integrable-Riemann en [a, b], entonces
 b
g  (t) dt = g(b) − g(a).
a

La regla de Barrow que conocemos sólo es aplicable en cada uno de los


intervalos [tk−1 , tk ] de la partición. Pero entonces,
 b n 
 tk 
n
 
g (t) dt = g (t) dt = (g(tk ) − g(tk−1 )) = g(b) − g(a).
a k=1 tk−1 k=1

Teorema de la convergencia dominada. Sean gn , g : [a, b] −→ C tales que


gn (t) −→ g(t) para casi todo t ∈ [a, b] y, supongamos que ∃h : [a, b] −→
b
R+ tal que ∀n ∈ N, |gn (t)| ≤ h(t), t ∈ [a, b] y a h(t) dt < +∞. Entonces,
 b  b
lim gn (t) dt = g(t) dt.
n→∞ a a

O la versión continua de este teorema


T.C.D. Versión continua. Si tenemos una función g de dos variables,
z ∈ D(z 0 ; δ), t ∈ [a, b], con valores complejos, tal que

lim g(z, t) = g0 (t), para casi todo t ∈ [a, b],


z→z 0

 b
|g(z, t)| ≤ h(t), ∀z ∈ D(z 0 ; δ), ∧ h(t) dt < +∞
a

Entonces,  
b b
lim g(z, t) dt = g0 (t) dt.
z→z 0 a a

Cambio del orden de integración. Sea g : [a, b] × [c, d] → C continua.


Entonces
 b  d
 d  b

g(s, t) ds dt = g(s, t) dt ds.


a c c a

(Es un caso particular del teorema de Fubini.)


68 Integración sobre caminos

4.3 CURVAS Y CAMINOS EN C

Definición. Una curva en C es una función γ : [a, b] → C continua (a, b ∈ R,


a < b).
Observación. Una curva no debe identificarse con la imagen de la función γ ([a, b])
(denominada el soporte de la curva). Por ejemplo,

γ1 : [0, 2π ] −→ C, γ1 (t) = eit

γ2 : [0, 2π ] −→ C, γ2 (t) = e2it


son dos curvas distintas que tienen el mismo soporte.
Nótese que el soporte de una curva siempre es un subconjunto conexo y
compacto de C.
Definición. Un camino (o curva C (1 a trozos) es una función continua γ : [a,
 b] → C
tal que existe una partición a = t0 < t1 < . . . < tk = b de forma que γ [t ,t ] es
j−1 j
(1
una curva de clase C ( j = 1, . . . , k ).
Observación.
Lo anterior significa que γ : [t j−1 , t j ] −→ C es derivable en sentido real (las
partes real e imaginaria son derivables). Es decir,

γ (s) − γ (t)
∀t ∈ [t j−1 , t j ], ∃ lim = γ  (t) = (e γ ) (t) + i(m γ ) (t) ∈ C
s→t s−t

(en t j y t j−1 los lı́mites son laterales) y además, γ  : [t j−1 , t j ] −→ C es continua.


En los puntos de la partición t j , existe derivada γ  (t j ) por la derecha y por la
izquierda, pero estas derivadas pueden coincidir o ser distintas.
Sea γ : [a, b] −→ C un camino. Se llama origen de γ al punto γ (a); se
llama extremo de γ al punto γ (b).
Se dice que γ es un camino cerrado si γ (a) = γ (b).
Se llama longitud de γ a
 b
long γ = |γ  (t)| dt ( < +∞)
a

Si A ⊆ C, se dice que γ está contenido en A si γ ([a, b]) ⊆ A.


Integración sobre caminos 69

Opuesto de un camino. Se llama camino opuesto a γ al camino −γ : [−b, −a] −→


C dado por (−γ )(t) = γ (−t). El camino opuesto tiene el mismo soporte, pero
cambia el origen por el extremo y viceversa. Se dice que −γ recorre el soporte del
camino en sentido contrario al de γ .
Unión de caminos. Sean γ1 : [a, b] −→ C y γ2 : [c, d] −→ C dos caminos tales
que γ1 (b) = γ2 (c). Se llama γ1 ∪ γ2 (unión o suma de γ1 y γ2 ) al camino dado por

γ1 ∪ γ2 : [a, b + d − c] −→ C,

(γ1 ∪ γ2 )(t) = γ1 (t) si t ∈ [a, b]; (γ1 ∪ γ2 )(t) = γ2 (t − b + c) si t ∈ [b, b + d − c].


Es claro que la unión de dos caminos es un camino que cumple
i) sop(γ1 ∪ γ2 )=sop(γ1 )∪sop(γ2 )
ii) origen (γ1 ∪ γ2 )=origen(γ1 )
ii) extremo (γ1 ∪ γ2 )=extremo(γ2 ).
Definición. Sean γ1 : [a, b] −→ C y γ2 : [c, d] −→ C. Diremos que son
equivalentes y escribiremos γ1 ∼ γ2 , si tienen el mismo número de puntos no
regulares (dónde no son C 1) ) y si a = t0 < t1 < . . . < tn = b y c = s0 < s1 <
. . . < sn = d son las particiones asociadas, existe una aplicación

τ : [a, b] −→ [c, d]

que es biyección con



τ [tj ,tj+1 ] : [t j , t j+1 ] −→ [s j , s j+1 ], j = 0, 1, . . . , n − 1

derivable con τ  (t) > 0 y de forma que

γ1 = γ2 ◦ τ.

1. Se prueba fácilmente que ∼ es una relación de equivalencia compatible con


la operación de camino opuesto y la unión de caminos. Serı́a más ajustado a
la práctica habitual definir camino como una clase de equivalencia por esta
relación y si γ1 ∼ γ2 , decir que γ1 y γ2 son parametrizaciones del mismo
camino. La aplicación τ que liga γ1 y γ2 se llama cambio de parámetro.
2. Los caminos equivalentes sólo se diferencian en que se recorre el mismo
soporte y en el mismo sentido, pero a diferente velocidad. A efectos de la
70 Integración sobre caminos

utilización de los caminos en nuestra teorı́a, dos caminos equivalentes es


como si fueran iguales.
3. Por ejemplo, son equivalentes los caminos

γ1 : [0, 2π ] −→ C, γ1 (t) = eit

γ2 : [0, π] −→ C, γ2 (t) = e2it


(donde la aplicación cambio de parámetro es clara).
4. Podremos suponer, cuando ası́ nos convenga, que un camino está parametrizado
en el intervalo [0, 1].
Ejemplos.
1. Dados z 0 = z 1 ∈ C, el segmento orientado [z 0 , z 1 ] es el camino

γ : t ∈ [0, 1] → γ (t) = z 0 + t (z 1 − z 0 ) = (1 − t) z 0 + t z 1 ∈ C.

La notación que se emplea es la misma que para su soporte, pero el contexto


dejará claro en cada ocasión a cuál de las dos nociones nos estamos refiriendo.
Por comodidad, diremos ‘segmento’ [z 0 , z 1 ], sobreentendiéndose ‘segmento
orientado’.
Su longitud es igual a |z 1 − z 0 | (¡comprobar!).
2. Dados z 0 , z 1 , . . . , z n ∈ C, la poligonal de vértices z 0 , z 1 , . . . , z n , es el camino
[z 0 , z 1 ] ∪ [z 1 , z 2 ] ∪ · · · ∪ [z n−1 , z n ].
Su longitud es igual a |z 1 − z 0 | + |z 2 − z 1 | + · · · + |z n − z n−1 | (¡comprobar!).
3. Dados z 0 ∈ C, r > 0, la circunferencia de centro z 0 y radio r orientada
positivamente es el camino

γ : t ∈ [0, 2π ] → γ (t) = z 0 + r eit ∈ C.

Lo representaremos por ∂ D(z 0 ; r ). La circunferencia de centro z 0 y radio


r orientada negativamente es el camino opuesto −∂ D(z 0 ; r ). Cuando no se
especifique orientación, se sobreentiende la positiva.
La longitud de ambos es 2πr (¡comprobar!).
3. Dados z 0 ∈ C, r > 0, k ∈ Z, el camino

γ : t ∈ [0, 2π] → γ (t) = z 0 + r eikt ∈ C.

es la circunferencia de centro z 0 y radio r recorrida k veces en sentido positivo


si k ≥ 0 o recorrida −k veces en sentido negativo si k < 0. La representaremos
por k · ∂ D(z 0 ; r ). En particular, 1 · ∂ D(z 0 ; r ) = ∂ D(z 0 ; r ), 0 · ∂ D(z 0 ; r ) es el
camino constante con soporte {z 0 } y (−1) · ∂ D(z 0 ; r ) = −∂ D(z 0 ; r ) (salvo
ajustes en la parametrización). Su longitud es igual a 2|k|πr (¡comprobar!).
Integración sobre caminos 71

4.4 INTEGRACIÓN DE FUNCIONES COMPLEJAS SOBRE CAMINOS

Definición. Sea γ : [a, b] −→ C un camino y sea f : sop γ −→ C una función


continua. Se llama integral de f sobre γ a
   b
f = f (z)dz = f (γ (t))γ  (t) dt.
γ γ a

Nótese que la función que integramos, ( f ◦γ )·γ  : [a, b] −→ C, es continua,


salvo en un número finito de puntos (donde las discontinuidades son de salto). Por
tanto, es integrable-Lebesgue (incluso integrable-Riemann) en [a, b].
La definición podrı́a haberse dado para funciones más generales que las con-
tinuas, con tal de que ( f ◦ γ ) · γ  fuera integrable en [a, b]. Pero, para nuestros
propósitos, basta con esto.
Propiedades.
 
1. Si γ1 ∼ γ2 , entonces f = f.
γ1 γ2

Basta acudir a la definición y hacer en la integral el cambio de variable τ (t) =


s, donde τ es el cambio de parámetro.
 
2. f =− f.
−γ γ
  
3. f = f + f.
γ1 ∪γ2 γ1 γ2
    
4. ( f + g) = f + g, λf = λ f.
γ γ γ γ γ

5. Regla de Barrow. Sea f :  ⊃ sop γ −→ C. Supongamos que ∃F ∈ H()


tal que F  (z) = f (z), ∀z ∈ . Entonces,

f (z)dz = F(γ (b)) − F(γ (a)).
γ

En efecto, podemos subdividir el intervalo [a, b] en intervalos parciales [t j−1 , t j ]


en los que la restricción de F ◦ γ es derivable, con derivada (lateral en los
extremos) dada por la regla de la cadena

(F ◦ γ ) (t) = F  (γ (t))γ  (t) = f (γ (t))γ  (t),


72 Integración sobre caminos

continua a trozos (luego finalmente integrable en [a, b]). Entonces, aplicando


la regla de Barrow ‘ampliada’,
  b  b

f (z)dz = f (γ (t))γ (t) dt = (F◦γ ) (t) dt = F(γ (b))−F(γ (a)).
γ a a

Observación.En las hipótesis anteriores, si γ es cerrado (es decir, si γ (a) =


γ (b)) resulta f (z) dz = 0.
γ

 
6.  f (z)dz  ≤ long γ · sup | f (z)|.
γ z∈sop γ

En efecto,
  
   b  b
 f (z)dz  =  f (γ (t))γ  (t) dt  ≤ | f (γ (t))γ  (t)| dt
γ a a
 b

≤ |γ  (t)| dt · sup | f (γ (t))|.


a t∈[a,b]

Observación. Nótese que sop γ es un compacto, y como | f | es continua, el


supremo es un máximo (Weierstrass).
7. Sean f n , f : sop γ −→ C continuas, y tales que f n −→ f uniformemente
en sop γ . Entonces,
 
lim f n (z)dz = f (z)dz
n→∞ γ γ

Es decir, bajo la hipótesis de convergencia uniforme en el soporte, el lı́mite


conmuta con la integral.
Para demostrar el resultado, basta observar que
 
 
 f n (z)dz − f (z)dz  ≤ long γ · sup | f n (z)− f (z)| −→ 0, (n → ∞).
γ γ z∈sop γ

8. Cambio del orden de integración. Sea γ1 un camino en un abierto 1 , γ2 un


camino en un abierto 2 , φ : 1 × 2 → C continua. Entonces
 
 

φ(z, w) dw dz = φ(z, w) dz dw.


γ1 γ2 γ2 γ1
Integración sobre caminos 73

Pues sea t0 < t1 < . . . < tn una partición del dominio de γ1 tal que cada
restricción γ1 |[tk−1 ,tk ] tiene derivada continua, y análogamente sea s0 < s1 <
. . . < sm una partición del dominio de γ2 para la que cada restricción γ2 |[sj−1 ,sj ]
tiene derivada continua. Aplicando el resultado de intercambio ya visto,
 

φ(z, w) dw dz
γ1 γ2

  tk  sj
= φ(γ1 (t), γ2 (s)) γ2 (s) ds γ1 (t) dt
k, j tk−1 s j−1
 sj  tk

= φ(γ1 (t), γ2 (s)) γ1 (s) dt γ2 (s) ds


j,k s j−1 tk−1
 

= φ(z, w) dz dw.
γ2 γ1

4.5 INTEGRALES DEPENDIENTES DE UN PARÁMETRO COMPLEJO

Derivación bajo el signo integral.


Vamos a obtener un resultado similar a los de la integral de Lebesgue en R,
pero con derivada compleja, en vez de derivada real.
Proposición. Sea γ un camino,  un abierto no vacı́o de C. Sea

φ : (w, z) ∈ sop γ ×  −→ φ(w, z) ∈ C

una función de dos variables complejas continua. Entonces, la función de una


variable 
g(z) = φ(w, z)dw, z ∈ 
γ

es continua en .
Demostración. Fijemos z 0 ∈ . Acudiendo a la definición de integral, se trata de
demostrar que
 b  b

lim φ(γ (t), z)γ (t) dt = φ(γ (t), z 0 )γ  (t) dt.
z→z 0 a a

Pero esto es cierto por la versión continua del T.C.D., pues tenemos el limite puntual

lim φ(γ (t), z)γ  (t) = φ(γ (t), z 0 )γ  (t), ∀t ∈ [a, b]


z→z 0
74 Integración sobre caminos

y la dominación trivial, (en un entorno de z 0 tal que D(z 0 ; ε) ⊂ )


 b

|φ(γ (t), z)γ (t)| ≤ C, ∀t ∈ [a, b], ∀z ∈ D(z 0 ; ε) con C dt < +∞
a

(ya que sop γ × D(z 0 ; ε) es un compacto, y φ es continua).


Teorema. Con las hipótesis y notación de la proposición precedente, supongamos
además que:
(i) Para cada w ∈ sop γ fijado, la función de z , φ(w, z) es derivable en  y
∂φ
denotamos a esta derivada.
∂z
∂φ
(ii) La función derivada : sop γ ×  −→ C es continua.
∂z
Entonces, la función g es holomorfa en , y además

 ∂φ
g (z) = (w, z)dw
γ ∂z

Es decir, con estas hipótesis, se puede derivar bajo el signo integral.


Demostración. Fijemos z 0 ∈ . Tenemos que demostrar que


g(z) − g(z 0 ) ∂φ
lim − (w, z 0 )dw = 0.
z→z 0 z − z0 γ ∂z

Escribimos
 

g(z) − g(z 0 ) ∂φ φ(w, z) − φ(w, z 0 ) ∂φ


− (w, z 0 )dw = − (w, z 0 ) dw
z − z0 γ ∂z γ z − z0 ∂z
  b
= ψ(w, z)dw = ψ(γ (t), z)γ  (t) dt
γ a

y se trata de ver que esta integral tiende a 0 cuando z → z 0 .


De nuevo, podemos aplicar la versión continua del T.C.D., ya que, por un
lado, tenemos la convergencia puntual

lim ψ(γ (t), z) = 0, ∀t ∈ [a, b]


z→z 0

∂φ
pues la derivada existe por hipótesis, y por otro lado tenemos la dominación
∂z
|ψ(γ (t), z)γ  (t)| ≤ C, ∀t ∈ [a, b], ∀z ∈ D(z 0 ; ε).
Integración sobre caminos 75

Para demostrar esto último, acotamos cada uno de los dos sumandos que forman
ψ. Por continuidad en un compacto,
 
 ∂φ 
 (w, z 0 ) ≤ C, ∀w ∈ sop γ
 ∂z 

Y, para el segundo, usamos el truco


    
 φ(w, z) − φ(w, z 0 )   1 ∂φ 
 = (w, η)dη 
 z − z0  z − z ∂z 
0 [z 0 ,z]
 
 ∂φ 
≤ sup  (w, η) ≤ C, ∀w ∈ sop γ , ∀z ∈ D(z 0 ; ε)
η∈[z 0 ,z] ∂z

donde [z 0 , z] es el segmento que une z 0 y z, y hemos usado la regla de Barrow y


que ∂φ
∂z
es continua en el compacto sop γ × D(z 0 ; ε).

Construcción de funciones analı́ticas mediante integrales.


Aquı́ se desvela el principal papel de la integral sobre caminos en C. Permite
construir funciones analı́ticas en abiertos muy amplios a partir de una pequeña
premisa: tener una función continua en el soporte de un camino. Aunque podrı́amos
dar un resultado más general, nos limitaremos al caso particular que se usa, tal cual,
en el desarrollo posterior de la teorı́a.
Teorema. Sea γ un camino y f : sop γ −→ C continua. Entonces, la función

1 f (w)
g(z) = dw, z ∈ C \ sop γ
2πi γ w − z

es analı́tica en C \ sop γ .
Demostración. Observemos primero, que si z ∈ C \ sop γ , g(z) está bien definida
puesto que la función de variable w que integramos, f (w)/(w − z), es continua
en sop γ (si z ∈ sop γ , el denominador se anuları́a en un punto del soporte).
Si sólo pretendieramos ver que g es holomorfa en C \ sop γ , el resultado es
una simple aplicación del teorema anterior, pues

f (w)
φ(w, z) = es continua en sop γ × C \ sop γ ,
w−z
y
∂φ f (w)
∃ (w, z) = y es continua en sop γ × C \ sop γ .
∂z (w − z)2
76 Integración sobre caminos

Para demostrar la analiticidad, recurrimos a la definición. Sea a ∈ C \ sop γ .


Tenemos que demostrar que g se puede
escribir como una serie de potencias
r
w R centrada en a. Lo que va a ser fácil es
a
desarrollar la función interior. A partir
de aquı́, nuestro problema será sacar un
sumatorio fuera de la integral.
γ Denotemos R = d(a, sop γ ) > 0. Si
w ∈ sop γ ,

1 1 1 ∞
(z − a)n
= · z−a =
w−z w − a 1 − w−a n=0
(w − a)n+1
siendo el desarrollo válido para aquellos z’s tales que |z − a| < |w − a|.
Tomemos un 0 < r < R. Si z cumple |z − a| < r entonces, |z − a| < |w − a|,
∀w ∈ sop γ . Por tanto, si |z − a| < r podemos escribir
  ∞

1 (z − a)n
g(z) = f (w) dw
2πi γ n=0 (w − a)n+1

Para sacar fuera el sumatorio, bastará demostrar que la serie converge uniforme-
mente en sop γ . Y, esto es cierto por el criterio M de Weierstrass. En efecto:

 (z − a)n 
r n ∞
rn

∀w ∈ sop γ , f (w)  ≤ C n , con C n < +∞.
(w − a)n+1 R n=0
R

Hemos usado que f al ser continua en sop γ está acotada. Por tanto,
∞ 

1 f (w)
g(z) = dw (z − a)n , |z − a| < r
n=0
2πi γ (w − a) n+1

Luego, hemos probado que g es analı́tica en a.


Observación
El razonamiento anterior se puede hacer para cualquier r < R = d(a, sop γ ),
luego, en definitiva, podemos asegurar
∞ 

1 f (w)
g(z) = dw (z − a)n , |z − a| < d(a, sop γ ).
n=0
2πi γ (w − a) n+1
CAPÍTULO 5

Indice de un punto
respecto de un
camino cerrado
5.1 INTRODUCCIÓN

El número de vueltas que da un camino cerrado alrededor de ciertos puntos (el


ı́ndice, the winding number de los textos en inglés) juega un papel insospechado
en la teorı́a de funciones de variable compleja, como se irá desvelando a lo largo
del desarrollo de la misma; ello es debido a que tal número puede expresarse como
una integral, ligada con la variación del logaritmo y, por ende, del argumento.
Tenemos aquı́ un punto más en el que el análisis complejo presenta una fuerte
componente geométrica, que va a hacer de los esquemas gráficos un elemento
auxiliar muy útil.
En la primera parte del capı́tulo definimos analı́ticamente el concepto de ı́ndice
y probamos sus propiedades básicas. En la segunda parte, vemos que el ı́ndice se
corresponde efectivamente con el ‘número de vueltas’, estudiando variaciones del
argumento tras introducir los importantes conceptos de argumentos continuos y
logaritmos continuos a lo largo de un camino, emparentados (pero no equiparables)
con las determinaciones del argumento y del logaritmo.
Un excelente libro de referencia, con abundantes comentarios y figuras, es
Palka, B. P.: An Introduction to Complex Function Theory. Springer, New York
(1991); un enfoque muy geométrico se encuentra en Needham, T.: Visual Complex
Analysis. Clarendon Press, Oxford (1997). A un nivel más elevado, Burckel, R. B.:
An Introduction to Classical Complex Analysis,Vol. 1. Birkhäuser, Basel (1979).

5.2 DEFINICIÓN Y PRIMERAS PROPIEDADES

Definición. Sea γ un camino cerrado. Para z ∈


/ sop γ ,

1 dw
Indγ (z) =
2πi γ w−z

se llama ı́ndice de z respecto de γ .

77
78 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

Propiedades.
1. La función Ind : C \ sop γ −→ C es analı́tica.
Es un caso particular del teorema de analiticidad de funciones definidas me-
diante integrales.
2. Indγ (z) ∈ Z, ∀z ∈ C \ sop γ .
En efecto, sea γ : [a, b] −→ C, a = t0 < t1 < . . . < tn = b tal que la
restricción de γ a cada [t j−1 , t j ] tenga derivada continua. Entonces,
 n  tj
1 b
γ  (t) 1  γ  (t)
Indγ (z) = dt = dt. (1)
2πi a γ (t) − z 2πi j=1 tj−1 γ (t) − z

Para cada j = 1, 2, . . . , n, definimos las funciones


 s
γ  (t)
g j : s ∈ [t j−1 , t j ] −→ g j (s) = dt ∈ C.
t j−1 γ (t) − z

Por el teorema fundamental del cálculo, las g j son derivables, siendo

γ  (s)
g j (s) = .
γ (s) − z

De aquı́,
   
d e gj (s) g j (s) γ  (s)
= e gj (s) − = 0,
ds γ (s) − z γ (s) − z (γ (s) − z)2

por tanto,
e gj (s) e gj (tj−1 ) e0
= Cte = =
γ (s) − z γ (t j−1 ) − z γ (t j−1 ) − z
(la constante es, por ejemplo, el valor en s = t j−1 ). Ası́,

γ (t j ) − z
e gj (tj ) = . (2)
γ (t j−1 ) − z

De la ecuación (1), con las notaciones que hemos introducido, tenemos:

1  n
Indγ (z) = g j (t j ).
2πi j=1
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 79

Entonces, por (2),


n 
g j (t j )
n
γ (t j ) − z γ (b) − z
e j=1 = = = 1,
j=1
γ (t j−1 ) − z γ (a) − z

pues el camino es cerrado. Por último, esto implica que existe k ∈ Z tal que


n
g j (t j ) = 2kπi ⇒ Indγ (z) = k ∈ Z.
j=1

3. La función Indγ es constante en cada componente conexa de C \ sop γ .


Esto es claro, por ser continua y tomar valores enteros.
4. Indγ = 0 en la componente no acotada de C \ sop γ .
En efecto, basta observar que

1 1
| Indγ (z)| ≤ long γ · sup .
2π w∈sop γ |w − z|

Como sop γ es acotado, podemos tomar z en la componente no acotada con


módulo suficientemente grande para que | Indγ (z)| < 1. Como debe ser un
entero, no queda otra posibilidad que Indγ (z) = 0.
Ejemplos. 1. Sea γ = ∂ D(a; r ) la circunferencia de centro a y radio r (orientada
positivamente). Entonces Indγ (z) = 1 si |z − a| < r , Indγ (z) = 0 si |z − a| > r .
En efecto: puesto que D(a; r ) es conexo, para todo z ∈ D(a; r ) será
 2π
1 r i eit
Indγ (z) = Indγ (a) = dt = 1.
2πi 0 r eit

Por otra parte, {z ∈ C : |z − a| > r } es la componente no acotada de C \ sop γ ,


luego para estos z el ı́ndice es 0.
2. De manera análoga, si γ es la circunferencia de centro a y radio r recorrida
k veces en sentido positivo (k ∈ N), es decir,

γ : t ∈ [0, 2π ] → γ (t) = a + r eikt ∈ C,

se obtendrı́a Indγ (z) = k si |z − a| < r , Indγ (z) = 0 si |z − a| > r . Y si γ es la


circunferencia de centro a y radio r recorrida k veces en sentido negativo (k ∈ N),
es decir,
γ : t ∈ [0, 2π ] → γ (t) = a + r e−ikt ∈ C,
80 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

se obtendrı́a Indγ (z) = −k cuando |z − a| < r , Indγ (z) = 0 cuando |z − a| > r .


