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Immanuel Kant

Fundamentación para una metafísica de las costumbres

Nada hay que sea bueno sin restricción alguna salvo una buena voluntad. Los talentos del espíritu y los dones de la fortuna
son buenos y deseables, pero pueden ser perjudiciales si la voluntad que ha de hacer uso de ellos no es buena. La buena
voluntad es buena en sí misma con independencia de la consecución o no de los fines que se propone. Para aclarar el
concepto de una voluntad digna de ser estimada por sí misma vamos a considerar el concepto del deber que contiene el
de una voluntad buena.
Obviamos aquí las acciones contrarias al deber, aunque en algún sentido pueden ser útiles, y también las que son
conformes al deber, pues el hombre no las realiza por una inclinación inmediata sino porque otra inclinación le empuja a
ello. Conservar la vida es un deber y además tenemos la inclinación a hacerlo así. Cuando es muy angustioso el cuidado
que ponemos en ello la máxima que rige este cuidado no tiene valor moral. Sí tiene valor moral esa máxima cuando un
individuo que ha perdido el gusto por la vida la conserva sólo por deber y no por inclinación o miedo. La moralidad de una
acción no depende de la consecución del propósito que persigue, sino que reside en la máxima por la cual se ha realizado
en el principio de la voluntad. La voluntad no debe estar determinada por inclinación alguna sino por la ley, aún en
perjuicio de todas mis inclinaciones: el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. ¿Qué ley es esa que
determina a la voluntad para que esta pueda llamarse buena sin restricción alguna?: Yo debo obrar siempre de modo que
pueda querer que mi máxima y mi forma de actuar se conviertan en ley universal. Es la razón la que me impone respeto
inmediato por esta legislación de la cuál no conozco aún el fundamento que el filósofo habrá de indagar. “Tránsito de la
filosofía moral popular a la metafísica de las costumbres” No importa que nunca haya habido acciones emanadas del
deber y del respeto a la ley: ser leal en las relaciones de amistad no podría dejar de ser exigible a todo hombre, aunque
hasta hoy no haya habido ningún amigo leal, pues este deber no nace de la experiencia, sino que reside en una idea de la
razón que determina la voluntad por fundamentos a priori. La moralidad no se puede deducir de ciertos ejemplos, pues
de un ejemplo no se puede extraer el concepto de moralidad. Los imperativos se expresan por medio de un “deber ser”,
nos dicen que es bueno hacer u omitir algo, y aunque la voluntad no siempre algo porque se le represente como bueno,
pero es bueno lo que hace cuando las representaciones de la razón determinan sus acciones. Todos los imperativos
mandan. Si mandan algo para conseguir otra cosa se denominan hipotéticos, pero si lo que mandan es bueno en sí,
necesario en una voluntad conforme con la razón, se denomina categórico. El imperativo categórico es uno solo: “Obra
según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”. Si la razón por sí sola determina
nuestra conducta ha de hacerlo necesariamente a priori. Si hay algo cuya existencia en sí misma es un valor absoluto y
que, como fin en sí mismo, pueda fundamentar leyes, ahí está el fundamento del imperativo categórico. El hombre, la
naturaleza racional, existe como fin en sí mismo. Es el fundamento del que se derivan todas las leyes de la voluntad. El
imperativo será: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre
como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio.
Puede tener mucha riqueza, pero eso no lo hace un ser humano correcto o bueno.
¿Porque cultivar la buena voluntad? La naturaleza nos dio la razón, o sea ser autónomos, que no nos dejemos llevar solo
por nuestra pasión, somos dignos cuando nuestra razón se autogobierna y cuando nuestras acciones corresponden a las
leyes que se nos dictan. Kant cree que la razón nos hace especiales.
Actuar por deber: actuar obedeciendo a una máxima autoridad.
Actuar conforme al deber: por coincidencia son buenas, pero no han sido hechas por el deber.
Una acción sin egoismo es una buena voluntad. La única acción que tiene valor moral es por deber.
Las leyes no son subjetivas, la razón es universal, si yo uso correctamente mi razón esto tendrá un bien común.
El autor no se basa en las experiencias personales. Kant se ocupa de aquello que es verdadero y no se pelea con la
experiencia mundana.
La buena voluntad no es una condición imprescindible para ser felices, uno cautiva la buena voluntad por querer propio.
Salvar tu dignidad incluso siendo infeliz.

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