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CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS PARÁSITOS

INTRODUCCIÓN. La parasitología, como ciencia que investiga el parasitismo, comprende el estudio de la morfología, clasificación,
fisiología y biología general de los parásitos, las relaciones entre éstos y su hospedador, y las acciones de uno hacia el otro. Trata de
llegar al máximo conocimiento de estas relaciones y de sus resultados sobre ambos; hospedador y parásito. El parasitismo se define
como una asociación interespecífica de seres vivos en la cual uno de ellos, denominado parásito, depende fisiológicamente del
hospedador para su hábitat y nutrición (en definitiva, para su vida) a la vez que puede causarle daño. La relación podrá ser
permanente o temporal, pero siempre obligatoria en los verdaderos parásitos debido a que no pueden sobrevivir sin su hospedador,
ya que son metabólicamente dependientes de él (parásitos obligados). Cabe señalar que algunos pocos animales de vida libre,
ocasional o accidentalmente, son capaces de asentarse dentro o sobre otro ser vivo, adoptando una forma de vida parasitaria,
generalmente durante poco tiempo (parásitos facultativos). Una característica de los parásitos facultativos es que para ellos la
conservación de la especie no depende de la vida parasitaria. Según su localización en el hospedador, los parásitos se clasifican en
a) ectoparásitos, que son aquellos que viven en su superficie externa o en cavidades que abren directamente en su superficie y b)
endoparásitos, que viven dentro de los diferentes aparatos y tejidos del hospedador. Los parásitos desarrollan su ciclo vital
empleando uno o más hospedadores. Éstos pueden ser de distintas clases o categorías, y desempeñan diferentes papeles en la vida
de los parásitos. Hospedador definitivo es el que alberga el estadio adulto o la fase de reproducción sexual del parásito. Se admite
que cuando solamente hay un hospedador en el ciclo biológico, éste es el definitivo, aunque en la práctica uno se refiera
simplemente a él como «el hospedador». Hospedador intermediario sería aquel que alberga las formas larvarias o de reproducción
asexuada de un parásito. Pueden ser uno, dos o más en un ciclo biológico. Si no existe una fase de reproducción sexual conocida, el
hospedador vertebrado se considera como definitivo y el invertebrado como intermediario. El estudio de las parasitosis que afectan
al ser humano corresponde a la parasitología médica o clínica, mientras que aquellas enfermedades parasitarias que afectan a los
animales domésticos son objeto de estudio en la parasitología veterinaria. La existencia de importantes zoonosis parasitarias implica
una relación, cada vez más importante en el momento actual, entre las ramas médica y veterinaria de la parasitología.
Los protozoos o protozoarios son organismos unicelulares eucariotas con uno o varios núcleos y de tamaño variable (entre 2 y 1.000
μm). Los núcleos tienen gran variedad de formas y desde el punto de vista de la microscopia óptica se clasifican en compactos o
condensados, con una distribución homogénea de la cromatina, y vesiculares, con una distribución irregular de la misma, formando
grumos de variada distribución, que a veces se utilizan con criterios taxonómicos. Muchos presentan un gránulo central que recibe
el nombre de cariosoma. Los endosomas, que se describen en algunos núcleos, son realmente nucléolos. Habitualmente presentes,
desaparecen durante la división nuclear. Los protozoarios pueden tener más de un núcleo y éstos, a su vez, pueden ser todos
similares y con la misma función o, como en el caso de los protozoos ciliados, ser de diferente forma y función, constituyendo el
macronúcleo y el micronúcleo. El citoplasma está envuelto por una membrana plasmática trilaminar y algunos protozoarios tienen
más de una membrana formando parte de su película. Asimismo, muchos protozoarios poseen un glicocáliz o cubierta superficial
de glucoproteínas, que tiene importancia en la respuesta inmunitaria y en los mecanismos de evasión de la misma. Como estructuras
celulares existen diferentes organelas, a saber, mitocondrias (ausentes en algunos anaerobios como las tricomonas), aparato de
Golgi, lisosomas, retículo endoplásmico liso y rugoso, microsomas (peroxisomas e hidrogenosomas), microtúbulos subpeliculares,
gránulos de secreción y almacenamiento, y vacuolas digestivas. Estas estructuras participan en múltiples procesos metabólicos de
la célula; así permiten su respiración y los procesos metabólicos de generación de energía, crecimiento y multiplicación. A estas
organelas, de amplia distribución en las diferentes especies, se añaden otras que son características de ciertos grupos taxonómicos,
por ejemplo el cinetoplasto de algunos flagelados, el complejo apical en los esporozoarios o la estructura infraciliar de los ciliados.