3. El cálculo directo del ı́ndice se complica incluso en situaciones aparente-
mente muy sencillas. Por ejemplo, sea γ “el cuadrado de vértices ±1 ± i”, es decir,
la poligonal [1 + i, −1 + i] ∪ [−1 + i, −1 − i] ∪ [−1 − i, 1 − i] ∪ [1 − i, 1 + i].
Entonces

1 dz
Indγ (0) =
2πi γ z
    
1 dz dz dz dz
= + + +
2πi [1+i,−1+i] z [−1+i,−1−i] z [−1−i,1−i] z [1−i,1+i] z
 
1 dz 1 dz
= +
2πi [−1−i,1−i]∪[1−i,1+i]∪[1+i,−1+i] z 2πi [−1+i,−1−i] z
1  
= Log(−1 + i) − Log(−1 − i)
2πi
1  
+ Log[0,2π) (−1 − i) − Log[0,2π ) (−1 + i)
 2πi    
1 3πi 3πi 1 5πi 3πi
= − − + − =1
2πi 4 4 2πi 4 4
puesto que Log z es una primitiva de 1/z en C\(−∞, 0] (que contiene al soporte de
[−1 − i, 1 − i] ∪ [1 − i, 1 + i] ∪ [1 + i, −1 + i]) y Log[0,2π ) (z) lo es en C \ [0, +∞),
que contiene al soporte de [−1 + i, −1 − i].
En este ejemplo concreto, es posible sustituir en el cálculo el camino por otro
más cómodo, concretamente por la circunferencia unidad ∂ D(0; 1). En efecto:
γ1 Sean γ1 = [1, 1 + i], γ2 = [1 + i, i] y γ3 el primer
cuadrante de la circunferencia orientado negativa-
γ3 γ2 mente, como se indica en la figura. Puesto que 0
queda (“a ojo”) en la componente conexa no aco-
tada del complementario del soporte del camino
0 cerrado γ1 ∪ γ2 ∪ γ3 , tendrá ı́ndice 0 respecto del
mismo. Por tanto
1 dz
= 0,
2πi γ1 ∪γ2 ∪γ3 z
con lo cual   
dz dz dz
=− = .
γ1 ∪γ2 z γ3 z −γ3 z
Repitiendo el proceso en los demás cuadrantes y sumando convenientemente, sin
perder de vista las orientaciones, llegamos a
 
1 dz 1 dz
= = 1.
2πi γ z 2πi ∂ D(0;1) z
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 81

Con “ayudas visuales” como ésta podremos ir ampliando la complejidad de las


situaciones con las que nos enfrentemos. No obstante, nos serviremos mejor todavı́a
de la intuición geométrica viendo que el ı́ndice corresponde, como señalábamos en
la introducción, al número de vueltas (suma de vueltas positivas y negativas) que da
el camino alrededor del punto. La manera más obvia de medir estas vueltas es seguir
la variación del ángulo que va formando el segmento [z 0 , γ (t)] con el segmento
[z 0 , γ (a)] cuando t va recorriendo el intervalo [a, b] en el que está definida γ .
En C, hablar de ángulos es hablar de argumentos, y los argumentos son la parte
imaginaria de los logaritmos. Si repasamos los cálculos efectuados anteriormente,
se comienza a vislumbrar un enfoque del problema: la conveniencia de “empalmar
adecuadamente logaritmos sobre trozos del camino” para poder calcular el ı́ndice,
que relacionaremos con los argumentos correspondientes. La formalización de
estos procedimientos es el objeto de la sección siguiente.

5.3 INTERPRETACIÓN GEOMÉTRICA DEL ÍNDICE

Comenzamos con las definiciones de los conceptos que recogen las ideas que
acabamos de apuntar.
Definición. Sea γ : [a, b] −→ C un camino tal que γ (t)
= 0, ∀t ∈ [a, b].
Diremos que:
1. f : [a, b] −→ C es un logaritmo continuo a lo largo de γ , si f es continua
en [a, b], y f (t) ∈ log γ (t), ∀t ∈ [a, b].
2. h : [a, b] −→ R es un argumento continuo a lo largo de γ , si h es continua
en [a, b], y h(t) ∈ arg γ (t), ∀t ∈ [a, b].
Estos conceptos son, a primera vista, muy parecidos a los ya tratados (deter-
minaciones en regiones), pero existe una gran diferencia: aquı́, la variable es real,
no atendemos prioritariamente al punto γ (t) del soporte camino sino que ponemos
énfasis en el “instante” t en el que el punto se alcanza. Ası́, puede suceder que
sea γ (t1 ) = γ (t2 ) sin que f (t1 ) = f (t2 ) o h(t1 ) = h(t2 ), con las notaciones de la
definición.
Sin dificultad se prueba:
i) Si f 1 , f 2 son dos logaritmos continuos a lo largo de γ , entonces

∃k ∈ Z f 1 (t) = f 2 (t) + 2kπi, ∀t ∈ [a, b].

ii) Si h 1 , h 2 son dos argumentos continuos a lo largo de γ , entonces

∃k ∈ Z h 1 (t) = h 2 (t) + 2kπ, ∀t ∈ [a, b].


82 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

iii) Si f es un logaritmo continuo a lo largo de γ , entonces h(t) = m f (t) es


un argumento continuo a lo largo de γ .
iv) Si h es un argumento continuo a lo largo de γ , entonces f (t) = ln |γ (t)| + i h(t)
es un logaritmo continuo a lo largo de γ .
Ejemplos.
1. Para cualquier camino γ tal que sop γ ∩ (−∞, 0] = ∅, Arg γ (t) es un argu-
mento continuo a lo largo de γ . (¿Por qué?)
2. Para cualquier camino γ tal que sop γ ∩ [0, +∞) = ∅, Arg[0,2π ) γ (t) es un
argumento continuo a lo largo de γ . (¿Por qué?)
3. Sean k ∈ Z, r > 0 y

γ : t ∈ [0, 2π] → γ (t) = r eikt ∈ C.

Entonces
h : t ∈ [0, 2π ] → h(t) = k t ∈ C
es un argumento continuo a lo largo de γ . (¿Por qué?)
4. Si se conocen argumentos continuos h 1 y h 2 de dos caminos γ1 : [a, b] → C,
γ2 : [a, b] → C, y se define mediante su producto un nuevo camino

γ : t ∈ [a, b] → γ (t) = γ1 (t)γ2 (t) ∈ C,

entonces h 1 + h 2 es un argumento continuo a lo largo de γ . (¿Por qué?)


Esta observación es más útil de lo que pudiera pensarse. Por ejemplo, sea

γ : t ∈ [0, 2π] → γ (t) = e3it + 3 e2it ∈ C.


4
(en la figura se tiene su representación
2 gráfica).

0 Como e3it + 3 e2it = e2it (3 + eit ),


-2 x 0 2 4 h(t) = 2t + Arg(3 + eit ) será un argu-
-2 mento continuo a lo largo de γ (nótese
y
-4
que e (3 + eit ) > 0 para todo t ∈
[0, 2π]).

A diferencia de las determinaciones del logaritmo en regiones (que pueden


no existir), sobre caminos siempre hay logaritmos continuos.
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 83

Teorema. Sea γ : [a, b] −→ C un camino tal que 0 ∈


/ sop γ . Entonces, existe
f : [a, b] −→ C logaritmo continuo a lo largo de γ . Además, f es derivable donde
lo sea γ .
Demostración. Con las mismas notaciones que en la demostración de la propiedad
2 del ı́ndice, consideremos como entonces la partición a = t0 < t1 < . . . < tn = b
y, para cada j = 1, 2, . . . , n,
 s 
γ (t)
g j : s ∈ [t j−1 , t j ] −→ g j (s) = dt ∈ C.
t j−1 γ (t)

γ (s)
Nuevamente, cada g j es derivable en [t j−1 , t j ] y e gj (s) = . Por tanto, en
γ (t j−1 )
cada trozo,
e gj (s)+Log γ (tj−1 ) = γ (s), s ∈ [t j−1 , t j ]
Llamemos f j (s) = g j (s) + Log γ (t j−1 ) y tendremos que e f j (s) = γ (s). Esto quiere
decir que hemos demostrado el teorema por trozos. Ahora, tendremos que ajustar
bien los empalmes, pero esto no es ninguna dificultad, pues, por ejemplo, en t1 ,
f 1 (t1 ) y f 2 (t1 ) son logaritmos de γ (t1 ), luego se diferencian en un 2kπi, con
k ∈ Z. Digamos que los saltos en los extremos de los intervalos son del tamaño
2kπi, con determinados k ∈ Z. Entonces, al modificar las funciones sumando
el correspondiente 2kπi, arreglamos la continuidad sin perder el hecho de ser
logaritmos. En otras palabras, la solución a nuestro problema será la función

 f 1 (t) (t0 ≤ t ≤ t1 )


 f 2 (t) + 2k1 πi (t1 ≤ t ≤ t2 )
f (t) = f 3 (t) + 2k2 πi (t2 ≤ t ≤ t3 )


 ...
 .........
f n (t) + 2kn−1 πi (tn−1 ≤ t ≤ tn )

donde los k1 , k2 , . . . , kn−1 son los enteros adecuados para que f sea continua sin
excepción en [a, b]. Es claro que

e f (t) = γ (t), ∀t ∈ [a, b]

y f es derivable salvo en los puntos ti , es decir, donde lo es γ .


Corolario. Sea γ : [a, b] −→ C un camino cerrado tal que 0 ∈
/ sop γ . Sea h un
argumento continuo cualquiera a lo largo de γ . Entonces

h(b) − h(a)
Indγ (0) = .

84 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

La cantidad h(b) − h(a) se suele represen-


tar por ARG γ (t),  arg γ o alguna no-
a≤t≤b
γ γ(t) tación similar, y se lee variación de un ar-
gumento continuo a lo largo del camino.
arg γ(t) Indγ (0) es ası́ la suma algebraica del núme-
ro de veces que el argumento varı́a en 2π.
“1 vuelta” Gráficamente, pues, Indγ (0) corresponde
al número de vueltas que da la curva
alrededor del 0.
Demostración. Usamos las mismas notaciones que en la demostración del teorema,
y sea h(t) = m f (t) (que es un argumento continuo). Tenemos
 
dw  n tj
γ  (s) n
2πi Indγ (0) = = ds = (g j (t j ) − g j (t j−1 ))
γ w j=1 t j−1 γ (s) j=1

n
= ( f j (t j ) − f j (t j−1 )) = f (b) − f (a) = i(h(b) − h(a)).
j=1

Notemos para la última igualdad que f (b), f (a) son logaritmos del mismo número
γ (a) = γ (b), y por tanto, tienen la misma parte real. Por último, esta variación no
depende del argumento continuo que tomemos, porque todos ellos se diferencian
en una constante 2kπ.
Observaciones.
1. Quede claro una vez más que no se debe confundir ‘argumento continuo a lo
largo de una curva’ (que siempre existe) con ‘argumento continuo sobre el
soporte de la curva’ (que puede no existir). Por ejemplo, para la curva

γ : [0, 2π ] −→ C γ (t) = eit

no existe H : sop γ −→ C continua tal que H (z) ∈ arg z, ∀z ∈ sop γ .


Sin embargo, insistimos en que si para una curva γ existe H : sop γ −→ C
continua, tal que H (z) ∈ arg z, ∀z ∈ sop γ , entonces H ◦ γ es un argumento
continuo a lo largo de la curva.
2. Para otro punto, distinto de 0, que no esté en sop γ tenemos lo siguiente:
Si γ : [a, b] −→ C, y z 0 ∈
/ sop γ , trasladamos el camino mediante

γ − z 0 : t ∈ [a, b] −→ γ (t) − z 0 ∈ C.
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 85

Entonces es claro que


Indγ (z 0 ) = Indγ −z0 (0)
γ(t) 1
=  arg(γ − z 0 ),
γ 2π
arg( γ(t)-z0) es decir, el ı́ndice respecto de γ del
punto z 0 es la variación de un argu-
z0 mento continuo a lo largo de la curva
γ − z 0 y esto, geométricamente, sig-
nifica el número de vueltas que da la
curva γ alrededor del punto z 0 .
Por ejemplo, sobre esta idea, es fácil para la curva dibujada a continuación ver cuál
es el ı́ndice de cualquier
Indice 0 punto del plano que no
esté sobre su soporte. Fi-
Indice 1 jado un punto z ∈
0 / sop γ ,
Indice 2 seguimos gráficamente la
variación del ángulo que
Indice 3 forma el radio vector que
une z 0 con un punto que
0 E vaya recorriendo la curva,
medida esta variación res-
pecto de la semirrecta de
origen z 0 que pasa por el
punto inicial (y final) E.
Por supuesto, el ı́ndice se mantiene constante en cada componente conexa.
3. El ı́ndice de caminos va a aparecer constantemente en el manejo de integrales.
La razón de fondo es la siguiente: dado un camino cerrado γ y a ∈ / sop γ ,

(z − a)n dz = 0, ∀n
= −1, n ∈ Z,
γ

ya que las funciones (z − a)n tienen primitiva (z − a)n+1 /(n + 1) en C \ {a},


abierto que contiene a sop γ . Sólo queda saber que ocurre con n = −1, y de
aquı́ la noción de ı́ndice.
Ası́ por ejemplo, para integrar una función racional sobre un camino cerrado,

P(z)
dz
γ Q(z)
86 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

(P/Q irreducible), descomponiendo en fracciones simples sólo hará falta


conocer los ı́ndices respecto de γ de los ceros del denominador. En efecto:
supongamos, para fijar ideas, que Q tiene una raı́z doble z 1 , una raı́z simple
z 2 y una raı́z triple z 3 , y que el grado de P es dos unidades mayor que el de
Q. Entonces

P(z) A A B
= az + bz + c +
2
+ +
Q(z) (z − z 1 ) (z − z 1 )2 (z − z 2 )

C C C 
+ + + ,
(z − z 3 ) (z − z 3 )2 (z − z 3 )3
de donde
   
P(z) dz dz dz
dz = A +B +C
γ Q(z) γ z − z1 γ z − z2 γ z − z3

(los términos que no hemos escrito son todos nulos por el comentario previo),
y ası́

P(z)  
dz = 2πi A Indγ (z 1 ) + B Indγ (z 2 ) + C Indγ (z 3 ) .
γ Q(z)

Más adelante veremos una importantı́sima generalización de este resultado,


el teorema de los residuos.
4. La existencia de logaritmo y argumento continuo es cierta, más en general,
para curvas, como se prueba sustituyendo en la demostración anterior la
construcción del logaritmo mediante integrales por una construcción directa
(más delicada). Esto hace que se pueda extender la noción de ı́ndice para curvas
cerradas mediante la variación de un argumento continuo. Las propiedades
básicas que acabamos de obtener siguen siendo válidas en esta situación más
general. (Ver Burckel, loc. cit., Chap. IV.)
5. Curvas de Jordan e ı́ndice. Recordemos que un espacio topológico se de-
nomina curva de Jordan si es homeomorfo a la circunferencia unidad T. El
célebre teorema de la curva de Jordan establece:
Una curva de Jordan J en el plano C (≡ R2 ) separa a C en dos regiones
con frontera común J , una acotada (el interior de J ) y otra no acotada (el
exterior de J ); en otras palabras, C \ J tiene una sóla componente acotada
G, el interior de J (se dice entonces que G es una región de Jordan); la
componente no acotada es el exterior de J , y ambas tienen J como frontera.
Si J es una curva de Jordan y  cualquier homeomorfismo de T sobre J ,
poniendo γ : [0, 2π] → γ (t) = (eit ) ∈ C puede definirse una curva en el
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 87

sentido usual. Se demuestra (cf. Burckel, loc. cit., Th. 4.42, pág. 103) que para
todos los puntos del interior de J el valor constante del ı́ndice respecto de γ es
1 o −1. En el primer caso,  se dice positivamente orientado, y negativamente
orientado en el segundo.
Dada una curva cerrada simple, i.e., una aplicación continua γ : [a, b] → C
tal que γ (a) = γ (b) y γ |[a,b) inyectiva, su soporte sop γ es una curva de
Jordan. Para todos los puntos del interior de sop γ , el ı́ndice respecto de γ
es, pues, constantemente 1 o −1. En el primer caso, γ se dice positivamente
orientada, y negativamente orientada en el segundo. Si G es el interior de
sop γ , se pone a veces γ = ∂G cuando γ está positivamente orientada para
indicar esta relación.

5.4 EJEMPLOS Y EJERCICIOS

Ejemplos.
1. En los caso más sencillos examinados antes (circunferencias, cuadrado) queda
a la vista que Análisis y Geometrı́a encajan perfectamente.
2. Es interesante observar que si el soporte de un camino cerrado γ : [a, b] → C
no corta al semieje real negativo (−∞, 0], entonces Indγ (0) = 0, pues 0 está en
la componente no acotada de C \ sop γ . Por la misma razón, Indγ (0) = 0 para
todo camino que no corte a una curva cualquiera que una 0 con ∞ en la esfera de
Riemann.
3. Para el camino
γ : t ∈ [0, 2π] → γ (t) = e3it + 3 e2it ∈ C,
el argumento continuo anteriormente obtenido muestra que Indγ (0) = 2, y el
mismo valor tendrá Indγ (a) para todos los a en la componente conexa de C \ sop γ
que contiene al origen. En la componente conexa no acotada sabemos que el ı́ndice
vale 0.
En la otra componente conexa acotada de C\sop γ , observamos gráficamente
que el ı́ndice vale 1. Puede justificarse analı́ticamente, por ejemplo, hallando su
valor en z = 3; para ello escribimos
γ (t) − 3 = eit (e2it + 6i sen t)
y comprobamos que m (e2it + 6i sen t) = 2 sen t (cos t + 3) sólo se anula si
sen t = 0, en cuyo caso e (e2it + 6i sen t) = cos(2t) = 1. En consecuencia
e2it + 6i sen t ∈
/ (−∞, 0] para ningún t ∈ [0, 2π], y por tanto,
t + Arg(e2it + 6i sen t), t ∈ [0, 2π],
es un argumento continuo de γ − 3, de donde Indγ (3) = 1.
88 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

Ejercicio. Para valores “muy grandes” de R > 0 (luego precisaremos más), sea

γ : t ∈ [−R, R] → t 3 − (1 + 2i) t 2 − (3 − 7i) t + 8 − 4i ∈ C.

Hallar la variación de un argumento continuo a lo largo de γ .


Respuesta.
Para situar γ (t) según los valores de t, estudiemos la variación de signos de

x(t) := e γ (t) = t 3 − t 2 − 3t + 8,
y(t) := m γ (t) = −2t 2 + 7t − 4,

extendidas a todo t ∈ R. √ √
1− 10 1 + 10
Como x  (t) = 3t 2 − 2t − 3 se anula para t  = < 0 y t  = > 0,
3 3
mantendrá su signo en los intervalos (−∞, t  ), (t  , t  ), (t  , +∞). Y puesto que
limt→−∞ x  (t) = limt→+∞ x  (t) = +∞; x(t  ) > 1 − (6/3)2 − (1 + 4) + 8 = 0
y x  (0) = −3 < 0, siendo 0 ∈ (t  , t  ), podemos resumir esta información en el
cuadro siguiente:
t → −∞ ∈ (−∞, t  ) = t  ∈ (t  , 0) = 0 ∈ (0, t  ) = t  ∈ (t  , +∞) → +∞
x  (t) → +∞ >0 =0 <0 = −3 <0 =0 >0 → +∞
x(t) → −∞   =8  >0  → +∞
del que se deduce que x(t  ) > 0, y por tanto existe un t0 ∈ (−∞, t  ) y uno sólo
con x(t0 ) = 0, mientras que x(t) ≥ x(t  ) > 0 para todo t ∈ [0, +∞). √
7 − 17
Por otra parte y(t) = −2t 2 + 7t − 4 = −2(t − t1 )(t − t2 ) con t1 = ,
√ 4
7 + 17
t2 = , de modo que t0 < t  < 0 < t1 < t2 y, en consecuencia, obtenemos
4
la siguiente evolución de signos para x(t), y(t), con la ubicación de
γ (t) = x(t) + i y(t):
t → −∞ ∈ (−∞, t0 ) = t0 ∈ (t0 , t1 ) = t1 ∈ (t1 , t2 ) = t2 ∈ (t2 , +∞) → +∞
x(t) → −∞ <0 =0 >0 >0 >0 >0 >0 → +∞
y(t) → −∞ <0 <0 <0 =0 >0 =0 <0 → −∞
γ (t) ∈ C3 ∈ −iP ∈ C4 ∈P ∈ C1 ∈P ∈ C4
donde hemos puesto P = (0, +∞), C1 = {z ∈ C : e z > 0, m z > 0},
C3 = {z ∈ C : e z < 0, m z < 0}, C4 = {z ∈ C : e z > 0, m z < 0}.
Elegimos R de modo que −R < t0 < t2 < R.
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 89

Vemos ası́ que el soporte de γ no corta al semieje real negativo (−∞, 0] (en
particular, que 0 ∈
/ sop γ ), por lo que Arg γ (t) es un argumento continuo a lo largo
de γ , y, puesto que −R < t0 < t2 < R, podemos concluir que

ARG γ (t) = Arg γ (R) − Arg γ (−R)


−R≤t≤R
 
y(R) y(−R)
= arc tg − arc tg − π = π + α(R),
x(R) x(−R)

donde
y(R) y(−R)
α(R) = arc tg − arc tg ,
x(R) x(−R)
que tiene lı́mite 0 cuando R → +∞ (este tipo de información nos será útil poste-
riormente).
10
20

0
-20 -10 0 10 20 30

0
-4 -2 0 2 4 6

-20

-5

-40

-10

Gráfica de γ (t) Gráficas de x(t) e y(t)


Ejercicio. Sea P(z) = z k + a1 z k−1 + · · · + ak un polinomio de grado k ≥ 1, y
para cada R > 0, sea

γ R : t ∈ [0, π ] → γ R (t) = P(R eit ) ∈ C.

Probar que lim ARG γ R (t) = kπ .


