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María y José viajaron a Belén para el censo ordenado por César Augusto, donde María dio a luz a Jesús en un establo después de que todos los alojamientos estuvieran llenos, cumpliendo así la profecía de que Jesús nacería en Belén. Meses antes, el ángel Gabriel le había revelado a María que tendría un hijo por obra del Espíritu Santo que se llamaría Jesús.
María y José viajaron a Belén para el censo ordenado por César Augusto, donde María dio a luz a Jesús en un establo después de que todos los alojamientos estuvieran llenos, cumpliendo así la profecía de que Jesús nacería en Belén. Meses antes, el ángel Gabriel le había revelado a María que tendría un hijo por obra del Espíritu Santo que se llamaría Jesús.
María y José viajaron a Belén para el censo ordenado por César Augusto, donde María dio a luz a Jesús en un establo después de que todos los alojamientos estuvieran llenos, cumpliendo así la profecía de que Jesús nacería en Belén. Meses antes, el ángel Gabriel le había revelado a María que tendría un hijo por obra del Espíritu Santo que se llamaría Jesús.
Esta es la historia del nacimiento del niño Jesús, contada como si
fuera un cuento de Navidad.
Un 24 de diciembre, María y José iban camino de Belén para
empadronarse tal y como había ordenado César Augusto. José iba caminando y María, a punto de dar a luz a su hijo, sentaba en un burro.
Meses atrás, el arcángel Gabriel había visitado a María para darle la
noticia de que en su vientre llevaba al hijo de Dios, un niño al que tendría que llamar Jesús.
A su llegada a Belén, María y José buscaron un lugar para alojarse,
pero llegaron demasiado tarde y todo estaba completo. Finalmente, un buen señor les prestó su establo para que pasaran la noche.
José juntó paja e hizo una cama para su esposa. Lo que ninguno de los dos imaginaba antes de trasladarse ese día a Belén es que era el momento de que naciera Jesús.