Una característica morfológica de los protozoarios es la presencia de diferentes elementos de locomoción, como seudópodos,
flagelos, membranas ondulantes y cilios, característicos de determinados taxones. Desde el punto de vista de la nutrición, los
protozoarios parásitos de interés médico son heterótrofos, que pueden adoptar un tipo denominado holozoico o saprozoico. En el
primero, se alimentan por ingestión de microorganismos enteros o partículas alimentarias mediante un proceso de fagocitosis, en
el cual intervienen seudópodos, o diferentes aberturas celulares como los citostomas y los microporos. Cuando se trata de la
ingestión de gotas de líquidos el proceso se denomina pinocitosis. La fagocitosis y la pinocitosis son formas de nutrición por
endocitosis. Los materiales no digeribles pueden eliminarse a través de un citopigio celular o ser eliminados por difusión o por
exocitosis. En la nutrición de tipo saprozoico las sustancias nutritivas penetran por difusión simple o por transporte activo a través
de la membrana citoplasmática. La reproducción de los protozoos puede ser sexual o asexual. La primera adopta diferentes tipos,
como la división binaria simple, la división múltiple (merogonia o esquizogonia), la gemación, la endodiogenia y la endopoligenia;
estos dos últimos tipos son característicos del phylum Apicomplexa. La reproducción sexual se inicia con la formación de gametos
haploides (gamogonia o gametogénesis), que darán lugar por fusión a una célula huevo diploide o cigoto. En el proceso de
reproducción sexual conocido como conjugación (característico de los ciliados) no se unen células sino que hay un proceso de fusión
solamente de los micronúcleos de dos individuos (desapareciendo los macronúcleos), dando lugar a la formación de un núcleo
cigótico diploide. El ciclo vital se puede desarrollar en varios estadios, con una fase de reproducción asexual (esquizogonia o
merogonia) con formación de esquizontes y merozoítos, una fase sexual (gamogonia) originando gametos y un cigoto, y una fase
de división múltiple del cigoto (esporogonia), que da lugar a los esporozoítos. La forma de vida activa de los protozoos bajo la cual
se mueven, alimentan y reproducen (y en el caso de los parásitos ejercen su acción patógena), se denomina trofozoíto. Éste es
metabólicamente activo pero incapaz de sobrevivir durante un tiempo prolongado fuera del hospedador. Cuando las condiciones
ambientales se vuelven adversas, en algunas especies (Entamoeba, Giardia, Balantidium, etc.), se transforman en fases de
resistencia o quistes con una actividad metabólica reducida pero capaces de sobrevivir en el medio y ser las formas de transmisión
(infectantes). Algunos protozoos no tienen fases quísticas y se transmiten por contacto estrecho; otros tienen varias fases en su
ciclo vital y pueden necesitar un artrópodo para que se desarrolle parte de su ciclo y sirva de vehículo transmisor (vector biológico).
Los protozoos son considerados como los representantes actuales del grupo de seres vivos que dieron origen a animales y plantas
y se clasifican en un reino propio denominado Protozoa, que se divide en varios phyla (grupos) dependiendo de sus características
morfológicas, estructurales o de locomoción. Los principales phyla de interés médico son: a) phylum Sarcomastigophora (poseen
flagelos, seudópodos o ambos), que comprende a las amebas y los flagelados; b) phylum Apicomplexa (con un complejo apical),
que comprende a los esporozoarios y a los piroplasmas; c) phylum Ciliophora, que comprende los ciliados y d) phylum Microspora,
que se caracterizan por tener un tubo con el que se inyecta el parásito en la célula hospedadora. El phylum Sarcomastigophora
comprende dos subphyla: a) subphylum Sarcodina, que abarca a diferentes géneros de amebas, como Entamoeba, Iodamoeba,
Naegleria y Acanthamoeba y b) subphylum Mastigophora, que engloba a los protozoos flagelados de géneros como Trichomonas
(orden Trichomonadida), Giardia (orden Diplomonadida), Chilomastix (orden Retortamonadida), Trypanosoma y Leishmania (orden
Kinetoplastida). Las amebas de interés médico (subphylum Sarcodina) presentan fases de trofozoíto y quiste (forma de resistencia
y transmisión), con reproducción por fisión binaria, movilidad por emisión de seudópodos, respiración anaerobia facultativa y una