R→+∞ 0≤t≤π

(Nos encontraremos más adelante en la necesidad de estudiar lı́mites de este


tipo.)
Respuesta.
Notemos que
P(z) = z k g(z),
donde
a1
ak 
lim g(z) = lim 1 + + · · · + k = 1.
z→∞ z→∞ z z
90 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

Existirá por tanto un R0 > 0 tal


que si |z| > R0
|g(z) − 1| < 1,
y, en particular, g(z) ∈
/ (−∞, 0]. Toman-
1 do, pues, R > R0 ,

0 γ R (t) = R k eikt g(R eit ),


con g(R eit ) ∈ / (−∞, 0] para todo t ∈
[0, π ], por lo cual
t ∈ [0, π ] → kt + Arg g(R eit ) ∈ R
es un argumento continuo a lo largo de γ R . En consecuencia

ARG γ R (t) = kπ + Arg g(−R) − Arg g(R)


0≤t≤π

si R > R0 . Pero entonces


 
lim ARG γ R (t) = kπ + lim Arg g(−R) − Arg g(R)
R→+∞ 0≤t≤π R→+∞

= kπ + Arg 1 − Arg 1 = kπ.

5.5 APÉNDICE: SUPERFICIES DE RIEMANN

NOTA. Lo que a continuación se expone es sólo una descripción intuitiva, sin ninguna pretensión de
rigor. Nos permitimos, por ello, algunas expresiones más desenfadadas que las habituales en un texto
de Matemáticas, que esperamos sirvan para un mejor entendimiento de las (profundas) ideas que se
quieren reflejar.

Una y otra vez venimos chocando con los problemas que nos crea el hecho de que
el logaritmo complejo es una función multivaluada, que para cada complejo z no
nulo nos obsequia con infinitos valores. Evidentemente, demasiados para poder
actuar sobre ellos con las técnicas habituales del Análisis matemático.
Para salir del paso hemos recurrido primeramente, de la manera más drástica,
a podar las ramas, seleccionando en ciertas regiones del plano un valor entre los
infinitos posibles, con habilidad suficiente para enlazar los valores seleccionados
de forma que se consiga una función holomorfa (una determinación del logaritmo,
también denominada una rama del logaritmo). Pero en otras regiones del plano
esto no soluciona las dificultades: cuando hemos necesitado movernos a lo largo de
curvas que rodeen al origen, hemos tenido que fabricar un nuevo apaño, los loga-
ritmos continuos a lo largo de curvas. Esto da una pista para intentar uniformizar el
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 91

logaritmo, de modo que podamos enfrentarnos a él tratándolo como a una “función
verdadera”: cuando volvemos a un mismo punto con un valor distinto del loga-
ritmo tras una variación continua del mismo, podemos interpretar que este punto
está situado en una copia del plano de partida, superpuesta al plano original pero
distinta (“por eso” aparece un valor distinto del logaritmo). La cuestión entonces es
cómo pegar las infinitas copias necesarias, de manera que mantengan una estructura
razonable.
Para lograrlo, Riemann imaginó infinitas copias de C, llamémosles [C, n] por
ejemplo (n ∈ Z), cortadas a lo largo del semieje real [0, +∞); partiendo de [C, 0],
le unimos [C, 1] enganchando el borde inferior del corte de [C, 0] con el borde
superior del corte de [C, 1]; luego seguimos el proceso uniendo [C, 1] con [C, 2]
enganchando el borde inferior del corte de [C, 1] con el borde superior del corte
de [C, 2], y ası́ sucesivamente. De forma similar se va uniendo [C, 0] con [C, −1]
(recordemos que [C, 0] aún tiene libre el borde superior), [C, −1] con [C, −2],
etc.
Se obtiene ası́ un ‘objeto imposible’, una especie de hélice infinita completa-
mente aplastada, que se denomina la superficie de Riemann del logaritmo. Cada
una de las copias de C es una hoja de la superficie, y es posible considerar el
logaritmo como una función genuina con dominio en su superficie de Riemann,
que va adjudicando valores según la hoja en la que esté situado el punto (tal como
el logaritmo continuo a lo largo de una curva va dando valores según el parámetro).
La misma idea puede emplearse para adecentar otras funciones. El ejemplo
más sencillo es la raı́z cuadrada: una raı́z cuadrada continua a lo largo de la cir-
cunferencia unidad (definición obvia) que parta, por ejemplo, del valor 1 en 1, nos
devolverı́a a este punto tras completar la vuelta con el valor −1 (si continuásemos
girando, tras la siguiente vuelta recuperarı́amos el valor 1). Ahora serı́a suficiente
contar con dos copias [C, −1], [C, −2] de C, cortadas otra vez a lo largo del semieje
real no negativo, pegadas uniendo el borde inferior del corte de [C, 1] con el borde
superior del corte de [C, 2], y después el borde inferior del corte de [C, 2] con el
borde superior del corte de [C, 1], dejándolo todo de una sola pieza.
La descripción del propio Riemann en su obra sobre funciones abelianas dice
ası́:
“Para muchas investigaciones, tales como la investigación de funciones al-
gebraicas y abelianas, es conveniente representar el modo en que se ramifica una
función multivaluada en la siguiente manera geométrica. Pensemos que el plano
(x, y) está cubierto por otra superficie coincidente con él (o apoyado sobre él a una
distancia infinitesimal) en tanto en cuanto la función esté definida. Al continuar la
función la superficie se extiende correspondientemente. En una parte del plano en
la que la función tenga dos o más continuaciones la superficie es doble o múltiple;
consta allı́ de dos o más hojas, cada una de las cuales representa una rama de la
92 Indice de un punto respecto de un camino cerrado

función. Alrededor de un punto de ramificación de la función una hoja de la super-


ficie continúa en otra, de manera que en el entorno de tal punto la superficie puede
mirarse como una superficie helicoidal con eje a través del punto y perpendicular al
plano (x, y), y pendiente infinitesimal. Cuando la función retorna a su valor previo
tras un número de vueltas de z alrededor del punto de ramificación (como, por
ejemplo, con (z − a)m/n , cuando m, n son primos relativos, después de n vueltas
de z alrededor de a), entonces naturalmente hay que suponer que la hoja de más
arriba baja a través de las otras a unirse con la inferior.
La función multivaluada tiene sólo un valor para cada punto de esta superficie
que representa su ramificación, y por tanto puede ser vista como una función
completamente determinada sobre la superficie.”
Puede darse una definición satisfactoria de las superficies de Riemann de
las “inversas multiformes” que nos han ido apareciendo, incluidas en la definición
general de superficie de Riemann abstracta que introdujeron básicamente Weyl y
Radó. Técnicamente, una superficie de Riemann es una variedad compleja conexa
de dimensión 1 (por tanto, de dimensión real 2) dotada de una estructura analı́tica.
Esto último significa que si dos cartas (U, ϕ), (V, ψ) se cortan, los cambios de
coordenadas ϕ ◦ ψ −1 y ψ ◦ ϕ −1 son funciones (complejas de variable compleja)
analı́ticas.
Continuar por este terreno nos acercarı́a más a la Topologı́a diferencial o a la
Geometrı́a diferencial que a los intereses centrales de este curso, por lo que dejamos
aquı́ este asunto, remitiéndonos para una introducción al tema a Narasimhan, R.:
Complex Analysis in one variable. Birkhäuser, Boston (1985). Dedicada exclu-
sivamente a las superficies de Riemann es la monografı́a clásica Springer, G.:
Introduction to Riemann Surfaces. Addison-Wesley, Reading, Mass. (1957); más
actuales, Farkas, H. M.; Kra, I.: Riemann Surfaces. (2nd. ed.) Springer, New York
(1992), Forster, O.: Lectures on Riemann Surfaces. Springer, New York (1981).
CAPÍTULO 6

Teorı́a local de Cauchy


6.1 INTRODUCCIÓN

Atravesaremos ahora la puerta de entrada a un mundo sin parangón en la teorı́a de


funciones de una o varias variables reales. La llave: la fórmula de Cauchy, que al
expresar el valor en un punto de una función holomorfa —en abiertos estrellados, de
momento— como una especie de promedio integral de sus valores sobre un camino
cerrado que rodee al punto, permite representar (localmente, al menos) la función
como una integral dependiente de un parámetro, con consecuencias adivinables en
algunos casos (analiticidad de las funciones holomorfas) o un tanto imprevisibles
en otros (teorema de Liouville, teorema fundamental del álgebra, . . . )
La fórmula de Cauchy descansa, a su vez, en el teorema de Cauchy. Reflexio-
nando a posteriori, parece absolutamente imposible que tal cantidad de resultados
se sustenten, finalmente, en algo que podrı́a parecer una simple curiosidad: la in-
tegral de una función holomorfa en un disco (o, con la misma demostración, en
un abierto estrellado) sobre un camino cerrado es nula (también si la función deja
de ser derivable en un punto, mientras mantenga la continuidad). Esta será nuestra
primera versión del teorema de Cauchy: más adelante nos ocuparemos de extender
su alcance (comenzando por ampliar el ámbito de validez de la fórmula de Cauchy
en la denominada “teorı́a global de Cauchy”).
Sin embargo, el examen de la demostración del teorema de Cauchy revela la
causa de esta pequeña maravilla, situándonos en terreno más conocido. Basta encon-
trar una primitiva de la función dada para saber que la integral es nula, y esto reduce
el problema a probar la anulación de la integral sobre el contorno de un triángulo
(teorema de Cauchy-Goursat). Una exposición inmejorable de este planteamiento
puede verse en Open University: Integration/Cauchy’s Theorem I/Taylor Series.
The Open University Press, Milton Keynes (1974), p. 63; a partir de esa página se
encuentra perfectamente desglosada y explicada la demostración, si bien bajo la
hipótesis de derivabilidad en todos los puntos.
Los enunciados y demostraciones que nosotros utilizaremos se encuentran
básicamente en
Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).
Como complemento en algunos detalles,
Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).

93
94 Teorı́a local de Cauchy

6.2 TEOREMA Y FÓRMULA DE CAUCHY

1 Teorema. Sea  un abierto no vacı́o de C, f :  → C continua. Son equiva-


lentes:
(1.1) existe una primitiva de f en , es decir, una función F ∈ H() tal que
F = f ;
(1.2) para todo camino cerrado γ contenido en ,

f (z) dz = 0;
γ

(1.3) para dos caminos cualesquiera γ1 , γ2 contenidos en  que tengan los


mismos orı́genes e iguales extremos,
 
f (z) dz = f (z) dz.
γ1 γ2

Demostración. (Recuérdese el teorema de los campos conservativos para formas


diferenciales reales).
(1.1) ⇒ (1.2) Visto.
(1.2) ⇒ (1.3) γ1 ∪ (−γ2 ) es un camino cerrado contenido en .
(1.3) ⇒ (1.1) Si  no es conexo, las componentes conexas de  son abiertos
disjuntos dos a dos cuya unión es . Por tanto, para construir una primitiva de f
en  es suficiente construir una primitiva de f en cada una de las componentes de
.
Sea, pues, G una componente conexa de . Fijado a ∈ G, definimos F :
G → C haciendo 
F(z) = f (w) dw,
γz

donde γz es cualquier camino contenido en G con origen a y extremo z (la función


F está entonces bien definida por ser la integral independiente del camino). Esta
función F es derivable, y para cada z 0 ∈ G es F  (z 0 ) = f (z 0 ). En efecto: dado
z 0 ∈ G, tomemos ε de modo que D(z 0 ; ε) ⊆ G; si γ0 es un determinado camino
contenido en G con origen a y extremo z 0 , para cada z ∈ D(z 0 ; ε) sea γz la unión
de γ0 con el segmento [z 0 , z], que por ser un camino contenido en G con origen a
y extremo z nos permite escribir
  
F(z) − F(z 0 ) 1
= f (w) dw − f (w) dw
z − z0 z − z0 γz γ0

1
= f (w) dw
z − z 0 [z0 ,z]
Teorı́a local de Cauchy 95

y por tanto
     
 F(z) − F(z 0 )   1 1 
 − f (z 0 ) =  f (w) dw − f (z 0 ) dw 
 z−z z−z z − z0
0 0 [z 0 ,z] [z 0 ,z]
≤ sup | f (w) − f (z 0 )| ,
w∈sop[z 0 ,z]

que tiende a 0 cuando z tiende a z 0 por la continuidad de f en z 0 .


2 Teorema de Cauchy para un triángulo (Cauchy-Goursat). Sea  un abierto
no vacı́o de C, p un punto de , f :  → C continua tal que f ∈ H( \ { p}).
Para cualquier triángulo cerrado  contenido en ,

f (z) dz = 0.
∂
Demostración. Rudin, loc. cit., Teor. 10.13, pp. 232–234.
3 Teorema de Cauchy para abiertos estrellados. Sea  un abierto estrellado de
C, p un punto de , f :  → C continua tal que f ∈ H( \ { p}). Para cualquier
camino cerrado γ contenido en ,

f (z) dz = 0.
γ

Demostración. Adaptar la de Rudin, loc. cit., Teor. 10.14, p. 234.


4 Fórmula de Cauchy en abiertos estrellados. Sea  un abierto estrellado de C
y f ∈ H(). Si γ es un camino cerrado contenido en , para cualquier z de 
que no esté en el soporte de γ es

1 f (w)
f (z) · Indγ (z) = dw.
2πi γ w − z
Demostración. Adaptar la de Rudin, loc. cit., Teor. 10.15, pp. 234–235.
5 Corolario (Fórmula de Cauchy en un disco). Sea  un abierto no vacı́o de C,
D(a; r ) un disco cerrado contenido en , f una función holomorfa en . Entonces,
para cada z ∈ D(a; r ),

1 f (w)
f (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) w − z
Demostración. Puesto que D(a; r ) ⊆ , la distancia d(a, c ) de a al complemen-
tario de  es estrictamente mayor que r . Si r < R < d(a, c ), el disco D(a; R)
es un abierto estrellado contenido en , en el que f será holomorfa.
Llamando γ a la circunferencia ∂ D(a; r ), γ es un camino cerrado contenido
en D(a; R) y para cada z ∈ D(a; r ) es Indγ (z) = 1, luego basta aplicar el resultado
anterior para obtener la fórmula del enunciado.
96 Teorı́a local de Cauchy

6.3 CONSECUENCIAS DE LA FÓRMULA DE CAUCHY

1 Teorema (analiticidad de las funciones holomorfas). Toda función holomorfa


es analı́tica. Precisando más: Si  es un 
abierto no vacı́o de C y f ∈ H(), para
cada a ∈  existe una serie de potencias ∞ n=0 an (z − a) con radio R ≥ d(a,  )
n c

(donde d(a, c ) es la distancia de a al complementario de , considerada +∞ si


c = ∅, o sea, si  = C) tal que



f (z) = an (z − a)n
n=0

siempre que |z − a| < d(a, c ).


Informalmente, “la misma serie representa a f hasta la frontera”.
Demostración. Elegido a, sea z tal que |z − a| < d(a, c ). Tomando r de modo
que |z − a| < r < d(a, c ), el disco cerrado D(a; r ) está contenido en , y puesto
que |z − a| < r , la fórmula de Cauchy nos da

1 f (w)
f (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) w−z

Pero el teorema de construcción de funciones analı́ticas nos dice que


 ∞  
1 f (w) 1  f (w)
dw = dw (z − a)n
2πi ∂ D(a;r ) w−z 2πi n=0 ∂ D(a;r ) (w − a) n+1

con tal que z no esté en la circunferencia |w − a| = r , y ası́



f (z) = an (z − a)n
n=0

donde 
1 f (w)
an = dw.
2πi ∂ D(a;r ) (w − a)n+1
En principio los an parecen depender de r ; sin embargo no es éste el caso, ya que

f (n) (a)
an = .
n!
Teorı́a local de Cauchy 97

Ejemplos.
1. La función f definida en  = (C \ 2πiZ) ∪ {0} por

z
f (z) = e z − 1 si z ∈  y z = 0
1 si z = 0
es holomorfa en , luego será analı́tica en  y en particular existirán coeficientes
Bn (los llamados números de Bernoulli) de modo que


Bn
f (z) = zn
n=0
n!

al menos siempre que |z| < 2π. De hecho, el radio de convergencia de la serie es
exactamente 2π, ya que si fuese mayor f admitirı́a una extensión continua en 2πi,
lo que es falso.
2. En el ejemplo anterior, la serie de potencias que representa a f en el entorno del
punto a = 0 resulta tener por radio exactamente la distancia d(a, c ). ¿Siempre
vamos a encontrar esta situación? La respuesta, en general, es NO: basta tomar
 = C \ (−∞, 0] y f : z ∈  → f (z) = Log z ∈ C; para cualquier a ∈ 
el desarrollo de f en serie de potencias de z − a tiene radio |a|, mientras que si
e a < 0 es d(a, c ) = | m a| < |a|.
La fórmula de Cauchy permite obtener una representación de las derivadas
de una función holomorfa en términos de la propia función, de la que podremos
extraer consecuencias importantes, que no tienen su correspondiente en la teorı́a
de funciones en R.
2 Fórmula de Cauchy para las derivadas. Sea  un abierto no vacı́o de C y
f ∈ H(). Dado a ∈ , sea r > 0 tal que D(a; r ) ⊆ . Entonces, si |z − a| < r ,
para cada n ∈ N,

n! f (w)
f (n) (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) (w − z)n+1
Demostración. Para cada z ∈ D(a; r ) es

1 f (w)
f (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) w − z
Aplicando reiteradamente el teorema de derivación bajo el signo integral se obtiene
la fórmula deseada.
Un corolario es que el tamaño de las derivadas sucesivas en un punto no puede
crecer “descontroladamente”.
98 Teorı́a local de Cauchy

3 Desigualdades de Cauchy. Sea  un abierto no vacı́o de C y f ∈ H().


Dado a ∈ , sea r > 0 tal que D(a; r ) ⊆ . Entonces, poniendo M(r ) =
sup|w−a|=r | f (w)|, para cada n ∈ N se tiene la acotación

n! M(r )
| f (n) (a)| ≤ .
rn
Demostración. Obviamente
  
 n! f (w)  n! M(r )
| f (a)| = 
(n)
dw ≤
 2π r n+1 2πr.
2πi ∂ D(a;r ) (w − a)n+1

4 Teorema de Liouville. Sea f una función entera, es decir, f ∈ H(C). Si f está


acotada, necesariamente es constante.
Demostración. Supongamos que para algún K > 0 es | f (z)| ≤ K cualquiera que
sea z ∈ C. Entonces, dado a ∈ C, para todo R > 0 se tendrá
  
 1 f (w) 
| f  (a)| =  dw  ≤ 1 K 2π R = K ,
2πi ∂ D(a;R) (w − a)2  2π R 2 R

expresión que tiende a 0 cuando R → +∞. Por tanto f  (a) = 0 en todo a ∈ C,


para lo que f debe ser constante.
5 Teorema fundamental del álgebra. Todo polinomio no constante tiene al menos
una raı́z en C.
Demostración. En caso contrario, si P(z) = a0 z n + . . . + an fuese un polinomio
no constante (a0 = 0, n ≥ 1) que no se anulase nunca, la función definida por

1
f (z) =
P(z)

serı́a una función entera no nula. Pero como


1
lim f (z) = lim = 0,
z→∞ z→∞ z n (a0 + . . .)

se deduce que f debe estar acotada. (En efecto: tomando ε = 1 en la definición


de lı́mite, existirá un R > 0 tal que si |z| > R se tiene | f (z)| < 1; y para
|z| ≤ R, f se mantiene acotada por el teorema de Weierstrass.) Según el teorema
de Liouville, f tiene que ser constante (no nula), e igualmente serı́a constante
1/ f = P, contradiciendo la hipótesis de partida.
Teorı́a local de Cauchy 99

6 Principio del módulo máximo. Sea f una función holomorfa en una región 
de C. Si su módulo | f | tiene algún máximo local, entonces f es constante.

Demostración. Supongamos que para algún a ∈  sea posible encontrar un R > 0


tal que D(a; R) ⊆  y | f (a)| ≥ | f (z)| para todo z ∈ D(a; R). Esto obliga a que
| f (a)| = | f (z)| para todo z ∈ D(a; R), puesto que si 0 < |z − a| = r < R, como

 
1 f (w) 1 2π
f (a) = dw = f (a + r eit ) dt
2πi ∂ D(a;r ) w−a 2π 0

se deduce que

 2π  2π
1 1
| f (a)| ≤ | f (a + r eit )| dt ≤ | f (a)| dt = | f (a)|,
2π 0 2π 0

con lo cual
 2π
1
(| f (a)| − | f (a + r eit )|) dt = 0.
2π 0

El integrando es una función continua no negativa, luego | f (a)| = | f (a + r eit )|


para todo t ∈ [0, 2π] y en particular | f (a)| = | f (z)|.
Pero si | f | es constante en D(a; R), f tiene que ser constante en D(a; R)
(consecuencia de las ecuaciones de Cauchy-Riemann) y finalmente f es constante
en  (por el principio de prolongación analı́tica).

Hay otras lecturas equivalentes de este enunciado:


— o bien f es constante o, en caso contrario, su módulo | f | no tiene máximos
locales;
— si f no es constante, su módulo | f | no tiene máximos locales.

7 Teorema de Morera. Sea f una función continua en un abierto no vacı́o  de


C tal que para todo triángulo cerrado  ⊆  se tenga


f = 0.
∂

Entonces f ∈ H().
100 Teorı́a local de Cauchy

Demostración. Hemos de probar que cada a ∈  posee un entorno en el que f es


derivable. Para verlo, consideremos cualquier disco D(a; r ) ⊆ ; en él, f admite
una primitiva F que podemos construir poniendo

F(z) = f (w) dw, z ∈ D(a; r ).
[a,z]

(La comprobacion de que F es una primitiva de f es estándar: usando la hipótesis


del enunciado, para cada z 0 ∈ D(a; r ) tenemos

F(z) − F(z 0 ) 1
= f (w) dw, 0 < |z − z 0 | < r − |z 0 − a|,
z − z0 z − z 0 [z0 ,z]
lo que implica que por ser f continua
    
 F(z) − F(z 0 )   1  
 − f (z )  =  f (w) − f (z ) dw 
 z − z0
0   z − z 0 [z0 ,z]
0 
≤ max | f (w) − f (z 0 )|
w∈[z 0 ,z]

tiende a 0 cuando z → z 0 .)
Pero si F ∈ H(D(a; r )), es analı́tica y en particular su derivada f es a su vez
derivable en D(a; r ).
El teorema de Morera da una especie de recı́proco del teorema de Cauchy-
Goursat.
8 Corolario. Sea  un abierto no vacı́o de C, p ∈ , f :  → C continua en 
y holomorfa en  \ { p}. Entonces f es holomorfa en .
Demostración. Del teorema de Cauchy-Goursat se deduce que

f =0
∂

para todo triángulo  ⊆ , y el teorema de Morera asegura entonces que f es


holomorfa.
Podemos incluso rebajar exigencias:
9 Corolario. Sea  un abierto no vacı́o de C, p ∈ , f una función holomorfa
en  \ { p} y acotada para algún r > 0 en el disco reducido D∗ ( p; r ) = {z ∈ C :
0 < |z − p| < r }. Entonces f admite una extensión holomorfa en .
Demostración. La función h definida en  por

(z − p)2 f (z) si z ∈  \ { p}
h(z) =
0 si z = p
Teorı́a local de Cauchy 101

es holomorfa en  y h  ( p) = 0 por la hipótesis de acotación de f , con lo cual


podremos escribir


h(z) = cn (z − p)n , z ∈ D( p; r ),
n=2

y ası́


f (z) = cn+2 (z − p)n , z ∈ D∗ ( p; r ),
n=0

de manera que basta extender f a p definiendo f ( p) = c2 .

