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Los mejores cuentos de Horacio Quiroga

Alfredo Álamo el 25 de febrero de 2016 en Divulgación


• Todo amante de la literatura de horror debería conocer al genial autor uruguayo.
• Su vida estuvo marcada por la tragedia y la depresión.

En 2017 se cumplirán 80 años desde la muerte de Horacio Quiroga, uno de los grandes maestros
del relato de horror en castellano y una de las figuras que merecen una constante reivindicación para
lograr elevarlo a un nivel parecido al de otros autores como Edgar Allan Poe, con el que se le ha
comparado de manera habitual. Hoy en Lecturalia os traemos una pequeña, y arbitraria, selección
de sus cinco mejores cuentos que entrarán en el dominio público en España en 2018, aunque en
Uruguay, por ejemplo, ya está disponible (demostrando de paso lo absurdo de ciertas leyes con la
tecnología actual).

A la deriva.
Este relato, que aparece en su recopilación más famosa, Cuentos de amor, de locura y de muerte,
fue publicado en 1917. Apenas unas líneas, un relato cortísimo, donde asistimos a los últimos
momentos de un hombre al que ha mordido una serpiente venenosa. A Quiroga le da tiempo a
angustiarnos y a darnos esperanzas con un ritmo alocado.

La gallina degollada.
También presente en Cuentos de amor, de locura y de muerte, este relato cumple con las principales
características de los relatos de Quiroga, capaz de crear un ambiente retorcido y siniestro en un
párrafo y que cuenta una historia durísima y que no deja tiempo a la reflexión, terminando con
un directo a la mandíbula que te deja seco.

El almohadón de plumas.
Otra historia triste en la que una joven es afectada por una enfermedad que nadie parece ser capaz
de curar. ¿Será la casa, descrita casi como un personaje más, la culpable de esta afección? Como
siempre, el final del cuento es certero como un navajazo y no deja capacidad de réplica, carente de
cualquier tipo de reflexión moral. Para Quiroga la muerte, la oscuridad, simplemente sucede.

La tortuga gigante.
Este relato forma parte de Cuentos de la selva (1918). En él nos encontramos con una historia
optimista, juvenil, en la que Quiroga nos trae una fábula fantástica sobre un hombre a punto de
morir y de cómo una tortuga trata de ayudarlo. Todo un cambio con respecto a otros cuentos del
autor uruguayo en el que atisbamos cierta esperanza.

El infierno artificial.
Este relato es quizá mi favorito de Quiroga. En él nos transporta a un escenario clásico del horror
gótico, el cementerio en el que un enterrador dialoga con un esqueleto, al más puro estilo
shakespiriano. La adicción a las drogas presentada como un infierno absoluto y puerta a la
desesperación que va más allá incluso de la propia muerte.
Quiroga vivió tan cerca de la muerte que al parecer acabó por aceptarla como algo no sólo
natural sino también cotidiano. Una realidad a la que no se podía escapar de ninguna de las
maneras y que fue minando su salud, tanto física como mental, desde su infancia. Tuvo pocas
alegrías y muchas desgracias. Desde aquí, nuestro homenaje.

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