asimilación de los nutrientes por pinocitosis o fagocitosis. Los protozoos flagelados pueden adoptar diferentes formas (alargada en
Trypanosoma, piriforme y cóncava en Giardia), pero lo más característico es la presencia de flagelos (Trichomonas, Chilomastix,
Giardia o Trypanosoma) en algunas de las fases de su ciclo vital y de membrana ondulante en algunos de éstos, como Trypanosoma
y Trichomonas. El phylum Ciliophora contiene una única especie parásita de interés médico, Balantidium coli (figura 24.4), que tiene
dos núcleos (macro y micronúcleo), se reproduce por conjugación, es anaerobio facultativo e ingiere los nutrientes a través de un
citostoma o boca celular en forma de embudo. La locomoción la realiza por un movimiento coordinado de hileras de cilios. Todos
los protozoos del phylum Apicomplexa (esporozoarios y piroplasmas) son parásitos intracelulares que asimilan los nutrientes por
difusión y poseen una organela característica en uno de los extremos celulares, denominada complejo apical, que interviene en el
proceso de penetración en la célula hospedadora. Estos parásitos tienen ciclos reproductivos complejos con diferentes formas
(trofozoítos, esquizontes, merozoítos, gametocitos, gametos, cigoto y esporozoítos en las formas más completas) dentro de dos
fases alternativas de reproducción, una asexual y otra sexual. En este grupo existen importantes parásitos humanos como los
plasmodios del paludismo (especies de Plasmodium) (figura 24.5), Toxoplasma gondii, el productor de la toxoplasmosis (figura 24.6),
las especies de Cryptosporidium e Isospora belli, agentes de importantes cuadros diarreicos en niños y personas inmunodeprimidas.
Los microorganismos del phylum Microspora (microsporidios) estaban integrados con micronúcleo), se reproduce por conjugación,
es anaerobio facultativo e ingiere los nutrientes a través de un citostoma o boca celular en forma de embudo. La locomoción la
realiza por un movimiento coordinado de hileras de cilios. Todos los protozoos del phylum Apicomplexa (esporozoarios y
piroplasmas) son parásitos intracelulares que asimilan los nutrientes por difusión y poseen una organela característica en uno de
los extremos celulares, denominada complejo apical, que interviene en el proceso de penetración en la célula hospedadora. Estos
parásitos tienen ciclos reproductivos complejos con diferentes formas (trofozoítos, esquizontes, merozoítos, gametocitos, gametos,
cigoto y esporozoítos en las formas más completas) dentro de dos fases alternativas de reproducción, una asexual y otra sexual. En
este grupo existen importantes parásitos humanos como los plasmodios del paludismo (especies de Plasmodium) (figura 24.5),
Toxoplasma gondii, el productor de la toxoplasmosis, las especies de Cryptosporidium e Isospora belli, agentes de importantes
cuadros diarreicos en niños y personas inmunodeprimidas. Los microorganismos del phylum Microspora (microsporidios) estaban
integrados con anaerobia facultativa, adquieren los nutrientes por difusión y se reproducen por fisión binaria o múltiple junto a una
fase de esporogonia. Son patógenos humanos los géneros Microsporidium, Encephalitozoon, Enterocytozoon y Nosema, y se
relacionan con diferentes cuadros patólogicos como enteritis, hepatitis y úlceras corneales, entre otros.
ANIMALES PARÁSITOS: HELMINTOS Y ARTRÓPODOS. Los seres vivos pluricelulares (metazoarios) que pueden parasitar al hombre
son generalmente macroscópicos en el estado adulto; su tamaño es muy variado (desde menos de 1 mm a varios metros) y
pertenecen a dos grupos, conocidos como helmintos y artrópodos. Ambos grupos se clasifican dentro del reino Animal o Animalia,
son invertebrados y están incluidos en el phylum Platyhelminthes (helmintos planos con alrededor de 20.000 especies), el phylum
Nematoda (helmintos cilíndricos con alrededor de 10.000 especies descritas y 500.000 estimadas) y el phylum Arthropoda
(artrópodos con más de 1.000.000 especies).
1. Helmintos: agrupa a los metazoarios pertenecientes a dos grupos de animales parásitos bastante diferentes: los platelmintos
(phylum Platyhelminthes) y los nematodos (phylum Nematoda), y es conveniente estudiar sus características morfológicas y
biológicas generales por separado.
