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El modelo Psicológico de la Salud Biológica propuesto por Ribes (1990c) sienta sus
bases en la “Teoría Interconductual” (Kantor, 1980) la cual ha demostrado que posee un
cuerpo de conocimientos que le permiten cumplir con los criterios generales que debe
de ostentar una teoría en psicología (Ribes y López, 1985). Dicha teoría ha permitido
entre otras cosas, identificar un objeto de estudio propio de la Psicología, el cual ha sido
definido con el termino “Interconducta” y se refiere a la interacción construida entre el
organismo y ciertos elementos del medio.
Por otro lado, la segunda categoría se refiere a los resultados, es decir, los efectos
obtenidos de la interacción de los tres componentes de la categoría procesos, dichos
resultados se dan a un doble nivel, por un lado afectan el grado de vulnerabilidad
biológica del organismo y por el otro, influyen en la disponibilidad y emisión de
conductas instrumentales. Los elementos que componen esta categoría son las
conductas instrumentales preventivas o de riesgo, los factores biológicos relacionados
con la vulnerabilidad biológica presente y la aparición o no de la patología biológica o
bien de conductas asociadas a la misma (ver Figura15).
El proceso Psicológico de la Salud
b) Los estilos interactivos.- son la manera en que cada individuo aprende a entrar en
contacto con determinado tipo de situaciones. Son lo que tradicionalmente se considera
como personalidad y significa la forma consistente e idiosincrásica en que el individuo
se comporta frente a una situación nueva. Los estilos interactivos desarrollados por el
individuo conforman la manera en que el individuo se comportará, aunque esto no
quiere decir, que se conocerán las conductas que el individuo desarrollará, sino la
manera, es decir, los modos consistentes con los que el individuo hace frente a
determinadas situaciones, son entonces, los estilos interactivos los que modulan la
oportunidad, la velocidad y la precisión de las conductas efectivas que se desenvolverán
en una situación determinada, en otras palabras fungen como un regulador de
competencias.
Toda vez que se ha identificado el estilo interactivo del individuo, es posible predecir la
forma en que el individuo entrará en contacto con una situación determinada, lo cual
permite examinar la manera en que el sujeto ajustará su comportamiento a los
requerimientos de dicha situación. Ribes (1990c) ha propuesto una serie de situaciones
(arreglos contingenciales) que de no establecer criterios de efectividad pueden hacer que
el individuo despliegue sus estilos idiosincrásicos. En la Tabla 5 se muestran dichos
arreglos, los cuales se encuentran divididos entre aquellos que se vinculan con el
desarrollo de estrés y aquellos que influyen en el grado de competencia (Ribes, 1990c).
Nota: Para una descripción más detallada de cada uno de estos arreglos ver Ribes,
1990c
Las competencias funcionales presentes están relacionadas con la capacidad actual del
individuo y éstas comprenden:
Asimismo, las competencias pueden ser clasificadas en cuatro niveles distintos, los
cuales se distinguen entre si, según el grado de complejidad que representa su ejecución.
Estos cuatro niveles funcionales en que pueden tener lugar las competencias efectivas,
son definidos por Ribes (1990c) de la siguiente manera:
Las resultantes que propone el modelo, pueden ser tanto del orden psicológico
(conductas instrumentales de riesgo), como del orden biológico (la vulnerabilidad
biológica y los estados patológicos que constituyen las características definitorias de la
enfermedad), y el resultado de la interacción de estas dos resultantes es la condición
patológica, que desde el punto de vista psicológico, es consecuencia de una baja
vulnerabilidad y la emisión de conductas instrumentales de riesgo.
Las conductas instrumentales de riesgo o prevención consisten en acciones ejecutadas
por los individuos que aumentan o disminuyen, la posibilidad de contraer alguna
enfermedad. Ribes (1990c) define a las conductas instrumentales como “las acciones
efectivas que aumentan o disminuyen los riesgos de contacto con los agentes
fisicoquímicos y biológicos productores de patología biológica” (p. 31).
Por otro lado, tenemos las conductas instrumentales preventivas las cuales hacen
referencia a prácticas preventivas en situaciones donde el agente patógeno puede estar,
al igual que en el caso de las conductas de riesgo, en contacto directo o indirecto. Las
conductas instrumentales preventivas donde el agente patógeno está en contacto directo
se refieren a conductas que involucran el contacto directo con el agente dañino pero en
este caso, a diferencia de las conductas productoras de patología directa, se toman las
debidas precauciones (las cuales no son garantía para evitar la adquisición de un agente
patógeno), por ejemplo, los trabajadores del sector salud quienes, con precauciones tales
como el uso de guantes de látex, se encargan de obtener las muestras de sangre para
hacerles la prueba del VIH/SIDA; o bien, el tener relaciones sexuales con preservativo,
lo cual no exime de poder ser contagiado del VIH (Ribes, 1990c).
Con todo lo anterior podemos decir que el hablar de conductas instrumentales, es hablar
sobre la capacidad del individuo para producir cambios en el ambiente, es decir, el
saber hacer en diferentes situaciones contingenciales; ya que, el que tenga o no lugar
una conducta instrumental depende siempre de las competencias efectivas disponibles,
las circunstancias biológicas del individuo, el campo contingencial con el que se
enfrenta el individuo y la forma en que sus competencias modulan interactivamente
dichas contingencias, sin embargo, el factor principal en la ejecución de conductas
instrumentales es la capacidad del individuo, la cual según Ribes (1990c) se puede
concebir como:
Dentro de las conductas instrumentales, es posible distinguir que existen dos tipos según
su proximidad temporal con las consecuencias. Un primer tipo responde a las conductas
instrumentales con efectos inmediatos en la salud, en las cuales se facilita que el
individuo evite realizarlas dada la proximidad temporal entre el comportamiento y los
efectos sobre el organismo, mientras que el segundo tipo, responde a conductas
instrumentales con efectos demorados, las cuales tienen como principal efecto
enfermedades crónicas o infecciones con periodos de incubación largos, como en el
caso del VIH/SIDA; en este tipo de conductas, la prevención se dificulta debido a la
demora de los efectos sobre el organismo.
Hay que mencionar que el sistema inmune esta en constante interacción con los
sistemas nervioso y endocrino por lo que cualquier cambio en alguno de estos tres
sistemas, puede afectar a los otros dos y sobre todo en el sistema inmune el cual tiene
una influencia directa sobre el estado de vulnerabilidad. (Bayés y Ribes, 1989). Además
es pertinente decir, que dentro de los eventos que pueden influir sobre la vulnerabilidad
del individuo, podemos encontrar de dos tipos; eventos con características del orden de
lo orgánico y eventos con características del orden de lo psicológico. Los factores de
tipo orgánico se refieren a un daño físico localizable que implican un cambio en el
funcionamiento normal ya sea temporal o permanente, mientras que los del orden de lo
psicológico se refieren a problemas producto de la interacción con otros o con el medio
y por lo regular son temporales, pues no existe daño físico alguno y todo está controlado
por la forma en que el individuo modula sus estados biológicos.