6.4 AVANCE: El teorema de Cauchy y el cálculo de integrales reales.

Como aperitivo de procedimientos que posteriormente desarrollaremos de manera


más completa y sistemática, veamos cómo el uso de la integración compleja permite
el cálculo de ciertas integrales reales que, de otro modo, resulta difı́cil de calcular.
Nos proponemos demostrar la tan repetida igualdad
 +∞
sen x π
dx = ,
0 x 2
teniendo en cuenta que la integral debe ser entendida como integral impropia, es
decir,  +∞  R
sen x sen x
dx = lim d x.
0 x r →0+ , R→+∞ r x

iR

-R -r r R

Comencemos por considerar la función f ∈ H(), donde


ei z
 = C \ {i y : y ∈ (−∞, 0]} y f (z) = , z ∈ .
z
102 Teorı́a local de Cauchy

Sea γ (r, R) el camino cerrado de la figura, obtenido uniendo el segmento


[r, R], la semicircunferencia γ R : t ∈ [0, π ] → γ R (t) = R eit ∈ C, el segmento
[−R, −r ] y la semicircunferencia opuesta de γr : t ∈ [0, π ] → γr (t) = r eit ∈ C.
Puesto que  es un abierto estrellado y sop γ (r, R) ⊆ , teniendo en cuenta el
teorema de Cauchy podemos escribir

0= f (z) dz
γ (r,R)
   
= f (z) dz + f (z) dz + f (z) dz − f (z) dz
[r,R] γR [−R,−r ] γr
 R ix   −r i x 
e e
= dx + f (z) dz + dx − f (z) dz
r x γR −R x γr
  
R
ei x − e−i x
= dx + f (z) dz − f (z) dz;
r x γR γr

equivalentemente,
  
R
ei x − e−i x
dx = f (z) dz − f (z) dz. (∗ )
r x γr γR

Ahora bien:
  π it  π
ei r e
f (z) dz = it
r i eit dt = i ei r (cos t+i sen t) dt,
γr 0 re 0

y para cada t ∈ [0, π ] la función del integrando tiene lı́mite (cuando r → 0+ ) igual
a e0 = 1. Además, la acotación
 i r (cos t+i sen t 
e  = e−r sen t ≤ e0 = 1, t ∈ [0, π ],

muestra que el integrando está dominado por una función (constante) integrable
en [0, π] que no depende de r , luego aplicando el teorema de la convergencia
dominada se obtiene
  π
lim+ f (z) dz = i dt = i π.
r →0 γr 0

Análogamente   π
f (z) dz = i ei R (cos t+i sen t) dt,
γR 0
Teorı́a local de Cauchy 103

pero ahora, para t ∈ (0, π ), es


   −R sen t 
lim ei R (cos t+i sen t  = lim e−R sen t = 0, e  = e−R sen t < e0 = 1,
R→+∞ R→+∞

y por la misma razón de antes


 π
lim e−R sen t dt = 0.
R→+∞ 0

(En la mayor parte de los textos, este resultado, conocido como lema de Jordan,
se
 πprueba sin hacer referencia a la integral de Lebesgue mediante la acotación
π 2t
e−R sen t dt ≤ (1 − e R ), deducida de la desigualdad sen t ≥ para
0 R π
π
0 ≤ t ≤ .)
2
Como consecuencia,

lim f (z) dz = 0,
R→+∞ γ
R

y llevando los resultados obtenidos a la igualdad (∗ ) y pasando al lı́mite para


r → 0+ , R → +∞, queda
 +∞
sen x
2i d x = i π + 0,
0 x

luego  +∞
sen x π
dx = .
0 x 2
CAPÍTULO 7

Teorı́a global de Cauchy


7.1 INTRODUCCIÓN

Los éxitos logrados con la teorı́a local de Cauchy invitan a ‘refinar’ las herramien-
tas básicas —teorema de Cauchy, fórmula de Cauchy— para ampliar su alcance.
Como, por ahora, estas herramientas funcionan en discos o, a lo sumo, en abiertos
estrellados, sólo hemos averiguado propiedades de las funciones holomorfas que
dependen en última instancia del comportamiento de la función en un entorno de
cada punto de su dominio (propiedades de carácter local). Si queremos estudiar
propiedades de carácter global, hemos de profundizar en la validez del teorema y
de la fórmula de Cauchy en abiertos cualesquiera.
Con este propósito extenderemos la integración a ‘colecciones de caminos
cerrados’ (ciclos), e introduciremos el concepto de ciclos homólogos respecto de un
abierto. Ası́ podremos obtener una versión muy general de la fórmula y del teorema
de Cauchy en el teorema homológico de Cauchy, viendo además que son justamente
los ciclos homólogos a 0 respecto de un abierto los que hacen nula la integral de
toda función holomorfa en el abierto: en otras palabras, los ciclos más generales
para los que va a ser válido el teorema de Cauchy si no imponemos restricciones
al abierto. En el plano práctico, esto nos libera de la búsqueda (engorrosa a veces)
de abiertos estrellados en los que plantear las integrales que debemos manejar,
mirando tan sólo de conseguir abiertos respecto de los cuales el ciclo sobre el que
se integra sea homólogo a 0.
Cerrando este capı́tulo aparece el concepto de conexión simple y diferen-
tes caracterizaciones del mismo, que aclaran algunos de los comportamientos
‘anómalos’ con los que nos hemos ido tropezando y ponen de manifiesto el interés
de saber en qué abiertos se anulan las integrales de todas las funciones holomor-
fas sobre todos los caminos cerrados. Son, pues, estos abiertos (los simplemente
conexos) los más generales en los que el teorema de Cauchy es cierto —si no
queremos tener que restringir los ciclos sobre los que se integra.
Referencias básicas:
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).

104
Teorı́a global de Cauchy 105

7.2 CICLOS. HOMOLOGÍA.

Damos una definición “ingenua” de ciclo. Para una definición más rigurosa, aunque
menos intuitiva, ver Rudin, loc. cit., Def. 10.34, pp. 246–247.
Definición 7.1. Un ciclo  es una sucesión finita de caminos cerrados, distin-
tos o repetidos, que denotaremos por  = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], en la que no te-
nemos en cuenta el orden, de modo que dos ciclos  y   son iguales cuando
consten de los mismos caminos, aunque aparezcan reordenados (es decir,   =
[γσ (1) , γσ (2) , . . . , γσ (n) ] para alguna permutación σ ).
Denominaremos a γ1 , γ2 , . . . , γn los caminos que componen , y usaremos
la notación γ ∈  para indicar que γ es uno de los caminos que componen .
El soporte de un ciclo  = [γ1 , γ2 , . . . , γn ] es la unión de los soportes de γ1 ,
γ2 , . . . , γn :
sop  = sop γ1 ∪ sop γ2 ∪ · · · ∪ sop γn .
El soporte de un ciclo es evidentemente un conjunto compacto; por contra, no
es en general conexo (ejemplo:  = [γ1 , γ2 ] donde γ1 , γ2 son dos circunferencias
concéntricas distintas).
Por comodidad de lenguaje, diremos que un ciclo está contenido en un con-
junto para indicar que el soporte del ciclo está contenido en el conjunto.
Definición 7.2. Dado un ciclo  = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], el ciclo opuesto − es el ciclo
obtenido tomando los opuestos de los caminos que componen :

− = [−γ1 , −γ2 , . . . , −γn ].

La unión o suma de dos ciclos   = [γ1 , γ2 , . . . , γm ],   = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], es
el ciclo
  ∪   = [γ1 , γ2 , . . . , γm , γ1 , γ2 , . . . , γn ].

Definición 7.3. Integración sobre ciclos. Dada una función f continua sobre el
soporte de un ciclo  = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], se define
 n 
 
f = f = f.
 k=1 γk γ ∈ γ

Consecuentemente, el ı́ndice de un punto a ∈


/ sop  respecto de  es
 
1 dz
Ind (a) = = Indγ (a).
2πi  z−a γ ∈
106 Teorı́a global de Cauchy

Definición 7.4. Sea  un abierto no vacı́o de C y  un ciclo contenido en .


Diremos que  es homólogo a 0 respecto de , y pondremos
∼0 ()
si para todo a ∈ C \  es
Ind (a) = 0.
Cuando  consta de un solo camino γ , suele ponerse directamente γ ∼ 0 ().
Dos ciclos 1 y 2 contenidos en  se dicen homólogos respecto de ,
1 ∼ 2 (),
si para todo a ∈ C \  es
Ind1 (a) = Ind2 (a)
o, equivalentemente, si 1 ∪ (−2 ) ∼ 0 ().
Ejemplos. Consideremos 0 ≤ r < r1 < r2 < R y sea  = {z ∈ C : r < |z| < R}
el anillo de centro el origen con radio interior r y radio exterior R. Sea ahora
γ1 : t ∈ [0, 2π ] → γ1 (t) = r1 e−it ∈ C la circunferencia de centro el origen
y radio r1 orientada negativamente, γ2 : t ∈ [0, 2π] → γ2 (t) = r2 eit ∈ C la
circunferencia de centro el origen y radio r2 orientada positivamente. Entonces
 = [γ1 , γ2 ] es un ciclo homólogo a 0 respecto de , mientras que no lo son los
ciclos 1 = [γ1 ] ni 2 = [γ2 ]. Obviamente, el ciclo 1 es homólogo del ciclo −2
respecto de  (y −1 de 2 ).

7.3 TEOREMA HOMOLÓGICO DE CAUCHY

Lema 7.5. Si f ∈ H() y g está definida en  ×  por



f (z) − f (w)
g(z, w) = si w = z,
z−w
f  (z) si w = z
entonces g es continua en  × .
Demostración. Rudin, loc. cit., Lema 10.29, p. 243.
Teorema 7.6. Sea  un abierto no vacı́o del plano complejo y f ∈ H(). Sea 
un ciclo homólogo a 0 respecto de . Entonces:
para cada z ∈  \ sop 

1 f (w)
Ind (z) · f (z) = dw
2πi  w − z
(fórmula de Cauchy) y 
f (w) dw = 0.

(teorema homológico de Cauchy).
Teorı́a global de Cauchy 107

Demostración. Rudin, loc. cit., Teor. 10.35, pp. 248–249.


NOTA. Las demostraciones clásicas de este resultado eran bastante menos directas.
En su momento fue una sorpresa que J. D. Dixon publicara en 1971 la demostración
más simple y elemental que ahora se ha hecho estándar (Dixon, J. D.: A brief proof
of Cauchy’s integral theorem, Proc. Amer. Math. Soc. 29 (1971), 625–626).
Corolario 7.7. (Derivadas sucesivas). Sea  un abierto no vacı́o del plano com-
plejo y f ∈ H(). Sea  un ciclo homólogo a 0 respecto de . Entonces:
para cada z ∈  \ sop  y n ∈ N es

n! f (w)
Ind (z) · f (n) (z) = dw.
2πi  (w − z)n+1

Corolario 7.8. (Homologı́a e integración). Sea  un abierto no vacı́o del plano


complejo y , 1 , 2 sendos ciclos contenidos en . Entonces:
(i)  es homólogo a 0 respecto de  si y sólo si

f (w) dw = 0


para toda función f ∈ H().


(ii) 1 y 2 son homólogos respecto de  si y sólo si
 
f (w) dw = f (w) dw
1 2

para toda función f ∈ H().

Demostración. Las implicaciones directas son obvias a la vista del teorema ho-
mológico de Cauchy. Para obtener los recı́pocos, basta considerar para cada a ∈
/
la función f ∈ H() definida por

1
f (z) = .
z−a

Vemos ası́ que lo que realmente importa a la hora de integrar una función
holomorfa sobre un ciclo no es tanto el ciclo en cuestión como la clase de homologı́a
asociada a él (esta idea es la que se toma como guı́a en la definición de ciclo que
se da, por ejemplo, en Rudin, loc. cit.). En la práctica, este hecho permite muchas
veces simplificar cálculos, sustituyendo un ciclo complicado o ‘poco adaptado a la
función’ por otro homólogo más conveniente (o un camino cualquiera γ1 por otro
γ2 con los mismos extremos siempre que γ1 ∪ (−γ2 ) sea homólogo a 0).
108 Teorı́a global de Cauchy

7.4 CONEXIÓN SIMPLE

Definición 7.9. Diremos que un subconjunto no vacı́o  de C es simplemente


conexo si es una región tal que para todo ciclo  ⊆  y para toda f ∈ H() se
verifica 
f (z) dz = 0.


Evidentemente, esta última condición equivale a que la integral de toda f ∈


H() se anule sobre cualquier camino cerrado contenido en .
Teorema 7.10. (Caracterizaciones de la conexión simple). Sea  una región de
C. Las siguientes propiedades son equivalentes entre sı́:
(1)  es simplemente conexo.
(2) Todo camino cerrado γ contenido en  es homólogo a 0 respecto de .
(3) todo ciclo  contenido en  es homólogo a 0 respecto de .
(4) (Existencia de primitivas) Toda función f ∈ H() admite una primitiva en
, es decir, f = F  para alguna F ∈ H().
(5) (Existencia de armónica conjugada) Para toda función u armónica en  existe
f ∈ H() tal que u = e f en .
(6) (Existencia de logaritmos holomorfos) Para toda función f ∈ H() tal que
f (z) = 0 en todo z ∈  existe g ∈ H() tal que exp(g(z)) = f (z) para todo
z ∈ .
(7) (Existencia de raı́ces cuadradas holomorfas) Para toda función f ∈ H()
tal que f (z) = 0 en todo z ∈  existe g ∈ H() tal que g 2 (z) = f (z) para
todo z ∈ .

Demostración. Las implicaciones (2) ⇒ (3) ⇒ (1) ⇒ (4) son obvias o conse-
cuencia inmediata de resultados anteriores.
(4) ⇒ (5). Dada una función u armónica en  construimos la función h =
u x − i u y , que, por ser u armónica, cumple las condiciones de Cauchy-Riemann
y de diferenciabilidad y por tanto es holomorfa en . Si H es una primitiva de h
y U = e H , puesto que h = H  = Ux − i U y y  es conexo debe existir una
constante C ∈ R tal que u = U + C. La función f = H + C es entonces una
función holomorfa en  tal que e f = u.
(5) ⇒ (6). Dada f ∈ H() tal que f (z) = 0 en todo z ∈ , pongamos u = e f ,
1  
v = m f . Es fácil comprobar que α = ln | f | = ln u 2 + v 2 es una función
2
armónica
 h en , luego existirá h ∈ H() tal que e h = α = ln | f |. Pero entonces
e  = e e h
= | f |, con lo cual
 h
e 
 =1
 f 
Teorı́a global de Cauchy 109

y por tanto la función eh / f , holomorfa y no nula en la región , debe mantenerse


constante. Si c es el valor de esa constante, g = h −Log c es una función holomorfa
en  para la que
eh
e g = eh−Log c = = f.
c
(6) ⇒ (7). Dada f ∈ H() tal que f (z) = 0 en todo z ∈ , si para alguna
g ∈ H() es e g = f , para la función holomorfa
1
h = e2g
es h 2 = e g = f .
(7) ⇒ (2). Sea a ∈ /  y γ un camino cerrado contenido en . La función f ∈ H()
definida por f (z) = z−a no se anula en , luego existe f 1 ∈ H() tal que f 12 = f .
Reiterando, se encuentra para cada n ∈ N una f n ∈ H() tal que f n2 = f n−1 y ası́
n
( f n )2 = f, n ∈ N.
Derivando
−1
f n = 1,
n
2n ( f n )2 n ∈ N,
con lo cual
f n (z) 1 1
2n = = , n ∈ N, z ∈ .
f n (z) f (z) z−a
Se sigue que para todo n ∈ N ha de ser
  
1 1 1 dz 1 f n (z) 1 dw
Ind γ (a) = = dz =
2n 2n 2πi γ z − a 2πi γ f n (z) 2πi fn ◦γ w
= Ind fn ◦γ (0) ∈ Z,
lo que sólo es posible si Indγ (a) = 0.
Observaciones.
(1) Nótese que para que  no sea simplemente conexo es, pues, necesario y sufi-
ciente que haya al menos una función holomorfa en  que no tenga primitiva.
(2) Se pueden añadir equivalencias a la lista anterior (cf. Rudin, loc. cit., Teor.
13.11, pp. 311 y ss.). De momento, daremos una descripción geométrico-
topológica de los conjuntos simplemente conexos de C.
Esta nueva caracterización necesita un lema previo, fácil de visualizar pero
de demostración un tanto enrevesada. Se trata de construir un ciclo que rodee a
un compacto K contenido en un abierto . La idea básica consiste en tomar una
colección finita de segmentos que constituye la frontera de una ‘imagen digitali-
zada de K ligeramente ampliada’. El punto delicado de la demostración está en
comprobar que estos segmentos se pueden organizar para formar un ciclo respecto
del cual los puntos de K resulten tener ı́ndice 1 y los puntos fuera de  tengan
ı́ndice 0.
110 Teorı́a global de Cauchy

Lema 7.11. Sea  un abierto no vacı́o de C y sea K un conjunto compacto contenido


en . Existe entonces un ciclo  en  \ K tal que
(1) para a ∈/  se tiene Ind (a) = 0, es decir,

∼0 (),

(2) para cada z ∈ K


Ind (z) = 1.

Demostración. Ver Rudin, loc. cit., Sección 13.4 y Teor. 13.5., pp. 304–306.
Dado que Ind (z) = 1 para z ∈ K , está justificada la expresión “ rodea a
K en ”; en cierto modo, podrı́amos decir que K queda ‘en el interior’ de  y el
complementario de  en ‘el exterior’ de . El ciclo  sirve como ‘contorno’ de K
en diferentes contextos, no sólo en la teorı́a de funciones holomorfas.
Teorema 7.12. Sea  una región de C. Entonces  es simplemente conexo si y sólo
si C∞ \  es conexo en la esfera de Riemann C∞ .

Demostración. Si C∞ \  es conexo,  es simplemente conexo. En efecto: tome-


mos un ciclo cualquiera  contenido en . El conjunto C \ sop  tendrá una
colección finita o numerable de componentes conexas, todas ellas acotadas excepto
una que denotaremos por B. Entonces, las componentes conexas de C∞ \ sop 
serán las componentes acotadas de C \ sop  más B ∪ {∞}. Dado que C∞ \ 
es conexo y está contenido en C∞ \ sop , necesariamente C∞ \  ⊆ B ∪ {∞},
o lo que es lo mismo C \  ⊆ B. Puesto que el ı́ndice respecto de  es 0 en B,
componente no acotada de C \ sop , en particular para cualquier a ∈ C \  ⊆ B
se tiene Ind (a) = 0.
Para demostrar el recı́proco, probaremos que si C∞ \  no es conexo,  no
puede ser simplemente conexo.
Supongamos, pues, que C∞ \  no sea conexo, con lo que existirán conjuntos
A y B no vacı́os disjuntos cerrados en C∞ tales que C∞ \  = A ∪ B. Sea ∞ ∈ B:
entonces A ⊆ C es acotado (en caso contrario, ∞ ∈ A = A), luego compacto,
contenido en C∞ \ B que es un abierto de C. Según el lema anterior en estas
condiciones existe un ciclo  contenido en (C∞ \ B) \ A =  tal que Ind (a) = 1
para todo a ∈ A. Pero A ⊆ C \ , con lo que  no es homólogo a 0 respecto de
 y  no es simplemente conexo.
Este resultado se traduce en lenguaje coloquial en que “los conjuntos simple-
mente conexos de C son los que no tienen agujeros”, mirando como “agujeros” de
 las componentes acotadas de C∞ \ .
Teorı́a global de Cauchy 111

Ejemplos.
(1) Son conjuntos simplemente conexos todos los abiertos estrellados (en parti-
cular, C, C \ (−∞, 0], los discos, todos los abiertos convexos, . . . )
(2) ¿Puede dar el lector un ejemplo de abierto simplemente conexo no estrellado?
(Hay muchos ejemplos sencillos)
(3) Aunque son abiertos conexos, no son simplemente conexos los anillos
D(a; r, R) = {z ∈ C : r < |z − a| < R},
a ∈ C, 0 ≤ r < R ≤ +∞. En particular, C \ {0} no es simplemente conexo.
(4) En relación con lo anterior, ¿qué puede decirse del abierto
D(0; r, R) \ [r, R]
si 0 < r < R < +∞?

Comentario final: homotopı́a. No podemos tratar la conexión simple sin nom-


brar al menos su caracterización más importante quizá desde el punto de vista
estrictamente topológico, que se expresa en términos de homotopı́a. El concepto
de homotopı́a se define mediante conceptos puramente topológicos, lo que permite
hablar de conjuntos simplemente conexos en espacios topológicos arbitrarios.
Dado un espacio topológico X , una curva en X es, como sabemos, una apli-
cación continua de un intervalo compacto de R en X . Supongamos que tenemos dos
curvas γ0 y γ1 , parameterizadas en el intervalo I = [0, 1], cerradas (γ0 (0) = γ0 (1),
γ1 (0) = γ1 (1)). Se dice que γ0 y γ1 son homótopas si existe una aplicación continua
H : I × I → X tal que para s, t ∈ I cualesquiera se verifica
H (s, 0) = γ0 (s), H (s, 1) = γ1 (s), H (0, t) = H (1, t).
Intuitivamente, que γ0 y γ1 sean homótopas corresponde a que podamos deformar
γ0 con continuidad dentro de X para transformarla en γ1 , siendo γt = H (·, t) las
curvas intermedias en la deformación.
Si toda curva cerrada γ es homótopa en X a una curva constante, se dice que
X es simplemente conexo.
En esta definición, entonces, los conjuntos simplemente conexos son aquellos
en los que toda curva cerrada se puede deformar con continuidad dentro del conjunto
hasta reducirla a un punto. No es evidente que para subconjuntos del plano esto
sea exactamente lo mismo que todo camino cerrado no dé ninguna vuelta alrede-
dor de los puntos que no pertenecen al conjunto (caracterización homológica), o
que el conjunto ‘no tenga agujeros’. Un estudio de la relación entre homotopı́a
y homologı́a en C, entre homotopı́a e integración, y la prueba de la equivalencia
entre la definición homotópica de la conexión simple y las anteriores puede verse
en Rudin, loc. cit., Sección 10.38, pp. 251–253, y en Conway, loc. cit., Cap. IV,
Sec. 6, pp. 87–95.
CAPÍTULO 8

Ceros y singularidades.
Series de Laurent.
8.1 INTRODUCCIÓN

Los polinomios son el ejemplo extremo de la importancia que puede llegar a tener
el conocimiento de los ceros de una función en la determinación y el manejo
de la misma. Sin llegar a tanto, para las funciones holomorfas el estudio de sus
ceros es también un aspecto importante de su tratamiento, y en la primera sección
de este capı́tulo recogeremos información ya conocida (para funciones analı́ticas,
que como sabemos coinciden con las holomorfas), añadiendo algunas propiedades
sencillas que no agotan el tema: especialmente para funciones enteras, quedan pen-
dientes resultados importantes, algunos de los cuales se tratarán el curso próximo.
Estamos constatando a lo largo de todo el curso que las funciones holomorfas
se comportan maravillosamente si las comparamos con las funciones a las que nos
hemos enfrentado en cursos anteriores. ¿Podemos seguir sacando partido de nues-
tros métodos actuales si permitimos que las funciones presenten alguna ‘anomalı́a’
en algunos puntos? ¿Qué se mantiene y cuánto se pierde? Contestar a esta pregunta
es el propósito del estudio de los puntos singulares aislados de las funciones holo-
morfas. Nos limitaremos primero a establecer una clasificación de los mismos en
tres tipos, viendo de qué manera tan distinta afecta al comportamiento local de la
función la presencia de una singularidad aislada de cada uno de estos tipos.
Un ejemplo de funciones que tienen solamente singularidades aisladas en un
abierto son los cocientes de funciones holomorfas (supuesto que el denominador
no se anule en ninguna componente conexa). Este es un caso particular impor-
tante de función meromorfa, concepto que introducimos en la siguiente sección,
examinando de momento únicamente sus propiedades algebraicas.
Estudio aparte merece el punto del infinito. Para las funciones holomorfas que
tienen una singularidad aislada en ∞, averiguaremos cómo su comportamiento en
este punto puede en algunos casos suministrar una información adicional intere-
sante sobre la función.
Por último, en la parte final de este capı́tulo, veremos un importante teorema
de Laurent que generaliza el desarrollo en serie de Taylor de una función holomorfa
en un disco, probando que si una función es holomorfa en una corona circular (en

112
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 113

particular, en un disco privado de su centro), la función se puede representar como


suma de una serie de Laurent, que es una serie de potencias con exponentes enteros
cualesquiera y no sólo con exponentes enteros no negativos, como son las series de
Taylor. Comprobaremos que las series de Laurent permiten ası́ mismo caracterizar
los diferentes tipos de singularidades aisladas, y concluiremos con unos ejercicios
que muestran cómo hallar desarrollos de Laurent de algunas funciones concretas,
un buen banco de pruebas para los recursos adquiridos hasta el momento.