1.1. Platelmintos: Son animales invertebrados, de cuerpo aplanado y con simetría bilateral, formado por un solo elemento
(monozoicos) o por numerosos segmentos (polizoicos) y recubierto de un tegumento de naturaleza bastante compleja con
microvellosidades externas y una estructura de tipo sincitio. Poseen un cuerpo macizo sin cavidad celomática ocupado por
un tejido esponjoso que se denomina parénquima, donde están situados los diferentes órganos internos, con o sin tubo
digestivo, con tejido muscular y un sistema nervioso elemental. Tienen un sistema excretor u osmorregulador basado en
unas células denominadas protonefridios, solenocitos o células en llama. Desde el punto de vista reproductor, la mayoría
son hermafroditas. Carecen de aparato respiratorio y circulatorio. Existen formas de vida libre y otras de vida parasitaria.
Para la clasificación de los platelmintos, si bien existen criterios dispares al respecto, adoptaremos la taxonomía admitida
y extendida en la mayoría de textos con fines docentes. Se dividen en dos clases de interés médico: clase Trematoda (los
trematodos) y clase Cestoidea o Cestoda (cestodos o tenias). Los trematodos son platelmintos parásitos, de cuerpo plano,
no segmentados, en general con forma de hoja que pueden parasitar tanto el aparato digestivo, como los vasos sanguíneos
mesentéricos, el aparato urinario, el cerebro y otros órganos. En el helminto adulto se puede destacar el tegumento
plegado externamente formando vellosidades y con espinas externas. Este tegumento tiene estructura de sincitio y reposa
sobre una membrana basal perforada, que lo comunica con el parénquima. Participa en la función de absorción de
nutrientes (especialmente glucosa y aminoácidos) y es rico en diferentes tipos de enzimas. En la superficie externa es
característica la presencia de ventosas musculares como órganos de fijación. Tienen un tubo dermomuscular
subtegumentario. El sistema nervioso posee un par de ganglios de situación anterior, cerca de la faringe, que dan origen a
varios nervios conectados de forma transversal que recorren el cuerpo del parásito en toda su longitud. El aparato digestivo
es incompleto (con boca y sin ano), tiene forma de Y invertida y consta de una boca, rodeada de una ventosa, prefaringe,
faringe muscular (trituración de los alimentos), esófago y dos tubos intestinales ciegos. La excreción de desechos sólidos
se realiza por peristaltismo inverso y mediante el sistema excretor presente en el parénquima. Éste es de tipo
protonefridial, con células en llama o solenocitos, con un sistema de canales excretores que recorren el cuerpo y un poro
excretor. Casi todos los trematodos son hermafroditas, como Fasciola hepatica, pero hay grupos con géneros separados
como los esquistosomas. Las especies hermafroditas poseen órganos sexuales masculinos y femeninos en el mismo
individuo, bien desarrollados y complejos. Se reproducen por autofecundación o por fecundación cruzada. Los huevos
fecundados deben ser liberados en un ambiente adecuado. El desarrollo larvario es bastante complejo y en él intervienen
uno, dos o más hospedadores intermediarios, adquiriendo diferentes formas larvarias (tanto de vida libre como parasitaria)
hasta llegar al estadio de adulto. En los esquistosomas, si bien tienen sexos separados, el macho y la hembra adoptan un
tipo de vida que se denomina emparejamiento permanente, que es un mecanismo de adaptación al parasitismo para
asegurar la supervivencia de la especie. Todos los trematodos de interés médico se agrupan en la subclase Digenea:
trematodos digenéticos, caracterizados por la alternancia de generaciones de origen sexuado y asexuado a lo largo de su
ciclo biológico. Los cestodos son platelmintos exclusivamente parásitos (figura 24.8), sin tubo digestivo; todas las especies
de importancia médica tienen el cuerpo (estróbilo) formado por numerosos segmentos denominados proglótides, que se
generan todos en un elemento inicial que se llama escólex. A nivel de éste se ubican distintos tipos de órganos de fijación
como ventosas, botrios, botridios y ganchos. La parte distal del escólex se denomina cuello y es de importancia vital para
el parásito, porque a partir de sus tejidos con gran capacidad de diferenciación se van formando todos los demás
segmentos del cuerpo. Los adultos parasitan el tubo digestivo o conductos anexos de los vertebrados, mientras que las
formas larvarias pueden encontrarse tanto en vertebrados como en invertebrados. El cuerpo está revestido de un
tegumento con microvellosidades que interviene activamente en la nutrición del parásito, tanto en los procesos de
absorción como de excreción, mediante vesículas endo y exocitóticas, dado que los cestodos carecen de aparato digestivo.
