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tanto vacías, era evidente que el tráfico era bajo, puesto a que la
noche era pesada y había una gran probabilidad de sufrir un
accidente, además, era época laboral y los adultos tanto como los
jóvenes preferían irse a dormir temprano, un aspecto sano y
preservado que se mantenía en la cultura de los habitantes de
aquella ciudad, era algo que ellos hacían en prioridad en su salud,
su rendimiento laboral y académico, una cuestión que para ser
honestos, genera un amplio beneficio.
—¡Hey Ludvin! Tanto tiempo sin traer tu gordo culo hasta aquí!
¿Cómo estás hermano?— Aquel grito tonto digno de un
adolescente inmaduro, era de Ronnie, uno de los trabajadores que
socializaban con Ludvin, el doctor. Ronnie le apodaba de "gordo"
por puro juego de "hermanos", cayendo en la ironía de que el gordo
era él, no Ludvin.
—Sí, atinaste como siempre, sólo que te voy a pedir dos órdenes
iguales, tengo a alguien en casa y prometí llevarle la cena.— Dijo
sin hacer contacto visual, No tenía a nadie cuidando en casa, sólo
era un glotón y no sabía cómo disimularlo. —¿Ahora a quién te
andas tirando grandulón?— fue un chiste malo, repentino, y fuera
de lugar. Era suficiente con ver que el hombre al lado de Ludvin se
atragantara con su malteada tras escuchar ese mal chiste, durando
unos cuantos segundos de silencio incómodo entre la tos ahogada
del hombre que estaba al lado de Ludvin y el sonido de la rocola.
¿Qué debo hacer? ¿Qué hace aquí? ¿Cómo llegó hasta aquí?
¿Debería ayudarle? Fueron varias preguntas que el hombre se hizo
mientras veía al niño asustarse por tener un cañón de pistola
apuntándole en la cabeza. —No dispare... por favor...— fueron las
palabras del chico, apenas podían entenderse, su voz estaba
entrecortada y no podía hablar por que no paraba de temblar.
—No... no lo sé— dijo el chico, con una voz tenue, ronca y tímida.
Se sentía mal de salud, y el hecho de haber entrado sin permiso a
una casa ajena, sumando a que el dueño de la misma aceptaba
acogerle en la misma, le tenía el corazón hecho un nudo, se sentía
una mierda de persona la peor persona existente en la tierra.
"Julie is her name" era el vinilo que escogió, al menos una de las
canciones que tenía le recordaban a su fracaso amoroso que
terminó en horripilantes resultados hace unos ayeres. El volumen
era un tanto bajo, pero audible, se escuchaba el clásico ruido que
los vinilos suelen hacer, el ambiente era fresco, seguía el olor a
lluvia y aún se escuchaba la misma en el exterior, no obstante, se
podía deducir que había reducido su intensidad.
II
Ante la pregunta de aquel hombre, no supo que responder, no sabía
si usar una evasiva o responder con la verdad, nuevamente, el
sentimiento de culpa y la sensación de presión regresaron a él, a lo
que se hizo el silencio por unos cuantos segundos.
—Sí...—
—Sí.—
Éste parecía ser tragado por la masa negra, la cual no tenía fondo.
Dió una larga caida hasta aporrearse contra una cama. Sus manos
estaban atadas, éste veía una silueta humanoide, se acercaba al
menor y la observaba con certero detenimiento.
—Bien, vamos para allá.— Dijo Ludvin, mientras que con ayuda
de los 2 enfermeros. Éstos iban en el pasillo a un paso apresurado,
mientras que se dirigían al elevador.
—Sólo... descansa, ¿Ok? apuesto que has tenido un día tan feo
como el mío.— El chico sólo afirmaba con la cabeza, mientras se
acomodaba en la cama en una posición cómoda, del modo que el
cable del suero no le incomodase.