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Navila Helen Phillips López

Facultad de Estudios Superiores Acatlán


Mesoamérica Grupo: 1151

Una guerra de conquista: Tikal contra Uaxactún

Durante el periodo preclásico, se desarrolló en la zona pantanosa de las colinas


bajas del Petén, la ciudad de El Mirador, ésta fue la más grande en extensión
territorial de la zona y época, en ella se construyeron los edificios más grandes
del mundo precolombino. Sesenta y cinco kilómetros hacia el sur, nacía una
rivalidad por el poder entre dos ciudades, Uaxactún y Tikal, que lograron una
madurez y desarrollo importante durante el Preclásico Tardío, éstas ciudades se
encontraban demasiado cerca entre sí, a menos de 19 kilómetros, esto
saboteaba el objetivo de convertirse simultáneamente en la ciudad predominante
de la zona.

Durante el inicio del periodo Clásico, El Mirador cayó en un vacío político que
generó un declive en la ciudad, esto fue aprovechado por Uaxactún y Tikal pues
vieron una oportunidad para apoderarse de la zona y vencer las rivalidades entre
sí, originando la guerra que se denomina “Tláloc-Venus” o “guerra de estrellas”
en 378 d.C. Los elementos visuales de esta guerra, muestran una asociación
entre la conducta de los guerreros con las estaciones de Venus, Júpiter y
Saturno. Los mayas registraron el evento usando el signo de Venus, que podría
simbolizar una estrella, y lo colocaban sobre el signo de “Tierra” o sobre el signo
que representaba el reino atacado. Las imágenes y el método fueron adoptados
de la cultura de Teotihuacán, esta influencia trajo un nuevo concepto en la cultura
maya: la idea del imperio.

El área central de Tikal originalmente había sido el espacio de los primeros


pobladores, posteriormente se convirtió en la Acrópolis Norte de la ciudad y
santuario de los reyes de Tikal. Tiempo después, se incorporó el sacrificio
humano a las ceremonias de entierro de los reyes de Tikal.

Durante el primer siglo a.C. la Acrópolis creció y se expandió, creándose grandes


edificios públicos y bóvedas con cámaras mortuorias. Las tumbas aquí creadas
revelan una mirada a la élite maya. Entre los restos se encuentran los huesos,
objetos de valor y representaciones pictográficas de los difuntos. Esto simbolizó
una élite hereditaria. La condición fósil de los nobles enterrados demuestra
además de la riqueza que llevaron consigo, el estado de sus huesos, son más
largos y robustos que los de la gente común. Los nobles tenían una mejor dieta
que las personas gobernadas.

Las plazas eran el lugar desde donde la gente presenciaba las actuaciones del
rey. La élite de Tikal invirtió mucha fuerza de trabajo y recursos en expandir estos
espacios, lo que permite suponer una prosperidad y prestigio de este reino.

Las imágenes que cada ciudad usó para representar a sus reyes y demostrar los
poderes que éste tiene, compartían el mismo funcionamiento y lenguaje. Tikal y
Uaxactún avanzaron hacia el periodo Clásico como reinos equivalentes en
poder. Las inscripciones en Tikal hablan sobre una sola dinastía que constaba
de al menos 39 sucesores. Entre las representaciones de reyes, se encuentra la
imagen de cautivos, esto documenta el papel de la guerra y toma de cautivos en
la realeza maya. Los reyes no combatían para matar a sus enemigos, sino para
capturarlos. El combate era agresivo mano a mano. Se valoraba que el cautivo
perteneciera a la realeza, y se ofrecía a rituales públicos.

Uxuactún también entró al periodo Clásico con una dinastía poderosa, los
registros sobre ella se encuentran incompletos. Se cuenta con la estela 9, entre
otras, que representan ascensiones de gobernantes, celebraciones públicas y
eventos naturales.

La rivalidad entre Uaxactún y Tikal comenzó bajo el mandato del gobernante de


Tikal, Gran Garra Jaguar, Tikal derrotó a Uaxactún el 16 de enero de 378 d.C. y
éste emergió como sucesor en el Clásico Temprano de El Mirador y como el
reino hegemónico.

La guerra no era una actividad nueva para los mayas, ellos cazaban estas
ofrendas para entregarlas en sacrificio a sus dioses, en representaciones
públicas. Se pensaba que los cautivos de mayor rango alimentaban mejor a los
dioses con su sangre. Sin embargo, la guerra que comenzó Gran Garra Jaguar
de Tikal, contra Uaxactún no se hizo de la forma tradicional con el combate mano
a mano. Los mayas adoptaron el atuendo y rituales de Teotihuacán, e hicieron
coincidir sus batallas con puntos particulares del ciclo de Venus. Esto constituye

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Un antecedente de algo que se repetiría después a manos de los aztecas y los
mixtecas.

La victoria de Tikal, es algo que se representaría en glifos, estelas y en la


arquitectura, además de que se celebraría memorialmente. Esto demuestra su
importancia histórica como el valor de propaganda que tuvo para los
descendientes de estos conquistadores. El registro más impresionante de la
conquista se inscribió en el marcador de juego de pelota.

Los mayas hicieron más que simplemente copiar un nuevo tipo de arte de guerra,
lo adoptaron a sus necesidades. Ellos obtuvieron de los teotihuacanos un ritual
de sacrificio y un nuevo tipo de guerra que permaneció como centro de religión.

SCHELE, Linda y David Freidel, “Una guerra de conquista Tikal contra


Uaxactún”, en Una selva de reyes, Trad. Jorge Ferreiro, FCE, México, 1999, pp.
153-203.

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