Presentan tanto un sistema muscular subtegumentario como músculos parenquimatosos de disposición circular,
transversal y longitudinal, que confieren movilidad al parásito. El centro del cuerpo está ocupado por el parénquima que
rodea los diferentes órganos internos. El sistema nervioso se inicia en uno o varios ganglios neuronales situados en el
escólex y se distribuye por todo el cuerpo mediante dos nervios laterales que se ramifican en el parénquima de cada anillo
y que inervan el sistema muscular (incluidas las ventosas musculares), el tegumento y el aparato genital. Existen algunos
receptores sensoriales primitivos. El sistema excretor (osmorregulador) está constituido por las células en llama y túbulos
excretores (dos dorsales y dos ventrales) que recorren todo el estróbilo y se abren al exterior a nivel del último proglótide.
Los cestodos son hermafroditas y en cada proglótide se encuentran órganos masculinos y femeninos: los proglótides más
próximos al cuello son inmaduros, los siguientes van madurando y los más distales están grávidos (útero con huevos
fértiles). El útero puede tener o no poro uterino para la puesta de los huevos. En caso de no tenerlo, éstos se almacenan
distendiendo el útero y se liberan al exterior por la rotura del proglótide. Existe autofecundación entre anillos maduros
adyacentes o fecundación cruzada entre dos ejemplares diferentes. Los huevos dan lugar a un embrión con seis ganchos
denominado oncosfera o embrión hexacanto. En el hospedador intermediario se desarrolla la forma larvaria juvenil,
denominada metacestodo, que puede tener una estructura sólida como las larvas procercoides y plerocercoides de los
seudofílideos (p. ej., botriocéfalo) o un aspecto vesicular como los metacestodos de tipo cisticerco de los géneros Taenia
o de tipo hidátide como en las especies de Echinococcus.
1.2. Nematodos: Son invertebrados de cuerpo cilíndrico ampliamente distribuidos en la naturaleza, donde existen especies de
vida libre y de vida parasitaria, éstas últimas tanto de plantas (fitoparásitos) como de animales vertebrados e invertebrados
y del hombre. Pueden parasitar el tubo digestivo, la sangre, los linfáticos y diferentes órganos y sistemas. Están recubiertos
de una cutícula no celular compuesta de varias capas de proteínas fibrosas estructurales, enzimas y lípidos segregada por
la hipodermis. Tiene mucha importancia en su fisiología y en la relación con los hospedadores. Esta cutícula se muda varias
veces a lo largo del desarrollo larvario desde la larva de primer estadio hasta el adulto, permitiendo el crecimiento del
nematodo. La cavidad general del cuerpo no tiene revestimiento epitelial y constituyen un seudoceloma bañado por el
líquido seudocelomático. Poseen una estructura muscular parietal por debajo de la hipodermis, que le confiere movilidad
al nematodo. Presentan un aparato digestivo completo con boca anterior y ano posterior, con glándulas exocrinas
relacionadas con la digestión y otras funciones fisiológicas. El sistema nervioso está compuesto de un anillo periesofágico
formado por ganglios y fibras nerviosas, del cual parten seis nervios anteriores y de seis a ocho nervios de distribución
posterior. En diferentes especies está descrita la existencia de mecanorreceptores, quimiorreceptores y fotorreceptores,
como órganos sensoriales primitivos. Tiene un sistema excretor formado por una o dos glándulas renales primitivas, de
situación anterior y con tubos colectores que recorren el cuerpo a lo largo de la hipodermis, abriéndose al exterior por un
poro excretor. Desempeñan tanto una función excretora como osmorreguladora y secretora. Los nematodos de interés
médico tienen sexos separados, con un dimorfismo sexual generalmente muy marcado. En las hembras, los órganos
reproductores ocupan gran parte de la cavidad corporal. En algunas especies existe partenogénesis. Los nematodos son
mayoritariamente ovíparos aunque algunas especies pueden ser ovovivíparas (especies de Trichinella); el huevo madura
en el interior del útero de las hembras, que paren larvas al exterior. Existen cuatro fases larvarias (L1 a L4) con las
correspondientes mudas antes de alcanzar el estado adulto.