Referencias básicas:
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).
— Duncan, J.: The elements of complex analysis. Wiley, London (1968).
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).

8.2 CEROS DE UNA FUNCIÓN HOLOMORFA

Un polinomio no puede tener infinitos ceros sin ser idénticamente nulo. La situación
es algo menos drástica cuando pasamos a funciones holomorfas: conocemos fun-
ciones no nulas, como el seno y el coseno, que tienen infinitos ceros. Esto no
significa que no haya restricciones severas sobre los posibles ceros de una función
holomorfa no nula. Una vez que hemos probado la identidad entre las funciones
holomorfas y las funciones analı́ticas, el principio de prolongación analı́tica nos
informa de que el conjunto de ceros de una función holomorfa no nula, si su do-
minio es conexo, no puede poseer puntos de acumulación dentro del dominio. Esto
no significa que no pueda haber puntos de acumulación de ceros: por ejemplo, la
función sen(π/z) es holomorfa en C \ {0} y se anula en los puntos 1/k, k ∈ Z
(en este caso 0 es un punto de acumulación de ceros); lo que sucede es que, si el
conjunto de ceros tiene puntos de acumulación, éstos deberán estar en la frontera
del dominio. Podemos sacar algunas consecuencias inmediatas de este hecho.
Proposición 8.1. Sea  una región de C y f ∈ H() no idénticamente nula.
Denotemos por Z f el conjunto de ceros de f , es decir, Z f = f −1 (0). Entonces
(1) Z f es un conjunto discreto.
(2) Para cualquier conjunto compacto K ⊆ , Z f ∩ K es finito o vacı́o.
(3) Z f es un conjunto contable (finito o numerable).

Demostración.
(1) Que Z f es un conjunto discreto significa que para cada punto a de Z f se puede
encontrar un r > 0 tal que z ∈/ Z f si 0 < |z − a| < r , o lo que es igual, que
ningún punto de Z f es punto de acumulación de Z f .
114 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

(2) Si Z f ∩ K tuviese infinitos puntos, por la compacidad de K tendrı́a al menos


un punto de acumulación en K ⊆  y por tanto Z f tendrı́a al menos un punto
de acumulación en .
(3)  puede ponerse como unión numerable de compactos,  = ∪n K n para
alguna sucesión (K n ) de compactos. Entonces Z f = ∪n (Z f ∩ K n ) y cada
Z f ∩ K n es finito o vacı́o.
Definición 8.2. Sea  un abierto de C y f ∈ H(). Dado a ∈ , diremos que a
es un cero de orden k de f si k ∈ N es tal que
f (a) = f  (a) = . . . = f (k−1) (a) = 0, f (k) (a) = 0.
Nótese que para que exista tal k, es necesario y suficiente que a sea un cero
de f y que f no se anule en la componente conexa de  que contiene a a; dicho
de otra forma, que a sea un cero aislado de f .
Proposición 8.3. Sea  un abierto de C, a ∈ , k ∈ N y f ∈ H(). Las siguientes
propiedades son equivalentes entre sı́:
(1) a es un cero de f de orden k.
(2) En un disco D(a; r ) ⊆  es


f (z) = an (z − a)n , z ∈ D(a; r ),
n=k
con ak = 0.
(3) Existe una función g ∈ H() tal que g(a) = 0 y
f (z) = (z − a)k g(z)
para todo z ∈ .
Demostración.
(1) ⇒ (2) Expresar los coeficientes del desarrollo de Taylor de f en a mediante
las derivadas de f en a.
(2) ⇒ (3) La función g definida en  por

f (z)
g(z) = (z − a)k si z = a
ak si z = a
es claramente holomorfa en  \ {a} y en a es analı́tica (luego holomorfa), puesto
que para todo z ∈ D(a; r ) es
 ∞
g(z) = an (z − a)n ,
n=k
y por tanto cumple las condiciones de (3).
(3) ⇒ (1) Basta calcular las derivadas sucesivas de f y aplicar la definición de
orden de un cero.
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 115

8.3 SINGULARIDADES AISLADAS

En algunos textos (p. ej. Duncan, ob. cit., p. 63), dado un abierto  y una función
f :  → C se dice que un punto a ∈  es un punto regular para f o que f tiene
en a un punto regular si existe un r > 0 tal que D(a; r ) ⊆  y f es derivable
en cada punto de D(a; r ). Los puntos que no son regulares se denominan puntos
singulares. En esta sección estudiaremos un tipo especial de puntos singulares, que
denominaremos singularidades aisladas.

Definición 8.4. Sea a ∈ C. Decimos que una función f tiene una singularidad
aislada en a si f no es derivable en a pero existe un r > 0 tal que f es holomorfa
en
D∗ (a; r ) = {z ∈ C : 0 < |z − a| < r }.

Clasificación de las singularidades aisladas. Podemos distinguir entre las siguien-


tes situaciones:
(1) existe limz→a f (z) ∈ C. Se dice entonces que f tiene en a una singularidad
evitable o que a es una singularidad evitable de f .
(2) existe limz→a f (z) = ∞. Se dice entonces que f tiene en a un polo o que a
es un polo de f .
(3) no existe limz→a f (z) en C∞ . Se dice entonces que f tiene en a una singu-
laridad esencial o que a es una singularidad esencial de f .
Ejemplos.
(1) Hay muchas funciones holomorfas (no enteras) sin singularidades aisladas.
Ejemplo sencillo: el logaritmo principal Log z, para el que son puntos regulares
todos los de C \ (−∞, 0] y singulares todos los de (−∞, 0].
(2) Todos los puntos en los que no está definida la función f dada por

z
f (z) =
ez − 1

son singularidades aisladas. En z = 0 tiene una singularidad evitable. Los


puntos de la forma z = 2kπi, k ∈ Z \ {0}, son polos de f .
(3) La función f dada por
f (z) = e1/z

tiene una singularidad esencial en z = 0.


Observación. El conjunto S f de singularidades aisladas de una función f es
discreto y contable (incluı́da la posibilidad de que sea vacı́o).
116 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

Proposición 8.5. Sea  un abierto no vacı́o de C, a ∈  y f ∈ H( \ {a}).


Entonces
(1) Si a es una singularidad evitable de f , la función f˜ definida por

f (z) si z ∈  \ {a}
f˜(z) =
limz→a f (z) si z = a

es holomorfa en .
Recı́procamente, si f admite una extensión holomorfa en , tiene en a una
singularidad evitable.
(2) Si para algún r > 0 la función f se mantiene acotada en D∗ (a; r ) =
{z ∈ C : 0 < |z − a| < r }, entonces f tiene una singularidad evitable en f .

Demostración. (1) f˜ es holomorfa en  \ {a} y continua en , luego holomorfa


en . El recı́proco es obvio.
(2) Ya se probó que, en estas condiciones, f admite una extensión holomorfa en
D(a; r ).
La primera parte de la proposición anterior justifica el nombre de singularidad
evitable. Nótese que si f tiene en a una singularidad evitable, o bien f no está
definida en a o bien f no es continua en a.
Definición 8.6. (Orden de un polo). Sea a un polo de una función f . Entonces la
1
función tiene en a una singularidad evitable y lı́mite nulo, de manera que para
f
algún δ > 0 la función

1/ f (z) si 0 < |z − a| < δ
h(z) =
0 si z = a
es holomorfa en D(a; δ).
Si h tiene en a un cero de orden k, diremos que f tiene en a un polo de orden
k o que a es un un polo de orden k de f .
Los polos de orden 1 se llaman polos simples; los de orden mayor que 1, polos
múltiples (dobles, triples, . . . )
Proposición 8.7. Sea  un abierto no vacı́o de C, a ∈  y f ∈ H( \ {a}). Las
siguientes propiedades son equivalentes:
(1) f tiene en a un polo de orden k;
(2) existe limz→a (z − a)k f (z) ∈ C \ {0}, y en consecuencia

limz→a (z − a)n f (z) = ∞ si 0 ≤ n < k,
limz→a (z − a)n f (z) = 0 si n > k;
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 117

(3) existe una función g ∈ H() tal que g(a) = 0 y


g(z)
f (z) =
(z − a)k
para cada z ∈  \ {a};
(4) existen coeficientes A j (1 ≤ j ≤ k), an (n ∈ N ∪ {0}), unı́vocamente deter-
minados, con Ak = 0, y un r > 0, tales que
Ak A2 A1 

f (z) = + ··· + + + an (z − a)n
(z − a) k (z − a) 2 z − a n=0

siempre que 0 < |z − a| < r .


Ak A2 A1
(La función racional S( f ; a)(z) = +· · ·+ + se denomina
(z − a)k (z − a)2 z − a
parte singular o parte principal de f en a.)
Demostración. (1) ⇒ (2) Yendo a la definición, h(z) = (z − a)k g(z) para alguna
función g holomorfa en D(a; δ) con g(a) = 0, y limz→a (z − a)k f (z) = 1/g(a).
(2) ⇒ (1) Si h es como en la definición, resulta h(z) = (z − a)k g(z) para g dada
por 
 h(z) = 1
si 0 < |z − a| < δ
g(z) = (z − a)k (z − a)k f (z)


1/ limz→a (z − a)k f (z) si z = a,
que es holomorfa en D(a; δ) y no nula en a.
(2) ⇒ (3) La función dada por (z − a)k f (z) tiene una singularidad evitable en a.
(3) ⇒ (4) Para algún r > 0 puede ponerse


g(z) = cn (z − a)n , |z − a| < r,
n=0

luego
c0 ck−2 ck−1 

f (z) = + ··· + + + ck+n (z − a)n
(z − a) k (z − a) 2 z − a n=0

siempre que 0 < |z − a| < r .


Puesto que g está unı́vocamente determinada por f , hay unicidad para los
coeficientes.
(4) ⇒ (2) Evidente.
Observación. Según el resultado anterior, la función f − S( f ; a) tiene en a una
singularidad evitable. Además, el orden de a como polo de f es el menor valor de
n tal que (z − a)n f (z) tiene una singularidad evitable en a.
118 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

NOTA. Cuando f es una función racional, sólo tiene en C un número finito de


singularidades que son polos. Separando repetidamente la parte singular en cada
uno de ellos, encontramos la descomposición de f en fracciones simples (v. detalles
en Conway, ob. cit., pp. 105–106.)
Finalmente, para singularidades esenciales, tenemos la siguiente caracteri-
zación en términos de los valores de la función:
Teorema 8.8. (Teorema de Casorati-Weierstrass). Sea  un abierto no vacı́o de
C, a ∈  y f ∈ H( \ {a}). Las siguientes propiedades son equivalentes:
(1) a es una singularidad esencial de f .
(2) f (U ) = C para todo entorno reducido U ⊆  \ {a} de a.
(3) Para todo w ∈ C se puede encontrar (z n ) en  \ {a} tal que z n → a y
f (z n ) → w.
Demostración.
(1) ⇒ (2) En caso contrario existirı́an r > 0, δ > 0 y w ∈ C tales que | f (z)−w| >
δ para todo z ∈ D∗ (a; r ). Entonces, la función g dada por
1
g(z) = , z ∈ D∗ (a; r ),
f (z) − w
es holomofa y acotada en D∗ (a; r ), con lo cual puede extenderse a una función g̃
holomorfa en D(a; r ).
Si fuese g̃(a) = 0, se deduce que f estarı́a acotada en un entorno de a, y en
consecuencia a serı́a una singularidad evitable de f .
Pero si g̃ tiene en a un cero de orden k ≥ 1, podrı́amos escribir
g̃(z) = (z − a)k g1 (z), z ∈ D(a; r ),
para una función g1 holomorfa en D(a; r ) con g1 (a) = 0; por tanto


 1 1
lim (z − a)k f (z) = lim (z − a)k w + = ∈ C \ {0},
z→a z→a g1 (z) g1 (a)
con lo cual a serı́a un polo de orden k de f .
(2) ⇒ (3) Evidente.
(3) ⇒ (1) Es claro que en esta hipótesis no existe limz→a f (z), ni finito ni infinito.
Se sabe mucho más: si a es una singularidad esencial de f , en cualquier
entorno reducido de a la función f alcanza todos los valores complejos, excepto
uno a lo más. Este es el llamado ‘teorema grande de Picard’, ver Rudin, ob. cit., pp.
376–377. (Más fácil de probar es el ‘teorema pequeño de Picard’, que establece que
cada función entera no constante alcanza cualquier valor complejo, excepto uno a
lo más. La función exponencial ilustra que este es el mejor resultado esperable.)
Las demostraciones de estos teoremas requieren herramientas más poderosas que
las que disponemos por ahora.
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 119

8.4 FUNCIONES MEROMORFAS

Las funciones cuyas únicas singularidades son polos aparecen con frecuencia su-
ficiente como para merecer un nombre especial.

Definición 8.9. Diremos que una función f es meromorfa en un abierto  si en


cada punto de  o bien f es holomorfa o bien tiene un polo; dicho de otra forma,
si existe un conjunto Pf ⊆  tal que
(1) Pf no tiene puntos de acumulación en ;
(2) f ∈ H( \ Pf );
(3) f tiene un polo en cada punto de Pf .

Como Pf es un subconjunto discreto de , para cada compacto K ⊆ 


el conjunto K ∩ Pf es finito, lo que implica que Pf es finito o numerable. Está
incluida la posibilidad Pf = ∅, con lo cual las funciones holomorfas son ejemplos
de funciones meromorfas. También lo son las funciones racionales.
El conjunto de las funciones meromorfas en  lo denotaremos por M().
Nótese que una función es meromorfa en un abierto si lo es en cada componente
conexa del abierto. Supuesto  conexo, son ejemplos de funciones meromorfas en
 los cocientes de funciones analı́ticas (con denominador no nulo, por descontado):
de hecho, esta es la única forma de obtener funciones meromorfas en abiertos
conexos, si bien la demostración de esta afirmación requiere conocer primero la
posibilidad de construir funciones holomorfas con ceros prefijados y orden de los
ceros igualmente prefijado (teorema de factorización de Weierstrass, que se probará
el próximo curso).
Por el momento, nos limitaremos a comprobar el siguiente resultado.

Proposición 8.10. Dado un abierto no vacı́o  en C, el conjunto M() de las


funciones meromorfas en  es un álgebra sobre C respecto de las operaciones
usuales con funciones. Si además  es conexo, M() es un cuerpo conmutativo.

Demostración. Es una verificación rutinaria, basada en las factorizaciones asocia-


das a polos y ceros que caracterizan el orden de los mismos.

Observaciones.
(1) El comentario hecho anteriormente indica que si  es una región, M() es
el cuerpo de cocientes del dominio H().
(2) Cuando  no es conexo, M() no es un cuerpo: por ejemplo, si  = A ∪ B
con A, B abiertos no vacı́os disjuntos, la función f que vale 1 en A y 0 en
B está en M() [de hecho, en H()] y no tiene inverso en M() [es un
divisor de cero en H()].
120 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

8.5 SINGULARIDADES EN EL INFINITO

Definición 8.11. Diremos que ∞ es una singularidad aislada de una función f si


existe R > 0 tal que f ∈ H(A R ), donde A R = {z ∈ C : |z| > R}.
Podemos establecer una clasificación similar a la considerada para singulari-
dades finitas.
Definición 8.12. Supongamos que ∞ es una singularidad aislada de una función
f . Entonces:
(1) Se dice que f tiene en ∞ una singularidad evitable o que ∞ es una singu-
laridad evitable de f si existe

lim f (z) ∈ C.
z→∞

(2) Se dice que f tiene en ∞ un polo o que ∞ es un polo de f si

lim f (z) = ∞.
z→∞

(3) Se dice que f tiene en ∞ una singularidad esencial o que ∞ es una singu-
laridad esencial de f si no existe limz→∞ f (z) en C∞ .

Ejemplos.
(1) f (z) = 1/z tiene una singularidad evitable en ∞.
(2) todo polinomio no constante tiene un polo en ∞.
(3) f (z) = e z tiene una singularidad esencial en ∞.
(4) f (z) = 1/ sen z no tiene una singularidad aislada en ∞.
8.13. Estudio de singularidades en el infinito. Si para algún R > 0 es f ∈ H(A R ),
donde como antes A R = {z ∈ C : |z| > R}, la función f ∗ definida por
1

f (z) = f
z
es holomorfa en D∗ (0; 1/R), con lo que 0 es una singularidad aislada para f ∗ . Esto
permite reducir el estudio de las singularidades en ∞ al estudio de singularidades
aisladas en 0. Por ejemplo, es inmediato que f tiene una singularidad evitable en ∞
(o un polo, o una singularidad esencial) si y sólo si f ∗ tiene en 0 una singularidad
evitable (o un polo, o una singularidad esencial).
Sobre esta base podemos estudiar con mayor detalle las singularidades en ∞.
Definición 8.14. Diremos que f tiene en ∞ un polo de orden k o que ∞ es un
polo de orden k de f si 0 es un polo de orden k de la función f ∗ definida por
f ∗ (z) = f (1/z).
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 121

Como consecuencia de las definiciones y de los resultados previos sobre polos,


podemos enunciar:
Proposición 8.15. Supongamos que ∞ es una singularidad aislada para una
función f . Las siguientes propiedades son equivalentes:
(1) f tiene en ∞ un polo de orden k;
f (z)
(2) existe limz→∞ k ∈ C \ {0};
z
(3) existen un R > 0 y una función g holomorfa en A R = {z ∈ C : |z| > R} con
limz→∞ g(z) ∈ C \ {0} y que verifica

f (z) = z k g(z)

para cada z ∈ A R .
(4) existen coeficientes A j (1 ≤ j ≤ k), an (n ∈ N ∪ {0}), con Ak = 0,
unı́vocamente determinados, y un R > 0, tales que


an
f (z) = Ak z + · · · + A1 z +
k

n=0
zn

siempre que |z| > R.


(El polinomio Ak z k + · · · + A1 z se denomina parte singular o parte principal de
f en ∞.)
Teorema 8.16. (de Casorati-Weierstrass para singularidad infinita). Supongamos
que ∞ es una singularidad aislada para una función f . Las siguientes propiedades
son equivalentes:
(1) ∞ es una singularidad esencial de f .
(2) f (U ) = C para todo entorno reducido U de ∞.
(3) Para todo w ∈ C se puede encontrar (z n ) en el dominio de f tal que z n → ∞
y f (z n ) → w.
Es conveniente extender el concepto de función meromorfa a funciones defini-
das en abiertos del plano complejo ampliado C∞ que contengan al punto del infinito.
Definición 8.17. Sea  un abierto de C tal que C\ D(0; R) ⊆  para algún R > 0,
es decir, tal que ∞ =  ∪ {∞} sea un abierto en C∞ . Diremos que f :  → C
es meromorfa en ∞ , en sı́mbolos f ∈ M(∞ ), si f es meromorfa en  y tiene
en ∞ una singularidad evitable o un polo.

Proposición 8.18.
(1) Si f es una función entera y meromorfa en C∞ , entonces f es un polinomio.
(2) f ∈ M(C∞ ) si y sólo si f es una función racional.
122 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

Demostración.
(1) Si ∞ es una singularidad evitable, f serı́a constante por el teorema de Liouville.
Supongamos, pues, que es un polo de orden k. Entonces

f (z)
lim ∈ C \ {0}
z→∞ zk

y por tanto existen R, M > 0 tales que

| f (z)| ≤ M |z|k , |z| > R;

en consecuencia (generalización del teorema de Liouville) f es un polinomio de


grado ≤ k.
(2) Observemos primero que si f ∈ M(C∞ ), sólo puede tener un número finito
de polos en C para que ∞ sea una singularidad aislada.
Sean, pues, a1 , . . . , an los polos finitos de f y k1 , . . . , kn sus respectivos
órdenes y sea ∞ un polo de orden k0 para f . Se sigue que la función

(z − a1 )k1 · · · (z − an )kn f (z)

se puede extender a una función g holomorfa en C (es decir, entera) que tendrá en
∞ un polo de orden k = k0 + k1 + · · · + kn , con lo cual g es un polinomio de grado
≤ k según acabamos de probar, luego

g(z)
f (z) =
(z − a1 )k1 · · · (z − an )kn

es una función racional.

Corolario 8.19. Si f es una función entera, o es constante o f (C) = C.

Demostración. Si f es entera, ∞ es evidentemente una singularidad aislada para


f.
— Si ∞ es evitable, de modo que existe limz→∞ f (z) ∈ C, f es constante por el
teorema de Liouville.
— Si ∞ es un polo, f es un polinomio (resultado anterior) y f (C) = C.
— Si ∞ es una singularidad esencial, f (C) = C por el teorema de Casorati-
Weierstrass.
NOTA. De hecho, como ya hemos comentado, si f es una función entera no constante
es cierto que su imagen f (C) es todo C salvo un punto a lo más.
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 123

8.6 SERIES DE LAURENT

Fijemos la notación D(a; r, R) para la corona {z : r < |z − a| < R}, donde


0 ≤ r < R ≤ +∞.

Lema 8.20. Sea (an ) una sucesión de números complejos y r = lim sup n |an |.
Entonces


(1) la serie an (z − a)−n es absolutamente convergente en cada punto de la
n=1
corona D(a; r, +∞) y converge uniformemente en los subconjuntos com-
pactos de D(a; r, +∞);
(2) en el disco D(a; r ) la serie no converge (en a ni siquiera está definida);
(3) la función f definida en D(a; r, +∞) por


f (z) = an (z − a)−n
n=1

es holomorfa.


Demostración. Sabemos que la serie an wn converge absolutamente en cada
n=1
w ∈ D(0; 1/r ), no converge si |w| > 1/r , y que define en D(0; 1/r ) una función
holomorfa g(w). Tomando w = 1/(z −a), se deducen las tesis del enunciado salvo
la convergencia uniforme sobre compactos de D(a; r, +∞). Pero si K es un sub-
conjunto compacto de D(a; r, +∞), existirá un R > r tal que K ⊆ D(a; R, +∞)
(¿por qué?), de manera que para todo z ∈ K será

∞    ∞
an (z − a)−n  ≤ |an | R −n < +∞,
n=1 n=1

luego la serie converge uniformemente en K por el criterio M de Weierstrass.

