Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de Marketing
—
Índice
1 Introducción ............................................................................................................................................................ 3
2 Principios Básicos de los Objetivos Comerciales .................................................................................... 3
3 Características de los Objetivos a Marcar ................................................................................................... 4
4 Concreción de los Objetivos de Marketing............................................................................................... 6
5 El Árbol de Objetivos ........................................................................................................................................ 9
1 Introducción
Una vez completado el análisis de situación del paso 1, la siguiente etapa del proceso de
planificación consiste en la determinación de los objetivos de marketing.
Su complejidad irá quedando patente a lo largo de este capítulo, agravada por la escasez
de herramientas específicas que sirvan para objetivar su planteamiento. En cualquier caso,
trataremos de explicar los procedimientos lógicos y prácticos que rodean a esta fase clave
del proceso de planificación.
Tras ello, se debe establecer el periodo temporal en el cual se enmarcarán los objetivos.
Estos plazos son típicamente tres: corto, medio y largo plazo, cada uno con sus
particularidades y exigencias metodológicas.
El penúltimo paso es concretar los objetivos de forma precisa, evitando cualquier tipo de
ambigüedad y, por fin, aplicar el test de viabilidad de objetivos, que velará por la integridad
de los mismos, y que consiste en la evaluación de las características que debe tener un
objetivo para que sea útil.
Los objetivos son el fin último del proceso de planificación, y se conforman como el único
“Los objetivos comerciales suponen la elemento de juicio sobre las estrategias y acciones de marketing emprendidas y como
construcción de un sistema que permitirá el
un indicador que permite decidir a tiempo las acciones correctoras oportunas.
control y corrección de las estrategias de
marketing de la empresa. Por tanto, su
diseño es crucial en el desarrollo de la
planificación y, en términos generales,
supone la concreción detallada de las 3 Características de los Objetivos a Marcar
pretensiones de mercado de una compañía.”
Las características básicas de los objetivos comerciales y de marketing son las siguientes:
En realidad no se debe olvidar que los objetivos son una herramienta al servicio del
proceso de planificación, y que como tal debe permitir una orientación adecuada de las
estrategias y la posibilidad de corregir a tiempo dichas estrategias.
Dicho de otro modo, los objetivos permiten conocer cuál ha sido la magnitud de las
desviaciones que se hayan podido producir y en qué áreas se han producido. Sólo
operando de este modo es posible evitar que los errores se produzcan de nuevo, y
reaccionar a tiempo en su corrección.
Por todo ello, la práctica habitual es la incorporación del mayor número de objetivos
posible, de modo que todas las actividades proporcionen un elemento de juicio sobre su
funcionamiento.
Aunque existe una tendencia generalizada a fijar los objetivos dentro del corto plazo
(normalmente entendido como un año), es conveniente fijar otros horizontes de fijación. De
este modo, es posible evaluar acciones en las que su comportamiento sea difícil de
evaluar en el corto plazo (por ejemplo, las decisiones de posicionamiento de marca).
Los plazos en los que se debe fijar los objetivos dependen de los mercados y de las
características particulares de una organización. Hoy por hoy es difícil establecer
objetivos realistas en la nueva economía que vayan más allá de uno o dos años. Los
cambios se producen a tal velocidad, que la fijación de objetivos no puede establecerse
con un horizonte temporal de cinco años. En mercados más estables, sin embargo, sí es
posible mantener objetivos a tres o cinco años, aunque cada vez va siendo más difícil
alargar el periodo de influencia.
b) Objetivos específicos.
Los objetivos primordiales representan los propósitos más generales de una organización
y su incumplimiento afecta de forma muy importante a su desarrollo futuro. Éste es el
caso de los beneficios o de la cuota de mercado.
Por último, los objetivos específicos son los más concretos, y su incumplimiento no afecta
de forma importante al desarrollo de la organización. El ejemplo más claro es el
objetivo de ventas de un único vendedor.
Por tanto, la cuantificación de los objetivos no sólo es posible, sino indispensable para
que cumplan su cometido evaluador de las decisiones acometidas. El nivel de atención al
cliente, la cobertura de la distribución, la notoriedad de una campaña de publicidad, la
calidad percibida de un producto, etc., son todos elementos que requieren un sistema de
cuantificación, a veces simplemente basado en escalas de evaluación.