2. Artrópodos: Comprende el grupo de seres vivos más numeroso del reino Animal. Está compuesto por animales invertebrados,
segmentados, celomados, con simetría bilateral, con un exoesqueleto quitinoso constituido por quitina y proteínas y dividido
en placas separadas por membranas flexibles, y apéndices articulados. Tienen un aparato digestivo completo, respiración
cutánea, aérea o acuática, aparato circulatorio lagunar, sistema nervioso bien desarrollado y sexos separados El desarrollo de
los artrópodos se realiza por metamorfosis y en los períodos de crecimiento se producen mudas del exoesqueleto. La mayoría
de los artrópodos son ovíparos aunque hay especies larvíparas. Hay dos clases de especial interés: los insectos (clase Insecta o
Hexapoda) y los arácnidos (clase Arachnida). La importancia sanitaria de los artrópodos se debe a su papel como vectores
biológicos o mecánicos de agentes infecciosos, su actividad como patógenos directos (hematofagia y picaduras) y las pérdidas
económicas que ocasionan.
2.1. Insectos: Son artrópodos con el cuerpo dividido en cabeza, tórax y abdomen, tres pares de patas y un par de antenas, con
o sin alas, con aparato bucal picador, chupador o masticador, y pueden experimentar una metamorfosis completa o
incompleta, aunque hay insectos ametábolos. Agrupan a seres acuáticos y terrestres como mosquitos, moscas, tábanos,
pulgas, piojos y chinches. La boca de los insectos es compleja y varía según el tipo de aparato bucal que presenten. Las
especies vectoras biológicas de enfermedades poseen un aparato bucal picador-chupador y son hematófagas, lo cual les
permite obtener mediante picadura los microorganismos del medio interno de un hospedador para transmitirlo a otro. La
cavidad general del cuerpo se denomina hemocele y está ocupada por la hemolinfa, que baña los diferentes órganos
internos. El aparato circulatorio es de tipo lagunar (abierto) con un corazón tubular dorsal que recibe la hemolinfa de un
seno pericárdico y la bombea anteriormente hacia las arterias de salida. El aparato digestivo es completo y los productos
de desecho se eliminan por los órganos excretores (tubos de Malpighi) en el tubo intestinal. El sistema nervioso central se
compone de un ganglio cefálico («cerebro») unido a un ganglio ventral que se continúa con un cordón nervioso ventral
con ganglios en intervalos. Los insectos muestran una gran cefalización y órganos sensoriales bien desarrollados, y la
localización de los hospedadores se realiza mediante la visión (mosca «tse-tsé» o Glossina), quimiorreceptores que
detectan olores (mosquitos Anopheles), aumento de la concentración de anhídrido carbónico (garrapatas) o incrementos
de la temperatura y la humedad (piojos). Los sexos están separados y las hembras presentan un par de ovarios, dos
oviductos unidos en el útero con una parte inferior (vagina) y glándulas accesorias que segregan una sustancia mucosa
cementante, que se deposita sobre los huevos. Una estructura importante es la espermateca (con receptáculos para los
espermatozoos). Los machos poseen dos testículos, vasos deferentes y vesículas seminales, que terminan en el órgano
eyaculador o edeago. El aparato genital externo es muy variado según cada especie y tienen generalmente apéndices para
fijar a la hembra durante la cópula. Hay especies partenogenéticas. A lo largo de su metamorfosis los insectos, al igual que
otros artrópodos, van mudando su exoesqueleto quitinoso, lo que constituye el importante fenómeno de las mudas o
ecdises.
2.2. Arácnidos: Son artrópodos con el cuerpo dividido en cefalotórax y abdomen, con cuatro pares de patas y sin antenas ni
alas. En los ácaros la separación entre el cefalotórax y el abdomen no es evidente, constituyendo el idiosoma. Los arácnidos
agrupan a los ácaros, escorpiones y arañas. Las piezas bucales (capítulo o gnatosoma) nacen de la parte anterior del
idiosoma y constan de una base de forma anular, quelíceros (cortantes y perforantes), y pedipalpos (palpos sensores), cuya
base puede soldarse formando un pieza inferior, el hipostoma. Un rostro o tectum se extiende dorsalmente sobre la boca.