NOTA. Si r = +∞, la serie no converge en ningún punto. Si r = 0, converge en


C \ {a}.
Definición 8.21. (Series doblemente infinitas). Dada una sucesión (z n )n∈Z de

∞ 

números complejos, si las series zn y z −n convergen, diremos que la serie
n=0 n=1


z n converge, en cuyo caso su suma es el número complejo
n=−∞


∞ 
∞ 

zn = zn + z −n .
n=−∞ n=0 n=1
124 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
 

∞ 
N
Obsérvese que si z n converge, la sucesión de sumas simétricas zn
n=−∞ n=−N
es convergente con lı́mite igual a la suma de la serie, pero que este lı́mite puede
existir sin que la serie sea convergente; por ejemplo, si z 0 = 0 y z n = 1/n para
n = 0.
∞ ∞
Diremos que la serie z n converge absolutamente si las dos series zn
n=−∞ n=0


y z −n convergen absolutamente.
n=1
De manera análoga, dada ( f n )n∈Z , donde las f n son funciones complejas
 ∞
definidas en un conjunto S ⊆ C, diremos que la serie f n converge (puntual-
n=−∞
mente, uniformemente, uniformemente sobre compactos de S) si y sólo si las dos

∞ 

series fn y f −n convergen (puntualmente, uniformemente, uniformemente
n=0 n=1
sobre compactos de S)

NOTA. Aunque hemos dividido la serie en dos trozos separando los n ≥ 0 y los
n < 0, es evidente que la separación puede llevarse a cabo en cualquier otro
ı́ndice, pues se trata de añadir o quitar un número finito de sumandos al trozo
correspondiente.
Definición 8.22. (Series de Laurent). Llamaremos serie de Laurent centrada en
a a toda serie de la forma
∞
an (z − a)n .
n=−∞

Proposición 8.23. Dada una serie de Laurent centrada en a




an (z − a)n ,
n=−∞

sean −1
 
R1 = lim sup n |a−n |, R2 = lim sup |an |
n
.

Entonces:
(1) la serie converge absolutamente en cada punto de la corona D(a; R1 , R2 ), a
la que denominaremos corona de convergencia, y converge uniformemente
en los subconjuntos compactos de D(a; R1 , R2 );
/ D(a; R1 , R2 ) exterior a la corona;
(2) la serie no converge en ningún punto z ∈
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 125

(3) R1 y R2 son los únicos valores en [0, +∞] para los que se cumplen las
propiedades (1) y (2);
(4) la función f definida en D(a; R1 , R2 ) como suma de la serie



f (z) = an (z − a)n
n=−∞

es holomorfa en D(a; R1 , R2 ), y su derivada está dada en cada punto por




f (z) = n an (z − a)n−1 .
n=−∞

NOTA. El enunciado anterior tiene pleno sentido si R1 < R2 . En caso contrario,


D(a; R1 , R2 ) es vacı́o. Si R1 > R2 , no hay convergencia para la serie en ningún
punto. Si R1 = R2 , ¿cuál es la situación?
Teorema 8.24. (Teorema de Laurent). Sea f una función holomorfa en una corona
D(a; R1 , R2 ) [a ∈ C, 0 ≤ R1 < R2 ≤ +∞]. Entonces:
(1) f puede representarse en D(a; R1 , R2 ) como suma de una serie de Laurent



f (z) = an (z − a)n
n=−∞

que converge absolutamente en cada z ∈ D(a; R1 , R2 ) y converge uniforme-


mente en cada compacto contenido en D(a; R1 , R2 ) o, equivalentemente, en
cada corona D(a; r1 , r2 ) para la que R1 < r1 < r2 < R2 .
(2) Los coeficientes de la serie están dados por la fórmula

1 f (z)
an = dz,
2πi γ (z − a)n+1

donde γ es cualquier circunferencia (orientada positivamente) de centro a y


radio r , con R1 < r < R2 .
(3) La serie está unı́vocamente determinada por f .

Nos referiremos a la serie como al desarollo en serie de Laurent de f . La tesis (1)


afirma la existencia de desarrollo en la corona, y la (3) su unicidad, mientras que
(2) proporciona (teóricamente, al menos) una manera de calcular los coeficientes
del desarrollo.
126 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

Demostración. (Cf. Conway, ob. cit., pp. 107–108.)


Unicidad. Si existe la representación de (1), D(a; R1 , R2 ) estará contenida
en la corona de convergencia de la serie, y ésta convergerá uniformemente en cada
compacto contenido en D(a; R1 , R2 ). Si γ = ∂ D(a; r ) con R1 < r < R2 , sop γ
es uno de tales compactos, luego podremos integrar la serie término a término para
obtener  
∞
f (z) dz = an (z − a)n dz = 2πi a−1 ,
γ n=−∞ γ

y, en general, para cada n ∈ Z, de modo similar,


 ∞ 
f (z)
dz = ak (z − a)k−n−1 dz = 2πi an ,
γ (z − a) n+1
k=−∞ γ

luego los coeficientes del desarrollo están unı́vocamente determinados por la suma
de la serie.
Existencia. Comencemos por señalar que si R1 < r1 < r2 < R2 y γ1 , γ2 son,
respectivamente, las circunferencias de centro a y radios r1 , r2 (orientadas positiva-
mente), entonces γ1 y γ2 son homólogas respecto de D(a; R1 , R2 ) (comprobarlo).
Por el teorema homológico de Cauchy se tiene, pues, que para toda función g
holomorfa en D(a; R1 , R2 ) es
 
g(w) dw = g(w) dw.
γ1 γ2

En particular, tomando

1 f (w)
g(w) = , n ∈ Z,
2πi (w − a)n+1

se deduce que
 
1 f (w) 1 f (w)
dw = dw
2πi γ1 (w − a)n+1 2πi γ2 (w − a)n+1

da el mismo valor para cualquier circunferencia de centro a interior a la corona, es


un complejo independiente de cuál sea el radio que se considere.
Definamos, pues, para cada n ∈ Z,

1 f (w)
an = dw,
2πi γ (w − a)n+1
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 127

donde γ es cualquier circunferencia (orientada positivamente) de centro a y radio


estrictamente mayor que R1 y estrictamente menor que R2 . Comprobaremos a
continuación que para todo z ∈ D(a; R1 , R2 ) la serie


an (z − a)n
n=−∞

(i) es convergente y (ii) tiene por suma f (z). Esto basta para demostrar el teorema
(¿POR QUÉ?)
Sea, pues, z ∈ D(a; R1 , R2 ). Elegimos r , s de manera que

R1 < r < |z − a| < s < R2

y denotamos con γr , γs las circunferencias de centro a y radios r , s orientadas


positivamente. Poniendo Ms = max{| f (w)| : |w − a| = s}, como para todo w tal
que |w − a| = s (> |z − a|) y para todo entero n ≥ 0 es
 
n
 f (w) (z − a)n  Ms |z − a|n M |z − a|
  s
 (w − a)n+1  ≤ s n+1
=
s s
,

aplicando el criterio M de Weierstrass y la posibilidad de integrar término a término


las series uniformemente convergentes resulta
   ∞

1 f (w) 1 f (w) (z − a)n
dw = dw
2πi γs w − z 2πi γs n=0 (w − a)n+1
∞
 ∞
1 f (w)
= dw (z − a) = n
an (z − a)n .
n=0
2πi γs (w − a) n+1
n=0

De manera similar, si Mr = max{| f (w)| : |w − a| = r } y w es tal que |w − a| = r


(< |z − a|), de
 
n−1
 f (w) (w − a)n−1  Mr r n−1 M r
 ≤ r
 (z − a)n  |z − a|n = |z − a| |z − a| ,

n ∈ N, se sigue análogamente
   ∞

1 f (w) 1 f (w) (w − a)n−1
dw = dw
2πi γr z − w 2πi γr n=1 (z − a)n
∞
 ∞
1 −n
= f (w) (w − a) dw (z − a) =
n−1
a−n (z − a)−n .
n=1
2πi γr n=1
128 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

Hemos probado, por tanto, que la serie converge con suma


∞  
1 f (w) 1 f (w)
an (z − a) =
n
dw + dw,
n=−∞ 2πi γs w − z 2πi γr z − w

y ası́ tenemos (i). Pero además  = [γs , −γr ] es un ciclo homólogo a 0 respecto
de D(a; R1 , R2 ) para el que Ind (z) = 1 (comprobarlo), y aplicando la fórmula
de Cauchy,
  
1 f (w) 1 f (w) 1 f (w)
f (z) = dw = dw − dw
2πi  w − z 2πi γs w − z 2πi γr w − z


= an (z − a)n ,
n=−∞

lo que demuestra (ii).

Disponemos ahora de otro útil para analizar las singularidades aisladas. Si


a es una singularidad aislada de una función f , ésta será holomorfa en alguna
corona D∗ (a; R) = D(a; 0, R), y será por tanto desarrollable en serie de Laurent
en dicho conjunto. El examen de los coeficientes nulos permite decidir el tipo de
singularidad que presenta f en a.
Corolario 8.25. Sea a ∈ C una singularidad aislada de una función f , holomorfa
en D∗ (a; R) = D(a; 0, R) para algún R > 0, y sea


f (z) = an (z − a)n
n=−∞

su desarrollo en serie de Laurent en D(a; 0, R). Entonces:


(1) a es una singularidad evitable si y sólo si an = 0 para todo n < 0;
(2) a es un polo de orden k si y sólo si a−k = 0 y an = 0 para todo n < −k;
(3) a es una singularidad esencial si y sólo si an = 0 para infinitos valores
negativos de n.
Demostración. Conway, ob. cit., Cor. 1.18, p. 109.
En el punto del infinito ‘se invierten los términos’, como cabı́a esperar. Si una
función f tiene una singularidad aislada en ∞, será holomorfa en D(0; R, +∞)
para algún R > 0, y según el teorema de Laurent


f (z) = an z n , z ∈ D(0; R, +∞).
n=−∞

Denominaremos a esta serie el desarrollo en serie de Laurent de f en el infinito.


Ceros y singularidades. Series de Laurent. 129

Corolario 8.26. Sea f una función con una singularidad aislada en ∞, holomorfa
en D(0; R, +∞) para algún R > 0, y sea


f (z) = an z n
n=−∞

su desarrollo en serie de Laurent en D(0; R, +∞). Entonces:


(1) ∞ es una singularidad evitable si y sólo si an = 0 para todo n ≥ 1;
(2) ∞ es un polo de orden k si y sólo si ak = 0 y an = 0 para todo n > k;
(3) ∞ es una singularidad esencial si y sólo si an = 0 para infinitos valores
positivos de n.
Demostración. Aplicar el corolario anterior al punto singular 0 de la función f ∗
definida en D(0; 0, 1/R) por


∗ 1
f (z) = f ,
z
que tendrá como desarrollo de Laurent



f (z) = an z −n .
n=−∞

8.7 EJERCICIOS RESUELTOS

Ejercicio. Dados a , b ∈ C con a = b, sea


z−a
f (z) = Log .
z−b
¿Cuál es el máximo abierto  en el que f es holomorfa? Hallar, si existe, el
desarrollo en serie de Laurent de f en el infinito, determinando en qué dominio es
válido el desarrollo.
Respuesta. La función f está definida en C \ {a, b}. Puesto que la composición
de funciones holomorfas es una función holomorfa, f será holomorfa al menos en
z−a 
C \ {z : z = b o ∈ (−∞, 0]} = C \ [a, b] nótese que
z−b
z−a 1 λ
= −λ, (λ ≥ 0) ⇐⇒ z = a+ b
z−b 1+λ 1+λ

⇐⇒ z = t a + (1 − t) b, (0 < t ≤ 1) ⇐⇒ z ∈ [a, b)
130 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

En los puntos de (a, b) no hay continuidad (menos aún holomorfı́a) para f , pues
si z 0 = t a + (1 − t) b, 0 < t < 1, tomando para n ∈ N

i i
zn = z0 + (b − a) → z 0 , wn = z 0 − (b − a) → z 0 , (n → +∞),
n n
resulta

zn − a (1 − t)(b − a) + (i/n)(b − a) −t (1 − t) + (1/n 2 ) − (i/n)


= = ,
zn − b t (a − b) + (i/n)(b − a) t 2 + (1/n)2
wn − a −t (1 − t) + (1/n 2 ) + (i/n)
= ,
wn − b t 2 + (1/n)2



1 π 1 π
con lo cual limn f (z n ) = ln − 1 − i , limn f (wn ) = ln −1 +i .
t 2 t 2
En consecuencia,  = C\[a, b] es el máximo abierto en el que f es holomorfa.
Vemos ası́ que f tiene en ∞ una singularidad aislada, y que la máxima corona
D(0; R, +∞) en la que f es holomorfa corresponde a R = max{|a|, |b|}. Por el
teorema de Laurent, dicha corona es el dominio de validez del desarrollo. Para
calcular éste, es preferible aprovechar que la derivada f  es igualmente holomorfa
en dicha corona, verificándose

1 1 ∞
a n − bn ∞
a n − bn

f (z) = − = = , |z| > max{|a|, |b|}.
z−a z−b n=0
z n+1
n=1
z n+1

Como D(0; R, +∞) es conexo, existe c ∈ C tal que

∞
bn − a n 1
f (z) = c + , |z| > max{|a|, |b|}.
n=1
n zn

Pero lim f (z) = Log 1 = 0, luego c = 0 y finalmente


z→∞

z−a ∞
bn − a n 1
Log = , |z| > max{|a|, |b|}.
z−b n=1
n z n

Ejercicio. Calcular los desarrollos en serie de Laurent de la función

1 z−i
f (z) = Log
z−2 z+i
en D(0; 1, 2) y en D(0; 2, +∞).
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 131

Respuesta. A la vista del ejercicio anterior, es fácil probar que f será holomorfa
justamente en  = C \ ([−i, i] ∪ {2}). Además, sabemos que
z−i ∞
(−i)n − i n 1
(a) Log = si |z| > 1;
z+i n=0
n z n

1 ∞
zn
(b) =− si |z| < 2;
z−2 n=0
2 n+1

1 ∞
2n
(c) = si |z| > 2.
z−2 n=0
z n+1

Multiplicando (a) por (b) se obtiene, siempre que 1 < |z| < 2:
 

∞  

1 z−i  (−i)n − i n 1   zk .
Log =−  
z−2 z+i k=−∞ 
n 2 m+1

−n+m=k
n≥1,m≥0

Cuando k ≥ −1, el coeficiente de z k resulta ser


 ∞
(−i)n − i n 1 1 ∞
(−i)n − i n 1
ak = k+n+1
= k+1
n=1
n 2 2 n=1
n 2n
1 2−i i 1
= Log = − Arc tg ,
2k+1 2+i 2k 2
1
mientras que el coeficiente de k si k ≥ 2 es
z
1  ∞
(−i)n − i n 1
a−k = k+1 n
,
2 n=k
n 2
con lo cual, siempre que n ≥ 1,
 
1 
k−1
(−1) m
a−2n = 22k i Arc tg − ,
2 m=0 (2m + 1)22m+1
 
1 
k−1
(−1) m
a−(2n+1) = 22k+1 i Arc tg − .
2 m=0 (2m + 1)22m+1

Para |z| > 2, multiplicando (a) por (c) llegamos a f (z) = ∞ −n
n=2 bn z , donde

n−1
(−i)k − i k n−k−1 
n−1
(−i)k − i k −k
bn = 2 =2n−1
2
k=1
k k=1
k

n−1
(−i/2)k − (i/2)k
=2 n−1
.
k=1
k
132 Ceros y singularidades. Series de Laurent.

Otra respuesta (mediante integración). Sea, como antes,  = C \ ([−i, i] ∪ {2}),


y sean
 



 f (z) =
 an z n , 1 < |z| < 2;
n=−∞
 ∞


 f (z) = cn z n , |z| > 2,
n=−∞

los correspondientes desarrollos de Laurent de f en las coronas indicadas.


Poniendo γr = ∂ D(0; r ) para 1 < r < 2; γε = ∂ D(2; ε) para 0 < ε < 2;
γ R = ∂ D(0; R) para R > 2, es [γr ] ∼ [γ R , −γε ] (), luego aplicando suce-
sivamente el teorema de Laurent y el teorema homológico de Cauchy podemos
deducir
  
1 f (w) 1 f (w) 1 f (w)
an = dw = dw − dw
γr w w n+1 w n+1
2πi n+1 2πi 2πi
γR γε

1 f (w)
= cn − dw.
2πi γε wn+1

Pero la función
1 w−i
g(w) = Log
wn+1 w+i

es holomorfa en D(2; 2), luego aplicando la fórmula de Cauchy en discos resulta

1 w−i
  Log 
1 f (w) 1 w n+1 w + i 1 g(w)
dw = − dw = dw
2πi γε wn+1 2πi γε w−2 2πi γε w − 2
1 2−i i 1
= g(2) = n+1 Log = − n Arc tg .
2 2+i 2 2

Por otra parte, como lim z f (z) = 0, siempre que n ≥ −1 se sigue


z→∞


1 f (w)
cn = lim dw = 0
R→+∞ 2πi γR wn+1

(sin más que usar la acotación habitual de la integral). Para n ≤ −2, sea k = −n
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 133

(con lo cual k ≥ 2) y bk = c−k = cn . Entonces


 
1 1 wk−1 w−i
bk = w k−1
f (w) dw = Log dw
2πi γR 2πi γR w−2 w+i


1 w k−1 − 2k−1 2k−1 w−i
= + Log dw
2πi γ R w−2 w−2 w+i

1  k−2 w−i
= w + 2w k−3 + · · · + 2k−3 w + 2k−2 Log dw
2πi γ R w+i

1 1 w−i
+2 k−1
· Log dw
2πi γ R w − 2 w+i

1  k−2 w−i
= w + 2w k−3 + · · · + 2k−3 w + 2k−2 Log dw
2πi γ R w+i
+ 2k−1 · c−1

1  k−2 w−i
= w + 2w k−3 + · · · + 2k−3 w + 2k−2 Log dw.
2πi γ R w+i

El polinomio del integrando es la derivada del polinomio

1 2 2k−3 2
P(w) = w k−1
+ w k−2
+ ··· + w + 2k−2 w,
k−1 k−2 2

que es obviamente holomorfo en todo C, luego integrando por partes y aplicando


la fórmula de Cauchy llegamos a


1 1 1
bk = P(w) − dw = P(i) − P(−i)
2πi γR w−i w+i

k−1
2m−1  k−m
= i − (−i)k−m ,
m=1
k−m

que puede reescribirse en la forma vista anteriormente.


CAPÍTULO 9

Teorema de los residuos.


Aplicaciones.
9.1 INTRODUCCIÓN

Del teorema de los residuos puede decirse que es la culminación de lo que hemos
encuadrado bajo el nombre genérico de ‘teorı́a global de Cauchy’. Incorpora y
extiende al teorema de Cauchy y a la fórmula de Cauchy, y tiene innumerables
consecuencias teóricas y prácticas. De éstas apuntamos su uso para calcular inte-
grales reales y sumas de series, limitándonos a señalar referencias donde encontrar
el tema desarrollado en detalle.
La primera aplicación teórica que presentamos se refiere a la localización
de ceros, en la que tratamos de averiguar el número de ceros de una función en
un subconjunto de su dominio. Los resultados básicos en esta dirección son el
denominado principio del argumento y el teorema de Rouché.
De aquı́ pasamos al estudio del comportamiento local de una función analı́tica,
viendo su analogı́a con el de la función z m en torno al 0, en el sentido que se
precisa en el texto. Deducimos el teorema de la aplicación abierta y alguna de
sus aplicaciones, y finalizamos el capı́tulo con una versión global y otra local del
teorema de la función inversa, llegando a una representación integral de esta inversa
que nos permite obtener expresiones interesantes de su desarrollo en serie de Taylor.
Referencias básicas:
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).
— Mitrinović, D. S.: Calculus of Residues. Noordhoff, Groningen (1966).
— Palka, B. P.: An Introduction to Complex Function Theory. Springer, New
York (1991).
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).

134
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 135

9.2 PRÓLOGO: RESIDUOS

Agazapada en el teorema de Laurent hay una información importante. Por lo que


vimos en su demostración, se deduce que si f tiene una singularidad aislada en a,

f (z) dz = 2πi a−1 ,
γ

donde a−1 es el coeficiente de (z − a)−1 en el desarrollo en serie de Laurent de


f y γ = ∂ D(a; r ), r adecuado. Este coeficiente (salvo el factor habitual 2πi)
es, pues, “el único vestigio”, el residuo que deja la función al ser integrada sobre
una “pequeña” circunferencia centrada en a. Vamos a asignarle oficialmente este
nombre.
Definición 9.1. Sea a ∈ C una singularidad aislada de una función f . Recibe el
nombre de residuo de f en a el coeficiente de 1/(z − a) en el desarrollo en serie
de Laurent de f en el punto a, de manera que si



f (z) = an (z − a)n , z ∈ D(a; 0, R),
n=−∞

y denotamos con Res( f ; a) el residuo de f en a, es

Res( f ; a) = a−1 .

En el punto del infinito la definición es ligeramente distinta:


Sea f una función con una singularidad aislada en ∞, y sea



f (z) = an z n
n=−∞

su desarrollo en serie de Laurent en una corona D(0; R, +∞). Llamaremos


residuo de f en el infinito al número

Res( f ; ∞) = −a−1

(coeficiente de 1/z en el desarrollo, cambiado de signo).


¿Qué hace merecedor de un nombre especial a este coeficiente? De momento,
sabemos que su valor es lo único que necesitamos conocer a la hora de calcular la
integral de f sobre la circunferencia γ . Pero con este punto de partida y un poco de
136 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

ingenio podemos servirnos de los residuos para calcular integrales en situaciones


más complicadas.
Supongamos, por ejemplo, que nos proponemos calcular una integral como


Log(z + 2) z 3 ctg π z
dz,
 (1 − cos 2π z) (z 2 + 1)

donde  es el ciclo contenido en  = D(0; 2) formado por los caminos que se


indican en la figura.

Horrible, ¿no es cierto? “¿Qué


es lo mejor que podemos hacer para
resolver este problema? Dejarlo e
i inventar otro”, como recomienda el
“profesor tradicional de matemáticas”
en el retrato que de él hace Pólya.
–2 –1 1 2 Vamos a ello.
Según hemos señalado antes, tras
calcular los residuos en los puntos
–i
z 1 = 1, z 2 = i, z 3 = −1, z 4 = −i
de la función f (z) a integrar, tarea
no extremadamente difı́cil, serı́amos

capaces de hallar la integral en el caso más sencillo de que  constase de una


circunferencia γ jo = ∂ D(z j ; r j ) alrededor de uno de los puntos z j , suficientemente
pequeña para que el disco cerrado D(z j ; r j ) quede dentro de  y no incluya a
ninguno de los restantes puntos z k , k = j, obteniendo entonces


f (z) dz = 2πi Res( f ; z j ).
γ jo

Pero ésto ¿de qué sirve? De mucho . . . cuando caemos en la cuenta de que el
teorema homológico de Cauchy permite sustituir oportunamente el ciclo original
 por otro ciclo formado por circunferencias, con tal de que ambos sean homólogos
respecto de un abierto en el que f sea holomorfa. Notando que

Ind (z 1 ) = 1, Ind (z 2 ) = 2, Ind (z 3 ) = −1, Ind (z 4 ) = 0,


Teorema de los residuos. Aplicaciones. 137

podemos “fabricar” un ciclo homólogo a  respecto de  \ {z 1 , z 2 , z 3 , z 4 } tomando

γ 2o γ 2o
i i
γ3 o γ3 o
γ 1o γ 1o
–2 –1 1 2 –2 –1 1 2

–i –i

0 = 1 ∪ 2 ∪ 3 , donde

1 = [γ1o ], 2 = [γ2o , γ2o ], 3 = [−γ3o ],

y γ jo (1 ≤ j ≤ 3) son circunferencias elegidas como antes. Con ésto


    
f = f = f +2 f − f
 0 γ1o γ2o γ3o

= 2πi (Res( f ; z 1 ) + 2 Res( f ; z 2 ) − Res( f ; z 3 ) + 0 · Res( f ; z 4 ))



4
= 2πi Ind (z j ) Res( f ; z j ).
j=1

Estos son los ingredientes esenciales de la demostración general del teorema de los
residuos, que se expone en el siguiente apartado.