De igual modo es habitual encontrar objetivos genéricos del tipo “el año que viene hay
que aumentar las ventas”, o “en este mercado debemos incrementar nuestra penetración”.
Si un objetivo es aumentar las ventas, dicho objetivo se lograría con tan sólo vender una
Por tanto, todas las virtudes del sistema de objetivos desaparecen por lo impreciso de su
formulación.
Por ejemplo, es bien conocido el caso de una cadena e televisión local que podía
cuantificar perfectamente sus objetivos de audiencia (la audiencia es un elemento
típicamente expresado en números), pero que no podía medirlas. La empresa que se
encargaba de proveer informes sobre audiencias no la incluía en sus mediciones, y la
propia cadena no se podía plantear el coste de instalar un sistema representativo de
audimetría propio.
Por tanto, existen situaciones en las que, a pesar de tener la voluntad de medir el grado de
cumplimiento de los objetivos fijados, limitaciones de carácter metodológico o económico
imposibilitan su práctica.
Pero quizá la dificultad más importante en el proceso de fijación de objetivos sea lograr
el equilibrio entre el realismo necesario para su consecución y la exigencia lógica de
ambición y superación. En muchas ocasiones aparece la creencia generalizada de que es
mejor fijar objetivos inalcanzables, porque aun sin alcanzarlos se habrá llegado muy lejos.
Aunque en teoría la idea pueda parecer lógica, en la práctica existen limitaciones muy
importantes que anulan esta forma de razonamiento con respecto a los objetivos.
No obstante, es importante subrayar la dificultad que supone el lograr este equilibrio, para
el que no existen recetas infalibles, sino un conocimiento profundo del mercado y de las
capacidades y limitaciones de la propia organización.
De este tipo de coherencia en sentido vertical (de abajo a arriba) depende que el
análisis de las desviaciones sea más o menos eficaz. Si existen contradicciones en el
planteamiento, la consecución de un objetivo puede estar evitando la consecución de otro
objetivo.
Del mismo modo, debe existir coherencia entre los distintos horizontes temporales (corto,
medio y largo plazo). De esta forma, los objetivos a largo plazo deben guardar relación con
los objetivos a medio y corto plazo, y no mostrar discordancia que lleven a decisiones
estratégicas equivocadas o a una asignación de recursos errónea.
Por otra parte, los objetivos no son magnitudes ancladas a un momento determinado en el
que se decide su fijación. Es y debe ser utilizada como una herramienta flexible y
cambiante, siempre y cuando se dé alguna de las siguientes circunstancias:
a) Que las condiciones del mercado hayan cambiado de forma ostensible (entrada
de fuerte competidor en el mercado, un cambio brusco en algún condicionante
legal, etc.).
Sin embargo, no se debe utilizar la flexibilidad de los objetivos como una propiedad que
permite modificar loa objetivos en función de intereses personales u organizacionales.
A pesar de que las desviaciones que se estén produciendo sobre los objetivos sean muy
grandes, si no ha habido un cambio sustancial en la situación interna o externa no se
puede justificar su modificación.
Por tanto, aunque es lógico pensar en la adaptación de los objetivos cuando los criterios
de fijación iniciales han cambiado, de ningún modo se puede aceptar una
modificación arbitraria de los mismos, sólo porque se estén registrando desviaciones que
no se pueden explicar.
Pero quizá el precepto que suele ser obviado en la gran mayoría de los planes de
marketing es el que se refiere a la incomprensible confusión que existe entre objetivos y
acciones.
En principio la diferencia parece evidente: las acciones son los medios que una
organización dispone al servicio de unos objetivos prefijados. Sin embargo es muy
frecuente encontrar aseveraciones como “…nuestro objetivo es lanzar un nuevo producto
al mercado…” o “…el objetivo más importante es dirigirnos al segmento del mercado
juvenil…”.
Se puede pensar que es tan sólo una forma de hablar, y que el problema es simplemente
semántico, pero sin embargo no es así. La formulación explícita de estos ejemplos se
convierte muchas veces en un fin, y no en un medio de la organización para conseguir
objetivos propiamente dichos (ventas, cuota de mercado, beneficios…).
5 El Árbol de Objetivos
Para poder reflejar en el plan de marketing todos los aspectos descritos sobre los
objetivos (jerarquía, concreción, etc.) se dispone de una herramienta muy útil y versátil,
denominada árbol de objetivos.