La mayor parte de los ácaros y garrapatas tienen una placa dorsal (scutum o escudo) en la parte anterior del cuerpo. El
aparato digestivo es completo, con un intestino medio con numerosos divertículos. El tipo de sistema excretor es variable
(túbulos de Malpighi, pequeñas glándulas excretoras, glándulas coxales o combinaciones de los anteriores). Los ácaros y
arácnidos son ovíparos, mientras que los escorpiones son vivíparos. De los huevos nacen larvas hexápodas parecidas a los
adultos, pero más pequeñas, que mudan a ninfas mayores octópodas y después a adultos.
DIAGNÓSTICO DE LAS ENFERMEDADES PARASITARIAS. Puede realizarse por métodos directos o parasitológicos y métodos indirectos.
Los métodos directos o parasitológicos son aquellos que permiten observar el parásito o alguna de sus formas de transmisión.
Comprende: a) el examen directo macroscópico y microscópico del parásito o de muestras biológicas que lo contengan, ya sea en
fresco o mediante tinciones apropiadas; b) el cultivo y c) la inoculación experimental. Todos estos métodos sirven para confirmar
el diagnóstico de la enfermedad. Los métodos indirectos, generalmente llamados serológicos, permiten poner de manifiesto la
respuesta frente al parásito, ya sea mediante la determinación de anticuerpos u otras técnicas de diagnóstico inmunológico y
biológico. En muchos casos sólo proporcionan un diagnóstico presuntivo de la enfermedad parasitaria, y su interpretación depende
de la sensibilidad, especificidad y eficacia diagnóstica del método utilizado, así como de la fase de la enfermedad. Es importante
recordar que las enfermedades parasitarias pasan por diferentes fases o etapas en relación con el ciclo biológico del parásito y esto
debe tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados del laboratorio. Por eso, un buen conocimiento de los parásitos y de
sus ciclos vitales es fundamental en parasitología clínica y condiciona la interpretación de los resultados. En muchas parasitosis (p.
ej., en la fascioliosis) existe un período prepatente en la enfermedad, en el cual el individuo está parasitado pero no es posible poner
de manifiesto ningún elemento del parásito, lo que origina resultados falsos negativos. Lo mismo sucede con los métodos indirectos
o serológicos, en los cuales existe una etapa serológicamente negativa en función de la cinética de la respuesta inmunitaria. En
muchas parasitosis la existencia de antígenos circulantes contribuye a enmascarar o disminuir la tasa de anticuerpos circulantes,
formando inmunocomplejos que a su vez pueden tener una acción inmunopatológica. La existencia de tratamientos antiparasitarios
también pueden alterar los resultados, al negativizar transitoriamente un diagnóstico de laboratorio. Con los métodos serológicos
es importante tener en cuenta si el paciente procede de una región endémica de la enfermedad, donde la gran prevalencia de
anticuerpos específicos contra el parásito en la población resta valor a un resultado positivo como indicador de enfermedad actual.
Es el caso, por ejemplo, de pacientes procedentes de regiones con paludismo endémico, donde el 90% de la población tiene
anticuerpos contra los plasmodios del paludismo. En esos pacientes la positividad de una prueba serológica no es indicativa de
enfermedad actual. Las muestras biológicas para analizar son variadas dependiendo del tipo de parasitosis: enteroparasitosis
(parasitosis del aparato digestivo, es decir tubo digestivo y órganos anexos), hemoparasitosis, parasitosis cutáneas e hísticas. En las
enteroparasitosis el método diagnóstico más utilizado es el examen coproparasitario, que permite el diagnóstico de protozoarios y
helmintos enteroparásitos y parásitos hepáticos como Fasciola hepatica o Clonorchis sinensis. De esta forma pueden diagnosticarse
parasitosis como la amebiasis, giardiasis, ascariasis, tricocefalosis, fascioliosis, teniasis, esquistosomiasis intestinal y otras muchas.
La observación de huevos en las heces es fundamental para el diagnóstico de algunas enteroparasitosis (figura 24.11). En ocasiones
es necesario recurrir a métodos más cruentos como el sondaje duodenal o a la toma de muestras mediante rectoscopia. La
laparoscopia abdominal y la biopsia hepática pueden estar indicadas también en alguna parasitosis hepáticas como la fascioliosis.
En las hemoparasitosis como el paludismo y la tripanosomiasis americana o africana la principal muestra que hay que estudiar es la
sangre, mediante el examen microscópico de extensiones y gotas gruesas. En el caso de la tripanosomiasis africana, dependiendo
de la fase de la enfermedad, está indicado el examen del líquido

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