9.3 EL TEOREMA DE LOS RESIDUOS

Teorema 9.2. (Teorema de los residuos). Sea  un abierto no vacı́o de C y sea f


una función holomorfa en  \ A, donde A ⊆  consta de singularidades aisladas
de f . Para todo ciclo  homólogo a 0 respecto de  tal que A ∩ sop  = ∅ se
verifica 
1 
f (z) dz = Res( f ; a) Ind (a).
2πi  a∈A
138 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Demostración. Observemos, ante todo, que los sumandos que cuentan realmente
en el segundo miembro de la igualdad anterior son los no nulos. Por tanto, exami-
nemos el conjunto
A0 = {a ∈ A : Ind (a) = 0}.
Si fuese A0 = ∅, se tendrı́a Ind (a) = 0 para todo a ∈ A, con lo cual la suma
resultarı́a nula; pero se sigue también que  es homólogo a 0 respecto de  \ A,
abierto en el que f es holomorfa, luego la integral es asimismo nula, en virtud del
teorema homológico de Cauchy.
En caso contrario, A0 es un conjunto finito. En efecto:
• A0 no tiene puntos de acumulación en , porque entonces también A tendrı́a
puntos de acumulación en , lo que es falso;
• A0 no tiene puntos de acumulación fuera de , ya que si z 0 ∈ C \ ,
Ind (z 0 ) = 0 por ser  ∼ 0 (); tomando r > 0 tal que D(z 0 ; r ) ⊆ C\sop ,
para todo z del conexo D(z 0 ; r ) se tendrı́a Ind (z) = Ind (z 0 ) = 0, con lo
cual D(z 0 ; r ) ∩ A0 = ∅;
• A0 es un conjunto acotado, pues tomando R > 0 de manera que sop  ⊆
D(0; R), sabemos que es Ind (z 0 ) = 0 para todo z 0 ∈ / D(0; R) (C \ D(0; R)
está contenido en la componente no acotada de C\sop ), y ası́ A0 ⊆ D(0; R).
En resumen, A0 es un conjunto acotado que no tiene puntos de acumulación
en C, luego forzosamente ha de tener un número finito de puntos. Sean éstos a1 ,
a2 ,. . . , an , distintos entre sı́.
Ahora, asociamos a los a j ∈ A0 (1 ≤ j ≤ n) sendos discos D(a j ; R j )
contenidos en , elegidos de tal manera que D(a j ; R j )∩ A = {a j }. Para 1 ≤ j ≤ n,
tomemos 0 < r j < R j , y sean γ j = ∂ D(a j ; r j ) la circunferencia de centro a j y
radio r j orientada positivamente, N j = Ind (a j ) y

[γ j , (N )
. .j., γj ] si N j > 0,
j =
[−γ j , (−N. . .j ), −γ j ] si N j < 0,

el ciclo formado por |N j | caminos iguales a γ j o a −γ j , para el que en cualquier


caso Indj (z) = N j Indγj (z). Veamos que el ciclo

0 = 1 ∪ 2 ∪ · · · ∪ n

es homólogo a  respecto de  \ A. En efecto: para cada z ∈ C \ sop 0 ,


n 
n
Ind0 (z) = Indj (z) = N j Indγj (z)
j=1 j=1

y por tanto
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 139

∗ si z ∈ C \ , Ind (z) = 0 por hipótesis, Ind0 (z) = 0 porque cuando


z∈ / D(a j ; R j ) es Indγj (z) = 0 (1 ≤ j ≤ n), y tenemos D(a j ; R j ) ⊆ ;
∗ si z ∈ A \ A0 , Ind (z) = 0 por la definición de A0 ; y como para 1 ≤ j ≤ n
es D(a j ; R j ) ∩ A = {a j }, igual que antes z ∈ / D(a j ; R j ), Indγj (z) = 0 ,
Ind0 (z) = 0;
∗ si z = am ∈ A0 , Indγm (am ) = 1, Indγj (am ) = 0 si j = m (am ∈ / D(a j ; R j )),
luego Ind0 (am ) = Nm = Ind (am ).
Como f ∈ H( \ A), se sigue del teorema homológico de Cauchy que
  
1 1 1  n
f (z) dz = f (z) dz = Nj f (z) dz.
2πi  2πi 0 2πi j=1 γj

 
Usando ahora que f ∈ H D(a j ; 0, R j ) , 1 ≤ j ≤ n, del teorema de Laurent

1
f (z) dz = Res( f ; a j )
2πi γj

con lo cual, finalmente,


 n n
1
f (z) dz = N j Res( f ; a j ) = Indj (a j ) Res( f ; a j )
2πi  j=1 j=1
 
= Ind (a) Res( f ; a) = Ind (a) Res( f ; a).
a∈A0 a∈A

Corolario 9.3. Sea  un abierto no vacı́o de C y f una función meromorfa en ,


y sea A el conjunto de los puntos de  en los que f tiene polos. Para todo ciclo 
homólogo a 0 respecto de  tal que A ∩ sop  = ∅ se verifica
 
1
f (z) dz = Res( f ; a) Ind (a).
2πi  a∈A

Esta es la versión que da Rudin, ob. cit., Teor. 10.24, pp. 254–255, con una
lı́nea de demostración ligeramente distinta que se apoya en las partes singulares de
f en los puntos de A0 .

Inciso. Como se dice en Conway, ob. cit., p. 113, ‘el teorema de los residuos es
una espada de dos filos; si se pueden calcular los residuos de una función, se pueden
calcular ciertas integrales y viceversa. La mayor parte de las veces, sin embargo,
se usa como un medio de calcular integrales. Para utilizarlo en esta dirección se
necesita un método para calcular el residuo de una función’.
140 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

A veces, partiendo de desarrollos en serie conocidos, es posible determinar el


desarrollo de Laurent o, al menos, suficientes términos del mismo, para averiguar
el valor del residuo. No siempre esto es factible o, aunque lo sea, puede haber algún
procedimiento más cómodo para hallar el residuo. Comencemos por examinar el
caso a ∈ C.
— Por supuesto, si a es una singularidad evitable de f , no hay necesidad de
ningún cálculo: obviamente, Res( f ; a) = 0 en este caso.
— Si a es un polo simple de f , habitualmente lo más fácil es usar que
Res( f ; a) = lim [(z − a) f (z)] .
z→a

Sobre esta base, en cada caso particular se pueden aprovechar las carac-
terı́sticas propias de las funciones que se manejen; por ejemplo, si 1/ f es una
función fácil de derivar en a (se sobreentiende, completada por continuidad
en a con el valor 0), el lı́mite anterior es justamente el inverso de la derivada
de 1/ f en a.
— Si a es un polo de orden k de f , podemos tener en cuenta que, escribiendo el
desarrollo de Laurent de f en a, se tiene evidentemente

1 d k−1  
Res( f ; a) = lim (z − a)k f (z) ,
z→a (k − 1)! dz k−1

que para k = 1 se reduce a la fórmula anterior. A veces se encuentra esta


expresión en forma simplificada
1 d k−1  
Res( f ; a) = (z − a) k
f (z) ,
(k − 1)! dz k−1 z=a

sobreentendiendo que (z − a)k f (z) se completa en a por continuidad.


En el punto del infinito:
— Si para un R > 0 es f ∈ H(D(0; R, +∞)) y definimos g ∈ H(D(0; 0, 1/R))
por 
1
g(z) = f ,
z
resulta 
g(z)
Res( f ; ∞) = − Res ;0 ,
z2
∞
porque si f (z) = an z n en D(0; R, +∞), hemos definido
n=−∞


Res( f ; ∞) = −a−1 ; pero g(z) = a−n z n , con lo que a−1 es el coeficiente
n=−∞
2
de 1/z en el desarrollo de g(z)/z .
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 141

— En situaciones especiales es más fácil recurrir a otro tipo de argumentos. Por


ejemplo, si f ∈ H(C \ {a1 , . . . , an })
Res( f ; a1 ) + . . . + Res( f ; an ) + Res( f ; ∞) = 0.
(Probarlo como ejercicio a partir del teorema de los residuos.)

9.4 APLICACIÓN AL CÁLCULO DE INTEGRALES


Y A LA SUMACIÓN DE SERIES

Ver Conway, ob. cit., pp. 113 y ss.; Palka, ob. cit., pp. 326 y ss. Para un tratamiento
más amplio y sistemático, la referencia obligada en este tema es el librito de Mitri-
nović, ob. cit. De carácter enciclopédico es Mitrinović, D. S.; Kečkić, J. D.: The
Cauchy Method of Residues. (Theory and Applications). Reidel, Dordrecht (1984),
que incluye además una breve nota histórica sobre Cauchy y el desarrollo del
cálculo de residuos.

9.5 APLICACIONES A LA LOCALIZACIÓN DE CEROS

Teorema 9.4. (Principio del argumento: forma analı́tica). Sea f una función
meromorfa en un abierto  con ceros aislados solamente. Denotemos con Z f el
conjunto de ceros y con Pf el conjunto de polos de f . Para a ∈ Z f sea z f (a) el
orden de a como cero de f , y para a ∈ Pf sea p f (a) el orden de a como polo de
f . Si  es un ciclo homólogo a 0 respecto de  cuyo soporte no corta a Z f ∪ Pf ,
se verifica
  
1 f (z)
dz = Ind (a) z f (a) − Ind (a) p f (a).
2πi  f (z) a∈Z f a∈Pf

Nótese que la integral está bien definida, ya que f y f son continuas en sop 
y f no se anula en sop ; además, sólo hay un número finito de ceros y polos que
dan ı́ndice no nulo, de modo que en realidad las sumas que aparecen se reducen a
un número finito de sumandos.
Demostración. Si f tiene en a un cero de orden k,
f (z) = (z − a)k g(z)
para alguna función g, holomorfa donde lo sea f , tal que g(a) = 0; por tanto, en
un entorno de a será g(z) = 0 y ası́
f (z) = k (z − a)k−1 g(z) + (z − a)k g (z),
f (z) k g (z)
= +
f (z) z−a g(z)
142 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

en un entorno reducido de a en el que g /g es holomorfa. Por consiguiente, f / f


tiene en a un polo simple con residuo igual a k.
Análogamente, si f tiene en a un polo de orden p, en un entorno reducido de
a es
f (z) = (z − a)− p g(z)
para alguna función g holomorfa sin ceros, de manera que

f (z) −p g (z)
= +
f (z) z−a g(z)

y f / f tiene en a un polo simple con residuo igual a − p.


Puesto que f / f sólo puede tener singularidades en Z f ∪ Pf , aplicando el
teorema de los residuos se obtiene la conclusión del enunciado.
Corolario 9.5. (Principio del argumento: interpretación geométrica). Sea f una
función meromorfa en un abierto  con ceros aislados solamente. Sea  = [γ ] un
ciclo homólogo a 0 respecto de , formado por un solo camino γ cuyo soporte no
contiene ceros ni polos de f , y sea h un argumento continuo a lo largo del camino
“transformado” f ◦ γ , con valor inicial h 0 y valor final h 1 . Con la notación del
teorema anterior, se verifica
  h1 − h0
Ind (a) z f (a) − Ind (a) p f (a) = Ind f ◦γ (0) = .
a∈Z f a∈Pf

Demostración. Basta tener en cuenta que


 
1 f (z) 1 dw h1 − h0
dz = = Ind f ◦γ (0) = .
2πi γ f (z) 2πi f ◦γ w 2π

NOTA.El nombre de “principio del argumento” proviene de este resultado; infor-


malmente, cuando z = γ (t) “recorre” γ , “se produce una variación continua del
argumento” de f (z) igual a 2π N , donde N es el entero del enunciado.
El principio del argumento puede utilizarse para averiguar el número de ceros
de una función analı́tica en un subconjunto del plano complejo. Veamos un ejemplo
sencillo.
Ejercicio. Sea f ∈ H(D(0; R)), con R > 1, tal que e f (z) > 0 si |z| = 1.
Entonces f no tiene ceros en D(0; 1).
[En efecto: si γ es la circunferencia unidad, sop( f ◦ γ ) no corta al semieje
real negativo, por lo cual Ind f ◦γ (0) = 0 en estas condiciones.]
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 143

En la práctica, al aplicar el principio del argumento nos encontraremos fre-


cuentemente con la siguiente situación: el ciclo  considerado tiene la propiedad
de que para ciertos conjuntos disjuntos G y E se verifica C \ sop  = G ∪ E y

1 si z ∈ G
Ind (z) =
0 si z ∈ E.
(Necesariamente G y E son abiertos, G acotado y E no acotado.) Como señalamos
al comentar el teorema de la curva de Jordan, esto es lo que sucede cuando  es
un ciclo formado por un solo camino cerrado simple orientado positivamente, pero
inmediatamente mostraremos ejemplos de otro tipo.
Para describir esta situación no hay en la literatura una denominación estándar.
Nosotros nos referiremos a ella diciendo que  limita o encierra a G y que G es el
recinto limitado o encerrado por . Conforme a la nomenclatura empleada en el
teorema de la curva de Jordan, se llama a G el interior de  y a sus puntos puntos
interiores a , mientras que E es el exterior de  y los puntos de E, los puntos
exteriores a .
Se emplea a veces la notación  = ∂G para indicar que  limita o encierra
a G.
Ejemplos. En las siguientes figuras, los ciclos de la primera fila encierran el recinto
sombreado, mientras que los de la segunda no encierran ningún recinto.

(Gráficamente, se observa que el interior queda siempre “a la izquierda del reco-


rrido”. Cf. Palka, ob. cit., p. 160.)
144 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Con esta nomenclatura, podemos enunciar:


Corolario 9.6. Sea f ∈ H(),  un ciclo en  que limita un recinto G ⊆  de
manera que sop  no contenga ceros de f . Entonces la integral

1 f (z)
dz
2πi  f (z)
es igual al número de ceros de f interiores a , contados según su multiplicidad.
Demostración. Aplicamos el principio del argumento, teniendo en cuenta que 
es homólogo a 0 respecto de  puesto que los z ∈ C \  son puntos exteriores a
, que f no tiene polos en , que los ceros interiores a  tienen ı́ndice 1 respecto
de , y los exteriores tienen ı́ndice 0 respecto de .
El principio del argumento admite una versión más general:
Teorema 9.7. Sea f meromorfa en una región  con ceros z 1 , z 2 , . . . , z n y polos
p1 , p2 , . . . , pm contados según su multiplicidad. Si g es analı́tica en  y  es un
ciclo homólogo a 0 respecto de  que no pasa por los ceros ni los polos de f ,
entonces
  
1 f n m
g = g(z j ) Ind (z j ) − g( pk ) Ind ( pk ).
2πi  f j=1 k=1

Demostración. Conway, ob. cit., Teor. 3.6, p. 124.


Una consecuencia importante del principio del argumento es el teorema de
Rouché, que permite la localización de ceros de funciones desconocidas a partir
del número de ceros de funciones conocidas.
Teorema 9.8. (Teorema de Rouché). Sean f , g ∈ M(),  un ciclo en  que
limita un recinto G ⊆  de manera que sop  no contenga ceros ni polos de f o
de g. Si para todo z ∈ sop  es

| f (z) + g(z)| < | f (z)| + |g(z)|,

entonces:
el número de ceros de f interiores a  contados según su multiplicidad
menos
el número de polos de f interiores a  contados según su multiplicidad
es igual
al número de ceros de g interiores a  contados según su multiplicidad
menos
el número de polos de g interiores a  contados según su multiplicidad.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 145

Obsérvese que la desigualdad del enunciado implica que f y g no pueden


anularse sobre sop .
Demostración. El conjunto 1 de los puntos de  que no son ceros ni polos de f
ni de g es un abierto que contiene a sop . Definiendo
2 = {z ∈ 1 : | f (z) + g(z)| < | f (z)| + |g(z)|},
también 2 es un abierto que contiene a sop . Además, para cada z ∈ 2 ,

f (z) f (z)

g(z) + 1 < g(z) + 1,
f (z)
con lo cual no podrá ser un número real no negativo. Si L es un logaritmo
g(z)
holomorfo en C \ [0, +∞), F = L ◦ ( f /g) es una función holomorfa en 2 , por
lo que
 
1 1 ( f /g) (z)
0= F (z) dz = dz
2πi  2πi  ( f /g)(z)
 
1 f (z) 1 g (z)
= dz − dz
2πi  f (z) 2πi  g(z)
y basta aplicar el principio del argumento.
NOTA. La demostración anterior aparece en Glicksberg, I.: A remark on Rouché’s
theorem, Amer. Math. Monthly 83 (1976), 186–187.
En los textos ‘tradicionales’ suele imponerse la hipótesis más fuerte
| f (z) + g(z)| < |g(z)|
para z ∈ sop , o, cambiando g por −g,
| f (z) − g(z)| < |g(z)|,
quizá la más frecuentemente manejada en la práctica.
Como muestra de cuál es la forma en que puede sacarse partido al teorema de
Rouché en el estudio de los ceros de una función, veamos una nueva demostración
del teorema fundamental del álgebra. Otros ejemplos, con interesantes comentarios,
pueden verse en Palka, ob. cit., pp. 342 y ss.
Corolario 9.9. Si p(z) = z n +a1 z n−1 +· · ·+an , entonces p tiene n raı́ces (contadas
según su multiplicidad).
Demostración. Puesto que p(z)/z n tiende a 1 cuando z tiende a ∞, para algún R
será
p(z)

z n − 1 < 1
siempre que |z| = R, es decir, | p(z) − z n | < |z n |. Por el teorema de Rouché, p(z)
ha de tener n ceros interiores a ∂ D(0; R).
146 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

9.6 VALORES LOCALES DE UNA


FUNCIÓN HOLOMORFA

Definición 9.10. Sea f una función holomorfa en un abierto , z 0 ∈ ,


w0 = f (z 0 ), m ∈ N. Diremos que f aplica z 0 en w0 m veces [abreviado
f (z 0 ) = w0 m veces] o con multiplicidad m si z 0 es un cero de orden m de
la función f (z) − w0 .
Equivalentemente, si f (z 0 ) = w0 , f (z 0 ) = · · · = f (m−1) (z 0 ) = 0, f (m) (z 0 ) = 0.
Evidentemente, si w0 = f (z 0 ), f (z) − w0 siempre tiene un cero en z 0 . ¿Podrá
afirmarse siempre, pues, que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N? Un mo-
mento de reflexión permite concluir que no: nada impide, por ejemplo, que f sea
constante en algún disco D(z 0 ; r ) ⊆  (equivalentemente, que f sea constante
en la componente conexa de  que contiene a z 0 ), de manera que z 0 no sea un
cero aislado de la función f (z) − w0 . Pero es claro que ésta es la única situación
excepcional en la que la respuesta es negativa:
Para que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N, es necesario y suficiente
que z 0 sea un cero aislado de f (z) − w0 (equivalentemente, que f no sea
constante en la componente conexa de  que contiene a z 0 .)
El siguiente resultado muestra que en el entorno de un punto en el que una
función analı́tica f tome un valor w0 m veces, la función f alcanza los valores
próximos a w0 justamente en m puntos distintos, “grosso modo” como lo hace la
función g(z) = w0 + (z − z 0 )m (ver Palka, ob. cit., pp. 344 y ss., donde se da a
este teorema el nombre de branched covering principle, “el principio del espacio
recubridor ramificado o cubierta ramificada”).
Teorema 9.11. Sea f una función holomorfa en un abierto no vacı́o arbitrario .
Sean z 0 ∈ , m ∈ N, f (z 0 ) = w0 m veces. Entonces existen entornos abiertos V ,
W de z 0 y w0 respectivamente, tales que f (V ) = W y cada punto w ∈ W \ {w0 }
es imagen por f exactamente de m puntos distintos z 1 , . . . , z m de V \ {z 0 }.
Precisando más:
Tomemos cualquier disco D = D(z 0 ; r ) tal que
(∗) D ⊆ ,
(∗∗) f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 }.
(∗ ∗ ∗) f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }
Poniendo entonces

 = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = d(w0 , f (∂ D)),


W = D(w0 ; ),
V = D ∩ f −1 (W ) = {z ∈ D : | f (z) − w0 | < },
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 147

se verifica:
(1) W = f (V );
(2) para todo w ∈ W \ {w0 } existen exactamente m puntos distintos z 1 , . . . , z m
en V \ {z 0 } tales que f (z j ) = w con multiplicidad 1, 1 ≤ j ≤ m.
Demostración. Puesto que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N, z 0 será un cero
aislado de f (z) − w0 . Si f (z 0 ) = 0, para algún disco D(z 0 ; δ) ⊆  tiene que
ser f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }, ya que en caso contrario z 0 serı́a un punto
de acumulación de ceros de f y f se anuları́a en toda la componente conexa de
 que contiene a z 0 ; en consecuencia f (n) (z 0 ) = 0 para todo n ∈ N, contra la
hipótesis de que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N. Tanto en este supuesto
como si f (z 0 ) = 0 (por continuidad de f en tal caso), es posible entonces elegir
un r > 0 de manera que si D = D(z 0 ; r ),
∗ D = D(z 0 ; r ) ⊆ ;
∗ f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 };
∗ f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }.
Tomemos cualquier r en las condiciones anteriores. Poniendo como en el
enunciado  = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r }, obviamente  > 0 y para
W = D(w0 ; ), V = D ∩ f −1 (W ) = {z ∈ D : | f (z) − w0 | < }, es claro que W
y V son abiertos, w0 ∈ W , z 0 ∈ V , V ⊆  y f (V ) ⊆ W .
Para completar la demostración basta, pues, probar que para todo w ∈ W \{w0 }
existen m ceros simples distintos de f (z) − w en V \ {z 0 }.
Pero f (z) − w0 tiene exactamente m ceros en D (z 0 contado m veces), y para
todo z ∈ ∂ D
|( f (z) − w) − ( f (z) − w0 )| = |w − w0 | <  ≤ | f (z) − w0 |,
luego por el teorema de Rouché f (z)−w tiene m ceros (no necesariamente distintos
en principio) z 1 , . . . , z m en D. Estos puntos están en V , pues
| f (z j ) − w0 | = |w − w0 | < , 1 ≤ j ≤ m,
y son ceros simples, ya que
( f (z) − w) (z j ) = f (z j ) = 0
por ser z j ∈ D \ {z 0 }.
NOTA. También puede afirmarse que el abierto V del enunciado es conexo. Como
no necesitaremos esta propiedad de V , no la probamos; hay una demostración en
Palka, ob. cit., pp. 345–346, seguida de unos comentarios muy ilustrativos que
desentrañan la “estructura geométrica local” de f en el entorno de z 0 .
Las aplicaciones tales que cada elemento de la imagen tiene exactamente
m antiimágenes suelen denominarse “aplicaciones m → 1”. Por esta razón en
algunos textos el teorema anterior recibe el nombre de “teorema m → 1”. Con esta
nomenclatura, podemos reescribirlo en la siguiente forma:
148 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Corolario 9.12. Sea  un abierto de C, f una función holomorfa en , z 0 ∈ ,


m ∈ N, f (z 0 ) = w0 m veces. Entonces existen abiertos V , W , tales que
• z 0 ∈ V ⊆ ;
• f (V ) = W (y, en particular, w0 ∈ W );
• f : V \ {z 0 } → W \ {w0 } es suprayectiva y m → 1.
Si convenimos en que w0 tiene z 0 como antiimagen m veces, también podemos
poner
• f : V → W es suprayectiva y m → 1.

Hay variantes de este teorema que reflejan de forma “analı́tico-algebraica” la


semejanza local de f (z) con w0 + (z − z 0 )m . Por ejemplo:
Proposición 9.13. Sea  un abierto de C, f una función holomorfa en , z 0 ∈ ,
m ∈ N, f (z 0 ) = w0 m veces. Entonces existen un abierto V y una función
ϕ ∈ H(V ) tales que
• z 0 ∈ V ⊆ ;
• f (z) = w0 + [ϕ(z)]m (para todo z ∈ V );
• la derivada ϕ no tiene ceros en V y ϕ es una aplicación invertible de V sobre
un disco D(0; r ).

Demostración. Ver Rudin, ob. cit. (Teor. 10.32, p. 245).


El ejemplo siguiente ilustra en una situación concreta los conjuntos que inter-
vienen en la demostración del teorema m → 1.
Ejemplo. Sea  = C \ {0}, f ∈ H() definida por

1
f (z) = z + ,
z

z 0 = 1, w0 = f (z 0 ) = 2. Comprobar que f toma el valor 2 en 1 dos veces, y ver


para qué valores de r > 0 se consigue, si D = D(z 0 ; r ), que
∗ D ⊆ ;
∗ f (z) − w0 no se anule en D \ {z 0 };
∗ f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }.
Para tales r , hallar  = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r }.
Dibujar, para algún valor de r , los conjuntos

Jr = { f (z) : |z − z 0 | = r }, K  = {z : | f (z) − w0 | = }.


Teorema de los residuos. Aplicaciones. 149

Respuesta.
1
f (z) = 1 − = 0 ⇐⇒ z = 1 o z = −1,
z2
y f (1) = 2 = 0. Además

(z − 1)2
f (z) − w0 = ,
z
luego las condiciones ∗ se verifican exactamente para los r tales que 0 < r < 1.
Para estos r ,

|z − 1|2 r2
 = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = min : |z − 1| = r = ,
|z| 1+r
1
que es una función de r creciente en (0, 1), de modo que 0 <  < .
2
Para dibujar Jr , tengamos en cuenta que

|z − z 0 | = r ⇐⇒ z = z 0 + r eit = 1 + r eit , t ∈ [0, 2π ],

y ası́

1 (z − 1)2 e2it + r eit


f (z) = z + =2+ = 2 + r2 , t ∈ [0, 2π],
z z 1 + 2r cos t + r 2
expresión que permite describir paramétricamente con comodidad e f (z), m f (z).
Para dibujar K  , comencemos por observar que

1 1    1   
f (z) = z + = w ⇐⇒ z = w + w − 4 ó z =
2 w− w −4 ,
2
z 2 2
que para w = 2 +  eit , t ∈ [0, 2π], supone, abreviando la notación,
  
 it 1
z =1+ e ±  4 eit +  e2it .
2 2
Recordando que
 
 √

 a + a 2 + b2

 x =± ,


√  2
a + bi = x + i y ⇐⇒ √

 −a + a 2 + b2

 y = ± ,

 2

sig x y = sig b,
150 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

vamos a parar a

 1   
e z = 1 + cos t ± 4 cos t +  cos 2t + 16 + 8 cos t +  2
2 2 2

 1   
m z = sen t ± −4 cos t −  cos 2t + 16 + 8 cos t +  2
2 2 2

con los signos ± combinados para que el signo del producto coincida con el de
4 sen t +  sen 2t = (4 + 2 cos t) sen t, t ∈ [0, 2π], que es igual al signo de sen t.
Ası́ quedan las gráficas de K  y Jr para r = 2/3:

f
−→

1 1

0.5 0.5

0 0
0.5 x 1 1.5 2 1.5 x 2 2.5 3 3.5

-0.5 -0.5
y
y
-1
-1

K Jr
NOTA. Algunos programas de ordenador permiten obtener gráficos animados que
muestran, de manera espectacular, la evolución de los conjuntos K  y Jr según
varı́a r .

9.7 TEOREMA DE LA APLICACIÓN ABIERTA

Corolario 9.14. (Teorema de la aplicación abierta). Sea  un abierto de C, f


una función holomorfa en  no constante en ninguna componente conexa de .
Entonces f es abierta.
En particular, f () es un abierto de C; y si  es una región, f () también
es una región.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 151

Demostración. Recordemos que f es abierta cuando la imagen f (U ) de cada


abierto U ⊆  es un abierto en C.
Sea, pues, w0 ∈ f (U ) y tomemos z 0 ∈ U de modo que f (z 0 ) = w0 . Apli-
cando el teorema m → 1 en z 0 a la restricción de f a U , encontramos abiertos V ,
W tales que z 0 ∈ V ⊆ U , w0 ∈ W = f (V ) ⊆ f (U ), y ası́ w0 es interior a f (U ).

El teorema de la aplicación abierta permite dar nuevas demostraciones de


resultados conocidos.
Corolario 9.15. (Principio del módulo máximo). Sea f una función holomorfa
no constante en ninguna componente conexa de un abierto  de C. Entonces | f |
no puede tener un máximo local en ningún punto de .

Demostración. Por ser f abierta, dado z 0 ∈  y D(z 0 ; R) ⊆ , si w0 = f (z 0 )


existe un disco D(w0 ; r ) ⊆ f (D(z 0 ; R)) con infinitos puntos w para los que resulta
| f (z 0 )| = |w0 | < |w| = | f (z)|, z ∈ D(z 0 ; R).
Ejercicio. Sea f una función holomorfa en una región  y supongamos, por
ejemplo, que (e f )3 = m f . Entonces f es constante.
[Indicación: f () no puede ser abierto en C al estar contenido en el conjunto
{x + i y : x, y ∈ R; x 3 = y}.]
(Tenemos ası́ otra “explicación” de resultados obtenidos como consecuencia
de las condiciones de Cauchy-Riemann.)

9.8 TEOREMAS DE LA FUNCIÓN INVERSA

Teorema 9.16. (Teorema global de la función inversa). Sea f una función holo-
morfa e inyectiva en un abierto no vacı́o . Entonces
• f () es abierto;
• f −1 : f () →  es continua;
• f (z) = 0 para todo z ∈ ;
• f −1 es holomorfa en f (), y para cada w0 ∈ f () es

  1
f −1 (w0 ) = ,
f (z 0 )

donde z 0 = f −1 (w0 ).

Demostración. Como f es inyectiva, no es constante en ninguna componente


conexa de , con lo que f será abierta y por ello f () es abierto y f −1 es
continua.
152 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Si en algún punto z ∈  fuese f (z) = 0, tendrı́amos f (z) = w m veces, con


m ≥ 2; en consecuencia, la restricción de f a algún entorno V de z serı́a m → 1,
contra la inyectividad de f .
Por último, el teorema de derivabilidad de la función inversa en un punto es
ası́ aplicable en cada punto de f (), de manera que f −1 ∈ H() ya que f −1 es
derivable en cada punto de f (), y su derivada viene dada, como ya sabı́amos, por
la fórmula del enunciado.
Observación. Para que una función holomorfa sea inyectiva es condición necesaria
pero no suficiente que la derivada no se anule en ningún punto. Por ejemplo, la
función exponencial tiene derivada no nula en todos los puntos sin ser inyectiva.
Tal como sucede en el caso de funciones de varias variables reales, en el recı́proco
sólo se llega a un resultado local, que es una ligera mejora del “teorema 1 → 1”.
Teorema 9.17. (Teorema local de la función inversa). Sea f una función holomorfa
en un abierto no vacı́o arbitrario . Sean z 0 ∈ , w0 = f (z 0 ), f (z 0 ) = 0.
Entonces existen entornos abiertos V , W de z 0 y w0 respectivamente, tales que
f aplica biyectivamente V sobre W y ( f |V )−1 : W → V es holomorfa en W .
Precisando más:
Tomemos cualquier disco D = D(z 0 ; r ) tal que
(∗) D ⊆ ,
(∗∗) f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 }.
Poniendo entonces

 = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = d(w0 , f (∂ D)),


W = D(w0 ; ),
V = D ∩ f −1 (W ) = {z ∈ D : | f (z) − w0 | < },

se verifica:
(1) f : V → W biyectivamente;
(2) f (z) = 0 para cada z ∈ V ;
(3) ( f |V )−1 : W → V es holomorfa.

Demostración. Nótese que siempre existen discos D = D(z 0 ; r ) para los que
se cumplen las hipótesis (∗) y (∗∗), pues en caso contrario encontrarı́amos una
sucesión de puntos z n ∈  \ {z 0 } con lı́mite z 0 de manera que f (z n ) = w0 = f (z 0 )
para todo n, y resultarı́a f (z 0 ) = 0.
(1) Evidentemente f (V ) ⊆ W , luego para probar que f aplica biyectivamente
V sobre W basta ver que para cada w ∈ W existe un z ∈ V y sólo uno tal que
f (z) = w, o equivalentemente, que para cada w ∈ W el número de ceros de la
función f (z) − w en V sea 1.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 153

Tomemos, pues, w ∈ W = D(w0 ; ). Por hipótesis, el número de ceros de


f (z) − w0 en D es exactamente 1, y si γ es la circunferencia de centro z 0 y radio
r orientada positivamente, para cada z ∈ sop γ = ∂ D,

|( f (z) − w) − ( f (z) − w0 )| = |w − w0 | <  ≤ | f (z) − w0 |,

luego por el teorema de Rouché f (z) − w tiene un cero simple en D, que estará
en V porque si f (z) = w, | f (z) − w0 | = |w − w0 | < .
(2) Como la restricción de f a V es inyectiva, f no es constante en ninguna
componente conexa de V , con lo cual f es abierta. Denotando por comodidad con
f −1 la inversa de la restricción de f a V , esto significa que f −1 : W → V es
continua y, de paso, implica que V es conexo por serlo W . Si aplicamos el teorema
global de la función inversa, necesariamente f (z) = 0 para todo z ∈ V .
(3) Basta tener en cuenta que, según acabamos de ver, f −1 : W → V es
continua y f (z) = 0 para los z ∈ V .
Teorema 9.18. (Representaciones de la función inversa). Sea f una función holo-
morfa en un abierto no vacı́o arbitrario . Sean z 0 ∈ , w0 = f (z 0 ), f (z 0 ) = 0.
Consideremos un disco D = D(z 0 ; r ) tal que
(∗) D ⊆ ,
(∗∗) f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 }.
Sea, como antes,

 = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = d(w0 , f (∂ D)),


W = D(w0 ; ),
V = D ∩ f −1 (W ) = {z ∈ D : | f (z) − w0 | < }.

Llamando γ a la circunferencia de centro z 0 y radio r orientada positivamente,


siempre que |w − w0 | <  se verifica

−1 1 z f (z)
(1) f (w) = dz;
2πi γ f (z) − w
∞   
1 z f (z)
(2) f −1 (w) = dz (w − w0 )n ;
n=0
2πi γ ( f (z) − w0 ) n+1

∞  n−1 
1 d  
(3) f −1 (w) = z 0 + n−1
ψ(z)n (w − w0 )n ,
n=1
n! dz z=z 0

z − z0
donde ψ(z) = (fórmula de Lagrange para la inversión de una
f (z) − w0
serie) .
154 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Demostración. El ciclo formado por γ es homólogo a 0 respecto de : los puntos


de D son los únicos con ı́ndice no nulo respecto de γ .
(1) Dado w ∈ W = D(w0 ; r ), hemos probado anteriormente que hay un
único punto a ∈ D = D(z 0 ; r ) tal que f (a) = w. Además, para cada z ∈ ∂ D es
| f (z) − w0 | ≥  > |w − w0 |,
luego a es el único punto en D para el que f (a) = w.
Por consiguiente, la función
z f (z)
g(z) =
f (z) − w
es meromorfa en , no tiene singularidades sobre sop γ y a es la única singularidad
con ı́ndice no nulo (= 1) respecto de γ . Aplicando el teorema de los residuos,

1 z f (z)
dz = Res(g; a).
2πi γ f (z) − w
Puesto que

z−a 1
lim [(z − a) g(z)] = lim z f (z) = a f (a) = a,
z→a z→a f (z) − f (a) f (a)
g tiene en a un polo simple (o una singularidad evitable si a = 0); en cualquier
caso, Res(g; a) = a y ası́

1 z f (z)
dz = a = f −1 (w).
2πi γ f (z) − w
(2) Teniendo en cuenta que si z ∈ sop γ , entonces | f (z)−w0 | ≥  > |w−w0 |,
desarrollando en potencias de w − w0 el integrando de (1) e integrando término a
término como de costumbre obtenemos la igualdad deseada.
(3) Integrando por partes, para n ≥ 1 resulta
 
1 z f (z) 1 dz
dz =
2πi γ ( f (z) − w0 )n+1 2πin γ ( f (z) − w0 )n
y esta última integral podemos calcularla a través del teorema de los residuos, pues
el integrando presenta una única singularidad en z 0 , que es exactamente un polo
de orden n, y ası́
 
1 dz 1 1
= Res ; z0
2πin γ ( f (z) − w0 )n n ( f (z) − w0 )n
 n−1  
1 1 d (z − z 0 )n
= .
n (n − 1)! dz n−1 ( f (z) − w0 )n z=z0
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 155

Ejemplo. Sea  = C, f (z) = z e z , z 0 = 0, w0 = f (z 0 ) = 0. En este caso


f (z) = w0 = 0 sólo para z = 0, luego para cualquier r > 0 el disco D(z 0 ; r )
cumple (∗) y (∗∗). Como

 = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = min{|z e z | : |z| = r }


= min{r ee z : |z| = r } = r e−r ,

el valor máximo para  se obtiene si r = 1, en cuyo caso  = e−1 .


El desarrollo en serie de f −1 : D(0; 1/e) → D(0; 1) se halla muy fácilmente
por el método de Lagrange, pues ahora ψ(z) = e−z y
 
d n−1  
ψ(z)n
= (−1)n−1 n n−1 ,
dz n−1 z=z 0

con lo cual


(−1)n−1 n n−1 1
−1
f (w) = wn , |w| < .
n=1
n! e
(La serie tiene radio de convergencia 1/e).
NOTA. En Markushevich, A. I.: Theory of Functions of a Complex Variable (Vol. II).
Prentice-Hall, Englewood Cliffs, N.J. (1965), p. 94 y ss., pueden verse ejemplos
muy interesantes de aplicaciones de la fórmula de Lagrange al estudio de los
polinomios de Legendre y de la ecuación de Kepler para la anomalı́a excéntrica.

9.9 EJERCICIOS RESUELTOS

Comenzaremos por aplicar el teorema de los residuos al cálculo de una integral


real.
Ejercicio. Estudiar la existencia y, en su caso, calcular el valor de
 +∞
x sen x
d x.
−∞ x 2 + 4x + 20

Respuesta. El integrando es una función (llamémosle g) definida y continua en


todo R. Sin embargo no es una función integrable-Lebesgue en R, pues si lo fuese
sen x
lo serı́a también (comparando por cociente) la función , que ya sabemos que
x
no es integrable-Lebesgue en R.
La integral tiene sentido como integral impropia, convergente por el criterio
de Abel: “si ϕ es una función impropiamente integrable en un intervalo (a, b) y
156 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
b
ψ es una función monótona y acotada en dicho intervalo, a ϕ ψ es convergente”.
sen x x2
En nuestro caso: g = ϕ ψ para ϕ(x) = , ψ(x) = 2 ; puesto
x x + 4x + 20
4x (x + 10)
que ψ (x) = 2 y limx→±∞ ψ(x) = 1, ψ está acotada en R y es
(x + 4x + 20)2
monótona en (0, +∞), (−∞, −10); por la convergencia de la integral de ϕ en
ambos intervalos, g es impropiamente integrable en los mismos, y es integrable
(es continua) en [−10, 0]. Ensamblando estos resultados, obtenemos que g es
impropiamente integrable en R.
De todas formas, los cálculos que haremos a continuación probarán que la in-
 R
tegral tiene sentido al menos como valor principal, es decir, que existe lim g.
R→+∞ −R

La función f definida por

z ei z
f (z) = 2
z + 4z + 20

es meromorfa en C, y sus únicas singularidades son los polos simples p1 = −2+4i,


p2 = −2 − 4i.
iR Si  R es el ciclo formado por el
γR camino γ R ∪ ψ R , donde (ver figura)
γ R : t ∈ [0, π ] → γ R (t) = R eit ∈ C,
p1 ψ R : t ∈ [−R, R] → ψ R (t) √ = t ∈ C,
• siempre que R > | p1 | = 20 será  R
un ciclo homólogo a 0 en C para el que
Ind R ( p1 ) = 1, Ind R ( p2 ) = 0. Pode-
-R ψR O R mos ası́ aplicar el teorema de los resi-
p2 • duos para obtener


z ei z
f = 2πi Res( f ; p1 ) = 2πi lim (z − p1 )
R z→ p1 (z − p1 )(z − p2 )
 
1 i 1
= 2πi + e−4−2i = − + i π e−4−2i .
2 4 2

Pero
     R
f = f + f = f + f (x) d x,
R γR ψR γR −R
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 157

y puesto que lim R→+∞ (R 2 − 4R − 20) = +∞, existirá un R0 > 20 tal que, para
todo R > R0 , R 2 − 4R − 20 > 0; siempre que R > R0 podremos poner, pues,
  π  π

f = f (R e it
) Ri e it
dt ≤ f (R eit ) R dt

γR 0 0
 π  π
R·R i R eit R2
≤ 2 e dt = e−R sen t dt.
R − 4R − 20 0 R − 4R − 20 0
2

Dado que para t ∈ (0, π ) es lim e−R sen t = 0 y e−R sen t = e−R sen t < e0 =
R→+∞
1 ∈ L ([0, π]), por el teorema de la convergencia dominada
1

 π
lim e−R sen t dt = 0.
R→+∞ 0

(En la mayor parte de los textos, este resultado, conocido como lema de Jordan,
se
 πprueba sin hacer referencia a la integral de Lebesgue mediante la acotación
π 2t
e−R sen t dt ≤ (1 − e R ), deducida de la desigualdad sen t ≥ para
0 R π
π
0 ≤ t ≤ .)
2
Como consecuencia, 
lim f = 0,
R→+∞ γ
R

lo que permite deducir la existencia y valor del lı́mite


 +∞  R 
1
V.P. f (x) d x = lim f (x) d x = − + i π e−4−2i
−∞ R→+∞ −R 2
y de aquı́
 +∞   +∞
x sen x 1
d x = m V.P. f (x) d x = (cos 2+ sen 2) π e−4 .
−∞ x 2 + 4x + 20 −∞ 2

En el próximo ejercicio aplicaremos el teorema de Rouché y el principio del


argumento para localizar ceros de un polinomio en conjuntos de distinto tipo.
Ejercicio. Hallar el número de ceros que tiene el polinomio
P(z) = z 3 − (1 + 2i) z 2 − (3 − 7i) z + 8 − 4i
1
en la corona D(0; 1/2, 5) = {z ∈ C : < |z| < 5}.
2
¿Cuántos de ellos están en el semiplano superior H = {z ∈ C : m z > 0}?
¿Cuántos de ellos están en el semiplano inferior H = {z ∈ C : m z < 0}? ¿Por
qué?
158 Teorema de los residuos. Aplicaciones.

Respuesta. Sea g(z) = z 3 , z ∈ C. Si |z| = 5,

|P(z) − g(z)| = | − (1 + 2i) z 2 − (3 − 7i) z + 8 − 4i|


√ √ √
≤ |1 + 2i| · 52 + |3 − 7i| · 5 + |8 − 4i| = 3 · 25 + 58 · 5 + 80
< 3 · 25 + 8 · 5 + 9 = 113 < 125 = |z|3 = |g(z)|,

con lo cual:
• P(z) y g(z) son funciones holomorfas en todo C que no se anulan sobre la
circunferencia {z ∈ C : |z| = 5};
• podemos aplicar el teorema de Rouché para concluir que P y g tienen el
mismo número de ceros (contados según su multiplicidad) en el interior de
dicha circunferencia, es decir, 3.
1
Sea ahora h(z) = 8 − 4i, z ∈ C. Si |z| = , análogamente
2
 3 
1 √ 1 2 √ 1 1 1 1
|P(z)−h(z)| ≤ + 5 + 58 < + ·3+ ·8 < 5 < |8−4i| = |h(z)|,
2 2 2 8 4 2
con lo cual:
• P(z) y h(z) son funciones holomorfas en todo C que no se anulan sobre la
1
circunferencia {z ∈ C : |z| = };
2
• podemos aplicar el teorema de Rouché para concluir que P y h tienen el
mismo número de ceros (contados según su multiplicidad) en el interior de
dicha circunferencia, es decir, 0.
En consecuencia, P(z) tiene 3 ceros en la corona D(0; 1/2, 5). (Puesto que a
lo más puede tener 3 ceros en C, se sigue que todos los ceros de P quedan dentro
de la corona).
Para ver cuántos de ellos están en H bastará, pues, averiguar simplemente
cuál es el número N de ceros que tiene P en H . Como el polinomio P tiene un
número finito de ceros, si M es el máximo de los módulos de todos ellos, los N que
estén en H quedarán en el interior del ciclo  R formado por el camino γ R ∪ ψ R ,
donde (ver figura)
γ R : t ∈ [0, π ] → R eit ∈ C;
γR iR ψ R : t ∈ [−R, R] → t ∈ C,
• y R es cualquier valor mayor que M.
Por consiguiente, dado que P es holo-
morfa en  = C y trivialmente  R ∼ 0 (C),
si P no se anula en el soporte de  R , podemos
-R• •O R• hallar N aplicando la versión geométrica del
ψR principio del argumento.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 159

Comprobemos que P no se anula en sop  R . Por la elección de R, es obvio


que P no se anula en el soporte de γ R ; tampoco se anula en el soporte de ψ R , como
se vió en el Capı́tulo 5, Sección 5.4.
Ası́ pues, siempre que R > M se tendrá

N = Ind P◦(γ R ∪ψ R ) (0),

y en consecuencia también

N = lim Ind P◦(γ R ∪ψ R ) (0),


R→+∞

que nos llevará más fácilmente al cálculo de N .


Es inmediato comprobar (¡comprobar!) que P◦(γ R ∪ψ R ) = (P◦γ R )∪(P◦ψ R )
y que
arg(P ◦ (γ R ∪ ψ R )) =
arg(P ◦ γ R ) +
arg(P ◦ ψ R ). Aplicando el
razonamiento del final de la Sección 5.4 a nuestro polinomio P,

lim
ARG P(R eit ) = 3π.
R→+∞ 0≤t≤π

También se probó entonces que si

x(t) := e (P ◦ ψ R )(t) = e P(t) = t 3 − t 2 − 3t + 8,


y(t) := m (P ◦ ψ R )(t) = m P(t) = −2t 2 + 7t − 4,

se obtenı́a, para valores “suficientemente grandes” de R,


y(R) y(−R)

ARG (P ◦ ψ R )(t) = π + arc tg − arc tg ,
−R≤t≤R x(R) x(−R)
de donde se sigue que

lim
ARG (P ◦ ψ R )(t) = π,
R→+∞ −R≤t≤R

lo que unido a lo anterior permite concluir que

2π N = 2π · lim Ind P◦(γ R ∪ψ R ) (0) = 3π + π = 4π,


R→+∞

es decir, que N = 2.
Como P tiene 3 ceros, ninguno de ellos real, esto implica que el número de
ceros de P en H es necesariamente 1.

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